Mosaico de Sentidos: Vida Cotidiana, Conflicto y Estructura Social - Flabián Nievas
Mosaico de Sentidos: Vida Cotidiana, Conflicto y Estructura Social - Flabián Nievas
Mosaico de Sentidos: Vida Cotidiana, Conflicto y Estructura Social - Flabián Nievas
EBook.
ISBN 978-987-28861-5-8
CDD 303.483
Mail: [email protected]
ISBN 978-987-28861-4-1
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Prefacio
Mosaicos de sentido. Reflexiones sociológicas
Flabián Nievas
Este libro recibió este título, pero también podría haberse llamado
Topografías del sentido, ya que es posible trazar líneas de enlace entre puntos de la
superficie de los fenómenos sociales. Estas trazas implicarían, en sí mismas, líneas
de sentido, marcos de interpretación. Pero ese trabajo queda por cuenta de cada
lector, a quien no subestimamos, y sabemos que las posibilidades de organización
de entramados son múltiples. Los diecinueve artículos que lo conforman podrían
organizarse y jerarquizarse de 4.980.717 maneras diferentes. 1 De modo que
optamos por el más modesto y realista Mosaicos de sentido, describiendo el
contenido y permitiendo la constitución de las múltiples configuraciones posibles
por cuenta de cada quien. Una suerte de Rayuela sociológica, sin la belleza de la
escritura de Cortázar, pero con incontables estímulos para el pensamiento.
Finaliza este mosaico con dos trabajos que agrupamos en la sexta parte, de
textura más habitual e inespecífica en los discursos sociológicos, que son abordajes
de procesos impersonalizados. Ana María Pérez Rubio se centra en “El discurso de
la participación y la cuestión de la autonomía” en el análisis de cómo dicho
discurso resulta compatible con el nuevo paradigma cultural que define la actual
etapa del capitalismo tardío, con la acentuación del individualismo, la
convocatoria a la radicalización de la democracia, la organización de nuevas
formas de sociabilidad conjuntamente con la precarización de las condiciones de
vida de la población. Cierra el libro, pero no la reflexión, mi breve contribución:
“La guerra como cesura de la subjetividad moderna”, en la que ensayo una mirada
sobre los escollos que encuentra la Modernidad, como proyecto, en la etapa actual
del capitalismo, y cómo un fenómeno, en apariencia muy particular, incide en la
conformación de la subjetividad.
1 X = n ([2n/2] – 1)
Néstor Cohen1
1. Introducción
4. Conclusiones
Quizá debamos recordar que tres de los principales científicos de los últimos
ciento cincuenta años, Marx, Einstein y Freud, fueron activos cuestionadores de los
discursos y las prácticas naturalizadas en sus disciplinas y tuvieron como obsesión
hacer visible lo invisible en sus respectivos campos de investigación. Quizá la
misión actual de las Ciencias Sociales sea retomar esas banderas.
Bibliografía
Notas:
Adrián Scribano2
Para los que se ponen recién en contacto con nosotros o que no conocen
nuestra producción, tal vez ahora, en los últimos ocho años, ustedes pueden ver
este recorrido que digo a través de nuestro Boletín donde hay muchos artículos con
información cuantitativa-cualitativa de lo que, más o menos, hemos caracterizado
como una situación de colonialidad en el Sur Global.
Nuestro diagnóstico central tiene tres patas o ejes 4. Sabemos que, por lo
menos por nuestras propias indagaciones y por indagaciones de colegas, el
capitalismo a escala planetaria hoy, igual que antes, pero mucho más
enfáticamente, es un capitalismo depredatorio, regulador de sensaciones y
emociones y un gran aparato represivo. Por cuestión de tiempo hoy, para buscar
las fuentes de estas afirmaciones, lamentablemente los voy a tener que remitir a lo
que hemos trabajado antes.
Como hemos publicado en otros lados nosotros hemos estado haciendo una
crítica sistemática de la lógica causal, de la lógica (¿aceptada?) de Hume, a partir
de una reconstrucción, si ustedes quieren retraducción/reconstrucción, de otros
procesos como esquemas del reflexionar/pensar el mundo social: la “lógica”
germinal, (o “lógica” de semilla), los procesos mobesianos, las “lógicas” de las
redes, el uso de las formas de elipse y también lo helicoidal.
Lo que nosotros hemos hecho es discutir esa lógica “de bola de billar”,
discutir la linealidad, (…), a través de la noción de Banda de Moebius por ejemplo,
discutir la relación que hay entre principio y final a través de la noción de espiral y
las relaciones de conexión a través de la noción de red 5.
Bueno, ahora digamos, a ver, a mí me parece que para poder pensar esto que
nosotros venimos denominando Teoría Social del Sur, tenemos que comenzar a
mirar esta dialéctica entre teorías sociales rehabitadas, teorías sociales politizadas y
teorías sociales reencarnadas.
La primera cuestión: toda teoría social es, en todo caso, el resultado del
proceso histórico en el cual ha sido creada. Se mira/ve/observa 6 el mundo porque
se está geocultural y geopolíticamente determinado/condicionado. Nosotros
habitamos las teorías que construimos7. ¿Qué quiero decir con eso? Que las teorías
no son “abstractas”, las teorías están reconfiguradas en términos de las maneras que
nosotros tenemos de hacerlas en un contexto de producción concreto. Este es claramente
otro de los signos que indican cómo y por qué separar/distanciar teoría y
metodología puede convertirse en un acto colonial. Las teoría están ya habitadas
por otros mundos y esos mundos refieren a una manera particular de construir
esas teorías.
Esto quiere decir, me parece a mí, que hay que poder darle visibilidad a las
ausencias que portan las teorías sociales aceptables/aceptadas por la fantasía
colonial que hace pornográfico el Otro de aquellos mundos.
Por otro lado, me parece que hay otra vía crítica para analizar las relaciones
entre epistemología, teoría y metodología a las que venimos aludiendo para
obtener algunas indicaciones metodológicas para elaborar teorías sociales del sur:
estar alertas sobre cuáles mundos sociales encarnan nuestras teorías sociales.
Digo, en ese sentido, toda epistemología tiene una historia del hacer de las
prácticas y también, en realidad, hay siempre en estas prácticas teóricas un
conjunto de inflexiones, entreligadas a visiones y observaciones. Esto quiere decir
algo: simplemente para hacerlo muy sencillo, necesitamos reconstruir la manera
teórica en que la epistemología que nosotros suscribimos nos hace hacer la
elaboración de las cosas que queremos ver.
Esto quiero decir: cada epistemología implica una teoría pero, cada teoría
que implica esta epistemología también implica una manera de configurar la
observación. Y en eso radica mucho el hecho de que ahí hay procedimiento, teoría
y epistemología, porque ahí hay una manera de entender el mundo
científicamente. Por eso nosotros, para poder reentramar una metodología con
carácter crítico respecto a las colonialidades que encarnan nuestras teorías,
tenemos que reconstruir las prácticas teóricas en tanto epistemológicas, tenemos
que retomar la historia de las prácticas del hacer y reconfigurar estas teorías en
tanto relación entre miradas, visión y observación.
Por eso la metodología (desde su rol político) “termina” siendo una especie
de metateoría de los procesos. ¿A qué me refiero? No es que el estructural
funcionalismo es cuantitativo porque lo cuantitativo es estructural funcionalista.
No estoy queriendo decir eso. Sino que cuando hace uno su metodología
espontánea, para parafrasear17 a Bourdieu, cuando hace uno metodología
espontánea se transforma en su propia metateoría. El objeto/resultado toma el
lugar del proceso y explica este a último. Es decir, vence el artefacto 18, vence la
colonialidad. Una posición teórica que no es colonial respecto a la metodología
tiene que “vencer al revés”, uno tiene que vencer al artefacto.
No son las técnicas y los procedimientos los que le confieren la lógica a este
procedimiento sino el hecho de que, muchas veces, la autonomía del artefacto
genera una dependencia del investigador respecto del artefacto. Por lo tanto, fíjese
una cosa, si uno se va al embarazo de la teoría que yo decía al comienzo, cada
procedimiento está doblemente embarazado, metáfora complicada, pero, de todos
modos, ¿por qué sería doblemente embarazado? Porque ese procedimiento tiene
una teoría, pero además los componentes de ese hacer implican además una visión
teórica que es su epistemología.
Por lo tanto a mí me parece que la historia de las teorías latinoamericanas y,
veámoslo en plural, implicaría que nosotros tuviéramos que revisar en qué sentido,
¿sí?, si queremos configurar una mirada post-independentista para construir
teorías sociales desde el sur, es fundamental respecto al primero de los pasos que
dije, tener una geocultura de la cognición.
Por lo tanto, podríamos decirlo de este modo, dígame ¿en qué condiciones
de producción usted hace la práctica de indagación social? Y yo le diré cuales son
los embarazos sucesivos, es decir, de qué está preñada la visibilidad o la
invisibilidad de la relación objeto-sujeto que usted ha elegido elaborar.
Por eso, justamente una de las cosas que me parecen importantes, imagino
que como para ir cerrando, es pensar no ahora en términos de estos cruces,
intersecciones, sino pensarlos como entramados, ¿no? A ver, si uno está dispuesto
a no perderse las formas de las dificultades de una superficie/inscripción que ha
creado otro, que ha creado otro con objetivos distintos, con temporalidades
distintas, etcétera, si uno va a persistir en la búsqueda y, en todo caso, no
configurarse como pérdida, lo que tiene que hacer es empezar a tramar las teorías
de esa lógica y configurarlas como un hacer.
Si ustedes toman Teoría y Praxis de Habermas, que en las ediciones que van a
partir del 71 en adelante, que tienen una Introducción a la Nueva Edición muy
interesante (que se nutre de las aclaraciones y respuesta a las objeciones
formuladas sobre la primera edición de 1963 que él cree importante abordar)
hallaran una historia de la relación de teoría y práctica, cuestión orientada, casi por
completo, a esclarecer la posición de su propio programa de investigación con el
materialismo histórico; pero además ustedes van a encontrar numerosas pistas
sobre cómo “Occidente” se encargó de separar el espíritu y el cuerpo así como
separó teoría y práctica en función de la docilidad de la expansión de la tecnología
como forma de construir el desarrollo del poder capitalista19.
No hay aparato teórico-crítico más poderoso que hacer ver que hay una teoría de esa
lógica del hacer pero en forma de fundamentaciones epistémicas. Lo voy a poner de otro
modo para ir cerrando, dar un ejemplo y no complicar demasiado el panorama.
Uno de los quepodríamos decir, componentes más exitosos en materia de
fascinaciones contemporáneas en América Latina, lo constituyen las teorías de
Responsabilidad Social Empresarial (RSE) que, en todo caso, no solamente se
condicen con las teorías del capital social sino también, digamos, se estructuran a
partir del paso que ha habido en el Management, de la teoría de recursos humanos
a la teoría de los factores humanos, del factor humano como una especie de estado
pornográfico de la energía corporal como medio de producción, esta relación entre
factor y medio que el Management “original” negaba.
Y termino con esto: me parece que hay una cuestión que decían, que han
dicho mucho el día de ayer, que me parece es lo central para pensar lo que aquí he
propuesto: la condición y posición de clase de los científicos sociales en América
Latina.
Bibliografía
Notas:
5 Sobre dicha temática CFR Scribano, A. (2012) Teorías sociales del Sur: Una
mirada post-independentista. Buenos Aires, ESEditora. ISBN 978-987-26922-9-2 - E-
Book Córdoba: Universitas - Editorial Científica Universitaria. ISBN 978-987-28861-
0-3 pag. 230
6 Las tensiones dialécticas entre ver, mirar y observar son uno de los
componentes básicos para la elaboración de Teorías Sociales del Sur por varios
motivos, entre los más importantes se pueden seleccionar los siguientes: a) la
estructuración del “ver” desde y a través de los cuerpos/emociones y en lo que ello
hay de colonialidad/autonomía; b) la conexión de los regimenes de la “mirada” y
las políticas de las sensibilidades; y c) la coagulación/obturación de la
conflictividad colonial impulsada por muchos “procesos de observación” que
instancia la doxa académica por medio de la aceptación “desapercibida” de
fantasmas y fantasías sociales.
20 Scribano (2005)
Parte II
La dinámica espacial
Naturaleza mineral: Civilización del capital y
mineralización de la condición humana.
A modo de Introducción.
“Hoy las minas son el fuego que conduce a los pueblos al desierto para poblarlo; y como
requieren inteligencia, civilizan a la par que pueblan” (Domingo Faustino Sarmiento. Cita
extraída del stand minero en Tecnópolis, Argentina, 2013).
“El desarrollo del hombre ha estado siempre ligado a la minería… Desde los orígenes de la
vida humana, la minería ha sido desde siempre una actividad aliada e indispensable a su
desarrollo” (Cámara Argentina de Empresas Mineras)
“Si no quieren minería, díganle eso al país, preséntense a las elecciones, ojalá que ganen, y
cierran todas las minas; cierran la cerámica de Cuenca, etc., dejan de importar hierro, dejan
de importar todo, porque todo viene de la minería. No podemos ser inconsecuentes: si
decimos ‘no a la minería’, es aquí y en cualquier parte, ¿verdad? Y regresamos a la Edad de
Piedra. Las casas van a ser como la de los Picapiedras, ¿verdad? Y los automóviles también,
como el de los Picapiedras, porque no se puede concebir la vida moderna sin minería”
(Rafael Correa, presidente de Ecuador)2
“Es imposible prescindir de la minería, pero no solamente desde los lugares comunes como
un aro, un auto, los celulares, de todo, hasta para los remedios se necesita de minerales.
Como dice mi amigo Rafael Correa, presidente de Ecuador, “me parece absolutamente
ilógico que la gente se muera de hambre en la superficie del suelo, cuando precisamente está
parada sobre muchísima riqueza que puede ser extraída para bienestar de los pueblos en
forma sustentable”. (Cristina Fernández de Kirchner, presidente de la Argentina) 3
Desde los automóviles a los aviones y los satélites; desde las computadoras a
la telefonía móvil y a los cada vez más ‘sofisticados’ objetos de la ‘era digital’; los
‘electrodomésticos’ de uso diario, el selecto mundo de las joyas y el impresionante
poder de destrucción de la industria de guerra, el paisaje y la cotidianeidad de la
vida contemporánea están habitados hasta la saturación por instrumentos técnicos
(sensu Santos, 1996), medios de poder y signos de distinción (sensu Bourdieu, 1980;
1988) que provienen de la minería. Los minerales son un insumo indispensable de
lo que usualmente identificamos como mercancías modernas, esos objetos que, tanto
por su eficacia práctica como medios técnicos, cuanto por su plusvalía simbólica en
su condición de fetiches (sensu Marx), hacen por sí mismos a la ‘modernidad’ de las
prácticas y las vivencias; objetos que su sólo uso o exhibición construye la
sensación y la experiencia social de ‘estar viviendo’ concluyentemente en el
‘mundo avanzado del progreso’, así como su carencia o falta, es vista y
considerada como expresión de ‘atraso’, ‘subdesarrollo’ y/o ‘pobreza’.
Se trata, por tanto, de una actividad que está en las propias raíces
constitutivas de dicho ‘orden’, en sus bases epistémicas y geopolíticas,
geoeconómicas y geoculturales. De modo tal que todavía en el siglo XXI, hablar de
“minería” (específicamente de minería transnacional) remite al acto colonial originario
y a la organización colonial del mundo; a la irrupción del capitalismo, y a su
posterior proceso de mundialización (Machado Aráoz, 2011a; 2012).
“La mejor cosa en el mundo es el oro… Sirve hasta para enviar las almas al paraíso.”
(Cristóbal Colón)
“Nosotros los españoles tenemos una enfermedad del corazón para la cual el único remedio
es el oro.” (Hernán Cortés)
“El oro es el más subido y estimado metal que nace en la tierra… entre otras virtudes que
la naturaleza le comunicó, tiene una particular, que conforta la flaqueza del corazón y
engendra alegría y magnanimidad, quita la melancolía y limpia las nubes de los ojos…”
(Juan de Arfe y Villafañe, quilatador de oro, plata y piedras preciosas, Valladolid, 1572. Cit.
Por Bakewell, 1990).
“La causa final porque han muerto y destruido tantas y tan infinito número de ánimas los
cristianos ha sido solamente por tener por su fin último el oro y henchirse de riqueza en
muy breves días… Por la insaciable codicia y ambición que han tenido…” (Bartolomé de
Las Casas, Brevísima relación de la destrucción de las Indias, 1552).
“No encontrándose pues en los países allí descubiertos, tanto entre animales como entre
vegetales, cosa grande que pudiese justificar una pintura digna de tan admirable
descubrimiento, dirigió Colón su mirada hacia la parte Mineral, y en la riqueza de este
tercer reino del Mundo se lisonjeó de haber hallado una completa compensación de lo que
faltaba de magnífico a las otras dos… Los pedacitos de oro puro como los que sus habitantes
adornaban sus vestiduras (…) fueron causa bastante para convencerle de que en esas
tierras abundarían las minas ricas de aquel metal… En virtud de ello, se representó la isla
de Santo Domingo como una tierra abundante de oro y, por esa sola causa, siguiendo la
preocupación de aquellos siglos y aún de los nuestros, como una fuente fecunda de riqueza
real…” (Adam Smith, Investigación de la naturaleza y causa de la riqueza de las Naciones,
1776).
En el lapso de la historia de la vida en el planeta, 1492 inaugura una nueva
Era, geológica y civilizatoria. Es el origen de la Modernidad, es decir, de la
civilización del Capital, de la globalización del Imperio del Capital (Marx, 1867;
Luxemburgo, 1912; Harvey, 2001; Meiksins Wood, 2003). Y en ese plano, puede
afirmarse que dicha civilización es una invención-creación enteramente mineral. Con la
llegada de los españoles a las tierras-cuerpos de Abya Yala, un nuevo tipo de minería
irrumpe entonces en el breve lapso de la vida humana; se erige como una extraña
fuerza geológica que alterará, de allí en más, de forma drástica e irreversible, el
curso de la historia.
Así, no cabe pasar por alto que la codicia del oro está en las bases de
Occidente, de la Modernidad; del capitalismo como modelo civilizatorio. En un
sentido estrictamente histórico, la Modernidad nace de la minería colonial de los
metales preciosos, la del oro y de la plata, así concebidos no ya en su condición de
‘adornos’ o materia prima para objetos rituales, religiosos o políticos, sino como
objetos de valor en sí, como portadores y expresión de esa forma originalmente
moderna y revolucionaria de concebir “la riqueza” que es el valor de cambio.
Bajo tal designio, Occidente inaugura la Era civilizatoria del Capital, es decir,
una era inédita en la historia de la humanidad en la que se suprime drásticamente
toda otra concepción de la Vida que no sea sino la consagración de la acumulación
como centro y fin de la vida, como sentido escatológico de la existencia (Marx, 1857; 1867;
Weber, 1904-05). De allí en más, la acumulación como sentido y fin excluyente del
“obrar humano” define no sólo la especificidad histórica de la economía moderna -
como economía que se desentiende cada vez más de los valores de uso para
concentrarse en el valor de cambio-, sino ya la propia noción moderna de civilización
humana universal. Pues, para el naciente mundo Occidental – Moderno, civilización
es acumulación (Machado Aráoz, 2012).
Hasta tal punto los territorios y los cuerpos de la Modernidad van a ser
moldeados por la acumulación como racionalidad que no hay lugar en la realidad para
todo aquel o aquello que no se adapte a la misma. So pena de ser considerado no-
moderno, es decir, pre-social, anacrónico, lisa y llanamente salvaje, los sujetos
contemporáneos deben demostrar su racionalidad adecuándose a los imperativos
de la acumulación. Así es el mundo civilizado de la modernidad; un mundo donde
impera la máxima hegeliana que afirma que “lo real es lo racional”. En él, el dinero,
como símbolo y expresión fulminante de la acumulación, impregna toda la vida y
se erige como principio y fin de la existencia (Marx, 1844). Como motivación, como
proceso y como resultado, la acumulación es lo que marca la línea abismal (sensu
Boaventura de Souza Santos, 2009; 2010): el trazado epistémico y ontológico de la
cartografía moderna que instituye la di-visión entre lo tradicional y lo moderno,
entre lo salvaje y lo civilizado; la frontera definitoria y concluyente de lo
‘propiamente humano’; en el extremo, el límite que separa lo real de lo in-existente.
(…) a anexión de Amerindia en 1492 por España permitirá que Europa inicie
el despliegue del sistema-mundo (…). Gracias a la plata, y en menor medida al oro,
a los metales preciosos como dinero (…), España –y Europa con ella- tuvo el dinero
para comprar en el indicado mercado chino. Desde el Atlántico, del Caribe hacia
Sevilla, y de allí a Ámsterdam o Europa central, o de Génova y Venecia hacia (…)
China por el oriente, o del Pacífico de Perú y de México hacia Filipinas y China por
el occidente, los metales preciosos integraron a la Europa del siglo XV al siglo
XVIII, al Viejo Mundo como extremo occidente del naciente sistema-mundo,
siendo sólo una región secundaria en cuanto a la producción de mercancías (poco
podía vender Europa a China, y sólo podían comprar con el dinero
hispanoamericano) (Dussel, 2004: 212-213).
En este plano, es fundamental considerar que el oro, como valor en sí, altera
por completo la microfísica de la temporalidad, haciendo posible la conquista imperial
del tiempo, en cuanto ideal-regulativo de la experiencia vital de los sujetos. En este
sentido, considerando el tiempo como flujo y duración de las actividades humanas,
acontece un cambio de relevancia histórica determinante, pues el oro, como valor
de cambio, hace materialmente posible la conquista e imposición epistémica del
tiempo abstracto sobre el tiempo concreto; el vaciamiento de la temporalidad como
experiencia-de-vida-anclada, concreta, y su sustitución por la temporalidad
abstracta del tiempo científico8 (Marx, 1867; Postone, 1993; Giddens, 1990).
Ahora bien, para que el tiempo abstracto haya pasado a erigirse como
social y mundialmente dominante, ha sido preciso la correlativa mundialización de
la forma mercancía. Es decir, el ‘progreso’ del tiempo abstracto como la forma
absoluta, homogénea y universalmente excluyente del tiempo en el mundo y del
mundo, es indisociable del propio ‘progreso’ y expansión del capitalismo como
sistema mundial y como modelo civilizatorio también –considerado- universal,
absoluto y excluyente.
“El militarismo ejerce en la historia del capital una función perfectamente determinada.
Acompaña los pasos de la acumulación en todas sus fases históricas. En el período de la
llamada “acumulación originaria”, esto es, en los comienzos del capital europeo, el
militarismo desempeña un papel clave en la conquista del Nuevo Mundo y de la India.
Asimismo, más tarde, en la conquista de las colonias modernas, en la destrucción de las
corporaciones sociales de las sociedades primitivas y en la apropiación de sus medios de
producción, en la imposición forzosa del comercio de mercancías, en la proletarización
violenta de los indígenas… (…) Hay que agregar a esto, todavía, otra importante función.
El militarismo es también, en lo puramente económico, para el capital, un medio de primer
orden para la realización de la plusvalía, esto es, un campo de acumulación.” (Rosa
Luxemburgo, “La acumulación del capital”, 1912).
“La explotación ha sido colocada en el primer plano del problema colonial con tal
persistencia que merece la pena que nos detengamos en este punto. La explotación, además,
en lo que se refiere al hombre, ha sido perpetrada con tanta frecuencia, con tal contumacia y
con tal crueldad por el hombre blanco sobre las ‘poblaciones atrasadas’ del mundo, que se
daría prueba de una total falta de sensibilidad si no se concediese a este problema un lugar
privilegiado cada vez que se habla del problema colonial.” (Karl Polanyi, “La Gran
Transformación”, 1947).
De tal modo, el sujeto moderno –bajo los efectos del encantamiento del
oro-, produce una drástica redefinición en las formas de producción y uso de la
violencia. Inventa el uso productivo (y rentable) de la misma. Esa es la clave de las
“grandes potencias” (Kennedy, 1987) y del “progreso de la civilización”. Pues,
como tempranamente ‘descubrió’ Adam Smith, uno de sus pilares ideológicos, la
economía moderna -la del ‘progreso’- es literalmente una economía de guerra. La gran
diferencia entre el mundo antiguo y el mundo moderno consiste precisamente en
la “articulación virtuosa” que esta última opera entre los gastos de guerra y la
dinámica de la acumulación. Textualmente:
En la guerra moderna los grandes gastos que ocasionan las armas de fuego
proporcionan una ventaja evidente a la nación que se halla en mejores condiciones
de soportarlos y, por consiguiente, en este aspecto, a las opulentas y civilizadas sobre
las bárbaras y pobres. En tiempos antiguos a las naciones opulentas y civilizadas les
resultaba difícil defenderse de los pueblos pobres y bárbaros; pero en la época moderna, son
éstos los que se ven en dificultades para defenderse de los ataques de aquellas. La aparición
de las armas de fuego (…) favorece tanto a la seguridad como a la pervivencia y extensión
de la civilización”. (Smith, [1776] 1958: 628 Resaltado nuestro).
“La minería tiene quinientos años de influencia nefasta en América… en Potosí mismo han
muerto ocho millones y medio de nuestros hermanos en los socavones. Lo mismo en
Zacatecas, en Guanajuato, en Ouro Preto; es decir, toda América está jalonada con una
historia de barbarie, de sometimiento, de explotación, de genocidio y etnocidio de nuestras
culturas… Mientras, las grandes potencias competían en la acumulación de riquezas, en
guerrear… Esa es la historia de la minería; una historia de expoliación” (Marcos Pastrana,
Valles Calchaquíes, Argentina, 2009).
“Primero fue la contaminación por metales; ahora es la contaminación social… Las bases
están organizadas, pero la minera va a cada pueblo y ofrece cosas, por medio de los
dirigentes, se los compra… A los que no nos pueden compran nos persiguen… A mí, los
empresarios mineros me quieren ver muerta. Si mi denuncia no estuviera en la Corte
Interamericana, hace rato que hubiese desaparecido” (Margarita, San Mateo, Perú, 2009).
“Hace pocos días un campesino me decía, yo he puesto 288 días de mi vida en este caso…
Si Usted multiplica eso por más o menos 30.000 campesinos, tiene miles, cientos de miles
de días de trabajo, de días de vida que la gente ha invertido en esta lucha para que haya
justicia… Ellos no ponen plata en efectivo; ponen su corazón en esta batalla… Y lo que
muchos no entienden es que ellos no están peleando por el dinero… El dinero no vale
comparado con la vida. Aquí lo más importante son las cosas que tienen valor, no las que
tienen precio” (Pablo Fajardo, Zucumbíos, Ecuador, 2012).
“¿Dicen que con los metales que se llevan se fabrican objetos indispensables para nuestra
vida? No, lo que se fabrica con esos metales son nuestras cadenas.” (Gustavo Pisani, 2012).
Bibliografía
ARRIGHI, G. (2007) Adam Smith en Pekín. Orígenes y fundamentos del siglo
XXI,Madrid: Ediciones Akal.
DUSSEL, E. (1992) 1492: El encubrimiento del Otro. Hacia el origen del mito de la
Modernidad, Madrid: Nueva Utopía.
NASH, J. (2008) Comemos a las minas y las minas nos comen a nosotros.
Dependencia y explotación en las minas de estaño bolivianas. Lanús: Ed. Antropofagia.
SOUZA SANTOS, B. (2003) La caída del Angelus Novus. Ensayos para una
nueva teoría social y una nueva práctica política” Bogotá: ILSA/ Universidad Nacional
de Colombia.
__________ (2009) Una epistemología del Sur. México: Clacso, Siglo XXI.
Notas:
11 La irrupción del tiempo abstracto produce una brecha creciente entre los
tiempos de la vida, sus ciclos y duraciones, y el tiempo siempre plano y lineal de la
mercancía. La constante aceleración que exige la ley del valor alimenta un desfasaje
creciente de la producción capitalista respecto de los ritmos de la vida y los ciclos
de la naturaleza, lo que hace de esto un factor clave para analizar y comprender la
dinámica y las consecuencias de la explotación que el capital opera tanto sobre la
naturaleza exterior (Tierra) como sobre la naturaleza interior (cuerpos-trabajo).
12 Como acota Giddens, “la mercantilización del tiempo (…) porta la llave
de la más profunda transformación cotidiana que haya traído consigo la
emergencia del capitalismo. Esto hace referencia tanto al fenómeno central de la
organización del proceso de producción, como al ‘puesto de trabajo’, pero también
a las texturas íntimas relativas a cómo la vida social cotidiana es experimentada”
(Giddens, 1981: 131).
Alfredo Falero1
c) Por lo expuesto, la región –en tanto periférica- siempre tuvo enclaves pero
lo nuevo es su expansión, los formatos, los objetivos y las dimensiones de los
enclaves que varían en función de las exigencias del capital. Las diferencias
respecto al pasado -en tanto la base actual es el desarrollo de las transnacionales en
la generación de enclaves- no modifica su carácter sustantivo de extracción de
excedentes en diversas formas.
Por tanto, pensar que con los enclaves (más allá de nombres y formatos) se
genera “desarrollo” es de una grosería intelectual considerable, pero recordando la
mecánica conexión habitual entre inversión extranjera directa y desarrollo
(mecánicaque suelen hacer los gobiernos), ello resulta una de las explicaciones por
las que el uso del concepto puede incomodar.
Una de las premisas que sostiene este trabajo es que la emergente revolución
informacional en una dinámica de acumulación flexible, presenta la potencialidad
de un incremento aún mayor de la tendencia a la generación de enclaves y en
consecuencia de un florecimiento de formas diversas de “territorios estratégicos” –
utilizando el concepto de Saskia Sassen (2007)- en donde la conexión privilegiada
es entre tal territorio y las empresas transnacionales y no en relación con los
Estados-nación donde se insertan. La idea central que se busca enfatizar es que se
siguen codificando como “nacionales” los que podrían ser ejemplos de localización
de procesos globales.
Otras ventajas, además del menor costo de la fuerza de trabajo que es clave,
es el bajo costo de los insumos principales como energía eléctrica y
telecomunicaciones y ventajas impositivas. Cuando se trata de call centers, en
general, se trata siempre de jóvenes (muchas veces universitarios y bilingües), para
quienes ese es el primer trabajo al que acceden y, en consecuencia, las condiciones
de trabajo suelen ser masivamente aceptadas. En tal sentido, también existen otros
elementos vinculados a la fuerza de trabajo y sus habilidades y al llamado “clima
de negocios” (“business environment”), uso horario, afinidad cultural y
proximidad geográfica. Si a esto se agrega el factor de proximidad con el cliente y
la capacidad de estar 24 horas en servicio, América Latina se ve con alta capacidad
de captación de inversiones de este tipo.
Hasta aquí ha quedado clara la conexión global, pero ¿por qué hablar de
“desconexión nacional”? No sólo porque el Estado-nación pierde capacidad de
intervenir en lo que sucede en los “enclaves” –esto puede variar de acuerdo al caso
que se trate pero siempre hay una pérdida en ese sentido- sino por la disociación
de lo que ocurre dentro del enclave con el resto de la economía “nacional”. Una de
las premisas de este trabajo es que a excepción del efecto de los salarios de la
fuerza de trabajo integrada al enclave informacional, no existen en general
elementos importantes que se proyecten en la economía en que se enmarca. Por
otra parte, la fuerza de trabajo que componen los “infoproletarios” (Antunes y
Braga, 2009) puede ser muy variada a pesar de los mitos de la “sociedad de
conocimiento”.
Toda discusión legal sobre ese carácter “nacional” queda sumergida cuando
se observa la extrema laxitud que plantea. Por ejemplo, en estos espacios se goza
de excepciones aduaneras y fiscales, no rigen allí monopolios estatales y hay libre
circulación de capitales.
Los usuarios de las Zonas Francas están exentos de todo tributo nacional,
creado o a crearse, incluso de aquellos en que por ley se requiera exoneración
específica, respecto de las actividades que desarrollen en la misma” (artículo 19).
Cabe señalar que la reforma tributaria del período del Frente Amplio no
alteró justamente la lógica general: los usuarios (empresas) de zona franca no son
alcanzados por el creado Impuesto por retribuciones a las personas físicas (IRPF),
precisamente por tratarse de un territorio con altas excepciones. En cambio, sí lo
deben pagar los trabajadores uruguayos en empresas ubicadas en zonas francas.
Por ello puede sostenerse que el gobierno del Frente Amplio desde el 2005,
en términos generales, tiende a reproducir la consolidación del esquema de
articulación – adaptación a la economía-mundo capitalista. Más allá de existir
posturas diferentes en el mismo, la política respecto a las zonas francas tuvo fuerte
continuidad ya que incluso, como se ve de lo anterior, se aprobaron nuevas.
Pero debe hacerse notar que las cifras son variables y muy sujetas a los
vaivenes de la economía global. Además, el cálculo de los datos sobre lo que
representan, en relación a la economía nacional, también se ha venido ajustando.
Con la metodología de los censos (auto-administrados) de 2007-2008 la
contribución de Zonamérica al PIB total fue de 1.95 y 1.78 respectivamente8.
De hecho, está claro que, más allá de todos estos factores de atracción, uno
que se construye como clave en la propuesta es el régimen de zona franca.
Obviamente se promueven las extraordinarias ventajas que la ley de 1987 admite
no sólo en exenciones fiscales y aduaneras, libre movimiento de capitales y
“repatriación de utilidades”, sino en el hecho de que no rigen los monopolios
estatales y, no es menor, la capacidad de contratar hasta un 25 % de personal
extranjero (sobre el cual, además, no es obligatorio realizar aportes a la seguridad
social uruguaya). Además de personal extranjero más estable, también existe una
población internacional “flotante”, producto de viajes más esporádicos y
transitorios, de cargos de dirección de empresas instaladas.
Zonamérica es “otro mundo”, “otro país”, son frases que se han escuchado
en publicidad o en informes periodísticos. Muchos de los trabajadores reproducen
esta representación colectiva de lo diferente que marca trabajar en un lugar de
prestigio, de carácter cosmopolita. Asumen los parámetros de representación
generados desde el enclave como suyos propios.
Más allá del régimen de zona franca y las exenciones impositivas para las
empresas instaladas (usuarios directos e indirectos), más allá de la infraestructura
específica que se ofrece, un tema central -como todo enclave- es la capacidad de
atraer fuerza de trabajo adaptable y que permita reducir costos laborales. Y,
considerando el tipo de enclave, en este caso con calificaciones de informática,
idiomas y diferentes formaciones según los casos.
Bibliografía
Notas:
2 Para una revisión del concepto de enclave en la década del setenta, véase
Zapata, 1977.
8 Fuente: INE, Tercer Censo de Zonas Francas años 2007 – 2008. Informe
final: diciembre 2010.
Introducción
Dice Bell que en estos inicios del siglo XXI, nos encontramos ante dos
impulsos contradictorios que se materializan en dos respuestas subculturales al
cuerpo: las prácticas de modificación corporal –en forma de piercing, tattoos- y las
asociadas con el posthumanismo y el ciberpunk. Estos impulsos representan; por
una parte, el énfasis, la conciencia de cuán importante es nuestro cuerpo, lo que
conlleva a una recorporeización (re-embodiment) nostálgica que considera el cuerpo
modificado como un medio de comunicación y reflexividad expresivo y sensual y,
por otra parte, el antiguo sueño de “abandonar la carne” (ahora para vivir como si
fuéramos bits y bites en el ciberespacio (2001: 168).
Desde que en el año 2000 Christine Hine publicó su texto sobre Etnografía
Virtual (traducido en 2004 por la editorial UOC) hasta el momento presente,
muchos autores han discutido sobre si es posible realizar etnografías en contextos
digitales, sobre el nombre que se les podía dar y sobre las transformaciones en la
etnografía tradicional que esta transposición implicaba (Kozinets, 2010; Hine, 2004;
Hine, 2008; Fielding et al. 2008; Sade-Beck, 2004; Markham, 2004; Ardèvol et al.
2003 etc).
Experiencia 2: Cuerpos e identidades en el ciberespacio (webs
de contactos)14
1. Las asociaciones y sus sedes físicas; las asociaciones tienen una sede en la
que ofrecen cursos, asesoramiento (legal, psicológico, médico) y otras actividades.
Esta esfera también incorpora asociaciones a nivel global.
• 3a- las páginas web oficiales de las asociaciones LGTB: estas páginas
generalmente ofrecen información sobre las funciones de la asociación (apoyo,
consultoría, organización, actividades presenciales, grupos de trabajo -juventud,
mujeres, familias-, presentación de libros, grupos de deporte, asistencia telefónica,
actividades lúdicas, investigación…). Las necesidades que cubren son locales, pero
los discursos que utilizan son globales y apelan a los derechos humanos, la
homofobia, la lucha contra el VIH, las campañas de educación, etc.). Muchas de
estas asociaciones se ordenan en supraorganismos como la FELGTB o la ILGA, 17 lo
que les confiere más visibilidad y poder que a las asociaciones independientemente
consideradas.
Los tres niveles –local, global y virtual- son parte de un mismo proceso de
presentación y conforman una esfera LGTB que puede reafirmar la noción de
“comunidad” basada en el conocimiento compartido, las prácticas compartidas, las
experiencias compartidas y, en el caso de los activistas, las demandas compartidas.
Por todo ello, los resultados de esta investigación –aún en curso- apuntan
que el activismo se ha convertido en una configuración formada por círculos
concéntricos y sumativos: las asociaciones LGTB están en el centro de redes
sociales más amplias que crean y usan páginas y blogs especializados. Sin duda,
estas asociaciones, con sus actividades presenciales, ayudan a formar, asentar y
movilizar a esas redes más amplias. La “localidad” de los encuentros que
propician, las discusiones, la planificación de las movilizaciones, dan forma a
procesos de socialización en los que las actividades comunes y las relaciones
personales se estructuran en torno a afinidades ideológicas. Las acciones locales
son posibles gracias a las asociaciones, pero también a los grupos de amigos que se
han conocido en el ambiente y a las personas que interactúan online. Mediante estas
interacciones no exclusivas sino inclusivas, se crean afinidades en un proceso que
es flexible y permeable. La combinación de estrategias y recursos añade
versatilidad a los movimientos sociales que son, hoy por hoy, fracturados y
versátiles (Tejerina, 2010: 273).
(...) one can usefully conceptualize the Internet as a tool for retrieving or
transmitting information and connecting with others. As a medium, the Internet
can be seen as a research resource. In my own work, I view the Internet as an
umbrella term for those social spaces constituted and mediated through computer-
mediated interactions. As such, the Internet can be seen as a place or a research
context. If one conceptualized the Internet as a way of being, the focus shifts away
from looking at the Internet as a tool or a cultural space and moves toward the
ephemeral territory of exploring the ways individuals in a computer-mediated
society construct and experience themselves and others because of or through
Internet communication (2007: 330).
Si uno utiliza Internet como herramienta “a researcher can elect to study the
tool itself, social interactions afforded by this tool, or use the tool to aid in the
research project, the form of the research questions, the researcher’s
epistemological stance, and the researcher’s methodological preferences. Research
in the past decade has delved deeply into the firs and second areas” (331). Si bien
el primer trabajo, con los tres modelos de aproximación a la intersección
géneros/internet se movía claramente en los ejes dibujados por Markham, al hablar
de Internet como herramienta, la segunda experiencia se centró claramente en
Internet como lugar, como lugar de interacción, como lugar donde ocurren cosas
relacionadas con el propio modo de ser, “cosas” relacionadas con el cuerpo, la
propia presentación y la imaginación. La tercera experiencia claramente se inscribe
en el uso de Internet como fuente de datos y como contexto de análisis
complementario a otros modos de proceder.
Bibliografía
AMIT, V. (ed.) (1999) Constructing the Field. London: Routledge.
BELL, D. (2001) “Meat and Metal” en Holliday, Ruth and John Hassard (eds)
Contested Bodies. London: Routledge. pp. 168-178.
MARCUS, G., (1995) “Ethnography in/of the World System: The emergence
of Multi-Sited Ethnography”. Annual Review of anthropology, Vol. 24, pp. 95-117.
NYBOE, L. (2004) “You said I was not a man: Performing Gender and
Sexuality on the Internet”. Convergence. The International Journal of Research into
New Media Technologies, vol. 10, pp. 62-80.
SLATER, D. (2002) “Makings Things Real: Ethics and order on the Internet”.
Theory, culture and society, núm. 219, pp. 227 accesible en
http://tcs.sagepub.com/content/19/5-6/227 (consulta 10 octubre 2012)
www.bearwww.com
www.match.com
www.cogam.es
www.felgtb.org
www.cogailes.org
www.fagc.org
coordinadoragirasol.org
Notas:
10 Este es el caso, por ejemplo, analizado por Slater (2002) que estudia los
intercambios de sexpics en chats.
Introducción
Mi pensamiento y mi vida constituyen una sola cosa, un único proceso. Y si algún mérito
espero y reclamo que me sea reconocido es el de –también conforme a un principio de
Nietzsche- meter toda mi sangre en mis ideas. (Mariátegui, Siete ensayos…)
Recuperar estos autores que ‘metieron toda su sangre en sus ideas’ no tiene una
intencionalidad de recuperar un debate ‘estético’ sobre las vanguardias del siglo
pasado, sino más bien recuperar ese sentido (el de estética) en una perspectiva
materialista: tal como lo identifica Eagleton al recuperar su etimología 2, ésta remite
al cuerpo, y a lo que se percibe a través de él. La estética como campo de las
sensaciones (de su organización, su regulación, su control) obliga a reconocer los
dispositivos que establecen lo imaginable e inimaginable, lo deseable/indeseable
de una sociedad y tiempo histórico determinado.En este sentido, la Internacional
Situacionista (I.S.) fue una de las instancias reflexivas fundamentales sobre los
órdenes de la sensibilidad: éstos se configuran y por ende, se batallan, todos los
días.
M. Bajtín nos recuerda que “Ser quiere decir comunicarse (…) Ser significa
ser para otro y a través del otro, para sí mismo” (2000: 307). ¿Qué comunicación es
posible en contextos donde precisamente el ser es equivalente a las cosas? ¿Qué tipo
de interacción es posible donde la comunicación no puede realizarse más allá del
espectáculo, mediante la instauración de roles a ‘poseer’, a imágenes que ‘parecer’?
¿Cómo comunicar-se/nos en el marco de dinámicas que configuran subjetividades
donde la dialéctica identidad/alteridad es regulada por la apariencia de los seres en
tanto cosas? Si la ideología como materialización de la regulación sensible de las
diversas posibilidades de experiencias en el marco de la dictadura de lo
consumible en nuestras ciudades, es el ‘amo’ de las formas comunicativas, ¿cómo
impacta esto la conformación de las posibles vivencias de la subjetividad y la
corporalidad en la experiencia-presente de las urbes contemporáneas? ¿Qué forma
se adapta al transcurrir-parecer que nos obliga a interacciones y experiencias
siempre mediatizadas, y siempre entre ‘objetos’ en el escenario urbano?
No es nuestra intención dar respuesta a todas esas preguntas, sino más bien,
establecer algunas claves de lectura que nos permitan navegar en la complejidad
de un fenómeno tan material como la corporalidad y la subjetividad en sociedades
como las nuestras, donde la neocolonialidad sigue siendo un signo clave en los
procesos de estructuración social.9 Es a partir de la comprensión de un mundo
regulado e instituido por la lógica de la ‘apariencia’, no como ficción, tampoco
como mística y, mucho menos como el anverso de lo ‘real’, sino en tanto religión
mercantilizada de los sentidos, que podremos reconocer los intersticios a partir de
los cuales, algunas experiencias actuales pueden operar como grietas que señalen
la estructura mítica del capital en los procesos de colonización de la vida cotidiana.
El sacrificio (por una causa que les mutila), la separación (por una unidad que
les fragmenta), la organización de la apariencia (que les reifica), el rol (que les despoja
de lo vivido auténtico) y la fascinación por el tiempo (que los hace entrar en un
tiempo que fluye con ellos) configuran, ha de decir de Vaneigem, ‘la suma de
seducciones’ del poder que obturan toda posibilidad realizativa de la subjetividad.
Desde esta perspectiva, el poder jerárquico hecho cuerpo y práctica reiterativa, va
configurando las imposibilidades de sentir-se y sentir-nos.
Los estereotipos son las imágenes dominantes de una época, las imágenes
del espectáculo dominante. El estereotipo es el modelo del rol; el rol es un
comportamiento modelo. La repetición de una actitud crea el rol, la repetición de
un rol crea un estereotipo (…) la habilidad en desempeñar y tratar los roles
determina el lugar ocupado en el espectáculo jerárquico (…) la identificación es el
modo de entrada en el rol. La necesidad de identificarse es más importante para la
paz del poder que la elección de modelos, de identificación. La identificación es un
estado enfermizo (…) el rol tiene como función vampirizar la voluntad de vivir. El
rol representa lo vivido transformándolo en cosa; consuelo de la vida que
empobrece. Se convierte así en un placer sustitutivo y neurótico (…) (Vaneigem,
1967[2008]: 157)
Bibliografía
____________ (2010b) “La ciudad sitiada: una reflexión sobre imágenes que
expresan el carácter neocolonial de la ciudad (Córdoba, 2010)” en, Actuel Marx
Intervenciones Nº 9, Cuerpos contemporáneos: nuevas prácticas, antiguos retos,
otras pasiones (1er Semestre 2010). Santiago de Chile: LOM Ediciones y
Universidad Bolivariana, ISSN: 0718-0179.
___________ (2008) Tratado del saber vivir para uso de las jóvenes generaciones.
Barcelona: Anagrama. 1967
Notas:
1 Doctora en Semiótica. CIECS-UE CONCET/UNC. Escuela de Ciencias de la
Información (UNC). CIES. [email protected]
Adentro esconden…
El antecomedor aún sin pagar,
Las duelas que el casero quedó de componer,
La madera sin barnizar, el linóleo floreado,
Eso que tú querías pero nunca te tocó”
Cortinas, Sandra Cisneros
Introducción
…los ghettos negros del país son esencialmente una invención de los
habitantes de las ciudades del norte. Hay distritos residenciales en que se mezclan
las dos razas en ciertas ciudades del sur, muy pocas en las ciudades del norte.
Aunque los del sur critican frecuentemente a los de norte por su segregación
urbana y explican sus costumbres residenciales comparativamente mixtas, como
prueba de una relación más íntima y más tolerante para el negro, el hecho es que
en el sur solo se permiten los barrios mixtos mientras la población negra no parece
constituir una amenaza (48).
Cuando yo llegue aquí, vine a cuidar a una ancianita y como ves este barrio es típico
barrio gringo, de blancos clase media alta y así mientras cuidé a la señora, todos me veían
bien. Pero, después, ya fui dando mis masajes y haciéndome de clientela, entonces, la hija de
la viejita me rentó este departamento y entonces, ya a los vecinos no les gusto, ¿cómo una
migrante ilegal, como yo, iba a vivir igual que ellos?. Para los gringos somos buenos para
sirvientes, para jardineros, para obreros, pero no para vivir en su mismo barrio.
Quiero una casa en una colina como aquéllas con los jardines donde trabaja papá.
Los domingos vamos. Es el día libre de papá. Yo iba antes. Ya no. No te gusta salir con
nosotros, dice papá, ¿te estás haciendo demasiado vieja? Se está creyendo la divina garza,
dice Nenny. Lo que no les digo es que me da vergüenza –todos nosotros miramos por la
ventana como los hambrientos. Estoy harta de ver y ver lo que no puedo tener.
La gente que vive en las colinas duerme tan cerca de las estrellas que olvida a los que
vivimos demasiados pegados a la tierra. No miran hacia abajo excepto para sentirse
contentos de vivir en las colinas. No se tienen que preocupar por la basura de la semana
pasada ni por el temor a las ratas. Llega la noche. Nada los despierta como no sea el viento.
Sandra Cisneros (1995: 33) narra: “Los que no saben llegan a nuestro barrio
asustados. Creen que somos peligrosos. Piensan que los vamos a asaltar con navajas
brilladoras. Son tontos que se han perdido y caen aquí por equivocación”.
Bibliografía
__________ (2006) Vida precaria. El poder del duelo y la violencia. Buenos Aires:
Paidós.
VIRILIO, P. (2006) Ciudad pánico. El afuera comienza aquí, Buenos Aires: Libros
del Zorzal.
Notas:
2 Fue hecho por los holandeses y fue bautizado en 1658 con el nombre de
Nieuw Haarlem (o Nueva Haarlem), en honor a la ciudad holandesa de Haarlem. En
1664, los ingleses tomaron el control de la colonia holandesa y bautizaron el pueblo
como Harlem.
O caminho traçado por Adorno para lidar com esses problemas começa com
o reconhecimento importante de que a dualidade mente e corpo não é fruto de
uma falha do pensar passível de correção conceitual, mas o resultado da própria
organização social: da divisão do trabalho, especificamente, da cisão entre capital e
trabalho.
O ardil empregado por Ulisses evita a sua perda no delírio maravilhoso das
sereias, ao mesmo tempo que subjuga os seus remadores e desencanta as sereias
que, tendo seu encanto quebrado, perdem a razão de existir. A leitura de Adorno e
Horkheimer é fascinante por que tece um argumento no qual podemos enxergar a
trama da organização social da repressão em sua proto-história. O fato de que
Ulisses quis se entregar, desesperadamente gritou, mas não foi ouvido dada a
eficácia do seu ardil, revela a internalização da violência ou a repressão
constitutiva do sujeito. O que está sendo lembrado aqui é que, apesar de estarmos
habituados a celebrar a vitória e inteligência de Ulisses, na verdade, a sua
conquista resultou num enorme sofrimento e frustração. Pela última vez um ser
humano esteve diante do mais puro prazer e teve que contentar-se com a sua
imobilidade. Ulisses é o proto-burguês por que é o primeiro a conectar auto-
repressão e sobrevivência. Nesse sentido, o herói traz a negação ou controle do
prazer como fundamento da autonomia.
O momento corporal
“se fosse possível algo como uma psicanálise da cultura prototípica hoje (...)
tal investigação deveria revelar que a enfermidade afim aos tempos consiste
precisamente na normalidade. Os desempenhos libidinais que são exigidos do
indivíduo de conduta sadia em corpo e alma são de tal ordem que só podem ser
realizadas à custa das mais profundas mutilações (...)” (Adorno, 2008: 54)
o traço da doença se trai mesmo assim: eles parecem trazer na pele uma
erupção com padrão regular, como se mimetizassem o inorgânico. Falta pouco
para vermos naqueles que se comprazem em provar sua ágil vivacidade e
exuberante força cadáveres preparados, dos quais se tivesse ocultado por razões de
política demográfica a notícia da sua não inteiramente bem sucedida
sobrevivência” (Adorno, 2008: 55)
Considerações finais
Bibliografía
Notas:
4 Digo “mais uma vez” para fazer referência ao problema tratado por
Adorno da sexualidade infantil e dos sentidos da ‘verdade’ do corpo que são
reprimidos pela civilização (Adorno, 2009).
Estudiantes de sociología: ¿herederos como siempre?
Angélica De Sena1
Introducción
Pero por otro lado, nos permitía adentrarnos en la(s) mirada(s) hacia la
investigación por parte de los/las estudiantes. Por ello, no son infrecuentes los
trabajos que abordan las prácticas, percepciones y representaciones que poseen los
estudiantes universitarios de esta asignatura en los distintos países de
Latinoamérica y también son pocos aquellos que tratan de conocer a los
alumnos/as en tanto futuros profesionales o académicos 5. En Argentina se destacan
los estudios realizados por Cohen y Piovani (2008) problematizando la
metodología de la investigación social; como así también la investigación realizada
por Scribano y otras (2007) sobre las representaciones y esquemas interpretativos
que los estudiantes universitarios tienen sobre la investigación social, pudiéndose
mencionar también el relevamiento realizado en cada cuatrimestre sobre el punto
de vista de los alumnos respecto a la asignatura en la Carrera de Comunicación de
la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA en la Cátedra Salvia 6. Esta preocupación
también se refleja, por ejemplo en Chile, "en primer lugar, la realidad profesional
de nuestros alumnos es que la gran mayoría de ellos no van a ser académicos, sino
profesionales libres o profesionales adscritos a algún tipo de organización no
académica (privada, como empresas, o pública, como agencias del Estado). En
segundo lugar, en el mundo actual de software para procesar información y de
trabajos ínter/multi/trans-disciplinarios, el aspecto que debe regir en la formación
de futuros investigadores es cultivar el amor a, y el orgullo en, nuestro quehacer
como investigadores; es decir, pasar de una visión del investigador como técnico a
una visión del investigador como artesano” (Barriga y Henríquez, 2004:1).
Pero ¿qué conexión tiene esta afirmación de Barriga y Henríquez (2004) con
la posición y condición de clase de los/las estudiantes?. ¿Cómo se entrecruzan las
diferencias (de género, edad, etc.) y las desigualdades (situación económica, social)
con la profesionalización y la investigación social?
Siguiendo esta línea argumental, podemos afirmar que el espacio social nos
habilita a construir un ámbito de posiciones de clase en movimiento en un contexto
espacial y temporal determinado. Así “las clases” producen prácticas que se
conectan con la biografía de los/las alumnos/as, el capital heredado (económico y
cultural) y el volumen del capital adquirido por ellos. Cuestión que, articulada con
la noción de habitus de Bourdieu -entendido como estructura estructurante donde
se depositan visiones y divisiones del mundo social- reconstruye la noción de
“seguir una regla” que a través de las formas de vida le permite afirmar la
producción y reproducción de las prácticas aludidas. Así, cada uno de nosotros
“prefiere” el destino que objetivamente es el más probable dada la posición de
clase. Y, entonces el habitus facilita o dificulta –en este caso- el paso por las aulas
de la facultad ya que genera una serie de prácticas sociales más o menos similares
a las que los individuos viven en sus familias, produciendo sanciones o
reconocimientos más o menos tácitos. Entonces, si la posición constituye al sujeto y
le permite ocupar determinados lugares en el espacio social y compartir estilos de
vida; ello significa una tarea necesaria desde la sociología reconstruir y observar
las historias de los/las alumnos/as desde esta perspectiva, al menos, comenzando
por el breve recorte de una asignatura de carácter obligatoria de la carrera de
sociología.
Martínez García (2008) señala como una corriente importante para analizar
el origen socio-económico, el que conforman Boudon, Breen y Goldthorpe; en este
esquema las preferencias de los distintos grupos sociales son las mismas, y el nivel
educativo diferencial por clase se debe a sus diferencias de recursos materiales, así
como a su posición en la estructura social.
Tal como se mencionó la noción de habitus establece una doble relación entre
el mecanismo de interiorización de las condiciones objetivas y el mecanismo de
exteriorización de las disposiciones subjetivas. De esta manera, la trayectoria social
familiar, considerada como una herencia temporal de dos o tres generaciones,
constituye para los estudiantes (también) la referencia donde interpretar y
configurar sus propias vidas; y el capital escolar, cultural y social familiar, así como
las trayectorias laborales familiares, tienen un correlato en la construcción de
expectativas sociales, educativas, laborales de los agentes. Asimismo, las diferentes
situaciones favorables o desfavorables económicas y sociales junto a la de
precarización del empleo, significan desempeños académicos diferenciales entre
los/las alumnos/as.
O sea, nos hacemos los de clase baja, pero a nadie le falta nada(varón 24 años,
desempeño alto, clase alta).
Al observar dicha variable según el género, son las mujeres las que alcanzan
mejores posiciones dado que el 55% presenta una posición y condición alta. En
relación a la edad, entre los más jóvenes (74%) y quienes no trabajan (91% 12), se
ubican los grupos donde se registran mayores niveles del segmento alto. Entre las
mujeres, los residentes en la CABA, quienes asistieron a escuelas privadas y se
encuentran viviendo con sus padres, aparece una tendencia favorable para el nivel
más alto, tabla 1.
Entrevistadora: ¿qué condiciones hay que tener, en la vida para que te vaya
bien en socio? ¿Pensás que hay algo de eso?
Entrevistada: No quiero, no quiero caer en una teoría materialista, pero obviamente las
condiciones económicas son esenciales. O no sé, te decía... hay casos. Uno, a veces, no sé...
la otra vez estaba mirando, te cuento esto porque tiene algo que ver. Estaba mirando el
canal Encuentro, el caso de un chico que vive en una villa y le habían dado una beca para
estudiar en Cuba. Y yo, o sea, me quedé mirando re, como re eh... anonadada el programa.
Y uno dice “¡Bueno, qué bueno!” pero... es un caso en un millón, no sé, digo una cifra
inventada. Pero a lo que voy es que son muy pocas las posibilidades que vos, teniendo o
habiendo salido de un entorno así, primero te intereses por eso [...] Mismo, yo a veces
pienso, a mí que... no sé si mi familia es clase media pero clase media baja, voy a la facultad
y en muchas cosas me siento sapo de otro pozo. O que no comparto los gustos musicales, o
que no comparto el lenguaje, o que hablan de cosas que por ahí no sé lo que son. Y
obviamente uno eh... tiene el prejuicio o uno se piensa que por ahí en la facultad esas cosas
no están y sin embargo están y no querés preguntar para no quedar mal o para que no te
miren como un bicho raro. O mismo también te limita a la hora de desenvolverte, no sé, en
las clases o de relacionarte. Eso también se podría llegar a transformar en una, en una... no
me sale la palabra... en una condición (risas). [...] Viste cuando vos ves a una persona y
decís “a esa persona le pusieron muchas fichas”, como que me imagino que los padres son
profesionales, que ya conoce toda la jerga universitaria, que, o sea, está... me lo imagino tal
cual se describe en el libro de Bourdieu “Los Herederos...”, o sea, gente que ya viene
empapada en eso, en ese ámbito. Como que vienen de generaciones de profesionales y que
tienen la seguridad…[..] los que más se deben recibir supongo que deben venir de esas
familias que decía, de padres profesionales, o generaciones de profesionales que su destino es
ese (mujer 23 años clase media, desempeño alto).
Entrevistado: Qué se yo, clase media….con padres con título universitario, post
universitario. Con una biblioteca en casa, con una computadora con acceso a internet y con
algunas facilidades que quizás otros compañeros no pueden tener. Con acceso a
determinados bienes culturales (varón 20 años, clase alta, desempeño alto).
Entrevistada: Y después también empezar a ver, una vez que empecé la carrera, por
qué eso era así, por qué en el curso había chicos que tenían tanto prestigio o que eran, o que
se imponían tanto cuando hablaban y otros que no, que no, que no teníamos, ese lugar
(mujer, 23 años clase media, desempeño alto).
Entrevistada: De hecho, después mi hermana tuvo que pedir una beca porque se
quedó sin trabajo y pidió una beca y así pudo terminar la carrera, pero no sé igual cómo
será ahí, no sé si es tanto como en la UBA, que se siente esa distancia con otros compañeros
de, de esto que te decía del capital cultural, no sé si se nota tanto... [refiere a la hermana que
estudio en la Universidad del Salvador] [...]Capaz que, siento por ahí que es toda gente que
está en la misma y que se rompe el lomo para pagar la cuota y que tampoco llegan, supongo
que es así (mujer 23 años clase media, desempeño alto).
El otro punto que queremos resaltar refiere al futuro. Por un lado entre
los/las estudiantes de posición y condición alta el futuro está siempre presente, el
desarrollo de sus actividades se relaciona con lo que quieren ser, entonces aparecen
algunas pequeñas experiencias en grupos de investigación15, la preocupación por el
promedio de notas16, la obtención de becas de estudios, los estudios de posgrado,
la dedicación a la investigación. En el otro extremo, aquellos con posición y
condición baja, ellos y ellas, en el presente nunca aparece el futuro.
Entrevistado: ¿De qué trabaja un sociólogo? Pienso hoy en día que el sociólogo
además de la salida que se impone desde muchas cátedras es la investigación, esa es la salida
que más veo... Es más, noto en la carrera particularmente que, volviendo a la pregunta
anterior y enlazándola con ésta, que se privilegia demasiado la salida académica por sobre
otras inserción en el mercado de trabajo tradicional, [...] veo que esos puestos están más
relegados a gente seleccionada.
Entrevistado: Hay profesores que sí, que los ves con un ritmo más acelerado. Me
acuerdo de mi profesor, el de [asignatura], siempre venia de traje a laburar, siempre llegaba
tarde, siempre llegaba a las corridas, decía este tipo viene de algún otro laburo, siempre
andaba a mil, a las chapas. Pero es una tipo más grande. Los pibes más jóvenes, eh… y los
pibes más jóvenes, bueno capaz que le dedican a su actividad académica, más tiempo, más
disponibilidad. Tienen esa suerte (varón 24 años clase media, desempeño medio).
Entrevistado: Con lo cual algunas cosas que uno quizás las aprende sobre la
marcha. Desde el vamos, decir bueno que uno para ser más allá de tener imaginación,
necesita contactos y promedio. Y es algo que quizás mucha gente no sabe, la gran mayoría
no sabe. Uno cuando entra a la carrera dice investigación la palabra te queda flotando,
queda flotando, queda flotando y se recibe y si vos no conoces a alguien no conoces a un
tipo que tenga un proyecto de investigación no vas a poder investigar. Y empezá por ahí.
(Se ríe) (varón 20 años, clase alta, desempeño alto).
Se establece, entonces, una clara distinción: quienes logran desempeño y
condiciones altas están destinados a investigar y, en el otro extremo, como lugar por
excelencia la administración pública.
Entrevistador: ¿Qué pensás que es lo que hace que vos no hayas sido el caso
de dejar en el camino, el que no pudo aprender? ¿Por qué no tuviste esas
dificultades?
Entrevistado: Yo crecí en una familia investigadora. Estuve en contacto con la práctica de
investigación todo el tiempo. Mi mamá es investigadora del Conicet. Mi papá era docente
también, de arquitectura y… con lo cual algunas cuestiones ya medio las tenía
incorporadas (varón, 20 años, clase alta, desempeño alto).
Asimismo, los que más tienen, es decir los que poseen mejores condiciones
simbólicas y materiales alcanzan mejores desempeños académicos, reforzando así
sus mejores condiciones sociales, y al contrario; quienes menos posibilidades de
acceso tienen, no alcanzan niveles altos. Esto tiene su correlato en sus futuros como
sociólogos/as, de modo que las condiciones económicas, sociales y familiares
parecieran determinar el acceso a los bienes materiales y simbólicos e influir sobre
las prácticas de los/las alumnos/as presentes y futuras. "Los estudiantes son
parcialmente irreductibles a su clase de origen, e incluso a su condición y su
práctica (siempre estrechamente ligadas a su origen), porque, novicios de la
inteligencia, se definen por la relación que mantienen con su clase de origen, su
condición y su práctica y porque, aspirantes a intelectuales, se esfuerzan por vivir
esa relación según los modelos de la clase intelectual, reinterpretados por la lógica
de su condición" (Bourdieu y Passeron, 2009:63).
Bibliografía
Notas:
Introducción
Las siete categorías del esquema de Goldthorpe —que el mismo autor suele
agrupar en tres mega-categorías: de servicio, intermedias y trabajadoras— son las
siguientes:
De servicio
I- Profesionales, administrativos y funcionarios de alta gradación; directivos de
grandes empresas industriales; grandes propietarios.
Intermedias
III- Empleados no manuales de trabajos rutinarios —fundamentalmente
administrativos— en la administración y el comercio, empleados ordinarios en
servicios.
IV- Pequeños propietarios y artesanos autónomos.
Como todo esquema de medición tiene sus ventajas y sus desventajas, así
como también más aspectos a detallar, pero ello excede el alcance de este
artículo.Sí es importante señalar que dado el reducido número de casos, se
agruparon los estratos de clase en dos: la clase media (de servicios más
intermedios) y la clase obrera (los trabajadores).
Ahora bien: que sea una idea generalizada que ambos miembros de la pareja
deban contribuir a los ingresos familiares no significa que haya desaparecido la
visión del varón como proveedor de recursos monetarios, ni que las expectativas
frente a la mujer, principalmente casada, no estén sujetas a la evolución del ciclo
familiar. En los cuadros siguientes se muestran ítems que, se supone, reflejan
valores sociales de aprobación del trabajo extradoméstico de la mujer según las
circunstancias familiares (cuadros 1 y 2).
Se sabe que las mujeres han sido tradicionalmente las que han estado a cargo
de muchas de las tareas domésticas: aquellas comportan un sello genérico
femenino. Entonces, es de interés preguntarse cuánto participan hoy en día los
varones y si se registran diferencias según la clase social. De este modo,
ensayaremos registrar en qué medida se alejan las parejas del modelo tradicional
de división de tareas o si se observan en ellas comportamientos distintos según las
diferentes clases consideradas.
Breves conclusiones
Bibliografía
Notas:
Introducción
Desde este lugar, una primera relación entre “carne”/como materia sensible,
resultante y estado en tensión/ y “piedra”/como materia sensible, resultante y
estado en tensión/, la encontramos en los escritos de W. Benjamin sobre París,
capital del siglo XIX. Las transformaciones en la capacidad de acción del colectivo
social indagadas por este pensador, implican una especie de “mojón” en el trabajo
de construcción de la conceptualización sobre entorno clasista. Mojón que indica
uno de los espacio/tiempo particulares de la regulación carne/piedra: en el París
remodelado por Haussmann la disyuntiva era clara: “Haussmann o las
barricadas.”
Esto dice Debord. Pero desde nuestra interpretación, lo que podemos indicar
es que en ese tiempo de lo espectacular que él indaga (1967) la producción
mercantil de entorno no se había desarrollado como en nuestro presente. Para ser
claros: ya no vivimos en el tiempo/espacio de las "muchedumbres solitarias", no
tenemos la misma experiencia de la masividad del siglo pasado. El nuestro es el
tiempo de la conexión uno a uno, por lo cual las tecnologías de nuestra
contemporaneidad no son el automóvil y la televisión, sino el celular centralmente
y la telaraña mundial WWW: formando “comunidades”, “conecting people”,
“cada persona es un mundo” son los slogans de tres de las empresas de celulares
que se reparten el mercado.
Por lo que hemos expuesto hasta aquí, podemos sostener que la noción de
entorno hace posible identificar la realización per-versa e in-versa de la idea
debordiana expresada en “la construcción de situaciones”: in-versa porque no se
trata de una elección de una situación hecha en primera persona por parte de los
actores sociales, sino de haber sido “elegido” como consumidor en un mundo de
objetos en proliferación; per-versa porque ya no se realiza como fantasía sino como
su envés: goce de entorno producido desde el mundo de espectáculos armado
desde la selección que hacen los objetos, sostenido en la creencia-vivencia
“personal” de haber sido nosotros quienes lo que elegimos.
Bibliografía
BENJAMIN, W. (1994) “La obra de arte en la época de la reproducción
técnica”, en Discursos Interrumpidos. Barcelona: Planeta Agostini.
http://www.redcomunicacion.org/memorias/p_jornadas_p.php?
id=1334&idj=12.
Notas:
5 Ver: Adrián Scribano. “La Sociedad hecha callo: conflictividad, dolor social
y regulación de las sensaciones” en Mapeando Interiores. Cuerpo, Conflicto y
Sensaciones. Adrián Scribano (Comp.) CEA-UNC – Jorge Sarmiento Editor. P.P 118-
142. Marzo 2007 ISBN
987-572-067-4;http://www.accioncolectiva.com.ar/sitio/documentos/ascribano2007b
.pdf
19 En El arte del motor Virilio encuentra en la cámara “la máquina que
sumerge a los espectadores inertes en una forma sin precedente de soledad, una
soledad múltiple” (2003: 19) En otro tiempo, Benjamin identificaba los panoramas.
Dice en el apartado “Daguerre o los Panoramas”: “Puesto que los panoramas
persiguen producir en la naturaleza representada modificaciones engañosamente
semejantes, señalan de antemano, por encima de la fotografía, al film y al film
sonoro”. (1999:177) (Las cursivas son nuestras)
Carolina Ferrante1
Una vez me pasó ¿viste en la esquina de la avenida que hay una heladería
que hay una sola rampa? Y justo iba a bajar y se estacionó un auto justo ahí en le
medio le digo: “flaco, quiero bajar”, y me dice “ah esperá un segundito”, le digo
“no, corrémelo y quedamos los dos contentos”. Me dice “no, esperame un ratito
que voy hasta acá”, yo le digo: “no, yo tengo que bajar”. “No, flaca, esperame un
segundito”. Había un policía a la vuelta, fui, lo llamé y le hizo la boleta.
Mientras tanto, desde una mirada política, desde los llamados Disability
Studies, una corriente de estudios críticos sobre la discapacidad nacida en la década
de los 70 en el mundo anglosajón tendientes a pensar a la misma como retórica
cultural (Skliar, 2002), se sostiene que las prácticas de discriminación que padecen
las personas con discapacidad deben ser analizadas como fenómenos asociados a
la dominación capitalista. Los “discapacitados” (llamados así para enfatizar que es
la estructura social la que “crea” la situación de discapacidad) constituyen una
clase oprimida debido a su alejamiento de los parámetros del cuerpo capaz (Barnes,
1998). Desde este esquema materialista, se sostiene que el alejamiento deja a los
cuerpos discapacitados fuera de la división social del trabajo formando parte del
ejército de reserva descrito por Marx. Así, estos autores problematizando la noción
de déficit, sostienen que la ideología de la normalidad (Oliver, 1990; Rosato et al, 2009)
funciona como dispositivo naturalizador de la relación de dominación que implica
la discapacidad en la forma de déficit biológico e individual.
En primer lugar, desde una sociología de los cuerpos, podemos señalar que
es equivocado pensar los actos de discriminación que sufren las personas con
discapacidad en el orden de la conciencia tética. Los estudios bio-psico-sociales y
sociales parten de un supuesto erróneo sobre la acción que obstaculiza un análisis
de la relación de dominación que expresan: la falta de información o políticas
públicas adecuadas son las que, generan malas actitudes y barreras hacia las
personas con discapacidad. A mi entender estas situaciones deben ser pensadas en
el orden de la conciencia no tética, en el plano de aquello que fue sedimentado en
el cuerpo como habitus, es decir, como esquema de percepción, pensamiento y
acción (Bourdieu, 1991).
En segundo lugar, podemos decir que en estos enfoques subyace una mirada
cartesiana del hombre, donde la educación correspondería al plano de lo mental:
un ciudadano bien informado sería un realizador de “buenas prácticas”. Volviendo
a nuestros ejemplos, la gente no mira incisivamente a Mariano en el colectivo o, en
el caso de Camila, estaciona el auto delante de una rampa por “falta de conciencia”.
No es un problema de información el de la descalificación y el rechazo al cuerpo
discapacitado. Por el contrario, es necesario comprender tanto la falta de respeto a
las personas con discapacidad como la incorporación de una identidad devaluada
como hechos corporales. No se trata de entenderlos en el orden de lo irracional,
sino simplemente en un plano de una lógica no lógica (Bourdieu, 1991) pero
dotados de una significación que remite a una estructura social. Y aquí los aportes
de la teoría de Pierre Bourdieu a la luz de Merleau Ponty nos pueden brindar un
elemento para superar una falencia presente en los Disability Studies en relación a
este punto. Desde esta corriente de estudio, veíamos, la opresión es una
experiencia que homologa la experiencia de la discapacidad, sin haber distinciones
asociadas a la singularidad. Tomando los aportes de los autores franceses
señalados podemos pensar que, si la discapacidad es una relación de dominación,
est poseerá coloraciones singulares de acuerdo a cuestiones tales como edad de
adquisición, tipo de deficiencia, edad, género.
En esta línea, una vía alternativa para analizar la discapacidad como relación
de dominación, reside en desplazar la mirada de las persona con discapacidad a la
estructura social que la genera. Si pensamos que, el Informe Mundial sobre de la
Discapacidad (OMS, 2011) señala que más del 80% de las personas con discapacidad
en el mundo son pobres, es indudable que existe una relación entre la discapacidad
y la desigualdad capitalista. Detenerse a reflexionar sobre los mecanismos de
soportabilidad (Scribano, 2007) que activan la discapacidad en un contexto altamente
competitivo en el cual se convive con miles de cuerpos superfluos, puede arrojarnos
pistas para comprender la persistencia de la mirada médico hegemónica de la
discapacidad.
Bibliografía
ALMEIDA, M. E. (2009) “Exclusión y discapacidad: entre la redistribución y
el reconocimiento”, en: Alfonsina Angelino y Ana Rosato (coords.) Discapacidad e
ideología de la normalidad. Desnaturalizar el déficit. Buenos Aires: Noveduc. pp. 215-
230.
SCRIBANO, A. (2009) “¿Por qué una mirada sociológica de los cuerpos y las
emociones? A Modo de Epílogo”, en Adrián Scribano y Carlos Figari (comp.)
Cuerpo(s), Subjetividad(es) y Conflicto(s) Hacia una sociología de los cuerpos y las
emociones desde Latinoamérica. Buenos Aires: CLACSO-CICCUS, pp 141-151.
Notas:
2 En adelante, la Convención.
Introducción
Según los datos que en esta Memoria Anual 2011 aparecen, en dicho año el
INAU llegó a una cobertura de 73.175 niños, niñas y adolescentes, en sus diversas
modalidades de abordaje, según su distinción entre Tiempo Parcial y Tiempo
Completo: “Si se observa la población según la modalidad de atención, se
mantiene también la relación respecto al año anterior: La atención integral de
Tiempo Parcial, representa el 93% mientras que la atención integral de Tiempo
Completo alcanza el 7% restante”. (INAU, 2011: 6)
Queda claro a partir del cuadro presentado que la mayoría de esta niñez y
adolescencia en régimen de Tiempo Completo se halla en una situación de amparo
por parte del Estado, en escenarios de protección societal por la vulneración de sus
derechos desde el mundo adulto que debió estar presente en sus primeros años de
vida; más que de estos vulnerar los derechos ajenos, propio del imaginario “INAU-
infractor”, más si se trata de adolescentes.
En estas sociedades modernas, que desde fines del siglo XVIII han venido
siendo el hilo conductor del ser y deber ser de los sujetos, necesitaron demarcar
parámetros estandarizados que habilitaran la producción y reproducción de la
lógica imperante. Así, para lograr un obrero concentrado y aplicado en la
producción debió haber un niño adaptado en la escuela, que aprendiera
disciplinadamente, mirando hacia adelante, sin moverse, respondiendo al timbre
como direccionamiento de las conductas. Para lograr una mujer que reprodujera e
hiciese reproducir las pautas y valores del deber ser hegemónico, debió haber una
niña dócil, sin reclamos, prolijamente sentada y recatada, que aprendiera los
menesteres domésticos como único proyecto para su vida direccionada desde la
niñez. (Foucault, 1992b)
Así, quien no se adapte será tildado como “anormal”, y de ahí las tres
figuras foucaultianas, a saber:
Para empezar a comprender algunos hechos que hoy día se hallan tan
naturalizados, como ser la medicación con psicofármacos en la niñez y
adolescencia, más aún en aquella población institucionalizada a tiempo completo
en su cotidianeidad, se cree necesario analizar lo que Scribano (2007) llama
mecanismos de soportabilidad social y dispositivos de regulación de las sensaciones. Éstos,
entendidos por la mediación de una razón instrumental (constitutiva de la razón
moderna), que constriñe y (des)legitima hasta la posibilidad de pensar y ubicar a
los sujetos (individuales y colectivos) como productores y productos (Sartre, 2000) de
su historia y proyecto, que contiene pasado, presente y futuro.
Para los fines de este punto en el presente trabajo, el rodeo hacia el particular
está dado por la concreción hacia la medicación abusiva en la niñez y adolescencia
en instituciones totales como dispositivo de disciplinamiento en el marco de la
razón instrumental moderna. Un cuerpo individuo transversalizado por la sujeción
de las sensaciones y expresiones a través de psicofármacos. Un cuerpo individuo
configurado y configurando una niñez y adolescencia abatidas, las más de las
veces, por los efectos químicos, por pastillas que determinan qué sentir, cómo
expresarse, qué hacer y no hacer.
(…) Las emociones se enraízan en los estados del sentir el mundo que
permiten vehiculizar las percepciones asociadas a formas socialmente construidas
de sensaciones. Los sentidos orgánicos y sociales permiten vehiculizar aquello que
parece único e irrepetible como son las sensaciones individuales, y elaboran a la
vez el “trabajo desapercibido” de la incorporación de lo social hecho emoción.
Identificar, clasificar y volver crítico el juego entre sensaciones, percepción y
emociones es vital para entender los dispositivos de regulación de las sensaciones
que el capital dispone como uno de sus rasgos contemporáneos para la
dominación social. (Scribano, 2007: 123)
Por otra parte, más allá, hoy día se plantea en la CDPD el término persona
con discapacidad, se lo está superando introduciendo el término persona en situación
de discapacidad. Con ello se pretende afianzar la idea de que la sociedad como
colectivo es quien ubica en una situación de algo a alguien; en este caso, ese algo es
la discapacidad y ese alguien es un sujeto concreto con alguna deficiencia o no. Y
ese “no” se ve como claro ejemplo cuando se medica con psicofármacos sin
patología y se re-ubica por ello en una discapacidad sin deficiencia, como en la
mayoría de las situaciones que involucran a los cuerpos infantiles y adolescentes
de instituciones totales.
Reflexiones Finales
Baudrillard (2000: 17) plantea la idea de que “no es ser despojado por el otro,
sino estar despojado del otro” lo que estaría marcando un punto clave, ya que se
considera que ese otro, con sus determinaciones, es diferente a cada uno de los
otros. La idea que se intenta hacer primar aquí es que cada persona es diferente
por el sólo hecho de ser un sujeto determinado por su historia de vida, su contexto,
su vida cotidiana y sus condiciones materiales de existencia. (Míguez, 2010)
Bibliografía
BARRÁN, J.P. (1992), Historia de la sensibilidad en el Uruguay. Montevideo:
Banda Oriental.
Notas:
10 “El campo de los posibles es así el fin hacia el cual supera el agente su
situación objetiva. (...). Pero por muy reducido que sea, el campo de lo posible
existe siempre (…)” (Sartre, 2000: 79)
Parte V
Cuerpos sensoriales
Las formas de las experiencias placenteras en sujetos con
nivel doctoral.
El análisis interroga la doble faz, los dobles filos desde donde se manifiesta
el placer. Fundamentalmente el interés está en relacionar la historia y la memoria,
de la que surge una forma particular de concebir la política y los sujetos de sus
prácticas atendiendo a las trayectorias de vida. A tal fin se analiza, en términos
sociales, la apropiación subjetiva con el objetivo de interrogar los avatares
históricos de la constitución de los placeres en los sujetos y las consecuencias de la
toma de partido (Magallanes, 2009b).
En el análisis de las historias de vida de los sujetos con nivel doctoral se han
identificado dos ejes emergentes de acceso a la experiencia placentera: a) La cultura
política y la política cultural de los placeres que están al acecho en sus formas de
gusto, gratificación y disfrute. b) Los desconciertos en la escolarización, en la
condición universitaria y en las interacciones sociales que van por dentro y fuera
de la escolarización. En dichos procesos los placeres, la felicidad, la crueldad, la
mercantilización de los placeres, los vicios y la colonización de las experiencias
traman los desconciertos.
Aún los sujetos que han vencido los obstáculos de su origen y han llegado a
la posición de doctorados conservan resabios de aquellas experiencias placenteras
que conviven con vasos comunicantes con las formas actuales.
Con lo antes expresado, se hace mención a que la opción por sentir placer, es
un modo de toma de posición cuando impera la tragi-comedia de los mecanismos
de producción, control y regulación en la escolarización. Bajo estas condiciones, la
experiencia placentera puede ser leída de modos distintos atendiendo al orden
ideológico, de crítica ideológica y atravesamiento de esa crítica cuando las fallas,
conflictos y contradicciones que muchas veces tornan dificultosa su resolución.
Esto requiere continuar interrogando no sólo sobre cómo son y operan esos
mecanismos en los sujetos escolarizados, sino plantear qué son capaces de hacer
con lo que han hecho esas mediaciones con sus experiencias placenteras.
Bibliografía
Notas:
Introducción
Muy por el contrario continúa Bourdieu, “en contra de ambas teorías hay
que plantear que los agentes sociales están dotados de habitus, incorporados a los
cuerpos a través de las experiencias acumuladas”. (1999: 171-214)
“La vida social es, en esencia, práctica. Todos los misterios que descarrían la
teoría hacia el misticismo, encuentran su solución racional en la práctica humana y
en la comprensión de esa práctica”, señalaba Marx en la tesis VIII sobre Feuerbach.
Donde el cuerpo no es sino cosa entre las cosas, y al enfoque idealista, según
el cual, un cogito transparente constituye, mediante su dinamismo trascendental, el
cuerpo, que se considera equiparable a cualquier otro objeto mundano. Ambos
enfoques adolecen de la misma insuficiencia: no hay más que dos modalidades
ontológicas (la cosa y el yo, en sí y para sí), y el cuerpo pertenece, sin discusión, a
la esfera de la objetividad. El resultado fue que ‘mientras el cuerpo viviente se
convertía en un exterior sin interior, la subjetividad se convertía en un interior sin
exterior. (Sucasas, 2000: 193).
La (s) violencia(s)
Las violencias son un hecho social que logra expresión real y concreta en el
cuerpo y en la práctica social. Al respecto Bourdieu plantea en El Sentido práctico:
“Cada posición del cuerpo del adversario encierra indicios que hay que captar en
su condición incipiente, adivinando en el ademán del golpe o de la evasión, el
porvenir que encierra, es decir, el golpe o la finta”. (2007: 130)
b) Aquella que la define como “el uso o amenaza de uso, de la fuerza física o
psicológica, con intención de hacer daño”. (Mayra Buvinic, Andrew Morrison,
María Beatriz Orlando, 2005: 167).
Los agentes que intervienen en los hechos de violencia ponen en juego sus
cuerpos. Es decir: todo lo que tienen. En consecuencia, la implementación de esta
práctica social, en la mayoría de los casos, se encuentra modelada por una cierta
normatividad y carga axiológica, que establece causes y límites en cuanto a sus
objetivos, intensidades y logística.
Reflexiones finales
Crisis sociales, crisis políticas y crisis económicas como la del ‘73 y las
actuales hacen aparecer grietas y fallas, dejando de manifiesto la fragilidad del
tejido social. Estas crisis pueden ser, en ciertos casos, la ocasión de la toma de
distancias colectivas en relación a la lógica del capital. Pero es probable también,
que abran la vía a desarrollos contra-revolucionarios en nombre de un retorno a un
pasado más o menos mítico. Hay algo aquí muy profundo que en el plano teórico
fue trabajado por Theodor Adorno y Max Horkheimer en La dialectique de la
raison.18Ellos demuestran que las relaciones sociales envuelven y recelan un
potencial de tendencias destructoras y auto-destructoras, lo que puede expresarse
políticamente comprendiendo, incluso para destruir, lo político, la política y la
democracia.
Cierto es que el arma de la crítica no puede suplir a la crítica de las armas, que el poder
material tiene que ser derrotado por el poder material, pero también la teoría se convierte en
poder material cuando prende en las masas. Y la teoría puede prender en las masas a
condición que argumente y demuestre ad hominen, para lo cual tiene que hacerse una
crítica radical. Ser radical es atacar el problema de raíz. Y la raíz para el hombre, es el
hombre mismo”.
COQUIO, C. (1999). Parler des camps, penser les génocides. Paris: Editions
Albin Michel.
LEVI, P. (1989). Les naufragés et les rescapés. Quarante ans après Auschwitz.
Paris : Éditions Gallimard.
ROUSSET, D. (1993). Les jours de notre mort, Tomo I, II. Paris : Éditions
Hachette.
Otras fuentes
Notas:
12 Levi, Primo, Les naufragés et les rescapés. Quarante ans après Auschwitz,
Paris, Éditions Gallimard, 1989.
13 Rousset, David, Les jours de notre mort, Tomo I, II, Paris, Éditions Hachette,
1993.
- No se puede no participar:
b) Comunidad y solidaridad
En ocasiones, este interés por las cosas del mundo presenta un componente
afectivo que se expresa en el estar bien o sentirse bien consigo mismo. En otros, las
acciones asociativas, se realizan a partir de un conjunto de requerimientos que
deben ser satisfechos para cubrir el déficit de inserción. En esta lógica de auto-
ayuda y auto-socorro se encuentra la norma individualista del capitalismo de
consumo caracterizada por la importancia de la elección, la responsabilidad
personal y el auto-gobierno (Rose, 2007) y en la que la autonomía del sujeto debe
ser suficiente para propiciar su subsistencia. Desde este enfoque, se configuran
algunas de las políticas sociales orientadas hacia la producción autogestionada, la
configuración de nuevas formas de sociabilidad, la conformación de prácticas
solidarias y asociativas; a la vez que se contribuye a convalidar a la economía
social como una forma de gubernamentalidad que naturaliza la precariedad
laboral. Según Arancibia (2005), estas políticas orientadas al trabajo apelan al
voluntarismo y la capacidad emprendedora de los trabajadores desocupados,
incidiendo en la reconfiguración de sus vínculos de clase y su disponibilidad para
la iniciativa política. Queda sin resolver, así, la informalidad y la pérdida de los
derechos laborales -acceso a la seguridad social- al trasladar “a los trabajadores la
responsabilidad de hacerse competitivos en base a la autoexplotación”. (Arancibia, 2005:7).
La construcción de “sujetos pobres con diferentes capacidades para la gestión de sus
propios riesgos” (Borzese et al, 2006:49-50) constituye la impronta de estos planes
sociales.
Tal vez la reacción a las políticas neoliberales que han ido gestando nuevas
formas de organización social y significaciones imaginarias con la intención de
corporizar otro tipo de acción política, puedan pensarse desde este marco. En ellas,
la política se desdibuja como espacio autónomo con respecto a la sociedad y desde
este proceso de des-diferenciación, contribuye a la politización del mundo de la
vida. La reivindicación de esta dimensión política al interior de lo social -y aún
cuando no se proponen alternativas para un nuevo estado o la toma del poder-, es
considerada como el lugar desde donde se conformará el provenir de las
sociedades. Desde esta perspectiva, la participación se configuraría como uno de
los escasos procesos que puede oponerse a lo estructurante, a lo institucionalizado
y a la reproducción de la subalternidad.
Esto, sin desconocer que está aún abierta la discusión en torno al poder de
transformación que estas formas sociales que se verifican en los intersticios del
sistema poseen para subvertirlo, aunque sea de modo limitado; o por el contrario,
sólo forman parte de este nuevo ethos cultural político, en el que lo “otro”, lo
diferente, se propone como la única –y supuesta- alternativa al sistema (A. Borón,
2004).
Bibliografía
BORZESE, D.; GIANELLI, N.; RUIZ, R. (2006) “Los aprendizajes del Banco
Mundial. La resignificación del Estado en la estrategia de lucha contra la pobreza”.
En Murillo, Susana (Coord.) Banco Mundial. Estado, mercado y sujetos en las nuevas
estrategias frente a la cuestión social, Buenos Aires: Ediciones del Centro Cultural de
la Cooperación.
Notas:
Flabián Nievas1
Desde hace unos años investigo la guerra, que parece un tema bastante ajeno
a nosotros, lejano a nuestras latitudes porque, afortunadamente, en las últimas
décadas no vivimos situaciones de violencia extrema. No obstante, recuerdo un
texto de Marx, los Grundrisse, en el cual en las primera páginas dice “la guerra es lo
primero”,2y también una carta que le manda a Engels, por esa época, en donde le
explica la vinculación entre las formas militares y las formas sociales. 3Eso da la
pauta de que es un fenómeno que trasciende su propia inmediatez y que su
abordaje no puede ni debe agotarse en el relato y/o la comprensión del aspecto
bélico. En realidad esta no es una idea original de Marx -yo me enteré mucho
después-; él la toma de Heráclito, que decía que “la guerra es el padre de todas las
cosas”.4La guerra es un fenómeno que, de alguna manera, sintetiza o condensa lo
social, que tiene en sí misma, en ciernes, el germen de algunas relaciones que luego
se van a ir expandiendo por todo el cuerpo social. De algún modo es una suerte de
anticipación de lo que va a venir. Por supuesto que no hay mecanicismo ni
teleología en ello, no todo lo que allí está luego sobrevendrá, pero al menos sí da
fuertes indicaciones de tendencias que se pueden corroborar en el resto de la
sociedad. Los ordenamientos sociales, una vez estabilizados, reconocen sus génesis
en guerras precedentes. Por ello es sumamente importante anotar que una de las
cosas que se verifica en la guerra como fenómeno, es la mutación que ha ocurrido
en la misma en los últimos 20 años, período en el que ha perdido su carácter otrora
fuertemente estatal, y esto de alguna manera es un indicador de cómo va
cambiando la configuración socio-político-territorial, que desde la Modernidad y
hasta ahora, es una configuración Estado-céntrica, aunque en la actualidad con
claros atisbos de decadencia en cuanto tal.5Esta organización de la sociedad a partir
de los Estados, centrada en ellos, delimitada por sus fronteras y con un fuerte
impacto identitario que ha llegado incluso a la constitución de firmes ideologías,
como lo son o han sido los nacionalismos, ha tenido una particular importancia no
sólo en el orden político sino también en lo que hace a nuestra vida cotidiana.
El inicio del siglo XXI tuvo una marca muy fuerte con el ataque al territorio
de Estados Unidos, y a partir de ahí, algo que ya existía pero que a partir de
entonces cobró un impulso enorme fue la guerra contra el terrorismo en la que el
terrorista no es un enemigo claro, sino más bien un enemigo difuso; un enemigo
que tiene la característica -o al menos es presentado como- profundamente
malvado, destructivo, irracional; en definitiva, la figura del monstruo, es decir
aquello que aparece con apariencia humana pero que esencialmente no es humano.
Esa figura, la del terrorista, es la que está en la parte superior de la jerarquía del
“enemigo social”, pero que luego se va degradando y, en la medida en que se va
degradando, también se va expandiendo. Porque el terrorismo -así nos lo
presentan- está bastante emparentado con el crimen organizado. El crimen
organizado ya es, por supuesto, mucho más abarcador que el terrorismo. Y, a su
vez, está vinculado con otra figura un poco menos nociva y más difundida todavía,
que es el crimen común, que es el que nos afecta a todos de manera más o menos
directa. Una forma de ver esa cadena o continuum es la mutación: terrorista -
narcoterrorista - narcotraficante- delincuencia común (afectada o potenciada por el
consumo de estupefacientes).
Es decir que la polaridad entre paz y guerra, que es con la que se construye
la Modernidad, es una polaridad que ha quedado relativamente diluida. Entonces
hoy no es posible decir que vivimos en guerra, pero tampoco podemos afirmar que
vivimos en paz. Y en este continuo que hay entre estos dos extremos que ya no son
claramente visibles, es donde se diluyen algunas de las certezas sobre las que se
construye o se ha ido construyendo la subjetividad moderna. Una de estas certezas
-a mi juicio la más importante- es la del gran proyecto que surgió, en su forma
política, con la Revolución Francesa, que es el proyecto de Humanidad. Fue en ese
denso núcleo espacio-temporal, en ese momento casi mesiánico y fundante que
supone toda revolución, cuando se reconoce, por primera vez, que todos
pertenecemos a una misma especie, rompiendo esta naturalización de la
separación estamental, de la separación social, de la nobleza con la plebe, con
atributos naturales diferentes al resto de los mortales. Este proyecto, decía, de
pertenecer todos a una misma especie, hace que aún la diferenciación que
posteriormente va a operar dentro de la especie, no pueda romper este molde. A
mediados del siglo XIX es cuando irrumpieron abiertamente las teorías racistas 8(de
Gobineau publica el famoso Ensayo sobre la desigualdad de las razas humanas entre
1853 y 1855 que, no es casual, es el momento en que los europeos están
comenzando a penetrar en el continente africano después de tres o cuatro siglos de
haber permanecido en sus costas; empiezan a poder colonizarlo. Y aparece allí una
suerte de justificación, un intento de comprensión de por qué algunos hombres
podían dominar a otros), que después -casi en el mismo tiempo- van a estar
acompañadas por otras corrientes con un destacado peso histórico: una es la del
darwinismo social, que se toma de las ideas de Spencer; y otra, en la que el aspecto
segregacionista es un poco más atenuado aunque opera como supuesto, que fue
inaugurada por Francis Galton, primo hermano de Darwin, que es la eugenesia -
una corriente que sigue, el pensamiento eugenésico todavía firme en nuestra
sociedad-.9Todo esto nos muestra que todos, de alguna manera, están tratando de
entender, explicar o justificar por qué hay una jerarquía humana, pero, aún en esa
jerarquía, estamos todos dentro de la humanidad. Es decir, algunos humanos
inferiores, otros superiores, pero todos humanos, todos son elementos
comparables, pertenecientes a un mismo conjunto.
Bibliografía
Otras fuentes
La Nación, 30/07/12.
http://www.oas.org/dsp/espanol/cpo_observatorio.asp)
Notas:
6 En nuestro país, la tasa de homicidios bajó de 9,17 por cada cien mil
habitantes en 2002 a 5,50 en 2010, muy por debajo de la media de América del Sur
que, para 2010, era de 21,78 por cien mil, según datos del Observatorio Hemisférico
de Seguridad de la OEA (en línea:
http://www.oas.org/dsp/espanol/cpo_observatorio.asp)
16 “El proceso contra el juez comenzó en 2009, cuando vecinos de San Isidro,
familiares de víctimas del delito, las Madres del Dolor y el intendente de ese
municipio, Gustavo Posse, lo denunciaron por su accionar en una decena de
causas”. La Nación, 30/07/12.