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LA OBRA NARRATIVA

DE ALFREDO PAREJA DIEZCANSECO


POR

EDMUNDO RIBADENEIRA M.
Casa de la Cultura Ecuatoriana, Quito

A partir de la Revoluci6n Liberal de 1895, el Ecuador asume una serie


de cambios profundos, gracias a los cuales la r6mora social y econ6mica
heredada de la Colonia abre paso a concepciones progresistas propias de
un Estado concebido con criterio moderno. Bajo el signo alentador de la
gran transformaci6n que experimenta el pais, tambi6n la cultura ocupa
el puesto que le corresponde y, dentro de ella, la literatura de manera
especial.
En efecto, apenas a nueve afios de haber transcurrido el proceso que
deviene de la Revoluci6n de 1895, es decir, en 1904, aparece la novela
del escritor ambatefio Luis A. Martinez titulada A la costa, reflejo casi
inmediato de los nuevos tiempos, libro que plantea de modo muy concreto
la visi6n moderna de la novelistica ecuatoriana, en funci6n de lograr una
definici6n autentica de la realidad nacional.
Desde entonces, y en paralelo con el desarrollo hist6rico del Ecuador,
generalmente tormentoso en medida igual a las novedades introducidas
en los organismos e instituciones estatales, y a la resistencia tenaz que
oponen los conservadores despojados del poder, se suceden hechos litera-
rios y artisticos decisivos, a lo largo de una cadena de hitos sustanciales.
Un pequefio libro de cuentos, cuyos autores no pasaban de los dieci-
ocho o veinte aios de edad, conmueve definitivamente los ambientes lite-
rarios del pais, al revelar de manera cruda y a veces brutal la condici6n
en que vive la gente pobre del litoral ecuatoriano. Se trata de Los que se
van, que Benjamin Carri6n saluda con entusiasmo prof6tico, pues en esa
obra de autores juveniles cree ver el inicio de una literatura vigorosa,
abierta y franca, acusatoria y justiciera, pero siempre en el marco de un
buen oficio literario. Los autores de Los que se van eran Joaquin Galle-
gos Lara, Enrique Gil Gilbert y Demetrio Aguilera Malta, a quienes se
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uniran Jos6 de la Cuadra y Alfredo Pareja Diezcanseco y formar asi el


famoso Grupo de Guayaquil, <<Cinco como un pufio>, es decir, generacio-
nalmente unidos por ideales y sentimientos comunes, cuyo nico sobrevi-
viente es el escritor nombrado el uiltimo.

LA PRIMERA NOVELA

Y sin duda, para mi criterio, el mas importante de todos. En mi libro


publicado en 1958, bajo el titulo de La moderna novela ecuatoriana, sos-
tengo lo siguiente:
De los modernos escritores guayaquilefios, de aquellos que se inician
con Los que se van y que componian el iamado <<Grupo de Guayaquil>,
Alfredo Pareja Diezcanseco es a mi juicio el de obra mas s6lida y con-
tinuada.
En Alfredo Pareja (...) se establece claramente una trayectoria crea-
tiva que no conoce pausas mayores, pues su obra abarca, por afiadidura,
varios g6neros, como la biografia y la historia, en los que demuestra
enorme capacidad y talento (...)

Y todo esto sin perjuicio de ejercer el periodismo, la actuaci6n cultural,


la actividad econ6mica bancaria y la diplomacia, cuando desempefiara las
funciones de canciller de la Reptiblica. Este joven longevo, como lo califi-
cara alguna vez, constituye un ejemplo de excepci6n en el panorama lite-
rario del Ecuador. Tambien es interesante anotar que Alfredo Pareja Diez-
canseco llega, sin transici6n narrativa previa, a la novela, sobre cuyo
territorio se instala con inigualable seiiorio.
Su primera gran novela es El muelle, en la que a travis de una acci6n
que se desarrolla simultineamente en Nueva York y Guayaquil, el autor
descubre lo que le pasa a un cholo guayaquilefio radicado en la tentacular
urbe norteamericana, adonde ha ido llevado por la ilusi6n de hallar pros-
peridad. Mientras este curioso personaje de aventura vive las mas diversas
como ins6litas experiencias, capaces de modelar una cierta personalidad
en funci6n de una toma de conciencia que liamariamos obligatoria, en
Guayaquil sufre lo suyo la esposa que dej6, Maria del Socorro Ibaiez, tal
vez el personaje mis estimable y calido de esta novela de Alfredo Pareja.
Dire de paso que, en mi concepto, Alfredo Pareja Diezcanseco siente pre-
dilecci6n por las mujeres, que salen de su pluma beneficiadas por la sim-
patia amorosa del gran escritor guayaquilefio. En El muelle, Maria del
Socorro es victima de la voracidad muiltiple que abate a las personas hu-
mildes, incluidas las relaciones sexuales forzosas, mientras su esposo, Juan
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Hidrovo, lucha desesperadamente por abrirse campo en Nueva York. La


historia termina unida al destino inicial de los personajes, vencidos por
las circunstancias, que no alcanzan a comprender por ser personajes tipi-
cos de una inocencia social muy discutible.

POSTAL COSTENA

A la anterior sigue La Beldaca, novela de ambiente marino encarnada


por personajes de distinto disefio humano, que van desde Jesus Parrales,
sencillo y rtstico hombre enamorado intensamente del mar, hasta Alfonso
V6lez, adinerado pero bueno, pasando por Armando V6lez, su sobrino,
truhin y explotador. Novela de clima tan tranquilo como neutral, casi
como una postal de la costa ecuatoriana, La Beldaca es una limpia demos-
traci6n de c6mo Alfredo Pareja Diezcanseco modula y modela sus argu-
mentos y sus personajes.

UNA BRAVA MULATA

Viene luego Baldomera, otro retrato magnifico de mujer, pero en esta


ocasi6n ya no es el molde ingenuo y apacible de Maria del Socorro Ibi-
fiez, sino el ejemplo de una negra hombruna, poseida por un extrafio aun-
que inexplicable, para ella, sentido del honor y la justicia, que le impulsa
a tomar partido por los oprimidos. En la novela aparece tambi6n otra
mujer, Celia Maria (la segunda Maria novelistica de Alfredo Pareja), que
es la contraposici6n total de la mulata Baldomera. Esto es, de nuevo la
mujer ingenua como su antecesora de El muelle, asimismo presa ficil de
la perversidad masculina. Y esta el bandido Lamparita, de perfiles roman
ticos y tiernos, compafiero de Baldomera en materia de carne y veladas
inquietudes sociales.
Y asi como en La Beldaca Alfredo Pareja luce notables condiciones
de narrador 6pico, cuando describe un pavoroso incendio ocurrido en
Guayaquil, en Baldomera ratifica tales atributos, en el caso de la masacre
que en la misma ciudad tuviera lugar, el 15 de noviembre de 1922, fecha
enlutada de la historia ecuatoriana, pero a la vez dlave en la formaci6n
de la conciencia social del pueblo, especialmente de los obreros, y en la
formaci6n de los partidos politicos de la izquierda nacional.
Mucho se ha hablado en el sentido de que la literatura ecuatoriana
carece de humor y de amenidad. La (nica explicaci6n posible al respecto,
a lo menos a nuestro modo de ver el problema, radicaria en la realidad
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del pais, la hosquedad que caracteriza la lucha diaria por la vida, los re-
zagos coloniales, la dureza de la politica dominante. Como quiera que sea,
la verdad es que, en contraste con la naturaleza propia y hasta tipica del
pueblo ecuatoriano, tan dado a las bromas, a la ironia lacerante, a la sa-
tira social y a la caricatura politica, la literatura no ha podido o querido
reflejar aquella naturaleza, relegando a los personajes sabrosos y aut6nti-
cos al piano de la an6cdota.
S6lo una novela ha pretendido salvarse del rigor dramdtico y la serie-
dad que envuelve a todas, como un aire comin irreversible, aunque, dicha
sea la verdad, no obtuvo el dxito que su autor esperaba. Me refiero a Don
Baldn de Baba, de Alfredo Pareja, que pareciera evocar la humana ridicu-
lez del Quijote, o tal vez de ese Tartarin de Tarasc6n frances, ambas evo-
caciones, en todo caso, inmersas en una concepci6n atrabiliaria del hom-
bre y la humnanidad. Pero si Alfredo Pareja apenas logra sacarnos muy
fugaces sonrisas mediante las aventuras de Don Bal6n, nacido en Baba,
provincia de Los Rios del Ecuador, en cambio nos llena de admiraci6n
por la belleza de la palabra, que maneja con una maestria indudable,
digna, ahora si, de la pluma de Cervantes.
La necesidad de incorporar a la novela ecuatoriana la carcajada como
elemento de ruptura y oposici6n a lo serio y penoso se mantiene en ter-
minos generales, bien es cierto que el joven escritor Ivan Egiiez ha logra-
do amenizar la narrativa nacional con novelas tan 6giles como sabrosas.

ADENTRO DEL HOMBRE

De pronto, Alfredo Pareja ha decidido entrar en la psicologia del hom-


bre y buscar en ella las razones o las sinrazones por las cuales las actitu-
des y posiciones humanas adquieren pronunciamientos aparentemente in-
explicables. El hombre hacia adentro de si mismo, en definitiva, motivado
por circunstancias especiales, capaces de transformar la imagen cotidiana
al invertir sus valores visibles, cifrando, en cambio, su pensamiento y su
cardcter.
Y qu6 mejor escenario para afrontar este problema de identidad social
y humana que la carcel, conocida por Alfredo Pareja cuando, en una de
sus actividades politicas, fuera arrestado por la policia. Alli, en la carcel,
el autor conoceria, ademas de su propia experiencia, una realidad dife-
rente a la normal de los dias habituales, los secretos, en suma, del presidio
como tal. De este importante libro de Alfredo Pareja dije, en 1958, lo
siguiente:
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Por intento de violaci6n y asesinato consumado, Nicolas Ramirez,


guayaquilefio, es condenado a diecis6is afios de presidio. Una vez en
el Pan6ptico conoce, de entrada, los peores castigos corporales. Incita-
do por un criminal avezado, pretende fugarse, sin conseguirlo, lo cual
le significa una represalia atroz. Asi las cosas, Nicolas Ramirez se con-
vierte poco a poco en un introvertido, para quien la prisi6n le va re-
sultando el mejor de los mundos posibles. El factor material que en
una carcel adquiere contornos tremendos, dada la rudeza del regimen,
pierde toda importancia para 61, e, inclusive, se siente feliz de encon-
trarse dentro de lo que 61 llama <<mi casa querida>>. Este sentimiento
opaca su mirada, bajo cuya sombra juzga piadosamente al resto de sus
compafieros, a quienes compadece con frecuencia, no porque compren-
da en sus proporciones exactas la cruel realidad por la que atraviesan,
sino porque ellos no son ni piensan como 61. Se informa, desde luego,
de algunas historias criminosas, las mas de las cuales se reducen a de-
litos pasionales mas o menos parecidos al suyo. Y esto le aferra en
mayor grado a las ideas que sostiene.

LA MADUREZ PLENA

En Hombres sin tiempo ocupa lugar dclave Margarita, dentro de los


mismos matices femeninos que tan gratos son para Alfredo Pareja.
En Las tres ratas el autor enfrenta y afronta la responsabilidad de mo-
vilizar, definir y rematar tres figuras de mujer distintas entre si, no obstan-
te ser hermanas. Comienzo por afirmarme en la idea de que esta novela
marca la plena madurez de Alfredo Pareja, raz6n por la cual la obra
alcanza caracteres indelebles. Estas mujeres, ademds, ya no son aquellas
figuras delicadas pero un poco inverosimiles que Alfredo Pareja nos habia
entregado anteriormente, sino todo lo contrario: reales, veridicas, huma-
nas en su contextura a veces depresiva, dura a ratos, contradictoria, inmer-
sa en las aguas arremolinadas de la vida.
Carmelina, la rata grande, es algo asi como una implacable vestal del
honor familiar, que ella protege con extremado celo, en memoria de un
pasado de grandeza mas bien sospechosa. Ella es la guardiana de la decen-
cia y, por ser mujer virgen, no concibe nada que fuera opuesto a la moral
que profesa.
La rata Eugenia es la que mas impresiona y convence por la precisi6n
de sus rasgos y trazos humanos, porque es una luchadora resuelta a impo-
ner el sentido honesto y vital que tiene de la realidad social, porque es
una mujer idealista y porque, al fin y al cabo, lieva un hijo en sus entra-
fias que atesora como una promesa de un mundo que debe cambiar, no
sabe c6mo, pero que lo intuye en medio de una vaga esperanza.
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Ana Luisa, la otra rata, es apacible y tierna, sin duda la mejor como
referencia y encarnaci6n de una humanidad que ella comprende y asimila
a trav6s de los libros que lee y del amor que siente por su hombre.
Tres personalidades, pues, que postulan actitudes diversas frente al
mundo y la vida, pero que se complementan de todos modos como expre-
siones que, procedentes de un tronco familiar comin, se integran dentro
del cuadro cotidiano de la vida que comparten a pesar de las desavenen-
cias. Acierto dial6ctico, si cabe, de Alfredo Pareja. Desde luego, la vida
de las tres ratas incluye un obvio componente masculino, la piedra de
toque, en muchos casos, de las reacciones intimas y conceptuales de las
mujeres. Se trata de hombres asimismo distintos, cada uno de los cuales
ve la vida a su manera. Su influencia en los sentimientos de las hermanas
enriquece su relaci6n fraterna y social, en medida igual a los conflictos
que genera, a las dudas, temores, etc.

UN GRAN FRESCO HIST6RICO

Alfredo Pareja encara luego el compromiso dificil de escribir una ver-


dadera novela-rio, capaz de reflejar una etapa decisiva de la politica ecua-
toriana, a partir de la llamada<<Revoluci6n Juliana de 1925>. Se trata, sin
duda, de la obra narrativa mas extensa y ambiciosa del nuevo relato na-
cional, y desde luego la expresi6n unitaria del novelista y del historiador
que hay en Alfredo Pareja, escritor de multiples y siempre ricas virtudes
creadoras.
Esta novela-rio, publicada bajo el titulo generico de Los nuevos aios,
nos muestra una visi6n global del pais a lo largo de treinta afios de des-
arrollo dificil, convulso, agitado siempre por las pasiones politicas que,
por desgracia, contindan hasta nuestros dias. Diria, en consecuencia, que
el gran protagonista de esta novela caudalosa es el Ecuador, descompuesto,
naturalmente, en muchos personajes, cada uno de los cuales representa
una faceta, humana o politica, de la 6poca. Novela llena de claves, veri-
dica y sustancial, Los nuevos anos constituye el aporte mis serio que Al-
fredo Pareja brinda a la literatura del Ecuador.

LAS NUEVAS TECNICAS

Receptivo y, si se quiere, sensible a las corrientes literarias contempo-


raneas, como las que se identifican bajo el nombre sonoro de boom, Alfre-
do Pareja Diezcanseco, quien sabe si tambidn poseido por el capricho
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creador, por el reto moderno, longevo joven, repito, publica dos novelas
en las que aparecen conceptos y t6cnicas desconocidos antes en la novela
ecuatoriana. Me refiero a Las pequeflas estaturas y La Manticora, novelas
que demuestran hasta que punto su autor ha sido capaz de actualizarse,
de proponer renovaciones formales que enriquezcan la narrativa nacional
o, cuando menos, de entrar en el campo del laboratorio literario con cali-
dad y valentia.
Curiosamente, han sido dos escritores de los afios treinta quienes han
arremetido contra su propio estilo, si cabe decirlo asi: Demetrio Aguilera
Malta, en cuya obra es posible rastrear evidencias inobjetables de realismo
magico, afios antes de que esta tendencia alcance pleno auge, y Alfredo
Pareja Diezcanseco con las dos novelas mencionadas.
Terminar6 este estudio, tan breve como panoramico, acerca de la obra
de Alfredo Pareja transcribiendo de mi libro Universidad, Arte y Sociedad
las siguientes palabras:

Porque en Alfredo Pareja hay algo mas que inclusive deberia to-
marse como un elemento sustancial de la categoria estetica: la senci-
llez humana, sintoma inequivoco de la mas genuina grandeza creadora.
Cuando, en esta virtud, nos consta que se antepone la imagen cordial
a la del escritor con derecho a sentirse envanecido o distante, no se
puede menos que recordar aquello que se dijera del agua: menos sa-
bor tiene mientras mis pura es.

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