Modelo de Comentario de Poema
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1. LOCALIZACIÓN
1.1.El autor
Lope de Vega, también conocido como el Fénix de los ingenios nació en 1562 en Madrid y
falleció en 1635. Fue un escritor sumamente prolífico, ya que además de cultivar la
narrativa y la lírica también escribió teatro (se le atribuyen más de cuatrocientas obras
dramáticas, aunque se dice que escribió unas 1500).
La poesía lírica de Lope de Vega está muy ligada a su trayectoria vital. Cultiva tanto la
poesía popular (romances) como la poesía culta de carácter italianizante (sonetos,
églogas…), que entronca con la poesía amorosa de Petrarca y la poesía renacentista de
Garcilaso de la Vega. Su estilo se caracteriza por integrar procedimientos conceptistas y
culteranos, pero sin llegar a la complicación formal o conceptual de Góngora o Quevedo.
El autor de este soneto barroco nos muestra, al contemplar una calavera, como la
hermosura de una joven, tan apreciada y admirada en su juventud, es ahora pasto de
gusanos, tras la muerte.
El tema principal de este poema es la caducidad de lo terreno (en este caso, la hermosura)
que el paso del tiempo y la muerte destruyen. Aparecen el tópico latino “Tempus fugit”
En los dos cuartetos y el primer terceto el poeta va mostrando aquello que ha perdido esa
cabeza tras la muerte (… “tuvo, cuando viva”): carne y cabellos de quien se prendaban los
ojos de quienes la miraban, boca, ojos de color esmeralda, que enamoraban, además de la
inteligencia (estimativa) y la armonía que la caracterizaron en vida.
En el segundo terceto enuncia el tema del soneto mediante una exclamación en la que tras
invocar esa hermosura que ya no existe (= mortal), muestra como aquello que era,
mientras hubo vida, objeto de vanidad, es ahora pasto de gusanos, esto es, polvo o nada.
3. ANÁLISIS DE LA EXPRESIÓN
El poeta describe en los cuartetos y el primer terceto una cabeza ya convertida en calavera
tras la muerte. Él la está contemplando en ese momento, de ahí que utilice los adjetivos
demostrativos “esta”, referido a “cabeza” y “estos”, referido a “huesos”, además de los
adverbios demostrativos “aquí”, como si estuviera señalando al lector aquello que describe.
También en el plano morfosintáctico hay que hacer referencia al uso del pretérito
indefinido al final del primer verso y del cuarto de ambos cuartetos (tuvo / estuvo;
detuvo /entretuvo), que remiten a un pasado que ya no es.
En los cuartetos, y también en el primer terceto, observamos varios casos de elipsis del
verbo “cuando (estuvo) viva” (v.1) o tras los adverbios demostrativos “aquí” que inician los
versos 5, 7 y 9. Al elidir el verbo, que aporta muy poca información y que además el lector
ya sobreentiende, se centra el interés en los elementos que señala el adverbio, que en un
pasado estuvieron y el tiempo y la muerte han destruido.
Las frases del poema son largas, se encabalgan de un verso a otro (obsérvense los
encabalgamientos que enlazan los cuatro versos del primer cuarteto), lo cual da un ritmo
más lento y pausado al poema. También hay encabalgamiento entre los versos 5 /6, 9/10,
13/14.
La sintaxis no está en este poema demasiado distorsionada, aunque podemos apreciar
algunos ejemplos de hipérbaton: “v.7 “los ojos de esmeralda impresos”, v.11 “de las
potencias la armonía”… entre otros.
Finalmente nos referiremos al adjetivo “mortal” (epíteto) con que resalta, en el verso 12, la
inconsistencia, por su caducidad, de la belleza y la imagen plástica (metáfora) con que nos
presenta esa idea, como “cometa al viento” que, ligero, desaparece en un instante. No
debemos olvidar, al referirnos a las metáforas del poema, los “helados besos” (v.6) que
remiten a la muerte (“helados”) y a su efecto sobre los labios (“rosa de la boca” – metáfora
impura B de A), ahora marchitos (rosa…marchita).
4. CONCLUSIÓN
Hemos visto que Lope trata en este soneto uno de los temas característicos del periodo
barroco, la fugacidad de la vida y la caducidad de lo terreno, en este caso de la hermosura,
convertida en polvo, despreciada incluso por los gusanos tras la muerte.
Aunque recurre a figuras como el hipérbaton que contribuyen a la complejidad y
retorcimiento formal del texto, el estilo del poema no es especialmente rebuscado, lejos de
la artificiosidad formal de Góngora o de la conceptual de Quevedo.