Tenements of New York) Knickerbockers
Tenements of New York) Knickerbockers
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laboral, generalmente ubicados en las casas de vecindad en las que los inmigrantes vivían y trabajaban sometidos a la
arbitrariedad del dueño, desde las 7 de la mañana hasta las 11 de la noche. Los explotadores de obreros recibían el nombre
de sweaters, literalmente, sudadores. Como se verá más adelante, el sweating system obligaba a trabajar en pésimas
condiciones por un sueldo mínimo. A pesar de que la mayoría de fábricas de costura se han trasladado a países
subdesarrollados donde la mano de obra es más barata, hoy en día, según datos manejados por el Lower East Side
Tenement Museum, hay más de 300 sweatshops en el Lower East Side activos, en los que el 75% de los trabajadores
sigue siendo de origen inmigrante.
8 Enlo sucesivo, para facilitar la localización de las imágenes u otros elementos de apoyo al texto (como planos y mapas)
nos referimos a ellos como figuras [F.] correlativamente numeradas.[ 39 ] Tenements of New York)9, existían
37.316 viviendas de este tipo que albergaban 1.250.000 inmigrantes. Los constructores de núcleos
urbanos cedían al beneficio fácil compartimentando las viviendas que una vez habitaran los
knickerbockers10, transformando apresuradamente almacenes en apartamentos, o edificando barracones
miserables en zonas amenazadas por 9 Véase Jacob A. Riis (2004). Cómo vive la otra mitad. Estudios entre las casas
de vecindad de Nueva York (1890), trad. de Isabel Núñez. Madrid: Alba Editorial. A lo largo del ensayo manejaremos
distintas ediciones de la obra, que irán siendo convenientemente citadas. 10 La palabra significa literalmente pantalón
bombacho. El término se generalizó para referirse a los descendientes de los primeros colonos holandeses de Nueva York
(por extensión, neoyorkinos) a partir del personaje creado por Washington Irving, Dietrich Knickerbocker, para relatar su
satírica Historia de Nueva York, publicada en 1809. Véase Washington Ir ving (1983). “A History of New York, from the
Beginning of the World to the End of the Dutch Dynasty” (1809). En Washington Irving, vol I. Nueva York: The Library
of America. Este personaje protagonizaría varios de sus posteriores Cuentos del viejo Nueva York. Véase Washington
Irving (2010): Cuentos del viejo Nueva York (1835), trad. de Pilar López Losada. Madrid: Ediciones Eneida.
F.1. Jacob Riis, Rear Tenements in Mott Street, in which an Italian shot his wife dead, 1894, and escaped (1894). / CAW
Print, MCNY.[ 40 ] aguas estancadas y/o contaminadas. No se tenía en cuenta la intimidad, ni las
necesidades de luz exterior y consiguiente ventilación. En el apiñamiento extremo en el que se vivía,
cocinar resultaba peligroso: los incendios convertían las habitaciones en ratoneras mortales cuando la
grasa se prendía. Los parásitos se extendían como consecuencia de la ausencia de servicios básicos,
como la recogida de basuras, la instalación de retretes y agua corriente en los hogares o un adecuado
sistema de alcantarillado. Las enfermedades multiplicaban por cuatro la defunción de los pobres respecto
a la de los ricos: así, la tasa de mortalidad producida por la tuberculosis era más alta en el Nueva York
descrito por Riis que en el Londres de Jack London.
Otro de los problemas de la pobreza en los barrios bajos era el elevado número de trabajadores
inmigrantes sin empleo o mal pagados, muchos de ellos padres de familia, que incapaces de mantener a
su esposa e hijos, se lanzaban a la calle convirtiéndose en hoboes*. Se concentraban en tabernas,
albergues (las llamadas flop houses*) o asilos policiales (police lodging rooms*) de zonas tristemente
célebres, como el Bowery, y acababan siendo víctimas del alcohol, la prostitución y el crimen. Mayor
importancia tenían las consecuencias de la pobreza en la población infantil de los suburbios: alta tasa de
expósitos, elevado número de niños no escolarizados que trabajaban en turnos de más de doce horas
diarias, y jóvenes callejeros —los Street Arabs*— que huían del hacinamiento de su hogar con el objeto
de ganarse la vida como repartidores de periódicos o limpiabotas, muchos de los cuales finalmente
subsistían delinquiendo y/o se convertían en matones11.
De todo esto daba cuenta Riis en su libro Cómo vive la otra mitad, una obra de denuncia que enfrentaba
a los americanos cara a cara con la pobreza, que consiguió importantes reformas sociales, y que todavía
hoy sigue siendo uno de los manuales de referencia por antonomasia en la materia, según han destacado
los historiadores Bonnie Yochelson y Daniel Czitrom: “Casi un siglo después, Riis ejerce una atracción
persistente sobre la imaginación
11 Lashistorias de estos golfillos, conocidos como The Bowery Boys, East Side Kids, Dead End Kids o Little Tough Guys,
han sido objeto de novelas, obras de teatro y películas americanas. Respecto a estas últimas, han nutrido
considerablemente la industria del Hollywood clásico. Piénsese en las conocidas Calle sin salida (Dead End, William
Wyler, 1937), Ángeles con caras sucias (Angels With Dirty Faces, Michael Curtiz, 1938), o en la posterior Los jóvenes
salvajes (The Young Savages, John Frankenheimer, 1961).[ 41 ] americana. Los dos temas de sus escritos —la
pobreza urbana y la americanización del inmigrante— son tan relevantes hoy como en su tiempo” 12.
Cómo vive la otra mitad ocupa un lugar preferente en la lista de libros americanos que han dejado huella
por el carácter crítico y constructivo de sus páginas y por el modo, inédito hasta la fecha, de presentar el
discurso ante los lectores estadounidenses del siglo XIX, al combinar por vez primera en la historia del
documentalismo el texto con la imagen fotográfica, gracias a la técnica, entonces recientemente
aparecida, de los halftones* o semitonos. Sus imágenes son el único registro que se conserva de la
fotografía de los barrios bajos neoyorquinos de finales de siglo XIX, lo que subraya el carácter pionero
de su empresa.