Reporte de Lectura-Los 4 Acuerdos

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Los Cuatro Acuerdos.

Se Impecable Con Tus Palabras, No Te Tomes


Nada Personal, No Hagas Suposiciones Y Haz Siempre Tú Máximo
Esfuerzo.

Lo que ves y escuchas ahora mismo no es más que un sueño. Sueñas con el
cerebro despierto. Soñar es la función principal de la mente, y la mente sueña
veinticuatro horas al día. El sueño del planeta es el sueño colectivo hecho de
miles de millones de sueños más pequeños, de sueños personales que, unidos,
crean un sueño de una familia, un sueño de una comunidad, un sueño de una
ciudad, un sueño de un país, y finalmente, un sueño de toda la humanidad.

Sé impecable con tus palabras. El Primer Acuerdo es el más importante y


también el más difícil de cumplir. Es tan importante que sólo con él ya serás
capaz de alcanzar el nivel de existencia que yo denomino “el Cielo en la
Tierra”. El Primer Acuerdo consiste en ser impecable con tus palabras. Parece
muy simple, pero es sumamente poderoso.

Constituyen el poder que tienes para crear. Son un don que proviene
directamente de Dios. Mediante las palabras expresas tu poder creativo; lo
revelas todo. Independientemente de la lengua que hables, tu intención se
pone de manifiesto a través de las palabras. Lo que sueñas, lo que sientes y lo
que realmente eres, lo muestras por medio de las palabras. No son sólo
sonidos o símbolos escritos; son una fuerza. Constituyen el poder que tienes
para expresar y comunicar, para pensar y para crear los acontecimientos de tu
vida. Este acuerdo es muy difícil de romper, y es posible que te lleve a realizar
muchas cosas con el único fin de convencerte de que realmente eres estúpido.
Puede que hagas algo y te digas a ti mismo: Me gustaría ser inteligente, pero
debo de ser estúpido, porque si no lo fuera, no habría hecho esto. Si me amo a
mí mismo, expresaré ese amor en mis relaciones contigo y seré impecable con
mis palabras, porque la acción provoca una reacción semejante. Si te amo, tú
me amarás. Si te insulto, me insultarás.

Imagínate lo que es posible crear sólo con la impecabilidad de las palabras.


Trascenderás el sueño del miedo y llevarás una vida diferente. Podrás vivir en
el Cielo en medio de miles de personas que viven en el Infierno, porque serás
inmune a él. Alcanzarás el reino de los Cielos con este acuerdo: Sé impecable
con tus palabras.

No te tomes nada personalmente. El Segundo Acuerdo consiste en no


tomarte nada personalmente. Suceda lo que suceda a tu alrededor, no te lo
tomes personalmente. La importancia personal, o el tomarse las cosas
personalmente, es la expresión máxima del egoísmo, porque consideramos
que todo gira a nuestro alrededor. Durante el periodo de nuestra educación
aprendimos a tomarnos todas las cosas de forma personal. Todos vivimos en
nuestro propio sueño, en nuestra propia mente; los demás están en un mundo
completamente distinto de aquel en que vive cada uno de nosotros.

Si vives sin miedo, si amas, no hay lugar para ninguna de esas emociones. Si
no tienes ninguna de esas emociones, lógicamente te sientes bien. Cuando te

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sientes bien, todo lo que te rodea está bien. Cuando todo lo que te rodea es
magnífico, todo te hace feliz. Amas todo lo que te rodea porque te amas a ti
mismo, porque te gusta cómo eres, porque estás contento contigo mismo,
porque te sientes feliz con tu vida. Sea lo que sea lo que la gente haga, piense
o diga, no te lo tomes personalmente. Si te dice que eres maravilloso, no lo
dice por ti.

Tú sabes que eres maravilloso. No es necesario que otras personas te lo digan


para creerlo. No te tomes nada personalmente porque, si lo haces, te expones
a sufrir por nada. Los seres humanos somos adictos al sufrimiento en
diferentes niveles y distintos grados; nos apoyamos los unos a los otros para
mantener esta adicción.

Si conviertes el Segundo Acuerdo en un hábito, descubrirás que nada podrá


devolverte al Infierno. Una gran cantidad de libertad surge cuando no nos
tomamos nada personalmente. Serás inmune a los magos negros y ningún
hechizo te afectará, por muy fuerte que sea.

No hagas suposiciones. El Tercer Acuerdo consiste en no hacer suposiciones.


Tendemos a hacer suposiciones sobre todo. El problema es que, al hacerlo,
creemos que lo que suponemos es cierto.
Toda la tristeza y los dramas que has experimentado tenían sus raíces en las
suposiciones que hiciste y en las cosas que te tomaste personalmente.
Concédete un momento para considerar la verdad de esta afirmación. Toda la
cuestión del dominio entre los seres humanos gira alrededor de las
suposiciones y el tomarse las cosas personalmente. Todo nuestro sueño del
Infierno se basa en ello.
Suponemos que todo el mundo ve la vida del mismo modo que nosotros.
Suponemos que los demás piensan, sienten, juzgan y maltratan como nosotros
lo hacemos. Esta es la mayor suposición que podemos hacer, y es la razón por
la cual nos da miedo ser nosotros mismos ante los demás, porque creemos que
nos juzgarán, nos convertirán en sus víctimas, nos maltratarán y nos culparán
como nosotros mismos hacemos. De modo que, incluso antes de que los
demás tengan la oportunidad de rechazarnos, nosotros ya nos hemos
rechazado a nosotros mismos.

Este es el Tercer Acuerdo: No harás suposiciones. Decirlo es fácil, pero


comprendo que hacerlo es difícil. Lo es porque, muy a menudo, hacernos
exactamente lo contrario. Tenemos todos esos hábitos y rutinas de los que ni
tan siquiera somos conscientes. Tomar consciencia de esos hábitos y
comprender la importancia de este acuerdo es el primer paso, pero no es
suficiente. Actuar una y otra vez fortalece tu voluntad, nutre la semilla y
establece una base sólida para que el nuevo hábito se desarrolle.

Si haces un hábito de este acuerdo, transformarás completamente tu vida.


Cuando transformas todo tu sueño, la magia aparece en tu vida. Lo que
necesitas te llega con gran facilidad porque el espíritu se mueve libremente en

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ti. Esta es la maestría del intento, del espíritu, del amor, de la gratitud y de la
vida. Este es el objetivo del tolteca. Este es el camino hacia la libertad
personal.

Haz siempre tu máximo esfuerzo


Sólo hay un acuerdo más, pero es el que permite que los otros tres se
conviertan en hábitos profundamente arraigados. El Cuarto Acuerdo se refiere
a la realización de los tres primeros: Haz siempre tu mejor esfuerzo. Bajo
cualquier circunstancia, haz siempre tu máximo esfuerzo, ni más ni menos.
Pero piensa que eso va a variar de un momento a otro. Todas las cosas están
vivas y cambian continuamente, de modo que, en ocasiones, lo máximo que
podrás hacer tendrá una gran calidad, y en otras no será tan bueno. Cuando te
despiertas renovado y lleno de vigor por la mañana, tu rendimiento es mejor
que por la noche cuando estás agotado. Haz tu máximo esfuerzo, y tal vez
aprenderás que independientemente del tiempo que medites, puedes vivir,
amar y ser feliz. Si haces tú máximo esfuerzo, vivirás con gran intensidad.
Serás productivo, y serás bueno contigo mismo porque te entregarás a tu
familia, a tu comunidad, a todo. Pero la acción es lo que te hará sentir
inmensamente feliz. Siempre que haces tú máximo esfuerzo, actúas. Hacer tu
máximo esfuerzo significa actuar porque amas hacerlo, no porque esperas una
recompensa.

Las recompensas llegarán, pero tú no estarás apegado a ellas. Si no esperas


una recompensa, es posible que incluso llegues a conseguir más de lo que
hubieses imaginado. Si nos gusta lo que hacemos y si siempre hacemos
nuestro máximo esfuerzo, entonces disfrutamos realmente de nuestra vida.
Nos divertimos, no nos aburrimos y no nos sentimos frustrados. Cuando haces
tú máximo esfuerzo no parece que trabajes, porque disfrutas de todo lo que
haces. Sabes que haces tú máximo esfuerzo cuando disfrutas de la acción o la
llevas a cabo de una manera que no te repercute negativamente. Haces tú
máximo esfuerzo porque quieres hacerlo, no porque tengas que hacerlo, ni por
complacer al Juez o a los demás. Si emprendes la acción porque te sientes
obligado, entonces, de ninguna manera harás tu máximo esfuerzo.
La acción consiste en vivir con plenitud. La inacción es nuestra forma de negar
la vida y consiste en sentarse delante del televisor cada día durante años
porque te da miedo estar vivo y arriesgarte a expresar lo que eres. La práctica
forma al maestro. Cuando haces tú máximo esfuerzo, te conviertes en un
maestro. Todo lo que sabes lo has aprendido mediante la repetición.
Aprendiste así a escribir, a conducir e incluso a andar. Definitivamente, no. Si
eres impecable con tus palabras, no te tomas nada personalmente, no haces
suposiciones y siempre haces lo máximo que puedas, tu vida será maravillosa
y la controlarás al cien por cien.
Los Cuatro Acuerdos son un resumen de la maestría de la transformación, una
de las maestrías de los toltecas. Transformas el Infierno en Cielo. El sueño del
planeta se transforma en tu sueño personal del Cielo. El conocimiento está ahí;

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sólo espera a que tú lo utilices. Los Cuatro Acuerdos están ahí; sólo tienes que
adoptarlos y respetar su significado y su poder

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