Benito Juárez
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Benito Juárez
Retrato hecho por Pelegrín Clavé en 1862, óleo sobre tela, Museo
Nacional de Historia.
Ministro de Gobernación
1857-1858
Información personal
Nacionalidad Mexicana
Religión Catolicismo
Lengua materna Zapoteca
Características físicas
Familia
Educación
Información profesional
Firma
• 1Primeros años
o 1.1Primeros estudios en Oaxaca
o 1.2Seminario
o 1.3Juárez abogado
• 2Inicios en la política
• 3Gobernador de Oaxaca y destierro
• 4Revolución de Ayutla y Constitución de 1857
• 5Presidencia 1858-1861
o 5.1Guerra de Reforma
▪ 5.1.1Primera presidencia interina
▪ 5.1.2En Guanajuato
▪ 5.1.3Intento de fusilamiento en Guadalajara
▪ 5.1.4Segundo destierro
▪ 5.1.5En Veracruz
▪ 5.1.6Nacionalización de los bienes del clero
• 6Intervención francesa y Segundo Imperio Mexicano
o 6.1Gobierno itinerante
o 6.2Caída del imperio
o 6.3Proceso de Maximiliano
• 7Restauración de la república
o 7.1Segundo mandato constitucional
• 8Últimos años
o 8.1Fallecimiento de Margarita Maza
o 8.2Elecciones de 1871
o 8.3El Plan de la Noria
o 8.4Fallecimiento
• 9Legado
o 9.1México
o 9.2América
• 10Escritos publicados por Juárez
• 11Juárez y la masonería
• 12Véase también
• 13Referencias
o 13.1Bibliografía
o 13.2Notas
• 14Enlaces externos
Primeros años
La residencia Maza en la ciudad de Oaxaca donde Juárez trabajaba cuando era joven ahora se conoce
como Casa de Juárez y se conserva como museo.
El nombre de sus padres era Marcelino Juárez y Brígida García de acuerdo al acta
de bautismo levantada al día siguiente de su nacimiento 7 y quien según sus
propias palabras, eran «indígenas de la raza primitiva del país» 8 y ambos fueron
agricultores. Los dos padres murieron cuando él tenía tres años; su madre durante
el alumbramiento de su hermana María Alberta Longinos. Benito junto con sus
hermanas María Josefa y Rosa quedaron bajo el amparo de sus abuelos paternos
Pedro Juárez y Justa López igualmente indios de la «nación zapoteca» y su muy
pequeña hermana María Longinos con su tía materna Cecilia. 8 A los pocos años
murieron también sus abuelos y las dos hermanas mayores de Juárez se casaron,
quedando él finalmente bajo la custodia de su tío Bernardino Juárez. A partir de
entonces trabajó como peón del campo y como pastor de ovejas hasta la edad de
doce años. Su tío Bernardino conocía el español y se lo enseñaba a Juárez que
mostraba entusiasmo en aprenderlo, sin embargo, las labores del campo y el
hecho de que en el pueblo no se hablara el español no permitieron que Juárez
avanzase mucho en su aprendizaje. En su pueblo, como sucedía en las
poblaciones pequeñas, no existía ni la más elemental escuela. Juárez se daba
cuenta que quienes aprendían a leer lo hacían viajando a la ciudad, ya sea
costeándose una pensión o trabajando como sirvientes en las casas ricas, lo que
alimentó su deseo de ir a la ciudad, lo cual solicitaba a su tío con mucha
frecuencia sin concederle este jamás su deseo. Finalmente, el 17 de
diciembre de 1818 Juárez decidió marcharse de su pueblo natal después de haber
elegido entre los sentimientos y su deseo de educarse. Dirigió sus pasos a la
ciudad de Oaxaca.8 Esta fuga pudo motivarse tras haber perdido una oveja y
evitar el castigo que le esperaba.910 Hasta este momento la lengua única de
Juárez era el zapoteco siendo sus conocimientos del idioma español básicos.
Primeros estudios en Oaxaca
Al llegar a la ciudad, por la noche del mismo día, Juárez le pidió alojamiento a su
hermana Josefa quien trabajaba como cocinera para una rica familia de un
comerciante extranjero de nombre Antonio Maza. Con el visto bueno del señor
Maza, Juárez se inició cuidando la granja teniendo asignado un salario de
dos reales.8 La hija adoptiva del señor Maza, Margarita Maza, muchos años
después se convertiría en la esposa de Juárez.
En días posteriores, el joven Juárez conoció al sacerdote franciscano de la tercera
orden Antonio Salanueva quien le admitió como aprendiz de encuadernador. En
palabras de Juárez: «aunque muy dedicado a la devoción y a las prácticas
religiosas, era bastante despreocupado y amigo de la educación de la juventud». 8
El 7 de enero de 1819, a tan solo 21 días de haber llegado a la ciudad, Salanueva
recibió a Juárez en su hogar y taller, además de ofrecerle enviarlo a la escuela.
Luego de cambiarse una vez de escuela debido a que no sentía avance en su
aprendizaje, inició nuevos cursos en La Escuela Real bajo el preceptorado de
José Domingo González quien le dio un fuerte regaño por considerar su escritura
deficiente, cuestión que ofendió profundamente al joven Juárez.8 Juárez sufría
además, junto con los demás niños de su condición indígena y pobre, de
discriminación, ya que mientras que el preceptor impartía a los niños llamados
"decentes", a los de su condición les instruía el ayudante. Por lo anterior Juárez
abandonó la escuela a la que consideraba tenía un pésimo método de enseñanza
y decidió aprender por su cuenta.
Seminario
Habiéndose percatado de que los jóvenes seminaristas de ese entonces gozaban
de buena educación y reconocimiento social, y apoyado también por los consejos
que le daba su tío Bernardino, aún a pesar de que sentía «instintiva repugnancia»
por los asuntos clericales, tomó la decisión de pedirle al clérigo Salanueva que lo
apoyara a entrar al seminario de la ciudad. Gracias al apoyo de su preceptor,
Juárez logró salvar el requisito de tener bienes para sostenerse durante sus
estudios y de poseer la lengua española como lengua materna, según lo
estipulado por las leyes eclesiásticas de América de ese tiempo. Salanueva fue
por tanto pieza clave en la formación intelectual de Juárez, por lo que en el futuro
lo llegó a considerar como su padrino.8
El 18 de octubre de 1821, apenas finalizada la guerra de independencia, Juárez
inició estudios de gramática latina en el Seminario de Santa Cruz como capense.
En agosto de 1823 concluyó estos estudios después de haber obtenido en los dos
exámenes realizados nota de excelencia.8 Se le presentó entonces a Juárez una
dificultad grave consistente en que su mentor Salanueva deseaba que él
estudiase teología moral y recibir así las órdenes sagradas, idea que repugnaba a
Juárez no solo por su desdén hacia lo clerical sino también por la fama que tenían
los que a ese camino aspiraban en el seminario, a los cuales se les llamaba
"padres de misa y olla" o "lárragos".8nota2 1 Juárez convenció a Salanueva con el
argumento de que su edad no era suficiente aún para ordenarse así que, mientras
tanto, podía estudiar el curso de artes. Inició en el año de 1824 los cursos
de latín, filosofía y teología. El seminario no era su vocación y en especial le
aburría la teología, clase en donde se dormía[cita requerida]. Concluyó este curso de
artes en 1827 después de haber sostenido dos actos en público y haber sido
aprobado con calificación de Excelente nemine discrepante los exámenes
reglamentarios y con notas honrosas de sus sinodales.8 No obstante la oposición
de su protector Salanueva, abandonó el seminario y se inclinó por el derecho.
Juárez abogado
Ingresó en la carrera de Jurisprudencia en el Instituto de Ciencias y Artes de
Oaxaca, en donde obtuvo en 1834 el primer título de abogado expedido por la
Corte de Justicia del estado.11 Varios de sus profesores eran
masones.[cita requerida] En una ocasión le pidieron representar un papel de una obra
de Virgilio en una escenificación donde se incluía recitar algunos versos en latín,
para parecer romano siendo él muy moreno, siguiendo un consejo de un
compañero, se blanqueó la cara, lo hizo tan grotescamente que daba risa verlo.
Sin embargo cuando inició el recital habló en perfecto latín por ello le admiraron y
le aplaudieron.[cita requerida]
Luego de graduarse como abogado trabajó durante algún tiempo defendiendo
comunidades indígenas, trabajo que lo hacía viajar entre diversas comunidades y
la ciudad de Oaxaca e incluso lo llevó a la cárcel.
Juárez podía leer textos en latín, francés e inglés además de que conocía
el derecho canónico y el derecho civil.12
Inicios en la política
Presidencia 1858-1861
Guerra de Reforma
Casa en Cuatillos, Durango, donde Benito Juárez dio el grito de independencia la noche del 15 de
septiembre de 1864.
Fusilamiento de Maximiliano, Miguel Miramón y Tomás Mejía en el Cerro de las Campanas. (Édouard
Manet).
Por consejo de Lerdo de Tejada a Juárez, se nombra un tribunal militar para juzgar
a Maximiliano y dos de sus generales Miguel Miramón y Tomás Mejía, quienes
fueron llevados al teatro de la ciudad de Querétaro para ser juzgados. En dicho
juicio (que duraría tres días), a los tres se les condena a morir un día después del
proceso, por medio de un pelotón de fusilamiento. Todo ello bajo los delitos de,
entre otros, apoyo a los invasores franceses además de traición a la patria para
los mexicanos y de usurpación del poder para el austriaco. La condena dio la
vuelta al mundo, destacando en Europa donde los periódicos decían que "el indio
sació su sed de sangre", algunos dibujaban a Juárez vestido de indígena
amerindio devorando con grandes colmillos a Maximiliano.
El gobierno de Juárez recibió gran cantidad de notas diplomáticas y toda clase de
correspondencia para pedir clemencia por la vida de Maximiliano. La princesa Inés
de Salm-Salm, cuyo esposo, el príncipe Félix de Salm-Salm era del grupo cercano
de Maximiliano y también estaba detenido, acude ante Juárez para rogar por la
vida del emperador y de su esposo. Incluso se arrodilla ante Juárez. Este le dice
que no puede hacer nada ante la justicia (dice la tradición que las palabras de
Juárez fueron: "No mato al hombre. Mato la idea"). Luego de toda esta presión por
la vida de Maximiliano y el resto de imperialistas, Juárez concede tres días de
retraso para el fusilamiento de Maximiliano, el general Miguel Miramón y el general
Tomás Mejía. En esos días acuden más personas a ver a Juárez, sobre todo
mujeres. La esposa de Miramón va con sus dos pequeños hijos a pedir por su
esposo y la esposa del Gral. Tomás Mejía hizo lo propio con un embarazo
avanzado. Luego de lo cual dio a luz en el camino rumbo a Querétaro donde el
recién nacido pudo ser visto por su padre prisionero. No a todas las personas que
lo solicitaron se les permitió ver a Juárez, pero si a la princesa de Salm-Salm que
lo vio por segunda vez. Igualmente le rogó, esta vez con más ahínco. Juárez
argumentó que no podía cambiar la justicia y que de hacerlo los mexicanos se le
echarían encima, incluso podían pedir su muerte. La sentencia se consumó la
mañana del 19 de junio de 1867 en el Cerro de las Campanas. La noticia dio la
vuelta al mundo.
Restauración de la república
Juárez prepara su regreso a la Ciudad de México. El general imperial Leonardo
Márquez seguía oponiendo resistencia en Ciudad de México con un grupo de
hombres. Porfirio Díaz tenía la encomienda de hacerle frente. Antonio López de
Santa Anna había llegado a Veracruz en un barco alquilado que era su cuartel
general y en el cual también dormía. Su propósito era llamar a la rebelión en
contra de Juárez y continuar con el gobierno imperial con él a la cabeza. En el
puerto de Veracruz y la ciudad de Xalapa contaba con muchos adeptos, ya que él
era del estado de Veracruz. Estas dos ciudades lo recibieron con ceremonias
oficiales. En una polémica intervención norteamericana, el consulado de los
Estados Unidos en Veracruz notifica de los planes de Santa Anna al presidente
Johnson, quien decide que un cañonero estadounidense que estaba cerca
del puerto de Veracruz bombardease el barco de Santa Anna para obligarlo a
partir fuera de costas mexicanas y con esto evitar toda posibilidad de llevar a cabo
su plan y con esto consolidar el gobierno de Juárez. Santa Anna, que en ese
momento estaba en reunión en el barco, no tuvo más remedio que partir hacia
Cuba.
Juárez sale de San Luis Potosí, pasa por Dolores Hidalgo, donde hace una
ceremonia a los héroes de la independencia nacional, luego visita Tepeji del Río y
llega a Tlalnepantla, donde se encuentra con Porfirio Díaz, con quien tenía
diferencias. En todos los lugares por donde pasaba Juárez la algarabía popular
era inmensa. Debido a que no estaban concluidos los preparativos en Ciudad de
México se le pide a Juárez que se quede tres días en el Castillo de Chapultepec.
Se encontraron con que este estaba convertido en un palacio austriaco, por lo que
le sugirieron a Juárez cambiar la decoración y sacar ese mobiliario. A lo que
Juárez dijo: "Están locos, esto es la historia de México." Juárez sale rumbo
a Palacio Nacional por "El paseo de la Emperatriz", que desde ese momento
cambia de nombre a Paseo de la Reforma. En la Alameda Central se liberan una
gran cantidad de palomas blancas. Luego de pasar por el Paseo de la Reforma,
Juárez y su comitiva se dirigen hacia el Palacio de Minería por la que hoy es
la avenida Juárez. Juárez había decretado que se dejara en libertad a todos los
presos que apoyaron la causa imperial. Iniciaba la reconciliación nacional. En el
Palacio de Minería Juárez da el más célebre de sus discursos, que contiene la
más célebre de sus frases.
El 15 de julio de 1867 Juárez entra a la Ciudad de México. Izó la bandera en
la Plaza de la Constitución. Existían diversas obras de arte en Palacio Nacional;
Juárez dio órdenes de retirar adornos y objetos suntuarios y darle un toque
republicano y no imperial a la sede del gobierno nacional. Entre otros, se redecoró
el gran salón de acuerdos. El 20 de julio el gabinete se reunió en Palacio Nacional
a las 9.00. Allí se trataron algunos temas importantes, como el de la existencia de
disputas con el Reino Unido y sobre la deuda pública de México, que era algo
grande. El Reino Unido deseaba reconciliarse con México (luego de que participó
en la incursión militar en México junto con Francia y España). El gobierno de
la Reina Victoria ofreció dos años de moratoria a cambio de renegociar la deuda y
restablecer relaciones diplomáticas.Juárez ordenó que se aceptaran tales
ofrecimientos. El presidente comentó que era importante la paz con todas las
naciones, así que aceptó. Pidió al ministro del Exterior informar que se les daría
parte de la franquicia para la construcción del ferrocarril de Veracruz a la Ciudad
de México.Juárez dijo que se debía convocar a elecciones para que su gobierno
fuese legítimo, y que él se presentaría a las elecciones. Porfirio Díaz reclamaba
también elecciones. Juárez instruyó a Sebastián Lerdo de Tejada que se
encargara de convocar las elecciones. José María Iglesias dijo: "En esta mesa
todos somos juaristas, señor Presidente." Juárez puntualizó: "¡Eso no! En esta
mesa todos somos republicanos, no juaristas. Si el designio del pueblo es que otro
los gobierne, todos seremos dóciles a la voluntad ciudadana."
Regreso a México de Margarita Maza
Margarita y familia desembarcaron del guardacostas estadounidense en Veracruz,
luego se trasladaron en el ferrocarril que para entonces tenía ya más de 90 km. Lo
abordaron en medio de la algarabía popular y aplausos. Sebastián Lerdo de
Tejada informó a Juárez que Margarita y familia ya habían desembarcado en
Veracruz y que se encontraban cerca de Orizaba. Que en no más de cuatro días
llegarían a la Ciudad de México. Juárez le preguntó a Sebastián Lerdo de Tejada
si lo veía bien y no demasiado avejentado. Le comentó que iría al barbero, pues
deseaba estar presentable para el encuentro. Le dijo también que no le daba
tiempo para ir con el sastre pero que podía ir a una tienda por un traje ya
confeccionado. Sebastián Lerdo de Tejada le dijo que el lo acompañaría a la
tienda que se llamaba "La Concordia". Juárez comentó también que el
departamento presidencial en Palacio Nacional no estaba terminado. Sebastián
Lerdo de Tejada le sugirió alquilar una habitación en el hotel Iturbide. Juárez dijo
que Iturbide era un emperador, que si no había mejor hotel. Sebastián Lerdo de
Tejada le dijo que el nombre no era importante, que los imperios ya no volverían a
México. Ambos rieron. Una vez que Margarita y familia llegaron a Orizaba fueron
recibidos por mucha gente con tañer de campanas y cohetones. Ahora viajaban en
carrozas. En un carro de mulas iba el equipaje y en un carro grande iban los
ataúdes de Toñito y Pepito. En la Ciudad de Puebla también hubo aplausos,
multitudes y tañer de campanas.
El 23 de julio de 1867 luego de pernoctar y antes de que saliera el sol, Margarita y
familia partieron rumbo a la Ciudad de México. Juárez les dio alcance en el Pueblo
de Ayotla, librando de esa forma en gran medida la algarabía popular y
facilitándose recibirlos personalmente. En ese pueblo igual que en todo el
recorrido la comitiva fue recibida con campanas y multitudes. Juárez llegó en su
clásico carruaje negro, vestía levita nueva, una gran chistera y un bastón de 2000
pesos que le había sido obsequiado en Zacatecas como símbolo de la República.
Llevaba unas flores en la mano para Margarita. Margarita lucía más delgada y era
escoltada junto con su familia por el ejército republicano. Una vez cerca, Margarita
caminó directamente hacia Juárez, él corrió hacia ella en los últimos momentos.
Juárez escribió días después: "Aquel momento valía por todas las recompensas
que un hombre puede recibir". Hubo también abrazos y caricias del presidente
para sus hijos y para su yerno Santacilia. Una vez en Ciudad de México los recibió
una muchedumbre así como miembros del gabinete y del gobierno, la familia se
alojó en el Hotel Iturbide conforme a lo planeado y después de unas horas Juárez
y Margarita al fin pudieron estar solos luego de tantos años.
Segundo mandato constitucional
Luego de ganar en las elecciones, el 16 de enero de 1868 Juárez se reinstala en
la presidencia con una reunión de todo su gabinete. Juárez decía a menudo que
eran los tiempos de la paz y la concordia.
Educación e infraestructura
En este nuevo período Juárez crea dos despachos nuevos, el de instrucción
pública y el de fomento estando a la cabeza de ellos respectivamente Francisco
Mejía y el ingeniero Lasz Barcasten. Juárez planeaba educar e industrializar al
país. También pretendía expandir la educación pública con carácter gratuito y laico
en todo el país con la construcción de cientos de escuelas. En ese tiempo la
población de México era de siete millones de personas de las cuales cinco
millones no contaban con estudios básicos y estaban en situación de pobreza.
Solo unos 800 000 sabían leer y escribir. Para hacerse de recursos Juárez
despidió 60 000 militares ("Maestros por soldados" -decía-); también pidió
negociar el aplazamiento de pago en la deuda extranjera con algunas naciones
como Inglaterra. La educación sería laica, en ese entonces ello constituía una
catarsis para la iglesia y el pensamiento que ésta suministraba a la población
creyente. Se llevó a cabo un gran plan de alfabetización nacional. Con respecto a
la infraestructura, Juárez deseaba terminar la línea férrea de Veracruz a la Ciudad
de México antes de terminar su mandato. Eran en total 478 km de ferrocarril con
sus respectivos puentes, túneles y desvío de aguas entre otros. Juárez lograría
instalar 5.000 km de telégrafo en tres años con el apoyo de inversionistas
mexicanos y extranjeros.
Inversión privada y extranjera
En ese tiempo Antonio Escandón era el hombre más rico de México por lo que
Juárez lo llamó para pedir su apoyo en el desarrollo del país. Escandón ofreció
crear un club de industriales y llevar allí los intereses de industriales
norteamericanos y de otros países. Escandón vendió una hacienda y terrenos
aledaños de lo que hoy es en su honor la Colonia Escandón, para apoyar la
construcción de un ferrocarril. Los ministros le aconsejaron a Juárez atraer
inversión extranjera para los proyectos del gobierno. Una idea fue invitar a Mr.
Siward, exsecretario de estado de Estados Unidos, a México para atraer el interés
de los inversionistas estadounidenses. Siward llegó por barco a México por el
puerto de Manzanillo, el 2 de octubre de 1869, donde el gobernador
de Colima brindó una cálida bienvenida a él y a los industriales que lo
acompañaban.
Inestabilidad política
Unos 700 conservadores planeaban una conspiración contra Juárez, se reunían
en secreto en el Templo de San Andrés, donde habían reposado por un tiempo los
restos de Maximiliano. Este templo de extraordinaria arquitectura estaba frente al
Palacio de Minería, sobre el terreno que hoy ocupa "La estatua del caballito". En
febrero de 1868, con diversos informes de inteligencia sobre lo que acontecía en
el Templo de San Andrés. Juárez decidió demolerlo con veinte templos más de la
capital, entre ellos el de Santo Domingo y el de la Merced. Sus ministros le
advirtieron que esa medida pondría a la población en su contra pero él no cambió
su decisión que meditó durante varias semanas y dijo que asumía la
responsabilidad histórica de su decisión. Le dijo a Sebastián Lerdo que no
necesitaban templos sino escuelas, "Telégrafos, escuelas, caminos, futuro y no
pasado es lo que México necesita" decía Juárez para justificar su decisión. Los
periódicos de la época hicieron eco de tal decisión y acción con su consecuente
caída de popularidad.
Porfirio Díaz se había revelado contra Juárez y con la bandera de la no reelección
incentivaba el alzamiento en diversos puntos del país. También los conservadores
y el clero estaban en contra de Juárez y veían positivos los alzamientos. En los
poblados veracruzanos de Tierra Quemada, Huatusco y Perote hubo varios
levantamientos contra el gobierno de Juárez durante los años de 1868 y 1869. El
Gral. Patoni y el Gral. Jesús González Ortega luego de estar en la cárcel
obtuvieron su libertad. Existía mucha delincuencia y corrupción de burócratas y
policías. Muchos lo atribuían a la desigualdad económica y a los 60,000 militares
despedidos en 1868. Juárez creó una policía para combatir la delincuencia. Juárez
repatrió a todos los religiosos en el exilio presuntamente por influencia de su
esposa.
Últimos años
Fallecimiento de Margarita Maza
Al principio de este período Juárez solía trabajar hasta pasada la medianoche, sin
embargo por el año 1870 cambió su hora de salida a las 18.00 para pasar el resto
del día con su esposa y su familia. Margarita desde un tiempo atrás había
empezado a tener manifestaciones de una enfermedad que los médicos pensaban
era probablemente grave. Margarita y Juárez caminaban por el Paseo de Bucareli
junto con sus hijas e hijo. En ese tiempo Bucareli remataba en la actual Arcos de
Belén, era un centro de reunión social donde paseaban gente de todas las clases
sociales. Los ciudadanos podían acceder al presidente directamente. Los Juárez
tenían una casa en los límites de la ciudad, junto al Templo de San Cosme,
número 4 de la Calle Puente Levadizo. Juárez tenía cinco hijas: Manuela
(apodada Nela por la familia; casada con Pedro Santacilia); Felicitas; María de
Jesús (casada con Pedro Contreras, de origen español); Margarita; Soledad y
Josefa. El más pequeño de sus hijos era Benito, de unos 13 años. Antes de su
matrimonio, Juárez había procreado dos hijos naturales: Susana Juárez Chagoya
(habida en su concubinato con Juana Rosa Chagoya) y Tereso Juárez Ortiz,
(procreado en un segundo concubinato con María de la Cruz Ortiz, una indígena
tehuana que al momento de su nacimiento tenía apenas 17 años de edad). 39 En el
caso de Susana, con el tiempo ella fue adoptada por Margarita y era parte integral
de la familia Juárez Maza, mientras que Tereso nunca fue reconocido legalmente
por su padre o recibió parte de la herencia familiar.
En agosto de 1869 los médicos le dijeron a Juárez que la enfermedad de
Margarita era progresiva y mortal. Al parecer era cáncer. Juárez salía temprano de
su oficina pero llegaba alrededor de las 6:30 de la mañana. El 2 de enero de 1871,
Margarita recibió los Santos Óleos del cura del templo de San Cosme. Toda la
familia se reunió ese día incluyendo a Susana. Juárez estuvo allí desde las 10.30.
A las 15.00, Margarita le pidió a Juárez velar por Susana e hijas solteras. Juárez
lloró mientras le reiteraba una y otra vez a su esposa que se pondría bien.
Margarita le pidió a Juárez cumplir con el deseo de sus hijas de casarse por la
Iglesia. A las 16.00, Margarita murió con una sonrisa. Juárez gritó de dolor. Juárez
no quiso enviar esquelas; pidió a sus amigos que no lo hicieran y que manejaran
el fallecimiento con discreción. No obstante, Sebastián Lerdo dijo que no se podía
hacer aquello dado que ella era una mujer muy querida por la sociedad.
Finalmente, Juárez accedió y permitió a los periódicos publicar la noticia. En
cuanto se supo el deceso de la esposa del presidente, el país entró en luto. Se
colgaron moños negros en muchas edificaciones, hubo suspensión de obras
teatrales y en varias partes del país hubo diversas manifestaciones de duelo. El
día del sepelio, cientos de personas se dieron cita para acompañar el cuerpo
rumbo al cementerio de San Fernando; cientos de personas, tanto en coches
como a pie, se dieron cita en el lugar para despedir a Margarita.
Juárez instruyó para que no se le acercaran políticos; solamente amigos y
familiares cercanos. Venían tiempos electorales y Juárez no deseaba que tal
acontecimiento se mezclase con la política. Guillermo Prieto dijo en el sepelio: "Es
acaso posible que mueran las personas a quienes más amamos, pues que es
posible que sólo quede vibrante mi voz para caer como sombra de la muerte,
como es posible para mi señora objeto de mi devoción por años y años,
contemplar su muerte... como es posible señalar... joya blanca azucena de su
hogar modesto, mujer acariciada con los brazos de oro de la virtud y la fortuna".
Juárez palideció al momento de que el féretro descendía. Por semanas se habló
mucho de esa ceremonia fúnebre y de cómo el amor de Juárez por su esposa era
un ejemplo a seguir. Tras las exequias, Juárez permaneció en casa por una
semana.
Elecciones de 1871
Sebastián Lerdo de Tejada le sugirió a Juárez que no se postulara en
las elecciones de 1871, por su salud. El mismo Juárez le había comentado que
quizás ya no se postularía. Lerdo, al poco tiempo que había regresado Juárez a su
despacho luego del sepelio de Margarita le pide su renuncia a Juárez, se la
acepta. Desde hace tiempo Lerdo deseaba ocupar la presidencia y deseaba
lanzarse a la presidencia, él mismo se lo dice a Juárez. Juárez tuvo muchas
críticas por desear prolongarse tanto tiempo en el poder. Muchos de sus antiguos
amigos o colaboradores se habían vuelto sus críticos. En julio de 1871 habría
elecciones, los candidatos eran Sebastián Lerdo, Porfirio Díaz y Benito Juárez. El
7 de octubre de 1871 la comisión escrutadora dio el fallo definitivo: Lerdo 2874
votos electorales, Díaz 3555 y Juárez 5837. Juárez era el ganador. Sin embargo,
se acusó al gobierno de Juárez de fraude electoral.
El Plan de la Noria
Porfirio Díaz se había separado del ejército y se trasladó a la hacienda de la Noria
en Estado de Oaxaca, donde se fabricaban cañones. Al poco tiempo Porfirio
Díaz pronunció el Plan de la Noria donde desconocía a Juárez y llamaba a
levantarse en su contra. La "no reelección" era una de las principales
imputaciones contra Juárez, Porfirio lo acusaba de dictador. El 1 de octubre de
1871 se manifestaron muchos militares como los del cuartel de gendarmería,
pretendieron tomar en la Ciudadela una posición militar. En su desfile por las
calles hacia la Ciudadela gritaban: "¡Viva Porfirio Díaz! ¡Muera la reelección!".
Juárez enfrentó la rebelión enviando al Gral. Sóstenes Rocha a hacer frente a los
rebeldes en la Ciudadela. Otros militares se apostarían en los puntos altos
cercanos a Palacio Nacional. A las 18:00 inició la batalla. Los militares del
gobierno doblegaron a los rebeldes. Algunos generales y tropa huyeron hacia
el Ajusco. Existieron otros altercados militares durante 1871 que fueron
controlados pero que reflejaban la inestabilidad política de Juárez y el apoyo
armado a Porfirio Díaz.
Fallecimiento
Días antes de su fallecimiento, Juárez había visitado una tarde junto a sus hijas la
tumba de Margarita. Él les platicó una anécdota de la tarde que en llegó Mr.
Seward con el grupo de empresarios estadounidenses. No se le acomodaba
el cabello y le pidió a Margarita limón que era lo único que se lo controlaba.
Margarita se lo puso y lo peinó. Luego le hizo el nudo de la corbata pues Juárez
estaba nervioso y no le salía. Margarita le dijo "¡Que inútil eres!". Juárez les dijo a
sus hijas que ella tenía razón, ¡Sin Margarita se sentía un inútil! En ese mismo
lugar Juárez tuvo un mareo que lo hizo sentarse debido a un dolor en el pecho.
Juárez tuvo otro episodio de dolor en el pecho que le hizo doblegarse mientras
Balandrano le leía las noticias importantes. Balandrano era un periodista amigo de
Juárez, secretario particular de él y director del diario oficial.
El 17 de julio de 1872 por la tarde Juárez decidió no dar su acostumbrado paseo
en carruaje y le pidió a su yerno Santacilia que lo acompañara para luego ir al
teatro con su hermana Manuela y así contarle la función. Juárez dormía en su
alcoba de Palacio Nacional acompañado de su hijo menor Benito. Esa noche leyó
un libro en francés, en la página 232 que describía la entrada del
Emperador Trajano a Roma y el inicio de su gobierno de 20 años, Juárez dejó un
pequeño papel con el texto: "Cuando la sociedad está amenazada por la guerra; la
dictadura o la centralización del poder pueden ser un remedio para aquellos que
atentan contra las instituciones, la libertad o la paz". Esa noche solamente tomó
un atole; tuvo náuseas que no lo dejaron dormir, por lo que despertó a su hijo
Benito. El 18 de julio a las 9:00 tuvo que llamar a su médico Ignacio Alvarado el
cual llegó cerca de las 10:00. A las 11:00 tuvo calambres muy dolorosos que lo
llevaron forzosamente a la cama. Tenía el pulso bajo y sus latidos débiles. El
tratamiento típico de la época aplicado, fue arrojarle agua hirviendo en el pecho,
cosa que se le hizo luego de colocarle la olla hirviendo en el pecho. Con tal
remedio, Juárez reaccionó. La familia pasó al comedor y se quedó en la recámara
con el médico. Juárez platicó al médico historias de su niñez. Le contó que el
Padre Salvanueva era el hombre más bondadoso que él conoció. Ante la pregunta
al médico de si lo suyo era mortal, el médico Alvarado le dijo: "Sr. Presidente:
¡Como lo siento!".
Juárez siguió mal. Su familia estaba reunida, hijas, hijo, yernos y amigos. También
diversos amigos y políticos fueron llegando a la sala. Juárez tuvo la insistencia de
los ministros de relaciones exteriores José María Lafragua y el ministro de la
Guerra el general Alatorre, en esa tarde ambos pidieron ver al presidente para
recibir instrucciones. Juárez en ambos casos tuvo que vestirse y hablar con ellos,
escucharlos y darles instrucciones. Los médicos mexicanos más prestigiados de
entonces acudieron a Palacio Nacional: Gabino Barreda y Rafael Lucio pero nada
pudieron hacer. Juárez se tendió de lado izquierdo poniendo una mano bajo su
cabeza. Muy fatigado, con evidente falta de oxígeno sonrió e inmediatamente
murió. Eran las 23.35 del 18 de julio de 1872 cuando los tres médicos reunidos
declararon muerto al presidente. Sus hijas gritaban de dolor: "¡papá! ¡papá no te
vayas!". La causa fue angina de pecho. En la actualidad, una placa en el lugar de
su muerte da cuenta de ello. Juárez duró en el cargo de presidente catorce años.
Hubo un mes de solemnidades en todo el país en su honor.
Placa en la habitación donde murió Benito Juárez. Ahora recinto a Juárez. Palacio Nacional de
México.
Acta de defunción de Benito Juárez levantada por el Registro Civil que él fundó.