Leccion 11, BIENES PUBLICOS
Leccion 11, BIENES PUBLICOS
Leccion 11, BIENES PUBLICOS
BIENES PÚBLICOS.
Los bienes del dominio público del Estado son inalienables, imprescriptibles e
inembargables.
7- OCUPACIÓN Y CONCESIÓN.
Todo uso especial de la utilización común y normal de las cosas del dominio público
requiere permiso de las autoridades administrativas competente, estatal o municipal. La
ocupación se justifica solamente en cuanto contribuya al mejor uso y cumplimiento de la
propia finalidad del dominio público. De ahí su carácter precario y la revocabilidad del
permiso sin indemnización, como consecuencia de tal precariedad. De carácter más
permanente es la utilización del dominio mediante concesión. En la concesión de
servicio público existe generalmente no sólo otorgamiento de la facultad propia de la
Administración para explotar el servicio, sino también para ocupar las cosas del dominio
público en la medida necesaria para ese fin.
8- CARACTERÍSTICAS JURÍDICAS.
Consecuencia directa de la afectación de los bienes del dominio público al uso común,
es su inenajenabilidad. Son bienes que están fuera del comercio. La inenajenabilidad
puede ser considerada absoluta, en cuanto a los bienes públicos por su naturaleza, y
solo relativa respecto de los que lo son por su destino, pues éstos últimos pueden ser
enajenados previa desafectación. En la inenajenabilidad, están implícitas la
imprescriptibilidad y la inembargabilidad, pues de lo contrario podrían ser apropiados
por los particulares, apartándolos del destino que les ha dado la ley. Tampoco pueden
sufrir servidumbres u otros derechos reales, que tendrían el mismo resultado de
perturbar el uso común.
12- DESAFECTACIÓN.
Es el acto del poder público (constituyente, legislativo o administrativo), por el cual un
bien del dominio público es excluido del uso común, y pasa a formar parte del dominio
privado. Sólo pueden ser objeto de desafectación los bienes del dominio público por su
destino, y no aquellos que lo son por su naturaleza. No requiere formalidad especial.
Una autorización para enajenar equivale a la desafectación. Pero la desafectación no
equivale a la autorización para enajenar. El requisito esencial está en la competencia: la
desafectación debe ser dispuesta por el mismo órgano que impuso la afectación, o por
aquél bajo cuya jurisdicción se encuentre el bien.
Indica el Art. 111: “Las municipalidades podrán enajenar las tierras de su dominio
privado por el procedimiento de la subasta pública, o excepcionalmente en forma
directa, previo avalúo pericial que no será menor al valor fiscal. … En todos los casos
se requerirá la aprobación de la Junta Municipal.”