Cartíilago y Hueso
Cartíilago y Hueso
Cartíilago y Hueso
El cartílago y el hueso son tejidos conjuntivos especializados. El cartilago posee una matriz firme flexible que resiste
las fuerzas mecánicas. La matriz ósea, sin embargo, es uno de los tejidos más duros del organismo, y también soporta
las fuerzas que se le aplican. Estos dos tejidos conjuntivos tienen células especializadas que secretan la matriz en la
que después las células se quedan atrapadas. Aunque el cartilago y el hueso tienen muchas funciones distintas, algunas
son similares y están relacionadas. Ambos participan en el sostén del cuerpo porque están Intimamente asociados al
sistema esquelético. La mayoría de los huesos largos se forman primero en el embrión como cartílago, que actúa como
una plantilla que más tarde se sustituye por hueso; este proceso se denomina osificación endocondral. Casi todos los
huesos planos se forman dentro de vainas membranosas preexistentes, y esta forma de osteogénesis se conoce como
osificación intramembranosa.
Cartílago
El cartilago posee células llamadas condrocitos, que ocupan pequeñas cavidades denominadas lagunas dentro de la
matriz extracelular que secretan. La sustancia del cartílago no está vascularizada ni inervada, y no tiene vasos linfáticos;
las células reciben los nutrientes de los vasos sanguíneos del tejido conjuntivo circundante por difusión a través de la
matriz. La matriz extracelular está formada por glucosaminoglicanos y proteoglicanos, que están intimamente
asociados al colágeno y las fibras elásticas incrustadas dentro de la matriz. La flexibilidad y la resistencia del cartílago
a la compresión le permiten actuar como un amortiguador, y su superficie lisa permite el movimiento casi libre de
fricción de las articulaciones, ya que recubre las superficies articulares de los huesos.
El cartilago se clasifica en tres tipos según los tipos de fibras presentes en la matriz (fig. 7-1 y tabla 7-1):
+ El cartílago hialino contiene fibras de colágeno de tipo ll en la matriz, que es el cartilago más abundante del
organismo y tiene muchas funciones.
+ El cartilago elástico contiene, además de fibras de colágeno de tipo Il, una gran cantidad de fibras elásticas dispersas
en la matriz, que le dan más flexibilidad.
+ El fibrocartilago posee fibras de colágeno densas y gruesas de tipo l en la matriz, que le permiten soportar fuerzas
de tracción intensas.
Tabla 7-1
Hialino Colágeno de tipo Il, matriz basófila, condrocitos Pericondrio presente en la Extremos articulares de los huesos
generalmente organizados en grupos mayoría de los sitios. largos, nariz, laringe, tráquea,
Elástico Colágeno de tipo Il, fibras elásticas Pericondrio presente Pabellón auricular, paredes del conducto auditivo,
trompa de Eustaquio, epiglotis, cartílago cuneiforme de la laringe
Fibrocartílago | Colágeno de tipo |, matriz acidófila, condrocitos Pericondrio ausente Discos intervertebrales, discos
organizados en filas paralelas entre los haces de articulares, sínfisis púbica, inserción colágeno, asociado siempre a
tejido conjuntivo de algunos tendones colagenoso denso y regular o a cartilago hialino
El pericondrio es una vaina de tejido conjuntivo colagenoso irregular y denso que recubre la mayor parte del cartílago.
Tiene una capa fibrosa externa y una capa celular interna, cuyas células secretan la matriz. El pericondrio es vascular
y sus vasos aportan nutrientes a las células del cartílago. En las zonas en las que no hay pericondrio (p. ej., las
superficies articulares de los huesos que forman una articulación), las células del cartilago reciben los nutrientes del
líquido sinovial que baña las superficies articulares.
Cartílago hialino
El cartílago hialino, el más abundante del organismo, forma la plantilla para la osificación endocondral.
El cartílago hialino, una sustancia flexible, semitranslúcida, de color gris azulado, es el cartilago más abundante del
organismo. Se encuentra en la nariz y la laringe, en los extremos ventrales de las costillas donde se articulan con el
esternón, en los anillos traqueales y los bronquios, y en las superficies articulares de las articulaciones móviles del
cuerpo. Además, forma la plantilla cartilaginosa de los huesos largos durante el desarrollo embrionario y constituye el
cartílago de crecimiento de estos huesos (v. tabla 7-1).
Las células responsables de la formación del cartlago hialino se diferencian a partir de células mesenquimatosas.
En la región donde se forma el cartilago, las células mesenquimatosas individuales retraen sus prolongaciones, se
redondean y se agrupan en masas densas llamadas centros de condrificación. Estas células, probablemente bajo la
influencia de una pequeña molécula llamada cartogenina, se diferencian en condroblastos y empiezan a secretar
agrecanos y colágeno de tipo ll, la matriz del cartilago típica, alrededor de sí mismos. Cuando este proceso continúa,
los condroblastos quedan atrapados en su propia matriz en pequeños compartimentos individuales llamados lagunas.
Los condroblastos que están rodeados por esta matriz se denominan condrocitos (fig. 7-2). Estas células conservan la
capacidad para dividirse y forman un grupo de dos a cuatro o más en cada laguna. Estos grupos se conocen como
grupos isógenos y representan una, dos o más divisiones celulares a partir de un condrocito original
Las células mesenquimatosas de la periferia del cartilago en desarrollo se diferencian para formar fibroblastos. Estas
células fabrican un tejido conjuntivo colagenoso denso irregular, el pericondrio, responsable del crecimiento y el
mantenimiento del cartilago. El pericondrio tiene dos capas, una capa fibrosa externa compuesta de colágeno de tipo
l, fibroblastos y vasos sanguíneos, y una capa celular interna formada principalmente por células condrogénicas. Las
células condrogénicas se dividen y se diferencian en condroblastos, que comienzan a elaborar la matriz. De esta forma,
el cartílago también crece mediante la adición en su periferia, y este proceso se conoce como crecimiento por
aposición. El crecimiento intersticial se produce solo en la fase temprana de la formación del cartilago hialino. El
cartílago articular carece de pericondrio y aumenta de tamaño solo por crecimiento intersticial. Este tipo de
crecimiento también se produce en el cartílago de crecimiento de los huesos largos, en los que las lagunas están
organizadas en una orientación longitudinal paralela al eje largo del hueso, por lo que sirve para alargar el hueso. El
cartilago del resto del cuerpo crece principalmente por aposición, un proceso controlado que puede continuar durante
la vida del cartilago.
Correlaciones clínicas
1. Las células mesenquimatosas situadas dentro de los centros de condrificación son inducidas para convertirse en
condroblastos secretores por su posición y la composición química de la matriz extracelular circundante. Además, si
los condroblastos se extraen de su matriz de cartilago secretada y se cultivan en una monocapa en un sustrato de baja
densidad, dejan de secretar la matriz que contiene colágeno de tipo !!, se convierten en células similares a fibroblastos
2. En experimentos con animales se demostró que los ratones con artritis en la rodilla que se trataron con cartogenina
desarrollan más cartilago y fueron capaces de mover las articulaciones libremente y sin dolor.
El cartilago se asocia a tres tipos de células: células condrogénicas, condroblastos y condrocitos (v. fig. 7-2).
Las células condrogénicas son células estrechas, en forma de huso, que derivan de las células mesenquimatosas.
Poseen un núcleo ovoide con uno o dos nucléolos. Su citoplasma es escaso, y en las micrografías electrónicas se
observa un aparato de Golgi pequeño, pocas mitocondrias, algunos perfiles de retículo endoplasmático rugoso (RER)
y abundancia de ribosomas libres. Pueden diferenciarse en condroblastos y en células osteoprogenitoras. Los
condroblastos derivan de dos fuentes: las células mesenquimatosas, situadas en el centro de condrificación, y las
células condrogénicas de la capa celular interna del pericondrio (como en el crecimiento por aposición). Los
condroblastos son células basófilas, voluminosas, con los orgánulos necesarios para la síntesis de proteínas. En las
micrografias electrónicas de estas células se observa una red rica de RER, un aparato de Golgi bien desarrollado,
numerosas mitocondrias y abundantes vesículas secretoras.
Los condrocitos son condroblastos rodeados por la matriz. Los que están cerca de la periferia son ovalados, mientras
que los que se localizan más profundamente en el cartílago son más redondeados, con un diámetro de 10 a 30 um. El
procesamiento histológico produce contracción y distorsión artefactuales de las células. Los condrocitos muestran un
gran núcleo con un nucléolo prominente y los orgánulos habituales de las células secretoras de proteínas. Los
condrocitos jóvenes tienen un citoplasma de color pálido con muchas mitocondrias, un RER elaborado, un aparato de
Golgi bien desarrollado y glicógeno. Los condrocitos más viejos son relativamente quiescentes, tienen pocos orgánulos
y abundantes ribosomas libres. Por tanto, estas células pueden reanudar la sintesis activa de proteínas si vuelven a
convertirse en condroblastos.
La matriz del cartílago hialino se compone de colágeno de tipo Il, proteoglicanos, glicoproteínas y líquido extracelular.
Hasta el 40% del peso seco de la matriz semitranslúcida de color gris azulado del cartilago hialino es colágeno. Además,
contiene agregados de proteoglicanos (en su mayoría en forma de agrecanos), glicoproteínas (principalmente
condronectina) y líquido extracelular. Debido a que el índice de refracción de las fibrillas de colágeno y de la sustancia
fundamental es casi el mismo, cuando se observa con el microscopio óptico la matriz parece una masa amorfa y
homogénea.
La matriz del cartilago hialino contiene principalmente colágeno de tipo Il, pero también hay colágeno de tipos IX, X,
Xl y otros menores en pequeñas cantidades. El colágeno de tipo Il no forma haces grandes, aunque el grosor del haz
aumenta con la distancia desde las lagunas. Parece que la orientación de las fibras está relacionada con la fuerza que
soporta el cartílago. Por ejemplo, en el cartilago articular, las fibras cerca de la superficie están orientadas
paralelamente a la superficie, mientras que las fibras más profundas parecen estar orientadas en columnas curvas.
La matriz se divide en dos regiones: la matriz territorial, alrededor de cada laguna, y la matriz interterritorial (v. fig. 7-
1). La matriz territorial, una banda de 50 ¡um de anchura, es pobre en colágeno y rica en condroitina-sulfato, que
contribuye a su tinción basófila e intensa con el reactivo de ácido peryódico de Schiff (PAS, periodic acid-Schiff). La
mayor parte de la matriz es matriz interterritorial, que es más rica en colágeno de tipo Il y más pobre en proteoglicanos
que la matriz territorial.
Una pequeña región de la matriz, de 1 a 3 pm de espesor, que rodea la laguna, se conoce como la cápsula pericelular.
Muestra una fina malla de fibras de colágeno embebidas en una sustancia similar a la lámina basal. Estas fibras pueden
representar algunos de los otros colágenos menores presentes en el cartílago hialino; se ha indicado que la cápsula
pericelular puede proteger a los condrocitos de las fuerzas mecánicas.
La matriz del cartilago es rica en agrecanos, moléculas de proteoglicanos grandes compuestas de núcleos de proteína
unidos covalentemente a moléculas de glucosaminoglicanos (condroitina-sulfato 4, condroitina- sulfato 6 y heparán-
sulfato) (v. fig. 4-3).
Hasta 100-200 moléculas de agrecano se unen de forma no covalente con ácido hialurónico, formando enormes
compuestos de agrecano que puede tener de 3 a 4 ¡um de longitud. Las abundantes cargas negativas asociadas a estas
moléculas de proteoglicanos excesivamente grandes atraen cationes, predominantemente ¡ones Na”, que, a su vez,
atraen moléculas de agua. De esta manera, la matriz del cartílago se hidrata y hasta un 80% del peso húmedo del
cartilago es agua, lo que es responsable de la capacidad del cartílago para resistir las fuerzas de compresión.
No solo los proteoglicanos hidratados llenan los intersticios entre los haces de fibras de colágeno, también sus cadenas
laterales de glucosaminoglicanos forman enlaces electrostáticos con el colágeno. Por tanto, la sustancia fundamental
y las fibras de la matriz forman un marco molecular reticulado que resiste las fuerzas de tracción.
La matriz del cartílago también contiene la glicoproteína adhesiva condronectina. Esta molécula grande, similar a la
fibronectina, tiene sitios de unión para el colágeno de tipo ||, el condroitina-sulfato 4, el condroitina-sulfato 6, el
ácido hialurónico y las integrinas (proteínas transmembrana) de los condroblastos y los condrocitos. Así, la
condronectina ayuda a estas células a mantener el contacto con los componentes fibrosos y amorfos de la matriz.
Histofisiología del cartílago hialino
La uniformidad del cartílago hialino y su capacidad para resistir las fuerzas tanto de compresión como de tracción son
esenciales para su función en las superficies articulares de las articulaciones. Debido a que el cartilago es avascular,
los nutrientes y el oxigeno deben difundirse a través del agua de hidratación presente en la matriz. La ineficacia de un
sistema de este tipo requiere que la anchura de cartilago tenga un límite. Hay un recambio constante de los
proteoglicanos del cartílago que cambia con la edad. Las hormonas y las vitaminas también influyen en el crecimiento,
el desarrollo y la función del cartilago. Muchas de estas sustancias también afectan a la formación y el crecimiento del
esqueleto (tabla 7-2).
Tabla 7-2
Hormonas Efectos
Tiroxina, testosterona y somatotropina (a través de factores de Estimulan el crecimiento del cartílago y la formación
de la matriz crecimiento seudoinsulínico)
Vitaminas
Hipovitaminosis € Inhibe la síntesis de la matriz y deforma la estructura del cartilago de crecimiento; produce
escorbuto
Ausencia de vitamina D, que produce deficiencia de la absorción La proliferación de los condrocitos es normal, pero la
matriz no se calcifica de calcio y fóstoro adecuadamente; produce raquitismo
Correlaciones clínicas
El cartilago hialino se degenera cuando los condrocitos se hipertrofian y mueren, y la matriz comienza a calcificarse.
Este proceso es una parte normal e integral de la osificación endocondral, pero también es un proceso natural del
envejecimiento, que suele producir una menor movilidad y dolor en las articulaciones.
Generalmente, la regeneración del cartilago es escasa, excepto en los niños. Las células condrogénicas del pericondrio
entran en el defecto y forman nuevo cartilago. Si el defecto es grande, las células forman tejido conjuntivo denso para
reparar la cicatriz.
Cartilago elástico
El cartílago elástico se parece mucho al cartílago hialino, excepto en que su matriz y el pericondrio poseen fibras
elásticas.
El cartilago elástico se localiza en el pabellón auricular, los conductos auditivos externo e interno, la epiglotis y la
laringe (cartílago cuneiforme). Debido a la presencia de fibras elásticas, este cartilago es amarillento y más opaco que
el cartilago hialino en estado fresco (v. tabla 7-1).
En muchos aspectos, el cartilago elástico es idéntico al cartilago hialino y suele estar asociado a él. La capa fibrosa
externa del pericondrio es rica en fibras elásticas. La matriz posee abundantes fibras elásticas ramificadas, de finas a
gruesas, intercaladas con haces de fibras de colágeno de tipo Il, lo que le da mucha más flexibilidad que la matriz del
cartilago hialino (fig. 7-3). Los condrocitos del cartilago elástico son más abundantes y más grandes, y la matriz no es
tan amplia como en el cartilago hialino, y los haces de fibras elásticas de la matriz territorial son más grandes y gruesos
que los de la matriz interterritorial.
Fibrocartilago
El fibrocartilago, a diferencia de los cartílagos hialino y elástico, no posee pericondrio y su matriz tiene colágeno de
tipo l.
El fibrocartilago está presente en los discos intervertebrales, la sínfisis púbica, los discos articulares y está unido al
hueso. Se asocia al cartilago hialino y al tejido conjuntivo denso, que es parecido. A diferencia de los otros dos tipos
de cartílago, no posee pericondrio. Muestra una escasa cantidad de matriz (rica en condroitina-sulfato y dermatán-
sulfato) y haces de colágeno de tipo l, que son acidófilos (fig. 7-4). Los condrocitos suelen estar alineados en filas
paralelas que se alternan con haces de colágeno finos y densos, que son paralelos a las fuerzas de tracción que soporta
este tejido (v. tabla 7-1).
Generalmente, los condrocitos del fibrocartílago se originan a partir de fibroblastos que empiezan a fabricar
proteoglicanos. A medida que la sustancia fundamental rodea el fibroblasto, la célula se queda aprisionada en su
propia matriz y se diferencia en un condrocito.
Los discos intervertebrales representan un ejemplo de la organización del fibrocartilago. Están interpuestos entre el
cartílago hialino que recubre la superficie articular de las vértebras sucesivas. Cada disco contiene un centro
gelatinoso, llamado núcleo pulposo, formado por células que derivan del notocordio y están situadas dentro de una
matriz rica en ácido hialurónico. Estas células desaparecen a los 20 años de edad. Gran parte del núcleo pulposo está
rodeado por el anillo fibroso, capas de fibrocartílago cuyas fibras de colágeno de tipo | discurren verticalmente entre
los cartílagos hialinos de las dos vértebras. Las fibras de las laminillas adyacentes están orientadas oblicuamente unas
con respecto a las otras, proporcionando soporte al núcleo pulposo gelatinoso. El anillo fibroso proporciona resistencia
contra las fuerzas de tracción, mientras que el núcleo pulposo resiste las fuerzas de compresión.
Correlaciones clínicas
Una hernia de disco hace referencia a un desgarro o rotura de las láminas del anillo fibroso a través del cual se extruye
el núcleo pulposo gelatinoso. Este trastorno es más frecuente en las partes posteriores de los discos intervertebrales,
en especial en la zona lumbar de la espalda, donde el disco puede dislocarse o deslizarse. Un «disco deslizado» produce
dolor intenso y grave en la zona lumbar y las extremidades, porque comprime los nervios de la columna vertebral
inferior.
HUESO
El hueso es un tejido conjuntivo especializado cuya matriz extracelular está calcificada, encerrando las células que la
secretan.
Aunque el hueso es una de las sustancias más duras del organismo, es un tejido dinámico que cambia constantemente
de forma en relación con las fuerzas que se aplican sobre él. Por ejemplo, la presión aplicada al hueso produce su
reabsorción, mientras que la tensión se traduce en el desarrollo de hueso nuevo. Cuando aplica estos principios, un
ortodoncista es capaz de remodelar el hueso de los arcos dentales moviendo y enderezando los dientes para corregir
la maloclusión, proporcionando así al paciente una sonrisa más natural y estética.
Los huesos son el marco estructural primario para el apoyo y la protección de los órganos del cuerpo, como el cerebro,
la médula espinal y las estructuras del interior de la cavidad torácica, es decir, los pulmones y el corazón. También
actúan como palancas para los músculos unidos a ellos, lo que multiplica la fuerza muscular para lograr el movimiento.
Son un depósito de varios minerales del organismo; por ejemplo, almacenan aproximadamente el 99% del calcio.
Tienen una cavidad central, la cavidad medular, que alberga la médula ósea, un órgano hematopoyético.
La superficie externa del hueso, excepto en las articulaciones sinoviales, está recubierta por un periostio, que consiste
en una capa externa de tejido conjuntivo fibroso denso y una capa celular interna que contiene células
osteoprogenitoras (osteogénicas), asi como osteoblastos ocasionales. Los haces de fibras de colágeno del periostio,
conocidas como fibras de Sharpey, se incrustan en la superficie externa del hueso, y aseguran así el periostio a la
superficie del hueso. La cavidad central está recubierta por el endostio, un tejido conjuntivo fino especializado
formado por una monocapa de células osteoprogenitoras y osteoblastos. Las células del hueso se describen con más
detalle en los párrafos siguientes.
El hueso se compone de células que se encuentran en una matriz extracelular que se ha calcificado. La matriz
calcificada está formada por fibras y sustancia fundamental. Las fibras que constituyen el hueso son principalmente
de colágeno de tipo l. La sustancia fundamental es rica en proteoglicanos con cadenas laterales de condroitina-sulfato
y queratán-sulfato. Además, hay glicoproteínas, como osteonectina, osteocalcina, osteopontina y sialoproteína ósea.
Las células del hueso comprenden células osteoprogenitoras, que se diferencian en osteoblastos. Los osteoblastos son
responsables de la secreción de la matriz. Cuando estas células están rodeadas por la matriz, se vuelven quiescentes
y se conocen como osteocitos. Los espacios que ocupan los osteocitos se conocen como lagunas (fig. 7-5). Los
osteoclastos, las células gigantes multinucleadas derivadas de los precursores de la médula ósea fusionados, se
encargan de la reabsorción y la remodelación óseas.
Debido a que el hueso es un tejido duro, se utilizan dos métodos para prepararlo para su estudio. Pueden prepararse
secciones descalcificadas descalcificando el hueso en una solución ácida para eliminar las sales de calcio. Después, el
tejido puede fijarse, seccionarse y teñirse de la forma habitual. Las secciones molidas se preparan serrando el hueso
en cortes finos y moliendo después las secciones con abrasivos entre placas de vidrio. Cuando la sección es lo
suficientemente fina para su estudio con el microscopio óptico, se monta para estudiarla.
Todos los sistemas tienen inconvenientes. En las secciones descalcificadas, los osteocitos están distorsionados por el
baño de ácido descalcificante; en las secciones molidas se destruyen las células, y las lagunas y los canalículos se llenan
de restos de hueso.
Matriz ósea
Componente inorgánico
Los constituyentes inorgánicos del hueso son cristales de hidroxiapatita de calcio, formados principalmente por calcio
y fósforo.
La parte inorgánica del hueso, que constituye alrededor del 65% de su peso seco, está formada principalmente por
calcio y fóstoro, junto con otros componentes, como bicarbonato, citrato, magnesio, sodio y potasio. El calcio y el
fósforo existen principalmente en forma de cristales de hidroxiapatita [Ca,¿(PO,)¿(0H),], pero el fosfato de calcio
también está presente en una forma amorfa. Los cristales de hidroxiapatita (de 40 nm de longitud x 25 nm de ancho,
y de 1,5 a 3 nm de grosor) están dispuestos de una forma ordenada a lo largo de las fibras de colágeno de tipo |; se
depositan en las regiones de intervalo del colágeno, pero también están presentes a lo largo de la región de
solanamiento. La suverficie libre de los cristales está rodeada de sustancia fundamental amorfa.
Forma de cristales hidroxiapatita Ca10 (PO4)6 OH2, pero el fosfato de calcio también esta de forma amorfa. Los
cristales de hidroxiapatita (de 40 nm de longitud x 25 nm de ancho, y de 1,5 a 3 nm de grosor) están dispuestos de una
forma ordenada a lo largo de las fibras de colágeno de tipo l; se depositan en las regiones de intervalo del colágeno,
pero también están presentes a lo largo de la región de solapamiento. La superficie libre de los cristales está rodeada
de sustancia fundamental amorfa.
Los iones de la superficie de los cristales atraen moléculas de H,O, y forman así una capa de hidratación alrededor de
los cristales que permite el intercambio de iones con el líquido extracelular.
El hueso es una de las sustancias más duras y fuertes del organismo. Su dureza y resistencia se deben a la asociación
de los cristales de hidroxiapatita con el colágeno. Si se descalcifica (es decir, se extrae todo el mineral del hueso), sigue
conservando su forma original, pero llega a ser tan flexible que puede doblarse como un trozo de caucho. Si se extrae
el componente orgánico, el esqueleto mineralizado conserva su forma original, pero se vuelve muy frágil y puede
romperse con facilidad.
Componente orgánico
El componente orgánico de la matriz ósea constituye aproximadamente el 35% del peso seco del hueso; contiene
fibras que son casi exclusivamente colágeno de tipo 1.
El colágeno comprende aproximadamente del 80 al 90% del componente orgánico del hueso. Se forma en grandes
haces (de 50 a 70 nm de diámetro) que muestran la periodicidad tipica de 67 nm. El colágeno de tipo | del hueso es
muy reticulado, lo que impide extraerlo fácilmente.
El hecho de que la matriz ósea se tiña con el reactivo de PAS y muestre ligera metacromasia indica la presencia de
alucosaminoglicanos sulfatados, predominantemente condroitina-sulfato y queratán-sulfato. Estos forman pequeñas
moléculas de proteoglicanos con núcleos proteínicos cortos a los que se unen covalentemente los
glucosaminoglicanos. Los proteoglicanos están unidos de forma no covalente a través de proteínas de enlace al ácido
hialurónico, formando compuestos agrecanos muy grandes. Sin embargo, la abundancia de colágeno hace que la
matriz sea acidófila.
En la matriz ósea también hay varias glicoproteínas. Parece que se limitan al hueso y comprenden la osteocalcina (que
se une a la hidroxiapatita) y la osteopontina, que también se une a la hidroxiapatita, pero tiene más sitios de unión
para otros componentes, así como para las integrinas presentes en los osteoblastos y los osteoclastos. La vitamina D
estimula la síntesis de estas glicoproteínas.
La sialoproteina ósea, otra proteína de la matriz, tiene sitios de unión para componentes de la matriz y las integrinas
de los osteoblastos y los osteocitos, lo que indica su participación en la adhesión de estas células a la matriz ósea.
Las células del hueso son las células osteoprogenitoras, los osteoblastos, los osteocitos y los osteoclastos.
CÉLULAS OSTEOPROGENITORAS
Las células osteoprogenitoras derivan de células mesenquimatosas embrionarias y conservan su capacidad para la
mitosis.
Las células osteoprogenitoras se encuentran en la capa celular interna del periostio, revistiendo los conductos de
Havers y en el endostio (w. fig. 7-5). Estas células, derivadas del mesénquima embrionario, permanecen en su lugar
durante toda la vida posnatal, pueden someterse a la división mitótica y tienen el potencial para diferenciarse en
osteoblastos. Además, en ciertas condiciones de baja tensión de oxígeno, pueden diferenciarse en células
condrogénicas. Tienen forma de huso y un núcleo ovalado de color pálido; su escaso citoplasma, de color pálido,
contiene poco RER y un aparato de Golgi poco desarrollado, pero una gran cantidad de ribosomas libres. Estas células
son más activas durante el periodo de crecimiento óseo intenso.
OSTEOBLASTOS
Los osteoblastos no solo sintetizan la matriz orgánica del hueso, sino que también poseen receptores para la hormona
paratiroidea.
La proteína morfogénica ósea 6 (BMP-6, bone morphogenic protein-6), así como en cierta medida BMP-2 y BMP-4, y
el factor de crecimiento transformador f (TGF-B, transforming growth factor-8) inducen a las células osteoprogenitoras
a diferenciarse en osteoblastos, las células que fabrican y liberan los componentes orgánicos de la matriz ósea
(osteoide), es decir, colágeno de tipo | y algo de colágeno de tipo Y, glicoproteinas y proteoglicanos. Los osteoblastos
también sintetizan el receptor para la activación del ligando del factor nuclear kB (RANKL, receptor for the activation
of nuclear factor kappa B ligand), los receptores para el factor estimulante de colonias de macrófagos (M-CSF,
macrophage colony-stimulating factor), la fosfatasa alcalina, el factor de crecimiento seudoinsulínico 1 (IGF-1, insulin-
like growth factor-1), y receptores de la hormona paratiroidea (PTH, parathyroid hormone), asi como fosfatasa
alcalina, y todos ellos se sitúan en sus membranas plasmáticas. Estas células también fabrican y liberan otras
macromoléculas, como:
» Osteonectina, una glicoproteína que colabora en la unión de los cristales de hidroxiapatita de calcio con el colágeno.
+ Osteopontina, que colabora en la formación de la zona de sellado de los osteoclastos (v. apartado «Morfología de
los osteoclastos»).
+ Sialoproteína ósea, que ayuda a los osteoblastos a adherirse a la matriz ósea.
+ Osteoprotegerina (OPG), una glicoproteína que puede unirse al RANKL e interferir así en la formación de los
osteoclastos.
Los osteoblastos se localizan en la superficie del hueso en una disposición laminar de células cúbicas a cilíndricas (fig.
7-6). Cuando secretan matriz activamente, muestran un citoplasma basófilo.
Los orgánulos de los osteoblastos están polarizados de manera que el núcleo se encuentra lejos de la región con
actividad secretora, que alberga los gránulos secretores que se cree que contienen precursores de la matriz. El
contenido de estas vesículas se tiñe de color rosa con el reactivo de PAS.
En las micrografías electrónicas se aprecia RER abundante, un aparato de Golgi bien desarrollado (fig. 7-74) y
numerosas vesículas secretoras que contienen material floculante que explica las vacuolas de color rosa que se
observan con el microscopio óptico cuando se utiliza la tinción de PAS. Los osteoblastos extienden prolongaciones
cortas, que hacen contacto con las de los osteoblastos vecinos, y prolongaciones largas, que hacen contacto con las
de los osteocitos. Aunque estas prolongaciones forman conexiones comunicantes (gap junctions) entre si, el número
de estas uniones entre los osteoblastos es mucho menor que las existentes entre los osteocitos. Tras la exocitosis de
los productos secretores de los osteoblastos, cada célula se rodea de la matriz ósea que acaba de producir; cuando
esto ocurre, la célula encerrada se denomina osteocito y el espacio que ocupa se conoce como laguna. La mayor parte
de la matriz ósea se calcifica, pero los osteoblastos y los osteocitos siempre están separados de la sustancia calcificada
por una capa delgada no calcificada conocida como osteoide (matriz ósea no calcificada).
Los osteoblastos superficiales que dejan de formar matriz entran en un estado de reposo, adoptan una forma plana y
se conocen como células de recubrimiento óseo. Aunque estas células parecen ser similares a las células
osteoprogenitoras, lo más probable es que sean incapaces de dividirse, pero pueden reactivarse a la forma secretora
con el estimulo adecuado.
Los osteoblastos tienen varios factores en sus membranas plasmáticas; los más importantes son las integrinas y los
receptores de la PTH, Cuando la PTH se une a estos receptores, estimula a los osteoblastos para que secreten RANKL,
un factor que induce la diferenciación de los preosteoclastos en osteoclastos. Los osteoblastos también secretan un
factor estimulante de osteoclastos, que activa a los osteoclastos para que reabsorban el hueso, y enzimas responsables
de la eliminación del osteoide para que los osteoclastos puedan entrar en contacto con la superficie ósea mineralizada.
OSTEOCITOS
Los osteocitos son las células óseas maduras derivadas de los osteoblastos que quedaron atrapados en sus lagunas.
Los osteocitos son las células óseas maduras, transformadas a partir de los osteoblastos bajo la influencia de dos
factores de transcripción, Chfa1/Runx2 y osterix, cuya expresión parece ser dependiente de BMP-2. Cuando los
osteoblastos se transforman en osteocitos ya no expresan fosfatasa alcalina en sus membranas celulares y se
convierten en células planas, de forma lenticular, atrapadas en sus lagunas dentro de la matriz ósea calcificada (fig. 7-
78; v. fig. 7-5). Hay unos 20.000 a 30.000 osteocitos por mm3 De hueso. Irradiando en todas las direcciones desde la
laguna hay espacios estrechos, como túneles (canalículos), que albergan las prolongaciones citoplásmicas de los
osteocitos. Estas prolongaciones están en contacto con las de los osteocitos vecinos formando las conexiones
comunicantes a través de las cuales los iones y las moléculas pequeñas pueden moverse entre las células. Los
canalículos también contienen líquido extracelular que transporta nutrientes y metabolitos, que nutren los osteocitos.
Correlaciones clínicas
1. La membrana plasmática de los osteoblastos es rica en fosfatasa alcalina. Durante la osificación activa, estas células
secretan gran cantidad de esta enzima, y elevan sus concentraciones sanguíneas. Por tanto, el clínico puede hacer el
seguimiento de la osificación midiendo estos valores.
2. Las personas que tienen mutaciones en los genes que codifican para el TGF-B, que comportan que el factor siempre
esté activo, tienen la enfermedad de Camurati-Engelmann, un trastorno hereditario autosómico dominante poco
frecuente. Generalmente, se manifiesta al final de la adolescencia o al principio de la edad adulta, y se caracteriza por
un exceso de osteoblastos muy activos, por lo que los huesos de las extremidades son muy gruesos, aunque en algunos
pacientes también afecta a los huesos del cráneo y de la cadera. Produce un dolor intenso en los huesos y los músculos
de la pierna. Además, los músculos de las extremidades pueden debilitarse, lo que, junto con el dolor, hace que muchas
personas afectadas se «contoneen» al caminar.
Los osteocitos se ajustan a la forma de sus lagunas. El núcleo es plano y tienen pocos orgánulos en el citoplasma, con
un RER escaso y un aparato de Golgi muy reducido. Aunque los osteocitos parecen células inactivas, secretan
sustancias necesarias para el mantenimiento de los huesos. Estas células también se han relacionado con la
mecanotransducción, en la que responden a los estimulos que producen tensión sobre el hueso mediante la liberación
de monofosfato de adenosina cíclico (AMPc), osteocalcina y factor de crecimiento seudoinsulínico (IGF). La liberación
de estos factores facilita el reclutamiento de células osteoprogenitoras para ayudar en la remodelación del esqueleto
(adición de más hueso) no solo durante el crecimiento y el desarrollo, sino también durante la redistribución a largo
plazo de las fuerzas que actúan sobre el esqueleto. Un ejemplo de esta remodelación resulta evidente cuando se
comparan los esqueletos masculino y femenino, ya que las inserciones de los músculos suelen estar mejor definidas
en el esqueleto masculino que en el femenino.
El intervalo entre el plasmalema de los osteocitos y las paredes de la laguna y los canalículos, que se conoce como
espacio periosteocítica, está ocupado por líquido extracelular. Teniendo en cuenta la amplia red de canalículos y el
gran número de osteocitos presentes en el esqueleto de una persona promedio, se ha calculado que el volumen del
espacio periosteocitico y la superficie de las paredes son, asombrosamente, de 1,3 | y de hasta 5.000 m”,
respectivamente. Se ha indicado que los 1,3 | de líquido extracelular que ocupa el espacio periosteocítico está
expuesto hasta a 20 g de calcio intercambiable que puede ser reabsorbido desde las paredes de estos espacios. El
calcio reabsorbido llega a la corriente sanguínea y asegura el mantenimiento de las concentraciones adecuadas.
Correlaciones clínicas
Aunque el hueso se remodela constantemente durante la vida del individuo y los osteocitos tienen una vida útil muy
larga de aproximadamente 25 años, estas células sufren apoptosis cuando envejecen, de modo que cuando una
persona tiene aproximadamente 80 años de edad, el 75% de la población de osteocitos han muerto. Cuando los
osteocitos experimentan la apoptosis y se desintegran en cuerpos apoptósicos, liberan RANKL, una citocina que
estimula la formación y la activación de los osteoclastos. Los osteocitos jóvenes liberan TGF-B, que suprime la
reabsorción ósea; sin embargo, cuando estas células envejecen, liberan cantidades cada vez más reducidas de TGF-B,
y permiten así que aumente la actividad osteoclástica, lo que da lugar a un aumento de la reabsorción ósea. Por tanto,
cuando envejecen, las personas pierden masa ósea como resultado de alteraciones osteocíticas relacionadas con la
edad.
En respuesta a las concentraciones bajas de calcio en el líquido extracelular de sus lagunas, los osteocitos secretan
esclerostina, una hormona paracrina que inhibe la formación de hueso y estimula la reabsorción ósea, aumentando
así las concentraciones sanguíneas de calcio.
OSTEOCLASTOS
Los osteoclastos son células multinucleadas que se originan a partir de progenitores de granulocitos-macrófagos y
participan en la reabsorción ósea.
El precursor de los osteoclastos se origina en la médula ósea. Los osteoclastos tienen receptores para el factor
estimulante de osteoclastos, el factor estimulante de colonias 1, la OPG, el receptor para la activación del factor
nuclear kB (RANK) y la calcitonina, entre otros. Los osteoclastos son responsables de la reabsorción ósea, y es probable
que una vez que terminan de realizar este proceso se sometan a la apoptosis.
Los osteoclastos son células multinucleadas, móviles, grandes, de 150 ¡um de diámetro, que contienen hasta 50
núcleos, con un citoplasma acidófilo (w. fig. 7-6). Tienen un precursor en la médula ósea en común con los monocitos,
las denominadas células del sistema fagocítico mononuclear.
Los osteoblastos secretan cuatro moléculas de señalización que regulan la diferenciación de los osteoclastos. La
primera de estasn señales, el M-CSF, se une a un receptor en el precursor de osteoclastos, induciéndolo a proliferar y
expresar el RANK. Otra molécula de señalización, el RANKL, unida a la membrana plasmática de los osteoblastos, se
une al receptor del RANK en la membrana de las células precursoras de los osteoclastos, provocando la diferenciación
de estas células en osteoclastos multinucleados, activándolos y aumentando la reabsorción ósea. La segunda molécula
de señalización derivada de los osteoblastos, el factor de crecimiento interleucina 6 (IL-6), facilita el reclutamiento y
la diferenciación de los osteoclastos. La tercera molécula de señalización liberada por los osteoblastos es la
interleucina 1 (IL-1), que estimula la proliferación de los precursores de los osteoclastos; la cuarta molécula de
señalización, la OPG, un miembro de la familia del receptor del factor de necrosis tumoral (TNFR, tumor necrosis factor
receptor), puede actuar como un señuelo mediante la interacción con el RANKL, impidiendo así que se una a los
macrófagos e inhibiendo la formación de osteoclastos. Por tanto, el RANKL, el RANK y la OPG regulan el metabolismo
óseo y la actividad osteoclástica. La osteoprotegerina no solo es producida por los osteoblastos, sino también por
células de muchos otros tejidos, como el sistema cardiovascular, el pulmón, el riñón, el intestino, las células
hematopoyéticas y las células inmunitarias. Por tanto, no es sorprendente que su expresión esté regulada por varias
citocinas, péptidos, hormonas, fármacos, etc. En el hueso, la OPG no solo inhibe la diferenciación de los osteoclastos,
sino que también suprime su capacidad para la reabsorción ósea.
Los osteoclastos ocupan unas depresiones poco profundas de la superficie del hueso llamadas lagunas de Howship
(bahías de reabsorción), que identifican regiones de reabsorción ósea. Un osteoclasto activo en la reabsorción ósea
puede subdividirse en cuatro regiones morfológicamente reconocibles:
1. La zona basal, que se encuentra más alejada de la laguna de Howship, aloja la mayoría de los orgánulos, que
comprenden varios núcleos y sus aparatos de Golgi y centriolos asociados. Las mitocondrias, el RER y los polisomas se
distribuyen por toda la célula, pero son más numerosos cerca del borde en cepillo.
2. El borde en cepillo es la parte de la célula que participa directamente en la reabsorción ósea. Sus prolongaciones
digitiformes son activas y dinámicas, cambian de configuración continuamente cuando se proyectan en el
compartimento de reabsorción, que se conoce como compartimento subosteoclástico. El aspecto citoplásmico del
plasmalema del borde en cepillo muestra una capa parecida a cerdas, con espacios regulares, que aumenta el grosor
de la membrana plasmática de esta región. A medida que la reabsorción progresa y el compartimento subosteoclástico
aumenta de tamaño, se convierte en lo que se conoce como laguna de Howship.
3. La zona clara es la región de la célula que rodea inmediatamente la periferia del borde en cepillo. No tiene orgánulos,
pero contiene muchos filamentos de actina que forman un anillo de actina y parece que ayudan a las integrinas del
plasmalema de la zona clara a mantener el contacto con la periferia ósea de la laguna de Howship. De hecho, la
membrana plasmática de esta región está tan estrechamente adherida al hueso que sus moléculas de integrina, junto
con la osteopontina, forman la zona de sellado del compartimento subosteoclástico. Así, la zona clara aísla el
compartimento subosteocléstico de la región circundante, estableciendo un microentorno cuyo contenido puede ser
regulado por las actividades celulares. Para que el osteoclasto pueda reabsorber el hueso, primero debe formarse el
anillo de actina, y su formación puede ser facilitada por el RANKL. Después se forma el borde en cepillo, cuyas
prolongaciones digitiformes aumentan la superficie del plasmalema en la región de reabsorción ósea, facilitando el
proceso de reabsorción.
4. La zona vesicular del osteoclasto se compone de numerosas vesiculas endocíticas y exocíticas que transportan
enzimas lisosomales y metaloproteinasas dentro del compartimento subosteoclástico y los productos de la
degradación ósea dentro de la célula (fig. 7-8). La zona vesicular está entre la zona basal y el borde en cepillo.
Antes de que los osteoclastos tengan capacidad para reabsorber el hueso, deben ser activados por el factor
estimulante de osteoclastos derivado de osteoblastos. A continuación, los osteoblastos deben reabsorber el osteoide
que los separa de la superficie ósea calcificada, y después tienen que migrar desde esa superficie. Los osteoclastos
activados ocupan la superficie del hueso recién liberado y comienzan a mostrar las cuatro zonas descritas
anteriormente. Se establece la zona de sellado, aislando el compartimento subosteoclástico del medio externo, y se
forma el borde en cepillo. Las prolongaciones digitiformes expresan acuaporinas, bombas de protones y canales de
Cl” en su plasmalema.
Dentro del citosol de los osteoclastos, la enzima anhidrasa carbónica cataliza la formación intracelular de ácido
carbónico (H2,CO3,) a Le de dióxido de carbono y agua. El ácido carbónico se disocia dentro de las células en iones H”
e ¡iones bicarbonato, HCO3. Los iones bicarbonato, acompañados por ¡ones Na”, atraviesan el plasmalema de la zona
basal, donde actúan para tamponar el ácido clorhídrico que pueda escapar del compartimento subosteoclástico, y
todo el exceso de bicarbonato entra en los capilares cercanos. Las bombas de protones en el plasmalema del borde
en cepillo de los osteoclastos transportan activamente iones H+ dentro del compartimento subosteoclástico, y los
iones Cl- los siguen pasivamente y se combinan con los jones H+ para formar HCl, reduciendo así el pH del
microentorno. Además, las acuaporinas del plasmalema del borde en cepillo permiten el flujo de agua desde la célula
al compartimento subosteoclástico. El componente inorgánico de la matriz ósea se disuelve cuando el entorno se
vuelve ácido; los minerales liberados entran en el citoplasma de los osteoclastos, desde donde llegan a los capilares
cercanos.
Los osteoclastos secretan hidrolasas lisosomales, catepsina K y metaloproteinasas de la matriz, como colagenasa y
gelatinasa, en el compartimento subosteoclástico para degradar los componentes orgánicos de la matriz ósea
descalcificada. Los productos de la degradación son endocitados por los osteoclastos y se descomponen más en
aminoácidos, monosacáridos y disacáridos, que después se liberan en los capilares cercanos (fig. 7-9).
Correlaciones clínicas
La osteopetrosis, que no debe confundirse con la osteoporosis, es un trastorno genético en el que los osteoclastos no
poseen bordes en cepillo, posiblemente debido a la mutación del gen que codifica para la IL-6. Por tanto, estos
osteoclastos no pueden reabsorber el hueso y en las personas con osteopetrosis se produce un aumento de la
densidad ósea. Los pacientes con este trastorno suelen presentar anemia como resultado de la disminución del espacio
medular, así como ceguera, sordera y afectación de los pares craneales debido al atrapamiento de los nervios causado
por el estrechamiento de los orificios.
La actividad de reabsorción ósea de los osteoclastos está regulada por dos hormonas, la PTH y la calcitonina. La PTH
se libera de la glándula paratiroidea cuando las concentraciones sanguíneas de calcio caen por debajo de
aproximadamente 8,8 mg/dl (en los adultos). Actúa de forma indirecta mediante la unión a receptores de PTH en los
osteoblastos, y esas células responden liberando los factores mencionados más arriba para reclutar y activar los
osteoclastos para reabsorber el hueso, lo que aumenta las concentraciones sanguíneas de calcio, La calcitonina,
liberada por las células C (células parafoliculares) de la glándula tiroidea, tiene un efecto contrario. Cuando las
concentraciones sanguíneas de calcio están por encima de alrededor de 10,5 mg/dl (en los adultos), se libera
calcitonina que se une directamente a los receptores de calcitonina en los osteoclastos y hace que se produzca la
apoptosis, lo que aumenta las concentraciones sanguíneas de calcio.
Correlaciones clínicas
A algunas mujeres posmenopáusicas con síntomas de osteoporosis se les prescribe calcitonina para reducir su
actividad osteoclástica y retrasar así la pérdida ósea. Sin embargo, las investigaciones recientes han determinado que
el uso de calcitonina puede aumentar la incidencia de cáncer, por lo que, a principios de 2013, la Food and Drug
Administration estadounidense restringió temporalmente el uso de calcitonina hasta que se realicen nuevos estudios
que aclaren la situación.
Estructura ósea
Los huesos se clasifican según su forma anatómica en largos, cortos, planos, irregulares y sesamoideos.
+ Los huesos largos tienen un eje situado entre dos cabezas (p. ej., la tibia).
+ Los huesos cortos tienen más o menos la misma anchura y longitud (p. ej., huesos carpianos de la muñeca).
+ Los huesos planos son planos, delgados y con forma de placa (p. ej., los huesos que forman la caja del cerebro del
cráneo).
+ Los huesos irregulares tienen una forma irregular que no encaja en las otras clases (p. ej., esfenoides y etmoides
dentro del cráneo).
* Los huesos sesamoideos se desarrollan dentro de los tendones, aumentando la ventaja mecánica para el músculo
(p. ej., la rótula) a través de una articulación.
Las observaciones macroscópicas del fémur (hueso largo) cortado longitudinalmente revelan dos tipos diferentes de
estructura ósea.
El hueso muy denso de la superficie exterior es hueso compacto, mientras que la parte porosa que recubre la cavidad
ósea es hueso esponjoso (fig. 7-10). Cuando se observa detenidamente el hueso esponjoso, se aprecian trabéculas
óseas ramificadas y espiculas que sobresalen de la superficie interna del hueso compacto en la cavidad ósea. No
existen sistemas de Havers en el hueso esponjoso; en cambio, las laminillas están organizadas de una forma
aparentemente irregular. Estas laminillas contienen lagunas que albergan osteocitos que se nutren por difusión a
partir de la cavidad medular, que está ocupada por la médula ósea, de la que existen dos tipos: la médula ósea roja,
en la que se forman las células sanguíneas, y la médula ósea amarilla, compuesta principalmente de grasa.
El eje de los huesos largos se llama diáfisis, y los extremos articulares se llaman epifisis. En una persona que todavía
está creciendo, la diáfisis está separada de las epífisis por la placa epifisaria. El extremo articular del hueso se amplía
y esculpe para articularse con la parte ósea de la articulación. La superficie del extremo de articulación está cubierta
solamente por una capa fina de hueso compacto que recubre el hueso esponjoso. Por encima se encuentra el cartilago
articular hialino, el cual reduce la fricción al moverse contra el cartílago articular de la contraparte ósea de la
articulación. La zona de transición entre el cartílago de crecimiento y la diáfisis se llama metáfisis, donde se encuentran
las columnas de hueso esponjoso. El hueso crece en longitud a partir del cartilago de crecimiento y la metáfisis.
La diáfisis está recubierta por un periostio, excepto donde los tendones y los músculos se insertan en el hueso. No hay
periostio en las superficies óseas cubiertas por el cartílago articular ni en los huesos sesamoideos (p. ej., la rótula).
Como se ha mencionado anteriormente, el periostio es un tejido conjuntivo colagenoso, irregular, denso, no
calcificado, que recubre la superficie externa del hueso y se inserta en él a través de las fibras de Sharpey (v. fig. 7-10).
Está formado por dos capas. La capa fibrosa externa ayuda a distribuir el aporte vascular y la inervación a los huesos,
mientras que la capa celular interna posee células osteoprogenitoras y osteoblastos ocasionales.
Los huesos planos del cráneo se desarrollan por un proceso diferente al de la mayoría de los huesos largos del cuerpo.
Las superficies interna y externa de la bóveda craneal (cubierta del cráneo) poseen dos capas relativamente gruesas
de hueso compacto llamadas tablas interna y externa, que rodean el hueso esponjoso (díploe) que se encuentra entre
ellas. La tabla externa posee un periostio, identificado como el pericráneo, mientras que la tabla interna está
recubierta internamente por la duramadre, cuya cara externa sirve como periostio de la tabla interna y como
recubrimiento protector para el cerebro.
Las observaciones microscópicas revelan dos tipos de hueso: hueso primario (inmaduro o reticular) y hueso secundario
(maduro o laminar).
El hueso primario es inmaduro, ya que es el primer hueso que se forma durante el desarrollo fetal y durante la
reparación ósea. Tiene abundantes osteocitos y haces irregulares de colágeno, que más adelante son reemplazados y
se organizan como hueso secundario, excepto en ciertas zonas (p. ej., en las suturas de la bóveda craneal, los sitios de
inserción de los tendones y los alvéolos óseos que rodean los dientes). El contenido mineral del hueso primario
también es mucho menor que el del hueso secundario.
El hueso secundario es el hueso maduro, compuesto por laminillas óseas paralelas o concéntricas, cada una de 3-7 m
de grosor. Los osteocitos en sus lagunas están dispersos a intervalos regulares entre, o en ocasiones dentro de, las
laminillas. Los canalículos, que albergan las prolongaciones osteocíticas, conectan las lagumas próximas entre sí,
formando una red de canales intercomunicados que facilitan el flujo de nutrientes, hormonas, iones y productos de
desecho hacia y desde los osteocitos. Además, las prolongaciones osteocíticas del interior de estos canalículos
contactan con prolongaciones similares de los osteocitos vecinos y forman conexiones comunicantes que permiten
que estas células se comuniquen entre sí.
Puesto que la matriz del hueso secundario está más calcificada, es más fuerte que el hueso primario. Además, las fibras
de colágeno del hueso secundario están organizadas de forma que son paralelas entre sí dentro de una laminilla
determinada.
El hueso compacto tiene cuatro sistemas laminares: laminillas circunferenciales externas, laminillas circunferenciales
internas, osteonas y laminillas intersticiales.
El hueso compacto está formado por capas de hueso tan finas como obleas, las laminillas, que se organizan en sistemas
laminares y son especialmente evidentes en la diáfisis de los huesos largos. Estos sistemas laminares son las laminillas
circunferenciales externas, las laminillas circunferenciales internas, las osteonas (sistemas de conductos de Havers) y
las laminillas intersticiales.
Las laminillas circunferenciales externas están justo debajo del periostio, formando la región más externa de la diáfisis,
y contienen fibras de Sharpey que anclan el periostio al hueso (v. fig. 7-10).
Las laminillas circunferenciales internas, semejantes a las laminillas circunferenciales externas, pero no tan extensas,
rodean completamente la cavidad ósea. Las trabéculas del hueso esponjoso se extienden desde las laminillas
circunferenciales internas hacia la cavidad medular, interrumpiendo el revestimiento endóstico de estas laminillas.
La mayor parte del hueso compacto se compone de una gran cantidad de sistemas de conductos de Havers (osteonas);
cada sistema está formado por cilindros de laminillas, dispuestas concéntricamente alrededor de un espacio vascular
denominado conducto de Havers (fig. 7-11; v. fig. 7-10). Con frecuencia, las osteonas se bifurcan a lo largo de su
considerable longitud. Cada una de ellas está delimitada por una delgada línea de cemento, compuesta principalmente
de sustancia fundamental calcificada con escasa cantidad de fibras de colágeno (v. fig. 7-5).
Dentro de una laminilla, los haces de fibras de colágeno son paralelos entre si, pero están orientados casi
perpendicularmente respecto a los de las laminillas adyacentes. Esta organización es posible porque dentro de cada
laminilla las fibras de colágeno siguen una disposición helicoidal alrededor del conducto de Havers, pero se sitúan de
forma diferente en las laminillas adyacentes.
Cada conducto de Havers, revestido por una capa de osteoblastos y células osteoprogenitoras, alberga un haz
neurovascular con su tejido conjuntivo asociado. Los conductos de Havers de las osteonas adyacentes están
conectados entre sí por los conductos de Volkmann (fig. 7-12; v. fig. 7-10), espacios vasculares que están orientados
oblicua o perpendicularmente a los conductos de Havers.
El diámetro de los conductos de Havers varía de aproximadamente 20 a alrededor de 100 ¡um. Durante la formación
de las osteonas, la laminilla más cercana a la línea de cemento es la primera que se forma. Cuando se añaden más
laminillas al sistema, el diámetro del conducto de Havers se reduce y aumenta el grosor de la pared de la osteona.
Debido a que los nutrientes de los vasos sanguíneos del conducto de Havers deben atravesar los canalículos para llegar
a los osteocitos, un proceso bastante ineficaz, la mayoría de las osteonas tiene solo de 4 a 20 laminillas.
Cuando el hueso se está remodelando, los osteoclastas reabsorben osteonas, y los osteoblastos las reemplazan. Los
restos de las osteonas permanecen como arcos irregulares de fragmentos laminares, conocidos como leminillas
intersticiales, rodeados de osteonas. Al igual que las osteonas, las laminillas intersticiales también están rodeadas por
líneas de cemento.
La formación del hueso durante el desarrollo embrionario puede ser de dos tipos: intramembranosa y endocondral. El
hueso que se forma por cualquiera de los dos métodos es histológicamente idéntico. El primer hueso formado es el
hueso primario, que más tarde se reabsorbe y se sustituye por hueso secundario. El hueso secundario continúa
reabsorbiéndose durante toda la vida, aunque a un ritmo más lento.
OSIFICACIÓN INTRAMEMBRANOSA
La mayoría de los huesos planos se forman por osificación intramembranosa. Este proceso se produce en un tejido
mesenquimatoso ricamente vascularizado, cuyas células están en contacto unas con otras a través de prolongaciones
largas.
Las células mesenquimatosas, bajo la influencia de Cbfa1/Runx2 y osterix, se diferencian en osteoblastos que secretan
matriz ósea, formando una red de espículas y trabéculas cuyas superficies están pobladas por estas células (figs. 7-13
y 7-14). Esta región de osteogénesis inicial se conoce como centro primario de osificación. Como era de esperar en el
hueso primario, las fibras de colágeno de tipo | de estas espículas y trabéculas en desarrollo están orientadas de forma
aleatoria. La calcificación se produce rápidamente después de la formación del osteoide, y los osteoblastos atrapados
en sus matrices se convierten en osteocitos. Las prolongaciones de estos osteocitos entran en contacto umas con otras
y también están rodeadas por hueso en formación, estableciendo un sistema de canalículos. La actividad mitótica
continua de las células mesenquimatosas proporciona un aporte de células osteoprogenitoras no diferenciadas, que
forman los osteoblastos.
Cuando se ha establecido la red de trabéculas esponja, el tejido conjuntivo de los intersticios se transforma en la
médula ósea. Al añadirse trabéculas en la periferia aumenta el tamaño del hueso que se está formando. Los huesos
más grandes, como el hueso occipital de la base del cráneo, tienen varios centros de osificación que se fusionan entre
sí para formar un solo hueso. Las fontanelas («puntos blandos») de los huesos frontal y parietal de un recién nacido
representan centros de osificación que no se han fusionado antes del nacimiento.
Las regiones del tejido mesenquimatoso que permanecen sin calcificar se diferencian en el periostio y el endostio del
hueso en desarrollo. Además, el hueso esponjoso que hay debajo del periostio y la capa perióstica de la duramadre
de los huesos planos se transforman en hueso compacto, formando las tablas interna y externa con el díploe entre
ellas.
Correlaciones clínicas
Se ha observado que las células mesenquimatosas de los embriones de ratón que no expresan osterix no pueden
diferenciarse en osteoblastos y, por tanto, no pueden formar hueso.
OSIFICACIÓN ENDOCONDRAL
La mayoría de los huesos largos y cortos del cuerpo se desarrollan mediante osificación endocondral, que se produce
en dos pasos:
1) se forma un molde de cartilago hialino en miniatura, y 2) dicho molde crece y sirve como un andamiaje estructural
para el desarrollo del hueso, el cual al final se reabsorbe y sustituye por hueso. En la tabla 7-3 se resumen los procesos
de la osificación endocondral, que se ilustran en la figura 7-15.
Tabla 7-3
Se forma el modelo en miniatura de cartílago hialino en la región del embrión donde se va a desarrollar el hueso.
Algunos condrocitos maduran, se hipertrofian y mueren. La matriz del cartilago se calcifica
La vascularización del pericondrio lo transforma en periostio. Las células condrogénicas se convierten en células
osteoprogenitoras
Secreción de matriz por los osteoblastos y formación del collar óseo subperióstico
La presencia de periostio y hueso impide la difusión de nutrientes a los condrocitos. Su degeneración deja lagunas y
abre espacios grandes en el cartílago
Grabación de orificios por los osteoclastos en el collar óseo subperióstico, que permite la entrada del brote
osteogénico
Los orificios permiten que las células osteoprogenitoras y los capilares invadan el molde de cartílago, ahora calcificado,
y empieza a elaborarse la matriz ósea
Este complejo se forma por la matriz ósea que se deposita en los tabiques del cartílago calcificado. Histológicamente,
el cartílago calcificado se tiñe de azul y el hueso calcificado, de roja
Comienzo de la reabsorción del complejo cartílago calcificado-hueso calcificado por los osteoclastos
Engrosamiento del collar óseo subperióstico, que empieza a crecer hacia las epífisis
Durante un tiempo, este proceso sustituye por completo el cartilago diafisario por hueso
Empieza igual que en el centro primario, excepto porque no hay collar óseo. Los osteoblastos depositan matriz ósea
sobre el andamiaje de cartilago calcificado
La superficie articular cartilaginosa del hueso permanece. El cartílago de crecimiento persiste, se añade el crecimiento
al extremo epifisario del cartilago de crecimiento. Se agrega hueso en el extremo diafisario del cartilago de crecimiento
Cuando termina el crecimiento óseo, el cartilago de crecimiento deja de proliferar. El desarrollo óseo continúa para
unir la diáfisis y las epifisis
1. En la región donde el hueso está creciendo en el embrión se desarrolla un molde o plantilla de cartílago hialino del
hueso que se va a desarrollar. Este proceso comienza exactamente de la misma manera que se desarrolla el cartilago
hialino en cualquier ubicación (v. anteriormente). Este modelo crece durante un tiempo, tanto por aposición como de
forma intersticial. Finalmente, los condrocitos situados en el centro del molde de cartilago se hipertrofian, acumulan
glicógeno en su citoplasma y se vacuolizan (fig. 7-16). La hipertrofia de los condrocitos da lugar a la dilatación de sus
lagunas con la concomitante disminución del tabique de matriz adyacente, el cual se calcifica.
2. Al mismo tiempo, el pericondrio de la zona media del cartílago en la diáfisis se vasculariza (fig. 7-17). Cuando esto
sucede, las células condrogénicas se convierten en células osteoprogenitoras, que, a su vez, se diferencian para formar
osteoblastos, y esta parte del pericondrio se convierte en periostio.
3. Los osteoblastos recién formados secretan matriz ósea, formando el collar óseo subperióstico en la superficie de la
plantilla de cartilago por osificación intramembranosa (v. fig. 7-17).
4. El collar óseo impide la difusión de nutrientes a los condrocitos hipertrofiados dentro del núcleo del molde de
cartílago, provocando su muerte. Este proceso es responsable de la presencia de lagunas confluentes, vacías, que
forman grandes concavidades (la futura cavidad medular en el centro del modelo de cartilago).
5. Las concavidades generadas por los osteoclastos en el collar óseo permiten que un brote perióstico (yemas
osteogénicas), formado por células osteoprogenitoras, células hematopoyéticas y vasos sanguíneos, entre en las
concavidades dentro del modelo de cartilago (v. fig. 7-15).
6. Las células osteoprogenitoras se dividen para formar más células osteoprogenitoras, algunas de las cuales se
diferencian en osteoblastos. Estas células recién formadas elaboran matriz ósea en la superficie del cartilago
calcificado. La matriz ósea se calcifica para formar un complejo de cartilago calcificado-hueso calcificado. Este
complejo puede apreciarse en las secciones histológicas teñidas de la forma habitual, porque el cartilago se tiñe de
azul, mientras que el hueso calcificado se tiñe de rosa con hematoxilina y eosina (figs. 7-18 y 7-19).
7. A medida que el collar óseo aumenta de grosor y crece en todas direcciones desde la zona media de la diáfisis hacia
las dos epifisis, los osteoclastos comienzan a reabsorber el complejo cartilago calcificado-hueso calcificado, ampliando
la cavidad medular. Cuando este proceso avanza, el cartilago de la diáfisis se sustituye por hueso, a excepción de la
placa epifisaria o cartílago de crecimiento, que es responsable del alargamiento continuado del hueso en los siguientes
18 a 20 años.
Los centros secundarios de osificación empiezan a formarse en la epífisis en cada extremo del hueso en formación por
un proceso similar al de la diáfisis, excepto que no se crea un collar óseo. Las células osteoprogenitoras invaden el
cartílago de la epifisis, se diferencian en osteoblastos y comienzan a secretar la matriz sobre el andamiaje de cartílago
(v. fig. 7-15). Estos procesos tienen lugar y progresan de la misma manera que en la diáfisis y, con el tiempo, el cartílago
de la epifisis es sustituido por hueso, excepto en la superficie articular (que sigue siendo de cartilago durante toda la
vida) y el cartílago de crecimiento. El cartílago de crecimiento, que controla la longitud del hueso, se describe en el
siguiente apartado.
Estos procesos son dinámicos y continuos en el tiempo durante varios años y finalizan cuando el crecimiento y el
desarrollo del hueso progresan hacia las epífisis en crecimiento en cada extremo del hueso (v. tabla 7-3). Al mismo
tiempo, el hueso se remodela constantemente para adaptarse a las fuerzas cambiantes que se ejercen sobre él.
Los condrocitos del cartilago de crecimiento proliferan y participan en el proceso de osificación endocondral. La
proliferación se produce en el lado epifisario, y la sustitución por hueso, en el lado diafisario del cartilago de
crecimiento. Histológicamente, el cartilago de crecimiento se divide en cinco zonas reconocibles que, empezando por
el lado epifisario, son las siguientes:
+ Zona de cartilago de reserva. Los condrocitos que se distribuyen al azar por toda la matriz son mitóticamente activos.
+ Zona de proliferación. Los condrocitos, que proliferan rápidamente, forman filas de células isógenas paralelas a la
dirección de crecimiento del hueso. Esta tasa de proliferación está controlada por una molécula de señalización, una
hormona paracrina conocida como Indian hedgehog, que se libera por los condrocitos de esta zona y que actúa sobre
los condrocitos más próximos.Este factor no solo induce la proliferación de los condrocitos, sino que también retrasa
su hipertrofia, manteniendo así el tamaño necesario del cartílago de crecimiento. Los condrocitos de esta zona
también son sensibles al factor de crecimiento seudoinsulínico 1 (1GF-1) y, en un grado muy limitado, al IGF-2. El IGF-
1 es una hormona sintetizada por los hepatocitos en respuesta a la hormona del crecimiento secretada por la hipófisis,
y los condrocitos de esta zona proliferan en respuesta a la exposición al IGF-1. Aunque, como se ha mencionado
anteriormente, los osteocitos también sintetizan y liberan 1GF-1. En el caso del cartilago de crecimiento, es el IGF-1
producido por los hepatocitos el que actúa sobre los condrocitos.
+ Zona de maduración e hipertrofia. Los condrocitos maduran, se hipertrofian y acumulan glicógeno en su citoplasma
(v. fig. 7-16). La matriz interterritorial entre sus lagunas se estrecha y se produce una ampliación correspondiente de
los condrocitos dentro de las lagunas. Los condrocitos de esta zona con el tiempo sufren apoptosis y mueren, pero,
mientras se están agrandando, secretan el factor de crecimiento endotelial vascular, una citocina que estimula la
invasión de los vasos sanguíneos, que llevan iones calcio y precursores de macrófagos especializados a esta zona.
+ Zona de calcificación. Las lagunas confluyen, los condrocitos hipertrofiados mueren y la matriz del cartilago se
calcifica utilizando los jones calcio que aportan los vasos sanguineos.
+ Zona de osificación. Las células osteoprogenitoras invaden el área y se diferencian en osteoblastos, que elaboran
matriz en la superficie del cartilago calcificado. Después se calcifica la matriz ósea, y los macrófagos especializados
reclutados por los condrocitos hipertrofiados reabsorben el complejo de cartílago calcificado-hueso calcificado.
Mientras la tasa de actividad mitótica en la zona de proliferación es igual a la tasa de reabsorción en la zona de
osificación, el cartilago de crecimiento sigue teniendo el mismo grosor y la longitud del hueso sigue creciendo. Hacia
los 20 años de edad, la tasa de mitosis disminuye en la zona de proliferación, y la zona de osificación supera las zonas
de proliferación y del cartilago de reserva. El cartilago de crecimiento se sustituye por una placa de complejo cartilago
calcificado-hueso calcificado, que es reabsorbida por la actividad osteoclástica, y la cavidad medular de la diáfisis
confluye con la cavidad medular de la epífisis. Una vez que se reabsorbe el cartílago de crecimiento, la longitud del
hueso ya no puede aumentar.
Los procesos anteriormente descritos detallan cómo se alarga un hueso largo mediante la osificación endocondral a
través de la proliferación y el crecimiento intersticial de los condrocitos del cartilago de crecimiento, que al final se
sustituye por hueso. Sin embargo, el crecimiento de la circunferencia de la diáfisis se realiza por crecimiento
aposicional. Las células osteoprogenitoras de la capa osteogénica del periostio proliferan y se diferencian en
osteoblastos que comienzan a elaborar la matriz ósea en la superficie ósea subperióstica. Este proceso es continuo
durante todo el período de crecimiento y desarrollo del hueso, de modo que, en un hueso largo maduro, el eje se
construye a través de la osificación intramembranosa subperióstica.
Durante el crecimiento y el desarrollo del hueso, la reabsorción ósea es tan importante como el depósito de hueso. La
osificación en la parte exterior del eje debe ir acompañada por la concomitante actividad osteoclástica a nivel interno,
de modo que pueda ampliarse el espacio medular.
Lo calcificación comienza cuando existen depósitos de fosfato de calcio en las fibrillas de colágeno.
Todavía no está claro cómo se produce exactamente la calcificación, aunque se sabe que está estimulada por ciertos
proteoglicanos
y la glicoproteína fijadora de Ca2+ osteonectina, así como la sialoproteína ósea. Según la teoría de la nucleación
heterogénea, las fibras de colágeno en la matriz son sitios de nucleación para la solución de calcio y fosfato
metaestable, que comienza a cristalizar en la región comunicante del colágeno. Una vez que esta región se ha
«nucleado», se produce la calcificación.
La teoría de la calcificación más aceptada se basa en la presencia de vesículas de matriz dentro del osteoide. Los
osteoblastos liberan estas pequeñas vesiculas de matriz limitadas por una membrana, de 100 a 200 nm de diámetro,
que contienen una alta concentración de iones Ca2+ y PO3- 4 , AMPc, trifosfato de adenosina (ATP), adenosina-
trifosfatasa (ATPasa), fosfatasa alcalina, pirotosfatasa, proteínas fijadoras de calcio y fosfoserina. La membrana de las
vesículas de matriz posee numerosas bombas de calcio, que transportan ¡jones Ca” presentes en la matriz ósea a las
vesículas. Cuando aumenta la concentración de iones Ca” dentro de las vesículas, se produce la cristalización, y los
cristales de hidroxiapatita de calcio en crecimiento perforan la membrana, haciendo que la vesícula de matriz estalle
y se libere su contenido.
La fosfatasa alcalina escinde los grupos de pirofosfato de las macromoléculas de la matriz. Las moléculas de pirofosfato
liberadas son inhibidores de la calcificación, pero son escindidas por la enzima pirofosfatasa en iones PO3- 4 aumenta
la concentración de este ion en el microentorno.
Los cristales de hidroxiapatita de calcio liberados de las vesículas de matriz actúan como nidos de cristalización. La alta
concentración de jones en su vecindad, junto con la presencia de factores de calcificación y proteínas fijadoras de
calcio, favorece la calcificación de la matriz. Cuando los cristales se depositan en las regiones comunicantes en la
superficie de las moléculas de colágeno, se reabsorbe agua de la matriz.
La mineralización se produce en torno a los numerosos nidos de cristalización muy próximos entre si; a medida que
avanza, estos centros se agrandan y se fusionan unos con otros. De esta forma, una región cada vez más amplia de la
matriz se deshidrata y se calcifica.
Correlaciones clínicas
La osteoporosis afecta a unos 10 millones de estadounidenses de forma crónica, especialmente a las mujeres mayores
de 40 años de edad, y sobre todo tras la menopausia. La osteoporosis está relacionada con la disminución de la masa
ósea, que se agrava cuando la secreción de estrógenos disminuye apreciablemente después de la menopausia. La
unión de los estrógenos a receptores especificos sobre los osteoblastos activa a las células para fabricar y secretar la
matriz ósea. Cuando la secreción de estrógenos disminuye, la actividad osteoclástica es mayor que el depósito óseo,
lo que reduce potencialmente la masa ósea hasta el punto en que el hueso no puede soportar tensiones y se rompe
fácilmente. Durante décadas, se ha utilizado la hormonoterapia restitutiva con estrógenos, junto con suplementos de
calcio y analgésicos, para aliviar o eliminar este trastorno. Sin embargo, en 2004 se determinó que la hormonoterapia
restitutiva con estrógenos aumenta el riesgo de cardiopatía, accidente cerebrovascular, cáncer de mama y coágulos
sanguíneos. Por tanto, para sustituir a los estrógenos se ha desarrollado un nuevo grupo de fármacos, los
bisfosfonatos, que reducen la incidencia de fracturas por osteoporosis. Se está utilizando una herramienta de
diagnóstico precoz, la absorciometría de rayos X de doble energía, como un método fiable para aumentar la densidad
ósea, incluso en personas con este trastorno.
REMODELACIÓN ÓSEA
En los adultos, el desarrollo óseo se equilibra con la reabsorción ósea cuando el hueso se remodela para adaptarse a
las fuerzas que actúan sobre él.
En una persona joven, el desarrollo del hueso supera la tasa de reabsorción ósea porque se añaden más sistemas de
Havers de los que se reabsorben. Una vez que se alcanza el crecimiento óseo deseado, en condiciones normales, la
tasa de formación de hueso es igual a la tasa de reabsorción.
Los huesos en crecimiento conservan en gran medida la forma estructural general desde el comienzo de su desarrollo
en el feto hasta el final del crecimiento óseo en el adulto. Esto se consigue mediante la remodelación superficial, un
procedimiento que implica el depósito de hueso en determinadas regiones del periostio y la reabsorción ósea
concomitante en otras regiones del periostio. De forma parecida, el hueso se deposita en ciertas regiones de la
superficie endóstica, mientras que se reabsorbe en otras regiones. Los huesos de la bóveda craneal se remodelan de
una manera similar para acomodar el cerebro en crecimiento, pero no está claro cómo se regula este proceso.
Sin embargo, el hueso cortical y el hueso esponjoso no se remodelan de la misma manera, probablemente porque los
osteoblastos y las células osteoprogenitoras del hueso esponjoso se encuentran dentro de los confines de la médula
ósea y, por tanto, están bajo la influencia paracrina directa de las células de la médula ósea vecinas. Entre los factores
que producen estas células se encuentran la IL-6, el factor de necrosis tumoral a (TNF-a, tumor necrosis factor-a), el
M-CSF, la OPG, el RANKL y el TGF-B.
Las células osteoprogenitoras y algunos osteoblastos del hueso compacto se localizan en la capa celular del periostio
y en el revestimiento de los conductos de Havers, por lo que están demasiado lejos de las células de la médula ósea
para estar bajo su influencia paracrina. En lugar de ello, estas células del hueso compacto responden a factores
sistémicos, como la calcitonina y la hormona paratiroidea.
La estructura interna del hueso de un adulto se altera continuamente porque debe reabsorberse hueso de un área y
añadirse a otra para adaptarse a las fuerzas cambiantes que actúan sobre él, como los cambios de peso, las
alteraciones posturales o las microfracturas que afectan a osteonas individuales. Este proceso se conoce como
remodelación interna y se lleva a cabo por la unidad de remodelación ósea, cuyos dos elementos son el cono de corte
(cavidad de reabsorción) y el cono de cierre (formación laminar).
En las regiones donde el hueso compacto se está remodelando se reclutan osteoclastos para reabsorber el hueso y se
forman túneles en forma de cono conocidos como conos de corte (cavidades de reabsorción). La continua actividad
osteoclástica aumenta el diámetro y longitud de estos conos de corte, que pueden alcanzar hasta 1,5 mm de longitud
y 100 ym de radio. Una vez que alcanzan su tamaño máximo, son invadidos por vasos sanguíneos, osteoblastos y
células osteoprogenitoras. En este punto, la reabsorción ósea cesa y los osteoblastos depositan nuevas laminillas
concéntricas alrededor de los vasos sanguíneos, formándose nuevos sistemas de Havers (cono de cierre). No solo el
hueso primario se remodela de esta forma, que refuerza el hueso estableciendo una alineación de colágeno ordenada
sobre el sistema de Havers, sino que la remodelación continúa durante toda la vida cuando la reabsorción es sustituida
por el depósito y la formación de nuevos sistemas de Havers. Este proceso de reabsorción ósea, seguida por la
sustitución del hueso, se conoce como sistema acoplado de activación, reabsorción y formación (acoplamiento). Las
laminillas intersticiales que se observan en el hueso adulto son restos de los sistemas de Havers remodelados.
REPARACIÓN ÓSEA
Una fractura Ósea causa lesión y destrucción de la matriz ósea, muerte celular, desgarros en el periostio y el endostio,
y el posible desplazamiento de los extremos del hueso roto (fragmentos). Los vasos sanguíneos se cortan cerca de la
rotura y la zona se llena con una hemorragia localizada, que da lugar a la formación de coágulos sanguíneos en el sitio
de la lesión. Muy pronto, el aporte de sangre se cierra de forma retrógrada desde el sitio de la lesión hacia las regiones
de los vasos anastomóticos, que pueden establecer una nueva ruta para la circulación. Debido a que la circulación se
interrumpe, se crea una zona de ensanchamiento de la lesión a cada lado de la fractura original porque a muchos
sistemas de Havers no les llega el aporte sanguíneo, por lo que la zona de osteocitos muertos y que están muriendo
aumenta de forma apreciable. Puesto que la médula ósea y el periostio están muy vascularizados, cuando la lesión se
produce en una de estas zonas, el sitio de la lesión no crece de manera significativa, y no hay un aumento notable de
células muertas y moribundas mucho más allá del sitio original. En cualquier parte en que los sistemas de Havers del
hueso se quedan sin aporte sanguíneo, los osteocitos se vuelven picnóticos, se someten a lisis y dejan lagunas vacias.
El coágulo de sangre que llena el sitio de la fractura es invadido por pequeños capilares y fibroblastos del tejido
conjuntivo circundante, y se forma tejido de granulación. Aproximadamente 48 h después de la lesión, se acumulan
células osteoprogenitoras debido al aumento de la actividad mitótica de la capa osteogénica del periostio. Las células
osteoprogenitoras en proliferación de la capa más protunda del periostio (las más próximas al hueso), que están muy
cerca de los capilares, se diterencian en osteoblastos y comienzan a elaborar un collar de hueso, cementando el hueso
muerto sobre el sitio de la lesión. Aunque los capilares están creciendo, su velocidad de proliferación es mucho más
lenta que la de las células osteoprogenitoras, por lo que estas células que están en el medio de la masa en proliferación
no tienen en ese momento un lecho capilar profuso. Esto hace que la presión de oxigeno sea baja, y estas células se
convierten en células condrogénicas, que dan lugar a los condroblastos que forman cartílago en las partes externas
del collar óseo.
Las células osteoprogenitoras en proliferación de la capa más externa (las adyacentes a la capa fibrosa del periostio)
tienen algunos capilares en sus proximidades, por lo que siguen proliferando como células osteoprogenitoras. Así, el
collar bajo el periostio presenta tres zonas que se mezclan entre si: 1) el estrato más profundo consiste en una capa
de hueso nuevo cementado al hueso del fragmento; 2) una capa intermedia de cartilago, y 3) una capa osteogénica
proliferativa en la superficie. Mientras tanto, los collares formados en los extremos de cada fragmento se fusionan en
un solo collar combinado, conocido como el callo externo, queda lugar a una unión externa de los fragmentos. El
crecimiento continuo del collar externo deriva principalmente de la proliferación de células osteoprogenitoras y, en
cierta medida, del crecimiento intersticial del cartilago en su zona intermedia.
La matriz de cartílago adyacente al hueso nuevo formado en la región más profunda del collar externo se calcifica y
más adelante se sustituye por hueso esponjoso. Al final, todo el cartílago se sustituye con hueso primario por
osificación endocondral.
Se produce un proceso similar en las cavidades medulares cuando se forma un coágulo, que pronto es invadido por
células osteoprogenitoras del endostio y células pluripotenciales de la médula ósea, formándose un callo interno de
trabéculas óseas aproximadamente en 1 semana tras la fractura (fig. 7-20).
Una vez que los fragmentos de hueso están unidos por puentes de hueso esponjoso en las superficies tanto externa
como medular, para que se remodele el sitio de la lesión es necesario que se sustituya el hueso primario por hueso
secundario y que se resuelva el callo.
El primer hueso que se elabora frente al hueso dañado se desarrolla por osificación intramembranosa, y las nuevas
trabéculas se cementan firmemente al hueso dañado o muerto. Las matrices de hueso muerto, localizadas en los
espacios vacíos entre las trabéculas óseas que acaban de desarrollarse, se reabsorben, y los espacios se llenan con
hueso nuevo. Con el tiempo, todo el hueso muerto es reabsorbido y sustituido por hueso nuevo formado por los
osteoblastos que invaden la región. Estos procesos son concurrentes, por lo que la fractura se repara con hueso
esponjoso rodeado por un callo óseo.
A través de los procesos de remodelación, el hueso primario de la osificación intramembranosa se reemplaza con
hueso secundario, lo que refuerza aún más la zona de fractura reparada; al mismo tiempo, el callo se reabsorbe. Parece
ser que los procesos de curación y remodelación en el sitio de la fractura responden directamente a las fuerzas
mecánicas que actúan sobre él; finalmente, la zona reparada recupera su forma y resistencia originales. Es interesante
que la reparación ósea implique la formación de cartilago y la osificación tanto endocondral como intramembranosa.
Correlaciones clínicas
1. Si los segmentos de hueso se pierden o están tan dañados que hay que extirparlos, no es posible una «unión ósea»;
es decir, el proceso de reparación ósea no puede producirse, porque no se forma un callo 6seo. En estos casos se
necesita un injerto óseo. Desde la década de los setenta existen bancos de huesos para el suministro de hueso viable
para hacer injertos. Los fragmentos óseos se recogen y se congelan para conservar su potencial osteogénico, y después
los cirujanos ortopédicos los utilizan para hacer trasplantes. Los autoinjertos son los que tienen más éxito, porque el
receptor del trasplante es también el donante. Los homoinjertos proceden de individuos diferentes de la misma
especie y pueden ser rechazados debido a una respuesta inmunitaria. Los heteroinjertos, injertos de diferentes
especies, tienen menos éxito, aunque se ha demostrado que el hueso de ternera pierde parte de su antigenicidad
después de haber sido refrigerado, lo que lo convierte en un injerto adecuado cuando es necesario.
2. La maduración ósea también se ve influenciada por las hormonas que se producen en las gónadas masculinas y
femeninas. Normalmente, el cierre del cartílago de crecimiento es bastante estable y constante, y se relaciona con la
maduración sexual. Por ejemplo, la maduración sexual precoz frena el desarrollo del esqueleto, porque estimula el
cierre temprano del cartílago de crecimiento. En las personas en las que la maduración sexual se retrasa, el crecimiento
esquelético continúa más allá de lo normal, porque el cartilago de crecimiento no se cierra.
3. La acromegalia se presenta en adultos que producen un exceso de somatotropina, que causa un aumento anormal
del depósito de hueso sin reabsorción ósea normal. Este trastorno crea engrosamiento de los huesos, especialmente
los de la cara, además de desfigurar los tejidos blandos.
+ La PTH se libera de las células principales de la glándula paratiroidea cuando las concentraciones sanguíneas de calcio
caen por debajo de aproximadamente 8,8 mg/dl (en los adultos). Actúa de forma indirecta mediante la unión a
receptores de PTH en los osteoblastos, que responden liberando los factores que se han mencionado más arriba para
reclutar y activar a los osteoclastos para que reabsorban hueso, lo que aumenta los valores del calcio en la sangre.
+ La calcitonina, liberada por las células € (células parafoliculares) de la glándula tiroidea, tiene un efecto contrario.
Cuando las concentraciones sanguíneas de calcio están por encima de aproximadamente 10,5 mg/dl (en los adultos),
se libera calcitonina, que se une directamente a los receptores de calcitonina en los osteoclastos y hace que se
sometan a la apoptosis, lo que disminuye los valores del calcio en la sangre.
+ La BMP-6 (y también, en una medida limitada, la BMP-2 y la BMP-4) y el TGF-B inducen a las células osteoprogenitoras
a diferenciarse en osteoblastos.
* Los osteoblastos sintetizan RANKL, M-CSF, fosfatasa alcalina, IGF-1 y receptores de PTH, que se colocan en sus
membranas celulares.
* Los osteoblastos sintetizan y liberan osteocalcina, una molécula de señalización responsable de la mineralización del
hueso; osteonectina, una glicoproteína que participa en la unión de los cristales de hidroxiapatita de calcio al colágeno;
osteopontina, que ayuda a la formación de la zona de sellado de los osteoclastos; sialoproteina ósea, que ayuda a los
osteoblastos a adherirse a la matriz ósea, y OPG, una glicoproteína que puede unirse al RANKL y, por tanto, interferir
en la formación de los osteoclastos.
* Los osteoblastos se transforman en osteocitos bajo la influencia de dos factores de transcripción, Cbfa1/Runx2 y
osterix, cuya expresión parece dependiente de BMP-2. Esto es especialmente evidente durante la osificación
intramembranosa.
* Los osteocitos liberan AMPc, osteocalcina e IGF-1 en respuesta a la tensión aplicada sobre el hueso para facilitar el
reclutamiento de células osteoprogenitoras.
+ En respuesta a las concentraciones bajas de calcio en el liquido extracelular de sus lagunas, los osteocitos secretan
esclerostina, una hormona paracrina que inhibe la formación de hueso y estimula su reabsorción, elevando así los
valores del calcio en la sangre.
* Los osteoblastos secretan cuatro moléculas de señalización: 1) M-CSF, que se une a un receptor en el precursor de
los steoclastos, lo que induce la proliferación de estas células y la expresión de RANK en su membrana; cuando la
molécula de señalización RANKL de la membrana plasmática de los osteoblastos se une al receptor de RANK de la
membrana de las células precursoras de los osteoclastos, los precursores de los osteoclastos son inducidos a
diferenciarse en osteoclastos multinucleados, activando y aumentando la reabsorción ósea; 2) IL-6, que facilita el
reclutamiento y la diferenciación de los osteoclastos; 3) IL-1, que activa la proliferación de los precursores de los
osteoclastos y también tiene una función indirecta en la estimulación de los osteoclastos, y 4) molécula de
señalización, OPG, un miembro de la familia del TNFR, que puede actuar como un señuelo mediante la interacción con
el RANKL, impidiendo que se una a los macrófagos y, por tanto, inhibiendo la formación de osteoclastos.
* Los osteoclastos tienen receptores para el factor estimulante de osteoclastos, el factor estimulante de colonias, la
OPG, el RANK y la calcitonina, entre otros.
* El TNF-a, liberado por macrófagos activados, actúa de una manera similar a la IL-1.
+ El interferón y, liberado por los linfocitos T, inhibe la diferenciación de los precursores de los osteoclastos en
osteoclastos.
* ENTGF-B, liberado de la matriz ósea durante la reabsorción del hueso por los osteoclastos, estimula a los osteoblastos
para que fabriquen la matriz ósea y mejora el proceso de mineralización de la matriz; además, inhibe la proliferación
de los precursores de los osteoclastos y su diferenciación en osteoclastos maduros.
* Los condrocitos de la zona de proliferación del cartílago de crecimiento liberan una hormona paracrina conocida
como Indian hedgehog, que actúa sobre todos los condrocitos próximos, induce su proliferación y retrasa la hipertrofia
condrocítica, manteniendo así la anchura necesaria del cartilago de crecimiento.
* Los condrocitos de la zona de proliferación también son sensibles al IGF-A y, de forma muy limitada, al factor de
crecimiento seudoinsulínico 2 (IGF-2). El IGF-1 es una hormona fabricada por los hepatocitos en respuesta a la
hormona del crecimiento secretada por la hipófisis, y los condrocitos de esta zona proliferan en respuesta a la
exposición al IGF-1. Aunque los osteocitos también fabrican y liberan IGF-1, en el caso del cartilago de crecimiento es
el IGF-1 producido por los hepatocitos el que actúa sobre los condrocitos.
* Los condrocitos de la zona de maduración e hipertrofia finalmente se someten a la apoptosis y mueren, pero, antes
de morir, secretan el factor de crecimiento endotelial vascular, una citocina que estimula la invasión de los vasos
sanguíneos, que llevan iones calcio y precursores de macrófagos especializados a esta área.
Efectos nutricionales
El crecimiento óseo normal es sensible y dependiente de varios factores nutricionales. A menos que una persona
ingiera suficientes proteínas, minerales y vitaminas, carecerá de los aminoácidos esenciales para la sintesis de
colágeno por los osteoblastos, y la formación de colágeno se reduce. La ingesta insuficiente de calcio o fósforo produce
falta de calcificación del hueso, que puede romperse. La deficiencia de vitamina D impide la absorción intestinal de
calcio, y causa osteomalacia en los adultos y raquitismo en los niños. Las vitaminas A y C también son necesarias para
el desarrollo adecuado del esqueleto (tabla 7-4). La consecuencia del exceso O la insuficiencia de vitamina A es la
disminución de la estatura de la persona afectada. La vitamina C es necesaria para la producción de colágeno, por lo
que la deficiencia de esta vitamina produce el trastorno conocido como escorbuto.
Tabla 7-4
Deficiencia de vitamina A
Inhibe la formación ósea adecuada, porque fracasa la coordinación de las actividades de los osteoblastos y los
osteoclastos. Fracaso de la reabsorción y la remodelación de la bóveda craneal para acomodar el cerebro, con graves
daños enel sistema nervioso central
Hipervitaminosis A
Erosión de las columnas de cartilago sin aumento de células en la zona de proliferación. El cartílago de crecimiento
puede obliterarse, por lo que el crecimiento se detiene de forma prematura
Deficiencia de vitamina C
El tejido mesenquimatoso afectado, como el tejido conjuntivo, es incapaz de producir y mantener la matriz
extracelular. La producción inadecuada de colágeno y matriz ósea produce retraso del crecimiento y de la cicatrización.
Escorbuto
Deficiencia de vitamina D
Alteración de la osificación de los cartilagos de crecimiento. Las células se desordenan en la metáfisis, lo que da lugar
a huesos poco calcificados, que se deforman por la carga de peso. Raquitismo en los niños. Osteomalacia en los adultos
Correlaciones clínicas
El raquitismo es una enfermedad de los niños con deficiencia de vitamina D. Sin esta vitamina, la mucosa intestinal no
puede absorber el calcio, aunque la ingestión dietética sea adecuada. Esto se traduce en alteraciones de la osificación
de los cartílagos de crecimiento y desorientación de las células en la metáfisis, dando lugar a una matriz ósea poco
calcificada. Los niños con raquitismo presentan deformidades de los huesos, especialmente en las piernas,
simplemente porque los huesos no pueden soportar su peso.
La osteomalacia, o raquitismo del adulto, se debe a la deficiencia prolongada de vitamina D. Cuando esto ocurre, el
hueso recién formado en el proceso de remodelación no se calcifica correctamente. Este trastorno puede llegar a ser
grave durante el embarazo, porque el feto necesita calcio, que debe suministrarle la madre.
El escorbuto es un trastorno causado por la deficiencia de vitamina C. Uno de los efectos es la producción deficiente
de colágeno, que provoca un descenso de la formación de la matriz ósea y del desarrollo de los huesos. La cicatrización
también se retrasa.
ARTICULACIONES
Los huesos se articulan o entran en estrecho contacto entre sí en las articulaciones, que se clasifican según el grado
de movimiento posible entre los huesos de la articulación. Los que están unidos estrechamente con solo un mínimo
de movimiento entre ellos se llaman sinartrosis; las articulaciones en las que los huesos son libres de articularse a
través de una gama bastante amplia de movimiento se clasifican como diartrosis.
Existen tres tipos de articulaciones de tipo sinartrosis según el tejido que forma la unión:
1. Sinostosis. Hay poco o ningún movimiento, y el tejido de unión con la articulación es hueso (p. ej., los huesos del
cráneo en los adultos).
2. Sincondrosis. Hay poco movimiento, y el tejido de unión con la articulación es cartilago hialino (p. ej., la articulación
entre la primera costilla y el esternón).
3. Sindesmosis. Hay poco movimiento, y los huesos están unidos por tejido conjuntivo denso (p. ej., la sinfisis púbica).
La mayoría de las articulaciones de las extremidades son diartrosis (fig. 7-21). Los huesos que componen estas
articulaciones están cubiertos por cartílago hialino persistente o cartílago articular. Generalmente, los ligamentos
mantienen el contacto entre los huesos de la articulación, que está sellada por la cápsula articular. La cápsula está
formada por una capa fibrosa externa de tejido conjuntivo denso, que se continúa con el periostio de los huesos, y
una capa sinovial celular interior, que cubre todas las superficies no articulares. Algunos prefieren denominarla
membrana sinovial.
En la capa sinovial hay dos tipos de células: las células de tipo A son macrófagos que muestran un aparato de Golgi
bien desarrollado y muchos lisosomas, pero solo una pequeña cantidad de RER. Estas células fagocíticas son
responsables de eliminar los residuos del espacio de la articulación. Las células de tipo B se parecen a los fibroblastos,
tienen un RER bien desarrollado y se cree que secretan el líquido sinovial.
El líquido sinovial contiene una alta concentración de ácido hialurónico y la glicoproteína lubricina combinada con el
filtrado del plasma. Además de aportar nutrientes y oxígeno a los condrocitos del cartílago articular, este líquido tiene
un alto contenido de ácido hialurónico y lubricina que le permite actuar como un lubricante para la articulación. Los
macrófagos del líquido sinovial fagocitan los desechos en el espacio articular.