3 Mayo - Día Reconciliación - 0
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La Cruz Gloriosa
del Señor
Resucitado.
El Árbol de la Vida en tiempos de Reconciliación
y de Pandemia.
Mayo 3 de 2021
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Con motivo de la visita apostólica del Papa Francisco a Colombia y del Gran
Encuentro de Oración por la Reconciliación Nacional, en Villavicencio en
septiembre de 2017, los obispos de Colombia acordaron crear el Día de la
Reconciliación, el tres (3) de mayo, Fiesta de la Exaltación de la Santa Cruz,
para que, a través de la oración, la reflexión y el encuentro, experimentemos el
amor y la misericordia de Dios Padre que nos acompaña y nos reconcilia con Él
mismo, con los hermanos, con nosotros y con la casa común y, así, nos
convirtamos en protagonistas más creíbles de los procesos de construcción de
paz.
El Departamento de Liturgia, del Secretariado Permanente del Episcopado
Colombiano, también con la colaboración del Pbro. Diego Uribe C., ofrece los
siguientes subsidios para la Exaltación de la Santa Cruz, en el contexto del Día de
la Reconciliación y del momento de pandemia que vivimos, causado por el
Coronavirus:
I. Santa Misa
II. Exposición y Bendición con la Eucaristía
III. Oremos con la Palabra de Dios, adoremos la Santa Cruz y supliquemos
el don de la reconciliación
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I. SANTA MISA
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Oración Universal o de los Fieles
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Oración conclusiva
Padre misericordioso,
que nos llamas a una vida plenamente feliz,
acoge estás súplicas que te hemos presentado con fe.
Por Jesucristo nuestro Señor.
R. Amen.
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II. EXPOSICIÓN Y BENDICIÓN CON LA EUCARISTÍA
El Celebrante
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo
R. Amén
El Señor esté con ustedes…
Monición
Al reunirnos en este día (esta noche) en adoración frente a Jesús
sacramentado, para participar activamente en la Día de
Reconciliación, oramos por la Iglesia que peregrina en Colombia y
suplicamos a Dios Padre que, por mediación de su Hijo Jesucristo, nos
de la gracia de la conversión para que como pueblo creyente
mantengamos la valentía del primer paso hacia la reconciliación
mediante la superación de la violencia, las desigualdades y el camino
fácil de la corrupción.
Oremos:
Dios, de clemencia y de reconciliación,
que concedes a los hombres días especiales de salvación
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para que te reconozcan como Creador y como Padre de todos,
ayúdanos en este tiempo de gracia,
para que, aceptando con gusto tu mensaje de paz,
podamos cumplir tu voluntad
de instaurar todas las cosas en Cristo.
Que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo
y es Dios por los siglos de los siglos.
R. Amén
2. LITURGIA DE LA PALABRA
Monición sálmica:
En esta oración ante Jesús Eucaristía, Dios nos reúne para meditar el
siguiente salmo 50 penitencial que expresa momentos particulares y
comunitarios en la vida de los cristianos y, por tanto, en nuestra vida
de creyentes.
En efecto, el salmo 50 que vamos a proclamar solemnemente, es para
la Iglesia, el salmo penitencial por excelencia. Este salmo fue
redactado por Israel en tiempos del exilio o inmediatamente después
del retorno de Babilonia, cuando el pueblo, que tenía muy vivo el
sentimiento de que su propia culpabilidad fue la causa de los
sufrimientos del destierro, quiere asumir, para expiarlas, todas las
infidelidades de su propia historia, desde el pecado de David con
Betsabé hasta aquellas otras culpas que originaron el destierro y la
destrucción de la ciudad santa: Señor, líbrame de la sangre (la que
derramó David a causa de sus malos deseos); Señor, reconstruye las
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murallas de Jerusalén (destruidas a causa de las infidelidades de los
reyes de Judá y de su pueblo).
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Hazme oír el gozo y la alegría,
que se alegren los huesos quebrantados.
Aparta de mi pecado tu vista,
borra en mí toda culpa. R.
Reflexión – Oración
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que puede ser tenido presente como mejor convenga. Igualmente, se puede
concluir con la oración propuesta por Pedro Farnés.
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Audiencia general del miércoles 30 de julio de 2003
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La Imitación de Cristo, libro tan apreciado por la tradición espiritual
cristiana, repite la misma afirmación del salmista: «La humilde
contrición de los pecados es para ti el sacrificio agradable, un perfume
mucho más suave que el humo del incienso... Allí se purifica y se lava
toda iniquidad» (III, 52, 4).
Este pasaje final del salmo, [...] por una parte, no se limita a una
oración individual, sino que se piensa también en la triste situación de
toda la ciudad. Por otra, se quiere matizar el valor del rechazo divino
de los sacrificios rituales; ese rechazo no podía ser ni completo ni
definitivo, porque se trataba de un culto prescrito por Dios. Por tanto,
el salmo describe la necesidad en que se encuentran los pecadores, la
necesidad de una mediación sacrificial. Los pecadores no pueden
purificarse por sí mismos; no bastan los buenos sentimientos. Hace
falta una mediación externa eficaz. El Nuevo Testamento revelará el
sentido pleno de esa intuición, mostrando que, con la ofrenda de su
vida, Cristo llevó a cabo una mediación sacrificial perfecta.
Oremos:
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haz más bien brillar sobre nosotros el poder de tu Trinidad:
que nos levante Dios Padre,
que nos renueve Dios Hijo,
que nos guarde Dios Espíritu Santo.
Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.
3. BENDICIÓN EUCARÍSTICA
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et antíquum documéntum
novo cedat rítui;
praestet fides supleméntum
sensuum deféctui.
Genitóri Genitóque
laus et iubilátio,
salus, honor, virtus quoque
sit et benedictio;
procedénti ab utróque
comparsit laudátio. Amen
Oremos:
Señor nuestro Jesucristo,
que en este admirable sacramento
nos dejaste el memorial de tú Pasión,
te pedimos nos concedas venerar de tal modo
los sagrados misterios de tu Cuerpo y de tu Sangre,
que experimentemos constantemente en nosotros
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el fruto de tu redención.
Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos.
R. Amen.
Una vez que ha dicho la oración, el sacerdote o el diácono toma el velo humeral,
hace genuflexión, toma la custodia o el copón, y sin decir nada, traza con el
Sacramento la señal de la cruz sobre el pueblo.
LA RESERVA
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III.
OREMOS CON LA PALABRA DE DIOS,
ADOREMOS LA SANTA CRUZ
Y SUPLIQUEMOS EL DON DE LA RECONCILIACIÓN2
Para este acto de devoción popular se puede colocar la cruz en lugar adecuado,
convenientemente adornada y con uno de los siguientes mensajes: Juan 12. 32:
“Cuando yo sea elevado sobre la tierra, atraeré a todos hacia mí”; Liturgia de las
Horas: “La cruz vence, la cruz reina, la cruz aleja todo pecado”; Papa Francisco;
“¡Abre tu corazón de Pueblo de Dios, déjate reconciliar!”; u otro apropiado.
Canto inicial
Victoria, Tu reinarás.
El celebrante
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo
R. Amén
El Señor esté con ustedes.
R. Y con tu espíritu
Reunidos en la fe en este día en que el pueblo de Dios que peregrina
en Colombia venera con especial afecto la Santa Cruz en la que Cristo
nos ha redimido y ora suplicando el don de la reconciliación, unamos
al Madero Santo el dolor del mundo, la dolorosa experiencia de la
Pandemia que nos ha mostrado nuestra vulnerabilidad.
Jesús, Sacerdote y Altar, Ofrenda y sacrificio pascual, hizo del Leño
Santo el trono de la misericordia y, extendiendo sus brazos en la Cruz
Gloriosa, anunció la consumación de su victoria en la Resurrección.
En estos tiempos de intenso dolor, en estos tiempos en los que la Cruz
de Cristo Resucitado es la bandera de la victoria de los que sufren, es
la escalera de la esperanza para los enfermos, es la balanza de la
misericordia para todos, vivamos esta fiesta tan intensamente nuestra,
tan cosida al alma de nuestro pueblo, como un canto de victoria y de
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Este material es ofrecido por el Pbro. Dr. Diego Uribe C., Profesor Titular Universidad Pontificia
Bolivariana, Comisión Nacional de Liturgia.
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fe sobre el dolor que nos oprime, sobre el sufrimiento que nos
descubre en nuestra fragilidad.
Oremos
Oración Colecta del viernes de la IV semana de Pascua
Señor Dios, fuente de nuestra libertad y salvación,
escucha nuestra súplica
y, a quienes redimiste con la sangre de tu Hijo,
danos la gracia de vivir para ti
y encontrar en ti la felicidad eterna.
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo,
que vive y reina contigo
en la unidad del Espíritu Santo,
y es Dios, por los siglos de los siglos.
R. Amén
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Reflexión
La Cruz de Cristo es y será siempre puente y camino. Jesús la llevó y
la hizo su trono para abrir las puertas de la vida y de la libertad, para
tender puentes de amor, de misericordia y reconciliación sobre el
abismo del egoísmo, del pecado y de la muerte.
La Cruz que corona nuestras montañas, que sirve de aguja a nuestras
Iglesias, que llevamos como bandera de esperanza y árbol glorioso del
que brotan frutos de paz, es también el cayado del Buen Pastor que
sigue trayendo sobre sus hombros el dolor del mundo y que sigue
buscando entre los abrojos de esta historia dramática a cuantos se
han extraviado por los caminos de la violencia, del pecado, de la
muerte.
La antigua práctica de invocar el nombre de Jesús despierta en el
pueblo amado de Dios la certeza de no estar solo en el camino de la
vida, es sentir que Jesús Resucitado le acompaña y le sostiene. Por
eso la Cruz Gloriosa se viste con el sudario que anuncia la victoria del
Señor, por eso la Cruz se vuelve bandera del Rey Resucitado que
anuncia el perdón, la paz y la esperanza.
Decía el Beato Jesús Emilio Jaramillo Monsalve:
“…lo que más fulge en la página divina es la Santa Cruz, balance del
rescate, y por algo dijo el Señor que los predestinados para seguirlo
en la redención de los demás, deberían llevar la cruz de filudas aristas
sobre el hombro todos los días” (Samuel).
La cruz es la bandera de la mansedumbre, el estandarte de los
pacíficos, la escala purísima por la que se sube a la gloria. Felices los
que, como el Maestro Divino, se abrazan al madero de la esperanza
con corazón manso y humilde, con alma liberada de pretensiones y
grandezas.
Oh Cruz, única esperanza: te acogemos con el mismo amor que tuvo
Cristo, te abrazamos con la misma alegría del Mártir glorioso que sabe
que eres su trono y su altar, que sabe que este leño, para muchos
inerte, ha de dar frutos de perdón, de paz y de esperanza.
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Pongamos en los brazos de la Cruz de Cristo, balanza de la justicia y
de la misericordia, la oración que sana y la solidaridad que apoya,
para que en este tiempo la vida del mundo encuentre perdón, paz y
fortaleza.
Recordemos que, al pronunciar el Nombre de Jesús, El viene a
nuestro encuentro para llevar en sus hombros de Buen Pastor a todos
los que anuncien su victoria, su gloria, su amor.
D.U. MMXXI
2. Acto de veneración de la Santa Cruz. Mil Jesús
Petición
Pidamos para que la Palabra de Dios sea camino de unidad para
todos los creyentes.
La asamblea dice cien veces el nombre de Jesús
2. El Lector
Ella sostuvo el sacrosanto cuerpo
que, al ser herido por la lanza dura,
derramó sangre y agua en abundancia
para lavar con ellas nuestras culpas.
Petición
Pidamos para que la Iglesia, comunidad de hermanos, nacida del
costado del Crucificado, sea signo de vida y de esperanza.
La asamblea dice cien veces el nombre de Jesús
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3. El Lector
En ella se cumplió perfectamente
lo que David profetizó en su verso,
cuando dijo a los pueblos de la tierra:
«Nuestro Dios reinará desde un madero.»
Petición
Pidamos para que cuantos vivimos nuestra fe en esta tierra santa y
bendecida, hagamos de la cruz nuestra bandera.
La asamblea dice cien veces el nombre de Jesús
4. El Lector
¡Árbol lleno, de luz, árbol hermoso,
árbol ornado con la regla púrpura,
y destinado a que su tronco digno
sintiera el roce de la carne pura!
Petición
Pidamos para que nuestros hermanos que sufren por la violencia
encuentren en la Cruz su bandera de esperanza y hallen justicia y
verdad para ser socorridos de las sombras del mal.
La asamblea dice cien veces el nombre de Jesús
5. El Lector
¡Dichosa cruz que, con tus brazos firmes,
en que estuvo colgado, nuestro precio,
fuiste balanza para el cuerpo santo
que arrebató su presa a los infiernos.
Petición
Pidamos para que nuestros médicos y enfermeras y todo el personal
que cura, sana, cuida y salva, se vea asistido por la fuerza del
Crucificado Resucitado.
La asamblea dice cien veces el nombre de Jesús
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6. El Lector
A ti, que eres la única esperanza,
te ensalzamos, oh cruz, y te rogamos
que acrecientes la gracia de los justos
y borres los delitos de los malos.
Petición
Pidamos por los pueblos atormentados por el Virus que nos invade,
para que Dios nos siga enseñando la lección de fraternidad que
estamos viviendo y nos ayude a ser consuelo y paz para los que
sufren
La asamblea dice cien veces el nombre de Jesús
7. El Lector
¿Quién vio en más estrechez gloria más plena
y a Dios como el menor de los humanos?
Llorando en el pesebre, pies y manos
le faja una doncella nazarena
Petición
Pidamos para que Dios nos regale Pastores según el corazón de
Cristo que proclamen la vida y la esperanza teniendo por bandera la
Cruz del Salvador.
La asamblea dice cien veces el nombre de Jesús
8. El Lector
Ablándate, madero, tronco abrupto
de duro corazón y fibra inerte;
doblégate a este peso y esta muerte,
que cuelga de tus ramas como un fruto.
Petición
Pidamos para que los violentos encuentren caminos de reconciliación
y de paz y cesen de sembrar la cruz del dolor en el corazón de nuestra
tierra.
La asamblea dice cien veces el nombre de Jesús
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9. El Lector
Tú sólo entre los árboles, crecido
para tender a Cristo en tu regazo;
tú el arca que nos salva, tú el abrazo
de Dios con los verdugos del Ungido.
Petición
Pidamos para que cuantos sufren la crudeza de pobreza y del
desabastecimiento sean saciados con la caridad fraterna.
La asamblea dice cien veces el nombre de Jesús
10. El Lector
Recibe, oh Trinidad, fuente salubre,
la alabanza de todos los espíritus,
y tú que con tu cruz nos das triunfo,
añádenos el premio, oh Jesucristo.
Petición
Pidamos para nuestros difuntos el descanso eterno y la dicha de
encontrar en la cruz la sombra fecunda de la esperanza que cubre las
tumbas en la esperanza de la resurrección.
La asamblea dice cien veces el nombre de Jesús
Conclusión
Fieles a la recomendación del Salvador,
y siguiendo su divina enseñanza nos atrevemos a decir:
Padre nuestro...
Luego el celebrante imparte la Bendición
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Bendición Solemne (Heb 13, 20-21)
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