La sentencia constitucional analiza el derecho a la defensa como componente fundamental del debido proceso. Resuelve que las autoridades judiciales demandadas vulneraron este derecho al rechazar la solicitud de exclusión probatoria presentada por el accionante para impugnar pruebas obtenidas de forma ilícita. Determina que la solicitud de exclusión probatoria es una expresión válida del derecho a la defensa amplia e irrestricta.
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La sentencia constitucional analiza el derecho a la defensa como componente fundamental del debido proceso. Resuelve que las autoridades judiciales demandadas vulneraron este derecho al rechazar la solicitud de exclusión probatoria presentada por el accionante para impugnar pruebas obtenidas de forma ilícita. Determina que la solicitud de exclusión probatoria es una expresión válida del derecho a la defensa amplia e irrestricta.
La sentencia constitucional analiza el derecho a la defensa como componente fundamental del debido proceso. Resuelve que las autoridades judiciales demandadas vulneraron este derecho al rechazar la solicitud de exclusión probatoria presentada por el accionante para impugnar pruebas obtenidas de forma ilícita. Determina que la solicitud de exclusión probatoria es una expresión válida del derecho a la defensa amplia e irrestricta.
La sentencia constitucional analiza el derecho a la defensa como componente fundamental del debido proceso. Resuelve que las autoridades judiciales demandadas vulneraron este derecho al rechazar la solicitud de exclusión probatoria presentada por el accionante para impugnar pruebas obtenidas de forma ilícita. Determina que la solicitud de exclusión probatoria es una expresión válida del derecho a la defensa amplia e irrestricta.
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SENTENCIA CONSTITUCIONAL PLURINACIONAL 1543/2014
Sucre, 1 de agosto de 2014
SALA PRIMERA ESPECIALIZADA Magistrado Relator: Dr. Macario Lahor Cortez Chávez Acción de amparo constitucional Expediente: 05094-2013-11-AAC Departamento: Santa Cruz III. FUNDAMENTOS JURÍDICOS DEL FALLO El accionante denuncia que las autoridades judiciales demandadas, vulneraron sus derechos al debido proceso, al acceso a la justicia y la tutela judicial efectiva, a la defensa y a la “seguridad jurídica”, al considerar que, en los documentos que dieron origen a la acción penal en su contra, fueron consignados datos y declaraciones falsas que generaron defectos absolutos no susceptibles de convalidación; por consiguiente, interpuso incidente de exclusión probatoria de aquellos elementos de juicio que fueron obtenidos de forma ilícita, pidiendo la nulidad de los mismos; sin embargo, la Jueza demandada rechazó la pretensión, argumentando que dichos aspectos deben ser debatidos en audiencia de juicio oral. Interpuso recurso de apelación incidental contra dicha determinación, que los Vocales demandados declararon improcedente, señalando que las actas cuestionadas fueron debidamente elaboradas y la aprehensión no requiere de ninguna autorización u orden ante la comisión flagrante de un delito. Con carácter previo, el Tribunal Constitucional Plurinacional, debe cumplir la tarea de examinar los aspectos de procedencia de la presente acción para luego establecer si es viable o no ingresar al análisis de fondo. En consecuencia, corresponde en revisión verificar si tales extremos son evidentes, a fin de conceder o denegar la tutela impetrada. III.1. El derecho a la defensa como elemento configurador del debido proceso
El respeto de las garantías mínimas del justiciable constituye condición de validez de toda decisión judicial, de manera que un fallo será justo si las autoridades jurisdiccionales encargadas de impartir justicia, garantizan al encausado proponer sus pretensiones, escuchar las mismas y considerarlas en la decisión a adoptar, aspectos que contribuirán en la materialización del valor de la justicia, de ahí que el derecho al debido proceso, a partir de la vigencia y respeto de sus diferentes componentes, constituye la máxima expresión de las garantías reconocidas a favor de todo justiciable, cuya observancia es de orden público y de carácter obligatorio. La jurisdicción constitucional ha prestado singular importancia al estudio del debido proceso; así, la SCP 1093/2012 de 5 de septiembre, que reiteró los entendimientos de la SC 0160/2010-R de 17 de mayo, entendió por el mismo como: “'…el derecho de toda persona a un proceso justo y equitativo, en el que sus derechos se acomoden a lo establecido por disposiciones jurídicas generales aplicables a todos aquellos que se hallen en una situación similar; es decir, comprende el conjunto de requisitos que deben observarse en las instancias procesales, a fin de que las personas puedan defenderse adecuadamente ante cualquier tipo de acto emanado del Estado que pueda afectar esos derechos reconocidos por la Constitución Política del Estado así como los Convenios y Tratados Internacionales'”. También es importante resaltar que, con el régimen constitucional vigente, el debido proceso debe ser percibido desde una triple dimensión, como: “…un principio, un derecho y una garantía, lo que implica que la naturaleza del debido proceso está reconocida por la misma Constitución en su triple dimensión: como derecho fundamental de los justiciables, como un principio procesal y como una garantía de la administración de justicia…” (SC 0068/2010-R de 3 de mayo de 2010). A partir de la interpretación de los arts. 115 y 116 de la Ley Fundamental, 8 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos “Pacto de San José de Costa Rica” y 14 del PIDCP, es posible identificar los elementos que configuran el debido proceso; así, la jurisprudencia constitucional, con sustento en las normas citadas precedentemente, ha podido individualizar los componentes del debido proceso, sosteniendo que: “De acuerdo a lo establecido por la Constitución Política del Estado y los Pactos Internacionales, se puede establecer el siguiente contenido de la garantía del debido proceso: a) Derecho a la defensa; b) Derecho al juez natural; c) Derecho a ser asistido por un traductor o intérprete; d) Derecho a un proceso público; e) Derecho a la conclusión del proceso dentro de un plazo razonable; f) Derecho a recurrir; g) Derecho a la legalidad de la prueba; h) Derecho a la igualdad procesal de las partes; i) Derecho a no declarar contra sí mismo y a no confesarse culpable; j) Derecho a la congruencia entre acusación y condena; k) La garantía del non bis in idem; l) Derecho a la valoración razonable de la prueba; ll) Derecho a la comunicación previa de la acusación; m) Concesión al inculpado del tiempo y los medios para su defensa; n) Derecho a la comunicación privada con su defensor; y, o) Derecho a que el Estado le otorgue un defensor proporcionado por el Estado cuando el imputado no tuviere medios o no nombrare un defensor particular” (SC 1057/2011-R de 1 de julio). Según el detalle anterior, el derecho a la defensa constituye el componente vital del debido proceso y se encuentra instituido en el art. 115.II de la CPE, que prescribe: “El Estado garantiza el derecho al debido proceso, a la defensa y a una justicia plural, pronta, oportuna, gratuita, transparente y sin dilaciones”; asimismo, el art. 119.II de la Ley Fundamental, prescribe: “Toda persona tiene derecho inviolable a la defensa”. El entonces Tribunal Constitucional, mediante SC 1490/2004-R de 14 de septiembre, a tiempo de abordar el derecho a la defensa, que resulta ser coherente con los preceptos constitucionales antes señaladas, señaló que el mismo comprende: “…potestad inviolable del individuo a ser escuchado en juicio presentando las pruebas que estime convenientes en su descargo, haciendo uso efectivo de los recursos que la ley le franquea. Asimismo, implica la observancia del conjunto de requisitos de cada instancia procesal en las mismas condiciones con quien lo procesa, a fin de que las personas puedan defenderse adecuadamente ante cualquier tipo de acto emanado del Estado que pueda afectar sus derechos”. El actual Tribunal Constitucional Plurinacional, a través de la SCP 0832/2012 de 20 de agosto, reiteró la comprensión doctrinal contenida en la SC 1842/2003-R de 12 de diciembre, entendimiento que identificó dos connotaciones en el ejercicio del derecho a la defensa, señalando que: “'…La primera, es el derecho que tienen las personas, cuando se encuentran sometidas a un proceso con formalidades específicas, a tener una persona idónea que pueda patrocinarle y defenderle oportunamente, mientras que la segunda, es el derecho que precautela a las personas para que en los procesos que se les inicia, tengan conocimiento y acceso de los actuados e impugnen los mismos en igualdad de condiciones conforme a procedimiento preestablecido y por ello mismo es inviolable por las personas o autoridad que impidan o restrinjan su ejercicio…'”; razonamiento que fue reiterado en la SC 1053/2010-R de 23 de agosto. Conforme a los entendimientos jurisprudenciales glosados en líneas precedentes, es viable concluir que el derecho a la defensa constituye la principal garantía del debido proceso, la que debe ser comprendida como la facultad de toda persona en el ámbito del proceso judicial o administrativo, de ser asistido por una defensa técnica que sea idónea y de su propia elección, de ser oída por la autoridad encargada de impartir justicia, de hacer prevalecer sus pretensiones y razones, de controvertir, de objetar y oponerse a las pruebas que cursan en su contra, de pedir la realización de actos procesales que considere sean favorables a él, de impugnar las decisiones asumidas, de hacer uso de los recursos establecidos en la norma y de participar activamente en cada acto procesal. La vigencia y observancia de estos aspectos tiene por objeto contrarrestar las arbitrariedades de las autoridades encargadas en materializar el poder sancionador del Estado, en la medida que el justiciable encuentre un fallo justo sustentado en la verdad; por lo tanto, el derecho a la defensa es inviolable, irrenunciable y de orden público, de modo que su trasgresión impide fundar cualquier condena en contra del acusado. III.3.La solicitud de exclusión probatoria como expresión del ejercicio del derecho a la defensa amplia e irrestricta Entre otros aspectos, el ejercicio del derecho a la defensa se trasluce en el uso de los diferentes institutos de carácter procesal instituidos en el Código de Procedimiento Penal; así, las excepciones e incidentes configuran mecanismos de defensa del imputado que permiten oponerse al poder sancionador del Estado, durante la sustanciación del proceso penal. El régimen procesal actual estatuye la etapa intermedia que comprende los actos procesales que atingen a la fase comprendida entre el fin de la etapa preparatoria y la realización del juicio propiamente dicho; en efecto, la audiencia conclusiva -implementada mediante la Ley de modificaciones al sistema penal normativo- comprendida como un acto procesal propio de la referida etapa procesal, emerge a la conclusión de la etapa preparatoria de acuerdo a la adopción de uno de los presupuestos establecidos en el art. 323 del CPP. Así, ante la eventualidad de la presentación de una decisión incriminatoria por parte del representante del Ministerio Público o acusador particular, este acto procesal tiene por finalidad determinar si la acusación tiene los suficientes elementos que permitan avanzar hacia una siguiente etapa procesal; es decir, constituye un filtro destinado a verificar si, el pliego acusatorio es claro y completo en cuanto se refiere a los hechos; si la calificación típica es adecuada; y, la admisibilidad y la pertinencia de los medios probatorios a ser producidos en juicio oral; por lo tanto, definitivamente implica un control formal y material de la acusación; además, el acto procesal objeto de estudio, tiene por objeto permitir que el juicio se realice sin ningún tipo de incidentes, obstáculos o impedimentos, haciendo que el juez o tribunal que conocerá el juicio, enfoque su concentración exclusivamente al fondo del proceso; por otro lado, también le es favorable a las partes para que afronten el juicio oral en condiciones de plena igualdad, respetando el contradictorio, los derechos a la defensa y el debido proceso. Entonces, partiendo del ejercicio del derecho a la defensa, es de gran importancia para el Tribunal Constitucional Plurinacional, analizar los alcances de la norma procesal contenida en el art. 325 inc. d) del CPP, cuyo texto señala: “(Audiencia Conclusiva). Presentado el requerimiento conclusivo en el caso de los numerales 1) y 2) del Artículo 323 de este Código, el juez, dentro de las veinticuatro (24) horas siguientes, convocará a las partes a una audiencia oral y pública que deberá realizarse en un plazo no menor de seis (6) ni mayor de veinte (20) días, computables a partir de la notificación con la convocatoria. Notificada la convocatoria, las partes tendrán un plazo común de cinco (5) días para examinar el requerimiento conclusivo, las actuaciones y evidencias reunidas en la investigación y para ofrecer los medios de prueba necesarios. En la audiencia las partes podrán: (…) d) Plantear incidentes de exclusión probatoria u observaciones a la admisibilidad de la prueba, a cuyo efecto las partes deberán presentar la prueba documental y material ofrecida en la acusación…”. La norma procesal de referencia permite comprender que, las peticiones de exclusión probatoria, formuladas en la modalidad de incidentes, deben ser planteadas en la audiencia conclusiva, lo cual tiene consecuencia y coherencia con los propósitos de ésta, de acuerdo a la consideración del párrafo anterior. Así, una interpretación literal del precepto normativo analizado precedentemente, permitiría concluir que, la oportunidad o el momento procesal propicio para pedir la exclusión probatoria sería únicamente la audiencia conclusiva, más no así en las otras etapas del proceso penal. Sin embargo, esta jurisdicción ha sostenido reiteradamente que, todo el cúmulo de normas infraconstitucionales deben ser interpretadas y comprendidas desde y conforme a la Constitución Política del Estado y a la luz de las normas del bloque constitucionalidad, entre ellas, los preceptos de orden internacional en materia de derechos humanos que de mejor manera garanticen el ejercicio de los derechos y garantías establecidas a favor de los justiciables. En ese sentido, es preciso recalcar que, las solicitudes de exclusión probatoria constituyen una clara manifestación del ejercicio del derecho a la defensa que asiste al encausado, en ese cometido es menester reiterar que, el art. 115.II de la CPE, consagra y garantiza el derecho a la defensa y, el art. 119. II, resalta el carácter inviolable del mismo; por otro lado, el art. 5 del CPP, en armonía con los preceptos constitucionales señalados, prescribe: “…El imputado podrá ejercer todos los derechos y garantías que la Constitución, las Convenciones y los Tratados internacionales vigentes y este Código le reconozcan, desde el primer acto del proceso hasta su finalización” (las negrillas es nuestro). Pues bien, si la exclusión probatoria configura una de las expresiones del ejercicio del derecho a la defensa, su planteamiento no debe estar sujeto a ningún tipo de limitación, menos a restricciones formalistas, pudiendo ser ejercida desde el primer acto procesal. En ese sentido, el art. 325 inc. d) del CPP, no debe merecer una interpretación restrictiva y menos limitativa para el ejercicio de las garantías determinadas a favor del justiciable, sino que debe ser comprendida de manera amplia y favorable al encausado; en consecuencia, las peticiones de exclusión probatoria pueden ser formuladas luego de iniciada la acción penal, durante las etapas preliminar, preparatoria, intermedia -concretamente en la audiencia conclusiva-, tan pronto como se hubieran advertido la ilicitud de los actos, sin necesidad de esperar hasta una fase exclusiva del proceso penal; asimismo, al estar sometido al régimen de los incidentes, las resoluciones que resuelven la exclusión probatoria son susceptibles de impugnación en la vía incidental, aún si se hubiera planteado en audiencia conclusiva, conforme la SCP 0560/2014 de 10 de marzo. De otro lado, en el marco de las consideraciones vertidas precedentemente, corresponde recordar que, si la norma procesal estipula que las peticiones de exclusión probatoria deben ser tramitadas en la vía incidental, el Tribunal Constitucional Plurinacional, en las SSCCPP 2235/2012 y 0847/2014 han dispuesto que la parte in fine del art. 315 del CPP, no implica que el planteamiento de las excepciones e incidentes sean reducidas a una sola oportunidad, sino que, en aras de una defensa amplia e irrestricta, es plenamente factible formular uno o más incidentes o excepciones sobre un mismo objeto, a condición que no tengan carácter dilatorio. Entonces, si bien es cierto que la audiencia conclusiva persigue la finalidad de llevar la causa a juicio oral sin ningún tipo de obstáculos, la misma tampoco constituye limitación o restricción al ejercicio del derecho a la defensa, pudiendo las partes formular sus exclusiones probatorias; en efecto, lo que no está permitido es, que el encausado, imbuido de un ánimo de dilatar la secuencia normal del proceso, insista en la pretensión de la exclusión probatoria pese a existir una decisión de fondo sobre dicho aspecto; es decir, si pese a existir un pronunciamiento de fondo sobre la solicitud de exclusión probatoria, el encausado hace uso abusivo de petición de exclusión probatoria, dejando de lado las condiciones establecidas en los fallos constitucionales citados precedentemente. III.4.Sobre la sustracción de materia en acciones de amparo constitucional La acción de amparo constitucional tiene por objeto tutelar los derechos fundamentales y garantías constitucionales reconocidos y garantizados en la Norma Suprema, contra toda acción y omisión que restrinja, suprima o amenace de restricción o supresión a los mismos. En ese contexto, la presente garantía jurisdiccional pretende neutralizar las acciones u omisiones ilegales; sin embargo, si durante la tramitación de esta acción de defensa, la conducta lesiva de los derechos o garantías dejó de tener eficacia, se produce lo que se denomina la sustracción de materia, lo que no necesariamente implica que este Tribunal se abstraiga de cumplir su labor destinada a la protección de los derechos fundamentales y garantías constituciones, a través del análisis de los hechos denunciados, a los efectos de sentar los precedentes necesarios, para evitar que en el futuro se sigan incurriendo en conductas lesivas de derechos, para su protección en una dimensión objetiva. Al respecto, este Tribunal Constitucional Plurinacional, en la SCP 0629/2014 de 25 de marzo, sin necesidad de efectuar una modulación sobre el entendimiento de la “…cesación de los efectos del acto reclamado…”, con el supuesto fáctico en el que se activó la acción de amparo constitucional, no obstante que el proceso penal se encontraba archivado, como consecuencia de la emisión de rechazo de actuaciones policiales y querella, sostuvo que: “…cabe considerar que, la situación aludida precedentemente, no puede dar lugar a la abstracción de la resolución de los hechos impugnados en la demanda tutelar del accionante, los que según alegó, vulneraban sus derechos fundamentales en el momento de su interposición, circunstancias que si bien fueron superadas por los fallos posteriores emitidos por el Ministerio Público, merecen un pronunciamiento por parte de esta jurisdicción de constitucionalidad, aunque deba abstenerse de impartir orden alguna en el caso de evidenciarse la efectiva restricción de los mismos, al carecer ya ésta de efecto. Lo afirmado, responde al hecho que no puede permitirse o confirmarse, acciones o conductas, reñidas contra el orden público constitucional, que ciertamente transgredieron derechos fundamentales o garantías constitucionales. Razones por las que -se insiste- pese a que el proceso penal que motivó la formulación de la presente garantía constitucional, se halla archivado a la fecha, en mérito a las previsiones contenidas en los arts. 301.3 y 304 inc. 1) del CPP, último que prevé que el fiscal, podrá mediante resolución fundamentada, rechazar la denuncia, querella o actuaciones policiales, cuando: 'Resulte que el hecho no existió, que no está tipificado como delito o que el imputado no ha participado en él'; este Tribunal ingresará al estudio de fondo de la problemática en cuestión, a objeto de determinar si evidentemente se produjo la vulneración de los derechos invocados por el accionante”. III.5. Análisis en el caso concreto Previo a realizar el análisis del caso concreto, corresponde precisar que, de la minuciosa revisión de los antecedentes cursantes en el legajo procesal, se evidencia la existencia del acuerdo entre el accionante y el representante del Ministerio Público, expresando la voluntad de aquél de someterse a procedimiento abreviado; consiguientemente, los actos denunciados de ilegales, dejaron de tener vigencia, como consecuencia de la sustanciación de dicho procedimiento; sin embargo, en virtud a los argumentos y la jurisprudencia constitucional glosada en el Fundamento Jurídico III.4 de la presente Sentencia, esta Sala del Tribunal Constitucional Plurinacional, considera importante ingresar a análisis de los hechos denunciados, a objeto de establecer si existió o no la lesión de los derechos fundamentales que se denuncia.
Entonces, establecido los alcances de la acción de amparo constitucional, corresponde definir si en el caso objeto de análisis concurren aspectos que impiden ingresar al análisis de fondo de la problemática planteada; en efecto, el Tribunal de garantías denegó la tutela, fundamentando que el accionante incumplió su deber de observar el principio de subsidiariedad, ya que las solicitudes de exclusión probatoria debieron ser planteadas en audiencia conclusiva y, por otro lado, que esa misma petición ya fue debatida y resuelta en audiencia de medidas cautelares y, posteriormente a través los incidentes planteados con el mismo propósito. En virtud a los entendimientos desarrollados en esta Sentencia, el planteamiento de la exclusión probatoria es la expresión del ejercicio del derecho a la defensa, cuya activación no está limitada exclusivamente a una determinada etapa procesal; es decir, al justiciable le asiste la facultad de promover dicha pretensión desde el primer momento en que estuviere iniciada la acción penal, lo que da lugar a comprender que la audiencia conclusiva no es el único momento procesal para dicho cometido; en efecto, al estar formulado el incidente de exclusión probatoria, las autoridades jurisdiccionales deben emitir una resolución de fondo determinando la exclusión o aceptación del elemento probatorio. En ese sentido, asumir el criterio de que la exclusión probatoria debe ser planteada únicamente en la etapa intermedia, implica un razonamiento restrictivo y lesivo del derecho a la defensa; por lo tanto, el Tribunal de garantías, al haber denegado la tutela, con el argumento de que el accionante no agotó los mecanismos ordinarios establecidos en la norma procesal, obró incorrectamente, ya que al estar planteada la pretensión del accionante debió efectuar el control constitucional de los actos denunciados de ilegales y no remitir a otro momento procesal, por lo que este Tribunal, asume que en el caso particular, no existe óbice alguno que impida considerar los puntos denunciados por el accionante, habida cuenta que la audiencia conclusiva no es el único momento procesal para formular las solicitudes de exclusión probatoria. Ahora bien, conforme a la problemática planteada, es menester examinar los actos denunciados por el accionante, labor que debe ser cumplida de manera separada en relación a las autoridades demandadas: III.5.1. Respecto a la Jueza Octava de Instrucción en lo Penal El accionante sostiene que la acción penal iniciada en su contra se fundó en el acta de acción directa y requisa personal, pese que en dichos actuados fueron consignados datos falsos; por consiguiente, planteó incidente de exclusión probatoria, mismo que fue declarado improcedente. Entonces, de la revisión de los antecedentes cursantes en el legajo procesal se tiene que, Ronny Daniel Vidal Quevedo, junto a otros imputados, por memorial presentado el 17 de agosto de 2011, plantearon incidente de exclusión probatoria, pidiendo la nulidad de las actas de acción directa, requisa personal e imputación formal; consiguientemente, la autoridad judicial mediante Auto 239/2011 de 28 de septiembre, lo declaró improcedente, argumentando que, de acuerdo a lo establecido por el art. 355 del CPP, las pruebas literales deben ser leídas y exhibidas en audiencia de juicio oral, momento en que las partes podrán objetar las mismas, haciendo uso de la previsión legal contenida en el art. 172 del mismo Código; es decir, a criterio de la aludida autoridad judicial, sería ése el momento procesal para decidir si una prueba merece crédito o no, de manera que en esa etapa, los imputados fácilmente pueden cuestionar la correcta aplicación de la lógica, la ciencia, la experiencia y cuestionar el proceso de valoración; además, determinó que las actas cuestionadas fueron debidamente elaboradas por los funcionarios policiales intervinientes y; por otro lado, sostuvo que en audiencia de aplicación de medidas cautelares ya fue debatido los mismos aspectos, existiendo el respectivo pronunciamiento en relación al incidente planteado. En principio, este Tribunal asume que la Resolución objeto de análisis estableció que el momento procesal apropiado para objetar las pruebas es la audiencia de juicio oral; asimismo, se comprendió que la problemática analizada ya fue resuelta en audiencia de aplicación de medidas cautelares. En ese sentido, los argumentos examinados claramente configuran razones que conducen a la improcedencia del incidente, sin ingresar a fondo; sin embargo y, al mismo tiempo, la misma autoridad judicial dedicó una amplia explicación referida a la nulidad de los actos procesales, para luego concluir que pese a las observaciones del imputado, las actas cuestionadas fueron elaboradas de manera correcta por los funcionarios intervinientes, sin precisar las razones del por qué estaban llenadas apropiadamente, validando de esa manera los aludidos documentos. Este razonamiento, por un lado, es incoherente con la secuencia lógica argumentativa y la parte dispositiva de la Resolución analizada, ya que de asumirse la audiencia de juicio oral como la fase procesal apropiada para cuestionar las pruebas y, de existir un pronunciamiento judicial sobre el aspecto denunciado, no cabía razón alguna para analizar el fondo; es decir, definir si los documentos cuestionados eran válidos o no, en efecto, dicha incongruencia, constituye una vulneración al debido proceso; pero además, en coherencia con los Fundamentos Jurídicos desarrollados en la presente Sentencia, la posibilidad de plantear los incidentes no se reduce a una sola oportunidad, lo cual posibilita a los justiciables acudir a la autoridad judicial las veces que considere necesaria a efectos de ejercer su derecho a la defensa, con la condición de que sus pretensiones no constituyan actos tendientes a dilatar el proceso, conforme se tiene establecido en las Sentencias Constitucionales Plurinacionales 2235/2012 y 0847/2014; por otro lado, los incidentes de exclusión probatoria, fácilmente pueden ser activadas en las diferentes etapas de la etapa preparatoria; por lo tanto, el entendimiento asumido por la autoridad judicial demandada, constituye un criterio restrictivo del derecho a la defensa, por haber reducido la posibilidad de cuestionar la validez de las pruebas a la fase del juicio oral exclusivamente; puesto en virtud a los razonamientos asumidos en la presente Sentencia, el ejercicio del derecho a la defensa es amplio e irrestricto y, las peticiones de exclusión probatoria claramente configuran el ejercicio del mismo; por lo tanto, la Jueza demandada debió determinar si el incidente que fue promovido a tiempo de celebrar la audiencia de aplicación de medidas cautelares, tuvo como consecuencia una resolución de fondo y, partir de ello definir si correspondía ingresar a fondo en el nuevo incidente planteado; así, ante la existencia de motivos suficientes que habilitaban considerar la petición del accionante, debió pronunciar una determinación clara, precisa y congruente, definiendo si los documentos o actuados cuestionados correspondían ser excluidos o admitidos en el proceso; por consiguiente, la decisión judicial objeto de análisis conculca el derecho al debido proceso lo que amerita conceder la tutela a efectos de garantizar la vigencia del derecho a la defensa. III.5.2. Con relación a los Vocales codemandados Se debe precisar que, interpuesta la apelación incidental contra la Resolución analizada precedentemente, la Sala Penal Segunda del Tribunal Departamental de Justicia de Santa Cruz, dictó el Auto de Vista 10 de 27 de enero de 2012, declarando admisible e improcedente el recurso de apelación incidental. El argumento principal de los Vocales demandados radicó principalmente en establecer los alcances de la nulidad de los actos procesales, para luego señalar que las actas cuestionadas por los recurrentes fueron debidamente elaboradas por los efectivos policiales intervinientes, indicando que la aprehensión puede ser ordenada por el fiscal, practicada por la Policía y particulares, conforme a las previsiones legales contenidas en la norma adjetiva penal. Las autoridades demandadas sostuvieron que, en el Código de Procedimiento Penal, no existe previsión expresa para “…que los incidentes por defectos absolutos deba ser resuelta y considerada de forma obligatoria en audiencia conclusiva…” (sic); sin embargo, la misma Sala señaló que la oportunidad para realizar el saneamiento procesal es la audiencia conclusiva, conforme al art. 325 del CPP; y, por otro lado, también determinó que las actas estaban correctamente elaboradas por los efectivos policiales intervinientes. El hecho de establecer la correcta elaboración de las actas, constituye argumento que atinge al fondo del incidente planteado; sin embargo, los Vocales demandados comprendieron que los incidentes por defectos absolutos no deben ser resueltos exclusivamente en audiencia conclusiva, incurrieron en franca contradicción al sostener que el saneamiento procesal se debe realizar exclusivamente en dicha etapa; de acuerdo a lo establecido en los Fundamentos Jurídicos precedentemente desarrollados, las solicitudes de exclusión probatoria, no necesariamente merecen ser tratados en una determinada etapa procesal, sino que, a los fines de garantizar el derecho a la defensa del justiciable, es factible solicitar su exclusión inclusive en las etapas previas a la fase intermedia. En el caso particular, las autoridades demandadas establecieron que la pretensión del accionante, por su vinculación con el saneamiento procesal, deben ser tratados en audiencia conclusiva, razonamiento que restringe el ejercicio del derecho a la defensa amplia e irrestricta. No obstante de lo anterior, determinaron que las actas cuestionadas fueron correctamente elaboradas por los funcionarios policiales interventores; empero, no señalaron de manera clara y precisa las razones suficientes para declarar la validez de las mismas, ya que el sólo hecho de estar elaborado por el funcionario policial interviniente, no implica que se haya cumplido las exigencias previstas para declarar la validez de las actas cuestionadas, sino que, debe existir una argumentación suficiente, fundada en la Ley Fundamental y las normas atinentes al caso, aspecto este que se extraña en la Resolución examinada; por lo tanto, los Vocales demandados también vulneraron el debido proceso y el derecho a la defensa. Por todo lo expuesto, el Tribunal de garantías al haber denegado la tutela impetrada, no efectuó una correcta compulsa de los antecedentes del caso, la jurisprudencia y las normas aplicables al mismo. POR TANTO El Tribunal Constitucional Plurinacional, en su Sala Primera Especializada; en virtud a la autoridad que le confiere la Constitución Política del Estado y el art. 12.7 de la Ley del Tribunal Constitucional Plurinacional; en revisión, resuelve: REVOCAR la Resolución 33 de 17 de septiembre de 2013, cursante de fs. 192 vta. a 194 vta., pronunciada por la Sala Civil y Comercial Primera del Tribunal Departamental de Justicia de Santa Cruz; y, en consecuencia, CONCEDER la tutela solicitada, sin disponerse ninguna orden, en virtud al estado en que se encuentra el proceso penal que ha motivado la presente acción. Regístrese, notifíquese y publíquese en la Gaceta Constitucional Plurinacional. No interviene el Magistrado, Tata Gualberto Cusi Mamani por encontrarse con baja médica; razón por la cual se habilitó al Magistrado suplente Dr. Macario Lahor Cortez Chávez. Fdo. Dr. Macario Lahor Cortez Chávez MAGISTRADO Fdo. Dr. Juan Oswaldo Valencia Alvarado MAGISTRADO