Bajo El Signo de Tespis José Manuel Hidalgo
Bajo El Signo de Tespis José Manuel Hidalgo
Bajo El Signo de Tespis José Manuel Hidalgo
Obra ganadora del Premio Nacional Manuel Herrera de dramaturgia de Querétaro 2017.
Ni muy incrédula para saber que, cuando apuñalan a alguien, es cosa seria.
Y ahí tenían.
“No mames
mames…
mames…”
Y se murió.
Así.
Nomás.
1
A mi madre y su amante les parecieron considerables tres semanas antes de
revolcarse en la cama de mi difunto padre.
Y cogían.
Salvajemente.
Salvajemente cogían.
También les pareció que vender la camioneta de lujo en la que mi padre había
agonizado era un desperdicio.
Y que era tan moderno que veía la misa judía por internet desde una pantalla de
plasma.
Así.
De putazo.
mames…
mames…
2
Nació Judith.
Bueno, a veces me salen unos vellitos medio güeritos, pero casi no se notan.
Eh.
Eh.
¡Qué bonito cabello! / ¡Qué bonitos ojitos! / ¡Qué bonita piel! / ¡Se parece tanto a su
mami! / ¡Y a su papi judío! / ¡Qué bonita familia! / ¡Es una nena hermosa, hermosa,
HERMOSA!
Sí.
Mentalmente.
3
Pero asesinarlos.
Imposible.
Cuando quise entrar a la preparatoria fui tan zopenca que no me quedé en ninguna
de mis opciones.
Le hablé a cualquier tipo del feisbúc con cuadritos y nos vimos en su casa.
Sí.
Sin presiones.
O sea: en los asientos de una sala de Cinépolis en la última función del día.
4
Pero no todo se puede tener en esta vida.
Ni modo.
Vallejo.
El chido.
Je je je.
No cierto.
La patria no me interesa.
Pero me puse enormemente feliz porque mi escuela estaba al otro lado de la ciudad.
Por fin les iba a dejar de ver la cara a mi madre, al judío y a la cara de perro.
Tu hermana,
Tu hermana,
5
¿Qué dijiste?
Nada.
No es mi hermana.
¡Sí es tu hermana!
Después de re-cursar todo el primer año mi madre me habló por primera vez.
Llorando.
¿Cómo?
Bar Mitzvah….
Bar Mitzvah…
6
Regresé a casa para el entierro.
Mataron a papi.
Te equivocas.
¿Qué pedo?
mames…
mames…
Sí te alcanza.
7
Que no.
Que sí.
Sobaje.
Amenace.
Y coja salvajemente.
¿Para qué?
¡PINCHES JUDÍOS!
Sí.
Adivinaron.
Lo grité.
8
Con sus kipás y el rabino sosteniendo la Torá.
Y acababa de insultarlos.
Ese es un chiste.
No sé por qué, pero mi reacción fue sonreír y decir que mi libro favorito era El diario
de Anna Frank.
Me gusta Piazzolla.
Los siguientes días ─el judío se había muerto en vacaciones de verano─ intenté
idear un plan.
Cualquier cosa:
mmm uno.
mmm dos.
mmm tres.
Después de meditar por tres segundos lo primero que se me ocurrió fue practicarme
un intento de suicidio.
9
No sé por qué.
Lo normal.
Por esos días había visto en Netflix la película donde a Nicolas Cage le va de la
chingada y decide matarse en Las Vegas un trago de whisky a la vez.
No te puedes echar atrás ─me dije─, recuerda por qué estás aquí.
(La cara de Nicolas Cage haciéndola de a borracho por 112 minutos apareció frente
a mí)
¿En qué?
Pensé en Piazzolla, en bailar tango ─aunque no tengo idea de cómo mover los
pies─, en poder estar tranquila en mi cuarto, en que todo estaría bien…
(carita decidida)
10
Entré.
Tomé dos botellas de Jack Daniels, una de Absenta, un six de Heineken, un Absolut
vodka y unos Lucky Strike.
Pero cuando me di cuenta que sólo traía cien pesos decidí economizar y sólo
compré un tequila que en la etiqueta traía la imagen de un nopal feliz alzando un
caballito.
Un ofertón.
Volví a casa.
Desacomodé los sillones y escribí una nota a Judith diciéndole que los Reyes Magos
no existían y que era adoptada.
Sí.
A beber,
a beber,
a beber.
11
Ya sé que estoy piantao, piantao, piantao
¿Te crees muy chistosita escribiendo notas?, no entiendo cómo puedes ser
tan egoísta, sólo piensas en ti, nunca ayudas en la casa, tienes tu cuarto
desordenado, ¿hace cuánto que no te bañas?, y no respetas el luto por Beto,
sólo quieres llamar la atención, eras una malagradecida, repruebas, no
escuchas.
12
¿Qué?, yo, ¿qué?
SOLA
SOLA!
Yo me quedé sola.
Sola.
Sola.
Sola.
Cuando recobré el aire me quité la ropa ─me había dormido vestida─ y la exprimí
como por cinco minutos.
Me sentía triste.
Estaba mojada.
13
Cruda.
Confundida.
Tiritando de frío.
Puta madre.
Fue porque quería agregar, además de que los Reyes Magos no existían, que si
salía de su cuarto después de las once se la iba a aparecer un fantasma en el
pasillo.
14
No. Sólo era un desgraciado.
¿Por qué?
Porque se enteró que la Sra. Osa lo engañaba con el Sr. Abeja de allá.
Por eso.
No es cierto.
Es mejor que lo aprendas de una vez por todas: LA VIDA ES UNA MIERDA.
Judith terminó de ponerle la cabeza al peluche y estiró la mano para que lo tomara.
No lo quiero.
No lo quiero.
Ya sé que no existen.
¿Qué cosa?
Me quedé callada, por un momento creí que el tequila era de efecto retardado.
Ah…
Y no celebramos eso.
Oh…
15
Si hubieras venido a casa en algún momento lo sabrías.
Entonces sentí que Judith me examinaba con una curiosidad casi científica, como
si de repente me hubiese convertido en una vasija de barro con alguna inscripción
debajo mía.
Me miraba.
Me miraba.
¿Por qué nunca viniste?, ¿acaso es muy bonito allá donde vives?,
¿tenías mucha tarea?, ¿tienes muchos amigos?, ¿te gusta la prepa?,
¿cómo es vivir sola?
Se la pasaba molestándome.
16
Y contraseña al Waifai.
Porque mi madre, además de loca, no, loca no, porque los locos son personas que
han sufrido una discriminación sistemática de parte de las personas que se creen
normales.
El caso es que por el resto del verano mi vida se redujo a comer lo que el vecino
me regalaba y a ver Netflix.
Cuando faltaba una semana para empezar las clases mi madre puso a la entrada
de mi cuarto una maleta con una nota.
NECESITAS MAS (sin acento). CUANDO TE VALLAS (con doble ele) TOCA
17
Había ganado.
Tengo una faldita muy bonita que me voy a poner en cuanto regrese allá.
Toma.
Yo dudé en tomarla.
Cuando llegué a la entrada me topé con Judith con una maleta igual a la mía.
18
Contigo, mamá dijo que me iría a vivir contigo.
No les miento.
Estuve tocando por tres horas la puerta del cuarto de mi madre y nunca me abrió.
(Resignación)
Es igual de insoportable.
No.
¡Mierda!
Intenté que la cara de perro se perdiera en uno de los tantos transbordes en el metro
Por más veces que me bajé y subí de los vagones no pude hacer que se perdiera.
Era como si estuviera amarrada a ella por alguna especie de hilo invisible.
19
El cuarto que rento está sobre Calzada de Taxqueña.
Diez minutos que convierto como en tres horas para llegar porque es una condena
vivir tan cerca.
Le dicen así porque entre mi cuarto y la escuela hay una zona llamada LA
MARRANERA
Este es Lorenzo.
Esta es Fátima.
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Ellos no estudian.
La casera, perdón, la cacique, dijo que ya había hablado con mi madre y habían
llegado a un acuerdo para dejar vivir a la cara de perro.
Era verdad…
La cara de perro comenzó a olfatear el lugar y le dije que podía poner sus cosas en
un rincón.
Ridícula, pensé.
Lorenzo vio a la cara de perro y ella le lamió la mano, jeje, bueno no.
Ella es Judith.
¿Y de dónde vino?
21
Es hija del judío.
No te sientas mal tú tienes… una gran capacidad para… ser… no estás tan
gorda.
Como que Fátima sólo había estado con un solo hombre en toda su vida.
Y que cuando ella mostró interés por estudiar algo la embarazó a la fuerza.
O que Lorenzo tenía un tío deportado de los Estados Unidos varado en Cd. Juárez.
Jamás.
22
En la vida.
No importa.
Yo me atascaba de quesadillas.
Y gorditas.
Y sopes.
Y pambazos.
Y tortas.
Y…
¿Sí?
Corrí a una pequeña zotehuela donde estaban unos lavabos y un boiler que siempre
que intentabas encenderlo podías perder las cejas.
mames
mames.
Eso significaba que, en dos meses, desde que me fui al velorio del judío, mi ropa
había estado retozando en un jugo de jabón y agua estancada.
Toda.
Mi ropa.
Mi falda…
Después de meterla toda en una bolsa, y resignarme a que tendría que usar una
misma prenda durante todo el semestre, fui a la cocina a comerme un pastel de
chocolate.
Era un pastel pequeño que había estado guardando para una ocasión especial.
Mi ropa.
La cara de perro.
Mis amigos.
Las cinco quesadillas, tres sopes y dos pambazos que me acababa de comer.
Abrí la puerta del refrigerador con una sonrisa de oreja a oreja que se convirtió en
cara de payaso de fiesta infantil.
Vacío.
De nuevo: vacío.
24
El pinche refri estaba vacío.
Le grité a la casera.
¡Casera!
¡Comida!
No, gracias.
La tiré.
¿La tiró?
La tiré.
¿La tiró?
La tiré.
¿La tiró?
¿Se lo comió?
Me lo comí.
¿Se lo comió?
Me lo comí.
¿Se lo comió?
Me lo comí.
¿Se lo comió?
25
No tenía caso.
Me dejaste afuera.
Tarareo.
Me gusta.
¿Por qué?
Sí, Piazzolla es mío, tú tienes los lazos, las pelotas y los sobrecitos de
Pedigree
La música es de todos.
Comenzaba hacer frío y el único poste de luz en esa calle asemejaba una estrella
distante.
26
No entiendo por qué me odias.
No te odio.
¿En serio?
¿Un poco?
Volteé a ver a Judith y me dio la impresión de que la estaba viendo por primera vez.
Le dije que si no me dejaba venir me iba a quejar con mis tíos para que no le
dieran el dinero del seguro. Como no es judía…
Extraño a papi.
Yo también.
Al mío.
Ah.
Estaba llorando.
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Yo sé que tú también viste cómo a tu papá… recuerdo mucho lo que me
dijiste.
¿Qué te dije?
Que la vida es una mierda. ¿La vida realmente es así? ¿No hay esperanza
de nada? ¿Todos son malas personas con todos? ¿Sólo nos queda esperar
al día en que tengamos que morir?
Sí es medio así.
Medio jodida.
¿No tienes que ir a misa hoy o rezar para el Oriente o algo así?
Más los diez pesos que le dimos al cerrillo porque la cara de perro insistió que
metieran los Trident en una bolsa.
Es mi cosa favorita.
Mjm.
¿Cuántos llevas?
Dossssyyycuatro… o siete.
Mmmm…. no.
Mmmm… no.
Cuando yo estoy ansiosa me pongo a contar los dedos de mis pies, tengo la
impresión de que un día voy a amanecer con once dedos.
29
Cuando regresé de comprar mi octavo helado la cara de perro estaba pálida, blanca,
blanca como un copo de nieve.
Cargué a la cara de perro hasta el baño y nos encerramos en uno de los cubículos.
NomamesNomamesNomamesNomames.
¿A dónde vas?
Afuera.
¿No sabes?
Es mi primera vez.
La primera vez que me bajó fue dormida y cuando desperté, y vi mis sábanas
manchadas de sangre, me puse a gritar como loca.
Ahora que recuerdo mi madre también me echó cubetazos de agua esa vez.
¿Cómo se pone?
… ¿en serio?
¿Así?
¿Qué?
¡Presiona!
31
No, no pueden estar igual.
¿Ya presionaste?
No.
¡Pues presiona!
¿Cómo no sabes?
¿La?
La…
¿Vagina?
¡No lo digas!
Nada.
No podemos.
¿Por qué?
En serio no podemos.
32
Voy a llamar a seguridad.
No. No lo haga.
¡Entonces salgan!
Es que...
En serio no podemos.
No.
Sí.
Suficiente. ¡Seguridad!
¿Qué?
Ah…
¿Señora?
Ya no vamos a tardar.
Gracias.
¡Gracias!
33
No hablamos mucho hasta entrada la noche.
A mi hermana…
A mi hermana…
A mi hermana…
Lorenzo llegó como a las once, abrió la puerta del cuarto como sin nada.
¿Cómo entraste?
Tu casera me abrió.
¿Cómo?
¿Otra vez?
Otra vez.
Bueno.
34
Siempre fue él.
Estoy celebrando.
¿Qué cosa?
No.
¿Segura?
Nada. Te extrañaba.
No empieces.
¿Por qué?
No sé si es rico.
No sé.
Es fea.
Tiene lo suyo.
Yo te la cuido.
35
Bebimos un rato del tequila “nopalito feliz”
Sí… supongo.
¿La quieres?
No.
¿Segura?
No.
¿Nada?
Nada.
¿Ni un poquito?
36
Una 9mm. ¿Qué tal? Me la acaban de regalar.
Vamos a secuestrarla.
¿A quién?
A Judith.
¡A mi hermana!
Técnicamente lo es.
¿Qué?
37
¿Por qué chingados no? Mira, no es un secuestro como tal, es,
digamos… bueno, sí es un secuestro, pero ¿cuál es el pedo? Ya lo
hemos hecho antes y sólo una vez nos salió mal.
¿Salió mal?
No…
Dijiste que era fea… y no está nada fea la putita. La voy a tratar bien,
atención personalizada, ¿oíste? Per-so-na-li-za-da. Mira, ya le están
creciendo las chichis, tssssss. ¿Ya le bajó? Sí, ¿verdad? Ya está para
merecer. Puta, lo que nos vamos a divertir.
38
Lorenzo se acercó.
Lo empujé.
Por favor…
No respondía.
¿Qué te pasa?
La llevaba de la mano.
La llevaba de la mano.
Yo llevaba su mochilita.
39
¿A dónde vamos? ¿No tienes que ir mañana a la escuela?
Estás bien bonita Judith ─le decía Lorenzo─, ¿te lo habían dicho?
40
Nos vamos a ir.
¿A dónde?
Pensaba a dónde ir, cualquier lado estaría bien, algún pueblito de provincia.
Ya no quiero esto.
Ya no quiero.
Me di la vuelta.
No hay que ser muy lista para saber que estaba jodida.
Ni muy incrédula para imaginar que todo apuntaba hacia este momento.
41
Judith…
Judith…
Y me dormí.
Así.
De putazo.
42
Cosas como:
El médico accedió.
Está afuera.
Quiero verla.
Le sonreí.
¿Estás mejor?
Sí.
43
Yo también.
¿Te duele?
No siento nada.
¿En serio?
Sí.
¿Lo prometes?
Sí, lo prometo.
Sí.
Sí.
44
Y ahí nos quedamos la cara de perro y yo.
Mi hermana y yo.
En cuanto me quiten estos tubos y vendas saldremos a ver el sol y la playa, las
montañas y las placitas llenas de gentes.
Juntas.
Juntas.
Juntas.
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