Exorcismo de León Xiii Completo

Descargar como rtf, pdf o txt
Descargar como rtf, pdf o txt
Está en la página 1de 7

Testigos de la Virgen María Corredentora 1

EXORCISMO DE LEÓN XIII COMPLETO


EXORCISMO CONTRA SATANÁS Y LOS ÁNGELES REBELDES

Primero debe rezarse, como todos los días el Rosario de la Virgen y


después el Exorcismo del Papa León XIII. ¡Todos los días!

Jesús nos dice lo siguiente:

  Hijos míos: haced el Exorcismo de mi amado Arcángel Miguel, dictado a


mi siervo el Papa León XIII, todas las veces que podáis y propagad su
devoción. Si supierais hijos míos las gracias y la protección que os brindo
a través de esta poderosa armadura, ¡si lo supierais!, ¡entonces la
utilizaríais más frecuentemente y propagaríais su devoción! Yo, vuestro
Padre, a través de mi amado Arcángel Miguel., expulso y protejo de toda
fuerza del mal a todos aquellos que hagan y propaguen su devoción. De los
lugares donde se practique esta devoción el demonio huirá y ninguna
fuerza del mal os podrá tocar.
 
 Todo aquel que ore con fe y en gracia de Dios el exorcismo de mi Amado
Arcángel, se convierte en soldado de mi ejército aquí en la tierra; es
poderosa armadura contra el ejército de Satanás y sus demonios; hacedlo
después del rezo del Santo Rosario, para que veáis cuán grande poder os
doy. Pregonad su devoción y os concederé indulgencias especiales. Os lo
prometo.
 
 Todo aquel que practique esta devoción tendrá la protección de mi
Arcángel Miguel, y él, mi amado Príncipe, lo acompañará en todos sus
caminos. Ni los demonios, ni las pestes, ni las tragedias, ni las catástrofes,
ni las tempestades, ni el hambre, tocarán a las puestas de aquellos que
oren con el exorcismo. Mi Arcángel será intercesor en esta vida y en la
eternidad de todos aquellos que sean sus devotos. Hacedlo extensivo a
vuestros familiares, parientes, vecinos, amigos y en general al mundo
entero, para que las fuerzas del mal sean desterradas de la faz de la tierra.
Uníos en oración al Corazón Inmaculado de María y a mis ejércitos
Celestiales; rezad el Santo Rosario y luego haced el Exorcismo, para que
permanezcáis en victoria. Acordaos que el tiempo está cerca, sed
verdaderos guerreros combatiendo junto a vuestra Madre María y a mis
Ejércitos Celestiales. Sed devotos de mi Arcángel y El, os asistirá en todas
vuestras batallas espirituales. Estad pues hijos míos en gracia de Dios al
orar con esta armadura y os brindare grandes victorias sobre toda fuerza
del mal.
 
Testigos de la Virgen María Corredentora 2

San Miguel nos dice lo siguiente:

Hermanos: Cada que oréis con mi exorcismo, llamadme primero tres


veces, con mi grito de combate:

"¡Quién es como Dios!


Nadie es como Dios”

 Y yo vendré con la velocidad del pensamiento a asistiros en vuestra lucha


espiritual. No temáis hermanos, haced mi exorcismo; soy Yo vuestro
hermano Miguel y los Arcángeles y Ángeles del Reino de mi Padre los que
combatimos por vosotros; por lo tanto, no temáis, estamos para serviros,
protegeros y amparos de todo mal y peligro.

Yo, Miguel, Príncipe de los ejércitos de mi Padre, os prometo que seré


amigo e intercesor en esta vida y en la llegada a la eternidad de todos
aquellos que oren y propaguen la devoción de mi exorcismo. No dejaré que
ninguno de mis devotos se pierda y lo mismo haré con sus familias.
Cuando llegue su hora, los llevaré a la Gloria de Dios y los presentaré ante
mi Padre, sin que tengan que pasar por el Juicio de Dios.

Hermanos, os pido que al hacer mi exorcismo incluyáis las almas de los


pecadores que en más peligro estén de condenarse, y las almas de los
moribundos que estén en pecado mortal. Si oráis por ellas, yo intercederé
ante mi Padre para que no se pierdan. Esas almas rescatadas del fuego del
infierno os lo agradecerán y serán intercesoras vuestras cuando alcancen
la Gloria de Dios. Orad también con mi exorcismo por la conversión de los
pecadores, por la Iglesia y los Sacerdotes, para que nosotros, a través de
vuestras oraciones y súplicas y por la Gracia de mi Padre, expulsemos a
Jezabel (personaje bíblico) y Asmodeo (demonio que aparece en la Biblia),
que están apartando a los Pastores de la Iglesia del camino del evangelio.
Orad también por la paz del mundo, tan amenazada en vuestro tiempo y
muy especialmente, orad por el triunfo del Inmaculado Corazón de Nuestra
Señora y Reina María. Si nos llamáis, vendremos en vuestro auxilio;
entended hermanos que mi Padre respeta vuestro libre albedrío, es por
eso, por lo que debéis de orar y orar y más especialmente en estos tiempos
de tanta oscuridad.

 No olvidéis hermanos, orar con mi armadura en Gracia de Dios,


uniéndoos al Corazón Inmaculado de Nuestra Señora y Reina María, a Mí,
y a los ejércitos celestiales, para que juntos desterremos de la faz de la
tierra toda fuerza del mal.
 
“Gloria a Dios en el cielo” Aleluya, Aleluya, Aleluya.
Testigos de la Virgen María Corredentora 3

 
El Exorcismo de León XIII
 
En el Nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo
 
Salmo 67.
Levántese Dios y sean dispersados sus enemigos y huyan de su presencia
los que le odian. Como se disipa el humo se disipen ellos, como, se derrite
la cera ante el fuego, así perecerán los impíos ante Dios.
 
 
Salmo 34.
Señor, pelea contra los que me atacan; combate a los que luchan contra
mí. Sufran una derrota y queden avergonzados los que me persiguen a
muerte. Vuelvan la espalda llenos de oprobio los que maquinan mi
perdición. Sean como polvo frente al viento cuando el Ángel del Señor los
desbarate. Sea su camino oscuro y resbaladizo, cuando el Ángel del Señor
los persiga.
Porque sin motivo me tendieron redes de muerte, sin razón me abrieron
trampas mortales.
Que les sorprenda un desastre imprevisto, que los enrede la red que para
mí escondieron; que caigan en la misma trampa que me abrieron. Mi alma
se alegra con el Señor y gozará de su salvación. Gloria al Padre, y al Hijo, y
al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, y por los
siglos de los siglos. Amén.

 
Súplica a San Miguel Arcángel.
 
Gloriosísimo príncipe de la milicia celestial, Arcángel San Miguel,
defiéndenos en la lucha que mantenemos combatiendo “contra los
principados y potestades, contra los caudillos de este mundo tenebroso,
contra los espíritus malignos esparcidos por los aires” (Ef. 6, 12). Ven en
auxilio de los hombres que Dios creó incorruptibles a su imagen y
semejanza (Sap. 2, 23), y a tan “alto precio rescatados” (I Cor. 6, 20) de la
tiranía del demonio. Con las huestes de los ángeles buenos pelea hoy los
combates del Señor, como antaño luchaste contra Lucifer, corifeo de la
soberbia y contra sus ángeles apóstalas. Ellos no pudieron vencer, y
perdieron su lugar en el Cielo. “Fue precipitado el gran dragón, la antigua
serpiente el denominado diablo y Satanás, el seductor del universo: fue
precipitado a la tierra y con él fueron arrojados sus ángeles” (Apoc. 12,.8-
9).
Testigos de la Virgen María Corredentora 4

 
He aquí que el antiguo enemigo y homicida se ha erguido con vehemencia.
Disfrazado de “ángel de luz” (II Cor. 11, 14) con la escolta de todos los
espíritus malignos rodea e invade la tierra entera, y se instala en todo
lugar, con el designio de borrar allí el nombre de Dios y de su Cristo, de
arrebatar las almas destinadas a la corona de la gloria eterna, de
destruirlas y perderlas para siempre. Como el más inmundo torrente, el
maligno dragón derramó sobre los hombres de mente depravada y
corrompido corazón, el veneno de su maldad: el espíritu de la mentira, de
la impiedad y de la blasfemia; el letal soplo de la lujuria, de todos los vicios
e iniquidades.
 
Los más taimados enemigos han llenado de amargura a la Iglesia, esposa
del Cordero Inmaculado, le han dado a beber ajenjo, han puesto sus
manos impías sobre todo lo que para Ella es más querido. Donde fueron
establecidas la Sede de San Pedro y la Cátedra de la Verdad como luz para
las naciones, ellos han erigido el trono de la abominación de la impiedad,
de suerte que, golpeado el Pastor, pueda dispersarse la grey. Oh invencible
adalid, ayuda al pueblo de Dios contra la perversidad de los espíritus que
le atacan y dale la victoria.
 
La Iglesia te venera como su guardián y patrono, se gloría que eres su
defensor contra los poderes nocivos terrenales e infernales; Dios te confió
las almas de los redimidos para colocarlos en el estado de la suprema
felicidad. Ruega al Dios de la paz que aplaste al demonio bajo nuestros
pies, para que ya no pueda retener cautivos a los hombres y dañar a tu
Iglesia. Ofrece nuestras oraciones al Altísimo, para que cuanto antes
desciendan sobre nosotros las misericordias del Señor (Salmo 78, 8), y
sujeta al dragón, la antigua serpiente, que es el diablo y Satanás, y, una
vez encadenado, precipítalo en el abismo, para que nunca jamás pueda
seducir a las naciones (Apoc. 20).
 
Después de esto, confiados en tu protección y patrocinio, con la sagrada
autoridad de la Santa Madre Iglesia, nos disponemos a rechazar la peste
de los fraudes diabólicos, confiados y seguros en el Nombre de Jesucristo,
nuestro Dios y Señor.
 
He aquí la Cruz del Señor, huid poderes enemigos.
 
R. Ha vencido el León de la tribu de Judá, la raíz de David.
Señor, que tu misericordia venga sobre nosotros.
R. Como lo esperamos de Ti.
Señor, escucha nuestra oración.
R. Y llegue a Ti nuestro clamor.
(El Señor esté con vosotros. (Sólo si es un sacerdote)
R. Y con tu espíritu).
Testigos de la Virgen María Corredentora 5

 
Oremos.
Dios y Padre de Nuestro Señor Jesucristo, invocamos tu santo Nombre y
suplicantes imploramos tu clemencia, para que, por la intercesión de la
Inmaculada siempre Virgen María Madre de Dios, del Arcángel San Miguel,
de San José Esposo de la Santísima Virgen, de los santos Apóstoles Pedro
y Pablo y de todos los Santos, te dignes prestarnos tu auxilio contra
Satanás y todos los demás espíritus inmundos que vagan por el mundo
para dañar al género humano y para la perdición de las almas. Amén.
 
Exorcismo: Te exorcizamos todo espíritu maligno, poder satánico, ataque
del infernal adversario, legión, concentración y secta diabólica, en el
nombre y virtud de Nuestro Señor Jesucristo, para que salgas y huyas de
la Iglesia de Dios, de las almas creadas a imagen de Dios y redimidas por
la preciosa Sangre del Divino Cordero. En adelante no oses, perfidísima
serpiente, engañar al género humano, perseguir a la Iglesia de Dios,
zarandear a los elegidos y cribarlos como el trigo. Te lo manda Dios
Altísimo, a quien en tu insolente soberbia aún pretendes asemejarte, “el
cual quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de
la verdad” (II Tim. 2). Te lo manda Dios Padre te lo manda Dios Hijo; te lo
manda Dios Espíritu Santo. Te lo manda la majestad de Cristo, el Verbo
eterno de Dios hecho hombre, quien para salvar a la estirpe perdida por tu
envidia, “se humilló a sí mismo hecho obediente hasta la muerte” (Fil. 2);
el cual edificó su Iglesia sobre roca firme, y reveló que los “poderes del
infierno nunca prevalecerían contra ella, Él mismo había de permanecer
con ella todos los días hasta el fin de los tiempos” (Mat. 28, 20). Te lo
manda el santo signo de la Cruz y la virtud de todos los Misterios de la fe
cristiana. Te lo manda la excelsa Madre de Dios, la Virgen María, quien
con su humildad desde el primer instante de su Inmaculada Concepción
aplastó tu orgullosa cabeza.
 
Te lo manda la fe de los santos Apóstoles Pedro y Pablo y de los demás
Apóstoles. Te lo manda la sangre de los mártires y la piadosa intercesión
de todos los Santos y Santas. Por tanto, maldito dragón y toda legión
diabólica, te conjuramos por Dios vivo, por Dios verdadero, por Dios
santo, que “de tal modo amó al mundo que entregó a su unigénito Hijo,
para que todo el que crea en Él no perezca, sino que viva la vida eterna”
(Juan 3); cesa de engañar a las criaturas humanas y deja de
suministrarles el veneno de la eterna perdición; deja de dañar a la Iglesia y
de poner trabas a su libertad. Huye Satanás, inventor y maestro de toda
falacia, enemigo de la salvación de los hombres. Retrocede ante Cristo, en
quien nada has hallado semejante a tus obras. Retrocede ante la Iglesia
una, santa, católica y apostólica, la que el mismo Cristo adquirió con su
Sangre. Humíllate bajo la poderosa mano de Dios. Tiembla y huye, al ser
invocado por nosotros el santo y terrible Nombre de Jesús, ante el que se
estremecen los infiernos, a quien están sometidas las Virtudes de los
Testigos de la Virgen María Corredentora 6

cielos, las Potestades y las Dominaciones; a quien los Querubines y


Serafines alaban con incesantes voces diciendo: Santo, Santo, Santo es el
Señor, Dios de los Ejércitos.
 
Señor, escucha mi oración. R. Y llegue a Ti mi clamor.
(El Señor esté con vosotros. (Sólo si es un sacerdote)
R. Y con tu espíritu).
 
Oremos. Dios del Cielo y de la tierra, Dios de los Ángeles, Dios de los
Arcángeles, Dios de los Patriarcas, Dios de los Profetas, Dios de los
Apóstoles, Dios de los Mártires, Dios de los Confesores, Dios de las
Vírgenes, Dios que tienes el poder de dar la vida después de la muerte, el
descanso después del trabajo, porque no hay otro Dios fuera de Ti, ni
puede haber otros sino Tú mismo, Creador de todo lo visible y lo invisible,
cuyo reino no tendrá fin: humildemente te suplicamos que tu gloriosa
Majestad se digne libramos eficazmente y guardamos sanos de todo poder,
lazo, mentira y maldad de los espíritus infernales. Por Cristo Nuestro
Señor. Amén.
 
De las asechanzas del demonio.
R. Líbranos, Señor.
Haz que tu Iglesia te sirva con segura libertad.
R. Te rogamos, óyenos.
Dígnate humillar a los enemigos de tu Iglesia.
R. Te rogamos, óyenos.
 
(Se rocía con agua bendita el lugar y a los presentes).
Señor, no recuerdes nuestros delitos ni los de nuestros padres, ni tomes
venganza de nuestros pecados (Tobías 3, 3).
 
Padre nuestro….
Y ahora rezar la siguiente oración:

PODEROSA INVOCACIÓN PARA PEDIR PROTECCIÓN


 
¡Adoración! ¡Adoración! ¡Adoración! ¡A Ti oh arma poderosa!
¡Adoración! ¡Adoración! ¡Adoración! ¡A Tu Sangre Preciosa! Misericordioso
Jesucristo Agonizante, derrama Tu Sangre Preciosa sobre las almas.
Satisface nuestra sed, y vence al enemigo. Amén.
Poderosa Sangre de Salvación, combate al enemigo. (3 veces).

Y finalmente:
Testigos de la Virgen María Corredentora 7

ORACIÓN DE COMBATE A SAN MIGUEL

Se llama primero a San Miguel, pidiéndole permiso al Padre celestial con el


rezo de un Padrenuestro. Luego se dice la oración que se enseñó para
estos tiempos:

San Miguel Arcángel: Defiéndenos en la pelea contra Satanás y sus


demonios; sed nuestro amparo y protección; que el Altísimo os dé el poder
y el permiso para que nos asistáis y que Dios haga oír su voz imperiosa
para que expulse a Satanás y sus demonios que quieren hacer perder la
humanidad. Que tu grito: "Quién como Dios, nadie es como Dios", someta
a Satanás y sus demonios bajo nuestros pies. Amén.

Preparado por nuestro portal web:


“Oraciones y Devociones Católicas”

También podría gustarte