Unidad I
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2. Educación
Educación
La Educación es la formación práctica y metodológica que se le da a una persona en
vías de desarrollo y crecimiento. Es un proceso mediante el cual al individuo se le
suministran herramientas y conocimientos esenciales para ponerlos en práctica en la
vida cotidiana. El aprendizaje de una persona comienza desde su infancia, al ingresar en
institutos llamados escuelas o colegios en donde una persona previamente estudiada y
educada implantará en el pequeño identidades, valores éticos y culturales para hacer una
persona de bien en el futuro.
En tal sentido, no es secreto para nadie, las problemáticas que existen en las
aulas de clase, que pueden afectar el aprendizaje de los estudiantes y por
ende, su rendimiento académico.
De esta forma, el rendimiento de un estudiante puede reflejar las carencias o
dificultades que éste pueda presentar, ya sean carácter personal, familiar, social
o de otra índole.
Para lograr un aprendizaje significativo, el estudiante debe contar con una serie
de factores positivos que contribuyan a su desarrollo integral, tales como:
Sin embargo, los estudiantes no todo el tiempo cuentan con dichos “beneficios”,
que le permitan desenvolverse fructíferamente en el ámbito escolar.
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hace 5 años
Dignidad, como ser único, racional y libre, capaz de decidir por sí mismo su proyecto
de vida.
Capacidad de actividad intencional y creativa.
Singularidad, lo que le hace diferente de los demás.
Carácter relacional, es capaz de interaccionar con todo lo que le rodea.
Autonomía para elegir, dirigir su propia vida y desarrollar su personalidad de forma
responsable.
Esta logro de autonomía será posible si la acción educadora la basamos en los principios
de actividad, creatividad y participación. También hay que tener en cuenta otros
elementos:
Rasgos de la
Principios educativos
persona
Individualización
Singularidad
Creatividad
Socialización
Apertura Comunicación
Participación
Autonomía
Autonomía
Actividad
Unidad Integridad
1. Individualización.
Aunque fisiológicamente somos iguales, desde la misma estructura celular hasta los más
complejos órganos y funciones, son diferentes de unos individuos a otros. En el plano
psicológico las diferencias son más grandes, puesto que nuestras conductas, valores,
necesidades, intereses, sentimientos, emociones, etc., son muchas las variables que nos
hace diferentes y únicos ante los demás.
Las diferencias han de tenerse en consideración, dentro del proceso educativo, dado que
el sujeto de la educación y protagonista del proceso no es la colectividad, sino el
hombre único e irrepetible. Las características individuales, las aptitudes, actitudes,
necesidades, intereses, limitaciones, etc., son las que debe de adecuarse en el proceso de
enseñanza-aprendizaje.
2. Socialización.
El hombre vive en comunidad, necesita de los otros tanto para su propia supervivencia y
la del propio grupo, como para alcanzar el desarrollo pleno de todas sus capacidades. La
identidad de uno mismo se reconoce en la mirada del otro. El “yo” y el “tú” conviven,
se desarrollan como entidades singulares que son capaces a la vez, de ir formando el
“nosotros”. Hay que ser capaces de abrirse al otro, para descubrir las diferencias, si no,
no será capaz de iniciar su proceso formativo. La singularidad del hombre es sinónimo
de apertura, nunca de aislamiento. El vivir es convivir de forma solidaria.
El hombre es un ser social por necesidad, para satisfacer sus necesidades más primarias
y para atender las necesidades específicas como humano que es. Necesita del “otro”
para crecer como personal para poder desarrollar todas sus capacidades de forma
integrada, para poder participar en la consolidación y desarrollo de la sociedad en la que
vive. La evolución humana es el desarrollo de la autonomía individual, la participación
comunitaria y el sentido de pertenecer a la especie humana.
Las comunidades modernas nos hacen depender cada vez más unos de otros, lo que
conlleva que la educación sea la principal vía para la identificación, pertenencia y
promoción social.
Los trabajos escolares en grupo, las actividades extraescolares, fortalecen los hábitos
positivos de convivencia y cooperación. Estas actividades deben de realizarse en los
entornos cercanos del individuo.
3. Autonomía.
4. Actividad.
Luego va dirigida a convertir todos los actos del hombre en verdaderos actos humanos,
puesto que se lleva a cabo con conocimiento y elección personal.
5. Creatividad.
Crear es producir algo nuevo y valioso en el sentido de que sea distinto y superior a lo
que ya existía. Por ello la importancia de fomentar en el alumno la búsqueda de lo
nuevo, lo distinto, lo divergente, que tenga valor, y dotando a cada aprendizaje su
acento personal y positivo.
La diferencia entre una persona creativa y otra que no lo es, estriba en que la creativa
sabe cómo materializar sus ideas, como hacer sus proyectos operativos, por medio de un
conocimiento por connaturalidad (el latir de su propio conocimiento vibra con el mismo
ritmo que el latir de esa realidad).
Hay que ser capaces de recrear y enriquecer los contenidos que se aprenden. Ser capaz
de aportar, de forma personal, elementos nuevos y valiosos, a partir de lo que ya
conocemos. Se trata de una disposición personal ante la vida en la que el individuo está
dotando a todas sus acciones de un acento personal. En el aprendizaje de las distintas
competencias cada uno irá adquiriendo los medios y recursos necesarios para afrontar
de forma creativa su conducta. Por ello uno de los objetivos de la educación es la de
ayudar a satisfacer la necesidad de autorrealización por medio de la creatividad,
ayudando a que cada uno apueste por respuestas flexibles e innovadoras ante las más
diversas circunstancias.
6. Participación.
La participación es uno de los principios que más auge ha tenido en las últimas décadas,
en los entornos democráticos. Es un elemento esencial para el desarrollo tanto
individual como social, para aprender a convivir, insertarse en la sociedad, colaborar y
consolidar los grupos con los que vivimos. Participar es tomar parte en algo, colaborar,
cooperar con otros para hacer algo en común, o lograr unas determinadas metas. Con la
colaboración se podrán alcanzar los objetivos que van a beneficiar al grupo y nuestro
entorno. Hay que conocer nuestros deberes y nuestros derechos.
Sea un derecho del hombre para actuar con libertad, y un deber para cooperar en el
desarrollo de la sociedad.
Refuerza la responsabilidad, ya que al participar desarrollamos el compromiso.
Reconoce la singularidad y valía de cada persona por lo que puede aportar a los demás
y al desarrollo del propio grupo.
Sea fuente de vitalidad y de energía creativa en la vida social, ayudando a reducir las
desigualdades sociales.
Sea garantía de coherencia y de eficacia.
La participación no debe ser vista como un derecho, sino como un deber tanto con uno
mismo como con la sociedad