Cómo Leer La Biblia para Recibir La Guía Del Espíritu Santo
Cómo Leer La Biblia para Recibir La Guía Del Espíritu Santo
Cómo Leer La Biblia para Recibir La Guía Del Espíritu Santo
Índice
1. Al leer la Biblia, es imprescindible sosegar el corazón ante Dios para
recibir el esclarecimiento y la guía del Espíritu Santo.
2. No leas por leer: elige pasajes acordes a tus problemas y dificultades
reales.
3. Céntrate en meditar las palabras de Dios y en entender el significado
profundo de la verdad.
La lectura de la Biblia es una obligación diaria para los cristianos, además de
Señor Jesús dijo: “Escrito está: ‘No solo de pan vivirá el hombre, sino de toda
palabra que sale de la boca de Dios’” (Mateo 4:4). Es evidente que leer las
cristiano, pero ¿cómo debemos leer la Biblia para recibir la guía del Espíritu Santo
Cada vez nos gusta más asistir a reuniones, orar y leer la Escritura y durante ese
Esto puede ser muy confuso. Si leemos la Biblia como siempre, ¿por qué se dan
dos resultados totalmente distintos? ¿Cómo podemos leer la Biblia para obtener
laborales. Esa manera de leer la Escritura se limita a seguir una norma y llevar a
exhaustos de cuerpo y mente, así que, cuando leamos la Escritura, debemos tener
todavía más en cuenta el sosiego ante Dios y meditar con esmero Sus palabras.
Esta es la única vía para recibir esclarecimiento y guía del Espíritu Santo.
crucial para entrar en Sus palabras. […] Solo después de que las personas
movidos por Él y comprender el sentido de las palabras de Dios. Por tal motivo,
En primer lugar, hemos de saber que leer la Biblia no implica seguir una
norma ni llevar a cabo una tarea. Se trata, más bien, de resolver nuestros
nuestra vida diaria. Sin embargo, estamos sujetos a error en la lectura de la Biblia;
a veces nos limitamos a seguir las normas y pasar de un capítulo a otro, de un
versículo a otro, o leemos cualquier página a la que llegamos sin rumbo. Leer la
cualquier medicamento, sino que primero tiene que entender qué ha provocado
por tanto, podrás mantener un estado normal. Solo entonces serás una
persona que soporta una carga en la vida, que tiene fe” (“Práctica (7)”). Con
las palabras de Dios comprendemos que debemos tener en cuenta las dificultades
y los problemas que nos encontramos en nuestra vida normal y que leer las
la verdad con el que guardan relación y en el tipo de práctica que debemos tener
Por ejemplo, digamos que surge un conflicto entre nosotros y nuestra familia,
sino que damos muestras de mal genio. Para empezar, debemos aprender a
sosegarnos ante Dios, plantearnos con qué aspecto de la verdad guarda relación
este problema, qué nos exige Dios, etc. Una vez que hayamos captado estas
cosas, sabremos buscar en la Escritura las exigencias de Dios para que tengamos
pasajes en los que Dios nos pide introspección y que no nos centremos solamente
magnanimidad y tolerancia del Señor Jesús hacia la gente, por las que lavó
comprensión hacia quienes nos rodean. Veamos otro ejemplo. Cuando nos
de Dios, ver que somos tan frágiles que nos volvemos negativos y débiles ante los
fracasos o los reveses, y que tenemos muy poca fe. Puede que esto, asimismo,
nos ayude a comprender que la propagación del evangelio del reino es nuestro
podemos llegar a conocer las exigencias de Dios hacia nosotros; debemos ser
prudentes al difundir el evangelio en esta era del mal y aprender a ser astutos
como las serpientes e inocentes como las palomas. Cuando sepamos estas cosas
relación con Dios puede volverse más íntima; así es como se logra el mejor
resultado de la lectura de la Escritura.
3. Céntrate en meditar las palabras de Dios y en entender el
significado profundo de la verdad.
Muchos piensan que solamente alegran a Dios las personas que están muy
pensamos detenidamente, tal vez nos parezca que esta práctica simplemente nos
falta verdadero conocimiento del propio Dios. Es más, en nuestra vida normal no
sabemos experimentar ni practicar las palabras de Dios. De ese modo, puede que
también nos volvamos cada vez más arrogantes por dominar tantos conocimientos
que tenemos una relación cada vez más distante con Dios. En lo espiritual,
del hombre a partir de las palabras de Dios, así como la naturaleza corrupta
del hombre y sus verdaderas deficiencias, cumpliendo, así, con todos los
aspectos de las exigencias que Dios le hace al hombre para que lo satisfaga.
Dios. Esto estuvo totalmente alineado con la voluntad de Dios y fue la mejor
obra de Dios” (“Cómo caminar por la senda de Pedro”). Esto deja claro que,
tal modo que supo poner en práctica, con gran naturalidad, las palabras de Dios
en todas las cosas y vivir la realidad de Sus palabras. La práctica de Pedro nos
aporta una senda propia, práctica y viable. Las palabras de Dios son la verdad,
las mismas. Así pues, cada vez que leamos un pasaje de ellas, debemos meditar
con esmero lo siguiente: ¿Cuál era el propósito de Dios al decir esto? ¿Cuál es Su
por medio de esto? ¿En qué fallo yo? ¿Cómo debo practicar y entrar en esto en mi
vida real? ¿Qué puedo hacer para cumplir las exigencias de Dios? Al emprender
este tipo de búsqueda y meditación, para cuando nos demos cuenta, Dios nos
Observemos las siguientes palabras del Señor: “En verdad os digo que si
cielos” (Mateo 18:3). “Antes bien, sea vuestro hablar: ‘Sí, sí’ o ‘No, no’; y lo
que es más de esto, procede del mal” (Mateo 5:37). En las palabras de Dios
vemos que Él posee una esencia de credibilidad: ama a los honestos y le
de los cielos, mientras que los siniestros y taimados no pueden cruzar sus puertas.
La oración y meditación de las palabras de Dios son la única vía para que
podamos entender que Dios quiere que seamos honestos, inocentes y abiertos
como niños, sin mentir de palabra y sin engaño ni falsedad de corazón. Llegados a
proponemos muchas cosas, pero casi nunca estamos a esa altura en la vida real.
A veces hacemos algo mal y queremos reconocer el error ante otra persona, pero
nos da miedo que nos desprecie, así que, para preservar nuestra imagen y
ponemos en práctica las palabras de Dios, pero muy rara vez hablamos de cómo
verdad. A menudo aparentamos ser lo que no somos para que los demás
hermanas que hacen cosas que no están en consonancia con la voluntad de Dios
y queremos hablar con ellos, pero nos preocupa herirlos en su orgullo o nos da
miedo que no acepten nuestra opinión y nos juzguen, por lo que mantenemos un
ojo abierto y otro cerrado como si no supiéramos nada. Suma y sigue. Con la
agradables a Dios, así que ¿cómo podría entrar alguien como nosotros en el reino
diferenciar las cosas: este es el fundamento de nuestra práctica. Pero, más que
verdad y, entonces, será más correcto lo que practiquemos en nuestra vida. Nos
más acorde a Su voluntad. Estaremos cada vez más cerca de Dios y nos
Otro punto que cabe plantear es que, sea cual sea el aspecto que estemos
leyendo de las palabras de Dios, no podemos conocerlo del todo y a fondo tras
una o unas pocas lecturas. Esto siempre es un proceso. Las palabras de Dios son
tan profundas que ocultan muchas verdades, por lo que no podemos tener
demasiada prisa ni ansia por terminar. Debemos esforzarnos con ellas, sopesarlas
misma.
Confianza y amistad
Cuando probamos este ejercicio mental, se hace evidente que el
elemento esencial que determina la cercanía en una amistad es la
confianza. La confianza es lo que determina el nivel de
amistad. Enseñamos a nuestros hijos a no confiar en los
desconocidos. No les contamos a los desconocidos nuestros asuntos
privados. Confiamos un poco más en nuestros amigos casuales.
Confiamos aún más en nuestros amigos cercanos. Confiamos
completamente en nuestros amigos íntimos; podemos contarles
todos nuestros secretos, podemos confiarles nuestra información del
banco, llaves de la casa, etc. Otra vez, la confianza es lo que
determina el nivel de amistad.
Entonces, ahora mira una vez más Juan 15:15. "Ya no os llamo
siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor; pero os he
llamado amigos, porque os he dado a conocer todo lo que he oído de
mi Padre".
Dios también tiene sus “amigos casuales”. Estos son los que han
comenzado una relación con Dios a través de la sangre de Jesús,
pero todavía no confían en Él como deberían. De vez en cuando
dicen, “Hola Dios. ¿Cómo estás? Ayúdame. Amén.” No están muy
interesados en Dios con la excepción de cuando lo necesitan.
Encuentran más interés en las cosas del mundo que en Dios.
Conclusión
Un día estuve acostado en mi cama meditando sobre Santiago 2:23
donde dice que Abraham fue llamado “amigo de Dios”. Abraham es
la única persona en el Antiguo Testamento a quien Dios lo llama
“mi amigo”. ¡Eso me pareció tan maravilloso y glorioso! Dios, el
Creador infinitamente glorioso, hermoso y majestuoso llamando a
un ser humano Su amigo… Sentí un profundo anhelo por también
ser reconocido como eso. Comencé a orar: “Oh Espíritu Santo,
quiero ser tu amigo como Abraham”. Esto no me pasa tanto, pero en
ese momento, inmediatamente, escuché una voz tan clara en mi
cabeza que me hizo abrir mis ojos con sorpresa. La voz dijo: “Yo
también quiero ser tu amigo”. Entiendo que fue solamente una
experiencia personal, pero fue tan sorprendente, inesperada y
poderosa que dejó mis ojos llenos de lágrimas.
Después de leer eso, me quedé pensando acerca de por qué leo la Biblia todos los días y
cuáles son los beneficios que esa lectura ha traído a mi vida.
Empecé a leerla cuando tenía aproximadamente 11 años. Primero fue por curiosidad pues
mi padre la tenía abierta en su habitación. Pero a partir de los 12 empecé a leerla a diario,
junto con el libro de Mary Baker Eddy, Ciencia y Salud, que la explica bajo un punto de
vista espiritual y trae La llave de las escrituras, contenida en 3 capítulos: Génesis,
Apocalipsis y Glosario. Este último es como un mini diccionario, pero los tres capítulos
fueron y todavía son fundamentales para mi comprensión global de todos los libros que
componen las Sagradas Escrituras.
Un estudio realizado por el Pew Research Center confirma que tres cuartos de los cristianos
en los Estados Unidos cree que la Biblia es la palabra de Dios, y yo soy una de ellos. Lo
digo porque, aunque la Biblia contiene muchos datos históricos, me baso en la palabra
inspirada de la Biblia para comprender mi relación con Dios, para guiarme en las
decisiones cotidianas, y para comprender la existencia, tanto en este plano humano como en
la vida eterna.
Por ejemplo, el primer capítulo del Génesis dice que Dios creó al hombre y a la mujer a su
imagen y semejanza. Pero la Biblia también define a Dios de varias maneras, como espíritu,
como amor, como verdad, y otros términos que no son “humanos”. Y estas definiciones nos
ayudan a comprender que, por ser la semejanza de Dios, no somos meramente “humanos”,
sino mucho más que eso; somos expresiones del espíritu, y por lo tanto, espirituales; del
amor, y por lo tanto amorosos; de la verdad, y por lo tanto verdaderos, auténticos, dignos.
Algo parecido aparece en Isaías, libro escrito por 3 profetas del mismo nombre; allí se
afirma que en descanso y reposo somos salvos; en quietud y confianza está nuestra
fortaleza. Como las palabras “salvo”, “salvación” y “salud” tienen la misma raíz, estas
ideas de descansar, reposar, callarse y confiar totalmente en Dios también me son
extremamente importantes cuando busco curación física para mí misma o para los demás.
Cuando nos sentimos salvados por Dios, cuando sentimos su amor y cuidado, encontramos
la salud espiritual que se manifiesta en nuestro cuerpo. Y aun cuando quizás venga el temor
o la sensación de soledad, el capítulo 41 de Isaías nos asegura que Dios es el amigo siempre
a nuestro lado que dice: “No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy
tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi
justicia”.
A su vez, el Nuevo Testamento es para mí la mejor guía para vivir en paz con Dios, con
uno mismo y con los demás. El ejemplo y las enseñanzas de Jesús, de sus apóstoles y
discípulos nos muestran cómo vivir sin juzgarse a uno mismo ni a los demás, cómo sentir y
demostrar el amor incondicional que sana y trae alegría, cómo vivir con honradez y
contribuir a un mundo más sano, equilibrado y justo.
¿Qué es lo que puede sustentar este mundo más sano? ¿Podrían ser leyes de armonía, leyes
del Amor, leyes de la creación perfecta de Dios? La palabra “ley” aparece casi 500 veces en
la Biblia, y no tengo duda de que leerla buscando entender y poner en práctica esas leyes en
relación a la existencia nos lleva a pensar más profundamente acerca del orden, el
equilibrio y la salud, y a verlos expresados más a menudo en nuestra vida diaria.
Mi oración constante es que, al fin y al cabo, todos puedan ver y sentir que “el
cumplimiento de la ley es el amor” incondicional que la Biblia nos enseña, y que sí hay
muy buenas razones para leerla.
Responder:
Algunos escritores nos han llamado la carta de amor de Dios de la Biblia. Otros
han descrito que tiene nuestro manual de por vida. Son ambas cosas y mucho
más. La importancia de la Biblia se basa en el hecho de que es la revelación de
Dios para nosotros (Juan 1: 1–5). La Escritura es la Palabra de Dios para la
humanidad. Es inspirada o inspirada por Dios, es decir, cada palabra en cada
parte de los manuscritos originales proviene de Dios: “Toda la Escritura es
inspirada por Dios y es útil para enseñar, reprender, corregir y capacitar en
justicia, para que el siervo de Dios esté completamente equipado para toda buena
obra ”(2 Timoteo 3: 16-17). La Biblia también es infalible, lo que significa que cada
palabra en cada parte de su etapa original, escrita a mano, no tiene errores (2
Pedro 1: 20-21; Salmo 12: 6; Proverbios 30: 5; 1 Tesalonicenses 2:13).
La Biblia no solo tiene el poder de salvarnos, sino que también tiene el poder de
santificarnos: “Ahora que se han purificado a sí mismos al obedecer la verdad para
que se amen sinceramente el uno al otro, ámense profundamente unos a otros, de
la corazón ”(1 Pedro 1:22). La Palabra de Dios tiene el poder de limpiarnos,
santificarnos y hacernos santos (Juan 15: 3; 17:17; Efesios 5:26). Y Su Palabra
nos da el poder de vencer el pecado y llevar nuestros pensamientos a la
obediencia espiritual a Dios (2 Corintios 10: 4-5).
La Biblia contiene la sabiduría y la guía esenciales para hacer nuestro camino por
la vida: “Lámpara es a mis pies tu palabra, y lumbrera a mi camino” (Salmo 119:
105, ESV). Jesús nos enseñó a depender de la Palabra de Dios para nuestro “pan
de cada día”. No podemos subestimar la importancia de consumirlo regularmente,
porque es el combustible de nuestra vida espiritual (Deuteronomio 8: 3; Mateo 4:
1–4). La Palabra de Dios nos equipa y nos da poder para servirle (2 Timoteo 3:17;
Hebreos 4:12), y podemos blandirla como nuestra mayor arma ofensiva contra
nuestro adversario, el diablo y los poderes de las tinieblas (Efesios 6:17). .
La Palabra de Dios es eterna: “La hierba se seca y las flores se caen, pero la
palabra de nuestro Dios permanece para siempre” (Isaías 40: 8). La verdad es
eterna: “La suma de tu palabra es verdad, y cada una de tus justas reglas perdura
para siempre” (Salmo 119: 160, ESV). ¿Cómo podemos dudar de la importancia
de la Biblia cuando leemos: “El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no
pasarán jamás” (Mateo 24:35)?