La tuberculosis es una enfermedad infecciosa causada por la bacteria Mycobacterium tuberculosis, que se transmite principalmente a través del aire cuando personas enfermas tosen o estornudan. Las personas infectadas tienen un riesgo del 10% de desarrollar la enfermedad activa a lo largo de su vida. La tuberculosis puede afectar los pulmones u otras partes del cuerpo, y es curable con el tratamiento adecuado.
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La tuberculosis es una enfermedad infecciosa causada por la bacteria Mycobacterium tuberculosis, que se transmite principalmente a través del aire cuando personas enfermas tosen o estornudan. Las personas infectadas tienen un riesgo del 10% de desarrollar la enfermedad activa a lo largo de su vida. La tuberculosis puede afectar los pulmones u otras partes del cuerpo, y es curable con el tratamiento adecuado.
La tuberculosis es una enfermedad infecciosa causada por la bacteria Mycobacterium tuberculosis, que se transmite principalmente a través del aire cuando personas enfermas tosen o estornudan. Las personas infectadas tienen un riesgo del 10% de desarrollar la enfermedad activa a lo largo de su vida. La tuberculosis puede afectar los pulmones u otras partes del cuerpo, y es curable con el tratamiento adecuado.
La tuberculosis es una enfermedad infecciosa causada por la bacteria Mycobacterium tuberculosis, que se transmite principalmente a través del aire cuando personas enfermas tosen o estornudan. Las personas infectadas tienen un riesgo del 10% de desarrollar la enfermedad activa a lo largo de su vida. La tuberculosis puede afectar los pulmones u otras partes del cuerpo, y es curable con el tratamiento adecuado.
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o Nombre:
Catherine Núñez Guillermo.
o Matricula:
100326950.
o Profesor: José Manuel Puello.
o Sección:
02. o Tema:
Tuberculosis. Tuberculosis.
La tuberculosis es una enfermedad causada por Mycobacterium tuberculosis.
formando el denominado Complejo M. Tuberculosis junto con el M. bovis, el M. africanum y el M. microti. una bacteria que casi siempre afecta a los pulmones. Es curable y prevenible. La tuberculosis se transmite de persona a persona a través del aire. Cuando un enfermo de tuberculosis pulmonar tose, estornuda o escupe, expulsa bacilos tuberculosos al aire. Basta con que una persona inhale unos pocos bacilos para quedar infectada. Cuando una persona inhala las bacterias de la tuberculosis, estas pueden alojarse en los pulmones y comenzar a multiplicarse. Desde allí, las bacterias pueden desplazarse por la sangre a otras partes del cuerpo, como los riñones, la columna vertebral y el cerebro. La enfermedad de tuberculosis en los pulmones o la garganta puede ser contagiosa. Esto significa que las bacterias pueden transmitirse a otras personas. Por lo general, la tuberculosis que afecta otras partes del cuerpo, como los riñones o la columna vertebral, no es contagiosa. Los agentes infecciosos se encuentran por lo general desarrollándose en diversos seres vivos (animales u hombres) denominándose reservorios cuando constituyen el medio habitual de vida del microorganismo y fuente de infección cuando constituyen un hábitat ocasional a partir del cual pasan inmediatamente al huésped. El reservorio más importante de la enfermedad tuberculosa es el hombre sano infectado, es decir, la persona que tiene en su organismo de manera latente el bacilo sin aquejar ningún síntoma o signo externo que lo pueda identificar. Únicamente cuando el hombre sano infectado desarrolla la enfermedad es cuando se convierte en fuente de infección. Las formas más infectantes las constituyen los pacientes bacilíferos que son los que tienen mayor capacidad de eliminar bacilos al exterior (la contagiosidad aumenta cuanto mayor es la presencia de bacilos en la muestra analizada) y, dentro de las tuberculosis pulmonares, en especial los enfermos con lesiones cavitadas. Se calcula que una tercera parte de la población mundial tiene tuberculosis latente, es decir, esas personas están infectadas por el bacilo, pero aún no han enfermado ni pueden transmitir la infección. Las personas infectadas con el bacilo tuberculoso tienen a lo largo de la vida un riesgo de enfermar de tuberculosis de un 10%. Sin embargo, este riesgo es mucho mayor para las personas cuyo sistema inmunitario está dañado, como ocurre en casos de infección por el VIH, malnutrición o diabetes, o en quienes consumen tabaco. Cuando la forma activa de la enfermedad se presenta, los síntomas (tos, fiebre, sudores nocturnos, pérdida de peso, etcétera) pueden ser leves durante muchos meses. Como resultado de ello, en ocasiones los pacientes tardan en buscar atención médica y transmiten la bacteria a otras personas. A lo largo de un año, un enfermo tuberculoso puede infectar a unas 10 a 15 personas por contacto estrecho. Si no reciben el tratamiento adecuado, hasta dos terceras partes de los enfermos tuberculosos mueren. Los mecanismos de transmisión son diferentes medios que los gérmenes emplean para su transmisión desde la fuente de infección a la población susceptible. El mecanismo más habitual es la vía aerógena, sobre todo con las pequeñas gotas aerosolizadas de 1-5 micras de diámetro que son producidas por el paciente enfermo en actividades cotidianas como el habla, la risa y, sobre todo la tos; estas pequeñas gotas cargadas con pocos bacilos (entre 1 y 5 en cada gotita) son las que llegan al alvéolo, lugar donde encuentran las condiciones idóneas para su desarrollo. Las defensas locales acudirán a la zona y en la gran mayoría de casos controlarán la infección, pero en otros no lo podrán hacer, produciéndose entonces una tuberculosis primaria. Aunque en nuestro medio no es frecuente por la pasteurización de la leche, no podemos olvidar la vía digestiva como mecanismo de transmisión en la enfermedad por M. bovis. Además, existen de manera anecdótica las vías urogenitales, cutáneo-mucosa, transplacentaria (tuberculosis congénita) y por inóculo. Desde el punto de vista práctico los pacientes más contagiosos son los que tienen en el esputo numerosas formas bacilares, tos intensa, ausencia de aislamiento respiratorio o protección con mascarilla o sin tratamiento tuberculostático en los 15 primeros días de este. La proximidad, tiempo de exposición con estos enfermos, condiciones inadecuadas de la vivienda (habitación mal ventilada), son factores importantes que influyen en el riesgo de infección. Para mantener la endemia tuberculosa, cada enfermo bacilíferos debe infectar al menos a 20 personas. De estos 20 infectados, sólo 2 (el 10%), desarrollarán la enfermedad y sólo uno de ellos (el 50%) será bacilíferos y por lo tanto el paciente contagioso inicial habrá producido otro que mantiene la endemia. Así pues, si un enfermo infecta a menos de 20 pacientes, se produce un declive natural de la enfermedad. Las principales puertas de entrada son por el sistema respiratorio, el tejido linfoide del buco faringe, el intestino y la piel. La vía de contagio más común es la vía respiratoria, le sigue la digestiva y la cutánea mucosa. No hay contagio materno transplacentario. La puerta de salida seria las vías respiratorias. La susceptibilidad del huésped está condicionada por el estado de sus mecanismos de resistencia inespecíficos y específicos. La edad más vulnerable para enfermar son los niños menores de 5 años y los adultos mayores de 65-70 años. Entre los 6 y los 14 años hay menor predisposición a enfermar. Parece que los hombres son algo más propensos que las mujeres, pero posiblemente este hecho pueda estar influenciado por los hábitos sociales de cada sexo. Una vez adquirida la infección tuberculosa existen una serie de circunstancias que facilitan el desarrollo de la enfermedad y que se denominan factores de riesgo, guardando relación con el estado de inmunidad del huésped.