Características Anatómofisiológicas Del Recién Nacido Normal
Características Anatómofisiológicas Del Recién Nacido Normal
Características Anatómofisiológicas Del Recién Nacido Normal
1. INTRODUCCIÓN
Por recién nacido normal se entiende todo neonato sano, sin enfermedad posible ni probable,
con una edad inferior a 28 días. Se trata de un periodo fundamental donde es crucial la
observación y el conocimiento de las características normales, para poder detectar la aparición
de alguna anomalía.
2. CARACTERÍSTICAS MORFOLÓGICAS
Existen tres características morfológicas que definen a un recién nacido: macrocéfalo, braquitipo
y macroesplácnico. Es macrocéfalo porque el tamaño de su cabeza supone un ¼ de la parte total
de la talla, mientras que en el adulto sólo representa 1/8. Es braquitipo porque las extremidades
son pequeñas en relación con el resto del organismo, situándose su punto medio del cuerpo a
nivel ombligo a diferencia del adulto que se haya a nivel del pubis. Y es macroesplácnico, es
decir, tiene un abdomen grande y abombado, sobrepasando el nivel torácico, y que persiste
hasta los 3 años edad.
2.1. Somatometría
PESO
La raza.
Existe una pérdida fisiológica del peso en los primeros días de vida que puede llegar a ser de
hasta un 10%, debido principalmente a una pérdida de líquidos (pulmonar, meconio, orina, etc.).
Pero a partir del quinto día de vida se inicia una recuperación ponderal, y hacia el quinceavo, o
incluso antes, alcanza el peso inicial.La talla media de un recién nacido es de 50cm, entre un
intervalo de 48-52 cm, y las diferencias están relacionadas con los mismos factores que
condicionan el peso.
TALLA
La talla media de un recién nacido es de 50cm, entre un intervalo de 48-52 cm, y las diferencias
están relacionadas con los mismos factores que condicionan el peso.
PERÍMETRO CEFÁLICO
PERÍMETRO TORÁCICO
El perímetro torácico medio, medido por la base del apéndice xifoides, es de 33 cm, entre un
intervalo de 31-35 cm. Y tiene interés para ciertas malformaciones torácicas.
2.2. Cabeza
Es la parte mayor del cuerpo y al moldearse durante el parto puede tener una forma ovalada o
“apepinada”.
Las fontanelas pueden ser unos buenos indicadores del estado del neonato, de tal forma que
una fontanela deprimida puede indicar un signo de deshidratación, mientras que una fontanela
abombada puede indicar un aumento de la presión intracraneal.
Es frecuente encontrar por la presión de la cabeza durante el parto, una tumefacción discreta
de las partes blandas llamadas “caput sucedaneum”, que debe distinguirse del cefalohematoma
o hemorragia subperióstica (sangrado entre el periostio y el hueso):
“Caput sucedaneum”: Se trata de una protuberancia edematosa del tejido blando del
cuero cabelludo, causada por una presión prolongada del occipucio en el cérvix materno
durante el parto. Habitualmente se extiende más allá de los bordes del propio hueso,
pero no fluctúa. El edema puede conservar la huella del dedo y desaparece en pocos
días.
CARA
En las primeras horas de vida suele estar abotargada con edemas palpebrales que dificultan la
apertura de los ojos y hasta que no pasan uno o dos días no se aprecian los rasgos faciales.
OJOS
Al nacer son de color azul-grisáceo y adquiere su color definitivo alrededor de los 3 meses.
Los ojos se abren espontáneamente si se levanta y se balancea con suavidad hacia adelante y
atrás al niño.
La esclerótica debe ser blanca, pero en un pequeño porcentaje de recién nacidos puede
aparecer una hemorragia subconjuntival debida a los cambios de presión intraocular durante el
parto, que suele desaparecer en un día y que no indican nada patológico.
Las pupilas reaccionan a la luz contrayéndose, y el aparente estrabismo o nistagmus pueden ser
hallazgos comunes en el recién nacido normal.
No hay producción efectiva de lágrimas en el recién nacido ya que las glándulas lacrimales no
funcionan completamente durante los 2 primeros meses.
En los primeros días puede ser normal el fenómeno de “ojo de muñeca” donde al cambiar la
posición de la cabeza del niño de izquierda a derecha y viceversa, los ojos se mueven en la
dirección opuesta debido a la inmadurez en la coordinación entre la cabeza y los ojos.
NARIZ
La mucosidad blanca y acuosa, así como los estornudos son frecuentes y normales en los recién
nacidos.
BOCA
Su estructura al nacimiento esta completa y se encuentra adaptada para la succión. Entre las
estructuras normales, podemos detectar:
Bolas adiposas de Bichat. Unas almohadillas adiposas en el interior de las mejillas que
sirven de cojines de succión y evitan el colapso de las mejillas mientras dura la succión.
Perlas de Epstein. Son grupos de células epiteliales situadas en el paladar duro. Y los
quistes de inclusión, que son unos nódulos pequeños, blanquecinos y duros. Ambos
desaparecen espontáneamente.
En alguna ocasión puede aparecer en las encías los llamados “dientes congénitos”, que
se recomienda extirparlos para evitar aspiraciones y para evitar que puedan interferir
con la lactancia materna.
En las primeras semanas la salivación es mínima, es por ello por lo que esto favorezca la
aparición de “muguet”, una lesión producida por un hongo llamado “Candida Albicans” y que se
manifiesta como placas blancas adheridas a la mucosa de la boca y que sangran al intentar
desprenderlas. Por otro lado, en caso de salivación excesiva debe descartarse la atresia
esofágica.
Por último, es importante detectar cualquier anomalía de la línea media en forma de labio
leporino (uni o bilateral) y fisura palatina que pueden ocasionar algunos trastornos en la
alimentación.
OIDOS
La parte superior del pabellón auricular suele estar a la misma altura que el ángulo externo de
los ojos.
Es frecuente hallar unos pequeños apéndices cutáneos preauriculares que pueden ser
extirpados de forma precoz o tardía.
Es importante valorar siempre la implantación, forma y tamaño ya que la anomalía en estas
estructuras es característica de algunos síndromes (como por ejemplo el de Down) y también
pueden indicar malformaciones en órganos internos.
Por último, la capacidad de audición en un recién nacido puede evidenciarse por el reflejo
cócleo-palpebral, que consiste en el cierre de los párpados provocado por un ruido brusco
cercano.
2.3. Cuello
El cuello de un recién nacido es corto y grueso con los pliegues habituales. La piel excesiva
sugiere un síndrome malformativo.
En ocasiones se observa rigidez de nuca que puede indicar torticolis por oligoamnios y
malposición fetal por hematoma del músculo esternocleidomastoideo.
Es importante la palpación de ambas clavículas para descartar su fractura. Dicha fractura aislada
no precisa de tratamiento.
2.4. Tórax
El tórax del recién nacido tiene un diámetro anteroposterior igual al bilateral. Mide algo menos
que la cabeza y el tejido muscular es escaso.
Las mamas deben ser simétricas, pudiendo existir mamilas supernumerarias como variante de
la normalidad. Durante los primeros días de nacimiento puede existir (en ambos sexos)
intumescencia mamaria producida por el paso de estrógenos maternos y podría acompañarse
de una secreción láctea (“leche de brujas”).
El “pectus excavatum”. Un hundimiento del esternón, que sólo en los casos de mayor
envergadura puede estar indicado el tratamiento reparador.
2.5. Abdomen
El abdomen del recién nacido es grande, blando y distendido y sobrepasa el nivel torácico debido
al tamaño de las vísceras abdominales y la falta de tono muscular.
El hígado y el bazo se pueden llegar a palpar unos 2 cm por debajo de los bordes costales, y en
ocasiones es posible palpar los riñones. Mediante la palpación abdominal es como se pueden
detectar la presencia de alguna masa anómala intraabdominal.
2.6. Genitales
Mujer
Los labios de la recién nacida son edematosos y el clítoris prominente. Si la recién nacida es a
término los labios mayores suelen cubrir a los menores.
Varón
Los testículos se palpan en el escroto, pero en ocasiones pueden localizarse en la parte alta
escrotal o en el canal inguinal, o podrían no palparse por encontrarse en el interior del abdomen.
Hipospadias. Salida del meato urinario en la parte inferior del pene y no en la punta. Y
epispadias, que es la salida del meato urinario en la cara superior.
2.7. Extremidades
Las extremidades del recién nacido son pequeñas en comparación con el resto del organismo.
Las plantas de los pies son planas. Las manos y los pies suelen estar fríos al tacto y pueden tener
un color azulado debido a la poca circulación periférica, siendo esto normal y se llama
acrocianosis.
Son frecuentes las anomalías en las extremidades debido a los efectos de la postura fetal o a
traumatismo durante el parto. Los traumatismos más frecuentes son la fractura de húmero, de
tibia y/o de clavícula. Dentro de las deformaciones fisiológicas más frecuente encontramos el
encorvamiento de las tibias que puede persistir hasta el segundo año de vida.
Las anomalías más frecuentes en las manos y en los pies son la fusión de los dedos llamado
sindactilia, o el exceso de ello, llamado polidactilia.
2.8. La piel
La piel del recién nacido es fina y elástica. Durante las primeras horas de vida presenta una
coloración rojiza e intensa debida a la inestabilidad vasomotora y al enlentecimiento de la
circulación periférica. A las 24 horas ese color tan intenso cede, y hacia el segundo-tercer día,
adquiere un tono natural y sonrosado. Aunque también es normal que, hacia el segundo o tercer
día de vida, algunos recién nacidos presenten una ictericia fisiológica que alcanza su mayor
intensidad antes del séptimo día y que suele desaparecer alrededor de las 2 semanas.
Otras características normales de la piel del recién nacido son las siguientes:
Vérnix caseoso: Es un unto sebáceo que cubre la piel del recién nacido. Es una sustancia
blanquecina y espesa compuesta por células y secreciones de glándulas y sirve para
proteger de infecciones cutáneas, nutrir la piel, evitar la descamación, favorece la
curación de posibles lesiones cutáneas y para regular mejor la temperatura. Por todo
ello, lo ideal es que no se le bañe al recién nacido hasta que no pase un mínimo de 24
horas, ya que a partir de las 24-48 horas se suele secar y desaparecer.
Lanugo: Vello fino que recubre los hombros, espalda, frente y sienes del recién nacido y
que suele desaparecer al final de la primera semana.
Nevus flámmeus: Son angiomas capilares que se encuentran debajo de la piel. Parecen
unas manchas de color de vino tinto, cuya forma y tamaño cambian, pero no
desaparecen.
Mancha de Baltz o mancha mongólica: Son manchas de color azul pizarra en glúteos
hombros o espalda, resultado de depósitos de melanina. No tiene relación con el
mongolismo y suele desaparecer espontáneamente al final del primer año de vida.
Exantema toxoalérgico: Son máculas rojas con vesículas que aparecen alrededor del
segundo día, predominan más en el tronco y desaparecen al cabo de una semana
aproximadamente.
Por último, son frecuentes en el recién nacido una serie de fenómenos relacionados con una
inestabilidad circulatoria general, como:
2. Cutis marmorata: Moteado de color violáceo en la piel del recién nacido cuando se les
somete a bajas temperaturas.
3. CARACTERISTICAS FISIOLÓGICAS
3.1. Termorregulación
El mecanismo que regula la temperatura del recién nacido no está plenamente desarrollado y la
producción de calor se originan fundamentalmente a partir del metabolismo de la “grasa parda”.
Son depósitos localizados en la región superior torácica y paravertebral, en el área
interescapular, cuello, axila y alrededor de los grandes vasos. Aparece en el feto entre la semana
17 y las 20 semanas de gestación y desaparece hacia el tercer mes de vida. Al bajar la
temperatura ambiente, se estimula la producción de noradrenalina lo que aumenta el
metabolismo del tejido adiposo pardo, con el fin de producir calor, es lo denominado
termogénesis química.
Además, la anatomía del recién nacido le predispone a la pérdida de calor, la pérdida de calor
está en función directa de la superficie corporal y el peso, a mayor superficie en relación con la
masa corporal mayor oportunidad de pérdida de calor. La hipotermia pues, afecta más a los
recién nacidos que a los adultos y un recién nacido hipotérmico utiliza toda su energía para
producir calor, y este gasto constante de energía puede ocasionarle trastornos en las demás
funciones vitales, produciendo cuadros de apneas, hipoglucemias y retraso en el aumento de
peso, e incluso, en casos extremos, un problema neurológico que comprometa su estado.
Conducción: Se produce por contacto directo de la piel del recién nacido con un objeto
sólido frío. Un ejemplo sería el poner al recién nacido en el peso sin protección, o en una
mesa de exploración fría.
Por otro lado, las temperaturas elevadas también activan mecanismos de sufrimiento que
requieren un aumento del trabajo metabólico. Con lo que, la hipertermia dificulta tanto el
mecanismo termorregulador como la hipotermia.
Por todo ello resulta imprescindible ofrecer una neutralidad térmica, es decir, un ambiente
térmico en el cual el recién nacido pueda mantener una temperatura corporal normal con el
consumo de energía mínimo. Lo ideal es que la temperatura corporal del recién nacido se
mantenga entre 36ºC y 37ºC.
El recién nacido respira a través de la nariz, con una frecuencia de 35-60 respiraciones por
minuto. Son respiraciones irregulares, abdominales (el abdomen sube y baja y el tórax se
mantiene inmóvil prácticamente) y ocasiones presenta respiraciones periódicas fisiológicas, es
decir, periodos de apnea entre 10 y 15 segundos.
Estímulos térmicos: El cambio brusco de temperatura que sufre el recién nacido al salir
al exterior (pasa de una temperatura de 37ºC a una temperatura ambiente entre 22-
24ºC), estimula el centro respiratorio.
Estímulos sensoriales: Como son los sensores de luz, ruido ambiental y sensores
cutáneos al secar, abrazar y envolver al niño.
La frecuencia cardiaca durante los primeros 10 minutos de vida es de 160 latidos por minuto de
media (entre 120-200 está la normalidad) y después oscila entre 90-170 latidos por minuto con
una media entre 120-140 lpm.
El vértice del corazón puede auscultarse del 3ª al 4ª espacio intercostal en la línea media
clavicular izquierda.
La tensión arterial sistólica es de 50-70 mmHg y la diastólica es de 25-45 mmHg durante las
primeras 12 horas de vida. La tensión arterial varía con la edad gestacional, el peso y la edad
cronológica.
La capacidad del recién nacido para digerir, absorber y metabolizar los alimentos está muy
limitada. El aparato digestivo está preparado especialmente para la succión y la digestión de la
leche.
En las encías no suele haber dientes, sólo 1/2000 presentan dientes congénitos.
El estómago tiene una capacidad reducida de unos 20-30 ml, y el tiempo de vaciamiento
gástrico es entre 2 y 4 horas (más rápido si el alimento es leche materna que de fórmula),
pero se inicia inmediatamente después de la ingestión. Por ello el recién nacido requiere
de una alimentación frecuente y en pequeñas cantidades.
Las secreciones digestivas son normales desde las 28-30 semanas de gestación. Digiere
con facilidad las proteínas y los hidratos de carbono, pero no las grasas, porque la lipasa
es deficiente al principio y por ello el calostro es ideal los primeros días de vida, por su
menor contenido en grasas que la leche de fórmula.
Durante las primeras semanas de vida es normal el reflujo gastroesofágico debido a la inmadurez
de la válvula que existe entre el esófago y el estómago llamada cardias, y también puede existir
náuseas y vómitos durante las primeras horas de vida, debido a lo deglutido durante el parto.
La primera deposición del recién nacido se llama meconio y se expulsa generalmente dentro de
las primeras 24-48 horas. Es una deposición de un color verdoso negruzco y de consistencia
alquitranosa, compuesta por bilis, restos epiteliales y líquido amniótico. Su producción dura de
2 a 4 días. Después de estos días, cuando el recién nacido ha iniciado la alimentación, las
deposiciones son menos espesas y tienen un color verde amarillento, son las llamadas
deposiciones de transición. Posteriormente cambian a deposiciones amarillas, que son ya las
deposiciones de leche. Y es que, la consistencia y el olor de estas deposiciones dependen de que
el lactante tome leche materna o leche de fórmula; si es lactancia materna el color es
amarillento brillante y son suaves y pastosas, y si se alimentan con leche de fórmula son
amarillentas, más oscuras y sólidas.
La estructura del aparato urinario está completa al nacimiento y presenta las siguientes
características:
La vejiga tiene una capacidad, al nacer, de 40-50 ml llegando a una capacidad al final de
la primera semana de 200 ml.
El filtrado glomerular y el gasto urinario son bajos durante los primeros días de vida.
El recién nacido orina en las primeras 12-24 horas de vida. Y la orina es de color amarillo claro e
inodora. La hematuria es patológica y debe investigarse.
En ocasiones, puede aparecer una orina de color rojizo o anaranjado debido a la presencia de
uratos.
Por otro lado, un aporte bajo de líquidos puede dar a la orina un color amarillo oscuro.
El sistema inmunitario del recién nacido es muy inmaduro y durante los primeros meses de vida
no es capaz de formar sus propios anticuerpos. Por ello es tan importante la alimentación con
leche materna, por su contenido en inmunoglobulinas.
Durante estos primeros meses, la protección procede de las inmunoglobulinas que le han
llegado a través de la placenta, y las que obtiene a través del calostro y leche materna, entre
ellas, destacamos:
La IgG: Muy abundante en el plasma de la mujer gestante. El niño inicia su síntesis en el
primer año.
La IgM: Casi toda la sintetiza el feto a partir de la semana 10-15 de gestación, ya que no
atraviesa la placenta. Es muy importante para la protección frente a las infecciones
bacterianas.
Generalmente los neonatos son inmunes a la difteria, tétanos, viruela, sarampión, parotiditis,
poliomielitis y algunos otros procesos víricos y bacterianos. Sin embargo, no tienen
inmunoglobulinas para otras infecciones como la toxoplasmosis, citomegalovirus, rubeola o
infección por herpes.
El recién nacido tiene un color rosa púrpura por la baja concentración de O2 en su sangre de su
circulación fetal, pero cuando se estabiliza la respiración, el color cambia a rosa, pudiendo
presentar acrocianosis (manos y pies y el área de alrededor de la boca un tono azulado) debido
a la escasa circulación.
El número de hematíes en el recién nacido es inicialmente alto, entre 5 y 7 millones, dado a las
necesidades de oxígeno del neonato en los primeros días de vida. Después del nacimiento
disminuyen liberando más bilirrubina de la que puede metabolizar el hígado inmaduro del recién
nacido. Este exceso de bilirrubina da un color amarillento a la piel y es lo que se conoce como
ictericia fisiológica, suele aparecer al segundo o tercer día del nacimiento y desaparece en 4 o 5
días más tarde.
El número de leucocitos oscila entre 6.000 y 30.000/mm3 y tras la primera semana el recuento
leucocitario suele bajar y aparece la linfocitosis relativa característica del lactante.
El último trimestre del embarazo es un período de rápida maduración del SNC (sistema nervioso
central). Pero, aun así, el sistema nervioso del recién nacido, tanto el central como periférico, es
inmaduro y presenta insuficiente mielinización. Por ello el periodo postnatal se considera un
momento de riesgo para el cerebro y el sistema nervioso, ya que todavía tiene que experimentar
grandes cambios bioquímicos e histológicos.
La valoración del nivel de alerta, el examen motor y sensorial y los reflejos arcaicos del recién
nacido, ayudan a determinar la normalidad de la función neurológica del neonato.
En la exploración normal existe apertura espontánea de los párpados y los movimientos de los
ojos, cara y extremidades, así como la respuesta a estímulos.
La excesiva irritabilidad con llanto inconsolable y, por el contrario, la letargia (dificultad para
despertarlo) constituyen situaciones anómalas.
Inicialmente la postura habitual del recién nacido a término es la de flexión con las extremidades
inferiores cerca del abdomen. El tono muscular es simétrico y es algo hipertónico ya que se
resiste a la extensión de las rodillas y de los codos. La hipotonía y la flacidez muscular puede
indicar disfunción neurológica.
Respecto a la reacción del recién nacido a los estímulos sensoriales, el recién nacido es capaz de
fijar la mirada en los objetos brillantes y seguir sus desplazamientos. El reflejo cócleo-palpebral
existe desde el nacimiento, y también responde de distinta manera entre sabores y olores
agradables o desagradables.
Reflejos arcaicos
Son propios de los recién nacidos y desaparecen alrededor de los 3 y 6 meses. La ausencia de
estos reflejos primarios es signo de depresión neurológica neonatal, en cambio, su presencia,
aunque es importante, no constituye aisladamente una garantía de normalidad neurológica.
Entre ellos destacamos:
Reflejo de succión: aparece cuando se coloca un objeto en la boca del niño o al rozar los
labios. El recién nacido empieza a realizar movimientos de succión. Este reflejo
desaparece alrededor de los 6 meses.
Reflejo de extrusión: aparece al tocar la lengua del recién nacido, éste empujará la
lengua hacia afuera. Este reflejo se encuentra presente hasta los 4 meses.
Reflejo de Babinski: surge ante la estimulación leve de la planta del pie del niño. La
respuesta es hiperextensión y separación en abanico de los dedos. Su ausencia en el
recién nacido a término es indicativa de lesión en la médula espinal.
Visión
El recién nacido durante los primeros días reacciona a estímulos luminosos y es capaz de seguir
con la mirada los objetos más cercanos, sobre todo si se encuentra a una distancia entre 20 y 30
centímetros. Su capacidad visual es limitada, pero sí que distinguen entre la luz y la oscuridad, y
prefiere los contrastes como el blanco y el negro y las imágenes formadas.
Oído
Gusto
Olfato
En el recién nacido está poco desarrollado, pero sí que es capaz de identificar algunos olores
como es el aroma de su madre y el de la leche materna.
Tacto
El recién nacido es muy sensible al contacto y los abrazos. Por ello es tan importante el contacto
físico de la madre hacia el niño.