Estudio Bíblico de Job 4
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Programación diaria
Job 5:1-7
Leamos el versículo 1:
"Ahora, pues, da voces, a ver quién te responde. ¿A cuál de los santos te
volverás?"
Esa pregunta es buena y oportuna aun para nosotros en la actualidad. ¿A
quién se volverá usted para pedirle ayuda, estimado oyente? Tememos que los
santos no puedan ayudarle en el día de hoy, y aparentemente los patriarcas
Abraham e Isaac, ya habían muerto en el tiempo de Job. Quizá Jacob vivía
aún; pero Abraham no podía ayudar; tampoco lo podía hacer Isaac. Nadie que
hubiera vivido en el pasado podía ayudar. Y en cuanto a usted, estimado
oyente, ¿a cual de los santos se dirigiría usted para pedir ayuda? Ahora,
leamos los versículos 2 y 3 de este capítulo 5 de Job:
"Es cierto que al necio lo mata la ira y al codicioso lo consume la envidia. Yo
he visto que el necio echaba raíces, y en la misma hora maldije su morada".
Él estaba diciendo que había visto prosperar al insensato y al malo pero que
finalmente, ellos cayeron. Por cierto, esto es verdad. David sintió inquietud por
la prosperidad de los malvados y escribió en el Salmo 37:35-36, "Vi yo al
impío sumamente enaltecido y que se extendía como laurel verde. Pero él
pasó, y he aquí ya no estaba; lo busqué, y no lo hallé". David se preguntaba
por qué los malos prosperaban, mientras que los buenos no. Pero también
observó y tomó nota de que finalmente, Dios derribaba a los malvados.
¿Por qué hoy no actúa Dios contra los tratan mal a sus semejantes? Pues bien.
Dios derribará a los impíos, en el momento que lo considere apropiado. Él
tiene toda la eternidad por delante.
Elifaz estaba clasificando a Job como uno de los insensatos que había echado
raíces y estaba floreciendo antes de ser derribado. Y después dijo en los
versículos 4 hasta el 7, de este capítulo 5:
"Sus hijos carecerán de socorro: en la puerta serán quebrantados y no habrá
quien los libre. Su cosecha se la comerán los hambrientos, sacándola de entre
los espinos; y los sedientos se beberán su hacienda. Porque la aflicción no sale
del polvo ni la fatiga brota de la tierra. Pero como las chispas se levantan para
volar por el aire, así el hombre nace para la desdicha".
Y ésa es una gran verdad. El ser humano ha nacido para meterse en
problemas. No creemos que sea aun objeto de debate que la familia humana
sufre adversidades, calamidades, aflicciones, penas, sufrimientos, ansiedad,
preocupaciones, y molestias de todo tipo. Todo lo que uno necesita es tomar el
periódico y leer las noticias; incendios, accidentes, tragedias, guerras, rumores
de guerras. Indiferentemente del color de la piel, estatura, sexo, grupo
sanguíneo, o índice intelectual, todos los seres humanos comparten esta
suerte. Nadie está exento o inmune al dolor y al sufrimiento. Las lágrimas son
universales. De hecho, la palabra simpatía significa "comunidad de
sentimientos". Los seres humanos sufren juntos y así resuena la sinfonía
humana hoy, expresando el sufrimiento de la humanidad. En realidad, la
palabra hebrea para hombre es enash y significa "el miserable". Así es el
hombre. Y podemos añadir otra garantía: desdicha, como decía el versículo 7:
Pero como las chispas se levantan para volar por el aire, así el hombre nace
para la desdicha. Las chispas vuelan hacia arriba de acuerdo con una ley
universal, la ley de termodinámica. No es por casualidad o por la suerte. Lo
que pasa realmente es que se crea una corriente hacia arriba producida por el
calor en una noche fría, cuando se hace, por ejemplo, un fuego a la
intemperie, y las chispas comienzan a elevarse hacia arriba.
Básicamente, los problemas, el sufrimiento y el pecado son el resultado de la
desobediencia a Dios y "¡No hay paz para los malos! ha dicho el Señor" (Isaías
48:22). El hombre ha tratado de edificar una utopía en el pecado, pero eso no
da resultado. No puede haber un reino de paz sin el Príncipe de Paz, y por
tanto los problemas rodean al ser humano, y los justos sufren hoy y los hijos
de Dios tienen problemas. Usted no puede tener hoy paz sin Él.
A veces el problema le llega al hijo de Dios a causa de una equivocación, de
una mala elección en el campo profesional, en el área de los sentimientos,
cuando un hombre o una mujer hacen su elección para el matrimonio, y
después tienen que sufrirse las consecuencias por muchos años.
Ahora, a veces el problema es un juicio, un castigo del Padre sobre Su hijo. En
Primera de Corintios 11:31 dice: Si, pues, nos examináramos a nosotros
mismos, no seríamos juzgados; Pero si no nos examinamos, Dios tendrá que
juzgarnos.
Otras veces los problemas provienen de la disciplina del Padre. Eso es algo
que se nos enseña en las mismas Escrituras. Dice en Hebreos 12:6, porque el
Señor al que ama, disciplina, y azota a todo el que recibe por hijo. Eso ocurrió
con Moisés, quien estaba viviendo cómodamente en la corte de Faraón, eligió
ser maltratado con el pueblo de Dios, que gozar de los deleites temporales del
pecado. (Hebreos 11:25). Esta experiencia fue una disciplina para Moisés. Y
Dios nunca lo podría haber utilizado como un libertador si no hubiera pasado
40 años preparándose en el desierto de Madián. Y luego tenemos a Saulo de
Tarso, ese joven fariseo orgulloso que vino a Cristo y Dios dijo de él; "Yo le
mostraré cuánto le es necesario padecer por mi nombre" (Hechos 9:16) Y Dios
realmente le hizo pasar por un duro proceso de preparación. Las dificultades
son, pues, una disciplina del Padre celestial.
Los problemas o dificultades provienen a veces del propósito de enseñarnos a
ser pacientes y a confiar en Dios. El apóstol Santiago, que era un hombre
práctico, dijo en 1:3, sabiendo que la prueba de vuestra fe produce paciencia.
Otras veces nos llegan los problemas porque Dios nos quiere pulir, quiere
suavizar las asperezas. Veremos que Job llegó a entender que Dios estaba
haciendo esto con él. Porque dijo en 23:10: Mas él conoce mi camino; si me
prueba, saldré como el oro.
Y, finalmente, Dios permite que nos acosen los problemas para que nuestras
mentes y corazones se sujeten más a Él. Como hemos visto, hay buenas
razones para que los problemas y dificultades estén presentes en la vida del
hijo de Dios. Por ello, Elifaz estaba en lo cierto cuando dijo: Pero como las
chispas se levantan para volar por el aire, así el hombre nace para la desdicha.
Pero estaba diciendo solo una parte de la verdad. Porque, estimado oyente,
Dios tiene un propósito para usted. Por los méritos del sacrificio de Cristo en la
cruz, si usted cree en Él como su Salvador, Él puede rescatarle de los efectos
del pecado y la maldad, salvándole, dándole la vida eterna, convirtiéndolo en
un hijo o una hija suya. Y así, el Espíritu Santo, le dará el consuelo y la fuerza
necesaria para vivir una vida que merezca la pena vivir.