Entramando Escuelas - FORUM INFANCIAS

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01

Índice

03 Introducción. - Equipo Entramando escuelas

04 27/03/2020 Escuelas en tiempos de pandemia... del desvalimiento al sostén. -


Lic. Ma. Gabriela Soengas

09 02/04/2020 Entramarse en tiempos de crisis. - Lic. Mariana Wassner

12 07/04/2020 Ser y estar escuela sin cuerpo presente. - Lic. Laura Jaite

16 16/04/2020 Hacer escuela en tiempo de pandemia. - Lic. Graciela Szyber

20 16/04/2020 Proteger a las infancias y adolescencias, una responabilidad de todos. -


Lic. Viviana Malti

24 20/04/2020 ¿Escolaridad sin escuela? Interrogantes y desafíos de la cuarentena. -


Mg. Carmen B. Fusca

29 29/05/2020 Transitando duelos en tiempo de pandemia. La escuela como


espacio de tramitación posible. - Lic. Gabriela Soengas Lic. Graciela
Szyber

32 ¿A modo de cierre? - Equipo Entramando escuelas


Introducción

E ntre la trama y la urdimbre, se constituyen entretejidos que conforman posibles más allá de
cada hebra.
Lo intersubjetivo nos invita a presenciar casi visceralmente la importancia del otro en esos
encuentros que toman vida como en estos escritos.
En tiempos insólitos, impensables, como esta pandemia, nos encontramos a escribir
sentires y pensares acerca de algo que a todas nosotras nos convoca, la escuela, los niños, las
niñas, los adolescentes, los docentes, las familias, los duelos.
No podíamos quedarnos aparte, ni en nuestra práctica, ni en nuestra escritura.
Tuvimos que ponerle algunas palabras, al tiempo, al encierro, al padecimiento, a las
desigualdades, a las exclusiones, a la escuela misma en tiempos de pandemia.
Palabras que nos permiten ingresar al entendimiento, de lo que no sabemos, o alguna
suerte de elaboración de lo que aparece como excesivo en estos tiempos.
Necesitamos adentrarnos en lo que se nos hacía visible, las desigualdades y las situaciones
naturalizadas en nuestros dispositivos escolares. Intentamos pensar algunos desafíos. ¿Cómo
evitar que se agudicen desigualdades? ¿Cómo fortalecer lazos afectivos entre los niños,
sus maestros y sus pares? ¿Qué y cómo enseñar? ¿Cómo sostener el deseo de aprender,
cómo producir intercambios, diálogos, escuchas? ¿Cómo se sostiene todo esto a través de
la virtualidad y del distanciamiento físico? Intentando fortalecer un acercamiento afectivo y
vincular necesario para el cuidado de nuestras subjetividades.
Y nos preguntamos ¿Cómo es pensar cuando las coordenadas de tiempo y espacio están
alteradas y los lazos trastocados? Nos juntamos, nos acercamos a pensar, escribir, hilando
entre nosotras. Creando lazos entre las palabras, ligaduras entre las ilustraciones, entramados
simbólicos que buscan comprender, metabolizar y dar alguna simple acotada respuesta, a los
que nos consultan a diario, a las escuelas que acompañamos, a los maestros y padres que
habitualmente escuchamos.
La propuesta es el encuentro, como espacio compartido en un tiempo que aparece como
interrumpido, es poder pensar y pensarnos, en nuestras convergencias y divergencias.
Esta pandemia ha generado distintas respuestas a nivel de politicas públicas; en nuestro
caso, el aislamiento social preventivo obligatorio (ASPO) es el dispositivo que se está
implementando para cuidarnos, y proponernos, al mismo tiempo, cuidar. Entendiendo así a la
política como cuidado y al cuidado de la política, en este contexto, las familias, los niños y las
niñas, los y las docentes, todos estamos haciendo escuela. Una escuela novedosa, que aún no
sabemos cómo es ni cómo será, que pretende dar alguna respuesta posible.
Entendemos que es un tiempo de incertidumbre, de entramado complejo y móvil que nos
invita a intentar construir nuevos sentidos a nuestras cotidianidades.
Este escrito es un encuentro que propone un nosotros desde lo diverso y que nos
compromete desde lo más profundamente humano.
Pensar las escuelas, a los niños, docentes, familias, nos ubica del lado de la potencia y
la vitalidad, de la empatía y la cooperación, en ser y estar con los demás. Nos ubica, además,
en la dimensión del tiempo presente, un presente que puede reconsiderar el pasado y
comprometerse con lo que vendrá, aún en tiempos de incertidumbre.

Equipo Entramando escuelas


03
25/03/2020

Escuelas en tiempos de pandemia...


del desvalimiento al sostén.
A cerca de conceptualizaciones de las trayectorias educativas en tiempos de desvalimiento social;
La escuela como instancia representacional
¿Cómo pensar los procesos de aprendizaje en estos tiempos?
¿Cómo sostener la vincularidad y el lazo social?

L a dimensión epocal de cualquier relato, define la contextualidad de una realidad situada en


tiempo y espacio. Bajo condiciones que hoy no sabemos bien cómo son, ni cómo serán en
los próximos tiempos, intentamos sostener coherencia, aferrándonos a aquellos mojones que
definen ciertas regulaciones de la vida cotidiana.
Puntos de anclaje, lugares desde donde tejemos un entramado de nuestras habitualidades
humanas. Rituales y ritmos cotidianos que dicen quién soy, cómo me vinculo, a qué me dedico,
qué horarios tengo, dónde trabajo, a qué hora vuelvo a casa, cuándo voy al colegio y cuándo
salgo de vacaciones o es fin de semana. Vamos desde allí tratando de reorganizar esta nueva
realidad.
Las regularidades en nuestro sistema de vida, nos brindan seguridad, nos aferran a una
rutina, marcan un sentido, un clivaje en la cultura en las que estamos inmersos.
Desde los ritmos y melodías emocionales de la primera infancia, hasta la llegada al proceso
de socialización, la inserción del sujeto en la escuela, abre un mundo que se multiplican en ese
escenario.
La escuela en tanto organización subjetivante, también marca ciclos, anuda momentos,
genera lógicas y pertenencias. En ella vamos moldeando nuestro psiquismo y como instancia
social y de construcción de las subjetividades, hace anclaje en ese intersticio.
Hoy que empezamos a transitar los efectos de un tiempo de pandemia, la escena escolar
pareciera la de “una escuela deshabitada”, pero cabe la aclaración de que NO se trata de una
escuela desalojada, ni desfondada. Estamos ante el gran desafío de construir una continuidad
escolar entendiendo esto en términos del lazo y de las trayectorias pedagógicas.
¿Cómo imaginamos una escuela sin niñas niños en sus aulas? ¿Sin jóvenes interactuando en sus
patios ? ¿Sin los docentes en sus salas?
¿Cómo mantenernos vinculados y a la vez separados para garantizar la mejor convivencia en la
comunidad? ¿Cómo entender una nueva lógica de relacionarnos sin estar juntos en el espacio físico
de la escuela? ¿Hay escuela sin espacio físico?
No soltar el lazo con los niños y niñas, con los adolescentes y sus familias, es nuestro
gran desafío de anudamiento social. Es la manera de formar entramados invisibles que
generen sostén. También lo es promover procesos deseantes a través de múltiples canales
comunicacionales, donde los lazos no se rompan, ni se distancien, sino por el contrario,
redunden en redes que se visibilicen por sus efectos, afectos y fortalezas. Es estar disponible.
Sostener en el imaginario social la actividad escolar como continuidad, resulta
tranquilizador. NO todo es desfondamiento ni vacío frente a la pandemia.
Vamos descubriendo un hacer escuela que se resignifica en estos tiempos. Una escuela que
va viviendo en multiplicidad con otros espacios, y busca opciones que posibiliten sostener el
aprendizaje a pesar de la distancia física.
La importancia de la escuela como sostén y como acompañamiento de las familias, sigue
siendo un horizonte en estos tiempos, a través del cual generar canales de comunicación fluida
con los niños niñas y adolescentes.
04
Por otra parte abrir la idea de un paréntesis: pensar que transitamos un tiempo diferente
con condiciones propias y de cuidados específicos. Un tiempo que adviene e instala la premisa:
“cuidarte es cuidarme… es responsabilidad de todos” y una interrelación directa que rompe con
una lógica individualista. Se abre una dinámica de relaciones que quedará anudada de alguna
manera en la construcción de un gesto solidario y colectivo donde “yo y el otro - no podremos
solos, sino juntos”.
Un paréntesis sirve como una pausa útil para reposicionarse, como un espacio de espera,
de poder tolerar las limitaciones y pensar cómo hacerlo. Y al decir paréntesis entiendo la
interrupción temporaria de una lógica que implicara una vuelta la normalidad entendida
como continuidad. Habrá un regreso paulatino a lo conocido que calma , como un tiempo que
retorna... y también la vuelta al cole.
Ideas de futuro que potencian hacia adelante. Y este habrá sido un tiempo de aprendizaje
que nos permitirá ubicar al otro semejante en un nuevo lugar representacional.
Plantear un tiempo de espera, en una sociedad que transita a la velocidad del consumo, no
resultará tarea fácil e impone un gran desafío a las escuelas a los docentes así como social y
subjetivo.
La necesidad de incorporar nuevos sentidos, nuevos ritmos, nuevas formas de vincularnos,
cadencias y melodías insólitas, serán también variables que las escuelas deberán transitar
pensando quizás en tiempos de acompañamientos subjetivos así como en clave de trayectorias
escolares.
No desconocemos que habrá síntomas del sufrimiento que implicará este desajuste en la
vida social, tanto de los niños niñas y jóvenes, de las familias, que podremos ir valorando en el
día a día... aunque algunos ya conocemos o podemos inferirlos.
Las dinámicas familiares en tiempos de encierro suelen ser agobiantes, ninguna familia
es perfecta, pero las fluidez de las subjetividades aun en tiempos de amontonamiento, genera
instancias singulares de crecimiento. Todos estamos en el mismo proceso pero no somos todos
uno, ni algo indiferenciado.
No perder las singularidades aun en el encierro de los hogares, es sumamente subjetivante
y ahí es donde la escuela está más cerca que otras instituciones. Logra hacerse presente como
variable que potencia a vida exogámica de los niños y adolescentes.
Abrir lugares con el pensamiento y de creación que permitan establecer proyectos a futuro,
fomentar canales propios de comunicaciones para los niños niñas y adolescentes. Estimular
sus compromisos de tareas a desarrollar, permiten sostener espacios propios de la infancia y la
juventud en una propuesta singular, en medio de lo que implica la indiferenciación pandémica.
Estos lazo habilitan que exista un mundo vital para las infancias y juventudes, lugares
propios que promueve deseos por fuera de la sensaciones paralizantes y que son Otros en la
indiferenciación de los confinamientos.
Sabemos que muchas veces el espacio familiar no resulta la mejor opción para muchos
niñas niños y jóvenes, dejándolos en situaciones de vulnerabilidad aún más en tiempos de
aislamiento. Ellos son los niños niñas y adolescentes que más nos preocupan en este tiempo.
Intentar extender abrazos hasta allí es sumamente importante. La escuela es el puente
inmediato y ante situaciones de maltrato diversos en las familias de los niñez, la escuela
resulta ser un lugar que aloja. Es ahí in situ donde se convierte en un puente, en el lugar que
enseña y cuida...
La educación tiene muchos formatos y esta realidad en tiempos de aislamiento nos desafía
a reinventarlos, pero ante todo nos desafía a poner en juego nuestro propio despliegue creativo,
pone en juego la reinvención de nuestras propias prácticas como educadores y profesionales de
la salud mental, o como analistas, tanto sea a modo de propuestas pedagógicas, socializadoras
o subjetivantes
En la escuela, como campo de acción con el otro, los niños y jóvenes expresan sus
05
emociones, sus subjetividades, las despliegan también a través de acciones donde sus cuerpos
están compartiendo espacios físicos... Los jóvenes se reconocen en el contacto con el otro por
identificación o rechazo. Estén o no en ese espacio real, lo convocante de la virtualidad no
reemplazará nunca la importancia del contacto corporal.
Sabemos que en un tiempo volverán los patios repletos de diversas “niñeces” y adolescencias;
saltando, corriendo, gritando, peleando. Y con ellos regresaran los pasillos, los patios y las aulas
donde los estudiantes se juntan, se tocan, se besan, se pegan, se pellizcan, se quieren, y se
recuerdan para siempre.

Lic. Ma. Gabriela Soengas

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Escuelas en tiempo de corona.

07
SIN FILTRO
Alicia es profesora tutora de 2do B... Mientras prepara la cena para compartir en
familia recibe un Whatsapp... “Hola profe, soy Marina, gracias por preguntar...
No, no estoy bien... no pude contestar nada de las tareas porque no me dejan
usar siempre el celular... yo quería contar antes que este año casi no me
inscriben en la escuela porque digo lo que pasa en mi casa... usted ya sabe. Hoy
mi hermana más chica tenía que cocinar rápido y como ella es chica y no cocina
rápido, mi mama le comenzó a pegar, y después a mí porque la defendí, porque
profe mi reacción no es quedarme quieta... disculpe las faltas profe, estoy
escribiendo rápido para que no entre y me vea ahora, porque pronto va a llegar
mi mama y no sé lo que va a pasar, me dijo que nos tenemos que ir de casa...
Por esta razón quería preguntarle cuando podría ser que abra la escuela profe,
quiero ir para allá, no tengo tiempo de escribir más, buenas noches profe…”

Marina, 15 años, estudiante de nivel medio.

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02/04/2020

Entramarse en tiempos de crisis.


N os toca vivir un tiempo complejo y difícil, el tiempo de la pandemia del corona virus.
Una situación de crisis hace referencia a una continuidad que se rompe y que nos obliga a
adoptar decisiones, que ponen en jaque nuestros saberes previos.
Saberse cuidado, entonces, es el punto inicial para acompañar y tejer redes de apoyo,
acompañamiento, sobre todo en poblaciones de alta vulnerabilidad social.
¿Qué papel puede jugar la escuela en este sentido?
La escuela está presente, y nuestra historia muestra que lo ha estado en grandes crisis,
como por ejemplo, la del 2001.
El acompañamiento excede por completo el set de actividades para enseñar y entretener,
supone cómo se resignifica una escuela sin presencia, que no es lo mismo que una escuela
vaciada. La escuela está enmarcada en las políticas de cuidado, entendiendo esto desde una
mirada política que nos involucra como ciudadanos corresponsables.
¿Cómo acompaña la escuela a las familias que carecen de acceso a internet, que viven
hacinados, de manera tal que pensar en las tareas puede resultar una dificultad insalvable?
En estos tiempos es imprescindible el trabajo no sólo interdisciplinario sino intersectorial,
es decir, que la escuela acompañe a través de otros sectores que tienen acceso directo a cada
comunidad. Las áreas de Salud, a través de sus centros, los centros de acción social que están
concurriendo al trabajo y es preciso contar con esta posibilidad. Armar redes para saber
qué necesita cada niño, y marcar, sobre todo, la transitoriedad de esta situación, porque da
esperanza y potencia lo vital.
Vale decir, la escuela puede transmitir no sólo las medidas de prevención vigentes y
contenidos curriculares, sino cómo tienen sentido en un contexto, en una coyuntura, la
necesidad del cuidado y del fortalecimiento de un colectivo, de lo colectivo: somos comunidad,
allí nos reconocemos.
“Si vos te cuidas, me cuidas; si nos cuidamos, cuidamos todo”.
Las propuestas pedagógicas en red, para quienes puedan acceder a ella, deben girar en
torno no sólo a los contenidos curriculares, sino pensar en el modo de hacer llegar por las vías
posibles a quienes se encuentran en situación de desventaja.
Estamos proponiendo una escuela para/con/entre todos y todas.
Proponemos que los niños y las niñas puedan compartir sus experiencias en esta situación,
que haya intercambio y qué le lleguen respuestas; que puedan “aburrirse” como modo de
aprender a estar con uno mismo; que lo lúdico sea buscado y encontrado en cada rincón de
cada casa; que puedan compartir historias, canciones, adivinanzas, cuentos, modos de inventar
saludos, maneras que sepan que la escuela los espera; que ante cualquier necesidad hay
equipos trabajando en las cercanías de su casa.
Y que todos y todas estamos aprendiendo con crisis, que nos ayudará, sin duda, a ser
mejores, más solidarios.
La escuela es un lugar para compartir sueños, aprendizajes, y nada de esto es posible sin
lazos que nos sostengan.
Saberse cuidado, saberse sostenido, pensado. Pensar en el otro. Ese es el desafío.

Lic. Mariana Wassner


09
Entramarse en tiempos de crisis.

10
PROFESIONALES
Dos profesionales conversan acerca de la saturación de los servicios de salud,
y plantean que el problema de los hospitales públicos de Caba, es la cantidad
de “extranjeros”, haciendo referencia a la comunidad de la villa 31. Un tercer
profesional, que allí se encontraba, les dice: ¿“se imaginan cómo se habrán
sentido nuestros abuelos cuando vinieron acá, con una mano atrás y otra
delante”? Y una responde “pero eran hombres de bien”.

SIN FILTRO
TRAMITANDO
Alicia es profesora tutora de 2do B... Mientras prepara la cena para compartir en
Relato
familiaderecibe
un cuento en pandemia...
un Whatsapp... “Hola“El señor
profe, y el
soy árbol...gracias
Marina, Un hombre viejo planto
por preguntar...
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árbol que unbien...
no estoy día cobro vidacontestar
no pude y creció...nada
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Mi querido amigo
ya sabe. Hoy
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rápido y comono para
ella es que
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y no cocina
rápido, mi mama le comenzó mundo, me has
a pegar, defraudado.”
y después a mí porque la defendí, porque
profe mi reacción no es quedarme quieta... disculpe las faltas profe, estoy
escribiendo rápido para que En no entrecon
Sesión y me vea(8ahora,
Lucia años) porque pronto va a llegar
mi mama y no sé lo que va a pasar, me dijo que nos tenemos que ir de casa...
Por esta razón quería preguntarle cuando podría ser que abra la escuela profe,
quiero ir para allá, no tengo tiempo de escribir más, buenas noches profe…”

Marina, 15 años, estudiante de nivel medio.

11
16/04/2020

Ser y estar escuela sin cuerpo presente.


“Cada acto atraviesa un cuerpo. Cada cuerpo vive tocado por ese acto.”
Marcelo Percia.

¿ Cómo pensamos la escena escolar hoy, frente a un aislamiento social, cuando la escuela
como escenario quedó vacía? Cuando sus actores (sus cuerpos) deben habitar otro espacio-
escena pero mantener sus funciones y sus objetivos.
Una de las preocupaciones de la escuela ha sido, sigue siendo, que los niños, niñas y
jóvenes no la abandonen.
Hoy debemos procurar que la escuela no los abandone a ellos y a ellas. El desafío de ser
y sostener comunidad educativa con una presencia que no cuente con los cuerpos en vínculo,
cerca, interactuando.
Cada sujeto construye su cuerpo entre/con otros cuerpos, siempre. Pasamos de ser
hablados a hablar, de ser pensados a pensar, de ser sostenidos a poder sostenernos.
El cuerpo en un principio se va armando en el vínculo con los cuerpos de los otros
significativos. Y se continúa en la presencia de los intercambios con los otros fuera de casa;
que se van volviendo significativos. En el devenir de la socialización, con la entrada a la
escuela, los niños y niñas amplían sus vínculos (con otros adultos, con pares, con otros niños y
niñas) fundamentales para comenzar a transitar, conocer y vincularse con/por otros mundos
distintos al universo familiar.
Así maestros y profesores, los educadores, se transforman en esos otros. Otros que en
la interacción dejan marcas, que ofrecen conocimiento y se ofrecen donando voz, gestos,
presencia. Que pueden abrir puertas al mundo, a la cultura; invitando a participar.
Pudiendo ser cuerpo para identificaciones, propiciando entramados de pensamiento y
recorridos deseantes, transmitiendo también las prohibiciones.
Los aprendizajes pasan por el cuerpo, se hacen cuerpo. La enseñanza también.
Sabemos que aprender no es copiar, ni repetir. Que el cuerpo en el aprendizaje no es
maquina; que ensaya, se equivoca, aprende. Y la escuela no debería ser un escenario de
entrenamiento ni de adquisición de competencias.
Cuando hablamos de aprendizaje, pensamos en una apropiación. Un conocimiento
entregado, presentado al cual el sujeto pueda transformar, re-inventar.
En este acto transformador aparece la autoría del sujeto, de manera creativa y a través de
la experiencia (pensamiento y acciones) que harán de esa información un saber con poder de
uso, con la posibilidad de aplicarlo de manera creativa y singular.
En los encuentros pedagógicos entre educadores y alumnos, entre “enseñaprendientes”
se va construyendo un “molde relacional” que tiene su sostén en el cuerpo. En cada cuerpo y
sus vínculos, las formas de relacionarse (sin olvidarnos que estos pueden permitir, potenciar o
inhibir, anular aprendizajes).
Más allá de los dispositivos que se han puesto en marcha desde la escuela, cada escuela
(pensando en los contextos y población de cada comunidad educativa) para dar continuidad al
ciclo lectivo; se hace imprescindible que estos puedan ser sostén.
Lejos de crear “anticuerpos” deberíamos intentar sostener los cuerpos (los de los docentes,
los de niños, niñas y adolescentes). Transmutar la “continuidad pedagógica” en la “continuidad
de los vínculos y los lazos”. Fomentar el movimiento, la escucha disponible, abrir canales de
comunicación (sin excesos), proponer situaciones expresivas y creativas. Éstas podrán habilitar
a los cuerpos a habitar este nuevo espacio-tiempo. Tener presente lo que le pasa, lo que pasa
por cada cuerpo.
12
El aula se ha mudado a casa, y cada adulto debe acompañar (como puede, como sabe, como
va construyendo) los procesos y las producciones que llegan desde la escuela.
Quizás podamos apostar a los recursos propios de cada niño, niña y joven, a su autoría
y creatividad. Activar en cada cuerpo (el de los niñas, niños, jóvenes y adultos) los moldes
relacionales que se construyen en los encuentros pedagógicos. Vínculos que han quedado en
cada cuerpo: las historias compartidas, de segmentos de trayectorias escolares. Vivencias en
las cuáles alguno o muchos docentes han donado mirada, escucha, contacto, gestos; junto a los
contenidos que enseñó.
Vínculos pedagógicos tiernos, que colocaron al alumno, alumna en el lugar de sujeto
pensante, potenciando su autoría. Una sonrisa amplia entregada al devolver el cuaderno con la
tarea corregida, una voz musical que al leernos un cuento nos llevo a recorrer mundos nuevos,
una mano que sujetó la nuestra y nos acompañó a trazar una letra, una clase apasionada que
nos hizo amar una materia, nos conmovió o nos mostró una visión diferente a la nuestra y nos
enriqueció.
Así junto al contenido permanece en cada uno ese vínculo, ese registro corporal, el placer
de aprender, de saber. De haber saboreado y haber transformado ese conocimiento presentado
en una relación que nos autorizó a hacerlo.
Hoy nos falta el saludo de bienvenida, las sonrisas, el reto, el barullo del recreo, los
encuentros en pasillos…
Todo lo que acontece nos encontró en los inicios del ciclo lectivo. Momentos de armado
de vínculos, de presentaciones, de rutinas. Apropiándonos de espacios y tiempos a compartir,
conociéndonos. El aislamiento obliga a llevar escuela a las casas. Y a los alumnos y alumnas, a
los docentes a seguir en ¿contacto? sin los cuerpos en relación.
¿Cómo logramos los educadores hacernos presentes con gestos, con voz, tonos, cadencias,
pausa; en las tareas y propuestas que compartimos con nuestros alumnos y alumnas? ¿Cómo
continuamos en nuestro rol de enseñar y estar disponibles en otro escenario que no sea la
escuela? ¿Y transitando en nuestros propios cuerpos el impacto de lo que acontece?
Buscar maneras de escucha, mirada, de intercambiar sonrisas, de compartir risas, de
ofrecer palabra (incluida la voz, con su timbre, sus tonos, su cadencia y melodía). Poner a
ensayar a los cuerpos para que se equivoquen, que se expresen, que disfruten y aprendan.
Acompañar hoy podría ser cuidar de las ganas, ofrecer-nos nutrientes para motorizar el deseo
de aprender de las y los alumnos. Promover aprendizajes constructores de autoría.
Construcción colectiva, sin dudas, de las comunidades educativas para ser sostén y
presencias posibles en la imposibilidad (por ahora) de estar de cuerpo presentes.

(Un especial agradecimiento a la Lic. Betina Frid por los intercambios y aportes).

Lic. Laura Jaite

13
Proteger a las infancias y adolescencias, una responsabilidad de todos.

14
HAY QUE SER AUTODIDÁCTICO
Alejo cuenta a su psicopedagoga que lo tiene mal esta cosa depresiva de la
cuarentena. Yo dejo colgada algunas tareas porque no entiendo y hay que ser
autodidáctico.

MUSICALIZACIÓN
Recibimos junto a las tareas un video. Un cuento. La imagen: Una maestra
SIN FILTRO
grande, “de las de antes”, tradicional por su didáctica y en sus propuestas.
Se maquilló y se puso el guardapolvo. Lee Pinocho desde la pantalla de su
computadora.
Alicia es profesora Alguien
tutora la
deestá
2do filmando. Comienza
B... Mientras preparalalanarración
cena paray compartir
se la nota en
algo incomoda.
familia recibe unDe a poco se va
Whatsapp... soltando,
“Hola profe, fluye la historia.
soy Marina, La voz
gracias porse endulza,
preguntar...
el gesto
No, se desprende
no estoy bien... no de
pudela incomodidad.
contestar nada Deldeotro
las lado deporque
tareas la pantalla
no meuna niña
dejan
la usar
escucha, se vaelacercando.
siempre celular... yoAmbas
queríase acercan,
contar antes lasque
va este
envolviendo
año casiun noclima,
me
las invitaen
inscriben unala historia, la formadigo
escuela porque de contarla, de escucharla.
lo que pasa en mi casa...Cuando
usted ya termina la
sabe. Hoy
mi hermana más narración, ambas,
chica tenía quedecocinar
cada lado de la
rápido pantalla
y como ellasonríen.
es chica y no cocina
rápido, mi mama le comenzó a pegar, y después a mí porque la defendí, porque
Respuesta
profe vía mail
mi reacción nodeeslaquedarme
profe de Música,
quieta...luego de recibir
disculpe la tarea
las faltas deestoy
profe, una
alumna. A partir
escribiendo rápidode lasque
para consignas,
no entrea ylame
niña
vea seahora,
le ocurre hacer
porque un video
pronto va a para
llegar
mi mama y no sé lo que enviárselo,
va a pasar,unameobra
dijomusicalizada.
que nos tenemos que ir de casa...
Por esta razón quería preguntarle cuando podría ser que abra la escuela profe,
quiero ir para allá, no tengo tiempo de escribir más, buenas noches profe…”

Marina, 15 años, estudiante de nivel medio.

15
16/04/2020

Hacer escuela en tiempo de pandemia.

I rrumpe una pandemia. El tiempo y el espacio adquieren otra dimensión. Lo preestablecido,


aunque provisorio pierde el curso. Lo inestable nos incomoda aún más, dando lugar a la
aparición de la angustia.
Desamparo e incertidumbre toman nuevos significados en estos días.
Lo pensable, da lugar a lo inédito. Lo creativo lucha por instalarse como respuesta a la
necesidad de producción de la existencia misma.
Dónde nos posicionamos en estos tiempos como sujetos sociales de un planeta en pandemia
que busca algún sentido a lo que estamos viviendo y alguna respuesta a un no saber.
“No nos preparamos para esto”, frase muy conocida por nosotrxs los que trabajamos en
escuelas, pero en esta oportunidad adquiere nuevos sentidos. Asistimos a un tiempo que parece
no darnos tregua, nos pone a actuar apresuradamente.
Estamos mareados en una temporalidad muy difícil y muy extraña.
Necesitamos salir de la captura que nos produce este tiempo. Tiempo de encierro,
de cambio de perspectivas, de nuevos modos de habitar el planeta. Buscamos renovados
encuentros de intercambio con el otro, formas novedosas de entender el acompañar y de
construir modos de hacer escuela.
Aparecen diferentes fotografías de época, en la casa algunos con un aula virtual, otra/os
entre fotocopias, o en un cuarto de hotel compartido con hermanos, desplazando así en este
entretiempo el paisaje áulico, para producir nuevas territorialidades.
La escuela, sosteniendo su quehacer, acompaña como puede estos nuevos espacios. A
sus alumnos de siempre, con sus docentes, con sus padres. Se abren impensables territorios.
Impensados como la pandemia misma.
El territorio es un lugar vivo, móvil. Espacio donde se constituyen vincularidades, que
habitarán estas experiencias. Se arman nuevas territorialidades, entendiendo que el territorio
no es un espacio abstracto, es la configuración activa que se crea en el mismo. Estos son
territorios, como espacios vividos, construidos constantemente por los que lo habitan.
No nos preguntaron, aconteció. Estamos compelidos a habitar esta situación, esta
experiencia, estos nuevos territorios. La escuela que busca acompañar en estos tiempos se
plantea que lugar tomar. ¿Cuál será su nueva territorialización?
De que se tratará en estos tiempos de pandemia estar presente allí, armar esta nueva
configuración, un nuevo territorio escolar que acompañe a nuestros niños/ñas/adolescentes
a transcurrir estos tiempos sostenidos por un otro que también se encuentra afectado
íntimamente.
En este tiempo de infancia, habitar la escuela sigue siendo pertenecer, ser parte, como
condición indispensable y posibilitadora.
¿A qué llamamos habitar la escuela?
Habitar un espacio es convivirlo, construirlo, entenderlo, comprenderlo, desaprender y
aprehenderlo. Detenerse para seguir encontrando el camino, para perderse en los derroteros
propios. Produciendo allí lo que puede un cuerpo, a decir de Spinoza. Estar conectados, de alguna
manera, con algo que pasa en la situación, estando adentro de la cosa; produciendo modos de
presencia. Formas de entendimiento.
Habitar este nuevo transitorio espacio escolar tal vez sea con sensación de posibilidad.
En un continuo ir habitando, en la diversidad de formas no cerradas, no anticipadas, no para
siempre. Comprender la existencia de cada niño y niña que forma parte de eso que está
habitando. Intentando que no se me pierda. Que no quede en el camino.
16
Probar alternativas posibilitadoras de una construcción colectiva. Sin olvidar en ese intento
de la diversidad que componía mi aula, mi escuela. Produciendo, en lo posible, espacios de
escucha, de diálogo, de acompañamiento.
Acompañar es estar, en esa pronunciación profunda del “Heme Aquí”, como Estado, como
Escuela, como adultos responsables que sostienen.
Podemos pensar, que pasamos de una desterritorialización, acontecida por la pandemia a
una transitoria territorialización que construye diferentes formas de “tramar un entre”.
Intentemos pensar en una intervención posibilitadora. No en una que reproduce lo mismo
por otros medios, suerte de repetición de aquello que nunca funcionó en presencia.

“Juan se vistió para ver a sus amigos en la pantalla, quería saber como estaban. Le pidió a su
mamá que le ponga gel en el cabello, para estar lindo, eligió su camisa de palmeras, la mejor que
tenía. Juan se sentó, comenzó el encuentro. La seño saludo a todos. Como están les dijo. Juan quería
levantar la mano, explicarle que maso. Que estaba un poco asustado. Que estaba triste. La seño les
contó que esperaba este momento, para verlos. Él se puso contento. Al ratito les pidió que juntos
hagan el trabajo que les proponía… Juan no pudo contarles nada.”

Lic. Graciela Szyber

17
Hacer escuela en tiempos de pandemia.

18
NO ES LO MISMO
Este es el audio de un papá a la psicopedagoga de su hijo: “Estoy muy
preocupado lo mío está complicado no estoy pudiendo producir y ya me está
preocupando. Me cuesta mucho dormir. Mas allá de eso parezco el tipo de “La
vida es bella” con los chicos. Los estamos ayudando con las tareas. Pero cuesta
mucho que se metan en los temas porque ya es mucho el tiempo que están
en casa. Tanto tiempo de no ir a clase se hace cada vez más complicado. Me
resulta muy raro en esto de la pedagogía, que nadie de las escuelas ninguno se
haya tomado el trabajo tanto para SIN FILTRO
María como para Pedro de preguntarles a los
chicos como están. No hay una sola pregunta relacionada con cómo se sienten,
cómo
Alicia esestán, qué les
profesora estádepasando.
tutora Yo escribiría
2do B... Mientras un capítulo,
prepara la cena soy
parapapá no soyen
compartir
pedagogo, pero un
familia recibe para que se den“Hola
Whatsapp... cuenta que soy
profe, la docencia digital difiere
Marina, gracias totalmente
por preguntar...
cuando
No, alguien
no estoy está
bien... noencerrado que cuando
pude contestar nada dealguien no está
las tareas encerrado.
porque Y los
no me dejan
usar siempre chicos lo están
el celular... yopadeciendo mucho
quería contar esto
antes quetambién”.
este año casi no me
inscriben en la escuela porque digo lo que pasa en mi casa... usted ya sabe. Hoy
mi hermana más chica tenía que cocinar rápido y como ella es chica y no cocina
rápido, mi mama le comenzó a pegar, y después a mí porque la defendí, porque
profe mi reacción no es quedarme quieta... disculpe las faltas profe, estoy
escribiendo rápido para que no entre y me vea ahora, porque pronto va a llegar
mi mama y no sé lo que va a pasar, me dijo que nos tenemos que ir de casa...
Por esta razón quería preguntarle cuando podría ser que abra la escuela profe,
quiero ir para allá, no tengo tiempo de escribir más, buenas noches profe…”

Marina, 15 años, estudiante de nivel medio.

19
16/04/2020

Proteger a las infancias y adolescencias,


una responsabilidad de todos.

H oy vivimos una situación inédita ya que nunca imaginamos que la escuela pudiera cerrar
sus puertas de la manera repentina como nos impone esta pandemia que nos invade. La
salud de todos requirió que se “suspenda la concurrencia a clases” y con este fin cesaron sus
rutinas, y las aulas y patios quedaron vacíos.
La urgencia y la necesidad rápidamente puso en funcionamiento otros dispositivos y
surgieron distintas propuesta de acuerdo a los recursos y posibilidades de cada comunidad
educativa. En los contextos más desfavorecidos, los docentes construyeron distintas
propuestas pedagógicas virtuales o entregaron junto con los alimentos, cuadernillos impresos
con actividades para los alumnos que no acceden a los recursos tecnológicos.
¿Qué estarán haciendo nuestros alumnos y alumnas ahora?
¿Cómo van a transitar tantos días sin escuela?
¿Estarán bien?
¿Habrá surgido alguna situación que los inquiete, que los ponga en peligro?
Hace tiempo que la escuela dejó de ser solo lugar de enseñanza y aprendizaje para
ampliar su tarea y transformarse poco a poco en el lugar garante de derechos por excelencia.
Los niños, niñas y adolescentes aprendieron (al igual que sus docentes) que la escuela está
para escucharlos y protegerlos. La escuela agudizó su mirada y en el marco de las leyes de
protección de derechos, se llevaron a cabo intervenciones concretas.
¿Pero qué hacemos si hay maltrato, abuso, desamparo y la escuela está cerrada?
La escuela1 puede ver un golpe en una cara, ojos llorosos, miradas tristes, la inquietud del
hambre, el frío en el cuerpo y en esa mirada que abre a la pregunta que genera la confianza
para que los estudiantes cuenten su padecer. Las familias también recurren a la escuela en
busca de ayuda y orientación ante hechos de desamparo y/o necesidad.
Pero hoy, el coronavirus nos obliga a estar en casa, puertas adentro. En una casa segura
esto no debería inquietarnos ya que es un tiempo distinto, de espera, donde en el peor de
los casos niños y adolescentes se aburren, pelean, pasan más tiempo frente las pantallas,
aprenden más o menos. Pero ¿Qué ocurre cuando sabemos que las condiciones mínimas no
están garantizadas y el adentro es tan peligroso como el afuera?
El maltrato infantil y el abuso sexual infantil constituyen problemáticas alarmantes en
nuestra sociedad, y niños y adolescentes encuentran en la escuela un lugar de protección.
Cuando la escuela toma conocimiento de hechos de tal naturaleza debe accionar de
forma inmediata ante los organismos correspondientes no solo para que se pongan en
funcionamiento medidas de asistencia y amparo sino, porque ASI y Maltrato Infantil son delitos
que requieren el accionar de la justicia.
Ante una situación como la actual donde hay dos puertas cerradas, la de la escuela y
la de las casas; la incertidumbre y el miedo aparecen, porque sabemos que muchos niños
y adolescentes están en riesgo. Si bien los docentes estarán alertas desde los dispositivos
pedagógicos que han implementado, tienen pocas posibilidades de tomar conocimiento para
intervenir. No obstante, deben estar más atentos que nunca, dialogando con sus alumnos,
escuchando lo que les ocurre y articulando distintas acciones posibles desde lo escolar y con
los servicios locales.

1
Escuela en tanto todos los actores que la constituyen maestros, profesores, EOE, directivos, auxiliares.
20
Hoy casi todos los municipios cuentan con organismos de protección de derechos, pero su
modo de funcionamiento es muy diverso. Algunos trabajan a la par con las escuelas y articulan
acciones generando buenas intervenciones, otros tienen cierta impermeabilidad al trabajo
compartido ya sea por prácticas burocráticas, por incompatibilidad de criterios o por carencia
de profesionales para dar respuesta a la cantidad de demanda.
Sabemos que no vamos a ser los mismos después de la pandemia y la escuela tampoco.
Por eso, dentro de la gama de reflexiones y aprendizajes que nos deja esta terrible
circunstancia, reafirmamos la importancia de incrementar las políticas del cuidado:
• Desde las aulas, con prácticas donde se ponga en juego la solidaridad y la tolerancia, el
diálogo como forma de resolución de conflictos, la implementación de la Educación Sexual
Integral como lineamiento y práctica imprescindible, para que todos sus alumnos puedan
constituirse como sujetos con derecho a ser cuidados, a defenderse, a buscar refugio y
protección frente al abuso, el maltrato y toda forma de violencia en todos los contextos y
momentos de su vida.
• Con los docentes para que frente a un relato de un estudiante sepan cuál es su
responsabilidad y cómo actuar en los distintos momentos y con quienes.
• Con las familias, dándoles más participación, incrementando los espacios de escucha, de
diálogo que les permita reflexionar sobre la crianza y sus dificultades, para que en momentos
de tensión y desborde no se recurra a la violencia, y para que el abuso no se naturalice o se
oculte en el entramado intrafamiliar.
• Con las instituciones de la comunidad, fortaleciendo el trabajo en red, dando visibilidad a
sus recursos, construyendo estrategias de cuidado y sostén conjuntas, desde la interdisciplina
y peticionando a los organismos correspondientes políticas públicas más contundentes
que den cumplimiento pleno a la Ley de Protección Integral de Derechos de Niñas, Niños y
Adolescentes.
Los niños, las niñas y los adolescentes requieren ampliar sus referentes confiables,
y saber que frente a la adversidad pueden recurrir en cualquier momento a un vecino, a
un organismo de protección de derechos, a un centro de salud, al comedor de la esquina,
a la parroquia del barrio, ya que son lugares de cuidado y amparo cuando situaciones de
desprotección irrumpen.
La escuela más que nunca es convocada a participar y generar trabajo en red, porque la
protección de derechos de las infancias y las adolescencias no debe ser una tarea aislada sino
una construcción en corresponsabilidad entramada en toda la comunidad, y en este sentido
como educadores y como sociedad aún tenemos mucho camino por transitar.

Lic. Viviana Malti

21
Proteger a las infancias y adolescencias, una responsabilidad de todos.

22
MADRES
Las madres de 4to grado se ponen en contacto con la docente para contarle
que, desde sus casas, en un barrio vulnerable, se escuchaban gritos en la casa
de Brian. Brian, informa la maestra a la directora, es uno de los niños que no
entrega la tarea, no participa del zoom y sus padres no han ido a retirar el
bolsón de comida. Alguna vez llegó golpeado a la escuela.

SIN FILTRO
Alicia es profesoraBRUTAL
tutora de 2do , ES LA DIFERENCIA
B... Mientras prepara la cena para compartir en
familia recibe un Whatsapp... “Hola profe, soy Marina, gracias por preguntar...
Esono
No, dijoestoy
Mirtabien...
al regresar
no pude a su casa. Venía
contestar nadade deestar en su porque
las tareas trabajo,nodespués
me dejande
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tenía que de tanto
cocinar rápido que hacían.
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chica y nollegué a
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le comenzó a pegar, mi hija Clara,
y después solo
a mí recibía
porque unas fotocopias
la defendí, porque
profe mi reacción no cuando mi marido
es quedarme lograba
quieta... retirarlas.
disculpe las faltas profe, estoy
escribiendo rápido para que no entre y me vea ahora, porque pronto va a llegar
mi mama y no sé lo que va a pasar, me dijo que nos tenemos que ir de casa...
Por esta razón quería preguntarle cuando podría ser que abra la escuela profe,
quiero ir para allá, no tengo tiempo de escribir más, buenas noches profe…”

Marina, 15 años, estudiante de nivel medio.

23
20/04/2020

¿Escolaridad sin escuela?


Interrogantes y desafíos de la cuarentena.

E l coronavirus y la consecuente cuarentena transformaron nuestro vertiginoso mundo.


Una súbita detención en la que todo nos cambió y en la que experimentamos múltiples
sentimientos de angustia, temores, incertidumbre, fragilidad. En este contexto fue necesario
cerrar las escuelas.
De golpe niños, niñas y adolescentes se quedan en sus casas.
En el contexto de esta durísima realidad, en medio de nuestros propios trabajos subjetivos
de elaboración de lo que estamos viviendo surge la necesidad de sostener la continuidad de la
escolaridad.
Y esta situación nos enfrenta a problemáticas diversas. Quisiera plantear algunas.
Una de ellas es que directivos, docentes, profesores con mucho esfuerzo y poco tiempo
tuvieron que dar respuesta para todos los niveles de escolaridad, recurriendo a una modalidad
no presencial que plantea requerimientos y formación específica.
La educación a distancia es compleja, implica entre otras cosas, cambios en los contenidos,
en los ritmos de enseñanza, soportes de tutores, elaboración de materiales.
Así se suma a los docentes roles para los que no están preparados y es una gran exigencia
esperar que esto sea posible de un día para el otro. En este momento excepcional, la educación
a distancia es una salida de emergencia y es importante asumir que todos vamos aprendiendo
y lo vamos resolviendo de la mejor manera posible.
Por otro lado, las condiciones para sostener la escolaridad a distancia no son iguales para
todos los niños. Hay alumnos que presentan dificultades en sus procesos de aprendizaje y
muchos otros se encuentran situaciones de grandes desigualdades económicas y educativas.
Muchos niños y adolescentes están en desiguales condiciones de acceso a dispositivos
tecnológicos, a posibilidades de conectividad, de disponer de espacios en las casas o de contar
con adultos que puedan estar disponibles y acompañar.
También en muchos casos con los niños y niñas que se encuentran con proyecto de
inclusión escolar se nos plantean interrogantes acerca de cómo alojarlos desde las propuestas
on line.
Y muchos otros niños, en situaciones favorables, con entornos adecuados, reciben, algunos
en exceso, por diversas vías como whatsapp, mails, plataformas virtuales, tareas que deben
realizar y enviar a sus maestros y profesores.
Algunas son propuestas más lúdicas, creativas, que los niños pueden realizar de manera
autónoma porque cuentan con los conocimientos para hacerlas.
Otras plantean la enseñanza de temas nuevos más abstractos y complejos que si bien en la
guía de trabajo se plantea una secuencia, explicaciones y ejemplos, son inaccesibles para que
tanto niños como adolescentes las realicen por si solos.
Otras son largas listas de ejercicios matemáticos que terminan aburriendo y cansando. En
algunos casos se plantea la enseñanza de temas de las diferentes disciplinas como geografía,
historia biología y se envían textos informativos que fuera del contexto del aula, sin la previa
explicación del docente o la interacción con pares resulta muy difícil abordarlos por si solos.
Es evidente la dificultad de reproducir la escuela en casa. Muchos alumnos hacen frente
cada día a una gran exigencia. Según la edad de los niños es diferente el nivel de autonomía.
Se genera así la demanda de ayuda a los padres que muchas veces pueden hacerlo y muchas
otras desconocen las metodologías actuales o tampoco comprenden qué se pide o no tienen el
24
tiempo suficiente (por sus propias exigencias domésticas y laborales) para ayudar a sus hijos.
Los padres son padres, no son maestros o profesores y esto genera impotencia, exigencia y
angustia.
Estamos en un tiempo diferente. Dice C. Skliar que la escuela está gobernada por la tiranía
del tiempo. Celeridad, rapidez, urgencia siempre están presentes en el ámbito escolar. Tal vez
en este tiempo, tengamos que ir más despacio, detenernos y preguntarnos.
¿Es posible seguir enseñando como si nada pasara?
¿Qué espacios abrimos para la escucha de lo que sienten y viven nuestros niños y
adolescentes?
¿Cómo sostenemos los vínculos entre ellos y con los docentes?
¿En esta etapa excepcional cómo se “re priorizan” los contenidos, esos de los que ya dudamos
en épocas “normales” si las hay?
¿Cómo evitar la brecha educativa que puede agudizar el uso de propuestas a través de
dispositivos con los que muchos niños no cuentan?
Esta situación visibiliza aspectos naturalizados en nuestras escuelas y reproduce
desigualdades que tampoco ha resuelto la educación presencial.
Recordemos que antes de la pandemia cuestionábamos muchos aspectos de nuestros
dispositivos escolares. Decíamos la escuela está en crisis, hay una gran distancia entre las
propuestas escolares y la realidad de niños y adolescentes actuales. Muchos de los contenidos
que transmitimos son obsoletos, carecen de sentido para los alumnos y las maneras de
transmitirlos también deben ser revisadas.
La crisis que estamos viviendo vuelve a poner en jaque lo instituido, lo naturalizado en la
escuela y tal vez constituya una oportunidad que posibilite vínculos y propuestas pedagógicas
diferentes.
Seguramente podemos pensar modos de lazos más cercanos con los niños y adolescentes
y sus familias, escuchar las propias experiencias de los alumnos, dar prioridad más que a la
transmisión de contenidos a favorecer el deseo de saber y aprender, rescatar contenidos de
enseñanza que se plantean en los diseños curriculares pero que son postergados por falta de
tiempo en la escuela. Me refiero fundamentalmente a las prácticas comunicativas como hablar,
escuchar, leer y escribir. A la presencia de la palabra, ya sea oral o escrita.
La palabra, que crea lazos, que posibilita el encuentro con uno mismo y con los otros.
Y si planteáramos a los niños y adolescentes hablar y escuchar acerca de lo que les pasa,
leer por placer, elegir cuentos y luego recomendar a sus compañeros aquellos que más
les haya gustado. La recomendación de cuentos leídos es un contenido de enseñanza y una
excelente manera de construir lectores. Compartir lectura con los padres, escuchar leer al
maestro o profesor (si también en secundaria los adolescentes pueden disfrutar de escuchar
leer).
Propuestas en las que la lectura y escritura rescaten más que nunca sus funciones
comunicativas y ayuden a la reflexión sobre los propios sentimientos y emociones.
Se puede proponer a los niños escribir un diario que puede o no ser compartido según lo
desee su autor, ordenar y buscar fotos y construir la historia de cada uno, puede ser escrito
en papel o aquellos que puedan realizar un video o power point para compartir con los
compañeros.
Y en aquellos hogares que hay tiempo y posibilidad pueden hablar sobre las comidas
preferidas, hacer platos tradicionales o inventarlos y escribir un recetario para compartir con
compañeros. Cocinando se aprenden fracciones, medidas de capacidad, proporciones. Leer el
diario con los padres o solos y elegir alguna noticia para compartir. Armar un periódico virtual
y leer y discutir juntos con el docente y compañeros. Se puede estudiar geografía, historia o
biología a partir de un problema actual que interese a los chicos. Investigar sobre un tema que
les interese y hacer una puesta en común.
25
Lo que me propongo subrayar es que aprender implica lo contrario de aislamiento social,
es encuentro, cooperación, intercambio.
Que las condiciones en las que se da el aprendizaje y la enseñanza son inherentes a estos
procesos. En condiciones excepcionales como estas no podemos simular con las propuestas
pedagógicas que todo sigue igual.
Tal vez haya que modificar o priorizar los contenidos que se aborden. Que éstos tengan
sentido para los alumnos y que en momentos tan difíciles les devuelvan algo del juego,
diversión, la propia actividad y creatividad. Y además ir más allá de los conocimientos de las
diferentes disciplinas, habilitando el diálogo acerca de lo que estamos viviendo y fortaleciendo
los vínculos entre los niños y de los niños con sus maestros. ¿No sería esta también una
manera de cuidar a los niños y adolescentes?
Apesar del gran esfuerzo por implementar clases virtuales tenemos la oportunidad de
volver a comprobar que la presencia de maestros y profesores es insustituible, que se aprende
con otros y a través de otros.
Aprender es un diálogo, un diálogo mágico. Ojalá en este tiempo de pandemia, de
cuarentena, podamos desacelerar los tiempos de la escuela, conectarnos con nosotros como
padres, educadores y con nuestros niños y adolescentes.
Ojalá podamos “propagar” y “contagiar” más lazos de ternura y el placer por aprender.

Mg. Carmen B. Fusca

26
¿Escolaridad sin escuela? Interrogantes y desafíos de la cuarentena.

27
JAZMÍN
Jazmín concurre a 4to año de la escuela secundaria. Vive en una ciudad cercana
a Bahía Blanca con su mamá sus hermanos, sus tías, sus tíos y sus primos. Nos
cuenta “me siento algo sola a pesar de que estoy con toda mi familia que es
bastante grande…pero nadie comprende mis tareas, mis sentimientos o incluso
lo que hago en mi casa…no puedo estar tranquila nunca! Estoy muy mal con la
tarea, en mi casa no hay internet y casi no tenemos datos, así que se complica
todo. Extraño tanto poder salir, estar con mis cosas, ir a la escuela!

NICOLÁS
Nicolás 15 años, Mmmm, nomás hice lo de inglés. Es como que necesito que me
explique alguien con experiencia, ¿sabe? Mi mamá o hermanos mayores no creo
que sepan tanto como un profesor. No entiendo, me angustio. Me está yendo mal
en el colegio sabiendo que iba a empezar con todas las pilas. (repetí).

28
29/04/2020

Transitando duelos en tiempo de


pandemia. La escuela como espacio de
tramitación posible.

A sabiendas de que la muerte en algún momento llegará, vamos transitando la vida sin
pensar demasiado en ella, intentando esquivar su representación descarnada, soportando
lo intramitable que conlleva.
Sin embargo, también sabemos que poner en juego algo del orden de la metáfora, como
poner en palabras, en la vía de las emociones, permite la circularidad, un intento de tramitación
posible y posibilitadora de que algo allí sanador ocurra.
Cuando se hace presente y aparece lo real, la muerte nos interpela en forma de destino
innegociable, de la enfermedad, de la finitud en la vejez, en un accidente, también nos interpela
en los sueños y a modo de síntomas haciendo metáfora de lo no dicho. Apareciendo desde el
mundo interno o externo. Pero morir siendo niño o adolescente cobra una dimensión especifica
y particular, dado que el imaginario de la colina de la vida no se acerca ni siquiera a la idea
de pensar la muerte próxima a esos rostros tan lozanos, vivaces y llenos de proyectos. Por lo
menos en nuestra cultura
La muerte en pandemia es aún más intolerable y dolorosa, porque entre otras cosas,
conlleva la triste premisa de que habrá de ser transitada en absoluta soledad. Esa soledad que
cala los huesos, que nos deja en posición de desvalimiento porque no hay lazo con presencia
física de los seres queridos. Y por lo tanto habrá de ser asumida en soledad por todas las
partes, en y con el recuerdo de aquellos que amamos. Quizás a través de alguna pantalla
alguien logre despedirse de sus seres queridos. Pero en este momento aun mas que en tantos
otros de la vida, nada reemplazará el calor de la piel humana.
Morir en pandemia siendo adolescente, implica inevitablemente una escalada en términos
de angustia. Nos conmueve, interpela nuestras propias juventudes en términos de plenitud
y conlleva pensamientos que disparan en distintas dimensiones. Pone en juego la reflexión y
consternación a nivel de la dimensión relacional, humana y familiar. Pone en juego la dimensión
política, sanitaria y cultural; pone en juego interrogarnos a cerca de la calidad de vida y como
parte de la vida si es calidad de vida morir solos. Y con esto de ninguna manera se entienda
que interpelamos la premisa de la necesidad imprescindible del asilamiento en tiempos
de pandemia. Solo intentamos exponer pensamientos que surgen a partir de una situación
que acompañamos como analistas institucionales desde una dimensión que aún no hemos
nombrado: la institución escuela.
La muerte de un adolescente en el marco de lo escolar siempre es intolerable. Un
acontecimiento provisto de dolor, interrupción, insoportable. Aparece como una pregunta
continua de parte de todos los actores institucionales involucrados. ¿qué le pasó?, ¿Por qué?
El tiempo se detiene. La crónica de lo escolar adquiere una nueva dimensión, el duelo irrumpe
en la escuela. Se cierran los establecimientos, para re-abrirlos en un nuevo recibimiento, con
tenor a acompañamiento. Henos aquí para cuidarlos y cuidarnos todos. Para despedirnos. Para
intentar producir algo en el orden de lo elaborativo.
Muere un estudiante en tiempo de pandemia, la escuela está cerrada, el edificio escolar está
cerrado, los velatorios están cerrados. Los canales de comunicación limitados a la conectividad.
La noticia impacta a todes.
Como en un imparable torbellino comienzan los amigos a llamar a los directivos. Y estos
29
a las familias y las familias llaman a la escuela. La escuela llama a supervisión, la supervisión
llama a los equipos. y así seguimos llamándonos entre todos profesores, preceptores,
estudiantes. Buscándonos para estar más cerca, para producir algo que sostenga en un tiempo
de caída.
La escuela sigue siendo refugio, lugar, encuentro, espacio elaborativo, sostén en la pérdida.
Uno a uno se llama y se comunican. Uno a uno, como en una cadena representacional donde
una representación se une a otras ya a la vez queda desligadas de otras. ¿Cómo generar un
cuerpo representacional allí?
La escuela aún en estos tiempos no abandona su lugar de sostén, de oferta. De espacio
propiciador de elaboraciones posibles.
El trabajo de duelo comenzará aún no asistiendo al habitual territorio escolar. Tendremos
que pensar cómo garantizar espacios de palabra, de escucha, de intercambio, de tramitación
conjunta, algo del orden de algún entendimiento y ligadura posible.
La escuela en su edificio está cerrada, en su función continúa produciendo encuentro.
Es por eso, que nos convocamos igual. Nos escuchamos atreves de celulares, nos
encontramos en los zooms, meeting, facetime, y armamos un entre -tiempo hasta encontrarnos
y continuar un proceso de elaboración posible del duelo.
No lo dejamos congelado, ni coagulado, a la espera. Ocurrió en estos tiempos, y tenemos
que dar respuesta desde nuestras intervenciones para alivianar la carga de los jóvenes. Por eso
nos encontramos, nos ligamos, producimos palabras nuevas, traemos la historia que tuvimos
con ella. Lloramos, reímos con ellos. Los y las acompañamos. Producimos encuentros con los
adultos de la escuela, allí también se está produciendo la elaboración. Toda la escuela está en
duelo cuando pierde a un integrante de la misma.
En tiempos de coronavirus se producen acontecimientos que tendremos que seguir
acompañando como profesionales de la escuela. Los duelos en las escuelas deben ser
acompañados, invitados a tener un espacio elaborativo. En tiempo de coronavirus, de otras
inmediateces algunas muertes nos quedan como por fuera, como olvidadas. Como a des
-tiempo.
Son muertes más solitarias, despojadas terriblemente de la ritualidad que cada tribu posee
para despedir a sus miembros.
Propongamos allí otros posibles. Inventemos manera de acompañar este insólito tiempo que
claramente nos pone frente a escenas que no pensamos transitar.
Siempre la pérdida de un estudiante conmueve sobre manera a la escena escolar y a cada
uno de sus actores. En estos tiempos la necesidad de nuestra intervención y acompañamiento
es mas necesaria. Casi se podría decir, se torna imprescindible.

Relato a partir del fallecimiento de una estudiante de 5 año de una escuela pública de CABA,
mayo 2020.

Lic. Gabriela Soengas


Lic. Graciela Szyber

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31
¿A modo de cierre?

E ste libro comenzó como encuentros. Fueron conversaciones. No es un todo acabado. Podría
funcionar a modo de caleidoscopio, en donde aparecen muchos y diferentes recortes. Al
girarlo, se van moviendo, surgen nuevas composiciones. Los elementos se van agrupando,
distanciando, yuxtaponiendo. Así conseguimos un sin fin de configuraciones, que son mutables,
abiertas a transformaciones, permitiendo diversas lecturas, que abren a diferentes sentidos.
Pensar la Escuela a partir de la pandemia nos convoca a re pensar las escuelas ¿Escuelas
para armar?
En el recorrido al que invita el libro, en cada artículo y en las viñetas que nos cuentan
situaciones reales desde los diferentes actores y equipos que forman parte de las comunidades
educativas, hemos abierto algunas conceptualizaciones para continuar pensando-nos.
El análisis nos lleva a visibilizar, pares conceptuales en tensión que van discurriendo a lo
largo de los relatos, como hilos de las lógicas actuales en los territorios escolares, a saber:
Cómo ser y hacer escuela sin la materialidad de sus edificios, desde la cotidianeidad de
los encuentros que posibilitan la presencia docente/alumno, compartiendo espacios y tiempos.
Espacios y tiempos distintos, disruptivos, con nuevos formatos, yuxtapuestos, enlazando a
partir de la palabra y de la imagen, sostenidos en lo vincular, abriendo nuevas maneras de
estar y acompañar.
Como juega la inequidad y la desigualdad evidentes entre quienes pueden habitar esta
escuela actual y quienes quedan por fuera, por diversos motivos: la escasa o nula conectividad,
dificultades en algunas familias para acompañar, preocupaciones que le quitan sentido a la
actividad escolar, por enumerar algunos, entre tantos otros posibles.
Asimismo l​ as situaciones de inclusión y exclusión quedan al desnudo, visibilizando más
que nunca las desigualdades en todas sus dimensiones. Hoy, además de la continuidad y el
vínculo, impera pensar cómo se acompañará la trayectoria escolar de cada alumno y alumna
resignificando esta experiencia inédita.
Los pares conceptuales ligados a l​ os cuerpos y los tiempos se presentan​desligados de
las dimensiones habituales. Un tiempo donde las presencias no son simplemente cuerpos y
los cuerpos sin p​resencia física se ponen en juego en la escena escolar. Las corporeidades se
lucen hoy visibilizando las expresiones sensibles del ser, que se arman más allá del cuerpo
biológico.
Aparecen entonces la Existencia y No la presencia física. La dimensión del S ​ ER ha quedado
en primer plano, entendiendo que el HACER llegará luego.
Primero SER sujetos, enlazar con y a otros, para luego HACER, entramando la condición
pedagógica fundante, buscando incesantemente construir sujetos pedagógicos en escenas
escolares recreadas.
En esa conjunción del SER, el ESTAR y el HACER, construimos hoy nuevos territorios.
​¿Qué subjetividades construirá esta escuela en tiempos de pandemia?
En este armado de territorios nuevos para continuar se hace fundamental pensar en el
concepto de escuela situada. Tiempos y espacios escolares en pandemia, pensados como
una dupla situacional. Sin el transcurrir de la escolaridad en sus edificios, lo que si tenemos
son sus comunidades, sus estructuras formativas, sus funciones, con sus diferencias, tanto
materiales como simbólicas, su diversidad que la hace esa y no otra escuela.
Escenarios y escenas móviles, quizás volátiles, que se crean y recrean dentro de un espacio
que ya no es el edificio escolar. Más cercano a escenografías algo precarias, para armar y
desarmar según cada encuentro.
Hoy, la temporalidad que regía la escuela, se ha diluido. La cronología que regía las
32
cotidianeidades y ordenaba de alguna manera la vida escolar se ha trastocado. Una nueva
temporalidad se va construyendo en cada casa, creando nuevos ordenamientos.
Contextualizar, situar cada escena, como fotos de una película en continuo d​ evenir.
Entender la importancia de detenerse para pensar y pensarnos, captar la velocidad y a la vez la
letanía, de este tiempo que muestra diversidades de como es sentido y vivido.
Un tiempo que tuvo un inicio pero del cual no conocemos su finitud, sin definiciones
precisas. ¿Hacer un tiempo dentro del tiempo?
Un tiempo que aísla/separa, pero a la vez necesita enlazar/ unir para sostener el sentido.
Múltiples presencias que en una misma pantalla y al mismo tiempo, inundan, saturan y también
garantizan el encuentro.
Paradojas que hemos analizado en un sin fin de hiladas de pensamientos formando tramas,
que seguramente seguirán generando producciones, porque es un tiempo inédito que no se
cierra, está en proceso y abre preguntas.
Toda la comunidad educativa, a la espera de la vuelta a las escuelas, a sus edificios a
los tiempos y espacios compartidos, a sus ritmos, sonidos, aromas y rituales. En donde nos
reencontraremos, para habitarlos y construirlos en comunidad.

Equipo Entramando escuelas

33
Forúm infancias - Comisión de clínica de Educacion
Equipo Entramando escuelas

Autoras: Gabriela Soengas, Graciela Szyber, Laura Jaite,


Carmen B. Fusca, Mariana Wassner, Viviana Malti
Dibujo: Laura Jaite
Diseño: Nicole Brandstadter

34
forum.infancias Forum Infancias - Red Federal www.foruminfancias.com.ar

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