Arquitectura Bioclimática
Arquitectura Bioclimática
Arquitectura Bioclimática
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Arquitectura bioclimática
consiste en el diseño de edificios teniendo en cuenta las condiciones climáticas, aprovechando los
recursos disponibles (sol, vegetación, lluvia, vientos) para disminuir los impactos ambientales,
intentando reducir los consumos de energía. La arquitectura bioclimática está íntimamente ligada
a la construcción ecológica, que se refiere a las estructuras o procesos de construcción que sean
responsables con el medioambiente y ocupan recursos de manera eficiente durante todo el
tiempo de vida de una construcción.
Una vivienda bioclimática puede conseguir un gran ahorro e incluso llegar a ser sostenible en su
totalidad. Aunque el costo de construcción puede ser mayor, puede ser rentable, ya que el
incremento en el costo inicial puede llegar a amortizarse en el tiempo al disminuirse los costos de
operación.
Antecedentes
A pesar de que parece un concepto nuevo, no lo es; un ejemplo de ello son las casas encaladas en
Andalucía o los tejados orientados al sur en el hemisferio Norte, con objeto de aprovechar la
inclinación del sol. También el ejemplo de los chalets en los Alpes o las casas rurales en muchas
partes del mundo,
De la misma forma que un edificio bioclimático busca adaptarse al clima del lugar, los usuarios
deben poseer también un comportamiento adaptativo. Implica que hay una doble adaptación,
clima y cultura, que lleva a una modificación en la conducta de los individuos y en el tiempo en
hábitos culturales.
Aparece una triple resistencia: los inversores que no desean gastar más, los usuarios que no
comprenden el concepto bioclimático para operar su edificio y los profesionales y escuelas de
arquitectura que privilegian el formalismo por sobre la adaptación al clima.
Generalidades
No necesita de la compra o instalación de sistemas mecánicos de climatización, sino que juega con
los elementos arquitectónicos de siempre para incrementar el rendimiento energético y conseguir
el confort de forma natural. La arquitectura bioclimática tiene en cuenta las condiciones del
terreno, el recorrido del Sol, las corrientes de aire, etc., aplicando estos aspectos a la distribución
de los espacios, la apertura y orientación de las ventanas, etc., con el fin de conseguir una
eficiencia energética. No consiste en inventar cosas extrañas sino diseñar con las ya existentes y
saber sacar el máximo provecho a los recursos naturales que nos brinda el entorno.
principales investigadores del tema (Baruch Givoni, Victor Olgyay, Mahoney, etc.) Estas
herramientas como la carta bioclimática o la psicrométrica, permiten evaluar los datos climáticos
con la temperatura considerada como de "confort" y obtener recomendaciones de diseño, tales
como ventilar, uso de la masa térmica, uso del enfriamiento evaporativo, etc.
Orientación
Con una orientación de las ventanas acristaladas al sur en el Hemisferio Norte, o al norte en el
Hemisferio Sur, se capta más radiación solar en invierno y menos en verano, aunque para las zonas
más cálidas (con temperaturas promedio superiores a los 25 °C) es sustancialmente más
conveniente colocar los acristalamientos en el sentido opuesto, esto es, dándole la espalda al
ecuador; de esta forma en el verano, la cara acristalada sólo será irradiada por el Sol en los
primeros instantes del alba y en los últimos momentos del ocaso, y en el invierno el Sol nunca
bañará esta fachada, reduciendo el flujo calorífico al mínimo y permitiendo utilizar conceptos de
diseño arquitectónico propios del uso del cristal.
Las ventanas con una adecuada protección solar, alargadas en sentido vertical y situadas
en la cara interior del muro, dejan entrar menos radiación solar en verano, evitando el
sobrecalentamiento de locales soleados.
Por el contrario, este efecto no es beneficioso en lugares fríos o durante el invierno, por
eso, tradicionalmente, en lugares fríos las ventanas son más grandes que en los cálidos,
están situadas en la cara exterior del muro y suelen tener miradores acristalados, para
potenciar la beneficiosa captación de la radiación solar.
Aislamiento térmico
Los muros gruesos retardan las variaciones de temperatura, debido a su Inercia térmica.
Los edificios enterrados o semi enterrados, aprovechan la inercia térmica de la tierra que
los rodea, estabilizando la oscilación térmica. Por ejemplo la que se presenta en las
mañanas frías y tardes calurosas.
Uno de los materiales con mejores propiedades aislantes, es el aire. Debido a sus bajos
valores de conductividad térmica,
En las casas con techo inclinado o a dos aguas de las zonas templadas, puede construirse
un techo raso que encierre una cámara superior con el fin de aislar a la vivienda del
excesivo calor de la radiación solar en verano y del frío del invierno. Es el caso de los
chalets suizos cuya fachada se dirige hacia el sur para aprovechar la radiación solar
durante el invierno y tiene un piso superior que sirve de granero o almacén de heno que
tiene buenas propiedades aislantes durante el invierno.
Ventilación cruzada
Una buena ventilación es muy útil en climas cálidos húmedos, sin refrigeración mecánica,
para mantener un adecuado confort higrotérmico.
La ventilación también puede ser utilizada no solo para enfriar un espacio, si se utiliza en
combinación con cuerpos de agua (fuentes, estanques) es posible aumentar la humedad
del aire, esta es una técnica muy apreciada en climas cálido secos.
Mediante la integración de fuentes de energía renovable, es posible que todo el consumo sea de
generación propia y no contaminante. En este caso, hablamos de edificios 0 emisiones. Puede
llegarse incluso a generar más energía de la consumida—que podría ser vendida a la red—, en
cuyo caso hablamos de edificios energía plus.
Las fuentes más empleadas de energías renovables son la energía eólica, la energía solar
fotovoltaica, la energía solar térmica e incluso la energía geotérmica.
Arquitectura inadecuada desde los puntos de vista ecológico y/o bioclimática
Falta de urbanismo apto para ser habitado por seres humanos: La construcción de una
concentración de estructuras de éste tipo, a través de un diseño semejante y obviando
tantos aspectos en relación al entorno, le hacen una zona prácticamente hostil para ser
habitada a largo plazo por cualquier ser vivo.
2. Materiales: Además de elegir materiales ecológicos por su misma naturaleza, por estar
reciclados o por tener una baja huella de carbono gracias a su cercanía, evitando emisiones por
transporte, la casa bioclimática también es una vivienda pasiva. Ello significa que se aprovechan
elementos constructivos como las ventanas, invernaderos, muros, cerramientos móviles o tejados
para crear sistemas solares pasivos y, en general, con el fin de lograr un ahorro energético y
confort ambiental.
3. Forma: bioclimática ha de tener la forma que se adapte al entorno natural y que resulte
conveniente para maximizar esa eficiencia energética y autosuficiencia a la que hay que tender.
Lo habitual es una forma compacta y regular para conservar mejor la energía, pues la forma de
una casa determina en gran medida el consumo de energía. Entre otros elementos, la altura es
determinante para conseguir una mayor ventilación, y también son importantes la forma del
tejado o el diseño para la captación solar.
4. Energías limpias: La energía solar permite climatizar la casa de forma directa (sistemas pasivos)
o a través de paneles o tejas solares, si bien suele buscarse la combinación idónea en función de
cada caso, por lo que las opciones son muchas, como la energía eólica o la geotermal, pongamos
por caso.
5. Aislamiento: Uso estratégico de la masa térmica para evitar los cambios bruscos de
temperatura, Se recomienda el doble acristalado y los cerramientos móviles, que pueden ser
desde cortinas hasta persianas o contraventanas.
6. Ventilación: No sólo por cuestión de salubridad, sino para mejorar la conservación de las
temperaturas en invierno y en verano. Una ventilación estratégica combinando sus tres tipos, la
natural, convectiva y convectiva en desván, es clave para climatizar la vivienda y, a su vez, para
conservar las temperaturas agradables dentro de casa, evitando o minimizando las pérdidas.
10. Habitabilidad: una casa bioclimática precisa de una actitud comprometida con el medio
ambiente para poder serlo realmente, el diseño ha de ayudar a ello. Conocer las costumbres y
modo de vida de sus futuros habitantes puede hacer una gran diferencia en este sentido.
La orientación
Ventilación cruzada
Arquitectura bioclimática
Introducción
La arquitectura bioclimática puede definirse como la arquitectura diseñada sabiamente para lograr
un máximo confort dentro del edificio con el mínimo gasto energético. Para ello aprovecha las
condiciones climáticas de su entorno, transformando los elementos climáticos externos en confort
interno gracias a un diseño inteligente. Si en algunas épocas del año fuese necesario un aporte
energético extra, se recurriría si fuese posible a las fuentes de energía renovables.
Durante la fase de diseño del edificio es importante contemplar todos los elementos en su
conjunto: estructuras, cerramientos, instalaciones, revestimientos, etc., dado que carece de
sentido conseguir un ahorro energético en determinada zona y tener pérdidas de calor en otra.
La gran mayoría de los edificios construidos actualmente suplen su pésimo diseño bioclimático con
enormes consumos energéticos de calefacción y acondicionamiento de aire.
* Climatología de la construcción
- Aislamiento
- Bombas de calor
- Sistemas de termosifón
- Sistemas de aire
- Calefacción solar
- Paredes Rudofsky
Introducción:
Las culturas vernáculas siempre han observado los espacios naturales para ubicar las viviendas en
lugares que permitiesen el máximo aprovechamiento de las condiciones climáticas del lugar. A lo
largo de la historia los pueblos indígenas han practicado la integración de sus construcciones
tradicionales con la naturaleza.
Mientras muchos pueblos del mundo siguieron viviendo en armonía con su entorno natural, en la
cultura europea esta sabiduría se fue perdiendo paulatinamente sobre todo en las ciudades, a
causa de la descoordinación y falta de regulación de las actuaciones públicas y privadas llegando a
convertirse este olvido en un problema sanitario de primera magnitud.
Owen presentó al gobierno inglés en 1.817 un informe proponiendo una “comunidad de armonía y
cooperación”, proyecto que fue desestimado. En 1.825 proyectó una comunidad en la que 1.200
personas vivirían en un terreno agrícola de 500 hectáreas.
A mediados del siglo XlX Sir Edwin Chadwick investigó las condiciones de habitabilidad de los
barrios obreros británicos y a la vista de las miserables condiciones de salubridad en que vivían sus
habitantes se inició un movimiento para construir viviendas sanas y soleadas. Comenzaron a
construirse las primeras ciudades-jardín. Recordemos por ejemplo el proyecto de Letchworth.
Ya en el siglo XX hubo varios arquitectos preocupados por la buena integración del edificio en el
entorno, lo lograsen o no.
Le Corbusier hizo unos bocetos para la ponencia que presentó en el Congreso Internacional de
Estudio sobre el problema de las zonas subdesarrolladas, 1.954. Uno de ellos titulado: “Las 24
horas solares” hace relación a la necesidad de satisfacer unas buenas condiciones de habitabilidad.
En uno de sus proyectos, las “Unités d´habitation” expresa su concepto de integración del hombre
urbano en el entorno
Frank Lloyd Wright el arquitecto que mejor supo comprender el entorno e integrar las
construcciones en el lugar. En su libro “The Natural House” escribió cómo la casa debe construirse
“integrada en el lugar, integrada en el entorno e integrada en la vida de sus habitantes”.
Contenido
Para elegir y planificar un solar debemos observar varios elementos que tienen gran importancia a
la hora de construir un edificio aliado con el entorno. Esto nos proporcionará como mínimo más
confort, mejores vistas, mejor aprovechamiento de los espacios y un considerable ahorro
energético.
- Límites:
- El Sol:
La radiación solar puede ser aprovechada de varias formas: para calentamiento pasivo,
calentamiento activo y obtención de electricidad fotovoltaica.
- El viento:
En nuestras latitudes se hace necesario proteger la vivienda de los vientos dominantes en invierno
y evitar las turbulencias. En verano conviene aprovechar las brisas naturales para favorecer la
ventilación.
- La topografía:
Se hace aconsejable anotar las pendientes del terreno y la dirección de sus inclinaciones ya que
pueden afectar directamente al curso de los vientos que incidirán sobre la edificación. También
influyen sobre el curso de las aguas de lluvia y nos indicarán las zonas en que puede ser necesario
realizar drenajes.
- Las vistas:
En el caso de encontrarnos con una vista indeseable, esta puede ocultarse con árboles u otro tipo
de pantallas. Si no es posible por falta de espacio, siempre puede diseñarse una vivienda con patio
o pequeña huerta.
- Vegetación:
Es la gran aliada de la arquitectura bioclimática. Las plantas nos permiten protegernos de los
vientos fríos, disponer de sombra en verano, aislarnos de los ruidos, controlar la erosión y
proporcionarnos belleza paisajística que cambia con el curso de las estaciones.
- El agua:
El agua de lluvia puede ser almacenada y empleada para el riego. Conviene conocer la cantidad de
precipitaciones y la época del año en que suelen producirse. Conviene realizar algún estudio para
conocer la presencia de agua subterránea que pueda sernos de utilidad, así como la existencia de
capas freáticas que puedan afectar al diseño estructural.
La presencia cercana de masas de agua: océano, lagos, ríos, etc. influye sobre el clima. Los lagos y
ríos atraen masas de aire frío. El océano puede traernos brisas y temporales.
Puntos de abastecimiento:
Ubicación de redes de abastecimiento de agua, gas, electricidad, saneamiento, telefonía, etc., así
como puntos de acopio de materiales de construcción, invernaderos para adquisición de plantas,
obtención de materiales reciclados, etc.
Antes de edificar conviene que una empresa especializada realice un estudio geotécnico del
terreno y nos aconseje sobre las capas y la profundidad adecuada a la que se debe cimentar.
También necesitaremos ayuda para localizar venas de agua, localización de la capa freática,
presencia del peligroso gas radón y zonas geopáticas (zonas de magnetismo alterado).
Cada vez hay más estudios que relacionan la presencia de cables de alta tensión, transformadores
de electricidad y antenas de telefonía con la mayor incidencia de ciertas enfermedades. Por ello es
necesario observar si en las proximidades de la parcela existen este tipo de instalaciones para
tomar las debidas precauciones.
- El asentamiento:
Es frecuente colocar la vivienda en lugar que nos parece más hermoso de la parcela, sin darnos
cuenta de que una vez hayamos ocupado el sitio con ladrillos y hormigón es muy probable que ese
espacio haya perdido su encanto. El lugar debe ser escuchado, sentido, percibido en todos sus
aspectos antes de comenzar el diseño de la edificación. Solo así podremos darnos cuenta de cuál
es el lugar adecuado para desarrollar cada una de nuestras actividades: lugares para pasear, para
estar, para dormir, para cocinar...
- La forma:
La forma resultante debe permitir hacer un buen acopio de la radiación solar en verano, eludir los
vientos de invierno y proporcionar la adecuada ventilación y frescura en verano.
Será fruto del paisaje y el clima. En un solar inclinado se puede llevar acabo un diseño en dos
niveles colocado en la ladera. En lugares áridos y de clima continental puede ser muy útil desde el
punto de vista climático plantearse una construcción semienterrada.
El control climático del interior de la vivienda necesita ser apoyado y propiciado por el adecuado
diseño y utilización del terreno circundante. El espacio al aire libre nos puede proporcionar un
microclima confortable y una relación necesaria y gratificante con la naturaleza.
- La radiación solar:
En invierno se necesita hacer acopio de la misma y en verano aislarnos de ella. Por ello se deben
buscar mecanismos para permitir su entrada en los días fríos y evitarla en tiempo de calor.
- Los vientos:
Los fríos vientos de invierno pueden frenarse con pantallas de setos y árboles de hoja caduca. Si el
terreno es irregular pueden aprovecharse los desniveles del mismo para construir la casa en un
espacio abrigado. La forma de la cubierta puede diseñarse más baja por el lado de incidencia de
los vientos, de modo que “resbalen” sobre ella sin dejar pared expuesta a los vientos. En zonas
secas y frías se puede construir una vivienda semienterrada.
- Los ruidos:
Las calles, carreteras o vecinos poco cuidadosos pueden hacer necesario la construcción de
pantallas acústicas. Existen elementos prefabricados que no quedará más remedio que colocar
cuando no se dispone de espacio.
- El gas radón:
Las zonas graníticas suelen ser grandes emisoras del gas radioactivo radón que se acumula en el
interior de la vivienda y puede resultar peligroso para la salud de sus ocupantes. La mejor forma
de librarse de él es la ventilación.
Climatología de la construcción
Introducción:
En nuestra cultura olvidamos con demasiada frecuencia armonizar el edificio con el lugar.
La vivienda es un cobijo que ha de soportar las condiciones medioambientales sin deteriorarse por
lo que debe diseñarse en armonía con el lugar donde se ubica, pues de lo contrario se verá
aquejado por diferentes patologías como humedades o grietas que le causarán una vejez
prematura. En verano la radiación solar dilata los muros y en invierno el frío los contrae.
Hay edificios que pueden considerarse “calientes”, como viviendas, escuelas, hospitales, oficinas,
centros comerciales, piscinas climatizadas y hoteles. Templados los pabellones de deporte, cines,
teatros, templos, mercados cubiertos y buen número de industrias. Edificios fríos serían los
almacenes y ciertas industrias.
Deben conocerse las actividades que desarrollarán dentro del edificio para adecuar los elementos
de regulación del clima a las mismas.
Contenido
El calor es una energía que sale de los cuerpos calientes y se transmite a los fríos.
Por conducción:
El calor se transmite de molécula a molécula sin que éstas se desplacen. Es el modo en que se
calienta una cucharilla fría
Por convección:
El calor se transmite desde las moléculas de un cuerpo caliente a las moléculas de un fluido en
movimiento. Es el modo en que un radiador calienta el aire de una habitación, puesto que el aire
al calentarse se dilata, baja su densidad, se eleva y otro aire frío más denso pasa a ocupar su lugar
tocando al radiador. También sucede al calentar agua en una cacerola con la llama debajo de ella.
Podemos ver las corrientes de convección muy fácilmente.
Un gas posee una cantidad de calor que obtuvo al convertirse de líquido en gas. Este calor lo
devuelve cuando se enfría y se convierte de nuevo en líquido. Todos hemos observado en las
mañanas frías cómo el vapor de agua que contenía el aire de nuestra habitación se ha condensado
en el cristal de la ventana.
Por radiación:
El aire en movimiento aumenta la sensación de frío. La velocidad del aire en el interior de una
vivienda debería ser en invierno de 0.1 metros por segundo. En primavera y otoño algo más
elevada, hasta 0.3 m/seg. En verano la velocidad puede elevarse para favorecer la refrigeración.
No solamente influye la velocidad del aire, sino también su dirección y zona del cuerpo en la que
incide: se tolera mejor una corriente de aire lateral que desde el suelo o el techo.
Deberán estar a menor temperatura los espacios en los que se desarrolla algún tipo de actividad
física y aquellos ocupados por personas con ropa abrigada.
Los seres humanos tenemos sangre caliente, cada uno de nosotros somos una fuente de calor. Si
un local va a estar ocupado por muchas personas sus necesidades de caldeo serán menores.
La sensación de confort también depende de otros factores como son los ruidos, vapores, olores,
presencia de humos y el grado de polución atmosférica.
Los humos más frecuentes provienen del tabaco y los combustibles, como la leña de una
chimenea.
Existen otros contaminantes que emiten objetos domésticos, como pinturas, barnices, líquidos
limpiadores, madera aglomerada, algunos aislantes como la urea-formaldehído, etc.
Los compararemos:
El frío con el aire cargado de humedad se percibe más “frío” y el calor húmedo resulta
bochornoso. Si el aire está saturado de humedad el sudor no se evapora, el cuerpo no se refresca y
se produce una sensación de sofoco.
La sensación de bochorno que se produce con temperatura elevada y humedad relativa alta se
hace soportable al aumentar la velocidad del viento.
Las personas somos seres de sangre caliente y todas estamos a la misma temperatura. Nuestro
organismo está diseñado de modo que el calor que desprenden las reacciones químicas de
oxidación que ocurren en el interior de nuestras células se disipa en el aire que nos rodea.
En los locales en los que la gente está muy aglomerada, no hay apenas corrientes de aire entre las
personas y el calor que cada cuerpo debería ceder no lo pierde, con lo que se sufre un
acaloramiento.
Temperatura y humos:
El humo en ambiente frío molesta más a los ojos y garganta que el humo en un aire cálido.
El polvo en suspensión es más molesto si la humedad relativa es alta. Es importante que los
radiadores no recojan polvo, que sean de superficies planas. En general todas las calefacciones de
tipo convectivo (el típico radiador), generan un movimiento de aire que transporta polvo.
Para analizar algunas de estas relaciones entre los factores que determinan el clima de un local y
los parámetros de las zonas de confort, observar los gráficos de la lámina:”Zonas de confort
climático” y las dos láminas tituladas: “Confort climático”.
Aislamiento
Como su nombre indica el aislamiento es una barrera que aísla, que dificulta el paso a través de
ella de calorías cuando se trata de aislamiento térmico y de sonidos cuando hablamos de
aislamiento acústico.
Aislamiento térmico:
Hemos de añadir que no sirve de nada la colocación de un buen aislante si se dejan puentes
térmicos que permitan la fuga de calorías a través de ellos.
Las cámaras de aire ventiladas tienen la ventaja de eliminar los problemas de humedades, pero es
preciso asegurarse de que el material aislante no deje espacios sin cubrir que actúen como
puentes térmicos.
La transmisión de calor por cambio de estado se puede dar en el interior de los cerramientos
cuando existen humedades en ellos y el agua se evapora enfriándolos.
La transmisión de calor por radiación no necesita soporte material, se puede transmitir en el vacío,
pero sí precisaría que dicha radiación pudiese penetrar en el material. La radiación solar calienta
únicamente la superficie de los cerramientos, no tiene mayor poder de penetración. La superficie
de los materiales expuestos al sol se calienta y por conducción, de molécula a molécula se va
transmitiendo el calor hacia el interior.
No aprovecha la masa térmica de los materiales de construcción que forman la envoltura del
edificio. Éste se calienta muy rápidamente si se dispone un foco de calor en el interior, porque el
aislante impide que se caliente la cáscara exterior, con lo que todo el calor queda dentro. Del
mismo modo se enfriará rápidamente al apagarse porque no dispone de calor acumulado.
Disponer de una gran masa térmica dentro del aislamiento permite almacenar durante el día una
gran cantidad de energía procedente de la radiación solar que entra por las ventanas orientadas al
sur. A su vez esta gran cantidad de calor acumulado se irá cediendo al ambiente cuando llega la
noche y en los días nublados. Un sistema bien diseñado y aislado puede acumular calor suficiente
para que a lo largo de cinco días nublados sucesivos solamente baje la temperatura interior en 2º
C.
Mucho mejores resultados, en cuanto a mantenimiento de una temperatura constante en el
interior, dan las viviendas enterradas o semienterradas de las que hablaremos en el tema 8.
Además la enorme masa térmica que proporciona la tierra que rodea al edificio, lo protege de las
heladas y de las dilataciones y contracciones térmicas producidas por las variaciones bruscas de
temperatura del exterior.
Queda añadir que no podemos olvidar que debe aislarse la solera del edificio, en especial en zonas
húmedas en las que el terreno está frecuentemente empapado y el agua del terreno atrapa el
calor del edificio.
Aislamiento acústico:
Somos el segundo país más ruidoso del mundo después de Japón. Nos guste o no, esto es así. Por
ello, cuando se habla de aislamiento acústico en una vivienda de ciudad hay que entender que
podemos gastarnos un dineral en aislamiento y aún así no tendremos garantías de éxito si los
vecinos no ayudan.
- Procedentes del exterior: los más habituales son los ruidos de tráfico, maquinaria de
construcción y voces de personas que salen de juerga por la noche los fines de semana (a partir de
4.000 Hz).
- Ruidos transmitidos a través de los materiales de construcción: pueden abarcar todo el espectro
auditivo: ruidos de impacto por caídas de objetos, tuberías, voces, música, motor del ascensor,
electrodomésticos...
- Ruidos aéreos: Los sonidos se transmiten por el aire, alcanzan un elemento constructivo (tabique,
estructura, etc.), se transmiten por él y desde él al aire de otra vivienda. Los “bajos” de una cadena
de música que suena en el primer piso pueden percibirse en el octavo transmitiéndose a través de
los pilares de hormigón armado.
Los ruidos aéreos que llegan a la vivienda también pueden abarcar todo el espectro auditivo y
pueden llegar a nosotros directamente o por reflexión.
Cuando una onda sonora llega a un objeto sólido, una parte de la onda se transmite a través del
sólido y otra parte se refleja y transmite por el aire.
Un buen diseño del local que evite reverberaciones, etc. Este tema es muy amplio y se sale del
objetivo de este trabajo. Los interesados pueden consultar el excelente trabajo de Fernando
Calderón.
Absorber el ruido aéreo con materiales porosos. Se utilizan la fibra mineral, fibra de vidrio, vidrio
celular, lana de roca, moquetas y aglomerados flexibles de poliuretano, vermiculita, perlita, arcillas
expandidas. Muchos de ellos son nocivos para el medio ambiente. (Ver lista de materiales
aislantes)
Aislar el ruido transmitido por los sólidos con materiales densos. Se utilizan las placas de yeso,
cartón-yeso, ladrillo y hormigón. No los hemos incluido en la lista de materiales aislantes.
Amortiguar las vibraciones producidas generalmente por máquinas. Se utilizan láminas de caucho,
neopreno, espumas de poliuretano, aglomerado flexible de poliuretano, losetas antivibratorias,
corcho, losetas flotantes de lana de roca, muelles con control de oscilamiento y cojines y esterillas
antivibratorias. No los hemos incluido en la lista de materiales aislantes.
Evitar la entrada de ruidos procedentes del exterior a través de las ventanas. El mejor sistema es
colocar dobles ventanas separadas al menos 15 cm. y provistas de vidrios gruesos.
Utilizar la vegetación. Las pantallas acústicas hechas con arbolado y setos funcionan muy bien
como pantalla acústica. Además son mucho más agradables que las hechas de hormigón u otros
materiales, purifican el ambiente y dan cobijo a las aves. La unidad didáctica 7 amplía este
apartado.
Corcho natural: puede utilizarse en paneles de corcho expandido o suelto y triturado en las
cámaras de aire, incluso dentro de bloques cerámicos. Excelente aislante térmico. En aislamiento
acústico deben ponerse espesores considerables, a partir de 10 cm.
Vidrio celular: forma barrera de vapor, combina aislamiento térmico y acústico con
impermeabilización. Para ser empleado en acústica se precisan densidades altas o un gran
espesor.
Vermiculita: proviene de micas calentadas y expandidas por vaporización del agua contenida en
sus moléculas. Aislamiento térmico y acústico. Se precisa un espesor a partir de 10 cm.
Lana, virutas o fibra de madera: pueden ignifugarse con boro o aglomerarse con cemento, con
magnesita o con cemento y yeso. Debe vigilarse que no lleven formaldehido. Aislamiento térmico.
Fibras de cáñamo: se protege del fuego por mineralización. Puede aglomerarse con cal y cemento.
Aislamiento térmico.
Lana de oveja: es atacada por polillas y hay que tratarla con tetraborato de sodio. Aislamiento
térmico y acústico.
Otras fibras vegetales: como paja, coco, fibras de ágave, juncos, espadañas, etc. Aislamiento
térmico.
Fieltro de madera: paneles hechos a partir de maderas resinosas. Son buenos acondicionadores
acústicos por su capacidad de absorción acústica. Tienen muy poco espesor, no son útiles como
aislamiento térmico.
Lana de roca: obtenida a partir de rocas volcánicas fundidas. Se debe utilizar mascarilla en su
colocación para no aspirar las fibras. Aislamiento térmico y acústico. No es de los más
aconsejables, pero es un buen absorbente del sonido y apenas hay en esta lista materiales de este
tipo.
Espumas de poliuretano: emiten sustancias tóxicas durante largo tiempo. Hacen barrera de vapor
Poliestireno expandido: catalogado como uno de los cinco plásticos más dañinos para el medio
ambiente.
Lanas minerales de vidrio y roca: dispersan en el aire microfibras que pueden inhalarse y causar
enfermedades pulmonares.
En lo relativo a este tema de confort climático recordemos que en Galicia hay varias zonas
climáticas. En todas se hace necesario el empleo de materiales aislantes y de mayor espesor en las
zonas de montaña. Es conveniente la orientación sur para aprovechamiento de la radiación solar.
La construcción tradicional gallega ha utilizado los muros de piedra de gran espesor, entre 60 y 80
cm., como elementos de cerramiento y sustentación de los pisos y cubiertas de madera. Es por lo
tanto una edificación con una gran masa térmica. Varios estudios, como “Arquitectura y energía
natural” de la Universidad Politécnica de Cataluña desaconseja para climas fríos y húmedos las
grandes masas térmicas (pág. 138) en uso discontinuo.
Esta construcción tradicional en ocasiones no tenía un buen aislamiento de cubierta, con lo que
gran parte del calor se perdía por ella. También se perdía calor a través de las pequeñas ventanas
que hasta la llegada del vidrio se cerraban con postigos de madera. Estas pérdidas de calor se
suplían aprovechando el calor del ganado y de las lareiras que funcionaban como elementos
calefactores.
Las antiguas pallozas tenían mucho mejor diseño bioclimático. El empleo de paja de centeno como
material de cubrición en vez de las lajas de pizarra usadas con posterioridad las hacía más cálidas y
confortables. El tener planta circular, dejaba mucha menor superficie de contacto con el exterior
con lo que las pérdidas de calor eran menores.
A la hora de rehabilitar una construcción tradicional en Galicia hay que plantearse un buen
aislamiento, sobre todo de solera y cubierta. El aislamiento de los gruesos muros de piedra puede
no ser tan necesario si los muros se encuentran en buen estado. Bastaría con restaurar las juntas y
en el caso de usar calefacción por paneles radiantes en las paredes, colocar entre el muro y el
elemento calefactor un aislamiento, por ejemplo de vidrio celular.
Si la piedra sufre patologías y humedades hay que averiguar la causa. Un muro empapado de
humedad es un puente térmico de primera. Si la causa son las humedades ascendentes por
capilaridad conviene hacer un drenaje en torno a la vivienda y practicar sifones atmosféricos en
línea, a 10 ó 15 cm. de altura sobre el suelo, cada 30 cm. de longitud del muro y de 30 cm. de
profundidad. Aquí el aislamiento interior sería conveniente.
Si la piedra se descascarilla conviene hacer un cepillado enérgico, una limpieza y revestir con un
mortero que permita “respirar” a la piedra. Como un mortero de cal. El revestimiento debe
hacerse sobre junta limpia y rehundida.
Si hay humedades por infiltración se deben cerrar las grietas y hacer goterones en los salientes.
La arquitectura tradicional gallega en muchas ocasiones colocaba láminas de piedra sobre las
ventanas para evitar la entrada de humedad por ellas. En ocasiones esto no es suficiente y el agua
sigue avanzando por la parte inferior de la losa hasta la ventana. En este caso bastaría poner un
cordón de silicona en el borde de la losa, por la parte inferior, para que el agua sea incapaz de
avanzar, ya que actúa como un goterón.
Si se ha de poner un material aislante en los cerramientos hay que elegir entre colocar un
aislamiento en el interior perdiendo la gran masa térmica del mismo o colocarlo en el exterior
perdiendo la belleza de la mampostería. El estado de la piedra y el uso que se dará a la vivienda
nos dará la respuesta.
En Galicia suele llover mucho y el aire con frecuencia tiene porcentajes de humedad relativa muy
altos. Por ello me ha parecido necesario incluir un apartado sobre cómo evitar humedades en la
edificación. Se expone a continuación:
Agua generada en el interior de la vivienda: ropa tendida, cocinas, baños y vapor de agua expelido
por las personas a través del sudor y la respiración.
Para evitar humedades en los edificios atajaremos las causas que la producen. Se puede hacer lo
siguiente:
Diseñar en el proyecto un forjado sanitario (a medio metro sobre el suelo). Si no se desea esta
solución, hacer una solera con piedras o piezas plásticas tipo “iglú” para que el agua que pueda
filtrarse, circule a través de ella y salga ladera abajo. Sobre la solera impermeabilizar y aislar de
manera concienzuda.
Asegurarse de que no habrá humedades ascendentes por capilaridad, haciendo una barrera en los
muros a unos 35 cm. sobre el suelo para evitar humedades por salpicaduras de la lluvia.
Diseñar adecuadamente las cubiertas evitando grietas o fisuras por donde pueda entrar el agua.
No dejar espacios de cubierta cerrados para permitir la dilatación, salida y ventilación del aire
interior colocando algunas tejas de ventilación. Si fuese necesario se harán juntas de dilatación
para evitar fisuras al permitir los movimientos naturales de contracción y dilatación de la cubierta
que se producen con los cambios de temperatura. Instalar canalones.
Diseñar cornisas y voladizos en la fachada donde suelen incidir las lluvias para evitar el choque
directo de la lluvia en los muros.
Colocar goterones en voladizos, cornisas, vierteaguas, y en cualquier superficie horizontal por la
que pueda deslizarse el agua de lluvia.
Vigilar la hermeticidad de la carpintería de puertas y ventanas para que no pueda filtrarse agua de
lluvia a través de ella.
Ventilar bien la casa para dejar salir el vapor de agua que respiramos las personas y el que se
produce en cocinas, baños, etc.
Utilizar materiales de construcción que “respiren”, es decir, que dejen salir el vapor de agua que se
genera en el interior de la vivienda. Esto implica la utilización de enfoscados, aislantes y pinturas
de poro abierto.
Emplear deshumidificadores. Hay que vigilar su mantenimiento ya que las bacterias se desarrollan
muy fácilmente en los espacios húmedos y cerrados. También puede captarse la humedad
mediante sales como el cloruro de calcio y evaporarse en el exterior en evaporadores solares, pero
es necesario que luzca el sol.
El concepto de confort climático es muy variable de unas culturas a otras. Los “aruntas”,
aborígenes australianos que viven en zonas desérticas donde son frecuentes las noches muy frías,
no usan vestidos ni mantas para cubrirse mientras duermen, acurrucándose con sus perros para
compartir su calor. A falta de termómetro, miden el grado de frialdad de las noches según el
número de perros que necesita cada persona para dormir sintiéndose cómoda. Una noche
extremadamente fría es una noche de tres perros.
Los japoneses siempre han llevado a la práctica el aportar calor únicamente donde es necesario,
consiguiendo consumos energéticos mínimos que pueden considerarse record en comparación
con otras culturas. Al ser Japón una tierra de fuertes y muy frecuentes terremotos no podían
construir viviendas con materiales masivos como ladrillo o piedras por ocasionar muchas víctimas
en caso de seísmo. Su vivienda tradicional solamente tiene una planta, su estructura es muy ligera
hecha con madera y los tabiques de papel de arroz. Para calentarse en invierno les bastaba el
“horigotatsu”, un hueco en el suelo colocado debajo de la mesa donde ponían carbón encendido
para calentarse. Uno o varios kimonos superpuestos sobre el cuerpo hacían el resto.
Debido a la humedad las normas constructivas japonesas obligan a construir el suelo de la vivienda
45 cm. sobre el terreno. Al estar ventilado, tiende a enfriarse. Los japoneses se quitan el calzado a
la entrada de la casa y necesitan disponer de un suelo cálido. Lo logran colocando esteras de paja
de arroz (de 5 cm.) llamadas “tatami” que resultan ser un excelente aislante.
En las regiones de Xicun y Tungwan al norte de China se construyen viviendas con patio excavadas
en roca blanda que resultan ser una quinta parte más baratas que las de ladrillo y madera. Al
aprovechar la gran masa térmica del terreno disfrutan en su interior de temperaturas diez grados
más altas que el exterior en invierno y de ocho a quince grados menos en verano.
Los esquimales construyen con hielo sus iglús. El hielo revestido con pieles demuestra ser un buen
aislante. A temperatura exterior de – 45º C. consiguen en su interior + 5º C. Es decir, 45º C. de
diferencia.
Hemos visto cómo el cuerpo humano se adapta al clima exterior para mantener su temperatura
interna constante a 37º C. valiéndose de la sudoración y de la regulación de la dilatación de los
capilares de la piel. A temperatura ambiente de 35º C. sólo las manos y pies pueden bajar a 35º C.
Si bajamos a 20º C. se mantienen a 37º C. solamente el cerebro, corazón, pulmones y vísceras
abdominales. Si permanecemos a 0º C. largo tiempo sólo estarán a 37º C. los órganos más vitales:
cerebro, corazón y parte de los pulmones. Las manos y pies correrán riesgo de congelación.
El pelo del oso polar es blanco y permeable a la luz. Bajo él, una gruesa piel de color negro atrapa
la radiación solar y se calienta. El pelo además actúa como aislante para que el calor acumulado no
se pierda.
Las aves acuáticas poseen una glándula cerca de la cloaca para impregnarse de grasa el plumaje.
De este modo el agua no empapa sus plumas y no se mojan aunque se sumerjan. Así no pierden
calor por evaporación.
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Introducción:
Para lograr un clima confortable en el interior de los edificios es necesario lograr un equilibrio
entre las pérdidas de energía y los aportes energéticos. Para comprender mejor los modos en que
un edificio pierde su energía, conviene recordar los modos de transmisión de calor que vimos en el
tema 2. Si hay alumnos de bachillerato que no lo han dado pueden ver las láminas números 1 y 3
del tema 2, eso les proporcionará suficiente base para entender esta unidad didáctica.
Este tema puede plantearse exponiendo de entrada los métodos que existen para que los edificios
puedan perder o no calor según la época del año, dando a entender que estos hallazgos son
descubrimientos actuales. Con ello estaríamos engañando a nuestros alumnos.
La historia de los distintos pueblos nos da ejemplos de cómo nuestros antepasados han sabido
combinar el diseño de sus viviendas con los materiales de construcción de que disponían para
captar la radiación solar en invierno, ventilar y refrescar los edificios en verano y crear microclimas
húmedos en los lugares áridos.
Es muy conveniente observar las ingeniosas viviendas del pasado y aprender de ellas. A partir de
ahí podremos armonizar nuestra tecnología con la sabiduría antigua.
Ya hemos citado la maravilla tecnológica que es un iglú, una vivienda que se derrite al llegar el
verano. No puede existir material de construcción más ecológico. En el verano sus moradores
habitan en tiendas transportables de piel de foca y armazón cónico de madera, adecuadas para su
etapa de vida nómada. Para evitar pérdidas de calor a través de la puerta superponen sobre ella
varias pieles.
En Mongolia y Kirghizistán los pastores nómadas viven en ingeniosas viviendas transportables, los
yurt que recubren con más o menos capas de fieltro según la temperatura exterior para lograr
mejor aislamiento.
En Noruega se utilizan desde antaño los tejados de hierba. El mantillo de turba vegetal y hierba
poseen un gran poder aislante. Actualmente se ha construido con tejado de hierba un precioso
auditorio en honor a Edvard Grieg, al lado de la que fue su casa.
En Japón todavía se usa el “sutomi” persiana opaca de madera aislante que se cierra por la noche
para no perder calor.
Los indios anasazi vivían en los acantilados de Mesa Verde (Colorado) orientados al sur para captar
toda la radiación solar y estar al abrigo de los fríos vientos. De este modo aprovechaban la masa
térmica de la roca.
En Perú ya existían chimeneas de ventilación en el año 700 de nuestra era. Actualmente en los
países árabes es corriente su empleo: Afganistán, Irak, Irán, Egipto, etc.
Los habitantes de las selvas tropicales necesitan edificios con buena ventilación, sombra y poca
capacidad de retener calor. Sus paredes dejan pasar el aire. En Nueva Guinea las viviendas se
construyen muy elevadas sobre el suelo y abiertas para dejar correr el aire. En Indonesia las
paredes son de paja muy permeables a las brisas.
En el Amazonas los yanomamo de la cuenca del Orinoco viven en grandes chozas comunitarias. No
hay tabiques para permitir circular a las brisas y disponen de un gran patio interior.
Vale lo dicho como ejemplo de los hallazgos de la arquitectura popular. No me extenderé más en
los logros de esta arquitectura anónima puesto que continuaremos viendo ejemplos de ello en
temas sucesivos. (Ver lámina 1).
Ya en el los comienzos del siglo XX, los dos grandes precursores del bioclimatismo que hemos
mencionado en el tema l, Le Corbusier y Frank Lloyd Wright, basaron buena parte de sus
aportaciones de control climático en los apuntes que tomaron en sus viajes por los pueblos de
Oriente, donde las viejas tradiciones arquitectónicas seguían vigentes.
Le Corbusier distancia el edificio del suelo por medio de “pilotis”, al modo de palafitos, para los
climas cálidos y húmedos. En climas templados cubre en parte la planta baja para evitar excesivas
pérdidas de calor, como hizo en la Casa Savoya en 1.929 ( lámina 2 ). Coloca solariums en las
azoteas, por ejemplo en la Casa Savoie en Poissy y l´Unité d´Habitation en Marsella (1.958). Sin
embargo su manejo de la ventilación y las masas térmicas no estaban logrados y cometió fallos.
Uno de los más notables fue su proyecto en Chandigarh cuya climatización natural no dio los
resultados esperados.
Frank Lloyd Wright utilizó la masa térmica del terreno en sus proyectos de casas alpinas. Uno de
sus proyectos más conocidos desde el punto de vista bioclimático es la casa H. Jacobs-2 construida
en Middleton (Wisconsin) en 1.943. Es una vivienda situada en un paraje frío en donde el viento
sopla con gran fuerza. En la parte cara al viento hizo una cobertura de tierra ocultando la planta
baja y haciendo que la parte vista ofrezca al viento un muro curvo para ofrecerle menos
resistencia y disminuir la superficie de contacto. La fachada opuesta es un semicírculo abierto al
sur, un gran ventanal que abarca las dos plantas y capta toda la radiación solar. (Ver lámina 3)
Otros arquitectos también han apuntado en algunos de sus proyectos elementos de control del
clima, por ejemplo, Adolf Loos en la Villa Karma construida en Clarens Bei, Montreux (Suiza) en
1.904, diseñó una fachada posterior cara al jardín en la que colocó rejas para que las plantas
trepasen por ella. Otro arquitecto, L. Kahn diseñó para la embajada en Angola en 1.959 unos
elementos que dan sombra a la fachada y ventiló y dio sombra a la cubierta con unos originales
quitasoles.
Contenido
Aunque la brevedad de este trabajo que debe ser elaborado en su totalidad en 4 meses no
permite profundizar en la distribución de la vivienda bioclimática, un tema que sería fundamental
tratar, he querido al menos incluir un esquema que representa la distribución ideal de los espacios
en los climas templados atendiendo al recorrido del sol en el firmamento y a las actividades que se
desarrollan en las distintas estancias. (Ver lámina 4).
- Por un diseño que ofrezca una gran superficie de contacto con el exterior favoreciendo de este
modo los intercambios de calor.
- Por ventilación al salir al exterior aire caliente procedente del interior del edificio y entrar aire
frío.
- Captación activa de energía solar utilizando mecanismos artificiales como colectores solares, etc.
que veremos en el tema 4.
- Captación de otros tipos de energías renovables como energía eólica, geotérmica, etc. que
puedan utilizarse para calentar el edificio.
- Aportes de calor debido a las personas que se encuentran en el interior. En el caso de edificios a
los que acude un gran número de personas, como por ejemplo institutos o centros comerciales
este dato puede ser importante. Cada persona es un foco de calor a 37º de temperatura interna.
A la vista de estos datos podemos hacer un resumen que nos sirva de índice para averiguar cuáles
son los métodos de que disponemos para conseguir un clima confortable dentro del edificio
cualesquiera que sean las condiciones climáticas externas.
- Con un diseño adecuado, ofreciendo menos superficie de contacto con el exterior, en especial las
superficies expuestas a vientos fríos
- Diseñando adecuadamente los elementos constructivos para lograr espacios más frescos
- Captación solar pasiva: Son sistemas que funcionan sin precisar un aporte energético externo.
Los veremos en este tema.
- Captación solar activa: Precisan para su funcionamiento de un aporte energético extra. Se verá
en el tema 4.
- Captación de energías renovables del entorno. Al final del tema 4 se trata del empleo de este tipo
de energías en viviendas bioclimáticas.
A continuación analizamos cada uno de los apartados de este guión que hemos presentado.
Se han realizado termografías para observar por dónde se pierde más calor en los edificios y se ha
visto que las mayores pérdidas a través de los cerramientos se producen en ventanas, cubiertas y
los llamados puentes térmicos. La primera definición oficial de puente térmico la dio la NBE-CT. en
1.979 sobre condiciones térmicas en los edificios en su anexo 2, apartado 2.6.1. Considero que tal
definición será excesiva para los alumnos de bachillerato, por lo que daremos una explicación en
lenguaje más coloquial
Estos puentes térmicos son zonas en las que un material buen conductor del calor deja escapar
calorías. Son puentes térmicos los elementos estructurales (pilares, vigas, forjados...) en contacto
con el exterior, las carpinterías metálicas y cualquier otro elemento buen conductor del calor
(marquesinas, vierteaguas, etc.) que conecte el interior cálido con el exterior frío.
A la vista de esto se comprende que las estrategias para evitar pérdidas de calor a través de los
cerramientos son:
- Aislar adecuadamente los muros, solera y cubierta (Ver apartado de aislamiento en tema 2,
página 69 y siguientes)
- Evitar los puentes térmicos dando continuidad al aislamiento de los cerramientos por el exterior
de los elementos estructurales. También se deben utilizar carpinterías con rotura de puente
térmico que separan la parte exterior e interior de la misma mediante barras o piezas de material
aislante. (Ver lámina 6)
- Emplear lunas que garanticen un buen aislamiento térmico. Generalmente son lunas que
también aíslan acústicamente.
- Utilizar doble acristalamiento. El pequeño espacio entre las lunas está relleno de aire seco o un
gas inerte (argón).
- Empleo de doble ventana. Tanto desde el punto de vista térmico como acústico da mejor
resultado la doble ventana que el doble acristalamiento. Solamente será necesario que tenga
rotura de puente térmico la carpintería exterior.
La mayoría de los materiales de construcción son permeables y permiten el paso del aire en mayor
o menor grado. También suele salir aire cálido del interior y entrar aire frío del exterior a través de
las rendijas de las puertas y ventanas por falta de estanqueidad. Es necesario que exista una
renovación del aire para disponer siempre de suficiente oxígeno para respirar, pero se ha de evitar
que esto suponga una pérdida de calorías.
- A través de la cubierta, muros, etc.: este problema se presenta en edificios antiguos que no han
sido debidamente restaurados. Debe hacerse una limpieza y restauración de las juntas y
rehabilitar las cubiertas. El aire caliente tiene menor densidad y asciende. Si hay fugas en la
cubierta escapará el aire caliente por ella y su lugar en las habitaciones será ocupado por aire frío
ocasionándose una situación de disconfort.
- A través de la carpintería: un modo sencillo para evitar filtraciones de aire por puertas y ventanas
es instalar carpinterías que garanticen un buen grado de hermeticidad. Esto no solamente protege
de las filtraciones de aire sino también del agua de lluvia.
- El punto por donde mayores pérdidas de calor suelen producirse son las cajas de las persianas,
por ellas se pierde aire caliente que ha ascendido (Ver lámina 6 )
- Taponar rendijas: en construcciones ya hechas no quedará más remedio que poner burletes para
taponar las rendijas, pero existen pocos burletes en el mercado que garanticen durabilidad, la
mayoría se estropean al cabo de uno o dos años y es necesario reponerlos. Si se dispone de
ventanas de una sola carpintería, puede ser el momento adecuado para poner una doble ventana
añadida, preferiblemente colocada hacia el exterior para garantizar una mejor hermeticidad.
- Puerta de entrada: Para evitar la excesiva ventilación a través de la puerta de entrada a la
vivienda, se debe hacer una entrada doble de modo que las dos puertas no se encuentren una
frente a otra.
En los edificios públicos también debe hacerse este vestíbulo de entrada. Habitualmente este tipo
de edificios están dotados de puertas automáticas de cristal que solamente se abren para dejar
paso a las personas, cerrándose automáticamente. Este sistema no evita que al abrirse la puerta
entre una ráfaga de aire frío procedente del exterior. En algunos casos se recurre a la colocación
de dos puertas sucesivas para evitar corrientes de aire, duplicando el consumo energético. Una
buena alternativa son las antiguas puertas giratorias, eliminan las corrientes de aire, limitan el
intercambio de aire con el exterior al mínimo imprescindible y no consumen energía eléctrica.
( Ver lámina7)
Es necesario que exista ventilación para disponer continuamente de aire fresco procedente del
exterior porque somos seres que respiramos oxígeno. La ventilación es necesaria no solamente
para aportar oxígeno.
Se precisa la ventilación para disipar el exceso de humedad y los olores. Al respirar exhalamos
vapor de agua que va saturando el aire. A esto hay que añadir el vapor desprendido en cocinas y
cuartos de baño. Vemos que es saludable disponer de una renovación del aire, se trata de
conseguirlo sin que suponga una fuga ruinosa de calorías.
Es muy importante que en el caso de existir en la vivienda cocinas o estufas con llama (de gas, leña
u otro combustible), se les suministre suficiente aire fresco para abastecer las necesidades de la
combustión. En el caso de las estufas de leña o carbón puede suministrarse el aire por medio de
una alimentación propia.
El aire fresco puede llegar a la estufa a través de una conducción que la enlace con un orificio
practicado en el exterior. Esta conexión directa de aire fresco evita pérdidas de calor y corrientes
indeseadas o molestas para las personas que puedan permanecer sentadas al lado de la estufa.
Para aprovechar mejor las calorías que se perderían con la expulsión de los gases de combustión
debería disponer de un intercambiador de calor. (U. Didáctica nº 4)
En cuanto al calentamiento del aire necesario para ventilación los procedimientos son éstos:
Aprovechar el calor de un elemento calefactor (almacén de calor, chimenea, etc.) para calentar el
aire. En el caso de disponer de suelos o muros radiantes resulta muy sencillo hacer pasar el aire de
ventilación por dichas superficies para calentarlo. La ventaja de ventilar con aire caliente se
compensa con el inconveniente de que nos supone un coste energético. El siguiente
procedimiento no supone gasto energético alguno.
Aprovechar el calor del subsuelo: calentando el aire de ventilación haciéndolo pasar por tubos
enterrados en el terreno, colocando los tubos de modo que el aire caliente, menos denso, pueda
subir. Los tubos deben ser de plástico para que la humedad del terreno no haga descender la
temperatura del aire. En terreno llano hay que colocar un pequeño ventilador para favorecer la
circulación del aire. Evitar la entrada de insectos con malla metálica fina (Ver lámina 8).
Diseñar adecuadamente las superficies en contacto con el exterior, en especial las expuestas al
viento:
Las pérdidas de calor a través de superficies en contacto con el exterior se reducen si se suprimen
los metros cuadrados de superficie en contacto. Seguramente resulta más fácil de comprender
esto viendo un dibujo (Lámina 9) que con la explicación que expongo a continuación:
- Enterrar o semienterrar el edificio: Este sistema aprovecha la gran masa térmica del terreno para
reducir los intercambios de calorías con el exterior. La inercia térmica de la tierra es tan grande
que durante el invierno va radiando el calor absorbido en el verano, calentando la casa. Cuando ya
se ha enfriado el terreno al comienzo del verano, va refrescando la casa captando su calor que
acumulará mientras dure el buen tiempo. Una casa semienterrada, en invierno, está
aprovechando el calor que radia el terreno en las superficies en contacto con él. Veremos casas
enterradas en el tema de diseño del paisaje para control climático.
- Suprimir en lo posible la fachada orientada hacia los vientos fríos, especialmente los del norte.
Puede hacerse inclinando la cubierta hacia ese lado para que los vientos se desplacen por encima
de ésta.
- Curvar los paramentos expuestos al exterior, especialmente los orientados al norte para reducir
la superficie de contacto y reducir el rozamiento. La mínima superficie en contacto con el aire
exterior a igualdad de volumen interior la proporciona una semiesfera.
El tema de la ventilación se trata más extensamente en la unidad didáctica 5. En esta veremos los
fundamentos básicos de la misma que se expresan en la lámina 10.
La refrigeración por medio de la ventilación se basa en poner en práctica estas estrategias que se
resumen en la lámina 11:
Dejar salir el aire caliente: para ello se practican aberturas en los puntos en los que el aire caliente
tiende a acumularse para evacuarlo. Como el aire caliente es menos denso y tiende a ascender se
acumula en las zonas altas, por lo que se practican aberturas en cubiertas y techos.
Introducir aire fresco: El aire puede enfriarse haciéndolo pasar por el subsuelo o captarse del
interior de cuevas naturales, como hacen desde hace siglos cerca de Vicenza, Italia. En zonas
áridas y sobre las ciudades circulan corrientes de aire más fresco a determinada altura y es
necesario captarlo mediante torres captadoras. Esto lo veremos en la unidad didáctica 5
correspondiente a ventilación.
Enfriar el aire destinado a ventilación: si no se puede captar aire fresco al menos puede enfriarse
recurriendo a la construcción de microclimas como patios interiores y con la ayuda de la
vegetación. En zonas de clima seco puede aumentarse el enfriamiento por medio de la
evaporación del agua, colocando fuentes o superficies húmedas expuestas a las corrientes de aire.
En zonas tropicales muy húmedas este sistema es menos eficaz.
Generar corrientes de aire: se facilita la entrada de aire fresco y la salida de aire caliente
generando corrientes que circulen refrescando el interior del edificio. También son muy útiles los
sistemas de doble cubierta en medio de la cual circula el aire enfriándola.
- Estancias con techos altos para que el aire caliente ascendente no afecte a las personas y para
favorecer la circulación de aire.
- Disponer en sótanos y semisótanos estancias habitables para la época calurosa. Las viviendas
islámicas tradicionales disponen de una o más estancias de este tipo.
- Diseñar una distribución flexible, de modo que dependiendo de la época del año puedan
habilitarse como zonas de estar o dormitorios diferentes espacios de la vivienda para adaptarse a
las condiciones climatológicas cambiantes.
- Proyectar umbráculos, espacios sombreados entre el exterior y el interior del edificio, como
porches, pérgolas, etc. para crear espacios intermedios que incluso pueden ser habitables en
determinados momentos del día.
- Proyectar uno o más patios interiores con vegetación y fuentes para crear microclimas frescos y a
la sombra. La mayor parte de las habitaciones pueden agruparse alrededor de los patios y disfrutar
de las corrientes de aire fresco que generan.
- Diseñar una cubierta de hierba asociada a un sistema de riego por pulverización lo que producirá
una refrigeración por evaporación en la zona que más se calienta en verano: la cubierta.
- Hacer un diseño urbano con calles estrechas: los cascos antiguos de las ciudades son un ejemplo
de cómo crear microclimas con sombra y temperaturas estables. Además, los cruces de calles
facilitan la ventilación sin que las brisas alcancen velocidad excesiva.
Obstaculizar la entrada de la radiación solar:
La reducción de la incidencia de la radiación solar sobre el edificio cuenta con un gran aliado en el
empleo de la vegetación, tema que trataremos ampliamente en la unidad didáctica nº 6. Aquí
haremos una enumeración de los elementos que regulan la captación solar según necesidades o
según la época del año. Están representados en las láminas 13 y 14. Son estos:
Diseñar voladizos o pantallas que proyecten sombra. En climas templados como el nuestro los
voladizos deben dar sombra en verano y permitir la entrada de la luz solar en invierno, para ello se
dimensionan según el recorrido solar anual. (láminas 2 y 3 tema 1).
Dotar a los elementos de carpintería de lamas direccionales, toldos y postigos que regulen la
entrada de la luz solar
Colocar en las ventanas vidrios aislantes, reflectantes y/o tintados que reduzcan la captación de la
radiación solar
Plantar frente a la fachada sur del edificio plantas de hoja caduca, trepadoras para pérgolas o
árboles que darán sombra en verano y dejarán pasar la luz en invierno.
Tamizar la entrada de luz solar directa por medio de celosías. Es un método usado habitualmente
en países del Mediterráneo y Oriente.
Diseñar el perfil de las jambas de puertas y ventanas a 90º en relación al plano de fachada de
modo que permitan la entrada de menor radiación solar.
Favorecer la luz solar indirecta o reflejada. Este sistema mantiene el interior del edificio mucho
más fresco. Puede conseguirse por medio de pantallas translúcidas que dejen pasar luz atenuada o
diseñando superficies con el ángulo adecuado para que llegue al interior luz reflejada y no luz
directa.
La radiación solar que llega a la Tierra en parte se refleja de nuevo al espacio. El porcentaje
absorbido por la atmósfera origina, entre otros, los fenómenos de evaporación y condensación del
agua causando los fenómenos climáticos: lluvia, vientos y demás fenómenos meteorológicos.
También es utilizada por las plantas para realizar la fotosíntesis dando origen a la cadena de
alimentación de todos los seres vivos. Otra parte la absorbe el terreno. La energía eólica,
hidráulica, biomasa, de las mareas y las olas, etc. son transformaciones de la energía solar.
El petróleo que quemamos ahora y que tuvo su origen en los seres vivos de hace millones de años,
fue una energía que vino del Sol, se elaboró lentamente en el interior de la tierra y ahora estamos
malgastando. Por ello es fundamental que utilicemos la radiación solar directa y las energías
renovables.
Se denomina así al método de captación de la radiación solar que funciona sin necesitar aporte
energético externo. También se denomina pasivo al sistema que ocasionalmente pueda utilizar un
pequeño equipo para acelerar los intercambios térmicos aunque no sea imprescindible para su
funcionamiento, como por ejemplo, un ventilador.
Los sistemas captadores pasivos precisan combinarse con mecanismos de ocultación para
proteger al edificio de la entrada indiscriminada de radiación solar en los días calurosos de verano.
En este mismo tema vimos ya el apartado de cómo obstaculizar la entrada de la radiación solar.
(Láminas 13 y 14).
Otra posibilidad es acumular dicha radiación solar para ser utilizada en la noche o incluso emplear
sistemas que acumulen el calor para el invierno.
Vemos que la captación solar pasiva abarca dos tipos de elementos:
Elementos captadores: recogen la radiación solar. Para su estudio los clasificaremos en sistemas
captadores directos, indirectos y añadidos. Se analizan en la página siguiente.
Se denominan sistemas de captación directa a aquellos en los que la radiación solar entra
directamente en el espacio que se desea caldear. Esto se consigue haciendo que los rayos solares
atraviesen un vidrio y calienten el aire, los suelos y los paramentos interiores. (Ver lámina 16)
Una simple ventana orientada hacia el Sol es el primer sistema de captación solar pasiva. Todos
sentimos más confort un día de invierno en el que los rayos del sol entran por la ventana que un
día nublado, aunque el termómetro marque la misma temperatura. Nuestra piel capta la radiación
solar y eso nos hace sentir más confortables.
La captación solar se puede hacer a través de un invernadero, galería o terraza cubierta con vidrio.
Es un espacio acristalado creado con la finalidad de captar el máximo de radiación solar. Las
habitaciones a caldear se prolongan, sobresalen de la fachada, disponen de un espacio donde se
pueden cultivar plantas, usarse como zona de estar, de recreo, o simplemente tomar el sol.
Durante el día, el aire que se calienta en el invernadero se distribuye por toda la casa gracias a las
corrientes de convección. Después veremos mejoras a este sistema. Por la noche deben evitarse
las pérdidas de calor colocando persianas o contraventanas. También puede ser útil el empleo de
vidrios aislantes, pero debe consultarse al fabricante en qué grado permiten la absorción de la
radiación solar. No sólo querremos conservar el calor de dentro, también necesitaremos captar el
calor del sol.
En verano se debe impedir la entrada de la radiación solar con los elementos de cierre que ya
hemos visto y facilitar una buena ventilación para evitar la captación de energía solar y favorecer
la refrigeración. Un invernadero siempre debe tener respiraderos o aberturas en la parte superior
para dejar salir el calor en verano.
Elementos captadores indirectos:
Son modos de captar la radiación solar por medio de elementos constructivos que actúan de
intermediarios. Captan y almacenan la energía solar que cederán posteriormente a las
habitaciones. (Ver láminas 17 y 18).
Hemos visto que los sistemas captadores directos consisten en exponer a la radiación solar el
espacio constructivo que se desea caldear. Para lograrlo se interpone el vidrio de una ventana o
galería acristalada entre la radiación solar y el espacio a calentar. Veamos el por qué:
Una vez que los materiales de construcción han absorbido la energía solar, van cediendo
lentamente la energía sobrante en forma de radiación infrarroja. La radiación infrarroja no es
capaz de atravesar el vidrio, acumulándose dentro del espacio constructivo. Es el llamado efecto
invernadero.
Los suelos, muros y cubierta pueden ser muy útiles para captar y almacenar la energía procedente
del Sol, sobre todo si son porosos ya que tienen más superficie de intercambio. En invierno los
materiales de construcción acumulan energía solar durante el día que van cediendo lentamente
durante la noche. El agua es también un excelente material para captar y almacenar calor.
Si se dispone de suficiente superficie acristalada y masa térmica, es decir, muros y suelo gruesos y
de materiales densos como ladrillo, piedra u hormigón, éstos pueden acumular energía para ir
cediendo durante varios días nublados consecutivos. De este modo se mantendrá una buena
temperatura en el interior. Puede ser necesaria la ayuda de alguna estufa o radiador en invierno,
pero las necesidades de calefacción van a ser mucho menores.
Puede construirse un grueso y masivo muro de fachada orientado al sur y poner sobre él un vidrio
para que capte y acumule la radiación solar. Para facilitar los intercambios de calor con el resto de
la vivienda se pueden hacer unos orificios en la parte superior e inferior del muro para facilitar las
corrientes de convección. Este sistema fue popularizado por el ingeniero francés Félix Trombe y se
denomina muro o pared Trombe.
Además del citado existen otros sistemas de captación indirecta de la radiación solar, haremos un
resumen de ellos:
- Muro Trombe: Muro de gran masa térmica construido de piedra, hormigón, bloques de tierra,
adobes o ladrillo sin pulir orientado al sur y precedido de un vidrio o elemento translúcido para
favorecer el efecto invernadero. Lleva aberturas en su parte superior e inferior para favorecer los
intercambios térmicos entre la cámara de aire que calienta el sol y el interior del edificio. Es
necesario aislar el vidrio en las noches de invierno para no perder calorías y sombrear en verano
para evitar la acumulación de calor. (Ver lámina).
- Cubierta de inercia térmica: es una cubierta realizada con materiales de construcción de elevado
peso específico. Su gran masa amortigua las oscilaciones térmicas.
- Inercia térmica interior: consiste en situar en las paredes y suelos del interior del edificio grandes
masas térmicas que capten y acumulen la radiación solar. Deben situarse en lugares donde
puedan captar la energía, cerca de ventanales, invernaderos, etc. Deben repartirse lo más posible
por todo el edificio, no concentrar las masas térmicas solamente en una zona para amortiguar
mejor los ciclos noche-día. El aislamiento del edificio debe ir por el exterior, para proteger el calor
acumulado en muros y suelos. (Ver lámina).
- Solera de grava: consiste en disponer una solera de grava muy bien aislada que actuará de
depósito acumulador. Hay que asegurarse de que la humedad del terreno no llegará a la grava. La
captación se realiza a través de un vidrio como en la pared Trombe. La energía almacenada se
conduce al interior del edificio, bien por radiación o bien haciendo circular aire por el interior de la
solera.
- Inercia subterránea: Este sistema aprovecha la gran masa térmica del terreno para amortiguar las
oscilaciones climáticas del exterior. Da muy buenos resultados en climas extremados y de
montaña.
- Cubierta de agua: Sobre una azotea pintada de color muy oscuro o negro se colocan bidones o
sacos de plástico que se llenan de agua. Su eficacia aumenta si se cubren con vidrio o un material
translúcido. En nuestras latitudes, por la inclinación de los rayos solares en invierno, deben ir
sobre una superficie inclinada y cubrirse durante la noche invernal. En verano puede utilizarse este
sistema para refrigerar, dejando destapados los depósitos de agua para que se enfríen durante la
noche. Dan mejor resultado en refrigeración en clima continental con noches de verano frescas y
días calurosos.
También pueden instalarse colectores prefabricados para la captación pasiva de la radiación solar,
pero en esta unidad didáctica nos estamos centrando exclusivamente en el control climático por
medios constructivos. El apartado correspondiente a paneles solares se verá en la unidad didáctica
nº 4.
Elementos acumuladores:
Son dispositivos que almacenan calor para ser cedido al edificio cuando desciende la temperatura
exterior. Alguno de estos sistemas ya los hemos citado. No es necesario emplear un único sistema
de acumulación. La experiencia indica que da mejores resultados la combinación de varios tipos de
masas térmicas, ya que cada estación o circunstancia climática se adapta mejor a uno u otro
sistema. Se representan en la lámina 20. En resumen son estos:
- La acumulación del calor también adquiere gran importancia en los sistemas de captación solar
activa, en la obtención de agua caliente sanitaria (para duchas, lavado de ropa, etc.) y en los
sistemas de calefacción por colectores solares ( unidad didáctica 4 ). Los acumuladores de calor
latente pueden absorber de los colectores de captación solar la energía procedente del sol y
almacenarla aunque su aporte sea intermitente. Así pueden ir cediendo lentamente el calor
acumulado al interior del edificio.
- Lagunas solares: son muy utilizadas en Japón para calentar el agua de los arrozales, lo que
produce un aumento de la cosecha de arroz del 8 al 20 %, pero nada impide utilizar este sistema
en edificación y se han hecho estudios sobre ello. Estas lagunas tienen una superficie de 3.000
metros cuadrados y 2 metros de profundidad. Sobre ellas esparcen copos de hollín o poliestireno
para evitar pérdidas de calor y alcanzan temperaturas de unos 35º C.
En la primera unidad didáctica hemos hablado de las regiones climáticas en Galicia. Podemos decir
que Galicia disfruta de un clima templado y húmedo en la mayor parte de su territorio.
En climatización hablar de un clima templado significa tener que calentar en invierno y refrescar
en verano. La humedad excesiva hay que tratarla y proteger los edificios de los fuertes temporales
de las zonas costeras.
Una construcción tradicional muy bien adaptada a este clima eran los castros celtas construidos
con pallozas o citanias de planta circular y situadas muy próximas, de modo que ofrecían menor
superficie a los vientos y se protegían unas viviendas a otras frente a los cambios de temperatura.
El tipo de construcción rural posterior de viviendas aisladas con gruesos muros de piedra tenía
buenos aciertos y otros elementos mejorables.
Habitualmente faltaba un elemento vital, sobre todo en construcciones a media ladera: una solera
de grava que permitiese circular al agua del terreno por debajo del edificio sin llegar a encharcar la
vivienda. En ocasiones se suplía este defecto dejando canalillos por donde circulaba el agua (los
dormitorios se situaban en la planta alta). En estos casos debe hacerse un drenaje ladera arriba. Si
no se tiene garantizada la impermeabilización puede ser muy conveniente hacer un forjado
sanitario, es decir, elevar el suelo de la vivienda medio metro sobre el terreno para permitir que se
evapore la humedad.
Un buen acierto eran los adosados: pajar, leñera y demás espacios pegados al edificio principal y
que hacían las veces de espacios de amortiguación climática, protegían de los fríos vientos y
creaban microclimas cálidos alrededor de la casa. El porche abierto de la planta superior cumplía
también esta misión y se logró un éxito climático cuando se transformó en galería acristalada, una
perfecta cámara de regulación térmica que convirtió el muro de fachada orientado al sur en
acumulador térmico.
Haremos ahora un resumen esquemático de los elementos que puede adoptar una vivienda en
Galicia que a la vez respete los criterios bioclimáticos y los logros de su arquitectura tradicional.
Este esquema lo separaremos en apartados atendiendo a la protección frente al viento, al
calentamiento en invierno, refrigeración en verano y protección frente a la humedad:
Hacer un pequeño terraplenado que defienda la edificación de los vientos y no deje paramentos
expuestos al mismo. El pequeño espacio que quede entre el edificio y la pared puede convertirse
en un agradable y sombreado patio trasero en verano y puede utilizarse como taller al aire libre en
los días templados.
Diseñar la cubierta de modo que los vientos resbalen por encima de ella y abra una gran fachada al
sur.
Ofrecer al viento la mínima superficie y curvarla para hacerla “aerodinámica” y los vientos
resbalen.
Calentamiento en invierno:
Abrir una gran fachada acristalada al sur para captar la radiación solar. Añadir en la fachada sur
espacios captadores adosados, como invernadero, galería o porche acristalado.
Dotar a las ventanas de contraventanas de madera para aislarlas por la noche y evitar pérdidas de
calor.
Disponer detrás de las superficies acristaladas orientadas al sur elementos acumuladores de calor:
muros Trombe, gruesos muros o soleras de gran inercia térmica o depósitos acumuladores con
grava o disoluciones de sales eutécticas y diseñando aberturas como puertas o ventanas interiores
que garanticen el reparto del calor acumulado al resto de la vivienda.
Poner un vestíbulo de entrada o entrar a través de una galería o invernadero para evitar corrientes
frías de aire al abrir la puerta.
En zonas frías y de montaña calentar el aire que se use para ventilación como vimos en el apartado
correspondiente.
Emplear sistemas de captación activa de la energía del entorno, como los que veremos en la
próxima unidad didáctica.
Si se desea poner una chimenea, asegurarse de que funciona por efecto Venturi.
La chimenea, cocina o estufa calefactora, si la hay, debe situarse en una zona central de la vivienda
para que el calor suyo y de las paredes de la chimenea irradie al mayor número posible de
estancias. Asegurarse de que la madera procede de explotaciones sostenibles.
Refrigeración en verano:
Evitar la entrada de la radiación solar en verano diseñando voladizos y/o disponiendo elementos
de protección, como toldos, sobre todo en el invernadero y galerías.
Dotar de persianas o estores sobre todo a las ventanas orientadas al sur y al oeste. En general
evitar la luz directa y favorecer la luz indirecta o reflejada.
Plantar árboles y trepadoras de hoja caduca en la fachada sur, como veremos en la unidad
didáctica nº 6.
Distribuir plantas y diseñar como zona de estar agradable y sombreada el pequeño patio situado al
norte.
Diseñar una ventilación por tuberías subterráneas para refrescar el aire. Aprovechar el trazado de
la zanja de drenaje y colocar la tubería de ventilación sobre la de drenaje, la humedad de la misma
le dará un frescor añadido.
Es de todos conocido el frío que hace en invierno en Suecia y Noruega. Para evitar pérdidas de
calor han construido muchos de sus edificios públicos subterráneos: edificios administrativos,
centros de salud y hasta un polideportivo con capacidad para 8.000 espectadores. Tienen la
ventaja añadida de que podrían servir como refugio nuclear.
El invernadero es un adosado que consideramos bastante actual, sin embargo ya existía en el Siglo
XVlll. El famoso muro popularizado por Trombe, tan empleado en climatización, fue construido por
Morse en 1.881.
Cerca de la ciudad italiana de Vicenza se encuentran las Villas Costozza que fueron construidas
hace siglos encima de cuevas naturales. Disfrutan de un excelente sistema de refrigeración natural
ya que introducen el aire fresco de las cuevas a través de celosías de mármol situadas en el suelo.
El famoso arquitecto del siglo XVl, Palladio, se inspiró en este sistema para refrescar la Villa
Rotonda que se ventila través del aire que circula por el sótano. El sistema lo completan unas
aberturas situadas en la cúpula que dejan escapar el aire caliente que se acumula en ella.
La arquitectura tradicional japonesa disponía en las ventanas dos tipos de cerramiento. El exterior
consistía en una gruesa plancha de madera decorada que se cerraba durante la noche para
mantener el calor del interior. De día se abría hacia arriba quedando sujeta en la cornisa del
tejado. El cerramiento interior consistía en una persiana translúcida de papel de arroz enmarcada
en madera, que permitía el paso de luz y protegía de las vistas. Si se deseaba abrir dicha persiana
se abría hacia el interior quedando sujeta de ganchos en el techo.
Otro sistema empleado por la arquitectura tradicional japonesa consistía en diseñar voladizos que
bloqueaban la luz solar directa. Del borde de ellos colgaban persianas translúcidas que dejaban
pasar luz indirecta, de modo que al interior de la vivienda llegaba solamente luz indirecta o
reflejada. Esto permitía abrir los muros exteriores corredizos favoreciendo la ventilación.
Sabemos que la Tierra orbita alrededor del Sol y es continuamente bañada por las ondas de
energía procedentes del Sol. Nuestros ojos pueden ver el 44% de esta energía, pero la mayoría no
podemos verla porque el 56 % de las ondas no están en el espectro visible. De ellas el 53 % son
infrarrojos, longitudes de onda larga. La atmósfera nos protege de las radiaciones de onda corta,
las ultravioleta que son más peligrosas (el 3 %).
La energía que llega a nuestra atmósfera procedente del Sol alcanza una potencia de 0,14 W/cm2.
A este valor se le conoce como constante solar. El 32% es devuelto al espacio, el 15 % lo absorbe la
atmósfera, el 6 % se refleja en el suelo y el 47 % restante es absorbido por la tierra.
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Introducción:
Los sistemas activos son una mejora de los sistemas pasivos de aprovechamiento de la radiación
solar que se han venido utilizando desde hace algunos siglos en invernaderos que facilitasen el
crecimiento de las plantas.
A finales del siglo XVIII se descubrió en Inglaterra el modo de fabricar vidrio moldeado, método
más rápido que el soplado y que permitió la fabricación industrial del mismo. En este tiempo
mejoraron los sistemas de transporte que hicieron accesibles los productos elaborados a un gran
número de personas. Ya se fabricaban perfiles de acero y surgió la construcción de invernaderos
para disponer de alimentos vegetales frescos durante el invierno.
La primera vivienda que se construyó empleando sistemas activos de calentamiento de agua fue la
“Casa solar M.I.T. nº 1”, construida en el Massachussetts Institute of Technology en el año 1.939.
Disponía de colectores en el tejado y un acumulador de agua caliente. Otras casas solares M.I.T.,
las nº 2, 3 y 4 se hicieron en Lexington y Cambridge en 1.947, 1.949 y 1.958.
En 1.968 el profesor Félix Trombe y el arquitecto Jacques Michel edificaron en Chauvency-le-
Chateau (Lorena, Francia) un prototipo de casa solar. Tenía una superficie habitable de 106 metros
cuadrados y una superficie de captación solar de 45 metros cuadrados. En los dos años que duró el
experimento se mantuvo una temperatura en el interior de la vivienda de 18 a 20º C., si bien en
los días nublados se consumía energía auxiliar.
Se dice que suelen transcurrir 30 años desde que una innovación técnica recién descubierta queda
establecida y probado su buen funcionamiento, hasta que se logra una explotación eficaz de la
misma. Esto ha sucedido con el ferrocarril, el avión, el automóvil, los cohetes espaciales y otros
inventos.
La eficacia de los sistemas activos de captación solar quedó demostrada en 1.939. Hubo que
esperar hasta 1.977 para que se introdujesen en el mercado sistemas de calefacción solar para
viviendas, en concreto las firmas alemanas Süddeutshe Metallwerke en Walldorf y la
Messerschmitt-Bölkow-Blohm de Munich-Ottobrunn, pertenecientes ambas al consorcio BBC.
Los sistemas de captación activa de la energía solar son tan eficaces que se han construido casas
solares incluso en países escandinavos. En 1.975 Carl Hugo Olsson, arquitecto de la Ciudad
Universitaria de Lund proyectó una colonia de casas de 115 m2 de superficie cada una. Debido al
rigor de los inviernos suecos se prestó especial atención al aislamiento, llegando a 120 cm. de
espesor en las paredes orientadas al norte. Toda la superficie de los tejados son colectores solares
y el aire entrante lo hace a través de un invernadero. La sauna y lavandería son comunes e
instaladas en un edificio aparte.
Contenido
En la unidad didáctica 3 vimos cómo podía utilizarse la radiación solar para el calentamiento del
agua y del aire. También se explicaba el efecto invernadero y cómo éste se utilizaba para captar el
calor del sol. El funcionamiento de la gran mayoría de colectores solares se basa en el efecto
invernadero.
De una manera esquemática puede decirse que un colector solar es una caja cerrada, tapada en su
parte superior por un vidrio transparente, atravesado por los rayos del sol que calientan un fluido
que circula por su interior.
Los sistemas activos incorporan una bomba de circulación para impulsar el movimiento del fluido y
un intercambiador de calor para poder ceder la energía captada a los locales o elementos que se
desea caldear.
Como el sol no brilla siempre, se hace necesario incorporar sistemas de almacenar el calor solar,
como son materiales de gran masa térmica o depósitos que contengan agua o disoluciones de
sales eutécticas. De este modo puede disponerse del calor absorbido por el día para utilizarlo por
la noche o en días que no luzca el sol.
Comenzaremos la exposición de los contenidos de este tema elaborando un esquema de los
sistemas de captación solar por medio de colectores. Así podemos enlazar la captación solar
pasiva que vimos en la unidad didáctica 3 con los sistemas activos en los que nos detendremos con
más detalle.
Haremos hincapié en los sistemas para obtención de agua caliente sanitaria y calefacción, tanto en
instalaciones que emplean aire como agua y completando con los apoyos de otros sistemas de
calefacción que pueden incorporarse para complementar la falta de captación solar en los días
nublados y muy fríos. Por último haremos mención de otros sistemas de captación de la energía
del entorno: energía eólica, solar fotovoltaica y el complemento de ambas con energía hidráulica.
Los sistemas de captación solar por medio de colectores se pueden utilizar para abastecer la
vivienda de agua caliente sanitaria, dotarla de calefacción y también de refrigeración.
En la unidad didáctica 3 vimos un sistema de captación solar pasiva muy sencillo, y por lo tanto
con muy escaso riesgo de averías, que funciona por termosifón. Este sistema consiste en poner
colectores solares a un nivel más bajo que la vivienda. El fluido, aire o agua, al calentarse en el
captador solar o en un colector baja su densidad y asciende por los conductos hasta el edificio. Allí
cede su calor, se enfría y regresa por la tubería de retorno al colector. Es pues un sistema de
circulación por gravedad. Los sistemas de aire son más simples y precisan menos mantenimiento.
Los sistemas de agua deben llevar anticongelante, necesitan un mantenimiento y emplear tuberías
gruesas para favorecer la circulación por gravedad.
Colocando los captadores a un nivel más bajo que la vivienda se puede disponer de aire o agua
caliente que ascenderá hasta los puntos de consumo sin necesidad de ayuda externa.
Los sistemas activos de captación solar añaden a esta instalación algunos elementos para poder
colocar los colectores en el tejado en vez de a ras de suelo, para instalar refrigeración y para
mejorar su rendimiento.
Un sistema pasivo de captación solar consta de muy pocos elementos que vamos a resumir a
continuación. A este tipo de instalación se le denomina de tres maneras: sistema de captación
solar pasivo, sistema natural directo o sistema termosifónico. Utilizaremos este último:
- Colector (o colectores)
- Fluido que conduce el calor desde los colectores al acumulador de calor o a los puntos de
consumo
- Colectores
A la parte de la instalación por la que circula el primer fluido se le denomina circuito primario.
Al conjunto de elementos que abarcan la circulación del segundo fluido se le denomina circuito
secundario.
En las instalaciones de agua caliente sanitaria el segundo fluido mencionado es el agua que se va a
utilizar.
En las instalaciones de calefacción habrá que distinguir entre instalaciones que utilicen aire
caliente, en cuyo caso este segundo fluido será aire que se impulsará dentro de las habitaciones a
caldear o sistemas de calefacción por agua, en cuyo caso el agua funciona en circuito cerrado y
cede el calor a las habitaciones a través de paneles radiantes. Este es un caso bastante habitual.
Los sistemas que llevan una bomba de circulación para impulsar el movimiento del fluido también
se llaman sistemas forzados.
Los sistemas activos de captación solar son más complejos y tienen más posibilidades de padecer
averías. A los elementos citados hay que añadir el vaso de expansión, termostatos, válvulas de
retención, purgadores, etc.
A continuación vamos a explicar uno a uno los elementos fundamentales de estas instalaciones: el
colector, intercambiador de calor, depósito acumulador y bomba de calor.
Finalizaremos los contenidos de esta unidad didáctica con otros elementos de captación de la
energía del entorno: captación solar fotovoltaica, máquinas eólicas y sistemas híbridos.
Colector solar
El colector solar plano consiste en una caja cerrada por su parte superior con un vidrio para
producir el efecto invernadero. Se trata de un vidrio solar de seguridad resistente al granizo y muy
bajo grado de reflexión para evitar que los rayos del sol se reflejen en él. Este vidrio asegura la
entrada dentro del colector del máximo de rayos solares. También se han obtenido muy buenos
resultados con cierres superiores de láminas de teflón, material muy resistente a la rotura y a la
intemperie.
En el fondo del colector hay un absorbedor de calor, generalmente una lámina de cobre o
aluminio con un recubrimiento selectivo que facilita la absorción de las ondas cortas y evita la
emisión de ondas largas. Así se consigue un máximo aprovechamiento de la radiación solar. El
absorbedor cede su calor a un fluido, aire, agua que o a una mezcla de agua y anticongelante si
existe riesgo de heladas. El fluido puede circular por tuberías o sobre el absorbedor. Las paredes y
el fondo del colector plano llevan un revestimiento aislante para evitar pérdidas de calor.
Algunos fabricantes succionan el aire del interior del colector para reducir la irradiación térmica y
evitar corrientes de convección. Estos colectores llevan un indicador para comprobar el vacío
interior y en caso necesario poder restaurarlo con una bomba de vacío.
Existe otro tipo de colectores de vacío formados por tubos de cristal con vacío en su interior y que
contienen un absorbedor.
Otra modalidad son los colectores de depósito. Como su nombre indica son a un tiempo
colectores y depósito de acumulación ya que el absorbedor forma las paredes del depósito. En el
interior del colector hay un elemento reflector que dirige los rayos del sol a las paredes del
depósito-absorbedor. Como en los colectores planos lleva una cubierta de vidrio solar.
Intercambiador de calor
En los colectores se capta la radiación solar para calentar un fluido. Este fluido se transporta a
través de conductos, pero en algún punto de su recorrido debe ceder este calor. Esta cesión se
realiza en los sistemas activos por medio de un intercambiador.
Un intercambiador de calor es un aparato en el que circulan dos fluidos que no entran en contacto
físico, pero que permite la transmisión de calor de un fluido al otro a través de las paredes de los
conductos por los que circulan.
El fundamento de un intercambiador de calor es la barrera de separación entre los dos fluidos que
debe estar constituida por un material muy buen conductor de calor.
Un tipo de intercambiador sencillo consiste en un espacio ocupado por uno de los fluidos en cuyo
interior se disponen haces tubulares o un serpentín por el que circula el otro fluido. Los tubos
pueden llevar aletas para aumentar la superficie de contacto.
Otro tipo de intercambiador aún más sencillo y de menor eficiencia consiste en un aparato que
separa ambos fluidos por una pared metálica.
En los sistemas de captación solar activa es frecuente que los intercambiadores de calor estén
incorporados en el depósito acumulador. Si el depósito acumulador tiene gran capacidad es
conveniente colocar el intercambiador de calor independiente del mismo y se sitúa entre los
colectores y el depósito.
Para compensar la dilatación de los fluidos que circulen en circuito cerrado, como suele suceder
en los circuitos primarios es necesario colocar un vaso de expansión.
Depósito acumulador
En el colector se capta la radiación solar y por medio de un fluido se lleva a un depósito para
acumular el calor absorbido. Esto es necesario para poder disponer de agua caliente o calefacción
cuando el sol ya no brilla por la noche y si el depósito acumulador es suficientemente grande,
incluso en días nublados. Es fundamental que esté muy bien aislado para no perder calor.
Los depósitos sin presión suelen ser de plástico y son usuales en las instalaciones de captación
solar pasiva que funcionan por termosifón. También en instalaciones mixtas que combinan
captación solar con otros aportes energéticos en los días más fríos, como por ejemplo calderas de
gas.
Los depósitos a presión suelen ser de acero inoxidable. En este tipo de depósitos el agua fría entra
en el depósito, capta calor del intercambiador y sale una vez caliente por la parte superior del
depósito para ser utilizada. A la vez, entra por la parte inferior la misma cantidad de agua fría para
ser calentada. En estos depósitos el agua más fría está en la parte inferior y la más caliente en la
parte superior.
En sistemas de calefacción por aire se usan con frecuencia depósitos de piedra o ladrillos para
almacenar calor. Durante el día, el aire que llega del colector cede su calor a un material de gran
masa térmica que se va calentando. Por la noche se tapona el circuito del colector y se hace
circular a través del depósito el aire del interior de la vivienda para calentarla.
La gran masa de tierra, aire o agua ambiente de la que hemos captado el calor recupera su
temperatura rápidamente porque el sol va a seguir calentándola.
Las bombas de calor también pueden funcionar a la inversa, es decir, se puede captar calorías de
una pequeña masa, por ejemplo, el aire del interior de una vivienda y cederlas a la gran masa
ambiente, por ejemplo al aire exterior, con lo que refrigeraremos la casa. De hecho todos tenemos
en nuestras casas al menos una bomba de calor: la del frigorífico, que extrae calor de su interior y
lo cede al ambiente. Así se refrigeran los alimentos, extrayéndoles su calor.
Es fácil producir calor frotando dos varillas. Al frotarlas ente sí se calientan. Añadiendo trabajo a
una masa que está a baja temperatura se puede producir calor y subir su temperatura.
Un modo de introducir trabajo en un sistema es comprimir un fluido. Las bombas de calor que
funcionan mediante compresión comprimen un gas con lo que disminuye su volumen y su
temperatura aumenta sin que cambie su contenido calórico. Si se desea calentar puede
aprovecharse este aumento de temperatura para calentar el agua de los paneles o radiadores de
calefacción.
No siempre está permitida la utilización de las aguas subterráneas para estos fines. Una excelente
solución es el empleo de los colectores solares en combinación con la bomba térmica. La bomba
térmica aumenta la eficacia del colector en invierno, cuando las temperaturas son más bajas y el
sol luce menos.
También puede emplearse el subsuelo para almacenar en él los excesos de producción de calor de
los colectores y ser empleado dicho calor para el funcionamiento de la bomba térmica. Otro
procedimiento sería la instalación de un gran depósito-almacén de agua de unos 10 metros
cúbicos o más de capacidad colocado en posición vertical. Dicho depósito está separado en dos
compartimentos: el de la parte superior contiene agua caliente y en la parte inferior agua más fría.
Convenientemente aislado y enterrado permitiría aprovechar el calor acumulado durante el
verano para el funcionamiento de la bomba térmica en otoño y hasta bien entrado el invierno.
En invierno el calor captado por los colectores calienta la parte baja del depósito. La bomba de
calor transfiere las calorías de la parte baja a la de arriba de donde sale el circuito para la
calefacción. En verano la bomba conduce las calorías de la casa a la parte superior del depósito
que es enfriada durante la noche por los colectores.
Instalaciones de agua caliente:
Las instalaciones de agua caliente realizadas con colectores solares deben contar con un sistema
que garantice el caldeo del agua en los días sin sol. Pueden ser de captación pasiva y pueden
construirse con sistemas activos que mejoren su rendimiento.
También se llaman de gravedad. Las instalaciones de este tipo pueden llegar a ser de una gran
simplicidad. Constan de:
- Colector o colectores
- Depósito acumulador
El colector se sitúa a un nivel más bajo que el depósito acumulador del agua caliente. Al calentarse
el fluido en el colector, baja su densidad y se eleva, llegando al intercambiador de calor del
depósito. Ahí transfiere su calor al agua del depósito y una vez enfriado vuelve a bajar por
gravedad al colector.
Estos sistemas pasivos tienen la ventaja de padecer menos averías, pero hacen necesario observar
algunas precauciones:
Los conductos deben ser de mayor diámetro para favorecer la circulación del fluido y siempre
deben tener cierta inclinación. No puede haber tramos horizontales, estrechamientos ni sifones.
El fluido que sale caliente del colector debe tener una pendiente ascendente hacia el
intercambiador. El intercambiador se sitúa en la parte baja del depósito. Una vez enfriado el fluido
debe llevar una pendiente descendente de vuelta al colector.
Las distancias a recorrer por el fluido deben ser las mínimas posible, en especial si las pendientes
son pequeñas.
El riesgo de heladas puede hacer conveniente colocar los colectores a resguardo tras un cristal o
utilizar como fluido preparados comerciales con anticongelante.
Conviene tener previsto un sistema de caldeo del agua alternativo para días nublados. Algunas
marcas comerciales incluyen un termostato y una resistencia eléctrica que calienta el agua si baja
de determinada temperatura.
También pueden disponerse otros sistemas de caldeo, como chimeneas, estufas o calderas que
proporcionan agua caliente en días nublados.
Un inconveniente de estos sistemas es que proporcionan agua caliente a partir del mediodía,
cuando el sol ha calentado el fluido del colector. Para subsanar este problema conviene tener el
depósito acumulador muy bien aislado y protegido bajo cubierta para evitar pérdidas de calor.
Además de este modo se protege de las heladas.
Hemos estado mencionando todo el tiempo los sistemas de calentamiento de agua a través de un
intercambiador de calor, denominados sistemas de caldeo indirecto, puesto que en el colector se
calienta un fluido y no el agua que se va a utilizar.
Se pueden instalar también sistemas de caldeo directo que calientan directamente en el colector
solar el agua que se va a utilizar. Este sistema ahorra el intercambiador. El agua que viene de la red
general entra directamente en el colector.
Los sistemas de caldeo directo pueden construirse de forma artesanal y funcionan bien por ser de
una gran simplicidad. Presentan algunos inconvenientes serios, por lo que no son muy utilizados.
Al no usar anticongelante puede helarse el agua en las noches frías de invierno y destrozar el
colector. Otro problema es el de la corrosión. El agua fresca que entra continuamente en el
colector trae aire disuelto y favorece la corrosión de los colectores, el depósito y las tuberías que
no sean de materiales plásticos, incluso los de cobre.
Los sistemas activos disponen de una bomba de circulación que impulsa el fluido que se calienta
en el colector. Esto permite situar el colector por encima del depósito ya que el fluido no circula
por gravedad. La potencia de bombeo puede ser muy reducida, solamente la suficiente para
vencer la resistencia por fricción. La bomba puede accionarse por medio de un termostato
diferencial que la pone en circulación cuando la temperatura en el colector está unos 6º C. por
encima que el agua de la parte inferior del depósito.
Como en los sistemas pasivos, la energía solar captada se transmite al agua caliente de consumo
por medio de un intercambiador de calor.
Si se quieren mejorar los rendimientos y/o poder utilizar los colectores para refrigerar la vivienda
en verano se puede instalar una bomba de calor y poder aumentar el calor disponible. En este
caso la potencia del compresor deberá ser superior a la de la bomba de circulación para conseguir
un mejor rendimiento.
Las primeras bombas de calor que se comercializaron para sistemas de agua caliente datan de
aproximadamente 1.953. Se instalaban en la despensa de la casa de donde extraían el calor para
calentar el agua. De este modo se obtenía a un tiempo agua caliente sanitaria y se mantenían
frescos los alimentos contenidos en la despensa. Uno de los modelos comercializados podía
proporcionar 546 litros de agua a 60º C. por día.
La ventaja del empleo de bombas de calor estriba en que los colectores solares pueden funcionar
a baja temperatura. Como inconveniente puede señalarse que el compresor de la bomba necesita
para su funcionamiento un suministro de energía eléctrica. No obstante el empleo de bombas de
calor resulta rentable ya que con el gasto de 1 Kwh. de electricidad empleado en hacer funcionar
la bomba pueden obtenerse 3 Kwh de calor.
Una instalación de calefacción por agua necesita una mayor superficie de captación solar y va a ser
casi siempre un sistema activo. Llevará al menos dos bombas de circulación, una en el circuito
primario y otra en el secundario para asegurar el buen reparto de calorías a todos los paneles o
radiadores de la casa.
Un sistema de este tipo necesitará en la mayoría de los casos una caldera auxiliar, por ejemplo de
gas o leña, para caldear la vivienda los días fríos y nublados. La conexión de ambos sistemas puede
hacerse de varias maneras. Veremos una de ellas que produce agua caliente y precalienta el agua
de calefacción y cuyo esquema se representa en la lámina de este tema.
Este sistema tiene un depósito combinado, separado en dos compartimentos. Uno de ellos aloja el
agua caliente sanitaria, ocupa la zona central del depósito y está rodeado por el agua del sistema
de calefacción.
El compartimento del agua sanitaria se estrecha en su parte inferior para caldear mejor el agua fría
que entra en él. El intercambiador de calor rodea este estrechamiento para poder caldear a un
tiempo el agua de calefacción y el agua sanitaria.
En los días nublados la caldera puede calentar a la vez los dos circuitos de calefacción y agua
caliente.
En la lámina 7 también se representa un sencillo sistema de calefacción por agua que incorpora
una bomba de calor.
Los sistemas de calefacción solar por aire utilizan éste fluido como vehículo para transmitir el calor
captado en los colectores.
Existen sistemas pasivos de calefacción por aire que funcionan por termosifón. También hay
sistemas activos que impulsan el aire mecánicamente. Ambos se representan en la lámina.
Las ventajas de los sistemas de calefacción por aire son los siguientes:
En el caso de producirse alguna fuga, el único problema será que baja el rendimiento del sistema.
El sistema de almacenamiento de calor en un sistema por aire puede ser muy diverso: en
depósitos de piedras, ladrillos o cualquier material de elevada masa térmica, incluidos bidones o
columnas de agua. Los sistemas por agua emplean solamente depósitos de agua.
Los inconvenientes de los sistemas de calefacción por aire son:
La potencia del ventilador que mantiene la circulación del aire será mayor que la de la bomba de
circulación equivalente en un sistema de calefacción por agua.
Los conductos por los que circula el aire son de mayor sección que los de agua y por lo tanto más
caros y laboriosos de aislar.
El material semiconductor que suele emplearse con más frecuencia es el silicio porque es muy
barato y fácil de conseguir. Se adultera con determinadas sustancias que implantan iones positivos
en un lado de la célula (por ejemplo boro) y negativos en la otra (por ejemplo fósforo), para
favorecer la aparición del efecto fotovoltaico.
Las células de silicio se fabrican con dos capas de silicio, una sobre otra. La parte superior
constituye el contacto negativo y la inferior el positivo. Cuando la luz solar incide sobre la célula de
silicio le transfiere la energía suficiente para liberar algunos electrones que atraviesan la
separación entre los dos cristales. También existen células solares de arseniuro de galio que
pueden funcionar a temperaturas superiores a 100º C.
Entre los contactos positivo y negativo de la célula fotovoltaica se forma un circuito hecho con
cables para poder conducir la electricidad que se seguirá produciendo mientras la luz incida en la
célula solar.
Las células individuales generan una cantidad de energía eléctrica muy pequeña. Para producir
electricidad en cantidades aprovechables las células se agrupan en paneles. Los paneles solares
fotovoltaicos están constituidos por un conjunto de células fotovoltaicas conectadas unas a otras
de manera que generan un determinado voltaje. La instalación se complementa con una batería y
un regulador de carga. (Ver lámina).
La gran ventaja de la utilización de paneles fotovoltaicos es que no precisan ningún
mantenimiento una vez montado el sistema, por ello se emplean siempre en los ingenios
espaciales, ya que siguen funcionando durante muchos años por sí solos.
Actualmente existe en nuestro país una normativa que permite la conexión de los generadores
domésticos de electricidad, fotovoltaicos o eólicos a la red eléctrica general. Esto permite vender a
la compañía eléctrica el excedente de electricidad producida en los días soleados y comprarla por
las noches o en días nublados.
Alemania lanzó en 1.999 un programa al que denominó: “Cien mil tejados solares” con el fin de
instalar una potencia de 300 Mw. de energía solar fotovoltaica. Ha sido tal el éxito que se
consiguió mucho antes del plazo previsto. Alemania no solo fomenta el aprovechamiento de la e.
solar, también produce el 38% de la energía eólica mundial y aspiran a que cubra un 25% del
sector energético del país.
Hoy en día existe una gran variedad de paneles fotovoltaicos, incluso enrollables. Hay paneles que
pueden emplearse como revestimiento de fachadas o en sustitución de las tejas. La variedad de
modelos existentes en el mercado permiten satisfacer cualquier demanda y permiten dar
soluciones perfectamente integradas en el diseño arquitectónico.
Por último se debe recordar la condición imprescindible que tiene toda instalación de captación de
la energía solar es que nada obstaculice la incidencia de la radiación solar en los paneles, como
árboles, edificaciones cercanas o cualquier otro objeto que proyecte sombra.
Son artefactos que aprovechan la energía del viento para transformarla en electricidad. Nacen al
incorporar un generador eléctrico a un molino de viento. La tecnología de los molinos de viento se
ha ido desarrollando durante siglos porque la humanidad los ha empleado durante milenios. Se
conocían en la civilización persa en el siglo XVIII a. de C. y hay constancia de su amplia utilización
en la Grecia clásica y todo el imperio romano. Además de producir electricidad las máquinas
eólicas pueden emplearse para otros fines, como bombear agua o moler.
- Rotor Savonius
- Panémona
- Molinos multipala
- Molino cretense
Sistemas híbridos:
Por ello, cada vez cobran más fuerza los llamados sistemas híbridos. Los más adecuados en la
actualidad son los siguientes:
Sistemas eólico-solares:
Generalmente cuando hay nubes no brilla el sol y hace viento. Puede decirse que son dos energías
que se complementan mutuamente. Con las modernas microturbinas incluso con viento débil
puede obtenerse una cantidad de electricidad significativa que incremente la cantidad de energía
total disponible.
Sistemas eólico-hidráulicos:
El empleo de aerogeneradores está dando buenos resultados. En invierno son frecuentes los
vientos y de hecho se instalan cada vez más parques eólicos.
Los aerogeneradores tienen dos inconvenientes que deben tenerse en cuenta. Uno de ellos es el
ruido, son muchas las personas que no lo soportan. En este caso será necesario tener la
posibilidad de instalarlo suficientemente lejos de la vivienda o decidirse por otro sistema.
Otro inconveniente es que pueden dañar a las aves que no vean las aspas. En este caso se puede
optar por molinos de movimiento lento como los cretenses que las aves puedan ver. No obstante
si existen en los alrededores especies protegidas de aves se debe optar por otro sistema de
obtención de energía eléctrica.
En Galicia también existen muchos cursos de agua superficial, pequeños ríos y manantiales
susceptibles de ser aprovechados para la instalación de una minicentral hidroeléctrica.
Si se quiere disponer de una vivienda autónoma que se autoabastezca de electricidad, será bueno
disponer de un buen aerogenerador o de una minicentral hidroeléctrica que asegure el
abastecimiento en invierno.
Si se desea aprovechar al máximo las posibilidades de obtención de energía del entorno para la
climatización y abastecimiento de energía eléctrica de la vivienda bioclimática en Galicia puede
elegirse entre estas opciones:
- Instalación de colectores solares para agua caliente y calefacción auxiliados por una caldera
convencional que asegure el suministro en días que no luzca el sol. El ahorro energético que
proporcionarán los colectores hará la instalación muy rentable al cabo de pocos años.
- Instalación de colectores solares y un gran depósito acumulador enterrado y bien aislado que
permita almacenar calor suficiente para al menos el consumo de dos meses de agua caliente y
calefacción durante la época más fría del año en previsión de los días que no luzca el sol en
invierno. De este modo el almacén irá supliendo las necesidades caloríficas de los días nublados ya
que los días con sol el almacén podrá cargar algo de energía sobrante.
- Instalación de paneles solares fotovoltaicos para obtención de energía eléctrica auxiliado por un
aerogenerador.
Los mini colectores-acumuladores tipo almohada son muy populares en Japón. Cada colector es
una bolsa de plástico parecida a una almohada, con una capacidad de 200 litros. Mide 1 x 2 m. Se
colocan sobre el tejado y se llenan de agua por la mañana. Por la noche hay suficiente agua
caliente para bañarse toda la familia. Suelen durar unos dos años.
Un solo metro cuadrado de la superficie solar emite la misma cantidad de luz que 600.000
bombillas de 100 w. El diámetro del sol es de 1.392.000 km. Esto nos puede dar una idea de la
magnitud de la cantidad de energía que emite nuestro Sol.
Arabia Saudita recibe en un día la energía solar equivalente a una producción de petróleo de tres
años. Fue el primer país que abasteció algunas poblaciones exclusivamente con energía solar. En la
actualidad incluso en España hay pequeños pueblos solares.
El efecto fotovoltaico depende exclusivamente de la luz, no del calor. Es más, las bajas
temperaturas aumentan el rendimiento de las células solares. Por ello se ha comprobado que los
paneles solares instalados en las bases científicas del polo sur producen más energía que sus
equivalentes instaladas en climas templados o cálidos.
Una buena parte de la radiación solar que alcanza la atmósfera terrestre no llega hasta el suelo
dependiendo de la latitud, la altitud sobre el nivel del mar y la capa de nubes. Se ha calculado el
promedio que llega a la superficie y cuánta energía nos correspondería a cada ser humano según
la población actual y es de unos 40.000 KW.
Los primeros datos que tenemos del aprovechamiento de la radiación solar datan de hace unos
2.700 años. Plutarco escribió que en tiempos de Numa Pompilio las vestales encendían el fuego
sagrado con copas metálicas orientadas al sol.
Arquímedes, en el siglo III a. de C. incendió las naves enemigas durante el asedio de Siracusa con
un espejo ustorio. Los incas también utilizaban un reflector para preparar la comida sagrada. Los
italianos Targioni y Averani en 1.694 ensayaron con espejos ustorios el modo de volatilizar
diamantes.
En el siglo XVIII, Lavoisier construyo, con la ayuda de la fábrica de vidrio St. Gobain, una lente
cóncava llena de alcohol de 1,3 metros de diámetro. Le incorporó delante otra lente de 15 cm.
para reducir el foco. Expuesto el conjunto a la luz del sol consiguió fundir platino, a 1.773º C. Gran
defensor de la energía solar por considerarla la más limpia y no contaminante, la revolución
francesa lo guillotinó alegando que: “la república no necesita científicos”
El clima terrestre está muy relacionado con la actividad solar. Desde tiempos de Galileo los
astrónomos han observado la evolución de las manchas solares. Entre 1.645 y 1.715 casi
desaparecieron de la superficie del sol y las temperaturas bajaron 1 º C en relación a las de épocas
anteriores y posteriores.
Las primeras bombas de calor que se comercializaron a mediados del siglo XX fueron un auténtico
fracaso de ventas. Eran equipos con 70 litros de capacidad que podían ser utilizados como nevera
a la par que funcionar como bombas de calor. Casi podrían compararse a uno de nuestros
frigoríficos en los que el calor producido por la rejilla posterior se utilizaba para calentar el agua
sanitaria. El calor lo extraían del interior del frigorífico y del aire de la habitación en la que se
encontraba la bomba. La razón del fracaso comercial se debió a que fueron consideradas como
neveras desde el punto de vista legal y gravadas con impuestos que las hicieron no competitivas.
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Introducción:
La necesidad de ventilar los espacios habitables es casi tan antigua como la vida misma. Desde
hace millones de años las termitas construyen sistemas de purificación del aire de sus termiteros
valiéndose de las corrientes térmicas que elevan el aire caliente y hacen descender al aire que se
refresca al ceder calor al exterior. (Ver lámina 1 de esta unidad didáctica).
Las casas tradicionales de los climas cálidos y húmedos se construyen elevadas sobre el suelo para
facilitar la captación de brisas. Las paredes, cuando existen, están constituidas por enrejados de
bambú o juncos separados para dejar circular el aire libremente.
La casa tradicional japonesa posee paredes corredizas, incluso las que separan del exterior, con lo
que la ventilación está asegurada. Además disponen de persianas de bambú que protegen la
intimidad y dejan circular el aire. Este excelente sistema de ventilación se complementa con
rejillas decoradas situadas encima de las paredes corredizas y que pueden ser abiertas o cerradas
a voluntad.
En los climas cálidos y secos se utiliza con frecuencia la ventilación a través de conductos
subterráneos para refrescar el aire. Este sistema era empleado en las Kivas rituales de Mesa Verde
(Colorado), algunas datan del siglo XIII. (Ver lámina)
En Oriente Medio se aprovecha la tendencia a ascender del aire caliente para succionar aire a
través de conductos subterráneos y de este modo refrescar las casas. Para evitar el calentamiento
por soleamiento, las ventanas y algunas paredes exteriores están hechas con celosías de madera o
piedra tallada para permitir la ventilación e impedir el paso de la radiación solar.
También se aprovecha la captación de brisas frescas a través de chimeneas captadoras que dirigen
el viento hacia el interior. Se han encontrado chimeneas de ventilación en Perú que datan del siglo
VII. En Afganistán y Pakistán ya se empleaban en el siglo XVI.
En Sudán occidental se construyen viviendas subterráneas que aprovechan la masa térmica del
terreno para disfrutar de una temperatura agradable y se ventilan por convección natural.
En los asentamientos trogloditas de Capadocia estaban talladas en la roca chimeneas de
ventilación que atravesaban varias plantas y ventilaban las sucesivas estancias.
Hace siglos, cerca de la ciudad italiana de Vizenza se construyeron viviendas situadas sobre cuevas
naturales. El aire fresco se enfría al atravesar las cuevas y accede a las viviendas a través de unas
celosías de mármol situadas en el suelo. Este sistema inspiró a Palladio en 1.556 para diseñar la
ventilación de la Villa Rotonda. El aire se enfría en el sótano y accede a la vivienda a través de
celosías dispuestas en el centro del edificio. El aire caliente sube hacia arriba y sale a través de
unas aberturas de la cúpula.
Como hemos comprobado, desde los albores de la civilización se han construido viviendas con
sistemas de ventilación muy elaborados. En la arquitectura bioclimática actual el diseño de una
buena ventilación es un punto clave del mismo y hoy en día nadie discute la conveniencia de
construir edificios menos dependientes de la climatización artificial.
Arquitectos como Norman Foster investigan el comportamiento del viento y la luz para aprovechar
al máximo la ventilación e iluminación naturales, como ha llevado a la práctica en la nueva sede
central del Commerzbank en Frankfort. Pero quizás el sistema de ventilación tecnológicamente
más avanzado sea el empleado en la fachada climática de la RWE en Essen diseñado por
Ingenhoven, Overdiek y Partner, que posee un sofisticado sistema de entrada y salida de aire en
todas las plantas.
Contenido
Los sistemas de ventilación son los elementos constructivos que se encargan de la renovación del
aire contenido en el edificio. Para ello extraen el aire viciado e introducen aire fresco.
Rara vez la temperatura y humedad exteriores serán idénticas a las del interior, por lo que con
frecuencia el aire aportado deberá ser calentado, enfriado o humedecido.
Deberá compaginarse la estanqueidad del edificio necesaria para evitar filtraciones de aire
indeseadas con una buena ventilación que aporte el aire de renovación necesario. Antiguamente
la falta de estanqueidad hacía innecesario en muchos casos un sistema propio de ventilación, si
bien las pérdidas de calor en invierno eran considerables. En la unidad didáctica 3 ya se trató este
tema de las infiltraciones en el apartado de “Evitar pérdidas de calor por ventilación no deseadas”.
En la actualidad se poseen los conocimientos necesarios sobre ventilación como para poder
ventilar y refrigerar en verano un edificio sin la ayuda de elementos artificiales de
acondicionamiento de aire. Para lograrlo es necesario contar con un diseño constructivo
adecuado. Lo que resultaría muy difícil sería pretender enfriar por medio de ventilación natural un
edificio mal concebido desde el punto de vista climático.
En este tema trataremos sobre la ventilación creada con elementos puramente constructivos, si
bien en ocasiones puede ser apoyada por un pequeño ventilador para incrementar la velocidad del
aire o crear una presión mayor en el interior que evite infiltraciones de aire frío exterior.
- El movimiento del aire a través de un edificio se debe a las diferencias de presión y temperatura
de las masas de aire. El aire frío tiende a bajar y el cálido sube hacia el techo. Si hay diferencias de
presión, el aire de las zonas de mayor presión tiende a desplazarse hacia las de menor presión.
El aire exterior en movimiento que choca contra la casa se desplaza hacia arriba y los laterales.
Sobre esta pared expuesta se crea una zona de presión alta. En cambio en las paredes laterales y la
pared opuesta resguardada de los vientos se crea una presión baja.
Para que un sistema de ventilación sea de modo eficaz, es necesario que funcionen
adecuadamente sus tres partes fundamentales:
Analizaremos ahora estas tres partes una por una para entender el funcionamiento de los diversos
sistemas de ventilación que existen.
Se realiza a través de ventanas u otras aberturas diseñadas para tal fin. Para que el sistema de
ventilación funcione correctamente durante los periodos de calma, es conveniente que
permanezcan cerradas otras aberturas distintas a las de canalización del movimiento del aire. La
captación del aire puede hacerse por medio de los siguientes elementos:
Por medio de ventiladores:
El aire exterior puede ser captado empleando un ventilador de baja potencia, lo que origina un
aumento de la presión interior del edificio en el caso de que otras aberturas permanezcan
cerradas. Este sistema evita las infiltraciones de aire frío del exterior, ya que la mayor presión del
interior hace que el aire externo no pueda entrar.
En general se utiliza este procedimiento siempre que se necesite una entrada de aire forzada o se
quiera asegurar la captación. Hay regiones en las que los cambios estacionales modifican el curso
de las brisas y en determinadas circunstancias puede no funcionar el sistema de ventilación
natural existente en la casa.
Puede ser necesario utilizar ventiladores en captación subterránea a través de tubos de gran
longitud y el algún tipo de torre de captación.
A través de rejillas:
Cuando existen brisas constantes, unas simples rejillas colocadas en la pared sur de la casa y otras
el la fachada opuesta aseguran la captación de aire. Las aberturas para ventilación en la parte más
expuesta a los vientos deben ser más pequeñas debido a la mayor presión del aire en la zona más
expuesta. Debe protegerse con una malla para evitar la entrada de animalillos.
El flujo de aire entrante es mayor si la dirección del viento del exterior forma un ángulo inferior a
30º con respecto a la perpendicular de la rejilla.
A través de ventanas:
La mayor superficie de ventilación la ofrecen las ventanas con vidrios en librillo. En otro tipo de
ventanas lo más importante es que sus hojas no obstruyan el paso del aire. Es muy aconsejable el
empleo de ventanas de vidrio fijo que llevan añadida una ventilación con aletas de vidrio móviles,
lo que permite dirigir el flujo de aire.
En tiempo frío es aconsejable que las láminas de vidrio dirijan el aire entrante hacia arriba, al
contrario que en tiempo caluroso. En verano las láminas deben dirigir el aire hacia el suelo.
Las ventanas que poseen contraventanas tienen la ventaja de que éstas pueden ajustarse para
canalizar la entrada del aire cuando las brisas soplen oblicuamente. También debe tenerse en
cuenta que las mosquiteras de malla reducen el movimiento del aire a su través, sobre todo
cuando las brisas llevan baja velocidad.
La Universidad de Texas y el South Africa Building Research Station realizaron pruebas en túnel de
viento donde observaron la influencia que los voladizos y salientes ejercen en el fenómeno de
captación del aire. Comprobaron que los voladizos situados sobre las ventanas impedían el
adecuado movimiento del aire a través de ellas. Cuando hicieron hendiduras en los voladizos, la
ventilación volvía a ser la correcta.
Este fenómeno se debe a que los voladizos originan bajo ellos un espacio de presión más baja.
Esto ocasiona que el aire entrante, al estar a baja presión, tiene tendencia de ascender hacia el
techo y no ventila la parte baja de las estancias que es donde las personas están. Al practicar las
hendiduras se volvían a igualar las presiones, con lo que la circulación natural del aire por la parte
inferior se restablecía.
Captación subterránea:
La gran inercia térmica del terreno hace que a determinada profundidad la temperatura
permanezca muy estable, más fresca que la temperatura exterior en verano y más cálida en
invierno. Se aprecia claramente el gran ahorro energético que puede suponer el empleo de un
sistema de ventilación de este tipo.
A este sistema también se le denomina “pozo canadiense”, por haber sido utilizado en las regiones
frías de ese país. Consiste en captar el aire en cuevas naturales o en su defecto, construir
conductos subterráneos que captan el aire en puntos alejados, a una distancia entre 10 y 100
metros.
El diámetro de los tubos debe ser amplio, entre 15 y 20 cm. incluso 25 en tubos de gran longitud.
Es conveniente colocar una malla en sus extremos para evitar la entrada de pequeños animales,
esta es una de las razones de su gran diámetro, ya que la malla dificulta en parte la captación de
aire.
Los tubos deben ir a una profundidad de al menos un metro, mejor dos metros de profundidad
como mínimo, ya que cuanto más cerca estén de la superficie menor será la eficiencia en la
regulación de la temperatura del aire que circula por ellos.
Se procurará que los tubos tengan un recorrido lo más recto posible, aunque será necesario poner
algún codo. El radio de tales codos no puede ser menor de 70 cm. para no frenar la circulación del
aire.
En Galicia se obtiene por este sistema una temperatura del aire de ventilación alrededor de los 15º
C.
El mayor inconveniente de este sistema es que la captación se anula con la entrada de aire por
otras vías como ventanas abiertas o infiltraciones de aire.
Captadores de torre:
Son dispositivos de captación del aire que circula por encima de las viviendas. Consisten en
aberturas situadas en la parte superior de torres que se elevan por encima de las casas y se
construyen a tal efecto.
En regiones donde el aire fluye siempre en la misma dirección los captadores tienen una abertura
dirigida hacia esa dirección para que el aire entre en su interior y descienda al interior de la casa.
En regiones donde las brisas cambian de dirección, los captadores llevan separaciones en diagonal
para poder captar las brisas cualquiera que sea su dirección.
En los lugares con poca brisa se construyen captadores abiertos hacia dos lados y con el techo
inclinado para poder guiar el aire hacia abajo.
En las construcciones más sencillas estos captadores van directamente sobre el tejado o sobre
torrecillas de muy poca altura. En estos casos suelen tener una tapa de madera que lleva sujeta
una cuerda para poder regular desde el interior de la vivienda la amplitud de la abertura y
consecuentemente el flujo de aire entrante.
Los captadores (y su torre correspondiente) pueden estar situados en cualquier punto del tejado
de la casa e incluso fuera del edificio, llegando el aire al interior a través de un conducto
subterráneo.
En todos los captadores conviene poner una malla metálica para impedir la entrada de aves u
otros animales.
Recorrido del aire a través de la casa, sistemas de ventilación
Los factores que causan el movimiento del aire a través de la casa son las diferencias de presión y
de temperatura.
El aire exterior en movimiento que choca contra la casa se desplaza hacia arriba y los laterales.
Sobre esta pared expuesta se crea una zona de presión alta. En cambio en las paredes laterales y la
pared opuesta resguardada de los vientos se crea una presión baja.
Los sistemas más comunes de ventilación y su recorrido a través del edificio son los siguientes:
Ventilación cruzada:
Este sistema es aconsejable en climas templados durante el verano y en climas cálidos y húmedos.
Efecto chimenea:
En este sistema el aire más frío y de mayor densidad entra por aberturas situadas en la parte
inferior de la casa. El aire más caliente y menos denso sale por una chimenea cuya entrada está a
la altura del techo.
Es un sistema muy adecuado para extraer el aire caliente que se acumula en la parte superior de
las estancias, sin embargo puede tener problemas de funcionamiento si la temperatura exterior es
alta.
Chimenea solar:
Este sistema también se denomina cámara solar. Aprovecha la radiación solar para calentar una
masa de aire, disminuir su densidad y succionar el aire interior hacia el exterior. Actúa como un
tiro natural.
Según se desee ventilar a mediodía o por la tarde la cámara solar puede orientarse hacia el sur o
hacia el oeste.
El muro Trombe puede utilizarse como chimenea solar en verano invirtiendo el sentido de
circulación del aire. Para ello deben disponerse aberturas hacia el exterior en la parte superior.
(Ver lámina 4).
Las chimeneas solares tienen la gran ventaja de que son más eficientes cuanto más sol incide
sobre ellas, es decir, cuanto más calor hace.
Los tejados acumulan el calor que reciben de la radiación solar. Esto origina que el aire situado
sobre él se caliente y sea menos denso, es decir, se crea una zona de presión baja hacia la que
fluye el aire de los alrededores.
Este fenómeno puede ser aprovechado para ventilar la vivienda. Si se abre un orificio en el centro
de la cubierta, el aire del interior de la casa será succionado hacia arriba. Para completar el
sistema basta colocar aberturas de entrada de aire a la altura del suelo.
En algunas regiones tropicales construyen una versión más evolucionada del sistema de
ventilación a través de la cubierta. Diseñan el tejado en forma de mariposa (ver lámina 5), hundido
en su centro. El piso superior hace un voladizo sobre la planta baja para que el aire entrante lo
haga desde la sombra y se encuentre más fresco, favoreciendo el flujo de aire.
Aspiradores estáticos:
Son chimeneas de ventilación que aspiran el aire del interior de la vivienda gracias a un dispositivo
diseñado al efecto que produce el efecto Venturi al pasar el viento por él.
Como en el caso anterior el sistema se completa con la entrada de aire fresco a la vivienda a la
altura del suelo.
El patio ha sido el gran descubrimiento climático de la arquitectura tradicional de los climas áridos
y genera ventilación incluso en épocas de calma.
Para que un patio funcione de la manera más eficaz es conveniente que dentro del mismo se
cultiven plantas e incluso haya una pequeña fuente o estanque.
La evaporación que originan las plantas y el agua hace descender la temperatura del patio creando
una zona de altas presiones que succiona el aire que se encuentra encima de él.
Para completar el flujo de aire, se abren ventanas o rejillas que permitan el paso del aire fresco del
patio al interior de la vivienda y a continuación hacia el exterior.
Torres de viento:
Hay varios tipos, cada uno adaptado a un clima particular. Son estos:
Se han utilizado en lugares en los que el viento fluye siempre de manera constante y en la misma
dirección. El captador tiene una única abertura orientada en esa dirección para que el viento entre
en él y está situado a una altura en la que los vientos circulan con mayor intensidad. El aire
desciende por la torre hasta el suelo de la vivienda ventilando la casa y sale por aberturas situadas
cerca del techo. La colocación de una caperuza de ventilación rotatoria permite el funcionamiento
para cualquier dirección del viento.
Torre evaporativa:
Estas torres son muy utilizadas en Irán y países de su entorno. Son también llamadas "torres de
viento" y funcionan muy bien en climas cálidos y secos. A causa de la intensa radiación solar que
reciben estas regiones y la escasez de vegetación, el terreno acumula mucho calor, por lo que el
aire a nivel del suelo está a temperatura más alta que por encima de las casas.
Las torres captadoras recogen el aire más fresco arriba, donde circula a mayor velocidad. En la
torre se va enfriando y desciende. Con frecuencia cuelgan rsteras mojadas para refrescar y
humedecer aún más el aire.
En algunas regiones en vez de esteras colgadas colocan jarras de cerámica porosa llenas de agua o
hacen pasar el aire por encima de una piscina con agua o una fuente. En tiempo frío se cierra el
paso entre la casa y la torre.
La parte superior de la torre tiene aberturas en los cuatro lados y paredes que se cruzan en
diagonal llegando hasta el techo de las estancias. Las brisas entran por un lado de la torre y salen
por el otro, arrastrando consigo el aire caliente acumulado en los techos de la casa.
Las dimensiones de las aberturas determinan la velocidad del flujo de aire. De modo similar a lo
que ocurre en una tubería que transporta un líquido, una abertura pequeña incrementa la
velocidad del aire. Una abertura grande lo enlentece.
La velocidad del aire en el centro de un local es menor que en las aberturas debido a que dispone
de mucho espacio y se enlentece.
Para una idéntica abertura de entrada, la velocidad del aire a través de la habitación será mayor o
menor según la superficie de la abertura de salida. La lámina 7 explica gráficamente cómo el
mismo flujo de aire que entra en un local a través de la misma abertura adquiere velocidades
diferentes según las dimensiones relativas del orificio de salida.
En caso de tener dudas sobre las dimensiones de las ventanas de entrada y salida del aire se
recomienda que se coloquen ventanas iguales.
La velocidad del aire a través de la casa es mayor si la salida se encuentra enfrentada a la entrada.
Su inconveniente es que solamente queda eficazmente ventilado el espacio situado entre las dos
aberturas.
Si se desea ventilar más área de diseñará un cambio de dirección en el flujo del aire, pero en este
caso la velocidad del aire se enlentecerá. En cada caso particular deberán analizarse las
circunstancias concretas y decidir el recorrido del aire.
A continuación se expone un resumen de la posición que deben tener las aberturas de salida en
cada tipo de sistema de ventilación para que funcione con más eficacia.
- En un sistema de ventilación cruzada la salida del aire debe situarse en la pared exterior situada
en el lado opuesto a la de captación.
- En ventilación a través de la cubierta la salida del aire debe situarse en el punto más elevado de
la misma, ya que la mayor altura propicia un efecto chimenea que incrementa el flujo del aire.
Pueden colocarse aspiradores estáticos en la cumbrera. Si la cubierta consta de un simple faldón
inclinado basta dejar salir el aire por el borde de mayor altura.
- En la ventilación por efecto chimenea debe estar más frío el aire exterior que el aire caliente del
interior que se quiere evacuar. En los días calurosos el efecto chimenea puede funcionar mal, por
lo que convendrá colocar en la parte superior de la salida un aspirador estático que succione el
aire del interior.
- En las chimeneas solares el aire caliente debe salir por la parte más alta del captador solar.
- En la ventilación a través de un patio el aire sale por las ventanas situadas en el perímetro de la
casa. Para evitar la incidencia de la radiación solar en los países cálidos colocan celosías que
permiten la circulación del aire y cierran el paso a la radiación solar.
- En las torres de viento de dirección constante y evaporativa el aire sale por aberturas situadas a
la altura del techo de las estancias. En las torres de paredes cruzadas sale por la abertura de la
torre situada en el extremo opuesto a la de entrada.
Por último se ha de mencionar que existen sistemas de recuperación de calor del aire extraído en
ventilación y que pueden emplearse en climas fríos o en climas templados durante el invierno para
aprovechar la energía calorífica del aire de salida de un local.
Aplicación a la construcción bioclimática en Galicia
Galicia disfruta de un clima templado, aunque con variaciones importantes en sus distintas
regiones debido a su orografía y al hecho de encontrarse en una zona de transición entre el
Océano Atlántico y la Meseta.
Durante el invierno llegan a Galicia vientos del suroeste cargados de humedad, por lo que no son
adecuados los sistemas de ventilación que humidifican el aire. Durante el verano el anticiclón de
las Azores impide la llegada de tales vientos, las temperaturas se elevan e incluso en muchas
regiones hay temporadas de calor y sequía.
En estas circunstancias pueden ser adecuados los sistemas de ventilación cruzada con aberturas
pequeñas durante el invierno y mayores en verano. Todos los que vivimos en zonas de costa
expuestas tenemos la experiencia de que en días de fuerte temporal no pueden abrirse las
ventanas. El aire que entra por la rejilla del gas, las ventilaciones de los baños y las rendijas de las
ventanas cara al viento ventila la casa más de lo deseable.
La ventilación por efecto chimenea puede funcionar mal en zonas que alcanzan temperaturas altas
en verano. La ventilación a través de la cubierta puede funcionar bien en verano pero tiene el
inconveniente de que en invierno será una fuga de calorías si no se cierra el conducto de salida.
Las chimeneas solares pueden ser muy útiles. Puede utilizarse un depósito de grava para
acumulación de calor en invierno o una pared Trombe como los que se vieron en el tema 3 para
ventilar en verano. Será suficiente disponer aberturas en la parte superior de estos elementos
para invertir el sistema. Además tiene la ventaja de que funcionará justamente los días de sol.
La ventilación a través de un patio puede ir bien en zonas de clima más continental, como Orense.
Introducción:
Los albores del diseño del paisaje para control climático se pierden en la noche de los tiempos. La
creación de pequeños terraplenes de tierra o vallas construidas con piedras para proteger las
viviendas de los fríos vientos data del neolítico.
Tampoco se conoce con exactitud el momento en el que los primeros agricultores que plantaban
hortalizas al lado de sus casas, sembraron semillas de especies no comestibles para disfrutar de su
sombra o sus flores. Parece claro que la modificación del entorno de las viviendas con finalidad
climática y ornamental data de tiempos prehistóricos. Un arte practicado durante milenios, que
últimamente hemos dejado un tanto olvidado en nuestras construcciones populares en occidente.
Especies antiquísimas de árboles, como el ginko biloba, que desaparecieron de su entorno natural
hace milenios, sobrevivieron en los jardines chinos y japoneses que los siguieron cultivando por su
belleza y sus propiedades medicinales.
Aunque he leído en alguna publicación que las normas del “Fenk Shui” datan del siglo XVIII, se
estima que la antigua tradición paisajística taoísta data de hace 5.000 años. El jardín era un lugar
de paz y equilibrio, en el que los estudiosos, los nobles o los guerreros hallaban reposo y se
encontraban en armonía con la naturaleza.
Esta tradición paisajista China pasó a Corea y en el siglo VII a Japón. Se sabe que en este país ya se
cultivaban jardines antes de la influencia china. Incluso existían con anterioridad jardines de arena
piedra y agua (kare-san-sui). La cultura paisajística japonesa es sin duda la más sofisticada que hay
actualmente en el mundo. En ningún otro lugar se cultivan con especial esmero rarísimas especies
de musgo para tapizar el terreno o se barren a diario los fondos de los arroyos con escobas de
juncos para que los cantos rodados proyecten juegos de luces y sombras al incidir en ellos la luz
del Sol.
Su diseño del paisaje llega más allá que crear barreras al viento o controlar la radiación solar. Los
jardines zen son la expresión profunda de la filosofía zen. Están pensados para inducir estados de
relajación y contemplación silenciosa y en último término, para crear un entorno favorable a la
experiencia de la iluminación. Esta afirmación de los propios maestros zen creadores de jardines
pueden hacer sonreír a más de un occidental que nunca ha pisado un auténtico jardín zen, pero es
tan aventurado rechazar lo que se desconoce como creerlo a pies juntillas.
El paisaje que rodea un edificio puede modificarse buscando protección frente al viento, los ruidos
y el sol implacable del verano. Esto es perfectamente compatible con la creación de un entorno
agradable donde podamos relajarnos. Nuestro cuerpo y nuestra mente se recuperarán mucho
mejor después de la jornada laboral descansando en estrecho contacto con la naturaleza.
El exterior de la vivienda debería ser una prolongación de la misma, una estancia más en la que
desarrollar otras actividades como pasear, tomar el sol o disfrutar de la naturaleza.
El clima, el suelo, las plantas y los animalillos del campo forman ecosistemas relacionados y se
puede integrar la vivienda en este entorno formando una unidad armónica en la que todos
saldríamos beneficiados.
Podemos proteger el terreno de la erosión, plantar arbustos cuyas bayas alimenten a los pájaros y
despertarnos por la mañana oyendo sus cantos. Se puede diseñar una pequeña charca para que
algunas especies en extinción como las ranas, puedan sobrevivir, podemos destinar espacios en la
parcela donde crezcan plantas autóctonas amenazadas, etc.
Contenido
El diseño del paisaje para control climático parte del análisis del entorno, tema que ya hemos visto
en la unidad didáctica 1. A continuación se estudian las modificaciones que el paisaje natural ha de
experimentar para transformarse en un entorno confortable desde el punto de vista climático.
En la unidad didáctica 1 vimos el modo de hacer un croquis en el que quedaban reflejados los
accidentes topográficos y demás elementos del paisaje. Basándonos en dicho croquis, podemos
enumerar los puntos a tener en cuenta a la hora de plantear el diseño del entorno para crear
microclimas favorables desde el punto de vista climático. Son estos:
Topografía del terreno
Tomaremos datos de la altitud, pendiente del terreno, desniveles y otros accidentes geográficos
como fallas, masas rocosas, terrenos de graveras o arenosos, etc.
Alrededores
Esta toma de datos ha de referirse también a los lindes del terreno, tomando anotaciones de
montes, ríos o mares cercanos u otros accidentes topográficos relevantes. Debe anotarse también
la dirección en la que se encuentran las vistas más hermosas y aquellas que no resulten gratas.
Agua
Se analizará la presencia de cursos de agua, ríos o arroyos, charcas, lagos, pozos, etc. y la flora y
fauna asociadas a ellos.
Radiación solar
En este caso, conviene saber sobre todo qué elementos, a qué hora del día y en qué zona de la
parcela proyectan sombra en invierno, para no obstaculizar la captación solar del edificio.
Viento
Debemos conocer la dirección de los vientos fríos dominantes en invierno y de las brisas frescas de
verano, así como su intensidad para poder hacer una estimación del espesor de las barreras
cortavientos necesarias.
Contaminación
Se anotará la situación de las zonas despejadas, de las masas boscosas, del tipo de arbolado y
densidad del follaje. Es importante el hecho de que los árboles sean de hoja perenne o caduca por
la barrera que suponen al paso de la radiación solar.
Se debe también observar la presencia de especies protegidas que deben ser conservadas y de
otras plantas o árboles singulares que sería conveniente preservar.
Una vez hecho este análisis se estará en condiciones de proyectar las modificaciones que ese
entorno particular requiere para la creación de los microclimas más favorables desde el punto de
vista climático y acordes con los gustos de los futuros usuarios.
El espacio interior de la vivienda debe encontrar continuidad al acceder al exterior. Este tránsito
puede hacerse de forma gradual a través de espacios intermedios como porches, galerías o
invernaderos.
Algunos diseñadores de paisajes llegan a expresar esta continuidad comparando las superficies
interiores con el espacio exterior: el pavimento de la casa tendría su continuidad en el césped, el
techo en las ramas de los árboles, las paredes en los setos y arbustos y el mobiliario en las masas
rocosas.
Sin entrar en estas cuestiones filosóficas, sí se puede plantear la modificación del paisaje como
una ampliación del confortable microclima de la vivienda al exterior. La regulación de la
temperatura, velocidad del aire y humedad no pueden ser las mismas, pero sí se pueden lograr
espacios con parámetros climáticos muy benignos donde desarrollar actividades al aire libre.
Las finalidades últimas son dos. La primera lograr un importante ahorro energético. Una eficaz
barrera cortavientos reducirá considerablemente los consumos de calefacción y un control eficaz
de la radiación solar ahorrará gastos de calefacción en invierno y de refrigeración en verano.
La segunda finalidad que debe ir pareja con la anterior es conseguir en el exterior de la vivienda
espacios confortables no solo desde el punto de vista climático, sino también estético y
psicológico, espacios donde relajarse y realizar actividades al aire libre.
Intentando lograr la síntesis de estas dos finalidades, autores como Burle Marx defienden los
diseños curvos y asimétricos. Las esquinas son lugares donde el viento hace remolinos y
psicológicamente producen a nivel inconsciente una sensación de disconfort.
Desde este punto de partida analizaremos a continuación las actuaciones que pueden ejercerse
sobre el espacio exterior para intentar lograr estos objetivos.
Modificación de la topografía
La forma del terreno afecta directamente al curso de los vientos y a la temperatura en torno al
edificio. Los cambios en la morfología del terreno pueden modificar el recorrido de las brisas y
pueden alejar los vientos fríos de la vivienda. (Ver lámina 59)
El movimiento de tierras permite hacer barreras frente al viento, los ruidos o las vistas no
deseadas.
- Diseñar un entorno de rocas, pequeños arroyuelos con cascadas, montículos, etc. en el que la
vivienda y sus anexos formen un conjunto armónico salpicado de pequeños paisajes
Las fluctuaciones de temperatura al aire libre pueden ser bastante rápidas, dependiendo de la
climatología del lugar. Sin embargo estos cambios bruscos no ocurren unos metros bajo tierra.
La temperatura del terreno va aumentando paulatinamente durante los meses que van de abril a
agosto. En septiembre comienza un lento enfriamiento hasta marzo. Esto se debe a la gran masa
térmica de la tierra que hace que tarde mucho tiempo en calentarse y mucho tiempo en enfriarse.
Una vivienda enterrada o semienterrada no padece los cambios bruscos de temperatura del
exterior.
En las viviendas construidas sobre el nivel del terreno la mayor parte del gasto en calefacción se
pierde hacia el exterior, bien a través de los muros, o bien a través del aire que se cuela por las
rendijas. En las construcciones enterradas apenas hay pérdidas por infiltración y el calor pasa al
terreno, donde se almacena.
Una vivienda enterrada no tendrá problemas de heladas, no se helarán sus tuberías. En el caso de
un corte en el suministro de energía, la temperatura de la vivienda no descenderá bruscamente y
continuará durante bastantes días a niveles confortables. Durante bastante tiempo el terreno irá
cediendo a la vivienda el calor que recibió de ella.
Una vivienda enterrada será más cálida en invierno y hará innecesario el gasto de refrigeración en
verano. En una casa enterrada o semienterrada, el gasto en climatización pasa de ser una cuestión
de supervivencia a una cuestión de confort.
En un terreno llano y árido, excavar un patio donde ubicar la vivienda permite protegerla de un
entorno agresivo con cambios bruscos de temperatura al colocarla bajo el nivel circundante. En
terrenos inclinados pueden construirse fácilmente viviendas semienterradas con dos plantas,
lográndose un importante ahorro energético. En regiones de pluviosidad alta se hace necesario un
drenaje eficiente e impermeabilización de las paredes en contacto con el terreno.
Una casa enterrada o semienterrada debe completarse con una cubierta de tierra, ya que es un
elemento constructivo a través del cual se pierde mucho calor. La eficacia térmica de este tipo de
cubierta se ve mejorada plantando vegetación sobre ella. Este tipo de cubierta se ha hecho desde
hace siglos en las construcciones tradicionales de los países escandinavos.
Estudios realizados por Kusuda sobre mediciones de temperatura realizadas en verano dieron
temperaturas que nunca sobrepasaron los 40ª C. en una cubierta de hierba y que llegaron a 60º C.
en una superficie asfaltada cuando la temperatura exterior era de 32º C.
Las grandes masas de agua como mares y océanos actúan como reguladores térmicos. En sus
proximidades las temperaturas son más estables.
A la par generan brisas tierra-mar y mar-tierra de periodicidad diaria. Estas brisas pueden ser útiles
desde el punto de vista climático, especialmente en climas cálidos donde resulta refrescante
exponer la vivienda a estas corrientes de aire.
Los mares, además pueden traer vientos marinos cargados de humedad, baste recordar los
temporales que azotan, especialmente en otoño, las costas gallegas. En estos casos conviene
proteger los edificios con barreras cortavientos. (Ver lámina 61).
Los ríos que circulan por el fondo de los valles atraen masas de aire frío que ocasionan nieblas.
Esta zona, cargada de humedad, permite que se desarrollen cómodamente muchas especies de
plantas y musgos. Además los valles pueden estar azotados por corrientes diurnas.
En los valles será conveniente colocar el edificio en una zona más alta, en vez de en el fondo y
diseñar un jardín rico en especies vegetales aprovechando la presencia del curso de agua. La
vegetación protegerá la vivienda de los vientos.
Si está permitido, se puede encauzar una pequeña cantidad de agua para diseñar un espacio en el
que circule el arroyuelo entre rocalla, creando pequeñas cascadas entre la vegetación. Pronto
crecerá el musgo sobre las piedras. También se puede disponer un remanso para favorecer el
desarrollo de anfibios y facilitar que beban las aves.
Es importante “salpicar” este tipo de espacios con coníferas para que no quede desprotegido en
invierno, ya que plantar solamente árboles de hoja caduca enfriaría aún más el ambiente. Esto
permite a la vez disfrutar de una variedad de colorido mucho más amplia, especialmente en
otoño.
En climas cálidos y secos conviene instalar una masa de agua en la dirección del viento dominante.
El aire seco se enfriará y llegará a la vivienda más fresco y húmedo. En un clima húmedo no sería
conveniente porque la presencia de agua incrementa el grado de humedad ambiental.
En general puede decirse que el agua conviene añadirla en climas cálidos y secos, eliminarla en los
cálidos y húmedos y utilizarla en los templados, donde puede jugarse con ella creando pequeños
microclimas y espacios diversos en torno a la casa. Es un arte que se practica hace siglos en los
jardines de Japón. En occidente la casa Kaufmann (casa de la cascada) que realizó Frank Lloyd
Wright, es un ejemplo maravilloso de cómo pueden armonizarse vivienda y paisaje para crear una
obra maestra. (Ver lámina 62).
No siempre es posible evitar que la contaminación llegue a la vivienda porque el mejor método
sería evitarla en su origen.
El sonido puede frenarse con barreras vegetales (Ver lámina 5), barreras prefabricadas o barreras
formadas por la combinación de muros y masa vegetal. Este último tipo resulta muy eficaz al
combinar el aislamiento acústico proporcionado por la masa del muro combinado con la absorción
de la masa vegetal.
Modificaciones de la incidencia la radiación solar
Ya hemos citado con anterioridad que puede controlarse la radiación solar que incida en la
vivienda plantando árboles de hoja caduca en sus proximidades, en especial en la fachada sur.
Veremos ahora otros aspectos.
La radiación solar puede ser absorbida por los materiales o reflejada. Ambas cosas pueden ser
utilizables desde el punto de vista climático.
En cuanto al aprovechamiento de la luz solar reflejada, puede ser útil en zonas especialmente
lluviosas o que estén nubladas con mucha frecuencia durante el invierno. En estos casos puede ser
conveniente paliar la falta de luz solar haciendo que la luz que incida en los alrededores de la
vivienda se refleje hacia ella.
La luz solar se refleja muy bien en las masas de agua y en superficies claras. En los jardines zen es
muy frecuente disponer un espacio de gravilla blanca situado muy cerca del edificio. Este espacio
tiene la doble finalidad de crear un entorno meditativo y a la vez reflejar la radiación solar. Japón
es un país lleno de bosques y muy lluvioso. En gran parte del país el cielo está nublado muchos
días de invierno. La gravilla blanca ofrece un espacio de claridad que además refleja la escasa
radiación solar y la proyecta dentro del edificio. Debe limpiarse con frecuencia para eliminar las
hojas o hierbas.
Debe tenerse en cuenta que al llegar el verano, la radiación solar va a seguir reflejándose de igual
manera y puede resultar molesta. Por ello conviene colocar en su trayecto algún arbusto de hoja
caduca, persianas o estores para evitar que entre la luz en la vivienda y ocasione
deslumbramientos.
Analizado el lugar se conocerá el recorrido de los vientos dominantes. Sólo se aconseja edificar en
lo alto de las colinas en climas cálidos y húmedos. Deben evitarse las cimas, el fondo de los valles y
zonas abiertas.
Si no hay zonas en calma, pueden diseñarse barreras cortavientos para proporcionar a la vivienda
un entorno en calma y minimizar las pérdidas de calor por convección y las infiltraciones de aire.
En la lámina 4 puede apreciarse la relación entre la forma de una barrera y la zona protegida.
Cuando se desea frenar los vientos de invierno y favorecer el acceso a la vivienda de las brisas de
verano, hay que observar en primer lugar si provienen o no de la misma dirección. Una vez
conocidos los recorridos del aire se puede conseguir una barrera a los vientos fríos de invierno y
canalizar las brisas de verano con una adecuada disposición de setos o árboles de hoja caduca y
perenne. (Ver lámina 63)
También es posible canalizar los vientos con muros. Hay que tener en cuenta que los muros
producen turbulencias y remolinos de aire mientras que las barreras vegetales no las provocan y
proporcionan mayor espacio en calma.
Los muros pueden emplearse conjuntamente con la vegetación. En diseño de jardines son
conocidas las llamadas paredes Rudofsky. Según este diseñador los muros son un elemento de
estabilidad en medio de la vegetación siempre cambiante. Deben tener color claro y brillante para
crear juegos de luces y sombras con la vegetación. Las paredes Rudofsky protegen a las plantas del
viento y originan una ordenación del espacio. También son útiles para crear una barrera visual
frente a vistas no deseadas.
Cuando se emplean muros sólidos como pantallas cortavientos hay que tener en cuenta que
originan turbulencias tras ellos, lo que disminuye su eficacia, por ello da mejores resultados
colocar un seto vegetal delante del muro para absorberlas.
Modificaciones de la vegetación
El análisis de los efectos que la vegetación origina en el entorno edificatorio es complejo dada la
complejidad de los elementos que la componen. Los arquitectos paisajistas se valen a menudo de
una herramienta llamada heliodón para situar la vegetación y otros anexos o edificaciones
auxiliares alrededor de la vivienda.
Un heliodón es una máquina solar de muy fácil construcción que permite observar sobre una
maqueta la extensión de las sombras y la penetración lumínica a cualquier hora del día y época del
año en una latitud particular. Se comprende que es una herramienta muy útil para distribuir la
disposición de la vegetación en torno a la casa y crear espacios de diferente grado de insolación en
torno a ella.
- Crear barreras cortavientos. Suelen necesitar esta protección las fachadas norte y oeste.
- Absorber el polvo ambiental, las hojas absorben el polvo, actúan como filtros de aire
- Crear microclimas
Estudios realizados por Rudolf Geiger han analizado mezclas de árboles para conseguir
microclimas cálidos en invierno y frescos en verano. Un bosque mixto de robles, álamos y abetos
cumple estos objetivos. Esta combinación sombrea el suelo en un 70%. Las hojas de los
caducifolios al caer crea un manto de hojas que aísla el terreno del calor y el frío, lo que beneficia
a los microorganismos.
Es un error plantar arbustos cerca de la casa. Evitan la penetración de brisas y consecuentemente
el enfriamiento por evaporación muy útil en verano. Esto conlleva la elevación de la temperatura y
humedad ambiental. Otro riesgo añadido es que algunas especies de arbustos tienen raíces
profundas y potentes que pueden dañar los cimientos de la casa.
En los alrededores de la vivienda es aconsejable plantar árboles de hoja caduca y hierba. Las hojas
de los árboles y el césped absorben la radiación solar. El césped segado sombrea el suelo, protege
a los microorganismos de la radiación calorífica y la evaporación refresca el ambiente. En invierno
la hoja caduca cae y el calor del sol calienta el suelo. El césped crea una capa aislante que lo
protege.
En climas fríos conviene poner plantas de hojas delgadas que dejen pasar la luz y el calor.
Las zonas calurosas y secas suelen tener vegetación escasa y monótona, con predominio de los
colores grisáceos o marrones verdosos. En estos casos conviene incluir alguna planta verde de
hojas brillantes, grandes y gruesas que aportará humedad al ambiente.
Por el contrario en los climas muy húmedos las plantas suelen tener colores oscuros y densos que
pueden crear un clima opresivo. El color oscuro de las plantas potencia la oscuridad de los días
nubosos, por lo que es conveniente incluir otras plantas de color verde claro.
Pueden utilizarse plantas trepadoras de hoja caduca, como las parras, adosadas a la fachada sur
para regular la radiación solar. Otra posibilidad es utilizar trepadoras de hoja perenne sobre la
fachada norte para aislarla del frío, como las hiedras, ya que crean una cámara de aire detrás de
las hojas. En este caso no debe permitirse crecer la planta directamente sobre la pared, sino
facilitarle un enrejado a unos 10 cm. de distancia para que trepe por él. Deben podarse y no
emplearlas sobre muros de ladrillo porque las raíces pueden penetrar en las juntas y dañar la
pared.
Las ramas y hojas de los árboles actúan como una pantalla de difracción de la radiación solar y
modifican la intensidad y dirección de los vientos que circulan a su través
La elección del tipo de árboles depende del tipo de terreno, de la situación, del área que se desea
sombrear o proteger y de la finalidad de la plantación, es decir, si se desea hacer una barrera
frente al viento, los ruidos o crear un determinado microclima.
La variedad de los árboles se elegirá atendiendo al, tipo de ramaje, denso o ligero que dará su
utilidad a la hora de crear pantallas y a la extensión y forma de su copa que nos dará la calidad de
su sombra. El objetivo será diseñar microclimas confortables que resulten estéticamente
agradables.
Consta de varias clasificaciones. Se ha incluido un apartado de plantas para climas expuestos y otra
de plantas marítimas (de costa).
Las plantas están clasificadas según su utilidad, según el tipo de sombra, según sean de hoja
caduca o perenne, según la altura que alcanza un ejemplar de tamaño medio en nuestras
latitudes, según la forma de su copa y dimensiones (altura y diámetro) y se hace referencia al tipo
de crecimiento, lento o rápido, tipo de suelo y a otros datos de interés.
Estas clasificaciones permiten encontrar muy fácilmente la variedad de árbol que se precisa para
cada necesidad concreta y serán muy útiles al profesor a la hora de resolver cuestiones planteadas
por los alumnos. También permiten la ejecución de actividades concretas en las que los alumnos
pueden diseñar la vegetación adecuada para un espacio determinado, proyectar barreras
cortavientos, zonas de sombra, etc.
- Agua: no conviene tener cursos o masas de agua muy cerca de la vivienda para que no
humedezcan más el ambiente en invierno, pero sí es adecuada la ubicación de alguna pequeña
fuente que ayude a refrescar el calor veraniego. Se pueden dirigir un pequeño curso de agua o
regato para diseñar espacios relajantes con alguna charca y cascadas en algún lugar de la parcela,
no demasiado cerca de la casa, aprovechando los desniveles que suele tener la orografía gallega.
El clima y la vegetación gallegas son muy propicios para crear lugares llenos de encanto.
- Vegetación: pueden emplearse especies de hoja perenne para crear pantallas cortavientos,
acústicas y para dirigir las brisas de verano como ya se ha explicado. También es posible utilizar
plantas trepadoras para aislamiento de los muros exteriores. Galicia dispone de abundante agua y
un clima templado que favorece el desarrollo de una gran variedad de especies vegetales. Esto
permite plantar variedades muy diversas, lo que da mucho juego a la hora de diseñar un entorno.
Para contrastas con los colores oscuros de pinos y grisáceos del eucalipto pueden colocarse
“manchas” de especies cuyo color contraste con ellos, como enebros, arces o prunus. La orografía
gallega está formada por rocas graníticas en una buena parte de su superficie con un manto de
tierra vegetal muy pequeño sobre ella. Cuando este manto queda al descubierto, especialmente
en laderas corre el riesgo de desaparecer. En estos casos conviene protegerlo plantando especies
como la lavanda, el brezo o la madreselva cuyas raíces sujetan los taludes.
La lámina 66 de esta unidad didáctica presenta un dibujo esquemático que recoge las posibles
modificaciones del entorno de una vivienda de nuestras latitudes para mejorar su buen
funcionamiento climático y conseguir un apreciable ahorro energético.
Los primeros intentos de modificar el entorno de la vivienda de los que se tienen noticia datan de
los jardines chinos construidos hace 5.000 años. No se sabe exactamente cuándo la construcción
de jardines en China se impregnó del taoísmo y se enriqueció con su profunda carga de
simbolismo. Así nació el feng shui. El feng shui describe el lugar ideal donde debe situarse la
vivienda: en un lugar donde se unen el yin (lo femenino) y el yang (lo masculino). Debe situarse en
el centro de un anfiteatro natural, un lugar a media ladera orientada al sur. Detrás de la casa, hacia
el norte debe haber una alta montaña. Al oeste las colinas yin representadas por un tigre blanco y
al este las colinas yang simbolizadas por un dragón azul. Frente a la casa, al sur debe contemplarse
el paisaje abierto surcado por un río de aguas limpias que simboliza la abundancia y la riqueza. Si
comparamos las normas del feng shui con las indicaciones que se han dado en la unidad didáctica
1 sobre la elección del lugar adecuado se verá que tienen muchos puntos de coincidencia.
Las casas de campo chinas se construyen en el centro de un jardín rodeado con una valla y las
urbanas alrededor de un jardín interior. Las casas de las clases dominantes estaban rodeadas de
auténticos paisajes artificiales que reproducían el simbolismo taoista presente en el feng shui.
Cuando en el siglo XVII, el conocido maestro de té japonés Rikyu construyó su nueva casa, invitó a
sus amigos a la ceremonia de inauguración del nuevo jardín y sala del té. La casa se encontraba
sobre una colina frente al mar y todos esperaban que el maestro hubiese ordenado aquel entorno
de modo que la preciosa vista del mar destacase de manera prioritaria. Quedaron muy perplejos al
comprobar que una fila de árboles de hoja perenne tapaba la mejor vista y se resignaron sin
comprender en absoluto el proceder de tan insigne maestro. Después de contemplar el jardín se
encaminaron hacia la casa subiendo unos estrechos peldaños hasta el lavabo de piedra donde es
obligado lavarse las manos antes de entrar en la casa de té. Debían inclinarse para recoger el agua
y así agachados con el agua en sus manos, al elevar la vista se descubría el inmenso mar entre los
árboles. De este modo era posible experimentar la unión del ser humano, el agua, el océano y la
inmensidad.
Cada vez hay más arquitectos en la actualidad que diseñan el entorno del edificio con fines
climáticos. A continuación veremos varios ejemplos muy recientes:
El estudio Line and Space ha construido en medio del desierto en Tucson, Arizona la residencia
Hansen. Se ha hecho respetando la vegetación existente y se han diseñado dos microclimas
exteriores enfriados mediante evaporación para eliminar la necesidad de refrigerar el interior y
poder extender el uso de la vivienda al exterior. El agua de lluvia se recoge de la cubierta y se
almacena en una cisterna. El agua gris de bañeras, duchas y lavabos se reutiliza para regar.
Brian Mackay-Lyons y el estudio Architecture Urban Design han construido una vivienda en Smelt
Brook, en Nueva Escocia, Canadá. La forma de la casa es monolítica y está pensada para romper
los vientos del oeste predominantes. Se ha diseñado un patio con su propio microclima detrás de
las puertas de metal deslizantes por lasque se accede a la casa.
La Oregon coast House construida por Obie G. Bowman Architects tiene forma aerodinámica para
resistir los fuertes vientos de la zona que alcanzan hasta los 150 km. hora. Tiene un cortavientos
de hormigón apuntalado con troncos.
Un ejemplo notable de respeto al entorno es la Summer House en Risor, Noruega, construida por
el arquitecto C.V. Holmebakk. El diseño de esta casa se hizo respetando los troncos y las ramas de
los árboles. Se levantaron más de 30 pilares y no se cortó ni una sola raíz. La casa se construyó
sobre pilares de hormigón ajustables que pueden desplazarse para adaptarse al crecimiento de los
árboles.
De todos los arquitectos occidentales, el que mejor ha sabido integrar el entorno y la casa ha sido
Frank Lloyd Wright. Una de sus obras, la casa de la cascada está considerada como mejor muestra
de la arquitectura del siglo XX. El magnate Kaufmann le encargó hacer una casa en el corazón de
un bosque de Pensilvania desde donde pudiese contemplar una cascada.
En una orilla de la misma, Wright eligió una enorme piedra y sobre ella fijó la chimenea. En torno
suyo surgieron los demás espacios y Kaufmann se encontró con una casa sobre la cascada. El agua
entra en la casa y lame sus cimientos. Las ramas de los árboles invaden los espacios vacíos entre
las terrazas que cuelgan sobre el agua. Wright nos regaló una obra maestra.
Otro pionero de la integración de la vivienda y el entorno fue el finlandés Alvar Aalto. En 1.958
obtuvo el primer premio en el concurso del proyecto de la ciudad residencial Kampementsbachen,
aunque no llegó a construirse. En él se adaptaba la topografía de modo que la circulación rodada,
accesos y garajes se pusiesen al norte, a una profundidad entre 3 y 6 metros debajo de las
viviendas, para que los parques infantiles y zonas verdes no soportasen los ruidos del tráfico. Otros
proyectos que fueron construidos también siguieron dichos principios, como las viviendas de
Sunila que se orientaron al sur conservándose la vegetación de la vertiente norte. En la ciudad
residencial de Bjoernholm en la costa sur de Finlandia modificó el entorno haciendo terraplenes
que permitiesen recuperar espacios rodeados de lagunas para edificar. Las casas se sitúan en
pendientes alrededor de las lagunas y alejadas de la carretera.
Una de las modificaciones del paisaje más curiosas que se están dando en la actualidad está
surgiendo en mitad de Nueva York. En medio de un solar abandonado en el Lower East Side, en
1.973 nació una planta de tomate en completa soledad y sin los cuidados de nadie. La Madre
Naturaleza hacía su trabajo en medio de la ciudad de los rascacielos. Una mujer, Liz Christy, reunió
a un grupo de amigos para limpiar y acondicionar el terreno y cultivar otras hortalizas y plantas
ornamentales. Otras personas se sumaron a la idea y surgieron las “Green Guerrillas”. En la
actualidad, gracias a esta iniciativa hay en la ciudad de Nueva York más de 700 jardines comunales
donde se cultivan rosas, frutales y hortalizas. El movimiento ha tomado tal fuerza que muchos
neoyorquinos han comenzado a acondicionar sus terrazas y azoteas para cultivar especies
ornamentales y comentibles. Se están realizando estudios científicos para evaluar la incidencia de
estos cultivos en el clima de la ciudad.
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Te contamos cuánto se puede ahorrar gracias a ella y en qué consiste. La arquitectura bioclimática
es diseñar edificios aprovechando los recursos naturales disponibles: sol, lluvia, viento,
vegetación… Así se ahorra en consumo de energía y disminuye el impacto medioambiental.
Ahorrando energía ahorramos dinero y vivimos de forma más sostenible.
Aunque parezca una tendencia nueva y sofisticada, no es así: recordemos las viviendas encaladas*
de Andalucía para evitar el calor o una medida tan sencilla como tener en cuenta la construcción
de tejados o posición de las ventanas según la orientación hacia el sol.
Viviendas sostenibles con la Arquitectura Bioclimática
Una vivienda bioclimática en la actualidad, puede llegar a ser sostenible totalmente: esto
aumenta un poco el coste en la construcción, pero a la larga es rentable ya que se amortiza. En el
caso de tener que consumir energía externa, estas construcciones cuentan con una producción
basada en renovables, como paneles solares, por ejemplo. Hablamos entonces de:
Edificios energía plus: no sólo son 0 emisiones, sino que generan energía sobrante que pueden
vender.
En cuanto a los materiales utilizados en la construcción bioclimática, encontramos dos:
Otra de las medidas sencillas que se pueden tomar y que es muy efectiva, es el uso de las plantas:
estratégicamente colocadas protegen del frio del viento, u ofrecen sombra en verano. También
sirven de pantalla contra el ruido y controlan la erosión, además de embellecer el lugar donde
las pongamos.
Para conseguir una vivienda con estas características, hay varios aspectos a tener en cuenta como:
Ventilación correcta y aislamiento de los muros, para conseguir la máxima eficiencia en el
mantenimiento de la temperatura (con poliestireno, por ejemplo).
Utilizar todo lo que se pueda materiales naturales, y aquellos que más se usan en la región (nos
saldrán más baratos y será más rápido obtenerlos).
Intentar reciclar todos los residuos que podamos (la basura orgánica, por ejemplo, en compost*
para las plantas, o el agua de la ducha que dejamos perder hasta que se calienta, para usarla en el
riego o para fregar, etc.).
Fijarnos en la distribución de los huecos de la casa, y mirar si interesa construir patio, chimenea
de refrigeración, lucernarios…
Elementos exteriores pueden ser de gran ayuda, como toldos o persianas, o pérgolas…
El color tanto de los techos como de las paredes también influye: los claros reflejan la luz y así se
refrigeran los espacios. Los oscuros, en cambio, por ejemplo en techos, absorben la luz por lo
tanto el calor. Un tejado claro, frente a uno oscuro, reduce la absorción de calor en un 50%.
Si disponemos de jardín, optando por árboles de hoja caduca aprovechamos que frena el sol en
verano pero podemos seguir disfrutando del calor del sol en el invierno.
Edificio sostenible 0 emisiones
Con estos trucos y fijándonos un poco o exigiendo medidas de construcción bioclimática, podemos
ahorrar contaminación al planeta, y un buen dinero en nuestro bolsillo cada año.
Ventilación correcta, empleo de renovables,
los colores de muros y techos, reciclar residuos,
la orientación... son aspectos clave
La Arquitectura Sostenible es aquella que satisface las necesidades de sus ocupantes, en cualquier
momento y lugar, sin por ello poner en peligro el bienestar y el desarrollo de las generaciones
futuras. Por lo tanto, la arquitectura sostenible implica un compromiso honesto con el desarrollo
humano y la estabilidad social, utilizando estrategias arquitectónicas con el fin de optimizar los
recursos y materiales; promover la energía renovable; reducir al máximo los residuos y las
emisiones; reducir al máximo el mantenimiento, la funcionalidad y el precio de los edificios; y
mejorar la calidad de la vida de sus ocupantes
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