GM Por Tirado Mejia Web AKUV
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El presente
como historia
Experiencias de un
historiador colombiano
UNIVERSIDAD
NACIONAL
DE COLOMBIA
Rectoría
Bogotá, D. C., abril 2021
Extracto del libro, de próxima aparición
Reconocimiento-NoComercial-CompartirIgual
CC BY-NC-SA
2 Álvaro Tirado Mejía
1 Véase: Tirado Mejía, Alvaro. Los años sesenta: una revolución en la cultura. Bogotá: Penguin
Random House, 2015, p. 257.
El presente como historia. Experiencias de un historiador colombiano 3
dose con el Papa Pio XII en los jardines del Vaticano, el Papa, que a
pesar de sus inmensas obligaciones y preocupaciones, tenía al pro-
fesor Molina en la cabeza: “…sin hacer ningún esfuerzo para retener
su nombre, me replicó: ¿Pero no cree usted peligrosa la presencia de
Gerardo Molina en la Rectoría de la Universidad?”2.
Muy joven, a los 24 años, ingresó a la Cámara de Representantes,
y durante su vida participó varias veces en el Congreso como repre-
sentante o senador. Pero lo que lo destaca y le da un perfil propio
no fue su asistencia al Congreso en diferentes oportunidades, sino
el papel protagónico que desempeñó y la impronta ideológica que
marcó. En 1930, se dio uno de los cambios políticos más importantes
que ha vivido el país al inaugurarse la llamada Segunda República
Liberal (1930-1946), tras una hegemonía conservadora de casi medio
siglo que impuso su sello político, cultural y social. El cambio no
consistió en la simple sustitución de unos gobernantes por otros. Por
el contrario, implicó un impulso a la modernización para que Colom-
bia, con retardo, comenzara a adecuarse a las problemáticas del siglo
XX. Fueron cuatro gobernantes los que se sucedieron en la presiden-
cia: Enrique Olaya Herrera, Alfonso López Pumarejo, Eduardo San-
tos y Alberto Lleras Camargo. El motor de los cambios fue el primer
gobierno de López Pumarejo, conocido como la Revolución en Mar-
cha3. Pues bien, al lado de una serie de jóvenes brillantes, progre-
sistas y comprometidos, Gerardo Molina participó con perfil propio.
Su huella está marcada en las normas constitucionales y legales que
consagraron importantes avances en el campo social. Al repasar los
más significativos, uno encuentra su participación doctrinaria en los
debates constitucionales de la Reforma de 19364, con sus interven-
ciones sobre la función social de la propiedad, los deberes sociales
del Estado, las libertades públicas, de opinión, conciencia, expresión,
prensa y otras más sobre el matrimonio civil y el Estado laico. De
la misma manera, el pensamiento progresista quedó plasmado en
sus discursos durante los debates que dieron lugar a la Ley de tie-
2 Cacua Prada, Antonio. German Arciniegas: su vida contada por el mismo. Bogotá: Publicacio-
nes Universidad Central, 1990, p. 380.
3 Véase: Tirado Mejía, Álvaro. La Revolución en Marcha: el primer gobierno de Alfonso López
Pumarejo. 1934-1938. Bogotá: Penguin Random House y Editorial Universidad Nacional de
Colombia, 2019.
4 Véase: Tirado Mejía, Álvaro y Magdala Velásquez. La Reforma Constitucional de 1936.
Bogotá: Editorial Oveja Negra, 1982. Edición ampliada en dos tomos, en la Colección de
Pensadores Políticos Colombianos, Cámara de Representantes. Bogotá, 1985.
4 Álvaro Tirado Mejía
rras (200 de 1936); como también en sus posiciones sobre una nueva
visión de la educación, incluyendo el acceso de la mujer a la uni-
versidad, lo cual era prácticamente vedado. Fueron fundamentales
sus aportes durante la discusión de la Ley que reorganizó y dio lugar
a una universidad nacional pluralista, científica, moderna, destinada
al conjunto de la nación y muy especialmente a la instrucción de los
sectores populares (Ley 68 de 1935).
Al finalizar la Primera Guerra Mundial se inició en Colombia un
proceso de agitación social, producto de los movimientos campesi-
nos, de las reivindicaciones de los artesanos y en especial de las del
proletariado naciente. Este fenómeno, que no era nuevo en Europa o
en países como los Estados Unidos, incidió para que paulatinamente
estos países fueran modificando sus políticas y legislaciones en el
sentido de aceptar y legalizar el sindicalismo, reconocer el derecho
de huelga y las prestaciones sociales a los trabajadores. Esta fue la
actitud que tomó el gobierno de López Pumarejo, en medio de pro-
fundas confrontaciones con los sectores tradicionales agrupados
principalmente en el Partido Conservador, pero también en sectores
liberales y en la Iglesia. En esa confrontación, Gerardo Molina jugó un
papel fundamental y su acción política quedó marcada por su acerca-
miento y apoyo a las organizaciones y reivindicaciones de los obre-
ros y los campesinos. Más adelante, aunque con algunas reservas,
Molina acompañó al movimiento de Gaitán, actuó con perfil propio
en el MRL, y fue miembro importante en movimientos progresistas
como Firmes, al cual representó como Concejal en Bogotá. Gerardo
Molina fue un hombre de izquierda y por su trayectoria puede consi-
derársele el fundador del socialismo democrático en Colombia.