Todo El Libro
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LA EDAD MEDIA
Introducción
La Edad Media es el periodo histórico que va desde la caída del Imperio romano en el año 476 hasta la
toma de Constantinopla por los turcos en 1453; por tanto, es un largo periodo de diez siglos. Durante su
transcurso, fueron muchas las transformaciones que se produjeron en las estructuras sociales y en la vida
de los hombres.
Del siglo V al X, el feudalismo se formó a partir de la desintegración política y económica que supuso la
desaparición del Imperio romano.
Durante los siglos XI, XII y XIII, el feudalismo se desarrolló plenamente, generando una etapa de
estabilidad política y económica que permitió el desarrollo de las ciudades. En los últimos siglos de la
Edad Media (XIV y XV) el mundo medieval, a la vez que se sumergía en una profunda crisis, sentaba las
bases de la Edad Moderna.
A lo largo de toda la Edad Media contemplaremos una sociedad ruralizada, que ha perdido casi todo el
contacto con lo urbano, salvo en algunos lugares. Este mundo rural se autoabastece, con lo que no
quedará espacio para el comercio ni la vida en la ciudad. Veremos cómo una minoría de privilegiados
domina al resto de la sociedad, que no lo es y trabaja para ellos. Todo este mundo quedará además
plenamente justificado por la Iglesia, que goza de un extenso poder. Todo el mundo europeo occidental se
ve arrastrado hacia este brutal cambio con respecto al mundo antiguo; entre otras causas, por las
frecuentes invasiones germánicas, la inseguridad o el cambio en las condiciones económicas.
1. El Imperio y el Papado
Con el llamado Edicto de Milán (año 313), Constantino y Licinio concedían la libertad religiosa y
colocaban al cristianismo en igualdad de condiciones respecto a las demás religiones. Más tarde,
Teodosio hace del cristianismo la religión oficial del Imperio y prohíbe el resto de los cultos. Así, la
Iglesia se institucionaliza, se dota de un patrimonio y de una jerarquía. Pero también se produce la
confusión entre lo religioso y lo político, y el conflicto sobre cuál de las dos instancias debe ostentar la
supremacía; en un primer momento, su mayor fortaleza determina la superior autoridad de los
emperadores (cesaropapismo).
A la caída del Imperio romano, Oriente y Occidente siguen rumbos históricos divergentes. En el aspecto
político, Oriente mantendrá un poder centralizado, el Imperio bizantino. Con esa fuerza intentará,
además, obtener la jefatura de la nueva religión cristiana que se ha impuesto como la oficial del mundo
romano. En Occidente, a la caída de Roma se produce una «atomización» del poder político: cada jefe
militar es un gran terrateniente y un centro efectivo de poder. Sin embargo, es la occidental Roma quien
logrará erigirse como centro de la cristiandad, y para conseguirlo promoverá en el oeste europeo un nuevo
trono imperial que le permita liberarse de la tutela de Bizancio. Claro que, a cambio, los emperadores
pretenderán, a su vez, imponerse sobre la autoridad religiosa
Este es el marco histórico en el que se desenvolvían las complejas relaciones entre los dos poderes
universales conformados en el occidente cristiano medieval: Imperio y Papado. Cada uno apoya al otro,
pero ambos quieren arrogarse la autoridad suprema sobre el mundo cristiano.
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El Imperio carolingio nace en el año 800: Carlomagno recibe de manos del Papa la corona imperial que
le acredita como Emperador de Occidente. Para entonces, con centraba ya un gran poder militar y
económico gracias a sus antecesores, antiguos mayordomos de palacio (Pipino el Viejo, Carlos Martel,
vencedor de los musulmanes en Poitiers, y Pipino el Breve). Carlomagno dirigirá la máxima expansión de
los francos con campañas en Italia apoyando al papado, en el este germano y en el sur catalán, donde
creará la Marca Hispánica.
Parecía que resucitaba la vieja idea del Imperio romano, pero los reyes germánicos tenían un concepto
patrimonialista del poder: como cosa suya que era, a su muerte dividían su reino entre sus hijos. Así lo
hará Carlomagno, de manera que a su muerte el Imperio se fragmenta y desaparece en la práctica,
diluyéndose en los poderes feudales.
El Papado, por su parte, pudo alzarse como cabecera religiosa e ideológica en Roma gracias a las
primitivas donaciones recibidas en el Bajo Imperio. A la caída de Roma su influencia quedó en entredicho
ante Bizancio. Para lograr su hegemonía hubo de desarrollar una amplia actividad, en diversos ámbitos:
de evangelización, por medio de los monjes; de enriquecimiento económico, agregando y centralizando
las diversas donaciones que se hacían a las iglesias; de difusión ideológica, a través de la adaptación de la
teoría de los dos reinos de san Agustín -el celestial y el terrenal- que sirvió de fundamento para defender
la hegemonía del poder religioso sobre el civil; por último, en el plano político, ayudó primero a la
monarquía merovingia y luego a los carolingios, a los que dotó con el cetro de emperadores de la
cristiandad.
Roma obtuvo así su independencia respecto del Imperio bizantino, pero a la vez hubo de sufrir la primera
gran división del cristianismo, que culminaría en el año 1054 con el Cisma de Oriente: el patriarca
Miguel Cerulario, a la cabeza de la Iglesia ortodoxa griega se separa de la Iglesia de Roma, dirigida por el
Papa León IX.
Ya hemos visto que el imperio de Carlomagno sería efímero. Habrá que esperar al siglo X para que se
constituya, más hacia el este, un poder parecido, el de los otones alemanes. Para reafirmar su poder sobre
los duques, Otón I intervino en Italia a favor del Papa, sometió a los lombardos, se declaró protector del
pontífice y recibió, en el año 962, la corona del Sacro Imperio romano-germánico.
Este hecho tendría importantes consecuencias y vincularía por mucho tiempo los territorios de Alemania
e Italia. La interrelación de lo religioso y lo político, la feudalización de los eclesiásticos, la pugna entre
papas y emperadores por la primacía de su poder, desencadenarán la Guerra de las Investiduras entre el
Papa Gregorio VII, monje cluniacense, y el Emperador Enrique IV (1075), que dará lugar a
excomuniones reciprocas y a la existencia de dos Papas. El Concordato de Worms (1122) tratará de
delimitar potestad papal y potestad imperial, poniendo fin al sistema cesaropapista de los otones. Aunque
la Iglesia perdió poder temporal, su autoridad salió fortalecida, mientras que la del Emperador se debilitó
ante el poder de los príncipes alemanes.
En los siglos XII y XIII, y bajo el impulso de la reforma cisterciense -Bernardo de Claraval- el Papado
alcanzó el punto culminante de su poder. La Bula Unam Sanctam de Bonifacio VIII (1302) contiene la
formulación más prepotente de la supremacía universal del papa. Pero la oposición de una monarquía
francesa cada vez más poderosa provocará desde entonces la decadencia del poder temporal de los papas,
hecho que se profundiza con el Gran Cisma de Occidente (1378-1417): la cristiandad se divide en dos
bandos y proliferan la corrupción y las herejías en el seno de la Iglesia. Los dos grandes poderes
universales, Imperio y Papado, llegan al final de la Edad Media profundamente decaídos.
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2. El feudalismo
Ya en los últimos tiempos del Imperio romano, la organización económica giraba en torno a las
grandes propiedades agrícolas esclavistas. Este sistema se mantuvo con variantes tras la caída de
Roma y dio paso al sistema feudal. La inseguridad del momento hizo que se buscara protección a
través de la encomendación, acto a través del cual una persona, generalmente un campesino, se pone
bajo la autoridad de un señor buscando su protección. La encomendación podía variar su fórmula,
pero siempre suponía vínculo personal. El campesino, a cambio de su protección, entregaba sus
tierras al señor (si las tenía), que a su vez se las cedía para que las cultivara, aunque no en propiedad.
Al mismo tiempo estos señores, para protegerse a sí mismos ya los que están acogidos a su cuidado,
contaban con grupos armados (vasallos) que a cambio de su fuerza recibían del señor el sustento y
tierras (feudos).
La Terra Dominicata o Reserva señorial. Era la trabajada por siervos (grupo más bajo de la
escala social feudal) para el señor. Eran las mejores tierras y el señor se las reservaba para su
uso personal. Allí estaba su castillo. Se componía de tierras de cultivo, pastos, bosques, etc.
La Terra Indominicata o Mansos. Se dividía en parcelas o lotes y cada uno era concedido a
un campesino que debía pagar un tributo al señor por ella y, además, trabajar un número
determinado de días en la reserva señorial.
Este feudo o señorío recibía el nombre de señorío territorial, y sobre él el señor tenía la máxima
autoridad. Pero el señor podía ejercer también su dominio sobre territorios que no explotaba ni
directa ni indirectamente: el señorío jurisdiccional. Éste estaba formado por los territorios (feudos o
señoríos) de los vasallos del señor.
El feudo basa su vida en la producción agrícola y ganadera. Cada feudo era autosuficiente, es decir,
producía los alimentos, tejidos, herramientas y todo lo que se consumía.
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2.3. La Sociedad Feudal
Los campesinos quedan sometidos y adscritos a la jurisdicción y tierras del señor. Este tiene el
derecho de mandar, obligar y castigar; preside tribunales, cobra multas, erige castillos y dirige los
contingentes militares obligando a participar en ellos a los habitantes del territorio. Su poder
económico le viene del cobro de rentas, peajes y portazgos; de las prestaciones personales o
monetarias, etcétera.
Para su trabajo y explotación se solía dividir la tierra laborable en dos partes: la tierra del señor (terra
dominicata o reserva señorial), la más productiva y usufructuada directamente por el señor, y la que
trabajaban los siervos (terra indominicata), que dividida en unidades de explotación llamadas
mansos, es trabajada y usufructuada por los campesinos, y por la que tienen que pagar una renta al
señor. Los campesinos han de trabajar también en la reserva señorial, a modo de prestación de
servicios, determinados días y épocas del año.
Los vasallos, por su parte, quedaban obligados a prestar a su señor auxilium (ayuda militar) y
consilium (consejo). A cambio recibían protección y mantenimiento en la casa del señor o recibiendo
un feudo
1. REY
2. CONDES, DUQUES
3. MARQUESES, VIZCONDES
4. CABALLEROS, SEÑORES FEUDALES SOLDADOS (Infantes,
mesnadas, ballesteros)
El origen del feudalismo se establece en el siglo IX, como consecuencia de la desintegración política
del Imperio carolingio y la inseguridad generada por una nueva oleada de invasiones (segunda
oleada) que se produjo cuatrocientos años después de las primeras invasiones germánicas del Imperio
romano.
La desintegración del Imperio carolingio fue consecuencia tanto del deterioro de las condiciones
económicas, que impedían mantener un ejército permanente al servicio del rey, como de la costumbre
de los reyes francos de considerar el Imperio como una propiedad patrimonial, que podían dividir o
repartir a su antojo. Así, a la muerte del hijo de Carlomagno, Luis el Piadoso, los tres hijos de este
último se repartieron el Imperio. Por el tratado de Verdún del año 843, Carlos recibió el territorio de
la actual Francia, Luis fue rey de Alemania y Lotario, que conservó el título imperial, recibió Italia y
una franja de terreno intermedia entre Alemania y Francia. La debilidad de estos reyes fomentó la
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independencia de la nobleza. Condes, duques y marqueses crearon un sistema político basado en la
fidelidad: el vasallaje.
2.5. El vasallaje
En principio, el vasallaje fue una relación personal que se establecía entre señores. Cuando un señor
necesitaba ayuda para defender sus propiedades o su persona, se hacía vasallo de otro más fuerte o
poderoso y le juraba fidelidad, poniéndose a sus órdenes a cambio de la protección que éste le
otorgaba. Cuando uno de los contratantes moría, la relación de vasallaje quedaba rota. El acto que
ratificaba la relación de vasallaje se celebraba en el castillo del señor, y consistía en una ceremonia
denominada homenaje (representación de la fidelidad del vasallo al señor) en la que el señor hacía
entrega al vasallo de una espada, si era laico, o de un báculo, se era religioso. En ocasiones, el señor
entregaba también a sus vasallos unas tierras (feudo). Los vasallos debían acudir a auxiliar al señor o
a prestarle consejo siempre que éste lo solicitase.
El sistema de vasallaje fue en ocasiones muy complicado, pues un noble podía ser vasallo de dos o
más señores que, a su vez, podían enfrentarse entre sí. La Capitular de Mersen (promulgada por
Carlos el Calvo de Francia ante la inseguridad reinante) estableció la obligación de todos los nobles
de tomar señor, y la Capitular de Quiersy confirió carácter hereditario al vasallaje. Se perdió así el
carácter personal que el vasallaje tuvo en sus primeros momentos.
Otra de las causas del desarrollo del feudalismo fue la inseguridad en Europa entre s siglos IX y XI.
Las segundas invasiones, a las que ya hemos hecho mención antes, protagonizaron los temidos
vikingos (o normandos), los sarracenos (musulmanes norte de Africa) y los húngaros (magiares):
Desde sus bases de Escandinavia, los vikingos asolaron con sus incursiones y saqueos toda la
costa atlántica de Europa, e incluso remontaron algunos ríos (especialmente los de Rusia) y
llegaron a surcar el Mediterráneo. Después de casi un siglo de correrías, los vikingos se
establecieron pacíficamente en territorios como Normandía (al norte de Francia) y
conquistaron territorios como Inglaterra y el sur de Italia (reino de las Dos Sicilias).
Desde el este de Europa, los húngaros actuaron por toda Alemania, llegando incluso en sus
expediciones hasta Francia y el norte de Italia. Finalmente, se asentaron en la llanura de
Panonia (actual Hungría).
Por último, desde el sur, los musulmanes atacaron las costas mediterráneas de Europa,
impidiendo, de este modo, las comunicaciones entre Europa y el Oriente, además de generar
un estado de inseguridad constante entre las poblaciones costeras.
2.6. El rey
Ser rey de una monarquía feudal era poco más que un título honorífico. Al igual que otros señores
teóricamente sometidos a él, poseía tierras, campesinos y guerreros. El resto de los señores lo
reconocían como rey, aunque esto no significaba la sumisión a sus deseos. El rey es definido como
primus inter pares (el primero entre los iguales). En teoría, los nobles de un reino eran vasallos del
señor, pero no siempre se cumplió esta relación. En muchas ocasiones, el rey tenía que enfrentarse a
nobles más ricos, fuertes y con más tierras que Este fue el caso del rey de Inglaterra, que era a su vez
duque de Normandía.
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torno a ellas nuevas formas de organización político-social, distintas a las consolidadas en el mundo
feudal.
Entre los elementos que inciden en el renacer de estas ciudades habría que tener en cuenta diversos
aspectos que se interrelacionan en razón de efecto y causa:
Todos estos aspectos sientan las bases para una nueva forma de desarrollo socioeconómico e
institucional que se expresa esencialmente en torno a la ciudad, y también explican de forma global el
origen de éstas. Sin embargo, atendiendo a particularidades regionales o políticas, intervienen en su
origen otros factores que explican su ubicación y las características de su desarrollo.
Así pues, entre los siglos XI al XIII se da en Europa un crecimiento ininterrumpido de la población
urbana, pero este crecimiento no afectó por igual a todas las regiones europeas y la población rural
seguía siendo predominante. En el siglo XIII, en las regiones donde las ciudades habían alcanzado
más auge, como el norte de Italia y los Países Bajos, la población urbana constituía el 30 o 35% del
total; en la mayoría de la Europa occidental, quizás no llegaba a un 15%, y en algunas zonas, como
Escocia o Escandinavia la población urbana era prácticamente nula. Se han aventurado algunas cifras
sobre la población existente en algunas de estas ciudades durante el siglo XIII. Las más pobladas se
encontraban en Italia, alcanzando Milán y Venecia cerca de 200.000 habitantes. Otras ciudades de
Italia como Génova, Florencia y Nápoles, alcanzaban los 100.000 habitantes. Las ciudades del Rin,
de Francia o de Flandes tenían menos población al lado de las italianas. Se han calculado 50.000 h.
para Brujas y Gante, 40.000 para Colonia y Londres, 35.000 para Barcelona y Toulouse, y muchas
otras entre 8.000 y 20.000.
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Formadas las asociaciones se confeccionaban unos estatutos a los que prestaban juramento
todos los miembros del oficio.
Aparte de la defensa de los intereses del oficio y de los miembros de la corporación, estas
corporaciones cuidaban de la distribución de la materia prima y de la calidad del producto
acabado. Cada corporación de oficio ejercía el monopolio de la actividad que desarrollaba, por
lo que era ilegal la actividad fuera del gremio. La competencia no tenía cabida, tampoco las
innovaciones particulares. A la larga, estas corporaciones, que perdurarán hasta los últimos
períodos del Antiguo Régimen, serán un importante obstáculo para el progreso artesanal, pero,
inicialmente, constituían formas de defensa frente a las prerrogativas de nobles u obispos.
La organización interna de los gremios era bastante estática; había tres escalones diferentes:
maestros, oficiales y aprendices. Los maestros eran los dueños del taller, de los instrumentos de
trabajo y de la materia prima, y los beneficiarios del posible éxito de empresa. Teóricamente,
cualquiera podía acceder a la condición de maestro una vez que su capacidad fuese confirmada
por el jurado tras un severo examen, pero progresivamente aumentarían las trabas de acceso,
tanto económicas como sociales. El maestro ejercía un fuerte dominio sobre los restantes
miembros del gremio. El aprendiz debía estar varios años sin percibir salario, trabajando para el
maestro, hasta que éste decidiera elevarlo a la categoría de oficial. Este recibía un salario por el
trabajo y sus aspiraciones de independizarse y fundar un taller propio se veían cada vez más
obstaculizadas. Los conflictos entre maestros, oficiales y aprendices no alterarían esta
estructura.
El movimiento comunal, alianza entre los ciudadanos, va a constituir el elemento básico para
la organización interna y el gobierno de la ciudad, en la medida en que ésta se va liberando de
la dependencia señorial o eclesiástica. Los primeros pasos del movimiento girarán en torno a
arrancar a los señores la libertad de comercio y libre circulación de mercancías, hasta lograr el
derecho de gobernarse por sí mismos, la autonomía judicial y administrativa.
El gobierno estará depositado en un Consejo más o menos restringido, cuyos miembros solían
ser los elementos más poderosos de la ciudad (patriciado urbano). Este consejo dirigirá todos
los asuntos financieros de la ciudad, la organización de mercado y el aprovisionamiento, la
defensa, el orden público, etc. Del patriciado surgirán los magistrados encargados de mantener
el orden, administrar la justicia, etc. Se les conoce con varios nombres: cónsules, alcaldes,
burgomaestres, etc.; representan la máxima autoridad de la ciudad y son el elemento puente
entre los ciudadanos y el poder nobiliario, eclesiástico o monárquico.
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TEMA 2. LA EUROPA DE LOS DESCUBRIMIENTOS
Introducción
El presente tema supone el cambio a una nueva era en la Historia Universal: la Edad Moderna.
Tocaremos varios ámbitos: el político (las nuevas monarquías), la era de los descubrimientos.
La ampliación del mundo conocido por los europeos sufrió un enorme impulso durante los siglos XV y
XVL La expansión territorial abrió las puertas a nuevas culturas y fuentes de riqueza, y trajo una serie de
consecuencias que contribuyeron a transformar la vida de Europa posteriormente. El desarrollo del
comercio, el afán por conseguir especias, el resurgir de la moneda y el interés de una gran mayoría con
pocas perspectivas de progreso en su país, hicieron que los descubrimientos fueran posibles. Además, se
dan una serie de avances científicos, geográficos y técnicos que hicieron posible realizar nuevas rutas con
la ayuda de la nueva cartografía
Los descubrimientos fueron el origen de la formación de los grandes imperios portugués y español. La
llegada de mano de obra y metales preciosos estimularon la economía europea y sobre todo española. La
psicosis de la abundancia hizo que aumentara la demanda y se produjera una subida de los precios (la
revolución de los precios). Además, al haber más oro y plata, el oro se devalúa, dando lugar a que los
precios subiesen respecto al valor del oro.
El movimiento en los mares fue tremendo. Había un gran intercambio de metales llegados de América a
cambio de productos manufacturados europeos.
Todo ello influirá, como no podía ser menos, sobre la política. Fortalecidas por el crecimiento económico
aparecen las monarquías autoritarias (luego absolutas) personificadas en reyes que lo son por derecho
divino. El rey tiene todos los poderes en su mano. No los comparte con ninguna otra institución y su
poder es total. Solamente tiene cerca al Consejo, que es un mero órgano consultivo, aunque especialista
en diversos temas; había uno para cada uno de ellos. Este modelo desarrolla una burocracia formada que
enlaza todos los engranajes de estos nuevos estados. Ya los Reyes Católicos habían comenzado en el siglo
XV la organización política de una monarquía autoritaria. Carlos I y después Felipe II la perfeccionarán,
creando nuevos organismos de justicia, estructurando un ejército permanente y creando un cuerpo
diplomático.
En medio de esta vorágine de cambios aparece el arte renacentista. Siendo el Renacimiento la etapa de la
historia de Europa en la que el arte y la cultura han destacado más. El término indica el afán de hacer
renacer el pensamiento y la cultura de la antigüedad clásica.
Ya en el propio siglo XVI, algunos intelectuales comenzaron a usar el término Renacimiento para señalar
la ruptura con la tradición medieval y dejar constancia de su herencia clásica. Cronológicamente, el
núcleo central del estilo está en el siglo XVI. aunque en Italia (donde surgió) ya lo encontramos en el XV.
Su final coincide con el final del siglo XVI y principios del XVII, cuando la crisis que afectaba a Europa
en esos momentos se deja sentir también en el arte y el pensamiento.
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Italia se encontraba dividida en múltiples entidades estatales, entre las que el Estado Pontificio
era la más destacada, por su territorio y población. Sin embargo, las pequeñas “signorías”
italianas como Florencia, que significaban la conquista del Estado por el hombre de guerra, eran
la muestra del nuevo papel que jugaba la fuerza en la vida política.
Así pues, junto al nacimiento del capitalismo, otra de las grandes novedades de la época del
Renacimiento es la aparición de aparatos de poder relativamente fuertes, lo que hoy llamamos el
Estado Moderno, bajo la forma primera de monarquías autoritarias: los reyes comienzan a
concentrar buenas dosis de poder político en su persona.
Hay que recordar el importante papel que estos Estados modernos jugaron en otras esferas de la vida,
como los descubrimientos o el impulso al capitalismo inicial. Estas fuertes estructuras de poder
superaban la debilidad de los monarcas medievales, muy limitados por los poderes feudales.
¿Cómo pudo llegarse a esa centralización del poder en los reyes, a la formación de esos Estados
Modernos? Se conjuntaron varios factores:
Es evidente que si los señores feudales, en cierta medida, dieron su bienvenida al fortalecimiento de las
monarquías fue porque se encontraban en dificultades desde la crisis del siglo XIV, que mermó sus
rentas y suscitó revueltas campesinas.
En el mismo sentido favorable operó el cambio en la forma de hacer la guerra: la exigencia de mayores
medios, hombres y disciplina, la sustitución de la caballería por la infantería y la artillería como ejes
claves de los ejércitos, implicaban un aumento de los costes insoportable para un solo señor feudal.
Las intensas guerras de fines de la Edad Media (Guerra de los 100 Años, Guerra de Granada)
acentuaron ese proceso. Las signorías italianas de fines del siglo XV (en particular Cesar Borgia que,
junto a la figura de Fernando el Católico, inspirará a Maquiavelo su obra El Príncipe), son quizá el
signo del nuevo papel que la fuerza militar va a jugar en la formación de los Estados modernos.
Los medios que los reyes utilizarán para conseguir centralizar en sus personas el poder político van a
ser diversos:
El arrinconamiento de los órganos representativos de los sectores sociales que podían
oponérseles: nobles, clérigos y gobiernos de las ciudades: las Cortes en Castilla y los
“parlamentos” o asambleas de otros países perderán su función política representativa y se
convertirán en órganos supeditados a la voluntad de los monarcas.
Una burocracia adecuada (administración, justicia y Hacienda Real), que debía asegurar unos
ingresos regulares. Nuevas instituciones, como los Consejos Reales, sustituyen a las viejas Aula
Regi medievales conformadas por nobles y clérigos.
El monopolio de la fuerza, a través de la creación de ejércitos casi permanentes.
La creación de legitimidad a través de una teoría justificadora (la teoría política del siglo XVI,
con ayuda del recién recuperado Derecho Romano, de carácter cesarista, desarrollará el principio
de la soberanía de los reyes).
La homogeneización de la población súbdita (expulsión de los judíos en Inglaterra, Francia y
España, represión de las minorías étnicas y religiosas), para evitar oposiciones.
En favor de la fuerza de los Estados modernos nacionales operarán asimismo los ataques que sufrirán
en la época los antiguos poderes universales, como el Papado y el imperio germánico, que vanamente
pretenderán situarse por encima de aquellos.
No obstante, hay que decir que hasta los Estados más fuertes sufrirán graves problemas en el siglo
XVI, sobre todo de orden financiero. Y no todos los países marcharon al mismo ritmo en la
construcción de Estados fuertes: Francia y España estuvieron a la cabeza, Inglaterra lo hizo más tarde,
mientras que en la Europa central y oriental se producirá un retraso manifiesto que sólo empezará a
subsanarse en el siglo XVIII con el tipo de régimenes llamado Despotismo Ilustrado.
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En general, el proceso de racionalización progresiva que caracteriza a la Edad Moderna se plasma en el
orden político en la constitución de monarquías cada vez más fuertes, mediante las cuales el monarca
concentra en su persona cada vez mayor capacidad política. Podemos distinguir al respecto tres fases:
Monarquía autoritaria (época del Renacimiento).
Monarquía absoluta (siglo XVII, con Luis XIV de Francia como principal exponente).
Despotismo ilustrado.
La racionalización progresiva a lo largo de esas tres fases se produce por medio del avance de tres
elementos básicos: el laicismo, la funcionalidad y el centralismo.
En efecto, el Estado es cada vez más laico, aunque quizá con un paso atrás en el siglo XVII. Las
monarquías autoritarias se desconectan de lo teológico, y el Despotismo Ilustrado de presenta con un
carácter utilitario, como padre o maestro de la sociedad.
La funcionalidad se revela en la utilidad creciente con que el Estado pretende justificarse ante los
ciudadanos: primero, como salvaguardia frente al caos; el Estado Absoluto, como necesario control
para garantizar el orden social; el déspota ilustrado aumenta que su objetivo es lograr la felicidad de
sus súbditos.
El centralismo va a más en todos los Estados fuertes a lo largo de la modernidad. El de las monarquías
autoritarias es aún torpe, se le escapan muchas cosas de l nos; con el absolutismo el control es mucho
más perfecto y se emplean con particular habilidad los medios ideológicos y religiosos. En el
Despotismo Ilustrado el control es todavía mayor, pero se efectúa de forma más sutil y paternalista.
Resumen
El mapa político en Europa es el siguiente:
- Imperio y Papado en decadencia.
- Monarquías feudales que derivan en un poder cada vez más concentrado en la mano del rey
- Italia: dividida en pequeños estados independientes.
- Alemania: dividida y casi anclada aún en el feudalismo.
El Estado Moderno aparece favorecido por estas causas:
- Desarrollo de un ejército que necesita mucho dinero.
- Olvido de los órganos representativos: las cortes y parlamentos
- Desarrollo de una burocracia, para asegurar ingresos.
- Aparecen los Consejos Reales.
- Legitimidad del poder. Se vuelve al antiguo derecho romano.
- Homogeneización de la población: expulsiones.
El desarrollo del poder es el siguiente:
- Monarquía autoritaria (finales siglo XV y siglo XVI).
- Monarquía absoluta (siglo XVII).
- Despotismo Ilustrado (siglo XVIII).
La evolución de estas monarquías se apoya en:
- Laicismo: alejamiento de la teología.
- Funcionalidad: utilidad del Estado. Buscan justificaciones y argumentos para perpetuarse en
el poder:
o Autoritaria: orden frente al caos.
o Absoluta: orden social.
o Ilustrada: felicidad del pueblo.
- Centralismo: efectuar un control más riguroso.
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2. Descubrimiento, conquista y civilización de América
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Primer viaje: El 3 de agosto de 1492 Colón salió del puerto de Palos con una nao gallega,
la Santa María, capitaneada por él, y dos carabelas, la Pinta y la Niña, dirigidas por los
hermanos Pinzones. Tras innumerables dificultades, incluido el amotinamiento de la
tripulación que se negaba a continuar, el 12 de octubre lograron arribar a la isla de
Guanahaní, (en las Bahamas) a la que llamaron San Salvador. Más tarde descubrieron otras
islas a la que llamaron Juana, y Haití, bautizada como «La Española»; allí levantó el fuerte
Navidad, donde dejó un pequeño destacamento de hombres, y volvió a España.
Segundo viaje: Empiezan a surgir los primeros choques con la Corona: Colón solicita
permiso para mantener el comercio de esclavos con los indios. Para discutir sobre este
problema, los Reyes Católicos convocaron una junta de teólogos. Este segundo viaje
(1493) tuvo una mayor envergadura y se le puede considerar ya como una verdadera
empresa colonizadora. En él participaron diecisiete naves y 1.500 hombres. El fuerte
Navidad lo encuentran destruido por los indios, pero fundan en La Española (Haití) las dos
primeras ciudades europeas en América: Isabela y Santo Domingo.
Tercer viaje: Colón sale de Sevilla hacia Canarias, donde se divide la expedición. Colón se
dirige hacia el Sur, llegando a la isla de Trinidad y a la desembocadura del río Orinoco.
Después vuelve a La Española, gobernada por su hermano y donde se habían producido
graves desórdenes. Un juez enviado por los Reyes Católicos para investigar el asunto
(Francisco de Bobadilla) mandó detener al Almirante (Colón) y a sus hermanos y
conducirlos a España.
Cuarto viaje: Ya rehabilitado, Colón inicia su cuarto y último viaje (1502). Exploró las
costas de Honduras, Nicaragua, Costa Rica y Panamá. Llega a Veragua y Jamaica y funda
Santa María de Belén. Desanimado y convencido de que los Reyes Católicos no le
reconocían sus méritos y derechos regresó a España, instalándose en Valladolid, donde
moriría poco después.
Mientras tanto, la Corona busca la ratificación papal de los derechos que considera tener sobre
los territorios descubiertos. En 1493 las Bulas Alejandrinas los confirman. En bulas sucesivas
se dividen los territorios entre Portugal y España: se traza una línea que divide el mundo en dos
partes, de tal manera que todo territorio al occidente de las Azores seria español y el situado al
oriente, portugués. Más tarde, por el Tratado de Tordesillas (1494) la línea divisoria se corre
hacia occidente 370 leguas, facilitando a Portugal poner pie en Brasil
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2.4. La conquista. Etapas
A partir de los primeros años del siglo XVI los españoles empiezan a asentarse en el nuevo
continente. Se trata, pues, de una auténtica colonización de América por los europeos.
Podemos distinguir en la conquista tres etapas: fase antillana, fase mexicana y fase incaica.
Fase antillana: Los españoles entran en América por las Antillas, donde se aclimatan. El
foco central de las exploraciones se sitúa en Santo Domingo, de donde partirán las distintas
empresas: Ponce de León llegaría a Puerto Rico y después a Florida: Velázquez conquista
Cuba y funda Santiago, La Habana y Puerto Príncipe; Narváez llega a las costas de
Norteamérica.
En 1513 Vasco Núñez de Balboa atraviesa por primera vez el continente a través de
Panamá, descubriendo el Pacífico, al que llamó Mar del Sur. Con ello quedaba demostrada
la existencia del continente americano.
Fase mexicana (1520-1530): Empieza con Hernán Cortés: Diego Velázquez, gobernador
de Cuba, envía a Cortés a las costas de Yucatán para negociar con los indios y conseguir la
devolución de los náufragos de anteriores expediciones; más tarde Cortés se subleva y se
convierte en conquistador, fundando en la costa la colonia de Veracruz. Después, con un
reducido ejército, penetra en el Imperio azteca, donde, con el apoyo de otros pueblos
indios, consigue que su emperador Moctezuma se convierta en vasallo suyo. Tras una
rebelión en Tenochtitlán (capital azteca) Moctezuma es depuesto y Cortés y los suyos
tienen que huir: es la llamada “noche tristes” en la que muchos españoles perdieron la vida.
Poco después, en 1521, tras la batalla de Otumba, todo el Imperio azteca se sometió y pasó
a llamarse Nueva España.
Fase incaica: Tras un intento fallido, en 1531 Francisco Pizarro sale de Panamá hacia la
costa peruana, asociado con Diego Almagro y con el sacerdote Luque. Aprovechando que
el Imperio inca estaba envuelto en una guerra civil, hace prisionero a su emperador
Atahualpa cuando salía prácticamente a recibirle. Tras cobrar un fabuloso rescate por él,
mata al emperador, se apodera de las principales ciudades incas (Cajamarca, Cuzco...) y
por fin se hace con todo el imperio, fundando la ciudad de Lima (Ciudad de los Reyes) y
Trujillo.
Otras expediciones autónomas:
- Conquista de Chile por Almagro y Valdivia, después de una durísima lucha con
los araucanos.
- Ocupación de la costa atlántica de Río de la Plata, en la que intervinieron, entre
otros, Mendoza y Solís, que fundó Buenos Aires. Tras ser destruida por los indios,
fue refundada más tarde por Juan de Garay.
Esta empresa llegó hasta una zona de indios sedentarios y amigables, los guaraníes:
allí se funda Asunción del Paraguay, donde coexistieron armónicamente. indios y
españoles. En consecuencia, esta zona habría de tener un alto grado de mestizaje.
- En Colombia coincidieron varios grupos, que llegan a la zona de Quito y Bogotá, se
recorre Venezuela, cuya colonización ofrece Carlos V a los banqueros Welser
(alemanes) a cambio de favores recibidos.
- Las tierras del norte americano fueron recorridas por expediciones como las de
Menéndez de Avilés, Hernando de Soto, Álvar Núñez Cabeza de Vaca, etc.
- En 1519 se inicia la aventura de rodear el continente americano, buscando paso hacia
Asia: Magallanes bajará hacia el sur, atravesando el estrecho lleva que su nombre
hasta salir al Pacífico. Al morir éste, su segundo, Juan Sebastián Elcano,
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conseguirá su objetivo, llegando a Sanlúcar de Barrameda 1522. Fue la primera
vuelta al mundo.
- También partieron iniciativas exploradoras de los puertos mexicanos del Pacifico.
Entre ellas hay que destacar: la de los vascos Legazpi y Urdaneta descubrieron
Filipinas y fundaron Manila (1583) y la de Fernández de Quirós, que llegó a
Nuevas Hébridas, y Australia.
Hasta cien años después de que los españoles iniciaran su aventura americana, no empezaron
a llegar al nuevo mundo colonizadores de otros países europeos, excepción hecha de la
colonización de Brasil por parte de Portugal y algunos viajes de escasas trascendencia de
Inglaterra (Caboto) y Francia (Cartier) en el norte.
A partir del siglo XVII, los holandeses, ingleses y franceses se asentarían e zonas costeras de
la Norteamérica atlántica y en algunos puntos del Caribe (Ja Guayanas...).
2.5. Capitulación, Instrucción y Requerimiento
Son tres tipos de documentos que se solían expedir para regular cualquier empresa de conquista
en América.
La Capitulación: Es un documento por el cual el Rey autoriza a un particular para realizar
una expedición de descubrimiento y/o conquista, otorgando por ello unas recompensas
carácter honorífico y económico.
Las Indias eran de la Corona de Castilla y nadie podía ir allí sin el permiso real. Dado que
la Corona apenas pudo emprender expediciones por falta de fondos, se daba la oportunidad
de hacerlo a particulares. En efecto, las exploraciones que dependían directamente de
aquella fueron pocas y orientadas hacia planes estratégicos y políticos, por lo tanto, la
conquista de América fue una empresa eminentemente de particulares lo cual vino muy
bien a la Corona, que invertía poco y ganaba mucho.
La Instrucción: Es el documento en que la Corona o alguien en su nombre da normas al
jefe de la expedición acerca de cómo debe llevarse a cabo: armamento, barcos, conducta a
seguir con los indios, etc. Al caudillo de la empresa se le concede el rango de gobernador,
capitán general y adelantado y es nombrado funcionario del rey, pudiendo repartir tierras,
nombrar a autoridades subalternas, etcétera. Llegó un momento en que la Instrucción se
generalizó para cualquier empresa.
El Requerimiento: Es un documento redactado por los juristas del Consejo del Rey para
ser leído y aplicado a los indios al contactar con ellos, requiriéndoles que reconozcan que
los Reyes de España son los legítimos señores de esas tierras y se les sometan.
Parte del principio de la divinidad de Cristo, cuyo representante en la Tierra, el Papa,
concede el señorío de América a los Reyes de España. Los indios deben aceptar ese
señorío voluntariamente, pues en caso de negarse pueden ser declarados rebeldes,
combatidos y esclavizados.
En la práctica su eficacia fue nula, pero pone de manifiesto la mentalidad legalista de la
Corona, que cree necesaria una advertencia previa antes de atacar a los indígenas. El
Requerimiento permite la “guerra justa” y justifica la esclavitud de los indios.
La Hueste: Es el nombre que se da a los contingentes militares que efectuaron la conquista
de América. No eran soldados, ya que no recibían soldada, iban a su costa y
espontáneamente. Su cometido es a la vez militar y comercial, y los mismos compañeros
de la hueste son socios en lo económico. Estaban jerarquizados militarmente y tenían
reglamentado el reparto de beneficios.
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A la cabeza de la hueste estaba un caudillo o jefe que capitulaba con el rey y que reclutaba
a sus socios, financiándose entre todos la expedición. Normalmente la extracción social de
sus componentes es baja, de la nobleza sólo irán los hidalgos y los segundones.
La Corona se reserva un quinto del botín, el resto era repartido entre la hueste. Por lo
general, ésta iba mal equipada, cada hombre contaba solamente con sus armas, el caballo,
un perro... y su capacidad para embaucar a los indios. Además, cada hueste debía llevar un
clérigo para evangelizar a los indígenas.
2.6. Instituciones indianas
Las principales instituciones indianas son las siguientes:
El Consejo Real y Supremo de Indias: era la más alta institución que se ocupaba de los
asuntos de América. Fue creado en 1511.
Los Virreinatos: los virreyes eran representantes del rey. Al principio hubo uno en Nueva
España y otro en el Perú. Más tarde, con los Borbones, se crea ron otros dos: el de Nueva
Granada y el de Río de la Plata.
Este cargo duraba seis años, durante los cuales estaba prohibido al virrey dedicarse al
comercio o a los negocios.
Cada virreinato estaba dividido en Audiencias, organismos de administración de la justicia
colonial, que, a su vez, estaban divididas en Gobernaciones, unidades administrativas
inferiores o provinciales. Además, existían los Municipios en las ciudades, según el
modelo castellano.
La Casa de Contratación: institución dependiente de la Corona para dirigirse todos los
asuntos comerciales con América, cuyo monopolio lo ostentó Sevilla durante mucho
tiempo. Se fundó en 1504.
2.7. La Iglesia en Indias
La religión fue una de las principales justificaciones para la dominación en América. Allí la
Iglesia fue también una institución muy fuerte, con una misión evangelizadora, educadora y
cultural.
Se introduce en América a partir del segundo viaje de Colón y a partir de entonces en cada
hueste iba uno o dos clérigos. Pero su presencia empezó a cobrar mucha importancia tras la
conquista de México y Perú, donde los indígenas fueron cristianizados, especialmente por
franciscanos, dominicos, agustinos y mercedarios. Solo en fecha tardía aparecerían los jesuitas.
Estas órdenes se dedicaron a evangelizar en territorios dominados y no dominados, fundando
iglesias y conventos de gran belleza y riqueza, mientras que el clero secular y diocesano, por
carecer de las riquezas de aquéllas, actuaban en las ciudades y pueblos donde los indios ya
estaban evangelizados.
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esclavizados. Es decir, la esclavitud del indio estaba justificada siempre que éste no aceptara de
buena gana el vasallaje.
A partir de 1542 queda incorporado, de derecho, como súbdito libre con derechos y deberes
(trabajo, cultura, evangelización, pagar tributos...), pero de hecho la igualdad del indio con el
blanco no existe y siempre estará aquél en inferioridad de condiciones.
En 1680 se consagran varias disposiciones para salvaguardar la libertad e integridad del indio,
pero preñadas de un espíritu proteccionista y paternalista que en la práctica se opone al principio
de igualdad y libertad.
En el plano económico los indios se integraron como trabajadores. Dada la escasez de blancos
para explotar el territorio, los españoles tuvieron que recurrir a ellos. Las formas de integración
social y laboral fueron varias, entre ellas destacamos:
Las Naborías y las Yanaconas, teóricamente voluntarias. Las primeras consistían dan en
prestar servicios como criados domésticos en situación de dependencia; las segundas en
trabajar como braceros en los campos de los españoles.
También había mano de obra endeudada, aparceros, arrendatarios, peones, artesanos libres,
e incluso indios propietarios.
La Encomienda fue la forma de integración más importante por su difusión y duración. Se
basaba en un “repartimiento” de tierras entre los españoles, pero además de las tierras se
incluía el reparto de indios. Consistía fundamentalmente en la cesión o transferencia
temporal por parte del rey a un particular-el Encomendero- de los tributos que los indios
debían pagar, a cambio de determinadas obligaciones que el encomendero tenía respecto a
los indios. A pesar de que estas obligaciones estaban establecidas, de hecho, el indio se
convirtió en un auténtico esclavo.
Fueron muchas las protestas que se levantaron contra la situación, entre ellas hay que
destacar la de Fray Bartolomé de las Casas, que consiguió que se abolieran las
encomiendas, aunque por muy poco tiempo.
Cuando se trataba de trabajo en las minas, a este sistema se le denominó Mita; era
remunerado, pero no lo suficiente para sufragar las necesidades de los indios.
2.9. Cultura y educación
Paralelamente a la conquista se produce en América la colonización cultural. La lengua y la
religión fueron sus principales vehículos. Poco a poco se va produciendo una simbiosis de razas
y culturas.
El indio dejó su impronta en el arte, en las crónicas de Indias, en la orfebrería...
La Iglesia desarrolló una importante labor cultural, particularmente en las misiones. Escuelas y
colegios eran dirigidos por ella, aunque también fueran fundados por la Corona o por
benefactores particulares. La educación fue esencialmente aristocrática y se impartía entre los
hijos de los criollos o mestizos nobles. Dominicos y jesuitas tuvieron en esta labor una
importancia destacada.
La Iglesia trazó también un plan general para toda América de creación de escuelas para indios,
La enseñanza era a la europea.
En 1538 se crea en América la primera Universidad, en Santo Domingo, elevando rango
universitario las escuelas de los dominicos. Fue un intento fallido. Más tarde, en 1551, se crearon
en México y Lima. En teoría estaban abiertas para los indios y sobre todo a los hijos de los
caciques, pero desde el siglo XVII se establecieron normas discriminatorias para los que no
demostraran su limpieza de sangre. Esta situación no terminó hasta el siglo XIX con la
Independencia.
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América también aportó figuras a la literatura en lengua castellana, como el Inca Garcilaso en el
siglo XVI, Juan Ruiz de Alarcón y Sor Juana Inés de la Cruz en XVII.
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3. El Requerimiento: era un documento redactado por juristas que se les leía a los
indios y se les explicaba que los reyes de España eran sus señores y que debían
someterse.
4. La Hueste: no era un documento. Son los contingentes militares que llegaban a
América. No son soldados porque no se les paga como a tales, sino que lo hacían a su
costa. Estaban jerarquizados militarmente y tenían un jefe, además llevaban un
clérigo para evangelizar a los indios.
Las instituciones indianas
1. Consejo Real y Supremo de Indias. Creado en 1511 y era la más alta institución.
2. Virreinatos: el virrey era el representante del rey en América. Al principio hubo uno
en México y otro en Perú y luego se crearon en el siglo XVIII otro en Nueva
Granada y otro en Río de la Plata. El cargo duraba seis años. Se dividían en
audiencias que eran organismos de la administración de justicia que a su vez se
dividían en gobernaciones (provincias).
3. Casa de la Contratación: se funda en 1504 y estaba en Sevilla. Desde aquí se
controlaba todo el comercio con América.
La Iglesia: Fue una institución importante y fuerte desde el principio. Llevó a cabo tareas
evangelización, aculturación y educación. Llegan en el segundo viaje de Colon. Su
importancia vendrá a partir de las conquistas de México y Perú. Las órdenes más presentes
fueron: franciscanos, dominicos, agustinos, mercedarios y más tarde los jesuitas. Dichas
órdenes se dedicaban a evangelizar los territorios que se iban conquistando
El indio en la colonización: Se proclaman leyes ya desde principios del siglo XVI para
regular el gobierno de territorios conquistados.
El indio era un súbdito que debía ser educado y se justificaba su esclavitud si no sometía y
aceptaba el vasallaje.
Desde 1542 ya es considerado un súbdito libre con derechos y deberes, aunque la práctica
esta igualdad no existía. En 1680 se promulgan leyes para salvaguardar su libertad, pero
llenas de un espíritu proteccionista y paternalista que se opone a la libertad.
Económicamente se integraron en la sociedad como trabajadores de formas diversas
(naborías, yanaconas, encomiendas, mita...).
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TEMA 3. EL ANTIGUO REGIMÉN
Introducción
Recordamos que con el concepto histórico de Antiguo Régimen se definen las sociedades europeas de la
Edad Moderna, caracterizadas en lo social y político por lo siguiente:
En lo social, por la división en tres estamentos definidos por el nacimiento (clero, nobleza y estado
llano o Tercer Estado), siendo hegemónicas las clases privilegiadas, que estaban exentas del pago
de impuestos.
En lo político, por la monarquía absoluta como forma de gobierno, que actúa siempre en beneficio y
proximidad a los grupos privilegiados. En este sentido, el absolutismo no anula, sino que contribuye
a prolongar el viejo orden social heredado del feudalismo.
En este tema asistiremos a un periodo que tradicionalmente se ha asimilado a crisis. Las tres partes que lo
forman son fundamentales para entender la historia Moderna: Monarquía Absoluta, Reforma y
Contrarreforma.
Veremos cómo uno de los pilares fundamentales del Antiguo Régimen es la Monarquía Absoluta. Este
sistema se afianza poco a poco. Sus orígenes están en el siglo XVI cuando Jean Bodino, en su obra “De la
República”, justifica un poder absoluto. La consolidación del estado moderno se basa en el creciente
aumento del poder del rey hasta que llegue a tener un poder total. Será Francia el país en el que aparezca
y su consolidación será en el siglo XVII.
A principios del siglo XVI se produjo una profunda revolución en el seno de la esa católica, que finalizó
con el abandono de esta por un gran número de fieles que encontraron en el protestantismo reformista su
nueva idea de práctica y vida religiosa. Veremos que esta transformación, que se ha llamado Reforma,
tuvo su origen en las condiciones políticas, sociales y espirituales del siglo XVI favorecidas por el
Renacimiento. Para contrarrestar esta pérdida de influencia, la Iglesia católica responde con
Contrarreforma, que es su propia reforma interna.
Por último, estudiaremos uno de los períodos artísticos más fecundos, brillantes que más genios ha dado
al arte Universal: el Barroco. Lo interesante es que, además de su vertiente artística, es también un
movimiento cultural que tiene tras de sí todo lo en este campo se había desarrollado en el Renacimiento
(literatura, música, etc.).
1. La monarquía absoluta
Tras la disgregación del poder político que significó a la Edad Media cristiana, en la época del
Renacimiento surgió el Estado Moderno: las llamadas “monarquías autoritarias” del siglo XVI dieron un
primer paso para centralizar el poder en manos de los reyes.
En el siglo XVII ese proceso racionalizador y de concentración del poder político se profundizó y los
monarcas consiguieron un control absoluto de sus Estados. Luis XIV de Francia, “el Rey Sol”, será el
ejemplo más representativo de monarca absoluto. El majestuoso palacio de Versalles se erige como
símbolo de su poder omnímodo
En efecto, tras el fracaso de “Las Frondas”, una convulsión social de motivaciones complejas, Luis XIV
fortalece en todos los terrenos su monarquía absoluta. Para ello utilizará diversos medios:
El control del aparato estatal: elige a sus colaboradores entre la burguesía recientemente
ennoblecida, que le debe todo a él.
Una justificación teórica, que formula el obispo Bossuet: el Rey es la encarnación misma del
Estado, y representante de Dios en la Tierra (los argumentos coetáneos del inglés Hobbes
“Leviatán”, aunque igualmente proabsolutistas, son mucho más modernos: parten del derecho
natural, del caos del hombre en estado libre, salvaje).
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La reforma de la Administración: crea los intendentes, que personifican al mismo Rey en el
gobierno de cada provincia.
La unidad religiosa, en el catolicismo. Es más fácil dominar a unos súbditos ideológicamente
uniformes.
La práctica mercantilista: control e intervención permanente del Estado en la economía.
La teoría política del absolutismo tiene su argumento más genuino en la idea del origen divino del poder
de los monarcas, como representantes de la voluntad y justicia de Dios en la Tierra. El rey, surgido de la
nobleza, se sitúa por encima de ella y de toda la sociedad, y dice servir a los intereses de todos los
estamentos. Al mismo tiempo, la monarquía afirma su independencia respecto a la Iglesia.
El francés Juan Bodino (1530-1596), con su doctrina sobre la soberanía del Estado, enunciada en el
tratado “De la República”, fue uno de los primeros en justificar la necesidad de un poder absoluto.
Posteriormente el inglés Thomas Hobbes (1558-1679) aportó con su Leviatán la primera teoría política de
signo moderno, fundamental el derecho natural: en su “estado natural”, salvaje, los hombres se
destrozarían unos a otros, llevados de sus egoísmos individuales. Para sobrevivir, se ven obligados a
ceder sus derechos al Estado, a una autoridad absoluta, especie de dios terrenal (Leviatán) que imponga el
orden y evite el caos. Es la primera tesis de tipo contractualista, es decir, que parte de la idea de un
contrato o acuerdo entre los hombres para organizar la vida social.
Jacques Bossuet (1627-1704), predicador de la Corte de Luis XIV de Francia, es el formulador de la
teoría clásica del absolutismo, la del origen divino del poder del Rey, que sólo ante Dios deberá
responder de sus actos: “un Rey, una fe, una ley”, es el lema que expone en su Política extraída de la
Doctrina. Sus ideas serán utilizadas sobre a en los países católicos.
En economía, el absolutismo se decanta por una política mercantilista. El mercantilismo tenía como
creencia básica la existencia en el mundo de una riqueza constante. Por tanto, la prosperidad de un país
dependía de la acumulación del mayor número de riquezas posible, medidas en metal precioso. Para
conseguirlo sólo había una receta: comprar poco y vender mucho. Tales objetivos favorecieron medidas
diversas, que implicaban un alto grado de intervención del Estado en la economía: implantación de
rígidos controles aduaneros, con fuertes tasas para limitar las importaciones; impulso de la Corona a la
producción nacional creando y apoyando las manufacturas; fundación de compañías mercantiles para el
comercio colonial, que contaban con el apoyo de los Estados. Esta política mercantilista favoreció en un
primer momento el desarrollo del capitalismo, aunque el excesivo protagonismo de la Corona acabó
siendo perjudicial para los negocios. Además, se generaron fuertes tensiones entre los países
económicamente más avanzados, por el deseo de controlar el comercio internacional. Colbert, ministro de
Hacienda de Luis XIV, puso en práctica la primera economía nacional dirigida con los criterios
mercantilistas.
En el siglo XVIII el Estado absoluto, sin perder su esencia, trata de emprender algunas modernizaciones y
presentar ante los ciudadanos un rostro más amable y paternal. El soberano, con su poder absoluto, vela
por la felicidad de sus súbditos. Estos dos definen el sistema conocido como despotismo ilustrado, que
se aplica a monarcas de Austria, Prusia, Rusia y España.
Amado de resumen final, podemos decir que el establecimiento del sistema absolutista basó en los
siguientes pilares:
1. Control del aparato estatal. El rey elige a sus colaboradores entre la burguesía recientemente
ennoblecida que le debe todo a él, garantizándole así el apoyo político, social y económico de esta
clase social.
2. Reforma de la Administración: creación de la Intendencia, que personifica al rey en el gobierno
de cada provincia.
3. Unidad religiosa. El catolicismo es la religión oficial del estado. Es más fácil meter y controlar a
una población homogénea ideológicamente.
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4. Intervencionismo económico. Desde el estado se interviene continuamente en la economía y en
las prácticas mercantiles.
2. Reforma y Contrarreforma
Al comenzar la Edad Moderna, en la época del Renacimiento, se produjeron dos fenómenos que se
interrelacionarían: por un lado, aparecen los Estados Modernos, que dan lugar a resistencias de orden
interno y externo: allí donde pueden los nobles se oponen al poder de los monarcas, y existe una lucha por
la hegemonía europea entre los Estados más potentes (el emperador Carlos y Francia, sobre todo); de otra
parte. la Iglesia está en crisis, por diversos motivos. En un mundo en que lo religioso sigue conservando
una influencia preponderante, los dos hechos van a conectarse. Por eso las Reformas no constituyen sólo
un fenómeno religioso, sino que van a estar teñidas de componentes religiosos
Los orígenes de las reformas que van a dividir al cristianismo occidental se encuentran en la crisis de la
Iglesia de la Baja Edad Media: ya por entonces era incapaz de dar salida a las necesidades espirituales de
unas masas sumidas en el miedo, la angustia y la depresión originadas por las numerosas calamidades del
siglo XIV. La estructura de la Iglesia hacía agua por todas partes. La alta jerarquía era presa de la
corrupción, se había desvinculado de la labor de apostolado y enseñanza de los fieles y se había llegado
incluso al espectáculo de nombrar dos Papas simultáneos (Gran Cisma de Occidente de 1378 a 1417).
El bajo clero, por su lado, vivía en penosa situación económica, embrutecido e imposibilitado para
desempeñar cualquier labor de guía moral y espiritual. Y hasta en los monasterios había penetrado la
crisis de la Escolástica (síntesis del pensamiento cristiano medieval) ante la influencia del Nominalismo
de Guillermo de Occam que al desvincular Fe y Razón rompía el esfuerzo de Santo Tomás por
racionalizar la Fe, añadiendo un nuevo factor de inseguridad y confusión teórica (en las tesis nominalistas
va a ser educado precisamente Martín Lutero).
Las Órdenes Mendicantes fueron una de las respuestas a esta situación de corrupción y enriquecimiento
de la Iglesia, pero el nuevo espíritu se mezclaba con el revanchismo social y las ambiciones materiales de
los desheredados de la fortuna.
Con una iglesia en estas condiciones crecía el clima de inquietud religiosa, de angustia por la salvación de
unas masas campesinas que veían la muerte a la vuelta de la esquina.
Empezaron a buscarse soluciones nuevas, que no iban a arreglar el problema o serían insuficientes. Así, el
misticismo, intento directo y personal de alcanzar la unión con Dios fuera de las vías ordinarias, a pesar
del predicamento y desarrollo que, en países como España, sólo podía ser solución para unos pocos,
capaces de sentir la iluminación directa de Dios. Las nuevas devociones y hermandades tampoco eran
bastante, aunque confundiesen lo material y lo espiritual, en una especie de contrato mercantil: devoción a
las almas del Purgatorio (para que nos ayuden a cambio de nuestros rezos), a los familiares de Cristo (si
Él es el Juez Insobornable, hay que recurrir a los parientes: su madre, su padre San José, Santa Ana...),
etcétera.
Tampoco el humanismo cristiano al estilo de Erasmo de Rotterdam, con su religiosidad personal y más
racionalizada, alcanzaba más allá de una elite reducida por ser opción demasiado intelectual, y a partir de
cierto momento será duramente reprimido (Erasmo, como casi todas las reformas, hará del retorno a la
pureza evangélica, a la interpretación d los Evangelios, un punto central).
Pero ya hemos dicho que en este problema se entremezclan intereses políticos. Los Papas luchaban como
un Estado más por el poder temporal, y al aliarse con el Imperio, las fuerzas que se oponen a éste, en
particular muchos príncipes alemanes, harán de las reformas una bandera para conseguir sus objetivos
políticos, además, la desintegración del feudalismo había aumentado la miseria de los campesinos y las
tensiones sociales, reflejándose ello también en las reformas. Y las fuerzas en ascenso del capitalismo
comercial y financiero buscaban un marco ideológico más adecuado para legitimar sus beneficios (el
lucro y el interés eran condenados por la Iglesia de Roma)
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En cambio, en las sociedades que fueron reagrarizadas en el siglo XVI o expuestas a recientes procesos
de reseñorialización (Polonia, Castilla) fueron en las que más plenamente triunfó la Contrarreforma
católica, mientras se dio el caso de que las sociedades que más avanzaron en el proceso de desarrollo
capitalista (Holanda, Suiza, Inglaterra) apoyaría las reformas.
Las principales reformas fueron la luterana, la anabaptista, la calvinista y la anglicana. Roma y el
Imperio responderían, tardíamente, con su Contrarreforma.
Reforma Luterana: La reforma luterana encontró un terreno favorable en la debilidad del poder
imperial ante los Príncipes, en un nacionalismo hostil respecto a un Papado corrupto, y en las
tensiones sociales entre campesinos y pequeños señores y entre ciudades y nobles. En 1517 Lutero
pregona sus famosas “95 Tesis” contra las seguridades para la salvación que concedían las Bulas
vendidas por los Papas; afirma que Dios sólo y no el Papa puede perdonar y que el único tesoro de
la Iglesia es el Evangelio.
La base de la doctrina luterana es la fe, que es la única que puede hacer que el hombre se salve. La
justificación por la fe significa que el hombre está incapacitado para acercarse a Dios, no hay obra
alguna que pueda inclinar hacia él el favor divino.
El luteranismo también se basa en:
- La libre interpretación de la Biblia, considerada la única fuente de revelación de la palabra
de Dios y el único instrumento del hombre para conectar con la divinidad
- La reducción de los sacramentos, de los que sólo admite el bautismo y la eucaristía.
- La negación del culto a los santos y a la Virgen. No existen mediadores entre el hombre y
Dios. Se retiran las imágenes de los templos porque se interpretan como idolatría.
- La negación de la infalibilidad del Papa. Según los católicos, el Papa no puede equivocarse
porque habla en nombre de Dios.
- La supresión de toda jerarquía eclesiástica y también del celibato. La simplificación de la
liturgia. Esta se hace más simple y sencilla para que la gente la entienda mejor y se celebra
en lengua materna abandonando el latin.
El luteranismo se expandió con gran rapidez en Alemania gracias al apoyo, como ya hemos dicho,
de los príncipes electores que vieron en el luteranismo el apoyo necesario para hacer frente al
emperador católico Carlos V. Este intentó detenerlos primero con el dialogo para conseguir que
Lutero se retractara y que no se extendieran sus ideas. Loa luteranos protestaron ante esta decisión
y de ahí viene el nombre de protestantes,
Reforma Anabaptista: el anabaptismo, más que una tecnología precisa, fue un movimiento que a
partir del iluminismo medieval y de la creencia en la proximidad del Juicio Universal se mezcló
con la problemática social. Surgió con fuerza en Suiza y Alemania. Su figura, Thomas Münzer,
pensaba que el pueblo, ahogado por los problemas económico, no podía atender convenientemente
a su salvación. Defendía una reforma social como complemento de la reforma religiosa. Buscaba
una sociedad sin clases que practicara la comunidad de bienes, es decir, propugnaba la vuelta a la
comunidad primitiva descrita en los Hechos de los Apóstoles. Tuvo éxito entre los campesinos a
quienes los anabaptistas apoyaron contra sus señores feudales. Después de apoderarse de varias
ciudades de Sajonia, fueron aniquilados por la fuerza, ya que el propio Lutero salió en defensa de
los nobles y desautorizó la rebelión.
Reforma Calvinista: El calvinismo actuó como reanimador de las reformas una vez que el
luteranismo perdió su vitalidad al incorporarse como institución a algunos Estados alemanes.
También reaccionó contra las tesis conciliadoras de Melachton en sus negociaciones con Carlos
V. Calvino, perseguido en Francia y Suiza, entra sin embargo triunfalmente en Ginebra en 1541 y
luego su doctrina se extiende por los Países Bajos, ciertos puntos de Francia y a punto está de
triunfar en Escocia. Defiende la tesis de la predestinación, según la cual el hombre está
predestinado a salvarse o condenarse desde su nacimiento. Signos de reconocimiento de los
predestinados son la justificación por la fe y la “recompensa económica”: el éxito económico, la
riqueza, se convirtió en el signo de los “elegidos”.
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Supuso un fuerte impulso para el ahorro y el trabajo. Favoreció la industria y el comercio y caló
con facilidad en la clase media que estaba apareciendo en ese momento
Calvino estableció también que la Biblia es la única regla y autoridad que debe regir al hombre, y
suprimió totalmente la jerarquía eclesiástica, convirtiendo a los sacerdotes en guías o pastores de
los predestinados.
Se extendió por Suiza, Países Bajos, Francia (allí se les llamó hugonotes), Hungría y parte de
Alemania (Renania).
Reforma Anglicana: La reforma anglicana tuvo su origen en el despecho del rey Enrique VIII de
Inglaterra al no obtener del papa Clemente VII el divorcio de su esposa Catalina de Aragón (hija
de los Reyes Católicos) para casarse con su amante Ana Bolena.
Ante esto, en 1534, Enrique VIII promulgó el “Acta de Supremacías”, por la que la Iglesia de
Inglaterra se independizaba de la potestad de Roma y el rey pasaba a ser jefe de la Iglesia inglesa,
con capacidad para decidir tanto sobre cuestiones de disciplina como de dogma. El poder religioso
pasó así al Estado y se declaró la obligación de someterse a la referida Acta.
El anglicanismo surgió, pues, como un simple cisma o separación de Roma, pero conservando su
doctrina y prácticas católicas. Sin embargo, con el tiempo, el anglicismo fue acercándose a las
tesis reformistas. Por ello se puede decir que está a medio camino entre el luteranismo y el
catolicismo.
Ya muerto Enrique VIII se redactaron en 1553 los “Artículos anglicanos”, de alto contenido
protestante, que con reformas posteriores se convirtieron en el cuerpo fundamental de la doctrina
anglicana.
Contrarreforma: La Contrarreforma Católica llegó tarde porque la Iglesia tomó conciencia muy
lentamente de la gravedad de los hechos. No lo hizo hasta 1530 (13 años después), cuando ya era
tarde para evitar la división.
Las primeras reacciones fueron desorganizadas. España se convirtió en la defensora del
catolicismo, colocándose a la cabeza de esta defensa el rey Carlos I de España, pues le afectaba
directamente por ser Emperador de Alemania (Carlos V de Alemania).
Los dos elementos claves de la Contrarreforma fueron dos: el Concilio de Trento y la Compaña de
Jesús.
El Concilio de Trento se celebró entre 1545 y 1563, en tres fases. Convocado a instancias del
emperador Carlos V, fijó la doctrina católica hasta el concilio Vaticano II (1962-1965) y
estableció los siguientes dogmas de fe:
- El libre albedrío del hombre y la utilidad de las buenas obras para lograr la salvación.
- La unidad de la Iglesia y su papel como intérprete exclusiva de las escrituras.
- La validez de los siete sacramentos para obtener por medio de ellos la gracia de Dios
- El valor del culto a los santos y a la Virgen, y la existencia del Purgatorio.
El concilio también reformó la disciplina eclesiástica en un intento de evitar la acumulación de
cargos e impulsó la creación de seminarios donde pudieran prepararse adecuadamente los futuros
sacerdotes. Asimismo, el concilio reafirmó el poder papal y confirió a la Iglesia católica un
carácter centralizador.
La Compañía de Jesús fue fundada por el español Ignacio de Loyola en 1540. Es una
organización religiosa en la que sus miembros, perfectamente seleccionados y formados, son
puestos al servicio directo del Papa. Adoptó una organización de disciplina militar con un sentido
de obediencia muy marcado, Los miembros de la Compañía de Jesús unen a los votos de pobreza,
castidad y obediencia, el llamado cuarto voto: la obediencia directa al Papa.
Si bien la Contrarreforma frenó el avance del protestantismo en países tradicionalmente católicos
como Italia, Austria y España, se mostró sin embargo incapaz para recuperar los territorios en los
que la doctrina de Lutero se había asentado. Tuvo, pues, efectos muy limitados. Se optó entonces
por la guerra como única fórmula posible, lo que significaba imponer el catolicismo por la fuerza.
Esto dio lugar a las llamadas guerras de religión que enfrentaron a católicos y protestantes durante
toda la segunda mitad del siglo XVI y prácticamente todo el siglo XVII
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TEMA 4. LA ILUSTRACION Y LOS MOVIMIENTOS
REVOLUCIONARIOS
Introducción
Este tema muestra el convulso periodo revolucionario que transcurre entre finales del siglo XVIII y la
primera mitad del siglo XIX. Asistiremos primero a los últimos estertores del Antiguo Régimen y luego a
su derrocamiento.
La primera parte muestra cómo el Despotismo Ilustrado supone el canto de cisne Antiguo Régimen. Su
doctrina política intentaba conjugar el poder absoluto de los reyes con las nuevas ideas ilustradas. Los
monarcas ilustrados realizaron una serie de reformas desde arriba para evitar el peligro de un
derrocamiento o sublevación. Se prestó entonces mayor atención a la educación, a la agricultura, al
urbanismo, etc.
Pero esto no debe ser entendido como una apertura política o mayor libertad. Como veremos en el tema,
hay una frase que lo ejemplifica de forma exacta: «todo para el pueblo, pero sin el pueblo». Es decir, el
rey debe emplearse en llevar a cabo acciones para beneficiar al pueblo, pero el pueblo no participaba
decidiendo sobre su futuro. En resumen, no era más que el Antiguo Régimen maquillado con una
apariencia más suave, puesto que los monarcas utilizaron las nuevas ideas para organizar más
racionalmente el estado, pero a la vez reforzaron su poder valiéndose de esas mismas ideas.
Entraremos después de lleno en el periodo revolucionario propiamente dicho y veremos las primeras
revoluciones políticas. Con la primera de ellas, la Revolución Francesa, cambiaremos de era, ya que en
1789 comienza la Edad Contemporánea. En ellas se derroca a los monarcas absolutos de forma violenta o
las colonias se revuelven contra su metrópoli dominante. Las revoluciones veremos que resuelven las
contradicciones entre el desarrollo de nuevas fuerzas productivas y el mantenimiento de las viejas
relaciones sociales. Una revolución supone el ascenso al poder de una nueva fuerza social (la burguesía)
antes marginada del mismo, a diferencia de los que es un mero golpe de estado. En la revolución existen
tres momentos claves: preparación, desarrollo y establecimiento de un nuevo orden social y politico
1. El Despotismo Ilustrado
1.1. Características generales
Salvo raras excepciones (entre las que destaca Rousseau), los pensadores ilustrados, en que
vivieron siempre en sociedades monárquicas, tenían la concepción de que el bienestar y la
felicidad no podían llegar sino del trono. No se oponen a la monarquía, con tal de que
respetasen las libertades privadas y trabajasen para el bien común. Pensaban que “es más fácil
convencer a los príncipes que a una nación”. Algunos de ellos (como Voltaire y Diderot)
tuvieron amigos entre los déspotas ilustrados.
Por otra parte, los príncipes descubrían el valor de la propaganda y del control de la naciente
opinión pública. Los déspotas ilustrados van a utilizar la ideologia ilustrada para mantener e
incluso aumentar su poder absoluto. De ahí que seleccionen de ella la preocupación por la
economía, la supresión de los residuos feudales (que a ellos les conviniese), y rechazasen su
esencia: el liberalismo político. Por esa misma razón tomaron el espíritu laico. Apoyaban las
doctrinas hostiles al papado, que tendían a considerar a los soberanos verdaderos jefes del
catolicismo en su Estado, atacando por contra a los jesuitas (Luis XV llegaría a obtener de
Clemente XIV la disolución de la Compañía en 1773).
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Los déspotas ilustrados se dedican a realizar una serie de reformas aplaudidas por los burgueses
y filósofos de la época (atención a la agricultura, al urbanismo, la reforma judicial,
preocupación por la educación). Pero a partir de estas reformas se producirá la contradicción.
El lema “todo para el pueblo, pero sin el pueblo” resultará en realidad todo para el Rey, y la
burguesía, que es alentada por esas reformas reivindicará luego las libertades y los cargos
políticos que le serán negados y que con frecuencia desempeñará la aristocracia. El resultado
final es la revolución, o bien el Despotismo sin nada de Ilustración.
En realidad, el modelo de estos monarcas no es la Ilustración, sino Luis XIV. La ideología
ilustrada les servirá para organizar más racionalmente el Estado, reforzarán su poder absoluto y
a la vez la autoridad del Estado, apareciendo el concepto de un interés general en el cual se
sitúa el Rey.
Es significativo que el Despotismo Ilustrado se sitúe en los países menos desarrollados de la
Europa continental y mediterránea (Austria, Prusia, Italia, España). Para ellos el despotismo es
un medio de recuperar el atraso. El poder político sustituyó la ausencia de burguesía,
extrayendo lecciones de la economía inglesa y francesa. Y para realizar su labor estos monarcas
sólo tendrán una vía de apoyo social: atraerse a la aristocracia a costa del Tercer Estado.
1.5. Italia
En Italia, donde las clases altas estaban muy imbuidas de las doctrinas filosóficas, el
Despotismo Ilustrado triunfó en algunos Estados, mientras que los territorios papales y las
repúblicas aristocráticas de Génova y Venecia siguieron anchadas en riguroso absolutismo.
El modelo de Estado Ilustrado fue Toscana, bajo el gobierno del gran duque Pedro Leopoldo
(luego Emperador de Austria), que unificó la administración de las ciudades, desarrolló una
política de obras públicas y de impulso del comercio, dotó a su Estado de la justicia más
moderna del mundo, realizó espectaculares reformas eclesiásticas destinadas a disminuir los
efectivos y privilegios del clero. Sin embargo, a fines del reinado tanto la Iglesia como las
clases humildes parecían dispuestas a apoyar cualquier reacción de signo opuesto.
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Para desarrollar el comercio interior mejoró los caminos y eliminó las aduanas interiores. Su
preocupación alcanzó a la educación que, bajo su mano, se modernizó, abriéndose a la ciencia.
Expulsó a los jesuitas del país. Tuvo el apoyo de la elite cultivada, agrupada en las Sociedades
Económicas de Amigos del País, que querían revalorizar el trabajo y promocionar la enseñanza.
El Banco de San Carlos, fundado en 1782, proporcionó el capital necesario, pero sus billetes se
devaluaron con rapidez.
La fuente de transformaciones residió en el auge demográfico, pero la acción gubernamental
fue limitada: Cataluña fue la zona que se puso a la cabeza del desarrollo económico; allí, la
acumulación de un capital comercial hizo posible el nacimiento una pujante industria textil.
Sin cambiar gran cosa las instituciones, reforzó la autoridad central. Reorganizó las finanzas, el
Ejército y sobre todo la flota. No sin trabajo, se liberó del poder religioso; obligó a la
Inquisición a pasar al servicio del Estado y expulsó a los jesuitas. La educación, modernizada,
se abrió a la ciencia y a la técnica de la mano del gran intelectual Jovellanos.
Al final, la reacción conservadora se impuso: a partir del procesamiento de Olavide por la
Inquisición se terminaron las reformas y con el gobierno de Floridablanca se un viraje hacia
políticas más tradicionales.
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respecto a unas clases a las que tachaba de parasitarias y egoístas, de peso muerto para
los intereses nacionales.
Así, vemos cómo un 5% de la población (nobleza y clero, aunque realmente solo los
sectores altos de ambos conforman la elite social) forman los estamentos privilegiados,
detentan la mayor parte de la propiedad territorial, monopolizan los cargos políticos y
militares (nobleza) y la enseñanza, beneficencia y censura (Iglesia). El 95% restante
constituye el Tercer Estado o Estado Llano, con la burguesía al frente (comerciantes,
banqueros, fabricantes, profesionales libres) y detrás el artesanado, un embrión de
proletariado industrial y los campesinos y braceros.
Otras causas que pueden aducirse como factores de la revolución son: en el plano
ideológico, la influencia de la Ilustración y su crítica radical al sistema; la
descomposición del absolutismo, con un rey incapaz de afrontar la situación; el egoísmo
poco lúcido de los privilegiados, que con su negativa a aceptar cualquier reforma
precipitan la revolución; la desastrosa situación económica (carestía por malas cosechas
y crisis comercial) genera un gran descontento.
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Las fases de la revolución de 1789 son las siguientes:
1. Revuelta de los privilegiados: desde 1774 sucesivos ministros de Hacienda de
Luis XVI tratan de paliar el déficit de la Hacienda real con diversas medidas de
reforma fiscal (supresión de gremios y de derechos feudales, tributo general
obligatorio) que no pueden aplicarse ante la oposición del “partido cortesano” de
la reina María Antonieta y de los “parlamentos”, de mayoría privilegiada. El
parlamento de Paris impone como condición para tratar de cualquier asunto fiscal
la convocatoria de los Estados Generales (que no se reunían desde 1614), en los
que los estamentos privilegiados son mayoría. Por su parte, el Tercer Estado
reclama su participación en la dirección política de la nación, y cada vez son más
los enemigos del absolutismo. El rey finalmente convoca los Estados Generales
para 1789, tras haber duplicado el número de representantes del Tercer Estado; y a
iniciativa de éste se constituyen en Asamblea Nacional con potestad fiscal y se
proclaman como Asamblea Constituyente, pese a la oposición del Rey
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destronamiento de Carlos X era el final de la revolución, para la clase obrera era sólo el
principio.
La revolución de 1830 en Francia tuvo eco en otros países. Bélgica iba a conseguir su
independencia del Reino de Holanda, al que la había encadenado el Congreso de Viena en 1815
para crear un Estado-tapón que frenase el expansionismo francés. La Constitución belga de
1831 era la más clara formulación del liberalismo de la época: monarquía constitucional,
soberanía nacional, derechos individuales, separación de poderes y sufragio restringido,
censitario.
Fracasó en cambio un intento de independencia de Polonia, sometida entonces a la Rusia
zarista. Apoyado sólo por intelectuales y nobles empobrecidos, la revolución polaca, sin el
apoyo de la mayoría campesina era imposible.
Igualmente fracasaron los movimientos liberales y nacionalistas de Italia (impulsados por la
sociedad secreta de los Carbonarios y la “Joven Italia” de Mazzini) y de Alemania, pero su
impulso quedaba latente para intentos posteriores.
La revolución de 1830 contribuyó a redefinir las relaciones políticas internacionales. Las
potencias absolutistas -Austria, Prusia y Rusia- quedan a un lado, y Francia e Inglaterra de otro.
Todos los movimientos revolucionarios se han dado en las grandes ciudades, y por objetivos
moderados. Sus límites y fracasos abren el paso a las revoluciones de 1848.
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La oposición parlamentaria (Thiers, Odilon Barrot) se hubiera conformado con un cambio de
ministros. Pero los jefes republicanos (Lamartine y otros) rechazaba cualquier compromiso. Así
se pasó de las manifestaciones a la represión y de ésta a la insurrección. Los moderados,
asustados, no pudieron impedir la proclamación de la República, y a su vez los republicanos
fueron incapaces de evitar la participación de representantes obreros, socialistas, en el Gobierno
Provisional (Louis Blanc, Albert).
Desde el primer momento se alinean tres fuerzas en litigio: el partido del orden (alta
burguesía), republicanos y socialistas, obreros que a través de la democracia política buscan la
democracia económica y social, el socialismo.
Al principio todos estaban esperanzados. Se crean los Talleres Nacionales y la Comisión del
Gobierno para los Trabajadores, dirigida por Louis Blanc. Pero ante la presión socialista, la
burguesía, una vez recuperado el orden, estaba decidida a que las cosas no se salieran de su
cauce y, tras vencer en las elecciones, provoca un levantamiento desesperado de los obreros
(ante la amenaza de cierre de los Talleres Nacionales, donde trabajaban 100.000 obreros). Tras
cuatro días de sangrientos enfrentamientos las fuerzas gubernamentales se impusieron y
desencadenaron una represión inusitada.
A continuación, la Asamblea elabora la Constitución de 1848, pero continua el miedo de la
burguesía a la subversión social y esto permitirá el ascenso de Luis Napoleón Bonaparte, que
en 1851 dará paso al II Imperio Francés.
Vemos, pues, que la revolución de 1848 fue muy distinta de la del 89. En el 48 el proceso es
descendente, se hace cada vez más conservador cuando partía de unos inicios progresistas. Y
desde el punto de vista del movimiento obrero, el abandono de los republicanos en estos
sucesos hará pensar en la necesidad de una lucha independiente del proletariado, que tendrá su
reflejo más tarde (1871, Comuna de París).
En Italia los acontecimientos franceses de febrero del 48 espolearon los sentimientos por la
independencia del dominio austriaco y a favor de la unidad nacional, bajo el impulso del
Piamonte y las insurrecciones promovidas por Mazzini. Pero el fracaso de la revolución en
Europa frenará todavía durante unos años la unificación del país
En Berlín la revolución consigue que el emperador convoque una Asamblea Constituyente por
sufragio universal. Más tarde el Parlamento de Francfort reúne a diputados liberales,
demócratas y socialistas que se pondrán más de acuerdo en la reivindicación de una gran
Alemania unida que en reformas interiores. En Prusia la Asamblea de medidas más radicales, y
el emperador Francisco Guillermo se decidirá a reprimir la revolución. Al final Alemania
volverá a la situación anterior a 1848: soberanos absolutistas y división en Estados diversos.
En el imperio austrohúngaro todos los disconformes con el centralismo autoritario de Viena se
movilizarán influidos por los sucesos de París: liberales, demócratas y obreros. La
radicalización obliga al emperador a dejar Viena. Pero la multiplicidad nacional y étnica del
Imperio acabará abortando la revolución, al faltar objetivos comunes.
El fracaso de los movimientos revolucionarios de 1848 se explica por:
La heterogeneidad de fuerzas que los impulsaron, sobre todo la diferencia de objetivos
entre burguesía y proletariado.
La mejora de la situación económica.
La solidaridad de los monarcas absolutos que contrasta con la desunión de los
revolucionarios de cada región o país.
El control de los ejércitos por la aristocracia.
Pero el 48 dará también sus frutos:
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En Francia Napoleón III restablecerá el sufragio universal.
El Piamonte, luego protagonista de la unificación de Italia, se constituye en monarquía
constitucional.
Los trabajadores han comprendido que no les sirve una revolución protagoniza da por la
burguesía; a la vez y por lo mismo, la burguesía se hace conservadora.
2.4. Resumen de los movimientos revolucionarios de 1789, 1830 y 1848
La Revolución Francesa
Es una revolución burguesa iniciada por la burguesía para su beneficio. Esta clase tenía
el poder económico y quería también el político, para sus fines utilizará al pueblo fuerza
de choque. Cuando terminen los sucesos revolucionarios, se hará con el poder y
comenzará la etapa liberal y con ella el dominio de la burguesía.
A) Causas:
- Causas sociales: Una sociedad compartimentada en:
o Nobleza: Son privilegiados. No pagan impuestos. Viven de las rentas y
forman un estamento muy homogéneo.
o Clero: Son privilegiados. No pagan impuestos y tienen una gran fuerza
económica.
o Tercer Estado: pagan impuestos. No tienen privilegios. Muy heterogéneo.
Es quien saca adelante al país y no tiene opción al poder político.
- Causas económicas: A partir de 1770 la situación económica es mala. Malas
cosechas que suben precios y provocan impuestos fuertes (hambres, carestía,
descontento...).
El Estado está en bancarrota. Endeudado por las continuas guerras y política
militarista de Luis XIV. Para pagar esto, aumentan los impuestos (a los no
privilegiados). Todo agrava la situación.
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Realmente la Revolución estalla el 14 de agosto cuando la Asamblea
Constituyente proclama la “igualdad legal de los ciudadanos” y el fin de los
privilegios. Queda abolido el régimen feudal. Nacionalizan los bienes de la
Iglesia, imponen la condición civil al Clero (funcionarios del Estado), suprimen
órdenes y conventos
Elaboran la Constitución de 1791 que establecía una monarquía parlamentaria, el
sufragio censitario y se prohíben las huelgas y el asociacionismo. Esta
Constitución es burguesa porque se ven sus intereses. Se aprueba y convocan la
Asamblea Legislativa.
3. Asamblea Legislativa. Se convoca para hacer leyes. Las posturas cada vez son
más radicales. Sentados ala izquierda estaban los jacobinos y a la derecha los
girondinos.
El rey ve que todo está tomando mal cariz e intenta huir a Austria y es apresado
en la frontera.
Los austriacos intentan invadir Francia, llegan a cercar París, pero son
derrotados. Como apoyo a los austriacos, el rey ve cómo el pueblo se levanta
contra él. Asaltan su palacio en junio de 1792 y lo apresan.
La nueva situación necesitaba un nuevo régimen político. Así se disuelve la
Asamblea Legislativa y se inaugura la Convención.
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C) Características de la Revolución
- Destacan los conceptos de libertad, igualdad y fraternidad. La primera de corte
político y las otras dos de corte social.
- Abundante derramamiento de sangre. El escándalo de la decapitación de los
reyes y el gran número de ajusticiados (unos 20.000).
- Patriotismo exacerbado. Por primera vez como sentimiento popular.
- Derrumbe del Antiguo Régimen.
- Gran papel de clubs políticos.
Revolución de 1830
Tras la derrota de Napoleón se produjo la vuelta de la monarquía a Francia, gracias al
apoyo de la Santa Alianza y el Congreso de Viena.
La base de la monarquía es la Carta Otorgada por Luis XVII, que era una concesión de
algunas libertades, pero de segunda importancia sin menoscabar la autoridad real
Cuando suba Carlos X, esa poca apertura se terminará y se volverá al absolutismo.
Esta vuelta a la concentración de poderes contradecía al liberalismo, que no era una
ideología muy extendida pero que, al recrudecerse el descontento popular, se extendió.
Se va a ir extendiendo con sus ideas principales:
- La soberanía nacional (1830. Thiers: “El rey reina, no gobierna”).
- Liberalismo económico: primar la actividad privada, no intervencionismo estatal
- Se ocupa poco del tema social lo que promoverá la revolución del estrato obrero
porque se niega el sufragio universal y los derechos de los trabajadores.
Revolución de 1848
Tiene las novedades de la aparición de los ideales democráticos que demandaban el
sufragio universal, la soberanía popular, la república, y eliminar la desigualdad social
Aparecen como nueva formación política los trabajadores socialistas.
El régimen de Luis Felipe era de corte liberal moderado, se tiene miedo a radicalizar
posiciones, no se deja sitio en el sistema político a las clases populares (obreros,
campesinos…) que eran más radicales y que hacían peticiones al régimen que eran
rechazadas.
Esta situación empuja a un nuevo proceso revolucionario (1848) en el que se unen la
burguesía industrial, con republicanos y socialistas.
Hay una crisis económica fuerte que hace que los industriales vayan contra el rey y su
gobierno, pero no calibraron sus efectos ya que hicieron que los obreros se levantaran
también.
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Se oprime a los manifestantes de forma dura y se producen insurrecciones y se proclama
la república y un gobierno republicano provisional en el que los más moderados no
pudieron impedir la entrada de obreros (más radicales).
Al principio, todos estaban esperanzados y conviven bien, pero poco a poco, la
burguesía se va haciendo con las riendas del gobierno y gana las nuevas elecciones. Los
obreros se levantan ante esto y sufren una gran y sangrienta represión.
Se elabora una nueva Constitución (1848) más conservadora que dará paso en 1851 al II
Imperio francés con Luis Napoleón Bonaparte.
Al final del proceso se vuelve al principio y se produjo el fracaso porque las fuerzas que
intervinieron eran opuestas ya que sus objetivos también eran opuestos.
Lo positivo será que Napoleón III restablecerá el sufragio universal. Las posiciones
políticas se irán radicalizando y la burguesía cada vez será más conservadora y los
trabajadores cada vez más revolucionarios.
3. La emancipación americana
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proclamó independiente en 1816. En México el “Grito Dolores” del cura Hidalgo (1810) y la
insurrección del cura Morelos fueron infructuosos y ambos fueron derrotados y ejecutados. Los
criollos se opusieron a más insurrecciones protagonizadas por campesinos, indios y mestizos,
con un gran sentido de reivindicación social
Por su parte Simón Bolívar fracasó igualmente y hubo de huir de Nueva Granada. La
independencia generalizada se conseguiría en una segunda fase de luchas contra los ejércitos de
Fernando VII, entre 1817 y 1824. Después de pasar los Andes y vencer en Chacabuco, San
Martín liberó Chile. Bolívar, con las victorias de Boyacá y Carabobo aseguró la independencia
de Colombia y Venezuela. Simultáneamente, su ayudante Sucre (Antonio José Francisco de
Sucre y Alcalá) emancipaba el Ecuador. En el Perú las acciones de Sucre y San Martin sobre
Ayacucho y Lima, respectivamente, propiciaron la independencia en 1824, un año después era
liberada Bolivia. Sin embargo, Simón Bolívar no logró realizar su proyecto de una Gran
Colombia que agrupase en una Confederación a toda Iberoamérica.
En México el “Plan de Iguala” (1821) propuesto por Iturbide no fue aceptado per los
españoles, pero de hecho significó el camino de la independencia a través de acuerdos políticos
forzados.
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TEMA 5. El Siglo XIX
Introducción
En el presente tema asistiremos a uno de los mayores cambios que ha experimentado la historia: la
Revolución Industrial. Veremos cómo se desarrolla a partir de la segunda mitad del siglo XVIII en
Inglaterra. De allí pasa al continente y a EE UU.
Comprobaremos cómo fue posible gracias a las revoluciones demográfica y agrícola previas a la
existencia de capital, a una mentalidad emprendedora e inversora. Veremos también que comienza a
manifestarse en el terreno textil y siderometalúrgico. La energía fue un problema a solucionar: en 1770
Watt inventa la máquina de vapor. Comprobaremos que las consecuencias de la Revolución Industrial son
muchas: se desarrolla el capitalismo industrial, la sociedad de clases basada en el dinero y poder
económico y el estado liberal, aumenta la población y se da la revolución de los transportes.
A continuación, estudiaremos cómo se desarrolla un movimiento nacionalista impulsado por el
romanticismo y el liberalismo. A estos ideales hay que unir la acción napoleónica sobre Europa, que creó
conciencia de unidad en los distintos países frente a un posible enemigo común. Dentro de estos
conceptos se engloban las unificaciones Alemania e Italia. En los dos países fue la burguesía la que quería
un estado fuerte que le permitiera competir y hacer frente a otros grandes estados y ellos fueron los
encargados de promoverlas.
Estos años fueron muy movidos y los cambios son constantes. La Revolución Industrial también tuvo
consecuencias muy negativas para parte de la sociedad. Veremos como la nueva clase social proletaria se
rebela ante las durísimas condiciones de trabajo impuestas por los empresarios. Nace entonces el
movimiento obrero. Ante la aparición de las máquinas el trabajo se deshumaniza y desaparecen las
tradicionales relaciones dueño-trabajador. Los obreros son unos asalariados que tienen como única
propiedad su fuerza de trabajo. Viven cerca de las fábricas en suburbios con condiciones de vida muy
precarias. Todo ello, unido a la falta de cualquier subsidio social, hizo que poco a poco la situación se
fuera haciendo insostenible y los obreros terminaran por organizarse para defender sus intereses comunes.
Al mismo tiempo, entre 1870 y 1914, Europa conoce su etapa de máximo poder en el mundo. Cuando
termina la segunda fase de la Revolución Industrial, los países líderes (con Inglaterra y Francia a la
cabeza) inician un proceso de expansión y explotación de territorios y pueblos en África y Asia ya
dominados con anterioridad. Las materias primas llegan en gran cantidad a Europa y además gratis.
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1.1. Causas de la revolución industrial inglesa
El fenómeno es complejo, no admite una explicación lineal, basada en una motivación única. Varios
factores se conjuntan para dar lugar a un desarrollo moderado pero ininterrumpido de
transformaciones a lo largo del siglo XVIII, que terminan por producir un salto acelerado a fines de
siglo. Veamos algunos de estos factores:
La revolución agrícola: grandes propiedades van a sustituir los antiguos pequeños cercados de la
«yeomanry», que ahora son ya poco rentables. La concentración de la propiedad se produce a
través de expedientes tramitados por el Parlamento (que está dominado por los terratenientes
nobles y burgueses) y se efectuará a costa del pequeño campesino y de las tierras comunales,
sobre todo. Se produce un aumento de la productividad por ahorro de lindes, abandono de
antiguas formas de rotación, sembrado en surcos rectos y otros avances técnicos que son posibles
gracias al cambio de mentalidad del empresario agrícola. que invierte capitales en mejorar la
explotación.
La revolución agrícola afectó a la revolución industrial en dos sentidos: al aumentar la
producción permitió un aumento de la población que, junto a la gran masa de población
campesina expulsada de la tierra por la concentración parcelaria, proporcionó a la industria la
abundante mano de obra barata que necesitaba; de otro lado, la nueva agricultura generó
beneficios considerables una parte de los cuales iría a parar a inversiones en otros sectores
(minero y siderúrgico, sobre todo).
El aumento demográfico: acompañando en el tiempo a la revolución industrial se produjo una
revolución demográfica cuya dinámica no se ha comprendido muy bien hasta la fecha. Entre sus
posibles causas se ha citado la ya mencionada mejora de la agricultura. No se dieron grandes
mejoras en la sanidad, aunque fue el descenso de mortalidad el aspecto que motivó el
crecimiento, gracias a la ausencia de epidemias graves. Esto pudo deberse a la desaparición de
una raza de ratas, único hecho concreto que se aduce como explicación. El caso cierto es que la
mortalidad decreció considerablemente en la primera mitad de siglo.
El comercio exterior: proporcionó diversos elementos de apoyo para la revolución industrial:
creó una demanda exterior de productos británicos; facilitó el acceso a una gama variada y barata
de materias primas para la industria; proporciono capitales listos para ser invertidos en los
procesos de mecanización; generó una estructura y experiencia comercial y financiera
fundamentales, con un sistema monetario y bancario altamente desarrollado.
Los agentes sociales: es inseparable el proceso de la revolución industrial inglesa del proceso
histórico anterior que dio lugar a la formación de una clase burguesa sólida y de una aristocracia
que supo sumarse al negocio colonial y al comercio, formándose un clima social favorable a los
negocios. Junto a ello, hay que mencionar el apoyo del Estado a todo el proceso de
transformaciones que se produjo
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colonial a la que se lanzarán los países europeos más desarrollados, en busca febril de materias
primas y nuevos mercados
El liberalismo económico es un pensamiento que reacciona contra el Mercantilismo, por eso su idea clave
es que la intervención estatal en la esfera económica, al coartar la iniciativa del empresario privado, es
perjudicial para la economía y para el país. En este punto coinciden las dos corrientes principales del
liberalismo económico de la segunda mitad del siglo XVIII, el Fisiocratismo y el Librecambismo
representado por la Escuela de Manchester
El Fisiocratismo es algo anterior y obra del primer economista contemporáneo de alto nivel, un
médico francés, el Dr. Quesnay. Sus ideas adquirirán influencia enorme. Piensa que la única
fuente de riqueza es la tierra, su capacidad de transformación multiplicadora. En su libro Resumen
económico afirma que, así pues, todos los sectores de la sociedad lo que hacen es cambiar
servicios por alimento. El propietario de la tierra es el único que tras haber gastado puede
reingresar riquezas. Por lo tanto es primordial la atención a la agricultura
Esta corriente de pensamiento, aunque tenía raíces conservadoras, tuvo la virtud de provocar un
interés generalizado por mejorar los cultivos
La Escuela de Manchester: que se forma como reacción al proteccionismo favorable a los
terratenientes, elabora un conjunto coherente de teorías, aunque sus personalidades (Adam Smith,
David Ricardo, Thomas R. Malthus) sean distintas.
- Adam Smith inicia la economía política clásica con su obra “Investigaciones sobre la
naturaleza y las causas de la riqueza de las naciones” (1776). Descubre que la única fuente
creadora de riqueza no es la tierra, sino el trabajo humano. Existe un interés particular,
«natural», en producir mercancías, cuyo valor económico reside en la cantidad de trabajo
que contiene y cuyo precio queda establecido en el mercado, siguiendo la “ley natural” de la
oferta y la demanda. El trabajo tiene también su precio, como una mercancía más, que es el
salario. A través de las leyes naturales de la economía, como la libre competencia, la
división del trabajo y el libre comercio (librecambismo), se alcanzará, aun sin pretenderlo
los individuos y a pesar de los egoísmos personales, “como por medio de una mano
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invisibles”, la armonía y la justicia social (teoría de la mano invisible). El Estado no debe
interferir en las leyes económicas, sólo prevenir los peligros exteriores y defender el
cumplimiento de las leyes interiores.
- David Ricardo era un agente de bolsa que especulando en ella se hizo millonario. Era
amigo de Malthus. Tiene ya mayores elementos de análisis y es testigo de la primera crisis
de superproducción, la de 1781. Observa que el sistema conduce a que el rico sea cada vez
más rico y el pobre más pobre, y que esto hay que aceptarlo así. Sus dos teorías
fundamentales, la ley del salario y la teoría de la renta, las enuncia en sus “Principios de
economía política” (1817).
- Thomas Robert Malthus, clérigo anglicano con cierta formación clásica y contactos
filosóficos, analizó en su “Ensayo sobre los principios de la población” (1798) cómo a su
juicio la miseria de las masas es una ley natural, que se explica porque la población crece en
proporción geométrica, mientras los alimentos lo hacen sólo en proporción aritmética. Los
pobres con su ignorancia son los culpables, a su modo de ver, por no frenar su procreación.
Hay que utilizar medios morales y coercitivos (impedir que se casen pronto) para detener el
crecimiento. También analiza ciertos hechos económicos, con la misma visión de las cosas,
que sería tachada de clasista y reaccionaria por el marxismo.
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En la tabla siguiente resumimos las principales diferencias entre la sociedad estamental y la de clases:
SOCIEDAD ESTAMENTAL SOCIEDAD DE CLASES
(Antiguo Régimen) (Mito burgués del hombre hecho a sí mismo)
Las diferencias sociales vienen por el Las diferencias de clases vienen por el dinero.
nacimiento. El noble lo es de cuna y le distingue. Nadie está imposibilitado de ascender socialmente.
Dominio social ejercido por la nobleza. Dominio social ejercido por la burguesía
Conflictos sociales enmascarados como Conflictos sociales al descubierto
religiosos, nacionalistas…
Antiguo Régimen. Edad Moderna. Nuevo Régimen. Edad Contemporánea
4.1. Nacionalismo
El origen de la conciencia nacional en la Europa occidental está relacionado con el concepto
ilustrado de libertad. Luego la Revolución Francesa ensalza el patriotismo y sus ideas son
difundidas en Europa por los ejércitos de Napoleón. Contradictoriamente, la propia invasión de
estas tropas estimulará en cada país la formación de conciencia nacional y hará del sentimiento
patriótico una de las corrientes políticas más importantes de la Europa del siglo XIX.
Históricamente, la idea de Estado-nación va, pues, emparejada con el ascenso de la burguesía al
poder. La idea nacional moderna venía sustentada en los presupuestos ideológicos de: soberanía
nacional, la expresión de la libertad de los pueblos, una concepción romántica del pueblo e
incluso la exaltación a veces sentimental e irracional de las costumbres, diferencias y
aspiraciones de la colectividad.
Dos situaciones históricas concretas facilitan el desarrollo de las ideas y movimientos
nacionalistas: la existencia de naciones sin Estado, divididas en núcleos distintos (Alemania,
Italia) y la de naciones dependientes de algún Imperio (caso de parte de Italia, integrada en el
Imperio austro-húngaro, o de Grecia, aún ocupada por el Imperio turco)
A través de las guerras el nacionalismo va abriéndose camino y desintegrando las instancias
supranacionales, imperiales, surgiendo como nuevos Estados Grecia, Polonia, Bélgica, Italia,
Alemania e incluso, en la América española, las diversas naciones que nacen al disolverse el
imperio colonial.
Poco a poco los nacionalismos, que nacieron como una creación intelectual, cultural, siguieron
como hechos políticos y dieron nacimiento a fenómenos revolucionarios (Carbonarios, La Joven
Italia, La Joven Alemania), se transformaron en una ideología reaccionaria, fundamentada en la
defensa a ultranza de las tradiciones, consideradas sin discusión como manifestación permanente
e inalterable de la «personalidad nacional». Se justifican así las posiciones conservadoras
interesadas en mantener el orden social vigente.
De otra parte, el culto exacerbado a los nacionalismos favorecerá en los países más fuertes el
chovinismo y las políticas expansionistas e imperialistas.
Las unificaciones de Italia y Alemania son dos frutos del movimiento romántico y nacionalista.
En ambos casos se parte de una división en Estados diversos (7 en Italia y 39 en Alemania), de
los que uno (el Piamonte y Prusia, respectivamente) llevará la voz cantante, bajo la dirección de
un personaje decisivo (el Conde de Cavour y Bismarck). Italia se constituirá en reino desde
1860, mientras Alemania, desde una unión aduanera previa (Zollverein), llegará a conformar un
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verdadero imperio hacia 1871. Por su parte, Grecia alcanzará su independencia de los turcos en
1830 (tras una guerra de liberación en donde morirá el poeta romántico ingles Lord Byron)
4.2. Imperialismo
Aunque la práctica por la que un Estado ha extendido sus dominios más allá de sus fronteras es
un fenómeno que se da en todas las épocas históricas, el concepto Imperialismo se aplica sobre
todo al periodo 1870-1920. Es entonces cuando las potencias europeas y el Japón, apoyados en
un elevado grado de industrialización, se lanza a la conquista de África y Asia
En la definición clásica de Lenin, el Imperialismo constituye una fase superior del desarrollo
capitalista, caracterizada por el desarrollo de los monopolios, el control por éstos del Estado, una
competencia sin cuartel por mercados y materias primas entre las potencias capitalistas y el
reparto colonial entre ellas de vastos territorios en África y Asia
Los grandes imperios coloniales formados en el siglo XIX, que hicieron al Viejo Continente
práctico amo del mundo, eran fruto de diversos factores:
Económicos: el desarrollo industrial alcanzado en Europa hacia 1870 obliga a encontrar
nuevos mercados, fuentes de materias primas, lugares para nuevas inversiones de capital y
asentamiento de la población excedente.
Políticos: Gran Bretaña quiere mantener su dominio de los mares, Rusia desea una salida
libre al mar, Napoleón III (Luis Napoleón) busca el prestigio internacional, Italia persigue
la consolidación de su nacionalismo.
Ideológicos: surgen ideas sobre la superioridad racial del blanco; la inquietud científica
impulsa los viajes de exploración; la justificación evangelizadora es también muy útil.
Técnicos: la revolución de los transportes y de los medios de comunicación (ferrocarril,
barcos de vapor, telégrafo) así como la superioridad armamentística facilitan la expansión
europea.
Los nuevos hechos coloniales de mayor importancia en el siglo XIX serán éstos: Inglaterra y
Francia constituyen los mayores imperios y se reparten buena parte de África que queda
totalmente ocupada por los europeos; se incorporan como nuevas potencias coloniales, en mayor
o menor medida, Bélgica, Italia, Alemania, EE UU y Japón; los viejos países coloniales, España
y Portugal, tendrán ahora un modesto papel. Gran Bretaña, que logra la mejor tajada, adquirirá
India y el Sur de Arabia y grandes dominios en África: África del Sur, protectorado egipcio,
Kenia, Nigeria, etc. Francia ocupa Indochina y casi todo el África ecuatorial y sahariana; Rusia
se extiende por Siberia y Asia central y Holanda por Indonesia, Alemania, que llega un poco
tarde, deberá conformarse con algunas islas del Pacifico y algunas posesiones en África del
Sudoeste y Oriental.
Las formas de dominio que se establecen son de tres tipos fundamentales: las concesiones son la
forma más liviana; se trata de ventajas comerciales, puertos (como Hong Kong) y enclaves. El
protectorado (egipcio-británico, por ejemplo) concede a la potencia europea el control sobre la
política exterior y la explotación de algunas riquezas claves. Las colonias, en fin, son territorios
sometidos por completo a la soberanía del país colonizador.
Las consecuencias del colonialismo para Europa serán muy importantes: las rivalidades
imperialistas serán la causa de fondo de la 1 Guerra Mundial. Europa alcanza la primacía
económica, militar y política sobre todo el mundo, y se expanden las lengua y culturas europeas
por Asia, África y Oceanía. Europa introducirá en sus colonias formas de vida modernas, pero de
forma desarticulada y sólo en la medida de sus intereses (al respecto es revelador contemplar el
mapa ferroviario de África); introduce sus moldes políticos y algunos avances indudables, como
en medicina, pero provoca también la destrucción de múltiples culturas indígenas, la explotación
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sistemática de las riquezas de las colonias y el posterior establecimiento de fronteras arbitrarias,
que tras la hora de la independencia ocasionará (y sigue ocasionando todavía) no pocos
conflictos étnicos, tribales y territoriales. Son el resultado, en suma, del choque entre culturas de
muy distinto nivel técnico, con el perjuicio consiguiente para la parte más débil
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4.3.2. Segunda época
La segunda época (1848-1871) del movimiento obrero está marcada, en el terreno práctico por la
creación de la Internacional (Asociación Internacional de Trabajadores, AIT) que impulsó la
organización y la lucha obrera en todos los países, hasta desaparecer por los conflictos internos
entre marxistas y los anarquistas seguidores de Bakunin,
La Comuna de Paris (1871) fue el primer intento de gobierno obrero de la Historia y para acabar
con ella se unieron el ejército prusiano que había invadido Francia y el gobierno republicano
francés de Thiers.
En el ámbito teórico el gran avance lo proporciona el llamado “Socialismo científico”, es decir,
el marxismo. Las aportaciones de Carlos Marx (1818-83) (y en menor medida de su colaborador
Federico Engels) parten de unas premisas:
El mayor desarrollo del capitalismo en su época (respecto a la de los utópicos) que permite
un estudio más concienzudo del sistema.
El materialismo francés del siglo XVIII.
Los avances del movimiento obrero, sobre todo en Inglaterra.
Las aportaciones de Hegel, culminación de la filosofía clásica alemana (de carácter
idealista)
Hegel tuvo un gran papel en la restitución de la dialéctica, empleada por los griegos y diluida
más tarde por la metafísica medieval. La dialéctica en manos de Hegel era un nuevo método para
analizar y comprender el mundo. Un método que sustituía a la vieja lógica formal de Aristóteles,
la lógica simple del sentido común, inservible para comprender la naturaleza compleja de las
cosas. Hegel venía a describir la existencia en la naturaleza de elementos contrarios, que luchan
entre sí a pesar de formar parte de la misma realidad; esa lucha es la que da lugar a los cambios
en la vida natural y social.
Esto, que Hegel expresó en sentido idealista absoluta, pues en su sistema todo el mundo parte de
la Idea o Espíritu Absoluto, fue “vuelto del revés” en sentido materialista por lo que se llamó
“izquierda hegeliana”, cuyo principal representante fue Carlos Marx.
El punto de partida y fundamento de Marx es, pues, filosófico, pero su pensamiento esencial se
extiende por más ámbitos: teoría de la Historia, teoría económica, ideas sociales y políticas.
La filosofía de Marx es denominada por él mismo materialismo dialéctico y como ya hemos
dicho supone una inversión de la filosofía de Hegel en sentido materialista: primero es la
materia, luego la idea; las ideas son el reflejo en el cerebro humano (que funciona a través de
células materiales) de las impresiones del mundo real recibidas por medio de los sentidos.
Además, las ideologías de los hombres están condicionadas por el papel que ocupan en el
proceso de producción.
Desde esa base filosófica Marx llegó a una de sus grandes aportaciones: su concepción de la
Historia, que recibe la denominación de materialismo histórico. Parte de la base de que el
sistema de producción y las relaciones que en el hecho de producir se entablan entre los hombres
(relaciones sociales de producción) son el fundamento de todo orden social: todas las sociedades
que desfilan por la Historia se organizan y dividen en grupos según lo que se produce, cómo se
produce y cómo se intercambian los productos. Conforme a ello, el desarrollo histórico es fruto,
en primer lugar, de la forma en que se ha ido desarrollando la lucha de clases. Cada sistema o
modo de producción engendra las fuerzas sociales contrarias que acabarán por sustituirlo: de las
cenizas del sistema esclavista romano surgió el embrión del feudalismo; de la evolución y ruina
de éste surgió la burguesía que dio lugar al capitalismo y acabó por destronar a la aristocracia
dominante; y el moderno capitalismo industrial ha engendrado al proletariado, cuya aspiración es
acabar con toda explotación del hombre por el hombre y edificar el socialismo.
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El Socialismo Utópico había criticado el sistema capitalista de producción y sus consecuencias
sociales, pero no era capaz de explicarlo, analizar sus mecanismos, ni por tanto, podría derrotarlo
ideológicamente. Marx sí estudiará al sistema capitalista por dentro, sus causas, su
funcionamiento, en su obra fundamental, El Capital, que viene a ser una continuación de la
teoría económica de la Escuela de Manchester, aunque con un objetivo muy distinto. Estudiando
al capitalismo por dentro para saber cómo destruirlo, Marx realiza otra de sus aportaciones
claves: la plusvalía (o parte de trabajo no retribuida por el salario y del que obtiene su ganancia
el capitalista), fundamento secreto de la economía capitalista. Igualmente, Marx descubrió otros
principios básicos del sistema económico capitalista, como el carácter de los productos como
mercancías la necesidad de la reproducción ampliada del capital y la tendencia a la acumulación
de la propiedad (del capital) en cada vez menos propietarios.
Finalmente expresemos el pensamiento político y social de Marx. Para él el conocimiento del
mundo no obedecía a preocupaciones eruditas: se trata de cambiarlo de manera radical; la
esencia del marxismo está ahí, en su carácter subversivo, revolucionario, en su pretensión de
lograr una transformación esencial de la sociedad. El objetivo último es la sociedad sin clases (o
sociedad comunista), en la que ya por tanto no sería necesario el Estado como tal (que es el
instrumento de dominación de la clase dominante). Pero antes de eso es preciso lograr el triunfo
de la revolución proletaria (la emancipación de los trabajadores sólo será obra de los
trabajadores mismos), que derroque a la burguesía y destruya su aparato de poder; hecho esto, se
instaurará un nuevo tipo de Estado, la Dictadura del Proletariado, que impida la vuelta al viejo
sistema por la actividad de una burguesía derrocada, pero todavía existente, y que dé inicio a la
construcción del nuevo sistema socialista (sociedad socialista), hasta ir diluyendo la lucha de
clases y la propia necesidad del Estado. Hasta el momento de la revolución, toda la labor de los
comunistas consiste en ir acumulando fuerzas, experiencia y conciencia a través de la defensa de
los intereses de los trabajadores y del desarrollo de sus organizaciones. Estas ideas se encuentran
ya básicamente en el Manifiesto Comunista redactado por Marx y Engels por encargo de la “Liga
de los Comunistas” y más tarde en la Crítica al programa de Gotha de Carlos Marx
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TEMA 6. El Siglo XX
Introducción
En este tema abarcaremos el complejo siglo XX. Veremos cómo su primera mitad es una época de crisis
enmarcada por las dos más grandes guerras que ha vivido la humanidad.
Estructuraremos el tema dividiéndolo en tres grandes puntos: el mundo influenciado por la guerra, las
corrientes artísticas y el mundo resultante de esas guerras.
En la primera parte del tema veremos cómo Europa sufrió la Primera Guerra Mundial provocada por las
tensiones políticas originadas por la expansión imperialista. Los contendientes se organizaron en dos
bloques orquestados por los imperios centrales y por los aliados.
Al mismo tiempo, Rusia sufrió una revolución política que acabó con los zares y dio paso a los soviets,
llevando a Lenin y al Partido Comunista al poder.
Surge después la Sociedad de Naciones creada para intentar evitar en el futuro este tipo de
enfrentamientos.
En el periodo de entreguerras se desarrolló con gran fuerza el movimiento fascista en Italia y Alemania.
Su desarrollo, unido a las condiciones derivadas de la Primera Guerra Mundial y de la crisis del 29, serán
las causas de la Segunda Guerra Mundial. En 1929 la Bolsa de Nueva York cae creando la mayor crisis
económica conocida y que llegó a Europa con gran fuerza. Su consecuencia fue el hundimiento de la
economía mundial.
Entre 1939 y 1945 se desarrolló la Segunda Guerra Mundial que enfrentó a las potencias del eje
(Alemania, Italia y Japón) con los aliados (Francia, Gran Bretaña, Rusia y EE UU).
Por último, veremos cómo estos conflictos tan destructivos dieron paso a un nuevo orden internacional
basado en la división del mundo en dos bloques: uno en torno EEUU y otro a la URSS. Ambos bloques
mantendrán un duro y prolongado enfrentamiento en el marco de la “guerra fría” hasta la década de los
ochenta. También asistiremos al nacimiento y consolidación de la Unión Europea, un intento por unir a
los países europeos en unos intereses comunes hacia el futuro.
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Los intereses de las distintas potencias se concretaban en estas posiciones:
1. La política balcánica de Austria, su intento de control de esa zona, se veía obstaculizada
por Serbia, que suponía un polo de atracción para las minora eslavas del Sur.
2. Las ambiciones de Rusia en los propios Balcanes, dentro de su política expansiva desde
el Mar Negro hacia el Mediterráneo. La anexión en 1908 de Bosnia y Herzegovina por
Austria suponía un retroceso de la influencia rusa en los Bu canes; de ahí el apoyo a
Serbia. De otra parte, Rusia creía haber recompuesto t ejército capaz de intervenir en
Europa, tras su severa derrota ante el Japón.
3. La alianza Francia/Rusia: ambos países tenían en común la oposición a Prusia, que era
una amenaza para ellos, sobre todo desde el punto de vista de Francia
4. Alianza Alemania/Austria: la monarquía dual Austria-Hungría no retrocedió ante la
guerra porque contaba con el apoyo alemán. Alemania, recién unificada bajo la dirección
de Prusia, era una potencia económica y militar y necesitaba la ayuda austríaca para no
quedar aislada ante la Triple Entente (formada en 1907 por Francia, Gran Bretaña y Rusia).
Corrió entonces el riesgo de la guerra apoyando al Imperio, amenazado por sus
nacionalidades.
5. Gran Bretaña tenía grandes intereses económicos en Alemania y aunque ésta era ya un
rival económico temible su estructura financiera seguía siendo frágil. La amenaza de una
joven, pero creciente flota de guerra alemana que podía disputar el dominio británico de
los mares resultó decisiva.
6. Las fuerzas económicas no aparecieron en primer plano en ningún momento. Las ventajas
que pudieran obtenerse con la guerra se tomaron en cuenta más tarde. De otra parte, el
nacionalismo fue más fuerte en la mentalidad de los pueblos que el internacionalismo
proletario de los socialistas revolucionarios, sobre todo cuando la mayoría de las
organizaciones de la II Internacional cambiaron sus posiciones para apoyar la guerra,
culminando así su proceso reformista. Las fuerzas hostiles a la guerra quedaron así en
franca minoría.
Teniendo en cuenta estas posiciones y el reforzamiento de la política de bloques durante “la paz
armada”, sólo faltaba esperar algún suceso que hiciera estallar una guerra que ya todos veían
inevitable. Y efectivamente ese detonante llegó: el 28 de junio de 1914 caía asesinado en
Sarajevo por un estudiante bosnio el archiduque Francisco Fernando, heredero de Austria-
Hungría. Austria declaró la guerra a Serbia (previo apoyo alemán), Rusia interviene en favor de
Serbia y Alemania declara la guerra a los rusos y sus aliados, franceses y británicos. La guerra
general está servida.
El desarrollo de la guerra pasó por varias fases. Los contendientes iniciales eran: por un lado, la
Triple Entente (Rusia, Inglaterra y Francia), Serbia y Bélgica: por el otro, los imperios centrales:
Alemania y Austria-Hungría (Italia, al no acceder Viena a sus reivindicaciones en el Adriático,
se declaró neutral). Las fuerzas están compensadas: la Entente dispone de mayor población y
superioridad naval, los imperios centrales de contienda, la inferioridad marítima alemana será
clave, pues su avituallamiento de materias primas y alimentos podrá ser bloqueado.
Porque la guerra no será corta como esperaban ambos bandos, sino muy duradera. Primero se
produce una guerra de movimientos (1914) basado en el plan alemán de un avance rápido, que
fracasa; Japón aprovecha la coyuntura para ocupar las posiciones alemanas en China y el
Pacífico, mientras Turquía se une a los imperios centrales. La guerra se prolonga y se pasa a la
defensiva, las trincheras, la guerra de posiciones, durante 1915-16. Italia entra en la lucha por las
promesas territoriales de la Entente. Se produce un enorme desgaste de fuerzas: es el “infierno de
Verdún”. En 1917 el equilibrio se rompe a favor de la Entente a pesar de la revolución y retirada
rusa: los EE UU se alían a la Entente al no respetar Alemania la neutralidad marítima. En 1918
se vuelve a las grandes ofensivas que terminarán con la derrota de una Alemania agotada,
mientras EE UU preparaba el traslado de un millón de hombres a Europa.
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Las consecuencias de la guerra fueron múltiples: 10 millones de muertos, grandes pérdidas
económicas (con Francia como país más afectado), transformaciones sociales (incorporación de
la mujer al trabajo, éxodo rural a las ciudades, desarraigo de muchos combatientes), y todas las
repercusiones de los acuerdos de paz, contenidos fundamentalmente en el Tratado de Versalles
(junio de 1919).
El clima de odio generado por cuatro años de conflicto determinó la dureza del Tratado, en el
que los representantes de los países vencedores (el francés Clemenceau, el británico Lloyd
George, el estadounidense Wilson y el italiano Orlando) proclamaron la culpabilidad de
Alemania y remodelaron el mapa de Europa:
Desaparecen los imperios centrales.
Surgen como nuevas naciones (siguiendo la teoría de Wilson de: cada nación, un
territorio) Polonia, Yugoslavia, Hungría (desgajada del Imperio y reducida Austria a sus
actuales pequeñas dimensiones), Checoslovaquia y los Estados bálticos, Estonia, Letonia,
Lituania.
División de Alemania, cuya Prusia Oriental queda aislada para conceder a Polonia acceso
al mar por el pasillo de Dantzig (declarada ciudad libre). Pierde ante Francia Alsacia y
Lorena, y parte de Prusia Oriental para Polonia. Además, Alemania debe pagar como
indemnizaciones de guerra sumas tan altas que no podrá satisfacerlas, y queda
militarmente indefensa.
Italia obtiene algunos de los territorios que disputaba a Austria, aunque otros (Fiume)
quedarán en manos de Yugoslavia
Contra la opinión de Gran Bretaña y EE UU, Francia había logrado imponer una severidad que
en el futuro alentaría el revanchismo alemán impulsado por los nazis.
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Los dos casos más importantes de totalitarismos fueron los del fascismo italiano el nacional-
socialismo alemán que analizaremos a continuación:
El fascismo italiano fue el primero de los totalitarismos en llegar al poder. Su triunfo está
directamente relacionado con las secuelas de la guerra en Italia. Precisamente, Benito
Mussolini había sido expulsado del Partido Socialista Italiano- neutralista-por defender la
postura belicista. En ese mismo 1914 funda los Fascio d’azione rivolucionaria, que junto a
otras fuerzas logrará la participación italiana al lado de la Entente.
La victoria no trajo las ventajas que pedían los nacionalistas italianos y llenan de decepción
y sentimiento de agravio a muchos. La enorme crisis económica hizo que las multitudes
invadieran en 1919 las tiendas y que por influencia de la revolución rusa se sucedieran las
ocupaciones de fincas y fábricas, sin la menor preparación ni posibilidad de éxito. Desde
entonces el movimiento obrero decayó, las clases medias terminaron a la revolución, los
socialistas se dividieron (nació el Partido Comunista) como en otros países y a partir de
entonces los fascistas comenzaron a desencadenar la violencia contrarrevolucionaria con
apoyo al ejército, la policía y la pasiva complacencia del gobierno.
Ante ña debilidad del gobierno y los apoyos en el ejercito, en 1922 Mussolini organiza la
marcha sobre Roma, que la lleva a la jefatura del gobierno. Inicia entonces un proceso
lento de institucionalización del Estado fascista, que finalmente quedaría definido por estos
elementos: partido único, identificación Partido/Estado, sindicato vertical (en realidad,
organización patronal), control de la Justicia, prohibición de los derechos civiles y
liquidación del Parlamento. Con la firma de un concordato con la Santa Sede se ganó
además el apoyo de los católicos.
Los nazis crean las S.A. (fuerza de choque paramilitar), dirigida por antiguos oficiales del
ejército y destinada a dominar las calles. El éxito de Mussolini tras la marcha sobre Roma
lleva a Hitler a un fracasado golpe de Estado y a la cárcel. Entonces plasma sus ideas
racistas, antisemitas y expansionistas (“Mein Kampf”, Mi lucha), nacionalistas y
violentamente antimarxistas.
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Entre 1925y 1928 se vive el “espíritu de Locarno”, con la reintegración de Alemania a las
relaciones internacionales. Parece que se olvida la guerra. Son los años dorados de la
“República de Weimar”. Pero con la crisis de 1929 vuelven los problemas sociales y la
reactivación nazi, que pudo aprovecharse de la aceptación por el gobierno del Plan Young,
que extendía el pago de indemnizaciones de guerra por otros 58 años. Las elecciones de
1930 dieron un gran ascenso electoral al partido nazi, y también a los comunistas. La crisis
económica trajo un paro enorme y la ruina de muchos pequeños propietarios. En estos años
se van realizando reuniones en las que Hitler logra el apoyo de altos mandos del ejército,
de la Liga Agraria de los grandes terratenientes, y de los grandes industriales de la
industria pesada. Manipuló adecuadamente también los aspectos religiosos para obtener el
apoyo protestante.
Desde 1930 Alemania deja de ser gobernada parlamentariamente para serlo a golpe de
decretos-leyes de emergencia bajo la presidencia del poco demócrata y viejo general
Hindemburg. Las elecciones presidenciales del 32 cuentan sólo con tres candidatos: el
viejo general, Hitler y el candidato comunista. Hitler triunfa con el 37% de los votos y bajo
la presión de los generales del ejército es nombrado canciller
En Alemania la construcción del nuevo régimen fue rápida. En febrero Hitler organiza el
incendio del palacio del Reichstag y culpa del mismo a los comunistas: miles de líderes
obreros son detenidos esa misma noche. Desde entonces y rápidamente fueron aboliendo
los derechos políticos, los sindicatos, el partido nazi era ya el único y se revolvió la tensión
creciente entre las S.A. de Rhom y el ejército con el asesinato masivo de guardias de asalto
y del propio Rhom. La vía hacia la agresión exterior y una nueva guerra estaba abierta
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una dirección capacitada a través del partido bolchevique dirigido por Lenin. Proliferó la
organización popular de los Soviets de obreros, campesinos y soldados.
En octubre de 1916 todas las fábricas de Petrogrado estaban en huelga. El gobierno zarista
incrementó la represión, pero en febrero de 1917 todo el clima estaba preparado para la
revolución. Las fuerzas opositoras del pueblo se unían bajo el lema paz, tierra y libertad, que
resumía sus aspiraciones, formulado por el partido bolchevique para transformar la guerra
imperialista en guerra revolucionaria en Rusia. Finalmente, la Revolución de Febrero derrocó al
Zar, instaurando un gobierno provisional dirigido por Kerensky, pero con otro polo de poder
tanto o más fuerte, el Soviet de Petrogrado. Tras un intento fallido de asalto popular al poder en
julio, la revolución del 25 de Octubre (7 de noviembre según calendario occidental gregoriano,
que no regla en Rusia) dio todo el poder a los Soviets
El nuevo régimen, asentado en la alianza de obreros y campesinos que constituían mayoría de la
población, emprendió en seguida negociaciones para una paz inmediata con Alemania. A pesar
de las duras imposiciones germanas, el gobierno soviético la Paz de Brestz-Litovsk (que
independizaban los territorios de Estonia, Letonia y Lituania), cumpliendo así uno de los
objetivos programáticos. De la misma forma, se efectuó el reparto de las tierras y la
nacionalización de las industrias
La República Soviética recién nacida tuvo en seguida que hacer frente a la “guerra contra los
blancos”, dirigidos por generales ex zaristas y apoyados por las potencias capitalistas. El
conflicto provocó serias dificultades económicas y la muerte de numerosos cuadros medios
bolcheviques.
A partir de 1922 un ataque cerebral aparta a Lenin de la vida política (morirá en 1924) y
desencadena una fuerte lucha por el poder, a la vez que la oposición del resto de los partidos a la
revolución deja en la práctica a los bolcheviques como partido único. Hacia 1929 Stalin ha
conseguido control absoluto del poder, enuncia su política del “socialismo en un solo país”
(frente a la de “revolución permanente” propuesta por Trotsky) y promueve una feroz
persecución de todos los opositores, que acaban en el destierro (1929, Trotsky) o ejecutados
(Kamenev y Zinoviev en 1936, Bujarin en 1938)
Stalin llevó adelante la colectivización forzosa de la agricultura y la industrialización acelerada,
a través de una economía rígidamente centralizada por medio de los planes quinquenales.
Gracias a ello, la URSS se convirtió en un Estado moderno; también gracias a ello pudo,
seguramente, defenderse luego con éxito ante Hitler. Como contrapartida, el poder se fue
alejando progresivamente de los ciudadanos y la propia elite revolucionaria fue aniquilada. El
resultado final fue un régimen oscurantista y dictatorial que en nada respondía a los objetivos
originales de la revolución soviética, con un gran peso del ejército y la estructura policial, que
era justificado con la perpetua sensación de agresión potencial por el capitalismo.
La victoria sobre el nazismo en la II Guerra Mundial y el hecho de que todo el frente oriental
fuera liberado por el Ejército Rojo permitió a Stalin y a la URSS forzar los acontecimientos en
muchos países, logrando establecer regímenes políticos afines, pero que no eran fruto de una
revolución popular. Sobre esta “zona de influencias”, reconocida por los aliados, ejercería la
URSS una tutela tachada por muchos de “social imperialismo”, hasta la reciente desaparición del
sistema soviético, motivado por su ineficacia económica y la falta de apoyo social.
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2. El mundo a partir de la II Guerra Mundial
2.1. Bloques y guerra fría
El final de la guerra no condujo a una verdadera distensión internacional, pues enseguida
aparecieron los intereses contrapuestos, en el bando vencedor, entre la URSS y los países
capitalistas occidentales, provocando un período de hostilidad no bélica que se llamó “guerra
fría”. Esta consistió en un estado de tensión permanente, protagonizado por las dos grandes
potencias y seguido por los bloques de países que ambas encabezaban. Winston Churchill (ya
derrotado electoralmente en su país) acuñará la expresión “telón de acero” como definición de la
guerra fría y la división de Europa y del mundo en dos bloques antagónicos. Los puntos de
confrontación van a multiplicarse, como la labor de propaganda para demostrar la bondad del
sistema propio y la maldad del adversario.
La creación de la ONU en 1945 no sirvió para crear otro clima mejor. La Alemania dividida es el
principal foco de tensión, y poco a poco la URSS consigue que en toda el área liberada del
nazismo por el ejército soviético se establezcan sistemas afines y dependientes de ella. EE UU,
por su parte, organiza el Plan Marshall de ayudas a Europa para mejorar la situación económica
y evitar la expansión de los partidos comunistas en el destruido occidente europeo.
Como expresión militar del antagonismo, en 1949 se crea la OTAN (Organización Tratado del
Atlántico Norte), con participación de EE UU, Canadá y 10 países de Europa occidental. Por su
lado la Unión Soviética -que posee ya la bomba atómica- intensifica sus relaciones con las
llamadas “democracias populares” (en 1949 se crea el COMECON para intensificar los lazos
económicos) y tras la muerte de Stalin dará respuesta a la OTAN con la creación del Pacto de
Varsovia (1955).
La guerra de Corea (1950-51) fue uno de los típicos conflictos de la guerra fría, muy localizado
en un lugar y detenido en el momento que podía llegarse a una guerra total (ahora ya, nuclear).
La URSS y la recién nacida República Popular China (1949) intervienen en favor de Corea del
Norte; tropas de la ONU y de EE UU junto a Corea del Sur. Al final el resultado no cambió nada
y continuó la división del país en la línea del paralelo 38.
Tras la guerra de Corea se entra en un período de estabilización de la “guerra fría” (1952-56), al
que contribuye la situación de “empate atómico”. También los nuevos gobernantes parecen ser
más dúctiles y abiertos (Kruschev, Eisenhower, a pesar de la dureza de su Secretario de Estado,
Foster Dulles). Pero de nuevo se producirá un aumento de la tensión mundial entre 1956 y 1960
al estallar simultáneamente dos crisis: la del canal de Suez y la invasión de Hungría.
La crisis de Suez vino precedida de la negativa de EE UU a financiar la presa de Asuán, que
inclinó al dirigente egipcio Nasser hacia el bloque soviético. Luego nacionalizó el canal de Suez,
hasta entonces administrado por una compañía franco-británica. Se produce la intervención de
Gran Bretaña y Francia, además de un ataque israelí a Egipto, pero un acuerdo entre las dos
superpotencias fuerza la retirada europea.
La invasión de Hungría por la URSS contradecía en la práctica las nuevas formulaciones de
Kruschev: coexistencia pacífica, no-exportación de la revolución, vías diversas de cada país al
socialismo. Un disidente, Imre Nagy, apoyado en parte del ejército, accede al poder, crea un
nuevo partido y abandona el Pacto de Varsovia La amenaza que esto constituye para el bloque
soviético decide a la URSS a la invasión: Imre Nagy es ejecutado y sube a la presidencia Janos
Kadar
Se producirán algunos incidentes más, pero es ya en época de J. Kennedy cuando las tensiones
llegan tan alto que cuando pasen va a producirse el final de la guerra fría. Primero, el frustrado
intento de invasión de Cuba por los estadounidenses en Bahía Cochinos (abril de 1961), y el
año siguiente se produce la “crisis de los misiles”, en una escalada de rearme soviético a Cuba.
El bloqueo por la flota de EE UU fuerza la tirada de los barcos rusos.
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Era evidente ya que no podía jugarse al riesgo de un conflicto directo, y así se llega a una
distensión progresiva en la década de los sesenta, resultado de varios procesos que confluyen:
Las dos potencias poseen ya una capacidad de destrucción recíproca.
El club atómico se ha ampliado a otros países (Inglaterra, Francia, China) y se prevé su
posesión por potencias de segundo orden, aumentando el riesgo nuclear.
La carrera de armamentos supone un coste insoportable, que incide sobre el nivel de vida
de los ciudadanos (sobre todo en la URSS).
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Capitulo peculiar fue la sustitución de colonialismos que se produjo en la Indochina francesa. En
Vietnam la derrota de Diem Biem Phu obliga a Francia a conceder la independencia (1954), con
división de Norte y Sur, pero ya el gobierno de EEUU estudia sustituir a Francia por su interés
en las riquezas mineras del país. El conflicto militar se inicia con Kennedy, su escalada con
Johnson y la derrota final de la gran potencia (un verdadero shock para su población), con Nixon
en 1973 (con proclamación de la República Socialista de Vietnam en 1976).
El problema del subdesarrollo afectaba no sólo a estos países recién descolonizados, sino a otros
de antigua existencia, afectando a los 2/3 de la población mundial. La clave de su situación es la
dependencia económica, la imposibilidad de emprender un desarrollo propio, adecuado a las
necesidades nacionales. Superar sus indicadores socioeconómicos implica solventar toda una
barrera de obstáculos: el intercambio desigual que rige el comercio mundial, las tasas de
crecimiento de demográfico, la deuda financiera y escasez de capitales, la carencia de bases
técnicas e infraestructura, etc.
La toma de conciencia del Tercer Mundo se tradujo en la formación de un primer grupo de
países -India. Ceylán, Indonesia, Birmania y Pakistán-en 1954, que dará lugar más tarde a la
celebración de la Conferencia de Bandung (1955) con participación de 29 países (incluidos
Japón y China). Nehru, Nasser, Chu En-lai, Sukarno, serán sus figuras. El tono general fue de
moderación y los acuerdos establecían sobre todo principios de respeto, igualdad y cooperación
entre todos los países. Bandung fue el punto de partida de la solidaridad del Tercer Mundo, pero
la unión de intereses se haría día a día más difícil, por la interferencia de las potencias y las
diferencia políticas e ideológicas entre estos países.
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Integración progresiva de las políticas fiscales
Cada país miembro seguía, sin embargo, conservando su independencia y personalidad,
beneficiándose de lo que la organización le podía aportar. Los firmantes del tratado fundador
fueron Francia, Italia, República Federal Alemana y Benelux.
En 1986 se firma el Acta Única Europea. Supuso la mayor reforma hasta entonces del tratado de
Roma. El Acta desarrollaba aspectos nuevos, especialmente los desequilibrios territoriales y la
degradación del medio ambiente, y otros aspectos ya conocidos: la consecución de una verdadera
unidad espacial sin fronteras y el desarrollo de la integración europea.
Para combatir los desequilibrios se crearon los Fondos Estructurales, que se concretaban en:
Fondo europeo de orientación y garantía agrícola (FEOGA)
Fondo social europeo (FSE)
Fondo europeo de desarrollo regional (FEDER).
Momento fundamental es la firma en 1992 del Tratado de Maastricht. Este tratado fue firmado
el día 7 de febrero y entró en vigor el 1 de noviembre de 1993. Fue el momento en que la
Comunidad Europea pasó a llamarse con la denominación más simple de Unión Europea.
Introdujo nuevas formas de cooperación entre los gobiernos de los Estados miembros como la
defensa, justicia e interior. Se concedió la ciudadanía de la unión con tres nuevos derechos: libre
circulación de personas, derecho de residencia y derecho de voto y elegibilidad en el lugar de
residencia. Se fortaleció la cohesión económica y social entre los estados miembros para reducir
las diferencias entre ellos. Se abogaba por el desarrollo de politicas medioambientales, educativas,
de formación e investigación. Se transformaron los organismos e instituciones para conseguir
mayor cohesión política y social. Uno de los puntos más importantes fue la creación de la Unión
Económica mediante la creación de una moneda común, el euro, que entró en vigor el 1 de enero
de 2002. El 1 de enero se establecieron los 12 países que accedieron al euro en su primera etapa,
entre ellos estaba España. Hoy en día, de los 27 países miembros lo tienen en vigor 16 de ellos.
En 1997 se firma el Tratado de Ámsterdam que entró en vigor el 1 de mayo de 1999. Modificó
el texto y la numeración de los Tratados UE y CE, estableciendo la versión consolidada de ambos.
Afirmaba los principios de libertad, democracia y respeto a los derechos humanos. Los artículos
del tratado pasaron a designarse con números en vez de con letras
El Tratado de Niza se firma el 26 de febrero de 2001 y entró en vigor el 1 de febrero de 2003. En
este tratado se recoge la extinción de la CECA, que fue creada para 50 años y que se englobaba en
el de la Comunidad Europea. Además, se reformaron las instituciones para que la Unión pudiera
funcionar eficazmente tras su ampliación a 25 miembros (en 2004) y a 27 (en 2007). Este tratado
es una fusión del Tratado de la Unión y del de la Comunidad Europea.
El último tratado firmado ha sido el Tratado de Lisboa, que se firmó el 13 de diciembre de 2007.
Antes de entrar en vigor tiene que ser ratificado por los 27 países miembros lo que se espera que
tenga lugar antes de las próximas elecciones al Parlamento Europeo de 2009. Sus principales
objetivos son: aumentar la democracia en la UE e incrementar la eficacia de la actuación de la
Unión. También elevar sus capacidades para enfrentarse a temas tan actuales como el cambio
climático, la seguridad y el desarrollo sostenible.
El acuerdo sobre el Tratado de Lisboa siguió a las discusiones mantenidas para la elaboración de
una Constitución Europea. El Tratado por el que se establece una Constitución para Europa fue
adoptado por los Jefes de Estado y Gobierno en el Consejo Europeo de Bruselas del 17 y 18 de
junio de 2004 y firmado en Roma el 29 de octubre de 2004, pero no lo llegado a ratificarse
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Ampliaciones de la Unión Europea
En enero de 1972 se firmó el tratado de Bruselas, por el que se aceptaba la entrada en la
comunidad de Reino Unido, Irlanda, Noruega y Dinamarca. Posteriormente Noruega decidió no
incorporarse (en un referéndum rechazaron el ingreso)
En 1981 se incorpora Grecia y se crea la Europa de los 10. En 1986, se incorporaron Portugal y
España, y en 1995 lo hicieron Austria, Suecia y Finlandia, completando la Europa de los 15.
El 1 de mayo de 2004 la Unión Europea sufrió su mayor ampliación con el ingreso de diez nuevos
estados: Chipre, Eslovaquia, Eslovenia, Estonia, Hungría, Letonia, Lituania, Malta, Polonia y
República Checa. En 2007 se incorporan Bulgaria y Rumania.
Actualmente la Unión está formada por 27 estados y agrupa a más de 495 millones de habitantes.
Proceso controvertido está siendo la posible ampliación a dos estados balcánicos (Macedonia y
Croacia) y sobre todo las pretensiones de Turquía para entrar Unión.
La tabla que sigue recoge un resumen del proceso de ampliación de la Unión Europea
AÑO PAISES
1957 Francia, Bélgica, Luxemburgo, Holanda, RF Alemana e Italia
1973 Irlanda, Reino Unido y Dinamarca
1981 Grecia
1986 Portugal y España
1995 Austria, Suecia y Finlandia.
2004 Chipre, Eslovaquia, Eslovenia, Estonia, Hungría, Letonia, Lituania, Malta, Polonia
y República Checa
2007 Bulgaria y Rumania.
Instituciones y organismos
- El Consejo de la Unión Europea. Está compuesto por un representante de cada uno de los
gobiernos de los países miembros. Agrupa los ministros de los estados componentes en los
asuntos comunitarios: exteriores, justicia, agricultura…
La presidencia del Consejo se ejerce de manera rotativa por un periodo de seis meses. La
función principal del consejo es legislativa: normas, modificaciones, rechazo o aceptación
de propuestas, etc. También se encarga de las relaciones con el exterior.
- La Comisión Europea. Se encarga de asegurar la ampliación y cumplimiento de los
tratados y de las normas aceptadas por el Consejo de Ministros. Las decisiones de la
Comisión son colegiadas, es decir, son tomadas por mayoría entre los miembros que la
componen. Cada país elige a sus miembros representantes en la Comisión. El mandato de
los comisarios dura cuatro años
- El Parlamento Europeo. Al igual que los parlamentos de los destinos países, el europeo
está estructurado por partidos o grupos políticos, no por países. Los miembros del
Parlamento son elegidos por sufragio universal directo de cada país. El Parlamento Europeo
tiene un presidente y doce vicepresidentes. Su periodo legislativo es de cinco años.
Esta cámara es un órgano democrático en el que están representados todos los ciudadanos de
los Estados Comunitarios y tiene una gran presencia en el proceso legislativo de UE, actúa
como órgano consultivo de la Comisión, a la que puede vetar en sus decisiones, toma
decisiones presupuestarias, autoriza o no a la firma de acuerdos o tratados internacionales,
etc.
- El Tribunal de Justicia. Está formado por un juez de cada país más otro elegido de común
acuerdo. Su misión es aplicar el Derecho comunitario en los conflictos que puedan surgir
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entre Estados miembros, los diversos órganos, entre particulares, y vigilar que esto se
cumple.
- El Consejo de Europa. Lo forman los jefes de Estado o de Gobierno de los países
miembros, los ministros de Asuntos Exteriores, el presidente de la Comisión y otros
miembros de esta institución. Se incorporó tras la firma del Acta Única.
- El Tribunal de Cuentas. Vigila los gastos e ingresos de la Unión y gestiona los
presupuestos.
Otras instituciones son: el Defensor del Pueblo Europeo y el Supervisor Europeo de
Protección de Datos.
Otros órganos:
- El Comité Económico y Social. No es una institución, es un órgano consultivo del Consejo
y la Comisión.
- El Banco Europeo de Inversiones. No es una institución, es un órgano financiero que
concede préstamos y subvenciones a los distintos sectores económicos.
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