Olor 1
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Olor 1
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D. Michael Stoddart,
Departamento de Zoolog¶³a, Universidad de Tasmania.
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Cultura y natura del olor humano. D. Michael Stoddart. 11
emocional y porqu¶e el aroma de canela de las ga- tructuras peque~nas localizadas justo encima de la ca-
lletas reci¶en horneadas o de la cera de los crayones vidad nasal; sin embargo, en los mam¶³feros primi-
llena, involuntariamente, dispara recuerdos en nues- tivos como la musara~ na ocupan casi todo su cere-
tra cabeza. En otras palabras, el sentido del olfa- bro. En los bulbos olfatorios los axones de las c¶elu-
to es el menos intelectual de nuestros sentidos. Con- las receptoras entran en unas regiones esf¶ericas lla-
¯amos en la informaci¶on que recibimos por la vista y madas glomerulos, donde terminan. Los nervios se-
el oido porque es procesada en los hemisferios cere- cundarios de las c¶elulas receptoras corren lateral-
brales, pero los olores rodean la parte racional del ce- mente desde los glomerulos y conectan con los ner-
rebro y llegan directamente a su zona m¶as primiti- vios terciarios que completan la cadena al llegar
va para estimular las emociones. al hipot¶
alamo.
Los olores se deben, en realidad, a las diferentes Las diversas estructuras del hipot¶alamo tienen sus
mol¶ e culas que son atrapadas en la parte superior propios axones algunos de los cuales regresan a los
de la cavidad nasal cuando la persona inhala ai- bulbos olfatorios, mientras que otros conectan con
re. La parte sensorial de cada nostrilo, no mayor los centros cognitivos de los hemisferios. Son estas
que una u~ na, se encuentra detr¶as del puente nasal; conexiones las que evocan los nombres de los perfu-
all¶³, cubiertos por una delgada membrana amarillen- mes y aromas; as¶³ identi¯camos a la rosa por su fra-
ta, est¶ an las c¶elulas nerviosas especializadas. Los hu- gancia, o comenzamos una b¶ usqueda en la memo-
manos tenemos alrededor de tres millones de c¶elulas ria para identi¯car las asociaciones producidas por
receptoras en cada nostrilo; los conejos y perros tie- un olor particular.
nen diez millones. Cada c¶elula termina en un ani-
La conexi¶ on nariz { g¶ onadas
llo de vellosidades (cilios) en el cual se depositan
las mol¶ e culas odor¶³feras. A pesar de las investiga- Los peque~ nos c¶umulos celulares que constituyen al
ciones realizadas, los cient¶³¯cos a¶un no est¶ an segu- hipot¶alamo gobiernan una gran cantidad de funcio-
nes ¯siol¶ogicas, entre ellas la reproducci¶
on sexual.
ros de c¶ omo una mol¶ecula dispara un impulso nervio-
Las sustancias qu¶³micas secretadas por el hipot¶ala-
so. Tampoco saben si hay receptores espec¶³¯cos pa-
mo pasan por unos delgados canales a la pituita-
ra los olores, por ejemplo, a menta, a fruta, a que-
ria, una estructura glandular debajo del hipot¶alamo
mado o a almizcle.
la cual controla directamente el °ujo de las hormo-
Las c¶elulas receptoras est¶an protegidas u
¶nicamente nas sexuales en hombres y mujeres. El °ujo de men-
por una delgada capa de mucosidad de s¶olo 0.1 mm, saje qu¶³micos desde el hipot¶
alamo estimala a la pitui-
tienen largas proyecciones, llamadas axones, en los taria para verter hormonas, las gonadotropinas, en
bulbos olfatorios que son, en los humanos, unas es- ¶
la sangre. Estas act¶
uan sobre las g¶onadas (los ova-
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cm de ancho, en un espesor de 5 mm se hallan las suyo propio, si era el de un hombre, o si era el de una
gl¶
andulas con sus ves¶³culas enrolladas. A¶
un se ig- mujer. S¶olo un peque~ na porcentaje de los sujetos pu-
nora porqu¶ e el ¶organo axilar de las mujeres tie- do identi¯car el sexo por el olor de la camiseta. Tan-
ne m¶as gl¶andulas apocrinas y de menor tama~ no to los hombres como las mujeres coincidieron en que
que el de los hombres. el olor de las camisetas de los hombres era desagra-
dable, en cambio el olor del de las mujeres era agra-
La secreci¶ on apocrina es un l¶³quido oleoso de color dable. Result¶o interesante que los hombres que iden-
gris claro, pero puede ser rojizo, amarillento e incluso ti¯caron su camiseta cali¯caran su olor como agra-
negro. La expresi¶on sudar sangre se debe a un efecto, dable <aunque no fuera la de ellos!
llamado cromidrosis, donde las gl¶andulas apocrinas
producen una secreci¶on rojiza. Los resultados anteriores muestran las grandes di-
¯cultades que hay en las investigaciones acerca del
El ¶organo axilar de las humanos es una reminiscen- olor humano: el de uno mismo es agradable, el de los
cia estructural de los ¶organos productores de olores dem¶ as no.
comunes en muchas especies de mam¶³feros. Los cuer-
pos de los mam¶³feros no humanos est¶an muy bien do- La cultura del olor humano
tados de ¶organos odor¶³feros y se conoce bien cu¶ ales Comparados con otros primates, los humanos tienen
son sus funciones. El uso m¶as com¶un es la delimi- mayor n¶ umero de gl¶andulas odor¶³feras pero conf¶³an
taci¶on territorial; en este caso el ¶organo odor¶³fero muy poco en las se~ nales arom¶ aticas. En Occiden-
es frotado contra algunas ramas o se roc¶³a la secre- te, donde el agua fr¶³a o caliente est¶a disponible gi-
ci¶
on sobre rocas o ¶arboles. Tales olores rara vez de- rando la llave del grifo, ha habido un esfuerzo con-
tienen a los visitantes de entrar a la zona, pero in- centrado para remover todas las trazas de olor hu-
forman de la edad y jerarqu¶³a del propietario. mano, no s¶ olo con el ba~
no diario sino tambi¶en con
el rasurado de la barba y las axilas. Las investiga-
Otras especies usan los olores para anunciar su pre- ciones desarrolladas en la d¶ e cada de 1950 mostra-
sencia y disposici¶on sexual. Los propietarios de pe- ron que las axilas rasuradas pueden permanecer li-
rras saben bien del poder de tales olores en los pe- bres de olores entre 24 y 36 horas despu¶ es del ba~no,
rros vecinos. A diferencia del conocimiento popular, pero cuando las axilas conservan el vello el olor pue-
poco se sabe acerca de las contribuciones de las se- de notarse a las 4 horas posteriores al ba~ no. La di-
creciones odor¶³feras de las humanos en la comunica- ferencia se halla en que el vello permite la prolifera-
ci¶
on social y sexual. ci¶
on de bacterias; de hecho, la secreci¶on axilar es ca-
si inodora, son las bacterias las que producen el ca-
Pero s¶³ hay una zona de la biolog¶³a humana en la cual
los cient¶³¯cos coinciden. Una vez que los reci¶en naci- racter¶³stico olor a sobaquina. Es obvio que los ja-
dos han sido alimentados por su madre, son capaces bones antibacteriales y desodorantes antitranspiran-
de orientarse correctamente por el olor del pecho ma- tes controlan ese aroma.
terno. Se ha veri¯cado que, al acercar a la nariz de un Parad¶ ojicamente, aunque los humanos no queramos
beb¶e los pechos de diferentes madres que amaman- oler a humano, insistimos en oler a algo. Por mi-
tan a sus hijos, el beb¶e se muestra excitado s¶ olo por les de a~nos se han usado ungÄ uentos perfumados, pro-
el pez¶on de su propia madre. >En qu¶e medida res- ductos vegetales y animales para \oler a algo". Pa-
ponde al olor de la leche o del sebo de las gl¶ andu- ra los antiguos egipcios hab¶³a una clara relaci¶on en-
las aureolares? No se sabe. Por otro lado, las ma- tre la felicidad y el aroma agradable, tan es as¶³ que el
dres tambi¶en son capaces de distinguir el olor de sus jerogl¶³¯co de la felicidad era una nariz, ¯gura 3, p¶ag
beb¶es despu¶es de una exposici¶on de s¶olo 10 minutos; 14. En la cultura egipcia, para ascender a los cie-
es una habilidad que mantienen durante unos 30 me- los, hab¶³a que descender a la tumba de Osiris. El
ses. Ambos fen¶omenos recuerdan la huella arom¶ atica dios del inframundo exudaba un ¯no aroma, y to-
entre las madres y las cr¶³as de ratones, ovejas, mur- dos los que lo inhalaban alcanzaban la paz. Para ayu-
ci¶elagos y, posiblemente, todos los mam¶³feros. dar al ascenso el cuerpo momi¯cado era recubier-
to de incienso y otros perfumes, tambi¶en se coloca-
La poca investigaci¶on hecha hasta la fecha coinci-
ban recipientes con perfumen en la tumba.
de en que la capacidad de reconocer olores est¶
a de-
terminada por la edad y que declina r¶apidamente en No est¶a claro cu¶
al es el origen de esta creencia pero
los adultos. est¶
a relacionada a la idea de que los olores suaves
protegen contra las in°uencias demon¶³acas.
En 1980, Margret Schleidt, public¶o un estudio con
25 parejas alemanas a quienes se les di¶o una camise- Durante la epidemia de la peste negra, que de-
ta de algod¶
on usada durante una semana por su pa- vast¶
o Europa en el siglo XIV, as¶³ como en los bro-
reja. Cada persona olfate¶o grupos de 10 camisetas a tes siguientes, los m¶edicos usaban curiosas m¶asca-
¯n de identi¯car el aroma: si era de su pareja, si era el ras en forma de pico de p¶ajaro donde hab¶³an coloca-
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Figura 3. La relaci¶
on entre la felicidad y los aromas agra- do p¶etalos de °ores y yerbas, ¯gura 5; tambi¶en usa-
dables se revela en el jerogl¶³¯co egipcio para nariz y feli- ban peque~ nos braseros con incienso para perfumar
cidad. El papiro muestra a Anubis, dios del embalsama- el aire y proteger contra los olores diab¶
olicos del en-
miento, con recipientes que contienen las v¶³sceras remo- fermo. Otros m¶edicos colocaban pomas, naranjas ta-
vidas. chonadas con clavos de olor, cerca de su nariz a me-
dida que se acercaban al enfermo, ¯gura 6, p¶ ag 15.
nicaci¶
on qu¶³mica y de su funci¶ on en la reproduc-
ci¶
on sexual y la informaci¶
on acerca del v¶³nculo nariz
y gl¶
andulas sexuales >puede a¯rmarse que las esen-
cias humanas in°uyen en el atractivo sexual?
El olfato en la reproducci¶ on
de los mam¶³feros
Se ha comprobado que los ratones son modelos u ¶ti-
les para estudiar la funci¶ on del olfato en la repro-
ducci¶ on de los mam¶³feros, por lo que ser¶
a¶util revisar
lo que se sabe acerca de esta especie antes de discu-
tir lo que se sabe de los humanos. Poco despu¶ e s del ¯-
nal de la segunda guerra, cuando los laboratorios co-
menzaban a requerir de colonias de ratones para la
investigaci¶ on farmac¶eutica, Hilda Bruce, investiga-
dora de la Universidad de Cambridge, not¶ o que las
hembras en una reciente segunda pre~ nez, al estar en
contacto con machos de otra colonia, interrump¶³an
las gestaci¶ on y no volv¶³an a quedar pre~ nadas. Po-
co despu¶ e s se descubri¶
o que no era necesaria la pre-
sencia de los machos extra~ nos, bastaba un poco de
su orina o del material de su nido para interrumpir
la gestaci¶on.
Figura 6. En Europa, durante las grandes plagas, el olor M¶as o menos en ese tiempo, dos bi¶ ologos holande-
de una persona enferma pod¶³a enfermar a otros; los olores ses, S. van der Lee y L. M. Boot, observaron que si
suaves proteg¶³an de los esp¶³ritus malignos. las hembras de rat¶ on se manten¶³an juntas y total-
mente aisladas de los machos, iban alargando sus ci-
clos de celo (normalmente de 4 d¶³as), hasta que lle-
la psique humana, incluso de los humanos moder- gaban a interrumpirse. El investigador australiano
nos; esto explica porqu¶e nos atraen los productos de Wisley Whitten extendi¶ o estas observaciones descu-
limpieza que dejan el ambiente perfumado con un briendo que si, a una colonia de hembras que hubie-
olor particular. A pesar de los conocimientos acer- ran perdido el celo, se introduc¶³a un macho, sus ci-
ca del papel de los microorganismos en las enferme- clos se produc¶³an una vez m¶as.
dades y de qu¶e sustancias los combaten, a¶ un cree-
mos que los desinfectantes deben tener un olor fuer- Desde 1960 se han hecho cuidadosas investigacio-
te, cosa que los fabricantes aprovechan para su pro- nes que coinciden en un complejo modelo del con-
pio bene¯cio. trol qu¶³mico reproductivo de los ratones. Las
se~
nales qu¶³micas en cuesti¶
on se deben a unas sus-
Aunque la mayor parte de los occidentales sostene- tancias llamadas feromonas (del griego \hormo-
mos que el cuerpo humano no tiene un olor particu- na que conduce") y est¶ an presentes en los vertebra-
larmente excitante, muchos escritores y poetas han dos e insectos. Las feromonas son sustancias pro-
cantado la fragrancia de sus amadas en formas muy ducidas y liberadas por un organismo que provo-
variadas y evocativas. El autor b¶³blico de la Canci¶ on can una reacci¶on particular en otro organismo de la
de Salom¶ on describe el olor de las prendas de su ama- misma especie.
da como \esencias del L¶³bano. Un jard¶³n privado es
mi hermana, mi amada". En la misma obra pide al En los ratones, las feromonas que in°uyen en la re-
viento del norte \sopla en mi jard¶³n, dispersa su fra- producci¶on pueden ser transportadas como olores
gancia. Que mi amada llegue al jard¶³n y coma los fru- hacia la nariz, o como sustancias disueltas hacia la
tos m¶ as selectos". El poeta ingl¶es del siglo XVII Ro- boca. Las sustancias qu¶³micas disueltas son detecta-
bert Herrick hizo referencias frecuentes a los aromas das por un ¶organo especializado, el ¶ organo vomero-
de sus amadas imaginarias, incluso titul¶o un poe- nasal (u ¶organo de Jacobson), colocado en la par-
ma \El sudor de Julia". Emile Zola, Charles Baude- te superior de la boca. Este ¶organo es, de hecho, una
laire, Joris{Karl Huysmans, y otros celebrados escri- segunda nariz, la u¶nica diferencia es que las mol¶ecu-
tores, exploraron la psique y la profundamente arrai- las que lo activan son transportadas por una solu-
gada idea del poder de los olores humanos en la ex- ci¶
on acuosa en la cavidad bucal. A semejanza de la
citaci¶on sexual. >Pero hay un fundamento cient¶³¯- membrana con c¶elulas receptoras de la nariz, el ¶orga-
co para tal idea? Dada la antigÄ uedad de la comu- no vomeronasal env¶³a sus mensajes neurales al siste-
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ma l¶³mbico mediante un conjunto de c¶elulas nervio- ten habitaciones en las universidades femeninas ex-
sas especiales. perimentan ciclos menstruales sincr¶ onicos. Los da-
tos fueron apoyados por una investigaci¶ on brit¶ani-
Una vez que han sido detectadas las feromonas, se ca que revela un efecto interpersonal, a semejan-
eleva la concentraci¶on de gonadotropinas y, en con- za de lo ocurrido con poblaciones de ratones hem-
secuencia, se producen respuestas y comportamien- bra. Por otro lado, M. J. Russell y sus colaborado-
tos caracter¶³sticas, por ejemplo, el estro. Las hem- res, de California, investigaron la capacidad de al-
bras j¶ovenes en contacto con el olor de ratones ma- gunas mujeres para \controlar" los ciclos menstrua-
chos crecen m¶ as r¶apidamente y alcanzan la madu- les de otras. Su trabajo se concentr¶ o en las secre-
rez sexual m¶ as pronto que las hembras acompa~ nadas ciones axilares pues contienen compuestos esteroi-
s¶olo de \t¶³as solteronas". Los cient¶³¯cos han des- dales, los mismos que intervienen en el apareamien-
cubierto mucho acerca de los efectos de los olo- to de los cerdos.
res en el desarrollo y comportamiento sexual de los
ratones, pero ignoran los mecanismos bioqu¶³micos Los investigadores colocaron en el labio superior de
responsables. un grupo de voluntarias un poco de extracto axi-
lar de la supuesta mujer \controladora" y, en otras,
Se conoce mucho m¶as del control feromonal de los ra- un placebo. Despu¶ e s de tres meses los ciclos de las
tones que de cualquier otro mam¶³fero, sin embar- mujeres que recibieron el extracto era casi por com-
go, al parecer, tal control existe en cierta medida en pleto sincr¶
onico con el de la donadora, mientras que
la mayor¶³a de los mam¶³feros terrestres. Los criado- los del grupo placebo no hab¶³a tal coincidencia.
res de ovejas y cabras, as¶³ como los de caballos, pe-
rros y gatos, saben que sus machos prueban la ori- Otros estudios buscan relacionar la secreci¶ on axi-
na de sus hembras. Despu¶es de dar un lengÄ uetazo lar con la ¯siolog¶³a humana. As¶³, por ejemplo, se
a la orina, el macho eleva la cabeza y absorbe ai- ha encontrado que el extracto masculino de la axi-
re repetidamente con la boca parcialmente abier- la, aplicado peri¶
odicamente al labio superior femeni-
ta para enviar las sustancias al ¶organo vomerona- no, reduce las irregularidades de los ciclos menstrua-
sal. Este comportamiento, conocido como °ehen (del les. Debe anotarse, con todo, que las poblaciones in-
alem¶an \implorar") incluye rizar los labios en una vestigadas son tan peque~ nas que no pueden hacer-
mueca semejante a un gru~nido. Se ha propuesto que se inferencias estad¶³sticas.
el ¶
organo vomeronasal informa de la condici¶on sexual
de sus cong¶eneres y la nariz interviene en segunda Las investigaciones desarrolladas con monos rhesus
instancia. en Inglaterra por Richard Michael, a mediados de
la d¶ecada de 1960, apuntan a que el estado del ci-
Hasta 1990 se pens¶o que el ¶organo vomeronasal ca- clo de una hembra pod¶³a determinarse por su secre-
rec¶³a de funci¶
on en los humanos, pero hoy se cuestio- ci¶
on vaginal. Estas sustancias fueron llamadas copu-
na esta a¯rmaci¶on. Las investigaciones anat¶omicas linas pues se mostr¶ o que los machos buscaban apa-
m¶as recientes muestran que hay un par de tubos en el rearse con las que estaban en la cima de su estro. Las
septum nasal de 2 a 8 mil¶³metros de longitud y est¶ an copulinas son ¶ acidos grasos producidos por la ac-
alineados con c¶elulas especializadas que, quiz¶ as, tie- ci¶
on de diversas bacterias sobre el glic¶ ogeno y al-
nen una funci¶ on sensorial. Un grupo de investigado- canzan una concentraci¶ on m¶ axima durante la ovu-
res en Utah, dirigidos por David Berliner, han con- laci¶
on. Otros estudios han mostrado que los ¶aci-
cluido que el ¶ organo vomeronasal humano es parti- dos grasos tambi¶en son producidos en las secrecio-
cularmente sensible a las feromonas humanas. Segu- nes vaginales de las mujeres, pero en cantidades
ramente esta ¶ area de investigaci¶on dar¶a frutos pr¶
oxi- muy variables.
mamemnte; es muy probable que tengamos el mis-
mo sistema receptor feromonal que otros mam¶³fe- Los estudios de laboratorio revelan que los huma-
ros terrestres. nos, hombres y mujeres, no encuentran el olor vagi-
nal particularmente agradable, aunque es menos de-
>Hay feromonas humanas? sagradable durante la ovulaci¶ on. Adem¶as, no hay
La casi universal relaci¶on entre el olor en el control evidencia de que tal extracto, usado como perfu-
reproductivo de los mam¶³feros no humanos sugiere me, act¶ ue como afrodis¶³aco. En cuestiones de libi-
que la biolog¶³a reproductiva est¶a, en cierta medida, do, los humanos somos claramente distintos a los mo-
bajo control odor¶³fero. Pero >existen las feromonas nos rhesus.
humanas? >Juegan alg¶ un papel de importancia en la
reproducci¶on? Las mujeres, por lo general, son m¶ as sensibles a los
olores durante la fase media del ciclo menstrual, e.d.
Las investigaciones en esta materia no son conclu- durante la ovulaci¶on; observaci¶
on que condujo a mu-
yentes. En 1971, la investigadora Martha McClin- chos escritores a concluir que el sentido del olfa-
tock, de Illinois, report¶o que las mujeres que compar- to est¶
a muy relacionado con el ciclo reproductivo.
Cultura y natura del olor humano. D. Michael Stoddart. 17
Los niveles de hormonas sexuales, estradiol y es- propuesto, por tanto, que el sistema olfatorio per-
trona, tambi¶en alcanzan un pico en la ovulaci¶ on, y di¶o sensibilidad al ciclo estrual para proteger la ba-
est¶
a comprobado que ¶estas aumentan los niveles de se gen¶etica de la familia nuclear. Por lo misma raz¶on
otras hormonas que mejoran la sensibilidad olfati- la ovulaci¶on qued¶ o oculta visualmente y se desarro-
va. En consecuencia, la disminuci¶on del umbral olfa- llaron otras adaptaciones ¯siol¶ ogicas para reforzar a
tivo, esto es, el aumento de sensibilidad, resulta de la pareja.
un cambio hormonal m¶as complejo.
Para los humanos actuales el olor no juega un pa-
pel central en la reproducci¶
on humana, pero hay re-
La lectura cr¶³tica de la ahora abundante literatu-
manentes de su importancia en la psique profun-
ra sobre este tema puede convencer a cualquiera del
da. Estas trazas pueden ser activadas, las emocio-
papel de las feromonas humanas en la ¯siolog¶³a y el
nes pueden ser inducidas por la esencia de la ci-
comportamiento sexual. No puede negarse que hay
veta o del almizclero y, seguramente, por las de
datos a favor y que es tentador (e incluso muy usual)
otras especies. Los ¶organos odor¶³feros de los huma-
sostenerlo, pero es prudente mantenerse esc¶ e ptico.
nos no funcionan como en los dem¶ as mam¶³feros por-
Hoy d¶³a se investiga el tema en muchos laborato-
que no atraen al miembro opuesto desde lejos. Su
rios de todo el mundo; sin duda la siguiente d¶eca-
evoluci¶
on es consistente con un conjunto complejo
da veremos muchos puntos resueltos.
de adaptaciones que mantienen el enlace entre ma-
La p¶ erdida del olfato, la ganancia cho y hembra el tiempo su¯ciente para la cr¶³a de
los descendientes.
de la familia
En breve, es incierto el papel de los olores en la bio- Los ¶organos odor¶³feros de los humanos act¶ uan dis-
log¶³a reproductiva humana, >por qu¶e, entonces, hay creta y sutilmente, y s¶olo en las circunstancias m¶as
tan abundante comercio de perfumes que se anun- ¶³ntimas cumplen con la antigua funci¶ on de dispa-
cian como \provocativos"? >Por qu¶e son tan abun- rar la reproducci¶
on.
dantes las esencias y fragancias de animales: civetas,
castores, venados almizcleros? >o esencias de °ores Tal teor¶³a, desde luego, no es posible de con¯rmar.
(que atraen a polinizadores)? En otras publicaciones Supone circunstancias que desaparecieron hace mi-
he propuesto una teor¶³a que explica este enigm¶ ati- llones de a~nos, por lo que es pura especulaci¶on. Pe-
co estado de cosas. ro su validez reside en la observaci¶
on de la funci¶on ol-
fativa en la reproducci¶ on de los mam¶³feros. El ol-
Cuando nuestros lejan¶³simos ancestros habitaban en fato humano est¶ a lejos de ser redundante. La vi-
las selvas, probablemente vivieron en peque~ nos gru- da urbana puede ignorarlo, pero no cancela la ex-
pos familiares, con un macho dominante y, quiz¶ as, citaci¶
on que produce el aroma de la tierra h¶ ume-
dos o tres hembras y alg¶ un joven. Cuando las hem- da, del pasto reci¶e n cortado, o de la madera aserra-
bras entraban en celo, produc¶³an su olor caracter¶³sti- da. Ni puede eliminar las exquisitas y vibrantes sen-
saciones que todos conocemos.
co lo que provocaba la c¶opula y el embarazo, as¶³ co-
mo en la mayor¶³a de los primates y otros mam¶³feros Lecturas adicionales
actualmente. Posteriormente, con la evoluci¶ on hu- Alain Corbin. The Foul and the Fragrant: Odor and
mana, hace unos diez millones de a~ nos, nuestros an- the French Social Imagination. Berg Publishers Ltd,
cestros hom¶³nidos salieron de la selva a los llanos. En 1986.
este escenario habitaban los ancestros de los anima-
les ungulados y los de pezu~ na, pero tales presas de Ellis Douek. The Sense of Smell and Its Abnormali-
pies ligeros, eran inacessibles a cazadores individua- ties. Churchill Livingstone, 1974.
les, incluso a una familia. Los grupos humanos co- Aytoun Ellis. The Essence of Beauty. Secker and
menzaron a unirse, se formaron bandas de cazado- Warburg, 1960.
res capaces de emboscar a las presas. Esta mayor ca-
pacidad de caza pudo haber sido el imperativo pa- Max Lake. Scents and Sensuality. John Murray,
ra la vida gregaria. 1989.
D. Michael Stoddart. The Scented Ape: The Biology
En una comunidad multifamiliar la producci¶ on con- and Culture of Human Odour. Cambridge University
tinua de olores de estro habr¶³a sido contraproducen- Press, 1990.
te; habr¶³a minado la seguridad de los padres, ne-
cesaria para el desarrollo prolongado y lento de las Steve Van Toller, George H. Dodd. Perfumery: The
cr¶³as, pues los machos nunca tendr¶³an la certeza de Psychology and Biology of Fragrance. Chapman and
su paternidad. Los sociobi¶ologos sostienen que la se- Hall, 1988.
lecci¶on natural favoreci¶o la persistencia de la fami- cs
lia nuclear a¶un dentro de los grupos gregarios. Se ha