Tenements of New York) Knickerbockers

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7 Los sweatshops (término acuñado en 1890 por los reformadores sociales) eran talleres improvisados de explotación

laboral, generalmente ubicados en las casas de vecindad en las que los inmigrantes vivían y trabajaban sometidos a la
arbitrariedad del dueño, desde las 7 de la mañana hasta las 11 de la noche. Los explotadores de obreros recibían el nombre
de sweaters, literalmente, sudadores. Como se verá más adelante, el sweating system obligaba a trabajar en pésimas
condiciones por un sueldo mínimo. A pesar de que la mayoría de fábricas de costura se han trasladado a países
subdesarrollados donde la mano de obra es más barata, hoy en día, según datos manejados por el Lower East Side
Tenement Museum, hay más de 300 sweatshops en el Lower East Side activos, en los que el 75% de los trabajadores
sigue siendo de origen inmigrante.
8 Enlo sucesivo, para facilitar la localización de las imágenes u otros elementos de apoyo al texto (como planos y mapas)
nos referimos a ellos como figuras [F.] correlativamente numeradas.[ 39 ] Tenements of New York)9, existían
37.316 viviendas de este tipo que albergaban 1.250.000 inmigrantes. Los constructores de núcleos
urbanos cedían al beneficio fácil compartimentando las viviendas que una vez habitaran los
knickerbockers10, transformando apresuradamente almacenes en apartamentos, o edificando barracones
miserables en zonas amenazadas por 9 Véase Jacob A. Riis (2004). Cómo vive la otra mitad. Estudios entre las casas
de vecindad de Nueva York (1890), trad. de Isabel Núñez. Madrid: Alba Editorial. A lo largo del ensayo manejaremos
distintas ediciones de la obra, que irán siendo convenientemente citadas. 10 La palabra significa literalmente pantalón
bombacho. El término se generalizó para referirse a los descendientes de los primeros colonos holandeses de Nueva York
(por extensión, neoyorkinos) a partir del personaje creado por Washington Irving, Dietrich Knickerbocker, para relatar su
satírica Historia de Nueva York, publicada en 1809. Véase Washington Ir ving (1983). “A History of New York, from the
Beginning of the World to the End of the Dutch Dynasty” (1809). En Washington Irving, vol I. Nueva York: The Library
of America. Este personaje protagonizaría varios de sus posteriores Cuentos del viejo Nueva York. Véase Washington
Irving (2010): Cuentos del viejo Nueva York (1835), trad. de Pilar López Losada. Madrid: Ediciones Eneida.
F.1. Jacob Riis, Rear Tenements in Mott Street, in which an Italian shot his wife dead, 1894, and escaped (1894). / CAW
Print, MCNY.[ 40 ] aguas estancadas y/o contaminadas. No se tenía en cuenta la intimidad, ni las
necesidades de luz exterior y consiguiente ventilación. En el apiñamiento extremo en el que se vivía,
cocinar resultaba peligroso: los incendios convertían las habitaciones en ratoneras mortales cuando la
grasa se prendía. Los parásitos se extendían como consecuencia de la ausencia de servicios básicos,
como la recogida de basuras, la instalación de retretes y agua corriente en los hogares o un adecuado
sistema de alcantarillado. Las enfermedades multiplicaban por cuatro la defunción de los pobres respecto
a la de los ricos: así, la tasa de mortalidad producida por la tuberculosis era más alta en el Nueva York
descrito por Riis que en el Londres de Jack London.
Otro de los problemas de la pobreza en los barrios bajos era el elevado número de trabajadores
inmigrantes sin empleo o mal pagados, muchos de ellos padres de familia, que incapaces de mantener a
su esposa e hijos, se lanzaban a la calle convirtiéndose en hoboes*. Se concentraban en tabernas,
albergues (las llamadas flop houses*) o asilos policiales (police lodging rooms*) de zonas tristemente
célebres, como el Bowery, y acababan siendo víctimas del alcohol, la prostitución y el crimen. Mayor
importancia tenían las consecuencias de la pobreza en la población infantil de los suburbios: alta tasa de
expósitos, elevado número de niños no escolarizados que trabajaban en turnos de más de doce horas
diarias, y jóvenes callejeros —los Street Arabs*— que huían del hacinamiento de su hogar con el objeto
de ganarse la vida como repartidores de periódicos o limpiabotas, muchos de los cuales finalmente
subsistían delinquiendo y/o se convertían en matones11.
De todo esto daba cuenta Riis en su libro Cómo vive la otra mitad, una obra de denuncia que enfrentaba
a los americanos cara a cara con la pobreza, que consiguió importantes reformas sociales, y que todavía
hoy sigue siendo uno de los manuales de referencia por antonomasia en la materia, según han destacado
los historiadores Bonnie Yochelson y Daniel Czitrom: “Casi un siglo después, Riis ejerce una atracción
persistente sobre la imaginación
11 Lashistorias de estos golfillos, conocidos como The Bowery Boys, East Side Kids, Dead End Kids o Little Tough Guys,
han sido objeto de novelas, obras de teatro y películas americanas. Respecto a estas últimas, han nutrido
considerablemente la industria del Hollywood clásico. Piénsese en las conocidas Calle sin salida (Dead End, William
Wyler, 1937), Ángeles con caras sucias (Angels With Dirty Faces, Michael Curtiz, 1938), o en la posterior Los jóvenes
salvajes (The Young Savages, John Frankenheimer, 1961).[ 41 ] americana. Los dos temas de sus escritos —la
pobreza urbana y la americanización del inmigrante— son tan relevantes hoy como en su tiempo” 12.
Cómo vive la otra mitad ocupa un lugar preferente en la lista de libros americanos que han dejado huella
por el carácter crítico y constructivo de sus páginas y por el modo, inédito hasta la fecha, de presentar el
discurso ante los lectores estadounidenses del siglo XIX, al combinar por vez primera en la historia del
documentalismo el texto con la imagen fotográfica, gracias a la técnica, entonces recientemente
aparecida, de los halftones* o semitonos. Sus imágenes son el único registro que se conserva de la
fotografía de los barrios bajos neoyorquinos de finales de siglo XIX, lo que subraya el carácter pionero
de su empresa.

1.2. Las dos mitades de la obra de Jacob Riis


La obra de Riis, por tanto, tiene una doble faceta, literaria y gráfica, que no debe apreciarse de manera
separada, aunque, tal y como vamos a acometer en este ensayo, pueda estudiarse por separado. Con el
horizonte hermenéutico de entender a Riis tan bien como se entendió él a sí mismo trataremos de abarcar
sus distintas dimensiones con el fin de no aislar el estudio de una de sus facetas (la literaria o la
fotográfica) sin tener en cuenta ambas en su contexto. No mutilar a Riis supone también señalar sus
contradicciones y limitaciones.
Si bien es cierto que la fotografía ocupa un lugar preferente en su obra (aunque no se considerara a sí
mismo fotógrafo), el punto de partida del estudio de Riis siempre fue el texto, y su obra fundamental,
Cómo vive la otra mitad es, ante todo, un texto americano. Determinar el género de la obra, a medio
camino entre la ficción realista y naturalista, la incipiente literatura muckraker* de principios del siglo
XX y diversas tradiciones literarias del siglo XIX —como el reporterismo policial, los escritos de
caridad protestante, las guías populares sunshine and shadows* los cuentos de Horatio Alger
12 Véase Bonnie Yochelson y Daniel Czitrom (2007). Rediscovering Jacob Riis. Exposure Journalism and Photography in
Turn-of-the-Century New York, p. 13. Nueva York: The New Press. [Traducción propia. En adelante, todas las
traducciones no acreditadas en notas al pie son mías. Solo se ofrece la versión original de los textos en verso por respeto a
sus características formales.][ 42 ] o las crónicas urbanas de Charles Dickens y Jack London—, entre otros,
será uno de nuestros objetivos. Cómo vive la otra mitad es un texto engastado en la historia de la
literatura norteamericana, por lo que relacionaremos su contenido, que es el de la mejora de las
condiciones de vida en una gran ciudad, con el motivo de la fundación de la ciudad en diversos textos de
la tradición literaria americana. Al respecto, en una antología de referencia para su estudio, The Norton
Anthology of American Literature, figuran obras de los siguientes autores, entre otros, citados
cronológicamente: Bartolomé de Las Casas, John Smith, William Bradford, John Winthrop, Benjamin
Franklin, John Adams, Thomas Jefferson, Washington Irving, Ralph Waldo Emerson, Abraham Lincoln,
Margaret Fuller, Frederick Douglas y Herman Melville. Según se aprecia, la autoridad que es preciso
acreditar para formar parte de esa serie de escritores americanos tiene muy poco que ver con la cualidad
estrictamente estética de su obra. La pluralidad de referencias convergen en lo que se ha dado en llamar
American Memory, una rama de los Estudios Culturales Americanos (American Cultural Studies) que se
extiende por todas las manifestaciones y expresiones artísticas, sociales e incluso religiosas, cuyo
propósito es conservar la memoria histórica y cultural de la joven nación 13. Esa memoria no podría
entenderse ni definirse sin el arte de escribir (Art of Writing*), que, en América, presenta unos márgenes
más amplios de los que nos ha acostumbrado a observar habitualmente el estudio de la historia literaria,
por cuanto existe un vínculo entre el arte de escribir y la memoria franqueado por la experiencia
democrática, que “elevaría la escritura constitucional a fuente de revelación de todo lo que sería digno de
conservar en la memoria o de transmitir en la incipiente tradición literaria. El arte de escribir en los
Estados Unidos no tendría, por tanto, un valor estético en sí mismo, ni siquiera regulativo o preceptivo
desde un punto de vista retórico, sino constitutivo y constitucional: cada uno de los textos de
13 La American Memory se ha convertido en un ambicioso proyecto de digitalización auspiciado por la Library of
Congress, que va más allá de la conservación y divulgación de los documentos fundacionales. En
<http://memory.loc.gov/ammem/index. html> se encuentran disponibles todo tipo de ítems históricos, culturales y
artísticos que recogen la experiencia americana desde la fundación de las colonias puritanas en Nueva Inglaterra hasta
los últimos movimientos a favor de los derechos sociales. Así, reúne libros y textos literarios, informes legales y políticos,
mapas, grabados, pinturas, fotografías, películas, piezas musicales, anuncios publicitarios, cuestiones relacionadas con la
conservación del medio ambiente, la expansión americana, la inmigración, la guerra y la religión, entre otros.

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