La II República Constitución de 1931 y Reformas (1931-1936)

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La II República: Constitución de 1931 y reformas (1931-1936)

Tras el fracaso de la Dictadura, primero, y la caída de la monarquía, pocos meses después, el 14 de abril de 1931 se implantaba en
España la II República, la cual, hasta el levantamiento del 18 de julio de 1936, vivirá varias etapas: Gobierno provisional, Bienio
social-azañista, Gobierno radical-cedista y Frente Popular.

1. El gobierno provisional (1931).


El primer gobierno de la República tuvo carácter provisional. Alfonso XIII hizo entrega del poder al Comité Revolucionario nacido
del Pacto de San Sebastián de 1930 para evitar un enfrentamiento civil. Era un gobierno heterogéneo en el que aparecían
conservadores (Niceto Alcalá Zamora como presidente y Miguel Maura, ministro de la Gobernación.), radicales (Lerroux y
Martínez Barrio), regionalistas, (el catalanista D’Olwer y el galleguista Casares Quiroga), neorrepublicanos (Manuel Azaña,
ministro de la Guerra). y socialistas (Largo Caballero, Prieto y Fernando de los Ríos). Fuera quedó el anarcosindicalistmo.
El 15 de abril fue publicado un Estatuto Provisional que declaraba los objetivos inmediatos a lograr: implantación de una
auténtica democracia, reconocimiento de las entidades regionales, revisión del régimen de propiedad agraria e implantación de la
libertad de cultos y creencias.
Pronto la República tuvo que enfrentarse a problemas como el nacionalismo catalán (apenas implantada la República, Macià
proclamaba el Estat Catalá) y vasco, el anticlericalismo (jornadas de violencia del 11 y 12 de mayo, con la quema de conventos e
iglesias en Madrid, Málaga y Sevilla) y la oposición anarcosindicalista (ni la CNT ni la FAI apoyarán la política del gobierno).
Convocadas elecciones a Cortes Constituyentes, el triunfo es de una conjunción republicano-socialista. Las Cortes abren en julio de
1931: Alcalá Zamora será presidente de la República y Azaña el Jefe de Gobierno.

2. El bienio social azañista (1931-1933).


Las principales tareas encomendadas a las Cortes fueron la elaboración de la Constitución, la aprobación de la primera legislación
de la República, el estudio del Estatuto catalán, la designación del presidente del Poder Ejecutivo y el juicio definitivo sobre las
responsabilidades de la desaparecida monarquía. Pero antes de acometer el proyecto de Constitución, las Cortes procedieron a la
aprobación de los decretos dados por el gobierno provisional durante los primeros meses de la República. Esta legislación era tanto
o más importante que la Constitución misma, y había sido elaborada principalmente por Azaña y Largo Caballero.
Veamos ahora la labor de este período:
a) La Constitución de 1931.
El proyecto presentado a las Cortes para su discusión tenía una fuerte influencia de la ley fundamental de la Alemania de
Weimar, así como de otras constituciones europeas y americanas.
En el primer artículo afirmaba que España era una república democrática de trabajadores de toda clase. Latía en ella el
espíritu del federalismo, ya que reconocía las autonomías regionales. Las Cortes se componían de Cámara única, elegida por
sufragio universal ampliado mediante la concesión del voto a la mujer (papel de Clara Campoamor) y la reducción de la edad
mínima de los electores, de 25 a 23 años. Garantizaba la libertad de prensa, de reunión, de asociación y de enseñanza.
Los artículos más polémicos de la Constitución eran los referentes a la libertad religiosa, la separación de Iglesia y Estado, la
disolución de las Órdenes religiosas y la nacionalización de sus bienes. Este anticlericalismo puso a la opinión católica en
contra de la República y provocó la salida del gobierno de Alcalá Zamora y Maura, que no aceptaba tales medidas.
En diciembre las Cortes aprobaron por mayoría la Constitución y se volvió a nombrar a Alcalá Zamora presidente de la
República, quién encargó a Azaña formar un nuevo gobierno.
b) La reforma educativa buscaba la reducción del analfabetismo y la implantación de una enseñanza progresista. Para ello se
articularon medidas como una mejora en la preparación del profesorado y un aumento salarial y también otras que buscaban
una evidente secularización, a través de la disolución de la Compañía de Jesús (1932) y la prohibición de enseñanza a las
congregaciones a través de la “Ley de Congregaciones Religiosas” (1933), todo ello con una la oposición de los católicos.
c) La reforma militar obedeció a causas tan variadas como la profusión de mandos, la escasa preparación y un material
anticuado. Pero lo que buscaba Azaña – antimilitarista convencido - era disminuir el poder del ejército. Para ello se estableció
la jubilación anticipada, se promovió una reducción jurisdiccional militar (desaparición de los capitanes generales y del
Consejo Supremo de Guerra y Marina), se suprimió la Academia General de Zaragoza y se creó una policía leal al régimen,
que sería la Guardia de Asalto (policía urbana). Las medidas no hicieron sino aumentar el descontento en sectores del ejército,

d) La reforma agraria era fundamental para llevar a cabo las transformaciones sociales que habrían de justificar la revolución
política realizada por la República. Con esta reforma se pretendía suprimir los latifundios, limitando su extensión y
distribuyendo las tierras sobrantes a los obreros y colonos, previa indemnización a sus dueños. En 1932 se aprobaba la Ley de
Bases de la Reforma Agraria. La reforma agraria no se emprendió de una manera radical (pocos campesinos accedieron a la
propiedad) y, por otra parte, fue la causa del enfrentamiento de los terratenientes y de la aristocracia contra la República.
e) Las reformas laborales (aplicables a la agricultura) fueron promovidas por Largo Caballero (PSOE) desde el Ministerio de
Trabajo, con leyes como con la Ley de Términos Municipales, la Ley de Jurados Mixtos y la Ley de Contratos de Trabajo. Se
buscaba acabar con la conflictividad social, con medidas como la jornada de 8 horas, la prolongación de arrendamiento, el
laboreo forzoso donde existiesen braceros o la creación de jurados mixtos patronos-obreros (para llegar a acuerdos como la
subida de salarios).
f) En cuanto a la situación estatutaria, al Estatuto de Autonomía de Cataluña quedó definitivamente aprobado en septiembre
de 1932. Cataluña se convertía en región autónoma, con gobierno, Parlamento y administración propios (Generalitat de
Catalunya). El catalán se convertía en idioma oficial en Cataluña junto con el castellano.
Estos cambios provocaron en amplios sectores del país una fuerte reacción en contra. Por otra parte, existía un gran malestar social
a causa de la crisis económica, de las huelgas promovidas por la CNT y de la constante alteración del orden. Tal situación derivó
en el pronunciamiento militar antirrepublicano del 10 de agosto de 1932, dirigido por el general Sanjurjo, sublevación que
fracasaría, siendo sancionados los responsables por el Gobierno
La organización de las derechas no se hizo esperar, sobre todo tras el frustrado golpe militar del general Sanjurjo. En 1933 nacían
la CEDA (Confederación Española de Derechas Autónomas) de Gil-Robles. La ultramonárquica Renovación Española de
Calvo Sotelo y la Falange Española de José Antonio Primo de Rivera, partido que acabaría fusionándose con las Juntas de
Ofensiva Nacional Sindicalista, (JONS), de Ramiro Ledesma y Onésimo Redondo, para formar la Falange Española de las
JONS en 1934. Por último, los carlistas se reorganizaron en la Comunión Tradicionalista.
La crisis final del gobierno del bienio social azañista iba a estar en estrecha relación con los hechos ocurridos en Casas Viejas
(Cádiz). En enero de 1933 los anarcosindicalistas del pueblo de casas viejas pretendieron hacer la revolución proclamando el
comunismo libertario. El gobierno Azaña reprimió violentamente está rebelión por medio de las fuerzas del orden. Esto y nuevas
crisis del gobierno Azaña provocaron finalmente su caída, dando paso a los brevísimos gobiernos de los radicales Lerroux y de
Martínez Barrio, tras de lo cual fueron disueltas las Cortes y se convocaron elecciones generales.

3. El bienio radical-cedista (1933-1935).


En el mes de noviembre se celebraron elecciones que dieron el triunfo a una coalición de derechas, liderada por la CEDA de Gil
Robles, bajo el slogan “amnistía, antimarxismo y antilaicismo” (las tres A) unida a los agrarios, los tradicionalistas y Renovación
Española, principalmente. El partido que logró mayor número de escaños fue la CEDA, seguido de los radicales, ocupando el
tercer lugar los socialistas. Siendo la mayoría de la CEDA, insuficiente, se verá obligada a unirse a los radicales de Lerroux. Así, a
la hora de formar gobierno, Alcalá Zamora recurrió a los radicales, encargando la presidencia a Alejandro Lerroux.
La política del este bienio se caracteriza por su tendencia conservadora, orientada a rectificar la política del bienio anterior. Se
aprobó la Ley de amnistía, que indultaba a los responsables del pronunciamiento de Sanjurjo, a los monárquicos y a los diputados
de Renovación Española, Guadalhorce y Calvo Sotelo. Se suprimió la Ley de Términos Municipales; se procedió a dotar de medios
de subsistencia al clero parroquial; y se promulgó la nueva Ley de Reforma Agraria, que derogaba la de 1932.
Y es en este contexto en el que estalla la Revolución de octubre de 1934. Preparada durante la primavera y el verano de este baño,
serán sus focos principales Cataluña y Asturias.
En Cataluña los extremistas presionaron a Companys, que proclamó el Estat Catalá dentro de la República Federal española. El
gobierno respondió suspendiendo el Estatuto y deteniendo a los miembros de la Generalitat.
En Asturias los sucesos revistieron aún mayor gravedad. Los mineros, provistos de armas, se apoderaron de la cuenca minera desde
Mieres a Oviedo. Gijón y Avilés cayeron en poder de los revolucionarios que sitiaron a la guarnición de Oviedo. Para dominar la
sublevación se recurrió a la Legión y de los Regulares, dirigidos por Franco desde Madrid.
El gobierno, después de haber dominado el movimiento revolucionario, procedió a sancionar a los responsables, entre ellos a Largo
Caballero, que fue encarcelado. Azaña, a quién primeramente se había hecho responsable de los hechos, fue posteriormente
indultado. Las cárceles quedaron abarrotadas de presos.
El último gobierno presidido por Lerroux (mayo-septiembre de 1935), se componía de cinco ministros cedistas, entre ellos Gil
Robles, ministro de la Guerra. Este gobierno Lerroux-Gil Robles fue la gran oportunidad que se le brindó a la coalición de centro
derecha para haber llevado a cabo un importante programa de realizaciones políticas y económicas. Fue desacertada la nueva Ley
Agraria de agosto de 1935, que suponía la puesta en práctica de una contrarreforma agraria.
Un incidente insignificante, el escándalo del “estraperlo”, precipitó la caída de Lerroux, con lo que quedaron excluidos del
gobierno los radicales. Alcalá Zamora, designó a Chapaprieta, quién intentaría remediar la situación constituyendo un gobierno
centro-tecnocrático. Unos meses más tarde fue sustituido por Portela Valladares, un hombre desconocido que ni siquiera era
diputado. A él se le encomendó la preparación de las elecciones a celebrar el 16 de febrero de 1936.

4. Las elecciones de febrero de 1936 y el triunfo del Frente Popular.


Ante las elecciones de febrero de 1936 todos los partidos de izquierda se aliaron formando el Frente Popular. Por su parte, las
derechas afrontaron las elecciones sin un programa coherente y sin un solo punto en común en su oposición al Frente Popular.
Si en las elecciones del 33 el triunfo había sido de las derechas, en las del 36 el triunfo correspondió al Frente Popular, aunque con
una gran semejanza en cuanto a votos conseguidos por bloque. El escrutinio de la primera vuelta dio 210 diputados de derecha y
centro y 263 diputados al Frente Popular.
Abiertas las Cortes en abril de 1936, quedó como presidente de la República Azaña. y como Jefe de Gobierno, Casares Quiroga.
Hasta el estallido de la guerra poco pudieron hacer, pero destacaremos el restablecimiento de varias reformas del primer bienio y
una ley de amnistía. la elaboración del Estatuto de Autonomía de Galicia (junio de 1936, pero sin vigencia) y el estudio final del
Estatuto Vasco de Autonomía (aprobado en octubre de 1936).
Con la radicalización proletaria de una parte y la violencia de Falange por otra, los meses posteriores transcurrieron en una gran
crispación. En el Parlamento la tensión llego a un extremo tal que el entendimiento entre derechas e izquierdas se hizo ya
imposible. El miedo a un golpe de Estado por parte de la extrema derecha, la Falange y el Ejército, presente en la vida política del
país desde los tiempos del bienio social-azañista – lo que había llevado a alejar a la oficialidad sospechosa: Mola en Pamplona,
Franco en Canarias, Goded en las Baleares, Yagüe en África y Sanjurjo en su exilio portugués - era ahora más evidente que nunca.
Este estado de cosas y los asesinatos del teniente Castillo (12 de julio) y de José Calvo Sotelo (madrugada del 13 de julio de 1936)
provocaron el alzamiento militar, preparado por Mola y secundado por los generales antes nombrados. El 17 de julio se sublevaba
la guarnición de Melilla y se declaraba el estado de guerra en Marruecos. La guerra civil había empezado.

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