Olor 1

Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1de 8

Cultura y natura del olor humano.

*
D. Michael Stoddart,
Departamento de Zoolog¶³a, Universidad de Tasmania.

Resumen por el fabricante en forma deliberada. Los desin-


Para la mayor¶³a de los mam¶³feros la comunicaci¶ on fectantes de ba~
no, los l¶³quidos limpiadores de pisos
basada en el olor es muy importante para su recono- y muebles, el papel sanitario, los detergentes. Las
cimiento y reproducci¶on, sin embargo, los humanos etiquetas anuncian el hecho abiertamente \El de-
modernos buscan c¶omo ocultar sus olores natura- tergente Tal hace que su ropa <huela a limpio! ".
les. Para los cient¶³¯cos es tan intrigante como dif¶³cil Lo que no dicen es que la ropa estar¶³a realmente
la comprensi¶ on de c¶omo los olores in°uyen en nues- m¶as limpia sin el perfume extra que paga el con-
tra biolog¶³a y comportamiento. sumidor. En Occidente la gente vive en un mun-
do aromatizado, aunque la mayor¶³a ignora cu¶anto
Introducci¶ on usa su nariz.
Est¶ a usted caminando por su barrio hacia el su-
permercado repasando su lista de compras cuando, El antiguo sentido del olfato
de repente, es atrapado por el olor de unas galle- La raz¶ on fundamental del comportamiento descri-
tas de canela reci¶en horneadas; ese aroma le trae re- to es que, en t¶erminos evolutivos, el sistema olfato-
cuerdos de la cocina de su abuela. La fuerza de es- rio (la red de nervios que se extiende desde la na-
ta sensaci¶ on es tan grande que le evoca recuerdos riz al cerebro) es muy antiguo. La nariz, suele pen-
de su infancia guardados durante d¶ecadas. En for- sar la gente, esa estructura asociada con el paso de
ma semejante, al ayudarle a su hijo a abrir la ca- aire en los animales terrestres, no puede ser m¶as an-
ja de crayones, le llega s¶ubitamente el olor carac- tigua que la vida en la tierra. Sin embargo, la co-
ter¶³stico de la cera y la imagen de usted, cuando municaci¶ on qu¶³mica, la funci¶
on que cumple el senti-
ni~
no, sentado en el pupitre coloreando unos animales do del olfato, es tan vieja como la vida misma. Den-
de circo. tro de cada c¶elula humana hay mensajeros qu¶³mi-
Como muchas personas lo han experimentado, los cos que coordinan las diferentes actividades de otras
olores y esencias pueden ser evocativos en grado su- c¶elulas y tejidos. A niveles superiores de organiza-
mo. Pueden llegar al lado emocional m¶as directa- ci¶on, las c¶
elulas y tejidos se comunican mutuamen-
mente que los sonidos o las im¶agenes visuales. Con te enviando mol¶eculas como mensajeros.
todo, los humanos pensamos que hacemos poco uso
Cuando se desarroll¶
o la reproducci¶ on sexual en los
del sentido del olfato. Al preguntarle a 100 perso-
primeros organismos acu¶aticos fue, precisamente, la
nas acerca de cu¶al de los cinco sentidos: vista, tac-
comunicaci¶
on qu¶³mica la que permiti¶ o su acopla-
to, o¶³do, gusto y olfato, son menos conscientes, la ma-
miento sexual.
yor¶³a dijo que el olfato (y los dem¶as, el gusto). Al-
gunos a¯rmaron que sus alergias o problemas de si- Los organismos inferiores no tienen el cerebro evo-
nusitis los mantienen alejados del mundo de los olo- lucionado con dos grandes hemisferios caracter¶³stico
res y que sus vidas no han sido afectadas grandemen- de los vertebrados. En ¶estos, como legado de su evo-
te. Otros dijeron haber recibido alguna lesi¶on por de- luci¶
on, el sistema olfatorio env¶³a sus impulsos ner-
portes o choques automovil¶³sticos y que no han per- viosos a la regi¶on llamada rinoenc¶ efalo, palabra cu-
cibido olores durante a~nos. Parad¶ojicamente, si uno ya etimolog¶³a es \nariz { cerebro". En los huma-
le pregunta, a las mismas 100 personas, si han re- nos el rinoenc¶ efalo se localiza en la base de los he-
galado o recibido alg¶un regalo arom¶atico, p.ej. lo- misferios cerebrales en la regi¶ on denominada siste-
ci¶
on, perfume, jab¶on, talco, en el u ¶ltimo a~
no <res- ma l¶³mbico (limbus es una palabra latina que signi-
ponden a¯rmativamente! ¯ca \borde" o \umbral"), ¯gura 1, p¶ ag. 11.
Una r¶apida mirada a la bolsa de las compras re-
vela que muchos productos han sido perfumados Las investigaciones desarrolladas el pasado siglo re-
velaron que el sistema l¶³mbico controla las emocio-
*Adaptaci¶
on de J. L. C¶
ordova F. Depto. de Qu¶³mica, nes y, en gran medida, la memoria. Esto explica por-
UAM{I. qu¶e los humanos reaccionamos a los olores de forma

10
Cultura y natura del olor humano. D. Michael Stoddart. 11

Figura 1. Corte transversal del cerebro humano.

emocional y porqu¶e el aroma de canela de las ga- tructuras peque~nas localizadas justo encima de la ca-
lletas reci¶en horneadas o de la cera de los crayones vidad nasal; sin embargo, en los mam¶³feros primi-
llena, involuntariamente, dispara recuerdos en nues- tivos como la musara~ na ocupan casi todo su cere-
tra cabeza. En otras palabras, el sentido del olfa- bro. En los bulbos olfatorios los axones de las c¶elu-
to es el menos intelectual de nuestros sentidos. Con- las receptoras entran en unas regiones esf¶ericas lla-
¯amos en la informaci¶on que recibimos por la vista y madas glomerulos, donde terminan. Los nervios se-
el oido porque es procesada en los hemisferios cere- cundarios de las c¶elulas receptoras corren lateral-
brales, pero los olores rodean la parte racional del ce- mente desde los glomerulos y conectan con los ner-
rebro y llegan directamente a su zona m¶as primiti- vios terciarios que completan la cadena al llegar
va para estimular las emociones. al hipot¶
alamo.
Los olores se deben, en realidad, a las diferentes Las diversas estructuras del hipot¶alamo tienen sus
mol¶ e culas que son atrapadas en la parte superior propios axones algunos de los cuales regresan a los
de la cavidad nasal cuando la persona inhala ai- bulbos olfatorios, mientras que otros conectan con
re. La parte sensorial de cada nostrilo, no mayor los centros cognitivos de los hemisferios. Son estas
que una u~ na, se encuentra detr¶as del puente nasal; conexiones las que evocan los nombres de los perfu-
all¶³, cubiertos por una delgada membrana amarillen- mes y aromas; as¶³ identi¯camos a la rosa por su fra-
ta, est¶ an las c¶elulas nerviosas especializadas. Los hu- gancia, o comenzamos una b¶ usqueda en la memo-
manos tenemos alrededor de tres millones de c¶elulas ria para identi¯car las asociaciones producidas por
receptoras en cada nostrilo; los conejos y perros tie- un olor particular.
nen diez millones. Cada c¶elula termina en un ani-
La conexi¶ on nariz { g¶ onadas
llo de vellosidades (cilios) en el cual se depositan
las mol¶ e culas odor¶³feras. A pesar de las investiga- Los peque~ nos c¶umulos celulares que constituyen al
ciones realizadas, los cient¶³¯cos a¶un no est¶ an segu- hipot¶alamo gobiernan una gran cantidad de funcio-
nes ¯siol¶ogicas, entre ellas la reproducci¶
on sexual.
ros de c¶ omo una mol¶ecula dispara un impulso nervio-
Las sustancias qu¶³micas secretadas por el hipot¶ala-
so. Tampoco saben si hay receptores espec¶³¯cos pa-
mo pasan por unos delgados canales a la pituita-
ra los olores, por ejemplo, a menta, a fruta, a que-
ria, una estructura glandular debajo del hipot¶alamo
mado o a almizcle.
la cual controla directamente el °ujo de las hormo-
Las c¶elulas receptoras est¶an protegidas u
¶nicamente nas sexuales en hombres y mujeres. El °ujo de men-
por una delgada capa de mucosidad de s¶olo 0.1 mm, saje qu¶³micos desde el hipot¶
alamo estimala a la pitui-
tienen largas proyecciones, llamadas axones, en los taria para verter hormonas, las gonadotropinas, en
bulbos olfatorios que son, en los humanos, unas es- ¶
la sangre. Estas act¶
uan sobre las g¶onadas (los ova-
12 ContactoS 59, 10{17 (2006)

rios en las mujeres, los test¶³culos en el hombre) pa-


ra producir las hormonas sexuales correspondientes:
estr¶
ogenos (principalmente estradiol, estrona y es-
triol) y los andr¶ogenos (fundamentalmente testoste-
rona). Son las hormonas sexuales las que, a su vez,
de¯nen las caracter¶³sticas sexuales secundarias desa-
rrolladas en la pubertad.
Los estudios de laboratorio hechos con roedores in-
dica que hay una cadena de se~nales qu¶³micas entre la
nariza y las g¶onadas, v¶³a el hipot¶alamo y la pituita-
ria; si se rompe esa cadena el curso normal de la re-
producci¶ on sexual se ve alterado grandemente, aun-
que ser¶³a sobresimpli¯car decir que no la puede ha-
ber. Por ejemplo, las ratas maduras sexualmente e
inexpertas en la materia, a las que se cortaron los
nervios olfatorios, no mostraron inter¶es en las hem-
bras maduras sexualmente. Pero, cuando el mismo Figura 2. Diagrama de la piel humana; muestra las
procedimiento se aplic¶o a machos expertos, se da- gl¶
andulas apocrinas y seb¶ aceas y su relaci¶
on con el fol¶³cu-
ban el cortejo y apareamiento normales. Esta in- lo piloso. Ambas gl¶ andulas vierten sus secreciones en el
vestigaci¶on, y otras semejantes, con roedores reve- fol¶³culo; los olores humanos resultan de una combina-
lan que el comportamiento reproductivo no est¶ a ba- ci¶
on de la secreci¶ on apocrina y del sebo. En contraste
jo un control simple del sistema olfatorio. las gl¶andulas sudor¶³paras, o ecrinas, vierten directamen-
te su secreci¶on, fundamentalmente agua, sobre la piel pa-
Hay datos de la conexi¶on entre la nariz y las g¶onadas ra regular la temperatura del cuerpo.
en los humanos y de que la funci¶on sexual depende de
¶esta. Es frecuente que los accidentes automovil¶³sticos
da~nen los nervios olfatorios por alargarlos en exceso; nexi¶
on psicol¶ ogica y anat¶
omica entre la nariz
el resultado es la p¶erdida del olfato, anosmia, y en y las g¶
onadas.
las mujeres la interrupci¶on del ciclo menstrual. Este Gl¶andulas productoras de olores
da~no es temporal pues los nervios olfatorios crecen Como hemos dicho, es durante la pubertad que
nuevamente. las hormonas secretadas por los test¶³culos y ova-
La relaci¶
on entre la nariz y la reproducci¶on sexual en rios desarrollan las caracter¶³sticas sexuales secunda-
los humanos ha sido propuesta desde la antigÄ uedad. rias. Una caracter¶³stica de la pubertad es la aparici¶on
Los estudiantes de medicina de Hip¶ocrates recomen- del vello denso ciertas zonas del cuerpo, en particu-
daban a los hombres \abst¶ente del calor y de las mu- lar la regi¶
on p¶ubica y las axilas. Otra caracter¶³sti-
jeres" ante los s¶³ntomas de resfr¶³o o catarro pues con- ca, muy molesta para los j¶ ovenes, es el acn¶e . Ambos
sideraban que el ardor sexual irritaba la nariz. De he- fen¶
omenos est¶ an asociados con el \despertar" de mi-
cho, durante el embarazo y la pubertad, cuando es les de gl¶
andulas productoras de olores: las seb¶ aceas
tan alto el nivel de hormonas sexuales que llega a y las apocrinas.
sangrar la nariz; en forma semejante, algunas mu- Cada cabello de nuestro cuerpo, a¶ un el vello m¶
as del-
jeres sufren irritaci¶on nasal cuando est¶an por ovu- gado, est¶ a vinculado a una gl¶andula, justo encima
lar. La extrema sensibilidad de las membranas na- del fol¶³culo piloso, que segrega una mezcla de sus-
sales a la concentraci¶on de hormonas sexuales en la tancias grasas, llamada sebo, ¯gura 2. Estas gl¶andu-
sangre a¶un no se ha explicado adecuadamente. las seb¶ aceas son particularmente abundantes alre-
dedor de los pezones en las mujeres, en el escro-
Existe una extra~ na enfermedad conocida co- to en los hombres, y en la cara, cabeza y la regi¶on
mo s¶³ndrome de Kallman, las g¶onadas no se de- anogenital de ambos sexos. Hay aproximadamente
sarrollan y la persona nunca entra en la puber-
140 gl¶
andulas en un cent¶³metro cuadrado en la cara
tad. Quienes la padecen tienen una baja pro-
y cabeza.
ducci¶
on de gonadotropinas y, punto interesan-
te, sufren de anosmia. Las investigaciones elabo- El cabello humano est¶ a equipado con un segundo ti-
radas por Dietrich KlingmÄ uller y sus colaborado- po de gl¶andula que vierte su secreci¶on en el fol¶³cu-
res en Bonn, Alemania, revelan que este s¶³ndro- lo piloso. Estas gl¶
andulas apocrinas abundan en las
me est¶a relacionado con una malformaci¶on del sis- axilas, la regi¶
on p¶ubica y la cara. Es tal su densi-
tema olfatorio. Aunque queda mucho traba- dad en las axilas que se les denomina organo axi-
jo por hacer, hay evidencias sustanciales de una co- lar; en un adulto mide unos 5 cm de largo por 2
Cultura y natura del olor humano. D. Michael Stoddart. 13

cm de ancho, en un espesor de 5 mm se hallan las suyo propio, si era el de un hombre, o si era el de una
gl¶
andulas con sus ves¶³culas enrolladas. A¶
un se ig- mujer. S¶olo un peque~ na porcentaje de los sujetos pu-
nora porqu¶ e el ¶organo axilar de las mujeres tie- do identi¯car el sexo por el olor de la camiseta. Tan-
ne m¶as gl¶andulas apocrinas y de menor tama~ no to los hombres como las mujeres coincidieron en que
que el de los hombres. el olor de las camisetas de los hombres era desagra-
dable, en cambio el olor del de las mujeres era agra-
La secreci¶ on apocrina es un l¶³quido oleoso de color dable. Result¶o interesante que los hombres que iden-
gris claro, pero puede ser rojizo, amarillento e incluso ti¯caron su camiseta cali¯caran su olor como agra-
negro. La expresi¶on sudar sangre se debe a un efecto, dable <aunque no fuera la de ellos!
llamado cromidrosis, donde las gl¶andulas apocrinas
producen una secreci¶on rojiza. Los resultados anteriores muestran las grandes di-
¯cultades que hay en las investigaciones acerca del
El ¶organo axilar de las humanos es una reminiscen- olor humano: el de uno mismo es agradable, el de los
cia estructural de los ¶organos productores de olores dem¶ as no.
comunes en muchas especies de mam¶³feros. Los cuer-
pos de los mam¶³feros no humanos est¶an muy bien do- La cultura del olor humano
tados de ¶organos odor¶³feros y se conoce bien cu¶ ales Comparados con otros primates, los humanos tienen
son sus funciones. El uso m¶as com¶un es la delimi- mayor n¶ umero de gl¶andulas odor¶³feras pero conf¶³an
taci¶on territorial; en este caso el ¶organo odor¶³fero muy poco en las se~ nales arom¶ aticas. En Occiden-
es frotado contra algunas ramas o se roc¶³a la secre- te, donde el agua fr¶³a o caliente est¶a disponible gi-
ci¶
on sobre rocas o ¶arboles. Tales olores rara vez de- rando la llave del grifo, ha habido un esfuerzo con-
tienen a los visitantes de entrar a la zona, pero in- centrado para remover todas las trazas de olor hu-
forman de la edad y jerarqu¶³a del propietario. mano, no s¶ olo con el ba~
no diario sino tambi¶en con
el rasurado de la barba y las axilas. Las investiga-
Otras especies usan los olores para anunciar su pre- ciones desarrolladas en la d¶ e cada de 1950 mostra-
sencia y disposici¶on sexual. Los propietarios de pe- ron que las axilas rasuradas pueden permanecer li-
rras saben bien del poder de tales olores en los pe- bres de olores entre 24 y 36 horas despu¶ es del ba~no,
rros vecinos. A diferencia del conocimiento popular, pero cuando las axilas conservan el vello el olor pue-
poco se sabe acerca de las contribuciones de las se- de notarse a las 4 horas posteriores al ba~ no. La di-
creciones odor¶³feras de las humanos en la comunica- ferencia se halla en que el vello permite la prolifera-
ci¶
on social y sexual. ci¶
on de bacterias; de hecho, la secreci¶on axilar es ca-
si inodora, son las bacterias las que producen el ca-
Pero s¶³ hay una zona de la biolog¶³a humana en la cual
los cient¶³¯cos coinciden. Una vez que los reci¶en naci- racter¶³stico olor a sobaquina. Es obvio que los ja-
dos han sido alimentados por su madre, son capaces bones antibacteriales y desodorantes antitranspiran-
de orientarse correctamente por el olor del pecho ma- tes controlan ese aroma.
terno. Se ha veri¯cado que, al acercar a la nariz de un Parad¶ ojicamente, aunque los humanos no queramos
beb¶e los pechos de diferentes madres que amaman- oler a humano, insistimos en oler a algo. Por mi-
tan a sus hijos, el beb¶e se muestra excitado s¶ olo por les de a~nos se han usado ungÄ uentos perfumados, pro-
el pez¶on de su propia madre. >En qu¶e medida res- ductos vegetales y animales para \oler a algo". Pa-
ponde al olor de la leche o del sebo de las gl¶ andu- ra los antiguos egipcios hab¶³a una clara relaci¶on en-
las aureolares? No se sabe. Por otro lado, las ma- tre la felicidad y el aroma agradable, tan es as¶³ que el
dres tambi¶en son capaces de distinguir el olor de sus jerogl¶³¯co de la felicidad era una nariz, ¯gura 3, p¶ag
beb¶es despu¶es de una exposici¶on de s¶olo 10 minutos; 14. En la cultura egipcia, para ascender a los cie-
es una habilidad que mantienen durante unos 30 me- los, hab¶³a que descender a la tumba de Osiris. El
ses. Ambos fen¶omenos recuerdan la huella arom¶ atica dios del inframundo exudaba un ¯no aroma, y to-
entre las madres y las cr¶³as de ratones, ovejas, mur- dos los que lo inhalaban alcanzaban la paz. Para ayu-
ci¶elagos y, posiblemente, todos los mam¶³feros. dar al ascenso el cuerpo momi¯cado era recubier-
to de incienso y otros perfumes, tambi¶en se coloca-
La poca investigaci¶on hecha hasta la fecha coinci-
ban recipientes con perfumen en la tumba.
de en que la capacidad de reconocer olores est¶
a de-
terminada por la edad y que declina r¶apidamente en No est¶a claro cu¶
al es el origen de esta creencia pero
los adultos. est¶
a relacionada a la idea de que los olores suaves
protegen contra las in°uencias demon¶³acas.
En 1980, Margret Schleidt, public¶o un estudio con
25 parejas alemanas a quienes se les di¶o una camise- Durante la epidemia de la peste negra, que de-
ta de algod¶
on usada durante una semana por su pa- vast¶
o Europa en el siglo XIV, as¶³ como en los bro-
reja. Cada persona olfate¶o grupos de 10 camisetas a tes siguientes, los m¶edicos usaban curiosas m¶asca-
¯n de identi¯car el aroma: si era de su pareja, si era el ras en forma de pico de p¶ajaro donde hab¶³an coloca-
14 ContactoS 59, 10{17 (2006)

Figura 5. M¶ ascaras usadas por los m¶


edicos durante el
siglo XIV. En el pico colocaban yerbas arom¶
aticas para
proteger de las enfermedades.

Figura 3. La relaci¶
on entre la felicidad y los aromas agra- do p¶etalos de °ores y yerbas, ¯gura 5; tambi¶en usa-
dables se revela en el jerogl¶³¯co egipcio para nariz y feli- ban peque~ nos braseros con incienso para perfumar
cidad. El papiro muestra a Anubis, dios del embalsama- el aire y proteger contra los olores diab¶
olicos del en-
miento, con recipientes que contienen las v¶³sceras remo- fermo. Otros m¶edicos colocaban pomas, naranjas ta-
vidas. chonadas con clavos de olor, cerca de su nariz a me-
dida que se acercaban al enfermo, ¯gura 6, p¶ ag 15.

La rima inglesa del siglo XIV \Un anillo, un anillo


de rosas, de ramilletes lleno un bolsillo, a{ach¶
u, a{
ach¶u, todos moriremos" revela la relaci¶ on entre la
plaga, que produc¶³a anillos oscuros y manchas en la
piel, con la creencia ingenua en el poder pro¯l¶
actico
de los aromas.

En el siglo XI, el m¶edico ¶


arabe Avicena comenz¶o a
usar el olfato para el diagn¶ostico de enfermedades,
y se percat¶ o de que las variaciones en el olor de la
orina resultaba de la eliminaci¶ on de las in°uencias
malignas. Durante mucho tiempo se sostuvo que las
enfermedades eran resultados de \aires malignos",
de ah¶³ el nombre de malaria. Hoy se sabe que un
Figura 4. Ofrenda funeraria egipcia. Para los egipcios cambio en el olor de la orina, tal como el olor dulce
Osiris, dios del inframundo, exudaba un olor ¯no, por lo de la orina de un diab¶etico, revela una anormalidad
que la momi¯caci¶ on inclu¶³a aceites y esencias. metab¶ olica.
La noci¶on com¶ un de que una esencia dulce aleja a
los malos esp¶³ritus est¶
a profundamente arraigada en
Cultura y natura del olor humano. D. Michael Stoddart. 15

nicaci¶
on qu¶³mica y de su funci¶ on en la reproduc-
ci¶
on sexual y la informaci¶
on acerca del v¶³nculo nariz
y gl¶
andulas sexuales >puede a¯rmarse que las esen-
cias humanas in°uyen en el atractivo sexual?
El olfato en la reproducci¶ on
de los mam¶³feros
Se ha comprobado que los ratones son modelos u ¶ti-
les para estudiar la funci¶ on del olfato en la repro-
ducci¶ on de los mam¶³feros, por lo que ser¶
a¶util revisar
lo que se sabe acerca de esta especie antes de discu-
tir lo que se sabe de los humanos. Poco despu¶ e s del ¯-
nal de la segunda guerra, cuando los laboratorios co-
menzaban a requerir de colonias de ratones para la
investigaci¶ on farmac¶eutica, Hilda Bruce, investiga-
dora de la Universidad de Cambridge, not¶ o que las
hembras en una reciente segunda pre~ nez, al estar en
contacto con machos de otra colonia, interrump¶³an
las gestaci¶ on y no volv¶³an a quedar pre~ nadas. Po-
co despu¶ e s se descubri¶
o que no era necesaria la pre-
sencia de los machos extra~ nos, bastaba un poco de
su orina o del material de su nido para interrumpir
la gestaci¶on.

Figura 6. En Europa, durante las grandes plagas, el olor M¶as o menos en ese tiempo, dos bi¶ ologos holande-
de una persona enferma pod¶³a enfermar a otros; los olores ses, S. van der Lee y L. M. Boot, observaron que si
suaves proteg¶³an de los esp¶³ritus malignos. las hembras de rat¶ on se manten¶³an juntas y total-
mente aisladas de los machos, iban alargando sus ci-
clos de celo (normalmente de 4 d¶³as), hasta que lle-
la psique humana, incluso de los humanos moder- gaban a interrumpirse. El investigador australiano
nos; esto explica porqu¶e nos atraen los productos de Wisley Whitten extendi¶ o estas observaciones descu-
limpieza que dejan el ambiente perfumado con un briendo que si, a una colonia de hembras que hubie-
olor particular. A pesar de los conocimientos acer- ran perdido el celo, se introduc¶³a un macho, sus ci-
ca del papel de los microorganismos en las enferme- clos se produc¶³an una vez m¶as.
dades y de qu¶e sustancias los combaten, a¶ un cree-
mos que los desinfectantes deben tener un olor fuer- Desde 1960 se han hecho cuidadosas investigacio-
te, cosa que los fabricantes aprovechan para su pro- nes que coinciden en un complejo modelo del con-
pio bene¯cio. trol qu¶³mico reproductivo de los ratones. Las
se~
nales qu¶³micas en cuesti¶
on se deben a unas sus-
Aunque la mayor parte de los occidentales sostene- tancias llamadas feromonas (del griego \hormo-
mos que el cuerpo humano no tiene un olor particu- na que conduce") y est¶ an presentes en los vertebra-
larmente excitante, muchos escritores y poetas han dos e insectos. Las feromonas son sustancias pro-
cantado la fragrancia de sus amadas en formas muy ducidas y liberadas por un organismo que provo-
variadas y evocativas. El autor b¶³blico de la Canci¶ on can una reacci¶on particular en otro organismo de la
de Salom¶ on describe el olor de las prendas de su ama- misma especie.
da como \esencias del L¶³bano. Un jard¶³n privado es
mi hermana, mi amada". En la misma obra pide al En los ratones, las feromonas que in°uyen en la re-
viento del norte \sopla en mi jard¶³n, dispersa su fra- producci¶on pueden ser transportadas como olores
gancia. Que mi amada llegue al jard¶³n y coma los fru- hacia la nariz, o como sustancias disueltas hacia la
tos m¶ as selectos". El poeta ingl¶es del siglo XVII Ro- boca. Las sustancias qu¶³micas disueltas son detecta-
bert Herrick hizo referencias frecuentes a los aromas das por un ¶organo especializado, el ¶ organo vomero-
de sus amadas imaginarias, incluso titul¶o un poe- nasal (u ¶organo de Jacobson), colocado en la par-
ma \El sudor de Julia". Emile Zola, Charles Baude- te superior de la boca. Este ¶organo es, de hecho, una
laire, Joris{Karl Huysmans, y otros celebrados escri- segunda nariz, la u¶nica diferencia es que las mol¶ecu-
tores, exploraron la psique y la profundamente arrai- las que lo activan son transportadas por una solu-
gada idea del poder de los olores humanos en la ex- ci¶
on acuosa en la cavidad bucal. A semejanza de la
citaci¶on sexual. >Pero hay un fundamento cient¶³¯- membrana con c¶elulas receptoras de la nariz, el ¶orga-
co para tal idea? Dada la antigÄ uedad de la comu- no vomeronasal env¶³a sus mensajes neurales al siste-
16 ContactoS 59, 10{17 (2006)

ma l¶³mbico mediante un conjunto de c¶elulas nervio- ten habitaciones en las universidades femeninas ex-
sas especiales. perimentan ciclos menstruales sincr¶ onicos. Los da-
tos fueron apoyados por una investigaci¶ on brit¶ani-
Una vez que han sido detectadas las feromonas, se ca que revela un efecto interpersonal, a semejan-
eleva la concentraci¶on de gonadotropinas y, en con- za de lo ocurrido con poblaciones de ratones hem-
secuencia, se producen respuestas y comportamien- bra. Por otro lado, M. J. Russell y sus colaborado-
tos caracter¶³sticas, por ejemplo, el estro. Las hem- res, de California, investigaron la capacidad de al-
bras j¶ovenes en contacto con el olor de ratones ma- gunas mujeres para \controlar" los ciclos menstrua-
chos crecen m¶ as r¶apidamente y alcanzan la madu- les de otras. Su trabajo se concentr¶ o en las secre-
rez sexual m¶ as pronto que las hembras acompa~ nadas ciones axilares pues contienen compuestos esteroi-
s¶olo de \t¶³as solteronas". Los cient¶³¯cos han des- dales, los mismos que intervienen en el apareamien-
cubierto mucho acerca de los efectos de los olo- to de los cerdos.
res en el desarrollo y comportamiento sexual de los
ratones, pero ignoran los mecanismos bioqu¶³micos Los investigadores colocaron en el labio superior de
responsables. un grupo de voluntarias un poco de extracto axi-
lar de la supuesta mujer \controladora" y, en otras,
Se conoce mucho m¶as del control feromonal de los ra- un placebo. Despu¶ e s de tres meses los ciclos de las
tones que de cualquier otro mam¶³fero, sin embar- mujeres que recibieron el extracto era casi por com-
go, al parecer, tal control existe en cierta medida en pleto sincr¶
onico con el de la donadora, mientras que
la mayor¶³a de los mam¶³feros terrestres. Los criado- los del grupo placebo no hab¶³a tal coincidencia.
res de ovejas y cabras, as¶³ como los de caballos, pe-
rros y gatos, saben que sus machos prueban la ori- Otros estudios buscan relacionar la secreci¶ on axi-
na de sus hembras. Despu¶es de dar un lengÄ uetazo lar con la ¯siolog¶³a humana. As¶³, por ejemplo, se
a la orina, el macho eleva la cabeza y absorbe ai- ha encontrado que el extracto masculino de la axi-
re repetidamente con la boca parcialmente abier- la, aplicado peri¶
odicamente al labio superior femeni-
ta para enviar las sustancias al ¶organo vomerona- no, reduce las irregularidades de los ciclos menstrua-
sal. Este comportamiento, conocido como °ehen (del les. Debe anotarse, con todo, que las poblaciones in-
alem¶an \implorar") incluye rizar los labios en una vestigadas son tan peque~ nas que no pueden hacer-
mueca semejante a un gru~nido. Se ha propuesto que se inferencias estad¶³sticas.
el ¶
organo vomeronasal informa de la condici¶on sexual
de sus cong¶eneres y la nariz interviene en segunda Las investigaciones desarrolladas con monos rhesus
instancia. en Inglaterra por Richard Michael, a mediados de
la d¶ecada de 1960, apuntan a que el estado del ci-
Hasta 1990 se pens¶o que el ¶organo vomeronasal ca- clo de una hembra pod¶³a determinarse por su secre-
rec¶³a de funci¶
on en los humanos, pero hoy se cuestio- ci¶
on vaginal. Estas sustancias fueron llamadas copu-
na esta a¯rmaci¶on. Las investigaciones anat¶omicas linas pues se mostr¶ o que los machos buscaban apa-
m¶as recientes muestran que hay un par de tubos en el rearse con las que estaban en la cima de su estro. Las
septum nasal de 2 a 8 mil¶³metros de longitud y est¶ an copulinas son ¶ acidos grasos producidos por la ac-
alineados con c¶elulas especializadas que, quiz¶ as, tie- ci¶
on de diversas bacterias sobre el glic¶ ogeno y al-
nen una funci¶ on sensorial. Un grupo de investigado- canzan una concentraci¶ on m¶ axima durante la ovu-
res en Utah, dirigidos por David Berliner, han con- laci¶
on. Otros estudios han mostrado que los ¶aci-
cluido que el ¶ organo vomeronasal humano es parti- dos grasos tambi¶en son producidos en las secrecio-
cularmente sensible a las feromonas humanas. Segu- nes vaginales de las mujeres, pero en cantidades
ramente esta ¶ area de investigaci¶on dar¶a frutos pr¶
oxi- muy variables.
mamemnte; es muy probable que tengamos el mis-
mo sistema receptor feromonal que otros mam¶³fe- Los estudios de laboratorio revelan que los huma-
ros terrestres. nos, hombres y mujeres, no encuentran el olor vagi-
nal particularmente agradable, aunque es menos de-
>Hay feromonas humanas? sagradable durante la ovulaci¶ on. Adem¶as, no hay
La casi universal relaci¶on entre el olor en el control evidencia de que tal extracto, usado como perfu-
reproductivo de los mam¶³feros no humanos sugiere me, act¶ ue como afrodis¶³aco. En cuestiones de libi-
que la biolog¶³a reproductiva est¶a, en cierta medida, do, los humanos somos claramente distintos a los mo-
bajo control odor¶³fero. Pero >existen las feromonas nos rhesus.
humanas? >Juegan alg¶ un papel de importancia en la
reproducci¶on? Las mujeres, por lo general, son m¶ as sensibles a los
olores durante la fase media del ciclo menstrual, e.d.
Las investigaciones en esta materia no son conclu- durante la ovulaci¶on; observaci¶
on que condujo a mu-
yentes. En 1971, la investigadora Martha McClin- chos escritores a concluir que el sentido del olfa-
tock, de Illinois, report¶o que las mujeres que compar- to est¶
a muy relacionado con el ciclo reproductivo.
Cultura y natura del olor humano. D. Michael Stoddart. 17

Los niveles de hormonas sexuales, estradiol y es- propuesto, por tanto, que el sistema olfatorio per-
trona, tambi¶en alcanzan un pico en la ovulaci¶ on, y di¶o sensibilidad al ciclo estrual para proteger la ba-
est¶
a comprobado que ¶estas aumentan los niveles de se gen¶etica de la familia nuclear. Por lo misma raz¶on
otras hormonas que mejoran la sensibilidad olfati- la ovulaci¶on qued¶ o oculta visualmente y se desarro-
va. En consecuencia, la disminuci¶on del umbral olfa- llaron otras adaptaciones ¯siol¶ ogicas para reforzar a
tivo, esto es, el aumento de sensibilidad, resulta de la pareja.
un cambio hormonal m¶as complejo.
Para los humanos actuales el olor no juega un pa-
pel central en la reproducci¶
on humana, pero hay re-
La lectura cr¶³tica de la ahora abundante literatu-
manentes de su importancia en la psique profun-
ra sobre este tema puede convencer a cualquiera del
da. Estas trazas pueden ser activadas, las emocio-
papel de las feromonas humanas en la ¯siolog¶³a y el
nes pueden ser inducidas por la esencia de la ci-
comportamiento sexual. No puede negarse que hay
veta o del almizclero y, seguramente, por las de
datos a favor y que es tentador (e incluso muy usual)
otras especies. Los ¶organos odor¶³feros de los huma-
sostenerlo, pero es prudente mantenerse esc¶ e ptico.
nos no funcionan como en los dem¶ as mam¶³feros por-
Hoy d¶³a se investiga el tema en muchos laborato-
que no atraen al miembro opuesto desde lejos. Su
rios de todo el mundo; sin duda la siguiente d¶eca-
evoluci¶
on es consistente con un conjunto complejo
da veremos muchos puntos resueltos.
de adaptaciones que mantienen el enlace entre ma-
La p¶ erdida del olfato, la ganancia cho y hembra el tiempo su¯ciente para la cr¶³a de
los descendientes.
de la familia
En breve, es incierto el papel de los olores en la bio- Los ¶organos odor¶³feros de los humanos act¶ uan dis-
log¶³a reproductiva humana, >por qu¶e, entonces, hay creta y sutilmente, y s¶olo en las circunstancias m¶as
tan abundante comercio de perfumes que se anun- ¶³ntimas cumplen con la antigua funci¶ on de dispa-
cian como \provocativos"? >Por qu¶e son tan abun- rar la reproducci¶
on.
dantes las esencias y fragancias de animales: civetas,
castores, venados almizcleros? >o esencias de °ores Tal teor¶³a, desde luego, no es posible de con¯rmar.
(que atraen a polinizadores)? En otras publicaciones Supone circunstancias que desaparecieron hace mi-
he propuesto una teor¶³a que explica este enigm¶ ati- llones de a~nos, por lo que es pura especulaci¶on. Pe-
co estado de cosas. ro su validez reside en la observaci¶
on de la funci¶on ol-
fativa en la reproducci¶ on de los mam¶³feros. El ol-
Cuando nuestros lejan¶³simos ancestros habitaban en fato humano est¶ a lejos de ser redundante. La vi-
las selvas, probablemente vivieron en peque~ nos gru- da urbana puede ignorarlo, pero no cancela la ex-
pos familiares, con un macho dominante y, quiz¶ as, citaci¶
on que produce el aroma de la tierra h¶ ume-
dos o tres hembras y alg¶ un joven. Cuando las hem- da, del pasto reci¶e n cortado, o de la madera aserra-
bras entraban en celo, produc¶³an su olor caracter¶³sti- da. Ni puede eliminar las exquisitas y vibrantes sen-
saciones que todos conocemos.
co lo que provocaba la c¶opula y el embarazo, as¶³ co-
mo en la mayor¶³a de los primates y otros mam¶³feros Lecturas adicionales
actualmente. Posteriormente, con la evoluci¶ on hu- Alain Corbin. The Foul and the Fragrant: Odor and
mana, hace unos diez millones de a~ nos, nuestros an- the French Social Imagination. Berg Publishers Ltd,
cestros hom¶³nidos salieron de la selva a los llanos. En 1986.
este escenario habitaban los ancestros de los anima-
les ungulados y los de pezu~ na, pero tales presas de Ellis Douek. The Sense of Smell and Its Abnormali-
pies ligeros, eran inacessibles a cazadores individua- ties. Churchill Livingstone, 1974.
les, incluso a una familia. Los grupos humanos co- Aytoun Ellis. The Essence of Beauty. Secker and
menzaron a unirse, se formaron bandas de cazado- Warburg, 1960.
res capaces de emboscar a las presas. Esta mayor ca-
pacidad de caza pudo haber sido el imperativo pa- Max Lake. Scents and Sensuality. John Murray,
ra la vida gregaria. 1989.
D. Michael Stoddart. The Scented Ape: The Biology
En una comunidad multifamiliar la producci¶ on con- and Culture of Human Odour. Cambridge University
tinua de olores de estro habr¶³a sido contraproducen- Press, 1990.
te; habr¶³a minado la seguridad de los padres, ne-
cesaria para el desarrollo prolongado y lento de las Steve Van Toller, George H. Dodd. Perfumery: The
cr¶³as, pues los machos nunca tendr¶³an la certeza de Psychology and Biology of Fragrance. Chapman and
su paternidad. Los sociobi¶ologos sostienen que la se- Hall, 1988.
lecci¶on natural favoreci¶o la persistencia de la fami- cs
lia nuclear a¶un dentro de los grupos gregarios. Se ha

También podría gustarte