Temario General Del Encuentro

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Movimiento Juvenil

Parroquial

Temario General
del
Encuentro

Ciudad de México
2001
PRESENTACIÓN

No basta decidir ponerse en camino, sino que hay que tratar de llevarlo a cabo, porque
lo que se comienza no se deja a la mitad.
También un Encuentro es un camino que tiene varias etapas, hay una experiencia de
amor, un llamado, una invitación, una propuesta, un análisis y una decisión, ponerse en
camino, un redescubrimiento de la propia historia, una opción y un compromiso, y la intención
de ir mar adentro.
Los encuentros juveniles son un retiro de unos días que favorecen el Encuentro con Él
que llama y tienen una pauta para comenzar el camino de entrenamiento y de perseverancia en
la fe.
Entonces en un retiro, donde la preocupación es de ayudar a encontrarse consigo
mismo, con Dios y con los demás las actitudes que se favorecen son la entrega, revisión del
ser, la comunicación, revisión del amar, la oración, revisión del adorar.
Lo que va a continuación son las charlas, los mensajes, las homilías y las reflexiones y
las indicaciones para que los retiros de encuentro tengan continuidad y se conserven en el
tiempo, porque como decían nuestros antepasados: “las palabras vuelan y lo escrito queda”.
Recogimos este material con la intención de prestar un servicio de utilidad para el
Movimiento y para que podamos tomar siempre de la fuente de origen. Servirá de recordatorio
y vademécum para que los jóvenes conserven la memoria indeleble de las ideas y experiencias
que los ha hecho reencontrarse, para ser formadores de apóstoles laicos y auténticos
cristianos. .
ORDEN DE DESARROLLO DEL ENCUENTRO

Actividad Exposición

Primer día: tarde de entrada

1º Búsqueda y encuentro Charla


2º Joven, ¿qué deseas? Reflexión
3º El dedo oculto de la esperanza Reflexión

Segundo día

4º Cristo nuestro héroe Reflexión


5º Qué es el hombre Mensaje 1
6º El otro y yo Mensaje 2
7º El hombre viejo Mensaje 3
8º El hombre nuevo Mensaje 4
9º El Padre de la misericordia Homilía

Tercer día

10º Jesús tipo del hombre nuevo Reflexión


11º El paso por la encrucijada (A) Mensaje 5
(Dios y mundo al encuentro) Tema mensaje opcional
12º El paso por la encrucijada (B) Mensaje 6
13º La madurez de la personalidad Mensaje 7
14º El joven líder comunitario Mensaje 8
15º Opción fundamental a la fe Homilía

Cuarto día

16º Jesús portador de la «Buena Nueva» Reflexión


17º Los grupos juveniles cristianos Mensaje 9
18º Vida nueva en el Espíritu Mensaje 10
19º Acción evangelizadora de los grupos juveniles Mensaje 11
20º Alborada de un mundo nuevo Charla
Eucaristía y acto de despedida
TARDE DE ENTRADA

Llegada e instalación en la casa

Bienvenidos al Encuentro: Saludo de bienvenida del coordinador


Presentación personal de los jóvenes asistentes y de los guías del equipo promotor
Charla inicial: Tema: La juventud hoy: búsqueda y encuentro “Buenos días, juventud”.
Reflexión espiritual: Tema: Joven, ¿qué deseas?
Audición de música
Cena
Celebración de entronización de la Biblia
Reflexión espiritual: Tema: El dedo oculto de la esperanza
Cine-foro: Sesión de video: “Dios en el banquillo de los acusados
Recepción y análisis del “Catálogo de problemas personales”
Acostarse
El equipo se reúne aparte para preparar la formación de los grupos del Encuentro

SEGUNDO DÍA DEL ENCUENTRO

Orden de las actividades a celebrar

Levantarse. Música
Oración de la mañana
Reflexión espiritual Tema: Cristo nuestro héroe
Desayuno
Formación y motivación de los grupos del encuentro
Primer mensaje Tema: Qué es el hombre
Actividad a realizar en grupos
Cuestionario: «Perspectivas sobre la vida en el mundo de hoy»
Al final, puesta en común
Segundo mensaje Tema: El otro yo
Actividad en grupos
Dinámica del disco-foro. Audición
Reuniones y puesta en común
Comida
Juegos y descanso
Cantos y música
Tercer mensaje Tema: El hombre viejo
Actividad en grupos
Diálogo y plenario final
Merienda
Actividad final
Test personal de reflexión: «La penitencia, sacramento de reconciliación»
Celebración de la reconciliación. Homilía: Tema: Parábola de la misericordia del Padre
Celebración del sacramento de la Penitencia, con o sin celebración de la eucaristía
Cena
Tiempo libre
Preparación por algunos del sociodrama
Representación del sociodrama
Plenario con diálogo y puesta en común de experiencias
Oración de la noche
El coordinador hace una visita al Santísimo con los animadores y secretarios de los grupos
Reunión del equipo de servicio para preparar los actividades del tercer día.
SALUDO Y MENSAJE

1. BÚSQUEDA Y ENCUENTRO: ¡BUENOS DÍAS, JUVENTUD!


Presentación y motivación del tema

Saludo del Coordinador:

Estamos en el kilómetro cero del Encuentro. Éste es el primer paso. Al iniciar una
convivencia, lo primero que se impone es saludarnos y conocernos (Tob. 5, 10).

Presentación:

Una vez reunidos para empezar, el coordinador, tras un breve saludo, se presenta él
mismo e invita a hacerlo a todos los demás. En un ambiente cordial y espontáneo, todos van
diciendo quiénes son: cómo se llaman, de dónde son y qué hacen. De manera libre se pueden
dar aquellos datos que faciliten un mutuo conocimiento para la convivencia: qué es lo que nos
ha movido a asistir al Encuentro, qué esperarnos de él. En algunas partes se usan dinámicas
de grupo.

Mensaje de entrada:

Ya terminada la presentación personal, empieza propiamente el mensaje de entrada. El


objetivo de este mensaje es centrar el Encuentro en una perspectiva de interés juvenil.
Se trata de hacer una descripción ágil y realista de la situación de la juventud actual, y de
la importancia creciente que ha adquirido en la sociedad. También hay que contestar la
pregunta que todos se están haciendo al empezar: ¿Qué es eso de un Encuentro de promoción
juvenil? La misma incógnita en que están, hará que reciban la exposición con mayor interés.

Presentación de las normas:

Es también el momento de dar las normas generales de organización.

La tónica general que seguirán los temas de la noche de entrada será la presentación
de la juventud hoy. Después de la presentación personal de los asistentes al Encuentro, se
hace una breve descripción de lo que es «ser joven», y se presenta el estado actual de la
juventud. Más tarde, antes de la comida de la noche, tendrá lugar una audición de música, en
que la misma juventud de hoy se presentará a través de unas canciones y cd.
El Encuentro quiere ser una respuesta cristiana a una juventud actual y a unas situaciones
concretas. Se inicia con una presentación general y bien objetiva del estado y situación de
la juventud en nuestros días. Cada uno verá cómo se ubica en ella. Partir de una situación,
siempre constituye la mejor forma de introducirse y hablar con los jóvenes.
Además de climatizar el Encuentro, esta visión y presentación panorámica o de
conjunto del estado y ambiente juvenil histórico de hoy, servirá para ir habituando a los jóvenes
asistentes a considerar los temas desde planos y perspectivas objetivas y fundamentales. El
Encuentro partirá siempre de lo fundamental: lo fundamental de la vida son los hechos, y lo
fundamental de las ideas son los criterios.
Esta charla tiene que mostrar el interés creciente que siente la Iglesia hoy por la
juventud y la comprensión de sus problemas. Hay infinidad de hechos y documentos de
Pablo VI y Juan Pablo II que lo demuestran. El coordinador verá la mejor forma como servirse
de ellos. Aquí, por la importancia histórica que tiene, citaremos el documento de Puebla.

DESARROLLO DEL MENSAJE

INTRODUCCIÓN

¡Buenos días, Juventud!


Seguramente les sorprenda el saludo de «buenos días», cuando estamos ya por la
tarde. Sin embargo, no está desplazado, es muy justo; porque ustedes, los jóvenes, están en la
mañana, en la primavera de la vida. A veces se dice, y es verdad, que sólo se saben apreciar
ciertos valores después de haberlos perdido. Esto sucede así con la juventud. Nosotros no
quisiéramos que fuera éste su caso, y por eso hemos organizado este Encuentro. En el
momento de empezarlo, ustedes preguntan: ¿Qué va a ser el Encuentro? Pues, les respondo:
deseanse unos buenos días, una buena entrada a la nueva vida social que inician.
La juventud de hoy reclama que se la considere y se la tenga en cuenta, no sólo
individualmente sino como grupo social. Hay una fecha de particular significación histórica para
la juventud: es la llamada «Revolución de Mayo», del año 1968. Todo empezó como una
simple revuelta de estudiantes de la Universidad de la Sorbona en París. Poco después se
extendió a las demás universidades de París y de Francia y por otros países, hasta llegar a
hacer llegar a peligrar el equilibrio mundial. Era el clamor común de la juventud que se hacía
sentir. En México, por ejemplo, el país se unió a las protestas de los universitarios, más de
doscientos mil mexicanos desfilaron en una manifestación. Todavía se habla del 02 de Octubre
en Tlatelolco y la herida está abierta.
¿Qué significado tuvo aquella revolución juvenil? No era ni política ni económica como
las otras. Los versados en ciencia política le dieron nombres nuevos: anomía, alienación,
revolución abstracta. Era la juventud de aquel entonces que se quería hacer presente, que
reclamaba fuera tomada más en serio, y que los formadores y gobernantes fueran más
considerados con ella y su problemática. Los rechazos y reclamos de la juventud constituyen
uno de los principales signos de nuestro tiempo.
La verdad es que la juventud hoy es una nueva clase social y que está insatisfecha.
Exige que se dialogue más con ella, que se la tome más en cuenta y menos como un niño a
quien sólo hay que divertir. Como casi en todos los países son mayoría, se trata a los jóvenes
en forma multitudinaria, de masa, y se ha visto en ellos un público bueno para los espectáculos
y una clientela fácil de manejar y alagar con modas, juegos y diversiones. Pero la juventud
espera algo más: quiere ideología, ideas válidas para vivir, con metas absolutas y
trascendentes. No rechaza la tecnópolis, lo que no admite es que ésta no tenga alma y no sea
humana. No se deja cosificar. Quiere que los que gobiernan sean algo más que
administradores públicos. Exige aire, más espíritu. Cierto capitalista se jactaba de que siempre
que su hijo lloraba, lo callaba dándole un dólar.

1. PRESENTACIÓN DE LA JUVENTUD

1º ¿Qué es la juventud? Decía Rubén Darío: «Juventud, primavera de la vida». Por definición
la juventud es: un estado de transición y preparación a la vida adulta, y un estado de opción
para asumir en el mundo una vocación concreta, que realice plenamente, y con la cual se
disponga a servir la comunidad humana y eclesial. Tratemos de despeinar muy brevemente
estos conceptos.

a) La juventud es un estado de opción


El joven tiene, por una parte, una especial dinámica de disponibilidad para cualquier nueva
experiencia que se le brinde, y, por otra, no acepta ya como niño las decisiones de sus
mayores. El adulto ha decidido su estado de vida, el joven es el que está en la encrucijada de
la opción. La juventud es una época de la vida en la que el hombre se siente dominado por la
necesidad y la urgencia de optar para definirse.

b) Es una edad de transición


La juventud es una edad de crecimiento físico, intelectual y moral, de asimilación fácil e
ilusionada de valores y de integración de éstos en la personalidad. Es una edad de formación
en la acción; de profundos contrastes, en que el hombre se descubre como poder de
personalidad y, a la vez, como criatura limitada.
Se descubre como persona. Los jóvenes se caracterizan por el esfuerzo de autodeterminación.
Se sitúan en el punto en que se sienten diferentes de todo el mundo y toman actitud de jueces
de las circunstancias. Aspiran a una verdad sin límites. Quieren conocer el mundo tal cual es,
sin formulismos ni falsas apariencias de realidad.
Se descubre como persona limitada. La juventud es una época en que se va descubriendo, a la
par, la trivialidad de las cosas que nos rodean y se va aprendiendo a ver su inseguridad. La
felicidad que se busca va dejando cada vez mayor insatisfacción y entonces se desea apoyo en
algo seguro. Es el momento en que se descubre a Dios como el valor absoluto o que se
absolutizan las criaturas. Surgen los «ídolos» y se crean los grupos. El joven idealiza el «yo»
que se quisiera ser y no se logra, porque su limitación se lo impide.

c) Es una edad con disponibilidad de servicio


La voluntad en la juventud se despierta para el amor y para el bien. Los jóvenes buscan amar y
ser amados. Necesitan de la persona que los comprenda y los descubra; que reconozca sus
méritos o cualidades y, a la vez, sus defectos. Buscan ser útiles y poder hacer bien a alguien.
Les hacemos constar que todas estas características las tiene en cuenta el Encuentro,
y esperamos que nos lo puedan reconocer al terminarlo. Les pedimos que nos tengan
confianza hasta el final, como nos la han tenido hasta ahora al venir. No juzguen el Encuentro
por el primer o segundo día, y menos por esta tarde de entrada; siempre empezar es lo más
difícil. Les reconocemos que esta tarde es lo peor, a partir de mañana la ilusión irá
aumentando.

2º La imagen del joven actual


El Encuentro no sólo está pensado para la juventud, sino con las características de la juventud
de hoy. La actual ha cambiado mucho de la de hace incluso pocos años. Sociológicamente,
representa mucho más. De espectadores que eran, en el mundo, han pasado a ser actores.
Numéricamente son los más. Las masas juveniles influyen decisJamente en el desa- rrollo de
nuestros continentes.
¿ Cómo es la juventud actual? En un tema de tanto interés no me atrevo a dar yo mi juicio
personal. Vamos a pedir que nos lo dé uno a quien se ha llamado «experto en humanidad»,
Pablo VI. Él, en una alocución que pronunció a raíz de las revueltas juveniles de la revolución
de mayo, emitió su autorizado juicio. Todas son palabras suyas:

a) La juventud de hoy es un volcán


«Los jóvenes han obtenido repentinamente la posesión de los bienes de que dispone la vida
moderna, los instrumentos de la técnica, la cultura, el bienestar, el juicio sobre todas las cosas
y todos los valores... Son libres árbitros de sí mismos y tienden hasta serlo de los demás. La
moda de la «rebeldía y de la crítica» les seduce; la manía del cambio suple en ellos la
conciencia de los fines a lograr. No temen a veces llegar a explosiones de locura y hay entre
ellos quién ama la violencia como señal de virilidad y habilidad, como un deporte de valor o
como una aventura de película del Oeste. ¡Son jóvenes! ... »

b) Aspecto cristiano negativo de la juventud


«Y ahora surge un grave interrogante: ¿Qué relación puede existir entre estos jóvenes y la
Iglesia? La Iglesia es una institución tradicional: ¿cómo puede ser comprendida y aceptada por
la juventud que instintivamente rehuye la historia pasada y la tradición? Todo lo de ayer es
«caduco»... La Iglesia es una sociedad ordenada en extremo; es jerárquica y moralista: ¿cómo
puede ser comprendida y amada por quien ama la libertad, ahora hasta la licencia, hasta la
anarquía? La Iglesia es una escuela severa; predica la mortificación y autodominio, la
austeridad y la cruz. ¿Podrá jamás ser escuchada por una generación completamente
consagrada a la experiencia de los instintos, de las pasiones y siempre acostumbrada al
confort, a la exclusión del esfuerzo?... La Iglesia predica el «reino de los cielos»: ¿Cómo la
escuchará esa juventud que fue educada para la experiencia sensible, el razonamiento
científico, el cálculo de la utilidad temporal?»

c) Aspecto cristiano positivo de la juventud


«Naturalmente que esta diagnosis no puede abarcar toda la juventud y es parcialmente exacta,
pues no corresponde a la realidad, a toda la realidad juvenil... Deja aparte algunas
características importantísimas del joven de hoy. ¿No es acaso cierto que hoy la juventud está
apasionada de verdad, de sinceridad, de autenticidad, y ello no constituye un título de
superioridad? ¿No existe acaso un rechazo de la mediocridad sicológica, moral y espiritual; de
la insuficiencia sentimental, artística y religiosa; de la uniformidad impersonal de nuestro
ambiente, tal como lo va formando la civilización moderna?... ¿No existe en esta innecesidad
de valores trascendentes, la necesidad de una fe en lo absoluto, en el Dios viviente?
«Además, ¿es acaso cierto que los jóvenes de hoy sean individualistas y egoístas, cuando no
saben vivir sino en compañía de otros jóvenes; cuando tienen un instinto inclusive excesivo de
la asociación, del conformismo colectivo? ¿Quién osará sostener que son incapaces de
abnegación cuando son precisamente ellos quienes frecuentemente en la necesidad pública, o
en las situaciones sociales insostenibles, dan a todos lecciones de prontitud, de dedicación, de
heroísmo?... ¿Y qué es esa impaciencia suya por entrar pronto y como hombres adultos, no
como niños menores, en el cuadro de la vida real, sino una respetable y encomiable ansia de
participación en la responsabilidad común?»

d) Relación entre la juventud y la Iglesia


«De ahí la necesidad de examinar el espíritu juvenil contemporáneo. Ello es delicado y
complejo, pero hoy nos ofrece esta certeza: la relación entre la juventud y la Iglesia no es una
relación de extraños, es una relación positiva... una relación propia de un encuentro prodigioso
y estupendo, con uno, el encuentro entre la Iglesia, que lo presenta, y la juventud que lo
descubre y halla así el único amigo verdadero: Cristo, Dios hecho hombre.
«Ustedes, jóvenes -termina diciendo Pablo VI-, entren en la Iglesia, entren y comprueben que
allí Cristo los espera para un encuentro».
El encuentro oficial de la Iglesia -esa vieja novedad- con la juventud actual, fue en el
concilio Vaticano II. Juan XXIII al convocar el Concilio quiso «hallar las huellas de la juventud
más fervorosa de la Iglesia y reconstruirlas de modo que aparezca su fuerza conquistadora
sobre los espíritus modernos». El Concilio les dedicó un mensaje especial a los jóvenes.
Posteriormente, el documento de Puebla, haciéndose eco del llamado del Concilio al
encuentro de la juventud con Cristo, repite: « La Iglesia hace un fuerte llamado a los jóvenes
para que busquen y encuentren en ella el lugar de comunión con Dios y con los hombres, a fin
de construir la "civilización del amor" y edificar la paz en la justicia» (N.' 1188).

2. PRESENTACIÓN DEL ENCUENTRO

Acabamos de hacer un breve planteamiento de lo que es la juventud y, concretamente,


la juventud de hoy. Sería absurdo que vivieran este momento tan decisivo y no saber qué está
pasando; ser jóvenes de esta nueva generación y no responder a su llamado histórico.
El Movimiento Juvenil Parroquial nació de los Encuentros de Promoción Juvenil, que
nacieron en Colombia el año 1968, para ayudar a la juventud a responder en esta situación
histórica. El año 1968 ha sido el año de la Revolución de mayo, de la matanza de Tlatelolco;
del llamado del Papa Pablo VI a los jóvenes en la citada alocución y de la visita del mismo
Papa a Bogotá en la cual reclamó especial atención a la juventud, al inaugurar él la II Asamblea
General del Episcopado Latinoamericano. En tales circunstancias se formaron los Encuentros.
El documento final de la asamblea -llamado documento de Medellín-, en su parte sobre
juventud, desde entonces se constituyó en la verdadera Carta Magna de nuestros Encuenros,
que se están dando ya en varios países.
Ahora, para terminar, les voy a hacer a grandes rasgos la presentación de este
Encuentro. Su nombre ya expresa su objetivo y contenido:

1º ¿Qué es un encuentro?
Encuentro significa descubrir algo y también hallarse con alguien. Aquí, en estos tres días
vamos a hacer ambas cosas: vamos a encontrarnos con personas y a descubrir valores. Lo
vamos a hacer no de una manera abstracta, en principios, como quien asiste a una clase, sino
vivencialmente y en forma de convivencia. Los encuentros que queremos promover aquí son:

a) Un encuentro consigo mismo. Encontrarse a sí mismo no constituye ningún contrasentido.


Aunque lo pareciera, no era ningún chiste la oración de aquel campesino: «Señor, que me
encuentre». En realidad conocemos y juzgamos más fácilmente a los demás que a nosotros
mismos. Aquí hemos venido a conocernos por nosotros mismos y a descubrir el sentido de
nuestra vida.
b) Un encuentro con los otros. Hay personas que viven mucho tiempo juntas y nunca llegaron a
conocerse. Viven distanciados o con careta. Hemos venido a hacer amigos y a hacernos
amigos. Queremos conocer el marco vital y ambiental en que nos tenemos que realizar.
Comentaba a sus compañeros un muchacho al salir: «Yo encuentro que en este Encuentro nos
hemos encontrado.»
c) Un encuentro con Dios. Éste es el mayor hallazgo que uno puede hacer en la vida: Dios. Es
también el más definitivo, porque los compendia y revaloriza todos. Dios se deja encontrar por
todos los que sinceramente lo buscan. El Encuentro con Dios empezará a partir del momento
que nos encontremos con los demás y con nosotros mismos. Se realizará en estas tres
dimensiones: en profundidad, en anchura y en altura.

2º ¿Por qué le llamamos encuentro de promoción?


Lo llamamos de promoción porque mira a su porvenir y a la conquista de la vida. Según el
diccionario, promoción significa «elevación o ascenso de uno a un grado o estado superior al
que se tenía antes». Los encuentros hoy están de moda. Los hay familiares, de relaciones
humanas, de promoción industrial, obrera y campesina... El presente será de promoción
humana integral y comunitaria, es decir, de secularización o valoración de todo lo temporal, en
cuanto tiene un valor intrínseco procedente y convergente con Dios.

3º ¿Por qué se dice encuentro de promoción juvenil?


Esta convivencia es para jóvenes y al estilo que tienen los jóvenes. Hay que descubrir el
potencial] dinámico divino y humano que se encierra en cada joven para conjugarlo con el de
los demás. Los economistas se lamentan con frecuencia de toda la energía hidráulica que
pierden los ríos, cuánto más tendríamos que quejarnos de todo el potencial de posibilidades
que pierde la juventud. Estilo juvenil es el que es directo, espontáneo, alegre, muy realista y
sincero. Lo alegre no es enemigo de lo serio.

3. NORMAS A SEGUIR EN LA REALIZACIÓN DEL ENCUENTRO

Para jugar un partido conviene que todos los jugadores conozcan bien las reglas del
juego. Ahora vamos a indicar las normas a seguir para que estos tres días obtengan el
resultado que todos esperamos. El buen éxito de estas jornadas depende de una triple
aportación. Serán lo que nosotros queramos que sean.

a) El Encuentro depende primero del equipo promotor. Les aseguramos que aquí no habrá
nada improvisado. Lo venimos preparando desde mucho antes. Saben que todos los
responsables estamos aquí para servirles, a cualquier hora. Queremos ser para ustedes
compañeros y servidores.
b) En segundo lugar, el resultado depende de su aportación individual y colectiva. No van a ser
espectadores, sino actores. Esperamos que sean responsables y colaboren. Aquí una falta de
disciplina se convertirá en una falta de caridad: fastidiaría a los demás. Todo tendrá su
momento. Habrá horas para charlar, reflexionar y horas de silencio; momentos para el juego y
el canto y también para la oración. Se les pide puntualidad en las actividades y respeto por todo
lo de la casa que tan benévolamente se nos prestó. El horario se les anunciará para cada
acción.
c) La eficacia de este Encuentro finalmente depende de la gracia de Dios. «Si el Señor no
edifica, en vano se afanan los que construyen» (Sal 127, l). La gracia es el poder de Dios, y
este poder nos viene como de su fuente por la oración y el sacrificio. A todos nos toca asegurar
que no nos falte en estos días. Sin embargo podemos aseguraros que serán muchas las
personas -jóvenes de otros Encuentros, familias y comunidades- que van a tenernos presentes
en estos tres días en sus oraciones y sacrificios, para que nosotros salgamos aprovechados de
lo que aquí vamos a recibir.
Voy a darles el orden de las actividades de esta noche. Después, en el transcurso de
estos días, antes de cada actividad se les indicará lo que va a seguir. Les digo con franqueza
que esta noche es la más pesada de todo el Encuentro. Hemos llegado tarde y la tenemos que
aprovechar. A partir de mañana ya todo cambiará, como van a comprobar. Hoy todavía no nos
conocemos, nos sentirnos desubicados al llegar; sin embargo vamos a hacer que esto que
podría ser obstáculo se convierta en ayuda, que colabore a mantener- nos en este clima de
interiorización o silencio que se nos pide esta noche estar.
Pasaremos ahora a la capilla para una primera reflexión, seguirá la cena, una audición
en el salón y una segunda reflexión.

ANOTACIONES A LA CHARLA

Llegada e Instalación previas


- Una vez llegados los muchachos o muchachas al sitio donde va a celebrarse la convivencia,
se les instala, en el orden previamente previsto, en sus habitaciones. Se les sirve un refrigerio,
sobre todo si se ve que la comida va a quedar demasiado retrasada. Sin demorarse, se reúnen
después todos en el salón, que llamaremos foro, para empezar la charla inicial.
- Para indicar la hora en que empezará este primer acto del Encuentro, ténganse en cuenta los
demás actos que van a seguir para que no terminen demasiado temprano, pues esto dificultaría
poder mantener el orden y silencio que se les pide esta noche de entrada.

Expositor de la primera charla


- El saludo inicial del Encuentro, la presentación y la charla inicial de entrada corresponden al
coordinador, lo mismo que la charla final de despedida del último día. Él es el responsable
principal del equipo promotor, que llamamos también equipo de servicio.
- No se trata de ninguna conferencia ni mensaje, sino de una charla. El saludo, presentación y
exposición se hacen en un clima alegre y espontáneo, rompiendo la tensión psicológica que
siempre suele haber al empezar una convivencia con jóvenes que no se conocen. Evitar ahora
sentarse en mesas, dejar la sillería libre, no tener la sensación de que vamos a asistir a una
clase.
- En una mesa del salón estará colocado un ejemplar grande de la Biblia, que es el que más
tarde servirá para la entronización.
REFLEXIÓN ESPIRITUAL

2. JOVEN, ¿QUÉ DESEAS?


Puntos de presentación del Tema

Terminado la actividad de presentación y la charla de entrada, se invita a los jóvenes a que


pasen a la capilla para la primera reflexión espiritual. El expositor es uno de los asesores
espirituales.
A partir de ahora, para todos los temas del Encuentro, se hará una presentación y
motivación, indicando además la conexión de cada tema con los anteriores. Esta parte es sólo
para el expositor.
La presente reflexión constituye como la continuación de la presentación anterior. Los
psicólogos distinguen en las personas el «yo» superficial y el «yo» profundo. En el salón se
hizo la presentación del yo superficial: el de la fotografía y los datos de la credencial de elector.
Ahora, en la capilla, cada uno va a hacer la presentación de su yo profundo frente a Dios.
Esta tarde de entrada se la conoce como la de «la juventud se presenta». Éste es el
momento en que el joven haga presente toda su realidad: su intimidad, sus deseos de
realizarse y sus frustraciones, ubicándolos en la realidad histórica de sus circunstancias.
Aquí, como en una revisión de vida, vamos a partir de los hechos, de la realidad
ambiental, personal y social. Luego, en la próxima reflexión que seguirá por la noche, vendrá la
segunda parte, o sea, el «juzgar» estos hechos y esta realidad. La tercera parte, el «actuar»,
será querer aceptar con interés y aprovechamiento los tres días del Encuentro.
El objetivo de esta reflexión es que lleguen los muchachos a sentir la necesidad de
recibir una ayuda. El Encuentro es de evangelización. Evangelizar es dar una respuesta y
satisfacer 'las exigencias espirituales del joven, alcanzándolo en lo más profundo del ser. La
evangelización es para los pobres, no es para los satisfechos, los que no aspiran a más (Lc. 4,
18).
Para los jóvenes instalados, es decir, que nada les importa que las cosas vayan como
van, no es el Encuentro. ¿Qué va a dar Dios a quien dice que lo tiene todo?
Para solucionar los males y problemas y llegar a cumplir las aspiraciones de realización
-de felicidad y amor- el joven debe llegar a sentir la conciencia esencial de necesidad. A los
jóvenes que tienen la desgracia de ser autosuficientes y el mal gusto de ser cobardes para que
encajen con la realidad hay que pedir a Dios que les conceda lo que un día concedió a María
Magdalena: el poder de asquearse y la gracia de aburrirse; lo que los pastoralistas llaman:
toma de conciencia de «indigencia» o «gracia negra». A eso apunta la reflexión.
«La vida es en si misma y siempre un naufragio. Naufragar no es ahogarse. El pobre
náufrago, sintiendo que se sumerge en el abismo, agita los brazos para mantenerse a flote Es
preciso que fallen en torno de él todos los instrumentos flotantes, que no encuentre nada a qué
agarrarse. Entonces sus brazos volverán a agitarse salvadoramente. La conciencia del
naufragio, al ser la verdad de la vida, es ya la salvación. Por eso yo no creo más que en los
pensamientos de los náufragos. Es preciso citar a los "clásicos" ante el tribunal de los
náufragos para que allí respondan preguntas perentorias que respondan a la vida auténtica»
(Ortega y Gasset, Pidiendo un Goethe desde dentro).
Son muchos los elementos de contraste que combaten en el interior del hombre. Tanto
en el Antiguo Testamento como en el Nuevo la conciencia de indigencia es una condición
indispensable para producir aquellas condiciones interiores de humildad y de verdad que son
esenciales para recibir el mensaje de la salvación. El conocimiento profundo de la propia
realidad como ser humano -en su dignidad personal y en su indigencia- es el condicionamiento
necesario o camino para el encuentro con Dios. Dios sólo es conocido cuando nos salva.
El presente no constituye un tema propiamente de argumentación. Se trata más bien
de constatar hechos: las noticias de actualidad, de la prensa y las que proporcionen la propia
conciencia. Se busca que los muchachos reconozcan y valoren las experiencias sociales y
personales que les lleven a sintonizar vivencialmente con el mensaje oculto de verdad y de
gracia que en cada uno se encierra. El impacto de la meditación debe estar en concientizar la
angustia de los contrastes: entre lo que se desea y lo que, en realidad, se tiene y se vive.
DESARROLLO DEL TEMA DE LA REFLEXIÓN

Motivación introductoria

Todas las empresas importantes antes de confiar un cargo de dirección exigen primero
informes. Hay que cumplimentar unos formularios. La pregunta que nunca deja de figurar en los
cuestionarios es la siguiente: -¿Es una persona realista?
Cuántas solicitudes han sido denegadas, a pesar de tratarse de personas técnicas e
intelectualmente preparadas, por faltarles este requisito: el realismo. También es frecuente el
caso de muchachos y muchachas que decidieron no casarse por descubrir un día que su novio
o novia eran demasiado soñadores y no eran realistas. Para dirigir una empresa, para casarse,
como para todo, es necesario ser realista, en la vida hay que aterrizar y saber pisar el suelo. No
se puede vivir flotando. Los idealistas fracasan.
La realidad es lo primero que se ha tenido en cuenta para nuestro Encuentro. Desde
este momento vamos a partir de la realidad y constatar los hechos. Seremos realistas y les
pedimos que también lo sen ustedes. Para conseguirlo y captar todas las noticias de
información que necesitamos, instalemos sobre el Encuentro dos potentes antenas. Las dos
antenas para captar la realidad son: la observación y la sinceridad.
¿Qué es la realidad? Es todo aquello con lo que topamos necesariamente para existir.
Lo que vemos y vivimos, y lo que nos cuentan los medios de información como la prensa y la
televisión. Pero, ante todo, la realidad somos nosotros mismos. De no existir, ya no hay
realidad para nosotros. Las circunstancias me influyen a mí y yo influyo en las circunstancias.
Una frase de Ortega y Gasset ha pasado a ser en este sentido axiomática. «Yo soy yo y mi
circunstancia». Teniendo esto en cuenta vamos a considerar la realidad desde la perspectiva
personal; la realidad propio yo y de sus circunstancias.
Ser realista, es saber vincularse con la realidad. No es perderse en la observación, es
verse a sí mismo. No es tanto juzgar a los demás como conocerse a sí mismo. Es famosa la
sentencia que nos legó la filosofía antigua: «Conócete a ti mismo», que estaba escrita con
letras de oro en el frontispicio del templo griego de Delfos. Sócrates la consideraba como el
principio y fin de la sabiduría.
Cuando dos amigos se encuentran por la calle después de un tiempo de no haberse
visto suelen saludarse preguntándose: ¿Qué hay de tu vida? ¿Cómo te va? Esta pregunta te la
voy yo también a hacer ahora, como saludo al empezar este Encuentro.

1. LA REALIDAD DE LAS CIRCUNSTANCIAS: El mundo de fuera.

El hombre es una síntesis de circunstancias. Todos vivimos insertos en la realidad de


las circunstancias del tiempo y del lugar en que vivimos. En este momento que queremos
información sobre lo que está sucediendo actualmente en el mundo, vamos a recurrir a los
medios clásicos de información, los periódicos y las revistas.
(Hacer aquí un breve reportaje de la situación del mundo y también local, sirviéndonos
de las noticias del periódico del día y revistas de actualidad, presentando los aspectos de
mayor gravedad que ofrece el estado de la sociedad de nuestros días. Para facilitar un
esquema de esta realidad en «negro» del mundo, ofrecemos a continuación los cuatro puntos o
incógnitas más característicos, en que el expositor podrá inscribir las noticias concretas del
momento mundial y local).
Podríamos resumir los aspectos más típicos de gravedad que presenta la hora actual
en los cuatro siguientes:

1* El llamado poder técno-estructural (la globalización). El mundo está en manos del filibustero
económico de las grandes corporaciones de negocios. Vivimos en un ambiente de mentalidad
técnica, del hombre robot. Las empresas técnicas determinan la estructura social, y las
relaciones humanas las fija la tecnocracia. Los regímenes y las técnicas transforman al hombre
en dato estadístico.
2* La civilización de muerte. La bomba nuclear. El mundo es presa del miedo bélico. Einstein
había dicho en su testamento: «Los descubrimientos que se están haciendo en la ciencia de
hoy permitirán destruir el mundo». Una guerra nuclear incendiaría la atmósfera. Un ataque total
dañaría mortalmente nuestro único e indivisible sistema aire-tierra-agua, la «biosfera», del que
depende la vida. El terrorismo. La opresión. La carrera armamentista.
3* El ambiente de sexualización. Los contactos sociales superficiales, sin vivencias profundas,
han llevado a una hipersexualización. Hay grandes industrias que viven de la explotación de lo
sexual (Cf. estadísticas de alcoholismo, prostitución, drogas, suicidio). Con los medios
anticonceptivos y el aborto hay un montaje técnico internacional para esterilizar el matrimonio;
los hombres -dicen- no tienen cabida en el mundo.
4* La «civilización urbana». Ha nacido una nueva selva: la de las ciudades. Éstas han creado
un nuevo nómada urbano. Han masifícado la persona humana, colocándola en el anonimato
constante: haciéndola un número, llamándola por su función, no por su nombre; violentando su
libertad por los medios audiovisuales y la propaganda.

Tus circunstancias no son sólo las que anuncia la prensa y la radio. Mucho más íntimo
es el mundo del hogar en que tú vives. Dicen que cada casa es un mundo, y es verdad.
¿Cuáles son las circunstancias de tu familia, las relaciones con tus familiares y compañeros?
¿Cómo se vive en tu hogar? También ésa es una realidad a la que hay que quitarle el velo. Son
muchos los muchachos y muchachas que dicen que en su hogar no son comprendidos, no los
dejan hablar...
Muy posiblemente tú me objetes ahora que sólo te estoy citando situaciones de la
angustia y malestar actuales. Pero yo te digo, ¿todas tus respuestas no son acaso verdad? La
realidad hay que aceptarla, nos guste o no nos guste. Qué ganas con engañarte y poner la
cabeza debajo de la arena como el avestruz. Las circunstancias te determinan (circum-stare). A
unos los arrastran, a otros los estimulan, a todos nos influyen. De una u otra forma somos hijos
de los acontecimientos. Tenemos que reaccionar y realizarnos de acuerdo con ellos.

2. LA REALIDAD DEL «YO» PROFUNDO, PERSONAL: El mundo de dentro.

Si bien todo hombre es él por sus circunstancias, lo es mucho más por su propio yo . Mi
«yo» -la yoidad-, mi conciencia de ser persona, -esta por encima- de las circunstancias y de
todo lo mío. Es la principal realidad a conocer.
El joven busca afanosamente a quien le descubra quién es, lo que los filósofos llaman
también la talidad. (Empleo estos neologismos porque a los jóvenes les gustan las palabras de
vanguardia.) Tú muchas veces te preguntas: ¿yo QUÉ soy?, y buscas quien te lo diga. He aquí
-unas escenas típicas de un muchacho que busca hallar quien le ayude a descubrirse:
Joaquín, un joven de diecisiete años, decide un día resolver la incógnita, saber él qué
es, y visita un famoso psicólogo de la ciudad. Éste le somete a un interrogatorio de confianza, y
le va contando sus angustias y deseos.
Carlos cree que la manera de llegar a conocerse es saber qué piensan los otros de él.
Corno no se atreve a preguntárselo, un día fue sorprendido escuchando a hurtadillas, detrás de
una puerta, una conversación en que se hablaba de él.
Otro joven, Enrique, entre muchas chicas decidió ponerse de novio con María Rosa,
porque ésta le estudiaba, le escuchaba, le preguntaba y opinaba interesada por él.
En cambio, Luis, como muchacho más ignorante que los anteriores, pero con idéntica
inquietud, no conociendo otro camino para conocerse consulta el horóscopo o practica el
sortilegio haciendo sacar una boleta al pájaro de algún adivino (la ciencia oculta).

El joven tiene necesidad de comprensión y de que le ayuden a conocerse. Tiene terror


de no ser percibido tal como es, distinto de los demás, de ser alienado. Con todo, él ofrece el
primer obstáculo para ser comprendido porque es receloso con los que le rodean y suele
ocultarse en los pliegues de su interior.

En el salón hiciste tu presentación. Diste a conocer tu curriculum social, tu carnet de


identidad; pero ahora se trata de abrirte más, de presentar para conocerte el «yo» profundo y
auténtico. Esta vez no temas ser sincero: vas a hablar contigo mismo y con Dios, este
confidente que de antemano te conoce. Engañándote a ti mismo no te vas a conocer.
Conozco dos preguntas que son claves para llegar al conocimiento de sí mismo:
preguntar por el país de donde vengo y por el país adonde voy. Es decir, ver lo que he sido
hasta ahora, y ver lo que deseo ser.

1* País de donde vengo: mirar al pasado


Por el fruto se conocen los árboles. Para saber quién eres cuenta lo que has hecho. Muestra el
álbum con las fotografías de tus recuerdos, oye el cassette de tus conversaciones. San Agustín
un día al hacerlo exclamó: “¡Oh inocencia, que jamás te conocí!”. Eres más hijo de tus obras
que de tus circunstancias.
El código de circulación obliga a todos los vehículos a llevar, para transitar, un espejo
retrovisor. Y es lógico. ¡Cuántos peligros en la carretera nos vienen por lo que dejamos atrás!
Asimismo sucede en la vida. Te invito ahora a mirar en el espejo retrovisor y recordar los años
que has vivido. ¿Qué hubo? ¿Estás contento de ti mismo? Haz presentes las personas que has
tratado, escenas de tu hogar de las que tú has sido protagonista. Fija el espejo retrovisor junto
a aquel salón o hotel, a media luz, que tú sabes. Cuenta las veces que el desengaño del
pecado ha helado la risa en tus labios. Haz presentes las experiencias en que buscando la
felicidad te dejaron después con la pregunta: ¿valía la pena?
En la película Balarrasa aparece la escena de una joven que huye al extranjero
con un amante y al pasar la frontera se estrella el automóvil en que viajaban. Allí se la ve en la
pantalla agonizando mientras ve pasar, en pocos instantes, por el espejo retrovisor del
automóvil, toda su vida. Levantando las manos al cielo, con una manicura perfecta, se la oye
sollozar y frente a la visión de una vida perdida muere exclamando: «Tengo las manos vacías».

2* País a donde voy: mirar al porvenir

Un muchacho es todo deseo. Igual que llama la Biblia al profeta Daniel, es «el varón de
deseos». Todo lo enfoca de cara al mañana. Se juzga a sí mismo por lo que desea ser en el
porvenir. El vacío que siente por no ser, lo llena con el deseo de lo que será. Los jóvenes viven
sentados entre dos sillas: pensando a la vez en la despreocupación de antes y las posibilidades
de mañana.
Allí donde se quiere fomentar el turismo, colocan en miradores estratégicos largos
telescopios para observar el paisaje. El telescopio nos acerca lo que todavía está lejos.
Después de haber considerado tu pasado, a través del espejo retrovisor, te invito ahora por
medio del telescopio a atisbar tu futuro. Tú no sólo te conoces por lo que has hecho, sino
también por lo que deseas ser. En tu vida, ¿qué es lo que deseas más conseguir y realizar?
Los jóvenes por el deseo lo viven todo de presente. Desear, es ya empezar a ser.

«Como tenemos prisa,


no gritamos sobre el pasado,
sino sobre el presente,
y gritamos de impaciencia.»

A. El joven desea afirmarse. ¿No es verdad que por donde pasas deseas que se te note?
Quieres ser algo, quieres ser alguien. Estudias tus poses, tu firma. No eres todavía nada, pero
te sientes con potencia de ser y llegar a mucho. Y te dices: ¡lo seré! Eres un contraste entre
inseguridad y confianza. Buscas, pero ¿qué buscas?
B. El joven desea renovación. Mucho de lo que ves en tu ambiente y en tu casa no te gusta: lo
desearías cambiar. Empiezas a sentir la decepción de personas que hasta ahora considerabas
modelos y perfectas, y que vas descubriendo que no lo son. Caes en la cuenta de que hay
mucha inautenticidad en la sociedad, y aun mucho egoísmo en la amistad. ¿Te sientes
inconforme? ¿Qué quisieras que cambiar en los demás y en ti?
C. El joven desea rumbo. Frente a ti ves un mar inmenso y azul por surcar. En tus manos Dios,
por la libertad, ha puesto un timón. La nave está por lanzarse al mar y deseas saber el puerto
donde arribar. ¿Dónde la vas a dirigir? Te tienes que decidir y optar. Para no tener que
pensarlo no te puedes contentar con lanzarte a flotar como boya en la espuma de la
superficialidad.

No temas ser sincero esta tarde en las respuestas. Estás dialogando contigo mismo y
con Dios. Permíteme que penetre en tu silencio con la última pregunta: ¿Verdad que por lo que
en este momento te sabría peor morir es por no haber tenido tiempo de realizar todo cuanto tú
deseas?

3. EL ENCUENTRO UNA OPORTUNIDAD

El Encuentro juvenil que empezamos esta tarde es de promoción humana. El primer


paso de este Encuentro es encontrarte contigo mismo. Saber qué eres y qué deseas. Continúa
reflexionando. Por eso, al salir seguiremos en clima de silencio. Nadie creo que vaya a dejar las
cosas como iban. Estos tres días son un alto en el camino, una oportunidad en tu juventud.
¿Podemos también quedarnos indiferentes frente a las circunstancias en que vive
nuestro mundo? El porvenir está en tus manos. El mañana se prepara hoy. Nos toca vivir
momentos determinantes y cruciales de la historia de la humanidad. ¿Si un barco zozobra en el
mar, podría alguien excusarse de colaborar diciendo que el barco no es suyo? Tienes que
sentirte solidario de la historia del país y del mundo, como de tu propia historia.
Cuando Juan XXIII convocó el Concilio le preguntaron qué iba a representar para la
renovación de la Iglesia. Él, mostrando una ventana abierta, contestó: «El Concilio será aire
nuevo que entra». Eso mismo contesto yo a los que preguntan, ¿qué va a ser de este
Encuentro? Renovación. Aire nuevo en tu vida.
Muchos padres, al enterarse de la convocatoria de este Encuentro, comentaron: Eso es
lo que de jóvenes nosotros buscábamos y no tuvimos, pero nos alegra pensar que lo van a
tener nuestros hijos. Por ello puedo decirte que en tu juventud este Encuentro es una
oportunidad.

ANOTACIONES A LA REFLEXIÓN

- Los jóvenes acaban de entrar. El momento psicológico del Encuentro es de desorientación e


incertidumbre. Alguno quizá piense que se habrá equivocado al asistir. Todo es natural.
- Conviene mucho ahora evitar que el tema se convierta en una exposición abstracta y
conceptualista. Debe ser algo vivo, realista y que sean los mismos hechos que promuevan la
reflexión y el encuentro consigo mismo. Aquí, como en todo el Encuentro, no hay que confundir
búsqueda y formación.
- El sacerdote expositor conocerá bien el ambiente moral y situación social del grupo de
muchachos o muchachas que asisten, para que los casos y hechos de vida expuestos
respondan a la propia realidad.
- Para describir las circunstancias que caracterizan el mundo y sociedad actuales, el expositor
podría también llevar y servirse del periódico del día o una revista, destacando aquellos
acontecimientos, noticias y crónicas que muestren la gravedad de ciertas situaciones sociales
actuales y las principales preocupaciones que están angustiando hoy al mundo, sus amenazas
y malestar.
- Evidentemente, el desarrollo del tema no es para que sea expuesto tal y como aquí se da. Lo
que importa es el esquema y la intención que se propone la reflexión. Los casos y ejemplos
que se pongan son para que los jóvenes capten la realidad y para evitar el peligro de una
simple exposición de conceptos. Siempre los mejores hechos son los actuales y las
experiencias que parten de la vida de los mismos jóvenes.
REFLEXI N ESPIRITUAL

3. EL DEDO OCULTO DE LA ESPERANZA

Puntos de presentación

Ésta es la segunda y última reflexión de la tarde de entrada. Como la anterior, se da en


la capilla. Sigue a la audición de algunas canciones de actualidad, en el salón, y a la
entronización de la Biblia. Esta reflexión la hace un asesor, diferente del sacerdote que dio la
anterior.
La primera meditación sirvió para dar a los muchachos una visión panorámica de la
realidad del mundo de hoy. Dentro de esta realidad tratamos de ubicar la de cada uno en
particular, es decir, la situación personal. La consecuencia que se sacó es que las cosas no
andan bien: el pecado acusa y el futuro para el joven es incierto, asusta. Todo ello iba a crear
una real conciencia de naufragio, como la llaman unos, o de esclavitud, como la llaman otros.
Cada uno debe haber tocado sus propios límites y reconocido sus frustraciones y pecados.
Ahora, en esta segunda meditación, se trata de abrir camino a la esperanza.
La esperanza es una virtud sobrenatural. Es Dios. Hay que demostrar que detrás del
sentimiento innato de la esperanza, que tan poderosamente siente la juventud, está el dedo
oculto de Dios.
En la vida lo más radical es el hombre y lo más fundamental es Dios. Entre Dios y el
hombre hay un doble movimiento convergente el hombre se mueve en un movimiento de
reflexión de fuera hacia dentro; Dios de dentro hacia afuera. En la meditación anterior hicimos
la reflexión de fuera hacia dentro, partiendo de los hechos; ahora vamos a seguir el proceso
que sigue Dios, de dentro hacia fuera, sirviéndonos de la experiencia interior que cada joven
tiene. En la convergencia se hace el ENCUENTRO de Dios y el joven.
La llamada «crisis de civilización» de hoy, el rechazo de los jóvenes de la sociedad de
los mayores, la angustia existencial juvenil, la incertidumbre de sí y del porvenir que les
caracteriza, constituyen, sin que ellos se den cuenta, un reclamo de Dios. La realidad del
mundo de hoy descubre por sí misma la «ausencia» de Dios: «la Luz brilla en las tinieblas» (Jn
1, 5).
La evangelización de la juventud sólo puede partir de la conciencia o experiencia de los
propios límites. «La evangelización es a los pobres» (Mt. 11, 5). Por el clamor a Dios que salva,
el joven llegará a tener el conocimiento vivencial y «directo» de Dios. Pues nuestro Dios sólo es
conocido cuando salva. En el acto de salvación, Dios se hace presente al joven y se muestra
como el Dios «fiel a sus promesas».
Desde nuestros límites -de anhelos y pecados- Dios nos está haciendo señas. A través
de los signos de los tiempos y las propias limitaciones, el joven percibe existencialmente las
latencias de Dios o de lo absoluto, que le hacen esperar contra toda esperanza. Sin pretenderlo
directamente, esta meditación constituye una prueba de la existencia de Dios. Escribe Richard
Schickel: «En los últimos límites del hombre, al borde del abismo más oscuro, lugar que hasta
los santos temen hollar, está realmente el trampolín de la fe». La fe en Dios inscribe en el
corazón del hombre, como en el pueblo de la Alianza, una profunda esperanza, que el joven
siente casi en forma biológica:
«Esto es la fe cuando se dirige a un ser personal: confianza y esperanza. Esto es
también la fe en Dios y no, como ordinariamente creen los más remotos de la Teología, que
creer en Dios es simplemente creer en que existe, en que lo hay. Muchos hombres creen que
Dios existe y, sin embargo, no son religiosos ni tienen fe en Dios. La creencia o la fe en Dios es
confiar en él y tener en él esperanza; es la diferencia que ya troquelaba San Agustín, cuando
distinguía entre creer que hay Dios y creer en Dios. Y es muy posible que la única manera que
tiene el hombre para poder creer de verdad que Dios existe es, antes de creer esto, creerle a
él, confiar en él, todavía para uno, aún inexistente» (Ortega y Gasset, Obras completas, página
104).
Hoy se habla mucho de la rebeldía de la juventud. El exceso de sufrimiento, en parte,
es la causa de esta rebeldía, que tiene un fondo de aspiración espiritual. El sentimiento de
limitación-ilimitación, de poder en la impotencia, mantiene viva la esperanza, por donde se
insinúa sobrenaturalmente la fe. Es el Espíritu Santo que, como testigo de la fe, «se adelanta
y nos ayuda», y en el interior de cada uno “ abre los ojos de la mente” (DU5). El Concilio
Vaticano II, en “Gaudium et Spes”, hace una descripción admirable de esta disposición:
«Como criatura, el hombre experimenta múltiples limitaciones; sin embargo, se siente ilimitado
en sus deseos y llamado a una vida superior» (GS 10).
Esta búsqueda de «una vida superior» y necesidad de infinidad y absoluto,
respondiendo a una realidad temporal -que constituye propiamente la pre-evangelización-
forma el núcleo conceptual de toda esta meditación. En este punto es oportuno recordar
aquellas palabras de Daniélou: «Aceptar anticipadamente, cuando lo ignoramos, que la
sociedad de mañana esté descristianizada, aceptarlo en el momento en que vemos entre los
jóvenes un cierto redescubrimiento de lo absoluto, es algo a lo que no tenemos derecho. En
esta juventud que sube hay tesoros de generosidad, de valor y de vitalidad. No tenemos por
qué desesperar, sino muy al contrario, pero esta juventud será lo que sabremos ayudarle a
ser».

DESARROLLO DEL TEMA DE LA REFLEXIÓN

1. MOTIVACICIN INTRODUCTORIA

En el salón acabamos de oír unas de estas llamadas canciones protesta, en las que
hemos escuchado a algunos ídolos juveniles de la actualidad. Fueron unas canciones de
angustia por la falsedad, la injusticia y el desengaño en el amor... (Citar frases que se oyeron
en los cassettes).
De todo lo oído, lo que más me llamó la atención fue la franqueza y decisión con que
ustedes, los jóvenes, son capaces de cantar las penas. Manzanero, el compositor y cantante
mexicano, decía: «Me creo una persona que no puede decir que sufre si no es en una
canción.» Y preguntado un joven recluso de la isla-prisión Gorgona, del Pacífico, por qué pintó
en la guitarra: Cuerdas que lloran, contestó que las cuerdas sirven para alegrarse y reír, pero
los que las tocan saben que son más para llorar.
Lo cierto es que los jóvenes cantan, bailan y ríen al ritmo de las canciones de protesta.
¿Por qué serán así? No cabe duda que lo más grande del alma juvenil es no darse nunca por
vencida. Ustedes siempre dejan la última puerta abierta a la esperanza. Como canta una copla:

Yo todo lo di,
no me queda nada
de cuanto yo tuve,
¡sólo tu esperanza!.

Desde luego, no es que la juventud no sienta las penas y los desengaños, antes bien,
me atrevo a decir que quizá sufren más que los mayores. Pero la savia de la vida en ustedes
es tan fuerte que, más allá de lo inmediato, palpita siempre la promesa de otra realidad
superior. La esperanza en ustedes hay momento en que llega a ser seguridad. Eso, a ratos, los
hace parecer temerarios. Esta potencia interior que intuyen como una llamada imprecisa del
amor de alguien, con la espera o esperanza de un algo sin poder precisar como, no saben
darle un nombre, pero hace que canten y bailen sus penas y y protestas. ¿Quién será ese
alguien indefectible y ese Algo superior, en que, a pesar de todo, siempre esperan? A darle una
respuesta apunta esta reflexión. Esta esperanza es Dios.

1. DIOS LLAMA AL JOVEN DESDE DENTRO

1* Dios es la única salida al impase de la esperanza

A Napoleón le gustaba decir: «La palabra imposible sólo está en el diccionario de los
infelices». Pero más propio sería decir: la palabra imposible sólo está en el diccionario de los
incrédulos. En forma menos baladrona que la de Napoleón y más positiva, afirma Cristo: «Todo
es posible al que cree» (Mc . 9, 23).
Recuerda -joven- las cosas que en la vida desearías conseguir y hacer y no alcanzas.
Cuántas veces te sientes frente a tus límites sin poder pasar, a pesar de que son nobles tus
intenciones. Sin embargo, con todo y encontrarte frente a las paredes del imposible, no dejas
por eso de desearlas. No dejas nunca el deseo por imposible y siempre esperas.
Y pregunto, ¿de dónde te viene este sentimiento tan fuerte de limitación-ilimitación que
experimentas? Parece contradictorio, no tiene lógica humana y, sin embargo, es creador, te
impulsa a vivir y da toda su ilusión a la vida. Es el impulso y el sentimiento del más allá.
Constituye el sentido de Dios. ¡Siempre más allá! Esa voz que se oye desde el impase de tus
limitaciones y aun fracasos, es la misma voz de Dios que se identifica con la esperanza. Es el
poder de los jóvenes (Sal. 62, 6).
En cierta ocasión se expresaba así un muchacho: “Estoy sin empleo, me siento a veces
como congestionado con mis problemas; pero a pesar de todo, experimento una paz y
seguridad interior. No sé cómo, pero tengo seguridad que se me abrirá algún camino, que Dios
no me va a dejar». Y afirmaba otro: «Yo no creo en la Providencia, porque en mi vida la veo».
Otros a esto le llaman “destino”. La palabra con que se llame a Dios no importa.
Cuando uno se encuentra entre la espada y la pared, es decir, frente al muro del imposible,
hace lo que hacen los pájaros cuando no pueden pasar andando: acordarse que tienen alas.
Rezar. La fe y la oración son las alas de la esperanza. «De Dios se obtiene todo lo que se
espera”, repetía con frecuencia Santa Teresita de Lisieux, con san Juan de la Cruz. «Alzo los
ojos a los montes, mi auxilio viene del Señor» (Sal. 121, 1-2).

2* Dios impulsa y anima desde la conciencia

Tu esperanza no sólo mira al futuro, sino también al pasado. Esperas liberarte de tu


pasado y recuerdos. En el espejo retrovisor de la meditación anterior has visto algo que te
continúa molestando. Pero tú también en tu intimidad sientes la esperanza; tienes la convicción
que, a pesar de todo, puedes, por la fuerza de la angustia, cambiar. ¿Quién te lo dice? La
conciencia tiene una voz de esperanza en cada uno.
La sociedad siempre ha repudiado el suicidio. Es inmoral desesperarse. Una de las
inmoralidades de la juventud de hoy es el alto porcentaje de la
criminalidad juvenil en el mundo, particularmente en las naciones ricas. A todos la conciencia
hace sentir la posibilidad y el poder de renovación. Por eso todos se sienten con el derecho de
ser perdonados y comprendidos y pedir la chance de volver a empezar.
¿Cuál es esa voz que así alienta a la conciencia, haciéndole sentir fuertemente la
esperanza del perdón? La conciencia no tiene otra explicación plausible más que Dios. A través
de la conciencia, «Dios es una voz, una proximidad, una espera». Es una fuerza superior a
nosotros, que a la vez que reprende, alienta y nos induce a los caminos de la confesión y el
perdón.
Te conozco, Señor, por lo que siento
que me sobra en deseo y en afán,
porque el vacío de mi descontento,
tiene el tamaño de tu inmensidad.

3* El ansia de Absoluto de la juventud actual es ansia de Dios

Se nota insatisfacción en la juventud hoy. Vive insatisfecha de la grandiosidad, huye de


la prosperidad de las selvas de cemento de la ciudad, la superproducción de la sociedad de
consumo sólo le crea mayores necesidades. La joven cantante Francoise Hardy, que sabe de
triunfos y desengaños, declara: «La juventud necesita un ideal. Lo importante es proponer a la
gente joven unos ideales capaces de satisfacer su persona trascendente. Estamos
sugestionados por el bienestar material, por los milagros de la técnica, y hemos dejado en
segundo lugar los valores del espíritu y es el espíritu que se siente feliz o desgraciado».
A través de la búsqueda de lo absoluto y definitivo y del deseo de interiorización, la
juventud está buscando a Dios, ¡Cuántos lo buscan sin conocerlo! La verdad es que, como dijo
san Agustín: «Nos hiciste para ti, Señor, y nuestro corazón no está tranquilo hasta que
descansa en ti».
Entre el «yo» superficial y el “yo” profundo existen reclamos y apetencias distintas. Los
deseos y anhelos que experimenta nuestro yo profundo nos revelan aquella «imagen de Dios»
en que todos estamos hechos. El yo profundo busca el Absoluto; pero el yo superficial sólo le
ofrece lo relativo, placer, dominio, dinero, esto es, lo transitorio.
«Yo estoy cierto de Dios, porque lo siento», afirman Sócrates, Platón, Theilard de
Chardin. «Dios existe, yo lo he encontrado», es el título del libro que escribió el gran convertido
francés, André Frossard, para contar su conversión.
Si se nos arranca el apoyo de Dios en la vida, ésta se hace indiferencia y muere con
toda propiedad. Proviene una angustia existencial producida por el terror ante la falta de
sentido de la vida, de la historia y del mundo. (Citar casos.)

2. DIOS LLAMA AL JOVEN DESDE FUERA

Una pregunta: ¿Quién manda más en el mundo? En la primera reflexión, al comentar los
acontecimientos y circunstancias en que vive el mundo, todos sentimos temor y desconcierto.
Era más que lógico. Pero cabe preguntar: ¿está el mundo sólo en manos de los poderes de la
economía, de la técnica, de la política y de las armas? ¿Dirige el mundo la O.N.U.? No nos
hablan también los acontecimientos desde fuera de Dios?
Lo que hemos visto que sucede a cada uno, acontece también con la sociedad.
Percibimos una fuerza y un poder superior que gobierna la sociedad y los acontecimientos,
incluso a pesar de lo que quieren los hombres. Existe un plan o providencia sobre el mundo.
Es la presencia del poder de Dios. Fallan los horóscopos políticos, las previsiones de los
economistas y periodistas. Se hace verdad el refrán: “Cada uno mira por sí y Dios por todos”.
Ése es el sentido mesiánico social que anima los pueblos, la esperanza. El mundo sigue en pie,
pero no porque haya un trasiego de técnicos o espías de un lado a otro, sino porque por
encima de todos hay un dedo oculto que lo mueve. El famoso diplomático Kissinguer admite
que el estadista choca a veces con «algo que hace saltar por los aires todos los cálculos».
Preguntaron a un niño por qué no sentía miedo durante un gran temporal, y contestó:
«Cómo voy a temer si mi padre es el capitán que lleva el barco». El convencimiento de que
Dios gobierna la sociedad, y -que no solo- conduce el barco, sino que aún domina las olas,
debe alentar la esperanza. Nos obliga a acudir al Todopoderoso en esta hora crucial.

1* Dios presente en el mundo

Visiten los llanos de Colombia y Venezuela o las selvas del Congo, y pregunten a la
vorágine exuberante de la llanura y de la selva salvaje quien le da bravura y la riega. Y a los
volcanes, los terremotos, al fuego y al agua, quién los promueve y controla. El dedo de Dios
está allí invisible.
Fue Rousseau quien dijo: «Comprendo que los habitantes de las ciudades, que no ven
sino paredes, calles y crímenes, tengan poca fe; pero no comprendo cómo los campesinos y
los solitarios pueden carecer de ella» (Confesiones, final). Los que meditan, descubren que es
más admirable una una flor que un salón; el ojo avisor de un mosquito, que el mejor radar de
cualquier avión... Así reacciona Santa Teresa del Niño Jesús frente a la tempestad:
«Un cierto día estábamos en el campo, el hermoso cielo azul se cubrió, y comenzó a
rugir con fuerza la tempestad, acompañada de deslumbradores relámpagos. Yo me volvía a
derecha e izquierda, sin querer perder nada de aquel misterioso espectáculo, y por fin vi caer
un rayo en un prado cercano. Lejos de atemorizarme, me llenó de contento, pareciéndome que
Dios estaba muy cerca» (Historia de un alma, capítulo 2, 11).

2* Dios presente en los acontecimientos actuales

Dios se hace presente en los acontecimientos de dos maneras, o por su presencia o por el
vacío que deja su ausencia. La causa principal de las granes calamidades del mundo actual y
sus peligros es el silencio o ausencia que la sociedad hace de Dios. Una vez más se cumple la
sentencia de Salomón: «Si el Señor no construye la casa, en vano se afanan los
constructores». «Si el Señor no guarda la ciudad, en vano vigila la guardia» (Sal 127, 1).

3. ¡PRESENTE, SEÑOR!

1* Respuesta personal

Puesto que Dios está presente, en tu juventud y en el mundo, debes darle una
respuesta. Debes hacerte tú también presente a él.
- Dios te llama desde la vida y del interior de tu conciencia: ¡Presente!
- Dios te habla desde la insaciable sed de felicidad que experimentas, y la inquietante
preocupación por el mañana: ¡Presente!
- Dios, a pesar de tus pecados y cobardías, como a Judas, te da una oportunidad y te
dice: «Amigo».
- Dios, desde la luz, del amor de tus padres, las flores y las máquinas, te señala.

Los griegos creían que era el hombre el que se acercaba a Dios y no es así. Dios te ama
antes de tú que le ames. Dios es amor y el amor te llama desde todas partes desde dentro y
desde fuera. Él es quien te trajo al Encuentro. Tal vez porque tú no le conocías y huías de Él.
Enfréntate en estos días al Dios vivo y auténtico, al Dios joven, con el corazón abierto. Escucha
su mensaje de amor y esperanza. Limpia todo lo que opaca su visión y tu auténtica felicidad.
Como el joven Samuel de la Biblia, al recibir hoy la llamada de Dios, contéstale: “Habla, Señor,
que tu siervo escucha”.

2* Respuestas positivas en el mundo de hoy

Junto con este eclipse de Dios que sufre hoy una parte de la sociedad, se constata
igualmente un poderoso despertar hacia Dios. Dejemos aquí que nos hablen los hechos. (Se
pueden citar algunas respuestas.)

- La Iglesia convocó en 1962 el Concilio Vaticano II, «para descubrir en un estudio afectuoso
los trazos de su juventud más ardiente y remozarlos hasta revelar su fuerza conquistadora»
(Juan XXIII, discurso y preparatorio). Y así va siendo.
- Svetlana Alliluyeva, hija del dictador ruso Josef Stalin, símbolo del comunismo de una
generación, abandonaba Rusia «porque los principales dogmas del comunismo no tenían
ningún significado para ella, Y declaraba que: «Me di cuenta de que es imposible vivir sin Dios
en el corazón,
- Jean Fourasticr, en un libro que superó en Francia los doscientos mil ejemplares, La Gran
Esperanza del siglo XX, escribe: «El progreso económico no sólo no ha solucionado los
problemas del hombre, sino que ha hecho más profundas sus angustias”. “El progreso
económico ha sido el resultado del espíritu científico experimental, y constatamos ahora que no
es una condición corriente de la naturaleza humana”. “El hombre, pues, tiene que encontrar
una religión”.
- Pompidou, presidente de Francia. durante su visita oficial a los Estados Unidos, analizando
en San Francisco la crisis actual de la juventud, declaraba: “La crisis de la juventud de hoy en
día está caracterizada por una filosofía, de la desesperación, y una especie de fe en la virtud de
la destrucción”. «Se trata de dar un sentido a la acción de los hombres y un sentido que no sea
solamente materialista, Tenemos más necesidad de fe que de razón”. (27 de Febrero de 1970).
- Von Braum, el padre de la cohetería, el verdadero creador de la era atómica y de los vuelos
cósmicos, que ha producido la humanidad, dice que no es posible que un científico dude de la
existencia de un Ser Superior. Cuando en 1970 despegó de la plataforma de Cabo Kennedy la
nave espacial que debía llevar los primeros astronautas a la luna, declaró: “Todo ha sido
previsto y todo está en marcha. Ahora sólo nos queda orar”. Y cuando el 20 de Julio de 1969
alunizaban los astronautas, dejaban entronizada la Biblia en la superficie celénitica co0n el
Salmo 8.

ORACIÓN FINAL

Terminaremos rezando la misma oración que Frank Borman rezó la Nochebuena de


1968 al circunvolar por primera vez la luna.

«Danos, oh Señor,
la vista que nos permita ver Tu amor en el mundo,
no obstante el fracaso de los hombres.
Danos fe para confiar en Tu bondad,
no obstante nuestra ignorancia y nuestra debilidad.
Danos el conocimiento,
para que nosotros podamos continuar rezando con corazón consciente.
Y muéstranos lo que cada uno de nosotros puede hacer
para acelerar el día de la paz universal.»
ANOTACIONES A LA REFLEXIÓN

- Esta reflexión sigue al acto de la entronización de la Biblia, en la capilla. Todos los jóvenes, al
llegar, se habían colocado en torno al atril situado cerca del altar. Una vez terminada la lectura
bíblica de la entronización, se sientan todos para escuchar la reflexión.

- Atendiendo a la hora en que se da esta reflexión, es conveniente que no sea larga y dada con
estilo ágil. Se trata de reflexionar a través de hechos, que nos muestran la presencia de Dios y
abren un camino amplio a la esperanza para el joven.

- Naturalmente, lo que aquí se ha expuesto no es para que se desarrolle como está. Para esta
reflexión, como en general para todos los demás temas del libro, recuérdense que, más que
formularios, lo que aquí se ofrece son esquemas. Lo demás son formas para mostrar la
intención que lleva cada mensaje o tema. Lo que sí es fundamental son las motivaciones y la
intención y que promuevan una formación de actitudes y criterios.
ACTIVIDADES Y DINÁMICAS DE GRUPO DE LA TARDE DE ENTRADA

1. Entrega del libro de oración: “Notas de Vuelo”.

El librito de oración: “Notas de Vuelo” se entrega a todos la tarde de entrada. Al empezar la


charla inicial, están colocados sobre una mesa el libro de la Biblia que va a entronizarse, y el
suficiente número de ejemplares de “Notas de vuelo” que van a repartirse. Terminada la charla,
el coordinador presenta brevemente el libro, y los pilotos se encargan de repartirlo.

2. Una breve lectura en el comedor

La noche de entrada se pide un clima de reflexión o interiorización, y hasta un cierto


punto de silencio. Para facilitar este clima, al empezar la comida, se puede hacer una corta
lectura propia del momento que vive el Encuentro. La hacen los pilotos. Terminada la lectura se
sigue hablando.

3. Audición de música antes de la cena

Si es después de la cena, a la salida del comedor estará dispuesto un salón para tener,
a manera de sobremesa, una audición de música. Las piezas a escuchar serán juveniles y
modernas. Será de cuatro o cinco canciones en cd o cassette.
Una vez reunidos, el coordinador motivará esta audición. Una razón es para no perder el clima
de interiorización. A través de las canciones se continuará presentando la juventud hoy. Se
ponen en forma seriada. Se da el nombre de la canción y los cantantes. El tema central es el
amor.

* La primera canción suele ser un canto al amor con un mensaje que aceptaría toda la
juventud.
* La segunda presenta una situación de desengaño en el amor: odio, infidelidad, guerras,
hambre...
* La tercera será una de estas llamadas «canciones protesta» frente al contraste social: todos
hablamos de amor y hay la injusticia social, explotación, desamor.
* La última canción será un canto juvenil de esperanza, con una canción espiritual actual.

4. La entronización del libro de la Biblia

En el Encuentro a la Biblia la llamamos «libro de texto». Al terminar la cena, el


coordinador toma de la mesa la Biblia y hace como una presentación del libro. Destaca su
importancia como libro revelado, y a la vez histórico, literario y moral... (Según la UNESCO es
el más traducido, se han hecho de él unas 1875 traducciones.)
Con solemnidad, como palabra de Dios, y si se quiere cantando, uno de los jóvenes
toma la Biblia y todos lo acompañan hacia la capilla. Allí se instala en un atril. Se colocan todos
en corro alrededor de la Biblia y el altar, y un joven pasa a leer una parte del prólogo del
Evangelio de Juan (Jn 1, 1-18).
Terminada la lectura se deja el libro abierto y no se cerrará hasta después de la última
lectura, en el acto final de despedida. Durante los tres días todas las lecturas bíblicas que se
tengan en la capilla, incluso las de la misa, se sacarán de esta Biblia.

5. Sesión de filmología

Terminada la reflexión: «El dedo oculto de la esperanza», se pasa de nuevo al salón


para el último acto de la noche. Preparado previamente el salón por algún piloto, se asiste a
una proyección. Las imágenes que se van a proyectar serán en cierta manera como pósters o
gráficos que quedarán; para que se aluda a ellos en ciertos momentos como a expresiones del
Encuentro.
Esta proyección puede ser de una película de cine, de cortometraje; y cuando no es
posible, de un montaje de filminas. Todo será corto, para tener al final un diálogo entre todos
sobre la proyección, a manera de cine-foro o filmina-foro. El tema de la película o del montaje
de filminas que se prepare deberá tratar de lo que se viene hablando en la noche de entrada;
de la presentación de la juventud hoy, de interiorización, del encuentro consigo mismo o
situaciones que reclaman especialmente la atención del mundo actual.

6. Recepción del catálogo de problemas personales

Es de suma importancia dentro del método del Encuentro usar el catálogo de


problemas personales. Es plurivalente. Sus autores son Nooney y Jesús Andrés Vela. Fue
facilitado por el Departamento de Juventud del CELAM. Es útil para todos los mensajes del
segundo día, y se usa también en forma de dinámica o cuestionario.
La entrega y presentación del catálogo puede hacerse de dos maneras. Una es la de
entregarlo esta noche, al final de todos los actos. El coordinador expone la forma de
cumplimentarlo y dice que, a partir de esta noche y durante todo el día siguiente, vayan
leyéndolo y contestándolo. Es un test personal. Debe haberse respondido para usarlo durante
los mensajes del segundo día.
Otra forma de hacer la entrega de este catálogo es al celebrar, una semana antes del
Encuentro, una conferencia previa para los jóvenes que van a asistir. La conferencia se llama:
«El joven, sus interrogantes y problemas». Celebrar o no esta conferencia es optativo del
equipo promotor (véanse Temas optativos).

7. Reunión del equipo promotor y confección de los grupos

Ya terminada la jornada, el equipo promotor se reúne aparte para confeccionar los


diferentes grupos que habrá durante el Encuentro.
De acuerdo con los jóvenes que asisten, se formarán grupos de trabajo y de diálogo
con 5 ó 6 integrantes en cada uno. Como norma a la hora de formarlos, se tendrá en cuenta su
finalidad, que es conocerse, compartir mejor y hacerse amigos. Siempre habrá que evitar que
se formen grupos demasiado homogéneos. Que sean de diferentes ambientes, poblaciones,
condición y mentalidad, para que mutuamente se ayuden y enriquezcan. Dos amigos se
procura que no coincidan en el mismo grupo.
Para cada grupo se nombra un animador y un secretario-relator. El animador es el que
cuida la actividad y animación del grupo, que se cumpla el servicio que se le haya asignado y
se despierten iniciativas; el que actúa como moderador en las reuniones. La función del
secretario-relator del grupo es anotar las intervenciones de los compañeros, y al final, en el
plenario o puesta en común de los grupos, dar el informe o respuesta como representante.
Para poder confeccionar estos grupos, se supone que el equipo tuvo un conocimiento
previo de los jóvenes asistentes. Sea por las solicitudes presentadas, como por el informe
recibido de ellos por sus «padrinos». Esta noche no es el momento propio para hacer el estudio
de las fichas. Esto tiene que haberse hecho en la reunión del equipo unos días antes.
Insertamos aquí un formulario para confeccionar las listas de nombras e informes de los
jóvenes cuyas solicitudes fueron aceptadas.
Es bueno, al formar los grupos, asignar a cada uno o a algunos una actividad de
servicio a prestar durante la convivencia. Los cometidos de grupo pueden ser varios.

 Grupo de Canto: Cuidar lo referente a canto, tanto del salón como de la capilla; las
guitarras e instrumentos; repartir canciones; componer algún canto alusivo al
Encuentro.
 Grupo de servicio: encargado del servicio del comedor y bendición de la mesa. Por
turno de grupos se reparte el servicio en el comedor y la limpieza general del local.
 Grupo de liturgia: Es el que prepara los actos en la capilla; busca las lecturas de las
celebraciones, nombra los monitores y lectores de cada celebración.
 Grupo de juegos y animación: organiza los juegos y la animación cada día después de
las comidas.
 Grupo de secretaría y arte: escribe en el pizarrón o papelógrafo el nombre de los
mensajes; confecciona carteles o decoración; reparte el material, etc. Tampoco es
necesario que cada grupo tenga cometido.

Cada grupo tiene asignado para acompañarle uno de los pilotos. Éstos comparten todo con
el grupo y asisten a sus reuniones. El coordinador no tiene grupo fijo.
A los grupos no se les reconoce por número sino por un nombre. Por ejemplo: Amistad,
Horizontes, Generación Nueva, Verdad y Vida, Fe y Alegría, Buena Nueva, Hombres Nuevos,
En Ruta, Lucha y Contemplación, Nombres marianos...
REFLEXIÓN ESPIRITUAL

4. CRISTO, NUESTRO HÉROE

Presentación y motivación de la REFLEXIÓN

Una vez terminada la oración de la mañana, empieza el primer día con la exposición
del tema, Cristo nuestro héroe. Se trata propiamente de una reflexión espiritual, que termina
con un silencio invitando a la oración personal o espontánea.
Los tres días del Encuentro empiezan siempre con una reflexión sobre la persona de
Jesucristo. La de hoy tiene un doble objetivo. Primero viene a ser como una respuesta a los
cuestionamientos de las reflexiones de la noche anterior, y luego constituye la entrada directa a
los mensajes del Encuentro.
¿Por qué se trata el tema, Cristo nuestro héroe? Los jóvenes necesitan héroes. Buscan
siempre personajes a quienes imitar y poder seguir. Cuando no los encuentran se los forjan o
se los imaginan. La juventud es propicia a crearse «ídolos». Unas veces será un deportista
famoso, otras un artista de cine, un conjunto musical o un político. En los personajes
prominentes, los muchachos van siempre en busca de algunos rasgos o cualidades personales
que poder imitar. En su seguimiento se sienten como protegidos; la admiración les hace como
más seguros de sí mismos y les da cierto poder para llegar a ser ellos también alguien en la
vida. En ellos personifican su ideal.
Esto lo tendrá siempre en cuenta el Encuentro. A la juventud no se la mueve por puras
ideas. Reclamada imperiosamente por la vida, no le interesan las ideas hasta verlas
encarnadas en algún personaje real. Pero una vez el muchacho ha descubierto el personaje
deseado, es capaz de todo. Es ésa una de sus mayores cualidades.
Ahora bien, ¿existe el personaje ideal con que sueña el joven? ¿Un héroe prototipo de
perfección, capaz de responder a la imagen total y completa que se forma el joven del hombre
ideal? No cabe duda. Frente a las primeras decepciones y desengaños que ya empieza a
experimentar, hay que presentar a Jesucristo como el Personaje histórico que encarna
perfectamente el ideal de liberación y amistad que entusiasma al joven. «Cristo es el Héroe
verdadero, humilde y sabio, el profeta de la verdad y del amor, el compañero y amigo de los
jóvenes » (Vaticano II, mensaje a los jóvenes). El objetivo de esta meditación es presentar a
Cristo como el Héroe Universal, capaz de responder y llenar todas las exigencias de la mente y
del corazón del joven. Las realidades de Dios colman las mayores exigencias del hombre.
Cristo es el tipo de toda vocación realizada.
Partiendo aquí de los datos históricos que nos ofrece el Evangelio y de la experiencia
de tantos jóvenes que hoy en el mundo están haciendo de Cristo su jefe y modelo, hay que
presentar la figura de Jesús de Nazaret como la imagen atrayente del Libertador de la
humanidad y personal. Además de grande, el joven debe sentirlo próximo; como personaje
actual y presente, que le ofrece una amistad y reclama una adhesión personal. Aceptar a Cristo
no representa sólo una aceptación de su programa, sino, ante todo, una entrega generosa y
confiada a su Persona: «El Maestro está ahí y te llama» (Jn. 11, 28). Ésta es la Buena Nueva
que cambiará al Joven. Éste debe salir de la meditación verdaderamente convencido de que sí,
Cristo vale la pena y puede ser su mejor Amigo; el gran exagerado en el amor que le comunica
su exageración.
Hasta tal punto llega la perfección de Nuestro Héroe, que no puede serlo si a la vez de
hombre no es también Dios. Cristo es el Hombre-Dios, es el Salvador. Aceptar a Cristo
comporta poner el alma de rodillas: reconocerle y adorarle Hijo de Dios. Como el joven rico del
Evangelio, que « arrodillándose ante Él le preguntó, ¿qué he de hacer para tener la vida
eterna?». A lo que Jesús contestó: «Ven y sígueme» (Mc. 10, l7ss). La meditación debe
terminar con el llamamiento personal del joven a seguirle.
Esta reflexión cristologica se relaciona y completa las dos anteriores. Centra en Cristo
toda la evangelización, y a la vez hace en él la síntesis de la vida cristiana, como pedía Pío XII
para la formación de los jóvenes: «Se ofrezca a los jóvenes una visión lo más organizada
posible de la doctrina católica, para que vean en Jesús la solución de la viva necesidad que hay
en ellos de armonía en sus ideas».
La presente reflexión sobre Jesús, tiene una relación directa con las dos de ayer. Con
estos tres temas estamos siguiendo las tres etapas propias tanto de la liberación del pueblo de
Dios, como personal. Las tres etapas tanto de la pedagogía como de la historia de la salvación
son:

1. Dios hace sentir a Israel el peso de la esclavitud de Egipto (primera meditación).


2. Los hebreos claman por el Dios que salva (segunda meditación).
3. Dios envía un libertador en la figura de Moisés y los liberta de sus opresores (tercera
meditación).

DESARROLLO DEL TEMA DE LA REFLEXIÓN

Motivación introductoria

Una de las poblaciones más castigadas durante la segunda guerra mundial fue, en
Italia, la ciudad de Trento. Fueron muchas las víctimas y las destrucciones que allí, en 1943,
causó la aviación. Horas enteras pasaban sus habitantes en los refugios. Hubo días que
acudieron hasta once veces a los refugios civiles antiaéreos. Fueron aquellas horas de terror y
protesta, pero llevaron también a la reflexión.
-¿No habrá medio de impedir semejantes atrocidades? ¿No existe alguien que sea
capaz en el mundo de evitar tales guerras e impedir que los hombres nos matemos como
fieras?
Estas y semejantes preguntas se hacían un grupo de muchachas estudiantes durante
los bombardeos. En su afán de encontrar quien pudiera remediar tales situaciones y devolver el
amor y la sensatez al mundo, llevaron los Evangelios al refugio y los leyeron con avidez. No
tardaron en darse cuenta que la idea que predominaba en todo el libro era la paz y el amor, y
que Jesucristo podía ser el personaje y el héroe que ellas tan ansiosamente buscaban. Desde
aquel momento decidieron tomar el Evangelio por ideal y seguir a Cristo como su amigo y
libertador.
Han pasado los años y la semilla sembrada por aquel grupo de juventud se ha
convertido en árbol frondoso. Es el Movimiento Internacional de los Focolares. Veinticinco años
después formó su rama juvenil, llamada movimiento GEN (Generación Nueva), el cual cuenta
con centenares de miles de muchachos adeptos en todos los continentes, que han hecho de
Cristo el personaje héroe buscado.
No es éste el caso único. Es uno de tantos ejemplos de grupos de jóvenes que a través
de dos mil años han tomado a Cristo por ideal y bandera.

1. CRISTO NACE Y APARECE COMO HÉROE

Siempre han gozado de especial estima entre los jóvenes las personas que habiendo
nacido en la oscuridad después escalaron las cumbres. En Colombia, en el pueblo de Bello, se
lee la siguiente inscripción en una choza: «Vale más llegar a ser que haber nacido siendo». Allí
nació Marco Fidel Suarez, hijo natural de una lavandera, que por su esfuerzo llegó a ser
Presidente de la República y uno de los primeros literatos de América Latina. Por idéntica razón
se admira a Edison, que empezó siendo vendedor de periódicos, y a Lincoln, que fue leñador y
botero. Pero ¿quién como Cristo tuvo un origen más humilde? Nació en una cueva y, sin
embargo, hoy ha sido el personaje que más ha dado que hablar e influido en la historia.
La señal que el ángel dio a los pastores para descubrir a Cristo fue: «Encontrarán al
niño envuelto en pañales en un pesebre» (Lc. 2, 12). Veinte siglos después, vayan y visiten
aquella cueva; en el suelo encontrarán incrustada una gran estrella de plata con una inscripción
en latín que reza: «Aquí de la virgen María nació Jesucristo.» Todas sus paredes están
revestidas de una gruesa capa de amianto, regalo de un presidente de Francia, que las
protegen del incendio por tantas lámparas que allí constantemente arden. Es aquel, lugar
universal de peregrinaciones. ¿Caben mayores contrastes?
Los evangelistas, al consignar la fecha y lugar del nacimiento de Cristo, tuvieron ya
conciencia que estaban fechando una cita de referencia para toda la historia. Como cuando
Moisés tocó las aguas del mar Rojo y las partió en dos, asimismo Cristo dividió en dos partes la
historia: años antes y años después de Cristo. Es el punto de referencia del calendario. En él
todos fechamos y contamos nuestros años. Quitar a Cristo de la historia produciría el mismo
desconcierto que si de la música quitáramos el pentagrama.
San Lucas, médico e historiador conspicuo, fecha el nacimiento de Jesús con un edicto
del César de Roma y el Gobernador de Siria, Quirino (Lc. 2, 1-7). En forma más solemne
inscribe después la aparición pública en el Jordán: «El año decimoquinto del imperio de Tiberio
César, siendo gobernador de Judea Poncio Pilato, tetrarca de Galilea Herodes y Filipo»... (Lc 3,
1-2). San Mateo, por ser judío, señala el nacimiento por el cumplimiento de profecías seculares:

«Y tú, Belén, tierra de Judá,


no eres ciertamente la más pequeña
entre los príncipes de Judá
porque de ti saldrá un jefe» (Mt . 2, 6)

Así consigna la historia desde un principio la fecha del Nacimiento de Cristo: como la
de un héroe, libertador, caudillo de la humanidad. Su cumpleaños se celebra con solemnidad
única cada año en el mundo. Es la fiesta de navidad. En 1968 los primeros astronautas fueron
a celebrar la nochebuena circunvolando la luna. ¿De quién se puede decir otro tanto?
En un periódico inglés apareció este «anuncio». Lo auspiciaba el Centro de Información
Católica de Londres: «Nacido en la pobreza. Vivió solamente treinta y tres años. Pasó la mayor
parte de su vida en la oscuridad. No escribió nunca un libro. Nunca tuvo una posición en la vida
pública. Fue crucificado entre dos ladrones y, sin embargo, dos mil años después, más de 950
millones de personas lo siguen. Ciertamente debe valer la pena saber más sobre Cristo y sobre
cómo sus enseñanzas pueden ayudarte».

2. CRISTO, EL HÉROE CAPAZ DE ENTUSIASMAR AL JOVEN

Todos conocemos personajes que llamamos héroes. Cabe preguntar: ¿qué es un


héroe? Llamamos héroe «a la persona realizada al máximo en una serie de cualidades que
atraen a los otros, que lucha por la bandera de un ideal y que lleva a cabo sus empresas a
base de acciones heroicas» (J. A. Vela).
A los muchachos que buscan afanosamente el héroe ideal a quien imitar y seguir en su
vida, Cristo se presenta como la figura señera, poseyendo todas las cualidades humanas y
divinas que más entusiasma y admira la juventud.

1. Cristo, la Persona que realiza al máximo las cualidades que más admira el joven

A. Su bondad
La bondad es la primera cualidad que atrae de una persona. Las muchedumbres que
trataban a Cristo exclaman: «Todo lo ha hecho bien» (Mc 7, 37). El objeto de sus preferencias
son los niños, los enfermos y atribulados y los pecadores. Cuando se le pide una razón de sí
mismo, da por señas: «Vayan y cuenten lo que han oído y visto: los ciegos ven, los cojos
andan, los leprosos quedan limpios y los sordos oyen, los muertos resucitan y se anuncia la
Buena Nueva a los pobres» (Mt .11, 4-5). «Si no me creen a mi -dice-, crean a las obras que yo
hago» (Jn. 10, 38). Jesús amaba a las aves, los lirios y las flores del campo.

B. Su voluntad enérgica
Cristo es bueno, pero en ningún momento débil. Echa con energía los mercaderes del
Templo (Mt. 21,12), denuncia los abusos de los ricos (Lc. 6, 24), increpa a los fariseos
hipócritas y los llama podridos (Mt. 23, 27). Frente a los jueces afirma la verdad de su
mesianidad, aun sabiendo que al hacerlo está firmando su sentencia de muerte: «Sí, tú lo has
dicho...» (Mt 26, 64). Sin embargo, la virtud humana más difícil de practicar y más admirable de
Cristo es su equilibrio. Hay que ver como en él se armonizan admirablemente la caricia a los
niños y el látigo a los explotadores; la exigencia y a la vez la comprensión; la recriminación al
pecado y el perdón al pecador; en una palabra, la bondad y la energía. Sólo en Cristo se realiza
el equilibrio perfecto, en todos nosotros el equilibrio resta siempre un ideal.

C. Su amistad y simpatía.

Las gentes siguiendo a Cristo se olvidaban hasta de comer (Mt. 14, 15). Posee eso que
hoy llamamos don de gentes. Cultiva la amistad con la familia de Betania, llora a la muerte de
su amigo Lázaro y pensando en el porvenir de su patria, Jerusalén. A los apóstoles que lo
dejaron todo por seguirle, los llama sus amigos. Su personalidad arrastra. Frente a él no caben
los indiferentes, compromete y apasiona: hay que tomar posturas (Lc. 11, 23). Es piedra de
contradicción (Mt. 4,11).

2. Cristo atrae al joven por sus acciones sacrificadas y heroicas

Ustedes, los muchachos, admiran a toda persona que lucha, se sacrifica y muere por
defender una causa. Cristo se sacrifica y muere por predicar y defender el mensaje que
enseña: por salvar a sus amigos y hasta a sus mismos enemigos.
Empezó por hacer y después enseñó (Hechos 1,1). Nunca fue un demagogo. Da
testimonio y practica todo lo que dice. Nada hace para atenuar su doctrina frente a los débiles,
ni se sirve de mañas para atraer a las masas. Fue consecuente. Cristo, en un mundo como el
de hoy en que reina el convencionalismo y la hipocresía, se presenta como el mejor modelo de
autenticidad. «Su lenguaje sea, sí, sí; no, no» (Mt. 5, 37). A la autenticidad añade la tenacidad
para la eficacia. No le importa el qué dirán. Sale al encuentro del hombre, aun cuando sabe que
éste le pone resistencia, que lucha contra Dios y lo ofende. Llama una y otra vez hasta
conseguir que le abran.
No le importa ser el gran incomprendido de su tiempo y que hasta sus discípulos echen
pie atrás. Nunca busca su propio bien. Muere en la cruz abrazando. El poder de Roma y de
Judea se estrellan contra el poder de su Palabra y su voluntad de amar y salvar. Hoy Roma es
más célebre por Cristo que por sus emperadores.

3. Cristo se proclama líder de la bandera de un sublime ideal

El mayor triunfo de Cristo fue contra la muerte. Es el único líder que la ha vencido. Por
eso dos mil años después puede aún estar entre nosotros. No sólo vive, sino que su amistad
hace vivir a muchos. Es el líder que vendió la injusticia, la mentira, la inautenticidad, el pecado,
con la misma muerte. A las mujeres que iban a embalsamar su cadáver, un ángel les dice: «No
busquen entre los muertos el que está vivo» (Lc. 24, 5).
Cristo no sólo fue un héroe, continúa siéndolo: es un personaje de hoy, actual,
presente. Napoleón murió; Hitler murió; Lenin murió; Cristo vive. Aquellos líderes si tuvieron
enemigos, dejaron ya de inquietar, mientras que Cristo continúa despertando simpatías y
antipatías, amor y odio, permanece viviente.
Porque Cristo continúa vivo estás aquí tú. Fue él quien te trajo al Encuentro sin que tú supieras,
quizá sin tu quererlo. Quiere brindarte su amistad, ser amigo tuyo. Quiere llamarte como llamó
un día a Juan Evangelista, el apóstol joven, a la Magdalena, a Saulo y al joven rico; como llamó
a Juana de Arco, y hoy a Charles de Foucauld en París y a Chiara Lubic, fundadora de los
Focolares en Trento. Su llamada es siempre la misma: «Ven y sígueme» (Me 10, 21).
Cuando murió el Cid Campeador montaron en un caballo su cadáver con la coraza y su
estandarte y lo lanzaron a la batalla. A la vista nuevamente del héroe y su caballo Babieca se
enardecieron las huestes y consiguieron la total victoria. Si un héroe pudo así entusiasmar aun
después de muerto, ¿qué no podemos esperar de Cristo que permanece con nosotros siempre
vivo?

3. EPILOGO: CRISTO EL HOMBRE DIOS

Esta grandeza única de Cristo no puede ser sin un secreto. El secreto de Cristo es que
él es más que hombre, a la vez es Dios. Cristo es tan hombre, tan hombre, que solamente
podía serlo siendo Dios. Un día Jesús preguntó a los apóstoles: «Vosotros, ¿quién decís que
soy yo?» A lo que contestaron, por lo que habían visto y les decía la fe: «Tú eres el Mesías, el
Hijo de Dios vivo» (Mt 16, 13ss). A Cristo no basta admirarle como hombre, hay que adorarle
como Dios.
En una población se veneraba una imagen muy célebre del Crucifijo. En una ocasión
un artista fue a visitarlo para reconocer su belleza artística. Miré y remiré. Nada le llamó la
atención de la imagen, y manifestó al sacristán su decepción. Éste le con- testó que para captar
toda la fuerza de expresión de aquel Cristo, había que mirarlo desde un ángulo determinado, y
le mostró un reclinatorio que estaba frente a la imagen. «El secreto para comprender toda la
grandeza de Cristo -le replicó- es que hay que saber mirarlo de rodillas».
Porque Jesucristo es Dios pudo resucitar después de muerto y estar con nosotros.
Tenerlo aquí presente, en la eucaristía, como Dios y como Hombre. Hoy la televisión nos ofrece
una parábola perfecta de la eucaristía. ¿Cómo puede Cristo estar presente en el cielo y en
todas las hóstias? Si cualquiera de nosotros, por pura técnica, puede estar, en cierta manera,
presente por televisión en todo el mundo, ¿no podrá el poder de Dios hacer que Cristo esté
plenamente presente en todos los altares? Hoy la ciencia hace más fácil creer. ¿No os parece?
Cada sagrario, cada hóstia es un «televisor», pero viviente de Cristo resucitado.
¿Cuál va a ser en este Encuentro tu respuesta a la llamada de la amistad de Cristo?
Piénsalo. Dependen tantas cosas en tu vida de la respuesta que le vayas a dar...

ANOTACIONES A LA REFLEXIÓN

- Para la oración de la mañana y de la noche, el texto bíblico que se señala en libro de oración
como lectura puede ser cambiado por otro más a propósito para el momento que se vive en el
Encuentro. El asesor, pues, que va a dar esta reflexión, podrá elegir para lectura bíblica de la
oración de la mañana el texto que más quiera él destacar en su exposición sobre Jesucristo.
Previamente, se prepara el lector que va a hacer la lectura, sacándola de la Biblia que fue
entronizada ayer.
- Al terminar la reflexión, prepare y motive a los jóvenes para hacer un rato de oración personal
en silencio. Diga que si alguno quiere podrá hacer alguna petición o consideración durante el
silencio en voz alta. Como es la primera vez que se tiene oración espontánea participada,
podrían ser algunos guías que la iniciaran.
- Antes de pasar al comedor, sería bueno terminar la oración con un canto apropiado.
PRIMER MENSAJE

5. QUE ES EL HOMBRE

Presentación y motivación del mensaje

Una vez reunidos en el salón o «foro», el coordinador anuncia y pro- mueve la


formación de los grupos, de diálogo y de trabajo, dentro del Encuentro. Se les nombra y se
instalan en las mesas dispuestas para cada grupo.
Como se hará después para todos los mensajes, se escribe en el tablero o papelógrafo
el número y el nombre del tema que va a tratarse. El expositor invita a hacer antes una breve
oración, que puede ser de algún librito, o espontánea, de acuerdo con el tema.
Este mensaje trata directamente lo que es el objetivo principal del Encuentro: la
promoción del hombre. Más concretamente, la promoción humana integral del joven.
Constituye el epicentro de toda la antropología. Todo lo humano parte del hombre, y todo
progreso está en función de la promoción del hombre. Por eso el primer mensaje es un análisis
y fundamentación del hombre. Muchas catequesis de orientación postconciliar empiezan hoy
con la misma pregunta: ¿qué es el hombre?
El solo enunciado del tema ya despierta interés en los jóvenes. Siempre el hombre ha
sido tema de actualidad, pero lo es mayormente hoy que la crisis del mundo y la sociedad
constituye la crisis del hombre. Los jóvenes son los primeros que han provocado esta crisis al
preguntar a los mayores, a los gobiernos y a la universidad: ¿A qué vivir? ¿A qué estudiar?
¡Progresar!..., ¿pero hacia dónde? Tal fue en el fondo la verdadera razón de la revolución de
mayo de la juventud universitaria de París y su repercusión universal.
Pablo VI, en su visita a la Sede Internacional del Trabajo, en Ginebra, se hizo eco de
esa inquietud juvenil: «A los jóvenes angustiados por la tecnocracia hay que darles una razón
para vivir.» A esto va destinado este primer mensaje del Encuentro. Es el punto fundamental de
la promoción que persigue. Es partida y término del Encuentro. Tendremos siempre muy
presentes las enfáticas palabras del Vaticano II: “Se puede pensar con razón que el porvenir de
la Humanidad está en manos de quienes sepan dar a las generaciones venideras razones para
vivir y razones para esperar” (GS 31c.).
Las fuentes básicas de argumentación de la tesis serán la antropología y la revelación.
A través de la constatación, la filosofía enseña que el hombre es un ser vocacional en
constante devenir. La posición fundamental del hombre, como dice Marcel, es la de un ser-en-
situación (“situación y fechado”); de un ser inconcluso que está siempre en la búsqueda. Ortega
y Gasset, filosófico de la vocación, nos ofrece buen material de estudio sobre este tema en
Gorthe por dentro, o Carta a un alemán.
La filosofía nos muestra el hombre como ser-libre-en-vocación, pero es incapaz, por sí
sola, de decirnos cuál sea la vocación total del hombre. Desvelar esta incógnita corresponde ya
a la revelación. La antropología se ayuda de la Biblia.
«¿Qué es el hombre? Muchas son las opiniones que el hombre se ha dado y se da
sobre sí mismo. Diversas e incluso contradictorias... La Iglesia siente profundamente estas
dificultades, y, aleccionada por la Revelación divina, puede darles la respuesta que perfile la
verdadera situación del hombre, dé explicación a sus dificultades y permita conocer
simultáneamente y con acierto la dignidad y la vocación propias del hombre» (LG 12).
Partiendo de la pregunta del Salmo 8, «¿Qué es el hombre?», el Concilio elabora una
verdadera teología sobre la vocación. «La razón más alta de la dignidad humana es la vocación
del hombre» (GS 19). Se ha afirmado con verdad que la espina dorsal de sus principales
documentos es el concepto de vocación. En esta línea ideológica vocacional se mueve la
promoción del Encuentro.
DESARROLLO DEL TEMA DEL MENSAJE

Motivación introductoria

Al terminar la segunda guerra mundial, en 1945, con la derrota del III Reich, el gobierno
norteamericano ofreció colaboración económica a Alemania para levantar el país. El canciller
Konrad Adenauer les contestó:
-«Agradecemos su ofrecimiento, pero no necesitamos divisas para construir fábricas,
laboratorios o aviones: dennos, ante todo, ayuda para levantar y formar a los hombres.
Después los alemanes somos capaces de sacar máquinas de las maderas de los bosques.»
Siempre el supremo valor de la creación es el hombre. Él es el único valor universal. La
ley del progreso no está en el valor económico y la cantidad de bienes de producción y de
consumo, sino en la promoción humana. El cardenal Lercaro, de Bolonia, al salir de una visita a
una importante factoría industrial fue preguntado por el ingeniero jefe sobre lo que más le había
impresionado. El cardenal respondió: «Los obreros».
Ser hombre es nuestra primera profesión. Sin embargo, ¿qué es el hombre? «¿Qué
sabemos del hombre, nuestro espectro, bajo su capa de lana y su gran fieltro de extranjero»
(Saint Honhn Perse). El hombre es un interrogante. Cada cultura, período histórico, sistema
filosófico y religión han tenido sus ideas sobre el hombre. Diógenes se paseaba en pleno día
con una linterna por las populosas calles de Atenas buscando en vano quién respondiese a su
idea del hombre.
Las respuestas que se han dado son lo más dispares. Van desde decir que el hombre
es un animal racional, un ser que ríe, un ser para la muerte, un ser emocional, un ente libre...
hasta decir que es bioquímica, o un tubo digestivo con dos pies. El tema, precisamente, de esta
charla es: ¿Qué es el hombre?

1. LA RAZÓN DEL HOMBRE ES SU VOCACIÓN

Nadie puede decir qué es el hombre sino uno mismo. Siempre que nace un niño, como
en el nacimiento del Bautista, se abre un interrogante sobre su cuna: «¿Qué será este niño?»
(Lc: 1, 66). Muy bien dice Goethe que nadie es capaz de dar el nombre a un niño. Lo dirá el
tiempo. A través de su vida el hombre va despejando este interrogante. Después de su muerte
se podrá escribir su vida. Todos venimos al mundo con una «estrella», es decir, con una
vocación de destino a realizar. En la forma que cada hombre vaya realizando su vocación
conseguirá tener la imagen o definición de sí mismo. La vocación da las razones para vivir.
La vocación es algo que se experimenta y atrae como un imán. Es la savia ilusionada
de la vida que sentimos: ese cúmulo de sorpresas y posibilidades que se nos deparan y por las
que tenemos que decidirnos, el poder de hacer lo que nos venga en gana. También, el sin
número de normas y limitaciones que por doquier, tanto por dentro como por fuera, la
naturaleza y la realidad nos impone. Anteriormente a nosotros, Dios estableció un plan o
programa de existencia del que todos somos hijos. La vocación es poder decir sí o no a la vida,
Dios da el nombre y cada uno se pone el apellido.

¿Qué es el hombre?

El hombre no es. El hombre se va haciendo. Sólo Dios ES (Éx 3, 14), nosotros


DEVENIMOS. Según la inmortal frase de Pablo VI: «TODA VIDA ES UNA VOCACIÓN»
(POPULORUM PROGRESIO, 15). Esto es lo que explica que el hombre nunca esté satisfecho
y viva siempre en tensión. Ni somos lo que somos, ni somos lo que aspiramos a ser: somos un
ser en pro- ceso, un quehacer, una vocación. La vocación es una dialéctica humana
retrospectiva y prospectiva, que es la manifestación de nuestro ser en devenir.
Ahora bien, para poder conocer mejor al hombre se impone preguntarnos: ¿Cuál es la
vocación de] hombre? Los pesimistas y nadaístas, que no creen en el hombre, niegan que éste
tenga vocación; dirán que «el hombre es una pasión inútil», «una chispa entre dos nadas»
(Sartre); y que «vivir es estar entre las paredes del absurdo» (Camus). ¿Qué joven puede estar
de acuerdo con esto? La vocación es, precisamente, la respuesta al llamado sinsentido de la
vida y a la pregunta: ¿Qué es el hombre?
De todas las definiciones que puedan darse del hombre la mejor será siempre la
genética, la que parta de su origen. Cuando queremos conocer una persona quién es, lo
primero que se nos ocurre es preguntarle de dónde viene. Las concepciones filosóficas de la
persona humana tienen un fundamento empírico, pero no dependen, o no dependen
totalmente, de estas descripciones. En el origen está siempre la intención de los seres. El
origen del hombre lo conocemos por la fe. En la Biblia, en el libro deL Génesis, se des- cribe a
la vez el origen y la vocación del hombre: «Dijo Dios: hagamos al hombre a nuestra imagen y
semejanza... Y creó Dios al hombre a imagen y semejanza suya, a imagen de Dios los creó, y
los creó macho y hembra y los bendijo Dios, diciéndoles: Procreen y multiplíquense, y llenen la
tierra, domínenla» (Gen 1, 26. 28).

2. LA VOCACIÓN COMÚN FUNDAMENTAL DEL HOMBRE

Es muy lógico, a la vez que significativo, que el Libro del Génesis nos describa en la
misma relación la creación del hombre y su vocación. Puesto que Dios creó al hombre
inteligente y libre, debía darle necesariamente la meta o destino donde dirigirse en su
desarrollo y realización. No hay viaje sin rumbo y nadie anda sin destino. La libertad es sólo la
forma de conseguirlo. La intención que se puso Dios al crear, la impuso al hombre como
vocación común fundamental, como programa de existencia.
La vocación de todo hombre, según el texto bíblico, tiene una doble dimensión:
temporal y eterna; humana y divina. Pero ambas están, en el plan de Dios, vital y
existencialmente integradas.

VOCACIÓN HUMANA Dios creó al hombre para «multiplicarse y dominar la tierra».


Ésta es la vocación llamada temporal o natural de la persona humana. El hombre tiene
la misión de ir descubriendo por sí mismo el gran milagro de la Creación. Investigar sus leyes y
secretos, para utilizar sus inagotables fuentes de energía. Desarrollarla para la comunidad por
el trabajo.
En el mundo el hombre es el «gobernador» de Dios. Actúa y administra en su nombre.
Es el responsable, frente a él y frente al mismo cosmos, de todo lo creado. Él está llamado a
recrear continuamente todas las cosas, imprimiéndoles su propio sello y estilo.

VOCACIÓN DIVINA Dios también creó al hombre para «ser su imagen y semejanza».
Como Dios dejó al hombre que completara la creación, mayormente quiso que
perfeccionara su imagen divina (Mt 5, 48). La vocación del hombre es parecerse cada vez más
a Dios. Ésa es la llamada dimensión sobrenatural del hombre, que a la vez es eterna. El
hombre está llamado a alcanzar a Dios y, dice el Vaticano II, «para un destino feliz situado más
allá» (GS 18). Ser hombre es sobreseírse. «Ser hombre es tender a ser Dios» (Sartre). «El
hombre es más que hombre: el hombre supera infinitamente al hombre» (Pascal).
De aquí nace esa insatisfacción radical del hombre. Esa sed o «apetito de divinidad»,
de absoluto y de eternización que le engrandece y le impulsa a la superación; haciéndole sentir
la necesidad y practicar una religión.

VOCACIÓN INTEGRAL La vocación natural y sobrenatural se integran en una sola: «la


vocación divina» (GS 22).
Como la circunferencia, signo de la unidad, no puede tener más que un centro,
tampoco la unidad funcional del hombre puede tener dos vocaciones. Entre la vocación natural
y sobrenatural existe una relación directa y completoria. A la manera que el cuerpo y el alma se
identifican existencialmente, y como los dos pulmones actúan para una sola respiración, así
sucede con las «vocaciones». El hombre tiene perfecta conciencia de esa unidad personal. Aun
sin saberla explicar, la experimenta, la siente.
Que nadie se asuste con la palabra. Todo es cuestión de saberla entender: «la
vocación universal del hombre es a la santidad» (LG. 5). Dicho en otras palabras: es salvarse.
Identificarse con el mundo para llevarlo y consagrarlo a Dios. Todo en la naturaleza está
ordenado y subordinado a lo divino, lo temporal a lo eterno. Saber integrar estas dos
dimensiones de la vocación en una vocación única sobrenatural, es salvarse. «La razón más
alta de la dignidad humana consiste en la vocación del hombre a la unión con Dios» (GS 19).
Es el Reino de Dios.

3. LA VOCACIÓN PERSONAL DEL HOMBRE


Dentro de esta vocación fundamental común hay que ubicar la vocación particular de
cada uno de nosotros. Todos tenemos por meta la salvación, pero los caminos para llegar, las
formas de realizarla, son específica- mente distintas. Como no hay dos personas iguales, no se
dan dos vocaciones iguales. En la vocación está la clave de la personalidad: nuestra
originalidad. La vocación fundamental común es un mosaico de colores en que cada persona
da su tono, un matiz distinto. «Una estrella se diferencia de la otra en el resplandor» (1 Cor. 15,
41).
Lo importante, desde luego, es que cada uno descubra cuál es su sitio y misión en la
vida y se realice en él con autenticidad. ¿Qué significa «realizarse»? Es desarrollar los valores
de la propia vocación. Ubicarse en el espacio-tiempo y conseguir plenamente su talidad, su
mismidad. Todas son palabras de la filosofía moderna.
He aquí las pistas que te van a ayudar a descubrir tu camino en la vida y realizar con
autenticidad tu vocación particular:

1. La vocación personal la determinan primeramente las cualidades y aptitudes personales. La


falta de cualidades para un determinado oficio o estado de vida indicarían por qué tipo de
vocación uno no está llamado.
2. Por las disposiciones interiores, por el proceso y argumentos de motivación que se aducen
para aceptar una vocación particular. Por la capacidad de decisión de uno para abrazar una
profesión o estado de vida, etc., y poner en obra esta decisión con compromiso.
3. La vocación está además en orden a las gracias actuales recibidas. Correspondiendo con
fidelidad a la gracia de Dios se nos irá abriendo y aclarando el camino. La vocación más que un
conocimiento del futuro es una correspondencia amorosa al presente de la voluntad de Dios. El
mañana se prepara hoy.
4. La vocación se conoce conforme se va realizando. Es un itinerario con señales de pista.
Cada señal lleva a la señal siguiente, sin saber el término definitivo. Al irlas realizando se van
descubriendo nuevas metas y mayores cimas. Se descubre con realizaciones de secuencia.
«Caminante, no hay camino, se hace camino al andar» (Machado).

La vida no es una tómbola, un juego de azar. Tenemos un programa prefijado sobre el


que, como el tren sobre los rieles, nos es más fácil correr. Allí donde Dios nos ha sembrado
tenemos que florecer. Lo importante es que vocación e ideal siempre coincidan. Que Dios y
nosotros nos pongamos de acuerdo, queramos lo mismo.
En tus manos, joven, está tu destino. En la antigua Grecia se cuenta que unos
muchachos se presentaron a un adivino para burlarlo. Le preguntaron si el pajarito que tenían
entre las manos estaba vivo o muerto. Su intención era, si dice vivo, lo ahogamos; si muerto, lo
soltamos y dejamos volar. El adivino les contestó: lo tenéis en la forma que vosotros queráis; si
vivo, vivo; si muerto, muerto. Así está la vocación en tus manos.

4. TODA VOCACIÓN ES UN GERMEN

La vocación esencialmente es un principio dinámico y vital que Dios ha sembrado en


nosotros. La palabra «gérmenes de vocación» es muy propia del Concilio Vaticano II, que
proclamó «la altísima vocación del hombre y la divina semilla que en éste se oculta» (OT 3, GS
3). La vocación es un germen de bondad, de verdad y de gracia que todos llevamos: una
aspiración a la grandeza (Mt. 13, 1ss). Para conocer tu vocación y todas sus posibilidades lo
mejor es empezar ya a realizarla. Si tienes una semilla, pero ignoras de qué clase de planta
sea y quieres conocerla, lo más propio es sembrarla y esperar a que crezca.
¿Quién hay que pueda llegar a conocer todas sus posibilidades de acción y de logro y
prever hasta dónde es capaz de llegar, si se lo propone en la vida? Nadie. Hasta que el árbol
está caído no se puede medir. ¿Quién hubiera podido adivinar unos años antes todas las
hazañas de que han sido capaces los grandes hombres? (Citar ejemplos concretos de
superación de personajes históricos modernos o amigos, que puedan servir para estimular
vocacionalmente a los muchachos.)
Gustavo Bécquer ha dedicado un soneto famoso a este tema. El poeta compara el
genio y la vocación a un arpa:

Del salón en el ángulo oscuro,


de su dueño quizá olvidada,
silenciosa y cubierta de polvo se veía el arpa.
Cuántas notas dormían en sus cuerdas,
como el pájaro duerme en las ramas,
esperando una mano de nieve que sepa arrancarlas.
¡Ay!, pensé, cuántas veces el genio así duerme
en el fondo del alma,
y una voz como Lázaro espera que le diga:
¡Levántate y anda!

Dichoso el joven que en el camino de la vida encuentre esa mano de nieve, la persona
inteligente y amiga, el orientador, capaz de comprenderle y descubrirle todas las maravillas que
una vocación auténtica encierra. Apoyado en el eje de tu vocación, trázate un círculo de metas
realizables, con el fin de que tengas esperanza razonable de éxito en tus esfuerzos.

CONCLUSIONES

1. La vocación y la felicidad

Preguntaron a Miguel Ángel cómo trabajaba sus estatuas para que salieran tan bellas.
Y explicó: “Es muy fácil. En cada bloque de mármol Dios ha puesto una figura muy hermosa,
basta labrar el mármol para que despierte y aparezca”.
Asimismo, el joven es un bloque informe, a veces caótico, de instintos, inquietudes y
anhelos, y duerme en él una imagen ideal que hay que despertar. La vocación es la maqueta
que Dios te entrega para que vayas esculpiendo la figura de tu personalidad, con tu estilo y
sentimiento propios.
En la medida que realices tu vocación y seas tú mismo, serás más feliz. Realizar la
vocación es gustar el gusto sustancial de la vida. La felicidad duerme dentro de ti mismo.
Ortega y Gasset dice que «la felicidad es la vida dedicada a ocupaciones para las cuales cada
hombre tiene singular vocación», y que «el malhumor insistente es un síntoma demasiado claro
de que un hombre vive contra su vocación». El Encuentro de Promoción Juvenil quiere
ayudarte en la búsqueda inquietante de tu vocación y, por ende, a conseguir mejor tu auténtica
felicidad.

2. El emblema de la vocación es el mismo del Encuentro: el timón.

A los jóvenes les gusta el mar y, cuando pueden, navegar. Eso es el mundo, un mar; y
eso es la vida, una navegación, una aventura en el mar. El objetivo de este Encuentro es lograr
que se lancen a cabalgar sobre las olas y se decidan a afrontar los peligros desconocidos del
mar, y mirando de frente el puerto del destino, navegar, navegar.
Cristo, nuestro Héroe, mostrando un día la barca, dijo a Simón: « ¡Boga mar adentro! »
(Lc 5, 4). La vida no es para pasarla tumbado en la playa, panza al sol. Frente a ti está abierto
el horizonte, reclamándote el infinito mar azul.
Cristo se ofrece a navegar contigo. A ti te ofrece el timón. El timón es el emblema de la
vocación. No lo sueltes. Puedes llevar el barco donde tú quieras, Tanta es la confianza. Tu vida
y la de los que van contigo están en tus manos. ¡Al timón! ¡Siempre adelante, rumbo al ideal!
Eres un timonel.

ANOTACIONES AL MENSAJE

- Antes de reunirse en el salón para el primer mensaje, los pilotos lo preparan disponiendo las
mesas de acuerdo a los grupos que van a formarse. En cada mesa está el nombre del grupo.
Se colocará también un tablero o papelégrafo para escribir el número y nombre de cada
mensaje.

- El expositor de este mensaje no es el coordinador. A él corresponde, antes de empezar,


motivar la formación e importancia de los grupos dentro del Encuentro; nombrar los
componentes de los grupos, su animador y secretario-relator.

- A todas las mesas se distribuye el material de papelería para tomar apuntes. Tamb1n se
reparten los cancioneros.

- Al final del mensaje, y después de la oración, el coordinador anuncia la primera actividad de


los grupos. Se entrega a todos el test de la Universidad de Berkeley; «Perspectivas sobre la
vida en el mundo de hoy». Motiva su intención e invita a todos a reunirse aparte para
contestarlo. Después del tiempo señalado se vuelven a reunir para informar, en un plenario, de
las respuestas generales de los grupos. El secretario relator es el que da el resumen de las
respuestas.

ESQUEMA DEL MENSAJE: «QUÉ ES EL HOMBRE»

INTRODUCCIÓN

El hombre como valor universal

1. LA RAZÓN DEL HOMBRE ES SU VOCACIÓN

1. La incógnita del hombre


2. La vocación, programa vital y proyecto de existencia 3. Toca a cada hombre hacerse la
definición

2. LA VOCACIÓN FUNDAMENTAL Y COMÚN DEL HOMBRE

1. Dimensión humana de la vocación


2. Dimensión divina de la vocación
3. Integración de la vocación natural y sobrenatural, en una vocación única al reino de Dios.

3. VOCACIÓN PERSONAL DE CADA HOMBRE

Criterios para descubrir la propia vocación:


- capacidades y aptitudes
- motivaciones y actitud personal
- gracias recibidas
- «se hace camino al andar», realización en secuencia

4. LA VOCACIÓN COMO GERMEN


Habla el Concilio Vaticano II de «gérmenes vocacionales»
Estímulos y modelos

CONCLUSIÓN

La vocación y la felicidad
El emblema del hombre y su vocación
Actividad final de grupos
Encuesta y plenario
SEGUNDO MENSAJE

EL OTRO Y YO

Presentación y motivación del mensaje

Éste es el segundo mensaje de la mañana del primer día. Viene como llevado de la
mano del mensaje anterior, lo completa. El anterior trató del hombre. Nos dio la primera
dimensión de su vocación fundamental: humana y divina, es decir integral. El presente mensaje
debe hablarnos del hombre en su segunda dimensión vocacional, que es la dimensión
comunitaria y social. Esta convivencia persigue la experiencia de un doble encuentro: del joven
consigo mismo y con los otros. De aquí ahora la pregunta: ¿Quién es el otro para mí?
El mensaje va dirigido a conseguir la extraversión de los muchachos; a que sientan la
necesidad de acoger y de darse de corazón al otro, incluyendo en este otro primeramente a
Cristo. Este concepto integral y total del «otro» es la mayor realidad que vino Jesucristo a
revelar al mundo. El amor en su más auténtico mensaje.
Se trata aquí del otro como individuo, como sujeto -contraponiéndolo a objeto- y como
miembro de la sociedad. Pero no es éste el momento de hablar de la comunidad como grupo
humano diversificado. Esto constituirá el tema propio del mensaje noveno del tercer día, al que
ya desde ahora prepara y le servirá de base.
En un mundo como el actual, en que el signo distintivo de la sociedad es el hombre
masa, indiferenciado, y donde el ocio y la soledad de la juventud, en medio de las grandes
selvas de cemento que son las ciudades, constituyen su principal problema; una catequesis del
amor al otro se hace imprescindible, y es tema primario de promoción. Además, a los
muchachos y muchachas les encanta el tema del compañerismo y la amistad. A nadie como a
ellos les da pánico vivir solos y buscan al otro. Pero ¿quién es el otro? A través del amor es
como hay que descubrir el cristianismo a los jóvenes.
«Dios no creó al hombre en solitario. Por su misma naturaleza es un ser social, y no
puede vivir y desplegar sus cualidades sin relacionarse con los demás.» «No puede encontrar
su propia plenitud si no es en la entrega sincera a los demás» (GS.12).

DESARROLLO DEL TEMA DEL MENSAJE

Introducción

LA VOCACIÓN COMUNITARIA DEL HOMBRE

En la película La Biblia hay un momento de emoción. Adán está en el Edén, en el


paraíso terrenal; todo allí es maravilloso y perfecto. Sólo le falta una cosa para ser feliz: la
compañía. Está solo. Adán después descubre a Eva, y se ve en la película toda la alegría del
encuentro. Es el momento histórico de la aparición del otro. Le dijo Dios: «No es bueno que el
hombre esté solo» (Gén. 2, 18).
Un escritor moderno, en una de sus novelas, describe la revelación maravillosa, una
verdadera revolución íntima, que se realiza en el alma de un paralítico incurable, pobre,
mezquino, amargado por los malos tratos, el día que descubre que puede despertar interés en
una jovencita igualmente paralítica que llega al mismo hospital.
«El hombre no descubre lo que tiene de más profundo en sí mismo sino en los ojos del
otro» (Schillebeeckx). Al relacionarse con las otras personas, interioriza la idea que ellas le
reflejan sobre sí mismo, desarrollando así un autoconcepto o cuadro de sí mismo. Este yo ideal
será a su vez una fuente de motivaciones para relacionarse con los demás.
Nadie puede realizar su vocación solo, nos completamos. Los destinos humanos para
realizarse plenamente no pueden contentarse con hacer paralelas. No podemos disociarnos del
otro. Él está aquí, alrededor nuestro. Los caminos se cruzan. La vida nos obliga a hacer camino
juntos.
En la charla anterior vimos que la vocación es integral, humano-divina. Una nueva
característica de la vocación del hombre es la de ser comunitaria. En el proceso de la vocación,
de la consideración del «yo» pasamos aquí al «tú», al descubrimiento del otro. El título de la
charla es: «El otro y yo». Lógicamente, el hombre y su vocación no puede ser abarcado sino en
la doble perspectiva, personal y del otro. El otro viene a ser una especie de super-yo.
Michele Sciacca, en libro “El yo descubre al otro”, describe de la manera más sublime
esta vocación comunitaria del hombre: «A la mesa de la eternidad no me siento yo solo con
todo mi ser. Se sienta la humanidad entera, concentrada en los hombres que la componen. Es
la sola, la única mesa común a que se presentan todos los hambrientos del mismo pan de
todos los tiempos y de todos los pueblos. La sola mesa que puede alimentarnos, a cada uno, a
todos. Todo espíritu creado que entra en la vida es candidato de esta mesa; su andar es

la oscura o manifiesta búsqueda de su lugar. Si los hombres subordinaran todas las demás
apetencias a esta hambre que les devora y nutre, no existiría la envidia que llega hasta el odio
mortal, por un sorbo que mana de agua de una fuente que jamás se agota; más bien todos, en
la vida cotidiana, harían lugar en torno de ella al otro, y todo recién llegado compartiría
fraternalmente el bien común. Pero no es así: la profesión más difícil del hombre es ser
hombre. A menudo la convierte en un oficio y deja de profesar su ser.»
La vida, para gozarla, hay que aceptar la felicidad de manos del otro. No hay que vivirla
individualmente, como quien toma la consumición en una barra de bar; sino como en un
banquete, siguiendo la comparación que hizo Cristo del reino de los cielos con una gran cena.
Agape en griego significa amor fraternal. Pedía un niño en la carta de navidad al niño Jesús:
«Tráigame un automóvil que pueda montar yo y el otro.» Para él ese otro representaba su
hermano, su amigo, su papá...

1. LA SOLEDAD, ENFERMEDAD MÁS DESTRUCTIVA DE LA ÉPOCA

Es un hecho de constatación que la soledad es un virus del que brotan muchos de los
males que atormentan en lo espiritual al hombre moderno. Paul Fournier, eminente psiquiatra
suizo, la considera «¡a enfermedad que más estragos hace en nuestra época». En un test
hecho en los Estados Unidos, sobre qué angustiaba más a la gente hoy, la respuesta que
obtuvo más afirmaciones fue la soledad.

A. Cuándo la soledad es un mal

El terror fundamental de un hombre joven es el ser alienado en la soledad. Ésta no


respeta edad ni condición, hace presa a viejos y jóvenes, a ricos y pobres. Su angustia lo
mismo nos llega en una fiesta, que en una calle entre la multitud. Es una enfermedad que
sufren particularmente las «estrellas» de cine. La soledad es un enemigo, una enfermedad que
mina nuestra dicha y nos priva de cuanto tiene la vida de digno y hermoso, que agria y
ensombrece el carácter.
El aislamiento es el que produce el descorazonamiento de la soledad. El solipsismo es
narcisismo, individualismo o egoísmo. Entonces la existencia humana se convierte en un
recinto tenebroso y sin salida, cargado de tristeza; el infierno sin puertas ni ventanas que
conciben Heidegger, Sartre, Malraux. La soledad llevará por el camino recto de la neurosis o de
la locura.

B. Cuándo la soledad es un bien

¿No habrá manera de poder vencer el azote de la soledad? Naturalmente que sí. La
soledad es vencida, y entonces incluso llega a resultar beneficiosa:
1. Cuando revela al joven el propio yo. Tú no puedes abrirte a los demás, ni intentar
una comunión espiritual, ni amarles como personas, si antes no te has abierto a ti mismo como
persona; si no has tomado contacto con tu ser; si no te has abierto y reconocido a ti mismo
como persona. ¿Si no sabes de ti, cómo vas a saber de los otros? ¿Cómo cumplir con ellos si
no cumples contigo? Si te ignoras no podrás conocer, si no te sabes no podrás saber. Los
hombres nos parecemos tanto...
2. Cuando promueve la nostalgia y prepara la comunión con el otro. La soledad es buena
cuando es la espera de un encuentro. Cuando la soledad ha revelado al joven su propio yo, si
sabe sacar provecho de esta experiencia para comunicarse con los demás se convierte para él
en fuente de enriquecimiento. Entonces la soledad es un bien «Oh beata solitudo, oh unica
beatitudo» (S. Bernardo).
2. LA «ALTERIDAD», LEY DE LA EXISTENCIA DEL HOMBRE

Alteridad significa abrirse a los demás y complementar los seres. Con este neologismo
los filósofos designan: el hábito, a la vez intelectual y afectivo, de plantear o juzgar todo acto e
intención concediendo prioridad al altruismo por encima del egoísmo. Es partir del otro para ver
lo que yo puedo hacer y juzgar lo que he dicho.
El abrirse al tú no es cuestión de simples simpatías o caprichos. Obedece a la ley del
ser. De la comunicación con los demás surge una especie de super yo, que me satisface y me
exalta. Habiendo salido de mí mismo para ir al otro, reconocido y amigo, descubro otro yo.
Todo joven debe imponerse un límite fundamental, que es lo que vuelve universal toda su
singularidad. Comunicarse con los demás significa evadirse de la cárcel de la soledad y abrir
una ventana estableciendo corrientes.
Tú al venir a la vida te insertaste en la sociedad, pero como una sociedad de personas
y no un mecanismo; no como un ladrillo entre ladrillos, sino como un espíritu entre espíritus.
Poner por ejemplo de interayuda e interacción social, el proceso que sigue un pan
antes de llegar a nuestra mesa. Desde el momento en que el campesino siembra el trigo en el
surco, hasta que una vez cosechado, molido, cocido... ha llegado a nosotros. Se podrán poner
otros casos de orden cívico, cristiano, cultural, que estén de acuerdo con el grupo de los
asistentes. En los informes que dio la prensa cuando el Apolo 11 llegó a la luna, «Us News and
World Report» informó que, para lograr aquel vuelo tecnológico espacial, fue necesario emplear
casi medio millón de personas de los cincuenta Estados. También fue necesario reunir los
esfuerzos combinados de 20000 empresas comerciales de Norteamérica.
La justicia social exige más que pagar el precio de un servicio o de una mercancía.
Reclama otra prestación social y un reconocimiento. La justicia es el grado mínimo del amor.

3. ¿QUIÉN ES EL OTRO?

Se valora al otro según se valore al hombre. Hay quien lo valora muy bajo. Según
Sartre, «los otros son el infierno». Según una clásica definición de la antigüedad, «el hombre es
el lobo del hombre». Pero bien distintas son las respuestas de la Biblia. Veámoslas:

A. El otro es uno como yo

Fundamentalmente los hombres somos todos iguales. Nacimos de los mismos padres,
tenemos un origen y destino común, nacemos y morimos igual. La naturaleza nos iguala.
Alguien dijo: «Yo soy uno, pero todos somos yo.»
El otro es persona como yo. El otro no es un objeto, sino un sujeto. Yo amo a los
demás cuando me siento espiritualmente unido a ellos como personas. El que se hizo a sí
mismo cosa, utensilio, usará también como cosas a los demás. El materialismo «cosifica» a las
personas.

B. El otro es todo aquel que me necesita.

Cierto día preguntaron los fariseos a Jesús: «Dinos, ¿quién es el otro, el prójimo? » Su
respuesta fue contarles la parábola del buen samaritano. (Re- hagamos la escena leyendo,
Lucas 10, 25-37.) A través de la actitud del sacerdote, el levita y el samaritano, Jesús nos dice
que el «otro», mi prójimo, es todo aquel que sufre, que me necesita. Aquel que me
complementa y a quien complemento.

C. El otro es «imagen y semejanza de Dios», y sacramento de la presencia de Cristo

Cuando Dios creó al hombre dijo: «Hagamos al ser humano a nuestra imagen, como
semejanza nuestra» (Gén. 1, 26). En cada persona está impresa la imagen de Dios. No es
Dios, pero es como Dios. De aquí que afirmara Papa Pablo VI que «para conocer a Dios es
necesario conocer al hombre».
Y concretando más. El otro es presencia viva de Jesús. Vehículo y sacramento suyo.
«Cuanto hicieron a uno de mis hermanos menores, a mi me lo hicieron» (Mt. 25, 41). Y
declaraba san Pablo: «Ustedes son el cuerpo de Cristo y cada uno en parte» (1 Cor. 12, 27). El
amor experimentado en el fondo de toda existencia no es otra cosa que la comunicación de
Cristo, quien corona su obra con la donación de su propia vida.
Esto queda muy bien ejemplarizado en un cuento ruso. Un hombre, mientras oraba, le
anunciaron que Cristo le visitaría un día determinado. Se fue a trabajar como siempre. Era
zapatero. El primer cliente que se le presentó fue una prostituta, el segundo una madre con su
hijo enfermo, y el tercero era un alcohólico. El zapatero procuró mostrarse acogedor con toda
aquella gente. Llegada la noche estaba desilusionado. Ya era hora de cerrar y Cristo no se
había presentado. De pronto oye una voz que te dice: «Te he venido a ver en la persona de
todos aquellos con los cuales te has mostrado acogedor».
Integremos, pues, el amor a Dios con el amor a los hombres. Hagamos vida aquello
que siempre se nos enseñó como la fórmula que resume los mandamientos: «Amarás a Dios
sobre todas las cosas, y al prójimo como a ti mismo.»

4. LAS DIVERSAS FORMAS DE ENCUENTRO CON EL OTRO

Señalemos ahora las distintas maneras y niveles del encuentro con los demás:
actitudes de amor y formas de acogimiento del otro.

1. Formas y actitudes del amor al otro

a. El sentido de la alteridad

Lo primero es ir al otro y no esperar a que él venga, que quizás no venga nunca.


Acercarse y aceptar una relación de «nosotros». El otro no es sólo el que veo, sino también el
que me mira. Aguzar una sensibilidad social frente al otro, respetando las diferencias. El
«nosotros» es una fuente estimulante de iniciativas, criterios y exigencias que determinan lo
que yo debo dar al otro y también de lo que él puede hacer por mí.

b. Comprender a los demás

Cada uno es cada uno. Hay que saber escuchar las razones de los demás e inspirar
confianza. Comprender es caer en la cuenta y hacerse cargo de los demás. Comprender, no
significa necesariamente tener que aprobar. Comprender es amar. Un caso de incomprensión:
Un europeo visitó el Asia y preguntó en forma burlona, al ver depositar un plato de arroz sobre
la tumba, a qué hora se levantaban los muertos en el Japón para comerse el arroz. A lo que le
contestaron: «En la mismísima hora que en Europa se levantan los muertos a oler las flores.»

c. Descubrir lo bueno de cada uno y solidarizarnos con él

En el fondo todos los hombres son buenos. Hay que saber captar el fon- do. No hay
hombre tan malo que no tenga un rincón de inocencia; ni sistema tan erróneo, que no tenga
algo aprovechable. Es por aquí que hay que amarlos. Es sólo por aquí que podremos ver a
Cristo en ellos. Una leyenda: Jesús y los apóstoles iban por un camino y encontraron un perro
muerto. Todos los apóstoles pasaron, miraron y comentaron con desdén. El Maestro, al pasar,
observó: «¿Se han fijado en los dientes blancos del perro?... » Practiquemos la admiración de
los santos. No pisemos ninguna semilla. ¡Cuántos jóvenes son malos por desánimo!

d) Ganemos amigos

Ya sé que la amistad es de pocos. Pero hay que ir por el camino de la amistad. Hay
matices muy notables entre «ser amigo» y «tener amistad». Pero por ahí se llega. Se puede
tener «amistad» con muchos. El premio de llegar a tener algún amigo, es por haber sido con
todos buen compañero. La amistad es la conversión del yo al tú. Una anécdota: Un enamorado
fue a visitar su enamorada. Llamó a la puerta del jardín. Ella pregunta: -¿Quién llama?
-Soy yo, le contesta el enamorado.
Ella le mira y no le abre la puerta. Y así dos veces. A la tercera, vuelve él a llamar y ella le
pregunta: -¿Quién llama?
-Soy tú, le responde el enamorado. Y entonces le abre la puerta.
Ésta es la historia de toda verdadera amistad. Tanto natural como sobrenatural. La
amistad es siempre conversión en el amor, subordinación consciente y libre de una persona a
otra. Se dice de Santa Teresa que un día dijo al Señor: «Yo soy Teresa de Jesús». Y él le
contestó asimismo: «Yo soy Jesús de Teresa.»
2. Los grados ejemplares de la caridad

Cuando integramos a Dios en el amor, el amor se agiganta. Entonces se le llama


caridad. Dicen que un día llevaron el Amor a bautizar, y le pusieron por nombre Caridad.
Caridad es reconocer a Dios en el amor. Amar en estado de gracia.
Ahora sólo me contentaré con citar los cuatro grados ejemplares de la caridad. Nos
quedaremos sólo atisbando sus perspectivas. Como jóvenes que somos y que estamos en
busca de ideales grandes de generosidad y de amor, voy a dejar abiertas aquí cuatro ventanas,
para que se asomen después a ellas y se pierdan mirando el horizonte infinito de posibilidades
que tenemos de amar.

Los cuatro grados de la caridad

- Amar al prójimo como a sí mismo. Llamada regla de oro del Evangelio (Mateo 7, 12).
- Amar al prójimo como se ama a Cristo (Mateo 25, 34-45).
- Amar a los demás como los ha amado Cristo (Juan 15, 13).
- Amarnos nosotros como se aman entre sí las Personas de la Trinidad. Tres, y uno a la vez.
Juan 17, 21.
(Leer las citas poniendo ejemplos.)

CONCLUSIÓN

Es un espectáculo interesante pararse en el edificio de correos y observar las personas


que van y vienen mandando y certificando cartas. ¡Con qué cara de ilusión! ¡Cuánta gente que
mantiene conexiones! Pero el requisito necesario para que todas las cartas lleguen a su destino
es que lleven su sello o estampilla.
He tomado como signo de alteridad las cartas. Para que el amor en las relaciones
humanas se realice y circule sin egoísmos, para que la invitación a la mesa común llegue a
todos hasta los más distantes, es preciso acompañar siempre las relaciones humanas con el
sello de Cristo. Vivimos en los tiempos de los medios de comunicación y la sociabilidad. El sello
de Cristo, para que el amor llegue a su sublime destino, es la caridad. Amemos, y pongamos a
Cristo en el Amor.

ANOTACIONES AL MENSAJE

- Este mensaje es bueno para que lo dé un piloto joven del equipo. Antes de empezar los
mensajes dedicar un tiempo a algún canto.

- Al final del mensaje «el otro y yo» sigue una dinámica de grupo. Un disco-foro. Se escuchan
dos discos. El coordinador, después de la audición, hace unas preguntas, los grupos se reúnen
aparte para contestarlas, y se termina con una puesta en común, (Véase Disco-Foro)
ESQUEMA DEL MENSAJE: «EL OTRO Y YO»

Introducción

La segunda dimensión de la vocación del hombre es la comunitaria.

1. LA COMUNICACIÓN COMO ACTO VITAL SOCIAL

La soledad, enfermedad destructiva de la época:


- cuando la soledad es un mal
- casos en que la soledad es un bien

2. LA «ALTERIDAD» LEY DE LA EXISTENCIA

- El significado de la alteridad
- La alteridad, complemento de realización personal y servicio social

3. ¿QUIÉN ES EL OTRO?

A. El otro es uno como yo


B. El otro es todo aquel que me necesita -El Buen Samaritano-
C. El otro «es imagen y semejanza de Dios», y sacramento y presencia de Cristo

4. FORMAS DEL ENCUENTRO CON EL OTRO

1. Niveles y actitudes del amor al otro


- El sentido de la alteridad: ir al otro.
- Comprender a los demás
- Descubrir lo bueno del otro y solidarizarse
- Ganar amigos.
- Los cuatro grados ejemplares de la caridad
-
CONCLUSIÓN

Cristo en los medios de comunicación


Actividad final de grupos: El disco-foro
TERCER MENSAJE

EL HOMBRE VIEJO

Presentación y motivación del mensaje

Este mensaje es el tercero del segundo día. Se da después del tiempo de juego,
animación y de descanso del mediodía. Reunidos en el salón-foro, antes de empezar, hay unos
cantos.
El tema central de todo este segundo día del Encuentro es la vocación, en cuanto es la
razón de la existencia y da al joven el sentido de la vida. La vida en sí carecería de grandeza y
estímulos si fuera un azar y no un destino. Los mensajes de la mañana mostraron a los
muchachos en qué consiste la vocación e indicaron su dimensión fundamental, que es ser
integral (humano-divina) y comunitaria. El objetivo de los dos mensajes siguientes será enseñar
la forma de realizar esta vocación: siendo hombres cristianos. En el plan de Dios, la única
manera de ser plenamente hombre es siendo hombre cristiano. «La vocación suprema del
hombre es divina» (GS. 22).
¡Cuántos jóvenes se apartaron de Cristo y pecan pensando ser así más hombres, más
alegres y más libres! La finalidad de esta charla es mostrar precisamente todo lo contrario.
Toda la predicación del profeta Isaías se podría resumir en esta experiencia personal: «Tu mal
se te corregirá si reconoces y ves qué amargo es abandonar a Dios.» La virtud proviene de la
necesidad de ser feliz. Nunca la llama de la felicidad puede dejar la ceniza del remordimiento.
Hay que hacer ver, partiendo de las propias experiencias y remordimientos, cómo el
pecado, al ir contra la vocación, cuya expresión son los diez mandamientos y el dictamen
propio de la conciencia, desvía el hombre de su destino temporal y eterno. El pecado atenta
directamente contra la vocación. Es la antivocación. Frustra al hombre y lo hace inauténtico,
triste.
El apóstol, al dar al pecador el nombre de hombre viejo, nos ofreció la imagen más
expresiva de lo que es y hace el pecado. En ella integró toda la síntesis existencial y teológica
del pecado y de esto que él en una ocasión llama el «misterio de iniquidad» (2 Ts. 2, 7). La
presente charla y la que le sigue llevan por intención a dar a los jóvenes los fundamentos
básicos de la iniciación cristiana bautismal, es decir del misterio pascual y la conversión al
reino. A la vez que su propósito es inducir a los jóvenes al sacramento renovador de la
confesión. Es el momento del Encuentro de hablar del infierno que, sin traicionar el dogma, no
se puede silenciar.
En esta charla hay que conjugar hábilmente la imagen bíblica y litúrgica del hombre,
con la misma imagen humana y antropológica que dejan en el pecador las experiencias que va
adquiriendo del pecado. Eso ayuda enorme- mente a que el joven se vaya haciendo una
síntesis integral y vital de la vocación cristiana. Constituye un criterio fundamental del
Encuentro integrar, y no diseccionar en ningún momento lo natural de lo sobrenatural, lo
psicológico de la gracia. El hombre es una unidad coherente e integral. «El orden natural solo
no es más que una hipótesis para el estudio».
El presente tema propicia hacer esta integración. Se parte de aspectos antropológicos,
psicológicos y científicos. El hombre moderno, trabajado por el ateísmo, es más receptivo al
Dios inmanente que al Dios trascendente. La evangelización, pues, ha de mostrarle como la
tarea de construir el hombre nuevo coincide con la realización de su propia vocación humana.
Que las realidades de Dios cumplen las mayores exigencias del hombre. La evangelización,
partiendo de la conciencia de esclavitud y de naufragio, abre expedita al hombre la puerta de la
renovación y de la liberación de Cristo.
Fácilmente los jóvenes identificarán aquí la idea del hombre viejo con la del pecador, y
después la del hombre nuevo con la gracia. La juventud es el valor máximo del joven. Antivalor
es todo lo que le hace perder la juventud. Al joven le aterra pensar que un día pueda llegar a
ser viejo. Es frecuente, jóvenes que a los diecinueve o veinte años ya luchen con la sensación
de perder la juventud. Partiendo de experiencias y hechos de vida, habrá que presentar el
pecado como el enemigo número uno de la juventud: todos tenemos la edad de nuestros
pecados; y a Cristo, a quien el Concilio llama el «Gran Viviente, eternamente joven», como el
«compañero y amigo de los jóvenes» (Mensaje a los jóvenes).
DESARROLLO DEL TEMA DEL MENSAJE

Introducción

Cierto día, en Madrid, el escultor Juan Cristóbal llamó por teléfono a la policía para
comunicar que habían sido robados de su estudio, durante la noche, dos artísticos bronces que
acababa de esculpir. El uno era de una joven dama, el otro de un torero. Indagó la policía y
encontró en el Rastro, entre la chatarra y los trastos viejos de aquel barrio las dos esculturas.
Acudió el escultor inmediatamente a recogerlas, pero después de verlas no quiso aceptarlas.
Los ladrones, para no ser identificados y no conociendo el valor de las obras, las habían
destruido a golpes de martillo y fueron a venderlas a precio de bronce y de chatarra.
La auténtica figura de cada uno de nosotros, según los trazos expuestos esta mañana
en los mensajes, es la vocación. Pero la vocación tiene un enemigo que, a la manera de los
ladrones de los bustos de Juan Cristóbal, está acechando para destruirla. El desorden moral o
pecado es el peor enemigo de nuestra realización personal. El pecado es la antivocación. Es el
martillo que destruye lo que fue o podía ser una maravillosa obra de arte: nuestra persona. El
estado en que quedaron los bustos del escultor nos dan la imagen de cómo el pecado destroza
nuestra juventud. Y eso es lo que vamos a ver ahora.

1. EL PECADO FRUSTRA LA VOCACIÓN DEL HOMBRE

En la primera charla se dijo que la manera como conocer cada uno y realizar su
vocación era haciendo la voluntad de Dios. Voluntad de Dios = Vocación. Ahora bien: ¿cuáles
son los medios fundamentales más a nuestro alcance para discernir la voluntad de Dios? Éstos
son, principalmente, dos: los diez mandamientos y la conciencia. Aquellos son la antena
emisora del Sinaí para todos, la conciencia es el transistor de recepción interior y personal de
los mandamientos.

A) El pecado rompe nuevamente las tablas de la ley

Dios esculpió en dos tablas de mármol las diez leyes que rigen la vocación y el
bienestar: los derechos de Dios y los derechos del hombre. Son las vallas que protegen -no
limitan- la vocación. Pecar es infringir la leyes de la circulación del cielo, romper vallas y
estrellarse. Es romper, como Moisés ante el pecado del pueblo, las tablas de piedra; o
deshacer a martillazos la bella silueta de su propia imagen, como hicieron aquellos ladrones
madrileños con los bustos de Juan Cristóbal.
(Enunciar brevemente la lista de los diez mandamientos revirtiéndolos en positivo; para que
caigan en cuenta los muchachos, demasiado acostumbrados a ver sólo lo que prohíben, en los
valores que éstos defienden y promueven. Los mandamientos son la liberación de todo lo que
esclaviza la juventud. Su malicia está tanto en lo que hacen que en lo que deshacen.)

B) El pecado va contra las normas de la propia conciencia

Los diez mandamientos tienen una intimación en la conciencia de cada persona. La voz
de la propia conciencia es una de las pruebas sicológicas de la existencia de Dios. Es el
dictamen práctico e inmediato de obrar, de la vocación.
Pecar es ir contra el dictamen de la conciencia, la fibra más sensible de la gracia. Es
hacer aquello que uno comprende que no debe hacer, aquello que se critica de los demás y
enseñamos que no hagan. «Veo lo mejor y lo apruebo, pero hago lo peor» (Ovidio).
Según la sentencia de Jesús, «el que obra el mal odia la luz» (Jn 3, 20). Cuando
pecamos nos escondemos, buscamos la oscuridad, disimulamos, mentimos; es decir, nos
hacemos hipócritas. «La virtud es una forma de inteligencia, es por la virtud que se es hombre.
El vicio o es tontería o es locura» (Unamuno).
Herodes, rey, dice a Salomé, la bailarina indecente y procaz: Pídeme lo que quieras.
Ésta consulta a su madre, Herodias, y le responde: Quiero la cabeza de¡ Bautista. Y se la traen
en una bandeja. Claro, le estorbaba a ella y al rey (Mc 6, 25)... El pecador dice a la pasión
indómita: Pídeme lo que quieras. Y lo primero que le pide es la cabeza. ¡La razón!
El pecado obra como los cuervos, que cuando se lanzan contra los cadáveres de los
animales tratan primero de devorar los ojos, la cabeza. El pecado ataca a la cabeza, vale decir,
a la visión del hombre, y lo pervierte, lo corrompe, forma como una neblina que no le deja
divisar horizontes altos.

2. PECADO Y HOMBRE VIEJO

1. El pecado causa manifiesta de vejez (Léase efesios 4, 17-22)

El pecado nos desvía de nuestra vocación y destino. Nos hace inauténticos. Siempre
que dislocas tu vida del programa vital de tu existencia te escindes en dos: el que podias llegar
a ser y el que resultas siendo. Esta dislocación se manifiesta siempre en forma de dolor, de
angustia y de cansancio, de fracaso. El pecado es una frustración. Nos descalifica.
Todo esto San Pablo lo expresa magníficamente diciendo que el pecado es signo de
vejez y el pecador un hombre viejo. No basta decirlo, vamos ahora a demostrarlo.
El hombre completo, cristiano, es tridimensional, consta de: cuerpo + alma + gracia.
San Lucas, que era médico, al describir la edad de Cristo, dice que «crecía en edad, sabiduría
y gracia» (Lc 2, 52). En estas tres edades o dimensiones existenciales envejece el joven
cuando peca. De una vez, digo que al dividir al hombre en tres edades, no quiero diseccionarlo
como si éste tuviera tres vidas, en realidad no tiene más que una; se trata de formas distintas
de vivirla. Dividir, aquí, es mirar más veces.

2. El pecado y las edades del hombre

A) El pecado y la edad física


Dicen que el hombre, a los diez años de edad, tiene todavía la cara que le dio su mamá. Pero
que a los veinte años tiene la cara que él mismo se hizo con su vida. Esto es verdad.
A diario se oye decir a los médicos: por mi consultorio pasan jóvenes que aparentan
una vejez que no coincide con sus años, debido a sus vicios el incontinencias. La moral
repercute, tanto en lo psíquico como en lo somático. El pecado es causa de vejez prematura en
el cuerpo. Las alteraciones generales que provocan el desorden moral en el organismo, hacen
del joven ya un anciano precoz. Como el alma es el principio dinámico que anima el cuerpo,
enferma ésta disminuye la actividad anímica, intelectual, y viene en seguida la desgana por la
actividad material y el trabajo.
Donde son más fáciles de comprobar estos defectos es en el caso de los
consuetudinarios del alcohol y en el espejismo que provoca en ciertas juventudes la
experimentación de las drogas. Quien se deja arrastrar por la sensualidad desenfrenada se
convierte pronto en su subhombre, que no utiliza más que su cerebro instintivo y minimiza el
papel de su cerebro noético, reservándolo exclusivamente para el análisis del placer
voluptuoso. Las incontinencias inveteradas llegan a constituir un estado psíquico insaciable,
que provoca mayores desgastes en el organismo que el mismo acto físico. Los ojos de los
sensuales «son insaciables de pecado» (2 Pe 2, 14).
Lo que pasa con la sensualidad, que nos reduce a ser un hipotálamo voluptuoso de
vejez, ocurre otro tanto con la agresividad. Todas las manifestaciones de cólera y de violencia,
y en menor grado de orgullo, egoísmo o desprecio por los demás, son manifestaciones
patológicas en la medida en que importan un desequilibrio en que el lóbulo prefrontal deja
desencadenar una afectividad inferior que le hace perder todo dominio. El orgulloso se pone en
la situación de un enfermo mental, del afectado de parálisis general,
Los gerontólogos -médicos especialistas de la ancianidad- han comprobado, en
cambio, que los comportamientos de dulzura altruista rejuvenecen por constituir el ejercicio
equilibrado de las partes superiores del cerebro humano y ser una utilización no desequilibrante
de la afectividad. Una con- ciencia tranquila y el ánimo alegre hacen más bien que una
medicina (Prov 16, 24). Tanto la geriatría -que cuida del rejuvenecimiento del organismo
gastado-, como la psicoterapia, están de acuerdo en afirmar que la moral rejuvenece y cura al
hombre al hacerlo virtuoso.
Es sólo un cuento. En un pueblo se convocó un concurso de ancianos para premiar al
que diera el secreto de la longevidad. Se presenta el primero y le pregunta el jurado cómo llegó
a viejo: - Llevé siempre una vida morigerada, contestó. Fui estricto en la alimentación y parco
en la bebida.
Le preguntan cuál es su edad y dice que ochenta y cinco años. Llega otro y le cuestionan
también sobre lo que él considera el secreto de su vejez:
- He sido muy metódico en todas mis cosas. Tenia mis horas reglamentarias de descanso y he
practicado el ejercicio físico.
Le interrogan cuántos años tiene y contesta que es nonagenario. Y pasa un nuevo anciano,
éste mucho más achacoso, se sostiene con un bastón y tienen que acompañarlo. Usted cómo
llegó a tan viejo: -Pues yo he sido todo lo contrario de mis compañeros. Trasnochaba todos los
días, iba de parranda en parranda, me entregué a las mujeres y al trago.
Fue grande la sorpresa, y todos auguraban para él el premio. Cuando le preguntan su edad, él
contesta: - Veintidós años.

B) El pecado y la edad psicológica


Abriéndonos a un concepto más amplio y real de la edad del hombre, vamos a definir la
juventud y la vejez, más que como una cuestión de tiempo y de años, como una forma de vida
o un estado de espíritu. Personas hay con pecho joven y corazón de viejo, y viceversa. Del
premier británico Churchill y del Papa Juan XXIII se dijo a los ochenta años que eran ancianos
de corazón joven.
La juventud, más que nada, es ilusión, fortaleza, apertura a los valores renovadores y
acogida a la gracia. Ser joven es una actitud dinámica y de disponibilidad frente a la vida. La
vejez, en cambio, busca instalarse y es conformista. Su estado es el cansancio y esclavitud por
los prejuicios sociales y los hábitos. El general MacArthur ha expresado esta dualidad en estas
palabras: «La juventud no es un periodo de la vida, y sí un afecto de la voluntad, una intensidad
emotiva, un acto de coraje por encima del egoísmo y del confort. No envejecemos por haber
vivido un cierto número de años, envejecemos porque renunciamos a nuestro ideal (vocación).
Los años lo único que consiguen es arrugar el rostro: pero renunciar a un ideal arruga el alma.
Perder la juventud, es perder lo que poseemos de más precioso, es perder la razón de la
existencia, y dejar de ser humano.»
Esto es precisamente lo que hace el pecado: arrugar el alma, convirtiéndola en estado
psicológico de vejez. Para convencernos de esta gran verdad, basta que examinemos el
panorama psicológico en que el pecado deja al hombre en su ser superior. «El que peca se
hace esclavo del pecado» (Jn 8, 34).

a) Esclaviza la voluntad

Naturalmente, el pecado esclaviza; lo sabemos por experiencia propia. «El que peca se
hace esclavo del pecado» (Rom. 6, 16). Un santo padre llama a los esclavizados por el vicio
miserum genus, es decir, miserable ganado que sigue, gente gregaria, rebaño.
Horacio retaba a un amigo que se jactaba de ser libre y de hacer lo que le daba la
gana:
- ¿Que eres libre? ¿De veras? Entonces devuelve el dinero que robaste.
- No puedo.
- Deja aquella mujer que no te pertenece.
- No puedo.
- Perdona al enemigo que juraste venganza.
- No puedo.
- ¿No puedes... y dices que eres libre?
- Esclavo eres con la peor de las esclavitudes: el vicio.
Esto lo vio un pagano epicúreo y corrompido, como era Horacio.
No es extraño que las víctimas se vuelvan muelles, inconstantes, abúlicas. Se tornan
autómatas y sólo piensan en gozar. «Su dios es el vientre» (Flp. 3, 19). En consecuencia, no es
raro tropezar con estudiantes que abandonan sus estudios, que fracasan en sus puestos, que
abandonan los ideales que un día se forjaron.

b) Endurece y obstina el corazón

El pecado empieza dando desasosiego, vergüenza y remordimiento; que, cuando se


desatienden, poco a poco, van destruyendo todos los sentimientos humanos. Es el caso peor
de la sicología humana llegar a la insensibilidad moral.
Así sucede a aquel personaje de Shakespeare, que acaba de cometer un crimen y sale
a escena frotándose las manos llenas de sangre y con temblor en el cuerpo, mientras exclama:
«Tiemblo. Pero... ¿temblar yo? ¿Por qué? Ah, sí, ya sé: tiemblo porque mi crimen es todavía
joven. Pero cuando mi crimen sea adulto, ya no temblaré...».
Es la historia que vemos todos los días. Y la prensa nos da buen testimonio de ello. La
gente roba, mata, se suicida, se emborracha, se pega... En una palabra: desaparece la
vergüenza del alma.
Al insensible ya no le habléis de generosidad, de grandeza moral, de heroísmo y de
amor. No sabe lo que es la delicadeza ni la virtud. Sólo entiende de placeres, de bajezas, de
brutalidad. Es, por decirlo de una vez, el paso entre el hombre-hombre y el hombre-bestia.
Hablando del rey Nabucodonosor, nos dice la Escritura, que cambió su «corazón de hombre
por corazón de bestia».
Con seguridad podemos afirmar, pues, que nuestra edad real está en relación con
nuestra virtud. Tenemos la edad de nuestros pecados. La persona más joven es la moralmente
más sana. Hay quien, quemando rápida- mente las etapas de su juventud, llegó a adulta sin
haber sido jamás joven.

C) El pecado y la edad sobrenatural

Si el cuerpo anda así tan maltrecho y el alma tan seca, ya nos podemos figurar cómo
andará la vida sobrenatural. Cuando san Pablo habla de¡ hombre viejo se refiere
preferentemente a esta tercera dimensión de la vida, la sobrenatural o estado de gracia. Ésta
vino a injertarse vitalmente en el cuerpo y en el alma el día del bautismo.
Lo que es para el cuerpo el alma, es para el cuerpo y el alma la gracia: les injerta vida
divina. En cada una de sus tres dimensiones, el pecado afecta al hombre; pero, siendo la
gracia la mayor virtualidad existencia¡ y la más determinante -pues es principio de vida eterna-,
es en la vida de gracia donde los efectos demoledores y de vejez que obra el pecado son más
manifiestos y destructores.
La vida de gracia, en definitiva, es la única cuyo estado permanece y trasciende más
allá de la muerte. Nuestro destino eterno será según la muerte nos sorprenda viviendo con o
sin Cristo. Para el hombre nuevo será el cielo eterno; para el hombre viejo, el infierno eterno.
Quince veces habla el Evangelio del infierno. En una ocasión, Cristo dijo que el fuego era el
final donde va a parar todo lo que se secó por viejo: «El que no permanece en mí, es echado
fuera como el sarmiento, y se seca; y los amontonan y los arrojan al fuego para que ardan»
(Jn .15, 6).
Unos días al año, en las ciudades de Estados Unidos, se anuncia la recogida oficial,
por unos camiones, de todos los utensilios y muebles viejos inservibles. Luego son recogidos y
quemados. ¡Que cuando llegue la muerte no nos encuentre a nosotros «amontonados» entre
los objetos viejos inservibles!
- ¿Por qué gimes, desierto? -pregunta el peregrino que oye unos ayes lastimeros.
- Gimo -le contesta-, porque pudiendo ser un jardín florido me veo convertido en desierto
estéril. Soy un fracasado.
Ésta es la misma queja de todos los condenados.

3. HOMBRE VIEJO Y MUNDO VIEJO

La dimensión social del pecado

El pecado, además de su dimensión personal, tiene una dimensión y repercusión


comunitaria. Adán es el prototipo del hombre viejo y pecador (1Cor. 15, 22). Hablar de Adán
significa hablar del hombre, del hombre universal. Lo que perdió Adán al pecar, lo pierdo yo
cuando peco: paz, salud, ilusión, gracia y comunicación con Dios. Al pecado de Adán se le
llama «pecado original». Todo pecado del hombre es también «pecado original». Porque, en
una u otra forma, origina desgracias o perjudica a los demás; destruye la convivencia, afecta al
cosmos. Tanto en el mal como en el bien somos societarios.
Por más que el vicio tenga su asiento en el corazón del hombre, conlleva siempre
alguna repercusión social e histórica.

1. El pecado constituye una ruptura de fraternidad

Siendo la raíz del pecado la falta de amor y el egoísmo, constituye siempre -directa o
indirectamente- una ruptura de fraternidad. Afecta y envejece la convivencia.
Cada vez resulta más evidente que en el mundo vivimos intercomunicados. No existe
acto válido a nivel individual. Todo surte un efecto, repercute. Y es en el orden moral donde
esto es más manifiesto.
Todo desorden moral origina situaciones, instituciones y estructuras de pecado. El
pecado de un padre o de un hijo incide en la familia; el de un maestro, en la escuela; el del
político, en el país; el del sacerdote en la iglesia... Cuando asistimos a un espectáculo inmoral o
compramos una revista pornográfica, estamos fomentando en algo una industria de pecado.
Pecando obstaculizamos la comprensión, el amor y una actitud realista o creadora de la vida.
No damos paso a la gracia. ¿Quién puede prever las consecuencias de un escándalo? (Mt. 18,
7).
Dos camioneros altercan en la carretera, se insultan y van a las manos. ¿Qué sucede?
El tráfico se interrumpe, se forma una gran caravana de coches parados. Los conductores
detrás se impacientan, gritan, pitan: y muchos también terminan insultando...

2. El pecado quita sentido y rompe el orden de la naturaleza y del mundo

Un orden admirable preside y gobierna la naturaleza y el cosmos. La vocación M


hombre es dar sentido, equilibrio y desarrollo a toda la creación. Pero viene el pecado y
desarticula y profana toda esta armonía. Con- vierte en malo lo que el Creador hizo para su
bien.
Anota el Génesis que, al pecar Adán, «quedó maldito el suelo» (Gen. 3, 17). Cuando se
violenta la naturaleza, ésta se venga; cuando la respetamos, es agradecida. ¿Cómo sería la
tierra si todos nos amáramos y viviéramos de acuerdo a nuestra vocación? Pues, sencillamente
sería el «paraíso terrenal». Adán desobedeció a Dios y la tierra fue un «paraíso perdido». Y,
por nuestra culpa, continúa siéndolo.
El abandonar el vicio constituye una verdadera liberación social?, romper las cadenas
de la explotación y la esclavitud y desarrollar el progreso técnico y material. La virtud hace al
mundo fraternal, habitable y bello. El arte y la belleza son una expresión más de la bondad.
En la perspectiva del «árbol de la vida» y del «árbol de la ciencia del bien y del mal»
está también para nosotros la alternativa. El sentido de la salvación o de la condenación.

CONCLUSIÓN

«Jóvenes, busquen a Cristo para permanecer siempre jóvenes» (San Agustín)

Adán, tipo del hombre viejo, pecó; pero después ha quedado abierto
para él y para nosotros el camino de la misericordia y de la esperanza. Tenemos un salvador.
Jesucristo resucitado, eternamente joven, vino a devolvemos la juventud de la gracia. Ha
quedado constituido el nuevo Adán.
De las tres edades -física, psíquica y espiritual- la del espíritu es la superior y la más
humana también. Lo más humano es lo que más depende de nuestra voluntad. Yo no puedo
quitarme o ponerme años, pero sí puedo decidir mi edad espiritual o de gracia. Ser más o
menos bueno, vivir más o menos en gracia.
Cristo ahora, en el Encuentro, nos está invitando a todos a caminar por este nuevo
camino, haciendo suyas aquellas palabras del salmo: «Renovad vuestra juventud como el
águila» (Sal 103, 5).

ANOTACIONES AL MENSAJE

- La exposición de este mensaje corre a cargo de un guía, y con preferencia un guía adulto, por
razón de poder aportar mayores experiencias. Éste es un mensaje muy vivencia¡ y de
testimonio. Los testimonios de conversión son los que más animan al joven a decidir su
renovación y entrega a Cristo.

- Aunque no fuera el mismo guía que dio el mensaje, si dentro del equipo hubiera quien pudiera
presentar experiencias personales o de su ambiente, de lo que en el mensaje se trata, bien
podría al terminar pasar a exponerlas. Hay que mostrar a los jóvenes, con hechos reales y
testimonios de vida, los contrastes y decepciones que comporta una vida de pecado; y las
compensaciones, ya en este mundo, que tiene una vida vivida en gracia. «¡Qué bueno es ser
bueno!», decía un joven. El Evangelio nos habla también del ciento por uno en esta vida (Mc.
10, 30). Exponerlo con realismo, y sin triunfalismos incompatibles con la cruz y la tentación.

- No pretender desarrollar en el mensaje todo lo que aquí se dice. El tiempo no lo permite. El


expositor verá los puntos a tratar de cara al grupo de jóvenes asistentes en cada tanda. Su
base está en las referencias bíblicas. Este mensaje tiene el peligro de pisar el tema siguiente
del hombre nuevo. Conviene que sólo lo prepare y predisponga.

- La actividad final no será por grupos. Se contestará un cuestionario sobre el tema.

ESQUEMA DEL MENSAJE: «EL HOMBRE VIEJO»

INTRODUCCIÓN

El pecado dentro de la crisis M hombre Anécdota

1. EL PECADO FRUSTRA NUESTRA VOCACIÓN

La antivocación
A. Pecar es romper las tablas de la ley
B. Pecar es actuar contra el dictado de la conciencia

2. EL PECADO Y EL «HOMBRE VIEJO»

2.1 El pecado causa manifiesta de vejez


2.2 Incide en las tres edades o dimensiones del hombre:
A. En la juventud física
B. En la juventud psíquica - esclaviza la voluntad - endurece y obstina el corazón
C. En la juventud espiritual o de gracia -gracia y vida eterna

3. EL PECADO Y SU DIMENSIÓN SOCIAL

Hombre viejo y mundo viejo


A. El pecado, ruptura con la comunidad
B. Desorden moral y mundo cósmico y material

CONCLUSIÓN

Actividad final de los grupos

Jesús el nuevo Adán


«Jóvenes, busquen a Cristo para permanecer siempre jóvenes»
CUARTO MENSAJE

EL HOMBRE NUEVO

Presentación y motivación del mensaje

El presente es el cuarto mensaje del Encuentro, y el segundo de la tarde del primer día.
Sigue al tema del hombre viejo y prepara la celebración litúrgica de la reconciliación.
El hombre viejo y el hombre nuevo son dos temas correlativos, se complementan.
Ambos forman parte del contenido específico del primer día, la vocación del hombre. El hombre
viejo es la persona inauténtica, que obra en contra de su vocación o la niega, y la quiere
sustituir por ídolos o sus caprichos. El hombre nuevo, del que se va a tratar en la presente
charla, es el que conoce su vocación divina y lucha por realizarla.
Esta charla ofrecerá un esquema básico para una concepción cristiana del hombre -
para un humanismo cristiano- en base a la gracia recibida en el bautismo, ese acontecimiento
radical que nos da un nuevo «ser existencial», ser-en-Cristo. Desde aquí, desde esta nueva
situación existencial de la gracia, hay que partir para elaborar la concepción cristiana del
hombre en sí mismo, en sus relaciones con Dios, los demás y el cosmos. El próximo mensaje
de mañana será la cosmovisión cristiana.
Hay una palabra que sintetiza todas las aspiraciones de la juventud: ¡Renovación! Esta
charla va a que el joven sienta el orgullo de ser cristiano, haciéndole comprender que el
imperativo del Evangelio es un ideal de vanguardia: la renovación. Evangelio significa «Buena
Nueva». Esperamos «un cielo nuevo y una tierra nueva» (Ap 21, l). Pero la verdadera
renovación del mundo tiene que partir del interior. Una de las aclamaciones del Encuentro es:
«Hombres nuevos, para una humanidad nueva.» Hay que hacer comprender al muchacho,
«que el que es de Cristo se ha hecho crea tura nueva, y lo viejo pasó, se ha hecho nuevo, mas
que todo esto viene de Dios» (2 Cor 5, 17-18).
En una misma sublime coincidencia, hay que hacer converger el ideal de renovación que
propugna siempre la juventud, y hoy más que nunca, con lo que es tesis fundamental paulina y
esencia del misterio pascual de la Iglesia por la acción litúrgica: la creación de un hombre
nuevo. «La Iglesia posee lo que hace la fuerza y el encanto de la juventud: la facultad de
alegrarse con lo que comienza, de darse sin recompensa, de renovarse y de partir de nuevo
para nuevas conquistas» (Vaticano II, Mensaje a los jóvenes, número: 6).
Pero es más. El mensaje de promoción del hombre nuevo, no sólo acerca la nueva
generación a la Iglesia, sino aun al mismo marxismo. El marxismo ateo se presenta ante
nosotros como el esfuerzo definitivo para lograr un «humanismo total». La idea de la creación
de un tipo de hombre nuevo aparece en Marx, Engels y Lenin, en el concepto del «individuo
completo». Los marxistas afirman que más allá de la lucha contra la miseria, la injusticia y la
explotación, lo que buscan es la «creación de un hombre nuevo». ¿No es éste, precisamente,
el desiderátum de la concepción paulina? ¿No buscan ellos lo mismo que nosotros?... «mas
todo esto viene de Dios, que por Cristo nos ha reconciliado consigo y nos ha confiado el
misterio de la reconciliación» (2 Cor. 5, 18). Cuando la ideología de la dialéctica materialista del
marxismo, con su espejismo de lo sólo temporal, puede atraer y engañar hoy a tantos jóvenes y
universitarios, se hace de mayor urgencia el adoctrinamiento para presentar la verdadera
imagen del hombre nuevo según Cristo, generadora de un humanismo integral.
Frente a «los cambios profundos y rápidos», «que colocan al género humano ante un
período nuevo de su historia» (GS 4), la Iglesia, que es en si misma una novedad, no podía
dejar de considerar este importante punto de la formación en el decreto de la Educación de los
jóvenes: «Puesto que en virtud de la regeneración, por el agua y el Espíritu Santo, han llegado
a ser creaturas nuevas ( ) aprendan a adorar a Dios en espíritu y en verdad, ante todo en la
acción litúrgica, formándose para vivir según el Hombre Nuevo» (GE 2). «Que se conviertan
verdaderamente en hombres nuevos y creadores de una nueva sociedad con el auxilio de la
divina gracia» (GE 30; AG 21).
El presente tema, junto con el de la fe, que se tratará en la celebración de la palabra
del segundo día, constituyen los llamados «temas de decisión» del Encuentro.
DESARROLLO DEL MENSAJE

Introducción

Vamos a partir de una suposición. Imaginemos que estamos visitando Oriente Medio. A
Turquía Allí el 98 por 100 de la población es musulmana de religión. Paseamos, y se cruza con
nosotros un árabe. Mientras conversamos se entera que somos cristianos, bautizados; y él,
ignorante de lo que es un cristiano, te pregunta:
- Por favor, joven, ¿quiere decirme qué es ser cristiano? Frente a esta pregunta, ¿tú que le
contestarías?
Sin temor a dudas, la mejor respuesta que se le podría dar, para mí, sería decirle que:
- Un cristiano es un hombre nuevo.
Es una buena respuesta para dar a un musulmán, a un marxista, con- vencer a un
ateo, y aun cuestionarse a sí mismo.
Desde luego, después que uno ha dicho que un cristiano es un hombre nuevo, hará
falta dar una explicación y demostrárselo. Hay que aducir hechos de vida. Habrá que presentar
la nueva perspectiva existencial que da el bautismo al cristiano; cómo por él se logra una nueva
visión valorativa de la propia vida y la realidad, y dota de la capacidad para realizar esta visión.
No será difícil aducir hechos. No hay más que recurrir a la propia experiencia cuando
uno vive en cristiano. Siempre, desde que una persona se decide a vivir con autenticidad su
bautismo, se siente verdaderamente creatura nueva. Tenemos para dar el testimonio
ininterrumpido de los millones de convertidos, que en veinte siglos, desde san Pablo y san
Agustín, nos lo vienen confesando. En nuestros días tenemos el testimonio del neoconvertido
francés, André Frossard, que ha escrito un famoso libro sobre la historia de su conversión. La
primera impresión que experimenta uno siempre que tiene un nuevo encuentro con Cristo es
que verdaderamente se siente un hombre nuevo:
«La ceremonia de esta mañana en San Juan de Letrán fue tan solemne por sí misma -y
más solemne para mí- que no la olvidaré jamás. Ahora realmente soy un hombre nuevo»,
escribía Juan XXIII, en su Diario, la noche de su consagración al subdiaconado.
Para cerciorarse de esta realidad bastaría asistir, por ejemplo, a un acto de clausura de
un Cursillo de Cristiandad. Hermógenes Castaño, en Venezuela, publicó una obra sobre los
Cursillos de Cristiandad que intituló: Hombres nuevos. No le supo dar mejor nombre. Oigamos
cómo se expresan algunos de ellos:
«Después que he conocido a Cristo he vuelto a vivir de nuevo. Considero los años
anteriores perdidos. Tengo que recuperarlos. Mi vida, como la Historia, se divide en dos partes:
años antes y años después de Cristo».
« Mi esposa y yo llevamos ocho años de casados -comentan unos esposos-, vivíamos
juntos y no nos conocíamos. Al ponernos en gracia de Dios todo ha cambiado en la casa.
Podemos decir que estamos estrenando matrimonio con los hijos».
Una amante, para no darse a conocer, solía decir al telefonear: «Soy aquella». Al
regresar de un cursillo, volvió a llamarle. Como antes, para identificarse, dijo: «Soy aquella». Y
él le dio por toda respuesta: «Pues yo, ya no soy aquel.» Y colgó el teléfono.
«Nuestro gerente -comentaban un día los empleados de la empresa- es otro. Acude
ahora puntual a la oficina. Nos ha mejorado los sueldos, y nos trata como a amigos. Estamos
felices: nosotros trabajamos más y él está contento porque produce más la empresa.»
Esta definición del cristiano como hombre nuevo, conste, no es invención mía. Es de
aquel gran innovador del lenguaje que es san Pablo: «Vístense del hombre nuevo, creado
según Dios en justicia y santidad verdaderas». «El que es de Cristo se ha hecho creatura
nueva» (Ef. 4, 24; 2 Cor. 5, 17).

1. EL MUNDO EN BUSCA DE UNA VIDA NUEVA

Es curioso observar cómo en todos los países existe la misma expresión al empezar el
año. Es el consabido, «Año nuevo, vida nueva», con que todas las personas se felicitan el
primer día del año. El disco del célebre cantante Raphael, Vuelve a empezar, sirvió para que
algunos amigos se lo regalaran aquel día. Nada de esto es casual. Es que en todos aletea vivo
el deseo y la esperanza de poder volver a empezar.
1. La humanidad ansía una renovación vital

¿Quién hay que esté bien satisfecho de la vida que tiene? Nadie. Todos vamos
deseando y en busca de una vida mejor, de una vida nueva. A ratos desearíamos poder volver
a empezar, cambiar lo que hemos hecho. Cuántas veces hemos oído decir, o hemos dicho: «Si
yo tuviera ahora que volverlo a hacer... ». «Si yo pudiera volver a nacer...».
El día que la actriz Lauren Bacall cumplía cuarenta y un años, los periodistas le
preguntaron sobre qué pensaba hacer en los próximos veinte años. Ella contestó con un
divertido mohín: «Trataré de sobrevivir... para empezar.» La humorada es reveladora e iba más
allá de lo que podía ser una simple réplica de humor.
La sentencia paulina anterior: «Vístense del hombre nuevo», me lleva también al caso
recordar lo que relata un libro de costumbres. Existe toda- vía en Sudamérica una tribu india
que tiene por tradición, cuando se celebra el matrimonio, estrenar la novia un vestido blanco. Y
la forma de demostrar la fidelidad al esposo, como entre nosotros es llevar siempre el anillo o
alianza puesto, ellas nunca quitarse el vestido.
Algo parecido nos pasa también a todos nosotros con la inocencia. Al nacer, y sobre
todo al momento de recibir la gracia bautismal en que nos pusieron simbólicamente un velo
blanco, todos fuimos inocentes. Estrenamos vestido nuevo. Pero ha ido pasando el tiempo. El
vestido se fue ensuciando. ¿Quién reconocería ya que fue blanco? Vinieron las
equivocaciones, deslices, experiencias dolorosas. Pecamos... Es cierto, aquello pasó; pero
queda la responsabilidad, el remordimiento, las manchas. ¡Cuántas cosas quisiéramos poder
olvidar!
Ahora bien: ¿qué hacer cuando queremos quitarnos el vestido sucio, cambiar la vida,
ser otros de los que somos? Aquí está el problema. Como no podemos dejar de ser nosotros
mismos, ni mentirnos negándonos lo que sí hemos hecho, entonces no cabe otra solución que
la de hacer lo mismo que hacen las mujeres de aquella tribu india que no pueden quitarse el
vestido: ponernos encima otro vestido. Dice Ovidio, el poeta pagano: «No se puede hacer
volver el agua que pasó, ni sujetar la hora fugitiva.» Entonces aparentamos ser otros, pero en
el interior cargamos con el peso de la acusación de la conciencia y la angustia. Y si no, que nos
lo digan los psicólogos. Al entrar dentro M recuerdo de nosotros mismos olemos a feo, a
vestido sucio. Somos lo que recordamos.

2. Cristo vino a anunciarnos la vida nueva (1 Jn. 1, 1-4)

¿No habrá, pues, solución? Ciertamente que sí. Para el pagano y el que vive de
espaldas a Dios, «lo que hice ya está hecho» (Jn. 19, 22); pero para el cristiano hay la
posibilidad de ser hombre nuevo. Cristo, nuestro Héroe, vino «a librarme de todas mis
transgresiones» (Sal. 39, 8). La Buena Nueva que Pablo llevó precisamente a Roma fue:
«Vivamos una vida nueva» (Rom. 6, 4). Dios que hace la vida es el único que puede re-hacerla.
Y no se trata de una sola renovación de conducta, sino de la adquisición de una nueva vida
superior, de una renovación radical que nos da un nuevo «ser existencial», ser-en-Cristo. De
una «nueva creación» (Ef. 6, 15).
Definitivamente, ¡puedes volver a empezar de nuevo!, renovarte. La vida nueva es vida
eterna, vence al pecado y la muerte (Jn. 4, 14).

2. EN QUÉ CONSISTE LA «VIDA NUEVA»

El Evangelio es el anuncio de la liberación M hombre, de su renovación en Cristo. Un


día, Nicodemo, fariseo, hombre principal entre los judíos, entusiasmado por haber oído a Jesús
hablar del Reino de Dios, vino de noche donde él, y le preguntó le dijera qué tenía que hacer
para entrar en el reino. A lo que Jesús le contestó:
«En verdad te digo, que quien no naciere de arriba no podrá entrar en el reino de Dios
Lo que nace de la carne, carne es, pero lo que nace del Espíritu, es espíritu. No te asombres
de que te he dicho: es preciso nacer de arriba» (Jn. 3, 17).
¿Qué quería Cristo expresar al decir que hay que «volver a nacer» y que la vida nueva «viene
de arriba»? Pues, sencillamente, que se trata de una vida que viene directamente de Dios,
sobrenatural y divina. De una vida que no nos corresponde por méritos propios, que nos
sobrepasa por naturaleza, que es puro regalo. Gracia significa regalo. La vida nueva constituye
el mismo estado de gracia, la gracia santificante. La recibimos por el agua del bautismo y por
los sacramentos.
La vida nueva, en el cristianismo, lo es todo. Es la «dracma», el «tesoro oculto» del
Evangelio. Es por ella que realizamos nuestra vocación divina de «ser imagen y semejanza de
Dios». Es la segunda imagen a la que se refiere san Pablo cuando dice: «Vistense del hombre
nuevo, que sin cesar se renueva para lograr el perfecto cono- cimiento, según la imagen de su
Creador» (Col 3, 10).
La gracia nos da una nueva imagen de Dios. Satisface nuestro apetito de divinidad. Por
definición, es una participación de la vida de Dios en nosotros. Parece increíble, pero es así: es
una participación de la naturaleza divina. Como la llama vive en el cirio o la leña, así Dios vive
en nosotros. La vida nueva de la gracia nos endiosa, nos diviniza.
Cristo había dicho: «Yo he venido para que tengan vida y vida abundante» (Jn 11, 10).
Ésta es la obra que efectúa en nosotros la gracia inicial del bautismo. Nos incorpora al cuerpo
de Cristo y por él entramos en comunión de vida con el Padre. «Yo soy la vid, vosotros los
sarmientos» (Jn. 15, l). El bautismo es el acontecimiento más radical de nuestra existencia: nos
da el nuevo ser-en-Cristo.
Desde el momento que se ha logrado ese descubrimiento básico, que el hombre, por la
gracia del bautismo, se ha hecho imagen de Dios en Cristo, todas las demás propiedades
sobrenaturales del hombre se nos presentan como una consecuencia. Y la primera
consecuencia de este nuevo ser-en- Cristo es la fe y la caridad.
La gracia, que perfecciona la esencia o naturaleza del alma, debe también sobreelevar
sus facultades, por las que se especifica el alma al actuar. Las facultades por las que se
especifica el alma son la inteligencia y la voluntad. La gracia sobreeleva la inteligencia por la
infusión sobrenatural de la fe y la voluntad por la caridad.
Ya sé que muchos de vosotros vais a decirme que todo eso es muy difícil y elevado.
Pues qué, ¿pensaban quizá que los habíamos llamado a venir a este Encuentro para contarles
historietas de niños de primera comunión? Algún secreto debe tener el cristianismo para que
haya aguantado veinte siglos. Y eso es lo que han venido a descubrir. El secreto del
cristianismo es la vida nueva. Unos sois bachilleres, otros universitarios... Para vivirlo y sentiros
orgullosos de él hay que captar su grandeza.

A) La renovación de la mente por la fe

La vida nueva constituye una infusión de luz sobrenatural en la inteligencia. La fe


«ilumina» al hombre hasta darle una nueva concepción de sí mismo: de su origen, contenido y
vocación-destino. El hombre nuevo, por la fe, ve a Dios como él se conoce a sí mismo y mira
las cosas y acontecimientos con criterios con Dios. La realidad se le abrillanta. Cristo dice de
quien le sigue, que «no anda en tinieblas, sino que tendrá LUZ DE VIDA» (Jn. 8, 12).
Cristo es un ideal motivador y renovador para el joven. Creer significa para él un
verdadero renacimiento interior. La fe constituye el principio generador y axiológico de su
auténtica personalidad sicológica y de su organismo intelectual. Cuando Cristo se convierte en
imagen interior del joven, todo lo que no se ajusta a las exigencias normativas de este ideal
debe transmutarlo, adecuarlo. «No os conforméis a este siglo, sino que os transforméis por la
renovación de la mente» (Rom. 12, 2).
El justo vive de la fe. Creer es renovarse. Kierkegaard, que fue creyente, es el primero
en afirmar: «Creer no es un calificativo más que se aplica al mismo individuo; arriesgándose a
creer, el mismo hombre se convierte en otro.»

B) La renovación del corazón por la caridad

La vida nueva de la gracia es también una infusión de amor divino en el corazón y de


poder en la voluntad. Dios se manifiesta al que le ama. Cuando Dios entra en el amor cambia el
nombre al amor -se le llama «caridad»- y renueva a la persona que ama. «El que me ama será
amado de mi Padre, y yo le amaré y ME MANIFESTARÉ a él» (Jn 14, 21).
Amar es convertirse. Pasar del yo al tú. Hay muchachos que se han hecho buenos al
amar una muchacha buena, y viceversa. Somos lo que amamos. Si así influye en las personas
el amor humano, ¿qué poder de renovación y conversión no tendrá el amor a Cristo?

«Amor es más que sabiduría:


es la resurrección, vida segunda.
El ser que ama revive
o vive doblemente» (J. Carrera A.).

El amor hace presente personalmente a Dios en nosotros (Rom. 5, 5). El amor a Dios
es el secreto más íntimo del reino. Es la fuerza y el poder que impregna el centro mismo de la
personalidad del hombre nuevo, que impulsa a los jóvenes a tomar la opción vital vocacional.
La caridad alcanza corno una llamarada de Dios, como una exigencia desde arriba.
El joven que ama a Dios ha encontrado la mejor razón para amar a los hombres, para
amarse a sí mismo y para existir. La mejor razón para vivir y para morir.

3. LA NUEVA MORAL DEL HOMBRE NUEVO

El nuevo ser-en-Cristo que nos da la gracia, además de una situación «existencial»,


crea en el hombre nuevo la necesidad de una nueva conducta, de un nuevo comportamiento
moral. Esta nueva moral M hombre nuevo podemos calificarla, en su rasgo más saliente, como
una vida «en el Espíritu». La vida en el Espíritu es también «vida en la caridad».

1. Un mandamiento nuevo para un hombre nuevo.

La ley del hombre nuevo es la ley de la libertad, que Cristo vino a implantar, frente a la
ley del temor del Antiguo Testamento (Rom, 3). El hombre nuevo obra por amor, que es la ley
de la auténtica libertad. Joven, ama y haz lo que quieras, porque si amas querrás sólo lo que
Dios quiere.
En el momento más solemne de su vida, Cristo proclamó el manda- miento nuevo para
los hombres nuevos. Fue en la última Cena cuando dijo: «Un mandamiento nuevo les doy, que
se amen los unos a los otros como yo los he amado; así también ámense unos a otros» Jn. 13,
14). El amor al prójimo constituye la norma moral del hombre nuevo.
El sermón del monte es el complemento o explanación del sermón de la Cena. Ambos
compendian el sentido de la nueva moral del amor. Constituyen la carta magna del reino, los
sermones cumbre de la Biblia, y trazan la semblanza del personaje nuevo. Decidme: dos mil
años después que fueron predicadas las bienaventuranzas, ¿existe todavía algo más moderno
y novedoso? ¿Se ha predicado un programa social más revolucionario? (Mt . 5, 1-10).

Dichosos:
- los pobres, porque éstos serán los nuevos ricos;
- los mansos, que, a lo largo, son los que gobiernan,
- los que lloran, porque aprenderán a reír;
- los hambrientos, que reclaman las reformas y la justicia;
- los misericordiosos, que conseguirán el perdón,
- los limpios, porque ellos son los que verán claro,
- los pacíficos, que llamarán Padre a Dios;
- los perseguidos, que la muerte los liberará eternamente en el ciclo.

2. «Todo lo que pueda ser mejorado, está por terminar»

Tal fue el lema por el que se rigió siempre el gran compositor Manuel de Falla. Lo ha
legado a la juventud para los que, como él, quieran llegar a maestros y cristianos: personajes
nuevos. La vida del hombre nuevo está siempre en gestación, en camino. La promoción
humana no termina nunca. La meta que nos señala Cristo en el sermón de¡ monte es de
mucha altura: «Ser perfectos como el Padre Celestial es perfecto» (Mt . 5, 48). Yo no puedo ser
ya más hijo de mi padre, pero sí puedo llegar a ser cada día más hijo de Dios. Para el cristiano
el día de¡ verdadero nacimiento es la muerte: dies natalis.
Desde que soy igual al día anterior, ya empiezo a envejecer. Desde que se deja de
avanzar, ya se deja de ser nuevo. «Por lo cual no desmayamos, sino que mientras nuestro
hombre exterior se corrompe, nuestro hombre interior se renueva de día en día» (2 Cor 4, 16).
Mi Dios es joven, permanentemente joven, sin pasado ni futuro. Juventud es eternidad.
Seremos siempre más jóvenes, más nuevos cuanto más, cada día, nos vayamos uniendo a
Dios.
El cardenal Gracias, de Bombay, preparando al pueblo para el congreso eucarístico
internacional, cuyo lema fue «el hombre nuevo», contó la siguiente noticia:
Un periódico de los Estados Unidos anunció un día la noticia de la muerte de un señor
que no había muerto. Indignado el presunto difunto, se presentó personalmente a la dirección
del periódico, exigiendo que rectificaran la noticia. A lo que contestó la dirección:
- Lo sentimos mucho, pero la noticia ya fue dada. Nuestro periódico para los lectores siempre
tiene razón, no puede desmentirse. Lo que, si quiere, mañana volveremos a anunciar su
nacimiento.
Entonces el cardenal Gracias aprovechaba la anécdota para hablar del hombre nuevo.
En realidad, cada vez que una persona se pone en gracia o la aumenta, cambia tanto su vida
que los periódicos bien podrían anunciar su nacimiento.

3. El hombre nuevo es un hombre moderno

A la juventud le gusta y fascina todo lo moderno. Joven y modernidad se reclaman. Lo


que empieza y está en vanguardia es moderno. Nuevo y moderno si bien uno lo mira son lo
mismo. El joven será personaje nuevo en cuanto sea moderno. Por eso el hombre nuevo
cristiano de que venimos hablando será siempre una persona joven; estará en la vanguardia de
lo mejor de los hombres de su tiempo; vivirá las exigencias sociales de su tiempo y estará
abierto al futuro.
«Cada hombre puede crecer en humanidad, valer más, ser más: por su inserción en
Cristo, el hombre tiene el camino abierto hacia un progreso nuevo, hacia un humanismo
trascendental, que le da mayor plenitud» (Pablo VI, Populorum Progressio).
Por la doble exigencia de su vocación que es integral, y de su humanismo que es de
trascendencia eterna, el joven cristiano debe aspirar siempre a más; tanto en lo espiritual como
en el desarrollo material, en lo individual como en lo colectivo. La gracia como calidad
sobrenatural no puede subsistir sin encarnarse y objetivarse. Exige mostraciones y
realizaciones humanas, dar soluciones a situaciones concretas. Mejorar a personas y cosas;
perfeccionar, «plenificar» lo anterior existente; eso es modernizar. A veces, entre jóvenes, se
dan falsos conceptos de modernidad que desfiguran la realidad, quedándose anticuados
cuando pretenden precisamente todo lo contrario. Una pregunta a este respecto: ¿qué
definición darías tú de moderno? ¿A qué llamar moderno? Moderno es lo que es diferente de lo
de antes. Cierto. Pero ¿basta el prurito de cambiar para que una cosa sea moderna? Moderno
no es todo lo que cambia lo anterior y alguien lo pone de moda. Moderno es todo lo que cambia
lo anterior, pero mejorándolo. Moderno no es una moda, sino un modo. No es una
extravagancia, sino una cualidad. Yo diría, que la renovación personal constituye el primer paso
a dar y la primera exigencia para conseguir este mundo nuevo que todos esperamos. El mundo
empieza en cada uno.

CONCLUSIÓN: VISTÁMONOS DEL HOMBRE NUEVO

¿Quién de nosotros, al mirarse en el «espejo retrovisor» de que se nos habló ayer, no


cae en cuenta de que hay mucho de que cambiar y arrepentirse? ¿El Evangelio no te muestra
cimas mucho más altas donde escalar? «Quien diga que no ha pecado, miente» (1Jn. 1, 8).
Saulo -después san Pablo- se está dirigiendo a ti y a mí para decirnos: «Vístense del hombre
nuevo, que sin cesar se renueva según la imagen del Creador» (Col 3, 9-1 l).
Cambiemos nuestra vida que todavía estamos a tiempo, todavía vivimos. Cristo puso el
Encuentro en nuestro camino para dar un giro de timón hacia un nuevo horizonte. ¿Lo
desaprovecharemos? «Jesús viene, y no siempre vuelve», nos advierte san Agustín. Muchos
están rezando por nosotros. La promoción juvenil es formar un joven mejor y nuevo.
«Conviértense, que el reino de Dios está cerca» (Mt 4, 17). Quitemos los desánimos y
los miedos. Es frecuente el desánimo del joven ante sus fracasos. Jesús, mirando en los ojos y
poniendo la mano sobre tu espalda, te dice: Confía. ¡Si quieres, puedes! Puedes volver a
empezar, conocer la segunda inocencia.
Se trata de contestarle: Sí, quiero.

ANOTACIONES AL MENSAJE

- Éste es uno de los llamados «temas de decisión ». Este mensaje corresponde darlo uno de
los sacerdotes asesores. Se trata de uno de los puntos más eminentemente bíblicos. Al
prepararlo, el expositor no se contente con las citas, reflexione directamente en las fuentes y su
contexto.

- A diferencia de las charlas anteriores, a ésta no le sigue ninguna dinámica de grupo. Se trata
de un tema personal. Al terminar, el coordinador motiva y entrega a todos un cuestionario sobre
el sacramento de la reconciliación. Su finalidad es introducir y preparar la celebración
comunitaria y litúrgica que seguidamente se tendrá en la capilla, M sacramento de la
penitencia. El cuestionario es individual y no se firma. Se entrega al asesor espiritual que va a
dar la homilía de la celebración, y que le servirá de orientación.

- El nombre del cuestionario es: «La penitencia sacramento de reconciliación».

ESQUEMA DEL MENSAJE: «EL HOMBRE NUEVO»

INTRODUCCIÓN

Ser cristiano es ser un hombre nuevo Experiencias

1. EL MUNDO EN BÚSQUEDA DE NOVEDAD


- La humanidad ansía una renovación total
- ¿Son definitivos los recuerdos? Ovidio responde - Jesús anunciador y portador de vida nueva

2. PODER Y CREATIVIDAD DE LA VIDA NUEVA


1. La «vida nueva», participación de la naturaleza divina y de la vida de Dios
2. Renovación de criterios y de mentalidad por la fe
3. Renovación y sublimación del corazón por la caridad

3. UNA LEY DE LIBERTAD PARA EL HOMBRE NUEVO


- El mandamiento nuevo
La única ley: Amor a Dios y al prójimo
Amor y Bienaventuranzas
- «Renuévense de día en día»
Lo que puede ser mejorado está por terminar
- El hombre nuevo es un hombre joven, libre y moderno
La segunda inocencia

CONCLUSIÓN
- «Vistámonos del hombre nuevo, según la imagen del Creador».
Actividad personal final
CELEBRACIÓN LITÚRGICA

CELEBRACIÓN COMUNITARIA DE LA RECONCILIACIÓN


PAUTA PARA LA CELEBRACIÓN

Terminados los mensajes de la tarde se celebra la liturgia de la reconciliación. Al


mensaje del hombre nuevo le sigue un cuestionario sobre el sacramento de la penitencia, y
después de un breve descanso se pasa a la capilla para la celebración. Antes, si se quiere,
puede haber un ensayo de cantos.
Los dos mensajes de la tarde fueron el hombre viejo y el hombre nuevo. El objetivo de
esta celebración es la conversión. La vida nueva que Jesús proclama comporta como elemento
esencial el perdón.
Se trata de vivenciar en una misma celebración los dos sacramentos de la
reconciliación: la penitencia y la eucaristía. La Cena es «la celebración de la nueva alianza en
la sangre de Cristo para el perdón de los pecados» (Mt. 26, 28).
Toca al asesor espiritual y al equipo decidir si, en algunos casos, será conveniente
celebrar sólo la penitencia, y dejar para el día siguiente la misa. Depende de las circunstancias
y también del grupo de jóvenes que asisten al Encuentro. Desde luego, el ideal es que ambos
sacramentos tengan lugar en una misma celebración para que ésta consiga todo su sentido y
eficacia. La eucaristía es el banquete y la fiesta que, según el Evangelio, siguió a la vuelta del
hijo pródigo a la casa paterna.
Las moniciones y el examen de conciencia que aquí se dan se ponen sólo a manera de
pauta. Podría el sacerdote que preside la liturgia y el monitor usar otras fórmulas, o hacerlo de
manera más directa y espontánea.

1. CELEBRACIÓN COMUNITARIA DE LA PENITENCIA ACTO DE ENTRADA

Monición inicial
Compañeros(as): Estamos ya llegando al final del primer día de nuestro
Encuentro. Todos nos conocemos más. Para dialogar, ¡nos hemos integrado en grupos. Vamos
ahora a dar un paso más en nuestra comunicación. Dispongámonos también a dialogar con
Dios. En este acto que empezamos, Dios nos va a hablar a través de su palabra, en la Biblia, y
nosotros trataremos también de darle nuestra respuesta.
Por la mañana, vimos que nuestra vida tiene un gran sentido: realizar una vocación. Ya
esta tarde hemos comprendido lo que hay que hacer para realizarla y ser auténticamente
hombres. Es siendo unos hombres nuevos.
Pero a la vez, hemos comprendido que para ser realmente hombres tenemos un gran
enemigo: el pecado. Pecar es decir «no» a la vocación, al amor a Dios y a los hermanos. Y
¿quién de nosotros no ha pecado? Seamos francos.
En esta celebración, Cristo nos llama para abrirnos un camino a la reconciliación y al
perdón. Nos quiere ofrecer la oportunidad para cambiar, para convertirnos del «hombre viejo»
al «hombre nuevo».
Jesús que es el Redentor del hombre, se entregó a la muerte y resucitó para salvarnos.
Él es el que nos ofrece ahora los méritos de su pasión, para renovarnos y reconciliarnos con
Dios, su Padre, y los otros, nuestros hermanos. A todos nosotros nos dice: «Conviértense, que
el reino de Dios está cerca»; que «yo soy el buen Pastor».

Canto de entrada

Este canto es de ambientación y entrada a la celebración penitencial. El que se


encarga de anunciar los cantos, seria bueno que antes de empezar lo motivara, de acuerdo con
el sentido de la celebración y partiendo de la letra del mismo canto. Durante el canto, los
sacerdotes entran y besan el altar.

Saludo del presidente


Hermanos: «Gracia a ustedes y paz de parte de Dios, nuestro Padre y
del Señor Jesucristo, que se entregó a sí mismo por nuestros pecados, para librarnos de todo
mal» (Gál. 1, 3-5)
R/.-Amén.

Siendo esta misa penitencial, en la que tendrá lugar la celebración del sacramento de
la penitencia, se omite aquí el acto penitencial habitual de la misa, y se reza en seguida la
oración.

Oración Colecta (puede ser creada)


Señor, Dios, que nos llamas de las tinieblas a la luz, de la mentira a la verdad, de la muerte a la
vida: infunde en nosotros tu Espíritu Santo que abre nuestros oídos y fortalece nuestros
corazones, para que percibamos nuestra vocación cristiana y avancemos decididamente por el
camino que nos conduce a la verdadera vida cristiana.
R/.-Amén.

1.CELEBRACIÓN DE LA PALABRA

Primera lectura

Monición: Nadie puede ser perdonado, si se niega y no quiere reconocer que ha pecado. Hay
jóvenes que pecan, pero se niegan a reconocerlo. Se excusan acusando a los demás, diciendo
que otros también pecan. Y es verdad que todos pecamos. Pero unos son suficientemente
humildes para reconocerlo, y son perdonados. Mientras que otros se justifican, y se cierran así
al perdón. Los hay también que después de haber pecado se desaniman, y no confían bastante
en el amor y el perdón de Dios.
Lo que ahora nos van a leer tratará de distintas posturas. Hablará de aquellos que «una
vez enseñados por la verdad de Jesús, se despojaron de su vida anterior de hombre viejo, y se
vistieron del hombre nuevo». Y también se referirá «a los que viven con el pensamiento
sumergido en las tinieblas, y se excluyen de la vida de Dios y se entregan al mal».
La lectura que vamos a hacer es de san Pablo, que de hombre viejo que fue, cuando
colaboré a la muerte de san Esteban, se convirtió en hombre nuevo, una vez conocido a Cristo.
Escuchémosle.

Lectura de la carta de san Pablo a los Efesios 4,17-30


Al terminar, un breve momento de silencio.

SALMO RESPONSORIAL (50)

Lector: Vamos a repetir juntos: Misericordia, Señor, hemos pecado.

Todos: Misericordia, Señor, hemos pecado.

Lector: Misericordia, Dios mío, por tu bondad,


por tu inmensa compasión borra mi culpa.
Lava del todo mi delito, limpia mi pecado.

Todos: Misericordia, Señor, hemos pecado.

Lector: Oh Dios, crea en mí un corazón puro,


renuévame por dentro con espíritu firme,
no me arrojes lejos de tu rostro,
no me quites tu santo espíritu.

Todos: Misericordia, Señor, hemos pecado.

Lector: Devuélveme la alegría de tu salvación,


afiánzame con espíritu generoso.
Señor, me abrirás los labios,
y mi boca proclamará tu alabanza.
Todos: Misericordia, Señor, hemos pecado.

CANTO DEL ALELUYA (Ez. 36,26)

Todos: Aleluya, aleluya.

Lector: Yo te daré un corazón nuevo -dice el Señor-,


infundiré en ustedes un espíritu nuevo,
quitaré de su carne el corazón de piedra
y les daré un corazón de carne.

Todos: Aleluya.

Segunda Lectura

Monición: Después de haber pecado, Dios hubiera podido dejarnos en la tristeza y soledad del
remordimiento o castigarnos con penas eternas. Sin embargo, Dios, movido de su gran amor,
decidió mandarnos su propio Hijo, Jesucristo, quien fundó la Iglesia para darnos los
sacramentos de la reconciliación.
Por la penitencia y arrepentimiento, tenemos acceso de nuevo a la casa del Padre.
Aprovechemos la gracia de Dios que pasa, y no siempre vuelve. Esta parábola que ahora
vamos a oír es una invitación de la gracia a reconciliarnos con la casa paterna. Es de lo más
conmovedor del Evangelio.

Lectura del Evangelio, según san Lucas (15, 17-30)

Terminada la lectura, sigue la homilía. Después, breve silencio.

2. CELEBRACIÓN DEL SACRAMENTO DE LA PENITENCIA

EXAMEN DE CONCIENCIA

(Elegir la forma de examen que se considere más a propósito. La que aquí se da es sobre los
mandamientos, puede ser leído o hablado, en forma letánica o no.)

Examen sobre los mandamientos (Lo hace el que preside y contestan los demás).

Para prepararnos a la confesión, examinemosnos antes de lo que hayamos pecado, haciendo


un repaso de los diez mandamientos.

1º Mandamiento: «Dijo Dios: Yo soy el Señor, no tendrás otros dioses más que a mí. Me
amarás con todo el corazón».
- ¿Cómo he correspondido y amado hasta ahora a Dios?
- ¿Tengo quizás otros «dioses» o cosas por las que me preocupo y en que confío, más que en
Dios?
- ¿Profeso con vigor y sin vergüenza mi fe? (Pausa)
Después de cada mandamiento, podemos contestar: Perdónanos, Padre.
Todos: Perdónanos, Padre.

2º Mandamiento: «No tomar el nombre de Dios en vano.»


- ¿Guardo el respeto debido al nombre de Dios? ¿Honro las cosas sagradas? -En mis
conversaciones, actitudes y lecturas, ¿trato dignamente de Dios y los temas cristianos?
- ¿He descuidado la oración? (Pausa)
Todos: Perdónanos, Padre.

3º Mandamiento: «Santificar las fiestas».


- ¿Hago del domingo el día del Señor, y asisto a la misa? ¿Considero la misa el acto de culto
básico de la semana?
- ¿He cumplido el precepto anual de la confesión y la comunión pascual? (Pausa)
Todos: Perdónanos, Padre.

4º Mandamiento: «Honrar padre y madre.»


Después de los tres preceptos de amor a Dios, examinémonos del amor al prójimo.
-¿Cuál es ii respeto y amor a los padres?
-¿Mis relaciones con los hermanos y familiares?
-¿Cómo considero y obedezco a mis superiores, profesores?
Todos: Perdónanos, Padre.

5º Mandamiento: «No matar.» Es decir: respetar la vida.


- ¿Cuido mi salud, la del cuerpo y la del alma, la gracia?
- ¿Hago excesos en la comida, bebida (droga)?
- ¿Con mis actitudes y palabras ofendo a los demás?
- ¿Odio a alguien o sé perdonar?
- En lo que puedo, ¿ayudo a los necesitados o débiles? (Pausa)
Todos: Perdónanos, Padre.

6º y 9º Mandamientos: «No cometer acciones impuras.»


- «No desear la mujer de tu prójimo.»
- ¿He mantenido mis sentidos y mi cuerpo en la pureza?
- ¿He condescendido con acciones y deseos impuros?
- ¿He mantenido conversaciones, realizado lecturas o asistido a diversiones contrarias a la
honestidad?
- ¿He inducido a otros a pecar? (Pausa)
Todos: Perdónanos, Padre.

7º y 10º Mandamientos: «No robar.»


- «No codiciar los bienes ajenos».
- ¿He actuado contra la justicia o los derechos de los demás?
- Tengo algo que no me pertenece?
- ¿En mi trabajo o estudios, soy responsable, cumplo con mi obligación? Contra la justicia se
puede pecar de omisión. -¿Contribuyo en mantener situaciones sociales injustas? (Pausa)
Todos: Perdónanos, Padre.

8º Mandamiento: «No levantar falsos testimonios ni mentir.»


- ¿He mantenido la verdad y la fidelidad?
- ¿Soy hipócrita; miento?
- ¿Murmuro de los demás o hago juicios temerarios?
- ¿Soy sincero, o niego la verdad por el «qué dirán»? (Pausa)
Todos: Perdónanos, Padre. 134

EL ACTO PENITENCIAL

Exhortación: Después de haber reconocido nuestros pecados, confiemos ahora en el perdón y


amor de Dios-Padre, y hagamos propósitos de enmienda. (Pausa)
Todos: «Yo confieso ... »

Confesión y absolución individual


(Disponer previamente el espacio de las confesiones. Se invita a todos que libremente se
acerquen a los confesores. Tiempo de paz y silencio. Una vez terminadas las confesiones,
hacer un canto o rezar un salmo de acción de gracias, estando los sacerdotes en el altar.
El nuevo ritual de la Penitencia sugiere que, cuando parezca oportuno, «se puede manifestar»
por medio de algún símbolo comunitario los sentimientos o contenido de la celebración (n.'
358).

RECONCILIACIÓN CON LOS HERMANOS


(Aunque siga después la eucaristía, se puede anticipar a este momento darse el saludo o gesto
de paz).
Monición: Dios nos ha ofrecido la paz. El perdón es un don suyo. Nadie se guarde sólo para sí
la paz que ha recibido de Dios. La reconciliación con Dios comporta la reconciliación a la vez
con los hermanos. Así, pues, podemos darnos ahora mutuamente un saludo de paz, y que la
paz del otro sea nuestra paz.

3. CELEBRACIÓN DE LA EUCARISTIA

Para la celebración de esta misa penitencial, puede verse el misal, misa del día penitencial.
Para la plegaria eucarística, elegir una de las plegarias «de reconciliación ».

Monición de despedida
Hemos terminado la celebración de la reconciliación. Ha sido un triple encuentro: con Dios, con
los hermanos y con nosotros mismos. Para testimoniar y convencernos aún más que el Padre-
Dios nos ha acogido de nuevo en su casa y que los hermanos hemos hecho las paces, al salir
vamos a compartir ahora los dones de la comunidad y común alegría.

Canto de salida Puede ser un canto a Maria o acción de gracias.

2. HOMILÍA DE LA RECONCILIACIÓN

Tema: El Padre de la misericordia (Lucas 15, 17-30)

INTRODUCCIÓN

Han oído hablar de personas auténticas y de personas inauténticas. ¿Quiénes son las
unas y quiénes son las otras? Auténtico se llama al joven que se realiza en su vocación;
inauténtico, el que vive en contra de su vocación. El enemigo número uno de la vocación,
causa de la frustración temporal y eterna -lo acabamos de ver-, es el pecado. Sin embargo,
hemos también dicho, nadie quedó confirmado en el pecado. Puedes rectificar. Joven, debes
enderezar el camino torcido y convertirte de personaje u hombre viejo en nuevo. Tú te habrás
ya preguntado: bien, pero ¿cómo hace uno para cambiar? ¿Cómo renovarse, quitar el pecado y
recibir la gracia? Pues éste es el objetivo de la presente celebración de la Palabra de Dios:
realizar esta conversión, según lo enseñó Cristo a Nicodemo, para entrar en el Reino de Dios.
Lo primero que exige la promoción de un joven es rectificar lo anterior que estaba mal;
como para la promoción de un negocio antes hay que sanear las deudas, para no empezar
quebrados. La primera condición para poder llenar algo es que esté vacío. La penitencia es lo
que vacía el alma de pecado para poderla llenar de gracia, y lo que endereza lo torcido. La
penitencia es como el émbolo del cilindro que saca el aire, y con el vacío que produce atrae el
líquido. La penitencia saca el pecado y atrae la vida de la gracia: realiza la nueva creación.
El tema de esta primera celebración constituyó el primer sermón que predicaron Jesús
(Mt. 4, 17), san Pedro y san Pablo (Hechos 10, 43; 13, 38). Siempre el primer paso a dar es el
de la penitencia -arrepentirse y confesarse- para conseguir esa nueva juventud y renovación
prometidas; como los israelitas, para llegar a poseer la tierra prometida de Canaán, tenemos
que desalojar a los enemigos que la dominen. El pecado se vence con la penitencia y desaloja
con la confesión.
¿Qué es la penitencia? ¿Cómo debe ser la confesión? Dejemos que el mismo Cristo
nos lo explique mediante hechos vivos, sacados de la realidad. La siguiente es una de las más
famosas parábolas del Evangelio. Ha obrado más conversiones que letras contiene. Los
protagonistas son tres: un padre y dos hijos, los pródigos. Es una parábola que resume muchas
historias, quizá la tuya.

1. LA ILUSIÓN DEL PECADO


( Lucas 15, 11-13).

- «Un hombre tenía dos hijos».


El caso que Jesús describe sucede en una hacienda, en el campo. Al servicio de la casa hay
abundancia de jornaleros y criados. En la parábola no se habla nunca de la madre. De haber
estado, probablemente no hubiera sucedido lo que ocurrió.
- «Dijo el más joven al padre.».
Siendo el presente un Encuentro de juventud cae muy bien que la parábola sea con un joven.
El más joven es el más mimado, y por la edad el más inexperto. El más joven de la casa
contesta, alega a su padre. No está conforme, le fastidian la vida monótona de familia y el
trabajo. Siendo ricos no hay por qué trabajar, mejor es divertirse. Conoció un día la vida de la
ciudad, donde cada día es fiesta. Le fascinó. Quiere experimentar sensaciones nuevas, correr y
conocer ambientes... ¡Vivir! Entonces vienen los avisos, las discusiones con su padre. Hay
tensión en el hogar.

- «Dame la herencia».
Que la familia no se meta en lo mío, yo no soy un niño. Altanería. Entonces vienen las
exigencias. Quiere ser libre y se declara enemigo de la obediencia. Quiere una libertad de
derechos sin obligaciones. Sus derechos son: la libertad; su herencia: la juventud y la gracia.

- «No se pasaron muchos días.»


Después del alegato, padre e hijo se soportaron... a la ruptura definitiva no se llega de golpe.
Se empieza por menos. Primero es el pecado venial, luego viene el mortal. Primero se hacen
las cosas por curiosidad, después con remordimiento y se termina por hábito o vicio. Cuando
no se detiene uno a tiempo, se termina por la caída vertical. Como en el caso que expone
Cristo, todo sucede en «pocos días».

- «Reuniéndolo todo, partió»


Lo reunió todo, es decir, lo que le entregó el padre y lo suyo, que había ganado o ahorrado con
el tiempo. Lo que con años de esfuerzo y de formación, en la infancia y la adolescencia, había
ido adquiriendo. Al pecar rompemos el fondo del costal: todo lo que de hábitos buenos,
lecciones y recuerdos habíamos adquirido, y la misma inocencia, con el vicio lo perdemos. El
pecado es más lo que deshace que lo que hace.

«Partió a una tierra lejana.» Siempre el mismo espejismo de la tierra lejana. Buscar la felicidad
fuera de uno mismo, alienándose. Queremos ganar la felicidad con dinero, no con esfuerzo y
superación. El joven para pecar se va a la ciudad, coge el taxi para no ser visto ni conocido. Se
vive mintiendo en la casa, se trata de que no sepan dónde estamos, ni la hora en que llegamos.
Nos perdemos...

2. LA EXPERIENCIA DEL PECADO


(Lc. 15, 13-19)

«En realidad de verdad, si le dejó el padre y no le impidí6 el marcharse a tierra extraña, no fue
sino para que aprendiera por experiencia cuán grandes eran los bienes de que gozó en casa.
Así, cuantas veces Dios, cuando no nos ha persuadido con sólo decírnoslo, deja que nos
arrastre la experiencia de los hechos» (S. Juan Crisóstomo).

- «Allí vivió disolutamente», «con meretrices».


¡Viva la libertad! Véanlo: tendió el banderín de la libertad por los aires. «Ya no veré a mi padre
enojado -se dijo-, no escucharé sus reprensiones.» Y se da a toda clase de vicios, viviendo
disolutamente, y Lucas, unos versículos más tarde, aclara diciendo, «con meretrices».
Malbarató la hacienda del padre. Aquel dinero, fruto, acaso, de los sudores de su padre, el
pródigo lo malgastó, lo empleó en pecar. Los malos sólo pueden vivir a costa de la renta y
esfuerzo de los buenos.

- «Disipó toda su hacienda.» ¡Qué poco dura la ilusión del pecado! Es fuego de bengala. Se
acabó el dinero y se acabaron los amigos. La ley de Dios tiene sus exigencias. Somos libres de
hacer lo que nos venga en gana, pero de lo que no somos libres es de tener que aceptar las
consecuencias. Las consecuencias son quedarnos con nada. Las manos vacías. El placer
pasa, sólo la virtud permanece.

- «Sobrevino una fuerte hambre en aquella tierra y sintió necesidad.» Definitivamente, el padre
tuvo razón. Los mandamientos de la ley de Dios son las vallas que guardan la felicidad. Lo
previsto sucedió. Quien mal anda, mal acaba. Nadie se burla de Dios y de la naturaleza. En
todo hay que poner el tiempo por testimonio. Bien reirá el que reirá el último..., porque hasta el
fin nadie es dichoso. «Sintió necesidad.»

- « Y se fue a servir y apacentar puercos».


El joven, queriendo ser libre, se hizo esclavo. De sus vicios, de la moda, de los demás, del
«qué dirán»... Se pone al servicio de un mal amo que le explota el sueldo: «Deseaba llenar su
estómago de las algarrobas que comían los puercos, y no le era dado. » ¿Por qué Jesús pone
en la parábola al joven a apacentar puercos? Él había consumido su hacienda con prostitutas,
y, en buen castellano, hacer deshonestidades se llama hacer porquerías.

- «Volviendo en sí mismo, dijo.» Hasta ahora la causa de todos los males del pródigo había
sido no haber pensado. Por eso ése es el gran momento del joven: Pensar. La necesidad
impone la reflexión. Llevado por el hambre y los desengaños, mira en la soledad pasar por el
«espejo retrovisor» toda su vida: compara el amor de su padre y de sus amigos de farra. Hace
examen de conciencia. Sufre una lucha: si cambio, ¿qué dirán? ¿Voy a reconocer que me he
equivocado? No aparece en su proceso que en ningún momento se le ocurriera dudar de si le
perdonaría el padre. Empezó por motivos muy poco altos, de interés, pero siempre confié en el
perdón.

- «Dijo: me levantaré e iré a mi padre.» Confió en el perdón y supo tornar decisiones. Desde
este momento empezó a ser verdaderamente libre. Hecho el examen de conciencia sintió el
dolor de sus pecados y se puso a preparar la confesión. «E iré a mi padre y le diré: Padre, he
pecado contra el cielo y contra ti. Ya no soy digno de ser llamado hijo». Empezó por
sentimientos interesados, de hambre (atrición), y ya siente arrepentimiento por razones
superiores de ofensa contra el cielo y Dios, y contra el padre y la familia (contrición). «No soy
digno de ser llamado hijo».

3. LA RECONCILIACIÓN CON EL PADRE


(Lc. 15, 20-32)

A) El juicio del joven

- «Y levantándose, se vino a su padre.» «Padre, he pecado.»


En el lenguaje del Evangelio, ir al Padre es ir al cielo (Jn. 14, 2). Dejó la soledad. Toda persona
que se convierte siente que pertenece a alguien. De algo le ha servido la ausencia, perdió la
autosuficiencia. Ahora vuelve humilde. El momento de la recuperación fue la sinceridad de la
confesión. A Dios y a los padres les vence el arrepentimiento.

- «Cuando aún estaba lejos, viole el padre y, compadecido, corrió a él y le cubrió de besos.»
Consideremos todo el realismo de la escena como la describe Jesús. El arrepentimiento
camina, la misericordia vuela. «Hay más alegría en el cielo por un pecador que se convierte
que por cien justos que no necesitan hacer penitencia» (Lc. 15, 7).

- «Pronto, traed la túnica... un anillo... unas sandalias... un becerro.» Hemos visto todo lo que el
muchacho perdió al pecar, veamos todos los bienes que consiguió al volver a su padre. ¡Qué
bueno es ser bueno! Son mejo- res los remiendos de Dios que sus obras maestras. En la
renovación del pecador por la gracia, la «túnica más rica», representa el vestirse de personaje
nuevo; el «anillo en su mano», llenarse otra vez las manos con la filiación divina; las «sandalias
en sus pies», haber rectificado y reencontrado el camino de la vocación; el «becerro bien
cebado» es la comunión de los san- tos y de la eucaristía.

B) El juicio del hermano mayor

- «Él se enojó y no quería entrar.» Hay dos pródigos en la parábola. El hijo mayor, mal llamado
el hijo fiel, también dejó la casa, no quería entrar. Peca contra el amor el que no sabe perdonar,
que guarda rencor. Así son los hombres, resentidos. La misericordia es el mayor atributo de
Dios. Una mamá un día reprendió a un hijo por una falta antigua. Éste le contestó: Mamá ¿por
qué me recuerda un pecado que ya fue confesado? Entonces ella, poniéndose a llorar, le dijo:
Tienes razón, hijo mío. Dios es más bueno que las madres, porque, después de perdonar,
olvida.
«Hace años te sirvo... y jamás me diste un cabrito para hacer una fiesta».
Es un egoísta. Quiere ser bueno solo. Cree que la medicina -el Evangelio- es para los que -
están sanos. Se olvida que él también es pecador, puesto que está pecando por no perdonar,
no amar, y por egoísmo sirviendo a su padre por interés. Pertenece al grupo de los llamados
«beatos» que quieren hacer de la casa de Dios un coto cerrado y hacen la religión antipática.
¡Cuántas veces los más santos son los que han tenido pasta de diablo!

C) El juicio del padre

- «Hijo, tú estás siempre conmigo, y todo lo mío es tuyo.» Qué diferente de sus hijos juzga los
valores de la familia y de la felicidad el padre. Para él el supremo valor de la vida y el capital
mayor de la hacienda es el amor. Y se lo pone de presente ahora al hijo mayor: el premio mejor
a la fidelidad es tenerle a él, y la mejor mesa el cariño del padre. El resto le vendrá como
consecuencia, la herencia le vendrá como prueba del afecto del padre. «Tú estás siempre
conmigo, y todo lo mío es tuyo.»

- «Era preciso alegrarse, porque éste tu hermano estaba muerto y ha resucitado.»


No cabe comparación más expresiva que la de la muerte y resurrección para indicar lo que
había sido la vuelta del hijo menor y la intensidad de la alegría del padre. Es como si Cristo
pusiera una parábola dentro de otra parábola. Se pueden citar casos de padres que un día
lloraron y dieron por muerto un hijo, a causa de haber sido mal informados; y después, por
ejemplo, al terminar la guerra, volvieron a recibirlos de nuevo en casa. La alegría que
experimentaría un padre por la vuelta a la vida de un hijo muy querido que está llorando
muerto, es la que Cristo pone como modelo para describir la alegría que Dios siente, y
debemos sentir todos, por el pecador que se arrepiente de sus faltas y recupera la gracia de la
filiación divina.

Consecuencia

Si tú, joven, te has parecido al pródigo alejándote de la casa paterna por el pecado y perdiendo
la gracia, imítale volviendo a Dios por el amor y la confesión, y diciéndole también como él:
«Padre, he pecado contra el cielo y contra ti». 0 si, como el hermano mayor, has sido un
egoísta, has querido monopolizar el bien o has negado el perdón a los demás. También pide
ahora perdón al Padre-Dios.

ANOTACIONES A LA CELEBRACIÓN

- La preparación de esta celebración correrá a cargo del grupo de liturgia y del de canto. Al
grupo de liturgia le corresponde preparar, en la Biblia, las lecturas y nombrar los lectores. Al de
canto, elegir los cantos de acuerdo a cada momento de la celebración, ensayarlos y la música.

- El ensayo de los cantos puede hacerse en los momentos de tiempo libre que hay entre los
mensajes de la tarde, especialmente el último. También, en la misma capilla, inmediatamente
antes de la celebración.

- Es realmente importante saber elegir bien los lectores de las celebraciones. Que preparen y
cuiden las lecturas. No se trata de que se «pase a leer» simplemente la palabra de Dios, sino
de ir a proclamarla.

- Las moniciones parece mejor que las haga un guía del equipo de servicio, el guía que está en
el grupo de liturgia.

- El sacerdote que preside la celebración, antes de la confesión, advierta que pasar a la


confesión es un acto completamente libre y personal. Que aquél es un momento muy a
propósito, pero que sin embargo durante todo el Encuentro habrá oportunidad para hacerlo.
Cada noche, después de las últimas oraciones, habrá en la capilla u otra parte sacerdotes
dispuestos.

- Corresponde al asesor espiritual ver la forma concreta de realizar el examen comunitario de


conciencia. Éste puede ser de muchas formas: hablado, leído; en forma litánica o no;
espontáneo, invitando a los jóvenes que vayan nombrando situaciones de pecado en que
puede encontrarse hoy la juventud en general...
Referencia bibliográfica: Ritual de la Penitencia. Véase el esquema para una celebración.
Penitencial con jóvenes, nº: 361-368.
Misa: Vean: Día penitencial.
Plegarlas Eucarísticas, para las misas de reconciliación
ACTIVIDADES Y DINÁMICAS DE GRUPO DEL SEGUNDO DIA

Damos a continuación las actividades y dinámicas grupales del primer día. Todas las
actividades y dinámicas del Encuentro constan generalmente de dos tiempos. Primero se
reúnen aparte todos los grupos para dialogar y trabajar un terna, luego sigue un plenario para
compartir los informes de los grupos.
La actividad en grupos facilita la aportación y participación espontánea de todos, y evita
dentro de la convivencia el retraimiento y la masificación y promueve la amistad.
Otro objetivo es que los jóvenes descubran por sí mismos el valor del grupo, y queden
así promovidos para continuar en grupos juveniles a la salida. La promoción de grupos
juveniles cristianos es uno de los principales objetivos del Encuentro.

1) La instalación de grupos antes del primer mensaje

El último acto del Equipo, al final de la noche de entrada, fue confeccionar la lista de los
grupos que van a formarse durante el Encuentro. Antes de iniciarse el primer mensaje, y ya
reunidos todos en el «foro'», el coordinador procede a leer los nombres de los que van a
constituir cada grupo.
Conforme él nombra los componentes de cada grupo, éstos van colocándose en sus
respectivas mesas. Cada grupo consta de 5 a 6 jóvenes, de entre los cuales se designó a un
animador y un secretario-relator. Para cada grupo se nombró también un guía, que ahora
acompaña y se sienta con su grupo.
Una vez instalados los grupos se les da el nombre con que serán reconocidos,
nombres sugerentes; y se asigna a cada uno una función de servicio durante la convivencia. El
grupo de secretaria ya empieza su actividad, repartiendo a todos el material de papelería y los
cancioneros (Véase lo ya expuesto sobre los grupos).

2) Cuestionario a contestar en grupo después de] mensaje «qué es el hombre»

Al final de todos los mensajes se propone a los grupos una actividad. A este tema le
corresponderá trabajar un cuestionario sobre el hombre o el sentido de la vida.
Este cuestionario hay muchas formas de proponerlo, por ejemplo, mediante la dinámica de
grupo conocida con el nombre de «Philips 6, 6». Se llama así porque el primero en practicarla
fue Donald Philips. Todas las personas de una asamblea se reúnen al final de una exposición y
se acoplan en grupos de unos 6 integrantes: y durante el tiempo de unos 6 minutos contestan
la pregunta que propuso el expositor. Después se tiene una puesta en común de todos los
grupos, y un secretario-relator por grupo da la respuesta. La pregunta a hacer aquí en este
mensaje podría ser: Resumir en una sola frase-lema la idea central de todo lo expuesto.
Presentamos también, como forma de trabajo, tratar de contestar en los grupos el test
de la Universidad de Berkley (California): «Perspectivas sobre la vida en el mundo de hoy»
(Perspectives on live in today world).
Una vez terminado el mensaje, se levanta el coordinador y hace la presentación del
test. A todos se les reparte una hoja con las preguntas, y al secretario dos para que anote las
respuestas que dará su grupo. Primero cada uno escribe su contestación, y la lee después a
todo el grupo. En la puesta en común del final cada secretario informará de la opinión expuesta
por los compañeros.
Cuestionario

PERSPECTIVAS SOBRE LA VIDA EN EL MUNDO DE HOY


Las personas de las distintas épocas se han venido cuestionando directa mente sobre
la finalidad y el sentido de la vida. Las siguientes preguntas van dirigidas a conocer cómo los
jóvenes de nuestro tiempo se enfrentan con estas cuestiones.

1. En general, ¿qué sentido encuentras tú a la vida?


-- Mucho sentido
-- El Algún sentido
-- El Ningún sentido
-- El Realmente nunca he pensado en ello
-- Otra respuesta, por favor, decir cuál
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2. ¿Cuáles son algunas de las cosas que dan sentido a tu vida? (Enumera alguna de las cosas
que dan sentido a tu vida y qué significado cada una de ellas le da).
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3. ¿Podrías decir cuál piensas tú que es el sentido de la vida? (Contesta con un párrafo corto
y tan conciso como te sea posible. Puedes servirte de un ejemplo si lo deseas.)
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4. ¿Cuáles son algunas cosas que crees podrían dar mayor sentido a tu vida del que ahora
tiene?
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3) Sesión de disco-foro para después del mensaje: «El otro y yo»

Al terminar el mensaje: «el otro y yo», se propone como actividad para los grupos la
dinámica de grupo conocida por disco-foro.

a) Finalidad de este discoforo

Siempre el disco-foro se usa como una fórmula de la psicología educativa por la


canción. Constituye un estudio, a manera de discusión en grupos, para descubrir o interpretar
los valores o antivalores de una canción: su estilo, su forma de expresión, sus ideas...
El iniciador del disco-foro fue el belga Cuvelir, pedagogo y músico. Decía que la
juventud se mueve en el pentagrama. Lo que un grupo puede proponerse buscar en el estudio
de un disco son: los valores de fondo, de técnica, sentimientos, forma de interpretación musical
del mensaje...
Lo que nosotros nos proponemos principalmente comentar en este disco-foro es el
sentido vital, sentimental e ideológico de los dos discos que se van a oír; sin descuidar
naturalmente sus otros valores de conjunto, pues una canción no es una lección, un sermón ni
una tesis. Se busca también la relación que pueda haber entre los discos y el mensaje: «el otro
y yo».
Tanto la audición de música de anoche como este disco-foro prestan un servicio pedagógico al
Encuentro, pero su intención va aún más allá. Con ello se quiere promover en el joven un
sentido autocrítico de tanta canción y música como se oye hoy-, connotar la presencia o
ausencia de Dios y de los valores naturales o de fe que directa o indirectamente expresen.
Otro tanto pretendía el cine-foro y el diapositiva-foro, pero allí en relación con los valores de la
imagen.

b) Forma de realización

Terminando el mensaje el coordinador anuncia la celebración del disco- foro y hace la


motivación. Dice que los dos discos que van a escuchar están en la misma línea del tema
expuesto: la alteridad y la vocación al amor.
Se dan los títulos de las canciones y quiénes son sus cantantes. A todos se entrega la
letra de las canciones para facilitar luego el diálogo o discusión que seguirá en los grupos.
Los mensajes que se desprendan de los discos-canción deben ser de interés general
juvenil; vivos y que se prendan al oído, en el corazón y el espíritu con interrogantes. Deben
ofrecer un contraste entre ellos, para que los jóvenes puedan discutir y descubrir nuevos
aspectos sobre el tema «el otro y yo». Una de las canciones será negativa, de falsos conceptos
de amor, traición o desengaño, soledad; la otra en cambio cantará aspectos positivos, como
son la amistad, la fidelidad...
Terminada la audición de los dos discos, se reúnen por grupos para con- testar las
preguntas:
- ¿Qué mensajes o temas referentes al amor tratan estas canciones? Relación o contrastes
que descubres en ellas, en música y en letra.
- ¿Qué relación encuentras entre el tema de estas canciones y el mensaje: «El otro y yo», que
acabamos de escuchar?
- Cambiar por otro el título de estas canciones, de acuerdo a su tema.
Al final se reúnen los grupos para recibir el informe de lo contestado en la reunión de cada
grupo.

4) Actividad de los grupos para después del mensaje: «El hombre viejo»

Terminado el mensaje y la oración final, el coordinador propone la forma de realizar la actividad


de los grupos. El tema se presta para hacer un cuestionamiento sobre valores para la juventud
de hoy. Se dictan unas preguntas y se reúnen todos en grupos para discutirlas y contestarlas.
Después viene el plenario para la puesta en común. Informan los secretarios.
Preguntas para el diálogo:
- ¿Qué influencia crees tú que ejercen los medios de comunicación y la sociedad industrial de
consumo sobre la escala de valores y la moral de la juventud hoy? Citar casos, slogans
publicitarios..., al respecto.
- La máquina ha llegado hasta calentar los estómagos, ¿por qué ha enfriado los corazones?
- ¿Qué hacer frente a la manipulación social y moral actual?

5) Cuestionario sobre el sacramento de la reconciliación para después de¡ mensaje: «EL


HOMBRE NUEVO».

1. A tu modo de ver, ¿qué buscan los jóvenes de tu edad cuando se acercan al sacramento de
la penitencia o confesión?
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2. Ordena, numerándolas, según su importancia, las frases que te parezcan más apropiadas
para expresar la eficacia de la confesión.
"Dios no viene a suplir los esfuerzos del hombre en la confesión. Viene, sobre todo, a
restablecer una alianza".
"El sacramento de la penitencia educa al tener que confesar los peca- dos el sentido de la
responsabilidad colectiva."
"Por el pecado, nuestro poder de destrucción supera a nuestro poder de creación. Al pecar
emprendemos un camino del que no podemos volvernos atrás solos".
"He aquí lo que cambia la confesión: el pecado, muro colocado entre Dios y nosotros, viene a
ser, por el sacramento de la penitencia, una forma de relación entre Dios y el hombre".
"Por el sacramento de la penitencia o confesión, Dios me llama a construir mi unidad personal,
y construir con todas mis fuerzas la unidad de las comunidades humanas en que vivo."

3. Completa con alguna frase tuya las frases anteriores, la que mejor exprese, a tu criterio, la
relación que existe entre la confesión y el paso o conversión del Hombre Viejo al Hombre
Nuevo, según lo expuesto en los dos últimos mensajes.
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6. Sociodrama para la noche

Tema: Escenas de una opción vocacional profesional

Una vez terminadas las actividades del primer día y después de la comida de la noche,
se tiene la representación improvisada de un socio- drama.
El sociodrama sirve para representar situaciones problemáticas, ideas contrapuestas y
conductas, para luego suscitar un diálogo o discusión y profundizar sobre un tema dado. Al final
del primer día servirá para centrar la temática tratada en la jornada y concretarla sobre un
punto fundamental de las opciones juveniles, como es la opción profesional.

a) Técnica de realización

El sociodrama es una dinámica de grupo para iniciar un debate, mediante la escenificación de


un problema con personajes-tipo y situaciones de la vida real. Se prepara anteriormente (basta
media hora), y la representación consta de dos o tres escenas, desarrollando un cierto
argumento.
No se trata de una comedia para hacer reír, ni tampoco de una obra de teatro perfecta.
Cuando el argumento e intención del sociodrama ha aparecido, se termina. Se plantea una
situación, y luego se busca el desenlace entre todos. La representación es breve, evitando
digresiones en diálogos que desvíen la atención de los que la miran.

b) Tema del sociodrama '

Los que van a representarlo buscan antes escenas de la vida real y experiencias
propias que muestren como los jóvenes se enfrentan con la opción vocacional profesional. Se
puede representar cómo reacciona y actúa cierto joven frente a unas personas o a su familia en
el momento que va a decidir cuál va a ser su profesión. Por ejemplo, escenificar diálogos entre
un hijo y sus padres, con sus amigos y personas de su ambiente...

c) La realización

Uno o dos guías quedaron encargados de preparar el sociodrama. Bus- can unos cinco o seis
voluntarios para la representación. En el descanso de después de la cena este guía se reúne
con ellos, les expone en qué consiste un sociodrama y les dice lo que se propone con esta
escenificación. Ellos mismos entonces piensan un argumento, ven qué personajes van a
intervenir y se reparten los papeles. Se puede simular un escenario.
A la hora convenida se convoca a todos los jóvenes al foro para asistir al sociodrama.
Si se quiere conveniente se puede hacer una introducción. Cuando el coordinador considere
que en la representación ya se presentó clara la situación a discutir, da una señal y se termina.
Para abrir el debate sobre lo representado, hacer unas preguntas, como: ¿Qué opinas tú de lo
que se ha representado? ¿Responde a situaciones de la vida real? ¿Conocen casos
parecidos? ¿Cuáles? ¿Qué opináis de la actitud del joven protagonista, de los demás
personajes...?
Se abre el diálogo, y durante un tiempo prudencial todos opinan, se discute y
comparten experiencias.
TERCER DÍA DEL ENCUENTRO ACTIVIDADES
ORDEN DE ACTOS A CELEBRAR

Levantarse. Música
Oración de la mañana
l Reflexión espiritual, Tema: Jesús tipo del hombre nuevo
Desayuno
Quinto mensaje
Puntos del «Catálogo de problemas»
Tema: El paso por la encrucijada (1 ` parte)
(Cuando se expone el tema optativo, Dios y mundo al encuentro, el I y II se dan en un mismo
mensaje.)
Actividad final:
Confeccionar el «perfil» del Catálogo
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Comida
Juegos, cantos, música y descanso
Séptimo mensaje, Tema: La madurez de la personalidad
Actividad personal: una «hora de desierto», o bien una actividad grupal
Merienda
Octavo mensaje, Tema: El joven líder comunitario
Test de reflexión personal sobre la fe
Celebración de la Eucaristía
Homilía, Tema: La opción fundamental a la fe
Acto de la opción vital y fundamental a la fe
Cena
Confección de carteles por grupos (pintura rápida)
Sesión de póster-foro
Puesta en común...
Oración de la noche
Acostarse
El equipo promotor se reúne para preparar los actos del día siguiente

(A partir de esta tarde se inician las visitas al Santísimo por grupos).

ANOTACIONES PREVIAS A LOS MENSAJES DEL TERCER DÍA

1. Catálogo cuestionario de problemas

El tema que centró todos los mensajes del primer día fue la vocación.
La vocación como sentido de vida y programa de existencia. El Tercer día va ya a dar
respuestas concretas a la problemática personal y a mostrar cómo realizar el ideal vocacional
con personalidad.
Para proceder con orden y poder ofrecer a los jóvenes una pauta de desarrollo de los temas
dentro de un conjunto de unidad, nos serviremos de un catálogo y cuestionario de problemas.
Éste se utiliza durante todos los cuatro mensajes del día.
Este cuestionario se llama «Catálogo de problemas personales». Sus autores son
Nooney y Andrés Vela. Lo facilita el Departamento Vocacional del CELAM. Consta de 25
apartados de preguntas, tratados en 8 capítulos.
El cuestionario hay que llevarlo contestado ya para el primer mensaje: «El paso por la
encrucijada». Hay dos formas de entregarlo a los jóvenes para que lo contesten. La primera es
entregarlo la primera noche de entrada, una vez terminados los actos, antes de acostarse. La
otra sería darlo después de la conferencia: «El joven, sus interrogantes y problemas», allí
donde el equipo promotor haya decidido celebrar una semana antes de¡ Encuentro una reunión
de preparación.
En todos los casos, el coordinador antes de entregar el cuestionario lo presenta y
expone la forma de contestarlo. Advierte que es privado y personal, y hace hincapié en la
importancia de contestar las dos últimas cuestiones: «¿Qué añadirías a la lista de temas
propuesta?», y «Haz un resumen de tus problemas con tus propias palabras».

2. Tema de un mensaje opcional. Dios y mundo, al encuentro

El primer mensaje del segundo día es: «El paso por la encrucijada». Por su extensión e
interés aquí lo presentamos en dos partes (mensajes 5 y 6); pero podría darse en uno solo,
resumiéndolo, y poder así incluir el mensaje opcional: «Dios y mundo al encuentro». En caso
de exponer el mensaje: «Dios y mundo al encuentro», éste sería el numeral 5, y «El paso por la
encrucijada», el numeral 6.
«Dios y mundo» es un tema de cosmovisión cristiana. Desde luego un tema así no será
del mismo interés para todos los jóvenes. Es propio, sobre todo, para grupos universitarios y
aquellos de inquietud intelectual sobre los problemas del evolucionismo y las relaciones entre
fe y ciencia.
Quien tiene que decidir la inclusión o no de este tema es el centro-guías y
concretamente el equipo de cada Encuentro. El «encuentro en extensión» que queremos
promover en nuestro movimiento no es sólo con los otros sino también con la naturaleza y el
cosmos.
REFLEXIÓN ESPIRITUAL

10. JESÚS, TIPO DEL HOMBRE NUEVO

Presentación y motivación de la reflexión

La presente reflexión espiritual es sobre Jesucristo libertador y salvador. Así como la


reflexión de ayer, Cristo nuestro héroe, nos introducía al tema de toda la jornada, que era la
vocación cristiana, haciéndonos ver a Jesús como el prototipo de toda vocación plenamente
realizada; la presente nos introducirá también a la segunda jornada, cuya intención es hallar
respuestas a nuestras preguntas y encontrar a Jesús-Redentor.
Jesús por su muerte y resurrección nos dejó la cruz como símbolo y camino de
salvación universal. Las palabras con que empieza la primera encíclica de Papa Juan Pablo II
sobre el hombre, Redemptor Hominis son: «Jesús es el Redentor del hombre (Catálogo de
problemas), y centro del cosmos y la historia» (Mensaje: Dios y mundo al encuentro).
En la meditación de Cristo nuestro héroe, definirnos al héroe diciendo que es «una
persona que lucha por los colores de la bandera de un ideal». La
vocación debe ser el primer ideal, y para conseguirlo hay que luchar. Se trata ahora de
convencer a lo muchachos de la necesidad que tienen de luchar para conseguir los sublimes
objetivos de su vocación cristiana, y de aceptar vitalmente, con Cristo y como Cristo, el
sacrificio. De cobardes nada se ha escrito.
Ahora bien, ¿cómo hablar a los muchachos de sacrificio siendo que ellos lo que quieren es
divertirse y disfrutar? Nada más cierto. Sin embargo, también la historia de la juventud moderna
demuestra que cuando la juventud está convencida y tiene y tiene mística es capaz de todo.
¿No se hacen todas las guerras con la juventud? Los jóvenes generosos se decepcionan
cuando no se les exige. Cuántas veces los jóvenes dan poco porque se les exige poco.
Dudamos demasiado de la juventud. También se piensa que dulcificando y abaratando el
cristianismo será mejor aceptado. Todo lo que cuesta vale. Pensar de otro modo sería
traicionar a la juventud y al poder del Evangelio. De esto se quejaba Pablo VI:

«El ejemplo de los mártires, humildes y grandes, nos confunde y nos sacude. Hoy se intenta
hacer fácil el cristianismo, sin riesgos, sin sacrificios, sin cruz, a la medida de nuestras
comodidades y de nuestras debilidades de pensamiento y de costumbres. El cristianismo,
empero, es para hombres fuertes, para hombres que en la fe buscan y encuentran su luz y
energía».

Santa Teresa solía decir a sus monjas: «Hijas mías, hasta que se traguen la muerte de
una vez no harán nada.» ¿Cómo hacer «tragar» la muerte a unos jóvenes? Por el amor. Sólo
sabe amar quien sabe sufrir. La capacidad de amor de un joven es enorme, por lo tanto
también su capacidad de sacrificio. Se tratará, pues, de hacer enamorar a los jóvenes de Cristo
y por Cristo, para hacerlos valientes para la lucha olímpica del Evangelio. Otro medio de
«tragar la muerte de una vez», es por la esperanza de una resurrección gloriosa. El precio de la
resurrección con Cristo será la muerte con él al pecado. Cristo muerto y resucitado constituye
el modelo y la fuente de realización de la vocación cristiana, y el epicentro del dogma. «Misterio
pascual podría ser el título de la presente meditación.
Ella constituye, a la vez, el complemento de la celebración litúrgica de anoche. La
parábola de los hijos pródigos terminaba con aquellas palabras del padre: «Tu hermano había
muerto y ha resucitado...». El concilio Vaticano II presenta a Cristo como el tipo perfecto de
hombre nuevo:

«Asociado al misterio pascual, configurado con la muerte de Cristo, llegará el cristiano,


corroborado por la esperanza, a la resurrección» (...) «En Cristo y por Cristo se ilumina el
enigma del dolor y de la muerte» (GS. 22).
DESARROLLO DEL TEMA DE LA REFLEXIÓN

Motivación introductoria

Dos compañeros compraron con muchos días de anticipación las entradas para asistir
a un partido de campeonato de fútbol. Cuando el día indicado llegaron por la noche al estadio,
estaban cerradas las taquillas y se vendían las entradas en reventa. Los grandes reflectores
estaban prendidos y proyectaban su luz sobre el césped verde del campo. Y aparecieron los
dos equipos. Veinte, sesenta, cien mil espectadores, hombres y mujeres presencian el desfile.
Se lanza el balón y empieza la expectación y el nerviosismo. Hay muchas apuestas hechas
para el vencedor. Los de ambos lados quieren ganar. Gritos, aplausos, silbidos y peleas en el
público, decepciones y éxitos. La televisión y la radio transmiten para millones de personas que
siguen desde fuera. Mañana comentarán el partido todos los periódicos.
Ésta es una escena que vivimos a diario. ¿No es verdad? ¿Por qué todo este fervor y
entusiasmo? -Es que la gente busca divertirse -es la primera respuesta.
Y esto es muy cierto. Todos vamos a un partido para divertirnos. Pero, ¿no les parece
que en esto hay que ver algo más que una simple diversión? De hecho, se trata de ir a ver al
que gana, ir a sentir la emoción de un enfrentamiento de fuerzas y admirar el esfuerzo y
nobleza de la lucha de unos valientes. Esto es lo que hace divertido el partido. Y cuanto más se
lucha y más difícil se hace la victoria crece el interés y es mayor la emoción del partido.
Ninguno de nosotros irá a pagar entrada por un partido de siete a cero. Gusta la dureza del
encuentro. Una conquista fácil no es victoria.
El mundo siempre admira y aplaude a unos jóvenes valientes y que luchan. Desde
luego, una competición deportiva tiene para nosotros repercusiones de poco alcance. En la
vida hay luchas más decisivas. Una de éstas es la conquista del reino de Dios. La conquista de
la copa de la vida eterna. La salvación es un trofeo de mayores alcances para nosotros (1 Cor.
9, 24).
En la meditación de ayer, nuestro héroe, Cristo, nos invitaba a seguirle. El ideal de la
vocación cristiana, que en los mensajes de ayer nos propuso, es sublime. Él mismo se ofreció a
ayudarnos e ir con nosotros. Pero Cristo para seguirle quiere valientes, jóvenes que estén
dispuestos a luchar por, la victoria; y no una victoria incierta como la de un partido de fútbol.
Desde el momento de empezar, Cristo, si estamos dispuestos a luchar, ya nos asegura el
trofeo del éxito final. Digo el éxito final, porque nuestro héroe sólo puede perder en la media
parte. Ésta ha sido siempre su historia.
Seguir a Cristo significa siempre tener que luchar, competir... y vencer. «El reino de los
cielos sufre violencia y los valientes lo conquistan» (Mt. 11, 12). «Si alguno quiere venir en pos
de mí -nos dice-, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día y sígame» (Lc. 9, 23).
Los cristianos, en el gran estadio de la vida, no queremos ser simples espectadores,
público que paga para aplaudir, sino «espectáculo para el mundo, los hombres y los ángeles»
(1 Cor 4, 9). No queremos sólo que nos diviertan, sino divertir. Ésta es la respuesta concreta
que hoy Cristo espera de cada uno de nosotros. Quiere que le digamos si estamos dispuestos
a seguirle luchando, para conseguir en el mundo la gran victoria.

1. LA ESCUELA DE JESÚS ES SUPERACIÓN Y VENCIMIENTO

Vimos ayer que ser cristiano es convertirse en hombre nuevo. Ahora cabe
preguntarnos, ¿dónde está la cuna del hombre nuevo? La cuna donde renace el hombre nuevo
es la cruz. Es con la cruz que Jesús se presenta al mundo como el libertador y el tipo del
hombre nuevo. Al morir Cristo en la cruz, dio muerte al hombre viejo, y la convirtió en fuente de
vida nueva.
También nosotros sólo aceptando vitalmente la cruz, es decir, saliendo de la pasividad
y conformismo, y muriendo al hombre viejo de pecado, podremos resucitar a hombres nuevos.
En las cuentas, «más» (+), siempre se escribe con el signo de la cruz...
Desde luego, buscar la cruz por la cruz y el vencimiento por el vencimiento es absurdo
e inhumano. El dolor por el dolor es masoquismo o dororismo. El dolor hay que evitarlo como
un mal. Siempre que Jesús se encuentra con alguien que sufre lo alivia o lo cura. Pero no son
escasos los casos en que Jesús mismo va en busca de] sufrimiento y también lo recomienda.
Es cuando quiere transformarlo o sublimarlo, como medio para conseguir valores nuevos o una
vida superior. Entonces su nombre es: superación, ser- vicio, mérito, renovación. Más
propiamente: pascua y redención.
He aquí las cuatro leyes de vida que Jesús ofrece a los jóvenes y a los cristianos para
convencernos y decidirnos a aceptar vitalmente el sacrificio y a luchar con éxito en la vida.

1) La ley de la naturaleza

«Respondió Jesús: En verdad, en verdad os digo: si el grano de trigo no cae en tierra y muere,
queda él solo; pero si muere, da mucho fruto» (Jn. 12, 24).
La ley biológica que dictó el Creador para que germinara la vida en la naturaleza fue
que la muerte de uno fuera principio de vida para el otro. Corruptio unius generatio alteriu.
Cristo mismo nos puso la parábola del grano de trigo, que para poder permanecer y
multiplicarse en la espiga antes tiene que perderse y pudrirse en el surco. Toda recolección se
paga con algún sacrificio. «Aquellos que siembran con lágrimas cosechan entre gritos de
júbilo» (Sal 126, 5). Hay que dar para recibir. «El que escaso siembra escasamente cosecha»
(2 Cor 9, 6).
Podríamos aducir tantos ejemplos de la naturaleza: la poda remoza las plantas, el
invierno prepara la primavera como la noche al día. Dice un dicho campesino: Quien no
arriesga un huevo no tiene un pollo.
Corno se ve, la ley del sacrificio no es una ley escrita en el aire. Es la ley de la vida. El
Evangelio presenta siempre un riesgo a correr, el de nacer de nuevo.

2) La ley del mérito

«Dijo Jesús a sus discípulos: El que quiera salvar su vida, la perderá; y el que pierda su vida
por mí, la encontrará» (Mt. 16, 25).
Por la vida se pierde la vida. Quien quiera ganar, primero debe saber perder. Todo
sacrificio es fuente de méritos. Mérito es el derecho que se adquiere a la recompensa. La
persona que sufre y lucha dignamente es acreedora de admiración y de premio. Es un principio
de la moral.
«Ancha es la puerta y espaciosa la senda que lleva a la perdición... Estrecha es la
puerta y angosta la senda que lleva a la vida» (Mt. 7, 13-14). Ad augusta, per angusta. Veamos
casos concretos:

- Para ganar un partido, hay que prepararse con días de entreno.


- Para cobrar el sueldo, hay que trabajar.
- Para sacar buenas notas, hay que estudiar.
- Para ser Ubre, no hay que dejarse esclavizar por los caprichos y veleidades de la voluntad

El mundo es de Dios y lo alquila a los valientes. Se dice también, que de cobardes


nada se ha escrito. Lo que más cuesta es lo que más se quiere. Es clásico el aburrimiento de
los hijos de los ricos. Como no saben lo que cuesta ganar dinero, por esto lo malgastan. No
saben apreciarlo. Nada les dice nada.

3) La ley del amor

La mujer, cuando da a luz, está triste, porque le ha llegado la hora; pero cuando el niño
le ha nacido, ya no se acuerda del aprieto por el gozo de que ha nacido un hombre al mundo»
(Jn. 16, 21).
El máximo exponente del amor humano es el de la madre, que es un amor forjado en el
dolor. Una madre ama al hijo por lo mucho que ha arriesgado y sufrido por él, y, a su vez, el
hijo por lo que por él ha sufrido su madre. El sacrificio es la suprema escuela del amor. Amor y
dolor son correlativos. Cuando descubren los adolescentes el amor lo pintan siempre con un
corazón y una flecha. El clásico flechazo de Cupido.
En el sacrificio está la prueba y sublimación del amor. «El que ama no sufre, porque, si
sufre, ama el sufrimiento» (San Agustín). El que no sabe sufrir y sacrificarse por el otro, no es
capaz de amar. Decía un enamorado: «Pido a Dios que algún día ella tenga necesidad de mI
para demostrarle lo que yo soy capaz de hacer por ella».
4) La ley sobrenatural de la redención

«Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque serán hartos.
Bienaventurados los puros de corazón, porque verán a Dios. Bienaventurados los que sufren
persecución por la justicia, porque suyo es el reino de los cielos» (Mt. 5, 3ss).
El tipo del hombre viejo es Adán. Él pecó y la ley o castigo que le impuso Dios para su
liberación fue el sacrificio: «Ganarás el pan con el sudor de tu frente». El sufrimiento tiene para
la humanidad caída el valor de redención. El hombre perdió la libertad y la gracia por el abuso
del placer y la falta de vencimiento, y tiene que recuperarlas por el sacrificio y el vencimiento.
Existe un pasaje bíblico, en el Génesis, supremamente gráfico, que nos explica la
manera de conceptuar el sacrificio. Es la lucha que libra Jacob en la región del Yabboq con un
ángel signo del dolor enviado de Dios (Gen. 32, 23ss).

2. JESÚS ABANDONADO EN LA CRUZ

Desde la hora sexta la oscuridad cayó sobre toda la tierra hasta la hora nona. Y
alrededor de la hora nona clamó Jesús con fuerte voz: «¡Dios mío, Dios mío!. ¿por qué me has
abandonado?» (Mt. 27, 45-47).
Ninguna de las razones anteriores, sin embargo, es convincente y decisiva para que un
joven se comprometa a luchar, por el reino, como loes el ejemplo sacrificado de Jesús en la
cruz. Cuando él nos invitó a coger la cruz, no solamente dijo: «quienquiera venir en pos de mí
niéguese a sí mismo y tome su cruz», sino que añadió: «y sígame».
Aceptar la cruz, luchar por Cristo es la forma de estar más cerca de él. Jesús se acerca
al que sufre. No sólo está junto a él, sino que le va delante, abriendo camino. La punta de la
espina primero se clavó en sus pies, y a nosotros nos punza menos.
Los invito, jóvenes, ahora, a que subamos al Calvario para asistir a la lucha más
titánica que jamás se ha librado en el mundo. Es decisiva: la de nuestra salvación. Vamos a ver
competir a Jesús de Nazaret, Hijo del hombre e Hijo de Dios, contra sus enemigos para
conseguir la victoria. En la cruz de Jesús, como en un inmenso estadio, luchan el amor y el
odio, la gracia y el pecado, el cielo y el infierno, el bien y el mal, la vida y la muerte.
Es viernes santo. Estamos ya en el Calvario. Al pie de la cruz con la virgen María, Juan
el apóstol joven y la Magdalena, junto a un enorme gentío -unos a favor y otros en contra de
Jesús-. Observemos a Cristo, nuestro libertador:

- por cama, una cruz


- por almohada, una corona de espinas - por sábanas, unos clavos
- por compañeros, unos malhechores.

Después de estar Jesús tres horas sufriendo en silencio, haciendo un gran esfuerzo
para incorporarse en la cruz, quiere hablar. Le cuesta; está desangrándose, le falta aire, morirá
de asfixia. Oigámosle pronunciar su cuarta palabra: «¡Dios mío, Dios mío! ¿Por qué me has
abandonado?»
El «porqué» de la pasión de Jesús es lo más sublime y divino. Hemos dicho, que el
«por qué» se sufre es lo que hace noble y bueno el sufrimiento. Por eso Jesús pregunta a su
Padre, con clamor para que lo oigamos todos: «¿Por qué me has abandonado?» Nuestro
libertador sufre abandono:

- porque ama, por amor a su Padre-Dios y a los hombres, sus hermanos;


- porque quiere vencer en él el sufrimiento y la muerte;
- porque busca enseñar a los jóvenes cómo luchar y morir;
- porque se hizo responsable en Getsemaní de los pecados de la humanidad.

«Así que le crucificaron, se dividieron sus vestidos, echándolos a suerte.» No sólo sus
vestidos; sus méritos, su sangre, su persona, fueron divididos y repartidos a todos los hombres,
y quiso enriquecer a la humanidad entera.
Dos amigos estudiantes, al despedirse M colegio, se juraron amistad, y que, si el caso
llegara, el uno daría la vida por el otro. Pasaron los años. El uno fue bueno y llegó a grandes
cargos del Estado; el otro fue malo, llegó a criminal, y fue sentenciado a muerte. Cuando el
amigo bueno se enteré, quiso cumplir lo prometido. Por sus méritos consiguió llegar a la celda
de¡ criminal, y le ofreció cambiar sus vestidos. El amigo malo, con los vestidos del amigo
bueno, se escapó ileso... Pero por el delito de haber dejado escapar al culpable, poco después
poco después en el cadalso.
¿Por qué moría? Por amor. Por cumplir su palabra. Por convertir al amigo malo en
bueno. Este amigo malo somos nosotros. El amigo bueno es Cristo.
Jesús habla nuevamente y dice: «Tengo sed.» Es el cumplimiento de la última profecía
que de él se había escrito. Por esto a continuación puede exclamar: «Todo está cumplido»
Consummatum est. Estas palabras, más que un grito de sufrimiento, son un grito de triunfo. Es
el grito del atleta que se lanza extenuado al llegar y caerse en la meta. Es el parte que después
de una misión difícil da el soldado: «Misión cumplida.» Jesús ha cumplido plena y heroicamente
su vocación de Salvador del mundo. No hay prueba más grande de amor que dar la vida por
sus amigos... «Y habiendo inclinado la cabeza, entrega su espíritu».
¡Jesús ha muerto! El sol, avergonzado del deicidio, se tapa la cara. Las piedras
quiebran con el temblor. Los muertos aparecen. Las personas bajan del Calvario arrepentidas,
dándose golpes al pecho. ¿Y tú vas a que- dar indiferente?... Señor, tu muerte será mi vida.

3. LA VICTORIA DE CRISTO

Episodio bíblico: Jesús resucita hombre nuevo

«Dijo el ángel a las mujeres: No teman, sé que buscáis a Jesús, el crucificado; no está
aquí, ha resucitado, como lo había dicho. Venid, ved el lugar donde estaba. Y ahora id a decir a
sus discípulos: Ha resucitado entre los muertos e irá delante de vosotros» (Mt. 28, 5ss).

La historia de Cristo no termina aquí con su muerte. Empieza una nueva era. A los tres
días de muerto, Cristo resucita hecho hombre nuevo, con sus sufrimientos y, sobre todo, con su
muerte «mereció» la manifestación en su cuerpo de su realidad de Hijo de Dios. La
inmortalidad ha sido el gran triunfo del amor. Jesús sea aparece luego a sus apóstoles y les
muestra las heridas de las manos y el costado para cerciorarles de que no son víctimas de una
ilusión, y como trofeos gloriosos de su victoria.
Visitad la tumba de los grandes héroes y libertadores, de un Cid Campeador, de un
Napoleón, de un Simón Bolívar, de todos ellos sólo se guardan los huesos. Vayan en cambio a
Jerusalén y visiten el Santo Sepulcro y encontrarán que se venera la tumba vacía. Cristo vive
de nuevo, está en cuerpo y alma en el cielo y entre nosotros. El es la cabeza del pueblo de los
salvados, la Iglesia. De su cuerpo glorioso nos alimentamos en al eucaristía. Su resurrección es
fundamento de fe inquebrantable y esperanza de que también nosotros con el y como él
conseguiremos la victoria. Cristo resucitado, eternamente joven, llama a los jóvenes a la gran
fiesta de la renovación.
Ahora, una vez resucitado, ya no puede volver a sufrir y morir. Pero uno de los
prodigiosos efectos de su resurrección es que, no pudiendo ya experimentar más el dolor en su
persona, sin embargo, puede continuar todavía sufriendo y muriendo en la persona de los
cristianos, en su cuerpo místico. Cada hombre que sufre nos recuerda y nos hace presente a
Jesús abandonado. En cada persona que sufre, pobre, enferma y abandonada, y en nosotros
mismos siempre que hay un esfuerzo para luchar por una buena causa, Jesús está redimiendo,
mereciendo y superándose para conseguir nuevas resurrecciones. Cristo es el tipo del hombre
integral.

Conclusión

Por la cruz a la luz. La cruz es la señal del cristiano. Nosotros no querernos una cruz
sin Cristo, como los marxistas; ni un Cristo sin cruz, como los capitalistas. Cristo en la cruz es
el signo del sacrificio, del amor y de la victoria. El hombre nuevo que inaugura una nueva
creación.
Termino con las palabras que un día pronunció el fundador de la Juventud Obrera
Católica (J.O.C.), cardenal Cardyn, frente a millares de jóvenes trabajadores:
«Qué revolucionarios son aquellos que comprenden el precio de la cruz; ellos cambian el mal
en bien, el sufrimiento en alegría, la muerte en vida y esta revolución no es sólo espiritual y
personal. Qué renovación profesional, social, económica y política, a la par, ella realiza. »
ANOTACIONES A LA REFLEXIÓN

Esta reflexión espiritual se da en la capilla y corresponde a uno de los asesores.

- El asesor puede cambiar la Lectura Bíblica del libro de oraciones para la oración de la
mañana, por otra que él escoja referente a la reflexión que va a darse después. Es una forma
de hacer hincapié sobre un punto bíblico que se quiera destacar.

- Termínese la reflexión invitando a todos a hacer unos minutos de silencio para la oración.
Esta oración puede ser comunitaria y espontánea. Los jóvenes y los guías pueden hacer
alguna consideración o petición en voz alta. Antes de salir es bueno cantar alguna canción
adecuada, motivándola antes con la misma letra de la canción.
MENSAJE QUINTO
11. EL PASO POR LA ENCRUCIJADA

PARTE PRIMERA

El presente tema abarca dos mensajes. La parte primera corresponde al mensaje n.5;
la segunda al mensaje n.6. De aquí que ambos lleven un mismo nombre: «El paso por la
encrucijada».
Cuando el equipo de un Encuentro decide incluir en el elenco de temas el mensaje
opcional llamado «Dios y mundo al encuentro», entonces el tema «El paso por la encrucijada»,
en vez de dividirlo en dos mensajes distintos, se desarrolla en uno solo. «Dios y mundo»
constituye el mensaje n.5, y «El paso por la encrucijada» se resume en uno, como mensaje n.'8
(véase Temas optativos).
La razón de dividir «el paso por la encrucijada» en dos mensajes, puede ser porque el
optativo no es un tema muy apropiado para los jóvenes del Encuentro; o también porque,
debido a la importancia que tiene, se le quiere dar mayor extensión.

Presentación y motivación del mensaje

El quinto tema inicia los mensajes del segundo día. Es el primero de la mañana. Se
pide que todos lleven el Catálogo de Problemas ya contestado, para irlo consultando durante
los cuatro mensajes del día. En él encontrarán las referencias personales de cada tema.
Todos los puntos del Catálogo están recapitulados en 8 capítulos, que son los que se irán
tratando a lo largo de la jornada incluyendo la celebración de la noche.
Los 8 capítulos corresponden a los temas indicados con números romanos en el
catálogo, y se tratarán en el orden siguiente:

Mensaje n. 5. - Tema I: Salud y cuerpo


- Tema II: Formación y estudio
- Tema III: Familia
- Tema V: Vida social

Mensaje n. 6. - Tema VIII: Profesión


- Tema VII: Moral sexual

Mensaje n. 7. - Tema VI: Personalidad


Mensaje n. 8. - Tema IV: Vocación cristiana-apostólica
Celebración. - Tema VII: Vida de fe

El objetivo específico del mensaje es la evangelización del joven. Los muchachos


suelen salir de los centros de educación primaria y secundaria catequizados, pero no
evangelizados. Suelen, sí, conocer la doctrina cristiana, pero desconocen cómo aplicarla a la
vida y cómo el «don de Dios» es la solución práctica de sus problemas. El Encuentro de
Promoción Juvenil es, ante todo, una obra de evangelización del joven y de los grupos
juveniles.
El Evangelio sólo se comprende en la medida en que se vive y nos salva. La
evangelización del joven, por tanto, tendrá aquí un sentido eminente- mente vivencial y positivo.
Cuando el Evangelio no se vive puede incluso parecer contradictorio y paradójico, por ejemplo,
las bienaventuranzas.
La finalidad de la charla será mostrar -y no tanto demostrar- a los muchachos, después
de la meditación anterior del misterio pascual, que el Evangelio contiene para ellos la solución
práctica de todos sus problemas. «La victoria que vence al mundo es nuestra fe» (1Jn. 5, 4).
Por la práctica y la vivencia hay que mostrar cómo la palabra de Dios da la respuesta adecuada
a la insatisfacción y problemática juvenil; cómo ella es promotora de experiencias salvíficas que
llevan a cada joven a la aceptación personal de la fe. Sólo a través de la experiencia salvífica
Dios se hace presente en la historia y en el joven.
Las realidades de Dios colman las mayores exigencias del hombre. El plan de Dios
sobre el joven es el mismo plan que el joven tiene sobre sí mismo. Toda la charla se inspira en
un principio de la constitución Gaudium et Spes, que ha sido llamada la encíclica de la
Evangelización:
«La Iglesia sabe perfectamente que su mensaje está de acuerdo con los deseos más
profundos del corazón humano cuando reivindica la dignidad de la vocación del hombre,
devolviendo la esperanza a quienes desesperaban ya de sus destinos más altos. Su mensaje,
lejos de empequeñecer al hombre, difunde luz, vida y libertad» (GS, 20).
De la sociedad normativa de nuestros abuelos hemos pasado a la sociedad electiva
actual. El muchacho está constreñido constantemente en la vida por la elección ante el
pluralismo creciente. La charla irá menos a dar normas que a infundir criterios, y descubrir
valores para formar al muchacho en la elección.
La charla debe preparar desde este momento al joven para la opción a la fe, que tendrá
lugar al final de la tarde en la celebración de la Palabra. Las experiencias salvíficas que
promueven el Evangelio llevarán a la entrega de amor y confianza a Cristo y su palabra, que
constituye propiamente la fe. La adhesión se va realizando a cada acción salvadora. Y de tal
manera es así que no es posible distinguir el acto de fe de la experiencia salvífica.

DESARROLLO DEL MENSAJE

Motivación introductoria

Dos compañeros se encontraron por la calle. Era un domingo por la mañana. Se


saludaron. El uno iba a jugar al fútbol, el otro a misa. Éste invitó al compañero a misa, y para
que a la salida pudieran ir juntos al campo de fútbol.
El otro, sin embargo, le contestó: ¿Y a qué voy yo a misa? ¿Qué voy a ganar con ello?
Pero, con ganas de llevarle, le insistió de nuevo y, pensando darle un gran argumento
para convencerle, le dijo: Pues, porque somos bautizados; tenemos todos que ir a misa.
-¿Y qué es ser bautizado?..., y sin más, se despidieron.
Aquella negativa -comentaba él más tarde- no le sorprendió lo más mínimo, la encontró
normal y lógica. Si su amigo no encontraba sentido ni veía el porqué del cristianismo, era
normal que no le llamara la atención la fe, y mucho más que no fuera capaz de sacrificar media
hora de deporte por asistir a misa.
Aquel día no lo llevó a misa. Pero, como le había comprendido, unas semanas más
tarde consiguió ir con él a un Encuentro. Y desde entonces sí fue a misa, y dejaba hasta dos
horas de deporte, contento, para ir a tocar guitarra a un asilo de inválidos... Es que ya había
descubierto quién era Cristo y qué era ser cristiano.
El «porque sí» es la razón de los bobos. Sólo éstos son capaces de ilusionarse por un
ideal que desconocen.

En busca de soluciones y respuestas

A todos se les ha entregado el Catálogo de problemas personales. El objetivo era


concientizarnos de nuestros problemas... porque a quien no tiene preguntas no se le pueden
dar respuestas. «Busquen y hallarán» (Mt. 7, 7). La alegría del encuentro supone la inquietud
de la búsqueda.
Hay que ver las cosas claras. Las verdades a medias son las peores mentiras. El joven
es un enemigo de un cristianismo por rutina. Muchos jóvenes se han apartado del cristianismo
porque no se les ha presentado el Evangelio como Buena Nueva; y porque han visto la fe como
un problema más en su vida, y no la solución precisamente de sus problemas. Es para hallar
respuestas que todos estamos aquí, y que se organizaron estos Encuentros.
Ha llegado el momento de abrir nuestro Catálogo de problemas. Unas cuestiones serán
tratadas de forma general en los mensajes, y otras más personales se dejan para ser tratadas
particularmente.
La juventud es el «paso por la encrucijada» de la vida. Es la edad de los grandes
interrogantes y de las grandes opciones. Es el tiempo de tomar las decisiones más vitales y
fundamentales; de tener que decidir lo que, en uno u otro sentido, determinará vuestro futuro.
Es una edad de riesgos. Escribía Paul Nizan: «Yo he tenido veinte años, nunca permitiré decir
que es la edad más hermosa de la vida.»
Formemos criterios

Se ha dicho también que los jóvenes se replanteen las ideas y sólo acepten las
verdades cuando las descubren como valores. (Valor es la respuesta a una necesidad.) Aquí
daremos respuestas tratando las verdades como valores vitales. Desde la vida.
Más que dar normas -que sólo sirven para unos casos determinados- trataremos de
formar criterios. Los criterios son los principios donde se inspiran las normas. Los criterios
forman mentalidad, abren cauce.
Dice el adagio, que mejor que regalar pescado es enseñar a pescar. Cuando un día un
paralítico pidió limosna a san Pedro y san Juan, en la puerta del templo, le contestaron: «No
tenemos ni oro ni plata, lo que tenemos te damos: En nombre de Jesús de Nazaret, camina»
(Hechos 3, 1-12). ¿Cuándo le dieron más, dando la salud para ganar dinero o con una
limosna? Aquí preferiremos más promocionar; dar criterios y estímulos y abrir camino, que
presentar normas o soluciones parciales para un caso.
Los temas serán presentados con un cuestionario, en forma de preguntas, para
concretarlos de una manera más personal y directa. Evidente- mente, las preguntas no van a
afectar a todos. Muchas quedarán sin ninguna cruz. No importa, pero cada pregunta lleva su
intención y abre un camino a la reflexión y al diálogo. Este cuestionario fue elaborado por un
equipo plurivalente de expertos en juventud.
Los problemas están aquí. Es normal tener problemas. Hay que reconocerlos buscando
soluciones. El peor problema sería no tener ningún problema. Según Ortega, pensar es buscar
respuestas. Nuestros problemas, bien encauzados, son fuerza que nos hace caminar por el
camino de nuestra felicidad. Cuando no, estallan. Ningún problema se soluciona por sí solo.
Todos los problemas son una fuerza vital que dentro de nosotros nos obligan a actuar, bien o
mal.

1. LA SALUD Y EL CUERPO

Al iniciar el estudio de cada capítulo, se pide que los jóvenes consulten y constaten
personalmente aquellos puntos que en el Catálogo tienen señalados con una o varias cruces.
Las doscientas preguntas del test están divididas en 8 capítulos. El presente, que trata
del cuerpo y problemas físicos, es el primero.

A) El cuerpo y sus valores

El cuerpo humano puede ser considerado desde muchos puntos de vista, nosotros
vamos a citar los principales para integrarlos en una única valoración.

1. En orden a la creación

La Biblia nos indica el valor del cuerpo por la forma como Dios intervino en su creación.
Todos los elementos materiales fueron creados por una palabra de Dios. «Dijo Dios y se hizo.»
Cuando se trató de formar el cuerpo del hombre, tomó barro y lo modelé con sus manos: «Dios
formó al hombre con polvo del suelo, e insufló en sus narices aliento de vida y resultó el
hombre un ser viviente» (Gen. 2, 7; Job 10, 8).
En la creación hubo dos actos de Dios: el cuerpo y el alma los creó distintos. Y así
continúa obrando Dios; los padres ponen lo material, y en cada concepción él crea de la nada
un alma inmortal. Pero esto no quiere decir que el cuerpo y el alma deban ser separados,
seccionados. En la Biblia, cuerpo y alma indican toda la persona. Cuerpo indica el hombre total
en su aspecto de fragilidad o de caducidad (Gen. 6, 12). Alma, por su parte, indica el hombre
en su parte vital (Gen. 14, 2 l). El hombre es una unidad integral. Pecar contra el cuerpo es
contra la persona humana en su conjunto (1Cor. 6, 18). El cuerpo no es un conjunto de carne y
huesos, que reduce sólo a la unidad los miembros; es expresión de la persona en sus
situaciones mayores: en el estado de pecado, de gracia y consagración.

2. En el orden físico

En todos los centros docentes donde han estudiado se les ha hablado del valor
fisiológico del cuerpo. En anatomía han visto el número, estructura y relaciones de los órganos
del cuerpo; y en fisiología, las funciones de los órganos y fenómenos de la vida. A buen seguro
que más de una vez se maravilló la contextura del tejido del cuerpo humano y alabaron a Dios.
¿Quién no admira el poder de Dios, por ejemplo, en el iris ocular que regula y funciona de
acuerdo a la intensidad de luz que recibe?

3. En el orden estético

La estética es otra ciencia que considera al cuerpo humano en lo relativo a la


percepción o apreciación de lo bello. En la creación hay muchas cosas cuyas cualidades las
hacen agradables a los sentidos y al espíritu, pero la expresión máxima de belleza es la del
cuerpo humano. Todos los artistas saben que lo más difícil del pintor es, por ejemplo, la cara y
las manos. Los sentimientos y espiritualidad del alma se salen por los ojos. La danza y el baile,
con sus múltiples interpretaciones de armonía y conjunto, son también expresiones de la
belleza del cuerpo.

4. En el orden de la redención

La máxima dignidad al cuerpo le viene más que de la creación de la redención. Del


hecho de que el Verbo de Dios, al encarnarse, asumió un cuerpo en todo semejante al nuestro;
y lo rescató por su muerte y resurrección. Y no sólo Cristo liberó al cuerpo de su servidumbre,
sino que nos incorporó a él: el alcance universal de su vida hace que en adelante no haya ya
sino un «solo» cuerpo, el Cuerpo de Cristo (1Cor. 12, 27). El cristiano que recibiendo el
bautismo se ha «incorporado» a Cristo, tiene la puerta abierta a la eucaristía, a tomar el cuerpo
de Cristo, y es templo vivo del Espíritu Santo. «Glorificad a Dios en vuestro cuerpo» (1Cor. 6,
20).

B) Los contravalores del cuerpo

Después de lo dicho, sin embargo, lo peor sería absolutizar el cuerpo. Caer, como
tantos, en el culto de la carne. El valor del cuerpo es relativo, está en relación del espíritu, del
alma del hombre. Éste es el sentido completo de la expresión evangélica: «De qué le sirve al
hombre ganar todo el mundo si pierde su alma» (Mt. 16, 26).
El cuerpo tiene, a la vez, sus contravalores, que debemos tener en cuenta para
justipreciarlo. Baste nombrarlos:

1. La fugacidad de la juventud. Los años de mayor esplendor del cuerpo son los de la juventud.
¿Cuántos años comprende a la juventud? Propiamente, de quince o dieciséis, a veintidós o
veintitrés años... Los poetas y los discos cantan la juventud como el florecer de una flor, de una
rosa (Ecl. 12, l).
2. La enfermedad. Lo endeble que son las fuerzas físicas del hombre nos lo demuestran la
facilidad con que se puede contraer una enfermedad y los cuidados que requiere la salud. Una
lesión en el juego puede inutilizar al mejor atleta.
3. El exceso de gustos. Las apetencias del cuerpo pronto se desequilibran por el exceso.
Casos: comer y beber por gula, el alcoholismo, el uso de drogas y alucinógenos. En el aspecto
sexual, están la lascivia y el erotismo. Para defender los valores del cuerpo puso Dios el 5º y el
6º mandamientos.
4. La muerte. La experiencia de la muerte debemos pasarla todos. El cementerio es el lugar
destinado a guardar los restos de los cuerpos muertos. La muerte reduce la grandeza y belleza
del cuerpo otra vez a polvo. «Acuérdate que vienes del polvo y al polvo has de volver.»
Q El destino del cuerpo
Decir que el destino del cuerpo fuera el cementerio sería desesperante. No es así. El
destino del cuerpo es el mismo del alma. La persona humana -ésta es su mayor dignidad- fue
creada para disfrutar de Dios en la eternidad. El cuerpo debe resucitar como Cristo, de quien es
miembro (1Cor. 6, 14). ¡Creo en la resurrección de la carne!
En este mundo no hay justicia. Se da el caso de personas de un cuerpo muy bello y de
alma viciosa. Como también, personas muy feas o poco agraciadas, pero de vida virtuosa y
santa. No así será el día de la resurrección. La belleza de las almas en gracia se
transparentará a través de sus cuerpos gloriosos. Los feos serán los malos, y los santos los
más perfectos en sus cuerpos, según se salven o condenen en el cielo o el infierno.
Cristo transfigurará nuestros cuerpos de miseria para conformarlos a su cuerpo de
gloria» (Flp. 3, 20ss).

2. EL ESTUDIO

La juventud va unida al estudio. El compañero inseparable del muchacho es el libro.


Incluso los que siguen una profesión laboral, roban tiempo al descanso para el estudio.
Comprueben las señales o cruces de su problemas personales de estudio. El tema que ahora
vamos a tratar es el correspondiente al número dos de todos los grupos de preguntas del
cuestionario.

A) El porqué del estudio

En treinta universidades latinoamericanas se hizo un test de estudios. Entre las


preguntas había una sobre el porqué los alumnos estudiaban. Lo único que verdaderamente
interesó fue la conquista de la licenciatura, el diploma, lucir un título cualquiera para un empleo.
Se notó el desinterés por el estudio riguroso y científico, la falta de afán de saber.
El objeto principal del estudio es conocer la verdad. La verdad de las cosas, de la vida
y de las personas es el valor supremo del estudio. La inteligencia humana necesita y busca la
verdad. Ganar dinero no es el fin, sino una de las consecuencias del estudio. Todo valor es
productivo, pero no confundamos el valor con el interés. Por los valores se sacrifican muchas
veces los intereses materiales. Como valor, la verdad es productiva: da títulos y dinero, pero
cuidado con comercializar la verdad. «La verdad los hará libres» (Jn. 8, 32). Comercializar la
verdad es una de tantas esclavitudes que nos ha impuesto la sociedad de consumo, contra la
que precisamente luchan hoy los universitarios.
Producto de esta mentalidad es la supervaloración que se ha venido a dar a las notas y
a los exámenes. Nunca será un buen estudiante el que tiene por móvil de los estudios las
calificaciones. ¡Ojalá se pudiera estudiar sin puntuaciones! La nota es un pequeño estímulo. La
inteligencia del alumno no puede encasillarse en sólo cinco o diez calificaciones. Quedarse
aquí sería ahogar el conocimiento. La vocación intelectual de cada uno es un factor importante
a tener en cuenta en los estudios. ¡Cuántos jóvenes de notas brillantes en los estudios han
fracasado en la vida!

B) Doble aspecto del estudio

También en los estudios hay que distinguir el doble aspecto entre la ciencia y la
sabiduría. Constituyen incluso dos ramas diversas del estudio, pero complementarias; ambas
se reclaman. La ciencia es el conocimiento de las cosas. La sabiduría da la conciencia de las
cosas. La ciencia escudriña las cosas materiales y temporales-, la sabiduría busca conocer la
verdad de las cosas eternas, entre las que está el hombre. Cicerón define la sabiduría como el
arte de saber vivir, ars vivendi.
La ciencia dice: hay que vivir, y busca los medios de prolongar la vida; la sabiduría
dice: hay también que morir, y busca los medios de bien hacer- lo. La primera forma
tecnólogos, la otra hace sabios. Hay que buscar algo más allá de la ciencia. «Sí, sí, lo veo -
escribe Unamuno-: una enorme actividad, una poderosa civilización, mucha ciencia, y luego;
cuando hayamos llenado el mundo de maravillas industriales, fábricas, museos y biblioteca,
caeremos agotados al pie de todo eso, ¿y quedará para quién? ¿Se hizo el hombre para la
ciencia o la ciencia para el hombre?»
La sabiduría es el objeto propio de la religión y también de la filosofía. El cristianismo,
en los estudios, responde a la necesidad de formarse una concepción unitaria y total del
mundo, haciendo de la ciencia el basamento de la sabiduría. El joven estudiante cristiano usa
de la ciencia como de cascote para erguirse sobre ella. «Maldita la ciencia que no termina en
amor», solía decir Ollé Laprune. Cuántos padres, desgraciadamente, sólo valoran las notas que
traen sus hijos de matemáticas y ciencias, y en poco tienen su formación religiosa, la sabiduría.

C) Los problemas de estudios

De las señales que habéis indicado en el Católogo, se desprende que los puntos
principales que son causa de los problemas que experimentáis en vuestros estudios son:
1. Los centros docentes. Hay alumnos que se quejan de sentirse como extraños en el colegio
(universidad). En muchos casos la enseñanza puede convertirse en un negocio; no, ante todo,
en una misión. En los grandes centros de enseñanza el alumno se siente masificado,
convertido en ficha de secretaria. Hay profesores que llaman a sus alumnos no por el nombre,
sino por el número. «La señorita número 32 recite la lección»... El profesor es un señor que
«echa» la lección y no habla ni conoce a sus alumnos. Todo lo mueven los exámenes, con
frecuencia se confunde nota con talento. Y en esto no hay que achacarlo todo a los profesores,
¿corresponden los alumnos con estima y confianza a sus profesores?

2. La capacidad de estudio. No todo muchacho está capacitado para estudios superiores. El


estudio debe estar de acuerdo con la capacidad. Los padres no hagan estudiar a los hijos
porque toca, por categoría social, sino por capacidad vocacional. Hay muchachos que no
nacieron para una carrera universitaria, pero que tienen excelentes cualidades para ser buenos
industriales, comerciantes, agricultores, etcétera. Cuántos padres torturan exigiendo a sus hijos
calificaciones o carreras de los que no son capaces.

3. Tener método de estudio. Hay fracasos en el estudio que no es por falta de capacidad sino
de método. Para todo trabajo se necesita una técnica. Lo primero es sujetarse a un horario y
tener constancia. En las clases y en las lecturas hay que saber sacar los apuntes y ordenarlos.
Ir formando su biblioteca y hemeroteca de temas preferidos. La formación de un fichero re-
porta grandes ventajas: va indicando a cada uno su preferencia, su habilidad para la
especialización: su vocación intelectual. Para muchas asignaturas es bueno estudiar en equipo.
No olvidar la oración al «Padre de las luces» antes de empezar el estudio.

D) Descubrir el cristianismo.

De cara a su formación existen dos clases de cristianos: cristianos superficiales y


cristianos de convicciones. Superficiales, son aquellos que practican la religión sólo por
costumbre y tradición, sin convencimiento ni entusiasmo. Convencidos, son aquellos cristianos
con argumentos y que son capaces de defender y propagar su fe a los otros. El cristianismo no
es ciertamente una asignatura, sino una vida; pero la vida se alimenta de la verdad, y la verdad
del estudio.
Mucha ciencia acerca a Dios, poca aparta. Hay personas que conocen el cristianismo a
medias, y con razón se dice que las verdades a medias son las peores mentiras. Con las
escasas y falsas ideas que muchos -incluso llamados intelectuales- tienen de la religión, lo más
lógico y honrado es que no practiquen. Hay médicos, abogados, periodistas, que, siendo muy
técnicos en su especialidad, sin embargo, en religión v4sten en formación el traje de su primera
comunión y, naturalmente, el solo catecismo les resulta insuficiente.
El primer libro de estudio es la Biblia. Para poder interpretarlo se necesita una
formación, iniciarse en los estilos, conocer sus autores. Al ir formando tu biblioteca debes
pensar en la sección de libros religiosos. Hay que leer revistas para enterarte de lo que se dice
y piensa en el mundo. El secreto para leer es tener siempre un libro empezado. No leas los
libros buenos, sino los mejores. Mucho ayuda llevar por tiempos un diario personal. Todo joven
tiene derecho en su casa a tener la llave de un cajón, su "jardín secreto", donde guardar sus
notas íntimas.
(Éste sería el momento de dar a los jóvenes una bibliografía de libros y revistas, que se
les aconseja leer de acuerdo a su edad).

3. LA FAMILIA

Pasemos a tratar ahora el capítulo número tres del Catálogo de problemas, referente a
la familia. Comprobad las señales o cruces que habéis inscrito en este número,- en los
diferentes grupos de preguntas.
El Encuentro es un momento muy propicio para hablaros de la familia. La familia,
cuando más se aprecia es cuando no se tiene, como os sucede ahora a todos los que estáis
aquí.
A) Valores de la familia

Valor es una cosa que satisface una necesidad. La familia es el primer valor social, el
primer núcleo social perfecto. Lógica y realmente la familia es anterior a toda otra sociedad.
Constituye su célula fundamental. La familia contiene los dos elementos constitutivos de una
sociedad:

1. La unidad. Unidad de sangre


Unidad de amor
Unidad de sacramento (matrimonio)

2.1 La variedad. En la familia juegan los mimos contrastes:


- de hombres y mujeres (variedad de temperamentos)
- de edades (variedad de generaciones)
- de bienes (ricos y pobres)
- de posición (autoridad y subordinación).

Y todo bajo un mismo signo, buscando el mismo objetivo y con una aportación común.
El hogar es una sociedad de derecho natural, integrada por dos sociedades elementales: la
sociedad conyugal, constituida por los esposos, y la sociedad paterna, compuesta de padres e
hijos.
La profesión de padre es ser el cabeza de familia. Es el representante del Padre
nuestro que está en los cielos, “del cual deriva toda paternidad”. Le corresponde cuidar, por
eso, de¡ «pan de cada día», la formación intelectual y profesional de los hijos.
La profesión de madre es ser el corazón del hogar. Es el vínculo entre el padre y los
hijos. Ella forma el sentimiento, el gusto y la piedad de los hijos. Se dice de la madre que es un
cielo abreviado. Es el ser más indefinible del mundo.
El hijo debe a sus padres su existencia. Éste es el primer título de afecto. Para la
felicidad de un hogar hay que preguntarse más qué es lo que yo debo hacer por mis padres
que lo que ellos deben hacer por mí, por lo mucho que ya han hecho. «Los hijos son pedazos
de las entrañas de sus padres y así se han de querer o buenos o malos que sean» (Cervantes).
El cuarto mandamiento manda honrar a los padres.

B) Mis problemas familiares

Los problemas familiares están anotados en el cuestionario de cada uno. No


sorprenderse demasiado de que los choques familiares sean más frecuentes que con otras
personas. También duran menos. Son fruto de la misma franqueza. Siempre con los que más
uno se pisa es con los que camina más cerca.

- «Mis padres no me comprenden» Al responder a tus objeciones no vamos a dar en todo razón
a tus padres; pero como el Encuentro es para los hijos y no para los padres, aquí no vamos a
dar las respuestas que corresponden a ellos, como es lógico, sino las vuestras. Es verdad, con
demasiada frecuencia, que los padres no se dan cuenta de que los hijos crecen y continúan
creyendo que son unos niños. No aceptan más criterios que los suyos. Falta diálogo y
expansión, y entonces nace la desconfianza.
La clave es la comprensión mutua. Los padres deben hacerse cargo que los hijos han
cambiado y son otra generación. A su vez los hijos deben darse cuenta que los padres
cambian, se van haciendo mayores, y son de otra generación. En un principio el hijo lo necesita
todo del padre, pero llega un momento que el padre envejece y necesita cada vez más del hijo.

- «Divergencias entre mi padre y mi madre». En estos casos lo mejor es no tomar partido.


Siempre la razón estará a favor de quien ame más. El hijo tiene que ser el lazo de unión entre
los padres. Aprovecha todas las experiencias de tu hogar para que te sirvan para el día que tú
tengas que formar una familia nueva.
Y todo bajo un mismo signo, buscando el mismo objetivo y con una aportación común.
El hogar es una sociedad de derecho natural, integrada por dos sociedades elementales: la
sociedad conyugal, constituida por los esposos, y la sociedad paterna, compuesta de padres e
hijos.
La profesión de padre es ser el cabeza de familia. Es el representante del Padre
nuestro que está en los cielos, “del cual deriva toda paternidad”. Le corresponde cuidar, por
eso, del «pan de cada día», la formación intelectual y profesional de los hijos.
La profesión de madre es ser el corazón del hogar. Es el vínculo entre el padre y los
hijos. Ella forma el sentimiento, el gusto y la piedad de los hijos. Se dice de la madre que es un
cielo abreviado. Es el ser más indefinible del mundo.
El hijo debe a sus padres su existencia. Éste es el primer titulo de afecto. Para la
felicidad de un hogar hay que preguntarse más qué es lo que yo debo hacer por mis padres
que lo que ellos deben hacer por mí, por lo mucho que ya han hecho. «Los hijos son pedazos
de las entrañas de sus padres y así se han de querer o buenos o malos que sean» (Cervantes).
El cuarto mandamiento manda honrar a los padres.

B) Mis problemas familiares

Los problemas familiares están anotados en el cuestionario de cada uno. No


sorprenderse demasiado de que los choques familiares sean más frecuentes que con otras
personas. También duran menos. Son fruto de la misma franqueza. Siempre con los que más
uno se pisa es con los que camina más cerca.

- «Mis padres no me comprenden» Al responder a tus objeciones no vamos a dar en todo razón
a tus padres; pero como el Encuentro es para los hijos y no para los padres, aquí no vamos a
dar las respuestas que corresponden a ellos, como es lógico, sino las vuestras. Es verdad, con
demasiada frecuencia, que los padres no se dan cuenta de que los hijos crecen y continúan
creyendo que son unos niños. No aceptan más criterios que los suyos. Falta diálogo y
expansión, y entonces nace la desconfianza.
La clave es la comprensión mutua. Los padres deben hacerse cargo que los hijos han
cambiado y son otra generación. A su vez los hijos deben darse cuenta que los padres
cambian, se van haciendo mayores, y son de otra generación. En un principio el hijo lo necesita
todo del padre, pero llega un momento que el padre envejece y necesita cada vez más del hijo.
- «Divergencias entre mi padre y mi madre». En estos casos lo mejor es no tomar partido.
Siempre la razón estará a favor de quien ame más. El hijo tiene que ser el lazo de unión entre
los padres. Aprovecha todas las experiencias de tu hogar para que te sirvan para el día que tú
tengas que formar una familia nueva.

- «Desearía tener un ambiente familiar de más distinción». ¿Has pensado que lo que tú tienes o
lo que tú eres se lo debes a su trabajo y desvelos? Un día preguntaron a san Pío X qué
tratamiento y título había que dar a sus hermanas, de origen humilde. Y él contestó:
«Llámenlas simplemente hermanas del Papa.» Jesús, siendo Dios, se eligió una madre esposa
de un carpintero.

- «Deseo más libertad en casa». Procura ante todo merecerla. La libertad no puede
disciplinarse por sí misma. En todos los avisos de tus padres no debes ver sólo un control, sino
también un interés, aun cuando a veces sean exagerados. Así llegarás a convencerlos. Un
joven dijo que la mayor decepción que había recibido de su padre fue el día que éste, como
respuesta a una reacción suya violenta a una advertencia, le contestó: «De ahora en adelante
haz lo que quieras, nunca más volveré a avisarte».
Hay casos en que uno es libre de no obedecer a sus padres, como en el caso de
elección de estado, de novia o de carrera, pero siempre hay que consultarlos y atender
seriamente sus razones.

4. LA VIDA SOCIAL

Vamos a alterar el orden de exposición de los capítulos, de como están en el Catálogo


de problemas, a fin de que sigan de acuerdo con la temática general del Encuentro. Los
capítulos cuarto y sexto, de Vocación cristiana y Personalidad, se tratarán en otro momento.
Aquí presentamos el tema de Vida social. Comprueben las señales que tienen indicadas con
cruces.
El capítulo de vida social abarca lo que puede comprender un cursillo de relaciones
humanas. Si tenéis oportunidad no dejéis de practicarlo. Empezamos ya a responder a este
punto del cuestionario ayer en el mensaje de la mañana sobre «el otro yo», al dar los principios
de las relaciones sociales para cumplir nuestra vocación fundamentalmente comunitaria.
Vamos aquí a dar respuesta a los problemas clave que señaláis en el Catálogo:

- «Evitar las relaciones sociales. Tener poca vida social». Debes considerar la sociedad como
un desarrollo de la familia. Hay que alternar y cultivar la vida social. La causa de evitar las
relaciones sociales puede ser la indiferencia o la timidez.
El indiferente no se encuentra con el otro. Pasa a su lado como pasa al lado de las
cosas; lo evita como se evitan las piedras o espinas de un camino. Los otros no tienen nombre
para el joven indiferente, y cuando habla de ellos, dice: «uno» o «esta gente». En cuanto a la
timidez, dice Marañón, que todo hombre normal es un poco tímido, pero hay que luchar contra
ella. No te importe lo que digan los demás. Todos somos lo que somos delante de Dios. Lo
importante es que cuando te critiquen no tengan razón. «En los ánimos encogidos nunca tuvo
lugar la buena dicha», según escribe Cervantes. «La timidez es la desconfianza del amor
propio, que deseando agradar teme no conseguirlo».

- «Ser demasiado influenciable». El ambiente, naturalmente, está aquí, y a todos nos influencia,
como el aire que respiramos y la temperatura. El ambiente es el cuadro geográfico y el medio
social en que se desenvuelve la vida. Pero el joven no debe ser demasiado influenciable al
ambiente: debe servirse de él, superarlo o ganarlo. Cuenta con tu libertad y conquista la in-
dependencia espiritual sobre el ambiente.
He aquí los tres aspectos de la propia educación con respecto al ambiente, o sea, la
educación social que debes ir adquiriendo para ser vencedor y no vencido por la corriente:

- Defiéndete del ambiente, cuando influye negativamente,


- Acepta el ambiente, ámalo como tu campo de trabajo donde Dios te puso para santificarte.
- Conquista tu ambiente para teñirlo de Cristo, buscando los puestos claves para influirlos
positivamente.

- «Deseo conocer chicos (as).» Cuando Dios creó a la mujer dijo: «No es bueno que el hombre
esté solo.» El hombre y la mujer se complementan en sus relaciones. El trato entre chicos y
chicas es el camino normal para llegar al matrimonio y poder elegir novia. Para poder elegir hay
que conocer. La elección de esposo o esposa es una de las opciones fundamentales de la
juventud.
¿Cómo elegir novia? Por sólo mirarle la cara y el tipo no se conoce una persona. Hay
que tratarla, no tener prisa en el compromiso. Y aun después del compromiso de noviazgo,
quedar libre para la retirada cuando convenga. Es algo que hay que encomendar mucho a
Dios. Atendiendo la forma de hablar es como mejor se conocen las personas (Sant 3, 3-7). No
enamorarse con sólo el corazón, ni la cabeza; sino poniendo ambos.

- «Necesidad de aprender a divertirme.» La diversión es una necesidad también en la vida. Y a


través de la diversión se crean buen número de las relaciones sociales. Las fiestas hacen que
se conozcan chicos y chicas.
Hay muchos tipos de diversión. Cine, teatro, baile, oír música, excursionismo, canto,
deporte... Las diversiones se eligen de acuerdo a las aficiones de cada uno y a los dictados de
la moral. Afirmaba Ortega y Gasset: «Dime cómo te diviertes y te diré quién eres».
La diversión más apropiada a la juventud es el deporte, y no tanto el deporte como
espectáculo, sino como actividad. Siempre es preferible la diversión en que el joven interviene
como actor que como espectador y con iniciativa.
El joven debe llevar con él la alegría de ser cristiano. Una forma de esta alegría es el
buen humor. Saber echar un buen chiste, en ciertos momentos, constituye un acto de caridad.
«Divertido no es lo contrario de serio. Di- vertido es lo contrario de aburrido, y nada más»
(Chesterton).

- «No tener un lugar en casa para entretenerme con los (as) amigos (as).» Tenéis razón. El
hogar no debe ser un coto cerrado sólo para la familia. Hay que abrirlo para la convivencia
social, dar acceso a los compañeros. Es bueno poder invitar a los amigos a entretenerse en
casa.
Antiguamente en las casas de campo solían plantar un ciprés a la puerta, como signo de
hospitalidad. Las fiestas familiares son muy buenas para crear relaciones, y suelen ser las más
sanas. Unen las familias con los amigos. Dicen que todo invitado lleva otro invitado. Pero no
sólo la hospitalidad hay que practicarla con quien puedes esperar de él reciprocidad. Al decir de
Bacón: «Quien se comporta cortésmente con los extranjeros, demuestra ser ciudadano del
mundo.»
(Ruptura intermedia para un rato de descanso. Puede servirse un refrigerio).

ANOTACIONES AL MENSAJE

- Por la similitud de exposición que guardan los tenias de esta mañana, parece recomendable
que ambos tengan el mismo expositor. El más indicado sería un sacerdote del equipo. Podría
intervenir algún guía.

- Antes de iniciar el mensaje se pide a todos los jóvenes que lleven el Catálogo de problemas
contestado al foro, para consultarlo.

- Corno los temas de estas charlas son tan directos y de interés para los jóvenes, y siendo el
tiempo demasiado limitado para tanta materia, el expositor tendrá que limitarse y adaptarse al
grupo que asista al Encuentro. El desarrollo que aquí presentamos es sólo una panorámica; el
expositor verá lo que hay que resumir, suprimir o completar.

- Al final de este 5º mensaje se advierte que no habrá actividad grupa¡, y que la que seguirá al
próximo servirá para ambos. Pero advierta el coordinador que a partir de ahora, en los ratos
libres, estarán los asesores espirituales a disposición de todos, para contestar los puntos que
consideren necesitan mayor aclaración o para consultas personales. Los mensajes sólo con-
templan los aspectos generales. Muchas veces la consulta o diálogo con el sacerdote inducen
y preparan una confesión. Para la consulta de ciertos puntos estará siempre en la convivencia
un guía adulto, casado.
ESQUEMA DEL MENSAJE: «EL PASO POR LA ENCRUCIJADA»
(Parte primera)

Motivación introdutoria

- En busca de soluciones y respuestas


- Formemos criterios

1. LA SALUD Y EL CUERPO

Correspondencias en el cuestionario de problemas

1. Valoración del cuerpo


a) en el orden de la creación
b) en el orden físico y estético
c) en el orden de la redención

2. El cuerpo, sus limitaciones y desvalores


3. La resurrección, su destino definitivo

2. LA FORMACIóN Y EL ESTUDIO

1. El porqué del estudio


2. La doble vertiente del estudio:
- un camino para la sabiduría
- un camino para la ciencia
- hacia una mutua integración
3. Problemas en el estudio
4. Cristianos superficiales y cristianos de convicciones
3. LA FAMILIA
1. Los grandes valores vitales y promotores de la familia
- personales y sociales
- de unidad y de diversidad

2. Problemas de familia
- La familia que ahora tengo
- La familia que mañana voy a formar

4. LA VIDA SOCIAL
1. Juventud y relaciones humanas
2. El tiempo libre: prohibido aburrirse
6. EL PASO POR LA ENCRUCIJADA
(PARTE SEGUNDA)

El presente mensaje es continuación del anterior. Aquí se tratan los capítulos VII y VIII
del Catálogo, pero se altera el orden. Primero se ve el tema de la Profesión, dejando para
después el de la Sexualidad.
No se hace ahora la presentación y motivación del mensaje porque son las mismas del
anterior.

LEMA: «JESÚS ES LA RESPUESTA»

Durante mucho tiempo fue famoso en América y en Europa un lema muy difundido
entre los jóvenes, en forma de pósters y pegatinas en los coches, que decía: «Jesús es la
respuesta» (Jesus is the answer).
Esto es justamente lo que nosotros nos hemos propuesto en todos los temas de hoy
demostrar, y partiendo de nuestros propios problemas. «Jesús redentor del hombre», es el
título con que Juan Pablo II intitula su primera encíclica. Y, como él allí claramente explicita: del
hombre concreto, integral; del hombre histórico y social.
Sigamos pues con nuestro Catálogo de problemas. Pasemos ahora a exponer el tema
de la Profesión. Comprobad los puntos que tenéis señalados en el capítulo VIII.

5. LA VOCACIÓN PROFESIONAL

Este capítulo corresponde al que en el Catálogo de problemas se indica con el número


ocho. Compruebe cada uno las señales que anotó en los veintiún grupos de preguntas sobre el
tema Vocación profesional. En este capítulo se plantean, entre otros, los siguientes problemas:

- Necesidad de un orientador profesional-vocacional.


- No saber cómo orientarme en la vida.
- Frecuentemente cambiar de opinión sobre la carrera que voy a elegir.
- Deseo vivir a mi propio costo.

Joven, te encuentras en el paso por la encrucijada de la vida. Época de elecciones


fundamentales. En este momento, el Encuentro, por medio de la promoción, quiere ponerte
indicadores y rotularle el camino. Entre las opciones que te toca hacer está la de la profesión.
La vocación del destino se encarna tomando la forma de profesión. No sólo tenemos una
profesión, sino que ella también nos tiene a nosotros. Hay que pensar seriamente en conseguir
una profesión. Ser estudiante -fuera de contados casos- no constituye propiamente una
profesión, sino prepararse a ella.
¿Qué es la profesión? Es la manera personal de servicio por la que me inserto a la
comunidad y realizo el plan vital de mi vocación. «Es el espinazo de la vida» (Nietzsche). Por
tanto, una profesión no puede elegirse al azar, porque difícilmente puede cambiarse. No contar
con la buena suerte, y exponerse a tener que estar después buscando, como los personajes
«extras» de las películas, que caiga algún empleo en los avisos de los periódicos.
«Lo más importante de la vida es la elección de la' profesión: pero las circunstancias
mandan.» A esta anotación pesimista de Pascal, Baden Powel responde: «Lo primero que hay
que hacer es escoger una profesión y prepararse para ella.»
¿Cómo voy a descubrir cuál sea mi profesión? El primero y principal criterio a tener en
cuenta para acertar en la elección de una profesión es que: el joven elegirá su profesión de
acuerdo a su vocación personal.
Un muchacho se quejó así un día de la promoción profesional que se le estaba dando.
«Me siento humillado viendo que incluso personas que me quieren sólo me presentan el
porvenir a base de dinero y de éxitos, lo cual rebaja bastante el ideal de vida que siempre he
soñado y me quita gusto para enfrentarme con el porvenir.»
Una muchacha, una vez en un Encuentro, se expresaba igualmente: «Nadie me ha
ayudado realmente a elegir el camino más adecuado para contribuir al reino de Dios. Ahora me
doy cuenta por primera vez.»
Esos testimonios no hacen más que remachar la acusación fundamental de que la
educación sólo pide a los jóvenes una realización parcial de sus exigencias, olvidando de que
no se ha de procurar únicamente necesidades particulares, sino que se ha de tender a
satisfacer la del joven integral, en su totalidad, y el servicio social.
Desde luego, que hay que precisar la posición económica de la opción profesional
como un elemento necesario, nadie pretende lo contrario. A lo que nos oponemos es que se
convierta tal factor en criterio «determinante». Ceder a esta perspectiva es traicionar los ideales
del joven, detener el desarrollo de su personalidad forzándola a una realización falta de las
necesidades más vitales. Es violentar su naturaleza y hacerlo egoísta.
En el momento de la opción profesional, el joven debe preguntarse: ¿Cómo y dónde yo
podré prestar mayor y mejor colaboración para la extensión del reino de Dios socialmente? Y
así estudia, ante todo, su temperamento, aptitudes e inclinaciones, dadas las circunstancias
histórico-socio- lógicas en que está la construcción del reino de Dios.
De aquí, pues, que los tres factores precisos a tener en cuenta son:

A) El fin predominante

El móvil que promueve toda la vida cristiana es el reino de Dios (Lc. 12, 31). Así lo entendió
aquella joven que, teniendo iguales aptitudes para las matemáticas que para la medicina, eligió
esta última, para poder dedicarse cuatro o cinco años al servicio de sus hermanos más
menesterosos en un dispensario popular. Como aquel muchacho que eligió filosofía y letras
para ser más útil a tantos jóvenes, ayudándolos en la resolución de sus problemas filosóficos y
morales. Como aquel otro joven que eligió la carrera sacerdotal con ánimos de entregarse
totalmente a la predicación del Evangelio.
Naturalmente, que tales decisiones no se improvisan. Son fruto lógico de una larga
maduración para crear en sí mismo la «mentalidad del reino». Sólo así un joven se hace capaz
de portarse como hombre integral en las decisiones fundamentales de su vida.

B) Las aptitudes y aficiones

La profesión estará de acuerdo con las aptitudes físicas de uno. Debes examinar tu resistencia
corporal para ver sus posibilidades. Adivina la incompatibilidad entre ser manco y pianista,
laringitis crónica y enseñanza, deseo de actividad y profesión sedentaria.
Están las aptitudes intelectuales. Haz el cálculo: en tu nivel, a tu edad, con tu
capacidad actual, ¿puedes llegar felizmente al término?
Precisan, además, unas aptitudes morales. Para llegar a profesiones de enseñanza o
medicina hace falta abnegación y psicología natural; para ejercer carreras científicas o de
laboratorio, precisión y seguridad; para carreras literarias y artísticas, imaginación y
sensibilidad. En ningún caso, la conciencia profesional y el sentido social son un lujo.
Para una profesión hay que tener afición y sentir gusto. Es preciso que la profesión escogida
guste y desarrolle la personalidad. Un conflicto entre gustos y aptitudes es penoso. Edward
Durell Stone, uno de los más grandes y polifacéticos arquitectos del siglo, al hablar de su
vocación artística, confesaba con ingenuidad: - Cuando caí en la cuenta de que podía hacer,
precisamente, lo que más me gustaba, a la vez que ganaba fama y hacía fortuna, fue entonces
m¡ mayor sorpresa.

C) La situación actual

Constituye un segundo signo: la situación histórico-sociológica en que se vive para la


construcción de la sociedad y del Reino de Dios. Por algo y para algo has venido al mundo en
este tiempo y circunstancias. Tu elección no debe ser discordante, ni antinatural.
La profesión no se puede elegir exclusivamente según puntos de vista sicológicos.
Tiene sus puntos de vista objetivos, a los cuales no hay alma enteramente conforme. El factor
económico suele intervenir del modo más diverso. Más allá del aspecto económico hay
imponderables que gravitan frecuentemente con bastante peso.
«La orientación profesional aspira a ejercer también una orientación pedagógica, y no
sólo una acción meramente técnico-social. La orientación profesional debe tratar de intervenir
en la formación personal desde el punto de vista de los valores relacionados con la profesión.
Sólo entonces pondrá en movimiento la palanca más poderosa y trabajará por la formación de
un ethos profiesional» (E. Spranger, Psicología de la edad juvenil.).
Como nadie es juez en propia causa, busca también la opinión de tus padres, de un
amigo competente, los consejos de un experto en la profesión que proyectas, examen médico,
tests de orientación. Existen centros técnicos dedicados a la orientación profesional. Busca, en
lo espiritual, aconsejarte de un director espiritual y encomiéndalo en todo momento a Dios por
la oración.

6. LA SEXUALIDAD

En esta segunda parte de la charla trataremos de la sexualidad. Corresponde al


capítulo VII de Moral y Religión del Catálogo de problemas, Sobre este tema nos limitaremos a
tratar un solo aspecto: el sentido moral cristiano de la sexualidad. Otros aspectos de Moral y
Religión se vienen tratando a lo largo del Encuentro.

1) Necesidad de una orientación sexual

La sexualidad no es un tema tabú para el cristiano, ni forzosamente un tema «de mala


conversación». Creernos, con Clemente de Alejandría, que «no nos debemos avergonzar de
hablar de aquello que Dios no se avergonzó de crear».
La sexualidad es uno de los dones humanos más excelentes, pero es también el don
que más complicaciones nos presenta. Por eso es preciso tener unos criterios y una formación
sexual. En la sexualidad como en todo Dios está presente. Como don de la creación de Dios,
no sólo no va en contra, sino que corresponde a una vocación del Creador: «Crezcan y
multiplicanse». Lo que pasa es que -consecuencia del pecado original- dentro de nosotros hay
un desequilibrio; entre la voluntad nuestra y la de Dios, entre la razón y el instinto, entre la
conveniencia y el gusto. En la regulación creativa de la sexualidad deben trabajar de consumo
la razón, la voluntad y la gracia. Y esto exige una formación.

¿A quién corresponde hacer la iniciación sexual?

Desde luego los primeros informadores deben ser los padres. Conforme ellos van
notando en el hijo la curiosidad por saber sobre el origen de la vida, deben ir contestando, una
a una, de manera progresiva, todas sus preguntas. Cuando los padres, de manera
extremadamente prudente pero perfectamente verdadera, responden a las inquietudes
sexuales de sus hijos, éstos se les van abriendo y nunca llegan a perderles la confianza. De
pequeños no hay que entrar en detalles, pero sí abstenerse de darles explicaciones falsas. La
manera más prudente, y relativamente fácil, de iniciar a los pequeños al misterio de la
concepción, es partir de la explicación de la encarnación de Jesús. Al explicar las palabras del
avemaría y del credo; que Jesús fue «el fruto bendito del vientre de María», y que «nació de
María virgen por obra del Espíritu Santo», se van estableciendo comparaciones y diferencias
con la concepción de los propios hijos, y lo sexual adquiere un sentido cristiano. Desde la
adolescencia debe darse una orientación progresiva integral, que incluya información moral con
los suficientes datos, tanto biológicos como fisiológicos y Psicológicos que implica. Esta
enseñanza de- be ser objetiva, franca, a la vez que inspire respeto. Esta aportación de los otros
es mucho más necesaria hoy que vivimos un ambiente erótico, y cuan- do la madurez corporal
precede a la personalidad.

La valoración humana de la sexualidad

La sexualidad es una dimensión de la persona. Tiene unos valores propios y tiene una
función positiva y constructiva en el desarrollo de la personalidad.
Si la sexualidad pertenece a la persona como una dimensión fundamental, y la persona
es fundamentalmente amor y libertad y vocación a la fraternidad, el desarrollo de la sexualidad
humana debe hacerse desde estas coordenadas M amor, de la libertad, de la responsabilidad,
del diálogo.
Hay tres palabras que a veces se confunden:
- sexualidad o sexuidad
- genitalidad
- erotismo
La sexualidad es una energía interior que se distribuye por toda la dimensión de
nuestra persona o personalidad. Yo soy sexuado desde la cabeza a los pies.
Genitalizado o erotizado, solamente es una dimensión corporal. Sexo no es la
capacidad de satisfacción erótica, sino las dos maneras básicas de ser persona: hombre o
mujer.
Ser persona quiere decir: tener inteligencia para pensar, voluntad para amar, libertad
para determinarse hacia la propia realización, tener una intimidad -una cosa que sólo pertenece
a la persona-, tener sentimiento.
La sexualidad prepara la persona para amar. Para ser plenamente humana, y no un
instinto puramente animal, ha de ser vivida inteligente- mente desde la libertad de la persona.
Educarse sexualmente quiere decir prepararse para poder relacionarse personalmente,
prepararse a amar. Posibilita el hecho de una plena realización personal. Ahora bien, no hace
falta decir que en nuestro ambiente el sexo y abuso de sexo están de moda.
Esta erotización ha llevado a la manipulación y despersonalización de la juventud,
como si la persona sólo fuera genitalidad y erotismo, y manipula la persona en otros aspectos:
intelectual, libertad, necesidades...

Sexualidad y amor en el plan de Dios

«Dios creó al ser humano macho y hembra y los bendijo... y les dijo: Sean fecundos»
(Gen. 1, 27-28). Esta bendición entre el hombre y la mujer es el amor. El amor es lo que
moraliza las relaciones entre sexos; los une y hace complementarios.
¿Quién mejor que el ingeniero que la ingenió conoce la función de una máquina?
¿Quién mejor que el Creador puede decirnos la función y destino de la sexualidad? La
sexualidad es una llamada al amor. Es una forma determinada de la alteridad de que se habló
en “el otro y yo”. En el plan de Dios, debe conducir a la amistad, ser una expresión de amor. De
lo contrario, separar el apetito o pasión sexual del amor, amenaza subyugar al hombre.
El mandamiento es que amemos al prójimo como a nosotros mismos. ¡Qué difícil
resulta! Sin embargo, el Creador quiso facilitar el camino, ayudarlo, mediante el instinto sexual.
¿No es cierto que amar a una esposa o esposo y a los hijos como a sí mismo resulta mucho
menos difícil? La sexualidad conduce al enamoramiento, y del enamoramiento al amor va casi
sólo un paso. Ir de la sexualidad al amor reclama menos sacrificio.
La sexualidad debe ser una expresión del amor. En el plan de Dios todas las pasiones
– apetitos o instintos naturales- juegan en el fondo una intención moral. Están para hacernos
presente alguna necesidad, o favorecer el cumplimiento de algún deber. Esto queda de
manifiesto en la pasión del comer. Comer es una obligación que nos viene del quinto
mandamiento. Pero, ¡qué caro resulta comer! Que lo digan las amas de casa. «Ganarás el pan
con el sudor de la frente». Sin embargo, qué apetitoso y sabroso también resulta comer.
Cuántos gustos puso la naturaleza en la comida para facilitarnos cumplir con esta obligación, y
cómo para conseguirnos la comida el trabajo se nos hace menos duro.
Algo parecido ocurre con la pureza. El sexto y noveno mandamientos imponen la
castidad y regulan la procreación. Para cuando uno se casa y decide tener hijos, Dios ha
puesto en el acto genital un placer mucho más intenso que el de comer. Cuando la sexualidad,
por el matrimonio, es expresión cama¡ del amor, se convierte en compensación; en un placer a
la vez estimulo y premio, por la paz que deja por la aprobación de la conciencia.
El amor ennoblece, moraliza la sexualidad como complementación mutua del hombre y
la mujer. Por eso la masturbación voluntaria no es moral al cerrarse uno consigo mismo.
También es inmoral la prostitución con otra persona, por la ausencia de un amor responsable,
fuera del matrimonio. El matrimonio es la piedra de toque del amor, donde la entrega se hace
total, perfecta y responsable, como vamos a ver.

2) Matrimonio y sexualidad

Hablar de la sexualidad lleva de la mano a tener que tratar del matrimonio. Jesucristo,
que por medio de los sacramentos hizo de los elementos naturales vehículos de la gracia
sobrenatural, de la atracción amorosa del hombre y la mujer toma base para la caridad y la
institución de un sacramento.
El trinomio del matrimonio: Sexualidad + Amor + Sacramento = Matrimonio.
Como jóvenes, estáis en la edad de pensar seriamente en la opción. La mayor parte de
ustedes tienen la vocación del matrimonio. Pero ¿cómo optar conscientemente a un estado si
no se conoce su verdadero sentido? El Encuentro os invita a pensarlo.
La unión de hombre y mujer es santificante y completa en el matrimonio; integrante en
las tres dimensiones de la existencia. Une los cuerpos, une los corazones y une las almas. Sólo
por el sacramento del matrimonio la unión consigue su pleno desarrollo y felicidad. ¿Qué tal
cuando la unión se busca fuera del matrimonio? La respuesta la darán los hijos.

a) La unión de cuerpos. Hablando del matrimonio, dice Jesús. «Serán dos en una carne» (Mc.
10, 8). En la ceremonia del matrimonio, la unión de cuerpos se simboliza al darse las manos.
Pero esta felicidad, siendo muy noble y santa, es la más fugaz. Pronto cansa, la convivencia en
el hogar tiene ausencias, no siempre pueden engendrarse hijos.

b) La unión de los corazones. Dice también el Señor: «Para casarse dejará el hombre a su
padre y a su madre» (Mc 10, 7). Comporta un amor superior. El matrimonio es el sacramento
de la amistad. El marido y la esposa son el primer amigo y la primera amiga. Este amor está
representado en la ceremonia del sacramento en el acto de la entrega de los anillos. Esta unión
es más intensa y duradera que la anterior, y lejos de dormirse con los años crece y se hace
más verdadera. Pero el amor marital, como tal, desaparece con la muerte (1Cor. 7, 39).

c) La unión de las almas. El matrimonio no sólo significa la unión de Cristo con su Iglesia, sino
que la realiza. «Los maridos amad a vuestras mujeres como Cristo amó a la Iglesia» (Ef. 5,
25). Esta unión está representada eficazmente por el «sí» del sacramento. Dos letras que unen
dos vidas. Y también por las dos hostias que se ponen en una sola patena, para comulgar un
mismo Cristo. «Tres para el matrimonio».

(Según el tiempo de que disponga el expositor y lo aconseje la tanda, hágase una brevisima
exposición de lo que es un matrimonio con cristo-en-medio o sin Cristo).

Visión del matrimonio conCristp

El matrimonio tiene un tiempo de preparación, que es el noviazgo. A tal noviazgo tal


matrimonio. Permitir licencias indebidas al novio no es amarle. Un experto en psicología
advierte:

«Nuestra tendencia emocional más fuerte no es la atracción carnal, sino el deseo de


intimidad con una persona. La consumación del acto sexual es el final feliz, pero el
descubrimiento, la espera ansiosa, las esperanzas y los sueños compartidos -en resumen, la
caza o la conquista- son los que hacen del intercurso sexual el último y especialísimo premio.
Cuando los jóvenes se comunican sólo corporalmente, nunca llegan a conocerse el uno al otro.
Mi hija Kathy dice: "Lo sexual puede arruinar una hermosa amistad". ¡Qué razón tiene!»

Después, el matrimonio, no sólo hace buenas las relaciones que antes hubieran sido
pecado, sino que las santifica y diviniza por la gracia. La Iglesia no prohíbe las relaciones
sexuales, sino cuando son prematuras e innobles: la Iglesia sólo prohíbe comer la fruta cuando
está verde, porque deja mal sabor y madura podrida.

Visión del matrimonio sin Cristo

Cuántos noviazgos no son más que la ocasión de todas las porquerías. La luna de miel
es un derecho que Dios concede a las personas honradas. Un casado aconseja así a un joven
el matrimonio: «Cásate, que casarse es tener una mujer que no cuesta dinero». Aquí no hay
por qué insistir. Para saber lo que son los matrimonios sin Cristo basta asomarse al cine y ver.

3) La virginidad como vocación

Hasta aquí hemos hablado del matrimonio como el cauce natural de la sexualidad.
Posiblemente, alguno haya podido creer que el hablar con tanto encomio del matrimonio
conlleve una menor estima de la virginidad; o sea, del estado de consagración, del sacerdocio
o la vida religiosa. Pues yo creo haber hecho todo lo contrario. «Cada uno permanezca en el
estado en que fue llamado» (1Cor. 7, 20).
Cuanto se diga de la dignidad del sacramento del matrimonio, en última instancia,
vendrá siempre a valorar más la virginidad consagrada; por aquello que dice la Sagrada
Escritura, que ésta es superior al matrimonio: «Quien forma en su corazón, no necesitado, sino
libre y de voluntad, la determinación de guardarse virgen», sin embargo, éste «hace mejor»
(1Cor. 7,37-38).
El voto de virginidad no está en contra de la sexualidad ni del amor del matrimonio.
Está por encima. La sexualidad tiene un sentido y una función social, de relación, de entrega y
amor al otro. Ahora bien: el amor puede estar presente en la sexualidad de dos maneras, en el
matrimonio y en el celibato consagrado. Puede uno casarse por amor al otro y también dejar de
casarse por amor al otro. Jesús nos habla, «de los que guardan virginidad por amor del reino
de los cielos» (Mt. 19, 12). La virginidad consagrada no constituye, de por sí, un rechazo de la
sexualidad, sino su sublimación. Como el amor moraliza la sexualidad, asimismo moraliza el
celibato.
El sacerdote o religioso no es que no ame y admire el estado del matrimonio, incluso
puede hacerlo para mejor servir el sacramento, en el servicio a otros hogares. Es que
sobreestima la libertad que le da el celibato para dedicarse con un mayor servicio al reino y a
los humanos. El voto de castidad es una vivencia del amor universal.
La virginidad consagrada es una vocación especial o carisma. Por eso dice el Señor:
«El que pueda entender que entienda» (Mt. 19, 12). Comporta un carácter apostólico. No
puede ser egoísmo ni es fuga. Es un estado de realización vocacional y de gozo. San Pablo,
que fue llamado a él, lo desea a los demás como un privilegio: «Quisiera yo que todos los
hombres fueran como yo, pero cada uno tiene de Dios su propio don» (1Cor. 7, 7). El
matrimonio es el estado de la mayor parte, pero admiremos la virginidad consagrada como un
estado de mayor elección.

(El expositor en este momento haga una aplicación, con ejemplos y casos concretos, de una
vida realizada en el sacerdocio o la vida religiosa. El Encuentro es una obra vocacional, y como
tal debe abrir caminos a posibles estados de consagración, admirándolos.)

ANOTACIONES AL MENSAJE

- Este mensaje es continuación del anterior. Las anotaciones que allí se pusieron sirven igual-
mente para el presente. También el sacerdote expositor es el mismo, pero si por el tema que
aquí se trata, la profesión y el matrimonio, se considera oportuno, el guía adulto del equipo -con
profesión y casado- podría hacer su aportación sobre algún punto y dar su testimonio.
Al final de la exposición, el coordinador invita a confeccionar el «Perfil» del Catálogo de
problemas a todos los jóvenes; indica la forma de contestarlo, y hace repartir la hoja donde
dibujar en cada capítulo la línea del perfil. Los guías pueden ayudar a los de su grupo a
contestarlo.
ESQUEMA DEL MENSAJE: “EL PASO POR LA ENCRUCIJADA”
(Parte segunda)

INTRODUCCIÓN A LA PARTE SEGUNDA


Un lema juvenil: «Jesús es la respuesta»

5. LA VOCACIÓN PROFESIONAL

La opción profesional
1. Sentido de la profesión
- dimensión personal
- dimensión social
- dimensión eclesial

2. Cómo descubre un joven su vocación profesión


3. Motivaciones para la hora de la elección:
- Criterios humanos y cristianos
- El factor económico, el de mayor servicio, y personal profesional

6. EL SENTIDO DE LA SEXUALIDAD

1. La juventud reclama una formación sexual


- Cómo y a quién corresponde dar la iniciación
- Amor y sexualidad
2. El matrimonio como vocación y la sexualidad
2.1 Unión de cuerpos
2.2 Unión de corazones
2.3 Unión de almas
Noviazgo y preparación al matrimonio
3. La virginidad como vocación
- La castidad servicio al Reino de Dios La paternidad espiritual

Actividad personal al final: Terminados los mensajes 5º y 6º, entrega y evaluación del Catálogo
de los problemas.
SÉPTIMO MENSAJE

13. MADUREZ

Este mensaje es el primero de la tarde y tercero del tercer día. Tendrá lugar después
del tiempo de juego, animación y descanso que sigue a la comida.
Al igual que los demás mensajes de este día, tiene por finalidad ir considerando los
distintos temas ofrecidos por el Catálogo de problemas contestado por los jóvenes.
El punto del cuestionario a estudiar ahora es el capítulo sexto, que habla de la
personalidad. La tercera parte del mensaje trata de las relaciones existentes entre la
personalidad y la fe. Constituirá como un puente que nos hará pasar y nos introducirá a la
celebración litúrgica de la noche y al acto de la opción a la fe.
Al tema de la Madurez de la personalidad se le dedica en el estudio del Catálogo todo
un mensaje, primero por su importancia, y en segundo lugar porque la personalidad constituye
un punto clave de la promoción juvenil, tanto a nivel humano como cristiano. En la personalidad
vienen a revertir y concretarse todos los aspectos de la promoción.
El terna de la personalidad tiene una correspondencia directa y viene reclamado por el
primer mensaje del primer día, sobre el hombre y su vocación. Ambos se complementan a la
manera que una edificación necesita la elaboración anterior de un proyecto.

DESARROLLO DEL MENSAJE

Un tema de promoción juvenil

Cierta revista anunciaba un día, a toda página y color, una marca especial de camisa.
Junto a las fotografías de modelo, se leía: “Joven, viste estas camisas y tendrá personalidad”.
Después de leer semejantes expresiones, bien cabe a uno poderse preguntar: ¿Qué será eso
de la personalidad?
La realidad es que el tema de la personalidad es un tema que siempre atrae la
atención. Tiene interés para todo el mundo, pero de un modo especial para la juventud. Y es
natural. Los jóvenes valoran especialmente la personalidad porque están en la edad de
encauzarla, de afirmarla y definirse.
De ella vamos a tratar aquí. La personalidad es un tema básico para la promoción
juvenil, objetivo del Encuentro.

¿Qué se entiende por personalidad?

Hablar de la personalidad es prolijo. Puede ser considerada desde tantos puntos de


vista. El filosófico, psicológico, sociológico, jurídico... Siguiendo la línea del encuentro, vamos a
partir del concepto más fundamental, que es el punto de convergencia de todos los demás.
Luego, desde aquí, veremos las implicaciones que conlleva la personalidad con la promoción
juvenil integral.
La definición más clásica y fundamental la describe así: “Personalidad es la diferencia
individual que constituye a cada persona, la caracteriza y distingue de las otras”. Es aquello
que constituye la manera personal de ser y autorrealizarse. Que hace que cada uno sea
diferente de los demás y sea sí mismo. Por eso se la llama, «mismidad» y “talidad”.
Personalidad, viene de persona. Entre ser hombre y ser persona hay una diferencia.
Cuando decimos «hombre», pensamos en los hombres en general; al decir «persona», nos
referimos a unos en concreto. A fulano de tal, a uno que tiene nombre propio.

Nexo de temas: vocación y personalidad

Hasta aquí se ha venido hablando del hombre y de su vocación en general. Ahora nos
toca concretar más, y hablar del «yo», de mí.
La vocación es el hombre, pero la vocación de un hombre concreto es la persona; mejor dicho,
la personalidad. La vocación constituye el programa o proyecto de vida. La personalidad da un
paso adelante en la vocación. La personalidad ya es más que un simple proyecto o ideal de
vida: es lo que estoy realizando de mi vocación, ahora. Es la vocación en marcha, hecha
historia. Constituye la manera personal de ser hombre.
Una parábola o símil. Cuando un sastre o modista se propone confeccionar un vestido,
primero piensa y elige el modelo; después toma las medidas exactas de la persona y corta los
patrones sobre papeles. Entonces, de acuerdo a estas medidas y patrones, confecciona el
traje. Algo parecido sucede con la personalidad. Desde que un joven decide, en serio, formar
auténticamente su personalidad, lo primero es conocerse, trazarse un plan de vida de acuerdo
a su vocación, tomar sus verdaderas medidas, cortar los patrones; y sobre ellos, entonces,
construir su vida.

1. EN BUSCA DE LA PERSONALIDAD

1) La personalidad nos crea el nombre

Goethe preguntaba: «¿Quién hay capaz, al nacer, de poner el nombre a un niño?».


Desde luego, nadie. Todos nacemos sin nombre. Nos impusieron el nombre de nuestros
padres o de un santo o aquello que les gustaba a la familia. El nombre es una creación
personal. El llamado nombre propio se lo va haciendo cada uno; dicho de otra manera, la
personalidad nos impone el nombre.
A ti, joven, te toca ahora ir creando tu verdadero nombre, darle calidad y contenido. El
nombre compromete, es más que una etiqueta. Allí vaciamos la personalidad. En este sentido
cuando hablamos de una persona con personalidad Y prestigio, decirnos que es una persona
de «mucho nombre» y también que es de «renombre».
Leemos con frecuencia en la Biblia, que Dios cambia el nombre de una persona al
cambiar su vida y personalidad o al conferirle una misión (Gen. 17, 5 y 32; Mt. 16, 18). Esta
tradición se sigue hoy al elegir un Papa.
¿Cuál crees tú que es tu verdadero nombre, si te lo tuvieras que poner de acuerdo a lo
que eres? En caso de que alguien fuera a escribir tu vida, ¿qué título le pondrían? Desde
luego, esto no es tan fácil ni simple de contestar. Sirva sólo esta pregunta como de pista para
entrar con interés y profundidad y más directamente en el tema.
(En razón de la brevedad, este primer punto del mensaje se podría suprimir).

2) El conflicto de la personalidad: la pluralidad M «yo»

Dentro de todos nosotros existe un problema de identidad, que es reconocer y


encontrar nuestro auténtico «yo». Resulta difícil conocer nuestro verdadero nombre. Al intentar
hacerlo, nos encontramos perplejos. Notamos como que en nosotros existiera un doble de
personalidad, una pluralidad de «yos».
A momentos nos sentimos bien diferentes. A ratos nos sentimos ser el «yo hijo», el «yo
estudiante», el «yo obrero», el «yo deportista»... Parece como que actuáramos de personajes
en un teatro, representando papeles distintos y teniendo varias personalidades.
Entonces, en medio de este conflicto de identidad, viene uno y se pregunta, ¿dónde
está mi auténtico «yo», mi personalidad? ¿En todos? ¿En ninguno? Es el conflicto que todos
experimentamos al ir a reconocemos. Notamos una dualidad que, en casos, incluso nos
enfrenta con nosotros mismos.
Thomas Harris, famoso psicólogo, lo expresa así: «En el curso de la historia aparece
de una manera constante esta impresión de la naturaleza humana: el hombre posee una
naturaleza múltiple. Se le ha atribuido casi siempre una naturaleza dual. Y este hecho se ha
experimentado a través de la mitología, de la filosofía y de la religión. Esta dualidad se ha visto
siempre bajo la forma de un conflicto».

3. la dualidad pendular de la personalidad: El “yo puedo”, “yo no puedo”.

En este conflicto de diversidad de «personalidades» que se mueven en nosotros, o del


pluralismo del «yo», el punto más característico y determinante es el de «yo puedo-yo no
puedo». En esta dualidad nos catalogamos, en una u otra forma, todos. Es aquella actitud en
que nos encontrarnos y sentirnos cuando -al tener que ir a actuar o decidirnos- nos decimos a
nosotros mismos: sí, «yo puedo»; o bien: no, «yo no puedo». Y de tal manera nos anclamos en
tal catalogación que ni hacernos esfuerzos para querer
Hay momentos y circunstancias en que nos sentimos como fracasados, desalentados y
en desesperación con nosotros mismos. Miramos, adelante, y decimos: «yo no puedo». No
obstante en otros momentos, cambiamos bruscamente, y nos sentimos y notamos diferentes, y
hasta críticos y dogmáticos; y entonces decimos: «yo puedo». A veces, en un mismo momento
adoptamos dos «yo» o distintas personalidades. La de la incapacidad de un niño y la de la
persona lógica con sentimientos de juez. Estos estados son comunes a todas las personas.

A) Actitud del «yo puedo»

Experiencias

Por experiencias propias y de los demás, todos sabemos que existen momentos -en
unos más persistentes que en otros- que nos sentimos fuertes y capaces de todo, de ser y de
hacer; y decirnos: «yo puedo». Entonces, no se ve obstáculo que no sea superable. Se
experimenta tan fuerte el sentimiento de poder que hasta hace a las personas agresivas, y con
actitudes de autosuficiencia y de imposición.

Aspectos positivos

Este sentimiento de poder constituye una fuente de seguridad y de confianza en sí


mismo. Despierta iniciativas. Abre caminos al «éxito», nos hace encontrar razones lógicas y
que superemos con constancia las etapas. Incluso nos da habilidad para instruir a los demás y
ser maestros.

B) Actitud del «yo no puedo»

Experiencias

Por otro lado están las experiencias contrarias de cuando decirnos: yo me siento un
fracasado;... yo no sirvo para nada. En aquel momento tenemos la sensación de tener todas las
puertas cerradas; es como si fuéramos a dar gas al coche y notáramos los frenos puestos, y
decimos: «yo no puedo». Hay momentos en que las personas nos sentirnos en estado de
nulidad, y nos creemos malos e incapaces para todo.
Cuando este sentimiento de no poder personal nos invade, nos depresiona y quita la
confianza en nosotros mismos. Engendra la angustia y el miedo y lleva a una conducta de
retraimiento. Tanto este estado como el anterior se manifiestan en la actitud, las palabras y los
gestos.

Aspectos positivos

Sin embargo, esta experiencia de limitación puede promover y generar posturas


positivas: de ponderación, de prudencia y de duda, que nos enseñen a escuchar, o una
reacción de sinceridad y humildad. Nuestras limitaciones constituyen como los indicadores que
nos dicen dónde no nos debemos parar y nos muestran con la flecha otra dirección a buscar.
Entre estos dos polos contrapuestos, ¿cómo proceder? ¿Será éste el legendario nudo
«gordiano», que no se podía deshacer porque no se te veían los cabos? Ciertamente, es éste
un punto capital del Catálogo de problemas personales que estarnos contestando, y el más
angustioso de la personalidad.
Frente al famoso nudo del rey Gordio, que prometió el imperio de Asia a quien lo
desatara, Alejandro Magno eludió el problema cortándolo con la espada. Ésta no es la solución.
Nosotros no aceptamos el absurdo de la vida, ni que ésta sea una contradicción; y menos
adoptar posturas desesperadas. Creemos en Cristo y creemos en la vida. Existen caminos y
una conciliación que debemos buscar para deshacer.

2. LA MADUREZ DE LA PERSONALIDAD Y EL COMPORTAMIENTO CONCILIATORIO


En medio de esta baraúnda y confusión de sentimientos y experiencias, hay
precisamente que ir a descubrir las líneas de la personalidad. Conforme las descubras podrás
conocer tu verdadero «yo», y realizarte en consecuencia según tu auténtica personalidad.
En el inquieto vaivén de] péndulo del «yo puedo», «yo no puedo», hay que ir
remontando cada día el reloj de tu vida, el cual te dará la hora exacta de la madurez de tu
personalidad. Es en la aportación de tus límites y posibilidades, angustias y esperanzas que
tienes que autorrealizarte, perfeccionarte, en una palabra, santificarte. Se trata de integrarlos
vitalmente y aprovechar todas sus aportaciones.
Esta integración positiva de contrapuntos es lo que hace la personalidad más creativa y
original. Y tiene su nombre. Se llama comportamiento conciliatorio de la personalidad.
Conforme este comportamiento conciliatorio se va activando, madura la personalidad. La
madurez de la personalidad, pues, consiste en el encuentro conciliatorio de uno consigo
mismo, y desde este encuentro ir construyendo nuestro único y auténtico yo. Llegar a ser el
mejor yo. El punto, por tanto, más vital de la madurez de la personalidad está en que vayas
consiguiendo cada vez más tu unidad personal. En ir integrando, de una manera ordenada y
coherente todas tus distancias psicológicas y responsables en un centro pacificador de vida y
convivencia. Desde luego, la madurez de personalidad, de una manera total y completa, no se
consigue nunca. Es más un proceso que un estado. Sólo en Jesús y María constituyó un
estado.
Una comparación o parábola de integración de positivo y negativo nos la ofrece la
electricidad. De los dos polos de energía eléctrica --el hilo positivo y el negativo- se establece al
conectarlos una energía o fuerza nueva. La que diariamente usamos. As¡ conectando la línea
positiva y negativa de mi «puedo», «no puedo», fluirán nuevas luces y energías insospechadas.
Los puntos siguientes nos mostrarán cómo hacer esta conexión legar a término ese
comportamiento conciliatorio.

Primer punto conciliatorio


RECONOCE LA PROPIA REALIDAD PERSONA

Para ser joven auténtico hay que ser realista. Reconócete sinceramente como eres,
con tus cualidades, limitaciones y debilidades; con nuestro esguince interior. No temamos la
verdad: «Conocerán la verdad, y la verdad los hará libres» (Jn. 8, 32).
En realidad, yo no soy el que quisiera ser, o me imagino que soy, sino el que siento y
sé que soy. ¿A qué mentirme? A veces digo: yo soy eso y aquello.... pero después veo y
experimento no ser así. No valgo gran cosa, sin embargo, en ocasiones pienso y me creo mejor
que nadie. Ser realista, claro, exige audacia.
Vivimos en una «sociedad de mutuos halagos». Por falta de sinceridad se ha ido
creando un falso humanismo. Se ha querido montar una promoción juvenil y humana y una
revolución social sin la realidad, ignorando este desgarramiento interior. En una palabra: se ha
negado el pecado original y la inclinación congénita también al mal. En consecuencia, se ha
falseado la personalidad.
Hoy se ha querido vivir la condición humana, no de acuerdo a esa doble capacidad,
sino como una fuerza de producción y creación. Se ha pensado que lo más importante no era
escuchar la realidad, sino fabricarla, se ha pretendido una promoción juvenil sin contar con la
naturaleza, como se monta una máquina o un engranaje social. Se ha crucificado al hombre en
los conceptos y los sistemas. Nada se pierde en reconocer la verdad, que la persona es
limitada y débil. «Se ha conducido al hombre a tener las manos puras, pero ya no tiene manos»
(Péguy).

Segundo punto conciliatorio


ACÉPTATE COMO ERES - COMO PUEDES SER

A) Me aceptaré a mí mismo, y apreciaré mi identidad


Como queremos que los demás nos comprendan y acepten, comprendámonos y
aceptémonos a nosotros mismos. Tengo que ser lo que soy: aceptar un sí mismo propio. Nadie
puede ser otro de lo que es. Cuando uno llega a querer lo que es, somos lo que Dios quiere
que seamos. La estima de sí mismo no es egoísmo.
Nuestra medida no pueden ser los otros. Cada uno es cada uno. Dicen que cuando
Dios crea un hombre rompe el molde. Dios a todos nos ha pensado y nos ama de una manera
diferente, única, irrepetible y complementaria. El mundo es un maravilloso mosaico de colores.
La convivencia empieza aceptándonos como somos.
En cada persona hay cualidades y debilidades. «Aceptemos al hombre en su dualidad»
(Pablo VI). ¿No es eso lo que nos quiso enseñar Jesús en la parábola del trigo y la cizaña? (Mt.
13,24-30). Tengamos comprensión y dejemos el juicio final para el Señor. Junto al «misterio de
iniquidad» está el «misterio de la redención».

B) Me realizaré de acuerdo

Mis talentos

Actividades

Cuidado con ver en eso un premio de consolación. No se trata aquí ni de conformismo,


ni de escapismo. En realidad nada hay más exigente que reconocer sus cualidades, e incluso
sus límites. «Dentro de mis límites está mi fuerza», decía Brunet. Nuestras limitaciones son
como los indicadores que nos señalan donde no hay que pararse, y nos muestran el otro
verdadero camino donde hay que ir a realizar la auténtica personalidad.
Tengo que reconocer mi situación personal concreta. Donde Dios me ha sembrado allí
tengo que florecer.
Escribe Guardini: «¿En qué está el pecado de Adán? Hubo angustia cuando el hombre
se revelé contra su ser finito. Con esto continuó siendo finito, pero perdió la conexión con su
origen. Entonces la confianza degeneré en soberbia y el ánimo se convirtió en temor. La finitud
que antes se concibió como algo precioso, se presentó a la conciencia como algo problemático
y se convirtió en vacío y suspensión. Existió la rebelión ante el tener que ser uno mismo.»
Reconocer mis límites es humildad, pero querer ignorar y dejar de reconocer mis
capacidades, aptitudes y talentos sería falta de responsabilidad o cobardía. Dos parábolas
dedica a este tema el Evangelio: la de los talentos y la de las minas: «Negociad vuestro
capital» (Mt. 25, 14-30; Lc. 19, 11-27).
No todos servimos para todo, pero todos servirnos para algo. Y en ese algo está mi
vocación y personalidad. A todos el Creador nos ha dado una misión personal que cumplir. Es
nuestra aportación a la Historia, que de no cumplir nadie cumplirá por nosotros. Se quedará
siempre por hacer.
Para poder cumplir nuestra misión, Dios a todos nos da las gracias y capacidades que
necesitamos. Si algo no puedes hacer, tú tranquilo. Es prueba que no es tu vocación-misión.
«Dios nunca nos tienta más allá de nuestras fuerzas. Por lo que tienes que hacer, nunca te
faltará la gracia» (1Cor. 10, 13). El hombre tiene en sí mismo todo lo que necesita para resolver
sus problemas. El Espíritu de Dios habita dentro del hombre. Cuando uno trabaja en algo por lo
que tiene especial vocación, nunca fracasa. Busca lo que llevas en ti, y podrás hallarlo.
Joven, piensa por un momento en cuánto serías capaz de hacer si quisieras. Es tanto,
que sólo con toda tu vida lo podrás contestar. ¡Cuántas sorpresas! Del hombre dado hay que
llegar al hombre posible. También a eso Jesús le dedicó toda una parábola: la del grano de
mostaza (Mt 13, 31-32). (Véase libro y película, «Juan Salvador Gaviota», To be all you can
be.)
Entrégate. No te asuste convertirte. Convertirse no es dejar de ser uno mismo, es la
mejor manera de serlo. Conversión = Promoción = Personación. «El tiempo ha llegado:
conviértense y crean, porque está cerca el reino de Dios» (Mc 1, 15). La madurez de la
personalidad y el comportamiento conciliatorio están directamente vinculados a la fe.

3. LA FE NÚCLEO DE FORMACIÓN DE LA MADUREZ DE LA PERSONALIDAD

1) Poder personalizante de la fe

A quien pregunta, ¿por qué ser cristiano?, se le puede contestar: para ser más realmente
persona. Todo joven aspira a ser una persona realizada, pero conseguir esta conducta
conciliatoria es bien difícil. ¿Cómo lograrlo?
Lo primero es proponérselo. Tener una voluntad firme y constante. La voluntad es la
principal facultad del hombre. Sin embargo, los solos medios personales y naturales no bastan.
Precisamos de la fe, y de su fuente que es la gracia. Lo acabamos de reconocer, somos
limitados y débiles. Además, la personalidad, como la vocación, se trasciende a sí misma:
siempre busca ser más y más. El anhelo de la personalidad -y eso no es lo absurdo, sino lo
bueno- no tiene límites. Es infinito.
No pongamos frenos. Donde no llegue sola la voluntad, llegará la fe. La fe es un poder.
«Todo lo puedo en aquel que me conforta» (Flp. 4, 13). La palabra imposible sólo está en el
diccionario de los incrédulos. «Todo es posible al que cree» (Mc 9, 23).
Un ejemplo tipo (paradigma) de personalidad realizada al máximo por la fe, es Myriam de
Nazaret. Esta joven por la decisión de su voluntad y la confianza en la fe consiguió una perfecta
conducta conciliatoria de su «yo puedo», «yo no puedo». A la invitación de Gabriel de ser
madre de Dios, contestó, «yo no puedo». Era pobre, era limitada, era virgen. Sin embargo no
se negó, sino que pregunta por lo imposible: «¿Cómo se hará eso?» Una vez cerciorada por el
ángel de que el Espíritu Santo la podía cubrir con su sombra, actuó la fe, y dijo: “Lo creo, «yo
puedo”. Y lo es. (Lc. 1, 26-28)
La fe primero me sirve para conocer el plan de Dios sobre mí, y luego me ayuda a
realizarlo. «La palabra de Dios puede darte la sabiduría mediante la fe en Jesucristo» (2Tim. 3,
14).
La consecuencia más importante de la fe para la formación de la personalidad es la
integración y el comportamiento conciliatorio consigo mismo. Por la fe la persona sale M
desgarre y desintegración de que hemos habla- do, Se libra de tener que vivir "por partes":
amor, trabajo, motivaciones, ideales, relaciones... En la fe todo encuentra su significado y el
centro conciliatorio. El hombre se siente profundamente libre.

2) Un falso concepto despersonificante de la fe

Un falso concepto de la fe es creer que Dios viene a ser un freno de la personalidad y


un enemigo M mundo. Es considerar a Dios como un elemento de terror y desequilibrio
personal. Como un aguafiestas que priva a la juventud y a la sociedad de la alegría y la fiesta.
El juez o guardia de porra. Dios nos salva desde la misma realidad de cada uno.
Cuando la fe no se basa en un Dios todo amor; que ama a todos y a cada uno con
amor único y personalizante; que está en el corazón del hombre y del mundo; que ama tanto
que por todos y cada uno entregó su propio Hijo, Jesucristo, es una fe falsa o inmadura.
Es también síntoma de fe inauténtica, el exigirse -y exigir a los demás- más de lo que
uno puede, viviendo así angustiado y sin la paz interior (1 Ge 19, 11-13). Amar una persona es
verla como Dios ha querido que sea,

3) Rasgos verdaderos de la fe

El rasgo más característico de la fe auténtica es el trato de adoración y a la vez de


amistad con Dios. Es más que «creer en lo que no se ve». La fe es confianza e intimidad
personal a Alguien que es inmensamente sabio, poderoso... y amigo. Porque es amigo me
ama, y yo me fío completamente de lo que me dice aun sin comprobarlo. Le doy intervención
en mi vida, y corrijo mi vida según su palabra. Creer, es aceptar a un Dios vivo, personal y
presente, que uno pone por encima de todo. Es el valor fundamental, en tomo al cual yo
construyo mi existencia.
La fe me descubre a Dios en la persona de Jesucristo, su Hijo, que es el valor
fundamental por el cual merece la pena hacer la «opción vital», esto es, construir nuestra
personalidad guiados por su palabra. Él es todo amor, verdad, misericordia, libertad. Él es el
valor supremo, por el cual vivo efectivamente. Que no sólo exige unos sentimientos, unos actos
aislados o una profesión oral de fe; sino que reclama una fe total, comprometida, exclusiva.
Toda una vida.
Sin embargo, para ciertos bautizados, que dicen incluso tener fe, su dios es el dinero,
el sexo, el placer, el medrar social, su muchacho(a), la tranquilidad, la carrera... Se fabrican y
adoran ídolos, porque construyen su vida en torno a uno de estos valores como fundamentales.
«Su dios es el vientre» (1Cor. 15. 10).

4) Creer con personalidad

Dios tiene un plan de amor con muchos puestos. ¿Has pensado tú cuál puede ser el
tuyo? Él quiere que el mundo sirva a la persona, que tú te realices y te salves. Que dejes una
impronta en la historia y colabores en la transformación de todas las cosas en un mundo mejor,
en reino de Dios.
Veamos de preguntamos si es así nuestra fe. ¿Considero y acepto al Dios único y
verdadero, valor personal y exclusivo, que lo abarca y somete todo y a todos? Una actitud de fe
comprometida y realizada es la de Maña: «Hágase en mí según tu palabra.»
A la manera que Dios nos ama, con amor infinito y personal, Él también espera de cada
uno de nosotros una respuesta personal. Responder y aceptar esta llamada de la fe es el
punto más grave y decisivo de un Decir sí a Cristo, y construir en torno a él mi personalidad y
mi existencia, eso es concretamente el ideal de la fe.

Actividad para el final del mensaje

Como al final de cada mensaje habrá una actividad a la que participará Aquí el carácter
personal del tema parece aconsejar tener un rato de reflexión individual en silencio, corno sería
una «hora de desierto». Si se considera más oportuno puede también cambiar por una
actividad grupal.

ESQUEMA DEL MENSAJE: «LA MADUREZ DE LA PERSONALIDAD»

INTRODUCCIÓN
- Un toma de promoción juvenil
- Qué se entiende por personalidad
- La vocación y la personalidad se reclaman

1. EN BUSCA DE LA PERSONALIDAD

1. La personalidad nos crea el nombre


2. El conflicto de la personalidad
3. La dualidad pendular de la personalidad
1) El «yo puedo»
- Experiencia de] «yo puedo»
- Aspecto positivo
2) El «yo no puedo»
- Experiencia del «yo no puedo»
- Aspecto positivo

2. LA MADUREZ DE LA PERSONALIDAD

1. El «comportamiento conciliatorio»
2. El encuentro conciliatorio como camino de la madurez de la personalidad
3. Signos de la madurez de la personalidad:
1) Reconocer la propia realidad: cualidades, capacidades, debilidades y limitaciones
2) Aceptar y potenciar -dinamizar- lo que se es ir del «hombre dado» al «hombre posible».

3. EL VALOR PERSONIFICANTE DE LA FE

1. La voluntad potenciada por la fe


2. Falsos conceptos despersonificantes de la fe
3. Rasgos verdaderos de la fe
4. Creamos con personalidad

Actividad de después del mensaje:


La «hora de desierto», o una dinámica de grupo.
MENSAJE OCTAVO
EL JOVEN LIDER COMUNITARIO

Presentación y motivación del mensaje

Este mensaje sigue al de la «Madurez de la personalidad». Es el último del segundo


día, y segundo de la tarde. Empieza como siempre después de unos cantos en el foro.
Los cuatro mensajes de este día han versado íntegros sobre los puntos del Catálogo
de problemas. Ocho capítulos. Al presente nos toca desarrollar el Capítulo IV que corresponde
a «Vocación cristiana».
Como se ha hecho con los capítulos anteriores, se pide a los muchachos que consulten
el cuestionario y vean las cruces que han puesto; y el mismo expositor podría leer algunos de
los puntos sobre qué cuestiona el capítulo IV, para entrar en el tema.
La vocación cristiana ya se ha tratado en varios aspectos. Aquí se hará especial
hincapié en la dimensión apostólica de esta vocación. «La vocación cristiana por su misma
naturaleza es también vocación al apostolado» (Vaticano II, AG 21). El mensaje: «El otro y yo»,
del primer día, vino ya a preparar, y en cierta manera a introducir, el presente.
En el tema anterior de la madurez de la personalidad se vio sólo el nivel personal o
individual de la personalidad, del carisma propio-, nos queda ahora en éste considerar el nivel
social o comunitario de la personalidad, de cara a la promoción apostólica del joven.
El joven no puede guardarse para sí lo que en esta convivencia está recibiendo. El
síntoma mejor de llegar a una madurez de la personalidad social cristiana será el apostolado,
que aquí también llamamos liderazgo; aceptar una función ministerial en la Iglesia y ponerse en
actitud de servicio a los demás.
Esta charla llega en un momento oportuno. Los jóvenes ya empiezan a preguntarse en
el Encuentro: ¿Qué es lo que voy yo a hacer ahora? El joven es comunicativo por naturaleza;
su vivacidad lo lleva a concretarlo todo en una acción. Camarón quieto se lo lleva la corriente,
según el adagio. Cuando el joven descubre a Cristo lo siente activa y apostólicamente.
«Los jóvenes ejercen en la sociedad actual una fuerza de extraordinaria importancia...
El aumento de importancia de las generaciones jóvenes en la sociedad exige de ellos una
correspondiente actividad apostólica, a la cual los dispone su misma índole natural Los
jóvenes deben convertirse en los primeros e inmediatos apóstoles de los jóvenes, ejerciendo el
apostolado personal entre sus propios compañeros, habida cuenta del medio social en que
viven» (Vaticano II, AA 12).
Para usar un término frecuente hoy y muy propio de los jóvenes, al joven apóstol lo
llamaremos también joven líder. A los jóvenes hay que hablarles con su lenguaje directo y
habitual, con el que captan y expresan sus realidades.

DESARROLLO DEL MENSAJE

Introducción

Si han visitado algún mercado de granos, en seguida cayeron en la cuenta que existen
dos cualidades distintas de grano, diferentes también en el costo de venta: el grano de
consumo y el grano de siembra. En el caso del trigo, el mejor se guarda para semilla, el otro se
lleva al molino. Pasado el tiempo, el trigo de siembra se multiplica en espiga; el otro lo
convirtieron en harina.
Asimismo se pueden clasificar los muchachos y muchachas. Los hay que generan
energía, con fuerza para influir en los otros. Son jóvenes que podíamos llamar trigo de
cosecha. Y también los hay de pasivos, cuya vocación no influye, del montón, masificados. A
éstos bien los podríamos llamar trigo de molino. A los primeros debemos aspirar todos. Los
jóvenes-maquina son los que hacen en sus ambientes naturales que las cosas ocurran; los
jóvenes-vagones, en cambio, son los que se contentan con ir a ver lo que ocurre.
Un joven con personalidad una vez decía a sus compañeros: «Si nos mantenemos
firmes, los que tienen miedo estarán con nosotros.»
En la charla anterior acabamos de hablar de la madurez de la personalidad; pero
dejamos para tratar aquí, aparte, de una de sus principales características, que es la madurez
social. Un fruto es maduro cuando está sazonado y puede servirse a los demás. La vida
cuando es poseída con más plenitud tiende a comunicarse.
La madurez cristiana de la personalidad tiene su nombre: es el apostolado. La actitud
propia del inmaduro, del niño, es siempre la de pedir. La madurez, en cambio, de la
personalidad se manifiesta por las ganas de servir, no de servirse de los demás. «La vocación
cristiana es, por su misma naturaleza, vocación al apostolado» (Vaticano II, AA 2).

1. VOCACIÓN UNIVERSAL AL APOSTOLADO

Se hizo famosa la expresión de] presidente Kennedy, de los Estados Unidos: «No
preguntes qué puede hacer el Estado por ti; sino más bien, qué es lo que tú puedes hacer por
el Estado». Tampoco preguntes qué pueden hacer la Iglesia y los demás por ti. Todos los
bautizados somos en parte responsables de la Iglesia y de la salvación del mundo. Como a
Caín, a todos Dios nos preguntará: «¿Qué has hecho de tu hermano?». Unos tenernos que
responder de los otros.
Tres son las principales razones por las cuales todos los cristianos estamos obligados
al apostolado o propagación del Evangelio: la razón de Cristo, la razón nuestra y la razón de los
jóvenes. Veamos una por una.

1.1 La razón de Cristo para el apostolado

La primera razón, que las justifica todas, siempre es la de hacer la voluntad de Dios. Y
la voluntad de Dios es que todos se salven (2 Pe 3, 9). Cristo quiso compartirlo todo con la
Iglesia, que es su cuerpo, hasta la redención del mundo. El grano de mostaza que él sembró y
regó con su propia sangre, a la Iglesia toca «hacerla crecer y convertirla en un árbol para que
las aves del cielo aniden en sus ramas» (Lc. 13, 19).
A la hora de despedirse Jesús reunió a los suyos y les dijo: «Como el Padre me envió,
Yo también os envío a vosotros» (Jn. 20, 21). El sentido de la misma palabra apóstol y
apostolado es la de ser un enviado. De aquí que el Concilio advirtiera que: «Cristo, enviado del
Padre, es la fuente y origen de todo apostolado» (AA 4).
El apostolado es congénito al cristiano. El Evangelio constituye una invitación
permanente de Cristo al apostolado. Recordemos algunas de sus palabras: «Es semejante el
reino de los cielos al fermento en la masa» (Mt 13, 33). «Ustedes son la sal de la tierra.
Ustedes son la luz del mundo». «Lo que les digo en la oscuridad, díganlo ustedes a la luz; y lo
que oyen al oído, proclámenlo desde los terrados» (Mt 10, 27).
Las últimas palabras de Cristo antes de subir al cielo fueron: «Vayan por todo el mundo
y prediquen el Evangelio a toda criatura» (Mc 16, 15). Y no crean que esto lo dijo sólo a los
apóstoles, o para el Papa, los obispos y los sacerdotes. Lo dijo a toda la Iglesia. Y esto por dos
razones: porque era imposible que aquellos pudieran llegar solos «a toda criatura», y porque la
Iglesia la formamos todos. La Iglesia entera es responsable de la salvación del mundo. Iglesia
eres tú. Iglesia soy yo. Iglesia somos todos los que estamos unidos por el amor y el bautismo.
El mundo no hay que salvarlo.- El mundo ya lo salvó Cristo. Y sin embargo, hay
inmensos sectores sociales donde no ha llegado la liberación de Cristo. La gran tragedia del
mundo es que en éste, estando salvado, haya tantas personas que se condenen y tantas cosas
que anden mal, porque nosotros no hemos hecho suficientemente efectiva esta redención. A
veces los periódicos nos informan de que mendigos han sido encontrados muertos de hambre
llevando buenas cantidades de dinero. Por voluntad de Dios, la Iglesia es la depositaria de la
gracia de la salvación, y a los cristianos toca por el apostolado distribuir los inmensos caudales
de la palabra de Dios y los sacramentos que ha puesto en nuestras manos. No seamos ricos
epulones de la gracia (Lc. 16). Digamos a todo el mundo: Dios te ama. « ¡Ay de mí si no
evangelizare», se decía a si mismo san Pablo (1Cor. 9, 16).
Nuestra misión es continuar la de Jesús. Él es la cabeza de su cuerpo místico, nosotros
las manos. «Cómo mi Padre me envió, así los envío yo a ustedes» (Jn. 20, 21).
La revolución destruyó en una población una imagen muy venerada de Cristo. Los fieles
recogieron después pedazos y buscaron un escultor que lo reconstruyera. Corno se perdieran
las m anos, éste propuso modelar otras iguales, pero no pudiendo ser las mismas el pueblo se
negó, y pusieron el Cristo a la veneración a los visitantes sin manos. Como aquello chocaba a
los visitantes, el párroco resolvió colocar al pie de la imagen esta leyenda: «Las manos de
Cristo las tienen ustedes».
1.2 La razón nuestra para el apostolado

La primera razón para que seamos apóstoles es la razón de Cristo, es decir, es un


mandamiento suyo; somos enviados suyos al mundo. La segunda razón es la nuestra. No sólo
por amor a los demás debemos hacer apostolado, sino también por interés propio.
Hay razones propias que nos impulsan a difundir la Buena Nueva. El apostolado es
necesario para conseguir nuestra propia salvación: nadie se salva solo, nos salvarnos y
condenamos en racimo, con los otros. Ayudando a los otros nos ayudamos a nosotros mismos.
Salvando no salvamos. Quien salva un alma salva la suya.
La fe es una vida, y como vida es acción y dinamismo. 0 se propaga o se apaga. Según
frase de Tertuliano: «0 apóstol o apóstata. » La vida nueva cristiana lo será si está siempre en
renovación. Tenemos ejemplo del agua, que desde que deja de correr y se estanca en un
charco, deja de ser potable y se corrompe. No quieras que la fe se te pudra dentro.
Comunícala, propágala. De fe y de amor, cuanto más se da más se tiene. Enseña la filosofía,
que el bien de suyo es difusivo.
Toda potencia condenada a la inacción se atrofia y muere. Un miembro que no se
ejercita, se anquilosa; la herramienta que no trabaja, se oxida; la fe que no propaga, como la
lámpara de las vírgenes necias del Evangelio, se apaga (Mt . 25, 1ss).
La acción apostólica no sólo asegura la pervivencia de la vida de gracia sino que la
desarrolla con mayores exigencias. Nadie puede dar lo que no tiene. Lo primero que se exige
del apóstol es que dé testimonio de lo que predica. El líder tiene que ir delante. El apostolado
demanda unas disposiciones de vida interior, oración, convencimiento, ilusión, sacrificio y
generosidad, que son las características genuinas de la santidad.

1.3 La razón de los jóvenes para el apostolado

Hay una razón propia de los jóvenes para el apostolado. Esta razón es que el joven y la
joven, como tales, son extravertidos y expansivos. Lo que sienten y viven lo tienen que
compartir y comunicar. La juventud es mate- rial útil para todas las revoluciones. Con jóvenes
se hacen todas las guerras.
Pero a esta razón de la juventud y su entusiasmo propio de todas las épocas viene
ahora a sumarse una razón propia actual. Uno de los signos de los tiempos actuales es la
inconformidad y revuelta juvenil. Razones de insatisfacción y rechazo de la herencia que nos
han legado generaciones anteriores no faltan. Una de ellas es el sinsentido de la vida. Decía
una de las pancartas de la revolución de Mayo: «No queremos un mundo donde la garantía de
no morir de hambre se compensa por la garantía de morir de aburrimiento.» Sin embargo, la
nueva sociedad que propugna la juventud necesita líderes y conductores honrados y capaces.
«Si un ciego guía a otro ciego, ambos caerán en el hoyo» (Lc. 6, 39). Y esto es lo que pasa.
Desgraciadamente, de cuántos falsos dirigentes juveniles es víctima la juventud en
nuestros días. El abuso de los puestos directivos por parte de algunos ha hecho posible la
extensión de la corrupción, de la inmoralidad y de la subversión en escala sin precedentes. El
único temor de tales dirigentes juveniles es que despierten los jóvenes honrados y se decidan
éstos a mirar por sus propios ideales. Corno ves, su temor es nuestra esperanza,
He aquí la primera cosa que puedes hacer para mejorar las cosas en este particular:
reconocer su necesidad.
Hay algo más que llevarte las manos a la cabeza desesperado en presencia de tantos
y tan turbios manejos. Precisamente una parte importante de tu misión en la vida, como
seguidor de Cristo, ha de consistir en enderezar lo que está mal, en vez de limitarte a
condenarlo.
Reconoce por encima de todo que el hecho de que los buenos no se hayan
consagrado a tomar el mando ha hecho posible ese vacío que los malos dirigentes se han
apresurado jubilosamente a llenar. En casi todos los campos hay urgencia de personas que
acepten responsabilidad. El más urgente es el juvenil, universitario y laboral. La actitud de «que
lo haga el vecino» ha abierto a menudo el camino al desastre.
Cabe preguntarse: ¿por qué vosotros habéis recibido tanto, se os ha hablado tanto de Dios, y
en cambio nos dedicamos menos a otros? ¿Por qué muchos muchachos nunca tendrán la
oportunidad de asistir, por ejemplo, a un Encuentro de promoción? No hay derecho. Solución:
que ustedes lo comuniquen a los demás. Éste fue el caso de Cristo, que se dedicó a doce
apóstoles, pero para que éstos llegaran al mundo.
2. EL JOVEN LIDER CRISTIANO

El descubrimiento de las necesidades, de los defectos, del «vacío» de los otros, es el


punto de arranque del joven líder cristiano. A partir del momento en que la obsesión por los
demás ha mordido en el corazón del joven y le empuja a hacer algo por ellos, empieza a
merecer el nombre de líder. Todo joven cristiano debe ser líder.

2.1 Qué quiere decir ser joven líder

Que nadie se asuste por haber dicho que tiene que ser un líder. Quizá alguno diga:
¿Yo líder? Pues, sí. Todo depende, claro, por lo que se entienda por líder. Líder no es sólo
aquel que mueve las masas; éste es el líder de autoridad y de mando. Pero básicamente no es
eso. Líder es una palabra que viene del inglés -leader-, y, según el diccionario, significa guía,
conductor, el que señala el camino. Líder, participa en algo del concepto de dirigente.
Así entendido, podemos definir al joven líder cristiano como: Un detector, orientador,
armonizador de las necesidades y de las personas en la comunidad. Es detector, porque capta
las necesidades, aspiraciones y soluciones para sus grupos y ambientes. Es orientador, porque
indica a cada uno el camino y lo hace superar como persona. Es armonizador, en cuanto
aglutina y pone en orden las diferencias y antagonismos de sus compañeros.
Joven líder no es, pues, precisamente el que manda más, sino el que tiene más
capacidad de servicio. El líder se hace, es el producto del esfuerzo personal por educarse y
superarse; sintonizando con el ambiente y la comunidad en que vive, sirviendo a sus
necesidades. Es aquel que realiza más funciones sociales de servicio. En este sentido la
Iglesia se llama a sí misma «servidora del mundo» y el Papa «servidor de los servidores de
Dios».
Tanto Andrés Vela como José Marins, expertos en dinámica de grupo, afirman que «se puede
ampliar el concepto estricto de líder (aquel que conduce) para decir que todos pueden ser
líderes en aquello que saben hacer, en aquello que se comprometen. Si el cristianismo es vida
de unión y comunicación de dones y de servicios mutuos, cualquier persona puede
comprometerse y asumir liderazgo, ser líder. Líder es todo aquel que influye.

2.2 En qué puede ser líder un joven

Desde luego, una vez tú hayas comprendido que puedes ser líder juvenil cristiano, lo
primero que vas a preguntar es en qué vas a serlo. Vamos a concretar la respuesta. Las metas
hacia donde vamos a apuntar la acción apostólica concreta, en líneas generales, son las
siguientes:

A) Actuaremos de acuerdo a las necesidades. Los estímulos, que al comprobar las


necesidades nos hicieron lanzar a entregarnos, se tienen que convertir en objetivos. El
auténtico líder es el que se forma partiendo de las exigencias y necesidades de sus
compañeros, de su grupo y de su ambiente, para servirlos dándoles las soluciones del
Evangelio. En el Mensaje a la juventud del Concilio dicen los obispos: «En nombre de Dios y de
su Hijo, Jesús, os exhortamos a escuchar la llamada de vuestros hermanos y poner
ardorosamente a su servicio vuestras energías» (n.' 4).

B) Actuaremos de acuerdo con las posibilidades. No seamos hombres orquesta. No se trata de


querer ser líder en todo, sino en aquello que uno realmente sirve. No todos servirnos para todo,
pero todos servimos para algo. En ese algo, que es donde están tus valores, tu vocación, está
también tu servicio. El servicio que la comunidad espera y necesita de ti, que debes coordinar y
completar con el de los demás. «Que cada uno ponga al servicio de los demás los dones
(carismas) que haya recibido» (1 Pedro 4, 10).

C) Actuaremos en el propio campo juvenil Comienza por donde estás, Por los amigos,
familiares, por los grupos a que perteneces. Por las personas que necesitan tu ayuda. La
juventud será esencialmente evangelizada por la misma juventud. Como joven eres compañero
y responsable de otros jóvenes. Lo declaró expresamente el Concilio: « Los jóvenes deben
convertirse en los primeros e inmediatamente apóstoles de los jóvenes, ejerciendo el
apostolado personal entre sus propios compañeros, habida cuenta de¡ medio social en que
viven» (AA 12).

2.3 Cualidades naturales y sobrenaturales del líder

El movimiento de la acción apostólica del joven líder cristiano se mueve al ritmo del
doble balanceo de las cualidades naturales y sobrenaturales.

2.3.1 Las cualidades naturales del líder

A - Realismo e Iniciativa. No basta la buena voluntad. Los pies en el suelo y en el cielo la


ambición. Se necesita planear y técnica apostólica. Si los apóstoles no hubieran sabido pescar,
no hubiera habido pesca milagrosa... Lo más real de la realidad no es la realidad, sino sus
posibilidades. El líder es creativo y tiene iniciativa.

B - Simpatía y empatía. Simpatía es sinónimo de amabilidad. Dice un adagio chino que quien
no sea simpático que no abra una tienda. La simpatía es la sonrisa del amor.
Empatía es la capacidad de penetrar en los sentimientos de los demás. Es la
capacidad de ponerse verdaderamente en lugar del otro, de ver el mundo como él lo ve para
comprenderlo.

C - Entrega. El que no se da se queda solo. Para saber ganar hay que saber perder. «Mejor es
dar que recibir» (Hechos 20, 35). Para llegar hay que salir.

2.3.2 Las cualidades sobrenaturales del líder

A- Fe contagiosa. Que el testimonio de nuestra fe convenza. A Dios más que demostrarlo, hay
que mostrarlo. Los jóvenes más que de predicadores, necesitan testigos. Debemos ser testigos
por nuestra alegría de la resurrección de Cristo.

B - Esperanza confiada. Hay que saber pegar el salto a lo desconocido; saber nadar sin
guardar la ropa..., porque la guarda el Señor. Todo fracaso es una experiencia y éxito a largo
plazo. La cruz es necesaria. Nuestra mayor fuerza está en la oración. Rezar, rezar, rezar.

C – Amor ardiente. El amor abre todas las puertas. El que más influye es el que más ama. Vale
más un gramo de caridad que toneladas de razón. Se ha dicho que el mundo será del que lo
ame más y se lo demuestre mejor.

3. LA OPCIÓN DEL JOVEN A UN ESTADO DE VIDA

Se ha dicho que la vocación cristiana es una vocación al apostolado. Como vocación


al apostolado no sólo afecta unos determinados actos, sino da la vida.
Así como debemos tener en cuenta nuestra vocación apostólica al elegir nuestra forma
o estado de vida. En todas las opciones fundamentales de nuestra vida, en una u otra forma,
directa o indirectamente, nuestra responsabilidad apostólica debe estar presente. (Poner
ejemplos).
Desde el punto de vista apostólico, tres son fundamentalmente las formas o estados de
vida de opción para el joven.

3.1 El estado seglar (la vocación más común)

Dice el Concilio Vaticano II, que «a los laicos corresponde, por propia vocación, tratar y
ordenar los asuntos temporales a los que están estrechamente vinculados, de tal manera que
se realicen conforme al espíritu de Jesucristo» (GS. 31).
Ser seglar representa:

a) Ejercer las actividades y profesiones temporales


b) Realizarse en la vida familiar, con el amor a la esposa y a los hijos
c) Compromiso en su vida social y política.
Un laico puede optar por la soltería como un estado de vida. El laico no tiene por
exclusividad el matrimonio. La soltería ofrece también formas peculiares de apostolado laical.

3.2 El estado de consagrado (religiosos e institutos seculares)

Algunos cristianos se sienten llamados, como vocación y gracia especial y exquisita de


Dios, «a conseguir un fruto más abundante del bautismo, mediante la práctica de los consejos
evangélicos recomendados por Jesús» (votos de pobreza, obediencia y castidad).
Este estado hace brillar de manera especial la santidad de la Iglesia, por la práctica
pública de las bienaventuranzas (Vaticano II, LG 42; PC5).

3.3) El estado de sacerdocio

En razón de su estado de consagración y ministerio, el sacerdocio es la más excelsa


de todas las vocaciones apostólicas. Jesús instituyó el sacerdocio como sacramento el jueves
santo.
Su misión es la de perpetuar el sacrificio de la cruz hasta el fin de los tiempos por la
eucaristía, modelar y dirigir el pueblo de Dios. El sacerdocio renueva en la Iglesia la
«presencia» de Jesús.
¿Te has preguntado en qué estado de vida te llama el Señor? Son preguntas a hacerse
en un encuentro juvenil.

CONCLUSIÓN

EL REINO DE DIOS PROGRAMA DEL LIDER

Todo líder tiene un programa. Todo movimiento de renovación social reconoce su


bandera. ¿Cuál es el programa que presentamos los líderes cristianos? ¿Cuáles son los
colores de nuestra bandera? Es el reino de Dios. ¡Venga a nosotros tu reino! La misa de Cristo
rey nos lo describe así:

- Es un reino de justicia, de amor y de paz.


- Es un reino de verdad, de vida y de santidad
- Es un reino universal y eterno.

¿Conocen un programa e ideal mejor, sistema de renovación social y personal más


exigente y prometedor? Éste es un reino que ya empieza ahora, en esta vida, y que tendrá la
plena realización en la otra.
«Habiendo Jesús convocado a los suyos los envió a difundir el reino de Dios» (Lc. 9,1).
Apostolado es toda actividad que contribuya a la implantación del reino de Dios.
El hermano de san Juan Bosco, José, se encontraba en su casa gravemente enfermo.
Enterado de la inminencia de su muerte fue a visitarlo. Al verle llegar le preguntó: «Juan, ¿qué
me traes de Turín?» A lo que don Bosco te contestó: «Te traigo el reino de Dios».
«Te traigo el reino de Dios.» Ésta es la misión de Cristo y continúa siendo la de todos
los que, con él, queremos ser apóstoles. Es la razón del joven líder. Desde hace dos mil años
que la bandera del reino, que nuestro líder Cristo enarboló en el asta de la cruz, está
entusiasmando a la juventud. Miles y miles de jóvenes hoy en el mundo viven y luchan por este
ideal, por el que vale la pena vivir y morir.

ANOTACIONES AL MENSAJE

- Este mensaje es propio que lo dé un guía joven. Debe constituir una llamada de joven a joven,
y a la acción. Evitar que se quede a una simple exposición de ideas y conceptos... «porque el
amor de Cristo nos apremia» (2Cor. 5, 14). Toca al expositor hacerlo vivencial y directo;
aportando testimonios y experiencia propias y de otros jóvenes; haciendo contagiosa su
convicción.
- Por razón del tiempo o del grupo de jóvenes del Encuentro, se podrá suprimir la parte tercera
del mensaje. De suprimirse, no omitir nunca la parte de conclusión sobre «El reino de Dios
programa del líder».
- La plegaria final puede ser un canto o himno de respuesta, o sobre la Iglesia; también la
oración de la paz de san Francisco.
- Al final no hay dinámica grupal. Se entrega el cuestionario sobre la fe. No se firma. Las
respuestas se entregan al asesor que predicará la homilía de la celebración que sigue.

ESQUEMA DEL MENSAJE: «EL JOVEN LÍDER COMUNITARIO»

INTRODUCCIÓN
El apostolado signo de la madurez social de la personalidad

1. VOCACIÓN UNIVERSAL AL APOSTOLADO

Razones principales de la misión apostólica del cristiano


1. «La razón de Cristo -Somos unos enviados
2. «La razón nuestra - Nos salvamos salvando
3. La razón de los jóvenes - Vivimos un momento crucial de la historia

2. EL JOVEN LIDER COMUNITARIO

1. Qué quiere decir ser joven líder


2. En qué puede ser líder un joven
Actuar de acuerdo:
- a las necesidades de su ambiente
- a sus posibilidades y carismas
- dentro del propio campo juvenil
3. Cualidades a cultivar el joven líder cristiano
A. Cualidades naturales
- realismo e iniciativa
- simpatía y empatía
- voluntad y entrega
B. Cualidades sobrenaturales
- fe contagiosa
- esperanza confiada
- amor ardiente

3. LA OPCIÓN DEL JOVEN A UN ESTADO DE VIDA

Vocación apostólica: forma o estado de vida


A. El estado de vida seglar o laico
B. El estado de vida de consagración
C. El estado de vida de sacerdocio

CONCLUSIÓN

El reino de Dios programa de liderazgo cristiano

Actividad personal final


Cuestionario sobre la Fe
CELEBRACIÓN LITÚRGICA
15. OPCIÓN A LA FE

1. CELEBRACIÓN DE LA EUCARISTIA Y ACTO DE OPCIÓN A LA FE


2. HOMILIA: (Marcos 9, 14-27): «TODO ES POSIBLE AL QUE CREE»

Pauta de celebración

Ésta constituye la segunda celebración litúrgica del Encuentro. En este segundo día,
como en el segundo, se celebra al final de la tarde.
Esta celebración sobre la fe vino ya preparada por todos los temas de la tarde. El
mensaje de la Madurez de la personalidad, en su última parte, presentó la fe como núcleo y
medio integrante de la personalidad. El mensaje del Joven líder puso la fe entre las principales
cualidades del líder cristiano. Anteriormente, hubo la llamada «hora de desierto» y el test sobre
conceptos y experiencias de fe.
El tercer día está destinado a contestar los ocho principales puntos del «Catálogo de
problemas», cuestionario que fue entregado a todos los jóvenes al principio del Encuentro, si
no pudo hacerse antes. El séptimo punto de este catálogo es el que trata de la fe. Por su
importancia se dejó para ahora.
A esta celebración se le da el nombre de la Opción a la fe, primero porque la fe
constituye el tema de toda la liturgia de la Palabra; y luego porque antes del ofertorio se invita,
a los que libremente deseen, a acercarse uno a uno al altar y, con las manos puestas sobre la
Sagrada Escritura, hacer un acto público y comunitario de profesión de fe. Se termina con la
renovación de las promesas del bautismo, siguiendo más o menos el ritual del misal del sábado
santo.
Los grupos de canto y de liturgia serán también los encargados de preparar la
celebración.

1. CELEBRACIÓN DE LA EUCARISTIA
Y ACTO DE OPCIÓN A LA FE
ACTO DE ENTRADA

Monición inicial

Amigos y amigas: De nuevo nos hemos reunido para celebrar una reunión de comunidad
juvenil cristiana. El momento que vivimos en el Encuentro lo reclama. Hasta ahora hemos
estado tratando los puntos de nuestro Catálogo de problemas personales. Faltaba responder al
capítulo de la fe. Es el que vamos a considerar ahora.
El Encuentro está muy avanzado. Tenemos ideas más claras. El acto que vamos a
tener esta tarde es determinante dentro del Encuentro, y puede llegar a serlo para el resto de
nuestra vida.
Jesucristo se nos ha presentado como nuestro héroe, hermano y amigo. Estamos en
condiciones de optar definitivamente por él, y decirle como Simón-Pedro: «Sólo tú tienes
palabras de vida eterna.» «Tú eres el Hijo de Dios vivo.»
Como jóvenes, nos ha llegado el momento de tener que hacer las opciones
fundamentales de nuestra vida. Entre ellas está la opción vocacional y la opción de Dios. Todos
aspiramos a tener una personalidad madura. La prueba mayor que adquirimos madurez de
personalidad está en saber optar y tomar decisiones.
Optar por Dios, para un joven cristiano, es reaceptar con decisión su bautismo, y
aplicar los criterios de la fe a los cuestionamientos de la vida, Nos dice san Pablo que «el justo
vive de la fe», y que «en la fe está nuestra victoria». Entremos a esta celebración con la alegría
de un canto.

Canto de entrada Durante el canto entran los celebrantes y besan el altar.


(Elegir una canción de decisión o búsqueda, o que haga referencia a la fe, de acuerdo al
carácter de la celebración. Sería bueno que el monitor, y mejor el mismo que dirige el canto, la
motivara partiendo de su música y letra).

Saludo del Presidente


«Todos somos hijos de la luz por la fe en Jesucristo. Todos los que han sido bautizados en
Cristo se han revestido de Cristo» (Gál. 3, 26- 27).
R/. - Amén.

Oración colecta (puede ser creada)

Dios de misericordia infinita, que reanimas la fe de tu pueblo, acrecienta en nosotros los dones
de tu gracia, para que comprendamos mejor la inestimable riqueza del bautismo que nos ha
purificado, del espíritu que nos ha hecho renacer y de la sangre que nos ha redimido. Por
Jesucristo nuestro Señor.

1. LITURGIA DE LA PALABRA

1ª lectura

Monición

Uno de los personajes más importantes de la historia es el patriarca Abraham. Los judíos lo
consideran el Padre de su patria; para nosotros es el protofundador de la Iglesia. Sus pruebas
fueron atroces. Su vocación le llevó a abandonar su país, y su familia andaba dividida. Su
esposa era estéril y con todo tuvo que creer que tendría un hijo. Se le pidió sacrificarlo, y
continuar creyendo que este hijo llegaría a ser el heredero del pueblo elegido.
Escuchemos seguidamente la lectura de este relato, según está escrito en el libro del Génesis.

Lectura del libro del Génesis (22,9-49)

SALMO RESPONSORIAL

Lector: Tú me guías por sendas de justicia,


me enseñas la verdad.
Tú me das el valor para la lucha,
sin miedo avanzaré.
Todos: El Señor es mi fuerza, mi roca y salvación.

Lector: Iluminas las sombras de mi vida,


al mundo das la luz.
Aunque pase por valles de tiniebla,
yo nunca temeré.
Todos: El Señor es mi fuerza, mi roca y salvación.

Lector. Yo confío el destino de mi vida


al Dios de mi salud.
A los pobres enseñas el camino,
su escudo eres tú.
Todos: El Señor es mi fuerza, mi roca y salvación.

2ª' lectura

Monición

El verdadero encuentro con Dios se tiene mediante la fe. Por la fe conocemos la verdad,
descubrimos la presencia permanente de Jesucristo, y nos unimos a su Persona. Creer es
escuchar y contestar a Dios. Creer es confiar y entregarse a Él, y salvarse* por la fuerza de su
palabra.
La fe, además de una verdad y un poder, es una virtud y una vida. En la segunda lectura que
vamos a hacer, veremos como, a través de la historia, la fe ha formado y sostenido la recia
personalidad de los grandes personajes de Israel, del Pueblo de Dios. Escuchemos la lectura
del compañero (a).

Lectura de la epístola a los Hebreos 11, 1-4; 17-21; 32-34


(Puede seguir el canto del Aleluya).

3ª lectura del Evangelio

Monición

Ahora va a hablarnos directamente el Maestro en el Evangelio. No esperemos de él grandes


discursos sobre la fe. El mejor argumento para él son siempre los hechos. La fuerza que avala
sus palabras se la da la experiencia. La fe se entiende al vivirla. La fe es un sentido superior y
nuevo. Es una luz, un poder y una fuerza: una virtud.
El pasaje del Evangelio que va a leernos ahora el sacerdote, es una vivencia en carne viva de
este poder de la fe. En deferencia a que es palabra del Evangelio, la escucharemos de pie.

Lectura del evangelio de san Marcos 9, 14-2


(Sigue la homilía. Al final breve silencio).

2. OPCIÓN PERSONAL Y COMUNITARIA A LA FE DESPUÉS DE LA HOMILIA

Admonición del sacerdote

Apreciados jóvenes: cuando erais niños se os bautizó y se os hizo cristianos. Vuestros padres,
llevados por el amor que os tienen, pidieron por vosotros la fe e ingresar en la comunidad de fe,
que es la Iglesia. Vosotros erais inconscientes. Ellos, acompañados de vuestros padrinos,
hicieron por vosotros la profesión de la fe.
Pero ahora, ya jóvenes, no debe bastarnos aquella aceptación de la fe de nuestros
mayores. Es preciso una libre y personal reaceptación de la fe. Como jóvenes responsables, y
como una expresión de vuestra propia personalidad, es preciso hacer la llamada opción de
Dios, mediante una libre y consciente aceptación de la fe. Estáis, precisamente, en la edad de
tener que tomar las grandes decisiones, las que, en uno u otro sentido, van a decidir en gran
parte todo el futuro de vuestra vida.
Este Encuentro que estamos celebrando ahora, puede constituir una excelente
oportunidad, para los que libremente quieran, de hacer una pública y personal reaceptación de
la fe de nuestros padres, recibida en el bautismo.
Sobre el altar, vamos a poner abiertas las Sagradas Escrituras que con- tienen la
palabra revelada de Dios. Los cirios que están prendidos junto a la Biblia, nos van a recordar el
cirio que prendieron en nuestras manos al bautizarnos, como símbolo de la luz de la fe; y
también el cirio pascual que a la vez representa a Cristo resucitado y al hombre nuevo.
Los que libremente deseéis, podréis acercaros ahora, uno a uno, al altar y abrir
vuestras manos sobre la Biblia como un signo de vuestra opción fundamental a la fe y
reaceptación de vuestro bautismo. Háganlo con el entusiasmo con que los jóvenes sabéis
tomar vuestras decisiones.
Se les hará la misma pregunta que Jesús hizo al padre del joven hidrópico, cuando en
el evangelio que acabamos de leer le pedía la curación de su hijo. Le preguntó Jesús: «¿Tienes
fe?» Y él le contestó: «Creo, Señor, pero aumenta mi fe». También nosotros podemos
responder con estas palabras, o en la forma que más guste a cada uno expresarse.
(Dejar un momento de silencio para preparar el acto de la opción a la fe).

Renovación comunitaria de las promesas del bautismo


(Terminado el acto de la opción personal a la fe, estando todos alrededor del altar,,el
presidente propone hacer la renovación de las promesas del bautismo. Se puede servir de la
fórmula del misal para la vigilia de pascua).
Admonición del sacerdote:

Renovemos, hermanos queridos de Dios, las promesas del santo Bautismo con las cuales
renunciamos un día a Satanás y a sus obras, y al mundo enemigo de Dios, y prometimos servir
fielmente al Señor en la santa Iglesia católica. Así pues:

Interrogatorio

Sacerdote: ¿Renuncian al pecado para vivir en la libertad de los hijos de Dios?


Todos: Sí, renuncio.

Sacerdote: ¿Renuncian a todas las seducciones del mal, para que no domine en vosotros el
pecado?
Todos: Sí, renuncio.

Sacerdote: ¿Renuncian a Satanás, padre y príncipe del pecado?


Todos: Sí, renuncio.

Profesión de fe

Sacerdote: ¿Creen en Dios, Padre todopoderoso, creador del cielo y de la tierra?


Todos: Sí, creo.

Sacerdote: ¿Creen en Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor, que nació de santa María
virgen, murió, fue sepultado, resucitó de entre los muertos y está sentado a la derecha del
Padre?
Todos: Sí, creo.

Sacerdote: ¿Creen en el Espíritu Santo, en la santa Iglesia católica, en la comunión de los


santos, en el perdón de los pecados, en la resurrección de los muertos y en la vida eterna?
Todos: Sí, creo.

Y concluye el sacerdote:
Ustedes son hijos de la luz. Vivan, por tanto, como hijos de la luz. Por el estado de gracia, son
templos del Espíritu Santo, que el Padre les ha regalado.
El sacerdote puede hacer la aspersión con el agua.

3. LITURGIA DE LA EUCARISTIA
(Conviene que el pan y el vino sean llevados por los jóvenes).

Oración de las ofrendas


Recibe, Señor, las ofrendas que te presentamos, y haz que, renovados por la fe y el bautismo,
consigamos la eterna bienaventuranza.

Oración de después de la comunión


Concédenos, Dios todopoderoso, que la fuerza M sacramento pascua] que hemos recibido,
persevere siempre en nosotros.

Monición de despedida
Al terminar, recordemos la virgen María. Ella ha sido la persona que ha vivido con más fidelidad
la fe. Saludémosla con un canto.

Canto mariano
2. HOMILÍA DE LA CELEBRACIÓN DE LA FE
Tema: «Todo es posible al que cree» Referencia: Marcos 9, 14-27

Como en la celebración de la Palabra de ayer, el protagonista del Evangelio que


acabamos de leer es un joven. El joven de ayer era el Pródigo, aquel joven que Jesús nos
presentó en una parábola como el tipo del pecador y a la vez como modelo de retorno a Dios y
de conversión. Hoy, el Evangelio nos acaba de hablar de la curación prodigiosa de un
muchacho por Jesús, gracias a la fe de su padre. La lección práctica de lo que ocurrió y de
todos los incidentes que concurrieron en la curación del joven hidrópico, nos la resume en el
mismo texto sagrado Jesús: «Todo es posible para quien cree».
Como os habéis dado cuenta por las lecturas hechas, el tema central de esta
celebración es la fe. La fe en la Biblia es la fuente de toda la vida cristiana. Es la condición que
puso Jesús para la curación del joven, y tiene fuerza para seguir curando cuantas dolencias
físicas y morales aquejen hoy a la juventud. Del poder de la fe nos habla todo el Evangelio. A
dos ciegos que le pedían a gritos curación, Cristo les pregunta: «¿Creen que yo puedo hacer
esto?» Cuando ellos dijeron que sí, Él les despidió curados con estas palabras: «Hágase en
ustedes según su fe” (Mt. 8, 28-29). Y a Marta le dice: «Si tú crees, verás la gloria de Dios» (Jn.
11, 40). Hablemos, pues, de la fe.

1. LA VERDAD Y LA FE

Alguien ha definido al hombre como una necesidad. Un valor es la respuesta a una


necesidad, y uno de los valores más necesarios es el de la verdad para salir de la ignorancia.
Como los ojos buscan la luz y como los pulmones el aire, así nuestra inteligencia busca la
verdad, La verdad es una búsqueda constante desde que nacemos. Conocer la verdad es uno
de los mayores valores de la vida. «La verdad nos hace libres» (Jn. 8, 32).
Observemos un poco. Si en tu casa hay algún niño, te habrás dado cuenta que
empieza a pensar cuando de todo pregunta el porqué.
- Mamá, ¿por qué sirve esto? ¿Por qué hace aquello?
- Papá, ¿por qué se mueve esto? ¿Quién es aquél?
Cuando los niños quieren saber, es el momento de llevarlos a la escuela. Después del
parvulario vendrá la primaria, seguirán los estudios de secundaria, de una profesión, y para
algunos, la universidad. Hay personas que se pasan toda la vida estudiando; es decir, como
hemos dicho esta mañana al tratar de los estudios, buscando descubrir la verdad. Por lo que
sabemos que nos cuesta contestar una carta, podemos darnos cuenta del esfuerzo que
representa a la humanidad los libros que se han escrito, y los ríos de tinta que mueve el deseo
de conocer y exponer la verdad. Dicen que en la biblioteca del Congreso de Washington están
reunidos más de diez millones de libros. ¡Cuánto esfuerzo en pro de la verdad! ¡Cuántas
personas han muerto por defenderla!
Ahora bien, ¿qué es la verdad? Ésta es la pregunta que hizo a Cristo Poncio Pilato (Jn.
18, 38). Es triste, pero es así, después de todo esto no falta quien diga que no se puede
conocer la verdad. Los que así piensan son los agnósticos, que dudan siempre de la verdad;
son los que dicen que:

“En este mundo traidor


nada es verdad ni mentira
todo es según el color
del cristal con que mira”.

Sin verdades ni mentiras, con sólo pareceres y conveniencias, francamente, ¿valdría la


pena levantarse por la mañana y vivir? Sin embargo, la verdad existe, y para conocerla vale la
pena quemarse las cejas en el estudio, reír y vivir.
Los caminos por los cuales nosotros conseguimos llegar al conocimiento de la verdad,
los podemos resumir en tres, principalmente:

1. La propia experiencia y estudio. Mirando, tocando, observando y viviendo las cosas las
conocemos. Es la evidencia. Otras las descubrimos por deducciones de nuestra propia intuición
o estudio. Éste es el primer campo del conocimiento. Pero qué duda cabe que sus
posibilidades son muy limitadas. Si no pudiese el hombre saber más de lo que alcanzara saber
por sí mismo el hombre estaría todavía viviendo la edad de piedra, y sería un troglodita,
viviendo en cavernas.

2. La experiencia y enseñanza del otro. Además de lo mío, puedo enriquecerme con la


experiencia y estudios de los demás. La verdad que se aprende por la enseñanza de los
maestros se llama criterio de verdad de «autoridad». Lo que aceptamos por confianza al
maestro o persona que nos enseña, es una fe humana. Yo conozco Hong-Kong sin haber
estado, por la geografía; sé que Felipe II y Napoleón han existido, por la historia.

3. El testimonio mismo de Dios. Pero cuando uno más aprende es haciéndose discípulo de la
misma palabra de Dios. Justamente comenta san Juan: «Si aceptamos el testimonio de los
hombres, cuánto más el testimonio de Dios» (Un 5, 9). Aceptar este testimonio es tener fe
divina. El contenido total del magisterio directo de Dios es la revelaci6n. Dios nos habla en la
Biblia y a través del magisterio infalible de la Iglesia, que oficialmente la interpreta. ¡Palabra de
Dios!

2. ¿QUÉ SIGNIFICA TENER FE?

¿Qué es la fe? Recordemos la respuesta del catecismo: Es una virtud sobrenatural


que nos inclina a creer todo lo que Dios nos ha revelado. Creer por motivos
que no sean la autoridad de Dios, es tener fe humana, pero no fe divina. Muchos admiran, por
ejemplo, la Biblia, pero como un libro humano, lo juzgan sólo con criterios naturales.
La fe es una virtud teologal, implica una aceptación y relación personal con Dios, tal
como se nos revela. Por eso es una virtud. La palabra de Dios no sólo se acepta con la cabeza,
sino con el corazón y toda la vida. La fe es una praxis. No se puede creer impunemente.
Compromete, afecta y llena toda Ia vida. «El justo vivirá por la fe» (Rom. 1, 17). Una fe sin
obras es muerta (Sant. 2, 20). La fe es operativa: «lo que ha conseguido nuestra victoria sobre
el mundo es nuestra fe», podía declarar san Juan al constatar los primeros triunfos de los
cristianos (1Jn 5, 4).
La fe es una virtud, porque es una adhesión personal a Cristo. Es a la a vez principio y
consecuencia de la confianza y amor que le tengo. Uno es lo que ama. Al aceptar a Cristo,
como Hijo de Dios, le entrego mi inteligencia, le hago mi ideal: se establece una transferencia
mutua de pensamiento y de vida. Ningún ideal es más motivador que Cristo, es el primer valor
axiológico. Cuando Cristo se hace imagen interior, todo lo que en el joven no se ajusta a su
pensamiento debe eliminarse o transmutarse. Pasa lo que se dice cuando dos jóvenes son muy
amigos: que comulgan con las mismas ideas.
Lo fundamental en la fe cristiana es creer y aceptar a Cristo como el legado divino,
como Hijo de Dios. No se trata sólo de creer en la existencia y la palabra de Dios, sino de
profesar a Cristo corno la palabra personal de Dios y adherirse vitalmente a él. Recordemos la
profesión de fe culminante de Simón Pedro: «Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo», y la
respuesta que le mereció del Señor (Mt. 16, 16ss).
«La fe es un inserirse del espíritu humano, razón y voluntad, en el Espíritu de Dios».
Él acto de fe afecta a todo el joven. Vamos a tomar un acto de fe y ponerlo al
«microscopio» de la observación para ver todos los elementos de que está compuesto. El acto
de fe consta de tres elementos. En el acto de la profesión de la fe intervienen de consuno:

Primer elemento
LA RAZÓN: - Tenemos razones para creer

Segundo elemento
LA VOLUNTAD: - La fe exige libertad de opción

Tercer elemento
LA GRACIA: - La fe es un regalo de Dios.

Podríamos, pues, proponerlo así en forma de ecuación: Razón + Voluntad + Gracia = FE.
A continuación, vamos a ver elemento por elemento.
3. LA RAZÓN "Y LA FE

La razón y la fe, lejos de ser incompatibles, van de común acuerdo y se prestan mutua
ayuda. La razón exige la fe, y la fe exige la razón. La fe está por encima de la razón, pero no
en contra. Entre ambas no puede haber oposición. San Pablo llama a la fe: «obsequio
racional». Hay una revista española cuyo nombre es «Razón y Fe».
La fe no es creer a ojos cerrados, sino a ojos abiertos. No es exacta la representación
de la fe como una gran dama con los ojos vendados. La fe no es no ver: es ver demasiado; no
es estar ciego: es estar cegado, la luz reverbera. El gran enemigo de la fe es la ignorancia.
Muchos no creen en Cristo porque no lo conocen, o lo conocen a medias. Como aquel que
empezaba el credo por la mitad: «Poncio Pilato fue crucificado, muerto y sepultado ... » Con las
ideas extravagantes que muchos tienen del cristianismo lo más lógico y honrado es no creer.
Mucha ciencia acerca a Dios, poca aparta. Von Braurn, el verdadero creador de la era atómica
y de los vuelos cósmicos, que llevó los primeros hombres a la luna, es un gran creyente.

(Si el expositor lo cree oportuno puede aquí citar nombres de grandes personajes de la
historia y actuales, que fueron y son creyentes).

Se puede y se debe saber por qué se cree. Para creer y poder defender la fe, el joven
líder comunitario necesita tener unos criterios y motivos racionales de credibilidad. Criterio, es
un elemento para distinguir lo verdadero de lo falso. Su estudio corresponde a una ciencia que
se llama teología fundamental o apologética. Rápidamente, a vuelo de pájaro, voy a citar sólo
sus principales capítulos.

(Apuntamos aquí únicamente el esquema, para que en la homilía el predicador cite o


haga hincapié en los puntos que considere más necesarios destacar, según lo reclame la tanda
y la problemática de la fe de los muchachos asistentes).

Criterios de credibilidad de la revelación cristiana

Los motivos probativos de la veracidad de la revelación cristiana son múltiples: internos


y externos, positivos y negativos, individuales y sociales. Para creer hay más razones que
personas: cada persona puede tener una y varias razones para creer. La fe es una vivencia:
constituye, en los adultos, una experiencia salvífica de Dios.
Los principales criterios de credibilidad se pueden encuadrar en algunos de los
siguientes capítulos:

1) La personalidad única de Jesús

Unos soldados discutían sobre la fe. Uno dijo: «Yo no creo en Dios, porque a Dios
nadie lo ha visto”. Otro le contestó: «Es bien curioso, yo precisamente creo en Dios por todo lo
contrario de lo tuyo. Yo creo en Dios precisamente porque se le ha visto y se le ha tocado y se
ha tocado y ha hablado con Él: porque Jesucristo es Dios”. Exacto. El testimonio de la santidad
personal y la sublimidad de su doctrina son pruebas de que es un legado divino. La condición
excepcional de su persona y la verdad contundente de su predicación, le colocan al abrigo de
toda sospecha de mentira o falsedad y aseguran su veracidad.
¿Habrá quien se atreva a poner en duda, en nombre de la ciencia, la verdad de esta
ecuación? Obrar como hombre es ser hombre; obrar como Dios es ser Dios. Esta misma
cuestión la planteó Él al apelar al testimonio de sus obras (Jn. 10, 25). El argumento
incontestable de su divinidad lo dio Jesús:

 Por los grandes y numerosos milagros, tanto de orden físico como moral, que durante
su vida obró. El milagro es siempre un signo.
 Por las profecías que el hizo: conocimiento del interior, (cardiognosía); ccnocimiento a
distancia (telepatía); predicción, de futuros libres.
 Por los vaticinios del Antiguo Testamento cumplidos en Jesús. De Cristo es del único
del que se escribió su vida siglos antes de nacer.
 Por la resurrección. De todas las prueba, de la fe, la mayor es el hecho de la
resurrección de Cristo, que estando muerto w resucitó a sí mismo. Esta sola bastaría
para probar la Legación divina de Cristo. La señal de Jonás fue la prueba judicial que
El dejó como prenda de su palabra (Mt. 12, 40).

2) La excelencia de la doctrina cristiana

La doctrina cristiana, por su excelencia, no puede atribuirse a sola invención humana.


Las principales notas de la sublimidad de la doctrina cristiana, son: su integridad y santidad, su
armonía y flexibilidad, su eficacia.
La sola razón, por la oscuridad del entendimiento, no consigue más que la inseguridad,
confusión y contrastes que nos ofrece la historia de la filosofía. Sin revelación ni siquiera se
llega a un conocimiento congruo de la religión natural, de la ética.

3) La expansión admirable del cristianismo, y su estabilidad

Hay un hecho histórico que sorprende en la implantación del cristianismo en el mundo.


A pesar de predicar una doctrina de austeridad, sinceridad y de cruz, de que sus predicadores
eran humildes pescadores en su mayoría y escasos elementos de que disponían; sin embargo,
tuvo una difusión geográfica mundial, una difusión numérica de muchos seguidores, y una
difusión social, entre todas las clases sociales.
No sólo la expansión, en su fundación, sino también la estabilidad de la Iglesia en sus
veinte siglos de existencia, no tienen explicación plausible sin la presencia e intervención
directa de Dios. La insuficiencia de las causas naturales para explicar el hecho histórico de la
Iglesia constituye un acontecimiento insólito y milagroso.
La Iglesia, a pesar de las primeras persecuciones, de la invasión de los bárbaros y
mahometanos, de las revoluciones, de las impugnaciones de los intelectuales, de los peligros
internos, cismas y herejías, de la apostasía de sacerdotes y consagrados; sigue adelante,
como el arca de Noé, evangelizando y abriendo en el mundo caminos nuevos de esperanza.
La fe, a la manera de Cristo, es la verdad crucificada. Es el misterio pascual. ¿Queréis
mejor éxito que poder fracasar durante dos mil años? La identidad de fe entre la Iglesia actual y
la Iglesia primitiva es la misa.

4) Constancia heroica de los mártires y frutos de la doctrina cristiana

Los millones de mártires que han derramado su sangre por profesar la fe, dan
testimonio de la veracidad de la doctrina cristiana. Mártir, etimológicamente, significa testigo. La
acerbidad de los tormentos, la libertad con que se afrontan, la serenidad heroica y perdón con
que van a la muerte, no pueden explicarse por causas naturales, y constituyen un auténtico
milagro moral.
Como demostración de la virtualidad divina de la fe está también el hecho histórico de
la transformación de la sociedad por la Iglesia. Estudie- ¡nos cómo estaba la sociedad antes del
cristianismo, tanto en el aspecto individual, familiar como la sociedad civil; y después
comparémosla con su estado después del cristianismo. La transformación de la sociedad y los
frutos extraordinarios de la doctrina cristiana no tienen explicación sin una ayuda divina
sobrenatural.

4. LA VOLUNTAD Y LA FE

Hemos dicho que la fe es una virtud. Como acto de virtud, requiere la aceptación de la
voluntad. Nadie cree sino por propia voluntad. La fe es libre. A la fuerza a nadie se puede
obligar a creer. Sólo así es meritoria. La fe es la respuesta libre del hombre a la palabra de
Dios, a su vocación sobrenatural.
El acto de fe, por tanto, como acto de aceptación voluntaria de la llamada de Dios,
requiere ciertas condiciones de generosidad y correspondencia. Cristo –el Peregrino de la
historia- está llamado a las puertas de todos los corazones: «Yo estoy a la puerta y llamo» (Ap.
3, 20). La puerta de la cabeza y del corazón se abre por dentro... El que no quiera creer, que
cierre los oídos de la conciencia a las llamadas de la gracia, a las lecciones de la vida, y cierre
los ojos a la luz, nunca creerá. Nos lo advierte el mismo Evangelio:

«Pues todo el que obra el mal


aborrece la luz y no va a la luz,
para que no sean censuradas sus obras.
Pero el que obra la verdad, va a la luz» (Jn. 3, 20-21).

Existe una relación directa entre el pensar y el obrar. Es una simple cuestión de lógica.
Un joven no puede estar viviendo mucho tiempo contra lo que piensa, porque, o bien tendrá
que cambiar de ideas, o bien de conducta. Cuando el hombre no obra como piensa termina por
pensar como obra, Muchos dicen no creer o haber perdido la fe por no cambiar de conducta. A
Dios sólo lo niega aquel a quien estorba.
Un niño estaba en los brazos de su madre cuando llega una visita a la casa. E
pequeñín, al ver aquella persona se asusta, y se pone a llorar, como él no puede echarla, se
tapa los ojos con sus manos y deja de llorar. Como no la ve, ya cree que no está. Es la
conducta de muchos jóvenes con Dios.

Una madre se daba cuenta de la conducta desviada que iba llevando su hijo de
dieciocho años, pero no sabía cómo hablarle. Él no se dejaba. Pero un día, cuando fue a
llamarle como de costumbre para que fuera a misa, el muchacho le contestó:
- Mamá, no me llame más, porque no quiero más ir a misa. Sorprendida, ella le pregunta la
causa.
- Es que he perdido la fe -fue su respuesta.
Entonces comprendió la madre que aquélla era la oportunidad de hablar claro a su hijo,
y con mucha mayor decisión le replicó:
- No, hijo mío, tú no has perdido la fe, lo que has perdido es otra cosa, la moral, y esto te da
más pena decírmelo.
Y fue contándole todo lo que ella había venido sabiendo y observando desde hacia
tiempo. Y terminó diciéndole:
- Levántate, pues, y ve a misa.
Corno aquel joven tuvo una madre preparada y con decisión, salvé la crisis de fe de su
juventud. Y se lo agradeció más tarde.

La fe, como planta delicada, reclama ciertas condiciones de honradez y «buena fe»,
para existir. Cuando los cristales están empañados o los postigos cerrados no entra la luz. Y la
fe es una luz: lumen fidei. Lo advirtió el Señor: «Bienaventurados los limpios de corazón,
porque éstos verán a Dios» (Mt. 5, 8). El desenfreno de la sensualidad, de manera especial,
embota la fe y el mismo sentido natural de Dios. En expresión de León XIII: «La raíz de los
errores religiosos está más aún en las pasiones M corazón que en las aberraciones del
pensamiento.»
La luz está aquí, con las imágenes vivas de Dios. Para que entre la luz hay que abrir
los postigos. Estas imágenes no pueden proyectarse claras en nuestro interior si tenemos sucia
la pantalla del alma. El camino que lleva directo a la fe es la conversión del corazón.
«Conviértense y crean en el Evangelio» (Mc. 1, 15). La fe es una virtud infusa en el alma de
cada cristiano por el bautismo, es un germen vocacional que pugna siempre por salir. El
sacramento que abalea a la fe cuando estaba dormida, lava la pantalla sucia y abre los
postigos cerrados, es la confesión, la penitencia.

Un intelectual parisino, que decía haber perdido la fe, fue un día a Ars a visitar a san
Juan Vianney. Al encontrarle, le saludó y le dijo:
-Padre, vengo a discutir con usted. A ver si me convence a mí, o yo le convenzo a usted.
El cura de Ars le recibió con su sencillez acostumbrada, y le invitó a ir a la iglesia para
confesarse. Su sorpresa fue grande y se lo manifestó:
-¿Cómo puede ocurrírsele que me confiese si acabo de decirle que no tengo fe? -¿Hace
muchos años que usted no se confesó?, le insistió el santo.
Le contestó el tiempo que llevaba sin confesar. Desviaron la conversación y habla- ron
amigablemente mucho rato. Al final, nuevamente el cura de Ars vuelve a invitar al intelectual a
confesarse. Y él, con las mismas razones volvió a negarse. Sin embargo, el santo le hace caer
en la cuenta de que ya se ha confesado: que le ha dicho el tiempo que no se ha confesado y
que le ha contado, conversando, toda su vida. Aquél quedó sorprendido de la confianza que le
había inspirado, y de cómo le había ido abriendo su alma, con sus angustias y secretos.
Entonces -le contestó san Juan Vianney- arrodíllese, de lo bueno de su vida dé gracias a Dios y
de lo mato arrepiéntase.
Después de haberlo hecho, se levanto y le abrazó. Y quiso que le acompañase a la casa para
seguir discutiendo de sus problemas de fe. No obstante, el intelectual francés le dijo que ya no
había de qué, que ya creía. Mirándole con una sonrisa de bondad, el santo le observó: - Ah,
entonces, usted no tenía necesidad de discutir, sino simplemente de confesarse.
Éste es el caso de otro intelectual, Paut Claudel, y de tantos otros, cuyas dudas de fe están,
más que en la cabeza, en el corazón. ¡Las razones deL corazón!

5. LA GRACIA Y LA FE

Además de razonable y libre, la fe es sobrenatural. El tercer elemento del acto de fe es


la gracia de Dios. Gracia significa dádiva, Ir5galo. La fe es un don gratuitito, de amor: viene de
arriba. De los tres elementos de que se integra el acto de fe, el más radical y decisivo es
siempre la gracia. La fe es una virtud teologal.
Lo propio del joven creyente es tener la vida abarcando dos mundos: uno, visible y
terreno; el otro, invisible y sobrenatural, que también nos apremia por todas partes.
La fe constituye, propiamente, la experiencia interior de un encuentro personal con
Cristo. Es un trabajo vivo que el Espíritu Santo realiza en nuestra persona. El Espíritu Santo no
puede impulsar a amar sin iluminar.
La fe es conocer los secretos de Dios. Es una convicción interior, de gracia; más fuerte,
en seguridad de convicción, que todas las objeciones, «Mil objeciones no hacen una duda»,
afirma el convertido Newman.
La fe, porque es una gracia de Dios, para tenerla y acrecentarla hay que pedirla a Dios.
Reza para tener fe, reza el credo en las tentaciones de fe, reza si quieres que otros descubran
la fe. Dijeron los apóstoles al Señor: «Auméntanos la fe» (Lc. 17, 5). Tomemos ejemplo del
padre del joven del Evangelio que acabamos de leer: «Creo, Señor, pero aumenta mi fe».
Podemos hacer mucho a favor de esta delicada planta: regarla, arrancar todas las hierbas que
alrededor pueden causarle daño o robarle jugos. Lo que no podemos es tomarla con los dedos
y tratar de forzarla para que crezca.
La mejor disposición para llegar a la fe es la humildad. La misma oración ya es hija de
la humildad. Es haber reconocido sus necesidades y des- cubierto el valor Dios. Esta
disposición de la humildad para la recepción de la sabiduría interior es la que el mismo Jesús
había indicado por estas admirables palabras:
«En aquel momento se llenó de gozo Jesús en el Espíritu Santo, y dijo: Yo te bendigo,
Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has ocultado estas cosas a sabios y prudentes, y
se las has rebelado a pequeños. Sí, Padre, porque tal ha sido tu beneplácito» (Lc. 10, 21).
El orgullo, en cambio, es el obstáculo mayor que se opone a la fe. «Dios da su gracia a
los humildes y resiste a los soberbios» (1 Pe 5, 5-7). El auto- suficiente, por lo mismo que se
basta a sí mismo y sólo es bueno para aconsejar a los demás, nunca llegará a la fe. Hay
personas que nunca llegarán a la fe porque son incapaces de adorar.
(Sería el momento de citar casos conocidos, personalmente o de la historia, de
conversión en que se manifiesta claramente la acción directa de la gracia, y en que incluso
hubo, a la manera de Saulo, una actitud anterior contraria a Cristo.)

CONCLUSIÓN

LA FE RECLAMA DEL JOVEN UN COMPROMISO DE OPCIÓN

Ser libre es elegir. La primera elección libre a hacer, y de mayor trascendencia en la


vida, es la «elección de Dios». El tiempo de las opciones vitales es la juventud, y, por tanto, de
la verdadera adhesión personal por la fe a Cristo. El Encuentro constituye una ocasión propicia
para la reaceptación de la fe de nuestra infancia, como compromiso de vida. Lo que ahora
hagamos será con conocimiento de causa. Acabáis de tener una visión clara de lo fundamental
cristiano. A través de las meditaciones y mensajes se os han presentado los «cálculos
estructurales» del cristianismo. Estos días van siendo, por la experiencia interior de la palabra
de Dios y de la gracia, por el contacto directo con Cristo por la eucaristía y la oración, y la
convivencia de hermandad con los amigos, un encuentro y nuevo descubrimiento de Cristo,
que reclaman la correspondencia.
Hasta cuando se haya vivido siempre en un medio cristiano; hasta cuando uno desde el
principio o punto de partida no haya aceptado su religión, sin embargo, llega un día en que hay
que optar y comprometerse personalmente a seguir a Cristo. Aparece la conveniencia, como
signo de personalidad y madurez cristiana, de poner la fe en cuestión como opción
fundamental.

(Que el predicador termine explicando la celebración litúrgica de la opción a la fe que


seguidamente se va a celebrar, en la segunda parte, como respuesta a la palabra de Dios. Se
dejará un rato de silencio para la oración personal. Que cada uno piense en la fe a que va a
optar y ofrezca este acto a Dios con toda conciencia. Después, se dice a los jóvenes, que se
les invitará, libremente, a subir al altar, y allí se les preguntará, con la misma pregunta que
Cristo hizo al padre del hijo hidrópico antes de curarlo: «¿Tienes fe?» Y, con la mano derecha
puesta sobre la Biblia, contestará: «Creo, Señor, pero aumenta mi fe».-

ANOTACIONES A LA CELEBRACIÓN

Las mismas anotaciones de la celebración del segundo día sirven para la presente.

- El desarrollo que aquí se presenta para la homilía abarca diferentes aspectos, que pueden
servir de motivación y preparación a la celebración que le sigue, de la opción a la fe.

- Desde luego hay tema más que sobrado para el tiempo que ofrece una homilía. Toca al que la
exponga ver los puntos que considere más a propósito para los jóvenes asistentes al
Encuentro. Lo importante siempre es el esquema.

- Las lecturas de la celebración de la Palabra se sacan de la misma Biblia que está entronizada
Después se coloca la Biblia sobre el altar, para que los jóvenes que libremente pasarán al altar
para realizar la celebración de la opción a la fe, pongan al hacerla las manos sobre el libro.

- Para dar a la ceremonia un signo de la unidad de los creyentes, se pueden colocar todos en
torno al altar. Esta celebración además de tener un sentido personal de opción, al hacerlo en
comunidad dentro de la misa, adquiere una dimensión comunitaria. Al hacerlo junto con los
amigos, se hacen testigos unos a otros. Además se toma conciencia que la Biblia nos hermana,
corno libro de la historia y de la fe universal.

- Los grupos de canto y liturgia son los encargados de preparar la celebración. Eligen los
cantos adecuados al tema de la celebración y al momento en que se cantan. Nada como el
canto ayuda a poder expresar los sentimientos de una comunidad. Un canto sugiere siempre
nuevas interpretaciones a los distintos momentos de la oración.
ACTIVIDADES Y DINÁMICAS DE GRUPO DEL TERCER DÍA

1º CATALOGO DE MIS PROBLEMAS

* Entregados a todos la noche de entrada o anteriormente.


* A llevar contestado para el primer mensaje y a usar durante los cuatro mensajes del tercer
día.

Nombres y Apellidos___________________________________________________________
Edad_____ Calle______________________________ Colonia__________________________
Ciudad _____________________ Fecha de aplicación del Catálogo______________________

FORMAS DE CONTESTAR EL CATALOGO

1. Lea primero toda lista de problemas para tener una idea de conjunto.
2. Marque una cruz a la izquierda del número de frases que sienta que son realmente
problema para Usted.
Ejemplo: +189 - Poca vida social. (Puso una cruz a la izquierda del 189, porque la poca
vida social que lleva está siendo un problema para Usted).
3. Recorra los problemas marcados con una cruz y ponga una segunda cruz en aquellos
problemas que siente que lo preocupan de una manera especial.
Ejemplo: ++ 197 - Pierdo fácilmente mis amigos. (Puso una segunda cruz a la izquierda
del 197, porque perder fácilmente sus amigos no sólo es para Usted un problema, sino
que le preocupa de una manera especial).
4. Recorra los problemas marcados con dos cruces y ponga una tercera en aquellos
problemas que sienta que lo preocupan de una manera especialísima.
Ejemplo: +++ 198 - No tener nadie a quien confiar mis problemas. (Puso una tercera cruz
a la izquierda del 198, porque el no tener a quien confiar sus problemas no sólo es un
problema para Usted, y problema que le preocupa de una manera especial, sino que es
uno de los principales problemas de su vida, y por eso preocupa de una manera
especialísima).
NOTA. La razón, pues, de por qué marca una frase es porque aquello que la frase dice es
para Usted un problema.

¿Qué es un problema?
1. Aquello que le preocupa.
2. Aquello que, aunque no le preocupe, está en realidad causando un trastorno en su vida.
3. Aquello a lo cual no está sabiendo dar una solución acertada.
4. Aquello que es de solución difícil para usted, aunque sepa cuál es la solución acertada.
5. Un gran deseo que usted tenga.

5. No hay tiempo marcado para responder. Tómese todo el tiempo que necesite. Es preferible
hacerlo de una manera pausada y pensándolo bien.
6. Esta lista le ayudará extraordinariamente a tomar conciencia de sus problemas y a
resolverlos por medio de la entrevista, pero sólo si es absolutamente sincero al marcarlos. Es
usted libre para hacer la lista o no; pero si se decide a hacerlo debe marcar sus problemas con
sinceridad.
7. Repase la lista varias veces:
1. Poniendo las cruces;
2. Poniendo las segundas cruces;
3. poniendo las terceras cruces.
PROBLEMATICA JUVENIL

I 1. Frecuentes dolores de cabeza.


II 2. Sacar notas bajas.
III 3. Ser hijo único.
IV 4. Frecuentemente me preocupa el deseo de vivir más cerca de Dios
V 5. Participar muy poco de actividades comunes.
VI 6. Me cuesta encontrar amigos / as.
VII 7. Falto frecuentemente a la caridad con los otros.
VIII 8. Impaciente por dejar la Escuela y empezar a trabajar.

I 9. No dormir lo suficiente.
II 10. No entender al Maestro / Profesor.
III 11. No vivir con mis padres.
IV 12. Mi gran ideal sería dedicar toda mi vida a la educación de la juventud conforme a los principios cristianos.
V 13. Poco tiempo para jugar, hacer deporte y divertirme.
VI 14. Ser tímido / a.
VII 15. Falta de fuerza de voluntad para guardar los mandamientos.
VIII 16. Dudar sobre la carrera que voy a seguir.

I 17. Mala dentadura.


II 18. Estar atrasado / a en mis estudios.
III 19. Preocupación por alguien de la familia.
IV 20. Hubo un tiempo en que sentí vocación sacerdotal ó religiosa.
V 21. Necesidad de más tiempo libre a mi disposición.
VI 22. Falta de aptitudes para ser líder.
VII 23. Excitarme con mucha frecuencia en lo referente al sexo.
VIII 24. Necesidad de conocer mis habilidades y aptitudes.

I 25. Fatiga frecuente en mi trabajo interior.


II 26. Falta de verdadero interés por los libros.
III 27. Excesivo trabajo de mis padres.
IV 28. Me gustaría dedicar toda mi vida a ayudar a pobres y enfermos.
V 29. Creer que no soy simpático / a a los otros.
VI 30. Perturbarme con demasiada facilidad
VII 31. Falta de dirección espiritual.
VIII 32. Necesidad de mayor información sobre las profesiones.

I 33. Falta de ejercicio físico


II 34. Temor de fracasar en mis estudios.
III 35. Falta de expansiones familiares con mi madre o con mi padres.
IV 36. Quiero resolver el problema de mi profesión y estado de vida en mi cristianismo de cara a Dios.
V 37. Necesidad de aprender a divertirme.
VI 38. Ser tema de conversación para los otros.
VII 39. Tentaciones suscitadas por ciertas películas.
VIII 40. No poder seguir la vocación deseada.

I 41. De poca estatura.


II 42. Dificultad en matemáticas.
III 43. Alguna enfermedad en casa.
IV 44. Me preocupa la colaboración apostólica que pueda dar para resolver, según Cristo, los problemas del
mundo de hoy.
V 45. Andar con chicos / as
VI 46. Fácilmente me siento herido / a en mis sentimientos.
VII 47. Ser incapaz de vencer algún mal hábito.
VIII 48. Deseo vivir a mi propio gusto.

I 49. De mucha estatura.


II 50. Dificultad en la ortografía o en la gramática.
III 51. Desearía tener un ambiente familiar de más distinción
IV 52. No sé como orientar mi vida para poder dirigir a los otros en el camino del cielo.
V 53. Poca oportunidad para salir de la ciudad, de excursión, o para pasar el día en alguna casa de campo o
hacienda.
VI 54. Ser influenciado / a por los otros con demasiada facilidad.
VII 55. Ceder a las tentaciones
VIII 56. Decidir si iré o no para la universidad.

I 57. Aspecto exterior poco atrayente.


II 58. Poca facilidad de redactar.
III 59. Padre o Madre fallecidos..
IV 60. Siento que Dios me pide el máximo de generosidad para resolver el problema de mi futuro cristiano.
V 61. Nada interesante para hacer en los tiempos libres.
VI 62. Sentirme solo / a.
VII 63. Conciencia intranquila, aún después de confesarme.
VIII 64. Miedo de no ser admitido / a en la Facultad.

I 65. Complexión débil.


II 66. No dedicar el tiempo suficiente al estudio.
III 67. Disensiones familiares entre mis padres.
IV 68. Quiero ser sacerdote o religioso / a pero necesito una orientación clara.
V 69. Falta de habilidad para deportes y juegos.
VI 70. Desear tener una personalidad más fuerte.
VII 71. Dudas sobre algunas verdades religiosas.
VIII 72. Miedo de no conseguir un empleo después de haber recibido el diploma.

I 73 - Deseo tener si es normal mi desenvolvimiento.


II 74 - Demasiado trabajo escolar para hacer en casa.
III 75 - Mis padres no me comprenden
IV 76 - Me gustaría formar parte de algún movimiento apostólico.
V 77 - Pocas oportunidades para leer lo que me agrada.
VI 78 - Desear ser más popular.
VII 79 - Pasividad en mis prácticas religiosas.
VIII 80 - Miedo de no conseguir un empleo después de haber recibido el diploma.

I 81. No tener una alimentación adecuada.


II 82. Distraerme con frecuencia en el estudio.
III 83. Ser tratado / a como un / a niño / a en casa.
IV 84. Siento un impulso íntimo que me lleva a dedicarme al servicio del Pueblo de Dios donde la Iglesia me
necesite.
V 85. Deseo conocer mejor a las / los chicas / os.
VI 86. Tener que evitar amistades peligrosas.
VII 87. Pienso que basta creer en la religión, pero que no interesa practicarla.
VIII 88. No saber cómo hacer para orientarme en la vida.

I 89. Falta de peso.


II 90. Preocupado / a por alguna reprobación en mis estudios.
III 91. Preferencia de mis padres por otro hermano o hermana.
IV 92. Antes de casarme o escoger una profesión, estoy dispuesto a examinar lo que Dios quiere de mí.
V 93. Deseo conocer mejor a los muchachos / as.
VI 94. Temo quedar solo / a y olvidado / a.
VII 95. Me cuesta vencer el respeto humano en mis prácticas religiosas.
VIII 96. No saber lo que realmente quiero.

I 97. Exceso de peso.


II 98. No ser bastante inteligente.
III 99. Falta de confianza en mi padre o en mi madre.
IV 100. Mi ideal sería una vida de pureza, pero en el mundo no lo consigo plenamente.
V 101. No tener un lugar en casa para entretenerme con los / as amigos / as.
VI 102. Ser frecuentemente grosero / a en el trato con los otros.
VII 103. Olvidarme fácilmente de mis propósitos en la práctica de la religión.
VIII 104. Oposición de mi familia a alguno de mis planes para el futuro.

I 105. Tener frecuentemente la garganta irritada.


II 106. No me gusta la escuela donde estoy estudiando.
III 107. Mis padres exigen demasiado de mí.
IV 108. Me gustaría llevar una vida pobre y desprendida de todo lo terreno.
V 109. Evitar las relaciones sociales.
VI 110. Deseo ser más que los demás.
VII 111. No tengo costumbre de rezar durante el día ni a la hora de acostarme.
VIII 112. Temor al futuro.

I 113. Gripes y catarros frecuentes.


II 114. Disciplina de estudio muy rígida.
III 115. Mis padres son de ideas anticuadas.
IV 116. No sé como hacer para dedicar toda mi vida a los obreros y empleados en un trabajo social cristiano.
V 117. Tengo dificultad en mantener una conversación.
VI 118. Sentir que nadie me comprende.
VII 119. Seguir un cristianismo de fórmulas exteriores.
VIII 120. Necesidad de un orientador profesional vocacional.

I 121. Enfermar con facilidad.


II 122. Sentirme inquieto con frecuencia en clase.
III 123. No poder discutir ciertos problemas en casa.
IV 124. Siento que mi fe me compromete cada vez más ante la Iglesia y ante mis compañeros.
V 125. Poco seguro / a de mi corrección en el trato social.
VI 126. Necesidad de tener un / a buen / a amigo / a.
VII 127. Tener una conciencia perturbada o culpada.
VIII 128. No tener la madurez suficiente para escoger.

I 129. Frecuentes dolores de estómago.


II 130. Profesores que explican demasiado rápido.
III 131. Disgustos familiares.
IV 132. Siento que sólo seré feliz si dedico mi vida al establecimiento de un mundo social cristiano.
V 133. Gran interés por el cine.
VI 134. Sentimiento íntimo de que nadie me estima.
VII 135. Preocupado con las ideas del cielo y del infierno.
VIII 136. Frecuentemente cambiar de opinión sobre la carrera que voy a seguir.

I 137. No oír bien.


II 138. Profesores que no explican bien.
III 139. No llevarme bien con un hermano o hermana.
IV 140. Gran deseo de contribuir para que reine Cristo en todos los hogares y todos los corazones.
V 141. Amistad con un muchacho / a.
VI 142. Discutir con frecuencia.
VII 143. Frecuentemente falto a Misa los domingos.
VIII 144. De tal manera me comprometo por una carrera que dejo abierta la posibilidad de seguir otras.

I 145. Dificultad en la pronunciación o en la dicción.


II 146. Libros de texto difíciles de entender.
III 147. No decir a mis padres lo que hago.
IV 148. Siento frecuentemente la vaciedad de las cosas de este mundo.
V 149. Amistad con un / a muchacho / a.
VI 150. Perder el control.
VII 151. No confesarme bien.
VIII 152. Dudo de si mi deseo de seguir tal carrera no será un deseo infantil.

I 153. Cansancio en la vista.


II 154. Dificultad para expresar bien mis ideas.
III 155. Deseo de más libertad en casa.
IV 156. Frecuentemente siento una llamada interior para una vida más perfecta.
V 157. No saber si es amor lo que siento por alguien.
VI 158. Ser testarudo / a y obstinado / a.
VII 159. No me preocupa, aunque después de haber pecado gravemente, pase mucho tiempo sin confesarme.
VIII 160. Me atrae mucho la parte económica en la elección de una carrera.

I 161. Fumar
II 162. No saber estudiar bien.
III 163. Divergencias de opinión entre mi padre y yo.
IV 164. Dudar sobre mi vocación sacerdotal o religiosa.
V 165. Amar a alguien que ignora mi afecto.
VI 166. Ser demasiado envidioso / a o celoso / a.
VII 167. Conocimiento poco profundo de mi religión.
VIII 168. Lo que más me atrae a una carrera es el desarrollo técnico y la posibilidad de ejercer mis cualidades
intelectuales.

I 169. Afecciones nasales o sinusitis.


II 170. Poca memoria.
III 171. Me preocupa la manera de comportarse de mi padre.
IVI 172. Siento una fuerza que me arrastra por así decirlo, hacia Dios.
V 173. Deseo de aprender a bailar.
VI 174. Tener antipatía por alguien.
VII 175. Dificultad en mantenerse en estado de Gracia.
VIII 176. Quisiera acertar en mi carrera para ayudar en el bienestar social, especialmente de los más pobres.

I 177. Dudas sobre una posible enfermedad.


II 178. Clases muy aburridas.
III 179. Me preocupa la manera de comportarse de mi madre.
IV 180. En una vida de oración y trabajo me sentiría en paz.
V 181. No disfrutar de muchas cosas que otros disfrutan.
VI 182. Ser poco simpático / a a alguien.
VII 183. Palabras o conversaciones poco convenientes.
VIII 184. Quiero escoger una carrera que me de la libertad, que siempre deseé, para no depender de nadie.

I 185. Preocupado / a por alguna deficiencia física.


II 186. Injusticias en los castigos y notas.
III 187. Necesidad de amor y comprensión en casa.
IV 188. Me gustaría ser un apóstol de Cristo en el mundo de hoy.
V 189. Poca vida social.
VI 190. Preocupado / a por la impresión que causo a los otros.
VII 191. Me cuesta hablar sobre mis problemas.
VIII 192. Dudas sobre si escoger ciencias o letras.
I 193. Disturbios por el desarrollo fisiológico que estoy experimentando.
II 194. Estar obligado / a a estudiar materias que no me gustan.
III 195. Mis padres no me alaban mis éxitos en los estudios.
IV 196. Preocúpame el hecho de cómo llevar una vida cristiana más perfecta.
V 197. Pierdo fácilmente todos / as mis amigos / as.
VI 198. No tener a nadie a quien confiar mis preocupaciones.
VII 199. Poca frecuencia de sacramentos.
VIII 200. No podré esperar de mi familia ayuda para triunfar en mi carrera.

PREGUNTAS

1a. ¿Cree que los aspectos señalados por Usted en la lista dan una visión general de sus
problemas? SI___ NO___
¿Qué otros aspectos añadirías Usted a la lista?_________________________________
________________________________________________________________________

2a. Haga un resumen de sus problemas con sus propias palabras:_____________________


________________________________________________________________________
________________________________________________________________________

3a. ¿Le gustaría poder hablar sobre estos problemas con alguna persona que le pudiese
ayudar? SI___ NO___

4a. ¿Le gustaría pertenecer a un grupo de orientación cristiana que:


a. Le ayudase a resolver sus problemas.
b. Le orientase en la formación de su personalidad.
c. Le formase para ser un líder cristiano en el ambiente en que Usted vive.
d. Le diese la orientación necesaria para resolver el problema de su futuro cristiano y
profesional de cada a Dios? SI___ NO___

2. Actividad a realizar al final M mensaje: «El paso por la encrucijada»

Terminado el segundo mensaje el coordinador invita a hacer una evaluación o computación


gráfica de las señales que cada uno marcó con cruces en su catálogo para después
confeccionar el Perfil del catálogo.
Naturalmente no se trata con ello de hacer una evaluación moral de nuestros
problemas, sino de poner énfasis sobre ciertos puntos e invitar a hacer a da uno su reflexión.
Aquí se presenta el gráfico del Perfil del catálogo de problemas a entregar a todos.

MANERA DE INTERPRETAR -EL CATÁLOGO DE PROBLEMAS

1º Son ocho los capítulos de problemática que se encuentran en el catálogo, como lo hemos
explicado en la «Explicaci6n del Contenido».
2º Los problemas se repiten de ocho en ocho y cada conjunto de ocho problemas se

encuentra separado por una finca en blanco para facilitar la corrección. Por tantc

El problema número 1 es de salud.


número 2 es de estudios.
número 3 es de familia.
número 4 es de realización cristiana.
número 5 es de vida social.
número 6 es de personalidad.
número 7 es de religión-moral.
número 8 es de vocación profesional.

Y ahora se repiten todos de nuevo:


El problema número 9 es de salud.
número 10 es de estudios...
Tendremos entonces que:
Los problemas de salud son el 1 - 9 - 17...
de estudios son el 2 - 10 - 18
de familia son el 3 - 11 - 19
de realización cristiana son el 4 - 12 - 20
de vida social son el 5 - 13 - 21
de personalidad son el 6 - 14 - 22
de religión-moral son el 7 - 15 - 23
de vocación profesional son el 8 – 16 - 24

PERFIL DEL CATÁLOGO DE PROBLEMAS

Para ayudar a los jóvenes a evaluar y reflexionar sobre el Catálogo de problemas


personales existe el gráfico conocido con el nombre de Perfil del Catálogo de problemas.
Cuando el equipo promotor decida usarlo en el Encuentro, entregará una copia del
mismo a todos, al terminar el mensaje 6. Una vez entregado, el coordinador hará una
explicación del mismo y les enseñará la forma de contestarlo de acuerdo con las siguientes
normas. Manera de marcar la problemática:
a) Se empieza por contar el número de cruces trazadas al margen del número de cada
pregunta, por orden de capítulos. En cada apartado del gráfico se marcan con rayas los
problemas que hubo en primer lugar (una cruz), en segundo lugar (dos cruces) y en tercer lugar
(tres cruces).
b) Los problemas marcados con una cruz valen 5 puntos. Con dos cruces valen 7,5
puntos. Con tres cruces valen 10 puntos. Después del conteo anterior, multiplicando el
resultado de la suma de rayas del primer lugar por 5, las del segundo por 7,5 y las del tercer
lugar por 10, tenemos los puntos conseguidos que, sumados, se escriben en el renglón que
dice: SUMA TOTAL DE PUNTOS.
c) Se pasa después el valor a la altura correspondiente del capítulo del gráfico
marcándolo con una señal. Trazando después una línea entre señal y señal nos dará el perfil
del Catálogo.
Veamos un ejemplo con el capítulo 1, SALUD: hubo cuatro problemas con una cruz
(primer lugar), tres con dos cruces (segundo lugar) y uno con tres cruces (tercer lugar). El total
de puntos a marcar en el capítulo SALUD será: 52,5.

Primer lugar 4 x 5 = 20.


Segundo lugar 3 x 7,5 = 22,5.
Tercer lugar 1 x 10 = 10.

Se van juntando después los diversos puntos del gráfico en los diferentes capítulos:
salud, estudios, familia. Así tendremos el diagrama completo.
PERFIL DEL CATÁLOGO DE PROBLEMAS PERSONALES

0 10 20 30 40 50 60 70 80 90 100

I SALUD

II ESTUDIOS

III FAMILIA

IV VOCACIÓN

V VIDA SOCIAL

VI PERSONALIDAD

VII MORAL

RELIGIÓN

VIII VOCACI ÓN
PROFESIONAL

La suma total de puntos debes trasladarla a la escala de la presente hoja.


Marca con un punto la puntuación conseguida en cada capítulo y una vez marcados todos los
puntos de los distintos capítulos, únelos con líneas de tal modo que formes una gráfica.
3. Actividad para después del mensaje: «Madurez de la personalidad»

Terminado el Mensaje de la personalidad, el equipo habrá decidido previamente la


actividad que se va a tener, si personal o por grupos. Aquí ofrecemos dos entre las que se
puede elegir.
A menos de haber razones especiales, la actividad más propia para después de este
mensaje sería un rato de reflexión y oración personal, habiendo sido la personalidad el tema
que se acabó de tratar. Y de hecho, en este momento del Encuentro, son muchos ya los
jóvenes que están reclamando un tiempo libre y de silencio para la reflexión personal. Esto
también prepara a la celebración de la opción a la fe, que más tarde seguirá.

3.1 Actividad personal: “La hora de desierto”.

Después del mensaje se deja un buen rato de silencio -una hora- para que los jóvenes
queden libres para orar y reflexionar, en el campo, en la capilla o habitación, individualmente.
En este tiempo también, los que lo deseen, pueden hablar con los sacerdotes para consultas o
reconciliarse.
A este rato lo llamamos «hora de desierto». En la Biblia, el desierto no es sólo un lugar
geográfico, sino también un estado y situación profundamente humanos y religiosos de
aislamiento y recogimiento. El desierto fue el lugar de las grandes comunicaciones de Dios con
su pueblo, y donde Jesús se preparó a la vida pública. Es el lugar donde el hombre siente la
soledad y busca abrir su propio camino. Las dificultades del desierto llaman a la oración y son
forja de la fe.

3.2 Actividad en grupos

Para el caso en que el equipo decida hacer una actividad grupal, se pro ponen los
siguientes cuestionarios, de los que se eligen una o más preguntas Al final se tiene una puesta
en común, en la que el secretario-relator de cada grupo informa.
*La aceptación de uno mismo exige reconocer tanto los propios límites como las posibilidades:
- Señala lo que consideras tus límites y tus posibilidades o capacidades.
* Tus límites no deben ser barrera en tu esfuerzo constante de superación:
- Dar tres razones por las cuales debes aceptarte a ti mismo.
* La aceptación de sí mismo es fuente potenciadora a de convivencia libre:
- ¿Por qué hay jóvenes que se revelan contra sí mismos?
* La fe es una fuerza personalizante:
- ¿De qué forma la fe ayuda a solucionar los principales obstáculos que se interponen en la
vida para conseguirla madurez de la personalidad?

4. Cuestionario sobre la fe para después de¡ mensaje: «El joven líder comunitario».

LA FE

1. ¿Qué entiendes tú por tener fe?


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____________________________________________________________________________
____________________________________________________________________________
____________________________________________________________________________

2. Si un día te dicen lo que una mujer dijo a Pedro, en Jerusalén, la noche de la pasión, cuando
prendieron a Jesús: «Eres tú uno de sus amigos», ¿cuál sería tu respuesta?

____________________________________________________________________________
____________________________________________________________________________
____________________________________________________________________________
____________________________________________________________________________
____________________________________________________________________________
____________________________________________________________________________
3. Hay quienes se lamentan de no haber tenido opción a la fe, y haber encontrado la fe desde
la cuna. Les parece que sólo es válida una fe conseguida al precio de una opción contrastada y
dolorosa. Para ellos, parece ser, no se les ha presentado nunca esta opción. Están tentados de
pensar que la fe o la incredulidad no son más que el resultado del azar. De ahí a considerarla
como una herencia familiar, como un recuerdo de la infancia o como una buena costumbre... no
hay más que un paso, que rápidamente se da.
En la juventud, muchos experimentan ese malestar interior descrito. Tratan de liberarse
de lo que ellos llaman una `supervivencia inútil". ¿Qué piensas de ello? ¿Crees que ahí está la
solución; o en la reaceptación, cuando joven, de la fe?
____________________________________________________________________________
____________________________________________________________________________
____________________________________________________________________________
____________________________________________________________________________

4. ¿Hay algo en la religión, en la Iglesia, que no comprendas, te choque o te resistas a admitir?


____________________________________________________________________________
____________________________________________________________________________
____________________________________________________________________________
____________________________________________________________________________

5. De las siguientes palabras, ¿cuál advocación prefieres?

(_) Padre. (_) El Jesucristo, Salvador. (_) El Señor.


(_) Nuestro Héroe. (_) El Nuestro Señor. (_) Hermano Mayor.
(_) Dios Todopoderoso (_) Nuestro Amigo. (_) Buen Pastor
(_) Libertador.

6. Por qué criterios yo creo:

(_) A causa de la enseñanza de mis padres.


(_) A causa de unos amigos.
(_) A causa de un sacerdote.
(_) Por tradición o costumbre.
(_) Porque tengo necesidad de la fe para vivir.
(_) Porque he descubierto a Jesucristo.

7. Escribe rápidamente la palabra o la frase que espontáneamente te viene a la memoria


cuando escuchas las siguientes palabras:

Evangelio ____________________________________________________________________
____________________________________________________________________________

Cielo _______________________________________________________________________
____________________________________________________________________________

Pascua _____________________________________________________________________
____________________________________________________________________________

Cristiano ____________________________________________________________________
____________________________________________________________________________

Caridad _____________________________________________________________________
____________________________________________________________________________

Iglesia ______________________________________________________________________
____________________________________________________________________________

8. Enrique da su punto de vista:


«Nuestras clases de instrucción religiosa son una calamidad. Es claro que me aburre, y no
es a mí solo. No se tratan nuestros problemas, lo que nos interesa y vivimos. Con frecuencia se
nos presenta la fe como algo fuera de nuestra vida. No es que sea contrario a una formación
cristiana, pero quisiera que ésta se diese de otra manera.»

¿Eres de la misma opinión de Enrique?


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____________________________________________________________________________
____________________________________________________________________________
____________________________________________________________________________

9. ¿Conoces en tu ambiente a algún cristiano o cristiana que trate de vivir su fe? ¿Podrías
hacer su retrato, esto es, describir en unos trazos cómo se comporta normalmente en su vida
de cada día o en sus relaciones con los demás?
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10. ¿Para ti, Jesucristo, ¿es alguien vivo? Explica un poco tu respuesta.
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4. Actividad de grupos y sesión de póster-foro de la noche

Se dedica la noche de este segundo día a actividades de expresión gráfica, y a la


lectura de significados de imágenes y representaciones, según la metodología del «lenguaje
total».
Cuántas veces nos expresamos mejor a través de dibujos y símbolos que con palabras,
con colores que con letras. «El arte también es filosofía. Enuncia verdades en forma de
belleza.» Los grupos confeccionarán ahora carteles con dibujos, para fomentar la reflexión y
creatividad, la imaginación, el diálogo y comunicación.

Primer tiempo: Confección por grupos de carteles

Al terminarse la comida de la noche, el coordinador u otro guía anuncia en el comedor,


que se va a dejar un determinado tiempo libre para que los grupos se reúnan para confeccionar
cada uno un cartel o póster, que después será expuesto y comentado en el salón-foro.
Se trata de que entre todos los del grupo se piense y represente por medio de dibujos y
alegorías algunos de los temas tratados en estos días, aún entrelazándolos entre sí. Vendrá a
ser lo que suele llamarse «concurso de pintura rápida».
Se reparten cartulinas, rotuladores y material de dibujo a todos los grupos, que se
reúnen para confeccionar su cartel. Se trata sólo de dibujos. No se inscriben los títulos ni se
ponen letras. El título y la significación del cartel cada grupo lo expondrá después en el
momento de presentarlo.

Segundo Tiempo: Sesión de póster-foro.

A la hora convenida se reúnen todos en el salón-foro. El coordinador inicia el plenario


de grupos explicando en qué consiste un póster-foro. Luego invita grupo a grupo a que pasen a
presentar su cartel y exponer el sentido de sus dibujos. A los carteles hay que ponerles un título
o lema de acuerdo a su significado. Cada uno viene a constituir un paradigma o ejemplo. Una
vez todos los carteles se han presentado, con ellos se viene a formar lo que en dinámica de
grupo se llama el sigtagma. Se ponen los carteles uno al lado del otro y entonces se trata de
confeccionar con todos ellos un argumento general, en base a la temática o intención del
Encuentro. Sigtagma, significa ordenar en forma de secuencia unos signos o imágenes. Los
que se ofrezcan para confeccionar con el significado de los dibujos un argumento o sentido
ordenado de carteles, los ordenan en la forma que deseen. Una vez yuxtapuestos como
formando un solo póster, se busca darles a todos unidos un título general.
Los carteles de los grupos se los deja expuestos después en las paredes del foro hasta
terminado el Encuentro.
El póster-foro se puede completar, si se desea, presentando los guías 4 ó 5 pósters
grandes impresos, modernos o de actualidad juvenil. Y se pide voluntarios para que hagan una
lectura de los significados de sus imágenes: de sus denotaciones y connotaciones, con ideas
del Encuentro. Las preguntas a contestar podrían, por ejemplo, ser: ¿Por qué este grabado te
gusta o no te gusta? ¿Lo pondrías en tu habitación? ¿Qué te sugiere con ojos de hombre
nuevo? ¿Qué título le pondrías?...

LA FOGATA

Si se decidiera celebrar por la noche del segundo día una fogata, a manera de fuego de
campamento o de celebración litúrgica del lucernario, entonces se acorta el póster-foro
suprimiendo la parte de presentación de pósters impresos que presentan los guías.
La fogata, que se celebraría seguidamente de las oraciones de la noche, constituiría
como un descubrimiento del llamado «misterio de la noche». Una oportunidad grande de
alabanza del Creador y la «querna» de nuestro hombre viejo.
En torno al fuego se hermanan los muchachos, cuidan de mantener la llama del fuego y
con sus cantos y juegos promueven la amistad.
En esta tarde, que tuvo lugar el acto de la Opción a la fe, la fogata es un signo
pascua¡ de la luz y la resurrección. Se puede bendecir la fogata con las formas que la Iglesia, el
sábado santo, bendice el fuego nuevo y celebra con las candelas la fiesta de la luz.
CUARTO DÍA DEL ENCUENTRO
ACTIVIDADES
Orden de actos a celebrar

Música
Oración de la mañana
Entrega de los Evangelios
Reflexión espiritual: Tema: Jesús portador de la «Buena Nueva»
Desayuno
Noveno mensaje: Tema: Los grupos juveniles cristianos
Actividad grupal: Explanación y entrega la hoja de reunión de grupo E.C.O.
Reuniones de grupo con esquema E.C.O
Décimo mensaje: Tema: Vida nueva en el Espíritu
Actividad grupal: Preparación por grupos del acto mariano
El acto mariano: Ofrenda de los grupos
Onceavo mensaje : Tema: La acción evangelizadora de los grupos juveniles
Dinámica de grupo dentro del mismo mensaje
Comida
Descanso y sobremesa
Charla de despedida: Tema: Alborada de un mundo nuevo
Marcha procesional de entrada a la misa
Celebración de la eucaristía Homilía: «Levántense. Vámonos de aquí»
Sermón de Jesús en la Cena: Juan 14, 18-31
Acto comunitario de despedida: «Reunión de lanzamiento»
Saludo a los visitantes y motivación del acto
Testimonios de los jóvenes y visitantes
Palabras del equipo promotor
Lectura y cierre de la Biblia
Canto de despedida
REFLEXIÓN ESPIRITUAL
16. JESÚS, PORTADOR DÉ LA «BUENA NUEVA»

Presentación y motivación de la reflexión

La reflexión de la mañana del cuarto día, como las dos anteriores, versa sobre
Jesucristo, el héroe de la juventud. Identifica a Jesús con su palabra; mensaje y mensajero.
El segundo día, al presentar a Cristo como héroe de la juventud, se definió a un héroe
«como la persona que levanta y lucha por la bandera de un ideal, y que lleva cabo sus
empresas a base de acciones heroicas». Ayer, en la reflexión, vimos cómo se realiza en Cristo
esta condición de llevar a cabo su ideal -el reino de Dios- y sus empresas a base de acciones
heroicas. Hoy nos toca considerar cuáles son los colores de su bandera y los puntos o
programa de su ideal.
¿Cuál es el ideal que presenta Cristo, por el que vivió, murió... y resucitó? ¿Por qué
motivos se entrega un joven a seguirle? Responder a estas preguntas constituye el tema de la
presente reflexión. Lo podemos sintetizar con la palabra «Buena Nueva».
Anoche tuvimos el acto de la opción fundamental a la fe. Optar por la fe
fundamentalmente es optar por Jesucristo. Antes que su doctrina, está su Persona. Nuestra fe ,
además de confiada, debe ser ilustrada. Hay que saber a quién se cree, pero también qué es lo
que se cree: conocer el contenido profundo de las verdades de la revelación y de la predicación
de Jesús.
Ayer pusimos las manos en la Biblia, ahora pondremos la Biblia en las manos, para llevárnosla
y vivirla. La entrega de los Evangelios, hecha por el asesor espiritual en el altar, deberá tener
además un sentido de llamada de la Iglesia al apostolado, y ser un «signo de misión» para
cada joven que se acerque a recibirlos.

Los 4 puntos de la reflexión serán:

1. Dios es Padre, es amor.


2. Jesús es el Hijo del Padre hecho hombre.
3. Los que creen en Jesús reciben el poder de ser hijos de Dios.
4. Los hijos de Dios forman la gran familia de la Iglesia, pueblo de Dios.
- María es la madre de la Iglesia.

Todo está aquí. Esta meditación, de sentido tan amplio, supone tres cosas. Que los
muchachos que van a recibirla ya son bautizados, y que, por tanto, tienen una capacidad que
les da el carácter bautismal para entender vitalmente estas supremas verdades. Además, que
los muchachos y muchachas asistentes son bachilleres, universitarios o tienen una base de
formación, poseen un conocimiento más o menos fundamental de ciertos conceptos y
argumentos que aquí damos por sabidos, y de los principales pasajes evangélicos a que se va
a hacer alusión. Finalmente, el estilo ágil, cortado y trotado de esta meditación, parte también
del supuesto de que se habla a una juventud nueva; que, distinta a la de antes, está más
capacitada para temas de psicosíntesis como es el presente, por el hábito del corte psicológico
tan usado hoy en el cine y la televisión.

DESARROLLO DE REFLEXIÓN

Motivación introductoria

El día 20 de julio de 1969, un grupo de jóvenes estaban atentos frente a la pantalla de


la televisión observando el descenso de los primeros hombres a la luna. En el momento que
Armstrong bajó la escalera del módulo lunar y pisó la superficie celenítica, un joven se levantó
entusiasmado y exclamó:
- Compañeros, éste es el momento más grande de la historia de la humanidad, cuando un
hombre acaba de pisar un astro.
Otro amigo del grupo, sin embargo, le contestó:
-Hay otro momento más grande que éste para la historia de la humanidad, que no es cuando el
hombre pisa la luna, sino cuando Dios pisó la tierra.
Y tuvo razón. Cuando los dos primeros astronautas pisaron la luna contaron en la tierra
lo desconocido de la luna; cuando Cristo pisó la tierra nos revelé los misterios del cielo. Eso es
más trascendental para nosotros.
Anoche hicimos el acto de la opción vital a la fe. Abrimos la mano frente a las Sagradas
Escrituras. Abrir la mano es el gesto característico que la sociedad adoptó como signo para
tomar los compromisos públicos. Abrimos la mano y el Señor también abrió la suya. Nos dimos
las manos con Cristo. Sellamos una amistad sobre su palabra.
Pero después de optar compromisoriamente con Cristo por la fe, nos toca ahora
ahondar sobre esta fe, comprendiendo mejor su contenido.
Entrar en diálogo amistoso con esta palabra de Dios. El contenido de la palabra de
Dios, es lo que Cristo vino a traernos cuando pisó la Tierra. «El misterio tenido secreto en los
tiempos eternos se dio a conocer por Cristo a todas las gentes para que se abran a la fe»
(Rom. 16, 25-26).
¿Cuál es el contenido sustancial del «misterio del reino» (Mc 4, 11) que Jesús vino a
revelar como verdad liberadora? Revelar significa quitar el velo. La esencia de la predicación
de Jesús y el sentido global del cristianismo se compendian en los cuatro puntos siguientes que
vamos a contemplar aquí.
Podríamos decir que estas cuatro verdades son como los cuatro puntos cardinales de
la brújula de que se sirve el timonel para navegar y llegar a puerto, a destino. Grande fue el
momento en que el hombre pisó la luna; grande el momento en que Dios pisó la Tierra. ¡Qué tal
el momento en que tú arribes y pisarás el ciclo!

1. JESUS NOS REVELA QUE DIOS ES PADRE

Dios existe. Esto es fácil de descubrir, pero ¿quién es Dios? Éste es el gran misterio. Si
el hombre, como hemos visto, es un misterio para si mismo, cómo va a poder definir a Dios. Un
día Moisés, en el Sinaí, pudo hablar directamente con Dios y preguntarle quién era. La
respuesta fue: «Yo soy el que soy» (Ex 3, 14). Es decir: Yo soy la existencia suprema y
necesaria. Yo soy la plenitud eterna y la fuente de todo ser. Sin embargo, nada se supo de la
intimidad de Dios.
Jesucristo vino a la tierra precisamente a eso, a revelarnos quién es Dios. Es falso
decir que del otro mundo no ha venido nadie a contarnos de Dios. Y lo que Jesús nos reveló de
Dios es lo más sublime que podíamos esperar. Nos dijo que Dios es amor.
Dios no es un eminente Solitario, sino que comparte su vida divina con otras Personas:
Dios es Padre, es Hijo y es Espíritu Santo. Es con ese ser de amor que Dios existe. No puede
haber amor donde no hay más que una persona. El amor exige unidad y pluralidad, identidad y
alteridad. Ésta es la gran revelación de Cristo al mundo, que Dios es Padre; que Dios está
eternamente amándose en un hijo, el Verbo; y que este Padre y este hijo se aman entre sí, y
que este amor personal es el Espíritu Santo.
Porque el amor es Dios, por eso en todas partes, entre los hombres, donde haya amor
verdadero hay algo de Dios. Dios está allí presente. Hay algo de manifestación de Dios. Dios
es la «onda infinita de amor» (Ricardo de San Víctor).
¿Qué quiere decir que Dios es trino y uno?, ¿Qué es Padre, es Hijo y es Espíritu
Santo? Dios, como espíritu e inteligencia infinita, piensa; y este Pensamiento que tiene, que es
la expresión total y perfecta de sí mismo, es la segunda Persona de la Santísima Trinidad: el
Verbo, su Hijo. Decir que Dios es Padre y Dios es Hijo, equivale a decir que Dios es una
INTELI- GENCIA eterna o sabiduría infinita, que engendra eternamente un PENSAMIEÑTO o
PALABRA infinita, en la que expresa todo lo que es; y tanto es así, que se identifican. El Hijo es
la palabra interior del Padre. El espejo en que se conoce y reconoce.
El padre ama al Hijo como total expresión de sí mismo, y el Hijo ama al Padre de quien
procede, y del amor mutuo que ambos se tienen procede la Tercera Persona de la Santísima
Trinidad: el Espíritu Santo. El Espíritu Santo es el beso y abrazo del Padre y del Hijo. «Lo
propio del Espíritu Santo es ser la comunidad de las otras dos Personas» (san Agustín). Él es
el que confiere al amor divino su absoluta pureza, puesto que hay imposibilidad absoluta de
replegamiento posesivo sobre sí mismas.
Me doy perfecta cuenta que están todos pensando que esto es muy difícil y demasiado
alto para captar. Lo mismo pienso yo. Pero ¿creen que Dios es un tema para tratar con niños?
Lo propio de Dios es precisamente ser grande. Ni a vosotros ni a mí nos interesa un Dios de
bolsillo, un Dios sin misterios. De todo lo más interesante es saber que Dios es Padre, que
«Dios es amor» (1Jn. 4, 8). Pero el amor no se entiende con la cabeza, se intuye, se presiente
y se siente.
¡Qué sublime, qué sabroso, cuando miramos los astros y las flores, poder rezar
diciendo: «Creemos que el Todopoderoso, creador del cielo y la tierra, es Dios-Padre»! Toda la
creación fue hecha y está alentada por esa palabra (pensamiento, logos) de Dios, que es su
Hijo. Por eso el universo entero -cosas y personas- está cruzado por la «onda infinita de amor»
que debemos estar siempre atentos en captar:

«En el principio era la Palabra,


y la Palabra estaba en Dios,
y la Palabra era Dios.
Todas las cosas fueron hechas por ella,
y sin ella no se hizo nada de cuanto ha sido hecho:

No digan que esto es muy difícil. Digan más bien que es grande. No rebajemos
«aguando» como whisky el cristianismo. Entonces experimentaremos el orgullo de ser
cristianos. Por lo menos ahora, en el tiempo de nuestra juventud, descubramos, una vez por
todas, que la fe es algo profundo, maravilloso. Y que vale la pena dedicarle toda una vida.
Nuestra decisión de ser cristianos es fruto de una elección. Creernos porque creer es lo mejor
de lo mejor.

2. JESÚS SE PROCLAMA «EL HIJO DE DIOS»

Cuando los antiguos quisieron representar a Dios, nunca encontraron la forma


adecuada de poder hacerlo. Es natural, porque Dios es espíritu y los espíritus son
irrepresentables. Entonces unos, los paganos, fabricaron ídolos; otros, más prudentes, pintaron
a Dios como un gran ojo, colocado entre las nubes, que en cualquier parte donde uno se
ubicara, éste siempre te observaba.
Sin embargo, el hombre necesita ver y representarse a Dios, porque sólo entiende a
través de lo sensible de las imágenes. Dios no puede ser un sublime concepto asentado sobre
la cúspide de las ideas. Entonces, ¿Cómo hacer? Esto Dios lo sabe, y por esto mandó al
mundo su Hijo. Jesucristo, que es «el rostro de Dios» (2 Cor. (4, 6).
Recordemos en este momento aquella escena famosa, que ha inspirado tantos artistas,
poetas, músicos y pintores y de la que era tan devoto Teilhard de Chardin: la transfiguración de
Jesús. En la montaña del Tabor se oyó la voz del Padre que decía: «Éste es mi Hijo muy
amado, en quien tengo mis complacencias» (Mt. 3, 17).
Toda la predicación de Jesús se resume en esta verdad, que él es el Hijo de Dios
hecho hombre. La primera palabra que consigna el Evangelio de Jesús es «Padre», en la
pérdida del templo, y ésta fue también la última que pronunció al morir en la cruz. «Su alimento
era hacer la voluntad del Padre que le envió» (Jn. 4, 34). No se cansaba de repetir: «El Padre y
yo somos una misma cosa» (Jn. 10, 30).
Era tanto lo que Jesús les hablaba del Padre, que uno de los apóstoles, san Felipe, por
impaciencia de ya verle, se atrevió a pedirle: «Señor, muéstranos el Padre, y nos basta.» A lo
que le contestó «Felipe, el que me ha visto a mí ha visto al Padre. Yo estoy en el Padre y el
Padre está en mí. CreenIo por las obras» (Jn. 14, 8-1 l).
Jesús solía preguntar qué pensaban de él (Mt. 22, 42). A Simón, que le confesó: ¿Tú
eres el Hijo del Dios vivo», esta profesión pública de fe le valió que le cambiara el nombre de
Simón por el de Pedro, porque contra tal ver- dad «no pueden ni las puertas del infierno» y le
prometió las llaves del reino (Mt. 16, 13ss). Al reconocimiento de esta verdad está vinculada
para todos la salvación eterna (Jn. 10, 30).
Hicimos ayer nuestra libre opción a la fe. Ahora, en este momento del Encuentro, como
un auténtico acto de promoción cristiana, explicitemos nuestra fe en la divinidad de Nuestro
Señor Jesucristo. Digámosle como Pedro: «Tú eres el Hijo de Dios vivo.» Y corno él, esta
convicción nos hará fuertes y sólidos como la roca, en los años del vaivén de la juventud que
tanto se necesita.
4. JESÚS VIENE A DARNOS PODER DEVENIR HIJOS DE DIOS

Dios no sólo no vive su vida solitariamente, sino que su amor de Padre le lleva a
comunicarla también a los hombres. Dios mandó a su Hijo al mundo para participar su vida
trinitaria a la humanidad: para que los que aceptaron el testimonio que él dio del Padre llegaran
también a ser hijos de Dios. Lo dice claramente desde el principio del Evangelio San Juan:

«A cuantos lo recibieron
les dio poder de llegar a ser hijos de Dios,
a aquellos que creen en su nombre.
De su plenitud recibimos todos
gracia sobre gracia» (Jn. 1, 12.16).

Ésta es la buena nueva que Cristo anunció al mundo: la vida nueva de la gracia, que
nos convierte en hermanos de Cristo e hijos adoptivos de Dios. En frase audaz afirma san
Atanasio de Alejandría: “Dios se hace hombre para que el hombre pueda devenir Dios”. Y
¿cómo será? Por la gracia di Cristo, que se convierte en Cabeza de toda la humanidad (Col 1,
13ss).
¡Cabe al hombre mayor dignidad que la de poder ser de nombre y en toda verdad h1p
de Dios! Se cuenta de cierta princesa francesa que un día reprendida por su institutriz; y que
ella, altanera, se soliviantó diciéndole: «¿Se olvida, señorita institutriz, de que soy la hija del rey
de Francia?» A lo que ella le replicó: «Y usted, señorita princesa, ¿se olvida de que yo soy la
hija de Dios? » Sería éste un testimonio de cómo llegar a sentir la dignidad de ser hijo de Dios.
Por algo, cuando nos bautizan y confirman nos consagran en la frente, para que aprendamos a
andar con la cabeza bien alta. Ni cuando a veces tengamos que bajar los ojos, bajemos la
frente.
En Cristo, el joven puede realizar plenamente la dimensión sobrenatural de la vocación
humana que, como recordáis del primer día, es llegar a ser «imagen y semejanza de Dios».
Desde Adán, todas las tentativas que ha hecho el hombre solo –y que está haciendo ahora con
la técnica- han fracasado siempre. Pero Cristo vino a darnos la manera de conseguirlo. Por la
gracia que nos confieren el bautismo y los sacramentos que él instituyó, conseguimos la
divinización, mejor dicho aún: la trinización, al ser hechos hijos de Dios.
En realidad, Cristo es el único Hijo del Eterno Padre; nosotros pasamos a ser hijos de
Dios en tanto cuanto, incorporados a él, formamos un solo cuerpo: el cuerpo místico de Cristo.
«Porque a los que de antes conoció, a ésos Dios los predestinó a ser conformes con la imagen
de su Hijo, para que ¿éste sea el primogénito entre muchos hermanos» (Rom 8, 29). En la gran
familia de los hijos de Dios, Cristo es nuestro hermano mayor. Qué gran cosa es poder decir, al
rezar, y mirando las estrellas: «Padre nuestro que estás en el cielo.» Si según el refrán catalán,
quien dice padre gran boca abre, ¡qué será poder llamar Padre a Dios! En América Latina
llaman a Dios: el Papá-Dios. Se lee en la autobiograrla de santa Teresa de Jesús, que un
confesor le impuso de penitencia rezar un padrenuestro. Al cabo de una semana volvió a
confesar y se acusó de no haber cumplido la penitencia... Es que no había podido pasar de
meditar la palabra Padre.
«Y si hijos, también herederos, herederos de Dios, coherederos de Cristo» (Rom. 8,
17). La unión de Dios es hoy por medio de la gracia. Pero será eternamente gloria, es decir,
visión y gozo. Fe y visión son dos aspectos de la vida eterna. La primera es para la segunda lo
que el capullo es para la flor, el alba al día.

4. JESÚS VIENE A FORMAR LA IGLESIA


COMO LA GRAN FAMILIA DE LOS HIJOS DE DIOS

La última gran verdad de la fe es que Cristo se encarnó para formar con todos los hijos
de Dios una gran familia, la familia de los hijos de Dios, en la que todos viviéramos unidos y
nos amáramos como hermanos. El fruto de la palabra de Cristo, exponente de la santidad, es la
unidad. No es una unión cualquiera, no es esa unidad relativa y extrínseca que se encuentra en
las sociedades humanas, sino la unidad a la imagen y en el corazón de la trinidad.
En la siguiente oración de la última Cena, Cristo resumió toda su enseñanza. Es su
testamento.
«Padre Santo, guarda en tu nombre a éstos que me has dado,
para que sean uno como nosotros...
Yo les he dado la gloria que tú me diste,
a fin de que sean uno como nosotros somos uno.
Yo en ellos y tú en mí,
para que sean consumados en la unidad
y conozca el mundo que tú me enviaste
y amaste a éstos como me amaste a mi» (Jn .17,11ss).

Los que confiesan por Padre a Dios y por Hermano Mayor a Cristo, éstos son a la vez
entre sí hermanos. Hermanos fue la denominación que desde el principio se dieron los
primeros cristianos (Hechos 11, 29; 21, 17; 28, 14). Así nos llamamos en la Iglesia. Los
comunistas se llaman camaradas; nosotros, hermanos.
La gran familia que forman todos los que creen en Jesucristo, el Hijo de Dios, es
propiamente la Iglesia. La Iglesia, esa sociedad humano-divina que formamos los hijos de Dios,
es la obra máxima de Cristo: su reino, su esposa, su cuerpo. Es el sacramento de la unidad.
Así define Ives Congar la Iglesia: «La unión de los hombres con Dios, y de unos con otros en
Cristo.» Es unión de los hombres con Dios por la gracia, y de unos con otros por la fraternidad.
Como el alma une y cohesiona todos los miembros de¡ cuerpo, así la Iglesia, por el
Espíritu Santo, que es el Espíritu de Cristo, realiza en el mundo y la historia la unidad. La
Iglesia es la ONU de la gracia. «Ustedes -dijo Pablo VI en la ONU- son un puente y una red
entre los pueblos; así, la Iglesia quiere ser en el orden espiritual: única y universal.»
La Iglesia une a los hombres en Cristo Jesús, cualquiera sea la altura o el espesor de
las barreras y fronteras que los separen y los intereses que los opongan y testimonia aquí
abajo el reino del más allá:
«Todos, pues, sois hijos de Dios por la fe en Cristo Jesús... No hay ya judío o griego,
no hay siervo o libre, no hay hombre o mujer, porque todos sois uno en Cristo Jesús» (Gál. 3,
26-28).
El amor es la virtud con que vino a unir a todos los hombres. El amor coordina en la
igualdad a los hombres y promueve todas las virtudes. Perfecciona la unidad. No es una virtud
entre las virtudes, sino la animadora el punto de mira implícito de todas las virtudes.

MARÍA MADRE DE LA IGLESIA

Jesús es el Hijo de Dios y el Hijo del Hombre. Como Hijo de Dios está constantemente
evocando la presencia de su Padre, en él y en su obra. Como Hijo del Hombre vinculó también
a su madre, María, a su vida y apostolado. Desde Belén hasta el Calvario, la resurrección y
pentecostés, María está presente.
Esta vinculación de María a Jesús quiso él que fuera también con la Iglesia. Desde el
momento que María aceptó ser madre de Jesús quedaba constituida madre de la Iglesia. La
Iglesia es la prolongación del cuerpo de Jesús (Rom. 12, S). Jesús y la Iglesia forman un solo
cuerpo: él es la cabeza y nosotros los miembros. María es madre del cuerpo total de Cristo.
Madre de Jesús y madre nuestra.
Esta doble maternidad la proclamó Cristo solemnemente desde la cruz, cuando dijo a
san Juan: «Hijo, aquí tienes a tu madre.» Y al decir a María: «Mujer, he aquí a tu hijo.» Y
después añade el evangelista: «Desde aquella hora el discípulo la recibió en su casa» (Jn. 19,
26-27).
¿No fue natural que Juan lo hiciera así? ¿Y no lo será también que nosotros, a ejemplo
de Juan, lo hagamos? Desde que tomamos conciencia de la maternidad espiritual de María
sobre nosotros ¿no es natural que nos hagamos hijos solícitos y amantes de ella? Juan era el
apóstol más joven. Los jóvenes tenemos razones especiales para sentirnos devotos suyos.
Por María a Jesús y por Jesús a María. Ésta fue la reacción más espontánea de la mujer que
después de oír a Jesús hablar, inmediatamente pensé en su madre: «Dichoso el vientre que te
llevó y los pechos que te amamantaron» (Lc. 11, 2). Por habernos dado a Jesús, María es
también la portadora de la Buena Nueva.
Cuenta el padre Luis Coloma, en su novela histórica Jeromín, que en el pequeño
pueblo de Leganés vivía un muchacho llamado Jerónimo, tenido por hijo de Francisco Massy y
Ana de Medina. En su hogar, con una escasa formación, como hijo de un matrimonio de
campesinos, pasó los años de su infancia. Un día, cuando ya mayor- cito, llegó al pueblo una
carroza imperial. Un cortesano, en nombre del mayordomo del invicto césar Carlos V, Luis
Méndez Quesada, fue a buscarle para llevarle a la mansión de los Quesada, donde se le
educaría y recibiría esmerada formación. Después, de la boda del mismo rey Felipe II, viene a
saber que él es hijo del emperador Carlos V. El emperador en su testamento hizo constar que
Jerónimo, el presunto hijo de los campesinos de Leganés, era hijo natural suyo y de una mujer
soltera de Alemania. El 28 de septiembre de 1559, en el Palacio de Valladolid, frente a toda la
corte, Felipe II le reconoce públicamente como hermano propio, comenzándole a abrazar y
besar luego su hermana y su hijo Carlos. Y le dio el apellido de la familia, la categoría
de Infante, y trocó su nombre de Jerónimo en el de Juan, con el que ha pasado a la posteridad
entre los esplendores del genio y de la gloria: Don Juan de Austria, el vencedor de Lepanto.
Jerónimo es tipo del hombre nuevo cristiano. Cuando él tomó conciencia de que era
hijo del emperador Carlos V y hermano del rey Felipe II, todo cambió en su vida, quiso estar a
la altura de su nueva dignidad, fue el gran defensor de la Iglesia frente a las tropas de la
cristiandad en Lepanto. Tomemos nosotros conciencia que nuestra dignidad de cristianos, por
la gracia, es mucho mayor. Mucho más que ser Infante de la Casa de los Austria, es ser hijo de
Dios y hermano de Cristo, tener por madre a Maria.
Dice San Gregorio Magno: ¡Cristiano, aprende a ser santamente orgulloso!

ANOTACIÓN PARA LA ENTREGA DE LOS EVANGELIOS

Antes de empezar las oraciones de la mañana, uno de los guías habrá colocado sobre
el altar de la capilla un número suficiente de ejemplares de los Evangelios, para el acto de la
entrega que se hará de ellos a los que lo deseen antes de la reflexión espiritual.
Ya terminadas las oraciones de la mañana, el asesor que va a hacer la reflexión pasará
a motivar el acto que va a tener lugar seguidamente, de entrega del libro de los Evangelios,
Tratará de relacionarlo con el acto de Opción a la fe de anoche. En el primitivo catecumenado
existía una ceremonia para la entrega de los Evangelios.
Debe invitarse, a los que voluntariamente quieran, a subir al altar para recibirlos. Sería
bueno que el libro que se entregue tuviera todo el Nuevo Testamento. Se les entregará abierto
y si quieren pueden besarlo. Al entregarlo el sacerdote dirá: «Recibe la palabra de Dios, vívela
y comunícala a los demás», o algo parecido.
Teniendo los jóvenes el libro en la mano, esto permitirá que el que predique la reflexión
cito algunas de las referencias bíblicas que considere más importantes, y ellos puedan leerlas
directamente del texto.

ANOTACIONES PARA LA REFLEXIÓN

El título que también podría ponerse a esta reflexión es: «Síntesis vital trascendental de la fe».
Desde luego, un tema así presenta dificultades de exposición. No puede ser muy detallado ni
insistido. Hay que evitar que sea demasiado conceptual o se convierta en una lección. Debe
darse con ilusión, como quien anuncia la “Buena Nueva”, para que los jóvenes sientan
admiración por los grandes contenidos de la fe y vean las posibilidades de vivirlos y
transmitirlos.
- No todo lo que aquí se propone es para ser expuesto. Pero sí conviene que los jóvenes vean
panorámicas vitales nuevas y las verdades con mayor profundidad e ilación. Dicen que admirar
es también una forma de entender.
- Al terminar la exposición dejar un tiempo de silencio para la oración personal, y también para
la plegaria compartida en voz alta para los que espontáneamente deseen hacerla. Se acaba
con un canto adecuado, que ahora podría ser el del padrenuestro.
MENSAJE NOVENO
17. LOS GRUPOS JUVENILES CRISTIANOS

Presentación y motivación del mensaje

El presente es el primer mensaje del tercer día por la mañana. Desde anoche los jóvenes ya
empezaron a escribirse frases y firmas en las páginas para autógrafos de Timonel. Quieren
recordarse. El clima de este último día va siendo de partida. La temática de esta jornada va
enfocada principal- mente al Pos-encuentro.
¡El sentido de nuestro tiempo! El Encuentro de Promoción Juvenil quiere hacer
presente la Iglesia en el tiempo y lugar que la juventud vive. Está en búsqueda para interpretar
y ayudar a vivir a los jóvenes los signos de los tiempos.
Los dos signos más acentuados del mundo actual son sin duda la pro- moción humana y la
promoción comunitaria. Hasta el momento el Encuentro ha venido tratando directamente de la
promoción humana. A partir del presente mensaje el tema preferencial del Encuentro será la
promoción comunitaria.
Ahora bien: la comunidad ofrece unos matices muy específicos para la convivencia
juvenil, La comunidad básica de los muchachos son los grupos juveniles, Vamos a hablar aquí
del grupo juvenil -además de la familia- como el núcleo básico de convivencia y realización
social, y principio de comunidad, No sería propio hablar de comunidad juvenil, sino de grupos
juveniles.
«La comunidad de base debe ser permanente. Una respuesta para toda la vida. De
esta forma se distingue la comunidad M grupo. El grupo, como la comunidad de base, tiene
relaciones primarias, pero es transitorio. Se forman grupos, no comunidades de jóvenes,
porque uno no es joven toda la vida. El grupo pasa, la comunidad permanece. El grupo,
generalmente, es específico; la comunidad es algo más general. Un grupo de estudiantes
busca estudiar, ahí no entran los obreros. La comunidad es general por sí misma: comprende
hombres, mujeres, niños, adolescentes, jóvenes, obreros, universitarios. Como la comunidad
es más global, pueden existir diversos grupos a una comunidad» (José Marins, Curso de
Comunidades Eclesiales de Base).
Esta charla vendrá a completar la del primer día -«el otro y yo»-, que hizo ver al otro
como un complemento del yo, y la relación interpersonal como manera de realizar nuestra
vocación colectiva. Aquí debemos dar un paso más, y hacer ver a los muchachos cómo esta
interrelación e interayuda social, la forma normal y más eficiente de llevarla a cabo es de
manera comunitaria. La inserción social o promoción del joven a la sociedad, tanto eclesial
como civil, no se opera de una manera individual, ni sólo familiar, sino a través de los grupos y
comunidades. El tema anterior sobre la alteridad se completa con este de la comunidad; pero,
por tratarse de jóvenes, será partiendo del grupo juvenil como principio y fundamento de la
comunidad.
Además, esta charla viene introducida por la última de ayer sobre «el joven líder
comunitario». El líder -se dijo- es producto del afán de servicio a la comunidad y nace de las
necesidades sentidas por el grupo. El líder nace del grupo y el líder forma los grupos.
No se pueden lanzar aviones sin conocer las pistas de aterrizaje. E grupo juvenil cristiano será
el campo de aterrizaje del Encuentro. El grupo juvenil es el pequeño mundo que acogerá al
joven. Donde se sentirá él apoyado y estimulado por otros jóvenes, y encontrará un clima para
transmitir sus ideales y la fuerza para superar los ambientes contrarios.
No sería suficiente que nos contentáramos ahora con hablar de las razones y principios
que motivan la formación de los grupos juveniles. Lo que realmente importa es que los jóvenes
salgan decididos a integrarse a grupos juveniles, y concretamente cristianos, y a realizar una
acción grupal Si algunos de ellos ya forman parte de un grupo juvenil cristiano, hay que
estimularlos a que al salir se reintegren en ellos más motivados y con una actitud nueva. Para
los que no pertenecen a ningún grupo, ver que los formen y considerar con quienes y cómo van
a ser.

Es algo que vemos a diario. Cuando vamos por la calle encontramos cantidad de jóvenes,
muchachos y muchachas, que están reunidos en una esquina o una plaza charlando
animadamente y formando grupos.
Es algo que nos gusta, especialmente a los jóvenes, pasear juntos, formar corros, hacer farra,
organizar peñas... Y esto no sólo para pasar el tiempo, jugar o divertirnos, sino para compartir
experiencias, convivir, estudiar juntos, hacernos amigos. Quizá uno de los valores más
auténticamente juveniles sea éste, el de los grupos.

DESARROLLO DEL MENSAJE

Motivación introductoria

Esta charla, precisamente, es para hablar de los grupos juveniles. La última de ayer fue
para tratar del «joven líder comunitario». El área directa de la acción comunitaria del joven son
sus grupos naturales. La maduración de la personalidad y el liderazgo del joven se operan a
través de sus grupos de convivencia. El grupo le da personalidad y ocasión de servicio.
Este mismo Encuentro de Promoción Juvenil, organizado a base de grupos, ha venido
a demostrarnos prácticamente el valor y la eficacia que en sí tienen, por ejemplo, los grupos
juveniles cristianos. Esta experiencia del Encuentro no debe quedarse aquí, debemos
aprovecharla y continuar después viviéndola terminado el Encuentro en nuestros ambientes, y
aun fomentarla entre compañeros. La promoción de grupos juveniles cristianos constituye el
objetivo principal de esta charla, y no sólo de la presente charla, sino de todo el Encuentro. Son
muchos los grupos de amistad, de servicio y de apostolado, que a raíz de estos Encuentros
Juveniles se han ido formando, y más todavía, estoy seguro, los que vamos a formar a partir de
éste.

1. NOCIONES GENERALES SOBRE LOS GRUPOS

a) ¿Qué es un grupo?

Todos tenemos experiencias de lo que son los grupos. Grupo es la familia, grupo los vecinos
de casa con que frecuentemente convivimos. Grupo la peña de amigos o compañeros de
diversión, trabajo o estudio. Pero es bueno que ahora vayamos a un perito en grupos, y esto es
un psicólogo, para que nos lo describa según los principios.
Se entiende por grupo «la unión de varias personas que se intercomunican en una
relación de amistad, e interactúan en una acción de conjunto, en vistas a conseguir un objetivo
común».
La constitución de un grupo está toda ella centrada alrededor de la vivencia y de la
mutua ayuda, para la consecución efectiva y afecta de unos fines. Radica en el hecho de
«compartir», y tiene alma.
De ello se desprende que la mera unión física no hace grupo. Viajar en un autobús no
forma grupo. Varias personas pueden encontrarse unidas, por ejemplo, porque asisten a una
reunión; están en la misma clase o viven juntas, pero todas estas variantes son externas al
individuo. Para la formación de un grupo la unión de los individuos debe partir M interior.

b) La dinámica de grupo

La unión hace la fuerza. Un hilo hace fuerza, dos y tres hilos hacen fuerza; pero estos
hilos unidos y trenzados crean una cuarta fuerza nueva. la fuerza de la unión. La fuerza
psicológica nueva que genera la unión de las personas en el grupo, se llama «dinámica de
grupo»; es liberadora de energías dentro y fuera del grupo.
La dinámica de grupo la suelen definir como «el producto de todas las dinámicas
particulares, unificadas por la fuerza de un objetivo común y por el valor emocional de las
relaciones inter-personales, y la liberación en grupo de los mecanismos de defensa a favor de
una acción positiva.»
Pongamos un ejemplo de liberación: Cuando varias personas se reúnen, existe un
mutuo recelo que crea distancias o desconfianza de no ser acepta. dos. Cuesta abrirse, saber
escuchar, comunicarse. El primer mecanismo de defensa, que es el retraimiento, se afloja
hasta desaparecer en el grupo. Caen las defensas del «yo» y nos tratamos en el nivel, no de
«personajes», sino de «personas».
c) Necesidad de convivir en grupos

El hombre es una unidad abierta al diálogo con los demás. El segundo día vimos que la
vocación del hombre es colectiva. Esta dimensión colectiva de la vocación, donde encuentra su
clima más propicio, es en el grupo vocacional de homogeneidad. Todos los grupos suelen tener
un influjo y una relación directa con la vocación y oficios de cada uno. Se necesita también el
grupo para la maduración de la personalidad.
Por eso de que el hombre es un animal social, necesita también el grupo para amar y
ser amado, conocer y ser conocido, reconocer y ser reconocido. Los grupos tienen un gran
valor afectivo. Allí las personas nos conocemos por el nombre, nos estimamos y apreciamos,
estableciendo contactos frecuentes que nos unen. Allí, cuando no estamos, dejamos un vacío.
El grupo es necesario como nivelador social. Nos defiende tanto de la masificación
como del individualismo. Para el individualismo, lo único que cuenta es el «yo»; para el
sociologismo, lo único que importa es la sociedad, el «nosotros». El grupo, a la vez que nos
ayuda a vencer el egoísmo en vistas al bien de los demás, nos protege del anonimato. En el
grupo, cada uno es considerado no como individuo, sino como persona, y por el grupo nos
introducimos en la sociedad.

d) Doble clase de grupos

Hay muchas formas y categorías de grupos. Nosotros nos vamos a fijar sólo en dos. Es
una división de grupos que en cierta manera las comprende todas. Según sea el nivel y
carácter de relaciones humanas que motiven a un grupo, será un grupo primario o secundario.

1. Los grupos primarios

Las personas, no sólo necesitan los afectos de los familiares, sino también los afectos
favorables y sentimientos de quienes compartimos los otros aspectos de la vida: trabajo,
diversión, los intereses comunes, las afinidades... Necesitamos los sentimientos y la compañía
de otros para compartir los mejores momentos, para hacerles partícipes de las cuitas, de los
pequeños o de los grandes éxitos.
A estos pequeños círculos de personas que les tenemos más confianza, llamamos
grupos primarios. Son las reuniones que mantienen relaciones humanas primarias a base de
contactos frecuentes y de carácter afectivo. Son las personas que se agrupan por una afinidad,
un gusto o un interés común; que se sienten unidas entre sí por un vínculo y a la vez son
conscientes que forman un grupo.
Grupos primarios son los grupos de fuerte comunicación afectiva. Relaciones cara a
cara y estructura de grado general, que genera espontánea- mente en actos amistosos. Son
grupos primarios la familia y los grupos de amigos. Al grupo primario se le llama también
psicogrupo.

2. Los grupos secundarios

Grupos secundarios son los que están basados en relaciones secundarias; donde las
personas se unen por un vínculo concreto específico, pero no se interesan por más, sino en
eso. Ejemplo de grupo secundario, el que se forma por el deporte, por el trabajo, por el estudio,
un interés particular o un servicio a prestar. Éstos son grupos de dimensión más amplia, pues
la persona interesa en tanto que cumple la función que se le señaló dentro del grupo; todo lo
demás se «respeta».
Son secundarios los grupos de prevalente convergencia de intereses. Lo que une,
pues, no es el lazo afectivo, sino motivos utilitarios: contratos, reglamentos. Se llama también
sociogrupo.
En cuanto crecen las finalidades específicas, se multiplica la participación de uno a los
grupos. En la vida urbana, el grupo de relaciones afectivas es más reducido que en la rural. En
cambio, por lo mismo, crecen los grupos de relaciones específicas, secundarias.

2. LOS GRUPOS DE CRISTIANOS

El grupo entre cristianos tiene las mismas características del grupo natural humano,
pero éste entonces viene a enriquecerse con un factor sobrenatural: el amor de Cristo.
a) ¿Qué es el grupo cristiano?

Es la unión de varios cristianos que se intercomunican en una relación de amistad, que


interactúan unos con otros, en comunión de vida con Cristo, y promueven el acontecimiento
Iglesia.
El grupo es una célula de la Iglesia, donde se realiza vivencial y apostólicamente su
misterio. Es una maqueta de la Iglesia o una mini-Iglesia. Es la Iglesia acogedora, donde los
cristianos no son personas anónimas, que cumplen apenas un servicio o una obligación, sino
donde se sienten amadas y responsables.
Según acabamos de anotar, al hablar de los dos tipos de grupos de relaciones
humanas, los grupos de cristianos pueden también ser de relaciones primarias y secundarias.
Evidentemente, no todos los grupos de cristianos pueden ser de relaciones afectivas primarias,
como en la Iglesia primitiva, pero deben tender en todo lo posible a serlo. En los grupos
primarios, el acontecimiento salvador Iglesia se realiza y experimenta más en profundidad.

b) La dinámica de grupo: «Cristo en medio»

La dinámica que aportan al grupo los cristianos es la de la caridad. Al como los polos
de luz eléctrica contienen la corriente, pero producen la luz solamente cuando se ponen en
contacto, la caridad recíproca, uniendo nuestras almas, aporta una fuerza superior, una nueva
experiencia de Dios. El amor hace a Dios presente en el alma, pero mayormente en el grupo.
Donde hay caridad y amor, allí está Dios.
Desde el punto de vista cristiano, apunta una nueva realidad en el grupo que escapa a
toda posibilidad de examen psicológico: el Cristo comunitario. Bien lo indican aquellas palabras:
«Donde dos o tres estuvieren reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos» (Mt. 18,
20). Y ésta es una fuerza trascendente que supera todas las energías individuales de los
miembros del grupo. «Yo en medio de ellos» no significa simplemente una persona más,
aunque ésta sea la de Cristo, sino una fuerza divina «central» que irradia hacia todo el grupo, lo
levanta y lo potencia de una forma nueva, humano-divina. El grupo es una verdadera
encarnación comunitaria de Cristo.
El grupo de cristianos-hombres nuevos- infunde también una nueva modalidad al
grupo; la que el movimiento de los Focolares ha venido llamando: la dinámica de «Cristo en
medio de nosotros». Tengámoslo presente si queremos ser jóvenes «dinámicos», fuertes.

c) Necesidad de convivir los cristianos en grupos

El cristianismo es convivencia. Solo no es cristianismo. Unus christianus nuflus


christianus. La salvación no es un bote de salvación individual. Nadie se salva ni se condena
solo: nos salvamos y condenamos en racimo. Lo que dice Pablo Casals a los músicos,
debemos repetir a los jóvenes cristianos: «No toquen notas, hagan concierto».
El testamento de Cristo fue el de la unidad: «Padre Santo -dijo en la última Cena-, que
sean uno como nosotros somos uno... para que el mundo crea» (Jn 17, 11 y 2 l). ¿Hemos
pensado que Dios vive en una eterna reunión de grupo? En Dios hay tres Personas, Padre e
hijo y Espíritu Santo; pero tan unidas que son un solo Dios y tienen y conviven una única
naturaleza divina. De tres formó también Cristo el grupo familiar de Nazaret. Con un grupo de
apóstoles empezó la evangelización del mundo.
Los cristianos vivimos en familia de Dios. Los grupos dan y mantienen las seguridades
afectivas de los cristianos, y en ellos se sienten con significación y utilidad, puesto que allí
tienen un papel que ejercer. Todo cristiano necesita sentirse ubicado, encuadrado, controlado y
orientado en un grupo. Un joven* sin grupo es un río sin cauce.
En este orden de ideas, se ha comprobado que lo que hace que abunden entre los
jóvenes desarraigados, emigrantes o vagabundos, el desorden moral, la desorganización de la
vida, o toda clase de vicios y hasta delitos, es esta falta de ubicación en la comunidad, dentro
de un grupo de adecuada orientación. Cuando éstos encuentran un grupo primario que los
acoja, también se ha comprobado una transformación moral o de conducta. El grupo primario
de evangelización es foco de conversiones.

3. CONFIGURACIÓN DE LOS GRUPOS JUVENILES CRISTIANOS

Todo lo dicho hasta aquí era para venir a hablar ahora de los grupos juveniles
cristianos. El sector juvenil, y sus consiguientes grupos, constituyen hoy una de las fuerzas más
poderosas y determinantes de la sociedad y de la Iglesia. Aumenta progresivamente el
agrupamiento e intercomunicación de la población joven. Surgen las grandes agrupaciones
juveniles: colegios, universidades, escuelas técnicas, fábricas, clubs... En todas partes
proliferan, en una u otra forma, los grupos juveniles: ambientales, de medio o profesión,
geográficos o de barrio, de amistad o elección...
Al agruparse en núcleos compactos y numerosos, una nueva fuerza aparece prometedora, en
la Iglesia, la fuerza socializante de la juventud. -Ésta es un poderoso parlante capaz de hace oír
su voz en todas las manifestaciones de la vida: costumbres, arte, diversiones, política. Los
grupos juveniles cristianos deben constituir el fermento de renovación evangélica del mundo
nuevo que está apuntando en la Historia.
Ustedes, jóvenes, ahora al salir iréis a nuclear nuevos grupos juveniles cristianos y poner a
Cristo en medio de sus agrupaciones. Serán, a través de sus grupos, el fermento evangelizador
de esta sociedad juvenil que, sin saberlo quizá, necesita y espera a Cristo.

1. Objetivo vocacional de los grupos juveniles cristianos

a) Nivel personal: Realizar la vocación cristiana del joven

Un grupo que sólo fuera para pasar el tiempo, sin objetivos, no seda grupo, sería un
corro de muchachos. El objetivo es el alma de un grupo. Nuestros grupos quieren actuar en el
campo de la vocación cristiana en toda su maravillosa profundidad, exigiendo de los
muchachos que la realicen en su situación actual de jóvenes y estudiantes. Colocan a los
muchachos en plena disponibilidad para encontrar el camino que están «tentando» descubrir, y
en toda su dimensión, profesional, laical, sacerdotal...
Aunque parezca contradictorio, el grupo ayuda más a uno a ser uno mismo. Es un
ambiente en que uno es, ante todo, uno mismo gracias a los demás. Puesto que los demás
esperan algo de mí, porque creen en mí, por- que esperan en mí, yo me atrevo a mostrarme
tan bueno, tan cariñoso, tan humilde, tan sencillo, tan servicial, tan generoso como ellos me
han animado a ser.
Los grupos, además de ayudar a realizar y descubrir la vocación, suelen irse formando
incluso por homogeneidad de vocaciones.

b) Nivel social., Extender el reino de Dios en la juventud

En la revolución de mayo, un grupo de jóvenes se lanzó a la calle, en París, con esta


pancarta: «Preferimos morir de hambre que de hastío.» Sin grandes ideales, los grupos
juveniles se aburren. Su actitud desafiante era contra una universidad y una sociedad que no
dan objetivos superiores a los del consumo para existir, ni da ideales por qué sacrificarse.
Los grupos cristianos juveniles tienen un ideal por el que vale la pena vivir y vale la
pena morir: el reino de Dios. En la meditación de la mañana hemos visto en qué consistía este
ideal. Con el ideal del reino de Dios, Cristo formó el grupo de los apóstoles y los mandó a
evangelizar el mundo. Y os ha llamado a vosotros a este Encuentro para haceros apóstolos -
enviados- de este ideal. En la «École des Beaux-Arts», de París, durante la Revolución de la
juventud, apareció un cartel también que decía: «Sé joven y calla». No así habla a la juventud
Cristo.

2. Características del grupo juvenil cristiano

Anunciamos brevemente lo que consideramos fundamental en un grupo juvenil para


que constituya un grupo vocacional y sea fermento. Éste debe ser:

2.1 Grupo abierto

El grupo estará abierto a todos los intereses, problemas y situaciones en que viven los
jóvenes, de manera que sea una respuesta adecuada y satisfactoria. Debe partir de las
situaciones concretas y preocupaciones cotidianas que ellos y ellas viven individual y
socialmente.
El muchacho o la muchacha no están divididos en compartimientos estancos: religioso,
deportivo, familiar, social... Son una unidad de relación y de problemas. El grupo tiene que
estar abierto a toda esta problemática. El grupo quiere ser este punto de solución central que
ofrezca al muchacho la oportunidad de encontrar el ambiente de amistad que necesita, la
oportunidad de comprender y ser comprendido y esa solución unitaria y funda- mental de su
problemática.
El ideal será formar un grupo que tenga las características del grupo natural, una
«peña» de amigos. Un grupo que parta de los mismos jóvenes, propiedad de ellos y con
responsabilidades compartidas. El adulto debe ser un asesor, aceptado por ellos.

2.2 Grupo de formación

El grupo, para poder dar solución a sus problemas, necesita una línea de orientación.
El grupo juvenil debe ser de formación. Es educacional, cuando pretende mejorar a sus
miembros a base de ciertos elementos «educacionales», que se admiten como principios; en
nuestro caso, los principios cristianos. Se consigue, convirtiendo los objetivos en ideales, y
mediante una interiorización lograr una mística.
La formación tiene que ir acompañada de la acción. El joven siempre tiene que aterrizar
en lo concreto y en lo práctico. El mejor método es el de la formación en la acción. El grupo
tendrá mayor interés en formarse desde que vea que lo que va a aprender irá a servirle para
realizar un plan de acción determinado.
La acción mantiene cohesionado e interesante el grupo. Desde que deja de actuar
empieza a morir. Los grupos de jóvenes son esencialmente de «formación» para asumir en la
vida una opción vocacional concreta, pero siempre dentro de la mística de la acción.
No es posible de un momento para otro conseguir el grupo ideal. El grupo, como la vida
de] hombre, tiene sus edades de crecimiento. No hay que esperar que esté «formado» para
actuar. La formación irá viniendo también por la misma acción. Lo importante es embarcar y
comprometerse. Los equipos juveniles de la J.O.C. tienen por principio: «Haga y se hará todo.»
El apostolado es una aventura y un riesgo, y esto precisamente encanta a los muchachos.

CONCLUSIÓN: Pensemos en nuestros grupos juveniles

Pero concretemos todavía más. De hecho todos tenemos unos grupos formados. Los
necesitamos. Cada cual tiene los suyos. Lo importante ahora es que los reconozcamos; que
veamos los que tenemos y los que deberíamos, como jóvenes cristianos, tener; que nos
reconozcamos en ellos y veamos la forma como hemos estado hasta aquí integrados en cada
uno y cuál va a ser nuestra actuación al salir del Encuentro. ¿Cómo vamos, concreta- mente, a
evangelizar a nuestros grupos para hacer de ellos núcleos vitales cristianos, acontecimientos
de Iglesia?
Al pensarlo, nos encontraremos con nuestros grupos primarios; es decir, aquellos en
que somos comprendidos y comprendemos, que constituyen auténticas «peñas» de amigos.
Recordaremos que formamos parte de otra cantidad más numerosa de grupos secundarios,
donde cumplimos alguna función y recibimos algún servicio y de relación más que de amistad
de compañerismo.
No cabe duda que con los grupos que más podremos realizar -y me atrevo a decir los
únicos- todo el ideal del grupo juvenil cristiano, vocacional y apostólico, serán aquellos con los
que consigamos mantener relaciones directas de amistad, primarias. Éstos tenemos que
formarlos como los más fundamentales. Pero también existe el peligro de cerrarnos en ellos.
No podemos olvidar que los grupos secundarios, más amplios, nos son asimismo necesarios.
Constituyen niveles diferentes de la convivencia cristiana y apostólica. Son irizaciones de la
misma caridad. Los compañeros de clase, universidad, taller, deporte o vecindad, son un
campo maravilloso de realización, apostolado y servicio.
. La familia del muchacho es el único grupo natural estable. Los grupos juveniles son siempre
grupos en formación, están en un continuo ir haciéndose. Es el momento de pensar en
nuestros futuros grupos, si es que no estamos en alguno. ¿Cuáles van a ser nuestros posibles
compañeros de grupo? Se dice que un amigo es un hermano que se elige. Los grupos que
propugnamos son grupos libres, primarios; grupos de amistad y de vida.
Este mensaje ha sido una puerta abierta a los grupos. Afirma Juan Pablo 11: «Los
grupos juveniles se multiplican y florecen como una prima- vera muy reconfortante para la
Iglesia de hoy » (Exhortación Apostólica Gaudete. n. 47). La promoción juvenil es una
promoción en grupo.

ANOTACIONES AL MENSAJE

- Al terminar la charla, se tiene la actividad grupaL El coordinador es quien la motiva. Puesto


que el tema fueron los grupos, la actividad a desarrollar será como hacemos la reuniones de
grupo. La reunión es un punto básico para la vida de los grupo de salir tengan una experiencia
de cómo pueden ser li

- Un grupo es susceptible de tener muchas formas de realizar las reuniones. Sin embargo, para
iniciarlas, nosotros presentamos una: la reunión de grupo E.C.O. Ésta se tiene en base a los
tres encuentros: -Conmigo – Con los otros – Con Cristo.

- Este mensaje es propio que lo dé un guía joven. Un guía que lleve un tiempo de experiencias
de grupo y tenga su propio grupo, para dar testimonio de lo

- También es esencial que el mensaje vaya avalado del testimonio que haya dado durante toda
la convivencia el mismo equipo promotor de los guías. Los jóvenes durante el Encuentro tienen
que haber descubierto por sí mismos, en la forma de convivir grupo juvenil cristiano. Al formar
el equipo para ir a un Encuentro no tenga y haga habitualmente reunión de grupo, para no ser
un anti-testimonio.

- En este mensaje sólo se trata de dar las líneas fundamentales del grupo juvenil cristiano.
Todo otro calificativo sobra. Nosotros tratamos la línea de base que es común a todos los
juveniles. No se trata de llevar a nadie a un grupo o asociación concretos.

- Tampoco se trata en este mensaje de llevar a los muchachos a una acción de grupo. Este
será el objetivo del último mensaje de la mañana: “La acción evangelizadora de los grupos”.

ESQUEMA DEL MENSAJE: «LOS GRUPOS JUVENILES CRISTIANOS»

MOTIVACIÓN INTRODUCTORIA
Los grupos de característica juvenil

1. CONCEPTOS GENERALES SOBRE LOS GRUPOS


1.1 Qué se entiende por grupo
1.2 La dinámica de grupo
1.3 Necesidad de convivir en grupos
1.4 Doble clase de grupo
- el grupo primario, natural o de amistad
- el grupo secundario de valores
2. LOS GRUPOS CRISTIANOS
2.1 Qué es un grupo cristiano
2.2 La dinámica de grupo cristiano, de «Cristo-en-medio»
2.3 Necesidad de los cristianos de convivir en grupos comunidad de vida y de fe

3.LA CONFIGURACIÓN DE LOS GRUPOS JUVENILES

1. Objetivos de los grupos juveniles cristianos


- A nivel personal: descubrir y realizar la vocación
- A nivel social: extender el Reino en la juventud

2. Características de un grupo juvenil cristiano


- grupo abierto
- grupo de formación y acción

CONCLUSIÓN: Palabras de Juan Pablo II sobre los grupos juveniles en la Iglesia hoy

Actividad final grupal:


-Entrega de la hoja de] esquema de reunión E.C.O.
- Reuniones de grupo, sin plenario final.
MENSAJE DÉCIMO
18. VIDA NUEVA EN EL ESPIRITU

Presentación y motivación del mensaje

Este mensaje es el segundo de la mañana del Cuarto día. Sigue al mensaje: «Los
grupos juveniles», y empieza al terminar el tiempo libre de después de las reuniones E.C.O.
Existe una correlación de mensajes a tener en cuenta. El mensaje: «La madurez de la
personalidad» es eco y complementación del mensaje: «Qué es el hombre». El anterior: «Los
grupos juveniles», lo fue del mensaje: «El otro y yo». Asimismo el presente lo va a ser del
mensaje anterior: «El hombre nuevo». Una vez expuesto lo que es el hombre nuevo, se trata
ahora de ver cómo será después: cómo vive, cómo crece y sigue «de día en día» re-
novándose.
Éste, como todos los demás temas de este día, va directamente encauzado hacia el
Pos-encuentro. Hay que mostrar aquí a los jóvenes en que consiste fundamentalmente la vida
cristiana; cómo poder vivirla de una manera coherente y comunicante en el propio campo
juvenil, familiar y sus ambientes.
Siendo el tema central de la exposición la vida en el Espíritu, evítese que sea
demasiado etéreo, conceptual. Hay que encarnarlo en la propia realidad juvenil. Su finalidad es
sobre manera práctica, existencial: conducir al joven a que vaya elaborando un plan concreto
de vida, a la vez muy cristiano v muy humano, hoy. No hay nada sin plan. Hay
que poner a Cristo entre las citas en la agenda de bolsillo.

DESARROLLO DEL MENSAJE

Introducción:

Vivir una vida nueva

Todo conductor, al subir en el carro, antes de emprender la marcha, lo primero que


hace es controlar el nivel de gasolina. Es muy normal. Para evitar sorpresas. El
motor y el carro pueden estar perfectamente y, sin embargo, pararse en seco en plena
carretera por falta de combustible.
Eso mismo es lo que tenemos que evitar ahora, al salir del Encuentro, Nuestras
disposiciones pueden ser excelentes. Podemos sentirnos con los mejores ánimos para seguir
adelante y cubrir las metas, pero debemos también prevenirnos de seguir controlando el nivel
de la gasolina.
A este tema le dedicó Jesucristo toda una parábola. Es la parábola de las vírgenes
prudentes y necias (Mt. 25, 1-13). Las vírgenes prudentes fueron las que se proveyeron de
aceite, mientras que las necias se durmieron y, por falta de aceite, se les apagaron las
lámparas. Cuando llegó el novio, se les cerró la puerta.
Sabemos que ser hombre nuevo es vivir una vida nueva. Aquella que san Pablo nos
estimula a vivir cuando nos dice: “Vivan una vida nueva” (Rom. 6, 4). Es la vida en el Espíritu.
La misma vida de Dios comunicada a nosotros y participada en el amor. «El amor de Dios ha
sido derramado en nosotros por el Espíritu Santo, que nos ha sido dado» (Rom 5, 5).

Navegar cara al viento


Esta vida nueva, que viene de arriba, se sostiene y mantiene a impulsos del soplo del
Espíritu Santo; a la manera que una bandera se abre y se aguanta libre en el aire cuando sopla
el viento. Ábrámonos y vivamos de cara al viento. ¿No es precisamente eso lo que san Pablo
quiso expresar cuando nos dijo: «Déjense llevar por el Espíritu» (Gál 5, 16).?
En el primer mensaje vimos como la vocación es el timón que se nos puso a todos en
las manos y con el cual debemos llegar al puerto de destino. Cada joven, cada uno es un
timonel. Lo que importa ahora es navegar; desplegar la vela de todas nuestras capacidades y
posibilidades de cara al viento. De cara al viento del Espíritu que siempre sopla.
---- P.
Jesús para darnos ánimos y proseguir, ahora al terminar este Encuentro, nos repite lo
mismo que prometió a sus apóstoles al despedirse de ellos: «Me voy, pero mi Padre les enviará
al Espíritu Santo, que les enseñará todas las cosas y les recordará todo lo que les he dicho»
(Jn. 14, 26).

1. NO CONOCEMOS AL ESPÍRITU SANTO SINO COMO ACCIÓN

1) El viento M Espíritu

En el lenguaje bíblico, cuando se nos habla de creación nueva o vida nueva siempre se
atribuye a la acción directa del Espíritu Santo, el cual actúa en nosotros a manera de aliento o
de viento (ejemplo tipo: Ezequiel, 37). Su acción y presencia se nos manifiestan a la manera
como sentimos e aire y una corriente al abrirse una puerta o ventana, y sopla el viento.
Así fue como lo expuso Jesús un día a Nicodemo, al hablarle del nuevo nacimiento y
de la vida nueva: «El viento sopla a donde quiere -no sabes de dónde viene ni adónde va- pero
tú oyes su ruido. Eso mismo sucede a todo el que nace del Espíritu» (Jn. 3, 8).
La acción del Espíritu Santo cuando obra en nosotros -a través de sus llamadas, dones
y carismas- constituye una auténtica experiencia de Dios.

2) El Espíritu impulsa

Primer soplo del Espíritu (Gé. 2,7): De la creación

Leemos en el Génesis que cuando el Creador formó el cuerpo del hombre «con polvo
del suelo», después «sopló aliento de vida en sus narices, y resultó el hombre un ser viviente».
De esta forma describe la infusión de la vida completa en el hombre, tanto de la vida natural
como sobrenatural o de gracia, constituyéndole en «imagen y semejanza de Dios» (Gén 1, 27).

Segundo soplo del Espíritu (Jn. 20,22; Hechos 2,2-4): De la redención.

Una vez hubo Adán perdido la gracia o vida divina y se introdujo el pecado en el
mundo, prometió Dios la venida de un Redentor. Cuando Jesús, después de su muerte por
expiar los pecados, instituyó el sacramento de la penitencia, en el momento de darles poder de
perdonar los pecados, dice el Evangelio que «sopló sobre ellos y les dijo: "Reciban el Espíritu
Santo, a quienes perdonen los pecados les serán perdonados"»
Cincuenta días después, por pentecostés, descendía nuevamente el Espíritu Santo en
el cenáculo sobre María y los apóstoles, quedando instituida la Iglesia, como «germen y
principio de¡ reino». «De repente vino del cielo un ruido, como de ráfaga de viento impetuoso
que llenó toda la casa donde se encontraban y quedaron todos llenos del Espíritu Santo».
Como vino el alma sobre el cuerpo del hombre, así vino el Espíritu Santo al cuerpo de la
Iglesia, como un soplo, para que fuera también su alma y su aliento.

Tercer soplo del Espíritu (Jn. 3, 6-8): De la santificación

Según acabamos de ver, Jesús afirmó a Nicodemo que, sobre «todo el que nace del
Espíritu». Él soplará a manera de viento. Sobre cada uno de nosotros descendió el Espíritu
Santo, como en Pentecostés, el día del bautismo, infundiéndonos el estado de gracia y
quedándose en nosotros. ¿Eso es algo que hayamos tenido muy presente hasta ahora, que
todo bautizado es hecho templo vivo del Espíritu Santo? A cuántos cristianos se podría hoy
repetir lo que se preguntó a los corintios: «¿No saben acaso que son templos de Dios y que el
Espíritu de Dios habita en ustedes? » (1 Cor. 3, 16).

2.ACCIÓN RENOVADORA DEL ESPIRITU SANTO

Es sabido que la juventud actual está hastiada de discursos y palabras, Demasiado


cansados de escuchar, los jóvenes dan poca importancia a lo doctrinal y a las formas que no
signifiquen algo íntimo y vital. Aceptan sólo las verdades cuando las descubren como valores.
El hombre moderno está rebasando ya la «civilización de la palabra». El joven de la época
llamada pos-industrial está de vuelta del consumismo, tecnicismo y la máquina, busca ser
liberado. Se le ha venido repitiendo demasiado que lo más importante de la vida era triunfar,
cuando lo más importante de la vida es vivir, Para ello necesita interioridad y trascendencia, es
decir, lo espiritual que es lo que mira al hombre como persona. El hombre tiene derecho a ser
persona. El materialismo lo masifica, lo ahoga.
Con frecuencia en la Biblia se contrapone el «hombre espiritual» al «hombre carnal» (Rom. 8,
1-13). La parte superior del alma, san Juan do la Cruz la llama espíritu. No es, pues, nada de
extrañar que a la presente se la pueda llamar asimismo, por contraste, la «era del Espíritu
Santo» (Evangelii Nuntiandi, 75).

1) El Espíritu nos potencia y energiza

El Espíritu manantial de vida

Lo repetimos siempre en el credo: «Creo en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida. »


En realidad, su misión es animar, poner alma en todo y en todos. Él es la fuente de agua viva.
A todos los que crean en Jesús, él prometió) que «de su seno manarían ríos de agua viva» (Jn.
4, 10; 7, 38). Para los momentos de desánimo lo invocó como el Consolador: «Yo pediré al
Padre y les mandará al Consolador, para que esté para siempre con ustedes» (Jn. 14, 16).
Basta ver el gozo y la fuerza con que salieron los discípulos del cenáculo. Él es alegría, ánimo,
libertad y poder.
Como promocionador y santificador lo potencia y sobrevalora todo desde el interior. El
hombre, por él, es más hombre. Valora divinamente todo lo humano. Su misión es la de
prolongar en cierta manera la encarnación.

El Espíritu y la nueva creación

La acción del Espíritu no va sólo hasta el hombre. Va más allá. A través de la persona
se proyecta su acción sobre toda la creación. Lo vemos particularmente en los sacramentos. Él
es el más ser de todas las cosas. Así invoca al Espíritu Santo la Iglesia con el salmista (Sal
104, 30):
- Envía, Señor, tu aliento, y se hará una nueva creación.
- Y se renovará la faz de la tierra.
Existe el gran peligro de que, por lo espiritual, descuides lo material. Integrémoslo todo. Ni
ángeles ni bestias, hombres. También nuestra vocación es «procrear, dominar y desarrollar la
tierra».
El científico Sam Gary inventó una máquina energizadora de semillas. Con ella
transforma la energía solar en microondas (ultravioleta). Mediante cierto movimiento de una
banda rotatoria, la aplica a las semillas y las activa, y consigue los siguientes resultados:

- fertiliza las semillas para que produzcan plantas de mayor rendimiento que su promedio,
- hace que sigan un ciclo de maduración más corto. - aumenta la productividad.

Si nosotros dejáramos que los rayos luminosos del Espíritu de Cristo irradiaran
profundamente en nosotros, además de conseguir que quedaran iluminadas y «explicadas»
nuestras vidas, potenciaríamos y energizaríamos toda nuestra existencia y actividades. Lo
personal y social, el presente y la historia, lo familiar, profesional, político, la ciencia y la
cultura...
La acción del Espíritu en nosotros es la de infundir un poder y vigor nuevo a nuestras
capacidades naturales, llamadas también, por el Concilio Vaticano II, «gérmenes
vocacionales».
«Luchay contemplación» (Concilio de los jóvenes)

Ahora, al salir, llega para nosotros la hora de la acción. Empecemos a pensar y planear
nuestras próximas actividades.

- Lo primero será la familia. El amor empieza en casa,


- En el campo del trabajo seremos unos obreros y profesionales más expertos y responsables,
en el taller excelentes compañeros.

- En el estudio ampliaremos los conocimientos, indagaremos y valoraremos mejor la verdad,


nos capacitaremos para el servicio.
- En las fiestas iremos a celebrar la vida y la existencia, la amistad, el paso y el gozo de la
Pascua, contagiaremos la alegría.
- En lo social compartiremos los bienes, materiales y espirituales. Seremos miembros activos
en los grupos y comunidades. En todas partes defenderemos los derechos humanos y la
justicia.

En Colombia, un equipo misionero fue a evangelizar un barrio (vereda) de campesinos


pobres, sin estímulos de progreso, casi en la selva. Les animaron, les descubrieron su dignidad
de hombres y templos del Espíritu Santo, les enseñaron formas nuevas de agricultura y de
trabajo. Un tiempo después les escribían: «Sabrán que los templos del Espíritu Santo (es decir,
los miembros de aquel barrio o comunidad) ya no cocinamos en el suelo, sino que nos hemos
construido cocinas».

2) El Espíritu nos une unos con otros

Nada une tanto como lo espiritual; pensar igual, sentir igual, amar lo mismo. El Espíritu
Santo es el lazo de identificación entre el Padre y el Hijo, y el que tiene que serlo entre todos
nosotros. «Que todos sean uno corno á y yo, Padre, somos uno» (Jn. 17, 21). El Espíritu Santo
es el lazo de unión más vital y más universal.
A partir de aquí, el tipo de unión y relación social que si nos propone es el que existe
entre los miembros del cuerpo humano. «Del mismo modo que el cuerpo es uno, aunque tiene
muchos miembros, y todos los miembros del cuerpo, no obstante su pluralidad, no forman más
que un solo cuerpo, as¡ también Cristo. Porque en un solo Espíritu hemos sido todos
bautizados, para no formar más que un cuerpo, judíos y griegos, esclavos y libres: Y todos
hemos bebido de un solo Espíritu» (1 Cor. 12, 12-13). El Espíritu Santo es el alma de la Iglesia.
Manifestaciones de esta unión espiritual de los cristianos, nos las ofrecen a diario las
peregrinaciones a Lourdes y a Roma; las audiencias en torno del Papa y sus visitas a los
continentes. Unámonos, jóvenes, para que la juventud crea (Jn. 17, 21).

3) El Espíritu ora en nosotros

Vida de oración

La definición que Pascal da del hombre es famosa: «El hombre es una


caña que piensa». Es una frágil caña, pero que cuando en ella sopla el aire del espíritu, del
pensamiento y la palabra, se convierte en flauta sonora. Se llena de música. Díganme, ¿de qué
armonía no se llenará esta flauta cuando el flautista no sea ya el espíritu humano, sino el
Espíritu de Dios? Éste es el sentido más íntimo y maravilloso, precisamente, de la vida
cristiana: dejarse tocar, soplar, vivir, por el «Espíritu de vida» (Rom. 8, 6). Es entonces cuando
toda nuestra actividad y existencia cobra un sentido más profundo, todo sube de «tono». La
música toca a una escala superior: estudiar, trabajar, hacer deporte, comer, dormir, la amistad
y la convivencia.
Para decirlo con otras palabras, entonces toda la vida se convierte en oración. Es la
llamada «oración de todas las horas», a la que se refiere san Pablo con insistencia: «Oren sin
cesar», «Oren en todo lugar» (1Tm. 1, 17; 1Tm. 2, 8). El Espíritu sopla siempre, por eso
puedes siempre orar. Orar siempre y en todas partes, a la manera como respiras, aun sin
pensarlo, sin darte cuenta, constituye propiamente la vida de oración.
3. PRÁCTICAS DE ORACIÓN

a) Practicar la oración

Hemos dicho lo fundamental de lo que es la vida de oración. Ahora bien, al lado de eso,
y para conseguirlo, precisa que dediques. algunos momentos exclusivos cada día a la oración.
Es lo que se conoce por plegaria y prácticas de oración. Desde luego, lo importante del fuego
es la llama, pero ¿qué tal si nunca le echáramos leña? 0, ¿cómo carburaría un motor sin
gasolina? En forma de llamas de fuego apareció también en el cenáculo el Espíritu Santo.
A pesar de su constante comunicación con el Padre, vemos a Jesús dedicar cierto tiempo a
practicar la oración, por ejemplo en la noche. Nos dejó dicho: «Tú cuando vayas a orar, entra
en tu aposento y, después de cerrar la puerta, ora a tu Padre que está allí, en lo secreto, y te lo
recompensará» (Mt. 6, 5).
Al orar es mucho más importante lo que Dios nos tiene que decir que lo que nosotros
podamos decirle. ¿Qué hay en nosotros que no sepa? Más que hablar, escuchémosle.
Dejemos que el Espíritu ore en nosotros. «Nosotros no sabemos cómo pedir para orar como
conviene; mas el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos inefables, y el que escruta
los corazones conoce cuál es la aspiración del Espíritu" (Rom. 8, 26-28).

b) Las distintas formas de orar

Orar es tratar con Dios. La oración tiene tantas formas como las tiene el diálogo. Se
puede orar con palabras, con gestos, con signos, con cantos y silencio. Puede ser también:
oración bucal, corporal o mental, individual o comunitaria, privada o litúrgica.
Pero entre todas las formas de comunicarse con Dios están los Sacramentos, porque
son instituidos por el mismo cristo, Conviene que destaquemos la eucaristía y la penitencia.
Entre ambos hay una relación directa. «En la eucaristía se contiene todo el bien espiritual de la
Iglesia, o sea, Cristo» (Vaticano II). Comulguemos... Era frase de Napoleón que, con un ejercito
de hambrientos no se pueden ganar batallas. Cristo viene en la comunión, y nos deja su
Espíritu.

(Siendo la misa uno de los puntos en que más tropieza hoy la práctica religiosa de los
jóvenes, traten de ella brevemente, según sea el grupo de jóvenes que asisten al Encuentro).

c) No hay orden sin plan

En cuanto a los actos concretos de piedad que ahora a la salida vamos a practicar lo
mejor es trazarse un plan, y, en cada caso, irlo adaptando. No ir siempre improvisando y a la
que salta. De no tenerlo, seria fácil que un día nos quedáramos sin nada. Un plan o guión de
piedad nos dará siempre tema para el examen, e incluso para una revisión en la reunión de
grupo.
Contaba John Kennedy que, cuando adolescente, en las salidas al campo al encontrarse con
sus compañeros frente a un obstáculo, tiraban allí su sombrero y para tener que ir a buscarlo,
se lanzaban.
Para aquellos momentos en que nos sentimos con menos ánimos o desanimados es
preciso tener un plan, y para cumplirlo, crearse unas exigencias. Planes, pocos, pero
concretos; adaptables como un guante de goma a la mano.
Un plan al día. «Hoy es el día.» De una manera general, éste podría ser el plan de cada día:

- Por la mañana, ofrecimiento de obras


- Por la noche, plegaria de la noche y examen
- Acto mariano, alguna oración a Maria
- Lectura de la Biblia.

ACTO MARIANO
Una vez terminado el mensaje, el coordinador propone la celebración dentro del
encuentro juvenil de un acto en honor de María, Madre de los jóvenes.
Invita a que cada grupo prepare una ofrenda significativa para ofrecer a la Virgen. Algo
corto y espontáneo, como un canto, una ofrenda floral...
El acto puede celebrarse en la capilla o el jardín, donde haya alguna imagen de María.
En razón del tiempo es breve.

(Presentar brevemente un plan de piedad de acuerdo a la disposición del grupo de los


jóvenes asistentes al Encuentro).

CONCLUSIÓN «Anden en el Espíritu» (Gál 5,16).

Como buenos y arriesgados timoneles, entremos mar adentro, Cara al viento del
Espíritu.
El barco está dispuesto. Es un patín a vela. Es el barco más juvenil, porque es interacción
entre persona y viento. ¡Adelante, joven! Aquí, en el patín, a la vez serás timón y timonel. Sólo
tú y la vela.

ANOTACIONES AL MENSAJE

- Este mensaje es propio que lo dé uno de los asesores espirituales del Encuentro. Desde
luego, el tema tal como aquí se expone es muy extenso. El expositor verá la forma de adaptarlo
en cada tanda y al tiempo determinado de que disponga.

- Es aconsejable que, al principio o al final, se rece o cante alguna invocación al Espíritu Santo,
siendo el tema central la «vida nueva en el Espíritu». También se puede sustituir por una
audición, en cassette, de alguna canción actual, de ritmo juvenil, adecuada.

- Las referencias bíblicas son abundantes. Si bien todas estas citas no son puestas para ser
dadas, pero sí que constituyen la mayor fuerza del mensaje. Conviene que el expositor, al
preparar el mensaje, las lea y reflexione directamente sobre ellas y su contexto.

- A este mensaje no le sigue por su carácter tan personal ninguna actividad especial. Sería este
el momento a propósito para celebrar el acto mariano del Encuentro.

ESQUEMA DEL MENSAJE: «VIDA NUEVA EN EL ESPÍRITU»

INTRODUCCIÓN
- Vivir una vida nueva
- Navegar cara al viento del Espíritu

1. PRESENCIA Y ACCIÓN DEL ESPÍRITU SANTO EN NOSOTROS


1. El viento del Espíritu: «Tú oyes su ruido»
2. La acción del Espíritu
- 2.1 Soplo del Espíritu: la creación
- 2.2 Soplo del Espíritu: la redención
- 2.3 Soplo del Espíritu: la santificación

2. ACCIÓN RENOVADORA DEL ESPIRITU SANTO


1. El Espíritu nos potencia y fortalece
- El Espíritu manantial de vida
- El Espíritu renueva la creación
- Lucha y contemplación
2. El Espíritu promueve la unidad
- El Espíritu Santo es el alma del cuerpo de la Iglesia
- Manifestaciones de esta unidad
3. El Espíritu ora en nosotros
- El Espíritu Santo es el alma de la oración
- La oración de todas las horas
3. LA PRÁCTICA DE LA ORACIÓN
1. Practicar la oración
2. Formas distintas de orar
3. Tener, seguir y revisar un «plan de vida»

CONCLUSIÓN
-El patín a vela
«Anden en el Espíritu»
Actividad de grupos: el acto mariano
MENSAJE ONCEAVO
19. LA ACCIÓN EVANGELIZADORA DE LOS GRUPOS JUVENILES

Presentación y motivación del mensaje

Estamos en la tarde del tercer día, y éste es el penúltimo mensaje del Encuentro. Tiene
lugar al finalizar el tiempo de sobremesa y descanso que se tuvo después de la comida.
Lógicamente en esta tarde hay psicosis de salida. Lo que ahora esperan los jóvenes es
acción. ¿Cuál acción?, es lo que ellos concretamente preguntan. Una acción personal, de
grupos y entre grupos. Éste es el proceso de la comunidad.
La acción propia de los grupos juveniles cristianos es la evangelización. La exhortación
apostólica-A nuncio del Evangelio -llamada carta magna de la evangelización-, habla de
«grupos evangelizados y evangelizadores». Éstos serán los nuestros.
La acción evangelizadora de los grupos juveniles viene ahora a hacerse eco y a
complementar el mensaje de esta mañana de los grupos juveniles cristianos. Tanto el tema que
es de acción como el momento en que se da, marcan el estilo que debe tener esta charla. Es
un mensaje diferente de todos. El expositor introduce los puntos, lo demás es en diálogo. Él
suscita las intervenciones y las va concretando y centrando con intervención del coordinador.
Un tema de acción social no podía faltar en el Encuentro. Lo social y comunitario son
signos de nuestro tiempo. El joven se siente hoy valiente- mente comprometido con la sociedad
y mundo en que le tocó vivir. Desea equiparse para actuar con eficacia. Esta preparación la
reclama el Vaticano II:

«Hay que preparar a los jóvenes para participar a la vida social; de modo que, bien
instruidos con los medios necesarios y oportunos, puedan adscribirse efectivamente a los
diversos grupos de la sociedad humana, estén dispuestos para el diálogo con los demás y
presten su colaboración de buen grado al logro del bien común» (GE. 1).

Éste es un mensaje de concientización social. Hay que mostrar a los jóvenes la


panorámica de reclamos y exigencias que presenta el mundo angustiado de hoy; señalando
campos concretos de acción donde pueden actuar los grupos juveniles, para llevar -y
prepararse a llevar- las respuestas y soluciones del Evangelio.

DESARROLLO DEL MENSAJE

INTRODUCCIÓN: LA HORA DE LA ACCIÓN

El Encuentro ha entrado ya en la recta final de la carrera. Está por terminar, y ha


llegado la hora de la acción. Por la mañana vimos lo que son los grupos juveniles cristianos y
tuvimos una experiencia de reunión de grupo E,C.O. Allí no se hablé de la acción de los
grupos. En el esquema E.C.O. hay una pregunta que dice: ¿Qué actividades habéis llevado
esta semana? ¿Qué proponéis hacer en la próxima?
Sin una actividad de servicio los grupos no pueden subsistir; ni serían juveniles ni
cristianos. La juventud y el cristianismo son vida y son acción,
Nuestros grupos no van a ser una torre de observación o de control, en que vamos a
reunirnos sólo para lamentar la situación y denunciar las injusticias de los mayores, o cantar
canciones de protesta. Al grupo no se va a ver lo que pasa, sino a hacer que pase.
Denunciar las injusticias y protestar por los abusos es necesario. Así lo hizo Cristo (Mt.
23, 13-26). Pero el derecho de protestar y criticar comporta y exige el deber de actuar.
Juan Pablo II, el día de la inauguración de su pontificado, frente a la multitud que lo
aclamaba en la plaza de San Pedro; y frente al televisor con unos doscientos millones que se
calculaba de teleespectadores, terminó con estas palabras dirigidas a los jóvenes: «Vosotros
jóvenes, sois el futuro del mundo. Sois la esperanza de la Iglesia y del Papa.»
¿Lo podemos defraudar? La hora del mundo y de la misma Iglesia lo reclama. ¡Es la
hora de la acción!
1. LA ACCIÓN EVANGELIZADORA DE LOS GRUPOS JUVENILES

Jesús confió a la Iglesia una acción concreta a realizar en el mundo. La misma que él
había recibido del Padre: «Como mi Padre me envió así los envío yo a ustedes» (Jn. 20, 21). Y
es la misma que asumimos nosotros y los grupos juveniles, como Iglesia que somos, ahora al
salir del Encuentro.
La misión de Cristo fue evangelizar (Evangelio, en griego, significa buena nueva; y
evangelizar, comunicar la buena nueva). Nos dice san Mateo: «Jesús recorría Galilea
proclamando la Buena Nueva del reino, y curando toda enfermedad y toda dolencia en el
pueblo» (4, 23).
Esta misma misión la transfirió Jesús a la Iglesia y a todos los bautizados: «Vayan por
todo el mundo y proclamen la Buena Nueva a toda la creación. Expulsen los demonios, hablen
lenguas, curando toda enfermedad y dolencia en el pueblo» (Mc. 16, 15-18).
A cada uno de nosotros y a los grupos que vamos a formar, oigo que Jesús repite lo
que dijo a uno que le quería seguir: «Tú vete a anunciar el reino de Dios» (Le 9, 60).
Esto es evangelizar: «anunciar la Buena Nueva del Reino, curando toda enfermedad y
dolencia en el pueblo.» Reino de Dios es sinónimo de mundo nuevo y mejor. Reino de Dios es
aquel mundo nuevo que inició Jesús por Navidad, que predicó con las bienaventuranzas, que
describió en las parábolas y el sermón de la Cena... Reino de Dios es el mundo que los últimos
papas promueven con el nombre de «civilización del amor».
Según la exhortación apostólica Anuncio del Evangelio (n. 18): «Evangelizar es
anunciar la Buena Nueva a todos los ambientes, y, con su influjo, transformar desde dentro y
renovar toda la humanidad».

2. CAMPOS DE EVANGELIZACIÓN ABIERTOS A LOS GRUPOS JUVENILES

1. Vuelo de reconocimiento

Los invito ahora a hacer un vuelo de reconocimiento, con un helicóptero imaginario,


sobre los campos o áreas de evangelización donde pueden actuar los grupos juveniles.
Intentaremos sobrevolar sobre nuestros colegios, universidades, lugares de trabajo, ambientes
y poblaciones, atisbando los lugares y situaciones con que nos vamos a encontrar terminado el
Encuentro.
Trataremos de captar, con mirada evangelizadora, las necesidades y estados de
angustia que en ellos se encuentran. Oiremos las voces de malestar, tanto físicas como
morales, que están reclamando la presencia y acción de nuestros grupos.
Cuando hablamos ayer del joven Líder, dijimos que el joven líder se forma y actúa a
partir de los reclamos, de las necesidades de sus compañeros, de su familia, de sus ambientes,
para llevarles las respuestas, la liberación y las soluciones de la justicia y del amor que pregona
el Evangelio. Si sufres, amas; y si amas, ayudas.
Se ama siempre en concreto. La evangelización, que nace del amor, no está en
palabras, ni en «compasiones», sino en la acción y compromiso concreto, personal y del grupo
(Santiago 2, 14-17).
El campo especifico de acción de los grupos juveniles son los mismos jóvenes, la
familia y los ambientes juveniles. La evangelización mira el «hombre en situación»; al hombre
integral y sus circunstancias.

2. Los tres niveles de la evangelización

El hombre integral, total, es tridimensional: consta de cuerpo, de alma y de espíritu


(1Ts. 5, 23). Sus necesidades son materiales y espirituales. Y todas en la doble dimensión,
personal y comunitaria o social.
Estos tres niveles los deben tener presentes nuestros grupos para la
evangelización. En este vuelo de reconocimiento que vamos ahora a emprender, desde nuestro
helicóptero imaginario, vamos a intentar detectar:

- las necesidades físicas y materiales (del cuerpo)


- las necesidades morales y culturales (del alma)
- las necesidades trascendentes y cristianas (del espíritu)

La «Unión Mundial de Organizaciones Femeninas Católicas» (UMOF) lanzó al mundo


un manifiesto en que denunciaba las tres hambres que están azotando el mundo:

- el hambre de pan
- el hambre de cultura
- el hambre de Dios.

Ejercicio de concienciación social

En un encuentro de promoción de juventud, hay que sensibilizar los jóvenes y los


grupos juveniles para que adquieran conciencia de la realidad social en que viven y que hay
que evangelizar. Advierte el documento de Puebla: «Anunciar un Evangelio sin incidencias
económicas, sociales, culturales y políticas, sería una mutilación del Evangelio» (N. 558).
A pesar del poco tiempo que se dispone, se trata ahora de promover una cierta
conciencia social, de situaciones, casos y personas a quienes hay que llevar la Buena Nueva.
Esto se puede, en parte, conseguir mediante el ejercicio de una dinámica de grupo apropiada.
Aquí ofrecemos dos, para elegir una. Hay otras.

Dinámica de concienciación por la foto-palabra (optativa)

El expositor tiene preparada una serie de fotografías o recortes de revistas presentando


situaciones, casos o personas que expresen angustia y necesidades, que constituyan un reto
social. Fotografías, por ejemplo, de injusticias, marginación, miseria o despilfarro, inmoralidad,
irreligión, desesperación, ignorancia, egoísmo, etc.
Se reparten las fotografías -llamadas foto-problema o foto-reto- personalmente o por
grupos. Y se hacen estas preguntas a contestar en un tiempo determinado: ¿Qué lees en esta
imagen? ¿Qué problema y reclamo social ves en ella? ¿Qué actitud tomará un grupo juvenil
cristiano frente a esta o estas personas y situación?...
Pasado el tiempo se tiene una puesta en común para recibir las respuestas. Se
entregan varias foto-palabras, pero si se formaron grupos espontáneos sólo cada grupo
responde a una.
El expositor, con la colaboración del coordinador, recibe las foto-palabras y anota las
respuestas, inscribiéndolas en una de las tres hambres de que hemos hablado.

Dinámica de concienciación por estadísticas (optativa)

Otro ejercicio sería cambiar la dinámica de foto-palabra por otra basada en la


presentación de informes, conseguidos por estadísticas y sondeos, sobre situación social.
Si el equipo determina que la dinámica de concienciación sea por datos, estadísticas o
informes, toca al expositor prepararlos. La forma de presentarlos puede ser: verbalmente,
mediante grandes cartulinas a manera de pósters, o entregando los datos y gráficos en hojas
sueltas que se reparten a todos. Las estadísticas pueden ser a nivel local, regional o del país.
Que afecten de una manera más o menos directa a la juventud.
Evítese el perderse en pormenores. Lo que importa es que los jóvenes se sientan interpelados,
que intervengan en la reflexión, aporten datos y, sobre- todo, que descubran necesidades y
actividades para sus grupos.

3. DIFERENTES CLASES DE GRUPOS DE EVANGELIZACIÓN

La panorámica de evangelización que hemos descubierto para los grupos es inmensa. ¿Qué
pensar de un grupo que se deshizo porque decían no encontrar actividades? Pero tampoco
podemos caer en el desánimo por imposibilidad. Confiemos, hay un Salvador. La Iglesia tiene
en ella el poder renovador de] Espíritu Santo.
Todos somos Iglesia. Cada grupo es una parcela de la Iglesia y tiene confiado su
«metro cuadrado» de acción. La Iglesia, como el mundo, es un inmenso mosaico de colores,
donde cada uno aporta su matiz y su color.
1. El carisma de los grupos juveniles

El carisma de los jóvenes y de sus grupos es aportar juventud a la Iglesia. Su acción


preferencial son los mismos jóvenes, sus ambientes y familia, la que actualmente tienen y la
que van a formar. Toca a los grupos juveniles ser símbolo y dar testimonio de la juventud de la
Iglesia; llamarla constantemente a una actualización y rejuvenecimiento. Los grupos son
evangelizados y a la vez evangelizadores.
Ahora, al bajar del helicóptero, es el momento de empezar a preguntarnos: ¿Cuáles
van a ser nuestros grupos? ¿Con quién vamos a formarlos? ¿Cuál va a ser nuestra área
preferencia] de acción evangelizadora?

2. Nuestra integración a los grupos

El expositor invita a todos a exponer sus ideas en cuanto a los grupos que se podrían
formar a la salida. Que den las experiencias que tengan de grupos juveniles cristianos. Cada
cual da su opinión, a manera de la dinámica «lluvia de ideas». Lo mismo podría ser formar
nuevos grupos con los que asisten al Encuentro, como con los compañeros o el grupo que los
traje- ron. Si antes M Encuentro ya tenían su grupo, continuar en él.
El expositor puede completar la lista de grupos y agrupaciones cristianas existentes en
las poblaciones o ambientes propios. El Encuentro debe dar una visión pluralista de actividades
y de grupos para el post-encuentro, que abarque todo el campo cristiano juvenil, sin cerrarse en
ninguno.
El expositor, ayudado por el coordinador, va tomando nota de las intervenciones. Al
final expone también los llamados «grupos de encuentro» que forman muchos de los
muchachos y muchachas cuando salen del Encuentro, grupos primarios, de amistad y de vida,
compatibles por ser grupos naturales con cualquier agrupación juvenil o movimiento. Los
grupos primarios de encuentro suelen tener, como esquema básico de reunión, la revisión de
los tres encuentros: consigo, con los demás y el mundo, y con Cristo. Este esquema es el que
he seguido en la reunión E.C.O. de la mañana.

4. LA INTERCOMUNICACIÓN DE LOS GRUPOS

Dentro de esta gran diversidad de grupos y actividades, iniciativas y agrupaciones


juveniles, hay un denominador que nos es común. Somos ramas de un mismo árbol, nos
sostiene y alimenta la misma raíz: Jesucristo, el amor al joven y la Iglesia.
Por la mañana vimos cómo el Espíritu Santo que aletea en el mundo nos llama a todos
a la unidad. La unidad constituye el máximo testimonio de la evangelización: «Únense para que
el mundo crea» (Jn. 17, 21).
La Iglesia evangeliza por un proceso de maduración en las relaciones de los grupos y
comunidades. Los grupos juveniles entre sí son independientes unos de otros, pero federados.
Entre los grupos juveniles cristianos de un mismo ambiente, población y región, hay que tender
un puente de interrelación. No pueden olvidarse. A esta relación llamamos federación de
grupos o «intercom».

Por lema: Unidad en la pluralidad

Esta federación de grupos, tomada en el sentido más amplio de la palabra, promoverá


la armonía en las diferencias. Reclamará un cierto intercambio de información, actividades,
metas, oración en común. Cuando se dé el caso de invitaciones mandar una asistencia
representativa. Colaborar en las campañas generales, mayormente en las que vienen de la
jerarquía.
Esta federación (intercom) de grupos desde la base, puede revestir diversidad de
formas. Puede ser entre los grupos de una misma agrupación y movimiento, entre varias
agrupaciones y movimientos. En una comunidad de base, por ejemplo, consistirá en la
inserción y asistencia de los diversos grupos (adultos, jóvenes, niños) a la comunidad y sus
asambleas.
En el movimiento, para promover esta mutua relación de grupos en la base, se celebra
un Intercom de grupos mensual. Tenemos la actividad U.C.I. (Unión Corresponsalía
Internacional), para intercambiar comunicación y correspondencia «de grupo a grupo», entre
los grupos de distintos países. Con representantes de varios países hemos celebrado
reuniones internacionales.
La fuerza unida es más fuerte. La unión es el medio y es el fin de la evangelización.

ANOTACIONES AL MENSAJE

Este mensaje, que está ya al final de la convivencia, es susceptible de muchas


interpretaciones y de diferentes formas de realizarlo. La panorámica cristiana y social de cada
país y una región, presenta características propias, a la hora de concretar los grupos y su
acción en una pastoral parroquial, de conjunto, articulada

- Como formas o dinámicas para fomentar y dirigir el diálogo, tan propio para este tema, aquí
se presentan dos. El equipo puede tener otras. Lo que importa es que los jóvenes adquieran
conciencia de la situación religiosa y social de sus ambientes -y aun familia- para que busquen
grupos y formas de evangelización. No presentar aspectos universales y generales donde no
pueda llegar el servicio y acción de los grupos juveniles. Se trata de tener una visión de praxis
evangelizadora juvenil.

- Constituye un verdadero problema el poco tiempo que se dispone para este tema. Pero
tampoco se trata de decirlo todo en el Encuentro. Éste abre ventanas, despierta inquietudes,
pero después viene el pos-encuentro... En este momento es cuando lo sienten necesario.
Mucho de lo dicho aquí es para que lo reconsidere y estudie el Equipo de Pilotos. El estudio de
los mensajes no es sólo para que los expositores desarrollen un tema. Va mucho más allá.

- Por causa U tiempo de la salida, entre este mensaje y «Alborada de un mundo nuevo» se
puede suprimir el rato de descanso, sustituyéndolo por unos cantos intermedios, pero sin salir
del salón.

ESQUEMA DEL MENSAJE:


LA ACCIÓN EVANGELIZADORA DE LOS GRUPOS JUVENILES:

INTRODUCCIÓN
La hora de la acción

1. ACCIÓN EVANGELIZADORA DE LOS GRUPOS JUVENILES


1.1 Anuncio de la Buena Nueva
1.2 Qué se entiende por evangelización

2. CAMPOS DE EVANGELIZACIÓN ABIERTOS A LOS GRUPOS JUVENILES


2.1 Vuelo de reconocimiento
2.2 Los tres niveles de la evangelización (U.M.O.F.)
- El hambre de pan
- El hambre de cultura
- El hambre de Dios
Ejercicio de concienciación social
Dinámica opcional

3. DIFERENTES CLASES DE GRUPOS DE EVANGELIZACIÓN


3.1 El carisma de los grupos juveniles
3.2 Nuestra integración a los grupos

4. LA INTERCOMUNICACIÓN DE LOS GRUPOS


Unidad en la pluralidad
Intercom de los grupos
Grupos autónomos pero federados
Relación internacional U.C.I.
CHARLA FINAL
20. ALBORADA DE UN MUNDO NUEVO

Presentación y motivación de la Charla

Éste es el último tema del Encuentro, el primero de la tarde del cuarto día. Propiamente
no es un mensaje sino una charla, como lo fue la inicial. Se trata de echar una mirada general
al Encuentro que termina. No presenta puntos de reflexión nuevos; es mayormente fruto de una
intuición vital, global, de los tres días.
Se dijo, en la noche de entrada, que el Encuentro quería llevar in nuevo a la vida del
joven. Del joven y del mundo. Una de las aclamaciones de después del mensaje: «El hombre
nuevo» fue: «Hombres nuevos, para un mundo nuevo.»
El núcleo vital de esta charla, donde se quiere centrar todo el Encuentro es lo que
expresa, en forma de monición, la liturgia de entrada del do comunitario del bautismo: «Cristo
con su muerte y su resurrección ha iniciado un mundo nuevo. Todas ii cosas han sido bañadas
de nuevo resplandor. Lo viejo, las sombras, el pecado y k muerte deben dejar paso a la luz, a la
gracia y a la vida, que es Cristo.»
Del Encuentro, más que con un bagaje de normas e ideas, se sale con una actitud
nueva frente a la vida. Promoción human no sólo es ascensión y renovación personal, sino a la
vez social. Así lo expresa el Concilio Vaticano II: «Seamos verdaderamente hombres nuevos,
creadores de una nueva humanidad» (GS 36b). Éste es el programa que ahora ofreceremos a
los jóvenes para vivirlo a la salida.
«Todo el esfuerzo de la actualización, con toda la renovación interior de la Iglesia. sería vano si
no le permitiera partir con fresco vigor y con renovada juventud por ka caminos del mundo para
anunciar en ellos la Buena Nueva,»
En estas palabras de Pablo VI tiene el expositor la pauta a seguir en esta última charla.
Debe ser una arenga de lanzamiento apostólico. No es la hora de argumentar, sino de
decidirse a vivir de manera creciente la palabra de Dios recibida y del compromiso apostólico. A
Encuentro que se cierra, camino nuevo que se abre. No vamos a decirnos: ¡adiós!, sino sólo:
¡hasta luego! Volveremos a encontrarnos en la acción. Este mensaje debe hacer más hincapié
en la nueva etapa que empieza para cada muchacho, que no en el final del Encuentro. De aquí
que el nombre puesto al mensaje haya sido «Alborada».
Alborada tiene un doble sentido. Se refiere, primero, al pos-encuentro que va a
empezar esta noche para los jóvenes al llegar a su casa. A la nueva etapa de su juventud que
deben iniciar como consecuencia del triple compromiso opcional hecho en el Encuentro; es
decir, a la vocación fundamental (día primero), a la fe (día segundo), a la comunidad (día
tercero). Alborada se refiere también a las circunstancias históricas que les toca vivir. La
juventud actual abre una nueva era en la historia, le toca ser constructora de un mundo nuevo.
El cambio es una de las características más notorias de nuestra época.
Este mensaje es de prospectiva histórica hacia el futuro. El muchacho, al salir, deberá
vivir el cristianismo de acuerdo a un mundo en trance también de renovación y que -en frase de
Malraux- se encuentra en una «crisis de espíritu» y falto de sentido». El Encuentro acaba de
mostrar vivencialmente que la actual mutación profunda del mundo ofrece a los grupos
juveniles oportunidades nuevas y ventajosas para el cristianismo. El muchacho debe conocer y
amar el momento histórico que le tocará vivir, sus signos positivos.
La charla vendrá también a soslayar dos peligros que tendrá que vencer el muchacho a
la salida. El primer peligro es el encumbramiento personal, de creerse ya perfecto por haber
asistido a un Encuentro, y el del triunfalismo apostólico, de pensar que todo va a ser fácil y no
contar con las pruebas y obstáculos. El otro peligro a advertir es el del desánimo.
Sobrevendrán caídas, decepciones y fracasos. Sin quitar nada del entusiasmo natural y
necesario que debe haber en un acto de clausura, en todos los enfoques hay que ser realista.
La gracia no quita problemas: da soluciones. El joven busca riesgos y aventura... pero aquí,
con Cristo, la victoria es segura.
DESARROLLO DEL MENSAJE

Motivación introductoria

Los compañeros de un grupo comentaban en un Encuentro lo que cada uno le había


llamado más la atención en las charlas. Todos estuvieron de acuerdo en un punto: que siempre
escuchaban con más interés a lo que se refería a lo que podía ser su futuro. «A nosotros -
coincidieron todos u afirmar- nos gusta más que nos hablen de cosas actuales y de nuestro
futuro, que no que nos relaten casos de antes o ejemplos que ya hace tiempo que pasaron».
Pues bien, toda esta charla va destinada a hablar del pos-encuentro del futuro. Si me
pidieran ahora que les resumiera en una palabra lo que hemos vivido y el mensaje total del
Encuentro, creo que no cabría palabra más propia que la de RENOVACIÓN. Compendia el
Encuentro y todo el cristianismo. La renovación del hombre y del mundo constituye la Buen
Nueva a llevar ahora a nuestros hogares, ambientes de estudio y de trabajo, a la juventud. «Oí
una voz grande que decía: "He aquí que hago nuevas todas las cosas» (Ap. 21, 5).
¡Novedad!, ¡cambio!, eso es precisamente lo que a gritos está pidiendo la juventud y el
mundo. Es una experiencia cada vez más evidente que estamos en el despertar de un mundo
diferente, que se ha iniciado una era nueva en la historia. Unos la llaman era planetaria,
espacial, automación, otros de consumo... El cambio parece acelerarse. Lo evidencia el hecho
de que se espera que, a principios del próximo siglo, la población mundial se duplicará y la
tecnología ha de cuadruplicarse. Las nuevas proporciones de rejuvenecimiento del mundo son
suficientes para producir resultados inesperados.
Apunta la «alborada de un mundo nuevo». ¿Éste cómo va a ser? Ésta es la pregunta
que debemos hacernos y. responder los jóvenes cristianos de este momento crucial de la
historia. A las puertas de este año 2000 los papas Pablo VI y Juan Pablo II han lanzado
reiteradamente la consigna, que nosotros, los jóvenes, ahora recogemos con entrega y
decisión.

1) Construir la civilización del amor

Al clausurar Pablo VI, en 1975, el último año santo, que nos iba a introducir en el año
2000, lanzó enfáticamente esta consigna para toda la Iglesia: «Deseamos abrir al mundo
caminos de mejor bienestar y de civilización. ¿Qué sucedería si nuestro destino fuese erigirnos
en constructores de la civilización del amor? Una civilización está en crisis. Vamos a promover
la civilización del amor».
Juan Pablo II, desde su llegada al pontificado, se hizo solidario de esta llamada
cuando dijo: «Esta nueva civilización fue la preocupación constante de mi antecesor. La historia
debe ser transformada mediante la civilización del amor.»
Cuando todos los obispos de América Latina se reunieron en Puebla, hicieron de la
civilización del amor el tema principal de su programa y mensaje de renovación dirigidos a
todos los pueblos.
Por eso el movimiento, tiene como lema: «Unidos construiremos la civilización del amor». Es
cierto que hoy la civilización está en crisis, que hasta la misma vida está amenazada y que el
futuro aparece sin objetivos y sentido. Hay amenazas de destrucción nuclear. Sin embargo
Jesucristo está aquí como el Salvador. Y los jóvenes de la nueva generación nos levantamos
para gritar al mundo con renovado entusiasmo: «Donde abundó el pecado, sobreabundó la
gracia» (Rom. 5, 20).
Ésta es nuestra aclamación a la salida: «Porque creemos, esperamos que triunfará el
amor». Nuestra fe nos mueve a mirar el mundo con confianza; a luchar con una actitud
prospectiva positiva, para cimentar las bases de lo que será el mañana y construir la nueva
civilización.
Realmente la empresa no es fácil, pero la llamada nos viene de la Iglesia. Y la Iglesia
es fuerza en el Espíritu, es perspectiva de salvación y visión en la historia. Leernos en la carta
del concilio de los jóvenes, reunido en Barcelona en 1980: «En medio de una civilización que
exalta el éxito, y el consumo, librando el ser humano al aislamiento y a la resignación, por todos
lados se van haciendo visibles signos de una civilización diferente. El soplo de Dios atraviesa
hasta tal punto el mundo de hoy, que muchos comienzan a salir de la pasividad para entrar en
una creación común».
2) La Iglesia expone su programa en la ONU

Un día Pablo VI, durante la celebración del Concilio Vaticano II, salió de la asamblea de
los obispos del mundo para asistir a una invitación de la ONU. Allí, frente a 152 delegados de la
Asamblea de las Naciones Unidas, lanzó su famoso programa sobre la Renovación, y sentó las
bases de la nueva civilización. «Debemos habituarnos a pensar:

- en el hombre en una nueva forma,


- en una nueva forma también la vida común de los hombres,
-en una forma nueva, finalmente, los caminos de la historia y de los destinos del mundo.»

En estos tres puntos y niveles (personal, comunitario o social e histórico) cifra la Iglesia
todo el programa de renovación. Tratemos también de compendiar ahora el mensaje total del
Encuentro en la perspectiva de estos tres puntos, y descubramos en ellos las rutas a seguir
para el pos-encuentro.

Primera perspectiva de futuro: LA RENOVACIÓN PERSONAL

El mundo empieza por cada uno de nosotros. Cuando tú llegaste al mundo, aquel día el mundo
empezó para ti. Tú, y yo y el de más allá somos el mundo: si tú, yo y el de más allá somos
mejores, tendremos un Mundo Mejor. El lema del movimiento de los Cristóferos es: «Tú puedes
cambiar el mundo.»
¿No han alguna vez deseado descubrir un mundo nuevo, más rico, más fraternal? Este
mundo existe y está al alcance de todos. En esta época de aventuras audaces el
descubrimiento más exaltante de todos continúa siendo aún... el de uno mismo. El Encuentro
llama a los jóvenes a la exploración de sí mismos: a descubrir toda la fuerza dinámica interna
del germen divino de su propia vocación. Cuando decimos que todos los muchachos son
buenos en el fondo, nos referimos a la semilla vocacional. Ante todo, «renuévanse en su
espíritu» (Ef 4, 23). Las principales rutas de exigencias de la renovación personal son:

1) Ser joven de carácter

Tener carácter es ser uno mismo. Evitar la masificación. Es tener fisonomía propia, y
ser reconocido, por la conducta, cristiano entre los demás, Es mostrar su vocación en una línea
coherente de conducta, entre lo que uno debe ser y lo que uno es. A cada uno Dios habla su
palabra y le tiene señalado un camino, por el que le ha dado gracias, valores y carismas
particulares y únicos. Tu éxito, tanto temporal como eterno, está en realizarlos. «Sólo hay una
esperanza: la de vuestra vocación» (Ef .4, 4).
Para ser uno mismo cumpliendo la voluntad de Dios hay que ir muriendo, día a día, al
hombre viejo y nacer al hombre nuevo de la gracia. Su carácter y fisonomía sobrenatural, al
joven cristiano se lo da vivir, en forma ilusionada y creciente, su unión a Cristo por el estado de
gracia. Por cada grado de gracia que consigues, una nueva ola de vitalidad rejuvenece la
Iglesia. Cada día recomienza de nuevo. Vive el momento presente como si éste fuera único.

2) Ser joven de voluntad

Un grupo de muchachos de acción católica, al terminar una misión el célebre misionero


Ángel Prado, se le acercó al taxi en el momento de partir y le preguntaron: «Díganos, Padre,
qué hacer ahora para realizar todo lo que en estos días nos ha dicho.» El experto misionero
jesuita se limitó en contestarles: «Sed audaces, el porvenir depende de vuestra audacia.» Y el
taxi partió.
Esta misma consigna os doy yo ahora al terminar nuestro Encuentro. Lo que hace falta
para vencer es audacia, audacia, audacia. El éxito es hijo de la audacia. Valor y valer
coinciden. Corno dice el adagio popular: sin mojarse el pescador nunca toma muy gran pez.
Empieza por echarte al agua. Lo otro vendrá después. Se aprende a navegar,
navegando. Lo importante es comprometerse. El porvenir se lo tiene que forjar cada
uno. Un joven decidió ser un joven cabal el día que su papá le dijo: «De ahora en
adelante, para entrar en casa ya no tienes que llamar». Y le entregó las llaves. Hoy la
juventud protesta porque los mayo- res le quieren dar la vida hecha. Hay que compartir
responsabilidades e iniciativas. Dar oportunidades.
Al pie del monumento de todos los grandes personajes se podría escribir: Supo querer. Se
cuenta de la hermana de santo Tomás de Aquino que le pedía un libro para que le explicara la
manera de ser santo, y él le contestó con una sola palabra: ¡Quererlo!
La voluntad la manifestaréis en el espíritu de sacrificio y en la constancia. No creas que
todo va a ser ahora fácil a la salida. Ten siempre presente el misterio pascual que: para
resucitar hay que morir; que para amar hay que saber sufrir; que para ganar la vida hay que
saber perderla. Estés preparado para las incomprensiones de los demás, empezando quizá por
los de tu casa que al principio no te comprenderán. Habrá oposiciones por parte de algunos
compañeros, quizás burlas. No importa. Lo mismo hicieron con Cristo. También sobrevendrán
caídas. Levántate, como los futbolistas. Arrepiéntete. Recomienza. Desde el fondo del pozo
más lóbrego, todavía puede verse el firmamento estrellado que anuncia una nueva alborada.
El carácter es una línea constante de conducta, y la voluntad se demuestra en la
perseverancia. Todas las virtudes llevan al cielo, pero sólo la constancia abre la puerta. No te
canses de cansarte por Cristo.

(El expositor cite experiencias propias sobre la constancia y ejemplos de jóvenes que
se han superado gracias a un esfuerzo tenaz y perseverante.)

El ingeniero francés Clemente Ader (1841-1925) fue uno de los primeros invento- res
de la aviación. Construyó un aparato provisto de un pequeño motor de vapor. Las primeras
autoridades parisienses fueron invitadas a presenciar cerca de Versalles las primeras pruebas.
El aparato consiguió elevarse 300 metros, pero luego se estrelló en el suelo. A pesar de este
fracaso, y otros más, Ader no se desanimé, siguió investigando y probando. Y hoy todos somos
testigos de lo que representa en el mundo de la aviación y la altura que consigue. Seamos
constantes, aun cuando nuestros primeros vuelos no consigan gran altura.

3. Ser joven creyente, con perspectiva histórica

Para conseguir sus objetivos el joven cristiano cuenta con un poder superior: la fuerza
sobrenatural de la fe. Creer es poder. Dijo santa Isabel a María: «Feliz la que ha creído que se
cumplirán las cosas que le fueron dichas de parte del Señor» (Lc. 1,45). Recuerda el
compromiso que hiciste con el Señor al optar ayer a la fe. Confía, que Cristo nunca te fallará. Él
es la victoria. No dudes nunca. Aunque pierdas en la media parte del partido, al final siempre el
marcador estará a favor tuyo. La victoria final es la de Cristo: está escrito que «las puertas del
infierno» no podrán contra la fe de. Simón Pedro.
Nuestra fe debe ser realista. Los pies en el suelo y en el cielo la ambición. Hay que
encarnar la fe en la vida práctica de cada día. El entusiasmo de ahora, al terminar el Encuentro,
no será siempre el mismo. Ahora estamos en la espuma de champaña que acabamos de verter
en la copa, c quedará en su nivel exacto el licor. Con sólo entusiasmo tampoco
convenceríamos a nadie. Más que hablar del Encuentro, demostrad con su vida nueva y a
Cristo. Necesitamos ahora táctica y técnica apostólicas. La audacia que nos da la fe debe ser
astuta. La fórmula que nos da el Evangelio es la de ser: «Sencillos como palomas, pero
prudentes serpientes» (Mt. 10, 16).
La fe se alimenta de la oración, y particularmente de la comunión cuerpo del Señor. Un
joven decía que sin tanquear frecuentemente en la comunión era un coche que no caminaba.
En la confesión encontraremos el taller de reparaciones para las averías del motor y la bomba
del aire para las ruedas. El aire que necesitamos para andar es el gozo y paz del alma. La
piedad es útil para todas las cosas. ¡Al timón!

Segunda perspectiva de futuro RENOVACIÓN COMUNITARIA DE GRUPOS

Nuestra renovación personal se realizará siempre y cuando no s incorporemos en


alguno de los grupos cristianos juveniles, sino nos tragará el ambiente. Recordemos todo lo
dicho en los mensajes: el otro y yo, líder comunitario y esta mañana en los grupos cristianos
juveniles. Queremos ser jóvenes líderes comunitarios, y la revolución del amor se través de la
unidad de los grupos. El signo de la nueva era es el la comunidad. Fue un grupo de tres
hombres que arribé a la luna comunidad de técnicos que los guié. Nuestro momento histórico
es fraternidad, de la comunidad.
Hay un punto clave al que nos tenemos que referir si queremos entender el rumbo que
va siguiendo la historia moderna. Es la llamada revolución francesa de 1789. Desde aquel
momento la palabra revolución ha q vinculada al léxico preferido de la juventud, para significar
inconformidad, cambio y renovación, promoción. El trilema de la revolución francesa, como
saben, fue: Libertad-Igualdad-Fraternidad.

1. La libertad, desde luego, fue la primera ilusión de la revolución aquí empiezan también los
primeros reclamos de un joven. A eso enfocó el pueblo todas las baterías. La defensa de la
libertad fue la guillotina han estudiado cómo acontecieron los hechos en la historia, y influyó
sobre ellos Le contract social de Rousseau. La libertad es los primeros valores humanos. Todo
hubiera salido bien si los enciclopedistas franceses no hubieran sido racionalistas y no
hubieran querido suprimir la fe y a Dios. Fruto del liberalismo ateo de aquella revolución fue la
libre y legal explotación del hombre por el hombre, que engendró el capitalismo. Siglo XVIII.

2. La igualdad siguió después como imperativo primario de la revolución. Fracasado el imperio


de la libertad, nació, como reacción social, el de la igualdad. Hay que limitar más la libertad -
dijeron los pensadores-, por- que ésta se ha convertido en la opresión de los obreros y de los
débiles. Libres, no; iguales. Será el Estado plenipotenciario el encargado de regular los
derechos de la libertad y repartirá las riquezas. El padre de esta revolución es el alemán Carlos
Marx. Su libro, El capital. Los frutos de aquella revolución están también a la vista: dictadura y
tiranía del Estado, imperialismo social. Siglo XIX.

3. La fraternidad es el último postulado del trilema de la revolución que queda por implantar.
Enfrentados los dos imperialismos, el capitalismo y el marxismo, ambos igualmente ateos, el
mundo nuevo suspira por el tercer lema: la fraternidad. Éste es el que hará posible la
realización de los dos anteriores. La iniciación de la nueva era coincide con estas experiencias
históricas: reclamando la gran y definitiva revolución del amor. Pero ésta para realizarse no
puede ser atea. 0 será cristiana o nunca se efectuará. La razón es muy obvia.
No se puede siquiera hablar de fraternidad sin antes reconocer un padre. Sin la fe en
Dios, la familia humana sería una familia sin padre; sin la vida interior de la gracia y el amor,
nos dividirán los intereses nuevamente. Esta revolución también tiene su ideólogo y su
promotor. Es el Concilio Vaticano II. Su programa es la formación de pequeñas comunidades,
fraternidades, para integrarlas en la unidad de la gran comunidad, fraternidad universal, de la
familia trinitaria de Dios.
En esta revolución del amor, los jóvenes tenéis una palabra que decir. Los obispos de
Latinoamérica llaman a la juventud actual: «fuerza de decisión». Y esta fuerza está en los
grupos juveniles. En su acción entusiasta, coordinada y planificada; con un trabajo de
mentalización, ambientación y elevación social y comunitaria. Y esto es, precisamente, lo que
nos ha venido a decir el Encuentro de Promoción Juvenil. Salgamos de aquí viendo en Cristo
nuestro hermano mayor, y dispuestos a formar grupos que sean pequeñas fraternidades
poniendo a él en medio.

Tercera perspectiva de futuro: LA RENOVACIÓN DEFINITIVA: UNA NUEVA TIERRA Y UN


NUEVO CIELO

Cuidado con empequeñecer nuestro ideal. Nuestra ambición va más allá de los pocos
años de nuestra corta existencia. Se trata de obrar una renovación que abarque la humanidad y
la historia. La renovación camina hacia los mismos límites y destinos de la historia. El faro
hacia donde miran nuestros ojos es la renovación de la misma creación:
«Vi un nuevo cielo y una nueva tierra, porque el primer cielo y la primera tierra habían
desaparecido. Y vi la Ciudad Santa (la nueva creación) que descendía del cielo... Y oí una voz
fuerte que decía: «Ésta es la morada de Dios con los hombres. Pondrá su morada entre ellos y
ellos serán su pueblo y el, Dios-con-ellos. Y enjugará toda lágrima, y no habrá ni llanto, ni
muerte, ni fatigas, porque el mundo viejo ha pasado» (Ap. 21, 1-4).
Lo mismo que cada persona tiene una vocación de destino, la humanidad corno tal,
junto con el mundo y el cosmos, tienen una vocación a cumplir. La vocación del universo está
vinculada y condicionada a la misma vocación y destino de los hombres: abarca el proceso de
la historia.
A la manera que lo hizo Pablo, echemos una mirada de águila sobre el mundo y su
historia (Gál, 4). La historia de la salvación se divide en dos grandes etapas: el Antiguo y el
Nuevo Testamento. El mundo y la humanidad nacieron pequeños como el hombre, tuvieron su
adolescencia. Vino luego Jesucristo, y la humanidad empezó su crecimiento definitívo hacia la
plenitud de su edad. El mundo con la Iglesia corre hacia la consumación de la historia, la
parusía o el día del Señor. Es el «punto omega».
Estamos en un adviento, esperando la segunda venida gloriosa de Jesús al mundo.
Será la gran renovación del mundo en la justicia y el amor. Lo escribió san Pedro: «Nosotros
esperamos, según la promesa del Señor, un cielo nuevo y una tierra nueva, en los que habitará
la justicia» (2 Pe 3, 13).
La salvación es un proyecto divino que se desarrolla dinámicamente. Este proyecto
quedaría simbolizado por una serie de círculos en espiral, que crecen continuamente en un
movimiento ascendente que se va ensanchando a través de su desarrollo histórico.' El primer
círculo es la creación, el último, la escatología, día que Cristo volverá al mundo para
incorporarlo a su cuerpo glorioso. Lo que llamamos fin del mundo será la gran fiesta cósmica,
en que la humanidad salvada colocará «Cristo en medio», con todos los resucitados, para
disfrutar, con el Padre-Dios, del gran festín eterno de la fraternidad universal.
Ésta es la esperanza máxima de los cristianos. Ésta es la aclamación que hacemos
cada día en la misa, y el grito con que termina la Biblia: ¡Ven, Señor Jesús! ¿Podría también
terminar de otra manera el Encuentro?

CONCLUSIÓN: LA ANTORCHA OLÍMPICA EN SUS MANOS

El símbolo más mundialmente aceptado de la juventud es la antorcha olímpica. Los


juegos olímpicos empezaron a jugarse setecientos años antes de Cristo. Recuerdan el
entusiasmo que despertaron en la juventud actual los últimos que se celebraron. Siempre que
se celebra una Olimpiada internacional, como antaño, se prenden en Grecia, en el valle del
Olimpo con los rayos del sol, las varas resinosas de una antorcha. Y entonces empieza allí una
carrera atlética para llevar el fuego de aquella llama al lugar donde van a tener lugar los juegos,
por lejos que sea.
En una carrera de relevos, la antorcha va pasando llevada por grupos de corredores,
de mano en mano, de país en país y de continente en continente, hasta llegar al gran estadio
donde arde todo el tiempo que duran las competiciones deportivas. La llama es recibida
oficialmente y prendida en el gran pebetero del estadio con aplausos, música y el desfile de
todos los jugadores de los países participantes en el encuentro deportivo.
En el célebre mensaje que el Concilio Vaticano II dirigió a la juventud del mundo, se
hace mención de esta antorcha olímpica como símbolo de la fe y del empuje apostólico juvenil:
«Ustedes, jóvenes, sois los que van a recibir la antorcha de manos de sus mayores y a vivir en
el mundo de las más gigantescas transformaciones de su historia.»
La antorcha olímpica, a su vez, es emblema de la perenne juventud de la Iglesia. Las
varas resinosas de su antorcha fueron talladas y preparadas por Israel en los años anteriores a
Cristo. Luego vino Cristo a unirlas todas con el alambre del amor, y subió al cielo, como él
mismo dijo, para mandar desde allí el fuego del Espíritu Santo, que debía prender esta
antorcha: «Cuando llegó el día de pentecostés, estando todos los apóstoles reunidos,
aparecieron lenguas de fuego que se posaron sobre cada uno de ellos, quedando todos llenos
del Espíritu Santo» (Hechos 2, 1-4).
Esta antorcha pentecostal de la vida nueva de la gracia que Cristo vino a infundir al
mundo y la humanidad, empezó a circular. Los apóstoles la pasaron a otros cristianos, y éstos
a otros y otros, hasta que hoy, en este momento, la tenemos aquí iluminando y ardiendo en
nuestras mentes y corazones.
¿Podemos nosotros consentir que se apague en nuestras manos? No. Sería traicionar
a Cristo, la historia y a nosotros mismos. Tenemos que pasarla a los demás compañeros, al
colegio, a la universidad, a la sociedad. «Los jóvenes ejercen en la sociedad actual una fuerza
de extraordinaria importancia» (AA 12).
El destino de esta antorcha será la parusía. Al fin del mundo actual Cristo volverá
glorioso a inaugurar un ciclo nuevo, el reino definitivo. En el valle de Josafat se jugará el partido
final, en presencia de toda la humanidad; se repartirán los trofeos y medallas a los que mejor
hayan sabido servir y luchar; allí se verá subir al podium de la victoria a los grandes campeones
del amor. El Evangelio describe la escena como un aplaudir de las olas de todos los mares y
una lluvia de las infinitas estrellas.
Será con el fuego de esta misma antorcha que ahora está ardiendo en nuestras manos,
que vamos a ver a Cristo prender el gran pebetero del gran estadio de la gloria, que será un
Encuentro con Dios y los hermanos sin des- pedidas de clausura, en una fiesta de amor que
durará lo que dura la eternidad.
Con la antorcha en la mano, ¡adelante! Corre, joven, el viejo mundo está detrás tuyo.
¡Adelante, por el reino!

ANOTACIONES A LA CHARLA

- Tanto la charla inicial como la final corresponde darlas al coordinador. Ambas deben ser
expuestas de acuerdo con el momento que se vive en el Encuentro. Más que nunca exigen
iniciativa y adaptación.

- Los puntos que se acaban de dar de la charla son para el expositor, no todos para ser
desarrollados. Según el tiempo de que se disponga y la condición del grupo, convendrá
enfatizar unos puntos, suprimirlos o resumirlos. El trilema, por ejemplo, de la revolución
francesa, cuando los jóvenes no son universitarios o son de poca preocupación social, bien
podrá suprimirse. Lo mismo las etapas que se anuncian de la historia de la salvación, pero sí
hablar dele parusía.

- Cuando en la última tarde se va escaso de tiempo, entre el mensaje anterior y esta charla no
poner demasiado descanso. Sin salir del salón, se cantan algunas canciones y sigue la charla.
- Al final, si la capilla no está muy separada, desde el mismo salón se sale procesionalmente
cantando para la misa de despedida.

ACTIVIDADES Y DINÁMICAS DE GRUPO DEL CUARTO DIA

1) Preguntas para las reuniones de grupo después del mensaje: «Los grupos juveniles»

Terminado el mensaje de los grupos juveniles cristianos, el coordinador expone el


esquema de reunión de grupo E.C.O. Se entrega a todos una hoja con el esquema.
La revisión de los tres puntos es a partir de los días del Encuentro. La pauta para la
revisión en esta ocasión sería:

A. Entrega

- ¿Qué ha aportado particularmente este Encuentro a mi formación?


- ¿Qué ha decidido más mi entrega?

B. Comunicación

- ¿Me gustaría ahora a la salida pertenecer o formar algún grupo juvenil?


- ¿Qué actividad más inmediata de apostolado me propongo realizar a la salida?

C. Oración

- ¿Cuál es la mayor experiencia que he tenido de Cristo en esta convivencia?


- ¿ Cómo utilizaré en adelante la lectura de la Biblia?

2. Celebración de la eucaristía después de la última charla

La entrada a la capilla donde se va a celebrar la misa se puede hacer


procesionalmente cantando y llevando las ofrendas. Podría preceder el cirio pascual.
Previamente se han preparado las lecturas. El joven encargado de las moniciones empieza,
antes de iniciar la entrada, con esta primera moni-
Monición de entrada

Amigos (as): El Encuentro toca a su fin. Hemos hecho un alto en el camino. Nos toca ahora
volver a nuestros hogares y ambientes. Pero distintos. Somos de la generación nueva. Con la
marcha que iniciamos a la capilla vamos a significar la nueva etapa que emprendemos en
nuestra vida. A Encuentro que se cierra, vida nueva que se abre.
La antorcha del fuego nuevo del amor y de la fe arde y está puesta en nuestras manos.
En una carrera de relevos, pasaremos esta antorcha que hemos recibido a otra generación, y
ésta a otra para que recorra hasta el final de la historia.
Vamos a celebrar la eucaristía de despedida. Con esta misa vamos a sellar nuestra
amistad. Pediremos a Jesús, que es nuestro héroe y nuestra pascua, que nos conceda
constancia y fortaleza para seguir unidos con toda la juventud creyente del mundo. Pediremos
que nos dé audacia para correr el riesgo de ganar para él todos los jóvenes que no le siguen o
conocen.
Emprendamos la marcha ahora con la alegría de un canto. Caminemos cantando.

Monición de la primera lectura

A través de la primera lectura bíblica de san Pablo que ahora vamos a escuchar,
haremos como el apóstol, nos uniremos a él para dar gracias a Dios por haber sido liberados
de la oscuridad; y por haber sido admitidos al reino de la luz y de la paz.

Lectura: Epístola a los Colosenses (1, 3-13)

Salmo responsorial (salmo 97)

Cantad al Señor un cántico nuevo:


porque ha hecho maravillas,
su diestra le ha dado la victoria, su santo brazo.

R/. Vayan por todo el mundo


y anuncien la Buena Nueva.

El Señor da a conocer su victoria,


revela a las naciones su justicia.
Le ha movido el amor que él guarda
fielmente a la casa de Israel.

R/. Vayan por todo el mundo


y anuncien la Buena Nueva.

Los confines de la tierra han contemplado


la victoria de nuestro Dios
Aclama al Señor, tierra,
griten, vitoreen, toquen.

R/. Vayan por todo el mundo


y anuncien la Buena Nueva.

Aleluya. Aleluya.
A uno dijo Jesús: “Tú ve a anunciar el Reino de Dios”.
Y a otro: “Nadie que pone la mano en el arado
y mira hacia atrás es apto para e Dios.
Aleluya.

Monición al Evangelio

En la última Cena, cuando Jesús se despidió de sus apóstoles, fue cuando instituyó la
eucaristía. A la manera de Jesús nos despedimos también nosotros. En el Evangelio que se
nos va a leer, escucharemos ahora las mismas palabras que pronunció Jesús en aquel
momento. Las escuchare- os estando de pie que es actitud de partida.

Lectura: Juan 14, 21-31


Homilía: El mensaje de despedida de Jesús ofrece los puntos para la homilía.

ORACIÓN DE LOS FIELES

P. Oremos, hermanos y pidamos al Dios de misericordia que escuche nuestras peticiones.

Los jóvenes pueden acercarse al altar, para ofrecer cada uno una hostia, que colocan en la
patena mientras en voz alta hacen su petición

P. Recibe, Dios, el Gran Viviente, las ofrendas de esta asamblea juvenil, y da cumplimiento a
nuestras peticiones. Por Cristo nuestro Señor.

Monición final
. Al terminar no vamos a decirnos simplemente «adiós», sino «hasta luego». Nos volveremos a
ver. Nuestra separación será sólo física, espiritual- mente permaneceremos unidos. Por esto
nos decimos: «Hasta... siempre». Porque siempre nos hará presentes la oración.
Llevémonos de aquí el recuerdo de unos días de gracia y amistad, que sea un estímulo
a seguir «adelante y arriba». Llevémonos de esta misa el compromiso de seguir luchando por
el reino de Dios. Que nuestra juventud sea testimonio de que Cristo vive y es pascua.

El canto final será de agradecimiento a María, madre de los jóvenes.

3) Reunión comunitaria y «acto de lanzamiento»

Terminada la eucaristía tiene lugar en un salón la reunión de despedida. Se la llama


también de «lanzamiento», para indicar que el Encuentro, en lugar de terminar propiamente
ahora, empieza con el aterrizaje.
Es mucho más que una clausura. Se invita a asistir al lanzamiento a los padres y
«padrinos» del Encuentro que deseen, y a los antiguos jóvenes que asistieron a anteriores
Encuentros. Se trata de celebrar una auténtica asamblea de comunidad juvenil cristiana: para
recibir a unos nuevos hermanos, y compartir con ellos unas experiencias de fe; para
reconocerse en los mismos ideales de evangelización juvenil, y cantar a Dios cantos de
agradecimiento y alabanza. Tenemos el ejemplo de María, Simeón y Zacarías y de los himnos
que nos dejaron después de su encuentro con Jesús.

Orden de la reunión

Unos pilotos diferentes de los que asistieron al Encuentro son los encargados de
preparar la reunión y recibir a los que llegan.
El coordinador es el que preside la reunión e invita a participar. Más o menos el orden a
seguir puede ser el siguiente:
Se empieza con unos cantos y la invocación al Espíritu Santo y a Maria. El coordinador
saluda y agradece la presencia en el acto de los visitantes. Se leen unas breves palabras
dirigidas por el Papa a la juventud, en algunas de sus alocuciones a la juventud.
Entonces se invita a los representantes de cada grupo del Encuentro a dar su
testimonio y su experiencia de la convivencia. Seguidamente pueden darlo todos los jóvenes
que lo deseen. Aquí, como siempre que se practica alguna dinámica, se repite: A todos se
invita, a nadie se obliga.
Se invita después a participar a alguno de los muchachos y muchachas de Encuentros
anteriores, para dar sus testimonios del Pos-encuentro y de los grupos. También se invita a
participar a algunos de los padres presentes o a los llamados «padrinos» que mandaron
jóvenes. ¿Cómo ven ellos la aportación de la obra de Encuentros a los hijos y la familia,
ambientes...?
Por último algunos pilotos del equipo y asesores intervienen y se despiden. Durante la
reunión hay algunos momentos para cantos. A veces dentro del Encuentro se componen
canciones, o los grupos que vienen a recibirlos les dedican algún canto.
El cierre de la Biblia

La noche de entrada se entronizó la Biblia, que permaneció abierta los tres días, y se
les dijo que se cerraría al final al despedirse. Éste es el momento de hacerlo. Antes de cerrarla
se levantan todos y el coordinador hace la última lectura.
Algunos textos que podrían leerse, por ejemplo, serían: Final de los evangelios de
Mateo y Marcos, Mt. 28, 16-20; Mc. 16,15-20; Ts. 5, 14-24; Ef. 6, 10-18; FIp 1, 27-29 y 2, 1-5.
PARTE SEGUNDA

TEMAS OPCIONALES DEL ENCUENTRO

Los tres temas que añaden forman parte del temario total del Encuentro. Pero son
optativos. Se presentan aparte porque toca al equipo dirigente considerar si se incluyen o no en
un Encuentro determinado.
Tanto se pueden incluir algunos de ellos como los tres.
Cada Encuentro tiene características diferentes, tanto por la manera de ser del grupo
de jóvenes que asisten como por su problemática y lugar. Hay que saber adaptarlo y hablar a
cada uno su lenguaje.

Primer tema opcional, de preparación al Encuentro:


EL JOVEN, SUS INTERROGANTES Y PROBLEMAS

Segundo tema opcional, para el quinto mensaje del Encuentro:


DIOS Y MUNDO AL ENCUENTRO

Tercer tema opcional, para una reunión del Pos-encuentro:


EL ARCO IRIS DE LA GENERACIÓN NUEVA
EL JOVEN, SUS INTERROGANTES Y PROBLEMAS
(Conferencia de preparación para poder dar a los jóvenes unos días antes de iniciar un
Encuentro).

La reunión previa al Encuentro

Una vez concertada la fecha de la celebración de un Encuentro de Promoción Juvenil,


recibidos los informes y confeccionada la lista de los nombres de los jóvenes que fueron
aceptados para asistir, el equipo promotor encargado de la dirección los convoca a todos,
invitándolos a una reunión para una conferencia preparatoria.
El acto tiene lugar en una hora oportuna unos días antes de iniciarse el Encuentro. Se
procurará que esta reunión se efectúe en un sitio que sea habitual a los muchachos y nunca
será allí donde se tenga que celebrar el Encuentro. El objetivo de la conferencia es tratar de la
necesidad que tienen los jóvenes, en la edad de la opción vital y promoción a la vida adulta, de
enfrentarse con la realidad y sus propios problemas para buscarles unas respuestas
adecuadas.
Esta reunión persigue una doble finalidad. Primero, intenta despertar una preocupación
e inquietud positivas en los muchachos o muchachas que van a asistir, para que busquen un
camino y una res- puesta a sus interrogantes y problemas y se les despierte un mayor deseo y
disposición a querer ir al Encuentro. En segundo lugar, se trata de promover una oportunidad
para entregar y exponer el Catálogo de problemas personales; un test de reconocida solvencia
internacional, que los muchachos, debidamente adaptado, deben llevar contestado cuando
vayan al Encuentro.
Esta conferencia preparatoria, cuya pauta para su desarrollo viene a continuación, está
a cargo del coordinador seglar que es el responsable del equipo promotor que va a dirigir el
Encuentro. Procurará hacerse acompañar de otro dirigente seglar, que lo mismo puede ser un
guía de su equipo que otro miembro del equipo de pilotos.
Terminada la conferencia, este acompañante será el encargado de distribuir a cada
muchacho una hoja del cuestionario impreso sobre el Catálogo de problemas. Con las hojas a
la vista, el conferenciante expondrá la forma como hay que contestar las preguntas de la
encuesta y señalar las cruces. Les pide que todos lo lleven a sus casas, y en la semana que
falta lo contesten, y luego lo traigan al Encuentro donde se darán las pistas de respuesta.
Es importantísimo advertir a quien vaya a dar esta conferencia que se abstenga de
anticipar noticias ni ideas de lo que va a ser el Encuentro. Más bien hay que hacer todo lo
contrario, dejar inquietudes y curiosidad para querer ir a vivirlo y conocerlo. Es peligroso crear
prevenciones.

DESARROLLO DE LA CONFERENCIA

INTRODUCCIÓN

No sé si alguno de vosotros habrá leído el famoso libro del humanista francés Alexis
Carrel, intitulado La incógnita del hombre. Pero lo conozcáis o no, estoy cierto de que todos
estaréis de acuerdo con el título de la obra, que el hombre es una incógnita.
El hombre, y particularmente la persona joven, constituye una gran interrogación frente
a la vida, ¿Quién soy, quién voy a ser? La vida es una incógnita. Se oye mucho decir: La vida
es un problema. La vida es el valor máximo. Merece vivirse. Pero la forma de vivirla dependerá
de la manera como cada uno responderá a su interrogación. Digo cada uno porque en definitiva
muchos podrán ayudarnos, pero la última palabra será siempre la nuestra.
De manera especial, el hombre joven, que está en el paso por la encrucijada de la vida
y en la edad de la opción, es un conjunto de interrogantes y problemas para el futuro. En él casi
todo está por hacer. ¿Resolverá adecuadamente sus problemas?
Ahora bien, ¿a qué llamamos problemas? Problema es aquello que me preocupa. Ésta
es la explicación psicológica o subjetiva de problema. Con todo no abarca la totalidad de
nuestros problemas, porque pueden existir muchas cosas que no nos preocupan y constituyen
para nosotros verdaderos problemas. Todo problema presenta dos caras: la psicológica, la que
yo siento y me preocupa; y la objetiva, la que, aunque no me preocupe, está en realidad
causando un trastorno en mi vida.
Objetivamente, tomaríamos la definición de problemas de las matemáticas. Existe
problema:

- cuando tengo los datos ciertos y la solución incierta;


- cuando tengo los datos ciertos y la solución incierta, pero no sé qué operación hacer para -
llegar a esa solución.

Pongamos dos casos, como ejemplo:

- sé que tengo que salvarme y tengo en mis manos los medios de salvación, pero la salvación
final es incierta;
- sé que tengo que ser honrado y casto, sé también teóricamente cómo serlo, pero en la
práctica no lo consigo ser en muchísimas ocasiones.

En la categoría de problemas hay también que incluir -¿por qué no?- aquello que
constituye para cada uno un gran deseo. Toda problemática, sea de orden psicológico u
objetivo, no resuelta, produce desequilibrio, reclama una atención y debe ser justipreciada,
porque, en definitiva, podría llevarnos al fracaso final.

1) Posiciones a adoptar frente a los problemas

Tener problemas es algo muy natural y humano. Tener muchos problemas, en casos,
puede ser señal hasta de mucha personalidad. Alguien ha dicho que el mayor problema de una
persona es no tener problemas. Lo que importa es afrontarlos, estudiarlos, hallar y aplicar las
soluciones.
Nuestros problemas pueden tener enfrentamientos distintos. A continuación señalamos
las cuatro posiciones que podríamos llamar clásicas de cómo enfrentarse en la vida con los
problemas y darles solución:

- La postura del niño es la inconsciencia. Tiene problemas, pero ni siquiera cae en la cuenta de
que los tiene, ni de su importancia.
- La postura del loco, que los soluciona sin consideración, es decir, «a la loca». Escribe
Scutenaire: «El humor es una manera de salir de un lío sin salir del problema».
- La postura de viejo es la de encogerse de hombros. Hay jóvenes con actitudes de viejo:
«¿Qué le vamos a hacer?» «No hay remedio, mejor dejarlo como está». A lo más, se
lamentan...
- La postura del joven, que da valientemente la cara. Que mira serenamente los obstáculos y
los salta. Ésta es la que queremos adoptar nosotros.

Tomemos de éstas la posición que tomemos frente a nuestros problemas, ellos siguen
su curso. 0 los solucionamos bien o ellos terminan por estallar como una caldera de
locomotora. Cuando son bien encauzados, son una fuerza que nos hace caminar por el camino
de nuestra felicidad; sí no lo son, acaban haciendo estallar como caldera cerrada nuestra vida.
Ningún problema se soluciona por sí solo. Pero todos los problemas son una fuerza vital que
dentro de nosotros nos obliga a actuar, bien o mal. Buscando las soluciones, vamos a descubrir
dónde están los auténticos valores. Valor, para los psicólogos, es aquello que constituye una
respuesta a una necesidad.

2) La pluralidad de nuestros problemas

Los campos de nuestros problemas que nos exigen una solución son muchísimos. Pero
hay algunos que reclaman de nosotros una mayor atención. Enumeraremos los principales.

a) Problemática fundamental

Por supuesto, la vida es una lucha. Un período de prueba y de tránsito, Estamos


caminando hacia Dios. Éste es el punto principal. Debemos servir- nos y usar de las cosas del
mundo para llegar hasta Dios. Dios es Creador, nosotros criaturas. Nuestros principales
problemas provienen de tres de nuestras desviadas tendencias, concupiscencias, llamadas:
ambición, lascivia y orgullo, que nos pueden apartar del camino de Dios. He aquí también las
tres soluciones:

- Conocer cuál es la voluntad de Dios.


- Seguirla.
- Ser felices y salvarnos.

La salvación final y nuestro encuentro definitivo con Dios es el primer problema al que
el hombre tiene que atender en este mundo. Consecuentemente hay en el hombre dos
problemáticas íntimamente unidas a aquella:

- La problemática religiosa de sus relaciones con Dios, nuestro cristianismo. La obligación


moral de cumplir los Mandamientos. El problema del pecado. Especialmente la problemática
sexual con todas sus derivaciones y consecuencias.
- La problemática de la alteridad, de las relaciones mutuas del amor con los demás hombres,
como especial expresión del ser cristiano. Según san Agustín, «ser cristiano es amar». El gran
problema del mundo es el amor.

b) Problemática de personalidad

Qué duda cabe que todos queréis ser jóvenes de personalidad. Nuestra personalidad
consiste en las relaciones de nuestro ser íntimo con el medio que nos rodea. Tenemos, como
en la alimentación y desenvolvimiento corporal, que asimilarlo y convertirlo en nosotros
mismos.
Consecuentemente, en lo que respecta nuestra problemática de personalidad, hay tres
desviaciones que el joven debe tener en cuenta:

- Cerrarse totalmente en sí mismo. No ser capaz de entrar en relaciones normales, por timidez
o por lo que sea, con el medio ambiente de la familia, escolar, social...
- Abrirse demasiado, de tal manera que no se defienda la personalidad. No tener ninguna
defensa. Admitirlo todo sin asimilarlo y convertirlo en propio.
- Asimilar mal el medio ambiente, desenfocándolo todo sin objetividad.

Según el testimonio de los psiquiatras, la enfermedad más frecuente será la neurosis,


angustias, sentimientos de inferioridad y fracaso, ideas fijas, sentirse obligado a hacer cosas
ridículas o perniciosas...
El medio ambiente que toca vivir al joven se puede resumir en los siguientes tópicos:

a. Familia. Son las relaciones familiares, emotividad sana y satisfecha o no, influencias
del padre, madre, hermanos...
b. Sociedad. Son las relaciones de los amigos, rechazo o adaptación, buenos o malos.
Los profesores, capacidad de dejarse educar. Los adultos, relaciones con el mundo de
los adultos.
c. Trabajo. Los problemas de estudio. El mundo de la profesión.
d. Sexo. El problema de] amor, de las relaciones normales con el otro sexo, de la
castidad.

Todo ese campo de la problemática juvenil, directa o indirectamente, viene afectado o se


relaciona con otro problema que para el muchacho o la muchacha es capital, cardinal, el
problema que involucra todo el futuro de su vida: ¿hacia dónde dirijo el timón? ¿Cómo hacer la
opción vital fundamental?
La juventud es el paso por la encrucijada. En los cortos años que comprende la juventud,
tengo que tomar las grandes decisiones vocacionales, de estado de vida y de profesión, que
van a comprometer toda mi vida, y no sólo la mía, sino también la de todos aquellos que van a
navegar conmigo. ¿Qué rumbo voy a seguir? Aquí no se puede quedar vacilando. Bien o mal,
hay que decidir. Es la principal problemática de la promoción juvenil.
3) Pistas abiertas a la problemática de los jóvenes

Ya convencidos de los traumas psicológicos y los inconvenientes que provienen de una


problemática personal sin respuesta, vamos a señalar seguidamente los caminos donde hallar
la solución. Vamos a indicar unas pistas de despegue por donde el joven puede remontarse y
hallar salida al vuelo de sus aspiraciones juveniles.

1. Ante todo, identificar el problema. Hay que empezar siendo realistas y enfrentarse con
sinceridad y sin disimulo con sus propios problemas. No empeñarse en tapar las heridas en
presencia M médico. En tal caso, seríamos nosotros los engañados.

2. No basta atajar el problema, hay que combatir las causas, buscar el núcleo de] problema.
Una vez reconocido el problema, hay que estudiar sus manifestaciones. Quitar las raíces para
que no rebrote. ¿Basta sacar la telaraña, si no matamos la araña?

3. Contar con el poder de Dios para las soluciones. «Que la excelencia del poder sea de Dios»
(2Co. 4, 7). Rezar para ver claro, y sacrificarse para colaborar con la gracia que cuando se reza
nunca falta. «Dios, primero».

4. Buscar consejo. Comunicación es solución. Pensar en resolver tus problemas sólo es una
necedad. La juventud cree que en la vida no hay mañana. El que pasa por los años medios
sabe que hay mañana y pasado mañana. Es tentación del joven querer, abrir con dinamita la
caja fuerte que encierra los tesoros de la existencia sin buscar la llave. El mayor ha descubierto
la combinación para abrirla. Examina cada posibilidad para dar con la mejor.
Al joven le falta la ciencia y la perspectiva de tiempo suficientes para resolver sólo los
serios problemas psicológicos, morales, religiosos, de fe, profesionales y sociales que tiene.
Baste recordar la sentencia bíblica: «Ay del que va solo» (Ecl. 4, 10). Por más que un médico
sepa medicina, cuando él está enfermo llama en consulta a otro médico. Nadie es buen juez,
dicen, en propia causa. Fácilmente desfasamos nuestros problemas y perdernos perspectiva,
«engañándonos a nosotros mismos» (Santiago 1, 22).
Ahora bien: ¿a quién vamos a ir a consultar? ¿Al mal amigo? ¿A un elemento
irresponsable, inexperto? ¿Al que fomente mi egoísmo o sensualidad? No; sino a una persona
prudente y sabía, que conozca bien la psicología juvenil, y se interese por mi. Tus consejos
serán tus padres, el sacerdote o persona buena, inteligente y amiga. En nuestro caso, una
magnífica ocasión de orientación será el Encuentro de Promoción Juvenil. «Aceptar buen
consejo no es sino aumentar la propia habilidad» (Goethe).

5. Nuestra vida no es un azar. Tiene un destino. El joven encontrará la clave principal a sus
problemas en la medida que descubra el designio que tiene Dios sobre él. No hay dos jóvenes
iguales. Hay que buscar la propia identidad en la vocación y resolver nuestro problema
vocacional para hacer la opción vital. Promover al joven para la opción vital es haber
encauzado la totalidad de su vida.

6. Después de haberlo pensado bien, que hayamos consultado y pedido la ayuda a Dios, ya
sólo hace falta una cosa, ¡decidirse! Aplicar las soluciones, atacar directamente los problemas
para andar por la vida pisando duro y con personalidad. Von Braun, el padre de los vuelos
espaciales, que mandó el hombre a la luna, empezó, de niño, construyendo aviones de papel.
Saldrán problemas. No hay que desanimarse por los primeros fracasos. A los fracasos llámalos
experiencias. Podemos perder una o varias batallas; pero donde veamos que es nuestro
puesto, allí tenemos que permanecer. Con decisión, constancia y confianza en Dios ganarás
finalmente la guerra.
Los problemas con fe son sólo soluciones con disfraz. En realidad, son oportunidades.

ENTREGA FINAL DEL «CATÁLOGO DE PROBLEMAS PERSONALES»

Al final de la conferencia es el momento de distribuir a cada uno de los muchachos


asistentes el cuestionario de preguntas impreso, que les ayudará, durante el transcurso de la
semana que falta para empezar el Encuentro a discurrir sobre su problemática personal
destacando los puntos más sobresalientes. La experiencia ha demostrado cómo esta encuesta
hace que los muchachos asistan ya interesados al Encuentro para encontrar una res- puesta y
orientación cristianas a puntos de su vida que consideran para ellos de capital necesidad,
cuando no urgencia.
Este cuestionario de problemas, de Nooney y Jesús Andrés Vela, ha sido facilitado por
el Departamento vocacional de¡ CELAM. Consta de 200 preguntas, distribuidas en 25 grupos,
cada uno de los cuales comprende ocho preguntas. Al cuestionario le acompaña una hoja,
llamada el «perfil» de los problemas, técnicamente estudiada para hacer la evaluación o
cómputo de las respuestas. De este perfil no se hace ninguna alusión en esta conferencia. Se
les entregará y explicará oportunamente en el Encuentro, cuando en la mañana del segundo
día se dedicará todo el mensaje número 6 y los siguientes a contestar los capítulos de la
encuesta.
El conferenciante, al entregar el cuestionario y exponer a los muchachos la forma de
contestarlo, hará constar el carácter privado del test. Es algo personal. Se pide que lo lleven
contestado al Encuentro porque allí les va a servir de mucho, y que el único que lo va a leer, si
ellos quieren, será un sacerdote o aquellos con los cuales deseen aconsejarse.
Se aprovechará la reunión para dar el acompañante del coordinador los últimos avisos de
organización, como el día, hora y lugar de concentración para ir al Encuentro, utensilios a
llevar. Se les dice que pueden llevar, si los tienen, instrumentos musicales, guitarras,
acordeón..., pero no transistores de radio porque la alegría no vamos a importarla...
DIOS Y MUNDO AL ENCUENTRO

(Este mensaje es apropiado para darse en los Encuentros en que asisten grupos
universitarios; jóvenes de inquietud intelectual, interesados por tomas sobre ciencia y fe o con
problemas sobre el evolucionismo.
Cuando se incluye este mensaje, corresponde al numeral 5. Entonces el tema: «El
paso por la encrucijada», que se presentó antes para exponerlo en dos mensajes, el 5.' y el V,
se resumen en uno solo).

Finalidad del tema

Vivimos en la era espacial. Esto no lo puede ignorar un encuentro de juventud. La


intención de este mensaje es dar una síntesis vital de la cosmovisión cristiana. Es abrir a los
jóvenes un itinerario ideológico, donde la ciencia y la fe se integren; donde la materia no se
oponga al espíritu; donde la evolución y la creación se reclamen en forma de integración
superior y coherente.
Nuestros jóvenes sienten hoy confusamente que la fe no puede constituir un «aparte»,
en el destino de la humanidad. Ellos buscan el maestro que fundirá esta fe con sus estudios,
con el trabajo, la técnica y su vida. Por el estudio han descubierto las leyes físicas y biológicas
y han admirado el cosmos. Pero, ¿qué relación tienen la física, la química, las matemáticas con
el cristianismo? ¿Habrá oposición entre evolución y Biblia? Posiblemente en algunos, por la
afirmación de algún profesor o por alguna lectura, empieza ya a correr la negación o la duda.
Algunos de los asistentes ya son o van a ser universitarios. La universidad es hoy un
foco de escepticismo religioso. El Encuentro debe darles una respuesta. Además es el
momento en que el joven hace el replanteamiento de su fe y debe hacer la opción. Más que
nunca sus conocimientos actúan sobre sus convicciones. Quiere ver claro antes de emprender
la marcha.
Este mensaje debe ofrecer a los muchachos una visión nueva del hombre en el mundo, y del
mundo en el hombre. Cristo trae una visión nueva del hombre y del mundo. Este mensaje viene
a completar al de ayer sobre el hombre nuevo, y la meditación de esta mañana sobre el
misterio pascual. Con Cristo resucitado se inicia «la tierra nueva y el cielo nuevo» (Ap. 2 1, l).
La cosmovisión es un tema fascinante para la juventud. El gran ideólogo de la
cosmovisión cristiana, de indiscutible ascendencia en la juventud, es el geólogo jesuita francés,
Pierre Teilhard de Chardin. Él ofrece doctrina y lenguaje. En este mensaje nos serviremos de
sus esquemas fundamentales para el planteamiento de las tesis de cosmovisión cristiana, de
cosmogénesis y cristogénesis; sin entrar en el terreno de las hipótesis y menos en puntos
discutibles de doctrina, Teilhard nos ayudará a abrir pistas de acceso a la vida. En este tema
hay que evitar el peligro fácil de la abstracción. Se trata aquí de impactar en los muchachos
una amplia visión de la vida y del cosmos, y aun de la historia, según la fe; iniciarles y dejarles
la inquietud para que sigan después investigando sobre los aspectos del compromiso temporal
del seglar y la consagración del mundo.
De manera inmediata esta charla prepara al acto de la opción libre a la fe, que tendrá
lugar por la tarde de este segundo día. Cuando se invite a los jóvenes después a formular un
compromiso fundamental de adhesión a Cristo, lo harán con mayor entusiasmo y
convencimiento.

DESARROLLO DEL MENSAJE

Motivación introductoria

Un grupo de jóvenes construyó, por navidad, en la ciudad de Figueras, un artístico y


monumental pesebre. Constituía un auténtico diorama cósmico. Todo estaba allí representado:
poblados, ríos, montañas e infinidad de estrellas. Cantidad de figuras de hombres y animales
animaban el paisaje. Presidiéndolo todo, estaba la cueva con la Virgen, el divino Niño y los
pastores que adoraban.
Cuando un día, por la mañana, fueron a mostrar el pesebre, se dieron cuenta de que
habían robado la figura del niño Jesús de la cueva. Imaginad la desolación en que quedó aquel
pesebre. En realidad, se habían llevado la figura más pequeña, pero la más importante, la del
protagonista. Sucedió lo mismo que cuando de una bóveda se saca la llave: todo se había
derrumba- do. Naturalmente, aquel día tuvieron que cerrar el pesebre.
Éste es el caso de lo que acontecería de verdad en el mundo, en el universo, si de él
sacáramos o desapareciera Cristo. El mundo perdería su eje y su centro. Nada tendría ya
sentido ni estímulo. Las estrellas no tendrían por qué alumbrar, los ríos impulso para correr y la
humanidad andaría sin rumbo. Todo vagaría en el universo. Ni los pastores podrían adorar, y la
virgen María no sería ya la virgen María...
Ayer vimos cómo el cristianismo hace del hombre un hombre nuevo. Pero no sólo el
cristianismo renueva al hombre, sino que por él da una nueva significación al cosmos. Como
hay un hombre viejo y un hombre nuevo, así mismo la Biblia habla de un mundo viejo y de un
mundo nuevo: «El mundo viejo ha pasado... Mira que hago un mundo nuevo» (Ap. 21, 4-5). En
la meditación de esta mañana vimos iniciarse, con la Resurrección de Cristo, «una nueva tierra
y un nuevo cielo» (Ap. 21, 1). La renovación del cosmos será en esta línea del Misterio
Pascua¡. Os invito ahora en esta charla a considerar, como centro y alma superior del universo,
al Cristo cósmico.

Dividiremos la charla en tres partes:


1. El mundo es una esfera que busca un centro.
2. Cristo es un centro que busca una esfera.
3. La Iglesia promueve y realiza el encuentro.

Esta división la sugiere un texto del famoso científico Pierre Teilhard de Chardin, geólogo
francés: «El gran acontecimiento de mi vida habrá sido la gradual identificación, en el cielo de
mi alma, de dos astros: el uno es el centro cósmico postulado por una evolución de tipo
convergente; el otro se encuentra en el Jesús de la fe cristiana.»
La feliz constatación de Teilhard era el resultado del confrontamiento de lo que conocía por
la ciencia y de lo que sabía por la fe.

1. EL MUNDO ES UNA ESFERA QUE BUSCA UN CENTRO

Los invito, compañeros, a subir conmigo a una nave espacial para hacer una visita
imaginaria por el cosmos. Subamos a una astronave, demos una vuelta a la Tierra, y
circunvolemos la luna. A la velocidad de la luz -300.000 kilómetros por segundo- acerquémonos
al sol; veamos de contar la inmensidad de estrellas y galaxias... Bajemos después y entremos a
un laboratorio de investigación nuclear. Oigamos a los científicos, matemáticos, físicos y físicos
termonucleares, para que nos describan la vida interior oculta de la materia.

(Según sus conocimientos, el expositor puede trazar un brevísimo bosquejo del


macrocosmos y del microcosmos con datos científicos que despierte un sentimiento de
admiración de la creación; por el que, implícitamente, barrunten los muchachos a Dios, y sirva
para introducirse a la primera potencialidad).

Pero este mundo universo no sólo es grande y hermoso. Es también potente, no es una
fuerza ciega. Es la fuerza de aquel caballo blanco del Apocalipsis (19, 14), que el hombre tiene
que montar; dominarlo con las riendas de la técnica, guiar y azuzar el trote con su inteligencia y
el estudio y espolearlo a metas superiores por la gracia, para que él también realice a plenitud
su vocación y renovación.
Ahora bien: ¿cuál es esta fuerza que encierra dentro de sí el mundo?¿Hacia dónde va
y hay que dirigir su evolución? Éstas son preguntas que se plantean hoy la ciencia y la religión.
Vamos a ver sus respuestas.
Para la exposición partiremos del «fenómeno» de la realidad en sí, para luego ver la
gama de sus potencialidades de perfección y desarrollo. (El terminus a quo y el terminus ad
quem.) A las etapas del desarrollo cósmico les daremos el nombre de potencialidades.

Primera potencialidad: El fenómeno cósmico

En la filosofía moderna se llama «fenómeno» aquello que se nos muestra de las cosas
y de la vida, lo que constatamos como la realidad. Constituye la fuerza de la realidad en bruto.
Los fenómenos de la realidad material de las cosas aprisionan dentro de una
membrana espacio-tiempo una inconmensurable potencialidad latente que hay que descubrir y
desarrollar. Acabamos de hacer un viaje espacial por el macrocosmos y el microcosmos
nuclear. Hemos sólo observado fenómenos. Por ello hemos descubierto el poder de Dios.
¿Qué fenomenal es Dios!
Esto era la membrana del mundo. Su superficie y superficialidad. El fenómeno es la
absurdidad de la realidad cósmica, el velo o prisión que a la larga llega a cansarnos, una
«monstruosidad» que hasta nos aplasta. Hay que hacer más que constatar y observar; como
científicos y cristianos, hay que acercar el oído al mundo oculto que encierra para sentir toda su
vida y la intención que Dios puso en esa pavorosa máquina cósmica. Ver el valor que encierran
las cosas en sí mismas. Momento de emoción es el de la madre al sentir por vez primera al hijo
vivir en sus entrañas.
Hay que encontrar «salida» a la materia. Hallarle el corazón. Hacer la llamada evasión
en profundidad, para llegar al «éxtasis» espiritual de la creación total. En una palabra: hay que
romper esa membrana fenomenológica para que nazca el niño (el niño Jesús) que lleva dentro.
A este Cristo cósmico se refiere San Pablo cuando escribe a los Romanos:
«El continuo anhelar de las criaturas ansía la manifestación de los hijos de Dios, pues
las criaturas están sujetas a la vanidad, no de grado, sino por razón de quien las sujeta, con la
esperanza de que también ellas serán libertadas de la servidumbre de la corrupción para
participar en la libertad de la gloria de los hijos de Dios, Pues sabemos que la creación entera
hasta ahora gime y siente dolores de parto, y no sólo ella, sino también nosotros, que tenemos
las primicias del espíritu, gemimos dentro de nosotros mismos, suspirando por la adopción, por
la redención de nuestros cuerpos» (Rom. 8, 19-23).

Segunda potencialidad: Un germen de dinamismo interno mueve el desarrollo y unidad del


cosmos

Todo en la creación se mueve a partir de un germen. Dios puso un germen de vida en todas las
cosas, que constituye su dinamismo propio, les impulsa a su desarrollo orgánico y mantiene su
unidad. Pero, además M fin específico propio de cada ser, todas las criaturas se completan
entre sí, y unas con otras buscan formar una síntesis total cósmica superior. «Todo lo que
asciende, converge» (Teilhard).
Preguntemos: ¿cuál será este objetivo convergente superior, hacia el que, por ley
interna germinal, «gime y siente dolores de parto» toda la creación? Aquí el materialismo no
tiene respuesta. Unos dicen que es el absurdo. Otros sostienen que es la nada.
La experiencia científica demuestra que el proceso de desarrollo tiende a la
simplificación de los seres, y que la perfección de la simplicidad y la unidad converge en lo
espiritual.
Luego, todo el proceso de evolución material del universo entero está en marcha hacia
el espíritu.
Pero ¿cómo la materia podrá liberarse a sí misma y hacer el salto a lo espiritual sin
negarse a sí misma, puesto que si llegara a ser espiritual ya no sería materia? ¿Cómo llegar a
ser plenamente ella misma, sin dejar de ser? Aquí está la gran incógnita. Acabamos de
plantear la más interesante y angustiosa cuestión que polariza la preocupación científica y
religiosa del mundo de hoy. Sigamos nuestra exposición. Ya hemos despertado el interés.

Tercera potencialidad: El cosmos se enriquece por la intervención del hombre

El uso, trabajo y acción técnica e intelectual del hombre dan una nueva y augusta
potencialidad a la anterior potencialidad germinal del cosmos.

1. El trabajo libertador de la materia

Trabajar la madera, los metales o la piedra, fabricar muebles, construir un auto, edificar
una casa, es juntar los elementos dispersos de la materia y vencer su resistencia. Forzar su
inercia armonizándola en un plan racional y, por lo mismo, cooperar a su redención.
El esfuerzo que hacemos para apoderarnos de la materia y sacar de ella cada día un
mayor poder y rendimiento, quiere, además, implícitamente decir que buscamos una
«espiritualización» que la eleve y la libere.
Un automóvil, un avión o astronave, que han cubierto récords de velocidad, pueden ser
algo inútil para el público, no sirven quizá más que una sola vez. Y sin embargo, son el
resultado de un esfuerzo en que el hombre se ha superado, venciendo toda resistencia y
desorden. El pensamiento ha penetrado en el universo. ¡Qué no es poca cosa! No. No es poca
cosa hacer penetrar el pensamiento en la naturaleza, hacer brillar en ella los primeros
destellos que emana el rostro de Dios. ¿Tienen los marxistas un ideal mejor para ofrecernos?

2. El cosmos colabora a la realización espiritual del hombre

Dios dio al hombre una vocación temporal que cumplir: «henchir y dominar la tierra.» El
hombre, además de dominar la naturaleza por el trabajo y actividad técnica, le da su sentido, le
pone conciencia, se espiritualiza a sí mismo.
La salida del mundo está en función del progreso del hombre. En la capacidad de crear
las condiciones necesarias y favorables al crecimiento y expansión de sus posibilidades físicas
y espirituales.

Cuarta potencialidad: La «pleromización» cósmica en el hombre

Quizá la palabra os va a asustar, pero a los jóvenes gustan los neologismos, el


lenguaje de vanguardia. «Pleromizar» significa reducir a la unidad lo múltiple. «Pleromización»
cósmica significa la reducción unificadora de todas las potencias cósmicas en el hombre.
La pleromización cósmica en el hombre -llamada también hominización del cosmos- se opera
por medio de una doble atracción, o fuerza espiritual unificadora: la una natural y la otra
sobrenatural. Veámoslo.

1.Fuerza de pleromización natural

Todo demuestra que el universo entero está sometido a un movimiento, con una sola y
potente evolución hacia adelante y arriba, hacia lo espiritual. El punto culminante de esta
evolución cósmica es el hombre. En el hombre, el universo encuentra su síntesis, su
culminación y escape espiritual.
Pocas frases son tan exactas como decir que el hombre es un microcosmos. Así es,
porque en él se encuentran todas las potencialidades fundamentales del cosmos, se reducen a
la unidad por el poder superior del espíritu que las asume dándoles su afecto, un sentido y
finalidad. El hombre es la conciencia y floración de la materia.
El hombre es un ser de categoría única. Es materia y espíritu, cuerpo y alma, tiempo y
eternidad. La materia y el espíritu ya no son dos fuerzas distintas, separadas. Forman una
única integración personal. Son dos y uno a la vez: cada uno continúa siendo plenamente él
mismo, pero nunca la mate- ría llega a ser espíritu, ni el espíritu materia.
Aquí es donde se perdió la evolución del naturalista Darwin. Aquí, en la potencia
espiritual y trascendente del alma, está su célebre «eslabón desconocido».

2. Fuerza de pleromización sobrenatural

Pero todavía hay más. Cuando la gracia llega al cosmos por el hombre nuevo que ha
regenerado la gracia, en virtud de la unión del cuerpo y el alma, se puede hablar de una
«ultrafísica». No os asuste tampoco la palabra. Incluso de una divinización de la materia, se
puede hablar con propiedad.
La materia, el cosmos, por la naturaleza espiritual del hombre, salta las vallas de su
limitación y se espiritualiza; pero, cuando este hombre espiritual vive en gracia, no sólo se pone
en gracia su alma, sino también su cuerpo. Por y en el cristiano se espiritualiza y aún diviniza la
materia.
El hombre es aquel punto misterioso, en el tiempo y el espacio, donde se encuentran y
unen lo físico y lo biológico de una parte; y por otra, lo espiritual y lo divino. Por el hombre que
vive, obra y trabaja unido a Dios por la gracia, y por este proceso de pleromización humana, se
puede ya decir que «la tierra nueva y el cielo nuevo» han comenzado de una manera
misteriosa.
Así como el pecado atrajo una maldición sobre la creación, el trabajo y la vida del
hombre nuevo cristiano levantan la condenación que pesaba sobre ella, le devuelven su
fecundidad, el orden y una mayor belleza. Entonces el proceso y desarrollo materiales dejan ya
de ser una amenaza de guerra para convertirse en vehículos de paz, liberación, armonía e
ilusión. El porvenir de la tierra está en nuestras manos. ¿Qué vamos a decidir?...

2. CRISTO ES UN CENTRO QUE BUSCA UNA ESFERA

Vamos ahora a cambiar de plataforma de observación. Hasta aquí hemos mirado el


mundo y las cosas con vistas de pez: de abajo para arriba. En esta segunda parte miraremos, a
vista de pájaro, de arriba para abajo.
El mundo se mueve entre dos fuerzas. Hay un proceso evolutivo material, que estudia
la ciencia, y un proceso religioso de «cristificación», conocido por la revelación, que impulsa la
fe. El ascenso del mundo, que sin saberlo, pero sintiéndolo, busca a Dios, el Espíritu, y el
descenso de Dios, que busca incorporarse al mundo, tienen por punto de conjunción también el
hombre.
Realizar esta unión, conseguir el abrazo transformante de la creación con el Creador,
es el anhelo más existencialmente sentido por la humanidad, la meta, el punto «alfa» de la
historia. Éste es el sentido de la oración que rezamos en el Encuentro:
- Dios, envía tu Espíritu, y se hará una nueva creación; y renovarás la faz de la tierra.
Vamos a ver las tres etapas o principales pasos del descenso de Dios al cosmos
material, y la forma como se realiza este encuentro. Por tratar conceptos cristianos más
comunes de la catequesis, los puntos van a ser breves.

Primer paso: El proyecto eterno de Dios sobre el mundo

Cuanto existe en el cosmos empezó siendo un proyecto. No varios, sino uno. Basta
abrir los ojos para darse cuenta que al mundo lo preside una intención y un plan de unidad
perfectos. Dios es Uno y Trino. La unidad del pensamiento de Dios se refleja en todas las
cosas, hasta en el ojo de un mosquito.
¿Cuál es el pensamiento único de Dios, con el cual piensa en la unidad todas las
cosas? Pues, sencillamente, su Hijo, el Verbo, la segunda Persona de la Trinidad. En su Hijo,
hecho hombre, y en función de él, pensé Dios el mundo. Esto explica su unidad.

 «En el principio era el Verbo. Todas las cosas fueron hechas por él, y sin él no se hizo
nada de cuanto ha sido hecho» (Jn 1, 1 y 3).
 Jesús, el Hijo de Dios, «es la imagen de Dios invisible, primogénito de toda criatura;
porque en él fueron creadas todas las cosas... Todo fue creado por él y para él. Él es
antes que todo, y todo subsiste en él... Para que tenga la primacía sobre todas las
cosas» (Col 1, 13-20) (Lumen Genflum 3).

Segundo paso: «Llovieron los cielos... y germinó el Salvador»

El profeta Isaías designa al Mesías como «el fruto de la tierra» (4, 2). Recordemos
navidad. «El Verbo se hizo carne», se hizo materia, se hizo cosmos. El pesebre navideño, que
inventó san Francisco de Asís, es la. forma plástica más admirable encontrada para expresar
este inefable misterio de la presencia de Dios en el mundo. Lo entienden hasta los niños.
La forma de que Dios se sirvió para integrar el Verbo, su Hijo, a la creación y así
«liberar las criaturas para participar de la libertad de los hijos de Dios», fue mediante el proceso
de pieromización cósmica que ya hemos visto. Jesucristo, al encarnarse en María, no sólo
hominizó el cosmos, es decir, unió en sí espíritu y materia, sino que sobrenaturalizó el cosmos,
infundiendo a la carne que él asumió su plenitud de gracia. Jesucristo, al encarnarse hizo
infinitamente más; como Dios que es, a ese cuerpo que asumió de forma hipostática y
personal, al darle la plenitud de toda su divinidad, lo convirtió. por medio de su alma humana,
en Dios.
¿Podía la creación, el universo, esperar algo mejor? Por la encarnación y sobre todo
por la resurrección y la ascensión, el cosmos fue entronizado en el mismo corazón de Dios. La
devoción al Sagrado Corazón debía aparecer en la Iglesia en los umbrales de la era nuclear y
cósmica para ser comprendida con toda su amplitud.
No extraña nada que Teilhard fuera tan devoto del misterio de la transfiguración de Cristo. Al
ver allí transfigurados el cuerpo y la materia de Cristo, ¡en Dios!, con su alma contemplativa,
reconocía «las extrañas pro- piedades, que sus ideas y sus experiencias humanas le habían
hecho concebir del universo como semejante a una carne», hechas ahora carne y cuerpo de
Cristo. Cristo transfigurado, con «cara de sol y vestidos de luz» (la luz es la fuerza mayor de la
naturaleza), era la mejor manifestación de cómo él transformaba en Cristo la materia hasta
convertirla en medio muy apto para recibir las energías de la presencia de Dios; hasta dejar
transparentar al mismo Dios a través de ella, por un nuevo modo de existir indestructible que él,
por la encarnación, le comunicaba. ¡Eso es inaudito!

Tercer paso: Cristo, cabeza de la creación, atrae a sí todas las cosas

Adán y Cristo han sido las dos únicas personas que han tenido un influjo personal y
decisivo sobre toda la humanidad. Adán desbarató el reloj de la creación, pecando; Cristo lo
reconstruyó y perfeccionó, redimiendo. «Como por la transgresión de uno solo, llegó la
condenación a todos, así también por la justicia de uno solo, llega a todos la justificación de la
vida» (Rom 5, 18).
La humanidad de Cristo fue elegida, desde toda eternidad, por el Padre, para que fuera
el instrumento providencia] de la unificación total y formara el haz de todas las fibras del
universo. En la Escritura aparece siempre Cristo como investido del poder de dar al mundo su
forma definitiva (1Cor. 15, 22ss). El Vaticano II nos explica cómo el Verbo se encarna para
perfeccionar y completar la creación (GS 22 y 33-39).
Cristo es cabeza de la humanidad y del cosmos. El Hijo de Dios, al hacerse hombre, en
virtud de su divinidad, su encarnación tuvo una repercusión sobre todo el universo y la
humanidad. Él es el «primogénito de toda criatura» y el «hombre universal». Al asumir un
cuerpo y un alma humana se hizo, por propia voluntad y por ley atávica natural, solidario de la
suerte del mundo y asumió su destino.
Como existe un cuerpo místico de Cristo, formado entre él y los hombres, se da
asimismo un cuerpo cósmico de Cristo, formado por los íntimos lazos comunes que tiene por
su cuerpo físico con la creación. Su cuerpo y su sangre fueron instrumentos de la redención.
Cristo es el Salvador del mundo. «El Cristo cósmico» es una frase y una realidad muy caras a
la teología y a la juventud de hoy.

3. LA IGLESIA PROMUEVE Y REALIZA EL ENCUENTRO DE DIOS Y EL MUNDO

Cristo no desapareció del mundo, dijo: «Me voy pero vuelvo». Continúa encarnándose y
actuando en el mundo en y por la Iglesia. La Iglesia es presencia y encarnación de Cristo en el
mundo. Aquel primer encuentro de Dios y el mundo que se realizó plenamente al nacer en su
persona, ha querido dejar a su Iglesia como misión continuarlo y realizarlo progresivamente.

1) La Iglesia, “pleromización” de Cristo

A la manera como en el hombre se realiza el encuentro -pieromización- de todo lo


material y lo espiritual, asimismo en la Iglesia se realiza la unión, en Cristo, de Dios y el mundo.
Escribe san Pablo que «Dios tuvo a bien hacer residir en Cristo toda la plenitud» (Col 1, 19).
Esa plenitud (pie- roma) es el universo lleno de la presencia de Dios. ¿Qué duda cabe que
pleroma de Cristo es la Iglesia?
La Iglesia es el eje que une, en el tiempo y el espacio, los dos polos de Dios y el mundo
para formar en Cristo un solo cuerpo.
En el plan de Dios, la «cosmogénesis», o proceso de evolución material, y la
«cristogénesis» tienen su punto de encuentro y culminación en la Iglesia. Lo que Cristo realizó
plenamente en su Persona como cabeza, ahora la Iglesia lo va realizando en el mundo y la
historia en su cuerpo místico.

2) Los sacramentos de la Iglesia, signos eficaces de la unión de Dios y el mundo

Entonces viene la segunda pregunta: ¿Cómo obra la Iglesia la conjunción de estos dos
polos? ¿Cómo realiza la conexión de estos dos hilos de corriente distinta que son Dios y el
mundo? Respuesta: por la gracia y el poder de «sacramentalización» que le dio Cristo.
Sacramentalizar es convertir las cosas materiales en signos de la gracia sobrenatural;
en instrumentos aptos para la edificación del cuerpo de Cristo. Podemos decir que, en cierta
manera, sacramentalizar es hallar el amor divino a las cosas y acontecimientos.
Existen en la Iglesia dos formas distintas pero complementarias, de
sacramentalización. Hay los sacramentos propiamente tales, con mayúscula: los que son
gestos de Cristo, signos sensibles y eficaces de la Gracia. Hay los sacramentos con minúscula,
impropiamente tales, que pueden ser todas las criaturas cuando son usadas por el hombre
nuevo, en estado de gracia, buscadas en sí mismas, en la intención que les puso Dios y por
amor. Los siete sacramentos son los que nos introducen directamente por el camino de este
optimismo cósmico fundamental.
Por vía de ejemplo (pues tengo que acortar para respetar el horario), citaré sólo un
caso de sacramentalización total de un elemento material: el agua. El sacramento del agua,
bien sabéis es el bautismo. En el agua, la Iglesia ve representadas todas las virtualidades de
este elemento. El agua del bautismo nos purifica el alma de todo pecado, nos hace hijos de
Dios, templos del Espíritu Santo y herederos del cielo. La mayor potencialidad que Dios ha
dado al agua es incorporarnos al cuerpo de Cristo. Y todo esto sin perder ninguna de las
potencialidades anteriores... sin dejar de ser agua. La gracia no destruye, sublima la materia.
A partir del bautismo aprendemos a valorar y servimos mejor y siempre más del agua.
Allí Francisco de Asís aprendió a llamarla «hermana agua», «la cual es útil, humilde, preciosa y
casta». La gracia del bautismo nos lleva después a descubrir mejor a Dios en la inmensidad del
mar, saber disfrutar mejor el paño en la piscina; a valorar la pesca como signo del apostolado y
la navegación como profesión y excelente medio de relación comercial y social.
Los sacramentos, como la máquina pulidora que convierte el cristal de roca en material
traslúcido que nos manifiesta los detalles y acerca las distancias, también nos aclaran la vista
para ver el mundo sin opacacidades y ver al Cristo oculto en el paisaje del universo.

EPÍLOGO: «LA MISA SOBRE EL MUNDO»

En la década de 1920, Teilhard de Chardin, en uno de sus viajes científicos por China,
como sacerdote eminentemente fervoroso, echaba de me- nos la misa los días que no podía
celebrar. Entonces fue cuando se imaginó la forma cómo poder seguir celebrando la misa sin
hostia. De esta época es su famosa obra La Misa sobre el mundo.
Acostumbrado como geólogo a estudiar y admirar las propiedades de la tierra,
consideró que toda la tierra era como una inmensa hostia en la que Cristo quería venir a
encarnar, y el mundo universo como si fuera un inmenso altar. Él también pensó que, como
sacerdote, bien podría celebrar con esta hostia una misa cósmica agradable a Dios. Y lo hizo.
Dejemos que nos hable él mismo: «En un sentido segundo y generalizado -pero en un
sentido real-, las especies sacramentales están formadas por la totalidad del mundo, y la
duración de la creación es el tiempo requerido para su consagración.» «El pan y el vino se
pueden considerar como los prototipos de la Naturaleza y de la cultura, y la comida como el
prototipo de la comunidad humana.»
Asimismo, en un sentido derivado se puede hablar de un ofertorio, de una
consagración y comunión cósmicas. «Mi cáliz y mi patena -continúa Teilhard- son las
profundidades de un alma ampliamente abierta a todas las fuerzas que van a elevarse (en este
día) de todos los puntos del globo y converger en el Espíritu.»
Así hacía espiritualmente su «consagración»: «Oh Verbo rutilante, poder ardiente, Tú que
amasas lo múltiple para infundirle tu vida, baja, hacia nosotros, tus manos poderosas... »
«Sobre toda la vida que va a germinar, crecer, florecer y madurar en este día, vuelva a repetir:
«Esto es mi cuerpo». Y, sobre toda muerte que se disponga a carcomer, marchitar y romper,
ordena (misterio de fe por excelencia): «Esto es mi sangre. »
La «consagración del mundo» fue lo que el Vaticano II promovió y la tarea específica
que encargó a los laicos (LG. 34).

ANOTACIONES AL MENSAJE

Actividad final de los grupos

Por la escasez de tiempo de que dispone para exponer este mensaje, es aconsejable
aquí practicar la dinámica de grupo Philips 6-6. Se reúnen por grupos y cada uno trata de
resumir en una sola frase, a manera de lema, el mensaje. Debe ser una frase breve y sugestiva
que centre todo lo expuesto.
Después del tiempo indicado se reúnen todos los grupos para la puesta en común, en
que el secretario de cada grupo lee la respuesta. Entonces el guía que dio el mensaje elige una
frase, la que, según él, es más expresiva o lograda. Con ella se puede confeccionar un dibujo o
póster que se fija en el foro.

Forma de realizar el mensaje

Es el equipo promotor el que decide si se da o no este mensaje, y se resumen en uno


«El paso por la Encrucijada». La decisión, desde luego, se tomará de común acuerdo después
de conocer y estudiar las solicitudes de los jóvenes que van a asistir el Encuentro, en una de
las reuniones previas.
Este mensaje es para un guía seglar del equipo, con preferencia que sea universitario,
que tenga cierto conocimiento del evolucionismo científico, para poder contestar las preguntas
que se le puedan hacer a la salida.
EL ARCO IRIS DE LA GENERACIÓN NUEVA

(Las reuniones que se celebran terminado un Encuentro suelen llamarse «reunión


acoplamiento». Este mensaje puede darse en una de estas reuniones de Pos-encuentro c
síntesis práctica de vida cristiana).

Finalidad del tema

El Encuentro ya ha terminado. Ha llegado el momento que los jóvenes hagan una


síntesis entre lo que allí recibieron y lo que ahora están viviendo Hay que elaborar un plan
dentro de un concepto cristiano de vida. A, les ayudará particularmente este mensaje o charla,
que es lo suficientemente amplio para que pueda convenir a todos y lo convenientemente
sugestivo para que crea exigencias para ulteriores aplicaciones. Se trata de que Cristo, en
adelante, esté presente en la agenda de bolsillo de los muchachos, entre los teléfonos y las
horas de «encuentro» con los amigos.
Un plan de vida es necesario tenerlo desde que uno piense organizarse en serio. Lo
tiene todo el mundo. Lo debe tener el joven cristiano: para podérselo exigir a sí mismo, para
compartirlo en las reuniones de grupo con los demás que también se lo hayan propuesto, y, a
la vez, para poder llevarle más fácilmente dirección espiritual, cuando la busque.
En todos los ejercicios espirituales, convivencias o encuentros o retiros de
espiritualidad, se propone un plan de vida a seguir. Lo exigen de otra parte los mismos
asistentes. De no dárselo se sentirían defraudados. Un plan de vida representa algo más que
hilvanar unas normas o tomar u propósitos aislados, debe comprender un planteamiento
integral, nuevo se!- la expresión de una ideología. Por definición, la ideología es una visión
dinámica, sintética y concreta de la vida y del mundo. A un plan de vida, como a un cienpiés,
hay que prestar atención más que a la manera de mover los pies al ritmo en que todo él se
mueve.
Preguntaron a monseñor Jubany, al entrar de obispo de Gerona, qué orientación nueva
iba a dar a la pastoral juvenil en la diócesis. «Voy a ayudarlas a todas -contestó- Ninguna
nueva voy a implantar. En este campo no me siento con espíritu de fundador. Mis preferencias
serán por aquellos movimientos juveniles cuya eficiencia internacional esté comprobada».
Igualmente piensa nuestro Movimiento. Su promoción es vocacional, en lo que la vocación
cristiana tiene de más fundamental Es una promoción genérica, no específica. En base a la
vocación bautismal y según se manifieste en cada uno la voluntad de Dios, el Encuentro
deberá abrir camino a cualquier campo de espiritualidad. Despierta sólo el apetito. Fomenta
desde la base todas las posibles espiritualidades.
Sin embargo, el Encuentro tiene que presentar a los jóvenes un plan de vida
estructurado y concreto. ¿Cuál va a proponerles? Existen muchos y buenos. Para lograr este
objetivo hemos decidido proponerle el plan de vida o esquema de perseverancia del
movimiento internacional GEN (Generación Nueva), rama juvenil de la institución de los
Focolares, que cuenta con ramificación en todos los continentes.
Este plan de vida tiene como punto central, generador de toda su espiritualidad, el
amor que lleva a la unidad. Tiene la gran ventaja de que es un plan que viene avalado con la
experiencia de centenares de miles de jóvenes de todo el mundo y cuenta con una abundante
literatura teológica que estudia la espiritualidad de este plan.
El nombre común con que es conocido este plan de vida es de «Arco iris de la
generación nueva»; como también se le podría llamar «Arco iris de la civilización del amor».

DESARROLLO DEL MENSAJE

Introducción

Cuando uno viaja o visita un centro turístico, le es fácil reconocer por ciertos rasgos de
conducta y de su fisionomía la nacionalidad u origen de las personas. Hay un rasgo por el cual
se tienen que hacer reconocibles los cristianos en el mundo: el amor. La forma de amar es la
señal que dejó Cristo a sus discípulos: «En esto conocerán todos que son mis discípulos, que
se amen unos a otros» (Jn. 13, 35). El amor da la fisionomía propia a los jóvenes cristianos y
su simpatía.
Al asistir a un Encuentro no se nos ha dado una insignia diferente para lucir en la
solapa a la salida que la que nos dejó Cristo. La señal con que van a descubrir que hemos
practicado un Encuentro será la manera nueva como vamos a amar a los demás, al
«encontrarnos», viendo un Cristo en la cara de cada hermano.
El Encuentro ha venido a recordarnos el mandamiento nuevo y a urgirlo como un
compromiso vocacional cristiano. A sellar un pacto de amor con Dios y los hermanos. Esto
representó y exige de nosotros el compromiso de fe que hicimos allí con la mano sobre la
Biblia. Fue primero un acto de adhesión a Cristo: «Nosotros creemos en el amor» (1Jn. 4, 16);
y luego de aceptación, en y por Cristo, de los hermanos: «El que ama a su hermano, éste está
en la luz» (1Jn. 2, 10).
Pero el amor está, más que en los sentimientos y las palabras, en las obras. Las obras
son amor... Razones para amar a los otros ya las tenemos, los mensajes del Encuentro nos las
ha puesto de presente. Ahora se trata de que le sigan las obras. Debemos plasmar las obras
en un plan concreto de vida. Antes de empezar a actuar hay que estructurar un plan. Todos
ustedes, desde que terminó el Encuentro, están pidiendo planes de vida y acción. He aquí uno
concreto:

El plan de vida: «El arco iris de la generación nueva»

En el año 1967 nació, mejor estalló, vigoroso, en Italia y otros países, el movimiento
juvenil cristiano llamado GEN, sigla de Generación Nueva. El objetivo de esta obra es realizar
en el mundo la revolución del amor, a través de los grupos juveniles que se van integrando en
unidades superiores, hasta llegar a la unidad universal de la gran familia de Dios. Su lema es:
«El amor que lleva a la unidad». Es una protesta positiva de los jóvenes inconformes de hoy.
Basta amar. El amor es luz que irradia. Como la luz se refracta en distintos colores, que
forman los colores básicos del arco iris, asimismo es el amor. El amor es uno, pero se
manifiesta en formas distintas. Como hay un arco iris material que nos alegra después de una
tempestad, anunciando la bonanza, también existe el arco iris del amor que puede anunciar
una renovación en el mundo insatisfecho de hoy.
El amor se manifiesta de muchas maneras, porque uno hace deporte, estudia, sirve a
Dios, cuida su salud y mil cosas más. Y nosotros hemos visto que en todos estos aspectos de
la vida normal tenía que manifestarse esta luz, que es el amor, y todo tenía que pasar a través
de este prisma. Por tanto, cuando estudiamos o trabajamos ¿o lo hacemos por el interés de
una nota o un dinero, sino buscando la voluntad de Dios. Y lo mismo con los demás aspectos.
Entonces se ha hecho coincidir los siete colores del arco iris, que unidos forman la luz blanca,
con cada uno de los aspectos de la vida normal, que si se viven sólo por amor forman una luz
blanca, el amor hecho vida.
El «arco iris de la generación nueva» presenta los siete puntos o aspectos
fundamentales del amor en la vida del joven, acomodándolos a los siete colores del arco iris.
Uno por uno vamos a describir los colores del arco iris espiritual del amor de la
generación nueva, que queremos a partir de ahora mostrar lucir sobre nuestras vidas.

PRIMER COLOR: EL ROJO: LA PUESTA EN COMÚN DE BIENES

El amor que impulsa a ponerlo todo en común, es el color rojo

Donde hay un cristiano nace alrededor una familia -que supera los límites de su familia
natural- donde todo debe circular, pues es inconcebible que algo quede en un rincón, sin
aprovechar, mientras en otros lugares alguien espera la ayuda, sea de un poco de pan, de
ropa, de consejo...
El amor hace circular los bienes. Es encontrarse con los demás, ...acompañarse.
Participar la vida. Los niños, cuando juegan, todos van en manada detrás del balón, a ver quien
primero lo atrapa, los jóvenes, en cambio, se lo pasan. Así se juega. No se trata de dar algo,
quizá alguna limosna dominical para tranquilizar nuestra conciencia. Se trata de dar todo:
dinero, tiempo, inteligencia, experiencia, talentos..., en un acto libre y generoso. Saberse
administrador de todo aquello que se posee. Uno usará de lo que necesita y pondrá a
disposición lo que, siendo para él superfluo, es necesario para algún otro. Lo superfluo mío es
la riqueza del otro. Para nosotros no es nada y, sin embargo, para otras personas es lo
necesario.
A nosotros no nos gusta el capitalismo, donde el dinero lo tienen unos pocos, ni nos
gusta el comunismo de occidente, donde todo lo posee el Estado. Nos gusta el cristianismo,
nos gusta vivir lo que dice la Encíclica “Populorum Progressio”, ser los primeros en vivir esta
realidad entre nosotros. Es una revolución radical que nace en nuestros corazones corno
consecuencia de la victoria del amor sobre el egoísmo y la avaricia. En nosotros y en nuestro
alrededor, formando comunidad en pequeños grupos para formar la unidad. Los primeros
cristianos se amaban. Eran un alma sola y un solo corazón. Por eso ponen en común todos sus
bienes espirituales y materiales.
Poner en común la vida, ¿qué representa? Poner en común los valores de cada uno:

- Los bienes espirituales. Todo lo que llevamos dentro. Una alegría compartida se aumenta, un
dolor participado disminuye.
- Los bienes materiales. Dinero, hospitalidad, el tiempo superfluo mío.
- Los intelectuales. Mis conocimientos, mis revistas, mis apuntes de estudio.
- Las experiencias de vida. Poner en común noticias, vivencias. Relación epistolar, telefónica.

Buscamos una economía integral nueva. El nombre que damos a esta economía de la
generación nueva es el de «capital de Dios», que se forma con la aportación de todos en los
grupos y la comunidad. El “banco de Dios” es allí donde revierte lo superfluo de todos, y lo
reparte equitativamente el amor.

SEGUNDO COLOR: EL NARANJA: LA PENETRACIÓN DEL MUNDO

El amor que impulsa a salvar al otro e implantar el reino de Dios en el mundo, éste es el
color naranja

Alguien ha dicho que la pasión de Dios es amar; y que Dios se escribe con D, porque lo
propio de Dios es dar y darse. Así es el joven «endiosado», el joven cristiano que ha hecho su
ideal vivir en gracia: es un joven que arde por dentro, y este fuego le empuja a conquistar otras
almas por Cristo, a inflamar a otros y extender su reino en el mundo. *«el amor de Cristo nos
empuja» (2Cor 5, 14).
Salimos de aquí con el compromiso explicitado de nuestro bautismo y confirmación de
ser apóstoles y líderes comunitarios en nuestros hogares, entre nuestros compañeros y en
nuestros ambientes para teñirlos de Cristo.
«Ustedes son la luz del mundo. No puede ocultarse ciudad asentada sobre un monte,
ni se enciende una lámpara y se la pone bajo el celemín, sino sobre el candelero, para que
ilumine a cuantos hay en la casa. Así ha de lucir su luz ante los hombres, para que viendo sus
obras buenas glorifiquen a su Padre, que está en los cielos» (Mt. 5, 14-16).
¿Cuál va a ser nuestro apostolado? No confundáis la propaganda con el apostolado.
No se trata de salir a hacer propaganda de¡ Encuentro a que habéis asistido, como quien
vende Coca-Cola. Cristo dice que alumbremos a los demás por «nuestras obras buenas», es
decir, por el testimonio de vida y de presencia.
Hacer apostolado es evangelizar. Ir a anunciar la «Buena Nueva». Ir a renovar el
mundo con la vivencia del Evangelio. Evangelizar es «anunciar la salvación», la benevolencia
de Dios entre los hombres; pero la evangelización se da más en las vivencias que en la parte
intelectual. Salvación es sinónimo de solución. Vamos a demostrar que creer no es aceptar una
teoría especulativa de verdades, sino una palabra de vida capaz de dar respuesta y solución
práctica a todos los problemas de la existencia.
La evangelización de la juventud será primero, y esencialmente, por la misma juventud.
Si el testimonio es la gran fuerza evangelizadora, la juventud debe ser evangelizada
especialmente por vosotros los jóvenes. Y en segundo lugar, será a través de una acción
apostólica grupal. Tendremos siempre en cuenta este punto de vista fundamental: que en la
edad juvenil predomina sobre el joven la influencia de sus propios grupos.
Por Noruega, circula una célebre fábula para indicar que nos salvamos en racimo,
llevando con nosotros los hermanos. Cuenta ésta que los bienaventurados se quejaron un día
ante Dios de que hubiese sido sentenciado al infierno un alma que por sus buenas obras
merecía estar salva. Dios accedió a rescatarla, si es que esto era cierto. Entonces ordenó a un
ángel que bajara a recogerla. Descendió el ángel al infierno y tomó por la cintura el alma.
Comprendiendo los condenados de que se trataba de un rescate, los más próximos se
agarraron fuertemente al alma favorecida, y luego los unos a los otros, de forma que, cuando el
ángel emprendió el vuelo, todos los condena- dos iban subiendo también. Pero el alma que los
bienaventurados creían santa ¡leyó muy a mal esto y procuraba con saña desasirse de los que
la seguían. Poco a poco fue desprendiéndose de casi todos, hasta que, al llegar al brocal
de¡ cielo, sólo quedaba ya un réprobo que, con grandes esfuerzos, continuaba sin soltar los
pies del alma afortunada; entonces ésta, con un movimiento más brusco, logró desasirse de él,
que rodó al abismo. Mas he aquí que, en este momento, el Señor tomó en su mano el alma que
acababa de ser liberada y la arrojó a los infiernos, diciendo: «Un juicio sin misericordia para
quienes no tienen misericordia. Nadie puede salvarse pensando sólo en sí mismo.»

TERCER COLOR: EL AMARILLO: LA UNIÓN CON DIOS

El amor que nos una siempre más a Dios, éste es el color amarillo

El amor lleva a unirse siempre más a Dios, a sentirse siempre más cerca de Jesús y
hacer experiencias cada vez más profundas de su presencia. Esta búsqueda y vivencia de
amor y unión creciente con Dios por la vida del estado de gracia constituye la piedad. Según el
diccionario, piedad es un amor filial.
Lo esencial en la piedad es la vida de gracia consciente, creciente y comunicante. Pero
la piedad, como toda vida hay que alimentarla; y no porque lo más importante es la salud
vamos a desestimar los alimentos. Los alimentos de la piedad son las prácticas de piedad.
Vamos a indicar aquí, dentro del color amarillo, algunas de las principales:

1) Para la santificación del tiempo

Por la mañana al levantarse: el ofrecimiento de obras. El hombre nuevo vuelve a


empezar cada día. Psicológicamente, el momento de levantarse es el más importante del día.
Es el momento de la opción diaria, de tomar las resoluciones, y mirar la diana antes de disparar
el tiro: de mirar al cielo y dar las gracias a Dios por el día que nos regala.
Por la noche al acostarse: el examen de conciencia y oraciones del fin de la jornada.
Hay que ser exigente consigo mismo, a revisar cómo hemos cumplido lo que nos propusimos
en la oración de la mañana. No hay negociante que no controle y anote a diario su trabajo y
estado de cuentas. El mejor negocio es salvar el alma y la primera empresa implantar el reino
de Dios. Examínate tú antes de que te examine Dios. No te acuestes nunca en pecado
mortal..., podría representar despertar en el infierno. Lo último de cada día un acto de amor a
Dios, de contrición que, esperando la confesión, perdone los pecados. El examen de la noche
reclamará después, de tiempo en tiempo, según tú lo necesites, el sacramento de la confesión.
En el Encuentro, para daros una pauta, hemos tenido cada día la oración de la mañana y de la
noche. Hay mil maneras distintas de hacerlo.

2) El Sacramento de la eucaristía frente a la vida cristiana

Jesús dijo que se iba y se quedaba. Jesús y su misterio pascual de renovación


permanece por la Eucaristía entre nosotros vivo y actuante. La misa es el recuerdo, la
aplicación y la renovación del misterio pascual, de su muerte y resurrección. Por la obligación
grave que puso la Iglesia de asistir todos los domingos y fiestas a la misa podéis deducir la
importancia que le atribuye para poder vivir en gracia.

(Si en el grupo de los jóvenes hay problemas de comprensión de la importancia de la


misa, insístase en la exposición de los puntos fundamentales.)

La eucaristía es el sacramento de la unidad. Así como la hora de comer es la hora de


reunirse la familia y convivir, también la mesa del altar reúne y alimenta la familia de Dios, con
el pan de la palabra y de la eucaristía. Si no fuera en la misa, ¿cuándo los cristianos nos
veríamos las caras?
La misa completa es aquella en 4ue los jóvenes comulgan. La misa es un banquete: el
banquete de las bodas del reino de Dios. Estado de gracia es estado de comunión. La
sentencia de Cristo es categórica: «Si alguno come este pan vivirá para siempre: mi carne es la
vida del mundo» (Jn. 6, 51). Napoleón decía que con un ejército de hambrientos no se pueden
ganar batallas. Piensa lo que pierdes cuando no comulgas. ¡Dichosos los invitados a esta
mesa!

3) La devoción a la virgen María, garantía de pureza para el joven.

Cristo quiso vincular a la virgen María a su vida, y que su vocación de Redentor y la


suya de Corredentora se realizaran a la par. Si Cristo hizo que la Virgen le acompañara como
madre durante toda su vida, ¿cómo nosotros, habiéndonosla dado también por madre, iríamos
a querer realizar nuestra vocación sin ella? Ella, como Inmaculada y Virgen de las vírgenes,
sostiene al joven en los años más duros de lucha para dominar la carne y la elección de estado
según la voluntad de Dios. Su respuesta siempre fue: «Hágase en mí según tu Palabra».
La piedad mariana necesita igualmente alimentarse y expresarse a través del ejercicio
de unas prácticas de piedad. Yo os voy a recomendar especialmente una. Mejor dicho, no soy
yo, es la Iglesia que a través de los siglos la viene recomendando con multitud de documentos
oficiales y encíclicas: es el rosario. Lourdes y Fátima son los dos grandes testimonios
personales de la misma Virgen, abogando por el rezo de esta oración, a la vez tan sencilla y
tan profunda.

CUARTO COLOR: EL VERDE: LA SALUD Y CUIDADO DEL CUERPO

El amor que nos haga estar sanos en el cuerpo místico de Cristo, éste es el color verde

El cuerpo místico de Cristo, como su Persona, es integral: es espiritual y es físico. El


color verde, signo de vegetación y fertilidad, busca la entereza del cuerpo espiritual y del
cuerpo físico de la Iglesia. Veamos cada una:

1) El amor hace notar las enfermedades de la sociedad: unos no saludan a otros, unos odian a
los otros, uno es pobre, el otro rico, hay diferencias raciales... El amor puede sanar el cuerpo
místico con las obras de misericordia. Viene al caso recordar la parábola del buen samaritano
(Lc. 10, 30).
El color verde da una respuesta de amor al dolor. Va a dar un sentido cristiano y
valoración sobrenatural al sufrimiento. Sólo sabe amar quien sabe sufrir. El amor integra el
sufrimiento al misterio pascual: lo libera y lo convierte en redentor. En el sufrimiento se siente y
se ama al Cristo abandonado de la cruz. Acerquémonos a cuantos sufren en el cuerpo:
atendamos enfermos, visitemos hospitales, amemos los ancianos.

2) Procurar la sanidad del cuerpo místico representa asimismo valorar la salud corporal y
desarrollo físico. Las obras de misericordia son espirituales y corporales. El amor integral
comprende los cuerpos.
El color verde es el del deporte, que forma parte de la formación integral de la juventud.
El deporte es alegría, higiene física y mental. Es una competición noble que estimula. Forma
equipos y congrega multitudes. Hermana naciones, internacionaliza.

QUINTO COLOR: EL AZUL: RELACIÓN Y COMUNIDAD

El amor que nos haga Iglesia, es decir, asamblea y comunidad, éste es el color azul

Dice el adagio, que quien cara ve cara honra. El amor hace venir un deseo grandísimo
de encontrarse. Empuja precisamente a reunirse, a organizar fiestas. Cuando faltan contactos
se enfría la amistad. Hay que fomentar encuentros.
Es cierto que la eficacia de los grupos cristianos juveniles comienza con la acción,
cuando la reunión está acabada. Pero la reunión es necesaria para la vida de los grupos. Antes
de ser cristiano al aire libre, en plena calle, en el estudio o taller, en la universidad u oficina, en
las diversiones o en el barrio, es preciso consentir en sentarse alrededor de una mesa a
discutir, para reflexionar o intentar pensar en cristiano.
Esquema para reuniones de grupo y asamblea de grupos juveniles

1. Las reuniones de grupo juvenil

Lo comunitario se inicia en el grupo. Hay muchos tipos de grupos. El grupo primario es


el de amistad y de vida; es un grupo espontáneo. Estos grupos, sin embargo, pueden ser más
o menos reconocidos, más o menos formales. Cuando un grupo primario es formal y tiene sus
reuniones planea- das y convocadas, Carl Rogers las llama «reuniones de encuentro».
Los grupos juveniles con «reuniones de encuentros» son los que pro- mueve
específicamente el movimiento de Encuentros de Promoción Juvenil. Estos grupos, por su
misma naturaleza, son grupos libres. No son susceptibles de mucha organización. No se dan
dos grupos bien iguales. Pero para subsistir y tener alguna eficacia, deben imponerse un orden
y seguir ciertas pautas.
Estos grupos primarios «de encuentro» son tratados en el mismo Encuentro: en el
mensaje de «Los grupos juveniles» y de «La acción evangelizadora de los grupos juveniles».
Allí se señalan algunas de estas pautas. Más o menos son éstas.
Un grupo debe reunirse normalmente cada semana. Es la forma habitual de dividir el
tiempo. Y para no ir flotando, reunirse en un día y hora señalados. Buscar un sitio para reunirse
que sea apto, puede ser la misma casa de uno de ellos. Al principio conviene elegir un
compañero que sea el responsable de preparar y llevar la reunión. El número de participantes
es reducido, de 5 a 10. Cuando en el grupo suelen hacerse dos conversaciones o hay alguno
que no tiene ocasión de intervenir, ya hay que partir el grupo.
Tratándose de grupos primarios o de vida, es lógico que lo fundamental de sus
reuniones sea la revisión de vida. Los tres elementos prioritarios de una reunión formal de
jóvenes amigos cristianos son: la formación, la comunicación y acción, y la oración.
Dentro de una reunión de encuentro, estos tres puntos pueden constituir tres formas o
aspectos diferentes de encuentro. La formación puede constituir como una forma de encuentro
consigo mismo; la comunicación, de encuentro con los demás; y la oración, de encuentro con
Dios.
Partiendo de aquí, los Encuentros han elaborado un plan o pequeño esquema para las
reuniones de grupo. Se llama esquema de Reunión de grupo E.C.O. Es la sigla de Entrega-
Comunicación-Oración. En la primera parte, de entrega, se puede revisar la formación, el
encuentro consigo mismo y la entrega a la propia vocación. En la de comunicación, se hace la
revisión de la vida y relaciones con los otros, actividades y actos de servicio. En la parte de
oración, se revisa la vida espiritual, lectura bíblica... Cada parte es susceptible de varias
interpretaciones y planes por el grupo.

2. La asamblea de grupos juveniles «Intercom»

Cada joven se relaciona directamente con su grupo, y los grupos se relacionan entre sí
en la asamblea general de los grupos. Esta asamblea, por ser de intercomunicación de los
diferentes grupos, la llamamos INTERCOM.
Como las reuniones de los grupos son semanales, el Intercom es mensual. Los hay de
ordinarios y de extraordinarios, como es el de navidad.
El encargado de promover los grupos e Intercoms es el centro de los guías. El Intercom
es local, por parroquias, sectores, ciudades... Cuando la ciudad es muy grande se hace por
vicarías. Si alguna vez se convoca una asamblea entre varios Intercoms, se llama Maxi-
Intercom.
En muchos casos -y éste sería el ideal- aunque sea el Movimiento que organiza el
Intercom, se invita y participan en él los demás grupos juveniles cristianos de la localidad,
parroquia o sector. Se prepara entre todos.
Los encargados de invitar y dirigir el Intercom son una pareja, un joven y una joven,
junto con el asesor espiritual. Hay que confeccionar previa- mente un programa. El esquema a
seguir para una asamblea no puede ser el mismo de una reunión de grupo. Hay que incluir
fórmulas y elementos que fomenten la participación de los grupos y una mayor convivencia.
Dinámicas de grupo, comunicación de experiencias, montajes de diapositivas, tests, pósters,
cantos, celebraciones bíblicas y eucarísticas... Cuando se puede es bueno compartir un
refrigerio.
Así como para las reuniones de grupo ofrecemos el esquema de Reunión E.C.O., también para
la asamblea Intercom ofrecernos el esquema P.A.T. Ésta es la sigla de: Piensa-Actúa-Televisa.
En la primera parte, del piensa, se trata de dedicar un tiempo a la exposición de algún tema de
formación, bíblica o doctrinal. La segunda parte, del actúa, es para notificar las actividades de
los grupos y de conjunto, las campañas en curso, noticias, presentación de visitantes, planes...
Y la última parte del Intercom sería la del televisa, o sea la dedicada a la plegaria participada;
generalmente la eucaristía, al estilo de las llamadas misas de juventud. A esta parte se la ha
venido llamando «televisa», en sentido figurado, porque televisar es hacer presente y acercar lo
que estaba lejos.

SEXTO COLOR: EL AÑIL: EL ESTUDIO Y LA SABIDURIA

El amor que nos haga ser sabios, éste es el color añil

Hay un mundo que fascina y entusiasma al joven: es el mundo de la ciencia y de la


investigación. Pero más maravilloso aún que este mundo hay otro, que muchos no conocen. Es
el mundo del espíritu. Nosotros queremos correr detrás de la sabiduría, porque sólo la
sabiduría nos podrá dar la comprensión de las cosas humanas y de las cosas divinas. La
sabiduría encauza el progreso material y da sentido pleno a la ciencia, e impide que reviertan
contra el hombre viéndolos en el plan de Dios.
La clave de la sabiduría es el amor. Como se dijo antes: «Maldita la ciencia que no
termina en amor» El que ama adquiere una sabiduría superior, tiene una visión superior de la
vida. El amor cambia las perspectivas. Un muchacho, alumno de Bellas Artes, pintaba un día
un paisaje. Se le acerca el profesor, y le dice: «Te felicito. Cómo te has superado. Qué
interpretación más nueva has dado al paisaje.» Y el muchacho le contestó: «Es que este
cuadro lo tengo dedicado a mi novia.» En tal caso el amor le hacía ver las cosas distintas y
descubrir en la luz una nueva armonía de colores.
El amor pone también el estudio al servicio de los demás. Hace que se prepare uno
mejor, por medio de una carrera o capacitación técnica, a su profesión. Un muchacho o chica
que sólo estudia por una nota es un egoísta, es un inconsciente: le falta conciencia social. Uno
que lo hace para hacer la voluntad de Dios ama en concreto.
Y también el amor necesita de las ideas. El amor necesita tener sus razones. Nadie
puede amar lo que desconoce. Lo que llamaría amor sería puro instinto, y no siempre tan puro.
Las razones hacen «amables» a las personas y cosas. Por eso, el gran enemigo del
cristianismo es la ignorancia y la falta de experiencia. La fe es un conocimiento experimental y
salvador de la palabra y del amor de Dios.

SÉPTIMO COLOR: EL MORADO: UNIÓN CON TODOS Y PUESTA AL DIA

El amor que hace sintonizar con las demás personas y grupos en la unidad, e ir a una
con la época, éste es el color morado.
Aggiornamento significa actualización. Es una palabra italiana que usó Juan XXIII para
indicar la renovación de la Iglesia y puesta en contacto con todas las corrientes y grupos
humanos para evangelizarlos. Es hoy una palabra internacionalizada.
El amor busca la unidad. Unidad primero con los otros grupos más próximos y afines y luego
con todos los demás. Los grupos juveniles cristianos deben formarse siempre con una apertura
hacia su integración en las comunidades eclesiales de base (CEB).
El timonel navega siempre consultando el radar; detectando y correspondiendo todos los
signos y llamadas de unidad con que se cruza, vengan éstos de donde vengan, y con la antena
muy alta para captar los signos de los tiempos. Todo lo que es bueno es cristiano. También los
medios de evangelización juvenil responderán al estilo e idiosincrasia juveniles; a través de la
canción, de los medios actuales de comunicación, de las iniciativas y responsabilidad de los
mismos muchachos.
Otra palabra italiana hoy en boga, que, en sentido negativo, afecta también al color
verde, es ghetto. Ghetto se dice de toda entidad cerrada sobre sí y aislada del exterior. El
grupo apostólico juvenil no es un ghetto aislado del mundo exterior y de los otros. Vivimos en
medio de hombres, y todos son libres. No comparemos hombres y grupos, ¡integremos!
Un chiste que explica lo que es un ghetto. Dos borrachos quedaron solos de noche en
un bar. Hablaban de lo mal que anda hoy la sociedad. Y el uno dijo al otro: «En realidad, en el
mundo no quedan más ya que dos hombres honrados. Uno eres tú. Dime ahora, francamente,
¿quién será el otro?...».
Otro aspecto del color morado, o de la unidad, que tampoco hay que olvidar: todas las
realidades del exterior. La Iglesia debe extenderse a todos y penetrar toda la vida. El joven
apóstol para ser sal de la tierra tiene que estar en contacto con la realidad. Para salar hay que
tocar la carne, influir. Los grupos juveniles apostólicos deben estar presentes en todos los
medios, en todas las instituciones juveniles, incluso profanas.
En la nueva cristiandad activa por construir, la juventud tiene una influencia decisiva
que ejercer. Vosotros, los jóvenes, «constituís hoy no sólo el grupo más numeroso de la
sociedad, sino también una gran fuerza nueva de presión» (Documentos de Medellín). La
generación nueva que va a venir queremos que sea la de la revolución del Arco iris del amor.
¿Cómo van, ustedes, a responder a su llamamiento?

ANOTACIONES AL MENSAJE

- La exposición del mensaje corresponde a uno de los asesores espirituales que estuvieron en
el Encuentro. Podría también intervenir en la explanación de algún «color» algún guía o el
coordinador del equipo.

- Conviene acompañar los puntos con casos vividos y experiencias del pos-encuentro, que
sitúen a los jóvenes en la realidad concreta que ahora les toca vivir y evangelizar.

- Podría ayudar a la explicación de los siete colores tener un póster con la pintura de los siete
colores del arco iris; inscribiendo dentro de cada color el significado que se le atribuye. Esto
facilitaría más tener una visión de conjunto.

- Hemos dado al mensaje el nombre de «Arco iris de la nueva generación». Igualmente se le


podría llamar: «Arco iris de la civilización del amor».
PARTE TERCERA

LOS TRES TIEMPOS DE LOS ENCUENTROS

I. El Preencuentro
II. El Encuentro
III. El Pos-encuentro

EL PREENCUENTRO

1) A qué jóvenes van dirigidos los encuentros

Los Encuentros van dirigidos a cualquier joven con inquietud de búsqueda y deseos de
superación personal. Son para muchachos y muchachas que quieran asumir, desde una
perspectiva de fe, una mayor concientización de su vocación y personalidad, y de las
responsabilidades colectivas de sus grupos y ambientes de vida.
El Encuentro no es elitista. Unidos por la juventud e inquietud, lo mismo asisten
trabajadores que universitarios. En el fondo los problemas vitales revisten en todos caracteres
similares. La convivencia de un Encuentro de unos y otros es altamente enriquecedora para
todos.
A los Encuentros van jóvenes bautizados, de cualquier nivel social, con la sola
limitación de edades, de 17 a 24 años-

- jóvenes inquietos por su presente y su futuro


- jóvenes descontentos e inconformistas de la sociedad
- jóvenes que se encuentran solos, sin grupo, y hallan este grupo
- jóvenes con serios problemas personales, que no sean de tipo psiquiátrico.
- jóvenes con fe dormida, quizá perdida.

El Encuentro asimismo está a servicio, en forma abierta, para la promoción de los


jóvenes a una vida cristiana comprometida. El campo de evangelización juvenil específico que
persigue es el grupal. Quiere ayudar a los jóvenes en el momento crucial de tener que realizar
sus opciones vitales fundamentales en la vida; y para que opten por seguir a Cristo con una fe
personal vivida comunitariamente.
El Encuentro no es mixto, pero sí lo es todo el Pos-encuentro. El número de jóvenes
asistentes, muchachos o muchachas, no debería ser inferior a unos 20, ni superior a 30 ó 35.
Cuando hay menos falta clima, y cuando hay más sobra, la convivencia se masifica. Nadie
asiste al Encuentro sin llenar una solicitud y ser previamente aceptado. La solicitud la firma el
mismo interesado, como comprobante de que asiste voluntariamente.

Nombre y apellidos ________________________________________________ Edad _______


Dirección _____________________________________________ Teléfono _______________
Población ____________________________________________________________________
Lugar y fecha de nacimiento _____________________________________________________
Estudios que cursas y en qué lugar _______________________________________________
¿Cuál es tu trabajo y dónde lo ejerces? ____________________________________________
¿Perteneces a algún grupo juvenil? _______ ¿Cuál? _________________________________
Fecha del Encuentro en que deseas participar _______________________________________
Presentan al solicitante _________________________________________________________

Fecha de solicitud y firma


2) Motivar para asistir a un encuentro

El hecho de que la asistencia es libre, supone por parte de los que invitan una
motivación; unas razones que decidan a la asistencia. El Encuentro, en cierta manera, hay que
desearlo. Al caballo -dice el adagio- no hay que arrastrarlo a la fuente, sino despertarle la sed
para que la busque.
Uno de los principios fundamentales de¡ Encuentro es que promoción es motivación. La
promoción juvenil debería empezar desde la misma motivación por asistir a la convivencia.
No motivar al joven a ir al Encuentro por el mismo Encuentro, anticipando noticias, y mucho
menos con argucias y engaño. Debe considerar que es por interés propio. Que no vea el
Encuentro como un problema, sino como una solución a sus problemas. ¡Cuántos jóvenes
consideran la fe como un problema más en su vida, y no como la solución o respuesta a sus
problemas! Esto es lo que quiere evitar el Encuentro.
Por experiencia sabemos que obtienen mayores resultados los jóvenes. líderes por
naturaleza, pues encuentran el sentido y orientación cristiana de su liderazgo. También es para
quienes están insertos en grupos y comunidades cristianas, o para quienes echan a faltar el
grupo cristiano. Una buena motivación es asimismo la experiencia o testimonio de muchos de
los que asistieron a un Encuentro.
Más aún, podemos «motivar» un joven para el Encuentro aunque éste no vaya a asistir.
El Encuentro es la ocasión de hablarle de Cristo y hacerlo noticia. Puede ser una
«oportunidad» para hablarle de su opción vital fundamental de acuerdo a su vocación, lo que
constituye el mensaje primordial del Encuentro.

Los «padrinos»

En la ficha de solicitud se preguntan los nombres de las personas o de la agrupación


que presentan al muchacho. A los que invitan a un joven a asistir al Encuentro los llamamos
«padrinos». Porque su misión no deben considerar que termina con llevarlo. Una vez
motivados, tendrán presentes a sus candidatos durante los tres días en sus oraciones. Como
sus padres y amigos, podrán escribirles algún saludo-mensaje que se les entrega al mediodía
de] tercer día. Se les invita a asistir al acto final de «lanzamiento». Y terminado el Encuentro,
deben interesarse para que sus «ahijados» se vinculen a algún grupo juvenil cristiano.

Información sobre los candidatos

Es importante que el equipo que va a dirigir el Encuentro tenga información de los


jóvenes que van a asistir, para poder mayormente ayudarlos. De aquí que hay que pedir a los
padrinos o personas que los presentan, u otras que los conozcan, que den, en lo posible, los
datos o informes que se consideran de interés sobre cada joven.
Sin necesidad de formular un cuestionario, la información podría considerar los siguientes
aspectos:

Actitud interior

1. ¿Ya predispuesto con ilusión o reticente al Encuentro?


2. ¿Tiene un deseo positivo de superación?
3. ¿Cómo calificaría su vivencia cristiana?

Se llama católico____ Cumple a medias sus obligaciones de cristiano____ No las cumple (o


muy poco), pero de hecho vive un espíritu cristiano _____ Cumple, pero no vive un espíritu
cristiano____ Cumple y vive el espíritu cristiano____ Es un joven apostólicamente
comprometido____
Observaciones. Si conoce algún problema de este joven, y cree se te puede ayudar en este
Encuentro, nos lo puede indicar en pocas palabras ___________________________________

Actitud personal en el grupo

1.¿Actúa en grupos reconocidos? ¿Es retraído o de fácil contacto social? _________________


2. ¿Se entrega con generosidad al servicio de los otros? ______________________________
3. ¿Muestra sinceridad en sus acciones? ___________________________________________
4. ¿Tiene ascendencia sobre los otros jóvenes? Positiva, negativa________ ¿De qué tipo?
Intelectual, afectiva, activa ______________________________________________________
5. ¿En sus actuaciones es constante o voluble? _____________________________________

3) El equipo promotor responsable

El responsable directo de cada Encuentro es el equipo promotor, llamado también de


servicio. Corresponde al equipo tanto la preparación, como la dirección de] Encuentro, y
posteriormente ayudar a los jóvenes que asistieron a acoplarse en grupos juveniles de amistad.
La responsabilidad la comparten todos, coordinador, guías y asesores, y cada uno lleva su
cometido. El Encuentro «no es un toque de clarín sino un concierto». Una labor de equipo.
Para ir a un encuentro como dirigente hay que pertenecer al centro de guías, tanto los
jóvenes como los adultos. El comité central nombra al coordinador, y éste, con el asesor
espiritual, configuran el resto del equipo.
El equipo consta del coordinador, dos sacerdotes, unos cuatro guías jóvenes, y algún
guía adulto, También suele ir un guía como auxiliar, sin mensaje. Es bueno siempre nombrar
un guía llamado «enlace», que está por fuera para prestar servicios, y que no forma parte del
equipo.

Unidad y pluralidad en el Encuentro y en el equipo

La promoción del Encuentro es para una sociedad pluralista y diversificada. La


convivencia es tanto más enriquecedora cuanto más señala las puntas de la rosa de los
vientos. Al Encuentro van de todos los estamentos y condiciones sociales; jóvenes de distintas
edades y poblaciones, y ambientes.
A la hora de hablar de la vocación, de la personalidad, de la profesión, de la opción
social y evangelizadora, hay que tratarlo con una gran comprensión y desde ángulos de visión
complementaria.
Esta pluralidad en la unidad, de la promoción humana y cristiana del Encuentro, tiene
que venir proyectada desde la configuración del mismo equipo dirigente. El equipo está
formado por guías de diversa edad -jóvenes y adultos-, de distintas condiciones -estudiantes y
obreros-, de distintos medios sociales... Las distintas vocaciones estarán allí representadas:
seglares y sacerdotes.
A través de su pluralidad, en una unidad de amor, el Encuentro debe venir a reflejar y
promover vivencialmente aquel «diálogo de generaciones» que propicia el Vaticano II:
«Procuren los adultos entablar diálogo amigable con los jóvenes, que permita a unos y a otros
reconocerse mutuamente y comunicarse entre sí lo bueno que cada uno tiene, no considerando
la distancia de la edad» (AA 12).

Respete el equipo lo fundamental del método

Toda evangelización reclama un proceso y un método. Si los apóstoles no hubieran


sabido pescar no habría habido pesca milagrosa... Dicen que el estilo es el hombre. Y el estilo
también en una obra. Si en los Encuentros no se respetara lo fundamental de sus objetivos, de
su método y estructura, éstos perderían su identidad. Habría que cambiarles el nombre.
La espiritualidad, estructura doctrinal de los mensajes y método son los que aúnan la
actividad de un equipo y ayudan a lograr los objetivos. Hay que desconfiar de una pastoral en
que todo se deja a la «buena voluntad» y

a la «buena intención». Nuestra pastoral, como la de la Iglesia, a la vez debe ser carismática y
científica. Ser buen dispensador de la palabra de Dios supone también buscar y aceptar
racionalmente un método. Es decir, ponderar la asistencia y acción del Espíritu Santo y también
seguir un método y presentar una estructura de doctrina; contar con la libertad y creatividad
personal y reconocer las características vocacionales de cada uno. Una vez nosotros hemos
hecho los posibles, podemos esperar entonces de Dios los imposibles.
Unidad de método tampoco significa uniformidad o unicidad, sino armonía en la diversidad. En
todo método y escuela hay que saber distinguir, para tratar cada uno de sus aspectos
convenientemente, lo que en él es esencial, importante y simplemente accidental o accesorio.
En una obra de evangelización juvenil, sobre todo en una época como es la nuestra, pararse y
darse por satisfecho sería esterilizarse. Lo que no crece se ha hecho viejo, No obstaculicemos
la libertad de escuchar lo que dice el Espíritu Santo. La Iglesia de los jóvenes camina siempre
en lo provisional.

4) Reuniones previas del equipo y preparación espiritual

Una vez -anunciada li fecha de celebración de un Encuentro, el equipo responsable


dedica varios meses a la preparación. Importa menos el número de Encuentros que se
celebren que el tiempo de preparación. ¡Cuidado con el espejismo del número! Nuestra norma
es: es mejor dedicar mucho tiempo a pocos, que poco tiempo a muchos Encuentros.
La primera reunión del equipo será para fijar el plan general de preparación y fechas de
reuniones. En éstas se reparten los temas y se estudian; se repasan las actividades y
dinámicas de grupo a realizar, y se indica a cada guía las actividades y cometidos de los que
será responsable.
Conforme se reciban las solicitudes de inscripción, el equipo las estudia. Nadie asiste a
un Encuentro sin haber sido aceptado. A cada uno se le comunica la aceptación.
Con la preparación material de un Encuentro va la preparación espiritual. El Encuentro
es ante todo obra de la gracia. Desde que un guía es invitado a ir a un Encuentro debe sentirse
llamado por Jesús a un servicio de evangelización, y por lo mismo reclamado a una mayor vida
interior. Esta disposición interior debe ser no sólo a nivel personal, sino de todo el equipo,
comunitaria; con oración y sacrificio. Juntos suelen tener un día de retiro espiritual y estudio.
Durante los tres días de la convivencia, asegurará el equipo una «retaguardia orante»
que los acompañe. Retaguardia orante serán las personas, jóvenes de anteriores Encuentros,
grupos, comunidades religiosas, las propias familias, enfermos... La evangelización es eclesial.
«Tú haz lo que puedas, pide lo que no puedas, y Dios hará que puedas».

5) Algunas actividades opcionales

En algunos países se introdujo desde el principio la costumbre de celebrar antes del


Encuentro, para los jóvenes que iban a asistir y quisieran, una reunión previa. Es una buena
ocasión para entregar unos días antes el Catálogo de problemas personales y lo lleven
contestado.
º En esta reunión el coordinador da la conferencia: «El joven sus interrogantes y
problemas». Le acompaña alguno de los guías. Terminada la exposición, se presenta el
Catálogo y se enseña la forma de contestarlo. En esta conferencia no se habla nunca
directamente del Encuentro, fuera de las normas para asistir.
Cuando se organiza esta reunión anterior al Encuentro, muchas veces se convoca
también otra reunión dedicada a los padres y padrinos si son adultos. Ambas se dan unos días
antes del Encuentro. El tema de ésta es: «La familia promotora». La familia es la primera
entidad de promoción juvenil; de una promoción integral, humana y cristiana. En la conferencia
se tratan los puntos o elementos de la promoción juvenil familiar. ¿Cómo puede prescindir de la
familia una promoción juvenil?

EL ENCUENTRO

1) Finalidad de los tres días del encuentro

El Encuentro persigue un objetivo global primordial. Es la promoción del joven por el


descubrimiento y aceptación integral de su vocación, como expresión de su fe; realizando y
potenciando sus valores, desde el marco de los grupos juveniles y de las comunidades de
encuentro y evangelización.
¿Dónde serviré yo más y mejor? La vocación es aceptada como misión. En esta unidad
de intención de todo el Encuentro, cada una de las tres jornadas persigue un fin específico y
presenta sus peculiaridades características.
A. El primer día constituye propiamente el día de la vocación. Presenta los rasgos
fundamentales de la vocación integral -humana, cristiana y comunitaria-; muestra sus
desviaciones y formas de realizarla, venciendo el pecado y convirtiéndose en hombre nuevo, a
la imagen de Cristo.

B. El segundo día, partiendo de los propios problemas y limitaciones y de los valores


potenciales de la propia vocación-misión, lleva los jóvenes hacia la creación de una auténtica
personalidad, por una opción vital a la fe.

C. El tercer día del Encuentro es el de la promoción comunitaria. La opción por Cristo supone
también una opción por la Iglesia, comunidad de amor y de fe. No hay Dios sin Cristo, ni Cristo
sin Iglesia. La Iglesia la nuclean las comunidades y los grupos. ¡Hagamos Iglesia! Desde los
grupos y núcleos más pequeños hasta llegar a sus mayores exigencias y dimensiones.

2) Duración y lugar de celebración

El Encuentro empieza una tarde y termina tres días después, en la noche. Se celebra a través
de una convivencia de amistad y en régimen de internado. En esto no caben excepciones, no
se aceptan espectadores ni visitas ajenas a la convivencia. Todo joven o guía que no pueda
permanecer los tres días no se acepta. Un expositor, por ejemplo, que vaya a dar un mensaje y
luego desaparezca no es apto. Lo principal es el testimonio y la vivencia.
Es sumamente importante que el lugar donde se celebra sea adecuado. Dice el
arquitecto Massó, que «el hombre hace la casa, y la casa hace al hombre». Debe ser una
residencia suficientemente amplia; con salón para reuniones, donde se puedan ubicar las
mesas por grupos; con capilla para las celebraciones; con habitaciones para unos pocos o
individuales; con salidas al jardín y campo para el deporte.
Cambiar de ambiente. Procurar que el Encuentro no se celebre en el lugar que es el
habitual de los jóvenes. También las paredes se graban en los recuerdos. Un ambiente nuevo
ayuda a hablar de¡ «personaje nuevo». Lo deseable sería conseguir una residencia en el
campo. La ida y vuelta en autobús siempre ilusiona a los jóvenes y fomenta el compañerismo.

3) Actuación del equipo promotor

El equipo promotor llegará siempre antes que los jóvenes al lugar de convocatoria para
recibirlos. Nadie invita sin estar antes que los invitados... Conforme llegan se les saluda
personalmente e inscribe.
Sería de desear que al llegar el equipo de servicio tuvieran una pequeña reunión previa
con el coordinador y asesor. Sería para recalcar y cobrar conciencia del servicio apostólico que
se va a realizar, puntualizar las actividades y cometidos de cada guía la tarde de entrada:
recibimiento, cuidar del equipaje, atender a los que los acompañan, instalación, servicio de la
mesa aquella noche, arreglo del salón para la audición de música y cine-foro, material a
repartir... Al terminar pueden hacer una breve visita al Santísimo o si es posible celebrar la
eucaristía. Así se hace en algunas partes.
Durante la convivencia de los tres días, los guías convivirán todos los actos con los
jóvenes, integrándose totalmente con los compañeros del grupo que se asigna especialmente a
cada uno. El equipo no formará «grupo» aparte. Las reuniones del Equipo serán por la noche,
para evaluar la jornada y preparar los actos del día siguiente.

4) Reunión de la noche de entrada y otros dos días

Terminado el cine-foro o filmina-foro, según casos, y repartido el Catálogo de


problemas personales, en la noche de entrada, el coordinador pide a todos absoluto silencio
por aquella noche; si algunos desean pueden echar una primera lectura al Catálogo. Un guía
se quedará para acompañar a los jóvenes, mientras el quipo se reunirá aparte para reconocer
en las listas los jóvenes que han llegado, tomar el pulso de lo vivido hasta ahora y preparar el
día siguiente.
Reconocidos los nombres de los asistentes, se pasa a configurar los grupos del
Encuentro. Cada grupo constará de 5 ó 6 componentes, teniendo en cuenta al formarlos los
informes que se hayan recibido, y procurando que en un mismo grupo no coincidan los que ya
son amigos. Se asigna un guía para cada grupo, menos el coordinador que prestará atención a
todos. Dentro del grupo se nombra un joven como animador y otro como secretario-relator. Se
da un nombre a cada grupo y se le señala una función o servicio dentro de la convivencia.

Reunión de la noche del primer día

Después de las oraciones del primer día, en la capilla, el coordinador pide que se
queden los animadores y secretarios de los grupos, y los demás pueden retirarse a sus
habitaciones. Entonces les invita a acercarse al pie del sagrario para hacer una plegaria
comunitaria espontánea y pedir por los propios grupos, en que todos pueden intervenir.
Luego, como hicieron la noche de entrada, se reúne el equipo aparte para la evaluación
de la jornada, ver la marcha de los grupos y recordar la labor de cada guía para el día
siguiente. Si los asesores se quedaron atendiendo a algún joven, no asisten a la reunión. Se
termina con una breve visita al Señor.

Reunión de la noche del segundo día

Terminado el póster-foro, lucernario o fogata, según se haya celebrado, y hechas las


últimas oraciones del segundo día, se reúne el coordinador y el equipo como las noches
anteriores. Los guías informan de la marcha de sus grupos; se toma el pulso de la marcha del
Encuentro, se recuerdan los cometidos a realizar por cada uno, la firma de autógrafos, y se
prepara el acto final de «lanzamiento».

5) Acción bíblica y litúrgica dentro del encuentro

La palabra de Dios y la eucaristía son las bases en que descansa la vida cristiana: la
doble mesa de que se alimenta el Encuentro.
A la Biblia la llamamos el «libro de texto» del Encuentro. Éste se inicia con la
entronización de la Biblia, que se mantiene abierta los tres días junto al altar, y se cierra al
despedirse en el acto de «lanzamiento». Para la entronización, se lee una parte del
protoevangelio de Juan (1), y para el cierre se elige otro texto a propósito. Todas las lecturas de
la misa y de la capilla se sacan de la Biblia entronizada. La opción a la fe se hace sobre la
Biblia, y el último día se entrega a todos los evangelios.
La eucaristía constituye el acto central de cada una de las tres jornadas al final de la
tarde. Esta celebración viene a ser la síntesis y la respuesta a todo lo tratado en el día:
respuesta personal y a la vez comunitaria. Estas misas son motivadas con mucha participación,
al estilo de las misas juveniles. Durante el Encuentro se invita a hacer visitas personales y en
grupo al Santísimo. Se nombra un grupo para la liturgia y canto.
Para celebrar la reconciliación, tiene lugar la liturgia del sacramento de la penitencia.

6) Acción grupa¡ y dinámicas de grupo

Para promover la participación de todos, siempre al terminar los mensajes se practica


en grupos alguna dinámica. En el transcurso de los tres días hay muchos actos de participación
espontánea y grupa¡: cine-foro o diapo-foro, disco-foro, póster-foro... Hay una audición musical
de reflexión, sociodrama, foto-palabra (foto-reto), cuestionarios, Philips 6-6... Para que la
participación quede libre, se repite: «a todos se invita, a nadie se obliga».
El peligro mayor de una convivencia es la masificaci6n. Esto se obvia por la formación
y actividades en equipo, en que cada uno es reconocido y puede interactuar en una relación de
amistad.
Otra de las finalidades de la acción grupal es que descubran todas las virtualidades de
un trabajo en grupo, y que a la salida deseen continuar en grupos juveniles cristianos.

7) El lenguaje total

En la metodología del Encuentro está el llamado, en pedagogía, «lenguaje total». Se


usan todas las formas de expresión: por palabra, canto, comunicación en silencio, imagen,
gesto, color... El lenguaje total es la síntesis de todos los medios de expresión.
El lenguaje verbal se ha hecho en gran parte de lado hoy para dar paso al lenguaje
verbal y sonoro. Se ha observado que, en las revistas juveniles, el 10 % es texto, el 4 % juegos,
el 86 % grabados.
En el abigarrado universo de los instrumentos de comunicación social, el joven ha
aprendido a leer y escribir las imágenes y sonidos, y a expresar de manera nueva sus
sentimientos, emociones y estados de ánimo. Este hecho social lo tienen en cuenta los
Encuentros. Tratan de formar al joven sin sacarle del medio ambiente en que ha nacido y vive.
Sólo evita las extra- vagancias y el «trucoloje».
Aparte de las canciones e instrumentos musicales que los jóvenes llevan al Encuentro,
nos servimos de emblemas, pósters, confección de carteles, proyecciones, tablero, la expresión
corporal, y todo lo que nazca espontáneo.

8) El acto mariano

La virgen María es invocada como la «Madre de los Encuentros«. En una u otra forma
la tenemos siempre presente. Una de nuestras aclamaciones es: «Santa María de las almas
grandes, estamos en ruta. Santa María de la nueva juventud, en ruta hacia Dios». María es
punto importante de la promoción juvenil.
Dentro de la convivencia se tiene un momento -llamado «acto maríano»- especialmente
dedicado a honrar a la Virgen. Antes de la comida del tercer día, y como actividad grupal
después del mensaje «Vida nueva en el Espíritu», se reúnen los grupos para pensar un acto de
homenaje espontáneo a María. Luego, frente a una imagen de la Virgen pasan todos los
grupos, en la capilla o jardín, a hacerle su ofrecimiento: un canto, una lectura bíblica mariana,
una ofrenda floral o algo simbólico.

9) El libro de oración: “Diario de vuelo”


En el Encuentro se entrega a todos un libro de mucho uso aquellos días y quizás aún más
fuera del Encuentro. Es el librito “Diario de Vuelo”. Es un libro de bolsillo de contenido
plurivalente.
Consta de un oracional. Las oraciones de la mañana y de la noche similares a la liturgia
de las horas. Un ideario. Cancionero. Esquemas para reuniones de grupo. Apuntes de
orientación cristiana.
La última parte lleva unas páginas para inscribir autógrafos donde pueden firmar los
compañeros, pilotos y asesores...

10) Material a preparar

Al formarse el equipo que va a ir al Encuentro, se nombra un guía que será el


encargado de preparar y llevar todo el material que va a usarse en la convivencia. Éste puede
ser el cometido, por ejemplo, del guía auxiliar. Lo tendrá siempre dispuesto cuando se necesite.
Lista del material a preparar:

1. Una Biblia grande para entronizar.


2. Ejemplares del librito “Diario de Vuelo” para entregar a cada uno de los integrantes del
Encuentro.
3. Ejemplares del Evangelio (o Nuevo Testamento) para repartir a los jóvenes en el acto de la
mañana del último día.
4. Ejemplares del Manual de Celebraciones: uno para el grupo de liturgia, otro para los
presidentes de las acciones litúrgicas (misas y celebraciones) y otro para el control del
coordinador.
5. El libro de lectura para la cena de la noche de entrada.
6. Papelería. Cuadernos para distribuir a todos. Cartulinas y material de pintura para el grupo
de secretaría, lápices, borradores, cinta adhesiva.
7. Cuestionarios para las encuestas. Cuestionario sobre la penitencia (segundo día),
Cuestionario sobre la fe (tercer día). Perfil para el Catálogo de problemas personales (tercer
día).
8. CD o cassettes. Para audición de la noche de entrada, para el disco-foro que sigue al
segundo mensaje, «El otro y yo», del primer día. Para despertar por la mañana de cada día.
Para las canciones que se van aprender a cantar en el Encuentro; si bien para canciones
pueden servir mejor unas cintas grabadas expresamente y la grabadora.
9. Televisión y Vídeo-cassettera, cuando tenga lugar la noche de entrada el acto del video-foro.
Un Vídeo de cortometraje, con un argumento o mensaje de reflexión; o bien un proyector.
10. Balones para deporte en los recreos del mediodía, Instrumentos de música, guitarras,
acordeón... Cancionero propio.
11. Todo cuanto haga falta en la capilla para el número de sacerdotes que van a concelebrar.
Vino y Hostias para la comunión de los tres días. Misal. Velas para prender todo el tiempo al
Santísimo Sacramento y a la Biblia.
12. Algunos carteles para completar el cartel-foro de la noche del segundo día. Otros carteles.

EL POSTENCUENTRO
1) Reuniones de «acoplamiento» de después del encuentro

El Encuentro termina con los tres días de convivencia, pero deja la oportunidad de
volvernos a ver en otras reuniones posteriores.
Una vez en casa, es bueno no dejar por rota nuestra relación con todos. Escribe R.
Bach: «No te aflijas por las despedidas, son indispensables para el reencuentro.» Antes de
terminar el Encuentro, el coordinador propone una fecha para volvernos a ver unos días
después. Para saludarnos una vez en nuestras casas y compartir las primeras experiencias de
llegada, y dar algún testimonio del anuncio de la Buena Nueva en nuestros ambientes.
Como el tema de que más se va a tratar será de cómo es nuestro acopla- miento a
nuestra vida habitual y ambiente, por eso a estas reuniones de salida se las suele llamar
«reuniones de acoplarniento». No son muchas, máximo dos o tres. El lugar habitual de reunirse
en el Pos-encuentro será la reunión semanal de grupo de cada uno.
La primera reunión de acoplamiento es ante todo de contacto y saludo. Para contar las
primeras experiencias, despertar iniciativas; facilitar y formar cada cual su grupo; prevenir los
desánimos, incomprensiones y desorientaciones propias de los primeros días... En la reunión
se puede compartir amigablemente un refrigerio.
La segunda reunión es ya más formal. Se presenta en ella un tema que sea puente
entre el Encuentro y el Pos-encuentro, que establezca relación entre verdad y vida; que sea
una síntesis de praxis para el Pos-encuentro. Un mensaje propio para este momento es el que
aquí se pone como mensaje optativo, «El arco iris de la nueva generación».
Estas reuniones son para contestar a las preguntas del joven a la salida: ¿Y ahora qué
viene, qué hacer, con quién y dónde hacer? Es el momento de exponer las metas del
Movimiento, el Intercom. Noches de oración, U.C.I.

2) Los cuatro puntos básicos de] Pos-encuentro

Éstos son los cuatro puntos básicos del Pos-encuentro. Tenemos experiencia de más
de doce años en varios países y sus testimonios.

2.1 La evangelización personal

La primera realidad sobre la cual todas las demás se proyectan como pantalla es la
propia. El punto de partida es la evangelización personal: evangelizar la propia vida, el yo y sus
circunstancias. Así lo testifica san Pablo: «Yo lo hago todo por el Evangelio para ser partícipe
de él.» A la vez que evangelizadores se trata de ser evangelizados. Evangelizar es transformar
la vida desde dentro, y desde dentro transformar el mundo. La causa principal por la que los
jóvenes fallan después del Encuentro es por la falta de vida interior y de gracia. Por falta de
aceite se apagaron las lámparas de las «vírgenes fatuas».
Toda vocación es a la vez misión. Jesús nos muestra con varias parábolas que
evangelizar es crecer en la propia vocación. Nadie da lo que no tiene. (Parábola del fermento,
del grano de mostaza, de los talentos, del sembrador.)
En este punto lo importante es que cada joven forme. su programa o «plan de vida»,
para podérselo exigir. En todo hay que seguir un plan, un orden. En la vida hay que concretar,
evitar la dispersión y la improvisación. Ir «a la que salta» lleva al cansancio y nos hace víctimas
del humor.
Llevar el plan de vida conlleva una exigencia, poderlo compartir y revisar en la reunión
de grupo, facilita la dirección al director espiritual.
2.2 El grupo juvenil cristiano de encuentro o amistad

Del yo, pasar al tú; a lo comunitario. Ningún cristiano sólo es cristiano. El primer paso a
lo comunitario es el grupo primario o natural. Por el grupo de amistad yo entro, soy reconocido
y me mantengo en la comunidad. El grupo nuclea la comunidad, la Iglesia. El grupo es la
pequeña Iglesia.
El grupo primario más que ningún otro necesita para subsistir de la reunión. La
ausencia dicen que es pariente de la muerte. Quien cara ve, cara honra. Las reuniones deben
ser periódicas, en nuestro caso, semanales. Nuestros grupos de después M Encuentro, los
llamados «grupos de encuentro», porque sus reuniones son «convocadas y planeadas». A una
reunión de grupo primario o de amistad, planeada y convocada, Carl Rogers la llama «reunión
de encuentro».
¿Cómo serán nuestras reuniones? Una vez entendido lo que es un grupo juvenil
cristiano de encuentro, el cómo viene solo. ¡Hay tantas formas! Lo importante es revisar el
encuentro consigo mismo; el encuentro con los demás, el mundo y las circunstancias; y el
encuentro con Cristo. Lo demás es cuestión de creatividad y entrega.
El Encuentro dedica dos mensajes a los grupos y a la acción evangelizadora de los
grupos. Ofrece también un esquema básico para realizar las reuniones de grupo, llamado
E.C.O.

2.3.La federación de los grupos - Intercom

Los grupos primarios que promueve el Encuentro, por su misma naturaleza son grupos
libres y espontáneos. Ahora bien, como libres y espontáneos tienen el peligro de inestabilidad y
atomización. Por eso, además de autónomos tienen que ser federados.
De aquí que el movimiento de Encuentros tiene por objetivo no sólo promover grupos
cristianos primarios sino también coordinarlos en la base, en aquello que todos tienen de
común.
Los grupos reclaman colaboración y complementariedad; que se les ofrezcan
oportunidades de identificarse con los demás. Para esto están las asambleas o encuentros de
grupos. En las reuniones generales cada grupo se identifica consigo mismo; es reconocido y
considerado por los otros grupos; adquiere conciencia de los propios valores y diferencias, de
lo que tiene y de lo que le falta; es integrado en la comunidad.
Esta relación e intercomunicación entre los grupos de encuentro está contemplada por
el movimiento. A la federación de los grupos se la llama Intercom. Es el nombre que se da
también a las asambleas generales de grupos que se celebran mensualmente.
El Intercom (intercomunicaci6n) constituye la «reunión de las reuniones de grupo». La
base de relación es primaria como los mismos grupos. Busca lo que nos une. Quiere crear la
unidad complementándose en las diferencias. Es una federación en el sentido más amplio.
El Intercom es abierto a todos los grupos, incluso a aquellos que no se formaron en un
Encuentro, a todas las agrupaciones de una parroquia, ciudad o vicaría...
Las partes del Intercom son básicamente: la Formación, la Acción y la Oración (F.A.O.).
Para la comunicación cualquier forma del «lenguaje total» es buena. El estilo es juvenil.

2.4 ...Con toda la Iglesia, comunidad histórica universal

Y siempre creciendo en espiral. Somos jóvenes cristianos y vivimos en la era espacial.


Como el torrente tiende al río, y el río va al encuentro del mar; así el joven busca el grupo, el
grupo la federación de grupos o Intercom, y el Intercom va a fundirse en las comunidades
mayores, para la común-unión con la Iglesia de la historia y universal.
La Iglesia es el cuerpo total de Cristo, del que todos como miembros formarnos parte.
Muchos miembros y un solo Espíritu. Como sociedad también humana, consta de personas
concretas, organización y tiene una jerarquía. Su estructura son las parroquias y las diócesis, y
por centro Roma. Hagámonos presentes en la parroquia, que por definición es «la comunidad
de las comunidades». Colaboremos con la pastoral juvenil orgánica de conjunto, unidos a
nuestros obispos y al Papa.
A la hora de formular planes de estudio y de acción, tengamos abierta nuestra antena
para captar las ondas que emiten la diócesis y la Iglesia universal: las encíclicas, palabras del
Papa y las conferencias episcopales. Respondamos a sus campañas de evangelización, como
son: las misiones, los medios de comunicación, del hambre, pro-unión de las Iglesias,
seminario... Mantengamos relación con las otras agrupaciones y movimientos juveniles
cristianos. No nos ignoremos. Que nuestros grupos estén presentes a toda invitación. Que
nuestros mismos grupos por su diversidad se hagan vínculo de unidad. Promovamos la
comunicación internacional U.C.I. (Unión-Corresponsalía-Internacional). Evitemos la crítica. El
hacha es precursora del desierto.

CONCLUSIÓN: SOBRE EL CARISMA DE LOS ENCUENTROS

Los Encuentros tienen sus propios objetivos metas. En función de sus metas los
Encuentros se definen como movimiento de Iglesia, que promociona al joven a su ser auténtico,
a ser hombre nuevo según la imagen de Cristo; a la creación y promoción de grupos
evangeliza- dores y evangelizados, bajo la fuerza del Espíritu Santo, hacia la implantación del
reino en la juventud.
A la luz de la exhortación apostólica Evangeli Nuntiandi de su santidad Pablo VI, que
ha servido de base doctrina] de estudio en este segundo Encuentro Internacional, y partiendo
de las metas del Movimiento y de las experiencias tenidas en los distintos países, hemos
llegado a la expresión de los elementos de nuestro carisma en los términos siguientes:
Promover al joven para que:

- Descubra su vocación
- La acepte como expresión de fe
- La potencie al máximo
- y la realice con todos sus valores
- como expresión gozosa de la voluntad y Plan salvífico de Dios sobre el mismo, y al servicio
comprometido de los demás; especialmente de la juventud, desde el marco de grupos o
comunidades juveniles cristianos, de encuentros y evangelización.

Todos estos elementos que creemos integran el carisma fundacional del Movimiento,
no los ofrecemos con valor absoluto, sino como punto de partida para futuras reflexiones que
logren profundizar en esta base en la que todos estamos de acuerdo.

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