OMI 1.14 - Unidad IV

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UNIDAD TEMÁTICA IV

HEMORRAGIAS

La hemorragia es la pérdida o salida de sangre de los conductos normales de paso


(arterias, capilares, venas).

Una persona tiene 5 a 5.5 litros de sangre aproximadamente, circulando en su organismo;


la pérdida rápida de más de un 30% de ella, puede traer serias complicaciones y si la pérdida es
mayor, (50%) resulta mortal.

Causas:

• Heridas, amputaciones, fracturas y contusiones.


• Algunas enfermedades: hemofilia, várices, úlceras.
• Tratamientos con anticoagulantes para prevenir infartos.
• Transfusiones de sangre, pues contienen anticoagulantes.
• Aceleraciones (Fuerza Centrífuga).

Los tipos de hemorragias son:

• Externa
• Interna

4.1 Hemorragia Externa

Es cuando la sangre se vierte al exterior del cuerpo. Se producen, generalmente, como la


consecuencia más grave de heridas y fracturas, son visibles.

La característica que presenta este tipo de hemorragia, depende del tipo de vaso
sanguíneo que está sangrando.

Se divide en:

A. Hemorragia Capilar o Superficial: Compromete solo los vasos sanguíneos


superficiales que irrigan la piel; generalmente esta hemorragia es escasa y se puede
controlar fácilmente.

En la ruptura de capilares (erosiones), la sangre sale con un escurrimiento lento; por


lo general, se detiene con la colocación de un apósito o paño estéril y con compresión
manual durante un mínimo de 3 minutos.

B. Hemorragia Venosa: Las venas llevan sangre de los órganos hacia el corazón; las
hemorragias venosas se caracterizan porque la sangre es de color rojo oscuro y su
salida es continua, de escasa o de abundante cantidad.

Se puede detener con aplicación de un apósito, más compresión manual y vendaje


compresivo, o elevando la parte afectada por arriba de la posición del corazón.

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C. Hemorragia Arterial: Las arterias conducen la sangre desde el corazón hacia los
demás órganos y el resto del cuerpo; la hemorragia arterial se caracteriza porque la
sangre es de color rojo brillante, su salida es abundante y en forma intermitente,
coincidiendo con cada pulsación.

Es la más grave y rápidamente puede llegar a ser mortal, si no es detenida con


prontitud.

4.2 Control de la Hemorragia Externa

Acueste a la víctima.
Colóquese guantes desechables de látex.
Descubra el sitio de la lesión para valorar el tipo de hemorragia ya que ésta no es
siempre visible; puede estar oculta por la ropa o por la posición de la víctima.
Para identificar el tipo de hemorragia seque la herida con una tela limpia gasa o
apósito.

El control de estas hemorragias va a depender del tipo de vaso sanguíneo que sangra, del
volumen y rapidez con que sale la sangre y de los elementos que se dispongan para prestar los
primeros auxilios.

• Cuando el sangramiento es moderado:

a) Si la herida es en una extremidad, levante ésta sobre el nivel del cuerpo.

b) Comprima la herida con un apósito, paño limpio o toalla, etc. durante dos o cinco
minutos, luego colocar un vendaje compresivo.

c) Si el apósito se ha pasado de sangre, no lo retire ni lo cambie, coloque otro sobre


él y vende. Sacarlo, puede significar perder el coágulo en formación y que
finalmente detendrá la pérdida de sangre.

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• Si la hemorragia es intensa y puede detectarse el punto de sangramiento:

a) Introduzca un apósito en la herida y comprima la arteria contra el hueso.

Si no hay apósitos o paños limpios, aplique compresión con sus dedos sobre la
arteria sangrante. En todos los casos, al tratar de detener una hemorragia, hay
que protegerse de alguna infección que pueda portar la víctima (Hepatitis, SIDA,
etc.), usando guantes o plásticos.

b) Eleve la extremidad sobre el nivel del cuerpo del lesionado, que debe estar
horizontal (posición de shock).

c) Si consigue apósitos, colóquelos y aplique vendaje compresivo.

d) Ayúdese comprimiendo los puntos de compresión digital.

4.2.1 Presión Directa:

Método de control de hemorragias


consistente en la aplicación de presión
directa sobre el sitio de sangrado
mediante un apósito o una gasa estéril.
Es el primer paso para el manejo
adecuado de una hemorragia.

Si no dispone de compresa o tela puede


hacerla directamente con su mano.

4.2.2 Elevación de la Extremidad Lesionada:

• La elevación de la parte lesionada


disminuye la presión de la sangre en
el lugar de la herida y reduce la
hemorragia.

• Si la herida está situada en un


miembro superior o inferior,
consiste en la elevación del sitio de
sangrado por encima del nivel del
corazón.

• Si continúa sangrando coloque


apósitos adicionales sin retirar el
vendaje inicial.

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4.3 Puntos de Compresión Digital sobre los Trayectos Arteriales

Se utiliza de manera exclusiva en el sangrado de las extremidades; consiste en la


aplicación de presión sobre los trayectos arteriales que irrigan el sitio de la hemorragia.

Los principales puntos de presión son la arteria braquial para el sangrado de la


extremidad torácica y la arteria femoral en los sangrados de la extremidad pélvica.

Hay varios puntos de presión sobre el trayecto de las arterias que abastecen de sangre a
las diferentes partes del cuerpo.

Ejemplo: Carótidas, temporal, facial, femoral, humeral. Son los lugares en los cuales las
arterias pasan cerca de la superficie de la piel, que al ser presionados con los dedos, se
interrumpe la circulación del sector, deteniendo la hemorragia.

Los puntos de compresión arterial más importantes son:

CARÓTIDA (herida en cuello-boca)


Se coloca un pañuelo o cojín bajo los hombros del paciente y se extiende la cabeza
hacia atrás: se comprime el punto en medio del cuello y sin apretar la tráquea se
palpa una pulsación bastante fuerte.

HUMERAL (heridas en brazo, antebrazo, manos)


Se comprime la arteria contra el hueso humeral en la parte media interna del brazo.

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TEMPORAL (heridas en la cabeza y región sobre oreja y ojo)
Se comprime el sector de la sien frente al pabellón de la oreja.

FEMORAL (heridas en piernas, muslos y pie)


Se comprime el centro de la mano, en la parte media del surco inguinal.

FACIAL (heridas región nariz y boca)


Se comprime en el borde del maxilar inferior, del lado respectivo.

SUBCLAVIA (heridas brazos y región tórax y axila)


Se comprime bajo la clavícula respectiva.

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4.4 Aplicación de Torniquete

Se debe utilizar como ÚLTIMO recurso, debido a las enormes y graves consecuencias que
trae su utilización y está reservado sólo a los casos donde la hemorragia es tan grave que los
métodos anteriores han fallado, como una amputación, donde deberá ser el primer paso para el
control efectivo de la hemorragia (la vida del paciente está siendo amenazada por el riesgo de
necrosis o gangrena).

Teniendo en consideración lo siguiente:

• Debe anotarse en un papel adjunto la hora de colocación.

• Utilice una venda triangular doblada o una banda de tela de por lo menos 4 cm. de
ancho. (No utilice vendas estrechas, cuerdas o alambres).

• Coloque la venda cuatro dedos arriba de la herida.

• Dé dos vueltas alrededor del brazo o pierna.

• Haga un nudo simple en los extremos de la venda.

• Coloque una vara corta y fuerte. Haga dos nudos más sobre la vara.

• Gire la vara lentamente hasta controlar la hemorragia.

• Suelte una vez cada 7 minutos.

• Si al soltar el torniquete, la herida ha dejado de sangrar, éste no debe apretarse


nuevamente, pero tampoco debe retirarse, en espera de que pueda reanudarse la
hemorragia.

• Traslade inmediatamente la víctima al centro asistencial.

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4.5 Hemorragias Internas

Las hemorragias internas pueden ser causadas por contusiones, fracturas cerradas,
aplastamiento, caídas de altura, heridas punzantes y por algunas enfermedades.

Hay salida de sangre infiltrándose hacia los tejidos, dando formación a los hematomas
gigantes (fracturas, contusiones) o salida de sangre a las cavidades del tórax o abdomen (ruptura
pulmonar, etc.), como asimismo al interior de sistemas como el digestivo (hematemesis),
urinario (hematuria), respiratorio (hemoptisis). No se visualiza pérdida sanguínea.

Por ejemplo: Un fémur fracturado en su diáfisis puede provocar una pérdida interna de
un litro de sangre. La laceración del hígado o del bazo puede dar como resultado una severa,
rápida y fatal pérdida de sangre (2.5 litros).

Lo más importante para detectar las hemorragias internas es considerar el mecanismo de


lesión (caída, lesiones por el volante), y hacer una adecuada evaluación en ruta. Asuma que hay
una hemorragia interna siempre que detecte:

• Heridas que han penetrado el cráneo.

• El paciente tose sangre de un color rojo brillante, vomita sangre de color oscuro (del
color del café).

• Hematomas en el cuello.

• Hematomas en el pecho, la posibilidad de costillas fracturadas (posiblemente hayan


cortado un pulmón o el hígado) y heridas que han penetrado el pecho.

• Hematomas o heridas penetrantes en abdomen.

• Rigidez o espasmos de los músculos abdominales.

• Sensibilidad en el abdomen doloroso y rígido que se agranda.

• Hemorragia del recto o de la vagina, deposiciones oscuras alquitranadas o de un


color rojo brillante.

• Fractura (con especial énfasis en la pelvis y los huesos largos del brazo o del muslo y
costillas).

Atención de las Hemorragias Internas:

• Si la víctima presenta síntomas de hemorragia interna o usted sospecha que la fuerza


que ocasione la lesión fue suficiente para provocarla, traslade la víctima lo más
pronto posible.

• Controle A-B-C cada 5 minutos.

• Abríguela.

• NO le dé nada de tomar.

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En caso de que la hemorragia interna se produzca por la fractura del fémur necesita un
tratamiento especial con el uso de una férula de tracción pero de igual manera se debe de aplicar
puntos de presión digital.

4.6 Manejo de Hemorragias en Sitios Especiales

Algunas hemorragias que se presentan en zonas especiales del cuerpo humano requieren
un manejo algo distinto, por lo que a continuación se enuncian esas particularidades.

Cara y cráneo:

• Cubrir con una gasa.

• Si no se sospecha la presencia de fractura, se debe ejercer presión directa hasta que


la hemorragia se detenga.

Epístaxis (Hemorragia Nasal):

• Sentar a la víctima. La posición sedente reduce el riego sanguíneo en la cabeza y la


nariz.

• Si es necesario, inclinar la cabeza hacia adelante para evitar ingerir la sangre y


ocasionar el vómito.

• Presionar sobre el tabique de la nariz con los dedos índice y pulgar. Esto permite
obstruir la arteria principal que irriga la nariz.

• Si continúa el sangrado, taponar con gasa humedecida en agua de irrigación o


solución salina.

• Aplicar sobre la frente y la nariz compresas de agua fría o hielo.

• No exponer al paciente al sol.

• No permitir que se suene la nariz, para evitar el aumento de sangrado.

• Transportar de inmediato.

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