Educación Comunitaria
Educación Comunitaria
Educación Comunitaria
La educación comunitaria es un enfoque educativo que surge en el último tercio del siglo
pasado. Aparece en una diversidad de contextos de forma simultánea, allí donde el vínculo
entre educación y comunidad se vuelve esencial para afrontar los efectos negativos más
sangrantes de la globalización: una crisis de identidades colectivas, y un aumento de las
desigualdades.
La educación comunitaria no nació para resolver un problema educativo de la sociedad,
sino para resolver un problema social desde la educación. Las diversas aproximaciones a la
educación comunitaria coinciden a la hora de señalar la urgente necesidad de reconstruir el
fuerte sentido social de la educación.
Este artículo es resultado, por una parte, del análisis de documentos y una revisión de la
literatura sobre el tema. También aportamos reflexiones sobre los obstáculos que amenazan
un desarrollo armónico de la educación comunitaria a la luz de la realidad social y su
dinámica. Por último, proponemos un modelo de formación basado en un ciclo de
investigación-acción generador de condiciones previas, basado en una secuencia lógica de
aprendizaje individual y colectivo, así como también un marco de referencia para la
evaluación de impactos.
Nos proponemos, en definitiva, contribuir a llenar el vacío que en los últimos tiempos se
ha ido produciendo sobre educación comunitaria, en el ámbito científico latinoamericano,
y favorecer así el impulso de un enfoque educativo que, a través de procesos colectivos,
ayude a recuperar el sentido profundamente social de la existencia.
Desarrollo:
Hoy en día las prácticas de la educación comunitaria también son vías para la práctica de la
democracia y la ciudadanía, ya que la misma está relacionada con lo común de la ciudad y
de sus espacios, con lugares compartidos por los ciudadanos.
desarrollo comunitario:
El desarrollo comunitario es uno de los ámbitos de actuación más valorados dentro de la
acción social, ya que permite una intervención en el propio medio de carácter integral y
contando con las personas a las que va dirigida tal intervención. La comunidad, compuesta
por territorio, población y recursos en constante interacción, se va construyendo con los
intereses y aspiraciones de las personas que la componen. La acción conjunta por un
objetivo común requiere, eso sí, una metodología que oriente la planificación social y un
tejido social dinámico que facilite la organización de la comunidad. Marchioni, a menudo,
solía decir que la intervención social era incoherente entre lo que pretendía con sus
objetivos y la realidad contextual y personal de los ciudadanos a los que se dirigía. Su
intención no era ofender sino posibilitar una reflexión en la que todos los que trabajan en la
acción social (trabajadores sociales, animadores/as socioculturales, educadores de adultos.)
se implicasen, revisando sus planificaciones para hacerlas más participativas o, al menos,
se contase con las personas a las que iba dirigida su acción:
pienso que hoy existe un gran vacío o un gran ‘gap’ (bache-hueco) entre finalidades
declaradas (en leyes, programas, proyectos de intervención social) y realidad de la
intervención, entre principios inspiradores y organización concreta de la intervención,
organización del trabajo, métodos y técnica” (Marchioni, 1987: Su preocupación enlaza
perfectamente con el contenido de la educación en el medio social, cuya ejecución se
realiza mediante el diseño de programas para el desarrollo comunitario.
Es decir, planificar la acción, no sólo con una coherencia interna, teórica, sino externa,
práctica. Un segundo aspecto es el que mejor define la fundamentación teórica y la
experiencia del autor referido, la participación de los ciudadanos(-as). Su metodología
potencia esta premisa, subrayando: “que el tema fundamental hoy es claramente cómo hacer
para que la intervención social salga a la calle, vuelva a tener un protagonismo social
amplio, sea una intervención productiva y llame a los ciudadanos, no sólo usuarios, a una
toma de conciencia de sus necesidades y la primera de ellas, ser protagonistas activos de la
solución de sus problemas (que también son de los demás), claro, contando con el apoyo, la
ayuda de la Administración y de los profesionales y técnicos” (Marchioni, 1987: La fuerza
de este discurso enmarca el panorama que nos introduce en la importancia que aún sigue
teniendo del desarrollo comunitario a la hora de enfocar un trabajo educativo
implicado con los ciudadanos y las ciudadanas y con un carácter eminentemente
emancipador.
formación comunitaria:
Conclusión:
Sin embargo, para la educación comunitaria no hay un límite definido entre la “participación
Ciudadana” y la “participación Comunitaria”, ya que la participación misma ha hecho que
los ciudadanos que pertenecen a un espacio común,
reconocen y ejercen gestiones desde la participación ciudadana. Actualmente,
“participación política” no deja de estar presente, su función es impulsar la intervención de
ciudadanos a través de ciertos instrumentos (Voto, acción popular, cabildo abierto etc.)
para concretar y establecer en sus acciones bajo certeza democrática y así garantizar su
ciudadanía civil. La comunidad como espacio de intervención social, donde los ciudadanos
amplían su protagonismo en la reflexión de su acción colectiva, va construyendo su propio
discurso sobre lo necesario a transformar, busca formas y procesos sociales que les sirven
de modelos para sus acciones y respuestas a sus necesidades. Así mismo, las comunidades
una vez organizadas, buscan apoyo y permiten la intervención de organizaciones
asistenciales, para transformar y garantizar un trabajo comunitario más social.
referencias bibliográficas:
https://www.adeepra.org.ar/congresos/Congreso%20IBEROAMERICANO/EDUCCI
UDADANIA/R0866_Graterol.pdf
https://www.eumed.net/rev/atlante/2017/12/diagnostico-educacion.html
https://institucional.us.es/revistas/cuestiones/18/19%20educacion%20y%20desarr ollo.pdf
https://accedacris.ulpgc.es/bitstream/10553/3630/1/0237190_02003_0013.pdf