Tuberculosis

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o Nombre:

Catherine Núñez Guillermo.

o Matricula:

100326950.

o Profesor:
José Manuel Puello.

o Sección:

02.
o Tema:

Tuberculosis.
Tuberculosis.

La tuberculosis es una enfermedad causada por Mycobacterium tuberculosis.


formando el denominado Complejo M. Tuberculosis junto con el M. bovis, el M.
africanum y el M. microti. una bacteria que casi siempre afecta a los pulmones.
Es curable y prevenible.
La tuberculosis se transmite de persona a persona a través del aire. Cuando un
enfermo de tuberculosis pulmonar tose, estornuda o escupe, expulsa bacilos
tuberculosos al aire. Basta con que una persona inhale unos pocos bacilos
para quedar infectada.
Cuando una persona inhala las bacterias de la tuberculosis, estas pueden
alojarse en los pulmones y comenzar a multiplicarse. Desde allí, las bacterias
pueden desplazarse por la sangre a otras partes del cuerpo, como los riñones,
la columna vertebral y el cerebro.
La enfermedad de tuberculosis en los pulmones o la garganta puede ser
contagiosa. Esto significa que las bacterias pueden transmitirse a otras
personas. Por lo general, la tuberculosis que afecta otras partes del cuerpo,
como los riñones o la columna vertebral, no es contagiosa.
Los agentes infecciosos se encuentran por lo general desarrollándose en
diversos seres vivos (animales u hombres) denominándose reservorios cuando
constituyen el medio habitual de vida del microorganismo y fuente de infección
cuando constituyen un hábitat ocasional a partir del cual pasan inmediatamente
al huésped.
El reservorio más importante de la enfermedad tuberculosa es el hombre sano
infectado, es decir, la persona que tiene en su organismo de manera latente el
bacilo sin aquejar ningún síntoma o signo externo que lo pueda identificar.
Únicamente cuando el hombre sano infectado desarrolla la enfermedad es
cuando se convierte en fuente de infección.
Las formas más infectantes las constituyen los pacientes bacilíferos que son
los que tienen mayor capacidad de eliminar bacilos al exterior (la contagiosidad
aumenta cuanto mayor es la presencia de bacilos en la muestra analizada) y,
dentro de las tuberculosis pulmonares, en especial los enfermos con lesiones
cavitadas.
Se calcula que una tercera parte de la población mundial tiene tuberculosis
latente, es decir, esas personas están infectadas por el bacilo, pero aún no han
enfermado ni pueden transmitir la infección.
Las personas infectadas con el bacilo tuberculoso tienen a lo largo de la vida
un riesgo de enfermar de tuberculosis de un 10%. Sin embargo, este riesgo es
mucho mayor para las personas cuyo sistema inmunitario está dañado, como
ocurre en casos de infección por el VIH, malnutrición o diabetes, o en quienes
consumen tabaco.
Cuando la forma activa de la enfermedad se presenta, los síntomas (tos, fiebre,
sudores nocturnos, pérdida de peso, etcétera) pueden ser leves durante
muchos meses. Como resultado de ello, en ocasiones los pacientes tardan en
buscar atención médica y transmiten la bacteria a otras personas. A lo largo de
un año, un enfermo tuberculoso puede infectar a unas 10 a 15 personas por
contacto estrecho. Si no reciben el tratamiento adecuado, hasta dos terceras
partes de los enfermos tuberculosos mueren.
Los mecanismos de transmisión son diferentes medios que los gérmenes
emplean para su transmisión desde la fuente de infección a la población
susceptible.
El mecanismo más habitual es la vía aerógena, sobre todo con las pequeñas
gotas aerosolizadas de 1-5 micras de diámetro que son producidas por el
paciente enfermo en actividades cotidianas como el habla, la risa y, sobre todo
la tos; estas pequeñas gotas cargadas con pocos bacilos (entre 1 y 5 en cada
gotita) son las que llegan al alvéolo, lugar donde encuentran las condiciones
idóneas para su desarrollo. Las defensas locales acudirán a la zona y en la
gran mayoría de casos controlarán la infección, pero en otros no lo podrán
hacer, produciéndose entonces una tuberculosis primaria. Aunque en nuestro
medio no es frecuente por la pasteurización de la leche, no podemos olvidar la
vía digestiva como mecanismo de transmisión en la enfermedad por M. bovis.
Además, existen de manera anecdótica las vías urogenitales, cutáneo-mucosa,
transplacentaria (tuberculosis congénita) y por inóculo.
Desde el punto de vista práctico los pacientes más contagiosos son los que
tienen en el esputo numerosas formas bacilares, tos intensa, ausencia de
aislamiento respiratorio o protección con mascarilla o sin tratamiento
tuberculostático en los 15 primeros días de este. La proximidad, tiempo de
exposición con estos enfermos, condiciones inadecuadas de la vivienda
(habitación mal ventilada), son factores importantes que influyen en el riesgo de
infección.
Para mantener la endemia tuberculosa, cada enfermo bacilíferos debe infectar
al menos a 20 personas. De estos 20 infectados, sólo 2 (el 10%), desarrollarán
la enfermedad y sólo uno de ellos (el 50%) será bacilíferos y por lo tanto el
paciente contagioso inicial habrá producido otro que mantiene la endemia. Así
pues, si un enfermo infecta a menos de 20 pacientes, se produce un declive
natural de la enfermedad.
Las principales puertas de entrada son por el sistema respiratorio, el tejido
linfoide del buco faringe, el intestino y la piel. La vía de contagio más común es
la vía respiratoria, le sigue la digestiva y la cutánea mucosa. No hay contagio
materno transplacentario. La puerta de salida seria las vías respiratorias.
La susceptibilidad del huésped está condicionada por el estado de sus
mecanismos de resistencia inespecíficos y específicos. La edad más vulnerable
para enfermar son los niños menores de 5 años y los adultos mayores de 65-70
años. Entre los 6 y los 14 años hay menor predisposición a enfermar.
Parece que los hombres son algo más propensos que las mujeres, pero
posiblemente este hecho pueda estar influenciado por los hábitos sociales de
cada sexo.
Una vez adquirida la infección tuberculosa existen una serie de circunstancias
que facilitan el desarrollo de la enfermedad y que se denominan factores de
riesgo, guardando relación con el estado de inmunidad del huésped.

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