Deontología de Los Profesionales de Los Museos.

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1.

conducta ética entre los profesionales de museos

Todo grupo profesional, Requiere de normas y pautas que regulen responsabilidades y deberes particulares de sus miembros, lo
cual supone la formulación de una serie de principios que les guíen. y el grupo profesional de museólogos no es una excepcional
caso, pues el museo es una institución que está el servicio de la sociedad y sus profesionales deben tener unos conocimientos y
capacidades intelectuales inspirados por la ética. Edson considera que el objetivo principal de un código ético es mejorar el nivel
de la práctica profesional y reforzar el papel y las responsabilidades del museo con la sociedad.   en los últimos tiempos la
profesión museológica se ha especializado mucho debido a la ampliación de las áreas de trabajo en el museo, qué exigen técnicas
y conocimientos específicos. estas son las razones que han hecho sentir la necesidad de mantener una conducta ética.

 Por ello, diversas organizaciones relacionadas con el museo han redactado códigos deontológicos de la profesión, entre ellos: 

- la Declaración de principios y políticas sobre la ética y conducta Adoptada por el Royal Ontario Museum de Canadá, qué está
basada en los Códigos de las asociaciones canadiense y americana de museos, Y fue aprobado por su consejo de administración en
1982.
-El Código de Conducta para los Conservadores de Museos, de la Asociación Profesional Nacional del Reino Unido, (1983). 
-El Código de deontología profesional del Comité Internacional de museos, (ICOM) dependiente de la UNESCO, aprobado en la
Asamblea General celebrada en Argentina 1986 y reafirmado por unanimidad de los participantes en la Asamblea General de
Barcelona del 6 de julio de 2001, sistematiza recomendaciones anteriores del mismo ICOM ( deontología de las adquisiciones,
1970)  y de los códigos a nivel internacional.

 Vamos a analizar los aspectos coincidentes en todos ellos relativos al modelo de conducta del museólogo:

A. La política de adquisición de colecciones: dado que el museo es la única institución que tiene definida la
responsabilidad de conservar sus colecciones para el disfrute de estructura generaciones, su política a seguir tiene que
estar gobernada por principios éticos y estar definida claramente en sus fines y objetivos, que se revisarán
periódicamente. Un museo no debe escribir nunca colecciones para acumular un número mayor de objetos en sus
fondos, sino que siempre deberá preferir rellenar las lagunas existentes, o bien iniciar aspectos nuevos anteriormente
no representados punto no tendrá nunca objetos que no se puedan documentar, catalogar, conservar o exponer de
una manera adecuada, o que tengan una procedencia ilícita. la adquisición de objetos procedentes de trabajos de
campo habitara la degradación de los recursos naturales y de los yacimientos, y debe estar de acuerdo con las leyes,
estando preferida siempre de una consulta las instituciones y autoridades culturales y académicas del país o región
donde vaya llevarse a cabo, así como justificada desde el punto de vista científico y académico.

B. La documentación de sus colecciones los puntos un museólogo tiene la obligación de tener completamente
documentadas las colecciones a su cargo; esta documentación tiene que conservarse adecuadamente y permitir su
consulta manteniendo la confidencialidad de ciertos datos concernientes a la seguridad de las propias colecciones o de
las que custodia por préstamo o depósito. (Por ejemplo, su procedencia, forma y cuantía de su adquisición, anteriores
propietarios, etc. 

C. La investigación: no se deben realizar investigaciones que conduzcan al deterioro de las colecciones; solo se deben
retirar determinadas colecciones para asegurarse el museólogo la exclusividad científica de las mismas ni asumir
exclusivamente los derechos de publicación de dichos materiales. esto se recoge en el artículo 23 del Reglamento de
los museos de titularidad estatal y del sistema español de museos, que dice: “Los museos deberán facilitar a los
investigadores la contemplación y estudio de los fondos que no estén expuestos al público, así como la consulta de
todos los catálogos sin menoscabo del normal funcionamiento de los servicios”.

D. La utilización de la información: el museólogo debe mantener la confidencialidad de las informaciones obtenidas en el


transcurso de sus investigaciones cuando éstas puedan perjudicar a la informante o a la comunidad donde tales
informaciones se hayan recogido, y no puedes revelar la información que le haya sido confiada en el ejercicio de sus
deberes profesionales excepto cuando se le solicita legalmente; tiene la obligación, tanto en las exposiciones que
presentes como las publicaciones que realice, de ofrecer al público una información clara, exacta, objetiva y
equilibrada, de manera que no perpetuo ciertos estereotipos nacionales o  interétnicos, y que esta información sea de
más sensible hasta ciertos temas éticos, sociales y religiosos,- evitando decantarse por ideologías concretas, no
respetar los objetos sagrados o ceder ante la curiosidad morbosa cuando se pongan restos humanos-,  ya que el público
suele considerar que las opiniones de los profesionales de los museos son verdaderas. la conducta del museólogo, en
todos los casos, debe estar guiada por la objetividad y el espíritu científico.

E. El patrocinio de actividades y las donaciones: un museo nunca debe aceptar donaciones o legados de objetos que
contengan condiciones jurídicas que coarten sus objetivos, salvo que tengan un interés excepcional para el punto y
coma el profesional de museos no aceptará presiones de los patrocinadores que tienen a favorecer sus intereses
comerciales cuando estos puedan comprometer las normas y los objetivos del museo.

F. La facultad de disponer legalmente de las colecciones: el Museo quiere colecciones para la posteridad, por lo que
cualquier tipo de cesión, (por donación, intercambio, préstamo, venta o destrucción),  debe ir precedida de una
información exhaustiva y objetiva del profesional de museos a la autoridad correspondiente. en nuestro país la venta
de colecciones está expresamente prohibida por la Ley de Patrimonio Histórico Español, por estar declaradas estás
bienes de interés cultural, mientras que en los Estados Unidos y en algunos museos del Reino Unido la venta selectiva
de algún objeto en buceado está permitida para mejorar las colecciones o está en el fondo.

 
G. La identificación y autentificación de objetos:  el museólogo nunca debe emitir un certificado de autentificación de un
objeto en y tasar para un particular, pues puede entrar en conflicto de intereses con su institución, salvo que
oficialmente se lo solicite otro museo, la autoridad de la que depende administrativamente la autoridad judicial, y más
aún cuando los objetos tengo una procedencia ilícita o se haga en beneficio propio.

H. La conservación de las colecciones: el museólogo tiene la obligación de conservar adecuadamente las colecciones que
tiene a su cargo con el fin de transmitir las íntegramente y en las mejores condiciones para las generaciones futuras,
controlando para ellos las condiciones del medio ambiente y los factores de riesgo que puedan amenazarlas. 

I. Existen además muchas circunstancias que ponen a prueba la conducta ética del museólogo, como las relaciones
comerciales que debe tener en función del desempeño de su profesión, su actitud ante las presiones políticas Qué
pueden inducirle a tomar decisiones perjudiciales para la adecuada conservación del patrimonio histórico, etc.,  que
están despertando en este colectivo profesional la necesidad de reforzar su código deontológico.

Las profesiones que tienen responsabilidades públicas y en especial aquellas que se ocupan de asuntos relativos a la sociedad:
médicos, periodistas, abogados, etc. disponen de un Código Ético o Deontológico que regula su buen hacer profesional al mismo
tiempo que imprime carácter y credibilidad a la profesión.
Los museos son responsables ante la sociedad de su patrimonio cultural y natural, material e inmaterial y en consecuencia sus
profesionales necesitan de un Código o normativa que facilite las normas mínimas de conducta que pongan de manifiesto su buen
hacer laboral de acuerdo con los intereses de la comunidad.
Los códigos están escritos y se entiende que deben ser reconocidos y seguidos por todos los profesionales. En algunos casos
forman parte de su ingreso en la comunidad profesional, como por ejemplo el conocido “juramento hipocrático”.

El Código de Deontología del ICOM

El Código de Deontología del ICOM para los Museos es un documento de referencia que establece normas para la práctica de los
profesionales de los museos. Constituye un conjunto de normas profesionales mínimas y alienta a reconocer los valores
compartidos por la comunidad museística internacional.

Su redacción es el resultado de un laborioso trabajo llevado a cabo por diferentes generaciones de expertos miembros de la
organización y su origen se remonta al año 1970 cuando el ICOM publicó una Ética de las adquisiciones. Este primer texto se
desarrollo y amplió, de manera que dieciséis años más tarde, en 1986, la 15a Conferencia General reunida en Buenos Aires aprobó́
por unanimidad un Código de Deontología General que, revisado y enmendado, ha sido la base del actual.

El Código Deontológico es, sin duda, una de las aportaciones más importantes del ICOM al desarrollo de la profesión y es a la vez
el documento fundamental para la organización y sus actuaciones y programas.
Los socios del ICOM se comprometen a cumplirlo cuando ingresan en la Asociación. Aunque todos los profesionales, miembros o
no del ICOM, acostumbran a seguir sus normas.

Esta herramienta de referencia proporciona orientación y se presenta como una serie de principios respaldados por normas
detalladas para la práctica profesional. Fue redactado de manera transversal y concebido como un instrumento de auto-
regularización profesional. Los miembros del ICOM deben aceptar y cumplir las normas detalladas en el Código.

El Código de Deontología del ICOM para los Museos aborda diversos aspectos relacionados con el ámbito museístico, tales como
los procedimientos de adquisición, el cumplimiento de la legislación, la gestión de recursos, la seguridad, las devoluciones y las
restituciones. El Código también defiende principios sólidos al desempeñar un importante papel en la lucha contra el tráfico ilícito,
por ejemplo, en lo pertinente a la diligencia debida y a la procedencia.

El ICOM promueve e impulsa su Código durante sesiones de formación organizadas por todo el mundo, incluyendo estudios de
casos prácticos, con el fin de ayudar a los profesionales de los museos a aplicar sus valores y principios. Un Comité Permanente
para la Deontología (ETHCOM) se dedica a tratar cuestiones deontológicas de los museos para las que es requerido.

Tras haber sido aprobado por primera vez en 1986 y revisado en 2004, el Código ha sido traducido a 38 idiomas.

1.1.2 El Comité de Ética del ICOM:

Este es uno de los grupos de trabajo permanentes, está compuesto por profesionales con una larga y probada experiencia. Su
misión es velar por el cumplimiento de la normativa y la máxima difu- sión del texto, promoviendo la traducción a los diferentes
idiomas de las comunidades museísti- cas. Otra de sus funciones es dar respuesta a las consultas que sobre temas éticos llegan a la
sede del ICOM en París o mediar en situaciones que requieren de su solvencia e imparcialidad.
Si bien se comprobó la efectividad del texto aprobado en Buenos Aires que proponía los principios básicos de acuerdo con el
museo como institución y la profesión, el Comité pro- puso actualizarlo, dado que los museos son organismos vivos que
incorporan nuevas activi- dades e interactúan con otras realidades de acuerdo con su papel en la sociedad contem- poránea. En
este sentido, los especialistas del Comité Deontológico revisaron el código de 1986, la primera revisión, que mantenía el mismo
formato (museos-profesionales), se pre- sentó en la 21a Asamblea General que tuvo lugar en Barcelona en 2001.
Posteriormente y tras largas y laboriosas con- sultas y debates se le dio una nueva estructu-
ra basada en los principios básicos de la defini- ción de museos y de sus profesionales que hace el ICOM.Aunque se mantuvieron
todos los prin- cipios fundamentales que recogía el texto ante- rior, ya que sólo se añadieron algunos conceptos nuevos, como la
posibilidad de que un museo pueda utilizarse como depósito para recoger especímenes u objetos de procedencia ilegal o
desconocidos que se encuentran en el territo- rio del museo. El texto definitivo fue aproba- do por la 22a Asamblea General en
Seúl y desde entonces se conoce internacionalmente como Código de Deontología del ICOM para los museos.
La versión en español se encuentra en la pági- na web del ICOM www.icom.museum
El código de deontología para los museos (2004)
Tal como se indica anteriormente, el código actual se estructura de acuerdo a los principios básicos de la definición de museo del
ICOM –en este momento, también en fase de renovación o reestructuración y se divide en ocho puntos. Cada uno de ellos
propone un enunciado gene- ral, una explicación de los principios y diversos capítulos dedicados a aspectos concretos.
Los puntos básicos son los siguientes:
1. Los museos garantizan la protección, docu- mentación y promoción del patrimonio natural y cultural de la humanidad. Aquí se
recogen todos los aspectos relativos a la situación insti- tucional, los recursos físicos: edificios, accesos, instalaciones, seguridad...
los recursos financieros, el personal, su formación... poniendo el acento en los deberes que los museos tienen con el patrimonio y
también la responsabilidad que tie- nen las instituciones de las que dependen los museos para la consecución de estos objetivos.
De alguna manera, el primer punto responde a las necesidades básicas que permiten la creación de un museo y su definición legal
y jurídica y también como institución no lucrativa. Aparte de los capítulos mencionados, parece muy inte- resante destacar que se
cita la necesidad de con- tar con un documento escrito que recoja la misión y objetivos del museo y sus políticas en diferentes
materias. Cumplir con este punto aho- rraría más de un problema a los museos cuan- do se presentan temas de aceptación de
donaciones, por ejemplo. Otro aspecto a des- tacar es que se trate de la formación continua- da del personal.
2. Los museos poseen colecciones, las con- servan en beneficio de la sociedad y de su desa- rrollo. Se tratan materias tales como la
adquisición, la procedencia ilícita, los materiales procedentes de trabajos no científicos o no auto- rizados; los materiales delicados
procedentes de otras culturas; las adquisiciones no contempla- das en las políticas del museo; la adquisición por parte de los
miembros del órgano rector, del per- sonal del museo o de sus familiares; la baja de las colecciones y sus responsabilidades; la
com- pra de colecciones procedentes de baja de otro museo o los beneficios obtenidos y su docu- mentación. Uno de los aspectos
a destacar es la protección y conservación de las colecciones y su documentación, así como su conservación pre- ventiva; la
restauración de los bienes; el bienestar de los animales vivos; o la prohibición de utilizar las colecciones en beneficio propio por
parte del personal del museo.
3. Los museos poseen testimonios esenciales para crear y profundizar conocimientos. La obli- gación del museo para con la
sociedad sobre la protección, accesibilidad e interpretación de los conocimientos. Dedicado a aspectos relaciona- dos con el
estudio; la documentación; la recogida de materiales sobre el terreno; la cooperación con otras instituciones; el tratamiento de los
res- tos humanos y de objetos de carácter sagrado.
4. Los museos contribuyen al aprecio, cono- cimiento y gestión del patrimonio natural y cul- tural. De todos es sabido que una de
las funciones del museo es la educativa y conseguir que las colecciones sean accesibles y atractivas para el público a fin de que
éste las conozca y se identifique con su patrimonio. Este apartado está dedicado a la exposición, las publicaciones, las
reproducciones y se hace hincapié en que los bienes procedentes del tráfico ilícito o de pro- cedencia desconocida deben tratarse
de manera que no parezca que el museo presta su apoyo o contribuye a estas actuaciones.
La protección del patrimonio de procedencia desconocida, el obtenido de manera ilícita en su lugar de origen o aquel que merece
una pro- tección particular e incluso el afectado por con- flictos armados o bien desastres naturales, resulta de especial interés
para el ICOM, dada su vocación e incidencia internacional. En este sentido, ha desarrollado diversas campañas y ha elaborado
propuestas, como: las listas e imáge- nes de bienes desaparecidos en Noticias del ICOM, la serie de publicaciones titulada: “100
piezas desaparecidas” que dedicó números a Bangkor, África, América Latina y Europa.
En la actualidad se elaboran las llamadas Listas rojas que permiten dar la señal de alarma ante situaciones en las que se necesita
una interven- ción rápida, como en el caso del patrimonio de Iraq, Afganistán o bien de América del Sur.
Con este mismo objetivo, el ICOM colabora y asesora a diferentes instituciones relacionadas con el patrimonio en peligro, como la
Organización Internacional de Aduanas, la Interpol, etc.
5. Los museos poseen recursos que ofrecen posibilidades para otros servicios y beneficios públicos. Aparecen aquí aquellos
aspectos com- prometidos en los museos y sus profesionales deben actuar con total transparencia pues se refiere a los servicios
de identificación que ofrecen algunos museos o a la autenticación y valoración que sólo debe hacerse a petición del museo, de
otro museo y de las autoridades competentes.
6. Los museos trabajan en estrecha colaboración con las comunidades de las que provienen las colecciones, así como con las
comunidades a las que prestan servicios. Se plan- tea la necesidad de compartir los conocimientos y la información con las
comunidades de las que proceden las colecciones, así como de la devolución de bienes culturales cuando se pueda demostrar su
sustracción o transferencia ilícita. Para ello se recomienda que los museos deben estar dispuestos al diálogo, siempre anteponien-
do los principios científicos, profesionales y humanos.
Tal como se comenta arriba, una de las fun- ciones del Comité de Ética del ICOM es mediar en los conflictos de este tipo y dar una
respuesta independiente y profesional a las consultas sobre conflictos de esta naturaleza.
7. Los museos actúan ateniéndose a la legali- dad, los museos deben seguir y asegurar el cum- plimiento de las leyes o
regulaciones en el ámbito local, nacional e internacional: Estas últi- mas se corresponden con las Convenciones y protocolos de la
UNESCO y de otros organis- mos internacionales.
8. Los museos actúan con profesionalidad. Se muestran los aspectos relacionados con el per- sonal y su responsabilidad
profesional, así como los posibles conflictos de intereses que se pue- den dar, en especial, con respecto al mundo comercial.
El código termina con un glosario donde se definen algunos conceptos como, por ejemplo, conflicto de intereses o título de
propiedad. La idea es concretar algunos conceptos, dado que la versión en español tiene carácter universal y ha de ser válida para
quienes lo lean en esta lengua.
Aspectos a considerar
El Código trata de todos los aspectos y mati- ces de la profesión de manera que tan solo la enumeración de los diferentes puntos
es todo un curso de museología.
Todos los museólogos lo conocen, aunque sea de referencia y la mayoría lo consultan de vez en cuando. Una lectura siempre da
pistas y mane- ras para enfocar diferentes asuntos que se pre- sentan en el quehacer diario. Sin embargo, a veces, no resulta
suficientemente explícito, dado que se trata de un documento universal, pensa- do como norma de buen hacer profesional para
museos que se enfrentan a realidades muy dis- pares. Por este motivo, el ICOM recomienda a las colectividades museísticas, sin
cambiar el espíritu y las normas fundamentales, adapten y redac- ten las directrices de acuerdo a las necesidades de su práctica
profesional.
Por otra parte, aunque el Código sea reco- nocido y forme parte de las diferentes legisla- ciones y normativas sobre museos
españoles y sea de obligado cumplimiento para los socios del ICOM y los de las diferentes asociaciones, como la Asociación
Profesional de Museólogos de España o la Associació de Museólegs de Catalunya y aunque en algunas ocasiones se haya utilizado
para denunciar casos de actuaciones incorrectas, no siempre se entiende la obligación de su cumplimiento.
Un código deontológico “a la medida”.
Existen colectivos de museos que cuentan con su propio Código Ético o con Normativas concretas para actuaciones determinadas,
se trata en general de países, en general del mundo anglosajón, y que cuentan con una dilatada tra- dición en estas materias y con
asociaciones pro- fesionales influyentes, como la Asociación Americana de Museos o la Británica.
Sin embargo, en nuestro caso sería suficiente con revalorizar el código del ICOM ya existen- te, dedicar unas jornadas a su revisión
y quizás a clarificar algunos aspectos, darle proyección pública, hacer que no sólo los profesionales lo conozcan y lo cumplan, sino
que sea base de las enseñanzas de museología, los responsables de la administración de los museos y también el público en
general.
Las ventajas serían entre otras:
Disponer de una serie de criterios claros que, de acuerdo con la legislación, nos indiquen cómo reaccionar o actuar ante
determinadas situaciones con la seguridad de estar haciendo lo correcto y con transparencia. Haciendo facti- ble el poner de
manifiesto aquellos casos en los que la conducta no es la que se espera de un profesional y actuar en consecuencia.
Además, un código deontológico es símbolo del prestigio profesional y de la afirmación como colectivo ante diferentes retos a los
que como profesionales nos enfrentamos:
La necesidad de contar con un código ético reconocido se hace cada vez más necesaria por los siguientes motivos entre otros:
Los museos están inmersos en un mundo donde la economía y la actividad comercial rigen la mayo- ría de actuaciones y los
museos se convierten en centros atractivos como imagen o publicidad de algunas empresas e instituciones lucrativas y en
ocasiones con finalidades un tanto dudosas.
En muchas ocasiones el hecho de que el museo es una institución sin ánimo de lucro se olvida y se les obliga a ser productivos y a
com- petir en este campo con otras ofertas lúdicas. Dejando en segundo lugar los criterios de ser- vicio a la comunidad.
Los museos y sus profesionales colaboran cada vez con más frecuencia con profesionales de otros campos, deben exponer a
personas aje- nas a la profesión pero con implicaciones en los museos sus responsabilidades o bien cuentan con servicios
externalizados. Por consiguiente, deben cumplir su cometido con profesionalidad al mismo tiempo que hacen partícipes a los
demás del buen hacer de los museólogos.

Una propuesta de futuro


Presentada la necesidad de contar con un código asumido y aceptado por todos, debería tenerse en cuenta la posibilidad de crear
algún tipo de instrumento que decida, medie, aconse- je, indique, reconduzca actuando en aquellos en asuntos y situaciones en
los que se incumpla o se haga un mal uso de la ética. Para ello, sería conveniente contar con un grupo de personas valoradas por
su honestidad y buen hacer en su trayectoria profesional. El comité debería contar con el reconocimiento de los profesionales, de
las instituciones y de la comunidad. Esta es una propuesta de futuro que puede dar lugar a unas jornadas o unas sesiones
monográficas. Lo que no cabe duda es que una reflexión y un debate posterior sobre la ética de nuestra profesión nos enriquecerá
y nos hará mejores profesionales.

3. Código de deontología profesional del Consejo Internacional de los Museos (ICOM)


Este Código fue adoptado por la XV Asamblea General del ICOM, celebrada en Buenos Aires (Argentina), en 1986. Tras recoger las
definiciones que el ICOM hace de sí mismo, de museo y de la profesión museal (entendiendo por tal, el conjunto de los miembros
del personal de los museos con formación especializada de nivel técnico o universitario o que posean una experiencia práctica
equivalente y respeten las reglas fundamentales de la ética profesional).
3.1. Principios básicos para la dirección de un Museo
El organismo de control de un museo debe mantener, y si es posible desarrollar, todos los aspectos del museo, sus colecciones y
sus servicios. Las normas mínimas en términos financieros, de locales, personal y de servicios son variables según la envergadura y
las responsabilidades de cada museo. Todo museo deberá tener una constitución escrita u otro documento que estipule
claramente su estatuto jurídico y su naturaleza permanente de organismo no lucrativo, conforme a las leyes nacionales relativas a
los museos, al patrimonio cultural y a las instituciones no lucrativas. En cuanto a las finanzas, la autoridad de tutela del museo
deberá disponer con regularidad de fondos suficientes, procedentes de fuentes públicas o privadas para desarrollar y llevar a buen
término el trabajo del museo. La autoridad de tutela tiene la obligación particular de asegurarse que el museo tenga personal
suficientemente numeroso y cualificado para cumplir sus responsabilidades. La importancia del personal y estatuto dependen de
la envergadura del museo, pero han de permitir al museo cumplir sus deberes en lo referente a la conservación de las colecciones,
acceso al público, servicios públicos, investigación y seguridad. La autoridad de tutela tiene obligaciones particularmente
importantes en lo referente al nombramiento del director, y cada vez que se presente la necesidad eventual de destituirlo, la
obligación de asegurarse de que se siguen los procedimientos adecuados y de manera profesional.
El museo debe aprovechar todas las ocasiones de cumplir su papel de fuente de educación utilizada por todos los estratos sociales
o por el grupo especializado al que el museo va a servir, tratando además de atraer a un público nuevo que provenga de todos los
niveles de la comunidad. El público en general debe tener acceso a las exposiciones durante un número de horas razonable y en
periodos regulares, además del acceso a las informaciones sobre las colecciones. El museo, además de conservar sus colecciones,
tiene la responsabilidad de utilizar dichas colecciones para crear y difundir nuevos conocimientos mediante la investigación, el
trabajo educativo, exposiciones temporales, exposiciones permanentes y otras actividades especiales.
Cuando el museo tiene por política buscar un apoyo financiero y otro de organizaciones comerciales o industriales o de otras
fuentes exteriores, es preciso ocuparse minuciosamente de definir claramente la clase de relaciones que han sido aceptadas entre
el museo y la organización patrocinadora. Las tiendas de museo y otras actividades comerciales del mismo, así como cualquier
publicidad referente a ellas, debe estar en la línea de una política claramente definida, centrarse en las colecciones y el objetivo
educativo principal del museo y no comprometer la calidad de las colecciones.
Cada autoridad de tutela tiene el deber de asegurarse que el museo cumple todos los requisitos legales a todos los niveles (local,
regional, nacional, internacional, etc.).
3.2. Adquisiciones para las colecciones de museo
Todo organismo museístico debe adoptar y publicar una definición escrita de su política de acrecentamiento de fondos, que debe
revisarse al menos cada cinco años. Los objetivos adquiridos deben estar de acuerdo con los objetivos y actividades del museo y
estar acompañados de una prueba legal de su existencia. Un museo no debe adquirir ningún objeto por compra, dádiva, legado o
canje sin que la autoridad de tutela se haya asegurado de que el objeto no ha sido adquirido o exportado de su país de origen,
luchando así contra el comercio ilícito de los objetos. En los museos biológicos y geológicos, no debe adquirir ningún ejemplar que
haya sido adquirido, vendido o transferido de manera contraria a las leyes o tratados nacionales e internacionales sobre la
protección de la naturaleza o la historia natural. Respecto al material de excavaciones, el museo nunca debe comprar piezas
cuando haya razones para pensar que su obtención haya podido causar un daño o destrucción reciente, intencionada y no
científica, a monumentos antiguos o yacimientos arqueológicos.
Los museos deben desarrollar una actividad preponderante en los esfuerzos realizados para detener la incesante degradación de
los recursos naturales, arqueológicos, etnográficos, históricos y artísticos del mundo. Cualquier estudio y recogida de materiales
"in situ" debe estar precedido de una investigación, comunicación y consulta con las autoridades competentes y con todos los
museos o instituciones universitarias interesadas en el país o región afectada por el estudio. Cada museo debe reconocer la
necesidad de una cooperación y consulta entre los museos cuyos intereses y política de acrecentamiento de fondos son
semejantes.
Los donativos, legados y préstamos no pueden ser aceptados si no están de acuerdo con la política de acrecentamiento de fondos
y de exposición establecida por el museo, y lo mismo se ha de tener presente en el préstamo de objetos o de exposiciones. La
política de acrecentamiento de fondos o el reglamento del museo deben incluir disposiciones dirigidas a asegurarse que ninguna
persona que intervenga en la política o en la administración del museo pueda beneficiarse de las informaciones privilegiadas
recibidas debido a su posición, y que en caso de conflicto de intereses entre las necesidades de esta persona y las del museo, sean
los intereses del museo los que prevalezcan.
3.3. Cesión de colecciones
Debe existir cierto ánimo en contra de la cesión de ejemplares propiedad del museo, tanto por donación, canje, venta o
destrucción. Cualquier cesión exige un juicio profesional de alto nivel por parte de los conservadores y la opinión detallada de
expertos y juristas, siendo considerada finalmente su aprobación por la autoridad de tutela y con el acuerdo de las partes que
participaron, en su caso, en la compra inicial del objeto. Cuando un museo tiene el derecho jurídico de cesión o ha adquirido
objetos bajo la condición de cesión, las exigencias y procedimientos legales deben ser plenamente respetados. Las ganancias
suministradas a la autoridad de tutela de un museo por la cesión de objetos y obras de arte, sólo se podrán utilizar para
incrementar las colecciones del museo.
Cuando un museo tiene el poder jurídico para desprenderse de un objeto, la decisión de vender o desprenderse de un elemento
de las colecciones, sólo debe tomarse tras una seria reflexión, y sólo tras haber propuesto su canje, donativo o venta privada a
otros museos. La decisión es responsabilidad de la autoridad de tutela del museo y no decisión del conservador de la colección a la
que pertenece.
Si un museo entra en posesión de un objeto del que pueda descubrirse que ha sido exportado o transferido de modo que violase
los principios de la Convención de la Unesco sobre medios de impedir la importación, exportación y transferencia de propiedad
ilícita de bienes culturales (1970), y el país de origen solicita su devolución, el museo debe hacerlo si es legalmente posible. En
caso de demandas de devolución de bienes culturales a su país de origen, los museos deben estar dispuestos a iniciar el diálogo
con espíritu abierto, sobre la base de principios científicos y profesionales.
3.4. Principios generales de conducta profesional
Estar empleado por un museo supone actuar con integridad. La conducta de un profesional de museo debe entender que los
museos representan una responsabilidad pública cuyo valor para una comunidad está en proporción directa con la calidad de los
servicios prestados, y que las capacidades intelectuales y los conocimientos profesionales no son suficientes por sí mismos,
debiendo estar inspirados por una conducta deontológica de alto nivel. El director y otros miembros profesionales del personal
deben ante todo fidelidad al museo en el plano profesional y académico y en todo momento deben actuar conforme a la política
aprobada por el museo.
La lealtad hacia los compañeros y con el museo empresario es una importante responsabilidad profesional, pero la máxima lealtad
es hacia los principios deontológicos fundamentales y con la profesión en su conjunto. Aunque las condiciones de empleo del
trabajador del museo no prohiban un trabajo en el exterior o intereses de negocios, el director y los principales responsables no
deben tener otros empleos remunerados ni aceptar comisiones exteriores al museo sin el acuerdo formal de la autoridad de
tutela.
Los empleados de los museos y otras personas allegadas no deben aceptar regalos, favores, préstamos y otros servicios y objetos
de valor que pudieran serles ofrecidos en razón de su función en el museo.
3.5. Responsabilidades personales con respecto a las colecciones
El director y el personal profesional del museo deben tomar las medidas posibles para asegurarse que la autoridad de tutela del
museo adopte una política de acrecentamiento de fondos definida por escrito y que ésta sea revisada a intervalos regulares de
tiempo. Las adquisiciones de objetos procedentes del público debe ser negociada con una escrupulosa honestidad para con el
vendedor o el donante. Todos los objetos aceptados de forma temporal o permanente por el museo han de poseer una
documentación detallada para facilitar la procedencia, identificación, estado y tratamiento. Es preciso estudiar los medios para
garantizar la mejor seguridad que prevenga del robo en los espacios de exposición, de trabajo o de depósito o del robo y los daños
durante los transportes.
Una de las obligaciones deontológicas esenciales es que cada miembro de la profesión museal garantizará un tratamiento y una
conservación satisfactorias de las colecciones existentes, asegurándose en la medida de lo posible que las colecciones sean
transmitidas a las generaciones futuras en tan buen estado de conservación como sea posible. Otra responsabilidad profesional es
la correcta inscripción y la adecuada documentación de las nuevas adquisiciones y de las colecciones existentes. En tal
documentación habrán de constar todos los detalles sobre la procedencia de cada objeto y las condiciones de su aceptación por el
museo.
Cuando los museos e instituciones similares mantienen con propósitos de exposición e investigación, un conjunto de animales, la
salud y el bienestar de éstos debe estar en el primer plano de las consideraciones deontológicas. Cuando un museo posee o reúne
colecciones que incluyen restos humanos u objetos sagrados, éstos deben ser ubicados en lugar seguro y conservados
escrupulosamente como colecciones de archivo en las instituciones científicas, y no por razones de morbosidad. La adquisición,
provisión y la posesión de objetos del mismo tipo que las que posee un museo por parte de un miembro de la profesión museal
para una colección personal no parece en sí mismo contraria a la deontología, aunque puede ser sumamente arriesgado cuando
reúnen objetos similares a los que recopilan para su museo y es preciso cuidar que no se produzca ningún conflicto de intereses.
3.6. Responsabilidades personales hacia el público
En interés del público, los miembros de la profesión museal deben respetar las normas y las leyes establecidas, mantener el honor
y la dignidad de su profesión; protegerán al público contra una conducta profesional ilegal o contraria a la deontología. Se
mostrarán siempre eficaces o corteses con el público y en particular responderán rápidamente a la correspondencia y solicitud de
información, debiendo -salvo en casos particularmente confidenciales- compartir su experiencia en todos los campos
profesionales.
Los miembros de la profesión museal deben proteger todas las informaciones confidenciales relativas a la procedencia de los
objetos propiedad del museo o que tiene en préstamo, así como cualquier información relativa a los dispositivos de seguridad del
museo, de las colecciones privadas o cualquier sitio visitado en el transcurso de actividades profesionales. Una particular
responsabilidad es la de respetar las confidencias personales contenidas en la documentación oral o en otros documentos
personales, respetando el derecho de los informantes a conservar su anonimato si así lo desean o si revelar la información es
susceptible de perjudicar al informador.
3.7. Responsabilidades personales para con los colegas y para con la profesión
Las relaciones entre los miembros de la profesión museal deben ser siempre corteses, aunque los profesionales pueden oponerse
a proposiciones o a prácticas que pudiesen resultar perjudiciales para el museo, los museos en general o para la profesión. Los
miembros de la profesión museal deben compartir sus conocimientos y su experiencia profesional con los profesionales y
estudiantes en las materias que le competen. La formación del personal en las actividades especializadas del museo son muy
importantes y cada uno debe aceptar la responsabilidad de formar colegas cada vez que sea necesario. Se tratará a los jóvenes
empleados, estudiantes y ayudantes que emprenden una formación profesional con consideración y respeto.
Ningún miembro de la profesión museal deberá participar en el más mínimo negocio (compra o venta con ánimo de lucro) de
objetos semejantes o parecidos a los que tiene el museo que les emplea. De manera general, los miembros de la profesión museal
deben abstenerse de cualquier acto o actividad que pueda ser interpretada como conflictiva. Cuando las actividades, como
consejos, consultas, artículos, entrevistas o peritajes, puedan ser fuente de conflicto de intereses, será preciso adaptarse
escrupulosamente a lo estipulado por los textos de ley y el contrato de trabajo.
No se expedirán certificados de autenticidad o evaluaciones escritas ni se tasarán objetos, salvo solicitud oficial de otro museo o
de las autoridades competentes jurídicas, gubernamentales u otras. Tampoco identificarán objetos cuando haya motivos para
creer o sospechar que han sido ilícitamente adquiridos, transferidos, importados o exportados.
Cualquier miembro de la profesión debe estar al corriente de las leyes nacionales o locales, así como de las condiciones de empleo
que afectan a las prácticas de corrupción, y debe evitar permanentemente las situaciones que pudieran ser interpretadas como
tentativas de corrupción o como una conducta reprochable, cualquiera que sea. Con el fin de evitar cualquier sospecha de
corrupción, no deberá recomendar a un negociante, subastador u otro, a un miembro del público, ni aceptar la menor "prima" o
rebaja en las compras personales por parte de un negociante.

Georges Henri Rivière. La museología. Curso de Museología/Textos y testimonios. Akal, 1993.

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