Acreditable 2

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República Bolivariana de Venezuela

Ministerio del Poder Popular para la Educación Universitaria Ciencia y


Tecnología
Universidad Politécnica Territorial del Zulia
Cabimas edo-Zulia

Acreditable

Nombre: José Perozo

27910392

Alexander Rondón

28009486

William Gutiérrez

27.982.789
1.-Trabajo, ciencia y tecnología en el capitalismo

R: La tecnología ha estado en constante desarrollo desde que el ser humano es


consciente de sí mismo. Desde la piedra que usaron los ancestros para abrir frutos
duros, la manipulación del fuego para fines específicos, las armas primitivas para
cazar y defenderse de otros animales, hasta el desarrollo de la teoría
electromagnética y las múltiples aplicaciones desarrolladas actualmente a partir de
esas ideas; son todos ejemplos de la capacidad del ser humano de manipular el
entorno para su beneficio.

Indudablemente todos estos avances son de suma importancia para el ser


humano. No obstante, parece ser que desde la Revolución Industrial. El ser
humano ha tomado una postura de “el fin justifica los medios”, en cuanto a la
tecnología. Esto porque escudándose en que la sociedad debe avanzar, se
desarrolla una industria agresiva cuyo fin último es el de aumentar las ganancias
de las empresas y así hacer crecer la misma industria, lo que lleva a un círculo
vicioso del que hasta ahora ningún país ha podido escapar.

Toda esta problemática surge de ese instinto humano de acumular, que es la base
del capitalismo. Esta necesidad aparece ante el miedo de algún día no poder
satisfacer las necesidades básicas. Es por esto que aquél que tiene más,
inevitablemente se aprovecha de aquél que tiene menos para así lograr una
sostenibilidad, esa es la piedra angular de la empresa. Como lo menciona Sibilia
(2009):

Fue necesario elaborar y poner en práctica todo un complejo arsenal de técnicas


minuciosas, de diversas estrategias de ortopedia social, para convertir a los seres
humanos en trabajadores al servicio del capitalismo industrial. En ese sentido, el
trabajo estaría lejos de constituir la “esencia del hombre”, como postularon varios
filósofos de los últimos siglos, desde los voceros de la Ilustración hasta muchos de
los seguidores de Marx, uno de los críticos más contundentes y sagaces del
capitalismo. Para construir socialmente al productor disciplinado hubo que
desplegar una complicada operación política: aprisionarlo en un determinado
régimen de poder y someterlo a un conjunto de reglas y normas, en un complejo
juego de relaciones capilares, micropolíticas, capaces de amarrar los cuerpos y las
subjetividades al aparato de producción capitalista.
Según lo anterior, el capitalismo ha logrado cambiar la concepción del trabajo, que
antes era visto como esclavitud y lo presenta como realización personal e incluso
mandatorio para poder pertenecer a la sociedad. Además hace que el trabajador
esté celosamente regulado por horarios, lugar de trabajo y demás reglas para
ejercer control sobre él.

La tecnología no tiene ninguna culpa frente a los daños que ha producido la


industria al planeta. Einstein no creó la bomba de hidrógeno, sino esta se creó a
partir de sus descubrimientos, los cuales por otro lado han permitido, por ejemplo,
el correcto funcionamiento del GPS, el cual a su vez tiene tanto aplicaciones
militares, como de uso cotidiano en el transporte también. La labor del científico es
formular nuevas teorías y realizar hallazgos. Lamentablemente, la industria es la
que se encarga de encontrarle aplicaciones, que por desgracia deben responder a
los intereses de la empresa y no necesariamente a los de la humanidad.

Las problemáticas expuestas en el enunciado, como la destrucción de la capa de


ozono, el descongelamiento de los polos no son atribuibles a la ciencia, sino a las
empresas que por ejemplo en décadas anteriores vendían productos aerosoles
que dañaban la atmósfera y que sin embargo, eran publicitados como cualquier
otro producto sin conocer realmente las repercusiones del mismo.

Pareciera ser que la necesidad de vender lleva a las empresas a sacar productos
al mercado sin tener suficientes datos para determinar los efectos a largo plazo.
Esto sucede claramente en el ámbito de la biotecnología, en donde se manipulan
genéticamente las semillas de ciertos alimentos con el fin de mejorar ciertas
características. Obviamente, los biotecnólogos realizan pruebas para evaluar la
seguridad de la nueva especie, sin embargo algunos pocos meses no se
comparan con los millones de años que le lleva a la naturaleza producir un
ecosistema balanceado, ni tampoco es suficiente tiempo para que el ser humano
se adapte a ingerirlos.
2.- Ciencia y tecnología como medio para la liberación y desarrollo pleno del ser
Humano.

R: Sin duda alguna, la ciencia y la tecnología han tenido impacto en la sociedad y


en el desarrollo de la humanidad; se han marcado tendencias, modas y sucesos
trascendentes. Desde aquí se ha marcado el rumbo de la historia y la influencia en
las ideologías de los diferentes pueblos. Hoy el ser humano tiene un gran interés
hacia la ciencia como esfera de la actividad humana pues no hay un lugar en el
ámbito de la vida de la sociedad donde esta no intervenga, ella es un dominio
especial de la actividad humana tanto teórica como práctica. Podemos ver que las
ciencias se han constituido en la herramienta más poderosa de adquisición de
conocimiento para la humanidad, capaz de aportar lo más parecido a la verdad
que nuestra especie puede alcanzaren cada momento de su historia.

Sin ciencia pura no hay ciencia aplicada, sin ciencia aplicada no hay tecnología. Y
sin ciencias aplicadas y tecnologías seguiríamos atascados en el pasado. La
tecnología y la ciencia han tenido desde siempre una relación difícil con el hombre,
que es su creador. Por un lado, el hombre se sirve de ella y la utiliza masivamente,
depende de ella de forma casi absoluta y basa su supervivencia y la de sus
sociedades avanzadas en su existencia y evolución continuada. Por otro, la
tecnología demuestra una y otra vez su peligrosidad, le causa graves daños,
incluida la muerte y la discapacidad, y produce importantes externalidades
negativas a su entorno.

Lo que llamamos progreso, especialmente en el sentido de desarrollo económico


y crecimiento, jamás habría tenido lugar en el mundo sin la tecnología y su
evolución ya que la tecnología es una visión de conocimientos y saberes que se
ponen a disposición de la creatividad del hombre para mejorar y adaptar el medio
que lo rodea, a satisfacer sus necesidades como ser humano. Generalmente
asociamos el término a un conjunto de aparatos y artefactos mecanizados,
automatizados o programados para ejecutar alguna tarea que un ser humano
podría realizar manualmente, con lo que se subviene el pensamiento de la
deshumanización de nuestra realidad y el deterioro de nuestro entorno ecológico.
Muy poco de lo que vemos a nuestro alrededor, de lo que hacemos, y de lo que
constituye nuestra vida diaria, estaría ahí sin la tecnología.

A pesar de todo ello, muchos hombres han rechazado y rechazan la tecnología, a


la que consideran causa importante de la deshumanización del mundo y a la que
asignan autonomía, rebeldía y poder destructor. Los beneficios que trae consigo la
tecnología moderna son muy números y ampliamente conocidos. Una mayor
productividad proporciona a la sociedad unos excedentes que permiten disponer
de más tiempo libre, dispensar la educación y, de hecho, proseguir la propia labor
científica. Todos nosotros necesitamos alimentos, vivienda, ropa, etc. Cuando
quedan satisfechas esas necesidades básicas y la tecnología empieza a
proporcionar beneficios cada vez más triviales, es cuando surgen esencialmente
los problemas. Si consideramos la situación actual de los países desarrollados,
vemos que la gente o parece más feliz que en el pasado, y a menudo tampoco
tiene mejor salud. Los desechos ambientales que produce la tecnología han
creado nuevas formas de enfermedades y fomentado otras.

El propio trabajo es hoy más monótono y decepcionante. El ser humano necesita


realizar algo que estimule su cerebro, su capacidad manual y también necesita
variedad.

3.- Enajenación del trabajo

R: El concepto de trabajo enajenado fue planteado por Carlos Marx, filósofo,


sociólogo, político y economista del siglo XIX, en el marco de su crítica a las
consecuencias negativas del capitalismo y su concepción de la propiedad privada,
con respecto a la clase obrera.

El trabajo es la capacidad humana de crear, pero en el trabajo que realiza el


obrero en la fábrica, esa creación le resulta ajena. Él solo le vende a su patrón su
capacidad de trabajo y el capitalista la usa en su provecho, apropiándose de la
obra y pagándole al obrero una suma por su esfuerzo, cotizable como cualquier
otra mercadería.

Es por ello que el trabajo no es parte del ser humano en el capitalismo, es algo
externo (enajenado) que no le pertenece, y por lo tanto lo degrada en lugar de
complementarlo, como debería ocurrir. Es así que la plenitud no la logra
trabajando, sino cuando no lo está haciendo, por lo tanto, el trabajo rutinario, solo
alcanza sentido a través de la paga, que no debería ser el fin, sino que debería
serlo, el trabajo en sí mismo. Sin embargo él sabe que la ganancia no es para él,
que haga lo que haga solo cobrará un salario que le permitirá subsistir, mientras
que la plusvalía, fruto de su esfuerzo, será cobrada por su patrón.
Como consecuencia el obrero se siente insatisfecho y angustiado, su libertad está
cercenada cuando trabaja, porque no lo hace porque quiere sino porque necesita
ganar su sustento, o sea, que mientras trabaja no se siente él mimo, su propia
vida le resulta ajena (enajenada). De este trabajo enajenado surge la propiedad
privada y la división en clases sociales.

4.- Desarrollo tecnológico fundamental para la producción de bienes y prestación


de servicios que satisfagan las necesidades reales de la sociedad.

R: La tecnología no para un segundo: todo el tiempo avanza y salen al mercado


nuevos productos tecnológicos para hacernos la vida más fácil y ayudarnos con el
día a día, hasta convertirse en grandes aliados en nuestro hogar.

En este sentido, cada vez es más frecuente que los nuevos productos
tecnológicos estén al alcance de todos, por eso es importante estar atentos a las
innovaciones y evaluar cuáles podemos sumar a nuestro día a día. Algunos de
ellos ya los tenemos incorporados a nuestra rutina. Ejemplos de productos
tecnológicos son: el celular, la computadora, smartwatch, tablets, televisores,
parlantes, consolas de videojuegos, por nombrar algunos.

Cinco necesidades que cubre la tecnología

Comunicación

Durante el 2020, con la cuarentena estricta experimentamos la gran ayuda que es


la tecnología para la comunicación. Tanto a través del celular, la computadora, y
con diferentes aplicaciones que nos permiten estar en contacto todo el tiempo,
podemos hacer videollamadas, ver y escuchar a los demás sin importar las
distancia. Incluso, los avances tecnológicos actuales hicieron posible la educación
a distancia y la continuidad pedagógica. También se transformó la relación entre
las personas y las noticias, los diarios y revistas online que nos permiten estar
informados en todo momento, la posibilidad de escuchar radios de todo el mundo,
como así también la televisión, YouTube y las redes sociales. Todos estos son
productos de la tecnología que significan una gran ayuda en nuestro día a día.

Trabajo

En la actualidad, hay una gran cantidad de dispositivos tecnológicos que tenemos


incorporados al trabajo: desde el celular, que nos permite estar en contacto con
todas las personas de un equipo, hasta las computadoras que dan la posibilidad
de diseñar, planear, hacer presentaciones, llevar registros, hacer cálculos y mucho
más.
Entretenimiento

Más del 80% de las personas considera al entretenimiento una necesidad vital
para su día a día, ya que le permite “desconectar” de sus obligaciones y tomarse
un tiempo para ellos mismos. Si hablamos de ocio, la tecnología nos viene
perfecto: las plataformas para ver películas y series, con un enorme catálogo, las
aplicaciones de streaming y las consolas de videojuegos son algunos ejemplos de
productos tecnológicos que, paradójicamente, nos permiten desconectarnos de las
obligaciones y el trabajo.

Alimento

Si decimos que uno de los objetivos de los productos tecnológicos es hacernos la


vida más sencilla, la premisa tiene un impacto enorme en nuestra alimentación.
Desde la posibilidad de pedir comida desde cualquier lugar y a cualquier hora, con
envío a nuestro domicilio, hasta cocinar mejor y en menor tiempo. Para nombrar
algunos ejemplos: pava eléctrica, licuadoras, microondas, hornallas eléctricas,
freidora de aire, etc.

Seguridad

Frente al riesgo de robos y atentados contra la propiedad y la integridad física, el


mercado ofrece una gran variedad de productos tecnológicos para cuidar nuestra
casa o departamento, desde las cámaras de seguridad, alarmas, sistemas de
monitoreo, sensores de movimiento y cerraduras inteligentes. En los últimos años,
todos estos dispositivos tecnológicos se conectan a la nube y podemos monitorear
un área en tiempo real desde cualquier sitio con conexión a internet.

5.- Parcialización del trabajo entre Taylorismo y Fordismo

R: El taylorismo fue ideado por F.W. Taylor. Se trata de un método de


organización industrial, cuyo fin es aumentar la productividad eliminando los
movimientos inútiles de los obreros y optimizar el tiempo empleado, para así
reducir los costes de producción. La producción se organiza en serie a través de la
cadena de montaje, es decir, una cita continua por la que se desplazan los
productos en fase de fabricación. El movimiento continuo de la cinta marca el ritmo
de la producción, evita pérdidas de tiempo y sistematiza las acciones que deben
realizar los trabajadores.
La aplicación más conocida del taylorismo fue realizada por Henry Ford en su
fábrica de automóviles de Detroit. Allí aplicó la cadena de montaje para fabricar un
gran número de coches a bajo coste. Empleó, además, una innovadora
maquinaria y un gran número de trabajadores muy especializados, que percibían
altos salarios para convertirlos en consumidores. Ford consiguió sacar adelante su
famoso modelo Ford T, sencillo y barato, destinado al consumo masivo de la clase
media norteamericana. Estaba naciendo el moderno concepto de consumo.

Tras la fabricación del primer modelo (el Ford T) que fue un gran éxito de ventas
por parte de la Ford Company, el empresario estadounidense decidió implementar
en todas sus fábricas este sistema de producción. Aunque el fordismo se
comienza a implementar a principios del siglo XX, no sería hasta la década de
1930 cuando comenzaría a instaurarse como un sistema de producción
generalizado. Desde 1930 hasta la década de 1970 fue el sistema imperante en el
sistema productivo

El taylorismo es un sistema de producción basado en la metodología empresarial


desarrollada por Frederick Taylor (1856-1915).

El taylorismo es, por tanto, la implementación de la teoría desarrollada por


Frederick Winslow Taylor. Junto con Fayol fue uno de los fundadores de la gestión
empresarial. El aporte fundamental de Taylor está basado en la división del
trabajo, la producción en cadena y la eliminación de la autonomía temporal del
trabajador.

6.- Desarrollo tecnológico como medio para la industrialización nacional e inclusión


de toda la sociedad en el proceso productivo.

R: Desarrollo de la Revolución Industrial

En los últimos años del siglo XVIII y al comienzo del siglo XIX, las cosas
cambiaron mucho en Europa Occidental. A través de una serie de rupturas, una
Europa moderna se fue desprendiendo de un orden antiguo. Semejantes
alteraciones, que sin duda merecen el calificativo de revolucionarias, resultan
difícilmente de fechar, porque su génesis y su desarrollo no obedecen a reglas de
simultaneidad ni de uniformidad.

La primera fase de la revolución industrial surge en Inglaterra en el período


comprendido entre 1750 y 1820, con influencia en todo el continente europeo y
con repercusiones mundiales.

Fue la primera de las grandes transformaciones de la Edad Contemporánea, y una


de las más importantes de la historia. Su impacto generó cambios fundamentales
en la economía y en los modos de vida de la humanidad.
Inglaterra en aquel entonces, era un país que estaba bien preparado para generar
un impulso industrial sin precedentes, ya que poseía una agricultura prospera, un
sector manufacturado desarrollado, un importante comercio de ultramar, que le
proporcionaba consumidores, materias primas y capitales y un gobierno que
apoyó la innovación técnica y el desarrollo de las industrias.

La revolución industrial termina con el sistema económico de la Edad Moderna,


dinámico en sus orígenes, pero que había adquirido mayor rigidez en los últimos
siglos. La economía preindustrial contaba con el predominio de una agricultura
deficiente, era la principal actividad económica, pero su rendimiento era muy
pobre, las técnicas eran deficientes, elementos precarios, escasos abonos para
alimentar a la tierra, sistema de campo abierto, que perjudicaba la producción; con
una tecnología precaria, las formas de producción eran el pequeño taller artesanal,
el sistema doméstico o rural a domicilio y la gran manufactura urbana. Los medios
de transporte eran poco efectivos; y un estancamiento demográfico donde la
población crecía a un ritmo muy lento. Las tasas de mortalidad eran elevadas por
la incidencia de las pestes, la hambruna y la inexistencia de buenas condiciones
médicas y sanitarias. Los alimentos eran insuficientes y el sistema de transporte
para su rápida distribución era deficitario.

En su base de economía fundamentalmente artesanal, el comerciante entregaba


la lana a una familia y ésta la hilaba, la tejía y devolvía a su patrón el producto
terminado a cambio de una suma de dinero. El trabajo manual fue remplazado por
otro dominado por la industria y manufactura de maquinaria.

Los principales rasgos de la Revolución Industrial habría que clasificarlos en


tecnológicos, socioeconómicos y culturales. Los cambios tecnológicos incluyen los
siguientes: el uso de nuevos materiales como son el hierro y el acero; de nuevas
fuentes de energía como el carbón y nuevas fuerzas motrices como la máquina de
vapor. Se inventarán nuevas máquinas para hilar (spinning jenny) o para tejer (el
telar mecánico) que permiten un enorme incremento de la producción con un
mínimo gasto de energía humana. Surgirá una nueva forma de organización del
trabajo (factory system) que comporta la división del trabajo y una mayor
especialización de la mano de obra. También deben destacarse las importantes
mejoras de los transportes (trenes y barcos de vapor) y la creciente interacción
entre la ciencia y la industria. Estos cambios tecnológicos supondrán un
vertiginoso incremento del uso de recursos naturales y de la producción en masa
de bienes manufacturados. Fuera del campo industrial se producirán también
importantes cambios: mejoras en la agricultura que hará posible el suministro de
alimentos para una creciente población urbana, declive de la tierra como principal
fuente de riqueza con el creciente papel que irán tomando la industria y el
comercio internacional. Entre los cambios sociales y culturales son destacables el
crecimiento de la población urbana, el desarrollo de la llamada clase obrera y sus
movimientos de protesta (el movimiento obrero), el espectacular crecimiento de los
conocimientos científicos y técnicos.

Principios fundamentales de la industria

El desarrollo de nuevas tecnologías, como ciencias aplicadas, en un receptivo


clima social, es el momento y el sitio para una revolución industrial de
innovaciones en cadena, como un proceso acumulativo de tecnología, que crea
bienes y servicios, mejorando el nivel y la calidad de vida. Son básicos un
capitalismo incipiente, un sistema educativo y espíritu emprendedor. La no
adecuación o correspondencia entre unos y otros crea desequilibrios o injusticias.
Parece ser que este desequilibrio en los procesos de industrialización, siempre
socialmente muy inestables, es en la práctica inevitable, pero mensurable para
poder construir modelos mejorados. La industria es el conjunto de procesos y
actividades que tienen como finalidad transformar las materias primas en
productos elaborados. La normalización o estandarización es la redacción y
aprobación de normas que se establecen para garantizar el acoplamiento de
elementos construidos independientemente, así como garantizar el repuesto en
caso de ser necesario, garantizar la calidad de los elementos fabricados y la
seguridad de funcionamiento. La normalización es el proceso de elaboración,
aplicación y mejora de las normas que se aplican a distintas actividades
científicas, industriales o económicas con el fin de ordenarlas y mejorarlas. No era
nueva la idea de concentrar en un lugar, inclusive en un conjunto de edificios, un
gran número de trabajadores dedicados a diferentes operaciones técnicas. La
creación de estas organizaciones bajo la administración técnica unificada
responsable de procesos productivos sincronizados y en respuesta a las
condiciones del mercado. Los talleres y casas del sistema anterior habían operado
en un medio parcialmente inmóvil, con una tecnología estática, disfrutando de un
monopolio. La llegada de la fábrica fue consecuencia de las limitaciones del
sistema, la cual reunió bajo un mismo techo tantas fases de trabajo como era
posible y provechoso. Esta concentración reducía los costos de supervisión y
transporte, características del sistema anterior. Aumentó el control sobre las
fuerzas de trabajo y permitió una sincronización más eficiente del mismo. Los
nuevos inventos que revolucionaron a la industria, máquina de hilar, husos
mecánicos, poderosos telares, etcétera, eran relativamente sencillos y baratos y
compensaban enseguida sus gastos de instalación con una altísima producción.
Podían ser instalados por pequeños empresarios que empezaban con unas
cuantas libras prestadas, pues los hombres que controlaban las grandes
concentraciones de riqueza del siglo XVIII no eran partidarios de invertir
cantidades importantes en la industria. Estalló la revolución industrial se liberó el
poder productivo de las sociedades humanas, que se hicieron capaces de una
constante, rápida y hasta el presente, ilimitada multiplicación de hombres, bienes y
servicios. A la que se denomina despegue take-off. Debemos agregar que antes
de la revolución industrial Gran Bretaña iba ya muy por delante de su principal
competidora potencial en cuanto a producción percapita y comercio. La revolución
industrial producía una aceleración sin igual en la expansión de sus mercados,
dado a que ya se habían puesto los principales cimientos sociales de una
sociedad industrial, se requerían dos cosas, primero, una industria que ya ofrecía
retribuciones para el fabricante que pudiera aumentar rápidamente su producción
total, si era menester, con innovaciones baratas y sencillas; segundo, un mercado
mundial ampliamente monopolizado por la producción de una sola nación. Con la
revolución se logró la disminución del tiempo de trabajo necesario para
transformar un recurso en un producto útil, con la utilización de máquinas. Esto
permite reducir los costes unitarios, y aumentar la productividad, si bien es
necesario incrementar los costes totales, lo que hace imprescindible la
acumulación de capital. Para entonces está plenamente asentado en modo de
producción capitalista, que pretende la consecución de un beneficio aumentando
los ingresos y disminuyendo los gastos. Con la revolución industrial el capitalismo
adquiere una nueva dimensión, y la transformación de la naturaleza alcanza
límites insospechados hasta entonces. La transición a la nueva economía creó
miseria y descontento, estalló la revolución social. El descontento no se limitaba a
los trabajadores pobres. Los pequeños e inadaptables negociantes, pequeños
burgueses y otros, resultaron también víctimas de la revolución industrial. Los
trabajadores sencillos e incultos reaccionaron frente al nuevo sistema destrozando
las máquinas que consideraban responsables de sus dificultades. La explotación
del trabajo que mantenía las rentas del obrero a un nivel de subsistencia,
permitiendo a los ricos acumular los beneficios que financiaban la industrialización
suscitaba el antagonismo del proletariado. Los obreros y los pequeños burgueses
se encontraban al borde de un abismo, lo que los uniría en los movimientos de
masas del radicalismo, democracia y republicanismo.

7.- Producción Social y relaciones de trabajo.

R: El producto del trabajo en cuanto proceso material es un valor de uso. El carácter del
producto de trabajo en cuanto proceso social varía con la forma social. En el capitalismo
es un valor de cambio. El valor de cambio expresa la forma social del valor; el valor de
uso no expresa ninguna forma económica del mismo sino tan solo el ser del producto para
el hombre en general: es de interés puramente material y solo expresa una relación del
individuo, en su condición natural, con un objeto de su necesidad singular. El trabajo que
produce valor de cambio es abstracto, una porción sin rasgos distintivos del trabajo total
de la sociedad. Los medios de producción se transforman en capital, pero el proceso
material de trabajo permanece todavía intacto: el modo de trabajo del individuo es dejado
inalterado.

Los acuerdos sociales no pueden alterar las necesidades físicas pero sí pueden
ser alterados. La distinción sofista entre naturaleza y convención es el fundamento
de toda crítica social, y la distinción de Marx no es sino una forma desarrollada de
dicha distinción. La revolución se produce cuando el conjunto material, creado por
las formas sociales y dentro de ellas, se le queda pequeña a la sociedad que lo
contiene. La materia se abre paso a través de la forma. Cada forma histórica
determinada de este proceso desarrolla ulteriormente las bases materiales y las
formas sociales de aquel. Una vez que ha llegado a cierto grado de madurez, se
remueve la forma histórica determinada, la cual deja su lugar a una superior. En
este conflicto prevalece el desarrollo material y la forma social es removida.

La estructura económica es la suma total de las relaciones de producción. Por ello,


ya que las relaciones de trabajo son relaciones materiales de producción, se
desprende que las relaciones de trabajo entran dentro de la estructura económica
y, por ende, tienen un carácter intrínsecamente social. Resultado: las relaciones
de trabajo son relaciones de producción. Marx también hace converger las
relaciones materiales con las fuerzas productivas, lo que sugiere que las
relaciones materiales son relaciones de trabajo, relaciones inmediatas en que
intervienen las fuerzas productivas.

En el comunismo la actividad, dentro y fuera de la economía, no solo está


desestructurada sino que además no está preestructurada. No le es impuesta una
forma social, pero sí tiene una forma. Se podría decir que la forma es ahora tan
solo el límite creado por la propia materia. En el comunismo el Estado se extingue,
pero el Estado no es la única estructura a jubilar: también la estructura social se
viene abajo. La asociación de los individuos no es tanto una nueva estructura
social como una liberación de la estructura social.

Las relaciones de producción corresponden a un determinado estadio evolutivo de


las fuerzas productivas materiales. En un estadio determinado de su desarrollo,
las fuerzas productivas materiales entran en contradicción con las relaciones de
producción existentes. Esas relaciones se transforman de formas de desarrollo d
las fuerzas productivas en ataduras de las mismas. Una formación social no
perece hasta no desarrollar todas las fuerzas productivas para las que resulta
suficiente. Jamás ocupan su lugar relaciones de producción nuevas y superiores
antes de que las condiciones materiales de existencia de las mismas no hayan
sido incubadas en el seno de la propia antigua sociedad. Cuando Marx dice que
las relaciones de producción corresponden a las fuerzas productivas, quiere decir
que las primeras son adecuadas a las segundas, y podríamos atribuirle el
sobreentendido de que las relaciones son como son porque son adecuadas al
desarrollo productivo.

Lo que cambia las fuerzas productivas cambia por consiguiente las relaciones de
producción: esto sugiere la dominación de estas por aquellas. Las relaciones
sociales en las que los individuos producen, las relaciones sociales de producción
cambian, por tanto, se transforman al cambiar y desarrollarse los medios
materiales de producción, las fuerzas productivas. A partir de cierto momento, el
desenvolvimiento de las fuerzas productivas se vuelve un obstáculo para el
capital; por tanto, la relación del capital se torna una barrera para el desarrollo de
las fuerzas productivas del trabajo. Llegado a este punto, al capital, en su calidad
de traba, se le elimina necesariamente.

La historia es el desarrollo de la capacidad humana, pero el curso de su desarrollo


no está sujeto a la voluntad humana. Marx admite que una clase dominante no
solo promueve sus propios intereses sino también los de la humanidad en general,
hasta que su dominación se queda anticuada y la clase se vuelve reaccionaria, y
no ofrece ninguna explicación de la supremacía de clase que no esté basada en
las necesidades productivas de la época en cuestión. La revolución no consiste en
una alteración de las fuerzas productivas sino en una transformación de las
relaciones sociales. El cambio en las fuerzas productivas es más básico que el
cambio en las relaciones de producción: las relaciones cambian porque las nuevas
relaciones facilitan el progreso conductivo. La estructura económica surge como
respuesta a las necesidades de desarrollo de las fuerzas productivas.

Las fuerzas solo se desarrollan dentro de las relaciones adecuadas, pero es falso
que el hecho de que se desarrollen sea determinado independientemente de las
fuerzas productivas por el carácter de las relaciones de producción, dado que las
fuerzas determinan el carácter de las relaciones. Las explicaciones de las
relaciones de producción por las fuerzas productivas serán más o menos
satisfactorias según cuál sea el rasgo de las relaciones que expliquen dichas
fuerzas. Las nuevas fuerzas productivas pueden exigir nuevas relaciones
materiales de producción que a su ve exigen nuevas relaciones sociales de
producción, nuevas formas de autoridad y una nueva distribución de los derechos.
Un cambio específicamente social consiste en un cambio de las relaciones
sociales de producción.

La estructura capitalista surge cuando y porque la capacidad productiva alcanza


un nivel más allá del cual no puede aumentar dentro de las estructuras existentes
y persiste porque y en tanto que es la óptima para un posterior desarrollo de la
capacidad productiva. Se dice que las relaciones de producción desaparecen
cuando son una traba para el uso y el desarrollo de las fuerzas productivas. Pero
esta trabadura no afecta solo a las fuerzas ya existentes. Las relaciones se
rompen porque no permiten que se formen nuevas fuerzas, porque no permiten
que crezca la capacidad productiva. Ej. Para impedir la transformación del
artesano en capitalista se limita su número de aprendices. Así, el trabajo urbano
había creado medios de producción para los cuales las corporaciones eran tan
molestas como las antiguas relaciones de tierra lo eran para la agricultura
mejorada. El resultado es que se agitan fuerzas trabadas por ese modo de
producción, que es aniquilado. El capitalismo es la sociedad cuyos productores
inmediatos son propietarios de la fuerza de su trabajo pero de ninguna otra fuerza
productiva, trabajo despojado de medios.

8.- Burocracia y producción

R: La actividad económica, hoy y antes, aquí y más allá, supone la confluencia de


una diversidad infinita de variables. Desde la obtención de la materia prima, su
costo, su transporte, su calidad, hasta la terminación de un producto, su precio, su
distribución y su comercialización, pasando por el complejísimo proceso de
producción que incluye los medios de producción (desde su adquisición y puesta a
punto hasta su regular mantenimiento), la contratación de la fuerza de trabajo
(especializada o no, intelectual o manual) y su regular relación con ella, energía
para la producción, establecimientos adecuados, y un larguísimo etc que no viene
al caso listar.  En fin, una pluralidad de circunstancias a la que podríamos dedicar
mil columnas como ésta.

Nadie discute hoy que el mercado, es decir, el libre encuentro de vendedores y


compradores de mercancías, es el más eficiente mecanismo social para la
asignación de los recursos económicos pues se trata de privados cada uno de los
cuales procura velar por lo suyo y, a un tiempo, obtener el máximo beneficio de su
actividad. Así mismo, que si a esta fuerza privada no se la regula hasta cierto
punto, su energía sin control puede ser tal que arrollaría al conjunto social con
altos costos (humanos, ecológicos, urbanísticos, etc.).

De modo que ya sabemos la vieja conseja que sirve de poco como dogma y que
sólo nos conduce al análisis concreto de la situación concreta, allí donde los
errores y los aciertos tienen lugar: tanto mercado como sea posible, tanto Estado
como sea necesario. Tanto mercado como sea posible porque de él depende el
desarrollo de las fuerzas productivas y la creación incesante de nueva riqueza.
Tanto Estado como sea necesario porque, aún cuando añoraríamos una sociedad
sin Estado (como aquélla que soñaron los viejos marxistas y anarquistas de todo
pelaje), está claro que se trata de un mal necesario para evitar los excesos de
aquél.

Pero resulta que cierta trasnochada ideología comunistoide parecería adelantar


una tesis inversa: tanto Estado como sea posible y tanto mercado como sea
necesario. Es entonces cuando, partiendo de una desconfianza cerval hacia todo
lo que constituya empresa privada, y de una condena moral (presente en Marx
pero ajena al propósito del marxismo) al instinto de beneficio que está detrás de
ella y que es causa de la creación de riqueza desde que el hombre puso sus pies
sobre el planeta en su relación de intercambio con la naturaleza y con sus
prójimos, se pretende encorsetar todo el complejísimo proceso de producción a
que hemos hecho referencia, dentro del estrecho, complicado, retorcido e
ineficiente alambique de los procedimientos burocráticos. Si usted quiere producir
no importa qué cosa, vaya y pida permiso, traiga papeles, explique sus propósitos,
asegure que ese bien no se produce en el país, pídale las divisas que necesita al
gobierno, jure que serán usadas como dice, mírele la cara a los burócratas con los
que se tope, intuya si ese señor le está o no pidiendo una tajada, decida si cae en
la tentación a ver si agiliza el trámite, vea si llega a tiempo al puerto de Shanghai o
Rotterdam por el insumo o la mercancía que necesita, y al final del laberinto,
saque cuentas a ver si su producto se puede o no vender al precio que usted
requiere para recuperar y pagar el esfuerzo. Todo sin contar las amenazas de
multas y de expropiación de su empresa o comercio, por pequeño que sea. Se
imponen controles, y cuando las aguas humanas los desbordan, la respuesta es
inventar una nueva instancia burocrática para ¡controlar el control!… instancia que
será desbordada (y burlada) a su vez. Controles y más controles. Burocracia y
más burocracia.

9.- Ciencia y tecnología de todos y para todos.

R: La ciencia, la tecnología y la innovación han cobrado creciente relevancia en


los últimos años y se han transformado en un determinante fundamental de las
posibilidades para crecer y competir en el mercado mundial. Si bien los países de
América Latina y el Caribe han avanzado en materia de inversión en I+D, sus
niveles continúan muy por debajo de los de los países de la frontera tecnológica.

La innovación es un elemento central en la estrategia de desarrollo de los países.


Esta es definida como un proceso dinámico de interacción que une agentes que
trabajan guiados por incentivos de mercado (como las empresas) y otras
instituciones (como los centros públicos de investigación y las instituciones
académicas) que actúan de acuerdo a estrategias y reglas que responden a otros
mecanismos y esquemas de incentivos.
Un aspecto central relacionado con la innovación es la cooperación entre diversos
agentes, públicos y privados, por lo que la dimensión sistémica de la innovación es
central en las modernas teorías del aprendizaje tecnológico. Los vínculos
sistemáticos y la interacción entre actores, así como la infraestructura económica
e institucional que cada país es capaz de desarrollar, conocido como Sistema
Nacional de Innovación (SNI), determinan su habilidad para capturar el impulso
que el conocimiento da a la producción y la hace entrar en un círculo virtuoso de
crecimiento e inclusión.

El SNI se define como el conjunto de agentes, instituciones y normas en el que se


apoyan los procesos de incorporación de tecnología se ha denominado sistema de
innovación – generalmente sistemas nacionales de innovación – que determina el
ritmo de generación, adaptación, adquisición y difusión de conocimientos
tecnológicos en todas las actividades productivas. Por otra parte, no solamente el
número de actores e instituciones son importantes para determinar el alcance del
sistema, sino que la densidad y frecuencia de las relaciones entre los diferentes
agentes que componen el sistema es un factor categórico de las posibilidades de
desarrollo científico y tecnológico de los países, y que debe ser tenido en cuenta a
la hora de diseñar los mecanismos e instrumentos que sean capaces de impulsen
un desarrollo científico-tecnológico inclusivo y sostenible. 

10.- Relación dialéctica Ciencia y Tecnología _ Conciencia.

R: En la Naturaleza cuando una semilla llega a ser árbol y luego da frutos, es una
forma de progreso

El hombre y la mujer pueden y deben progresar. La palabra progreso encierra una


importante ley natural. El progreso es innato a las organizaciones sociales y a los
seres humanos en particular.
Está demostrado por la historia de la humanidad, que el conocimiento material no
ha ayudado al progreso espiritual de la humanidad, al progreso de su conciencia a
Nuestro progreso científico-técnico actual . El capitalismo es en esencia
materialista y no puede ni podría contribuir al progreso de la Conciencia humana.
Lo más que ha podido hacer el capitalismo es manipular nuestras mentes, pero
eso es otra cosa más que está en el aspecto material.

Para que el Socialismo del Siglo XXI no incurra en la deficiencia del capitalismo,
debe reconocer que el ámbito de la Conciencia NO ES MATERIAL. Ni tampoco
depende de la mente.
La Conciencia pertenece al espíritu del ser humano. La Conciencia es la mente del
Espíritu. Así como dentro del átomo material hay energía. Los científico saben del
átomo, pero muy poco o casi nada de su energía. Si en el Socialismo la Dialéctica
Materialista contribuye al análisis y estudio de los hechos materiales, ella no sirve
para la comprensión y progreso de la Conciencia humana.

La conciencia despierta, nos permite experimentar en forma directa la realidad.

Desafortunadamente el animal intelectual, equivocadamente llamado hombre,


fascinado por el poder formulario de la lógica dialéctica, ha olvidado la dialéctica
de la conciencia. el poder para formular conceptos lógicos resulta en el fondo
terriblemente pobre. La Dialéctica de la Conciencia es más directa, nos permite
experimentar la realidad de cualquier fenómeno en sí mismo. se fundamenta en
las experiencias vividas y no en el mero racionalismo subjetivo. Todas las leyes de
la naturaleza existen dentro de nosotros mismos y si entre nuestro interior no las
descubrimos, jamás las descubriremos fuera de sí mismos.

Una sociedad socialista de este siglo, debe interesarse por la Dialéctica de la


Conciencia humana, por su significado, por su papel rector humanista en la
sociedad y por sus leyes distintas a las leyes materiales.

La ciencia se tornó ideología hegemónica de reconstrucción de la realidad, con


pretensiones de constituirse en el criterio único de verdad. Pero, a pesar de todas
las verdades producidas, los problemas que afligen a la humanidad –hambre,
pobreza, ignorancia, violencia e injusticia– continúan sin solución. ¿Aumentar el
volumen de informaciones científicas y tecnológicas cambiará las políticas
gubernamentales, en las áreas de la salud, educación, saneamiento básico y
sobretodo, de generación de empleos?

No podemos ignorar que los problemas centrales de la sociedad humana


globalizada continúan sin solución, desafiando a los científicos para encontrar
respuestas y propuestas adecuadas. Al evidenciar poco poder de explicación y
menos aún de previsión de los fenómenos cataclísmicos que fragilizan la
existencia de millones de seres humanos, la ciencia corre serios riesgos de perder
su posición hegemónica a favor de las interpretaciones religiosas fundamentalistas
–lo que representaría un claro retroceso en la evolución de la humanidad–. En la
época de decadencia del orden feudal, la ciencia natural, por confrontar y
transformar las concepciones convencionales del mundo y del hombre, pasó a
sufrir censuras y persecuciones por parte de las autoridades religiosas y
seculares.
En la declinación y crisis del orden capitalista, la ciencia social crítica pasa a ser
discriminada y, a veces, perseguida por el Estado autoritario y por el
“establishment” científico. El primero percibe en la crítica social una amenaza a la
estabilidad política, o “status quo”, en cuanto los científicos, cooptados o aliados a
la estructura de poder, le niegan la calidad (en el contenido y en la metodología)
de rigor científico. Por adoptar una postura crítica radical a las prácticas
depredatorias usadas en la explotación de los recursos naturales y de la fuerza de
trabajo, sus trabajos son ignorados o rechazados como a-científicos y, por
consiguiente, desprovistos de valor y significado para la formulación de políticas
públicas.

En consecuencia, la crítica de la sociedad desapareció casi totalmente del


discurso de la ciencia, dentro y fuera de la Universidad. El llamado a la ética es
formulado como una curación superficial para los conflictos sociales y funciona
como una doctrina de comportamiento individual a-crítico, con relación al sistema
de explotación capitalista. Como alternativa la crítica y propuestas de acción
transformadora son presentadas como empresas y fundaciones “éticas”,
completamente sometidas a las políticas oficiales.

Al contrario del discurso oficial sustentado por el sistema científico, no existe una
correlación positiva entre los importantes avances en las investigaciones
científicas y tecnológicas y la posición de un determinado país en términos de
indicadores sociales. A pesar de la razonable infraestructura científica
(universidades e institutos de investigación), en términos de indicadores de
desarrollo humano, el Brasil permanece bien atrás de varios países con inferior
desarrollo en ciencia y tecnología.

La cuestión del papel de la ciencia y la tecnología en una sociedad afligida por


tremendos problemas sociales ha sido sistemáticamente evitada por el sistema,
del mismo modo que por científicos y políticos. Durante las últimas décadas, la
opinión pública ha sido alimentada por el mito del “efecto de chorreo” (trickle down
effect), de más pesquisa y desarrollo para la prosperidad económica y el bienestar
social. Entretanto, como prueba la dura realidad, la naturaleza de nuestros
problemas sociales no requieren sofisticadas soluciones de alta tecnología, sino
un uso más racional de tecnologías “apropiadas” existentes y de políticas
empeñadas en la reducción del desperdicio y del consumo conspicuo. Otro factor
importante en el desarrollo humano es el aumento del nivel de educación y
conocimiento del conjunto de la población por la incorporación de millones de
niños todavía excluidos de un adecuado sistema escolar. ¿Cómo puede una
sociedad progresar sin la inclusión de toda su población? De la discusión
precedente se puede inferir que la ciencia y la tecnología no son políticamente
neutras o temas a-éticos. Por el contrario, los equipamientos y procesos de trabajo
así como la organización y manejo de los mismos están inextricablemente ligados
a las relaciones sociales de producción. En cada contexto histórico, espacial y
socialmente determinado, las formas materiales de la tecnología representan una
cierta combinación de diferentes niveles de poder económico y político
centralizado, y las aspiraciones contrabalanceadoras de los productores por más
autonomía y autogestión. Por eso, las prácticas tecnológicas reflejan las
contradicciones políticas entre las dinámicas de la economía (concentración y
centralización del capital) y las tendencias opuestas del sistema político, en
dirección a la democracia y la autogestión. Esa tensión dialéctica establece los
límites de la ciencia y la tecnología como instrumentos de transformación social.
Las investigaciones tecnológicas y de desarrollo, las innovaciones y su
incorporación en el sistema productivo obedecen primeramente a criterios
económicos y políticos. Proclamar la creencia en las posibles transformaciones de
las relaciones de poder en el sentido de más equidad y justicia social derivadas de
las políticas convencionales de ciencia y tecnología, es ingenuo o deliberada
mistificación. Últimamente, el desarrollo social y económico, incluyendo la ciencia
y la tecnología, no depende solamente del volumen de recursos disponibles, sino
de quien los controla y los usa, con qué objetivos, planes y valores.

Una demostración inequívoca del modo enrevesado y de los métodos adoptados


por los discursos oficiales de la ciencia es revelada por un análisis de las
discusiones de los problemas ambientales en las reuniones y conferencias
internacionales sobre cambio climático y fenómenos anexos. Para evitar la
reducción de las emisiones domésticas los representantes de los países ricos,
ante la evidencia de resultados científicos inciertos, proponen las vías y
mecanismos más complejos para escapar de la obligación de adoptar una política
de clima limpia y racional, basada en un cuadro de referencia sistémico e
interdisciplinar. Alertados por sus científicos, los gobernantes consideran una
política climática solamente cono reducción y control de las emisiones. No
obstante, hay una necesidad urgente de rediseñar los sectores de energía y
transportes, así como la producción industrial para combatir la polución del aire y
la congestión del tráfico. En vez de avanzar en una política climática basada en
una postura negativa de emisión y reducción, necesitamos avanzar con
propuestas positivas de transformación industrial, abandonando el estrecho
enfoque fragmentado, para ser sustituido por una visión sistémica de
transformación global.

Una metodología diferente es exigida cuando discutimos los fundamentos


sociales, éticos y conductuales del bienestar humano considerado como tema
prioritario. Es importante admitir la extrema relevancia de la distribución intra e
intergeneracional, adoptando una posición ética en vez de una neutralidad
científica. Los abordajes defendidos por los economistas, basados en las
informaciones de las ciencias naturales, parecen muy limitados. Repensar el papel
de la ciencia y la tecnología como fue propuesto por Funtowics y Rawetz (1992,
1993) cambiará nuestra percepción de los problemas y nos ayudará a desarrollar
nuevas maneras de pensar sobre el mundo a nuestro alrededor y sus desafíos.

La acumulación de gases produciendo el efecto invernadero es más uno de los


varios síntomas de irracionalidad de nuestro altamente inequitativo mundo, donde
el 20 por ciento de la población consume el 80 por ciento de los recursos
naturales, incluyendo la energía. Otras manifestaciones negativas son la
destrucción de la capa de ozono, la polución de los ríos y océanos, el siempre
creciente número de substancias químicas peligrosas y residuos nucleares
depositados que impactan negativamente la naturaleza y el ambiente humano.
Esos problemas no pueden ser reparados solamente por soluciones tecnológicas.

La desigual distribución de la renta y de los activos productivos impone muchas


restricciones sobre las políticas de desarrollo de los países pobres. Las cosechas
a ser cultivadas, las fuentes de energía explotables, el uso de la tierra, no son
decididas por las autoridades nacionales, sino por fuerzas financieras externas.
Lidiando con el problema de las emisiones de gas (efecto invernadero) los países
ricos están menos preocupados que en el caso del dióxido de azufre (SO2). No
obstante, el aumento de la temperatura global debido al cambio climático afectará
gravemente a los países pobres en el hemisferio sur. Un metro o más del nivel del
mar desplazará muchos millones de personas y sumergirá fajas de tierra en todo
el mundo, mientras que la construcción de muros para proteger zonas vulnerables
próximas al mar llegará a significar altos costos insoportables para los países
pobres.

Hasta ahora, las negociaciones sobre cambio climático han producido pocos
resultados, por estar siendo realizadas entre contrapartes desiguales. Los
representantes de los países pobres son inferiores en número y generalmente les
falta acceso a informaciones relevantes y habilidades de negociación. Por eso, es
difícil alcanzar acuerdos sobre la concentración de los niveles de dióxido de
carbono (CO2), que representan riesgos para la salud de las poblaciones. Los
modelos actuales enfatizan la minimización de los costos para loso ricos pero no
la minimización de los costos para los pobres. ¿Si los países pobres vendieran sus
“derechos” de poluir, cuánto estará disponible para emitir en el futuro, para
sustentar sus políticas de industrialización? Las casi interminables negociaciones
de una conferencia para otra representan objetivamente un serio atraso en la
adopción de medidas adecuadas, empeorando con eso la situación de inequidad,
hasta un punto sin vuelta. Al incluir depósitos (sinks) en los MDL (mecanismos de
desarrollo limpio), los países ricos están probablemente imponiendo la peor
manera posible de negociar responsablemente con sus obligaciones de reducir las
emisiones. Hay varias razones para no incluir los depósitos en los MDL, una vez
que es adoptado un abordaje sistémico. Persisten todavía controversiales
cuestiones de preservación de la diversidad relacionada con los organismos
genéticamente modificados, los derechos de tierras de los pueblos indígenas en
los países pobres. Viviendo en áreas apetecidas por pretensiosos proyectos de
desarrollo (por ejemplo, la hidrovía Paraná-Paraguay que atraviesa la región de
Pantanal). Así, las incertidumbres sobre las estimaciones de capacidad de
almacenaje de carbono por cuencas biológicas y, más que nada, el rápido
secuestro del carbono a la luz de los imprevisibles e incontrolables factores del
comportamiento humano y natural induciendo a los cambios climáticos, continúan
presentes en el escenario actual.

La adopción del principio de precaución y un riguroso acuerdo para la cooperación


regional e internacional serían los primeros pasos en dirección al medio ambiente
más limpio y seguro. Independientemente de los resultados de las negociaciones,
cada país debería ser responsable por sus propias emisiones a ser verificadas y
evaluadas por un comité internacional independiente. El comercio de cuotas –
eufemísticamente llamado MDL “mecanismos de desarrollo limpio”– talvez permita
mejorar la eficiencia, pero ciertamente no la equidad dentro de y entre las
naciones. El MDL propone movilizar inversiones privadas para países pobres que
sean capaces de experimentar un desarrollo más limpio, basado en flujos de
capital y de tecnología. Pero ya que las negociaciones generalmente son
realizadas en bases bilaterales entre socios desiguales no queda garantizado que
sea obtenido un “buen” precio para los países pobres. En fin, sin transferencia
concomitante de tecnología, cualquier acuerdo que involucre una concesión de
derechos de polución será ciertamente más oneroso para los socios más débiles.

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