Las Bienaventuranzas:
1. Dichosos los pobres de espíritu, porque de ellos es el Reino de los cielos.
La pobreza de espíritu es algo tan necesario en nuestra vida, porque no significa tener cosas
exteriores o no sino es vivir un desprendimiento un vacío para que el Reino de los cielos
pueda habitar en nuestro corazón, significa habitar en lo más profundo de nuestro corazón
esa necesidad de estar abierto a lo que Dios nos quiera dar a los bienes eterno del cielo,
esos son los pobres de espíritu aquellos que caminan con la libertad de Dios hacia ese
encuentro definitivo del cielo ya en esta tierra.
2. Dichosos los que lloran, porque serán consolados.
El Señor nos invita a amar y aquel que ama y ama de verdad viene como consecuencia el
ligarte a la vida del otro, y cuando nosotros vemos que el otro sufre esto nos causa
sufrimiento y nos causa también dolor, y Jesús es el que ama y por eso sufre, lo triste de
nuestra vida es que a veces preferimos renunciar a amar porque no queremos sufrir y esto
hace llevar una vida amargada, Jesús llora por la situación de pecado, llora por los alejados
pero llora porque verdaderamente ama y quiere de ellos lo mejor, así que empatemos
nuestra vida con el sufrimiento de las gentes para que así podamos amar de verdad.
3. Dichosos los mansos, porque heredarán la tierra.
A veces pensamos que los mansos son los que pierden más, los mansos son los que se dejan
manipular por los demás, los que hacen la voluntad de los otros y no son capaces de
imponer su propia voluntad y no es así.
Manso es quien es humilde quien sabe quién es, quien se sabe creatura e Hijo de Dios, y
por lo tanto sabe también que es hermano de los hombres, y así trata a los demás. Ser
manso da una paz enorme te recomiendo intentarlo.
4. Dichosos los que tienen hambre y sed de justicia, porque serán saciados.
Cuando uno tiene hambre o sed uno se mueve porque no puede quedarse así, el hambre y
la sed te hacen desplazarte, te hacen trabajar, que hacen hasta cometer locuras, cuando
esta es excesiva, pues por eso el Señor llama bienaventurados los que tengan hambre y sed
de justicia, porque si así como tenemos esa ansiedad por apagar nuestra sed y calmar
nuestra hambre, si con esa misma ansia y con ese mismo empeño, buscáramos la justicia
entonces ciertamente nos veríamos saciados, porque para que venga la paz y la justicia, no
basta sentarse y cruzarse de brazos, esperando que Dios solucione todo, efectivamente hay
que hacer algo, hay que combatir en nuestra propia vida la corrupción y luchar por los
derechos de los demás, eso es tener hambre y sed de justicia.
5. Dichosos los misericordiosos, porque obtendrán misericordia.
Jesús nos dice que con la misma vara con la que miramos, seremos medidos, como quieres
encontrarte tu con Dios cuando tengas se encuentra la eternidad con misericordia o con
una justicia pura y dura, con perdón o con exigir cuentas, pues si quieres que Él te abrace
con misericordia comienza hoy a abrazar a los demás con misericordia, y va a saber tu
corazón va a encontrar una paz y una serenidad, porque vas a descubrir en el otro a una
persona débil y pecadora tanto como tú lo eres.
6. Dichosos los limpios de corazón, porque verán a Dios.
Quién no quiere ver a Dios, quien no quiere contemplar ese rostro amoroso de nuestro
Creador algún día en el cielo y es algo que tenemos que vivir desde ahora para
acostumbrarnos a esa contemplación de ese rostro maravilloso ver a Dios en las creaturas
verdes, en las personas, en el amanecer en tantos detalles y sobre todo aprender a ver a
Dios en nuestro corazón, en la oración, esa es la invitación que nos hace Jesús en esta misma
bienaventuranza.
7. Dichosos los que trabajan por la paz, porque se les llamarán hijos de Dios.
Buscar la paz es elegir quedarse con lo que construye y desechar lo que destruye, buscar la
paz no es vivir sin conflictos es saber superar los conflictos, buscar no es vivir con gente que
sea perfecta es aprender a aceptar las imperfecciones de los demás, la paz es posible si
abres tu corazón con misericordia, con perdón y sobre todo con un infinito amor, como el
de nuestro Señor Jesucristo.
8. Dichosos los perseguidos por la causa de la justicia, porque de ellos es el Reino de
los cielos.
Los santos los profetas el mismo Jesús fue perseguido, poque siempre en su vida buscó el
bien y la verdad de nosotros, no podemos amoldarnos a lo que el mundo nos presenta,
estaremos siendo incoherentes y estaremos traicionando al mismo Jesús la persecución por
la causa de la justicia es signo claro de que el Reino de Dios se está construyendo, no
tengamos miedo a sufrir y busquemos siempre la justicia, el amor, y la verdad.
9. Dichosos serán ustedes cuando los injurien, los persigan y digan cosas falsas de
ustedes por causa mía. Alégrense y salten de contento, porque su premio será
grande en los cielos.
Sabes porque serás dichoso, porque entonces sabrás que efectivamente está siguiendo a
Cristo, mejor preocúpate el día en que todo el mundo te aplauda en que nadie incómodas
porque señal de que tu seguimiento de Cristo tal vez está muy acomodado a los intereses
del mundo porque tal vez no estás yendo a contracorriente pero eso sí te dice Jesús Alégrate
y salta de contento, cuando por ser signo de contradicción el mundo te ataque te persiga
poque sabes que tu recompensa será grande en Reino de los cielos.