Enfermedades Benignas de Vulva, Vagina y Cervix.
Enfermedades Benignas de Vulva, Vagina y Cervix.
Enfermedades Benignas de Vulva, Vagina y Cervix.
Aunque por suerte la gran mayoría de enfermedades que se encuentran en esta parte
son del primer tipo siempre se tienen que hacer esfuerzos en diferenciar clínicamente
unas de otras a fin de evitar complicaciones y riesgos mayores.
Indice
Introducción 2
Objetivos 4
Enfermedades de vulva, vagina y cérvix 5
Lesiones vulvares 5
Diagnostico 6
Exploración física 6
Biopsia vulvar 6
Dermatosis vulvares 6
Dermatosis inflamatorias 10
Trastornos de la pigmentación 13
Quistes vulvares 17
Vulvodinia 19
Lesiones vaginales 21
Lesiones cervicouterinas 23
Bibliografía 27
Conclusiones 28
Objetivos.
Objetivo general.
Objetivos específicos.
Conocer las características clínicas de las enfermedades benignas de vulva,
vagina y cérvix a fin de diferenciarlas de enfermedades malignas.
Lesiones vulvares.
La piel de la vulva es más permeable que la de los tejidos vecinos, porque posee
diferencias de estructura, hidratación, oclusión y susceptibilidad a la fricción (Farage,
2004). Como consecuencia, muchas veces surgen alteraciones en dicha zona, aunque
es difícil calcular su frecuencia porque las mujeres no notifican tal problema cada vez
que ocurre y el médico diagnostica de manera errónea.
Diagnóstico
Biopsia vulvar.
Los cambios cutáneos en la vulva suelen ser inespecíficos y de forma típica se necesita
la obtención de material para biopsia y llegar así al diagnóstico preciso. Hay que pensar
decididamente en la obtención de tal material y su estudio histopatológico si no se
advierte de manera clara el origen de los síntomas; si hay lesiones focales,
hiperpigmentadas o exofíticas o si el primer tratamiento empírico es ineficaz. Durante la
obtención de la muestra para biopsia, se recolectan muestras de los bordes de las
lesiones ulceradas y también de las áreas hiperpigmentadas en su región de mayor
espesor (Mirowski, 2004).
Dermatosis vulvares.
En el año 2006, la International Society for the Study of Vulvovaginal Disease (ISSVD)
adoptó la nomenclatura actual de dermatosis vulvares con base en cambios
histopatológicos y macroscópicos. En el caso de enfermedades que pudieran tener
imágenes histológicas variables, en ocasiones se necesita la toma de múltiples
muestras para biopsia vulvar para la clasificación precisa.
Liquen escleroso
Desde los primeros casos publicados a finales del siglo xix, cuando hay liquen
escleroso, ha habido múltiples términos desorientadores. La ISSVD adoptó de manera
formal el término liquen escleroso para definir esta dermatosis inflamatoria crónica que
afecta de modo predominante la piel anogenital. El cuadro clínico inicial clásico del
liquen escleroso se localiza en posmenopáusicas, aunque ataca con menor frecuencia
a premenopáusicas.
Dermatosis inflamatorias.
Dermatitis por contacto. Una sustancia irritante primaria o un sustrato alérgico
pueden ocasionar inflamación de la piel vulvar, la anomalía llamada dermatitis
por contacto, el trastorno es frecuente y en casos inexplicables de prurito e
inflamación vulvar, en 54% de las pacientes se diagnostica dermatitis irritante
por contacto. prácticamente se manifiesta por ardor y comezón inmediatas, con
la exposición al agente lesivo. A diferencia de ello, las personas con dermatitis
alérgica por contacto tienen un prurito de comienzo tardío y evolución
intermitente y también eritema, edema y vesículas o ampollas localizadas. Quizá
sea útil para identificar alcoholes, antisépticos o compuestos tensoactivos de uso
reciente (Crone, 2000; Fisher, 1973; Marren,1992), el interrogatorio sobre
nuevas “rutinas” de higiene, productos de cuidado personal, duchas, técnicas
anticonceptivas, fármacos tópicos o perfumes.
Intertrigo. La fricción entre dos superficies húmedas cutáneas que están frente
a frente origina este problema crónico. Muy a menudo aparece en los pliegues
genitocrurales, pero los cambios cutáneos también se identifican en las regiones
inguinales e inter glúteas. El cuadro patológico se complica con infecciones
bacterianas y micóticas sobreañadidas. La fase eritematosa inicial, sin
tratamiento, evoluciona a un cuadro de inflamación intensa, como exantemas,
exudados, grietas, maceración y costras (Mistiaen, 2004). Los síntomas abarcan
de manera típica ardor y prurito. En el caso del intertrigo de vieja fecha, pueden
surgir hiperpigmentación y cambios verrugosos. El tratamiento comprende
utilizar sustancias secantes, como el almidón de maíz y aplicar corticoesteroides
poco potentes en la zona inflamada.
Liquen plano. El liquen plano, un trastorno poco común, abarca las superficies
cutáneas y las mucosas. Afecta por igual a varones y mujeres entre 30 y 60
años de vida (Mann, 1991). A pesar de que no se conocen en detalle los
aspectos de su fisiopatología, se piensa que en ella interviene la autoinmunidad
de linfocitos T dirigida contra los queratinocitos basales. lliquen plano en la vulva
puede asumir inicialmente una de tres variantes: 1) erosiva; 2) papuloescamosa,
o 3) hipertrófica. De ellas, el liquen plano erosivo es la modalidad vulvovaginal
más común y la variante más difícil de tratar. El liquen mencionado puede ser
causado por fármaco y se ha dicho que en su patogenia intervienen
antiinflamatorios no esteroideos, antagonistas β, metildopa, penicilamina y
derivados de la quinina. En la inspección, de forma clásica las pápulas son
polígonos eritematosos o violáceos brillantes, aplanadas y brillosas muy a
menudo en el tronco, la mucosa y el vestíbulo de la boca o en las superficies
flexoras de las extremidades Junto con las pápulas, aparecen con frecuencia
estrías blancas y en entramado (estríasde Wickham) y pueden surgir en la
mucosa del vestíbulo de la boca. De modo típico, las mujeres señalan secreción
vaginal crónica con intenso prurito vulvovaginal, dolor urente, dispareunia y
expulsión de sangre después del coito. Se sabe que ∼25% de las pacientes con
lesiones en la boca tendrá afectación vulvovaginal y muchas con el liquen plano
vulvovaginal erosivo manifestarán afectación de la boca (Pelisse,1989). El
diagnóstico se confirma por medio de biopsia.
Tratamiento. La farmacoterapia sigue siendo el tratamiento de primera elección en
este trastorno. Como aspecto adicional, habrá que hacer recomendaciones de higiene
y cuidado vulvar, dar apoyo psicológico y no consumir cualquier fármaco que ocasione
los cambios liquenoides.
El liquen plano vulvar erosivo se trata inicialmente con pomadas de corticoesteroides
ultrapotentes, como propionato de clobetasol al 0.05% aplicado a diario incluso por tres
meses y, después, poco a poco se reduce la dosis. A pesar de que >70% de ellas
presentó una respuesta satisfactoria a la aplicación del producto dos veces al día
durante tres meses seguida de una fase de sostén, sólo 9% logró la remisión completa.
Como otra posibilidad, los mismos investigadores estudiaron un preparado que
contenía butirato de clobetasol al 0.05%, oxitetraciclina al 3% y nistatina a razón de
100000 U/g y corroboraron su eficacia. A pesar de que la cohorte de tratamiento fue
menor, >90% de las mujeres tratadas no tenía síntomas después de las medidas
terapéuticas iniciales.
Trastornos de la pigmentación.
Es importante obtener un fragmento de los nevos vulvares para biopsia, según los
lineamientos que se plantean para nevos de otros sitios corporales. De este modo, los
factores que deben inducir a la toma inmediata de muestra de biopsia son asimetría,
pigmentación desigual, bordes irregulares, tener >6 mm de diámetro y erosión o
grietas. La presencia de ardor o prurito también debe despertar sospechas. Los nevos
por lo demás poco manifiestos obligan a un registro descriptivo o fotográfico cuidadoso
en el expediente clínico y la visita de vigilancia por lo menos cada año hasta que
parezca que la lesión es estable. Se debe instar a la mujer a que se autorrevise la
lesión y ella también debe señalar los cambios del estado que guarda o sus
manifestaciones.
Los factores genéticos, aunque no conocidos en detalle, han surgido como una de las
causas más frecuentes de vitíligo (Zhang, 2005). En promedio, 20% de los pacientes
tienen por lo menos un pariente de primer grado afectado. El vitíligo también puede
compartir la patogenia con otros trastornos autoinmunitarios, como tiroiditis de
Hashimoto, enfermedad de Graves, diabetes mellitus, artritis reumatoide, psoriasis y
liquen escleroso vulvar (Boissy, 1997). Más a menudo, la despigmentación es
generalizada y simétrica, aunque la distribución también puede abarcar zonas
periféricas (extremidades u oídos), ser acrofacial, localizada y segmentaria.
Diversos progresos terapéuticos contra el vitíligo incluyen la aplicación de fototerapia B
con luz ultravioleta (UV) de banda angosta, fototerapia “dirigida” e inmunomoduladores
tópicos (Grimes, 2005). Casi todos los casos desaparecen por sí solos y, a veces,
basta la sola explicación del problema.
Muchos de los tumores con tales características son benignos y de aparición local. Con
menor frecuencia, las lesiones malignas o cancerosas nacen en la vulva y de manera
típica son de origen espinocelular. En contadas ocasiones, los tumores vulvares sólidos
aparecen en la forma de metástasis. Con tal base, en muchas neoplasias está
justificada la obtención de muestra para biopsia si aquéllas no fueron identificadas por
inspección visual.
Quistes vulvares.
En la exploración física, de forma típica los quistes se manifiestan en un solo lado, son
redondos u ovoides y fluctuantes o tensos. Si están infectados, a su alrededor
presentan eritema y duelen a la palpación.
Se desconoce aún el origen de esos cúmulos, pero muchos especulan que entre los
factores predisponentes están la infección y los traumatismos. Las principales
manifestaciones incluyen obstrucción urinaria, dispareunia y dolor. El tratamiento
primario de las lesiones crónicas es la extirpación. En el caso de los abscesos agudos,
se prefieren la marsupialización o la incisión y el drenaje.
Divertículo uretral.
Las glándulas parauretrales están a lo largo de la pared inferior de la uretra y al haber
alguna dilatación quística de una de ellas, se forma un divertículo. Los sacos anormales
suelen comunicarse de manera directa con la uretra y sobresalen en la cara anterior de
la vagina. La molestia clásica es el goteo posmiccional, pero algunas mujeres también
perciben dolor, dispareunia o síntomas del aparato urinario. En la exploración física, se
puede palpar el divertículo uretral en la forma de una zona levemente laxa en el
trayecto de la uretra. El operador, al “exprimir” la zona, puede hacer que salga orina o
una secreción purulenta.
Quistes epidermoides.
Éstos, conocidos también como quistes de inclusión epidérmica o quistes sebáceos,
aparecen a menudo en la vulva y con menor frecuencia en la vagina. Su estructura
histológica es muy parecida a la del epitelio plano y está revestido por este último, pero
no se sabe si constituyen entidades patológicas diferentes. Por lo regular, los quistes
epidermoides de la vulva se forman a partir de unidades pilosebátieceas obturadas. Sin
embargo, los quistes epidermoides también pueden surgir después de implantación
“traumática” de células epidérmicas en planos profundos.
Los quistes epidermoides tienen tamaño variable, pero por lo regular son redondos u
ovoides, del color de la piel, amarillos o blancos; por lo regular, están llenos de material
viscoso, “arenáceo” o caseoso fétido. Los quistes mencionados casi nunca ocasionan
síntomas y no necesitan más valoraciones. Si generan manifestaciones o presentan
infección secundaria, se recomiendan la incisión y el drenaje.
Vulvodinia.
En el año 2003, la ISSVD definió la vulvodinia como “molestias vulvares que la paciente
suele describir con manifestaciones, como dolor ardoroso que aparece sin que haya
signos visibles notables o algún trastorno neurológico específico clínicamente
identificable”.
Anamnesis. La vulvodinia es un término que denota la molestia vulvar que tiene tres a
seis meses de duración y no muestra una causa identificable. Se han hecho
descripciones variadas de las formas generalizada o circunscrita, al describirlas como
dolor ardoroso, “en carne viva”, pruriginoso o cortante dentro de las zonas afectadas
(Bergeron, 2001). El dolor puede aparecer después de un estímulo táctil (alodinia),
como el uso de ropas exteriores e interiores muy ajustadas, el contacto sexual o el
tacto ginecológico.
Fármacos orales. Las dos categorías principales de este tipo de fármacos que son
útiles en la vulvodinia comprenden antidepresivos y anticonvulsivos.
Lesiones Vaginales.
De forma típica, la mujer que tiene un tampón olvidado señala que de la vagina sale
una secreción fétida, con prurito, molestias acompañantes o expulsión de sangre fuera
de la menstruación.
Después de algún comentario, se puede identificar el antecedente de múltiples intentos
fracasados de extracción. En caso de no haber leucocitosis, fiebre ni signos de
endometritis o salpingitis, el tratamiento por lo regular es la simple extracción del
tampón. No está indicado el lavado vaginal para la limpieza y, en realidad, éste
puede incrementar el peligro de infección ascendente.
Lesiones cervicales.
Eversión.
El ectropión se define como la eversión del epitelio cilíndrico endocervical hacia el
exocérvix, presentándose generalmente como una alteración que rodea el orificio
cervical externo. La eversión del epitelio cilíndrico se caracteriza por ser más
pronunciada en los bordes anterior y posterior del exocérvix y menor en sus
porciones laterales. Es un proceso normal y fisiológico. Generalmente en el
ectropión observamos el desplazamiento de toda la mucosa, con inclusión de las
criptas y el estroma subyacente. La prevalencia del ectropión cervical en edad
reproductiva es variable, con un mayor porcentaje entre los 14 y 37 años. Es raro en
pacientes postmenopáusicas, esto como resultado de la disminución de los niveles
estrogénicos y secundariamente la atrofia e inversión del cérvix. La presencia de
ectropión es influenciada por los estrógenos, siendo frecuente después de la
menarca, en embarazadas y en pacientes con tratamiento hormonal combinado. La
manifestación clínica de la ectopia, sobre todo cuando es extensa, es la presencia
de leucorrea mucosa que aumenta a la mitad del ciclo con el aumento de
estrógenos y la ovulación. Esto es debido a la hipersecreción del epitelio ectópico
produciendo aumento del moco. Los síntomas comúnmente presentes en el
ectropión son: sangrado poscoital y por contacto.Se ha documentado que el epitelio
columnar expuesto, tiene una respuesta de inmunidad celular menor, en
comparación con el epitelio escamoso. Mostrando por esto una mayor predispoción
de las pacientes con ectropión a enfermedades como HIV y la infección por el virus
del papiloma humano. El principal origen del ectropión cervical es infeccioso así
como factores mecánicos y congénitos; alrededor del 50% de las mujeres con
leucorrea crónica presentan dicha alteración. La etapificación del ectropión en
cuatro etapas, se basa principalmente en la extensión de la afectación sobre el
ectocérvix y se clasifica de la siguiente manera: etapa 1 lesiones menores a 1.0 cm;
etapa 2 mayores de 1.1 cm pero menores de 2.0 cm; etapa 3 mayores de 2.1 cm
pero menores de 3.0 cm y por último etapa 4 aquellas mayores de 3.1 cm. Las
lesiones inflamatorias de origen infeccioso, son la principal causa de eversión
glandular, caracterizadas por cuadros de secreción mucopurulenta, seropurulenta,
blanca o serosa. La ectopia cervical es común en adolescentes, embarazadas y
personas que toman altas dosis de anticonceptivos combinados. La mayoría de los
casos tienen regresión espontánea, pero algunos casos pueden ser persistentes.
Quiste de Naboth.
Las células cilíndricas secretoras de moco recubren el conducto endocervical y zonas
variables del ectocérvix. Durante la metaplasia epidermoide, el epitelio plano puede
cubrir invaginaciones de las células glandulares y acumularse secreciones. Conforme
persiste este cuadro benigno, se pueden formar elevaciones redondeadas, uniformes,
claras blancas o amarillas que se identifican durante el tacto corriente. De forma típica,
los quistes de Naboth no necesitan tratamiento; sin embargo, a veces alcanzan
proporciones que dificultan la prueba de Papanicolaou o la revisión del cuello uterino,
causan síntomas o necesitan confirmación y, en estos casos, se pueden abrir con una
pinza para biopsia o drenarse.
Pólipo endocervical.
Una de las neoplasias benignas más frecuentes del cuello uterino es la protuberancia
hiperplásica de los pliegues endocervicales conocida como pólipo endocervical. Las
lesiones por lo común se identifican durante la revisión ordinaria del cuello uterino; casi
siempre son asintomáticas, pero pueden acompañarse de leucorrea o expulsión de
manchas de sangre después del coito. Los pólipos mencionados rara vez son
cancerosos, pero hay que extirpar un fragmento de ellos de manera sistemática para
biopsia y así extraer todo el pólipo para valoración histopatológica.
Estenosis cervicouterina.
La estenosis cervicouterina congénita o adquirida suele afectar el orificio interno. Las
de tipo congénito quizá provienen de hipoplasia segmentaria de los conductos de
Müller. A diferencia de lo señalado, las cicatrices y las estenosis del cuello en la fase
posquirúrgica pueden ser consecuencia de dilatación y legrado, conización cervical,
extirpación electroquirúrgica con asa, infección y neoplasia; asimismo, otras fuentes
son los cambios atróficos o posradiación intensos.
Oscar Augusto Trejo Solórzano*. José Manuel Solórzano Camacho**. José Luis López
Velásquez**. Diana Graciela Silva Ruiz**. María Del Carmen García Martínez**. José
Adrián Tolentino López**. Miguel Ángel Bedoya Osorio**. Archivos Médicos de
Actualización en Tracto Genital Inferior Año VI, No. 11, octubre 2014. Ectropión
cervical: factor de riesgo para lesiones precursoras y cáncer cérvico uterino. Pág.2.
Conclusiones.
Algunas de las enfermedades tales como los pólipos endocervicales deben ser
monitoreadas y realizar exámenes mas complejos como la biopsia a fin de descartar
una lesión maligna.
Los cambios cutáneos en la vulva suelen ser inespecíficos por ello es de gran
utilidad el uso de la biopsia vulvar que permite llegar así al diagnóstico preciso de
los diferentes trastornos, a través de material recolectado de los bordes de las
lesiones ulceradas y también de las áreas hiperpigmentadas en su región de mayor
espesor.