Hacienda Pública

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La hacienda pública es una entidad que se encarga de la recaudación o inversión de las

rentas del estado, controlando los presupuestos de la administración pública, es controlada


por el gobierno de turno a través del ministerio de hacienda.
La Hacienda Pública, en el ámbito científico, consiste originariamente en el estudio de las
finanzas del Sector Público, es decir, de las características y efectos de los programas de
ingresos y gastos públicos. En un sentido estricto, parecería que la Ciencia guarda un cierto
paralelismo con el Ministerio que, con el mismo o parecido nombre, se responsabiliza en
los Gobiernos de la coordinación del proceso presupuestario y de los ingresos que lo
financian.
La ciencia de la Hacienda Pública, llamada generalmente Ciencia de las Finanzas, tiene por
objeto investigar el modo como el Estado y los poderes públicos locales se procuran las
riquezas materiales necesarias para su existencia y el ejercicio de sus funciones, así como
también examinar la manera como estas riquezas son invertidas. Esta ciencia estudia, en
consecuencia, la actividad económica del Estado y de los órganos colectivos inferiores,
como los distritos y municipios, ó de las divisiones intermediarias, como las provincias,
cantones ó departamentos. Determinar la cantidad de riqueza que se destina en el Estado á
la vida de la colectividad, el modo de recaudarla é invertirla; la manera como el ahorro
individual contribuye á las necesidades de la colectividad, y los efectos que produce la
extensión del sacrificio impuesto á la riqueza privada sobre el desarrollo de la producción:
tales son, en conjunto, las cuestiones que son objeto de las investigaciones de la Ciencia de
la Hacienda Pública.
En todos los estados o países la regulación y la inversión de los gastos públicos se realizan
a través de la hacienda pública, que está compuesta por todos los bienes, rentas, derechos,
acciones e impuestos que le pertenecen al estado, todos estos ingresos recaudados se
emplean en la satisfacción de las necesidades públicas, buscando siempre el beneficio de la
comunidad.
Los impuestos, por regla general, no constituyen la totalidad de los ingresos de la Hacienda
pública; pero en los países civilizados son su mayor fuente de entrada. Su objeto es
satisfacer las necesidades colectivas, públicas ó sociales. En las sociedades modernas, la
vida colectiva es más intensa y los vínculos de solidaridad más estrechos, y, siendo ineficaz
é insuficiente la iniciativa individual en la prestación de ciertos servicios, se impone como
necesaria la intervención del Estado.
La hacienda pública tiene el objetivo central de desarrollar el sector público, actuando
cómo recaudador o cómo inversor de los recursos presupuestales, partiendo desde las
estrategias o políticas de recaudo o gastos públicos, brindando a la sociedad bienes
colectivos, permitiendo direccionar los recursos a los distintos sectores, por ejemplo;
educación, salud, seguridad, defensa, entre otros.
El Estado suministraba unos bienes colectivos mínimos: aseguraba un rudimentario servicio
de policía, mantenía un primitivo sistema de vías de comunicación, sostenía una reducida
burocracia, atendía el servicio diplomático, financiaba una incipiente educación primaria y
secundaria, apoyaba un no menos rudimentario sistema de salud y poco más. la
urbanización arrolladora y la consiguiente masificación de los servicios públicos que es
necesario proveer, hacen que la Hacienda Pública moderna deba ocuparse de una primera
área de estudio (provisión de bienes colectivos) inmensamente más compleja y amplia que
la que encaraba en el siglo pasado. En este primer campo de los estudios de la Hacienda
Pública podemos decir que el cambio que ha tenido lugar la época moderna ha sido de
carácter cuantitativo. En cuanto a los otros objetivos de la Hacienda Pública (redistribución,
estabilidad y desarrollo económico) el cambio ha sido no solamente cuantitativo sino
también de carácter cualitativo.
Con el advenimiento de la gran crisis económica de los años treinta y en virtud de la
difusión de las teorías keynesianas, las cosas comenzaron a cambiar y el campo de acción
de la Hacienda Pública, ampliándose la supuesta neutralidad de las finanzas públicas frente
al comportamiento económico comenzó a debilitarse.
En una economía de mercado, una porción muy importante de los bienes y servicios se
ofrecen a través del sistema de precios y del juego permanente de la oferta y la demanda.
La cantidad de bienes ofrecidos dependerá de la cantidad de factores productivos
disponibles y de los mensajes que a través del sistema de precios envían los consumidores a
los productores sobre sus preferencias para adquirir un determinado bien o servicio.
Acontece también que el suministro de otros bienes colectivos genera lo que la ciencia
económica conoce con el nombre de externalidades, es decir, situaciones en las cuales los
beneficios colectivos que se reciben son mayores que los beneficios que obtendría un
particular en el evento de suministrar el mismo bien o servicio. Resulta más adecuado que
el suministro de estos bienes colectivos se efectúe por mecanismos diferentes a los del
mercado. Un buen ejemplo de un servicio que genera externalidades es el de las campañas
de vacunación colectiva. Los beneficios que de ella se derivan para el conjunto de la
comunidad (previniendo epidemias) es una ventaja mayor que la que obtiene
individualmente quien es vacunado.
De acuerdo con los tres últimos períodos históricos y según la forma de las instituciones
políticas, se han distinguido tres clases de Hacienda pública: la Hacienda patrimonial, la
Hacienda regalística y la Hacienda tributaria. La primera, propia de la Edad Media en que
el dominio del suelo era el signo de la autoridad política, era una hacienda en la que la
monarquía feudal sólo tenía rentas señoriales. La Hacienda regalística, correspondiente a
las grandes monarquías absolutas y de derecho divino, eran aquellas en las que las
necesidades del monarca se confundían con las necesidades de las clases aristocráticas,
“que gozaban de especiales privilegios o regalías, y la noción del impuesto se confundía
con la de expoliación”. La Hacienda tributaria, por último, refiere a la “derivación del
moderno régimen representativo, en que la soberanía reside en la Nación y de ella emanan,
por el ejercicio del derecho electoral, los poderes públicos que ordenan los gastos e
imponen los tributos”. De acuerdo con esta clasificación, se puede señalar que esta última
clase de Hacienda era la que se presentaba en la Nueva Granada y, también, que se presenta
aún en Colombia.
Por otra parte la economía pública es el estudio de todas las políticas públicas que se
desarrolla un gobierno desde el ámbito económico y su participación en el mercado,
asimismo, se encarga de las acciones económicas relacionadas con los egresos y gastos del
gobierno y la implementación de las políticas económicas, basándose en la generación de
un bienestar social para la comunidad.
La Economía Pública, por el contrario, subraya inequívocamente el campo de juego. Optar
por esta denominación podría suponer tan sólo un deseo de delimitar claramente el enfoque
científico y metodológico frente a disciplinas que estudian parecidos fenómenos pero desde
perspectivas diferentes, está económica parece destinada a sustituir progresivamente a la
Hacienda Pública como forma de denominar a esta rama específica de la Ciencia
Económica. En parte, porque el campo de la investigación se ha ampliado respecto a las
preocupaciones iniciales de los hacendistas. Pero en parte, también, porque con ello se
quiere reflejar un cierto cambio metodológico, más separado de las ciencias sociales que
comparten.
La política es la actividad social y arte de los hombres para gobernar, con el objetivo de
lograr el bienestar colectivo de una comunidad, grupo social u organización humana. En
cambio la economía es la ciencia que estudia el uso que se hace de recursos escasos con
respecto al grado en que son usados y que tan eficientemente están siendo utilizados,
escogiendo entre usos alternos los más eficientes y productivos para satisfacer las
necesidades de una comunidad. Entonces la política económica la podemos definir como:
"La actividad social que ejerce un gobierno sobre los recursos humanos y materiales de la
nación por medio de la ciencia económica para tratar de satisfacer las necesidades
colectivas de la sociedad".
Los objetivos económicos de las políticas económicas nacionales de los diferentes países
suelen estar contendidos en sus proyectos de ingresos orientados alcanzar las metas a corto,
mediano y largo plazo, principales objetivos generales de política económica los siguientes:

 Fomentar el crecimiento económico, el empleo y una más justa distribución del


ingreso y la riqueza.
 Planear, conducir, coordinar y orientar la actividad económica nacional de manera
eficiente y democrática.
 Establecer mecanismos de organización y expansión de la actividad económica del
sector social y de aquellas organizaciones sociales de producción, distribución y
consumo de bienes y servicios socialmente necesarios.
 Promover el desarrollo de la vida rural y generación de empleo para aumentar el
bienestar económico y su integración a un desarrollo nacional.
 Prestar de manera eficiente y exclusiva el servicio de la banca y el crédito a través
de instituciones específicas para el desarrollo integral del país.
Este punto está acorde a la situación de la época. Es decir, con una banca nacionalizada;
pero no con la realidad actual, en que la política a seguir por todos los sectores del gobierno
es el neoliberalismo, y por lo tanto, el servicio de banca y crédito es prestado ya no de
manera exclusiva por el Estado.
Entre otros objetivos importantes en los Criterios Generales de la Política Económica de los
países, principalmente latinoamericanos para su Crecimiento Sostenible y Estabilidad
Económica se pueden incluir los siguientes:

 El Estado atenderá sus responsabilidades en materia de gasto social.


 El gasto de las entidades prioritarias y estratégicas se ejercerá con eficiencia y
honestidad.
 El gasto público favorecerá la inversión para que sea el motor de la reactivación
económica.
 La inversión pública será importante por su destino y composición más no por su
monto.
 Se promoverá la actividad del sector privado en el desarrollo nacional.
 Se alentará la inversión privada, domestica y extranjera a través de una política
económica congruente y certera.
 Se fomentarán las exportaciones no solo de productos básicos (petróleo o minerales)
mediante la consolidación de la apertura comercial justa entre los países.
 La desregulación comercial industrial, permitirá que las actividades económicas de
los particulares no enfrenten restricciones discrecionales injustificadas.
 La recuperación económica requerirá de un financiamiento sano, basado en el
ahorro interno y en la reducción de la carga de la deuda externa.
 Se ejercerá un control severo en las finanzas públicas y una profundización en su
cambio estructural para tener fortaleza en la renegociación de la deuda externa.
 El control interno de las finanzas públicas será congruente en la estabilidad de
precios.
 Se mantendrán constantes los precios y tarifas del sector público que más inciden
sobre los consumidores tales como la gasolina, el gas domestico y la electricidad.
 Se reducirá la trasferencia de recursos al exterior.
 Desarrollo de la industria de la transformación.
 Desarrollo de la ganadería.
 Fomento de la minería de estado.
 Desarrollo de las telecomunicaciones.
 Autosuficiencia alimentaria tomando en cuenta los recursos marítimos.
 Generación de empleos.
 Combate a la inflación.
 Reducción de la deuda externa.
 Equilibrio de las relaciones entre el gobierno y la comunidad, resolviendo así
mismo las contradicciones entre federalismo y centralismo.
 Resolución de las contradicciones entre integración y marginalidad, entre ciudad y
campo.

La Economía Pública parece destinada a sustituir progresivamente a la Hacienda Pública


como forma de denominar a esta rama específica de la Ciencia Económica. En parte,
porque el campo de la investigación se ha ampliado respecto a las preocupaciones iniciales
de los hacendistas. Pero en parte, también, porque con ello se quiere reflejar un cierto
cambio metodológico, más separado de las ciencias sociales que comparten.

Decantación doblemente curiosa. Por una parte, porque si se justificaba inicialmente por la
necesidad de reflejar un campo más amplio con la nueva denominación, se acota
simultáneamente de forma notable, los objetivos de la economía pública son:

1. Alto nivel de consumo corriente privado.

2. Satisfacción de necesidades colectivas.

3. Afianzamiento del crecimiento económico.

4. Influencia sobre la distribución de la renta.

5. Alto nivel de empleo.

6. Balanza de comercio exterior satisfactoria.

7. Nivel estable de precios.

8. Uso eficiente de los recursos nacionales.

La eficiencia desbanca a la equidad y la incidencia de equilibrio general a la redistributiva.


Los fallos del Estado y las distorsiones de los instrumentos públicos reciben más atención
que los fallos y las imperfecciones de los mercados. Si se permite la simplificación, la
tradición socialdemócrata de la Hacienda Pública deja paso a una corriente dominante
liberal (en el sentido europeo más que en el norteamericano del término) en la Economía
Pública.
De hecho, otra de las notas que pueden destacarse en el cambio al Economics es que el
acento del análisis pasa de las políticas y lo colectivo, al estudio prioritario de los
comportamientos individuales. En la Hacienda Pública ello podría parecer imposible
cuando es aquello precisamente el objeto que define la propia disciplina. Sin embargo, hay
también mucho de este cambio en las últimas décadas. Por ejemplo, la mayor parte de los
estudios sobre figuras impositivas debatían sobre su regulación y cómo mejorarla. En los
últimos años, el análisis se centra cada vez más en cómo inciden en el comportamiento de
los individuos.

En las últimas décadas, la denominación Economía Pública parece ir desplazando


paulatinamente a la tradicional de Hacienda Pública cuando hablamos de la Ciencia que
estudia el comportamiento económico del Sector Público y sus efectos sobre la economía
general.

La Hacienda Pública se define tradicionalmente como la parte de la economía que se ocupa


del estudio de la actividad financiera del sector público; es decir, del conjunto de las
decisiones económicas que se manifiestan en la realización de ingresos y gastos públicos y
la mutua relación entre ellos. En economías de tipo mixto, estas decisiones sobre la
intervención de la autoridad pública se recogen institucionalmente en el documento
presupuestario.

Según esta definición tradicional, la Hacienda Pública se ha considerado como una parte de
la Economía Pública, reservándose este último término a la parcela de la economía que se
decide por la autoridad. Sin embargo, en las últimas décadas el concepto de Hacienda
Pública ha sido ampliado considerablemente, desembocando en el más moderno de
Economía Pública, aunque en la práctica ambos términos suelen utilizarse como sinónimos.

Para delimitar el contenido de la Hacienda Pública es preciso realizar las siguientes


matizaciones respecto a su objeto y sujeto de análisis:

En primer lugar, la Hacienda Pública no se ocupa fundamentalmente de cuestiones


monetarias o de liquidez, sino de las intervenciones públicas en una economía de mercado.
En consecuencia, no se dedica exclusivamente a los ingresos y gastos públicos sino a otras
cuestiones, como puede ser la resolución del problema de la contaminación. En efecto,
dicha externalidad se puede intentar corregir mediante medidas de ingresos (exigiendo un
impuesto a aquel agente que contamine) o de gastos (subvencionar a aquellos que no lo
hagan), pero también puede optarse por actuar mediante la vía de la regulación y aprobar,
por ejemplo, una ley que prohíba determinados tipos de contaminación.

Por otro lado, el sujeto de la Hacienda Pública es el sector público concebido en un sentido
amplio, que incluye no solo a las Administraciones Públicas sino también a las empresas
públicas.
Dentro del estudio de la Hacienda Pública coexisten tanto el enfoque positivo (centrado en
el “ser” de las cuestiones consideradas) como el normativo (referido al “deber ser”). La
Hacienda Pública “positiva” intenta explicar teóricamente y mediante la investigación
empírica el funcionamiento del sector público, y la “normativa” elabora recomendaciones
para poder decidir entre las políticas públicas más adecuadas ante una determinada cuestión
o problema y a partir de los objetivos previstos.

En las economías mixtas actuales, las principales cuestiones objeto de análisis por la
Hacienda Pública son las tres funciones que, en opinión de Musgrave, debe desarrollar
cualquier sector público; a saber: la asignación eficiente de los recursos, la distribución de
la renta y el fomento de la estabilidad y el desarrollo económico.

La Economía Pública es la actividad financiera con la que el Estado intenta satisfacer las
necesidades colectivas en el ámbito público a través de la elaboración y ejecución del
presupuesto, donde la financiación del mismo se nutre con un alto porcentaje de los
impuestos, y por efecto de la redistribución del gasto, el Gobierno Nacional transfiere a las
entidades territoriales.

las funciones principales de la Economía Pública, entre las que están la asignación: Los
bienes sociales o públicos no pueden suministrarse por los mecanismos del mercado, estos
son demandados y necesitados igual que los bienes privados por los consumidores; la
diferencia es que los bienes sociales no limitan su beneficio al consumidor concreto, sino
que alcanzan también a otros, en cambio los privados solo benefician a quien adquiere el
bien.

La Función de distribución: Es el ajuste de reparto de la renta y la riqueza para asegurar su


adecuación a lo que la sociedad considera un Estado justo y equitativo de esa distribución y
depende de dos variables: distribución de las dotaciones y de los factores que se igualan a
su productividad marginal. Porque la equidad en sus dos dimensiones vertical y horizontal
es una de las funciones básicas de la Economía Pública.

La Función de estabilización: Es la utilización de la política presupuestaria y tributaria


como medio de mantener un alto nivel de empleo, un grado razonable de estabilidad de
precios y una tasa apropiada de crecimiento.

El sistema tributario óptimo se entiende ahora como aquel que puede aplicarse de forma
efectiva mucho más que el que mejor responde a una construcción teórica impecable. Así,
deja de ser un complejo entramado de matices para avanzar decididamente hacia la
simplificación. Los efectos se estudian desde el convencimiento de que vivimos en un
mundo imperfecto, donde la competencia es limitada, las externalidades generalizadas y la
in-formación incompleta y asimétrica.
La relación muestra los comportamientos optimistas y es el segundo y no el primer óptimo
el objetivo de toda política. Equidad y eficiencia comienzan a aparecer como objetivos más
veces coincidentes que Enfrentados. La utopía de la Hacienda Pública tradicional va
dejando paso de forma creciente a un escéptico realismo, mucho más modesto en sus
objetivos. Y quizás la Economía Pública vaya confluyendo progresivamente en problemas
de Gestión Pública: cómo conseguir con recursos escasos unas prestaciones razonablemente
equitativas que distorsionen mínimamente el funcionamiento del mercado y se financien de
la forma más sencilla posible. Ese realismo, esa necesidad de tener en cuenta las
restricciones externas, esas limitaciones del entorno social y político, al final, quizás estén
significando una cierta recuperación de algunos aspectos de la vieja Hacienda Pública.

Al final, la defensa del Estado de Bienestar exige buscar fórmulas para gestionarlo mejor.
La defensa de un Estado redistribuidor, con capacidad para corregir las desigualdades más
evidentes, exige analizar cómo hacerlo más eficiente. Al final, equidad y eficiencia pueden
converger sin necesidad de aparecer enfrentadas. Un Estado activo en la defensa de la
equidad sólo será posible si es eficiente.

Para concluir la hacienda pública se especializa la recaudación y administración de los


ingresos del estado, proveniente de los ciudadanos o de otras actividades, mientras que la
economía pública es una estrategia nacional que busca estimular y controlar el mercado, los
impuestos y los gastos de toda la estructura pública del estado, privilegiando a las obras
sociales que ofrecen un beneficio a la comunidad en general, dentro de estás políticas
económicas públicas que implementan los gobiernos se encuentra la hacienda pública,
controlado por el ministerio de hacienda y con el objetivo de planificar la obtención o
recaudo de los ingresos del estado de la forma más eficiente y eficaz posible, debido a que
estos recursos son de vital importancia para el funcionamiento de las distintas entidades
territoriales que dependen del estado.

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