Tema 3 Concepciones Filosóficas Del Ser Humano
Tema 3 Concepciones Filosóficas Del Ser Humano
Tema 3 Concepciones Filosóficas Del Ser Humano
0.- Introducción
En este tema, reflexionamos sobre el ser humano. Como vimos en el primer
tema, hay diferentes maneras de concebir la realidad (mítica, religiosa, científica,
filosófica), y también, en el tema que nos ocupa, del ser humano. El hombre ha sido
concebido como creado por los dioses o hijo de Dios, y también la ciencia nos
proporciona una imagen del hombre como una especie animal más, con
características biológicas específicas, etc. La filosofía también nos ha brindado
diferentes concepciones del ser humano, que vamos a ver a lo largo del tema. No
debemos pensar en ningún momento que esta reflexión tiene un carácter puramente
teórico, pues según concibamos a los seres humanos, así los trataremos.
Por ejemplo, si consideramos a las mujeres y a los hombres como iguales, los
trataremos como iguales, o si consideramos que todos los hombres son iguales en
derechos, los trataremos como iguales. Recordad igualmente que en el siglo XVI en
España se discutió si los indios americanos tenían alma o no, y esa discusión era muy
importante porque de la posición que se adoptara dependería después el trato que
se les iba a dar.
Tenemos la tendencia a creer que algunas realidades son naturales y han
existido siempre de la misma manera que la concebimos en la actualidad, pero eso
es un espejismo. Por ejemplo, la infancia, la niñez. Hoy día consideramos a los niños
como seres especiales que merecen un cuidado especial porque se trata de una etapa
de la vida fundamental para el desarrollo posterior de la persona. Pero esto, que nos
parece evidente, no siempre ha sido así. Hasta el siglo XX, se consideraba que eran
como adultos solo que más débiles, y se les trataba como tal: eso explica que
trabajaran desde los nueve o diez años. Lo mismo ocurre con otras realidades, como
la vejez, o la locura. En la actualidad, hay una corriente filosófica, el transhumanismo
o el posthumanismo, que considera que como consecuencia del desarrollo de la
ingeniería genética y la tecnología, el propio ser humano, tal como lo conocemos hoy
en día, desaparecerá en favor de un nuevo ser, posthumano, sin las limitaciones que
físicas y mentales que poseemos.
Por ello, aunque no seamos plenamente conscientes de ello, en cada época
tenemos una concepción de los seres humanos y debemos reflexionar sobre ella, en
qué se parece y en qué se diferencia de otras concepciones de otras épocas, o cómo
se conciben en otras culturas, porque así nos entenderemos mejor a nosotros mismos
y a los demás y, seguramente, nos trataremos todos mejor.
1.- El dualismo platónico
Platón defiende un dualismo antropológico al concebir al hombre como un
compuesto de alma y cuerpo. La parte corporal nos pone en contacto con el mundo
sensible, es material, temporal, nos ata a nuestras necesidades animales y encadena
al alma por estas necesidades; el alma es de naturaleza espiritual e inmaterial, es
semejante a las Ideas y su destino es el mundo de las Ideas.
En su concepción del alma, Platón acusa la influencia pitagórica: es inmaterial,
simple e inmortal; su unión con el cuerpo es accidental y transitoria, el cuerpo es una
cárcel para el alma. Mientras permanece unida al cuerpo, la tarea del alma es
purificarse, y las impurezas proceden del cuerpo, que trata de imponerse
tiránicamente al alma. Cree además en la reencarnación o transmigración de las
almas, habiendo una conexión entre nuestra conducta en este mundo y el destino de
nuestra alma.
Aunque Platón es dualista, en el desarrollo de su obra se dio cuenta que
atribuir sin más los deseos al cuerpo era un poco simplista, puesto que también
existen deseos que se pueden atribuir al ánimo, como la ambición, por lo que
distinguió tres partes en el alma: 1.- El alma racional, que le corresponde pensar y
controlar los deseos, situada en la cabeza, inmortal; 2.- El alma irascible, que equivale
a lo que nosotros llamamos voluntad, ánimo o coraje, situada en el tórax, mortal; 3.- El
alma apetitiva, sede de las pasiones y deseos irracionales, situada en el abdomen,
mortal.
Los seres humanos se dan cuenta de que pasan cosas a su alrededor; tienen
conciencia de si es de día o de noche, del lugar en el que se encuentran o de la
temperatura del ambiente. Pero, además, tienen lo que Agustín “sentido
interior” o la capacidad de volverse sobre sí mismos. Pueden hacer introspección,
es decir, observar su interior, su subjetividad o intimidad. Esto es lo que se conoce
como “autoconciencia”, y en ella Agustín descubrió una triple verdad imposible
de refutar: “somos, conocemos y amamos o queremos”. Su argumentación fue la
siguiente:
1.- “No puedo dudar de que soy o existo, pues si no existiera, ¿cómo podría
equivocarme? Es indudable que cometo errores, pero si no existiera, ¿cómo
podría cometer esos errores? Los errores que cometo producen en mí la
seguridad completa de que soy o existo”.
2.- “Tampoco puedo dudar de que yo conozco. Aunque todas las cosas que
conozco fueran necesariamente falsas, es verdad que las conozco. Puede ocurrir
que todos mis conocimientos sean falsos. Pero aun en este caso, puedo afirmar
que conozco cosas falsas, y esto último sería verdadero”.
3.- “No puedo equivocarme en que yo amo, quiero. Aquí amar tiene el sentido
del sentimiento amoroso, pero también del acto de la voluntad. Puedo
equivocarme en las cosas que quiero, y que estas no respondan a las expectativas
que tenía sobre ellas. Pero mi quererlas o amarlas es auténtico y verdadero”.
Con esta argumentación basada en la introspección o autoconciencia, creyó
rebatir las dudas escépticas. Pero, además, reforzó su confianza en que estas
verdades eran irrefutables con la lectura de la Biblia. En el Génesis se dice que
Dios creó al hombre a su imagen y semejanza. Agustín interpretó esta frase de la
siguiente manera: en el alma humana encontramos una imagen de Dios, que son
tres personas distintas y un Dios verdadero. Las tres verdades descubiertas
mediante la introspección o la autoconciencia (“somos, conocemos y amamos”)
son para Agustín la imagen del Dios trinitario en el alma humana. Así pues, lo
que el ser humano encuentra en su alma es la imagen que Dios ha puesto de sí
mismo en ella.
5.- El materialismo
El monismo, en contraposición al dualismo, afirma que sólo hay una substancia. Hoy
en día casi todos los monismos son materialistas. Así, pues, afirman que la única
substancia existente es la materia. Veremos el conductismo y el funcionalismo.
1.-El conductismo ha sido la corriente dominante en la filosofía de la mente durante la
primera mitad del siglo XX. En la psicología surgió como reacción al problema de
la introspección. Cuando mediante la introspección alguien habla de su mundo mental
interior, no hay manera de probar la veracidad de sus declaraciones. Pero sin
posibilidad de verificación, dicen los conductistas, no hay ciencia posible. ¿Cuál es la
solución para la psicología? Debería renunciar a ocuparse de la vida íntima mental y la
introspección y, en vez de eso, concentrarse en la conducta observable.
Los fenómenos y estados mentales, las propiedades mentales no hacen
referencia a actividades internas llevadas por un alma inmaterial sino a ciertas
conductas disposiciones para realizar determinadas conductas.
El conductismo filosófico ha sufrido una decaída desde la última mitad del
siglo veinte, coincidiendo con el ascenso del cognitivismo. Los cognitivistas rechazan el
conductismo debido a varios problemas que consideran insostenibles. Por ejemplo, se
puede pensar que el conductismo es contra-intuitivo al afirmar que cuando alguien
habla de sus punzantes dolores de cabeza esté hablando de su conducta.
6.- La voluntad