Corazón de Tinta
Corazón de Tinta
Corazón de Tinta
Corazón
de
Tinta
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Copyright © 2013 Ariana ArEd
All rights reserved.
ISBN: 1492120375
ISBN-13: 978-1492120377
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Dedicación
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Sentir más sed en cada fuente
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Capítulo 1
10
—Estaba a punto de llamarte, lo juro —mintió levantándose y
saliendo de la habitación del piano, cerrando la puerta con llave.
—Claro que no, solo que… a veces es bueno salir sola —se
encogió de brazos.
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—Sé la diferencia —entornó los ojos cerrando la puerta de la
habitación—. Puedo decir que lo conozco muy bien.
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puño y letra escribiendo con la tinta de su corazón marcando cada
palabra sin importar si era dolor o felicidad; valía la pena cada
gota, pero los recuerdos regresaron y la máquina luchaba con su
alma para regresar al mando, sin embargo no pudo vencer.
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—Es hermoso —murmuró roncamente—, abre más las piernas.
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—¿Me extrañaste? —le preguntó con voz jadeante,
enderezándose en el colchón en el espacio vacío entre sus piernas
abiertas.
—Nuestra casa —le vio bajar el cierre con una lentitud que
hacía su sangre bullir por las venas, enviando una palpitación
dolorosa y esperanzadora a su entrepierna.
—Por favor, por favor —abrió más las piernas, mostrándole que
tanto lo quería y necesitaba en su interior.
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—Hazlo —gruñó Damien con un brillo divertido en los ojos. Él
sabía las restricciones que aún le ataban la mente, y no era que él
no quisiera follar, la clara muestra de que también lo anhelaba
estaba en el bulto de sus pantalones; se trataba de que le gustaba
atormentarla.
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—Date la vuelta —le ordenó dejando caer la cuerda sobre la
cama.
—Sí, mi señor.
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Ató sus piernas con sus muslos, dejando que las rodillas la
sostuvieran; las separó más, dejando a la vista su delicioso coño.
Pasó un dedo por él y se lo llevó a la boca saboreándola. Gruñó,
quería lamerla pero estaba tan cachondo que sentía que se correría
en cualquier momento.
20
—Ya estoy aquí —la apretó más a su cuerpo—. Te extrañé
mucho.
***
Con una larga respiración dejó que los recuerdos que había
alejado un par de horas atrás llegaran.
Steven McCallister.
Mentira.
22
Al siguiente día fue por ella a la universidad. Sus ojos irritados
demostraban que no había sido una decisión fácil y él se sujetaría a
ello para tenerla de regreso. Esa noche hablaron, ella se lo contó
todo y Damien le dijo cual había sido la razón del por qué no era
su esposa aún.
—No eres el hombre que ella necesita —Damien rió por las
palabras del hombre.
23
Una semana después, en la puerta de su casa la drogaron y la
secuestraron.
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Capítulo 2
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despierta —las caricias de sus sueños se sentían tan reales. Su coño
estaba siendo azotado por su toque.
26
Vestida con un sencillo vestido de tiras bajó descalza en la
inmensa casa para solo los dos; a veces lo veía absurdo, todo tan
elegante con un toque oscuro en el ambiente, cinco habitaciones y
solo dos se usaban, un coche último modelo en el garaje, una
habitación para el piano, un comedor que casi nunca usaban; todo
era relativamente grande como si tratase de gritar a los cuatro
vientos lo poderoso que era tanto con ella y con el mundo entero.
—¿En serio?, ¿Lo has hecho otras veces? —lo fastidió mientras
se sentaba en el taburete.
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—Yo no firmé nada que lo testifique —sus labios se curvaron
en una sonrisa victoriosa, aquel enfrentamiento de palabras había
terminado y ella había perdido.
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—Claro que sí, tú eres uno de esos pocos —ella le dio un beso
en la mejilla.
—¿Qué pasará cuando no sea tan caliente para ti? Dicen que los
hombres mayores son mejores con el tiempo. Las chiquillas te
rodearan, tendrás de donde escoger y…
—No te gusta que juegue con algo así, ¿verdad? —Izz negó.
—Realmente lo siento.
***
30
—¿Me llevarás a Londres? —se encogió de hombros a media
que se levantaba de la silla de jardín y se dirigía hasta ella; se
arrodilló a su lado.
—La tierra tiene algo que la sujeta para que no se tambalee —le
mordió la clavícula con fuerza—, yo también lo tengo.
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—¿Vamos a ir a Londres? —ella le abrazó.
—Tal vez un poquito —lo besó con lentitud disfrutando del sol
de la mañana.
***
33
—Tiziano es un amor y un pianista innato, llegó aquí sin tener
ni idea de qué estaba tocando —él la abrazó.
—Duke suele llegar unos minutos tarde —dos horas allí y ahora
debían esperar al tal Duke. Gruñó.
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—Estás aquí para mejorar y debes aprender de los mejores.
—Llama a Bryan.
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—No permitiré que me rebajes, yo soy más que tú —Damien
cerró las manos en puños.
—Eso creí.
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El muchacho comenzó a acercarse y como si no estuviera,
Damien comenzó a besarla nuevamente.
***
37
sobre su cabello y arrugas en su rostro, logró que el juez les
permitirá quedarse.
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con la ley, todas las acciones serían traspasadas a Izz Campbell;
ella miró a Damien con sorpresa, eso debía ser una broma.
Ese día, Izz descubrió que su amo era un hombre que planeaba
cada paso que daba.
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Con el sesenta por ciento de las acciones, ella quedó como la
cabeza de la empresa, la decisión de si ella podría con el cargo solo
debía ser tomada por los directivos; y con esa sentencia todos se
retiraron, llamando a junta en la empresa para el siguiente día.
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El sonido de la puerta los hizo separarse; al abrir la puerta el
corpulento de Josh la abrazó levantándola del suelo.
—Bien, mañana hay una reunión para analizar quien tomará las
riendas —Damien le respondió mientras Izz tomaba su lugar en las
piernas de su señor.
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padre con la ayuda de Tyler. Sería un peso menos para ti por ser
una niñita —se burló Josh.
—No puedo dejarlos así por así —lo miró pidiéndole que
entendiera, que dejara a un lado aquella vena celosa.
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—Eres mía, harás lo que yo diga —Izz se levantó quedando
más cerca, él era más alto, pero necesitaba hacerle frente.
—Lo has probado varias veces —Dijo Izz, haciendo que ambos
rieran.
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Capítulo 3
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—Mi amor —le respondió Izz acuclillándose para abrazar al
niño.
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—Izz extrañaba la ciudad, sus excéntricos amigos y al pequeño
monstruo que está allá —señaló al niño sentado en el centro de la
sala jugando con el auto.
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—He cambiado, Josh, al igual que tú lo has hecho —intercedió.
Izz miró hacia otro lado, el tema de los hijos no había sido
tocado nunca y no quería hacerlo. Había sido difícil para Damien
aceptar los sentimientos en el BDSM y ahora una familia era como
multiplicarle la dificultad. Ella no conocía a la perfección la mente
de su señor, pero prefería evitar hacerse ilusiones; había sido
criada para ser esposa dedicada y madre amorosa —aunque ella no
haya tenido una madre así—, pero si él no quería, lo aceptaría.
—No, hoy no; tengo unas cosas que arreglar por teléfono —
Damien se excusó apretándola más a su pecho—. Mañana en la
noche si Josh está de acuerdo.
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—¿De qué hablas? —preguntó Damien consciente a qué se
refería Josh.
—Pero no lo eres.
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—¿Qué demonios? —se quejó su amigo sobándose el brazo.
—Lo haré.
51
***
***
54
Teniendo todo a su favor entró y rodeó el escritorio quedando
frente a él; al principio la miró con el ceño fruncido, pero luego le
sonrió.
—¿En quién?
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—Una niña teniendo unos pensamientos tan sucios necesita un
castigo. Levántate —le ordenó palmeándole el muslo con fuerza,
dejándole marcada su mano.
Seda negra cubrió sus ojos y la punta fría del metal de la navaja
militar de Damien le rozó la piel de la espalda, el camino de su
columna desde el nacimiento de su trasero hacia arriba, cortando la
blusa, haciendo eco en la habitación con el rasgar de la tela,
dejándole desnudo el torso, sus pezones se fregaron contra el frío
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metal endureciéndose, pidiendo por calor. La navaja regresó por el
camino que fue y rasgó la falda dejándola en bragas y liguero.
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Capítulo 4
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Se dio la vuelta y la miró dormir. Su cabello rojo estaba
esparcido sobre su cabeza como un halo de fuego, su piel nívea
resaltaba sobre las sabanas grises de algodón egipcio que le
cubrían el torso dejando sus cremosas y tonificadas piernas a la
vista. Con una sonrisa en sus labios carnosos, ella se giró
abrazándolo, descansando la mano izquierda sobre su pecho,
mostrándole la sencilla sortija de bodas y el tatuaje que rodeaba su
muñeca simulando a una pulsera con dos colgantes en el centro,
uno con la forma de un pequeño candado de plata y el otro con
unas esposas al igual que el tatuaje en la cadera que él había
elegido hace seis años atrás, con la única diferencia que en una de
las esposas colgaba una llave. La abrazó y comenzó a darle vueltas
a su sortija, era increíble como ella había cambiado su forma de
pensar en el futuro; nunca se había imaginado manteniendo una
relación estable y mucho menos casado, quizá todo se debía a que
no quería creer en el amor en parejas D/s, pero aquí estaba, casado
y amando a una misma mujer.
—No me mires mientras duermo —Izz susurró con los ojos aún
cerrados.
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—No, no es así. Es algo íntimo que no se comparte con
cualquiera —ella le acarició el pecho con el índice.
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Izz no tenía cabeza para pensar en qué estaba haciendo o por
qué lo hacía, simplemente miró su reflejo en el espejo y estaba un
poco pálida con los ojos luciendo apagados y el cuerpo sudoroso.
Suspiró mientras se dedicaba a ponerle dentífrico a su cepillo de
dientes y se libraba del sabor amargo de la boca permitiéndole
tener más claros los pensamientos.
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Al salir de la tina se sintió mejor, fue como si se quitara algo de
encima; Damien le secó con delicadeza y le ayudó a vestirse con
una de sus camisetas, bragas y shorts.
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—Iba a preparar el desayuno para mi novio —dijo orgullosa.
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tenemos algo que arreglar —mirando el suelo, se levantó y caminó
hasta él, quien la tomó de la mano y la llevó hasta el cuarto de
juegos.
***
—¿Crees que podrás cuidar a Keith por esta noche? —la rubia
le miró de reojo.
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—Claro, no será problema para mí, para Damien no lo sé —
Chelsea rió.
—Es complicado.
—Él es un ángel.
—Ese es mi encanto.
***
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Luego de bañarlo, lo hicieron dormir en la habitación de
huéspedes —al lado de su habitación—; completamente agotado
solo tuvo energías para ducharse, vestirse con un tonto pijamas
porque no podía dormir desnudo por las “visitas” y se metió a la
cama abrazando a su mujer.
—¿Me lo prometes?
—Te lo prometo.
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pensamiento le cruzaba la mente, su celular vibró y vio la imagen
de Josh llamándole.
—Hola —respondió.
—Dices idioteces.
—Los espero.
***
Él estaba siendo dulce con ella, con solo uno de sus besos
Damien la excitaba, y ahora, con la languidez que sus manos y
boca la estaban tocando, la quemaba por dentro, anhelando sentirlo
en su interior.
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Capítulo 5
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Con todas sus fuerzas se obligó a caminar desde el
estacionamiento hasta la entrada de emergencia, donde
inmediatamente una enfermera la vio y la asistió.
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—Perdí a mi bebé —le recriminó al doctor—. A un bebé del
que no sabía que esperaba —gimoteó—; eso no es algo de lo que
cualquier mujer supere pronto.
—Lo harás, por ti, por tu esposo y por la futura familia que
podrás tener. Los abortos espontáneos son más comunes de lo que
la gente cree —el hombre frente a ella le habló pasivamente.
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—Le haría bien descansar. La enfermera vendrá y le pondrá
algo para que pueda dormir.
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Sintió que fue una eternidad llegar a casa, pero nada se comparó
al pánico que le embargó al ver la habitación con la cama
manchada de sangre al igual que el suelo y las paredes cercanas a
la puerta; agobiado dejó tirada la maleta y salió corriendo con
dirección al hospital.
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rostro estaba pálido y su cuerpo hecho un ovillo aferrándose a las
mantas; un nudo se le formó en la garganta y tragó tratando de
deshacerlo, pero no pudo, sentía que la voz le fallaría.
—¿Por qué…
***
—Honestamente, señor…
—Clark.
81
—Ella se lo dirá si así lo desea —Salvatore se encogió de
hombros.
***
—Si lo hago, Izz se dará cuenta, tómatelo con calma; ella está
bien.
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—Es complicado, Damien. Ahora entiendo por qué no te lo
quiso decir.
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—Izz no ha cambiado, lo sé; sigue siendo mi chica frágil. Nadie
es más consciente de eso que yo —se levantó y rebuscó las llaves
en el bolsillo a medida que hablaba.
—Adiós y gracias.
—Ciao, piccolo.
A pesar de que él no había tenido que pasar por todo eso, sentía
el dolor de Izz como propio, la había visto llorar en la avioneta y
sabía que la encontraría con los ojos llorosos y le costaría no
acercarse y decirle que todo estaría bien, que podrían tener otro
bebé.
—Adiós.
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Cuando la rubia se hubo ido, silencio les rodeo; Izz analizaba
cada uno de sus gestos.
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—Lo sé.
—Se supone que debes decirme “Yo también te amo” —Izz rió.
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Capítulo 6
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—Demonios —escondió el rostro entre sus manos sintiendo que
estaba a punto de comenzar a hiperventilar.
***
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—¿Eso significa que puedo concebir sin ningún problema? —se
pasó las manos por el pantalón de mezclilla secando el sudor frío
que había humedecido sus manos.
—Te dije que todo iría bien —Chelsea le hincó las costillas con
el codo.
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—Me dices lo que quieres y yo lo dejo preparado —negó con
una sonrisa más amplia.
—Mi pequeño estará feliz, debo aprovechar que aún está en sus
cinco años y le gusta mi compañía y juegos —enternecida Izz
sonrió imaginándose a sí misma con un niño o niña sentado en el
suelo jugando con ella.
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—No lo haré —sus ojos centellaron divertidos de la expresión
de decepción que Izz debía tener en el rostro—. Vístete, te espero
abajo.
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Capítulo 7
Dos días atrás le había follado las tetas y el día anterior le había
follado la boca, pero nada más, sus caricias eran superficiales y la
calentaban, sin embargo no le permitía correrse y mucho menos
tocarse.
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—Sí, estoy tramitando algunas cosas en Rusia y tal vez en dos o
tres meses esté de regreso en casa.
—Claro, claro.
***
Las horas pasaron como un rayo de luz, cuando vio el reloj este
ya marcaba pasada las diez de la noche.
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—Bien, finalmente conoceré a tu esclava.
—¿Por qué tanta seguridad? Solo falta que tengas unos guardias
en la puerta y un perro gigante —Josh rió.
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—No —el Dom de ojos café se soltó del agarre de Josh—,
quiero mi par de cervezas.
Damien los dejó entrar encendiendo las luces a su paso, les dio
las latas de cerveza y subió los escalones de dos en dos, tenía que
llamar a Izz.
—Ven —la puso sobre sus pies y le ató la bata del pijama—, ve
abajo y atiende a mis amigos —le dio una sonora nalgada.
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La sujetó del brazo y la guió escaleras abajo; cuando llegaron a
la sala de estar la soltó, ella se giró y le sonrió.
—Mi señor…
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—¿Por qué te castigaré? —sus ojos le taladraron a través del
vidrio.
—¿Quién es tu dueño?
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Cuatro azotes más con el mismo látigo le fueron propinados y el
último con más fuerza que los anteriores.
—Abre bien las piernas —él pidió con su voz ronca que le
recorrió por todo el cuerpo, centrándose en su coño que palpitaba.
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muchas ocasiones en que el collar la ahorcó, pero eso no le
importó, la lucha en su interior la desorientaba.
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—Córrete, nena.
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Capítulo 8
—Creí que te habías ido a la oficina —la haló y la rodeó con los
brazos, dejándole una sola mano libre, la que metió entre el cabello
castaño indomable de su marido.
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—¿Por qué, qué, mi señor? —le dio un rápido beso en los labios
y sonrió.
Prosiguió con las caricias rozando con los dientes la tersa piel
de sus senos yendo camino hacia el sur para atender sus otros
labios; en el instante que la tocó casi imperceptiblemente, Izz
levantó las caderas en busca de mayor fricción y él sonrió dejando
un rastro de besos a lo largo de su abdomen hasta llegar al monte
Venus donde mordió y tiró un poco de la piel sensible obteniendo
un grito ahogado mientras se aferraba a las sabanas y abría más las
piernas flexionando las rodillas, acomodando punta de los pies en
el armazón de la cama, dándole una mejor vista de su coño que
rebozaba de sus jugos como la miel caliente de la que era adicto a
beber. Se arrodilló en el suelo, obteniendo más comodidad y dio un
lametón saboreando el dulce néctar provocando que Izz le enredara
los dedos en el cabello, dándole un suave tirón, para que luego la
yema de estos comenzaran a mimarle el cuero cabelludo con un
lento toque, animándolo para que siguiera, y así lo hizo; pasando la
113
lengua a lo largo de su raja, haciendo círculos en su clítoris a
medida que los gemidos comenzaban a llenar la habitación,
hundiéndola en su suave hendidura.
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Con un movimiento maestro, Damien se hundió en su interior y
la embistió con movimientos lentos y profundos, besándola con la
misma languidez, y cada vez que sus labios se separaban, le
susurraba palabras tiernas al oído.
***
Dos horas después, luego de una ducha que los llevó a otra
sesión de sexo, Damien estaba abotonándose la camisa e Izz le
observaba ensimismada al filo de la desordenada cama usando un
simple vestido, era inicios de septiembre y el verano estaba a punto
de acabar, sin embargo aún hacía un poco de calor. Lo vio girarse
en busca algo con el ceño fruncido antes de verla y relajarse.
—Se hizo lo correcto, por Kya y por ti. Lo merecían —no pudo
evitarlo y gimoteó.
—Lo sé.
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por debajo del vestido, rozándole las bragas con el pulgar
mostrando su poder sobre ella.
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—Sí, estoy perfectamente —sonrió para él.
—¿Estás bien?
—No.
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—En la sala mirando la tele.
—¿Estás bien?
—Adiós, nena.
—Adiós, mi señor.
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Izz se levantó emocionada y se le acercó a paso rápido con esos
zapatos negros de tacón de aguja y su vestido morado de tiras que
le dejaba ver sus exquisitas curvas y un colgante que se perdía
entre sus pechos.
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Capítulo 9
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—No fuerces sus límites —Chelsea le aconsejó a Dylan, quien
empezó a reírse.
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—Así que, ¿Izz? Que nombre tan peculiar ¿Es un diminutivo?
—Dylan preguntó mirándola de la misma forma que Josh lo hacía,
con un toque de ternura fraternal.
—Porque me gusta ser Izz Clark, es como iniciar desde cero, sin
pasado —sonrió y sintió la mano de su amo acariciándole el muslo
debajo de la mesa, ocultos por el mantel largo.
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—Porque quiero saber cuál es tu magia, quiero saber qué fue lo
que hizo a Damien atarse a ti —no puedo evitarlo y rió.
126
—¿Qué le dijiste? —respondió cerrando las manos en puños.
—Ven.
128
—¿Por qué me has traído aquí? —se cruzó de brazos.
***
Un mes después.
131
Capítulo 10
132
en ella que le hacía sentir la necesidad de acercarse e hincarse ante
él.
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cabeza en la mesa—, si la empresa sigue así, muchos perderán su
trabajo.
—Esa empresa es tanto mía como de ella, así que metete las
palabras por el culo. ¿Alguien propone un nuevo CEO? —preguntó
mirando a los otros cuatro directores.
134
Ryan, él ha estado poniendo orden mientras que a Liham, Martha
le rasca las bolas —todos rieron.
135
—Lo siento, debo ir a casa —se irguió y arregló el bolso en su
hombro.
136
—¡Wow! —Exclamó Andy cuando se acercó la puerta del
piloto y le abrió—, tienes una casa gigantesca.
137
—¿Todavía lo preguntas? —Andy puso los ojos en blanco— Tu
Damien era muy mayor, no estaba a la misma sintonía que
nosotros los jóvenes. Creí que solo era uno de esos amores
juveniles, que te darías cuenta que no compaginaban.
138
—Damien —le llamó pero él no se giró—, mi señor —lo vio
entrar y dejar la puerta abierta.
—¿Qué pasó?
Golpeó la puerta.
139
sobre la cama—. No me rechaces, por favor —suplicó poniéndose
de rodillas en su lugar.
—No, mi señor —le refutó con la voz temblorosa; cada vez que
él la llamaba esclava, le hacía sentir como si fuese como las otras
mujeres que tuvo a cargo—, necesito que me escuches.
140
—Porque… —le vio enmudecer y fruncir el ceño— porque esto
es enfermizo y egoísta, pero te quiero solo para mí —él levantó la
voz.
Con una sonrisa, Izz tocó los pies de su amo y comenzó a subir
por sus piernas, muslos y se detuvo antes de su entrepierna. Le
miró en busca de negativa, pero él no dijo ni una palabra, dándole
carta blanca para continuar. Rozó su pene por sobre la ropa y se
dirigió al botón que desabrochó, luego al cierre que lo deslizó con
cuidado. Metió la mano por la pretina de la ropa interior y acarició
su miembro que comenzaba a endurecerse bajo su toque. Lo rodeó
con la mano e hizo una ligera presión haciéndolo sisear entre
dientes.
—¿Sí, mi señor?
—Bleuenn, te mataré.
—Por favor, viajamos desde París solo para esto, no hagas que
hayamos gastado nuestras millas para nada.
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—Ya eras una celebridad, todos hablaban de Mr. Darkness
antes de que te tomara esas fotos con Izz. Nadie te mandó a
ocultarte el rostro.
—Es mi privacidad.
—Arriba, duchándose.
—Esperen arriba.
143
—Maggie, Maggie… No pasa nada, son solo amigas.
—Nada.
—Nada.
—Adiós, Maggie.
***
144
Bleuenn tiró la chaqueta sobre una silla que habían llevado del
comedor y luego regresó frente a él y le dobló las mangas de la
camisa hasta los codos.
—Vete a la…
145
vez y cuando. Completamente relajada disfrutó de su toque tierno
que apenas le rozaba la piel y despertaba sus más bajos instintos.
146
—Arrodíllate —él le ordenó al oído con su voz rica y ronca que
le hizo estremecer y que más jugos mojaran su coño que tenía un
dolor sordo.
147
Con el corazón latiéndole con rapidez, Izz sintió adrenalina
recorriéndole al no saber qué haría. Su señor se arrodilló a un lado,
un poco más atrás y sintió una de sus manos detrás y la otra sobre
su pecho, de pronto empezó a inclinarla hacia atrás tensando las
cadenas sobre ella.
148
—Ya tienes tus fotografías, ahora quiero que nos dejes solos —
Damien volteó a mirar a las tres mujeres.
—Tuya, mi señor.
149
—Pon la mejilla en el suelo.
150
Capítulo 11
—Vamos, Izz, dime qué haces para poner tan caliente a Damien
—Bleuenn se rió.
151
—Tú no tienes inocencia —él acusó a la rubia dominante—,
robas inocencias, que es muy diferente.
—Vamos —la rubia rodó los ojos mostrándole qué tan lógico
era para ella—, luego de que nos botaran del cuarto de juegos tan
cachondas y deseando ver más, llegamos a la habitación al lado de
tu habitación —la señaló con el tenedor con el que había pinchado
152
un esparrago— y tuvimos algo de acción. Media hora después, les
escuchamos en la habitación de al lado dos veces más,
excitándonos a todas. Ustedes son… —ella chasqueó los dedos
pensando— bulliciosos.
—¿Sí?
—¿Qué sucede? ¿En qué piensa esa cabecita tuya? —sintió sus
manos acariciándole la espalda, dándole ánimo.
—Me estás pidiendo algo difícil —él se quejó—, pero creo que
sobreviviremos. Será solo por unos meses y luego pediré cuentas
de todos esos días sin azotar tu lindo culo.
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tener el resultado negativo, no es que estuviera segura de que lo
estaría, solo tenía esperanzas de que tal vez pudiera estarlo, pero
no fue así.
—No estoy haciendo nada —levantó las manos con las palmas
arriba.
155
El día transcurrió sin inconvenientes. Izz fue a la escuela de
música en la tarde e impartió sus clases con el mismo cariño de
siempre, adorando a sus alumnos que avanzaban a pasos
agigantados, conversó con algunos padres felicitándoles y cuando
se dirigía a casa decidió hacer una parada, no quería llegar a una
casa vacía donde se desesperaría y se haría la prueba antes de
tiempo, así que para matar el tiempo entró a una tienda de artículos
solo para bebés y se enamoró de los pequeños trajecitos y los
zapatitos de niña. Escogiendo un pequeño enterito se enterneció, la
idea de tener un pequeño bebé de ojos grises y aquella sonrisa la
derritió haciéndole desear correr a casa y hacerse la prueba para
salir de dudas.
Luego de hacer todo el proceso para poder entrar, tiró las bolsas
de las compras de las que no pudo abstenerse de adquirir y se
dirigió a la cocina donde Margaret había preparado la cena sin
pedírselo. Izz adoraba a esa mujer, los cuidaba tanto como si fuese
su deber.
Con las suaves notas del piano, Izz salió de la tina con los dedos
arrugados como pasas y muchas ganas de orinar tomando eso
como señal de que era tiempo de hacerse la prueba. Hizo pis en el
palito y lo dejó en el lavamanos mientras se metía en la ducha y se
lavaba el cabello sintiendo una nueva oleada de agua caliente
llevarse el frío que había comenzado a sentir con la de la tina
enfriándose.
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—No sé si podré usar un arma —le escuchó con voz
entrecortada.
—Trataré de hacerlo.
159
Damien entró y miró a los dos hombres tendidos en el suelo
bañados en sangre; corrió hacia su mujer que sostenía el arma con
manos temblorosas y se la quitó antes de apretarla contra su cuerpo
sintiendo su calor, el latir de su corazón azorado contra el suyo. La
separó un poco para examinar su semblante y le miró a los ojos, el
recuerdo de su pasado había cruzado las puertas y habían llegado a
ella.
—Estoy sangrando.
***
160
—Damien, necesito hablarte un momento —le llamó Drake, el
policía que estaba llevando el caso.
—¿Qué? —gruñó.
—Positivo.
162
Capítulo 12
163
—Josh me llamó y me contó sobre los que irrumpieron en tu
casa —queriendo matar a su mejor amigo, se levantó y cruzó la
puerta de la mini estancia de la habitación para no despertar a Izz.
—Sí, está descansando, tuvo una larga noche —miró hacia atrás
observando la puerta donde detrás estaba su mujer.
—¿Mi nieto está bien? —en ese momento tuvo mayor motivo
para querer matar a Josh.
—No pasa nada —se pasó la mano por la cara—, solo que aún
no queríamos contárselo a nadie.
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Y así su madre terminó la llamada. De eso ya era casi tres
meses atrás, sin embargo estaban obligados a ir a casa de sus
padres todos los fines de semana, y no podría existir excusa para
no ir.
—No, solo era una pregunta inocente, no tienes por qué enojarte
—la sonrisa del rubio le pintó en la frente que estaba jodiéndolo.
—Todo sea por el bien del bebé —su amigo le dio ánimo.
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—Por cierto, ¿Dónde está tu amado esposo? —preguntó Josh a
Eve.
—Sí, mamá —el pequeño rodó los ojos al igual que Josh solía
hacerlo—. Tú eres mía, ¿verdad? —él niño le preguntó y ella hizo
un mohín.
—Sí, lo escuché.
167
—Tan pequeñito y buscando novia —Eve, que había estado
callada negó con la cabeza— Si tu abuelo te escuchara —le tocó la
punta de la nariz—, estaría loco.
***
168
Despertó con el corazón tamborileándole con fuerza, el cuerpo
traspirado y la respiración acelerada.
Todo era tan irreal que sentía estar aún en la pesadilla en las que
sabía que era un sueño vivido, pero que despertaría en algún
momento.
—¿Estás en el hospital?
170
La llamada terminó y su camino también. Salió del coche sin
importar que lo dejó en zona prohibida, no le importaba si la grúa
se lo llevaba, solo le importaba su mujer y su hijo.
—Tranquila, nena.
—Shhh…
—Damien…
***
—Shhh…
Ella solo quería pensar que había sido una pesadilla, que nada
había pasado, que no había quedado embarazada y que solo se
había tratado de un sueño largo, sin embargo la realidad le
golpeaba en la cara tantas veces que tal vez se estaba haciendo
inmune al dolor o trataba de desviar su mente de ese hoyo negro
que cada vez parecía más profundo y sin salida.
174
siempre —Izz se cubrió la boca con las manos ahogando el jadeó
que quería salir como un grito agónico.
175
—Tendríamos que extraer un ovulo y fecundarlo con esperma
de un donante para analizar su compatibilidad; si es posible
podríamos hablar con su esposo para tratar la fecundación de
forma científica e implantar el ovulo fertilizado en su matriz.
—Tú eliges.
176
A las dos semanas de tratamiento con vitaminas, Izz fue al
hospital con Chelsea para la extracción del óvulo donde la
durmieron por un par de horas.
177
Se duchó y se envolvió en una toalla grande y mullida
consciente de su decisión; iría a darle una sorpresa y lo llevaría a
almorzar.
***
—Damien —la voz dolida de Joseline le hizo ver que tan jodido
estaba siendo.
***
181
La puerta se cerró estrepitosamente y ambos despertaron.
Quería huir, quería romper a llorar, quería golpearlo a él y a la
mujer, sin embargo no pudo mover ni un músculo.
—Izz.
—No.
182
huéspedes y trancó la puerta con una silla. Quería estar sola, no
quería escucharlo.
183
—Nada, busca el registro de Annette Robinson, envíamelo y
llama a Stevenson.
—No.
184
—Déjame sola —le escuchó decir.
***
—Has sido una esclava muy mala —él le dijo con el rostro
adusto.
186
—Tengo —se acercó y le agarró un manojo de cabello,
tironeando de él— todo el derecho —le susurró al odio— y el
poder de hacerlo —él lamió el lóbulo de la oreja.
187
Él volvió a darle de beber de su boca un par de veces antes de
acercarle a los labios un pedazo de manzana.
—Espera y veras.
189
Izz miró el rostro de la mujer atada y vio como tenía la mezcla
entre excitación y asco.
190
Con Lèa arrodillada ahí, vio como la dominante azotó el clítoris
de la mujer encadenada y esta gritó.
—Habla, perra.
191
—Ahora lo sé, mi señor —susurró.
—Perdóname, mi señor.
—Voy a azotar ese lindo culo, pero antes, ven aquí —palmeó la
mesa.
192
—Quieta. No podrás correrte por hoy.
195
Capítulo 14
197
Enfurruñada trató de caminar con dignidad al cuarto de baño, no
siempre quería que él se regodeara que la tenía dominada, aunque
así fuese. Abrió el grifo y se metió bajo el chorro de agua fría,
quería que él se congelara cuando entrara a querer meterle mano y
se le pasara la calentura con la lluvia fría.
199
—Estaré allí pronto.
201
—¿Izz, te parece si voy yo por el zumo, necesito hablar con
Margaret? —Eve se levantó y se marchó sin esperar su respuesta.
—¿Alguna vez te darás cuenta de que solo eres una niña para
Damien? —Jaci le dijo mirándola con superioridad desde el sofá.
—¿Alguna vez te darás cuenta que eres una puta? —le hizo
frente y la rubia se levantó.
—Puede que sea una zorra, pero solo con Damien; mientras que
tú eres una puta, porque te acuestas con cualquier polla solo por el
dinero.
202
—Lo muestras en el rostro.
—Siento que hayas tenido que ver esto —se disculpó con Eve.
—No entiendo.
203
—Te lo contaré luego. Ahora debemos llevarla a su casa —
Damien ayudó a la rubia a caminar a la salida—. Contigo hablaré
cuando regrese —la sentenció.
—¿Lo viste?
—¿Por qué?
204
—¿Duele? —le escuchó preguntar y en ese instante se aventuró
a mirarlo de pie a un costado.
—¿Cómo…
205
Capítulo 15
206
Resultó difícil llegar al auditorio y no lanzarse a correr por los
pasillos para buscar un lugar tranquilo en el cual leer la
correspondencia llegada desde la prisión americana; forzándose a
no asustar a los otros niños esperando a sus maestras, caminó con
paso lento se encerró en el baño, donde con manos temblorosas
desprendió la pestaña y sacó la hoja.
—¿Cómo estás?
—El nunca…
208
—Bueno, todo lo que tu digas. Te pasamos recogiendo a las
siete. Adiós.
1
Troyano: Virus de computadora.
209
—¿A qué se debe esta visita? —le hizo señas para que se
acercara disfrutando la vista de sus piernas encerradas en esos
jeans que parecían pintados sobre sus muslos torneados y
deliciosos.
—Tu e…
210
Fue interrumpida por el celular en su bolsillo, vibrando, dándole
muchas ideas de qué hacer con la vibración.
—Es importante.
—Hola.
211
Consciente de que estaba jodida, se arrodilló frente a él
mirándolo con completa sumisión.
—Las chicas.
—Ve, divierte.
—Yo… —negó.
***
213
—Sabes que un día de estos te ganarás un golpe en la cara,
¿verdad? —gruñó.
***
214
Estaba tan entretenida conversando con Lilith que no se dio
cuenta en qué se había metido hasta que escuchó los gritos de las
mujeres animadas por los hombres quitándose la ropa.
215
Cuando empezó a caminar a la salida, Carlee la sujetó del brazo
y la hizo girar. Le propinó una muy sonora y dolorosa bofetada.
Con la ira removiéndole todo en su interior, Izz cerró la mano en
puño y lo estampó en el rostro de la peli teñida.
***
216
compañía de Lilith. Él la miraba serio, su rostro no mostraba
emoción, pero sabía que estaba cabreado.
217
—Damien —una voz femenina le llamó. Al girarse vio el rostro
de la menuda morena.
—No me gusta este tipo de cosas. Carlee nos trajo con la idea
de ir a bailar un poco. Izz y yo estábamos tan concentradas en
nuestra conversación que no notamos el nombre; descubrimos lo
que era cuando estuvimos adentro. Al segundo, Izz le pidió que
dejáramos el lugar. Hubo una discusión, Izz fue abofeteada y ella
devolvió el golpe con algo más de fuerza; en el apretujón de la
gente en ver qué pasaba nos robaron el dinero.
—¿Qué razones tienes para decir que la lastimo? —la mujer que
le llegaba a la mitad del brazo hizo un mohín y miró a otro lado.
—Está bien.
***
—Mi señor.
219
Sintiendo un abatimiento en el pecho, lo miró por última vez
antes de girar sobre sus pies y continuar su camino hacia la
habitación.
220
pecho que había pellizcado, para luego impartir besos con la
misma ternura a lo largo de su cuello, donde pasó la lengua en el
lugar donde le latía el pulso. La caricia continuó bajando hasta el
hombro, en donde mordió con fuerza haciéndole gritar.
Lo vio girar, dejándole ver su ancha espalda que aún tenía las
marcas de sus uñas de dos días atrás. Se volteó, la miró de arriba
abajo y luego sus manos empezaron a recorrerle el torso,
centrándose en sus pechos, para luego llevarse uno de los pezones
que succionó, mordió y lamió, irguiendo el pico para apresarlo
entre la argolla, causándole una dolorosa sensación que le recorrió
a lo largo del cuerpo, reuniéndose todo en su bajo vientre como
una bola de estambre.
223
Se enderezó y la besó con premura, anhelando hundirse en su
dulce calor.
***
224
—Yo nunca quise ir a ese lugar —susurró mientras él le tocaba
las mejillas con la yema de los dedos, luego de que se recuperaron
de aquel delicioso placer.
***
Una vez cepillado los dientes, contó mentalmente los días desde
su último periodo y tenía una semana de retraso.
225
Capítulo 16
227
—No creo que podría hacer algo así.
228
—Ven conmigo —le haló suavemente, ayudándole a ponerse de
pie.
—Perfecto —elogió.
229
Su boca cubrió una vez más la suya y la rodeó con los brazos
guiándola hacia atrás, tumbándola sobre la cama sin romper la
unión de sus labios.
Izz a veces creía que Damien era bipolar incluso para coger,
iniciaba dulce y tierno, para convertirse en rudo.
230
placer recorriéndole cada parte del cuerpo en aquella lluvia de
fuegos artificiales.
***
231
—Damien prácticamente lo es, si no pasaban en la casa de él,
pasaban en la casa de Josh, por lo que Diane le agarró cariño. Ella
siempre pregunta por ti, que desea conocerte.
232
Capítulo 17
233
—Estoy bien —se sentó a horcadas en el regazo de su señor—.
La pregunta es, ¿Tú estás bien? —enredó los dedos en el cabello
de su marido.
235
—Te amo, es lo único que importa —le besó el tope de la
cabeza.
***
237
—Es un gusto conocerte, Izz —la abrazó—. Fue una pena no
poder haber ido a la boda, pero John —señaló con la cabeza al
hombre castaño— estaba enfermo.
***
—Te salvé el culo, tenías que pagarme con algo —se mofó
Damien.
238
Izz estaba entretenida con la conversación cuando un olor a
carne llegó a su nariz e inmediatamente tuvo nauseas.
—Estás fría.
239
las cosas fuesen más allá de besos; al menos no en la casa de los
padres de Josh que vendrían a ser sus otros suegros.
—Nena…
—Nada.
Minutos después apareció Diane con una taza entre sus manos.
—Claro —asintió.
241
—Lo sé.
***
—No…
242
—No vengas con esa mierda de que estás bien —la cortó—,
porque no lo estás —la arrinconó contra un pilar—. Si crees que no
me doy cuenta de lo que pasa, estás insultándome —habló más
tranquilo—. Te conozco, nena —le acarició la mejilla con los
nudillos.
— ¿Qué es ese nada? ¿Estás em… —le puso un dedo sobre los
labios.
Esa noche hicieron el amor con toda la ternura del mundo, con
él mimándola, acariciándola como si fuese más frágil que una
pompa de jabón.
***
243
Había pasado horas arreglándose para salir con su marido a
cenar y hacer que las mujeres que le habían visto con mala cara al
llegar se murieran de los celos; pero él había tenido que resolver
unos “problemas” en la mazmorra y llegaría tarde. Cabreada se
dirigió al auto que le esperaba en la entrada y dejó que el
conductor le hiciera conversación.
—Mi marido tenía que arreglar unos asuntos aquí —le sonrió al
joven tras el volante.
244
—Mr. Darkness te ha ofrecido a mi amo —escuchó la voz de
una mujer.
245
secaron y pusieron le mismo perfume que usaba. El favorito de su
señor.
246
Capítulo 18
247
—Vete antes de que seas vetado al igual que lo es tu sumisa.
249
Frustrada porque no escuchaba su voz, sus ordenes, se reusó a
caminar en el instante que él tironeó de lo que sea que se sujetaba
al puto collar; al instante sintió un pellizco en el pezón que no
calmó su desobediencia, los dientes de lo que sea que apresaba su
pico, simplemente le daba más motivos para exasperar a su amo y
obligarle a hablar.
Algo frío y metálico tocó entre sus pliegues, una punta filosa
recorrió a lo largo de su abdomen, bajando y metiéndose en el
pequeño espacio entre sus muslos, cortando las ataduras de sus
piernas.
***
252
Con la naturalidad adquirida con los años de relación, se sentó a
horcadas sobre su regazo.
—Lo hago —eso no era suficiente para él, sus labios fruncidos
lo demostraban—. Te amo más de lo que te amaba cuando nos
conocimos —depositó un beso suave en sus labios aún fruncidos—
, más que cuando salvaste mi vida en ese millón de ocasiones; más
que en el día que nos casamos —volvió a besarlo—. Cada día te
amo más; aunque suene cursi —lo vio sonreír—, lo hago.
—¿Por qué hiciste eso?, ¿Por qué querías que pensara que era
otro el que me tocaba? —lo vio encogerse de hombros.
253
Se bajó de su regazo y tomó su celular donde le mostró el
intercambio de correos que estaban teniendo.
Él sonrió y la besó.
—Sí, la tuvimos.
254
Capítulo 19
255
—Es parte de quién es —Izz le respondió a su amiga antes de
tomar un sorbo de la soda.
—Si sabías que sucedería algo así, ¿Por qué demonios iniciaste
esa mierda? —se encogió de hombros ante la pregunta de Dylan.
257
—Estás loco —se burló Dylan.
—No está loco, te dice las cosas que no ves aún —le respondió
Josh que se había mantenido en silencio. Él sonrió—. Me pasó con
Chelsea cuando empecé a conocerla, aunque claro, nosotros
iniciamos nuestra relación siendo vainillas.
258
—Izzy —escuchó aquel llamado que no oía desde hace mucho;
con un poco de temor observó a un costado y vio a Blake
caminando hacia ella.
—No te dejaré sola con ese chupa pijas —se enfurruñó la rubia.
—Está en la casa.
259
—Bueno —el rubio sonrió—. Te vi hace unos minutos y creí
que debía venir y pedirte disculpas, yo… cometí muchos errores
contigo y con mi propia vida.
***
261
Capítulo 20
—Estás desvariando.
***
Izz pensó que se trataba de una broma de parte de ella, así que
continuó, sacó el bote de helado y se sirvió una copa no tan
pequeña; se llevó una cucharada a la boca y se sintió extasiada, era
como una explosión de sabor que le acariciaban las papilas
gustativas.
264
—Eso no contesta mi pregunta —hizo un mohín.
—Nadie más que yo está más seguro de eso —le besó el cuello.
265
—Estoy bien.
***
266
—Señor Clark —la voz de Amelia, su secretaria, le hizo
desconcentrarse—, Just Izz está aquí.
—No, mi señor.
—Entonces, detente.
267
—Venir fue una pérdida de tiempo, si no tengo a quién
mostrarle mi nueva lencería.
—No lo haré.
268
La puerta se abrió y él entró completamente sonriente.
—Mi puto ego puede joderte una y otra vez si así lo quiero —
cerró la mano en torno a su cuello—. Has sido caprichosa las
últimas semanas, pero ya me cansé.
270
Una vez vestidos —al menos él—, la llevó a casa para que se
pusiera algo debajo de la gabardina y la llevó a comer.
271
Capítulo 21
272
cuerpo, perlándole la frente con sudor frío, ocasionándole
temblores por momentos, cansándole y permitiéndole dormitar
entre ratos.
—No es tu problema.
274
Un dolor punzante le atravesó el cuerpo, despertándola,
haciéndola consciente de la hora y de Damien dormido a su lado
usando solo el pantalón del pijama y su cabello húmedo. La
sensación punzante le recorrió nuevamente con mayor fuerza, lo
que le hizo morderse el labio inferior acallando el gemido.
***
Habían sido tres días duros para Izz, la había visto triste pero
con la absurda idea de tratar de mostrar lo contrario cuando en
realidad él notaba aquel engaño.
—No —conocía esa jugada, sabía que ella buscaba una forma
de distraerse de lo que sea que rondara por la cabeza.
275
—Por favor —suplicó.
—¿Por qué?
276
—¿Izz, que es… —ella negó con la cabeza y acunó al bebé
contra su pecho.
—Izz.
—Por favor.
277
se acomodó en el sofá y alimentó a la pequeña que parecía
hambrienta.
278
—Explícame qué demonios es todo esto.
—Lo es.
279
—¿Por qué no me lo dijo? Nosotros…
—No lo sé.
—¿Quién…
280
—¿Cuánto tiempo tiene de nacida? —miró la puerta sintiendo
que debía ir donde ellas y comprobarlo con sus propios ojos.
—Es nuestra bebé —le susurró al oído. Izz se giró y le miró con
lágrimas de felicidad—. Ella necesitará un nombre.
281
Capítulo 22
282
—Puedo manejarlo —Damien la miró diciendo que no tenía
otra opción—. ¿Podías cuidarla mientras voy por su biberón?
—Claro.
—No lo harás.
283
***
—Tú no…
284
—Adoptamos —Damien silenció a la mujer antes que dijera
algo que hiriese a Izz.
***
286
—Suenas como un tirano —Damien rió.
287
—¿Qué es lo tan importante que tienes que decirnos, Damien?
—Dean se levantó y le miró con el ceño fruncido pasando su mano
por el cabello, un gesto que había adquirido.
288
—¿Me crees capaz de hacer algo así? —la mujer de cabellos
castaños frunció los labios.
***
—La bebé…
290
—Quítate la ropa —la liberó de su agarre.
292
Con su cuerpo estremeciéndose por la liberación, escuchó a su
señor entrar a la habitación acercándose con lentitud, como si
pensara cada paso que daba. Cuando lo tuvo frente a ella, él le
sonrió pagado de sí mismo. Se arrodilló a su lado, le desató los
muslos, tobillos a las muñecas; sin importarle si tenía las piernas
entumecidas, la tomó de la cuerda que estaba cruzada en el centro
de sus pechos y la puso de pie antes de atar el tejido de su espalda
a las cadenas que colgaban del techo, dejándola en el aire con el
culo levantado.
—¿Por qué?
293
—Por haberte dejando a un lado —la vio bostezar—, no lo
volveré a hacer.
294
Capítulo 23
Amy tenía dos meses con ellos, pero era la primera vez que
dejaría que alguien más que sus suegros o Margaret vieran a la
bebé, por lo que estaba nerviosa, aunque no debería de estarlo, eran
sus amigos, Josh y Chelsea irían a cenar luego de que la
convencieran, o mejor dicho, la cansaran con su insistencia.
295
—No lo hice —lo escuchó a sus espaldas, para segundos
después sentir sus manos rodeándole. Le besó el cuello—. Tú si
lloraste, y mucho —se burló.
—Realmente lo siento.
296
—No la dejes caer, por favor —escuchó a su marido decirle a la
rubia.
297
—¡¿Con qué derecho te atreves a reclamarla como tuya?! —
gritó exasperado. Vio al niño encogerse, pero no retroceder ante él
como cualquier niño hubiese hecho.
298
había cabreado, concentrándolo solo en ella, en sus manos
acariciándole desde el cuello, bajando a sus hombros para luego
continuar hasta su pecho, donde estaba el corazón y empezar un
camino ascendente hasta su nuca acariciándole el cuero cabelludo
con la yema de los dedos.
***
300
—¿A qué te refieres? —preguntó acostando a la bebé en el sofá
sobre la manta.
—No puedo dejar sola a Amy —la mujer descruzó los brazos y
se señaló a sí misma.
—Tú eres…
301
Condujo con cuidado, sintiéndose feliz; al llegar a la oficina, la
secretaria de la empresa le miró como si quisiera matarla.
302
—¿Qué estás haciendo, Izz? —le preguntó cruzándose de
brazos. Ella cerró la puerta y se acercó sonriente.
—No pregunté qué haces aquí, sino, qué estás haciendo con
Amelia.
303
—Estás jugando con fuego —la apretó contra su cuerpo—, y te
quemarás —le susurró al oído.
—Me gusta arder, cariño —le posó las manos sobre los
hombros.
—Primero desnúdate.
305
—Estás disfrutando esto —afirmó.
306
—Tienes prohibido correrte durante dos semanas, esclava —su
palma aterrizó sobre su muslo y comenzó un embiste frenético
llevándolo al orgasmo.
307
Capítulo 24
309
—Eve —le interrumpió—, sé lo que quisiste decir. Damien
puede dejarlo cuando quiera y volver a enseñar. Se lo he dicho,
pero él prefiere continuar.
—Gracias, Eve.
310
Se despidió de su suegra riendo.
***
“¿Tus dedos?”
311
“No abras la puerta si crees que no podrás cumplir tu cometido”
312
Sintiendo la caricia de sus dedos sobre la piel, olvidó que se
trataba de un castigo, recordó lo que era cuando la palma de su otra
mano le azotó con fuerza.
—Lo…
313
—La desobediencia trae sus castigos —le advirtió—. A solo
dos días —le reprochó—, dos días para que el castigo termine
decides ser insolente —la azotó nuevamente.
314
—Quieta.
***
Al salir con Amy envuelta en una toalla, vio a Izz usando una
falda amarilla que le llegaba más debajo de las rodillas, cinturón,
una blusa blanca y zapatos bajos; su cabello estaba recogido en una
coleta, el maquillaje que usaba era sutil, llevándolo de regreso a
cuando la conoció. Negó y sonrió.
318
Luego de ser reprendidos por Eve y Dean, todo transcurrió
tranquilamente; la cumpleañera se hizo cargo de Amy llevándola a
todos lados, presentándola, mostrando qué tan hermosa era su
nieta.
319
—No… —la voz le tembló. Se aclaró la garganta antes de
continuar— Damien nunca haría eso, él nunca me engañaría con
nadie —Jaci rió socarronamente.
320
Él le miró desconfiado, pero no pronunció palabra alguna,
simplemente encendió el coche y les llevó a casa.
321
Capítulo 25
322
Al salir del cuarto de baño con los dedos arrugados como pasas,
vio a Damien completamente dormido; sintiendo que no podría
compartir la cama con él, salió de la habitación y entró en la de
Amy, encontrándose con el desorden que Damien había hecho en
pocos minutos, muchas toallitas regadas en el suelo, el biberón sin
su tapa y la bebé estaba casi descubierta.
323
Izz estaba dormida, sintiendo una suave brisa alborotarle los
cabellos, haciéndole cosquillas en la cara, así que se giró pero no
pudo volver a conciliar el sueño por lo que abrió los ojos
encontrándose con su señor mirándola detenidamente. Le sonrió y
él le devolvió la sonrisa.
324
mitad, más intrigada por el contenido del papel, lo tomó con la otra
mano y leyó:
325
Él le sonrió ladinamente, quitó el anillo de diamantes que le
había regalado en la pizzería años atrás y deslizó el de compromiso
antes de besarla y llevarla a la universidad.
Había sido simple pero a la vez lindo, para alguien que no está
acostumbrado al romanticismo, ese gesto había sido ingenioso y a
la vez hecho para recordar siempre, y así lo hacía,
instantáneamente llevó la mano al cuello donde colgaba el anillo
de compromiso, pero no estaba, se quitaba la cadena antes de
dormir.
Cerró los ojos y recordó la historia del tatuaje, del como había
usado a Chelsea para el regalo que había descubierto la noche de
bodas en las Islas Canarias de España.
326
Estando en la habitación del hotel, Izz le quitó la camisa y
mientras él le besaba el cuello miró al frente donde estaba un
espejo de cuerpo entero y dejó ver el tatuaje que resaltaba en la
piel de su omóplato izquierdo, un caballero negro estaba de
espalda sin el casco mostrando su cabello del mismo color del de
su señor; el caballero sujetaba una espada que tenía enrollada una
cadena que llegaba hasta los pies del tatuaje donde había una
pulsera de metal.
Luego de varios años sin sentirse menos, sin tener tantas dudas
en su cabeza, era un infierno que regresaran con fuerza, pero
Damien sabía qué hacer para ahuyentarlos, él era su caballero de
armadura que la protegería siempre.
327
Lo besó con ternura al comienzo, pero poco a poco comenzó a
llevar aquel beso más allá. Él la desnudó con aquellas caricias
tiernas y amó su cuerpo, permitiéndole llegar al orgasmo en un
vaivén lento haciendo que todo fuese más intenso, que sus
emociones afloraran y lágrimas resbalaban por sus sienes; se aferró
a él con más fuerza.
328
Capítulo 26
La casa estaba más llena de vida que nunca, Amy se veía más
grande cada día; su cabello estaba sujeto con dos pequeños lazos
evitando que le molestara en los ojos, pero lo que más mostraba su
desarrollo era los pequeños pasos que comenzaba a dar y las
palabras que había aprendido las repetía muchas veces al día.
Tal vez era exageración, pero cada vez que Amy perdía el
equilibrio y caía sobre su trasero Damien pasaba un susto mortal,
por lo que prefería que pasara sentada entre sus juguetes.
—Yo voy por ella —le dijo a Izz evitando que se levantara.
330
Encendió la lámpara de su lado de la cama y logró localizar sus
bóxers y el pantalón del pijama; se vistió antes de dirigirse a la
habitación de la pequeña, donde la encontró de pie sujetándose a
las barras de la cuna.
2
Dulzura en italiano
331
Al tenerla en sus brazos, pudo sentir el calor que irradiaba el
pequeño cuerpo de la niña, por lo que inmediatamente le quitó la
manta que la cubría, despojándola del resto del pijama dejándola
solo en pañal.
—No entiendo por qué sonríes —la fulminó con sus orbes
grises tiñéndose de azul zafiro—; Amy está enferma.
332
Damien debía ir a trabajar obligadamente, no podía faltar
aunque así lo quisiera, tenía una junta con algunos inversionistas y
sería imposible aplazarlo.
—¿Por qué?
***
333
Vistió a Amy y se la entregó a Maggie mientras ella se calzaba
los tenis. Tenía un mal presentimientos, pero no quería pensar de
que se trataba de Amy, no creía que fuese más allá de un resfrío,
por lo que metió a la bebé en el coche en su respectivo asiento y
condujo con dirección al hospital; cuando iba a mitad de camino
por una zona poco poblada y transitada, una motocicleta que no
había visto ir detrás suyo le cerró la vía y tuvo que frenar a raya.
Miró atrás verificando si la bebé se encontraba bien. Amy estaba
como si nada hubiese pasado, dormida y sujetando a su conejo
amarillo por las orejas.
Miró al frente y veía el humo que salía del arma del hombre
frente a ella; lo reconoció. Era el hermano de Jake. Forcejearon y
le quitaron la 9mm.
334
blancos— por destruir la vida de mi hermano, pero —lo vio mirar
a Amy—, creo que podremos rectificar el pasado.
—Muy tarde.
—Adiós, Isabella.
335
vez la llevaron a ella luego de ponerle en la nariz un trapo con una
sustancia de olor fuerte que la hizo desmayarse.
336
Capítulo 27
337
Sin detenerse ni un segundo, llamó a la policía; pasó quizá
media hora antes de tenerlos en la oficina; no hicieron muchas
preguntas, ellos ya eran conscientes del problema que los
perseguía.
—Damien Clark.
338
Izz abrió los ojos sintiéndose desorientada, solo era consciente
de algo líquido y frío tocándole la planta de los pies mientras los
recuerdos empezaron a atizarle con furia, la motocicleta frenando
frente a ella, el arma apuntándole y a Samuel llevándose a su hija.
Ante el último recuerdo forcejeó con la cuerda que le ataba las
manos juntas al frente unidas a unos grilletes. Miró a su alrededor
y parecía estar en un tubo que quizá se alzaba un par de metros
más arriba; luchando contra sus restricciones, trató de levantar las
manos pero no pudo llegar más arriba de la cintura.
340
—Eso sería estropear el trabajo de mis hombres —tratando de
calmar la rabia que empezaba a agobiarle se apretó el puente de la
nariz.
341
—De lo que te voy a hablar nadie tiene que saberlo —le dijo
cuando vio entrar a su secretaria personal—. Se trata algo muy
importante para mí y deberás cumplirlo a cabalidad.
—Tomará tiempo.
—La encontraré.
—Luton —murmuró.
344
—¿Izz está allí? —Josh le preguntó señalando el contenedor.
—Te matarás.
346
forma —él farfulló llevándose la mano al cabello—. Debí decirle
sobre Amy —a pesar de que su mente ya lo sabía, su corazón dolió
al saber que sí era de él, más no suya—, pero estaba tan feliz, sabía
que no aceptaría aquel engaño, pero todo fue tu culpa, si hubieras
hablado con los dos, ella no creería que no es suya.
—Quédate allí —usó ese tono dominante—, has estado dos días
entre la consciencia y la inconsciencia.
***
348
—Te propongo un trato, Isabella. Ven a América, a la prisión
donde me tienen retenido por tu culpa, follamos una sola vez y
dejaré libre a la bastarda y a ti.
—¿Por qué tanta renitencia, amor? ¿Es que no estás a gusto con
el trato?
—Eres tú —asintió.
351
—Ellos lo hicieron porque te negaste a pensar en otra solución
—se arrodilló frente a ella y le acunó el rostro—. Amy es nuestra
hija.
—Es casi un año, Damien —le miró dolida—. Pensé que tú…
—negó y las lágrimas mojaron sus mejillas.
—Es mucho peor ahora. Ellos tienen a nuestra hija —él se puso
de pie y le apretó contra su pecho en un abrazo.
***
352
Damien había salido para reunirse con el detective y la policía,
pero había sido precavido utilizando su mente militar, advirtiendo
sus siguientes pasos y eso le estaba haciendo que sus nervios
corrieran con mayor premura. Su intención había sido ir a New
York una vez que Damien se hubo ido, pero él se llevó consigo su
dinero y documentos por lo que estaba estancada en Londres.
—No te arriesgaré.
—Me forzaste.
354
por lo que al llegar allí, tomaron un auto alquilado, pero a pesar de
que habían ahorrado tiempo, no pudieron evitar una hora más de
incertidumbre mientras llegaban al otro extremo de la ciudad,
donde sabía que tenían a Amy en un hotel de mala muerte cerca de
los bares de una reputación baja.
355
había hecho todo eso apareció con el cabello mojado. Antes de que
él pudiera reaccionar lo apuntó.
356
La policía entró y capturó Samuel haciéndole sentir estar
viviendo el ataque a Izz por segunda vez.
—Mamá.
357
—Mamá —escucharla le hizo abrir los ojos y mirar a su lado
donde Amy estaba acostada jugando con un mechón de cabello.
***
—¿Cómo lo supieron?
359
Epílogo
360
—Pero te irás con mami y no te veré hasta el domingo —Amy
sabía cómo manipular a su padre, sabía cuáles eran sus puntos
débiles con respecto a ella.
361
—Puedes negarte al menos por ahora —le aconsejó su suegra.
363
Izz no pudo evitar llorar de alegría, pero esta fue pasmada por
aquel dolor.
—Está con Eve —él unió sus frentes y no abrió los ojos,
simplemente se quedó allí calmándose—. Chelsea la llevó hasta
que pase a recogerla.
366
—Debo hablar con ella —susurró buscando su bolso con la
mirada.
367
—Él no puede venir aún, está aquí —posó la mano en su vientre
plano.
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su señor, aquel que le mostró el disfrute detrás de unas nalgadas o
azotes.
—Gracias, mami.
369
—Fuiste un poco dura con ella —le reclamó Damien.
—No…
***
370
Ella usaba un largo vestido rojo de tiras con un escote en V y un
corte que iniciaba cuatro dedos debajo de la cadera mostrando sus
piernas tonificadas y los zapatos de tacón de aguja.
372
inmediatamente las puertas se cerraron llevándoles al tercer piso
donde se detuvo y les dejó ver un corredor con muchas puertas a
los lados simulando un hotel; sin pronunciar palabra alguna, la
guió al fondo del pasillo rojo hasta una puerta con el número
quince resaltando en un brillante dorado, haciéndoles detener
mientras su señor revisaba el bolsillo de su pantalón y sacaba aquel
papel dorado para digitar los números en el teclado incrustado en
la pared.
373
Cuando estuvo desnuda se arrodilló sobre la superficie suave
que rozó sus rodillas separadas que permitían que el aire acariciara
su carne caliente.
375
Con paso lento y sensual caminó hacia él tratando de evitar la
sonrisa que sus labios querían mostrar; se detuvo al estar a su nivel
y se arrodilló comenzado a desabrocharle el pantalón,
relamiéndose los labios a medida que le bajaba la bragueta y los
bóxers liberando su gloriosa polla que le pedía lamerla como un
helado, por lo que lo hizo, pasó la lengua a lo largo de su longitud
antes de llevar la punta a su boca y succionar obteniendo un
gemido de su señor que le sujetó del cabello separándola de su
verga.
—Yo soy tu dueño —le tomó el labio entre los dientes y tiró de
él—, yo mando y tú obedeces.
No pudo callar más y sus gritos tocaban las paredes, pero era en
vano pedir que se detuviera porque solo la palabra de seguridad lo
haría, y no pensaba decirla.
—Buena chica.
***
379
—Hola, mami —apareció Amy sonriente.
—¿Qué es?
—Mira.
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Amor era una palabra muy corta, pero estaba dispuesta a
continuar mostrándole que tan jodidamente estaba enamorada de
él.
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“No hay nada mejor que amar los libros; ellos te llevan a nuevos
mundos y te hacen ser mejor”.
Y también
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384
Avance de
A sus Pies.
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Capítulo 1
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por él y tal vez toda la vida lo haría. Su hombre ideal; su MEJOR
AMIGO.
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lo permitía, detestaba el ahora responsable Keith, aunque había que
darle crédito, desde que se había chocado y salido volando en su
antigua motocicleta que terminó hecha pedazos y él salvo por el
casco, se había preocupado más en su seguridad obligándole a usar
esa cosa horrible.
389
Keith la vio caminar altanera sin voltear, dándole una perfecta
vista de su culo respingón y sus largas piernas cubiertas solo por
un pantalón de mezclilla que se le apegaba tanto a la piel que
parecía ser parte de ella; inconscientemente se relamió los labios
dispuesto a azotarla para doblegar su actitud de niña malcriada.
390
—No eres alguien para ligar, Amy —ella agachó la cabeza
escondiendo esas hermosas orbes gris azulado que se tornaban
dorada cada vez que se enojaba. Le tomó el mentón con dos de sus
dedos y le hizo mirarle—. Eres hermosa, una chica de familia que
merece algo real, duradero —le secó una de las lagrimas que
recorrían la suave y delicada mejilla—, no un ligue de un par de
semanas.
—Quiero protegerte.
—N…no —tartamudeó.
391
—¿Qué si lo quiero? —la vio morderse el labio inferior y su
cordura saltó por la borda.
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Caminó precavida por pocos centímetros que les separaban y él
se quitó el casco antes de acunarle el rostro y depositar un suave
beso en la comisura de los labios haciéndole rememorar el beso
ardiente que le había dado a un lado de la carretera.
—Adiós, muñeca.
394
Avance de
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Capítulo 1
Elektra vivía con ello, no solo había perdido su don, sino que
también había terminado con la vida de Reed, su hermano mayor.
Ella ya no era una bailarina, y mucho menos una patinadora
profesional, ahora solo era Elektra, la causante de la bancarrota de
su familia y la muerte del único hijo varón de Rachel y Stephen
Harris.
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—Deja a un lado tu dramatismo, que ni siquiera mamá te lo cree
—Kirsten haló la manta, descubriéndola a medida que se burlaba
de ella con su cuerpo siendo recorrido por el aire frío haciendo que
tiritara—. Deja de esconderte.
399
a París, su ciudad que había extrañado desde que la dejó treinta
años atrás, esa era su casa, el único lugar donde podían
reencontrarse con su antes y su después.
David seguía creyendo que era una bobería festejar una “fiesta”
cuando se volverían a ver en cinco meses para la verdadera fiesta
de Aitor, el rey de los vampiros. Nunca fue bueno para socializar;
sentía que la soledad no era un estado, sino una necesidad donde
solo importaba él, pero últimamente casi nunca lograba estarlo,
siempre había otro inmortal a su lado destruyendo sus retazos de
paz.
400
—Vamos amigo —el acento infestaba las palabras,
enredándolas—, Luka no permitirá que te vayas sin una
celebración.
El mejor lugar para una caza tan grande siempre había sido a las
afueras de la ciudad, donde nadie lograba advertir que un incendio
consumiría todas las casas, donde todos demorarían en llegar para
dar algún tipo de ayuda, encontrando los cuerpos calcinados,
cubriendo su matanza.
Sentía el aire frío tocarle la cara, la nieve cedía bajo sus pies por
su peso, pero no estaba allí para admirar el ambiente o percibir el
olor de los pinos a varios kilómetros de distancia; había llegado a
ese lugar para liberar a su fiera, para cazar.
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detenerse a perder las victimas de su sed, ejecutó a las humanas
antes de lanzarse sobre ellos a beber.
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Elektra se había concentrado tanto en la belleza de aquel
hombre, que el tirón que él le dio la sacó de sus cavilaciones,
recordándole que corría peligro, que debía huir. Forcejeó con él sin
hacer cambio alguno, sus manos frías le apretaban con tanta fuerza
que sentía que faltaba poco para que sus huesos se rompiesen y se
convirtieran en virutas. Gruñendo en un idioma que no entendía, él
la tiró contra el suelo y sacó un teléfono móvil del bolsillo de su
pantalón sucio de mezclilla.
—¿Qué hiciste?
—Si no puedes con lo que te pido, vete ahora mismo —la sujetó
del brazo obligándole a encararlo.
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Reacia a mover un músculo, Elektra se quedó plantada en ese
rincón hasta que la mujer se le acercó con una velocidad poco
humana en donde su cerebro solo pudo divisar su sombra. Se
encogió cuando de un momento a otro la tuvo frente a sus ojos.
—¿Qué me harán?
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—Yo, nada; simplemente te arreglaré para él. David, no sé lo
que hará contigo.
***
***
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—Corre —la empujó hacia la puerta—, toma tu decisión; si
huyes, te cazaré y te mataré de la forma más dolorosa, rompiendo
cada uno de tus huesos, para luego desangrarte mientras miras tu
reflejo en mis ojos, o quédate y haz lo que te ordene. Solo así
podrás sobrevivir.
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