Anarquismo Epistemologico de Paul Feyera
Anarquismo Epistemologico de Paul Feyera
Anarquismo Epistemologico de Paul Feyera
Desde el origen más aceptado de la palabra “filosofía” con Homero en el siglo IX a. J.C. la
pasión por la sabiduría ha llevado a proponer métodos para justificar, relacionar y reducir
conocimiento a objetos fundamentales verdaderos. Una ciencia denominada epistemología.
A mediados del siglo XX Paul Feyerabend vivió una época de debate entre filosofía clásica,
ciencia filosófica y corrientes epistemológicas diversas que influencian el pensamiento humano
hasta hoy.
Este ensayo intentará describir por qué Feyerabend calificó de anárquico el conocimiento
filosófico en su época y cómo se relaciona su postulado con dos ejes políticos de un Estado en el
inicio de la tercera década del siglo XXI: el factor social y la seguridad. Para ello se presentan los
postulados de Feyerabend, el contexto epistemológico de la época en que lo propuso, su aplicación
en el siglo XXI y la influencia que tienen para la seguridad del Estado democrático.
Paul Feyerabend nació en 1924 en Viena. Propuso que ninguna de las metodologías científicas
que se habían postulado hacia la segunda mitad del siglo XX son determinantes o ley científica
final y que las propuestas científicas pueden ser planteadas mediante cualquier método.
Feyerabend creía que los motivos por los que un científico elige guiarse por una ley previa o
una metodología específica están determinados por el paradigma dominante de la época. En la
historia de la ciencia, científicos que no aceptaron el paradigma dominante de su época produjeron
conocimiento que hizo progresar la ciencia.
Por esta razón, Feyerabend planteó que no existe método científico privilegiado para producir
ciencia del cual tenga que regirse o seguir cada científico. No sólo porque va en contra de la libertad
individual del investigador sino porque ningún método, privilegiado o no, puede garantizar que
siguiendo sus reglas se producirá nuevo conocimiento.
En Feyerabend cada teoría ha sido alcanzada por su propio método con su propia racionalidad.
La falta de tolerancia a nuevos métodos y tener que adherirse por regla a un método imperante
puede llegar al extremo de tornar irracional el producto científico final por la falta de libertad para
salirse del paradigma dominante.
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El científico revolucionario o innovador, puesto que no comparte la racionalidad del
paradigma dominante, no puede tratar de demostrarles mediante la razón que están
equivocados; debe recurrir, entonces, a trucos psicológicos y trampas, engaños,
persuasiones, propaganda: trata de convencer, no de demostrar (Carman, 2007).
Esta era la forma en que según Feyerabend un científico podía llegar a actuar irracionalmente,
sin embargo, no creyó que fuera algo del todo negativo sino incluso necesario. Con trampa o con
el método que impone la moda científica las teorías son juicios de valor, estéticos o anhelos,
producto de deseos subjetivos. Con esto en mente Feyerabend propuso que los razonamientos
deben tener un enfoque hacia el futuro. En la medida que se imponen los métodos y las teorías se
convierten en bloqueos para el progreso de la ciencia. Ignorar la norma metodológica o incluso
adoptar una contraria puede llegar a establecer nuevas teorías que signifiquen un progreso
científico.
A partir de esta filosofía clásica aristotélica y su evolución hasta el siglo XVI, Kant propuso
en el siglo XVIII su “método trascendental” es decir, las ideas no físicas trascienden a la
experiencia sensible materializadas en acciones de conducta. La existencia de las ideas se
comprueba en las acciones humanas que dan vida a esas ideas. Kant llamó “imperativo categórico”
a las reglas de conducta (ethos-ética) que cada individuo se autoimpone (moral) para vivir en
libertad y convivencia junto a la libertad de otros individuos (derecho).
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De tal manera que en el tiempo de Feyerabend, se analizaba con base al empirismo lógico y al
lenguaje. Un empirismo lógico originado en el pensamiento positivista de Comte de inicios del
siglo XIX que negó la validez de cualquier conocimiento que no pueda ser observado (positivo).
A inicios del siglo XX Russel planteó un análisis lógico del lenguaje. Propuso la diferencia
entre ser y existir. Algunos seres no existen porque son producto de la mente humana originado
por pasiones o anhelos. Estos criterios también desestimaron los valores para la conducta
originados en la elección por medio de la razón (metafísica).
Rudolf Carnap propuso que es necesario transformar o cambiar los conceptos para hacerlos más
exactos. Un método filosófico riguroso que surge de la aplicación de método científico en la
filosofía, pero que debía ser un método aceptado y no antojadizo como el metafísico. El metafísico
según Carnap no describe lo externo al individuo, sólo expresa una actitud emotiva como un artista.
Con Popper inicia una moderación de la postura radical de los filósofos analíticos al proponer
el falsacionismo: Siempre es posible refutar una hipótesis. El mayor mérito de una teoría es que
pueda ser falseada, evidencia progreso científico. Hace más puro el método hipotético deductivo
y elimina errores acerca a la verdad.
Thomas Samuel Kuhn planteó la teoría que un paradigma es interpretado desde el punto de
vista (o la teoría) que influencia al científico observador. Por tanto, no existen observaciones puras
sino que todas son observadas a la luz de un paradigma. La ciencia tiene un ciclo normal, se le
encuentran anomalías, entra en crisis y se da una revolución científica para enmendar lo que fue
considerado error.
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Por el debate de filosofías descrito, Feyerabend hizo su propuesta del anarquismo
epistemológico que se resume en que no es despreciable la oportunidad que brinda cada aporte
para el desarrollo de la ciencia.
Para beneficio del conocimiento humano ¿cómo podría obtenerse beneficio de todo este debate
filosófico al inicio la tercera década del siglo XXI? ¿cómo sacar provecho de las corrientes
epistemológicas para la “ciencia social” que se relaciona directamente con la seguridad en los
Estados del siglo XXI?
Para responder a ello es importante citar a Carl Gustav Hempel quien simultáneamente a Popper
y Feyerabend propuso una “explicación científica” entre el debate de pensar a partir de los
fenómenos de la experiencia sensible frente a lo no observable como el campo de los principios
metafísicos éticos que – a la postre – determinan las acciones humanas individuales.
Hempel diferenció entre “lo precedente” (una explicación) y lo “no precedente” (una
predicción) buscando que el conocimiento científico tenga una condición lógica y a la vez una
condición empírica. Es decir, Hempel propuso que, a un hecho de la experiencia sensible,
observable, un “qué” se puede completar con un “por qué” ocurre ese fenómeno a través de
deducciones lógicas. Las deducciones lógicas siempre estarán basadas en la experiencia sensible.
Da un carácter científico que satisface a la filosofía analítica.
Desde este fundamento, en el siglo XXI los fenómenos observables que se han aglutinado en
las ciencias sociales y que se relacionan con problemáticas de seguridad tienen una “explicación”
desde la cual puede hacerse una “predicción”. Para el debate centrado en que si las ciencias sociales
pueden o no considerarse como ciencia, no sólo existe el fundamente de Hempel sino que, es un
hecho observable, que los gobiernos del siglo XXI investigan los fenómenos sociales, los explican
y proyectan predicciones (escenarios) que sirven de base para la planificación, por ejemplo, de la
seguridad de los Estados.
Pero existe otro enfoque del debate epistemológico entre la filosofía analítica
(empírica/científica) y la filosofía clásica (metafísica/valores éticos) que tiene consecuencias en la
toma de decisiones de los Estados cuyo impacto se resiente no sólo en la seguridad sino que
trasciende a la estabilidad de los sistemas políticos democráticos.
Se trata del hecho de que uno de los fenómenos que tienen impacto directo en la seguridad de
los Estados es la corrupción de la cual se derivan una serie de delitos. En la academia en general,
las corrientes epistemológicas y la filosofía en sus ramas clásica y analítica se presentan a los
ciudadanos estudiantes, en cuyo entendimiento (metafísica), impactan de diferentes formas y
orientan a trazarse objetivos de vida diversos que inician con toma de decisiones cuando optan a
cargos públicos en empleos del sistema gubernamental. Las decisiones éticas tienen un impacto
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observable en la administración pública y cuando estas decisiones promueven ilícitos se convierte
en corrupción.
La filosofía clásica (metafísica) propuesta por Kant en el siglo XVIII planteó regirse por ideas
y virtudes originadas en la razón y perceptibles por la experiencia sensible y observable a través
de conducta humana. Pero las primeras ideas positivistas materialistas de Comte a inicios del siglo
XIX orientaron a interpretar como ciencia únicamente lo observable relegando los postulados de
las ideas como virtud, ética y justicia. Comte planteó las primeras ideas (paradójicamente
metafísicas) que llevaron al desarrollo años después de la filosofía de la ciencia o filosofía
analítica: anti metafísica.
Con el establecimiento del método empírico como única fuente de conocimiento se relegó el
hecho de producir conocimiento (ciencia) originada en la razón. Sólo mediante procesos
experimentales puede calificarse un hecho como positivo o verdad. De esta forma se incorporó el
positivismo al Derecho. La ley por ser norma escrita es perceptible y así (según esta escuela
positivista del derecho) la idea que llevó a un hombre a tomar una mala decisión de conducta se
comprueba con la comisión de un delito.
En el siglo XXI, el problema de considerar sólo la ley escrita como derecho positivo es que
dejó margen discrecional a la razón humana (metafísica) carente de valores virtuosos ético-morales
a promover normas jurídicas que favorecen, protegen o dan una salida interpretativa para ocultar
hechos perceptibles con intención anti-ética o antimoral. Esto lo provoca la formación académica
empirista materialista.
Los hechos perceptibles por la experiencia sensible resultantes de la conducta humana que son
no éticos se escudan al emplear la positivación (materialista) de la aplicación e interpretación de
normas jurídicas que mantienen vigente un sistema que justifica decisiones legales pero cuyo
efecto favorecerá sólo a un individuo o sector específico produciéndose la corrupción.
Los Estados deben formar ciudadanos, potenciales funcionarios públicos, que identifiquen
mediante el estudio de las corrientes filosóficas, si una idea arraigada en la ideología que siguen
busca por formalismo legal basarse en criterios empíricos o metafísicos que subrepticiamente
buscan satisfacer intereses ilícitos mientras se ejerce el poder en el gobierno de un Estado.
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Se necesita desarrollar en la academia un estudio a profundidad sobre el “anarquismo
epistemológico” que propuso Feyerabend para intentar reducir la corrupción, fenómeno observable
por la experiencia sensible que se origina en acciones producto de una razón humana carente de
ética y moral para la toma de decisiones.
Ismael Cifuentes
Referencias
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Anexo