Manual de Extincion de Incendios Forestales para Cuadrillas

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MANUAL DE EXTINCIÓN

DE INCENDIOS FORESTALES
PARA CUADRILLAS
MANUAL DE EXTINCIÓN
DE INCENDIOS FORESTALES
PARA CUADRILLAS
MANUAL DE EXTINCIÓN
DE INCENDIOS FORESTALES
PARA CUADRILLAS

Centro para la Defensa


contra el Fuego (CDF)
© 2014, de esta edición
JUNTA DE CASTILLA Y LEÓN
CONSEJERÍA DE FOMENTO Y MEDIO AMBIENTE

Coordinación y textos:
Rubén Santos Becerro, Víctor Fernández Huertas, Enrique Rey van den Bercken y Julio
Esteban Inés. Centro para la Defensa contra el Fuego (CDF), Consejería de Fomento y
Medio Ambiente.

Dibujos:
Víctor Fernández Huertas. Centro para la Defensa contra el Fuego (CDF), Consejería de
Fomento y Medio Ambiente.

Fotografías:
Banco de imágenes del Centro para la Defensa contra el Fuego (CDF), incluye fotografías
tomadas por personal del operativo de lucha contra incendios forestales de Castilla y León.
La figura 31 corresponde a fotografía realizada por la BRIF de Tabuyo del monte,
MAGRAMA-Tragsa.

Impreso en España. Printed in Spain

Depósito legal: LE-23-2014

Imprenta SORLES
León
ÍNDICE

PRESENTACIÓN................................................................................................ 9
INTRODUCCIÓN .............................................................................................. 11
1. CONCEPTOS GENERALES EN EL TRABAJO DE INCENDIOS
FORESTALES .............................................................................................. 13
1.1. Principios físicos ........................................................................ 13
1.2. Definiciones básicas.................................................................... 15
1.3. Etapas de la extinción ................................................................ 18
1.4. Acciones básicas y métodos de trabajo ........................................ 19
2. EL OPERATIVO DE LUCHA CONTRA INCENDIOS FORESTALES
DE CASTILLA Y LEÓN ................................................................................ 21
2.1. Estructura del Operativo............................................................. 21
2.2. Organización de la cuadrilla ....................................................... 23
2.3. Aviso de salida y desplazamiento al incendio ............................... 24
2.4. Llegada al incendio en un primer ataque ..................................... 26
2.5. Llegada al incendio en un ataque ampliado.................................. 29
2.6. Trabajo durante el incendio ........................................................ 29
3. COMPORTAMIENTO DEL INCENDIO .......................................................... 33
3.1. Comportamiento actual del incendio............................................ 33
3.2. Análisis del combustible ............................................................. 35
3.3. Análisis de la topografía ............................................................. 37
3.4. Análisis de la meteorología ......................................................... 38
4. SEGURIDAD Y PREVENCIÓN DE RIESGOS............................................... 43
4.1. Protocolo OACEL....................................................................... 44
4.2. Escenario más común de accidentes graves por atrapamiento
de fuego ..................................................................................... 48
4.3. Normas de seguridad y situaciones de riesgo................................ 48
4.4. Otros riesgos ligados al trabajo ................................................... 50
4.5. El Equipo de Protección Individual (EPI).................................... 53
5. HERRAMIENTAS MANUALES ................................................................... 61
5.1. Descripción y uso........................................................................ 61
5.2. Afilado y mantenimiento............................................................. 69
6. TRABAJOS................................................................................................... 73
6.1. Trabajos de extinción ................................................................. 73
6.2. Trabajos de liquidación y vigilancia activa................................... 84
7. COMUNICACIONES..................................................................................... 89
7.1. Canales y modalidades de comunicación ...................................... 90
7.2. Utilización de los equipos ........................................................... 91
7.3. Disciplina en radiocomunicaciones .............................................. 93
INFORMACIÓN DE INTERÉS .......................................................................... 97
PRESENTACIÓN

Los montes de Castilla y León aportan grandes beneficios para la población,


tanto ambientales (esenciales para la vida), como socioeconómicos (factor de desa-
rrollo).
El fuego ha sido utilizado por el hombre de forma determinante en la confi-
guración de los ecosistemas y paisajes. Ahora bien, un fuego que avanza sin control
es un incendio forestal. Sus consecuencias son un problema ambiental y a menudo
constituyen un peligro para la seguridad pública. En las 4,8 millones de hectáreas de
terreno forestal de la región se producen al año cerca de 2.000 incendios. Para aten-
der de forma integrada su prevención, detección y extinción, la Dirección General del
Medio Natural, atendiendo a sus competencias, coordina y gestiona el operativo de
lucha contra incendios forestales. En él se integran medios polivalentes de entidades
públicas y privadas.
Como garantía para el buen funcionamiento del operativo, esta Dirección
General, ha concebido la formación del personal que lo integra como una cuestión
básica. En este sentido, en desarrollo del Plan Forestal de Castila y León, en el año
2003, se creó el Centro para la Defensa contra el Fuego (CDF) como una unidad ad-
ministrativa específica encargada de la formación. Desde el año 2007, la formación
de los trabajadores está estructurada en el Plan de formación y certificación para los
profesionales de la lucha contra incendios forestales de Castilla y León. En el mismo
se establece la formación básica que deben realizar todos los trabajadores para par-
ticipar en tareas de extinción. Con este manual se ha hecho un esfuerzo en actualizar
y mejorar los contenidos de la formación básica del personal de las cuadrillas, con
especial énfasis en la eficacia y seguridad de los trabajos.

José Ángel Arranz Sanz


Director General del Medio Natural
INTRODUCCIÓN

Durante la época de mayor riesgo de incendios forestales, la Junta de Castilla


y León dispone cuadrillas de trabajadores forestales por todo el territorio regional
con el fin de extinguir los posibles incendios forestales que pudieran surgir. Se distin-
guen principalmente dos tipos de cuadrillas:
» Las cuadrillas de tierra, designadas con el indicativo R (Romeo), que
realizan trabajos preventivos en zonas forestales y se desplazan a los
incendios en vehículos todo terreno para actuar en su extinción.
» Las cuadrillas helitransportadas, que se movilizan en cuanto hay un
humo y acceden en helicóptero, son las ELIF (Equipos de Lucha Integral
contra Incendios Forestales).
Las entidades que contratan a los trabajadores de estas cuadrillas han de for-
marles para el correcto desempeño de los trabajos de extinción. Con el fin de
garantizar y avalar esta formación, la Consejería de Fomento y Medio Ambiente ha
establecido un “Procedimiento de formación y certificación de trabajadores de
cuadrillas de ex- tinción de incendios forestales en Castilla y León”, conducido y
tutelado por el Centro para la Defensa contra el Fuego (CDF). Este manual es una
revisión y actualización de la publicación previa del año 2003, poniendo especial
énfasis en su utilidad como material formativo. El equipo técnico del CDF ha
pretendido desgranar en él todos los contenidos esenciales para la formación de
trabajadores de cuadrillas.
Uno de los aspectos que se ha revisado y ampliado con especial detalle en este
manual, es la forma de abordar la prevención de riesgos durante el trabajo. Tanto
en el apartado de seguridad, como en el resto del manual, se realiza un especial hin-
capié en la inclusión de medidas de prevención y hábitos seguros dentro de los
procedimientos habituales de trabajo. En este sentido, y como una de las formas
esenciales de prevenir riesgos, también se ha incluido un apartado específico orien-
tado al análisis y la previsión del comportamiento del fuego desde la perspectiva de
una cuadrilla de extinción.
En esta introducción no puede faltar una puesta en valor del cometido que
realizan las cuadrillas en la lucha contra incendios forestales. Desde hace décadas,
en la extinción se utilizan medios mecánicos muy vistosos y con gran potencia de
trabajo: autobombas, tractores de cadenas, helicópteros, aviones, etc. Sin embargo,
la labor de ninguno de estos medios es del todo eficaz si no se complementa con la de
las cuadrillas. Algunas de las razones que hacen que el trabajo de estas últimas sea
irreemplazable son:
» Se desplazan fácilmente a casi cualquier sitio, en coche, a pie o en heli-
cóptero.
» Se adaptan prácticamente a todos los tipos de terreno y condiciones me-
teorológicas, accediendo a lugares a los que otros medios no llegan o a
horas en las que no pueden actuar.
» En incendios de pequeño o medio tamaño pueden realizar la extinción
completa, desde el primer ataque hasta la liquidación.
» Son necesarias para rematar el trabajo de cualquier otro medio de ex-
tinción: sofocan completamente las llamas, enfrían y disgregan brasas y
puntos calientes, buscan puntos de fuego fuera del incendio y evitan que
se conviertan en reproducciones, etc.
» Una vez controlado el incendio son imprescindibles para impedir que se
reavive y permanecer distribuidas por el perímetro para vigilar y contro-
lar las reproducciones que se den.
1
CONCEPTOS GENERALES

Conocer los principios que dominan la física del fuego nos ayudará a enten-
der y prever su comportamiento. Asimismo hay una serie de conceptos que es preciso
definir. En este capítulo se abordan los siguientes contenidos:
» ¿Cómo se produce el fuego? Principios físicos.
» ¿Cómo se transmite? Formas de propagación del calor.
» ¿Cómo se apaga el fuego? Acciones básicas para extinguir.
» ¿Dónde se apaga? Métodos de trabajo.

1.1. PRINCIPIOS FÍSICOS


El fuego es la manifestación de una
reacción química de combustión. Cuando se
aplica suficiente energía sobre la vegetación,
compuesta por materia combustible, esta re-
acciona con el oxígeno del aire desprendien-
do luz, humo y mucho calor. Este calor es la
energía que hace que la reacción continúe has-
ta que se consuma todo el combustible, salvo
que actuemos sobre ella reduciendo uno de los
factores que la producen. Estos tres factores
esenciales se representan gráficamente en el Figura 1.
triángulo del fuego. Triángulo del fuego
14

» Combustible: materia vegetal que se encuentra en el monte y está lo


suficientemente seca como para arder. Cuando se agota, se elimina o se
moja lo suficiente se acaba la combustión y el fuego se para.
» Oxígeno: en el monte el aire es una fuente inagotable de oxígeno. Al ser
una atmósfera abierta, el oxígeno siempre va a estar presente, tan solo se
puede desplazar momentáneamente para interrumpir la reacción.
» Calor: el calor que desprende la combustión es el que inflama el com-
bustible que hay al lado. Si se reduce el calor transmitido lo suficiente,
no podrá empezar a arder. Para reducir ese flujo de calor es importante
saber cómo se está transmitiendo:

Figuras 2 y 3.
Incendios transmitidos fundamentalmente por radiación y por convección

- Radiación: mediante ondas a través del espacio, en todas las direc-


ciones por igual y con la misma intensidad.
- Conducción: a través de un medio sólido por contacto. La vegetación
y el suelo son malos conductores del calor, por lo que apenas influye
en el comportamiento de los incendios forestales.
- Convección: a través del aire que se mueve, hacia arriba en las pen-
dientes y empujado por el viento. Es la que más condiciona los incen-
dios forestales.
- Pavesas: partículas incandescentes lanzadas a distancia. Aunque no
son una forma de transmisión del calor propiamente dicha, pueden
propagar el fuego al lugar en el que caen. Hay combustibles que por
su estructura y composición son más propensos que otros a emitir
pavesas (por ejemplo: robles, pinos, jaras, etc.).
15

Figura 4.
Propagación por pavesas

1.2. DEFINICIONES báSICAS


Hay una serie de conceptos que se manejan en el lenguaje habitual y que es
preciso conocer para comprender las instrucciones de trabajo.
Los incendios adoptan formas muy variadas, pero inicialmente su forma suele
ser circular o elíptica y se pueden distinguir estas partes:
» Cabeza: la parte del incendio que más avanza y donde las llamas son
más grandes.
» Cola: la zona por la que el incendio avanza menos, tiene llamas menores
o incluso se han extinguido por sí solas.
» Flancos: los frentes de llama que quedan a ambos lados de la cabeza. Se
llaman derecho e izquierdo según se mira a la cabeza desde la cola.
» Foco secundario: Incendio in-
cipiente que suele salir a cierta
distancia del frente principal y
provocado por este.
» Frentes: en incendios de forma
más compleja se llama frente
a cada zona diferenciada en la
que hay llamas muy activas.
» Línea de control: conjunto de
barreras existentes o construi-
das, así como bordes extingui-
dos del propio incendio en los Figura 5.
Partes de un incendio
que se pretende controlar este. Debe ser una línea continua que encierre
totalmente al incendio.

Figura 6.
Camino que constituye una barrera existente y forma parte de la línea de control

Figura 7.
Línea de control integrada por distintos tipos de barreras existentes

» Perímetro: es el borde final de la zona quemada una vez se ha extinguido


el incendio.
» Punto de anclaje: es el lugar en el que se comienza o finaliza un trabajo
de extinción. Ha de ser una zona en la que sea previsible que el fuego no
comprometa el paso.
» Altura y longitud de lla-
ma: la altura es la medida
vertical que tiene la llama
desde el suelo hasta su
parte más alta y la longi-
tud es la medida desde la
base hasta el extremo de
la llama siguiendo su in-
clinación. Si la llama es
vertical, altura y longitud
son iguales. La longitud de
llama es la que sirve como
indicador de la intensidad
del fuego. Figura 8.
Diferencia entre altura y longitud de llama

» Potencial de retorno: es la capacidad que tiene un combustible de volver


a arder cuando el fuego ha pasado por él sin quemarlo en su totalidad.
Zonas con este potencial no pueden considerarse Lugar Seguro.

Figura 9.
Zona con claro potencial de retorno

» Punto caliente: punto de un perímetro controlado donde no hay llamas


pero el riesgo de reproducción es elevado.
» Verde y negro: normalmente se llama “lo verde” a la superficie sin que-
mar, y “lo negro” a la superficie ya quemada.
» Plan de extinción: es el programa de trabajo que establece el máximo
responsable del incendio, incluye los trabajos previstos para todos los
medios que actúen.

1.3. ETAPAS DE LA EXTINCIÓN


El trabajo de extinción de un incendio forestal pasa por una serie de fases:
» Primer ataque: el primer medio que llega a un incendio debe hacer
una valoración de la situación y un sencillo plan de trabajo. También lo
realiza cada medio que accede a una zona del incendio aún sin traba-
jar, aunque en este caso siguiendo las instrucciones del responsable al
mando.
» Control: se para el avance del incendio sofocando las llamas. Un incen-
dio está controlado cuando se puede afirmar que no va a salirse de la
línea de control establecida.
» Liquidación: ya no quedan llamas. Se trabaja sobre los puntos calientes
para evitar reproducciones y se vigila el perímetro para apagarlas.
» Ataque ampliado: cuando no se consigue controlar el incendio con los
trabajos del primer ataque, el máximo responsable realiza un nuevo plan
de extinción pidiendo e incorporando nuevos medios. Es necesario hacer
un nuevo análisis de la situación, replantearse los trabajos en marcha,
y establecer una organización más compleja para coordinar todas las
actuaciones.

Figura 10.
Etapas de la extinción de un incendio
1.4. ACCIONES báSICAS y MéTODOS DE TRAbAjO
Cualquier trabajo de extinción se basa en la actuación sobre uno o varios de
los lados del triángulo del fuego para romper su equilibrio:
» Sobre el combustible: ELIMINACIÓN de la vegetación con herramientas
manuales, mecánicas o con tractores, normalmente bulldozer.
» Sobre el calor: ENFRIAMIENTO para reducir el calor transmitido me-
diante la aplicación de agua o tierra sobre el combustible, que es donde
se produce la reacción de combustión.
» Sobre el oxígeno: SOFOCACIÓN con batefuegos, tierra, vapor de agua o
espuma que desplazan o aíslan momentáneamente el oxígeno e interrum-
pen la combustión.
Los métodos de ataque definen el lugar en el que se ejecutan estas acciones:

Ataque directo
Se llama así al trabajo que se realiza directamente sobre las llamas, donde se
está produciendo la reacción de combustión. Es más común aplicar acciones básicas
de enfriamiento o sofocación, aunque también puede eliminarse el combustible. En
general es un trabajo con menos riesgo, puesto que mantiene al trabajador junto a la
zona negra, que normalmente se considera un lugar seguro. Sin embargo su uso está
limitado por la intensidad del calor, que puede llegar a impedir la presencia de
personas junto al fuego. Con longitudes de llama superiores a 1,5 metros empieza a
ser impres- cindible el apoyo con medios aéreos, autobombas o bulldozer. Más allá
de 3,5 metros

Figura 11.
Ataque directo por enfriamiento y sofocación con mochila y batefuegos
el rendimiento de trabajo se hace muy lento incluso con estos apoyos. Si no se
elimina el combustible durante el trabajo, se requiere de una liquidación posterior, al
quedar el perímetro muy caliente y con alto riesgo de reproducciones.

Ataque indirecto
Por el contrario, este método consiste en trabajar a distancia del frente de lla-
mas. Son más comunes las acciones de eliminación del combustible, aunque también
pue- de aislarse del oxígeno por la aplicación de espumas, o enfriarse con agua antes
de que llegue el fuego. Permite trabajar cuando el calor, el humo o la velocidad del
fuego impiden el ataque directo. También se opta por este método cuando las
condiciones requieren de una liquidación en profundidad, dado que minimiza el riesgo
de reproducciones.
En la ejecución se debe prestar atención a los posibles saltos de fuego a la
línea de control establecida, que pueden condicionar el éxito de la actuación. Asimis-
mo, para el cumplimiento de los protocolos de seguridad se debe estar atento a las
zonas de combustible verde entre los trabajadores y el incendio.

Figuras 12 y 13.
Ataque indirecto por eliminación de combustible con herramienta manual y bulldozer
2
EL OPERATIVO DE LUCHA CONTRA
INCENDIOS FORESTALES DE
CASTILLA y LEÓN

El operativo de lucha contra incendios forestales de Castilla y León reúne a


todos los medios humanos y materiales disponibles en la región para las labores
de prevención y extinción de incendios forestales. Incluye, por tanto, personas y
medios de distintas entidades públicas o privadas involucradas habitualmente en la
detección y extinción de incendios.
Una vez detectado un incendio, los medios del Operativo intentan reducir los
daños que pueda provocar el fuego a las personas, los bienes y el medio ambiente.
Para ello es necesario trabajar de forma organizada, rápida y eficaz, pero siempre
aplicando criterios de seguridad.

2.1. ESTRUCTURA DEL OPERATIVO


En todo el territorio de la Comunidad Autónoma de Castilla y León, la
Conse- jería de Fomento y Medio Ambiente es la entidad encargada de organizar los
medios del Operativo. Para ello se disponen una serie de Centros de Mando
organizados je- rárquicamente, desde los que se coordinan todas las actividades
relacionadas con la detección y extinción de los incendios forestales:
» Puesto de Mando Avanzado (PMA): se establece en cada incendio para
organizar todas las operaciones que se realicen. La autoridad que dirige
el PMA es el Jefe de extinción, un agente medioambiental que decide
22

los trabajos a realizar. Si el incendio se complica o supone una grave


amenaza, un ingeniero del Servicio Territorial de Medio Ambiente sus-
tituye al agente al frente del PMA y ejerce como Director técnico de
extinción.
» Centro Provincial de Mando (CPM): organiza todos los medios que
están disponibles cada día en una provincia y coordina los PMA de los
incendios que se den. El responsable de las decisiones e instrucciones del
CPM también es un ingeniero del Servicio Territorial que ejerce como
Jefe de jornada.
» Centro Autonómico de Mando (CAM): coordina permanentemente la
actividad de los nueve CPM y organiza los apoyos necesarios de medios
de otras provincias, comunidades autónomas y del Estado. Al frente del
CAM también hay un ingeniero de la Dirección General del Medio Natu-
ral, que ejerce como Jefe de jornada autonómico.

Figura 14. Ejemplo de esquema de la estructura organizativa del Operativo en un incendio con dos sectores

El CPM mantiene comunicación con todos los medios que no se han enviado
a ningún incendio, les da instrucciones sobre tareas ordinarias o les envía a incendios
activos. Es, por tanto, el interlocutor habitual de la cuadrilla y ha de conocer su si-
tuación exacta y su grado de disponibilidad.
23

Una vez que la cuadrilla llega a un incendio, las instrucciones de trabajo par-
ten del PMA. La cadena de mando es lineal, por lo que cada trabajador solamente ha
de seguir las instrucciones de su responsable directo. Si se reciben instrucciones de
otra persona, han de ser contrastadas con el responsable asignado.

2.2. ORGANIzACIÓN DE LA CUADRILLA


Una cuadrilla se compone de cuatro a siete peones y un capataz o técnico
responsable del equipo. Dispone de vehículo para su transporte y de herramientas de
extinción. Las cuadrillas trabajan todos los días durante la época de peligro alto. Los
trabajadores están localizables tanto durante su horario de trabajo como fuera de él,
por si es preciso reunirlos para acudir a un incendio.
Las cuadrillas de tierra realizan de forma habitual trabajos de prevención
de incendios forestales durante su jornada ordinaria. Su responsable siempre es un
capataz que se desplaza con la cuadrilla. Si surge un incendio, el CPM puede movi-
lizar la cuadrilla desde su tajo para trabajar en la extinción. También puede estable-
cer que la cuadrilla interrumpa su trabajo habitual durante un período determinado
(módulo de parada). La parada se establece con el fin de descansar, de reducir el
tiempo de salida en días con alto riesgo, o para hacer actividades de formación y
entrenamiento.
Las cuadrillas helitransportadas, durante su horario de trabajo, hacen ac-
tividades formativas y entrenamientos que preparan a sus componentes para un tra-
bajo más exigente. El responsable en este caso puede ser un capataz o un técnico, y
también acude a los incendios junto al resto del equipo.
Cada cuadrilla puede estar asociada a un agente medioambiental con guardia
de incendios, en cuyo caso este es el responsable directo de su trabajo en el incendio.
Sin embargo, si el PMA asigna otra función al agente o si la cuadrilla no tiene agente
asociado, su capataz o técnico recibirá las instrucciones directamente del PMA.
La función del capataz o técnico responsable es esencial dentro de la
cuadrilla. No se trata de un peón más que lleva la emisora, sino del coordinador
del equipo de trabajo que vela por su seguridad y su eficacia en el trabajo. Es el que
hace que la cuadrilla trabaje de forma flexible, adaptándose en cada momento a las
circunstancias del incendio:
» El capataz (o técnico) recibe las instrucciones sobre el trabajo que hay
que hacer, y distribuye las tareas a realizar entre los peones, tratando
de buscar las aptitudes de cada persona para que realice los trabajos que
24

Figura 15.
Cuadrilla completa accediendo al incendio

mejor sepa hacer. Además, supervisa que el trabajo sea eficaz y se hace
tomando las medidas de seguridad necesarias.
» Cada peón de la cuadrilla realiza las tareas que le encomienda el
capataz (o técnico), y debe atender las responsabilidades que le hayan
asignado para con el resto de la cuadrilla: vigilancia, comunicación, dis-
tancias de seguridad, revisión del trabajo, etc.

2.3. AVISO DE SALIDA y


DESPLAzAMIENTO AL INCENDIO
Salvo que se indique lo contrario, las cuadrillas terrestres tienen despacho
autorizado, es decir, salen al incendio cuando el Centro Provincial de Mando
(CPM) da instrucciones de hacerlo.

Funciones del capataz o técnico


El capataz (o técnico) de la cuadrilla está en contacto con el CPM a través
de la emisora durante el horario de trabajo, y es el que avisa al resto del personal
para que en el menor tiempo posible estén disponibles para salir. Cuando no se enlaza
con el CPM por emisora, se ha de buscar un puesto de vigilancia que haga de enlace
o permanecer con cobertura telefónica. Fuera del horario, el capataz o técnico está
localizable por teléfono y es el encargado de avisar a los demás en caso de moviliza-
ción a un incendio.
25

Figuras 16 y 17.
Comunicación permanente de la cuadrilla con el CPM

Asimismo, es el encargado de comprobar que todo el material de extinción


(herramientas, emisoras, localizador GPS, vehículo,...) está en buenas condiciones y
listo para su uso y transporte, y que todo el personal lleva el Equipo de Protección
Individual (EPI) de extinción completo.
El capataz o técnico ha de asegurarse de tener unas instrucciones lo más
completas posible:
- Lugar del incendio y acceso a la zona asignada.
- Canal de comunicaciones en el incendio.
- Quién es el Jefe o Director técnico de extinción.

Figuras 18. Figuras 19.


Herramientas y combustibles en la baca del coche Herramientas dentro de un helicóptero
Funciones de los peones
Durante el transporte, tanto en coche como en helicóptero, es importante que
el equipaje esté bien distribuido: las herramientas cortantes deben ir bien sujetas y los
combustibles han de quedar aislados de los pasajeros, la comida y el agua.
En trayectos por carretera el conductor ha de respetar las normas de circula-
ción, y en caminos o pistas ha de mantener las mismas precauciones que si no hubiese
incendio. Los automóviles de las cuadrillas no son vehículos prioritarios.
Las cuadrillas helitransportadas entrenan periódicamente las maniobras de
embarque, desembarque, montaje y desmontaje del bambi, aclarando las tareas que
realiza cada persona involucrada en la operación.
Los peones de las cuadrillas de tierra recogen las herramientas que estuvie-
ran usando, se van poniendo la funda ignífuga y las botas, y preparan el resto del EPI
para cogerlo al llegar al incendio. La salida del tajo hacia el incendio se debe hacer
con tranquilidad pero sin perder tiempo.
En algunas ocasiones, se trasladan cuadrillas de tierra en helicóptero. Para
ha- cerlo es preciso que todos sus integrantes hayan entrenado el embarque y
desembarque.

2.4. LLEGADA AL INCENDIO


EN UN PRIMER ATAqUE
Antes de asignar tarea a la cuadrilla, el Jefe de extinción reconoce el
incendio y decide qué medios van a trabajar y cómo. En pequeños incendios a
los que la cuadrilla llegue antes que el agente, su capataz o técnico debe hacer esta
primera evaluación global del incendio e informar al CPM. En muchos casos, el ac-
ceso al incendio y los primeros trabajos constituyen la clave para el éxito del primer
ataque.

Funciones del capataz o técnico


Al llegar al incendio, el capataz (o técnico) de la cuadrilla realiza unas pri-
meras tareas antes de comenzar a trabajar:
» Avisa al CPM de su llegada y cambia su emisora al canal de extinción,
que es el que el Jefe de extinción usa en el incendio.
» Recibe instrucciones del Jefe de extinción, bien directamente, bien a
través del agente de guardia asociado a la cuadrilla. Las instrucciones
han de ser claras y completas antes de realizar el trabajo, incluyendo:
- Situación general del incendio y medios actuando en zonas próxi-
mas.
- Táctica: zona de trabajo, puntos de anclaje, tipo de trabajo a realizar
y medios de apoyo existentes.
- Responsable directo del que depende la cuadrilla.
- Seguridad: peculiaridades de la zona, riesgos existentes y posibles
cambios de comportamiento.
Una vez claras las instrucciones, el capataz o técnico de la cuadrilla se man-
tiene atento al canal de extinción de la emisora, y sigue en todo momento las
instrucciones de su responsable directo. Sus funciones específicas antes de comenzar
con el trabajo son:
» Reconocer la zona de trabajo asignada para prever el comportamiento
del fuego, anticiparse a posibles cambios, identificar posibles riesgos y
decidir cómo trabajar mejor.

Figura 20.
Reconocimiento del incendio

» Establecer un protocolo OACEL para toda la cuadrilla. Esta forma de


trabajar garantiza que en caso de riesgo inminente, se active un procedi-
miento de aviso a todos los trabajadores y puedan retirarse sin riesgo con
tiempo suficiente. Aunque se explica de forma detallada en el Capítulo
4 de Seguridad, se resume en mantener observación sobre la zona de
trabajo y los frentes que la afectan, prestar atención permanente a los
posibles cambios de los acontecimientos que puedan afectar a la seguri-
dad, establecer un sistema de comunicación eficaz para todo el equipo
de trabajo, y determinar una ruta de escape y un lugar seguro.
» Transmitir la información esencial a todos los integrantes de la cua-
drilla: situación del fuego, comportamiento previsto, protocolo OACEL,
puntos de anclaje, tipo de trabajo y herramientas necesarias.
» Repartir y asignar las tareas a realizar, teniendo en cuenta las habilida-
des de cada componente de la cuadrilla.

Funciones de los peones


Mientras el capataz de una cuadrilla de tierra obtiene las instrucciones de
trabajo, los peones terminan de disponer sus equipos de protección. Cuando tengan
claras la zona de trabajo y la tarea a realizar, pueden ir descargando las herramien-
tas necesarias del vehículo. El vehículo debe quedar abierto, con las llaves puestas,
orientado hacia la salida y sin obstaculizar el paso de otros coches o camiones.

Figura 21.
Cuadrilla preparando las herramientas para el trabajo de extinción

Las cuadrillas helitransportadas normalmente obtienen sus instrucciones


desde el helicóptero. En este caso, los peones prestan atención a lo que se ve por las
ventanillas, lo que les dará una información muy útil para entender su posición en el
incendio.
En cualquier cuadrilla, los peones también realizan un breve reconocimiento
del lugar de trabajo antes de empezar con sus tareas, con el fin de hacerse una idea
general de su situación, de posibles riesgos y de la evolución probable del incendio.
Aunque cada trabajador realiza una tarea concreta en un lugar determinado, tam-
bién ha de tener una perspectiva global similar a la descrita para el capataz o técnico.
Si bien el capataz o técnico ya lo hace para todo el equipo, cada trabajador
ha de establecer su propio protocolo OACEL de acuerdo con su posición, y ha de re-
visar periódicamente que se mantiene vigente. Entre los peones la comunicación se
realiza de viva voz o manteniendo un contacto visual.

2.5. LLEGADA AL INCENDIO EN


UN ATAqUE AMPLIADO
Cuando la cuadrilla acude como refuerzo a un incendio en el que ya hay me-
dios trabajando, la organización suele ser más compleja y suele haber varios sectores
de trabajo con diferentes accesos. El procedimiento de trabajo y las tareas a desem-
peñar se adaptan a estas peculiaridades.
En este caso, el capataz o técnico de la cuadrilla ha de solicitar al CPM las
siguientes instrucciones adicionales:
» Ruta de acceso y punto de encuentro para el sector asignado.
» Canal de comunicaciones específico del sector de trabajo.
» Responsable en la zona con quien hay que contactar.
Al llegar al incendio, el capataz o técnico debe preguntar por el jefe del
sector asignado, que es quien ha de darle las instrucciones de trabajo que haya de-
terminado el Jefe o Director de extinción. Las instrucciones de trabajo han de ser aún
más claras dado que no se suele conocer la zona de trabajo:
» Situación y estrategia generales del incendio.
» Ubicación de la zona de trabajo respecto del incendio.
En el ataque ampliado cobra especial importancia la dosificación del es-
fuerzo. Tanto el responsable de la cuadrilla como los peones han de tener en cuenta
el tiempo que pueden tardar en realizar la tarea asignada y adaptar el ritmo de
trabajo. También es más común el trabajo combinado en colaboración con otros
medios. Una adecuada coordinación con ellos hará el trabajo más seguro, eficaz y
llevadero.

2.6. TRAbAjO DURANTE EL INCENDIO

Funciones del capataz o técnico


El capataz o técnico coordina el trabajo de la cuadrilla y se mantiene atento
a cualquier cambio que pueda producirse. Es el coordinador con el resto del incendio
y el supervisor de la seguridad y la eficacia del equipo. Si descuidase esas funciones
la cuadrilla quedaría desprotegida y trabajaría desligada de la estrategia global.
De forma más detallada sus funciones son:
» Permanecer a la escucha en el canal de extinción, mantener el contacto
con el responsable directo y transmitir a los componentes de su cuadrilla
cualquier cambio en las instrucciones de trabajo.
» Prestar atención a la evolución del incendio, especialmente a los cam-
bios de comportamiento, y mantenerse en contacto permanente con la
cuadrilla. Si su posición no le permite observar directamente el incendio,
designar un observador, que puede ser de la propia cuadrilla o ajeno
a ella. En definitiva, ha de actualizar permanentemente el protocolo
OACEL para que mantenga su eficacia en caso de ser necesario abando-
nar la zona.
» Comprobar que los trabajos se realizan de la forma correcta para evitar
riesgos innecesarios (distancias de seguridad, alejamiento excesivo de
algún trabajador, etc.) y verificar su eficacia (ausencia de focos secun-
darios, correcta liquidación, etc.).

Figura 22.
Capataz supervisando los trabajos

Funciones de los peones


Los componentes de la cuadrilla realizan los trabajos encomendados por su
capataz o técnico y colaboran con los medios de extinción próximos. En todo momen-
to mantienen comunicación entre ellos, bien de viva voz bien por contacto visual,
atentos a los compañeros más próximos para evitar que nadie se quede rezagado o
avance demasiado. La extinción es un trabajo en cadena y algunas posiciones cansan
más que otras, por lo que se van rotando los puestos. El ritmo de trabajo ha de ser
pausado y constante salvo en momentos puntuales en los que la extinción requiera un
esfuerzo más intenso o sea preciso un descanso.
Durante el trabajo de extinción es preciso actuar con espíritu de equipo. Si
todo el mundo trabaja con el mismo objetivo y colaborando en cada tarea, el trabajo
será más rápido, más eficaz, más seguro y más llevadero.
Concluido el trabajo y cuando el Jefe o Director técnico de extinción lo au-
toriza, la cuadrilla se retira del incendio. Cuando se regresa en coche, el conductor
extrema la precaución y la persona que va a su lado se mantiene despierta y atenta,
sobre todo si es de noche y el conductor está cansado.
Después del incendio lo primero es beber, comer y llenar las mochilas y
cantimploras de agua. Se han de revisar todas las herramientas, afilarlas, arre-
glarlas y ordenarlas, dejándolas listas para el próximo incendio. Se aprende mucho
comentando la actuación en el incendio, errores, aciertos, mejoras...
3
COMPORTAMIENTO DEL INCENDIO

El reconocimiento del incendio y la evaluación del comportamiento son pro-


cedimientos que permiten hacerse una idea de cómo se va a comportar el incendio
en las próximas horas. Cada trabajador debe efectuarlos en su zona de actuación, lo
que le permitirá hacer su trabajo de una forma más eficaz y adoptar las medidas que
con- sidere necesarias para evitar los riesgos existentes. El capataz o técnico deberá
hacer un reconocimiento más exhaustivo, y el Jefe o Director técnico de extinción aún
más y para todo el incendio. No obstante, todos los reconocimientos siguen el mismo
esquema:
» Determinar cómo se está comportando el incendio en ese momento: velo-
cidad e intensidad de los frentes de llamas.
» Analizar los factores del comportamiento que pueden producir cambios
en el futuro: combustible, topografía y meteorología.

3.1. COMPORTAMIENTO ACTUAL DEL INCENDIO


Hay que tener una idea clara de dónde están y cómo son los frentes que afec-
tan o pueden afectar en las próximas horas a la zona de trabajo. En cada frente se
ha de identificar:

Intensidad
Viene determinada por la longitud de las llamas. Por encima de 1,5 metros
será difícil trabajar en ataque directo sin apoyo de autobombas o medios aéreos, y
por encima de 3,5 metros será prácticamente ineficaz incluso con apoyos.
34

Figura 23.
Factores relevantes para el reconocimiento del incendio

Velocidad
Es la distancia que avanza el fuego cada minuto. Es difícil de medir a golpe
de vista, pero puede calcularse viendo cuánto ha recorrido el fuego desde el inicio
y sabiendo a qué hora empezó. Conocer la velocidad permite decidir si se apaga a
suficiente velocidad o son necesarios medios de apoyo. Por encima de 10 metros por
minuto los incendios son muy difíciles de controlar.

Tipo de fuego
Lo determina la vegetación que está propagando el frente que nos afecta:
» Fuegos de suelo: sólo queman el combustible que hay sobre el suelo:
pasto, matorral, pequeños árboles y arbustos, etc., aunque haya arbolado
por arriba.
» Fuegos de copas: se propagan por las copas de los árboles. Suelen tener
un primer frente que quema las copas, y después se van quemando los
combustibles del suelo. Se producen en masas arboladas densas y en pre-
sencia de fuerte viento y/o pendiente.
35

» Fuegos de subsuelo: progresan por


la materia orgánica que hay bajo el
suelo, quemando raíces, tallos subte-
rráneos, etc. Son muy lentos y apenas
se aprecia llama o humo.

Factor principal de
propagación
Es el factor que más influencia tiene en
cómo se está moviendo el incendio (viento, pen-
diente o combustible). Analizando el entorno po-
Figura 24.
dremos determinar si el incendio va a cambiar de Triángulo del comportamiento
factor principal y, por tanto, si va a modificar su
comportamiento.

3.2. ANáLISIS DEL COMbUSTIbLE


La vegetación que hay en el monte conforma el combustible que alimenta el
incendio, tanto si está seca como si está viva. La forma en que arde dependerá de
muchas variables, de las que las más importantes son:
» Más cantidad de combustible implica más intensidad de fuego.
» Los combustibles finos y secos arden más rápido que los gruesos y húme-
dos.
» Cuando el combustible está compactado (troncos, ramas gruesas, hoja-
rasca compacta), arde mucho más despacio que si está suelto (ramillas
y hojas, matorrales).
» La velocidad e intensidad con que arde un combustible son mayores cuan-
to más seco esté. La vegetación se seca más con viento o con ambiente
cálido y seco. Las heladas fuertes también desecan el combustible.
» Cuando hay discontinuidades en la vegetación (caminos, ausencia de
matorral, árboles sin ramas bajas,…) el fuego frena su avance, e incluso
puede llegar a detenerse.
» Algunas especies como robles, encinas o jaras producen focos secunda-
rios en incendios con viento, al desprender hojas incandescentes.

El fuego puede comportarse de formas muy distintas en un mismo combusti-


ble dependiendo de las condiciones. Por ello, no se puede predecir la velocidad ni la
intensidad a la vista del combustible. Sin embargo, observando la disposición de la
vegetación por delante del fuego, y comparándola con la que está ardiendo, podemos
Figura 25.
Comportamiento del mismo fuego en diferentes combustible

hacernos una idea de los posibles cambios en el comportamiento. Una forma fácil y
simple de hacerlo es clasificando el combustible en tres grandes grupos:
» Pasto: suele arder con rapidez pero con baja intensidad.
» Matorral: también arde rápido, aunque menos que los pastos ligeros.
La intensidad es más alta que en los pastos, y depende de la cantidad de
combustible.
» Arbolado: solo arde rápido si hay mucho viento y/o pendiente. La inten-
sidad es aún más alta.
En los montes de la región, los restos de corta no suelen tener entidad sufi-
ciente como para considerarlos un grupo independiente de combustibles. Sin embar-
go hay que tener en cuenta que por la cantidad de combustible, el fuego tendrá una
mayor intensidad y la liquidación será más trabajosa, tanto si están en pastizales, en
matorrales o bajo el arbolado.

Figura 26.
Fuego rápido en pasto
Por ejemplo, si una zona de pastizal ligero está sufriendo un incendio rápido
con llamas de 0,5 metros, que se dirige a una zona de matorral de brezo bajo pero
denso, es de esperar que la intensidad aumente notablemente y que la velocidad se
reduzca.

3.3. ANáLISIS DE LA TOPOGRAFÍA


Si la vegetación proporciona el combustible al incendio, la pendiente y el
viento son los factores que marcan la dirección de propagación y contribuyen a que la
intensidad aumente o disminuya. La pendiente es, por tanto, el factor esencial de la
configuración del terreno para la propagación del incendio. Otros factores topográfi-
cos que modifican el comportamiento son la exposición y los accidentes significativos
del relieve.

Pendiente
Un incendio que comienza a media ladera en ausencia de viento y con com-
bustible homogéneo se propagará más rápidamente ladera arriba que ladera abajo.
Además de ir más rápido, las llamas de la parte superior serán mucho más intensas,
puesto que el calor que producen calienta el combustible de forma más efectiva.

Figura 27.
Incendio en pendiente

La predicción de comportamiento según la pendiente se realiza de la misma


forma que con el combustible, comparando la pendiente sobre la que está el incendio
con la que tiene el terreno más adelante. Un incendio que sube una fuerte pendiente y
va a llegar a una zona menos inclinada disminuirá su velocidad y su intensidad cuan-
do la alcance. Si a continuación hay una pendiente que desciende, la disminución será
mucho más drástica. Por el contrario si el fuego pasa de un llano a una pendiente se
acelerará y arderá con más intensidad.

Exposición
Es la dirección hacia la que se orienta una pendiente. Si mira al sur, tiene
exposición solana, y si mira al norte, umbría. En las solanas suele haber combustibles
más ligeros que en las umbrías. Con estos combustibles más secos e inflamables, las
exposiciones sur son más susceptibles a fuegos rápidos con alta intensidad. Además,
el efecto del sol a partir del mediodía calienta y seca las laderas de solana, volviendo
el fuego más violento.

Relieve
A continuación se detallan las formas de relieve que más influencia tienen en
el comportamiento del incendio:

» Vaguadas o vallejas: el aire que asciende por las laderas se canaliza por
ellas con mayor velocidad, aumentando la velocidad y la intensidad de
las llamas.
» Grandes laderas: en ellas se producen fácilmente fuertes corrientes de
convección, aumentando la velocidad y la intensidad del fuego.
» Fondos de valle: el fuego que desciende por una ladera pasa a subir por
la opuesta, aumentando en gran medida su intensidad y velocidad.
» Valles angostos, cañones y desfiladeros: canalizan el viento existente,
produciendo un efecto chimenea que dispara la velocidad del fuego cuan-
do el incendio los alcanza.
» Collados y divisorias: el cambio de pendiente ascendente a descendente
frena el avance de las llamas, aunque si hay viento se pueden producir
turbulencias que provocan comportamientos erráticos.

3.4. ANáLISIS DE LA METEOROLOGÍA


De los tres factores que determinan el comportamiento, la meteorología es
el más importante y el más variable, es el que más fácilmente originará un cambio
súbito del incendio. De todas las variables meteorológicas, las que más influyen son
velocidad y dirección del viento, aunque también contribuye la temperatura.
Viento
El viento empuja el calor producido por el fuego hacia el combustible que
tiene por delante, secándolo y facilitando su ignición. Provoca, por tanto, que el
fuego adquiera más velocidad e intensidad hacia donde sopla. Un viento de 10 km/h
(mueve las hojas y ramillas de los árboles) ya influye notablemente en un incendio,
y con 20 km/h (mueve ramas gruesas y árboles pequeños) hace que el incendio sea
muy rápido.

Figura 28.
Columna de humo tumbada por el viento

El viento que se observa en el monte y mueve los incendios es el resultado del


viento dominante más los vientos locales.
» Viento general: es el originado por el movimiento de la atmósfera. En
incendios que se complican, el PMA suele disponer de las predicciones
meteorológicas de viento, que son muy precisas con los cambios a gran
escala.
» Vientos locales: son los generados por el calentamiento del aire en las
laderas calentadas por el sol o su enfriamiento durante la noche. Según
la hora del día y la posición del incendio respecto de las laderas puede
hacerse una previsión bastante precisa de su evolución. Las tres formas
que más condicionan los incendios son:
- Vientos diurnos ascendentes: comienzan a media mañana y son más
intensos a la hora en que el sol más calienta las laderas. Según la
Figura 29.
Esquema de los vientos locales diurnos y nocturnos

orientación de la ladera serán más fuertes en momentos distintos de


la tarde (de las 14 a las 18 horas).
- Vientos nocturnos descendentes: comienzan cuando el sol se pone y
aumentan su intensidad durante la noche hasta unas dos horas antes
del amanecer.
- Vientos de valle: los vientos ascendentes y descendentes son más in-
tensos en el fondo de los valles, al sumarse el efecto de todas las
laderas que lo forman.

También se debe estar alerta al viento asociado a las tormentas:


- Al acercarse la tormenta, el viento sopla en fuertes ráfagas en direc-
ción de su avance.
- Cuando la tormenta se encuentra encima, se producen vientos muy
fuertes y racheados soplando en todas las direcciones.
- Al pasar la tormenta, el viento cambia y sopla en dirección contraria
a su avance.
Temperatura
El cambio de temperatura que se produce a lo largo del día favorece que el
fuego aumente de intensidad, que será más alta cuanto más calor haga. Por el con-
trario, al caer la noche la temperatura desciende y el fuego pierde virulencia hasta
que al día siguiente vuelve el calor.

Con las pautas vistas en este capítulo, y prestando atención al entorno de la


zona de trabajo, todo el mundo ha de realizar su previsión de comportamiento al
llegar al incendio. En resumidas cuentas, el reconocimiento y la evaluación consisten
en ver lo que está pasando y analizar el entorno para detectar cambios futuros.
Este análisis permite planificar el trabajo e identificar momentos y lugares críticos
para el trabajo o la seguridad.
4
SEGURIDAD y PREVENCIÓN
DE RIESGOS

Como toda actividad laboral, el trabajo de las cuadrillas en extinción de


incendios está sujeto a riesgos para la salud. Para evitar o controlar los riesgos que
nos pueden afectar hay unas cuestiones básicas que todo el mundo debe observar. En
primer lugar conocer los riesgos del trabajo y aprender la forma de evitarlos. Para
ello es necesario adoptar costumbres de seguridad, siendo básica la rutina de
aplicación del protocolo OACEL.
Para que las precauciones y los protocolos de seguridad se conviertan en
un hábito integrado en el desarrollo del trabajo, el trabajador debe recibir una for-
mación adecuada al principio de su contrato y mantener un proceso continuado de
entrenamiento (intervención en incendios y ejercicios prácticos).
Una rutina de hábitos seguros en el trabajo se completa con el correcto uso
de los equipos de protección individual y el mantenimiento de unas buenas con-
diciones físicas.
Una premisa fundamental es que cada uno en su puesto tiene que asumir un
papel activo:
- Cada trabajador debe velar por su seguridad personal en el des-
empeño del trabajo, así como por la del resto de los compañeros de la
cuadrilla y la de otros medios presentes.
- El capataz o el técnico, figura clave para la seguridad de la cuadri-
lla, debe garantizar la aplicación de las pautas y protocolos que se
44

describen en este capítulo y supervisar permanentemente la situa-


ción de la cuadrilla en relación a su seguridad.
Las precauciones específicas para cada tipo de trabajo se tratan en el aparta-
do 6.1 Trabajos de extinción, por lo que en este capítulo no se hace referencia a ellas.

4.1. PROTOCOLO OACEL


Es el protocolo básico de seguridad para todo el personal que participa
en la extinción. Permite prevenir situaciones comprometidas para la seguridad per-
sonal de una manera rápida y fácil de recordar. La palabra está compuesta por la
inicial de los conceptos:

OBSERVACIÓN
ATENCIÓN
COMUNICACIÓN
RUTA DE
ESCAPE LUGAR
SEGURO

El seguimiento del protocolo lleva inherente el cumplimiento de los aspectos


esenciales de las normas de seguridad que siempre han de tenerse presentes (aparta-
do 4.3). Las situaciones de riesgo descritas en el mismo apartado obligan a extremar
las precauciones, para ello la primera medida es cumplir estrictamente el protocolo.
Uno mismo debe tomar la iniciativa de aplicar el protocolo para conocer
en todo momento su estado respecto a la seguridad, con objeto de mejorar esta cuan-
do sea necesario. Ahora bien, este principio básico no se debe entender como algo
individual sino colectivo. Así, para que el protocolo realmente sea efectivo, todos
deben estar pendientes de su cumplimiento: cada peón en su entorno inmediato,
el capataz o técnico atendiendo a toda la cuadrilla y el Jefe o Director técnico de
extinción supervisando el cumplimiento por parte de todos los medios presentes en
el incendio.
El cumplimiento del protocolo debe ser continuo durante la actuación en
un incendio. Es necesario aplicarlo al llegar al incendio antes de empezar a trabajar,
y ante cualquier cambio de situación (del fuego, de sector, de tarea, etc.). Igualmen-
te se debe revisar el protocolo cada cierto tiempo, aunque no hayamos detectado
cambios. De esta manera, siendo conscientes de la situación en nuestro entorno,
podremos asegurarnos de no estar en riesgo aunque las circunstancias cambien.
45

Figura 30.
Esquema del protocolo OACEL

Para que el protocolo funcione los conceptos O-A-C-E-L se deben cumplir


en el orden en que se escriben:

» OBSERVACIÓN. Durante la actuación de la cuadrilla se debe garan-


tizar la observación sobre el fuego que pueda afectar a su posición. En
algunos casos será suficiente la visión directa por los componentes de la
cuadrilla o la del capataz o técnico desde un punto un poco más alejado.
Pero si esto no se cumple, será necesario utilizar un observador en un
punto con visibilidad, que esté en comunicación con el equipo y que ten-
ga a la vista toda la zona de actuación y el fuego que le afecta, para
poder avisar en caso de que se detecte un cambio peligroso. Puede ser
alguien de la cuadrilla, un agente medioambiental, etc.
» ATENCIÓN. Hay que mantener la atención en lo que ocurre alrede-
dor. Al trabajar en extinción el escenario va cambiando y puede generar
nuevas situaciones de riesgo. Es necesario levantar la cabeza y pararse
a pensar en cómo pueden influir en la seguridad de la cuadrilla los
posibles cambios motivados por el entorno y el trabajo de los medios
de extinción. Una atención continua permite tener conciencia real de la
situación en la que nos encontramos.
46

» COMUNICACIÓN. El capataz o técnico ha de estar comunicado con su


responsable directo, y todo trabajador ha de mantener alguna vía de
comunicación con el resto de la cuadrilla, para avisar o ser avisados
de cualquier cambio peligroso. El objetivo es que cualquier cambio en la
situación detectado por el observador pueda transmitirse rápidamente a
todos los trabajadores del equipo.
» ESCAPE. Siempre hay que establecer una ruta de escape segura por si
hay que abandonar el lugar donde se trabaja.
» LUGAR SEGURO. La ruta de escape siempre ha de llevar hasta una
zona en la que no haya peligro, por ejemplo una zona ya quemada. Tener
un escape a un lugar seguro en absoluto es una medida de seguridad
suficiente si no se cumple con la observación, atención y comunicación, ya que podría
verse comprometida la retirada.

Figura 31.
Aplicación del protocolo OACEL

El protocolo OACEL da la capacidad de actuar de forma automática cuan-


do se detecta una amenaza para la seguridad. El observador, o cualquier compo-
nente de la cuadrilla, en actitud de atención permanente pueden detectar cambios
relacionados con el comportamiento del fuego o el desarrollo de los trabajos de extin-
ción que afecten a la posición de la cuadrilla. Si suponen un riesgo para la seguridad,
47

la misma persona iniciará la comunicación de alerta para que todos salgan a tiempo de
la zona de trabajo por la ruta de escape al lugar seguro. El capataz o técnico
confirma- rá la instrucción de salida garantizando que todo el mundo la ha recibido y
entendido.
El uso del protocolo debe incorporarse como algo rutinario en nuestros hábi-
tos de trabajo. Si no se aplica habitualmente, será difícil que se haga en una situación
crítica.
Antes el protocolo se denominaba OCEL. Recientemente se ha incluido la
atención como un nuevo concepto ampliándose a OACEL. El cambio está motivado
en los accidentes ocurridos y analizados en los últimos años. De su estudio se ha
concluido que la pérdida de la percepción de la situación conduce directamente a una
desorientación. Esto con frecuencia lleva a asumir riesgos innecesarios, enfrentándo-
se a momentos que ya no se pueden predecir y que provocan accidentes.
Para evitarlo todos tienen que poner de su parte. En resumen, se debe prestar
atención para ser conscientes de cuál es nuestra posición en relación a la evolu-
ción del fuego, dónde están los compañeros de la cuadrilla y qué otros medios
están trabajando a nuestro alrededor.
Para mejorar en todo momento el conocimiento de la situación se debe man-
tener un intercambio de información al llegar al incendio, al cambiar de zona
o al cambiar de tarea tal y como se ha definido en el apartado 2.4 Llegada al in-
cendio. La información esencial es la relativa a la situación del fuego, su comporta-
miento previsto, la aplicación del OACEL, los puntos de anclaje y el tipo de trabajo
a realizar.

Figura 32.
Práctica de aplicación del protocolo OACEL
48

Desarrollar el hábito de aplicar el protocolo es una habilidad que se ad-


quiere a través del entrenamiento. Especialmente útil es hacerlo con ejercicios prác-
ticos y analizar cómo lo hemos hecho en nuestras actuaciones en un incendio.

4.2. ESCENARIO MáS COMúN DE ACCIDENTES


GRAVES POR ATRAPAMIENTO DE FUEGO
En general los accidentes graves se deben a una concatenación de errores.
Además la mayoría se suelen producir en circunstancias similares. Evitarlos es un ob-
jetivo prioritario en toda actuación. Una forma de contribuir a ello es dar a conocer
cuáles son estas situaciones.
Un examen de los casos de accidentes fatales por atrapamiento que se han
documentado en España, ha permitido describir el escenario más común de acciden-
tes graves por atrapamiento:
» equipos de extinción situados en ladera con el incendio por debajo,
» incendio aparentemente controlado o de fácil control,
» vegetación sin quemar (habitualmente matorral) entre su posición y el fuego,
» sin visión directa del fuego que hay por debajo, sin observador y sin per-
cepción de la situación,
» cambio brusco y repentino en el comportamiento del fuego determinado
por la topografía (fuertes pendientes, valles o vaguadas marcados,…)
y/o por la evolución de los vientos locales ascendentes de ladera o
valle en las horas centrales del día.

4.3. NORMAS DE SEGURIDAD


y SITUACIONES DE RIESGO
Las 10 normas de seguridad son la referencia principal para actuar evitan-
do riesgos en la extinción de incendios forestales. Su principal valor es que desde
hace décadas son conocidas por todos los profesionales que participan en la
extinción de incendios forestales.
Ahora bien, no se pueden considerar normas absolutas como se explica
frecuentemente de forma errónea. Constituyen la referencia general para todos los
puestos de trabajo, aunque según el puesto unas nos afectarán más que otras.
Realmente su aplicación depende de la situación de riesgo y el entorno en que se dé.
Para que las decisiones que se tomen al respecto sean las acertadas es necesario ad-
quirir hábitos seguros de trabajo, que empiezan por aplicar el protocolo OACEL.
49

En la actualidad se han redactado muchas versiones diferentes de las 10


normas de seguridad con la intención de adaptarlo a un puesto y a una situación de-
terminada. Sin embargo, para no desvirtuarlas, y utilizarlas con el enfoque dado en
el párrafo anterior, se considera que lo más válido es mantener su redacción original.

- 1ª NORMA: mantenerse informado sobre las condiciones actuales del


tiempo atmosférico y su pronóstico.
- 2ª NORMA: mantenerse siempre enterado del comportamiento del
incendio.
- 3ª NORMA: cualquier acción contra el incendio debe basarse en el
comportamiento actual y previsible del fuego.
- 4ª NORMA: identificar rutas de escape y zonas seguras y darlas a
conocer.
- 5ª NORMA: mantener un observador cuando exista la posibilidad de
peligro.
- 6ª NORMA: mantenerse alerta y calmado, pensando claramente y
actuando con decisión.
- 7ª NORMA: estar permanentemente comunicado con el personal, los
jefes y otros medios adjuntos.
- 8ª NORMA: se deben dar y recibir instrucciones claras y asegurarse
de que se entienden.
- 9ª NORMA: mantener control del personal en todo momento.
- 10ª NORMA: combatir el incendio manteniendo la seguridad como
objetivo prioritario.

Otro listado que forma parte de los contenidos básicos de seguridad en incen-
dios forestales es la identificación de situaciones de riesgo. Su objetivo es destacar
las condiciones donde siempre se deben extremar las precauciones. La lista ha ido
variando con el tiempo, siendo lo más común en la actualidad el uso de las 18 situa-
ciones de riesgo. Sin embargo, acorde al objetivo de este manual y pensando en su
utilidad, se presentan las situaciones de riesgo más frecuentes:

- Al desplazarse y/o trabajar de noche en zonas que no se han recono-


cido durante el día.
- La ruta de escape o el lugar seguro son comprometidos.
- Las instrucciones y la asignación de tareas no están claras.
- No se puede comunicar con los compañeros y el responsable de la
unidad.
- Al desplazarse y/o trabajar en una ladera por encima del frente de
llamas.
50

- Al realizar un ataque a la cabeza del incendio.


- Cuando existe combustible sin quemar entre tu posición y el incendio.
- Cuando no se puede ver el incendio ni comunicar con alguien que lo vea.
- Al desplazarse y/o trabajar en una ladera por debajo del frente de lla-
mas cuando hay material rodante (piñas, brasas,…) que puede iniciar
focos secundarios a la espalda.
- Cuando el tiempo se vuelve más seco y caluroso.
- Cuando el viento cambia de dirección bruscamente o aumenta su ve-
locidad.
- Si se producen abundantes focos secundarios.
- Al desplazarse y/o trabajar en zonas donde la topografía, vegetación
y otras características del monte dificultan el escape a zonas segura.
- Al desplazarse y/o trabajar en zonas donde la acusada pendiente y la
existencia de vaguadas puedan dar lugar al “efecto chimenea”.
- Cuando se siente sueño, fatiga o cansancio cerca del frente de llamas.

4.4. OTROS RIESGOS LIGADOS AL TRAbAjO


Otras formas de disminuir el riesgo de accidentes y lesiones son utilizar las
herramientas adecuadas para cada trabajo, manejarlas en la posición correcta y
preparar el cuerpo para el trabajo.

Protección contra el calor


En el trabajo de extinción el ser humano está expuesto a la radiación del in-
cendio, al aire caliente que le rodea, al calor del suelo, a la radiación solar y al calor
que genera el cuerpo al trabajar, lo que hace que aumente su temperatura corporal.
Para eliminar este calor el cuerpo humano produce sudor, que para ser efectivo tiene
que evaporarse. Para favorecer esa evaporación la ropa no debe quedar muy apre-
tada, y al hacer una pausa en el trabajo ha de abrirse la cremallera de la funda para
que circule el aire.
Con el sudor se pierde agua y algunas sales que son muy importantes para el
funcionamiento de nuestro cuerpo. Se calcula que por cada hora de trabajo de extin-
ción se pierden entre 1 y 2 litros de sudor, y a partir de los 2 litros el cuerpo empieza
a presentar graves síntomas de deshidratación. Hay que beber agua en abundancia
para reponer la pérdida en el sudor:
- Cuando se dé aviso de incendio y de camino al mismo.
- Rellenar la cantimplora antes de abandonar el coche.
51

Figura 33.
Bebiendo agua

- Durante el incendio se debe beber agua cada 15-20 minutos.


- Ante síntomas de deshidratación como mareos, fatiga, calambres, en-
rojecimiento de la piel, dolor de cabeza… hay que parar de trabajar
y comunicarlo al capataz o técnico; este deberá retirar a la persona
afectada a descansar a un lugar fresco y seguro, acompañado por
alguien con emisora.
- Hay que comer mucha fruta, que contienen mucha agua y sales de las
que se pierden con el sudor.
No es recomendable mojarse con agua para bajar la sensación de calor an-
tes de acercarse al frente, el vapor de agua a alta temperatura puede dañar las vías
respiratorias.

Aptitud física
Trabajar la fuerza, la resistencia y la agilidad de los músculos, así como
los reflejos, el equilibrio y la habilidad, mejora la reacción del cuerpo humano ante
las agresiones que sufre durante el trabajo en extinción de incendios forestales. Una
persona entrenada para el trabajo que va a realizar sufre menos lesiones y dolores
articulares o musculares que otra que no lo está.
Durante la extinción se realiza un trabajo relativamente intenso y de larga
duración, de ahí que una buena aptitud física ayude a:
- Resistir mejor el calor.
- Aclimatarse más rápidamente al trabajo.
52

- Trabajar con menos pulsaciones y con temperatura corporal más baja.


- Responder más rápido a situaciones de emergencia.
El trabajo en el monte ayuda a mantener la forma física adecuada, si bien
antes de empezar a trabajar es aconsejable calentar las articulaciones y realizar al-
gunos ejercicios de estiramiento.

Posturas de trabajo
Se pueden prevenir muchas lesiones simplemente corrigiendo la postura al
realizar esfuerzos. Se deben seguir las siguientes recomendaciones:
» En el trabajo con herramientas (pulaski, azada, batefuegos, palín, macleod):
- No agarrar el astil muy cerca de la parte metálica, requiere una po-
sición forzada para la espalda y no se aprovecha bien el peso de la
herramienta.
- No coger el astil con las dos manos juntas, pues así no se tiene buen
control sobre la herramienta.
- Iniciar los golpes con un pie más adelantado que otro, con una mano
en el extremo del mango y la otra a mitad de este. Con cada
herramienta

Figura 34. Figura 35.


Cogiendo herramienta Arneses acolchados
hay que buscar la técnica y el movimiento que requiera menos esfuerzo
y aproveche mejor el peso y la inercia de la herramienta. Siempre se
debe trabajar hacia delante y nunca retorciendo la espalda.
- Mantener las distancias de seguridad.

» En el trabajo con mochila:


- Al agacharse o enderezarse doblar las rodillas, para que sean las
piernas las que hagan la fuerza y no la espalda.
- Para levantar y colocarse la mochila a la espalda pedir ayuda a un
compañero. Si se está solo, buscar un sitio en alto en que posarla y
colocársela desde allí.
- Si los arneses hacen daño, se pueden acolchar con algún material
esponjoso.
- Revisar que la lanza funcione correctamente y esté bien engrasada,
para no realizar esfuerzos innecesarios.
» En el trabajo con motosierra:
- Al cortar a ras de suelo, tratar de doblar la espalda lo menos posible,
doblando las rodillas al agacharse y al levantarse.
- No sobrepasar la altura de la cabeza con el espadín y no girar la
columna.

4.5. EL EqUIPO DE PROTECCIÓN INDIVIDUAL (EPI)


Los Equipos de Protección Individual (EPI) protegen al trabajador fren-
te a posibles lesiones y enfermedades derivados de la actividad laboral. Si se
llevan puestos mientras se está expuesto a los riesgos, pueden evitar los daños pro-
ducidos por pequeños accidentes o imprudencias. Sin embargo no son infalibles
frente a accidentes graves, por lo que incluso llevándolos es necesario adoptar las
precauciones necesarias para evitar los riesgos.
La empresa que contrata a los trabajadores está obligada a proporcionarlos,
y cada trabajador está obligado a usarlos de forma correcta. Además hay que man-
tenerlos limpios y en perfecto estado para que cumplan su función.
Desde el PMA se podrá impedir que participe en las operaciones de extinción
el personal que acuda con un EPI incompleto o inadecuado, lo que además conllevará
las correspondientes penalizaciones.
A continuación se describen los EPI necesarios para incendios forestales. Se
recuerda que para los trabajos peventivos, en los que con frecuencia se utilizan la
motosierra o la motodesbrozadora, es necesario disponer del EPI específico.
Casco
Protege contra golpes, cortes y del efecto de la radiación producida por las
llamas. De material no metálico, resistente a golpes y calor. Consta de tres partes
que se pueden desmontar y cambiar:
- Casco: carcasa exterior rígida que lleva una alfombrilla lavable en la
que apoya la frente.
- Arnés: conjunto de cintas que sujetan el casco a la cabeza; se ajusta
por una hebilla al tamaño de la cabeza.
- Barbuquejo: cinta que sujeta el casco a la cabeza. Se debe llevar ajus-
tada bajo la mandíbula, para lo que se regula con una hebilla.
- Durante los trabajos de extinción siempre se debe llevar el casco
puesto y bien ajustado.
» Mantenimiento:
- Debe evitarse que reciba golpes fuertes.
- No se debe taladrar.
- Con fisuras o abolladuras se debe sustituir.
- Se debe lavar por dentro y por fuera.
- Se deben revisar el barbuquejo y la alfombrilla frontal; en caso de
deterioro se deben sustituir.

Figuras 36 y 37.
Casco y barbuquejo

Mascarilla
Protege las vías respiratorias de las partículas sólidas que hay en el humo.
En ambiente con humo se coloca rápidamente para retirarse a una zona más despe-
jada mientras duren esas condiciones, y no para permanecer allí trabajando.
Hay mascarillas de goma y de fibra desechables. Al recibir el equipo se ha de
comprobar cómo se ajusta a la boca y nariz con el casco y las gafas. El ajuste es algo
complejo y requiere cierto tiempo si no se ha efectuado nunca.
La mascarilla de fibra debe tener un buen ajuste facial proporcionado por dos
bandas de ajuste y por el clip y la almohadilla nasal.
Las partes de que consta una mascarilla de goma son:
- Cuerpo de la mascarilla: pieza de goma o silicona, que se adapta a la
cara cubriendo la boca y la nariz.
- Cintas: se ajustan por detrás de la nuca y fijan la mascarilla a la cara.
- Filtro: es de material poroso filtrante; es el elemento que detiene las
partículas.
- Funda: de lona para transportar la mascarilla protegida en el cinturón.
» Mantenimiento:
- Mantener limpia la carcasa con un paño húmedo.
- Comprobar que las válvulas no están dañadas u obstruidas, y en ese
caso sustituirla.
- Cambiar los filtros al principio de cada campaña o cuando el color del
filtro sea oscuro y el sabor del aire rancio.

Figuras 38 y 39.
Mascarillas

Gafas
Protegen los ojos contra el impacto de partículas pequeñas, polvo, etc. y con-
tra la irritación producida por el humo y el calor. La protección contra el humo es
solo temporal, por lo que hay que retirarse pronto de ese lugar. Consta de:
- Ocular: de plástico transparente resistente a empañamiento y rayado.
- Montura: de plástico, sujeta el ocular y la cinta elástica.
- Cinta: banda elástica que sujeta las gafas al casco o a la cabeza.
En ocasiones se facilita unas gafas con patillas que no se ajustan a la cara,
y por tanto solo protegen del impacto de partículas pero no del humo. Al empezar la
campaña se ha de comprobar su ajuste con el casco y la mascarilla puestos. El ajuste
es especialmente complejo para las personas que usan gafas graduadas, que habrán
de buscar un modelo compatible.
Es conveniente llevarlas sujetas al casco.
» Mantenimiento:
- Limpiar con un paño húmedo.
- Ajustar la cinta para que la montura se ajuste bien a la cara, compro-
bando que puede ponerse la mascarilla a la vez.
- Comprobar que la montura o el ocular no están deformados por el
calor; si es así, deben sustituirse.

Figuras 40 y 41.
Gafas

Ropa ignífuga: funda, cubrenucas, cuello (o buff)


y chaleco de alta visibilidad
La funda, el cubrenucas y el cuello o buff protegen el cuerpo durante un
corto espacio de tiempo del calor intenso y del contacto con llamas y pavesas in-
candescentes. Al mantenerse próximo a una fuente de calor llega un momento en que
el tejido lo transmite hacia dentro. Además, son resistentes al desgarro y la abrasión,
y de tejido transpirable.

Figura 42. Figura 43.


Funda ignifuga Chaleco de alta visibilidad

Figura 44. Figura 45.


Cubrenucas Cuello o buff
Si la funda cumple la normativa de alta visibilidad no es necesario completar
el EPI con un chaleco de alta visibilidad, en caso contrario sí. El chaleco debe tener
las mismas características ignifugas que la funda.
El cubrenucas protege cuello y cara de igual forma que la funda. Se sujeta al
casco y cae sobre los hombros. Se cierra por delante mediante un velcro.
El buff o cuello ignífugo será de tejido elástico, cerrado formando un cilindro,
con costura de unión remallada con puntada de seguridad.
» Mantenimiento de la funda:
- Se debe utilizar cerrada (cremalleras, puños, botones).
- Se debe mantener limpia, sobre todo de resinas y hollín, que arden.
- Se lava siguiendo las instrucciones de la etiqueta, nunca con suavi-
zante o lejía.
- No se debe abusar del lavado puesto que la prenda va perdiendo pro-
piedades; cuando el color queda muy claro tras muchos lavados, la
prenda debe ser sustituida.
- Las pequeñas roturas se pueden coser con hilo ignífugo.

botas
Calzado de cuero con suela de goma antideslizante y plantilla anticalórica.
Protegen de pequeños golpes, torceduras, cortes y del calor transmitido por el
suelo. Las botas deben llevarse atadas hasta arriba de la caña pues es como cumplen
sus funciones de protección.
» Mantenimiento:
- Al estrenarlas conviene usarlas durante algún tiempo antes del traba-
jo para conseguir su adaptación al pie.
- Limpiar la bota periódicamente para mantener la elasticidad del cuero.
- Secarlas a la sombra después de su uso o limpieza.
- Los cordones deben estar siempre en buen estado, sustituyéndolos
cuando presenten el mínimo deterioro y antes de que se rompan; es
conveniente contar con algún par de repuesto por cuadrilla.

Guantes
Protegen contra rozaduras, cortes y quemaduras. Durante sus primeros
usos se muestran algo rígidos, pero transcurrido algún tiempo adquieren la flexibili-
dad necesaria para el trabajo. Sus características son:
- Cubren la manga de la funda o la camisa para proteger la muñeca.
- Interior con tejido suave al tacto.
- Anilla y mosquetón para su sujeción al cinturón.
» Mantenimiento:
- Comprobar su estado, costuras, anilla y mosquetón.
- Los descosidos pueden repararse con hilo de algodón sin encerar.
- Cuando se mojen y se ensucien, aclararlos y secarlos a la sombra.

Figuras 46 y 47.
Botas y guantes

Protector auditivo
Protege los oídos en ambientes muy ruidosos, por ejemplo durante el trans-
porte en helicóptero o el manejo de motosierra.
Equipos complementarios

Este equipo se completa con otros elementos o accesorios que son necesarios
para el correcto trabajo:
- Cinturón: usado para el transporte de objetos y equipos de protec-
ción como mascarillas y cantimplora.
- Cantimplora: debe llenarse en el coche, antes de empezar a trabajar
en la extinción.
- Linterna frontal: de uso personal para actuar durante la noche. Tie-
ne que estar dotada de un arnés elástico formado por una banda pe-
rimetral ajustable al casco.
- Botiquín: por cuadrilla, al menos, se deberá llevar dos botiquines
completos de primeros auxilios, uno de ellos portátil y otro para que
permanezca en uno de los vehículos. Se recomienda que siempre se
disponga de colirios para la limpieza ocular de partículas y de vendas,
apósitos, o similares, apropiadas en caso de quemaduras.

Figuras 48, 49, 50 Y 51.


Accesorios
5
HERRAMIENTAS MANUALES

En extinción de incendios forestales las herramientas se cargan durante gran-


des distancias, y se someten a duras condiciones de trabajo. Por ello se deben elegir
herramientas ligeras, robustas y versátiles. Pueden ser comunes a las que se emplean
en otras actividades forestales o agrícolas, como el hacha y la azada, incluso herra-
mientas mecánicas como la motosierra y la desbrozadora. También pueden ser más
específicas para la lucha contra incendios forestales como el pulaski y el macleod.

5.1. DESCRIPCIÓN y USO


A continuación se describen las herramientas más utilizadas.

Extintor de mochila
Es un depósito de agua de 17 litros con cinchas para transportarlo a la es-
palda, y con una bomba de accionamiento manual en forma de lanza conectada al
depósito mediante un tubo flexible de goma.
Sirve para transportar agua hasta el frente y lanzarla a la base de las
llamas.
Para llenarla se desenrosca la tapa de la parte superior dejando el filtro de
llenado, que siempre debe estar puesto para evitar que entre arena o suciedad, y si es
62

Figura 52. Figura 53.


Extintor de mochila Filtro de llenado

Figuras 54. Figuras 55.


Filtro de salida Muelle
63
La lanza se sujeta con las dos manos, bombeando con una y dirigiendo con
la otra. En el extremo de la lanza hay una boquilla regulable, que permite lanzar el
agua más o menos pulverizada.
La goma que conecta depósito y lanza está protegida por muelles en las co-
nexiones, los cuales evitan que la goma se doble y no pase el agua. Hay que prestarles
atención pues se desprenden de su sitio fácilmente al engancharse con el matorral.

batefuegos
Herramienta compuesta por una pala de goma al final de un mango metálico,
con un fleje interno o una nervadura metálica que le proporciona la rigidez suficiente
para recuperar la posición inicial.
Es una herramienta muy específica que realiza una única acción: la sofoca-
ción. Es muy eficaz sobre combustibles ligeros usada en combinación con la mochila
de extinción.
Se usa golpeando con la parte de goma la base de las llamas y manteniéndo-
la unos instantes sobre el combustible (en torno a un segundo). Como puede haber
brasas y restos calientes, el golpe debe dirigirse desde la zona sin quemar hacia la
quemada, evitando que las brasas caigan sobre el combustible verde.

Figura 56.
Batefuegos

Pulaski o hacha-azada
Herramienta compuesta por una pieza de acero templado que por un lado se
asemeja a una azada estrecha y robusta, y por el otro a un hacha, inserta en un astil
de madera. Los filos son, el del hacha en doble bisel, y el de la azada en pico de
flauta por la cara interna.
Es una herramienta que se usa
para cortar y cavar, y a veces también
para obtener tierra y mezclar brasas y
rescoldos calientes.

Macleod
o rastrillo-azada
Herramienta compuesta por una
pieza de acero laminado con un borde con
Figura 57. filo en pico de flauta en la cara externa,
Pulaski
(azada muy ancha) y el borde opuesto con
dientes (rastrillo). Se encasta en un mango de madera más largo que el habitual en
otras herramientas.
Se utiliza para raspar y retirar combustibles, al tener menos capacidad de
corte que otras herramientas, pero la parte de cavado más ancha. También se puede
emplear para cavar en suelos blandos. También permite mezclar el combustible que
está ardiendo con tierra.

Figura 58. Figura 59.


Macleod Protección del filo

Pala y palín
Aunque a veces se usan palas de obra por su mayor disponibilidad, sobre todo
en zonas arenosas, el palín forestal resulta mucho más versátil. Es una herramien-
ta que consta de una pieza de acero templado, de forma ligeramente cóncava, y un
cilindro hueco en la parte posterior para encajar un mango largo de madera. Para
el trabajo en incendios es recomendable hacer un filo en bisel en el borde (del lado
cóncavo), comenzando en la punta y terminando a unos 5 centímetros del final.
Es la herramienta más efectiva para arrojar tierra sobre la base de las lla-
mas. Además puede realizar las funciones de corte, cavado y raspado aunque
con una menor eficacia, y es muy eficiente para dispersar rescoldos y mezclarlos con
tierra o agua en la fase de liquidación del incendio.
Se emplea normalmente combinada con otras herramientas.

Figura 60.
Palín

Azada
Herramienta agrícola de uso muy común en la extinción de incendios fores-
tales, compuesta por una pieza de acero templado con un borde recto afilado en pico
de flauta por la cara interna.
Sirve para cavar, para obtener tierra y mezclarla con brasas y rescoldos
calientes, y también para cortar y retirar el combustible.

Figura 61 y 62.
Azada
Antorcha de goteo
Es una herramienta usada para quemas controladas que se ha reutilizado en
la extinción. Consta de un depósito con asa que lleva una mezcla de dos partes de ga-
soil por una de gasolina, un tubo de salida con un regulador de caudal y un serpentín
que impide que la llama llegue al interior del depósito y lo haga explotar, y una
mecha de algodón que mantiene la llama al empaparse de mezcla.
Se utiliza para la aplicación de contrafuegos y quemas de ensanche. Pro-
porciona un pequeño caudal de combustible líquido que gotea ardiendo sobre la vege-
tación, manteniendo la llama el tiempo suficiente como para que se inicie un frente
de llamas. Para ello se ha de montar el tubo sobre el depósito, abrir el regulador de
caudal, empapar la mecha de mezcla, encender la mecha e inclinar la antorcha con
el tubo hacia abajo hasta que caigan gotas ardiendo. Al llevar líquido inflamable hay
que seguir ciertas pautas en su manejo:

» La antorcha debe transportarse cerrada y con el tubo de salida dentro


del depósito: se desenrosca y se vuelve a enroscar en posición invertida,
cerrando la llave de paso y tapando el orificio del tubo.
» En vehículos a motor la antorcha debe transportarse vacía y el líqui-
do inflamable ha de ir en contenedores especiales homologados para
ello.
Para el transporte a pie es muy útil una mochila de extinción vieja con la
parte superior cortada, en la que entran dos antorchas de goteo.

Figura 63 y 64.
Antorcha de goteo
Gorgui
Es una herramienta de diseño
específico para la extinción que trata
de maximizar la versatilidad con cuatro
hojas distintas para diferentes funciones.
Consiste en un cabezal de aluminio mon-
tado sobre un astil de madera largo que
sustenta hojas con función de azada, ma-
cleod, rastrillo y azada estrecha (similar
a la azada del pulaski).
Aunque su diseño e
incorporación al mercado es Figura 65.
relativamente reciente, su uso está cada Gorgui
vez más extendido.

Motosierra y motodesbrozadora
Son máquinas compuestas por elementos cortantes (cadena o discos) movidos
por un motor de dos tiempos que tienen como misión cortar el combustible.
En la lucha contra los incendios forestales se suelen utilizar modelos ligeros
de motosierras, de potencia media, con 4 o 5 kilogramos de peso.
Es una herramienta muy útil que aumenta enormemente el rendimiento en
el trabajo, aunque requiere cierta especialización y conlleva riesgos adicionales

Figura 66.
EPI de motoserrista
debido a la inflamabilidad del combustible y la potencia de corte. También son de
gran utilidad en labores de liquidación, cortando matorral, arbolado joven denso,
troncos a medio arder en el borde, etc. Para su uso se requiere el equipo de pro-
tección individual (EPI) de motoserrista: casco con protector auditivo y pantalla,
zahón o pantalón, guantes y botas de seguridad. Asímismo, los trabajadores encar-
gados de su manejo necesitan una formación específica para reducir los riesgos al
mínimo.
Como norma general no deben utilizarse en ataque directo, puesto que contie-
ne combustibles. Se usan en ataque indirecto como herramientas de corte, aunque
solo en ocasiones debido a la incomodidad de su transporte.

Otras herramientas
En la extinción de incendios forestales se utilizan muchas otras herramientas
específicas de cada zona: azadones, hachas, podones, machetes, tajamatas, retame-
ros, etc. Su uso se justifica por las características especiales de la zona y el hábito de
los trabajadores en su manejo.
Quizá, de todas ellas, la más usada sea el tajamatas, debido a su ligereza y
fácil transporte. Es una herramienta de corte en forma de “L” que se utiliza con una
sola mano. Se puede transportar en el extintor de mochila mediante unas gomas de
cámara de neumático, siempre con el filo protegido para evitar accidentes. Su man-
tenimiento es sencillo: afilar y proteger los filos.

Figura 67. Figura 68.


Tajamatas Tajamatas acoplados a mochilas
5.2. AFILADO y MANTENIMIENTO
Un correcto mantenimiento de las herramientas es indispensable, evitará le-
siones por el sobreesfuerzo y optimizará el trabajo. Todas las herramientas deben
revisarse antes y después de cada salida a incendio.

Mantenimiento del extintor de mochila


- Revisar y limpiar los filtros periódicamente.
- Engrasar periódicamente el mecanismo de la bomba: abrir la rosca
del cuerpo de la lanza, añadir grasa consistente y cerrar la rosca hasta
que aso- me la grasa. A medida que la grasa se consume se va cerrando
más la rosca.
- Después de usar agua sucia enjuagar con agua limpia el depósito y la
bomba.
- Revisar que el depósito, la manguera y las juntas no pierdan agua. Se
pueden sellar con silicona o juntas de goma recortadas de cámara de
neumático. En la boca de llenado puede usarse como junta una bolsa
de plástico normal entre la tapa y la rosca.
- El tubo de la bomba puede sustituirse por un trozo de manguera de
butano, más duradera y rígida. Se ha de cortar y limar la longitud
so- brante de las abrazaderas para evitar cortes y enganches.
- Las piezas de plástico que sujetan las cinchas al cuerpo de la
mochi- la pueden sustituirse por bridas de electricista o tornillos
pasantes con arandelas anchas, mucho más fiables.
- No dejar la lanza en el suelo ya que puede curvarse si se pisa.
- No dejar caer de golpe la mochila sobre el suelo; objetos punzantes
pue- den perforar su fondo o sacar virutas de plástico que corten o se
claven en la espalda.
- No posarla sobre puntos calientes, se puede quemar el latiguillo.

batefuegos
- Evitar apoyarse y cargar peso sobre el batefuegos, el mango y los
flejes de la pala, se doblan con facilidad.
- Desechar y cambiar por otro cuando se rompa la varilla interna que
mantiene la pala recta o cuando se queme la pala de goma.

Antorcha de goteo
- Limpiar el tubo con gasoil cuando se obstruya.
- La mezcla ha de renovarse anualmente, puesto que la gasolina se
evapora si no se usa.
- Sustituir la mecha de algodón cuando se consuma.
Herramientas de corte, cavado y raspado
- Limpiar el astil periódicamente y revisar que no esté astillado o roto
y que ajuste perfectamente a la herramienta. Si no ajusta se puede
solucionar sumergiendo en agua varias horas la zona de unión.
- Mantener la herramienta siempre afilada por el lado correcto y co-
locar protectores en los filos para evitar accidentes durante el trans-
porte.
- El palín se afila en su cara interna por los laterales hasta el pico sin
llegar al hombro de la pala. El filo no ha de ser muy fino.
- Si el macleod tiene holgura entre las piezas metálicas de la cabeza se
pueden introducir astillas de madera entre ellas para evitar el cabe-
ceo y la vibración al golpear.

Afilado
Las herramientas pueden afilarse usando medios mecánicos (esmeril o amola-
dora) o una lima manual. La lima se utiliza únicamente cuando no es posible hacerlo
de forma mecánica, ya que es muy lento, sobre todo cuando se mellan las herramientas
en incendios de larga duración. Un correcto afilado permite trabajar con menos
esfuerzo y más rendimiento. Siempre se ha de afilar usando guantes y gafas de
protección.
El hacha del pulaski se afila con un doble filo por ambas caras en ángulo de
30º, al igual que otras herramientas de corte de doble filo, como el podón o el taja-
matas. La azada del pulaski tiene filo de pico de flauta, que se repasa desde la cara
interior y en un ángulo de 45º como la azada.

Figuras 69 y 70.
Afilado del hacha y azada del pulaski
El palín se afila por la cara cóncava y se afilan solo las dos terceras partes
del borde más cercanas a la punta, dejando unos 5 centímetros hasta el hombro para
evitar cortes al pisarla para profundizar. Su ángulo de afilado es de 45º.

Figuras 71 y 72.
Afilado del palín y el macleod

El macleod es la única herramienta que se afila por el lado exterior ya que


se utiliza para raspar y este tipo de filo impide que penetre mucho en el terreno. Su
ángulo de afilado es de 45º.

Figura 73.
Afilado de la azada
6
TRAbAjOS

El trabajo en un incendio, desde un punto de vista general, consiste en parar


el fuego en la línea de control. Se debe aprovechar para ello cualquier barrera
natural (arroyo, roquedo, arenal, etc.), artificial ya existente (camino, línea férrea,
valla, cerca, etc.) o a construir (línea de defensa, pasada de bulldozer, perímetro
controlado, etc.).
Una vez controlado el avance de las llamas, se realizan los trabajos de
liquidación y vigilancia para evitar que el incendio pueda reproducirse y reavivarse.

6.1. TRAbAjOS DE EXTINCIÓN


A continuación se describen los trabajos más generales en extinción. Como no
son labores que la cuadrilla realiza todos los días, se ha de revisar la forma de hacer-
los al menos una vez al comenzar la campaña. La seguridad y la eficacia aumentan
si se practican cada cierto tiempo.
La cuadrilla puede realizar trabajos o bien de forma autónoma, solo con sus
propios medios, o bien apoyada por otros medios, normalmente bulldozer, vehículos
autobomba o medios aéreos. Los trabajos más habituales son los siguientes:

» Control con mochila de extinción y batefuegos.


» Extinción con herramientas: eliminación del combustible.
74

» Control con tierra.


» Control con apoyo de medios aéreos.
» Control con apoyo de autobomba.
» Combinación de agua con eliminación del combustible.
» Extinción con contrafuego.
Se ha llamado “control” a los trabajos que solo eliminan las llamas y nece-
sitan de una liquidación posterior, para diferenciarlos de los que dejan un borde frío
y solo requieren vigilancia.

Control con mochila de extinción y batefuegos


En fuegos de baja y media intensidad se puede optar por realizar ataque
directo combinando el empleo de agua de mochilas para bajar la altura de llama,
y de batefuegos para sofocar. Se ha de utilizar solo la cantidad de agua necesaria,
dejando el resto del trabajo a los batefuegos. De esta forma se economiza agua, que
en el monte suele ser escasa, y se puede avanzar más sin repostar las mochilas.

Figura 74.
Extinción con mochila y batefuegos

Las cuatro reglas básicas para el uso del agua en la extinción de incendios
forestales son las siguientes:
» Lanzar el agua con el menor tamaño de gota posible, poniendo la punta
de la lanza en posición de pulverización.
» Aplicar el agua a la base de las llamas, que es donde se produce la re-
acción de combustión.
75

» Lanzar el agua en dirección casi paralela al frente de fuego, para que no


se desperdicie agua que cae en “lo verde” o en “lo negro”.
» Si es preciso trabajar en dirección transversal al frente, lanzar el agua
de lo verde a lo negro para evitar empujar brasas incandescentes a la
zona sin quemar.
Salvo que haya posibilidades de rellenar las mochilas, es conveniente llevar
alguna herramienta adicional para cuando se agote el agua. Para esto son muy
útiles herramientas ligeras de fácil transporte, como el tajamatas o una azada peque-
ña de mango corto.
El trabajo con mochila y batefuegos es más rápido que la apertura de
línea de defensa. Sin embargo deja un borde de incendio muy caliente que es
preciso rematar, por lo que es conveniente completarlo con personal que avance
inmediatamente detrás liquidando con herramienta y asegurando la retirada. Si no
es posible liquidar con herramienta, la velocidad de avance de la cuadrilla queda
limitada, puesto que han de ir quedando trabajadores para vigilar el perímetro
hasta que el riesgo de reproducciones sea mínimo. Los peones van quedando atrás
hasta el límite que marca la comunicación eficaz entre ellos, y la cuadrilla no
puede avanzar hasta que el último trabajador juzga que el perímetro está suficien-
temente frío.

Extinción con herramientas eliminando el combustible


Se trata de cortar y retirar el combustible de una franja de terreno, lo que
se llama línea de defensa. Se utiliza para esperar a que el fuego llegue a ella y
apagarlo con poco esfuerzo, o para quemar el combustible entre la línea construida
y el frente. Cuando es posible se realiza con maquinaria, pero donde esta no puede
lle- gar, en pequeñas distancias, o en combustibles en que se trabaja más rápido a
mano (por ejemplo pinocha u hojarasca bajo arbolado) la realiza el personal de
tierra con herramientas manuales o mecánicas.
Para construir una línea de defensa se siguen las siguientes pautas:

» Cortar el combustible y, si es necesario, raspar o cavar hasta que sea


imposible que el fuego pase, es decir, que no haya continuidad de com-
bustible.
» El combustible cortado se dispersa al lado contrario de donde avanza el
fuego, salvo materiales a medio quemar que se arrojan dentro de lo que-
mado (lo verde a lo verde y lo negro a lo negro).
» Siempre se empieza y termina en puntos de anclaje (lugar seguro sin
combustible) ya sean naturales o artificiales.
76

» Debe ser lo más corta y recta posible, por la ruta más fácil y aprovechan-
do discontinuidades de combustible (sendas, roquedos, claros,...).
» Tendrá la anchura justa para que funcione, y es conveniente bajar la al-
tura del combustible cercano.
» Al avanzar los primeros cortan, los segundos retiran el combustible y ca-
van y los terceros raspan, turnando herramientas y posiciones de trabajo
para que no sea tan monótono y cansado.
» En zonas de pendiente, con el fin de evitar que material rodante atraviese
la línea, es recomendable construir caballones cruzados de manera incli-
nada, con la parte inferior en el borde del quemado.

Figura 75.
Construcción de línea de defensa

Esta forma de trabajo requiere cierto esfuerzo físico, por lo que se utiliza
poco. Sin embargo, cuando se puede aplicar, reduce al mínimo la posibilidad de
reproducciones y por tanto aumenta el grado de seguridad para los trabajadores.
La cantidad de trabajo a realizar disminuye notablemente si para cortar se utilizan
herramientas mecánicas.
El término línea de defensa da la idea de que se realiza a cierta distancia
del frente de llamas. Sin embargo no siempre es así: la “línea a dos pies” es una
estrecha línea de defensa hecha cerca del frente de llamas. La forma de trabajar es
la siguiente:
» Con una herramienta de corte bien afilada, se va rozando y extrayendo
una franja de combustible de unos 20-50 centímetros de ancho.
77

» Se va realizando paralelamente al borde del incendio y a no más de 1


metro de él.
» Cuando el fuego llega a la línea se apaga con batefuegos, agua u otra
herramienta.
Para realizar la línea a dos pies, la intensidad de fuego ha de ser moderada
y el combustible poco denso para permitir trabajar cómodamente a esa distancia del
frente. Si puntualmente el calor es excesivo se puede bajar la intensidad con agua.
En el manejo de las herramientas se debe observar unas precauciones espe-
cíficas de seguridad. Al caminar y trabajar es necesario mantener una distancia de
nuestros compañeros (mínimo 3 metros). Durante el transporte a pie se llevará la
herramienta con el brazo extendido paralelo al cuerpo, nunca al hombro.

Control con tierra


Se trata de lanzar tierra sobre el combustible para sofocar las llamas. Se
aplica este método en zonas muy puntuales, cuando no hay agua disponible y el suelo
sea suelto o arenoso.
También es muy útil para completar el trabajo de un bulldozer en puntos
calientes próximos al borde, o para enterrar tocones candentes cerca del borde del
incendio. En este caso, puede ser de utilidad cavar con un pulaski o una azada para
obtener la tierra precisa.
Al igual que ocurre en el control con mochila y batefuegos, una vez sofocada
la llama es preciso realizar un trabajo de liquidación para dejar un perímetro sin
riesgo de reproducciones.

Figura 76.
Extinción con tierra
78

Control con apoyo de medios aéreos


Tanto aviones como helicópteros realizan descargas de agua o productos re-
tardantes, que bajan considerablemente la intensidad de las llamas. Tras una descar-
ga al frente, el personal de tierra debe rematar con herramientas y dejar el fuego
controlado, ya que si no, vuelve a arder en poco tiempo.
El trabajo a realizar por el personal desde tierra puede consistir en controlar
las llamas restantes con mochilas y batefuegos, o rematar las zonas apagadas reti-
rando y disgregando combustibles con herramientas manuales. El primero permite
un avance muy rápido en el trabajo, dejando atrás un borde no muy seguro, mientras
que el segundo supone un duro y lento trabajo que, sin embargo, asegura que no ha-
brá reproducciones y permite trabajar aún cuando se ha agotado el agua.
La cuadrilla que desempeña esta labor debe llevar consigo herramientas de
corte y cavado además de mochila y batefuegos. Así puede realizar el trabajo que
más se adapte a las condiciones del incendio y a las instrucciones recibidas.

Figura 77. Figura 78.


Aproximación Retirándose de la zona

Figura 79. Figura 80.


Regresando a rematar Trabajo de la cuadrilla

Las descargas de agua que los medios aéreos pueden realizar van desde los
500 litros de los helicópteros más pequeños hasta los 5000 litros del avión anfibio (5
toneladas de agua). El impacto que este agua produce depende de lo cerca que pase
el medio aéreo y de la velocidad que traiga, llegando a partir árboles adultos. Por
ello es necesario tener muy presentes las normas de seguridad y apartarse con
suficiente antelación a la descarga. Si no da tiempo, se ha de adoptar la postura
de descarga (tumbado boca abajo con la cabeza hacia la aeronave, piernas abiertas,
casco bien sujeto con una mano y la herramienta bien sujeta lejos del cuerpo con el
otro brazo extendido). También se debe tener cuidado con el aire caliente y las
posibles brasas que desplace el agua al caer sobre el fuego.
Aunque no es frecuente, otro aspecto al que hay que estar alerta es si un
medio aéreo se aproxima mucho al fuego, el viento generado por los rotores puede
modificar localmente su comportamiento o reavivarlo en algún punto.

Control con apoyo de autobomba


La dotación de una autobomba está compuesta por conductor y ayudante.
Tanto el ayudante como un miembro de una cuadrilla designado por el capataz o téc-
nico, pueden ser los encargados de llevar la punta de lanza y dirigir el lanzamiento
de agua. Un compañero va siempre inmediatamente tras el punta de lanza para
extender la manguera, tirar de ella y ayudar al empalmar nuevos tramos, recibien-
do el nombre de escudero. Las funciones del resto de la cuadrilla son transportar
y empalmar tramos de manguera y rematar con herramientas el frente enfriado
con agua.
Al igual que con la mochila, se han de seguir las cuatro reglas básicas para
el uso del agua:
» Lanzar el agua con el menor tamaño de gota posible, poniendo la punta
de la lanza en posición de pulverización.
» Aplicar el agua a la base de las llamas, que es donde se produce la re-
acción de combustión.
» Lanzar el agua en dirección casi paralela al frente de fuego, para que no
se desperdicie agua que cae en “lo verde” o en “lo negro”.
» Si es preciso trabajar en dirección transversal al frente, lanzar el agua
de lo verde a lo negro para evitar empujar brasas incandescentes a la
zona sin quemar.
Al realizar tendido de manguera se debe tener en cuenta:
» Se utilizan exclusivamente mangueras flexibles de 25 milímetros de diá-
metro.
» En tendidos de manguera largos se pone una bifurcación al final del pri-
mer tramo, cerrando una salida y empalmando en la otra, para poder
cerrar el tendido y no perder agua cuando la autobomba va a repostar.
Figura 81. Figura 82.
Transportando tramos Desenganche de la lanza

Figuras 83 y 84.
Acoplando el nuevo tramo

» Los tramos de manguera se transportan enrollados hasta la punta de


lanza y se irán empalmando en el último o penúltimo tramo.
» La operación de empalmar un nuevo tramo es dirigida por el punta de
lanza, que es quien da instrucciones de cortar o restaurar el paso del
agua.
» Para empalmar un nuevo tramo, el escudero corta el paso de agua unos
4 o 6 metros antes de la conexión de racores en la que se quiere empal-
mar. Para ello estrangula la manguera con dos o tres dobleces en forma
de “Z”.
Figura 85. Figura 86.
Agua en pulverizado Ayudante y punta de lanza

» El compañero que trae el tramo de manguera a empalmar, lo despliega


y empalma junto con el punta de lanza mientras el escudero mantiene
cerrada la salida de agua sujetando las “Z”.
» Para recoger la manguera se desmonta tramo a tramo desde la punta de
lanza, a medida que se retrocede enfriando el borde del incendio apagado.
» La forma más práctica de recoger las mangueras en campo, vaciarlas,
transportarlas al hombro y volverlas a utilizar es enrollándolas en forma
de ocho doble.

Figura 87. Figuras 88.


Corte de presión en “z” Recogida de tendido en ocho doble
Los tendidos y recogidas de
mangueras deben entrenarse hasta
conseguir un trabajo fluido.

Casi todas las autobombas


permiten el funcionamiento de la bom-
ba con el vehículo en marcha.
También, en este caso, el punta de
lanza debe ser el ayudante del
conductor. Si no lo hay, quien lo
realice tendrá que prestar mu- cha
atención, puesto que esta forma de
trabajo es más peligrosa. Se deben se-
Figura 89. guir las siguientes pautas:
Personal de extinción entrenando
el trabajo con la autobomba

» El punta de lanza nunca debe subirse al vehículo, debe ir caminando a la


vista del conductor.
» El conductor adecuará la velocidad al paso del punta de lanza, e irá
siempre pendiente de él.
» Se utiliza un tramo de manguera flexible de 25 milímetros de diámetro
colocada por encima del camión para evitar que la pisen las ruedas.
» Es recomendable que un segundo trabajador ayude al punta de lanza a
arrastrar la manguera.
» Al igual que en el tendido de mangueras, el punta de lanza es el más
expuesto al calor y a posibles tropiezos, por lo que es quien dirige la
operación. El resto de trabajadores, incluido el conductor, han de estar
pendientes de facilitarle el trabajo.
Las principales precauciones específicas de seguridad en este tipo de trabajo son:
» Subir y bajar de la cabina por el lugar adecuado.
» Mantener la lanza firmemente sujeta. Nunca se debe soltar sin estar se-
guro que no hay presión.
» No dirigir el chorro de agua hacia otras personas. Tampoco hacia líneas
eléctricas, aunque estén desconectadas.

Combinación de agua con eliminación del combustible


El control de los frentes de llamas con agua, ya sea mediante mochilas de ex-
tinción, autobombas o medios aéreos, resulta muy rápido y eficaz, pero la probabilidad
de reproducción del incendio es elevada. Por otro lado, la construcción de líneas de
defensa con herramientas es un trabajo muy duro, y la línea ha de ser muy ancha
para que sea efectiva por sí sola. Sin embargo, la combinación de ambos tipos de
trabajo ofrece un excelente resultado: rapidez de control, liquidación efectiva y
reducción de riesgo de accidente.
En esta forma de trabajo, sea cual sea el medio que proporciona el agua, una
parte de la cuadrilla se dedica a abrir una estrecha línea con herramienta en el mismo
borde del incendio, disgregando el combustible caliente que pueda volver a prenderse
hacia la zona negra. De esta manera, el trabajo es algo más lento, pero queda rea-
lizada la liquidación en la misma fase que el control y la cuadrilla no está limitada
para avanzar por el perímetro.

Extinción con contrafuego


Consiste en crear un fuego desde una línea despejada de combustible exis-
tente o desde una línea de defensa y dirigirlo hacia el incendio, aprovechando las
corrientes de succión que genera el propio incendio. El combustible intermedio entre
nuestra posición y el incendio se quema y el incendio se extingue cuando se encuen-
tran los dos fuegos.
Uno o dos peones de la cuadrilla van dando puntos de fuego, siguiendo siem-
pre las instrucciones del capataz, agente o técnico que dirija la operación y mante-
niendo con él comunicación directa. El resto del personal ha de vigilar exhaustiva-
mente la zona verde que queda a la espalda del contrafuego, con el fin de localizar
rápidamente cualquier foco de llamas y extinguirlo antes de que coja fuerza.

Figura 90.
Contrafuego
Esta labor de vigilancia es la que garantiza el éxito del contrafuego y mantiene abier-
ta la ruta de escape. También puede ser necesario bajar la intensidad del frente de
llamas provocado utilizando mochilas o una autobomba.
El factor limitante para regular la velocidad de avance en la quema es que el
riesgo de focos secundarios en la zona verde vigilada sea mínimo. Para ello es esen-
cial que el responsable que dirige, regule el avance de los puntos de fuego de acuerdo
con la información que recibe de los últimos vigilantes que quedan por detrás.
Para la aplicación de contrafuegos de gran tamaño se utiliza la antorcha de
goteo. El contrafuego solo debe darse por personal especialmente preparado
y con
experiencia en manejo del fuego, y siempre debe estar autorizado por el Jefe o
Director técnico de extinción. Antes de ejecutarlo se debe tener total seguridad de
que no se encuentra nadie entre el incendio y la línea de nuestra quema.

6.2. TRAbAjOS DE LIqUIDACIÓN y VIGILANCIA


ACTIVA
La liquidación es el conjunto de labores que se realizan tras controlar el
avance de las llamas para extinguir el incendio completamente. Constituyen un
trabajo duro y lento, pero tan necesario como la extinción, pues una liquidación mal
hecha puede suponer una reproducción más grave que el incendio inicial.
La forma correcta de liquidar es recorrer todo el perímetro del incendio
enfriando, disgregando y eliminando todos los puntos calientes. La liquidación
solo con agua siempre es menos eficaz que con herramientas o bulldozer, puesto que
solo enfría el combustible.

Liquidación con apoyo de bulldozer


La cuadrilla realiza una labor complementaria al trabajo del tractor, revi-
sando y apagando las carboneras que va dejando la maquina, quemando islas de
combustible verde cerca del perímetro y rematando con herramientas puntos que
no ha podido hacer la máquina.
Tras la pasada de una máquina, que realiza a la vez extinción y liquidación,
la cuadrilla se reparte por el perímetro del incendio extinguido, a la vista unos de
otros o comunicados de viva voz y atentos a posibles pavesas y focos secundarios que
produzcan llamas fuera del perímetro quemado.
Ha de respetarse en todo momento una distancia de seguridad en torno a los
bulldozer (10 a 20 metros), incluso cuando se detienen con el motor en marcha. Se
han de evitar posiciones inmediatamente detrás de la máquina mientras trabaja. En
terreno con pendiente no se debe estar bajo ella por el riesgo de material que pueda
rodar, ni en las inmediaciones por encima para evitar caídas sobre su zona de actua-
ción. Este medio no se puede utilizar nunca para transportar personal.

Figura 91.
Personal liquidando detrás de bulldozer

Liquidación con herramientas


Al ir recorriendo el borde del incendio se realizan una serie de labores sobre
el mismo:
» Retirar y depositar dentro de la zona negra todo el material a medio
arder; si se trata de ramas y combustibles ligeros se pueden amontonar
y dejar que se quemen completamente; si se trata de troncos caídos se
dispondrán paralelos a la línea de máxima pendiente para evitar que
rueden.
» Repasar la corteza de los árboles ardidos cerca del borde.
» Si hay hojarasca o mantillo en el borde, se remueve mezclándolo con
tierra y se lanza dentro de la zona negra.
» Los tocones del borde se extraen y se depositan en la zona negra si es
posible; si no, se realiza una faja alrededor y se cubren con tierra.
» Cuando existan zonas de combustible sin quemar entre dos lenguas próxi-
mas del borde del incendio, se puede valorar la posibilidad de quemarlas
para acortar el perímetro de liquidación. Esta operación debe realizarse
con sumo cuidado, haciendo previamente línea de defensa, con apoyo de
agua, y con atención a posibles pavesas que originen focos secundarios.
Figura 92.
Liquidando el borde

» Lo expuesto en el punto anterior también sirve para pequeñas islas de


vegetación sin quemar cerca del borde.
» Una vez asegurado el borde del incendio, también se revisa una franja de
la zona negra para prevenir que combustibles encendidos alcancen zonas
verdes.
» Si hay focos secundarios apagados fuera del perímetro principal, se liqui-
dan de la misma forma.
» Las herramientas más recomendables en la liquidación son los pulaskis,
azadas, macleod, y tajamatas.

Figura 93.
Quemando para asegurar el borde
Liquidación con agua
El agua en la liquidación se puede aplicar de tres formas:
» Con extintores de mochila: se aplica el agua de forma puntual en aquellas
zonas donde es necesario para enfriar brasas, apagar alguna llama cerca
del borde, etc. sirviendo de apoyo a la liquidación con herramienta; tam-
bién sirve de apoyo a quemas de combustible.
» Con vehículos autobomba: de forma general, el agua se aplica en pulve-
rizado, y en zonas con mucho mantillo a chorro para excavar y remover
(conviene repasar estas zonas con herramienta); el agua se dirige siempre
de fuera a dentro, es decir, de lo verde a lo negro.
» Con medios aéreos: si es posible disponer de alguno se utilizará para
realizar descargas en las zonas más peligrosas o de peor acceso, y sobre
todo para controlar cualquier reproducción, entrando en este caso una
cuadrilla inmediatamente después.

Vigilancia activa
Una vez extinguido el incendio y durante un tiempo prudencial la cuadrilla
queda vigilando repartida por el perímetro, a la vista unos de otros o comunica-
dos de viva voz, y siempre atentos a posibles reproducciones y puntos calientes.
Estos puntos se pueden localizar mediante una serie de indicadores:

Figura 94.
Cuadrilla repartida vigilando el borde
» Zonas en las que se concentran sobrevolando moscas o mosquitos.
» Acumulaciones de ceniza blanca.
» Pequeños humos muy ligeros.
Para que sea efectiva se establecen recorridos visuales o itinerarios a pie.
Se debe informar de novedades metódicamente cada cierto tiempo (media o una
hora), para evitar despistes. Si se divisa algún punto caliente se avisa y se procede
a su liquidación.
7
COMUNICACIONES

En extinción de incendios, es imprescindible el uso de un sistema de comu-


nicaciones que permita hablar entre distintas zonas de trabajo. De esta forma se
pueden organizar mejor los trabajos, y es posible avisar de cambios en el compor-
tamiento y de riesgos para los trabajadores. Por otro lado, cuando no hay incen-
dio, muchos medios están ubicados en lugares remotos, por lo que el CPM no puede
despacharlos usando las redes de teléfono.

En todo el mundo se utilizan sistemas de radio específicos para mantener


todas estas comunicaciones. Estos sistemas se basan en el uso de aparatos portátiles
de emisión-recepción alimentados por baterías recargables, que pueden ser emisoras
fijas instaladas en los vehículos o emisoras de mano.

En Castilla y León se utilizan actualmente emisoras de FM con frecuencias


en torno a los 80 MHz, muy próximas a las de la radio comercial. Estas frecuencias
permiten que una emisora de mano tenga un alcance medio próximo a los 25 kiló-
metros, y cierta capacidad de refracción que posibilitan salvar algunos obstáculos.
Los obstáculos que reducen el alcance de las emisoras pueden ser tanto materiales
(montañas o edificios), como electromagnéticos (líneas eléctricas potentes o repe-
tidores de teléfono, radio y televisión). Es posible que en un futuro próximo puedan
implantarse nuevos sistemas con mejores prestaciones. Aún en este caso, todas las
pautas de uso de las comunicaciones que se detallan en el apartado 7.3 seguirán
siendo válidas.
90

Habitualmente el capataz o técnico al mando de la cuadrilla es el encargado


de atender la emisora. Sin embargo, es recomendable que todos los peones sepan
utilizarla por si en algún momento tienen que hacerse cargo de ella.

7.1. CANALES y MODALIDADES DE COMUNICACIÓN


Cada emisora emite y recibe en las frecuencias que el usuario ha seleccionado
en el aparato. Para que la utilización sea más sencilla, estas frecuencias se han pro-
gramado en diferentes canales, que están numerados del 1 al 100. En cada provincia
se usan unos canales determinados, de forma que las comunicaciones en una de ellas
no interfieran con las cercanas.
Salvo alguna muy antigua, las emisoras tienen programados todos los cana-
les de la Comunidad, de forma que si un medio se desplaza a otra provincia pueda
usar los canales asignados. Sin embargo en otras comunidades los canales son
diferentes, así que si se acude a un incendio en su apoyo será preciso contar con
un medio de comunicación alternativo o una persona que sirva de enlace entre
ambos sistemas.
Desde el comienzo de la jornada de trabajo hasta que se llega a un incendio,
cada medio ha de usar el canal que le indique el CPM. Al llegar al incendio con-
tactará con el PMA para saber qué canal se usa en su zona de trabajo. En incendios
de ciertas dimensiones es muy habitual utilizar canales diferentes en distintas zonas
de trabajo del mismo incendio.
El sistema de comunicaciones utilizado tiene dos modalidades de funciona-
miento que ofrecen distintas utilidades:

» Comunicación símplex (canales 1 a 22): cada emisora contacta direc-


tamente con otras que estén dentro de su alcance. Hay que recordar que
el alcance puede verse limitado por los obstáculos existentes (líneas de
alta tensión, montañas, etc.). Salvo en zonas muy abruptas, su uso está
recomendado durante los trabajos de extinción.
» Comunicación semidúplex (canales 23 a 100): cada emisora contac-
ta con las otras a través de un repetidor, pero no directamente. Los
repetidores se ponen en puntos dominantes y tienen más potencia que
las emisoras portátiles, por lo que tienen mayor alcance. No obstante,
los obstáculos intermedios siguen condicionando mucho el alcance de la
señal. Son los que se usan habitualmente para transmitir al CPM las
alertas de incendio y despachar los medios desde allí.
91

Figura 95.
Funcionamiento canal en simplex

Figura 96.
Funcionamiento canal en semidúplex

Cuando la emisora no contacta con ninguna otra, puede ser útil desplazarse
hacia una posición dominante buscando contacto visual con el interlocutor (cana-
les simplex) o con la ubicación del repetidor (canales semidúplex).

7.2. UTILIzACIÓN DE LOS EqUIPOS


A continuación se describen los controles principales de los aparatos utiliza-
dos actualmente y unas instrucciones básicas para su correcta utilización.

Uso de los controles


Hay emisoras de distintas marcas y modelos, con más o menos funciones o
posibilidades, pero todas ellas tienen tres controles principales para su utilización:
92

- Pulsador (PTT): se mantiene pulsado para hablar y se suelta para


escuchar. La emisora no recibe mientras que está emitiendo. No se ha
de hablar hasta pasados uno o dos segundos desde que se ha pulsado,
porque es fácil que se corte la primera palabra mientras se establece
el contacto con otras emisoras.
- Volumen: girándolo se regula el volumen del altavoz, y en muchos
modelos tiene una posición de apagado de la emisora. Se ha de subir
lo justo para que se oiga, porque cuanto más alto esté más se distor-
siona la voz, además de consumir más batería.
- Selector de canales: sirve para seleccionar el canal en el que se va
a comunicar.

Figura 97.
Partes de una emisora

Sólo se ha de transmitir si la emisora está en silencio. Cuando las emiso-


ras reciben un mensaje, no desconectan de él hasta que no ha finalizado, por lo que
no recibirán nada de cualquier otra que esté emitiendo a la vez. En algunos modelos
incluso se enciende una luz roja o se oye un pitido de error cuando esto ocurre.
Para hablar se ha de mantener la emisora a una distancia aproximada de 10
centímetros de los labios. De esta forma el micrófono capta mejor la voz y no distor-
siona el mensaje.
Muchas emisoras tienen programada una función escáner, que realiza un ba-
rrido por los canales de la provincia y conecta con el primero que está comunicando.
En los incendios es recomendable desconectar esta función, porque puede hacer que
93

no oigamos los mensajes del canal que se nos ha asignado cuando la emisora ha co-
nectado con otro.
La carga de la batería tiene una duración limitada. Para sacarle el máximo
partido conviene ser cuidadosos: los aparatos consumen mucho cuando están emitien-
do, poco cuando están recibiendo y prácticamente nada cuando está la red en silencio
y la emisora en espera. Por tanto, es conveniente acortar los mensajes y bajar el
volumen hasta el mínimo nivel que permita escucharla.

Mantenimiento
Las emisoras funcionan mejor cuando están bien mantenidas. Las principales
pautas a tener en cuenta son:
- No sujetar la emisora por la antena, una antena doblada o ligeramen-
te despegada emite y recibe mucho peor.
- No pulsar el PTT sin la antena puesta, se produce una sobrecarga que
puede dañar el aparato.
- Proteger la emisora del agua. Las salpicaduras ocasionales no suelen
dañarla, pero a la larga facilitan la corrosión.
- No dejar la emisora expuesta al sol en el salpicadero del coche.
- Cargar la emisora todas las noches, para tenerla siempre en óptimo
estado de carga. Cuando deje de usarse al final de la campaña, hacer
varios ciclos de descarga completa (hasta que se apague sola) y carga
a tope para recuperar la máxima capacidad de la batería.
- En emisoras de coche, revisar periódicamente las conexiones a la
batería, la antena y el PTT.

7.3. DISCIPLINA EN RADIOCOMUNICACIONES


Durante la extinción de los incendios es normal que haya muchos usuarios
de emisora, por lo que a menudo los canales de comunicación están saturados. Para
reducir esta saturación y obtener la máxima eficacia de las comunicaciones son útiles
las recomendaciones que se exponen a continuación. El objetivo principal de estas
recomendaciones suele resumirse en una sola frase: los mensajes han de ser claros,
cortos y concretos.
» Claros: pronunciando pausadamente y usando frases fáciles de entender.
» Cortos: utilizando pocas palabras, sin explicaciones innecesarias.
» Concretos: usando términos que todo el mundo entienda y no tengan
varios significados posibles.
94

Lenguaje y frases hechas


En radiocomunicaciones se usan una serie de palabras y frases comunes
que reducen el tiempo empleado y evitan confusiones, puesto que son difíciles de
confundir incluso cuando el sonido se distorsiona. Las más importantes son las
siguientes:
» Se empieza por “atención” o “a ver”: esto evita que se pierda informa-
ción relevante mientras la emisora establece la conexión.
» Se nombra primero al receptor buscado seguido de “para” y del emisor
del mensaje, por ejemplo “atención Jefe de extinción para Romeo 12”.
» A continuación ha de contestar el receptor: “adelante” seguido del re-
ceptor, en el ejemplo anterior “adelante para Jefe de extinción”.
» Se transmite el mensaje en lenguaje claro, corto y concreto. Es mejor
transmitir varios mensajes cortos que uno muy largo.
» El receptor ha de confirmar la recepción de cada transmisión con “re-
cibido” o “copiado”.
» Si el receptor no ha comprendido completamente el mensaje, o bien pide
que se lo transmitan de nuevo con “repite”, o bien pregunta repitiendo
la parte confusa con sus propias palabras, por ejemplo “¿entiendo que
debo ir al kilómetro 19?”.
» Se dice “afirma” en lugar de sí y “negativo” en lugar de no, más difíci-
les de confundir aunque se corte parte de la comunicación.

Prioridad de los mensajes


Como norma general, no se ha de interrumpir una conversación en curso
para comenzar otra, dado que se incrementa el tiempo de ocupación del canal al
tener que repetir más tarde parte de la información. La única excepción a esta regla
son los mensajes urgentes e importantes:

» Comunicaciones relacionadas con la seguridad de los trabajadores o


riesgos detectados.
» Las instrucciones del PMA u otros responsables a medios de extinción
que requieran de un cambio inmediato en su tarea.

Por ejemplo, un trabajador en un tendido de mangueras no debe interrumpir


una comunicación del Jefe de extinción para pedir más presión. Sin embargo, un ca-
pataz ha de interrumpir cualquier comunicación para informar de un foco secundario
fuera del perímetro.
95

Codificación de medios
El término utilizado para cada tipo de medio de tierra es:

MEDIO CÓDIGO AbREVIATURA


Cuadrilla de tierra Romeo R
Vehículo autobomba Charli C
Bulldozer Delta D

Se utilizan números y letras para identificar la provincia a la que pertenecen.


El número corresponde al del orden alfabético.

PROVINCIA NúMERO CÓDIGO


Ávila 1 Alfa
Burgos 2 Bravo
León 3 Lima
Palencia 4 Papa
Salamanca 5 Sierra
Segovia 6 Golf
Soria 7 Oscar
Valladolid 8 Víctor
Zamora 9 Zulú

Para referirse a cualquier medio de tierra se utiliza el código seguido del


número que tenga asignado, por ejemplo Romeo 17 (en la provincia de León es la
cuadrilla de Villafranca del Bierzo), Charli 3 (en la provincia de Palencia es la au-
tobomba de Guardo) o Delta 5 (en la provincia de Zamora es el bulldozer de Villar-
deciervos).
Cuando se sale a otra provincia, pueden existir dos medios con el mismo có-
digo, por lo que se añade un segundo número que designa la provincia de origen. Los
medios del ejemplo anterior serían Romeo 17.3, Charli 3.4 y Delta 5.9.
Los helicópteros se codifican por la letra de la provincia de origen y el nú-
mero de orden asignado a la base. Por ejemplo Alfa 1 es el helicóptero con base en
Cebreros, provincia de Ávila, y Sierra 3 corresponde al de la base de Guadramiro en
Salamanca.
96

Las cuadrillas helitransportadas se denominan ELIF (equipos de lucha inte-


gral contra incendios forestales) y se codifican como ELIF seguido del medio aéreo
al que están asociadas, por ejemplo ELIF Alfa 1 o ELIF Sierra 3.
Los puestos de vigilancia se denominan por el lugar de su emplazamiento, por
ejemplo “Gistredo” o “Fuente Macanda”.
INFORMACIÓN DE INTERéS

CENTRO PARA LA DEFENSA CONTRA EL FUEGO (CDF)


Consejería de Fomento y Medio Ambiente
Junta de Castilla y León
C/Comandante Cortizo s/n 24008 León
Télefonos: 987 220 946 / 987 221 926
Fax: 987 840 604
Correo electrónico: [email protected]
Web: www.jcyl.es, buscar “CDF”

En la página web están disponibles:


- La descripción y los formularios del procedimiento de forma-
ción y certificación de trabajadores de cuadrillas de extinción
de incendios forestales en Castilla y León.
- Los manuales de formación sobre incendios forestales edita-
dos por la Junta de Castilla y León.

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