Jaramillo-Jaramillo 2002
Jaramillo-Jaramillo 2002
Jaramillo-Jaramillo 2002
A LA
DANIEL F. JARAMILLO J.
2002
CAPÍTULO 15. LA BIOTA Y EL 7.1. CAMBIO DE COBERTURA 405
7.2. EL LABOREO DEL SUELO 406
MANEJO DEL SUELO 381 7.3. EL USO DE AGROQUÍMICOS 407
BIBLIOGRAFÍA 410
1. IMPORTANCIA DE LOS MESO Y AUTOEVALUACIÓN 412
MACROORGANISMOS 383
2. ALGUNOS EFECTOS DEL MANEJO
DEL SUELO SOBRE SU MESO Y
CAPÍTULO 16. LA MATERIA
MACROFAUNA 383 ORGÁNICA DEL SUELO 415
3. IMPORTANCIA DE LOS
MICROORGANISMOS 387 1. IMPORTANCIA DE LA MATERIA
4. LA RIZOSFERA 390 ORGÁNICA EN EL SUELO 417
4.1. GENERALIDADES 390 2. CONTENIDO Y DISTRIBUCIÓN DE LA
4.2 PROPIEDADES 391 MATERIA ORGÁNICA EN EL SUELO 419
4.3. INTERACCIONES RIZOSFERA- 2.1. DISTRIBUCIÓN EN EL INTERIOR
MICROORGANISMOS 392 DEL SUELO 421
4.3.1. Asociaciones o interacciones neutras 393 2.2. DISTRIBUCIÓN ESPACIAL 422
4.3.2. Interacciones nocivas 394 2.3. NIVELES CRÍTICOS 424
4.3.3. Interacciones benéficas 394 3. EVALUACIÓN DE LA MATERIA
5. FIJACIÓN BIOLÓGICA DE ORGÁNICA DEL SUELO 424
NITRÓGENO 395 3.1. ANÁLISIS CUANTITATIVOS
5.1. FIJACIÓN DE NITRÓGENO EN TOTALES 424
FORMA LIBRE 395 3.1.1. Calcinación 425
5.2. FIJACIÓN DE NITRÓGENO POR 3.1.2. Método de Walkley y Black 425
ASOCIACIÓN 396 3.1.3. Oxidación con peróxido de hidrógeno 427
5.3. FIJACIÓN SIMBIÓTICA DE 3.2. FRACCIONAMIENTO DE LA
NITRÓGENO 397 MATERIA ORGÁNICA DEL SUELO 427
5.4. IMPORTANCIA DE LA FIJACIÓN 3.3. ANÁLISIS DE CARACTERIZACIÓN
BIOLÓGICA DE NITRÓGENO 398 CUALITATIVOS 430
5.5. CONDICIONES QUE AFECTAN A BIBLIOGRAFÍA 430
LOS FIJADORES DE NITRÓGENO 399 AUTOEVALUACIÓN 432
5.6. INOCULACIÓN DE SEMILLAS CON EVALUACIÓN 432
FIJADORES DE NITRÓGENO 400
6. MICORRIZAS 401 CAPÍTULO 17. ENMIENDAS
6.1. TIPOS DE MICORRIZAS 401 ORGÁNICAS 433
6.1.1. Ectomicorrizas 401
6.1.2. Endomicorrizas 401 1. CARACTERIZACIÓN 435
6.1.2.1. Endomicorrizas arbusculares (MVA) 402 2. ABONOS ORGÁNICOS MÁS
6.1.2.2. Micorrizas de orquídeas 402 UTILIZADOS 435
6.1.2.3. Micorrizas ericoides 402 2.1. ESTIÉRCOLES 436
6.1.3. Ectendomicorrizas 403 2.1.1. Ventajas 436
6.2. CONDICIONES QUE AFECTAN EL 2.1.2. Desventajas 436
DESARROLLO DE LAS MICORRIZAS 403 2.1.3. Manejo 437
6.3. IMPORTANCIA DE LAS 2.2. RESIDUOS DE COSECHA 437
MICORRIZAS 403 2.2.1. Ventajas 438
6.4. INOCULACIÓN CON MICORRIZAS 404 2.2.2. Desventajas 438
6.4.1. Endomicorrizas 404 2.2.3. Manejo 439
6.4.2. Ectomicorrizas 404 2.3. MULCH VEGETAL 439
7. ALGUNOS EFECTOS DEL MANEJO 2.3.1. Efectos sobre el suelo 439
DEL SUELO SOBRE SUS 2.3.2. Inconvenientes 441
MICROORGANISMOS 405
LA BIOTA Y EL MANEJO DEL SUELO
CAPÍTULO 15
CONTENIDO
v La rizosfera
ß Generalidades
ß Propiedades
ß Interacciones rizosfera-microorganismos
• Asociaciones o interacciones neutras
• Interacciones nocivas
• Interacciones benéficas
v Micorrizas
ß Tipos de micorrizas
• Ectomicorrizas
• Endomicorrizas
• Ectendomicorrizas
ß Condiciones que afectan su desarrollo
ß Importancia de las micorrizas
ß Inoculación con micorrizas
• Endomicorrizas
• Ectomicorrizas
OBJETIVOS
382
E l suelo es, según el United States Department of Agriculture (USDA, 1998), “la parte más
diversa, biológicamente, de la tierra”. Los organismos vivos del suelo mejoran la entrada
y el almacenamiento de agua, la resistencia a la erosión, la nutrición de las plantas y la descomposición
de la materia orgánica en él. La biodiversidad del suelo, el tamaño de las poblaciones de organismos en
él y su actividad dependen de prácticas de manejo como laboreo, controles fitosanitarios y manejo de
residuos de cosecha, así como de la cobertura y de la fertilidad que tenga aquel.
Aparte de ser una fuente importante de materia orgánica para el suelo y de poderse convertir en plagas
para las plantas, la fauna del suelo lleva a cabo varias acciones que, a largo plazo, mejoran las
condiciones del mismo:
q Aumentan la disponibilidad de algunos nutrientes para las plantas como lo reporta IGAC
(1986), con lo cual se mejora el aporte de biomasa:
Lombriz incrementa disponibilidad de P, K y C.
Hormigas mejoran disponibilidad de Ca y Mg.
Termitas aumentan la disponibilidad de Ca, Mg, K, Na, C y P.
q Algunos organismos como ciempiés, arañas, escorpiones, coleópteros y colémbolos son
predatores y mantienen en equilibrio las poblaciones de otros organismos.
q Los macroinvertebrados crean galerías y huecos dentro del suelo que mejoran su aireación y su
permeabilidad. Además, las termitas y las hormigas seleccionan materiales finos para hacer sus
nidos en superficie, con lo que van afinando la textura del suelo (Decaëns et al, 1998).
q Algunos efectos no son benéficos como lo observó Chamorro (1990) en suelos del páramo de
Sumapaz: se presentó incremento en la disponibilidad de Al que estuvo asociado con la
presencia de lombrices y termitas en ellos.
Con respecto a la lombriz de tierra, el Soil Quality Institute (SQI, 1999) sostiene que ellas mejoran la
calidad del suelo debido a que:
q Incrementan la disponibilidad de nutrientes, especialmente N, P y K.
q Aceleran la descomposición de la materia orgánica al incorporar litter al suelo y activar procesos
de mineralización y de humificación.
q Mejoran la agregación y la porosidad.
q Suprimen del medio varios organismos peligrosos o enfermos.
q Incrementan la actividad de microorganismos benéficos.
En Andisoles del páramo de Chisacá, Cundinamarca, Zerda y Chamorro (1990) encontraron que hubo
120 veces más Collémbola en el suelo cuando estaba sometido a uso agropecuario, que cuando estaba
bajo vegetación natural.
383
En otros páramos de la misma región citada en el párrafo anterior, Chamorro (1989) obtuvo la
secuencia de distribución relativa de la meso y macrofauna de Andisoles e Histosoles bajo uso
agropecuario: Collémbola (> 40%) > Díptera (≈ 35%) > Arachnida > Coleóptera > Orthóptera; en la
Figura 15.1 se presentan otros resultados que ilustran este punto. Son muy evidentes los cambios que
sufre el suelo cuando se cambia la cobertura que tenía, particularmente, el incremento que sufre el orden
Collémbola, como ya se había registrado.
60
Vegetación natural
50
Uso agropecuario
40
% 30
20
10
0
Díptera Aráchnida Coleóptera Orthóptera Collémbola
FIGURA 15.1. Distribución relativa de los órdenes de meso y macrofauna dominantes en la capa de litter de un
Inceptisol del páramo de Chingaza (Cundinamarca) bajo vegetación nativa y uso agropecuario, con
base en resultados de Infante y Chamorro (1990).
Los resultados expuestos en los párrafos anteriores ilustran la diferencia que hay en la distribución de
organismos al interior del suelo, así como los cambios que ella sufre cuando se cambia la cobertura
vegetal y/o el uso del mismo; además, evidencian que los organismos del orden Collémbola pueden
llegar a ser importantes indicadores de alteraciones en el suelo, por lo menos en los climas fríos de alta
montaña.
Infante y Chamorro (1990) agruparon la meso y macrofauna del suelo que trabajaron, según sus hábitos
alimenticios. Los resultados que encontraron se presentan en la Tabla 15.1. En esta tabla se observan
diferencias en la población animal del suelo, debidas a la ubicación dentro de él y a las diferencias en su
cobertura vegetal y uso. En el horizonte A se pueden haber mejorado las condiciones alimentarias para
los herbívoros y para los predatores, cuando el suelo fue intervenido con las prácticas del manejo
agropecuario.
TABLA 15.1. Distribución relativa (%) de meso y macrofauna en un Inceptisol del páramo de Chingaza
(Cundinamarca), bajo vegetación natural y uso agropecuario, agrupada por hábitos alimenticios
(Resultados de Infante y Chamorro, 1990).
384
Zuluaga et al (1995), también ilustran algunas de las relaciones expuestas en párrafos anteriores, con los
resultados que obtuvieron en Entisoles e Inceptisoles de Caño Limón (Arauca). Ellos encontraron que
en áreas donde predominaban los pastos, dominaba el orden Diplópoda, en tanto que donde había
diversidad florística, los órdenes dominantes eran Coleóptera y Díptera; además, encontraron que el
88.9% de la fauna se presentó en la capa de litter, el 8.4% en el horizonte A y solo el 1.7% se ubicó en
el horizonte B (por debajo de 20 cm de profundidad).
Cortés et al (1990) encontraron resultados similares, a los citados en el párrafo anterior, en Andisoles
de la Sabana de Bogotá, como lo muestra la Figura 15.2; además, en los suelos que estaban bajo
plantaciones forestales no se observó presencia de lombrices de tierra, las cuales sí estuvieron presentes
en suelos bajo bosque nativo y bajo pradera.
60
Mesofauna
50
Macrofauna
40
30
%
20
10
0
Bosque nativo Pradera Eucalipto Ciprés Pino Promedio
plantaciones
FIGURA 15.2. Distribución relativa de la meso y macrofauna en Andisoles de la Sabana de Bogotá, bajo diferentes
coberturas vegetales, con base en resultados de Cortés et al (1990).
En la Figura 15.2, se observa que las diferencias entre la fauna del suelo en las diferentes coberturas son
bastante notorias, así como la desventaja en cantidad que presentan los suelos bajo plantaciones
forestales, con respecto a aquellos que están bajo cobertura natural; los autores del trabajo atribuyen las
diferencias a cambios importantes que se producen en el régimen hídrico y la estructura del suelo,
originados en el cambio de cobertura vegetal.
Coral y Bonilla (1998) también encontraron cambios importantes en diversidad, biomasa y abundancia
de la macrofauna de suelos de clima frío húmedo del departamento de Nariño, debidos al cambio en la
cobertura vegetal. Tanto la diversidad como la abundancia y la biomasa fueron mayores en la selva
385
secundaria que en pastizal de kikuyo (Pennisetum clandestinum) y en cultivo de cebolla (Allium
fistulosum). En la abundancia y en la producción de biomasa se presentaron diferencias importantes en
el tipo de organismos involucrados, como puede verse en la Tabla 15.2.
TABLA 15.2. Abundancia y biomasa de la macrofauna en los primeros 30 cm de suelos de la cuenca alta del lago
Guamues, Nariño, Colombia, bajo diferentes sistemas de uso. (Tomados de Coral y Bonilla, 1998).
Se observa en la tabla anterior que la pradera y el cultivo favorecen el desarrollo de las lombrices,
posiblemente debido a que en estos dos sistemas de uso hay un mayor aporte subsuperficial de materia
orgánica al suelo. También se observó en el estudio citado que cuando se analizó la distribución vertical
de la macrofauna, la mayor densidad de población se obtuvo en la profundidad de 0 a 10 cm, excepto
con los miriápodos en la selva que tuvieron mayor densidad de población en la capa de litter.
Con respecto a las propiedades del suelo que influyen en la distribución de la fauna del mismo, Zuluaga
et al (1995) encontraron, en suelos de los Llanos Orientales de Colombia, que la densidad aparente, la
porosidad y la microporosidad controlaban significativamente el establecimiento de la meso y
macrofauna en ellos; el efecto de la densidad aparente fue inverso, en tanto que el de las otras dos
propiedades fue directo.
386
El Soil Quality Institute (SQI, 1999) considera la presencia de lombrices en el suelo como un indicador
de buena calidad del mismo y sostiene que un número adecuado de ellas, en un suelo agrícola, está por
encima de 100 individuos m-2, con base en 30 cm de profundidad. Además, este instituto expone
algunos de los factores que más afectan las poblaciones de lombrices en el suelo, tomándolos de Curry
(1998), así:
q Laboreo: El laboreo del suelo puede destruir hasta el 25% de la población de lombrices
existente en el suelo y, además, tiene otros efectos negativos indirectos sobre la población que
sobrevive a esta práctica como incrementar la temperatura superficial, reducir la humedad y el
aporte de litter y acelerar la oxidación (descomposición) de los residuos de cosecha.
q Propiedades del suelo: Son óptimas las siguientes condiciones: texturas medias, pH entre 5.0 y
7.4 y temperatura entre 10 y 20ºC.
q Disturbación: La población de lombrices es más alta en sistemas sin disturbar. El tamaño de la
población depende de la severidad y de la frecuencia con que se haga la disturbación.
q Uso de agroquímicos: Especialmente los insecticidas órganofosforados y carbamatos, son
bastante tóxicos para las lombrices y pueden afectar fuertemente sus poblaciones en el suelo, lo
mismo que los fungicidas basados en carbamatos. La mayoría de los herbicidas de triazina son
ligeramente tóxicos para ellas. Muchos nematicidas se han reportado como tóxicos para las
lombrices.
Los microorganismos del suelo, aparte de suministrarle una buena cantidad de biomasa al mismo y de
causar, en algunos casos, problemas fitosanitarios en los cultivos, intervienen activa y directamente en
ciclos geoquímicos como el del C, el del N, el del P y el del S, que son los más conocidos. También
toman parte en una buena cantidad de procesos y reacciones que tienen que ver con la nutrición vegetal.
En el ciclo del carbono, los hongos juegan un papel fundamental puesto que son los organismos
responsables de transformar alrededor del 80% de la celulosa que se produce y ésta es la mayor
reserva de carbono en el mundo y el polisacárido más abundante en la naturaleza, con una producción
que se estima en 1.4 billones de t año-1, según Markham y Bazin, citados por Cabrera (2000).
La degradación de la celulosa se hace por las celulasas producidas por los microorganismos que la
transforman a glucosa libre o a oligosacáridos. Cabrera (2000) encontró en Ultisoles y Oxisoles de los
alrededores de Leticia, Amazonas (Colombia), especies de Trichoderma, Penicillium y
Clonostachys con alta actividad celulolítica, aunque también encontró especies de Aspergillus,
Fusarium, Verticilum, Beauveria, Chaetomium, Lentinus y Poria que también presentaban algún
grado de dicha actividad.
Otro compuesto importante en la naturaleza es la quitina, por las cantidades que se producen de él:
alrededor de 100000 millones de t año-1 y por la cantidad de N que almacena (6%), según Hodge et al,
citados por Cabrera (2000); éste es uno de los principales componentes de la pared celular de los
hongos y del exoesqueleto de muchos invertebrados y es el segundo polímero natural más abundante en
el mundo.
387
La hidrólisis de la quitina la hacen las quitinasas y Cabrera (2000) encontró especies de los hongos
Trichoderma, Metarhizium, Penicillium, Gliocladium y Beauveria que presentaban una intensa
actividad quitinolítica en Ultisoles y Oxisoles de la amazonia colombiana.
En el ciclo del fósforo hay algunos microorganismos, principalmente hongos y bacterias, que son
capaces de solubilizar compuestos insolubles de P con Fe (estrengita), con Al (variscita) o con Ca
(fosfato tricálcico o fosfato ortocálcico), según Brady y Weil, citados por Cabrera (2000).
Parece que los microorganismos capaces de solubilizar este fósforo lo hacen mediante la acidificación
del medio liberando a él protones y/o ácidos orgánicos como cítrico, oxálico o succínico. Cabrera
(2000) encontró especies de hongos Penicillium, Aspergillus, Scytalidium y Paecilomyces
presentando una alta actividad solubilizadora de fósforo en Ultisoles y Oxisoles de la amazonia
colombiana.
Ciertos microorganismos pueden asociarse con plantas mejorando su nutrición, como en los casos de
las micorrizas y de la fijación biológica de nitrógeno, los cuales son los casos más conocidos y
estudiados hasta el momento y se detallarán más adelante.
388
No todos los efectos que producen los microorganismos del suelo son benéficos: Algunos hongos y
bacterias compiten con la planta por nutrientes, produciendo la inmovilización temporal de éstos, como
en el caso de PO43-, NH3 o NO3-.
Pueden realizar transformaciones a compuestos tóxicos, como en las siguientes reacciones, las cuales se
llevan a cabo en presencia de la bacteria Desulfovibrio (Burbano, 1989):
2[CH3 - CHOH – COOH] + SO42- → 2[CH3COOH] + 2CO2 ↑ + S2- + 2H2O → 2[CH3COO-] + H2S + 2H2O
ácido láctico ácido acético Tóxico
Pueden producir pérdidas de elementos o de compuestos en el suelo, como las ocasionadas por los
procesos de desnitrificación, los cuales causan pérdidas de nitrógeno por volatilización; este proceso lo
hacen muchas especies de bacterias. Entre los géneros que más especies denitrificantes poseen están
Pseudomonas y Thiobacillus (Munévar, 1991).
Finalmente, algunos microorganismos del suelo pueden producir patogenicidad en plantas o animales,
llegando a producir enfermedades en ellos, como es el caso, para las plantas, de hongos como
Fusarium y Phytophthora y de bacterias como Pseudomonas.
La actividad de los microorganismos del suelo puede ser evaluada midiendo algunas respuestas
metabólicas como respiración (consumo de O2), emisión de CO2 o la producción de calor. La actividad
de ciertos grupos de organismos se estima midiendo los productos de las transformaciones específicas
que ellos realizan (Burbano, 1989).
En relación con la actividad específica de ciertos microorganismos, Gómez (1997) evaluó la producción
de catalasa, de ureasa, de proteasa, de amilasa, de indol y de H2S por parte de los microorganismos
que aisló en suelos arenosos de Pivijay, departamento del Magdalena, Colombia, sometidos a diferentes
sistemas de manejo bajo cultivo de yuca, encontrando los resultados que se presentan en la Figura 15.3,
en la cual se aprecia que sólo la producción de ácido sulfhídrico está dominada por las bacterias
mientras que todas las otras actividades las dominan los hongos.
Indol
Catalasa
Proteasa
H2S
Ureasa
389
ACTIVIDAD BIOQUÍMICA
FIGURA 15.3. Cantidad de microorganismos por actividad específica encontrados en un suelo arenoso de Pivijay,
departamento del Magdalena, Colombia. Con base en resultados de Gómez (1997).
La actividad de los organismos consume O2 y produce CO2 por lo que la medida del CO2 producido en
una determinada cantidad de suelo es un buen indicador de la actividad que están desarrollando los
organismos presentes en él. Esta estimación es prácticamente una medida de la mineralización del
carbono orgánico que posee el suelo.
La producción de CO2 en el suelo es un buen índice de actividad biótica (incluye los micro, meso y los
macroorganismos que viven en él y aun las raíces vivas) y es considerado por el SQI (1999) como uno
de los índices para evaluar la calidad del mismo. Sin embargo, éste mismo instituto llama la atención
acerca de que es una propiedad con una alta variabilidad espacio-temporal, lo que dificulta su
interpretación.
El SQI (1999) puntualiza que la tasa de respiración del suelo es fuertemente afectada por la humedad y
por la temperatura, no sólo del suelo sino también ambientales. Además, prácticas de manejo como el
laboreo, el riego, el drenaje o la adición de materiales orgánicos pueden alterarla dramáticamente en el
corto plazo después de llevarlas a cabo. Las condiciones anteriores han llevado a que se formulen
algunas recomendaciones para hacer un buen muestreo y una adecuada interpretación de los resultados
que se obtengan con esta propiedad como:
q Las muestras no se deben tomar inmediatamente después de hacer las prácticas de manejo
mencionadas, así como tampoco después de un aguacero o en suelos que llevan mucho tiempo
secos.
q No tomar muestras en suelos que llevan mucho tiempo con condiciones de humedad por encima
de capacidad de campo.
q Cuando hay cultivos establecidos y el suelo está seco, la mayor tasa de respiración se presenta
cerca de las plantas y la menor en los entresurcos.
q Cuando los entresurcos están compactados, la tasa de respiración es menor en ellos que en el
surco de la planta.
q La respiración es un reflejo de la degradación de la materia orgánica del suelo; si ella es alta y
está consumiéndose la materia orgánica estable del suelo, se pueden llegar a presentar
problemas de deterioro físico del mismo.
q El color del suelo ayuda a interpretar su tasa de respiración: alta tasa en suelo claro puede
indicar que se están presentando pérdidas importantes de materia orgánica en él pero, si el suelo
es oscuro, puede indicar una condición saludable del mismo.
La mayor parte de reacciones e interacciones que ejercen los microorganismos del suelo con la planta y
con otros organismos se presentan en la inmediata vecindad de la raíz, es decir, en la rizosfera. Por tal
razón, a continuación se hace una corta discusión sobre este tema.
390
4. LA RIZOSFERA
4.1. GENERALIDADES
Según Lee y Pankhurst (1992) las raíces de las plantas viven todo el tiempo en estrecha asociación con
los organismos del suelo, en condiciones normales de crecimiento. Esta asociación se conoce como
rizocenosis y se lleva a cabo en la rizosfera.
La rizosfera es la zona del suelo adyacente a la raíz que está bajo la influencia de su actividad. Lee y
Pankhurst (1992) y Bowen (1993) diferencian tres partes en ella (ver Figura 15.4):
q Endorrizosfera o rizosfera interna, que comprende la corteza de la raíz, es decir, el tejido que
se encuentra entre la endodermis y la epidermis.
q Rizoplano, que es la superficie de la raíz.
q Exorrizosfera, ectorrizosfera o rizosfera externa, que es el suelo que está en íntimo contacto
con la superficie de la raíz y que por ello es llamado también suelo rizosférico.
391
Aunque es difícil establecer la extensión de la rizosfera, debido a su alta variabilidad, ya que depende de
los factores del suelo que afectan la difusión de solutos y de gases desde la raíz, cosa que ha dificultado
su estudio y entendimiento, se acepta que tiene entre 1 y 10 mm de espesor y que la rizosfera interna, la
de más intenso cambio, puede tener entre 15 y 20 µm (Bowen, 1993).
4.2 PROPIEDADES
La principal característica que tiene la rizosfera es su riqueza energética representada por la gran
cantidad de sustancias orgánicas transferidas por la raíz como producto de su metabolismo. Según Lee
y Pankhurst (1992) los exudados radiculares y los tejidos de las raíces muertas pueden aportar 30 ó
40% de las entradas de materia orgánica al suelo y ellos son dispuestos directamente en la rizosfera.
Pritchett (1991) anota que el proceso de respiración de la raíz puede aumentar la acidez de la rizosfera
y acelerar así la solubilización de compuestos inorgánicos poco solubles, aumentando su disponibilidad,
como en el caso del P, K, Mg y Ca.
Cuando los cationes son absorbidos por la raíz, pueden ser reemplazados por H+ con lo que se puede
reducir el pH hasta valores de 4 ó 5 en la rizosfera. El pH de la rizosfera también puede ascender como
consecuencia de la absorción de aniones como nitrato, por ejemplo (Bowen, 1993). El menor valor de
pH en la rizosfera, con respecto al resto del suelo, también fue observado por Viteri et al (2000) en
suelos de La Dorada, Caldas.
Con respecto a los materiales que se escapan de las raíces a la rizosfera, Bowen (1993) reporta la
clasificación que hicieron de ellos Rovira et al en 1979, la cual se presenta a continuación con algunas
modificaciones propuestas por Bowen:
q Exudados: Son materiales que salen pasivamente de las células jóvenes e intactas de la raíz;
tienen bajo peso molecular, son una fuente inmediata de energía para los microorganismos e
incluyen azúcares, ácidos orgánicos y aminoácidos, entre otros compuestos. Las proporciones
en que se presenten dependen de la composición del citoplasma.
q Secreciones: Son compuestos de alto peso molecular que son expulsados activamente por las
células jóvenes e intactas de la raíz. Generalmente son polisacáridos. Pueden mezclarse con
polisacáridos de origen bacterial y recubrir la raíz con un mucílago que se conoce como
mucigel.
q Lisatos: Son un conjunto de compuestos orgánicos que son liberados al suelo por la “lisis”
(destrucción) de los componentes de algunas células envejecidas de la raíz y/o de las células
muertas y desprendidas de ella. La magnitud de su aporte crece a medida que aumenta la edad
y/o la madurez de las células radiculares.
392
4.3. INTERACCIONES RIZOSFERA-MICROORGANISMOS
La rizosfera, gracias a su ambiente rico en energía y nutrientes, alberga grandes poblaciones de la mayor
parte de los grupos de microorganismos del suelo. Lee y Pankhurst (1992) sostienen que en ella se
presenta una alta población de bacterias, así como la mayor parte de los protozoarios y de los
nemátodos de vida libre del suelo.
Pritchett (1991) reporta que los principales grupos de microorganismos son 10 a 100 veces más
abundantes en la rizosfera que en el suelo adyacente, debido a que las sustancias que se producen en
ella estimulan su crecimiento. Este autor puntualiza que:
q En la rizosfera se presenta una gran cantidad de bacterias amonificantes, estimuladas por la
presencia de nitrógeno orgánico.
q La fijación de N2 por bacterias libres es mayor en la rizosfera de plantas no leguminosas que en
el suelo adyacente.
q Algunas estructuras de hongos son estimuladas a germinar por las excreciones radiculares.
q Algunos exudados y/o secreciones de la raíz de ciertas plantas tienen efectos alelopáticos pero
también este efecto puede ser producido por microorganismos de la rizosfera que alteran los
exudados y forman compuestos tóxicos.
q La microflora de la rizosfera protege la raíz contra patógenos que viven en el suelo y produce
cantidades considerables de sustancias estimulantes del crecimiento vegetal como ácido
indolacético, giberelinas y citocininas.
Viteri et al (2000) encontraron en suelos de La Dorada, Caldas (Colombia), con cobertura de pastos,
que la variación de las poblaciones de Trichoderma spp es considerablemente alta: en el suelo no
rizosférico variaron entre 5.7x102 y 6.4x103 UFC g-1 de suelo, mientras que en el rizoplano la variación
fue entre 7.4x103 y 25x103 UFC g-1 de suelo. Además notaron que en más del 70% del terreno
estudiado la población de hongos en el rizoplano fue casi 4 veces mayor que la del suelo no rizosférico.
UFC g-1 de suelo, es decir, Unidades Formadoras de Colonia por gramo de suelo, es una de las
unidades en que se expresa la población de microorganismos encontrados en el suelo. Puede definirse,
según Orozco1 (2001), como la cantidad de colonias que se desarrollan sobre un medio de cultivo
sólido (agar, principalmente) provenientes de la siembra en él de un extracto (lavado) de suelo con una
determinada dilución, contadas en un plato de Petri en el que se puedan contar fácilmente entre 30 y
300 colonias individuales. El valor correspondiente a UFC es el número de colonias contadas
multiplicado por la potencia de 10 positiva de la dilución en la que se hizo el conteo. Por ejemplo, si se
contaron 8 colonias en la caja correspondiente a la dilución de 10-6, hay 8x106 UFC. En Motta et al
(1990) se encuentran descritos los métodos empleados en laboratorio para hacer éstos y otros conteos.
Burbano (1989) indica que es frecuente el uso de la relación R/S para expresar el efecto de la rizosfera
sobre los microorganismos. R es el número de organismos contados en la rizosfera y S el número de
organismos presente en el suelo no rizosférico. En la Tabla 15.3 se presentan algunas relaciones R/S
1
Orozco, H. (2001). Profesor Universidad Nacional de Colombia. Medellín. Comunicación personal.
393
para varios grupos de microorganismos, reportadas por varios autores citados por Burbano (1989).
Puede apreciarse en esta tabla la magnitud del efecto que tiene la rizosfera sobre las bacterias y los
hongos, así como lo precaria que es la población de algas en ella. Lee y Pankhurst (1992) agrupan las
interacciones que se dan en la rizosfera en tres categorías: Asociaciones o interacciones neutras,
interacciones nocivas e interacciones benéficas.
TABLA 15.3. Relaciones R/S para algunos grupos de microorganismos presentes en la rizosfera de trigo y en el suelo
adyacente, según varios autores citados por Burbano (1989).
Son parte de estas interacciones las asociaciones que se dan con bacterias fijadoras de N2 como
Azospirillum o Beijerinckia. También la desnitrificación por bacterias pertenece a este tipo de
interacciones. Aparte del nitrógeno, la dinámica de solubilización y de absorción del fósforo por las
plantas puede ser favorecida por la presencia de ciertas bacterias en la rizosfera.
Se han observado efectos directos de los microorganismos de la rizosfera sobre el crecimiento de las
plantas, estimulándolo o reduciéndolo, mediante la producción de reguladores de crecimiento o de
fitotoxinas, respectivamente. Los metabolitos fitotóxicos producidos por algunos hongos y bacterias
creciendo en la rizosfera o en los detritos de la planta incluyen ácidos alifáticos de cadena corta, ácidos
fenólicos, H2S y HCN (Lee y Pankhurst, 1992).
Son aquellas relaciones que producen daños o enfermedades en la raíz de la planta. La mayoría de los
patógenos de la raíz la infectan vía heridas o aberturas presentes en su superficie y, una vez instalados,
pueden causar desde pequeñas lesiones localizadas o malformaciones en los tejidos, hasta la muerte de
la planta.
Bowen y Rovira, citados por Lee y Pankhurst (1992), sostienen que la rizosfera es una barrera
formidable para la mayoría de los patógenos de la raíz y dicen que la producción de nutrientes
orgánicos en ella es tan importante para los patógenos como para los organismos antagónicos a ellos
394
que pueden reducir su población, según Bowen (1993) mediante antibiosis, competencia, parasitismo o
predación. Los autores citados creen que el entendimiento de la dinámica de las poblaciones en la
rizosfera y de sus interacciones es fundamental para llevar a cabo un control adecuado de las
enfermedades radiculares.
Prácticas de manejo de cultivos que alteren el ambiente de la rizosfera como el laboreo, la rotación de
cultivos y la adición de materia orgánica, o la aplicación de organismos antagónicos al suelo, pueden
ayudar a hacer un buen control de los patógenos de la raíz establecidos en la rizosfera.
Las interacciones benéficas más importantes que se dan entre las raíces de las plantas y los
microorganismos son aquellas representadas por la nodulación producida en las raíces de las
leguminosas por las bacterias fijadoras de nitrógeno y el establecimiento de los hongos micorrizógenos
en la raíz de la mayoría de las plantas (Lee y Pankhurst, 1992; Burbano, 1989). Debido a la
importancia que tienen estas interacciones, ellas serán tratadas a continuación separadamente.
Según Subba Rao (1992) y Brock y Madigan (1991), algunas bacterias producen nitrogenasa que es
una enzima que reduce el N2 de la atmósfera a NH3; esta capacidad se conoce como fijación biológica
de nitrógeno o diazotrofismo y puede ser llevada a cabo, según Rodríguez et al (1985) y Orozco
(1999), mediante tres sistemas: en forma libre, por asociación con una planta o en simbiosis, también
con alguna planta.
Las bacterias que fijan el nitrógeno mediante este sistema, son frecuentes en todo tipo de suelo y se
encuentran, principalmente, en la rizosfera de las plantas superiores. Pueden ser heterótrofas, cuando
utilizan como fuente de energía (carbono orgánico) restos vegetales o, autótrofas, cuando son capaces
de obtener el carbono del CO2 atmosférico, mediante la fotosíntesis. También se presentan organismos
aeróbicos y anaeróbicos en este grupo de fijadores (Orozco, 1999). Según Rodríguez et al (1985),
entre las bacterias fijadoras libres, las más numerosas y eficaces son las aeróbicas.
Según información presentada por Valero (2000) las bacterias diazótrofas de vida libre suelen
establecerse en ambientes donde hay un buen suministro de carbono disponible como en la rizosfera o
en la superficie de los tejidos externos de la planta (raíces, hojas, tallos, etc.), pero también se presentan
frecuentemente en el interior de dichos tejidos (bacterias endófitas), sobretodo en los elementos
vasculares y en los espacios intercelulares dejados por células muertas en las raíces.
Valero (2000) aisló, en plantas de caña panelera de cultivos tradicionales del occidente de
Cundinamarca que nunca habían sido fertilizados, 11 cepas de microorganismos diazótrofos de vida
libre endófitos y 7 cepas rizosféricas. Los endófitos fueron aislados de las partes basal, media y apical
395
del tallo y de las raíces y pertenecieron a los géneros Acetobacter, Azospirillum y Herbaspirillum.
Los rizosféricos correspondieron a los géneros Azotobacter, Azospirillum y Beijerinckia.
Brock y Madigan (1991) presentan una extensa discusión acerca de las bacterias de este grupo de
fijadoras de nitrógeno y destacan algunos de los géneros que se dan en la Tabla 15.4, como los que más
frecuentemente se presentan en el suelo.
TABLA 15.4. Algunos géneros de bacterias fijadoras de nitrógeno en forma libre, comunes en el suelo. (Tomados de
Brock y Madigan, 1991 y de Orozco, 1999).
AERÓBICOS
ORGANÓTROFOS FOTÓTROFOS LITÓTROFOS
Azospirillum** Anabaena Thiobacillus
Azotobacter Nostoc Alcaligenes
Bacillus*, **
Beijerinckia
Citrobacter*
Derxia
Klebsiella*
Mycobacterium
ANAERÓBICOS
Clostridium Chlorobium Methanococcus
Desulfovibrio Chromatium Methanosarcina
Heliobacterium
Rhodobacter
Rhodomicrobium
Rhodospirilum
Rhodopseudomonas
* También pueden fijar nitrógeno en condiciones anaeróbicas (Facultativos).
** También pueden fijar nitrógeno en el sistema de asociación.
Se produce por bacterias que se encuentran en la rizosfera de las plantas, principalmente gramíneas, con
cuyas raíces forma asociaciones no simbióticas, pues no se llega a la formación de estructuras
especializadas por parte de los organismos asociados (Rodríguez et al, 1985).
La principal fuente de energía para las bacterias que trabajan con este sistema de fijación la componen
los exudados radiculares de la planta. Según Orozco (1999), este sistema de fijación de nitrógeno es
especialmente importante, en el trópico, en cultivos de caña de azúcar, arroz, maíz, sorgo, trigo, cebada
y pastos.
396
Orozco (1999) reporta que las asociaciones que se encuentran con mayor frecuencia se dan con
especies de los géneros Azospirillum (la más conocida), Bacillus, Acetobacter, Herbaspirillum y
Pseudomonas.
En la fijación simbiótica, en el caso más común, el microorganismo infecta la raíz de la planta con la cual
va a asociarse, formando unos nódulos (estructuras especializadas de las que no se forman en la simple
asociación) que, cuando están activos en la fijación (nódulos efectivos), presentan una coloración roja
en su interior, debido a la presencia de leghemoglobina, pigmento similar a la hemoglobina del cuerpo
humano.
Los nódulos efectivos son grandes y se encuentran llenos de bacteroides que son estados no móviles
de la bacteria y los cuales se presentan sólo en los nódulos. Estos bacteroides son los que fijan el
nitrógeno y los nódulos son estructuras de protección para ellos (Subba Rao, 1992).
Las relaciones simbióticas más conocidas son aquellas que se presentan entre plantas leguminosas y
bacterias de los géneros Rhizobium y Bradyrhizobium. Subba Rao (1992) hace notar la
potencialidad que tiene este mecanismo de fijación de N al señalar que las familias Ceasalpinaceae,
Mimosaceae y Fabaceae, agrupan alrededor de 700 géneros y de 14000 especies, aunque aclara que
solamente se ha estudiado entre el 10 y el 12% de las especies, desde el punto de vista de la formación
de nódulos radiculares; la familia en la cual se ha encontrado el menor número de especies formando
nódulos radiculares es la Ceasalpinaceae.
Las relaciones simbióticas son muy específicas para la mayoría de las bacterias, es decir, que la
simbiosis se establece entre una planta con muy pocas especies, y a veces razas, de la bacteria
(Rodríguez et al, 1985 y Orozco, 1999); Paul y Clark (1989) destacan las siguientes relaciones
simbióticas con leguminosas, como bastante específicas: Alfalfa - Rhizobium meliloti y Trébol - R.
trifolii.
397
Campos (1991), en ensayos de sobrevivencia en laboratorio, con 21 cepas de Rhizobium reportadas
como tolerantes a acidez en Andisoles de la Sabana de Bogotá, encontró que a los 35 días de
inoculación sólo 2 cepas seguían presentes en el suelo. Además, se presentó un efecto importante de la
población microbial nativa sobre la supervivencia del Rhizobium que dificulta la implementación de
prácticas biológicas de manejo de la fertilidad nitrogenada del suelo. Esta pérdida de inóculo también ha
sido observada con frecuencia en Andisoles del oriente antioqueño (Herrón, 2001)1.
Otras asociaciones simbióticas importantes son las que se establecen entre algunas plantas no
leguminosas y bacterias del género Frankia; Paul y Clark (1989) reportan que esta bacteria es capaz
de formar nódulos con 170 especies de plantas no leguminosas, pertenecientes a 8 familias.
También son importantes las asociaciones simbióticas de los líquenes en las cuales cianobacterias de
los géneros Nostoc, Scytonema y Calothrix principalmente, se asocian con hongos; además, hay otra
simbiosis importante en los cultivos de arroz como la que se establece entre el helecho acuático Azolla
y la cianobacteria Anabaena (Munévar, 1991; Burbano, 1989).
Los fijadores no simbióticos son poco eficientes en la fijación, comparados con los simbióticos, tanto en
cantidad de N2 fijado, como en la velocidad con que lo hacen, según Burbano (1989); no obstante,
estos aportes pueden llegar a ser importantes para el productor al representar algún ahorro en sus
costos de fertilización, como lo muestran los valores de las Tablas 15.5 y 15.6.
TABLA 15.5. Cantidad de N fijado por algunos sistemas biológicos (Según Paul y Clark, 1989).
TABLA 15.6. Cantidad de N fijado por algunos sistemas biológicos (Según Rodríguez et al, 1985).
1
Herrón F. (2001). Exprofesor Universidad Nacional de Colombia. Sede Medellín. Asesor particular en fertilidad de
suelos. Comunicación personal.
398
Hongos – Calothrix o Nostoc 1 – 10
Sphagnum – Nostoc 1 – 10
Azolla – Anabaena 10 – 200
Orozco (1999) discute en extenso los factores bióticos y abióticos que controlan las poblaciones de las
bacterias fijadoras de nitrógeno, en los diferentes sistemas de fijación; de dicha discusión se extrae lo
siguiente:
q La presencia de oxígeno es requerida en organismos aeróbicos pero es contraproducente en
los anaeróbicos; sin embargo, el oxígeno tiene un efecto nocivo sobre la nitrogenasa que
impediría la fijación si los organismos no hubieran desarrollado mecanismos para excluirlo de los
sitios específicos donde ella se produce.
q Según varios autores, las condiciones de acidez o de alcalinidad son muy variables para los
diferentes organismos. Beijerinckia, Derxia, Acetobacter, Rhizobium tropici y Azomonas
se desarrollan mejor en suelos ácidos (pH < 6), mientras que bacterias como Azotobacter y
Azospirillum prefieren suelos con pH > 6.
q Altas cantidades de nitrógeno mineral son limitantes para el desarrollo de las bacterias, para la
formación de nódulos e inhiben el funcionamiento de la nitrogenasa.
q Los elementos Ca, Mg, Fe, S, B, Co, Mo y V son indispensables para la fijación de nitrógeno.
q Elementos como Al y Mn son nocivos para la fijación, sobretodo en leguminosas que dependen
de ella, procedentes de zonas templadas; la bacteria Rhizobium tropici, que nodula con fríjol
y con leucaena, aislada en suelos ácidos de Antioquia (Colombia), presenta una alta tolerancia al
Al.
q La temperatura óptima depende de cada bacteria y, en sistemas asociativos y simbióticos,
parece que afecta más a la planta que al microorganismo; en términos generales, bacterias de
ambientes tropicales presentan un rango óptimo de crecimiento y de fijación comprendido entre
32 y 40 ºC.
399
q La humedad afecta los organismos debido a la relación que tiene con el suministro de oxígeno.
Parece que en exceso puede ser limitante para los organismos fijadores. Para Rhizobium y
Bradyrhizobium es nociva la alternancia de períodos de marcada sequía con inundación.
q Factores de manejo de suelos y de cultivos como la implantación de monocultivos, la
aplicación incontrolada de fertilizantes y de otros agroquímicos, desbalancean las poblaciones
de microorganismos y reducen la capacidad infectiva de los mismos (Rodríguez et al, 1985).
q Factores bióticos como la especificidad: que se encuentren la planta y el microorganismo
adecuados para llevar a cabo la fijación; la competitividad: que las bacterias sean capaces de
competir por sitio y alimento con los otros organismos del suelo y la supervivencia: que el
organismo sea capaz de colonizar un ambiente y de permanecer en él el tiempo necesario, son
factores que controlan los procesos de fijación de nitrógeno en el suelo.
Independientemente de la bacteria que se utilice, Subba Rao (1992) describe dos procedimientos
básicos para producir el inóculo: Cultivarla en un medio de agar o cultivarla en portadores como turba,
carbón, lignito, compost, residuos de establo o suelo.
El inóculo de Rhizobium puede almacenarse hasta 3 ó 4 meses a 30oC y hasta 12 meses a temperatura
de 4oC, aunque hay variaciones dependiendo del material portante; en todos los casos, Subba Rao
(1992) obtuvo la mayor población, al mes de iniciado el almacenamiento.
Si el cultivo se hace en agar, se raspa la colonia con una aguja o bisturí y se hace una suspensión en
agua; a esta suspensión se le puede añadir 10% de azúcar o 40% de goma arábica para aumentar la
supervivencia del Rhizobium en la semilla; la suspensión, así preparada, se asperja sobre las semillas
que se quieren inocular.
Cuando el cultivo se hace en portadores, éstos se mezclan con una mínima cantidad de agua de modo
que se forme una “colada”, se adiciona azúcar o goma arábica y se echan las semillas en esa colada,
revolviendo bien para lograr una impregnación homogénea; 150 g de inóculo de turba sirven para
inocular la semilla para media hectárea, aproximadamente.
Es recomendable peletizar las semillas inoculadas, es decir, recubrirlas con alguna sustancia que las
proteja de las condiciones ambientales externas; ésto se hace antes de que las semillas recién inoculadas
se sequen; luego se extienden sobre papel y se dejan secar a temperatura ambiente.
Castro, citado por Castro y Munévar (1993), encontró, en suelos de El Espinal, Tolima (Colombia),
que al peletizar semillas de sorgo con ZnSO4, CaSO4, azufre, cal dolomítica y carbonato de calcio, la
producción se incrementó significativamente, mientras que cuando usó Borax o molibdato de amonio,
400
hubo una reducción en la producción ya que se presentó alto porcentaje de mortalidad de semillas
debido a la acción deshidratante de las soluciones de estos compuestos sobre ellas.
Castro y Munévar (1993) obtuvieron diferencias significativas al 95% entre varios parámetros bióticos
que evaluaron en un cultivo de soya, en suelos de Mariquita, Tolima, al comparar la siembra de soya
inoculada con diferentes cepas de Bradyrhizobium japonicum y peletizada con cal dolomítica, contra
la siembra de soya inoculada pero sin peletizar sino que, en lugar de la peletización, se agregaron al
suelo 1.5 t de cal dolomítica ha-1 (Ver la Tabla 15.7).
TABLA 15.7. Efecto de la peletización de semillas de soya sobre algunos parámetros bióticos* de un cultivo en
Mariquita, Tolima. Resultados de Castro y Munévar (1993).
Motta et al (1990) recomiendan peletizar las semillas con roca fosfórica, a razón de entre 100 y 400 g
kg-1 de semilla o con carbonato de calcio, aplicando alrededor de 500 g kg-1 de semilla; las cantidades
pueden variar dependiendo de las características de las semillas a inocular.
6. MICORRIZAS
Se llama micorriza a la unión íntima de la raíz de una planta con las hifas de determinados hongos;
según Guerrero (1996), los hongos micorrizógenos son simbiontes obligados, pero no existe
especificidad taxonómica estricta entre él y la planta hospedera, aunque puede asumirse, eso sí, que hay
una especificidad ecológica entre el hongo y la comunidad vegetal como resultado de la co-evolución.
Según la relación que haya entre las hifas del hongo y la raíz de la planta, se reconocen tres grandes
grupos de micorrizas: Ectomicorrizas, endomicorrizas y ectendomicorrizas.
6.1.1. Ectomicorrizas
En este tipo de micorrizas, las hifas del hongo forman un espeso manto sobre las raíces cortas y,
además, penetran a los espacios intercelulares. Son las más importantes en árboles y son indispensables
en plantaciones de Pinus spp, (Alvarado, 1988); Guerrero (1996) sostiene que también son
401
importantes en eucaliptos y en árboles tropicales de las familias Dipterocarpaceae y Cesalpinaceae.
Según Sánchez (1999), hay poca diversidad de hospederos para este tipo de micorrizas y, además,
ellas son poco frecuentes en condiciones tropicales.
Según Guerrero (1996), los principales hongos formadores de ectomicorrizas son Basidiomicetes, que
se agrupan en los géneros Amanita, Boletus, Lactarius, Russula, Scleroderma y Agaricus; Paul y
Clark (1989) sostienen que estas micorrizas controlan infecciones radiculares en árboles y arbustos
causadas por Phytium, Rhizoctonia y Phytophthora. En la Tabla 15.8 se presentan los géneros de
ectomicorrizas que se han reportado y estudiado en Colombia.
6.1.2. Endomicorrizas
Es el tipo de micorrizas más común, aun en el trópico; los hongos penetran los espacios inter e
intracelulares de la raíz y no forman el manto hifal sobre ella. Según Sánchez (1999), a este grupo de
micorrizas pertenecen las micorrizas arbusculares, las de las orquídeas y las de las ericáceas.
TABLA 15.8. Principales géneros de ectomicorrizas encontrados en Colombia. (Tomados de Pardo, 1988 y de
Alvarado, 1988).
Estrada y Sánchez (1994), en suelos de la zona cafetera del Valle del Cauca, inocularon plántulas de
café, var. Colombia, con Glomus manihot y encontraron que el desarrollo radicular de la planta
dependió obligatoriamente de la micorriza. En suelos de la parte plana del Valle del Cauca, Cenicaña
(1996) encontró 10 especies de Glomus formando micorrizas con plantas de caña de azúcar.
402
6.1.2.2. Micorrizas de orquídeas
Llamadas también micorrizas orquidioides, son formadas por hongos del género Rhizoctonia con
plantas de la familia Orchidiaceae y son indispensables para la germinación de las semillas de estas
plantas, aunque parece que la micorriza es opcional en plantas adultas. En este tipo de asociación hay
una alta especificidad.
6.1.3. Ectendomicorrizas
Según Sánchez (1999), son, básicamente, ectomicorrizas que llevan a cabo penetración intracelular, en
las raíces de las plantas, por hifas septadas. Se encuentran asociadas a plantas coníferas y tienen una
alta especificidad.
Dado que los hongos micorrizógenos son aeróbicos, el exceso de humedad en el suelo dificulta su
establecimiento en él. Otros factores ambientales como la temperatura, la luz o la aireación, los afectan,
a través de el efecto que ellos tengan sobre las plantas hospederas, por ejemplo, disminuyendo su
capacidad fotosintética y, por tanto, la disponibilidad de carbohidratos para los hongos (Sánchez,
1999).
Aunque las condiciones ambientales para el desarrollo de las micorrizas son bastante específicas, hay
algunas situaciones que lo restringen como lo exponen Guerrero et al (1996):
q Realizar fumigaciones intensivas o quemas en el suelo.
q Dejar el suelo en barbecho o implantar en él monocultivos permanentemente.
q Invertir los horizontes del suelo o la presencia de erosión.
q Hacer aplicaciones intensas de fertilizantes fosfóricos al suelo.
Según varios autores citados por Burbano (1989) y por Sánchez (1999), las micorrizas aumentan la
absorción, por parte de la planta, de nutrientes poco móviles en el suelo, como P, Zn, S, Ca, Cu, Mo y
B; le dan a la planta resistencia a condiciones desfavorables de suelo como: pH extremo, sequía,
403
salinidad, cambios grandes de temperatura y presencia de elementos tóxicos (Fe, Al, Mn); además,
protegen la raíz del ataque de patógenos.
Según Azcón y Barea (1996), la formación de micorrizas induce cambios nutricionales y fisiológicos en
la planta que alteran los exudados radiculares y la composición microbiana de la rizosfera, creando
diferentes interacciones entre los microorganismos de esta parte del suelo.
Asai, citado por Azcón y Barea (1996), estableció que la nodulación de las leguminosas por
Rhizobium es bastante dependiente de una adecuada micorrización de la planta; parece haber un
estímulo a la micorriza por parte de los polisacáridos extracelulares y del nitrógeno aportados por el
Rhizobium, así como un estímulo al desarrollo de la bacteria por el suministro de fósforo que hace la
micorriza a aquella.
Azcón y Barea (1996) reportan que entre Frankia y micorrizas también se presentan interacciones
similares a las observadas con el Rhizobium, aunque son menos comprendidas; así mismo, se ha
observado una interacción positiva entre MVA y bacterias de los géneros Azotobacter y
Azospirillum, obteniéndose una mejor micorrización en presencia de las bacterias, aparentemente por
efecto de las hormonas producidas por ellas.
6.4.1. Endomicorrizas
Según Guerrero (1996) deben hacerse co-cultivos hongo-planta para multiplicar los propágulos
(órganos o partes de ellos que se van a utilizar como fuente de inóculo) del hongo; según el tipo de
propágulo, el inóculo pueden ser: esporas, raicillas infectadas o suelo micorrícico (suelo con esporas y
raicillas infectadas).
Las esporas son el inóculo más puro, pero también es el más difícil de obtener; en las raíces el inóculo
tiene poca supervivencia; por lo anterior, el suelo micorrícico es el inóculo más utilizado, aunque el
riesgo de trasmitir patógenos con él es alto. Con este sistema el inóculo puede durar viable hasta un año
(Guerrero, 1996).
404
La adición del inóculo a la planta puede hacerse colocando la semilla en contacto con el suelo
micorrícico antes de sembrarla, como se hace en el caso de la inoculación con bacterias; también
colocando la raíz de aquella en contacto con dicho suelo al momento de hacer el trasplante o mezclando
el suelo micorrícico con el suelo en el cual se va a efectuar la siembra.
6.4.2. Ectomicorrizas
La inoculación de especies forestales es una práctica silvicultural fundamental; existen varias maneras de
obtener el inóculo de este tipo de micorrizas, según Guerrero (1996):
q Tomando suelo de plantaciones o de bosques en los cuales se haya observado la presencia del
hongo.
q Recolectando carpóforos en el campo.
q Haciendo bancos de micorrizas en viveros.
q Produciendo inóculos puros de micelios o de esporas en el laboratorio.
Según Guerrero (1996), el último método planteado es el más confiable y eficiente ya que en los demás
es difícil garantizar la calidad y disponibilidad del inóculo, así como la ausencia de trasmisión de
patógenos; para la aplicación del inóculo pueden tenerse en cuenta las sugerencias hechas para inocular
con bacterias o con MVA.
Quizás lo que más afecta la población microbiana del suelo, tanto en su cantidad como en su actividad y
en sus relaciones poblacionales es el cambio de la cobertura vegetal nativa por una cobertura de cultivos
o de pastos. Esto puede tener relación con cambios en el microambiente edáfico provocados por las
prácticas de manejo que deben implementarse para mantener aquellas actividades agropecuarias.
Hay una gran cantidad de ejemplos que ilustran lo que sucede con las poblaciones de los
microorganismos del suelo cuando se cambia la cobertura nativa por cultivos o por pastos.
80
7
70
6
60
50 5
Bosque natural
g C m -2
g N m -2
40 4
Pasto 4 años 405
30 3
Pasto 10 años
20 2
Pasto 15 años
FIGURA 15.5. Cantidades de C y de N acumuladas en la biomasa microbial de un Latosol de la amazonia brasilera bajo
diferentes coberturas vegetales y a dis tintas profundidades dentro del suelo. Con base en
resultados de Geraldes et al (1995).
Se observa en la figura anterior que en los primeros años de establecido el potrero, tanto el C como el
N se incrementan fuertemente con respecto a los contenidos de la selva nativa, en todas las
profundidades. En la profundidad de 30 cm hay una tendencia del C a presentar los valores que tenía
bajo la cobertura natural y esta tendencia es más marcada al aumentar el tiempo de uso en pastos, lo
que puede estar mostrando que el efecto del cambio de cobertura no fue importante a esta profundidad.
Con respecto al N, parece haber un efecto de acumulación de este nutriente, en profundidad, en los
pastizales más viejos.
Lee y Pankhurst (1992) estiman que cuando el suelo se somete a labranza convencional, los residuos
vegetales son incorporados en él y quedan disponibles para al descomposición por parte de los
organismos edáficos. Debido a la disturbación del suelo por este sistema de laboreo, las comunidades
bióticas tienden a ser dominadas por microorganismos aeróbicos, principalmente bacterias, lo que lleva
a un incremento de la población de bacteriófagos (protozoarios y nemátodos) en los suelos agrícolas,
406
generándose, de paso, una rápida descomposición de los residuos orgánicos y una intensa
mineralización de nutrientes.
Al contrario de lo expuesto en el párrafo anterior, cuando se hace labranza mínima los residuos
vegetales quedan en la superficie del suelo, lo que favorece la proliferación de hongos en los primeros
milímetros del suelo y la inmovilización de nutrientes en los residuos: la comunidad biótica tiende a estar
dominada por hongos y esto incrementa las poblaciones de fauna fungívora como nemátodos,
collémbolos y lombrices (Lee y Pankhurst, 1992).
Efectos como los descritos anteriormente obtuvo Gómez (1997) en suelos arenosos de Pivijay
cultivados con yuca, como puede verse en la figura 15.6. En este trabajo se tuvieron 2 sistemas de
labranza: Convencional (C) y Labranza Cero (LC). Se comparó un nivel de fertilización (50 kg N ha-1,
21.6 kg P ha -1 y 41.3 kg K ha -1) contra ausencia de fertilización y se comparó la aplicación de
coberturas muertas al suelo contra la no aplicación de la misma, adicionando 12 t ha -1 de materia seca
de Panicum maximum a los tratamientos correspondientes.
10
log UFC g-1 suelo
9
8
7
6
5
4
C CA CC CAC LC LCA LCC LCAC
TRATAMIENTO
FIGURA 15.6. Poblaciones de microorganismos (Base logarítmica) en un suelo arenoso de Pivijay, Magdalena, bajo
cultivo de yuca y con varios sistemas de manejo. Los resultados son promedios de dos muestreos
407
hechos en diferentes semestres (II-95 y I-96) hasta 15 cm de profundidad, con base en evaluaciones
de Gómez (1997) (MFNL: microorganismos fijadores de N de vida libre).
En la figura anterior se aprecia que las poblaciones de bacterias fueron mayores que en los otros grupos,
en todos los tratamientos y que el grupo de los hongos fue el de menor presencia; también resalta el
hecho de que la adición de materia orgánica al suelo aumenta las poblaciones de microorganismos en él
y que, en algunos casos, la adición de fertilizantes también hace lo mismo. Cabe aclarar que el autor de
esta investigación obtuvo diferencias significativas al 95% entre los diferentes tratamientos analizados.
Gómez (1997) también evaluó el grado de infección de la yuca con endomicorrizas y encontró que el
mayor porcentaje de ni fección de raíces (88.8%) se presentó cuando el suelo estuvo sometido a
labranza cero y no se le adicionó ni fertilizante ni mulch, es decir, cuando el suelo no fue sometido a
ningún tipo de disturbación. Los tratamientos que siguieron en grado de infección también fueron los de
labranza cero, con mulch y con fertilizante (85.1%) y con mulch pero sin fertilizante (82.5%). Entre los
tratamientos de labranza cero no hubo deferencia significativa pero sí la hubo, al 95%, entre éstos y los
tratamientos de labranza convencional. El tratamiento que menor porcentaje de infección presentó fue el
de labranza convencional con fertilización y con mulch, es decir, el que generó el manejo más intensivo
en el suelo.
Burbano (1989) hace una amplia discusión acerca del efecto que tiene el uso de agroquímicos y,
especialmente de pesticidas, sobre la microbiota del suelo. De esta revisión pueden hacerse las
siguientes generalizaciones:
q Las aplicaciones de herbicidas en dosis normales1 no parecen tener efectos importantes en la
respiración del suelo pero, en dosis altas, todos estos productos tienen algún efecto nocivo para
los microorganismos del suelo.
q El tratamiento del suelo con fungicidas aumenta la concentración de amonio en el mismo,
mientras que el uso de insecticidas influye poco sobre el proceso de la amonificación.
q Los fungicidas son, generalmente, inhibidores potentes de la nitrificación aunque, en dosis bajas
este efecto no es considerable. Este efecto puede durar hasta varios meses, dependiendo de la
dosis y del producto utilizados.
q Ni los herbicidas ni los insecticidas, en las dosis de uso normales, afectan considerablemente la
nitrificación.
q La fijación biológica de N se afecta bastante por los fungicidas; este efecto se ha notado con
Azotobacter y con Rhizobium. Para contrarrestarlo se han desarrollado algunas razas
resistentes de R. phaseoli y de R. meliloti.
q Los insecticidas, en dosis altas, reducen las poblaciones de Rhizobium y el número de nódulos
en las raíces de las plantas leguminosas. Generalmente con la aplicación de estos productos se
reduce drásticamente la población de bacterias y se incrementan las de hongos y de
actinomicetos, en los primeros días después de la fumigación.
1
Corresponde a las dosis recomendadas comercialmente por los fabricantes. Dependen del producto, del cultivo, del
suelo y de la región donde se va a aplicar el producto.
408
q Con la aplicación de fungicidas, los hongos y los actinomicetos son casi exterminados del suelo y
las bacterias aumentan notablemente su población; esta situación puede durar varios meses,
dependiendo del producto y de las dosis utilizados.
Para ilustrar el efecto nocivo que algunos herbicidas tienen sobre la fijación de N, Burbano (1989) cita
el trabajo de Eberbach y Douglas, quienes estudiaron el efecto de la aplicación de Glyphosato sobre el
número de nódulos por planta, el peso de la raíz y la tasa de producción de C2H4, en un suelo franco
arenoso sembrado con trébol subterráneo inoculado con Rhizobium trifoli; después de 120 días de
aplicado el herbicida se obtuvieron los resultados que se presentan en la Tabla 15.9.
TABLA 15.9. Efecto de la aplicación de Glyphosato sobre la nodulación y el peso de la raíz de trébol subterráneo
inoculado con Rhizobium trifoli después de 120 días de aplicado el producto (Resultados de
Eberbach y Douglas, citados por Burbano, 1989, del cual se toman).
Los mismos investigadores citados en la tabla anterior evaluaron la fijación de N midiendo la producción
de C2H4 hasta 19 semanas después de aplicado el herbicida y encontraron los resultados que se
presentan en la Figura 15.7. Tanto en los resultados de la Tabla 15.9 como en los de la Figura 15.7 se
aprecia el notable efecto nocivo que tiene la aplicación del herbicida sobre las variables estudiadas. En
el caso de la fijación de N también se obtuvieron diferencias significativas al 95% entre la falta de
aplicación del producto y la aplicación del mismo, aunque cuando se aplicó no hubo diferencias entre las
dosis utilizadas.
30
Tasa de producción de C2 H4
(L*10-6 planta-1 hora-1)
25
20
15
10
5
0
-5
9 13 15 19
409
FIGURA 15.7. Efecto de la aplicación de Glyphosato sobre la tasa de producción de C2H4 por Rhizobium trifoli con
trébol subterráneo después de 19 semanas de aplicado el producto (Resultados de Eberbach y
Douglas, citados por Burbano, 1989, del cual se toman).
RECORDAR
ÿ Los macro, meso y microorganismos del suelo pueden ser unos aliados importantes en los
procesos de nutrición de las plantas.
ÿ La composición de la meso y macrofauna del suelo se altera notablemente cuando se
cambian su uso y su manejo.
ÿ Organismos del orden Collémbola pueden ser indicadores de alteración importante en la
parte superficial del suelo, por lo menos en clima frío.
ÿ Hay dos grupos de microorganismos que intervienen activamente en la nutrición y
desarrollo vegetal: bacterias y hongos.
ÿ La mayor actividad de los microorganismos del suelo se produce en la rizosfera.
ÿ Una de las actividades más benéficas de las bacterias consiste en la fijación del nitrógeno
atmosférico.
ÿ La manera más eficiente de fijación biológica del nitrógeno es la que se hace mediante la
simbiosis entre bacterias del género Rhizobium y plantas leguminosas.
ÿ Los hongos forman asociaciones con las raíces de las plantas llamadas micorrizas.
ÿ Las micorrizas pueden ser ecto o endomicorrizas, dependiendo de que las estructuras del
hongo se queden por fuera de las células radicales o no, respectivamente.
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