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Tema 1 Derecho Sancionador

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TEMA 1

DERECHO SANCIONADOR

TEMA 1. DERECHO SANCIONADOR DEL TRABAJO


1. Concepto de derecho Sancionador del Trabajo
El derecho del trabajo se compone de una serie de normas que regulan la actuación de
los sujetos que intervienen en las relaciones jurídicas (empresarios, trabajadores,
sindicatos, asociaciones empresariales…) Todos los sujetos que intervienen en esas
relaciones deben ajustar su actuación a tales normas (E.T, C.P, L.P.R.L…) En el caso en
que tales sujetos y destinatarios de las normas no cumplieran con el contenido de las
mismas se les impondrá una sanción (prisión, multa de una cantidad a tanto alzado,
vías multa, despidos…) Si esos incumplimientos no tuvieran consecuencia alguna,
dichas normas no serían coercitivas. De ahí que se establezcan que “los jueces y
tribunales juzgan y hacen ejecutar los juzgados”.

2. Clases de Derecho Sancionador Laboral


Existen dos clases de Derecho Sancionador Laboral:

 El derecho Sancionador Privado: se ocupa de las sanciones que el empresario


puede imponer a los trabajadores a su servicio cuando cometen algún
incumplimiento contractual. Para ello es necesario que haya una relación
laboral donde se den las notas de “voluntariedad, retribución, ajenidad y
dependencia” y quedando excluidas todas aquellas que no lo sean
(arrendamiento de servicios, sujetos a contrato mercantil…) Estas normas está
contenido en el E.T y se podrán imponer bajo el principio de proporcionalidad
que oscilara desde un grado leve, grave y muy grave, resultando así que la leve
podría consistir en una leve amonestación o apercibimiento, la grave en
suspensión de empleo y sueldo y la muy grave en despido.
Contra la sanción que imponga el empresario, el trabajador podrá recurrirla
ante el Juzgado de lo Social en base al principio de revisionalidad.

 El Derecho Sancionador Público: será aquel que se caracteriza por el aumento


incesante de la intervención de los poderes públicos en el Derecho del Trabajo
y de forma correlativa se establecen una serie de sanciones publicas ante el
posible incumplimiento de los órganos públicos. Estas pueden ser: penales y
administrativas. Las penales se reservan a aquellas conductas que en principio
merecen un mayor reproche social y serán impuestas por los órganos judiciales.
Estas conductas antijurídicas, así como sus sanciones vendrán reguladas en el
C.P y serán órganos competentes para imponerlas los Juzgados de lo Penal. Las
administrativas son aquellas sanciones que imponen los órganos
administrativos y que serán revisables ante los Juzgados de lo Contencioso-
Administrativo.
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3. Fuentes del Derecho Sancionador Público


Son fuentes del Derecho Sancionado Público:
Código Penal: en su título XV hace referencia a los delitos contra los derechos de los
trabajadores donde se establecen unas normas que protegen los derechos laborales
básicos de los trabajadores, incluidos extranjeros, se protege el principio de no
discriminación en el trabajo y en el acceso a él, como la libertad sindical, la seguridad y
la salud en el trabajo. Fuera del título XV se regulan dos tipos penales que son: el art.
184 referido al acoso laboral y el art. 307 referido a los delitos contra la SS.
Junto al Código Penal existen otros Textos Normativos:

 La Ley de Infracciones y Sanciones en el Orden Social (LISOS)


 La Ley de Prevención de Riesgos Laborales (LPRL)
 Estatuto de los Trabajadores (ET)
 Ley Orgánica de Libertad Sindical.
 Ley Orgánica de Extranjería.
 Ley General de la Seguridad Social (LGSS)
 Ley de Jurisdicción Social.
 Ley de Jurisdicción Contencioso-Administrativa.

4. Principios del Derecho Sancionador Público


El Derecho Sancionador tiene unos principios generales que deben ser observados por
las normas que lo componen y que se aplican tanto al Derecho Penal como al Derecho
Administrativo, aunque siempre deberán aplicarse con una serie de matices entre uno
y otro derecho.
Principio de legalidad y tipicidad: el de legalidad significa que las conductas ilícitas y
las sanciones correspondientes han de estar predeterminadas en ley, es decir, las
normas sancionadoras han de ser precisas, concretas, claras e inteligibles. La finalidad
de este principio no es otro que garantizar la seguridad jurídica de los destinatarios de
las normas sancionadoras a aquellos que han de ser sujetos de esta conducta,
resultando así que los ciudadanos han de conocer de antemano cuales son las acciones
u omisiones que no han de realizar, puesto que de lo contrario, serian objeto de
sanción. Por otro lado, hay que tener en cuenta el principio de “la ignorancia de la ley
no exime de su cumplimiento” entendido como que se conocen las leyes y han de ser
respetadas desde el momento de su publicación en el BOE.
Junto a este principio de legalidad opera el principio de tipicidad que consiste en la
precisa definición de las conductas que la ley considera constitutivas de infracción y de
las sanciones susceptibles de ser impuestas, con el fin nuevamente de garantizar la
seguridad jurídica de conformidad con el art. 9.3 de la C.E.
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El principio de irretroactividad: se refiere a la determinación del tiempo en que se han


de producir los actos o situaciones que regulan. Una norma será retroactiva si se aplica
a los actos realizados antes de su entrada en vigor y será irretroactiva cuando se aplica
a los hechos o acontecimientos surgidos con posterioridad a su entrada en vigor. Como
norma general, la norma será irretroactiva con la excepción de cuando concurra que
dicha norma sea más favorable que la que entra en vigor, en cuyo caso se aplicará el
principio “la retroactividad de la norma más favorable”. En este sentido nuestra
Constitución establece “que nadie puede ser condenado o sancionado por acciones u
omisiones que en el momento de producirse no constituyen delito o infracción
administrativa” según la legislación vigente en aquel momento.

El principio de proporcionalidad: significa que la sanción a imponer ha de ser


adecuada a la gravedad de la conducta que se sanciona. En este sentido el art. 39 de la
LISOS establece una serie de parámetros para determinar la gravedad de la conducta y
una vez determinada esta, imponer la correlativa sanción. Entre estos parámetros
podemos identificar: la gravedad de los hechos, grado de culpabilidad… Igualmente en
aras a evitar la arbitrariedad y la discrecionalidad tanto en el Derecho Penal como en el
Administrativo se exigirá la motivación de la graduación de la pena. Las sanciones
dependiendo de la gravedad de los hechos serán: leves, graves y muy graves dentro
del ámbito del Derecho Administrativo y dentro del Derecho Penal las infracciones
serán denominadas como delitos y delitos graves correspondiendo diferentes
sanciones que irán desde la pena de prisión a un trabajo en beneficio de la comunidad,
atendiendo a una serie de parámetros como pueden ser; circunstancias modificativas
de la responsabilidad penal, grados de consumación, existencia de dolo por
negligencia…

El principio de culpabilidad: las sanciones administrativas o penales solo se podrán


imponer si el sujeto que las comete lo hace mediante dolo o culpa, es decir, cuando se
le puede reprochar su conducta porque ha actuado con la voluntad de llevarla a cabo o
al menos debió prever las consecuencias de su acción. Diferente cuando esas
consecuencias son totalmente ajenas a la voluntad del sujeto. El art. 5 del C.P nos dice
“no hay pena sin dolo ni imprudencia” y el art. 10 del C.P dice “serán delitos las
acciones u omisiones dolosas o impudentes penadas por ley”
La LGT exige la concurrencia de culpabilidad para sancionar una conducta y la LISOS
que constituye infracciones administrativas a cualquier acción o infracción de los
sujetos responsables tipificada y sancionada en dicha ley y en las leyes sociales sin que
en ningún caso se hable de culpabilidad.
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Principio de presunción de inocencia: se rige este principio como el pilar en el


Derecho Penal según el cual “todo el mundo es inocente mientras no se demuestre lo
contrario” (in dubio pro reo). En este sentido el art. 24 de nuestra Constitución
establece que “todos los ciudadanos tienen derecho a la presunción de inocencia”.
Principio este que ya en la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948 así
como el Convenio para la protección de derechos humanos y libertades públicas de
1950 ya establecía que nadie puede ser condenado o sancionado en tanto no se
demuestre su implicación y su culpabilidad en los hechos que se le imputan. Este
principio se manifiesta de dos formas:
1. La carga de la prueba sobre la participación del acusado en los hechos
imputados corresponde a la parte acusadora, esto es, quien acusa debe
probar esa participación sin que en ningún caso el acusado tenga que
demostrar su inocencia, esto es lo que se llamaría la probatio diabólica.
2. Esta carta probatoria que corresponde a la acusación debe tener unos
requisitos para que pueda servir a los efectos de destruir la presunción de
inocencia y para ello la prueba debe ser real, valida, lícita y suficiente.
Será el Ministerio Fiscal a quien corresponda llevar a cabo esa acusación, llevando a
juicio prueba bastante y no meros indicios ni sospecha. Dicha prueba consistirá en
testigos, peritos y toda la documental en papel o soporte informático del que pueda
hacerse valer y siempre que sean admitidas en el plenario del juez sancionador.
La carga testifical consistirá en la declaración de testigos presenciales, es decir, que
ven u oyen como se producen los hechos y los testigos referenciales que tendrán el
valor probatorio que le quiera dar el juez o tribunal. Junto a los testigos, la prueba
pericial se hará valer igualmente en el plenario, pudiendo ser estos de oficio o a
instancia de partes. Los de oficio serán: agentes de la autoridad (policía nacional,
guardia civil y policía local), médico forense, inspector de trabajo, inspector de
Hacienda, médicos de la UVAMIN. Por otro lado, las partes pueden llevar a sus peritos
a efectos de hacer valer sus pretensiones. Por último la prueba documental será
aquella consistente en la presentación de aquel documento bien sea en papel o digital
que se intente hacer valer en el plenario (grabación de DVD, conversación de
whatsapp, contrato, libro de visitas de empresa, nominas, una parte de alta y baja en
la SS…) SIEMPRE QUE SEA AJUSTADO A DERECHO CONFORME A LA LEY SIN
VULNERAR NINGÚN DERECHO FUNDAMENTAL.
Resulta imprescindible la declaración del acusado, es decir, de la persona detenida.
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Principio a ser informado de la acusación que se formula contra la persona: la


imputación de los hechos delictivos se convierte en un derecho fundamental en sus
dos vertientes: por un lado en sede policial y por otro lado en sede judicial. La sede
judicial se judicial se hará efectiva mediante la presentación del escrito de calificación
con sus conclusiones provisionales del M.F, el cual en el mismo relatará los hechos que
considera ilícitos calificándolos y solicitando la pena correspondiente. De esta manera
el acusado podrá defenderse de los hechos que se le imputan.
Unido a este principio tenemos el de contradicción: este se refiere primordialmente a
los litigantes, sujetos o partes procesales y condiciona la propia naturaleza y estructura
del proceso. Dicho principio hace referencia a la posición dual, doble y contradictoria
de las partes, bien demandante y demandado o bien denunciante y denunciado.
Ambas partes tienen los mismos derechos y cada una debe poder hacer aquello que
crea conveniente para convencer al juez de su pretensión. Las dos partes tendrán
derecho a la citación, a las alegaciones, a la prueba y al recurso.

Derecho a un proceso público: la publicidad es consustancial al juicio. Un juicio no lo


es del todo si no se realiza en público, porque el juez consciente o inconscientemente
juzga en nombre del pueblo. De ahí la necesaria publicidad del juicio, las pruebas han
de convencer al juez y al público, porque será este juez o tribunal quien representa a la
sociedad a la hora de aplicar justicia o juzgar. La importancia de la publicidad viene
regulado en el art. 24.2 de la C.E que consagra como un derecho fundamental el
derecho a un proceso publico junto con el de publicidad y oralidad recogido también
en el art. 120 de la C.E. En principio todos los procesos jurisdiccionales y todas sus
partes (alegaciones, pruebas y conclusiones) requieren publicidad, incluida la sentencia
y en su caso también la ejecución para publicar y difundir estos actos procesales la ley
permite utilizar cualquier medio electrónico, informativo y telemático. Los mayores
beneficios de la publicidad se obtienen con la inmediación, es decir, con la presencia
del tribunal y del público en la celebración del acto y ello es especialmente importante
en la práctica de pruebas orales.
Este principio tiene 3 excepciones:

 Cuando haya motivos de orden público.


 Porque haya delitos contra la vida y la libertad sexual.
 Cuando las víctimas sean personas vulnerables, menores y discapacitados.
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Principio de revisionalidad: significa que toda sanción impuesta al trabajador podrá


ser vista o supervisada y/o ratificada por los órganos jurisdiccionales.
 La sanción impuesta por un empresario será revisada por el Juzgado de los
Social y en el caso de que una de las partes no estuviera de acuerdo con la
sentencia dictada por este órgano podría recurrir en suplicación ante el órgano
superior, es decir, ante el Tribunal Superior de Justicia de la Comunidad
Autónoma correspondiente, y si aun así la resolución no fuera satisfactoria a
una de las partes se podría utilizar una segunda instancia a través del recurso
de casación ante el Tribunal Supremo Sala Cuarta.
 En el caso de que la sanción fuera impuesta por los órganos administrativos y
no se estuviese de acuerdo con dicha sanción, la parte podría recurrirla ante el
juzgado de lo Contencioso-Administrativo del TSJ. Si una de las partes no
estuviese de acuerdo con ducha resolución podría recurrir ante el TS en su sala
correspondiente.
 Por último, si la sanción publica la impusiera un órgano judicial, esto es, el
Juzgado de lo Penal y una de las partes no encontrar dicha resolución ajustada
a derecho, dicha sentencia podría ser recurrida en apelación ante la Audiencia
Provincial y posteriormente interponer recurso de casación ante el TS.

 SANCIÓN PRIVADA (empresario) = JS (R. Suplicación) = TSJ (CCAA) = TS.


 SANCION PÚBLICA (org. Adm) = JC-A = TSJ (Sala C-A) = TS (Sala C-A).
 SANCIÓN PÚBLICA (org. Jud) = J. DE LO PENAL (R. Apelación) = Audiencia
Provincial = TS
“TODAS LAS SANCIONES EN CUALQUIER AMBITO SON REVISABLES POR UN ORGANO
JUSRISDCIIONAL (UN JUEZ)”
“AUDIENCIA PROVINCIAL”: Sólo para lo penal y lo civil.

Principio non bis in ídem y cosa juzgada: el non bis in ídem se produce cuando un
hecho pudiera revestir caracteres de infracción penal y administrativa. La primera
tendrá preferencia sobre la otra, de tal manera que si la Administración que conoce
del asunto entiende que concurre indicios de criminalidad deberá suspender el
procedimiento administrativo sancionador y pasar el tanto de culpa a la jurisdicción
penal y solo cuando en esta jurisdicción penal se archive el procedimiento en ducha vía
y esta podrá quedar vinculada a los hechos que se declaren probados en la resolución
dictada por el Juzgado de lo Penal. Diferente principio lo es la excepción de cosa
juzgada, según la cual la resolución que ponga fin en un proceso por los mismos
hechos y las mismas personas no podrá ser enjuiciado por distinto tribunal de la misma
jurisdicción.

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