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Para poder entender este tema primero tenemos que saber lo siguiente;

¿Qué es el juicio de amparo?


El juicio de amparo es un procedimiento jurisdiccional que tiene por objeto
proteger la constitución, a los derechos humanos y a las garantías de los derechos
humanos fue instaurado en el acta de reformas de 1847. En sus orígenes el juicio
de amparo fue un gran avance en la protección de los derechos humanos.
Procedencia del juicio de amparo:
Para interponer un juicio de Amparo tenemos que saber en qué momento procesal
y bajo que supuestos es posible interponer un juicio de amparo, ya que este
procede o se le da trámite cuando existe una violación a tus garantías por medio
de un acto u omisión de una autoridad y en sentencias que le pongan fin a un
juicio.
Ahora bien, Los órganos jurisdiccionales de control constitucional se encuentran
en la posibilidad jurídica de analizar y resolver sobre el fondo de la cuestión
planteada en la demanda de garantías; esto quiere decir, que se trata de la aptitud
jurídica que tiene el juzgador de amparo para realizar el estudio y pronunciamiento
de la constitucionalidad o inconstitucionalidad de los actos reclamados en función
de los conceptos de violación y este se divide en dos: el Amparo directo y el
Amparo indirecto.
La procedencia del juicio de amparo directo:
Es un juicio que se presenta ante un ente competente para que sea esta quien se
encargue de conceder o negar la suspensión del acto reclamado y enviarlo al
Tribunal Colegiado que corresponda; una vez estudiado por el Tribunal Colegiado
este emitirá y dictara sentencia otorgando el amparo y protección o negando el
Amparo, cabe resaltar que dichas sentencias son de carácter irrevocable ya no
procede ningún otro recurso en contra de estas.
Este Juicio de Amparo se promueve en contra sentencias definitivas, laudos y
resoluciones que pongan fin al juicio, dictadas por tribunales judiciales,
administrativos, agrarios o del trabajo, ya sea que la violación se cometa en ellos o
que sea cometida durante el procedimiento, afecte las defensas del quejoso
trascendiendo al resultado del fallo, lo anterior tiene fundamento en el artículo 170
de la Ley de Amparo.
Casos en los que procede un amparo directo:
Un amparo directo procede contra cualquier resolución que ponga fin al juicio y
que sea dictada por un tribunal judicial, de trabajo, agrario o administrativo.
Además, se tienen que agotar todos los recursos ordinarios que estén
establecidos en la ley y que de alguna manera puedan revocar o modificar una
resolución.

Otro caso en el que procede un amparo directo es, en aquellas sentencias que
pongan fin a un juicio y que sean dictadas por un tribunal en lo contencioso
administrativo, siempre y cuando la resolución sea favorable para el afectado. En
esta circunstancia, la resolución se puede impugnar con un recurso administrativo
de revocación. Luego, la sentencia se puede llevar a un juicio contencioso
administrativo. Después de que Tribunal Federal dicte su resolución, ya no podrá
impugnarse, por lo que cabe interponer un juicio de amparo directo ante el
Tribunal Colegiado que corresponda.
La procedencia del juicio de amparo indirecto:
Un amparo indirecto es un juicio que, si bien es llevado a cabo por un juez de
distrito, su resolución puede ser revisada, bien sea por el Tribunal de Circuito o por
el Tribunal Supremo, según corresponda.
Casos en los que procede un amparo indirecto:
 Un juicio de amparo indirecto procederá contra actos de imposible
reparación (acciones que, una vez realizadas, generan consecuencias que
no pueden ser restituidas a su estado original).
 De igual modo, un amparo indirecto tiene lugar frente a actos o leyes que
no tengan origen en tribunales administrativos, judiciales o del trabajo.
 Actos realizados fuera de juicio, o luego de concluido este, que no tengan
origen en los tribunales anteriormente mencionados o que afecten a
personas ajenas a este.
Protección del juicio de amparo:
El objeto de protección del juicio de amparo en el régimen jurídico anterior a las
reformas de 2011-2013.,es ofrecer una comparación entre el esquema anterior y
el nuevo, en relación con el objeto de protección de juicio de amparo, en segundo
se busca ofrecer una descripción de las principales resoluciones que representan
la superación de criterios sustentados bajo el sistema anterior y al mismo tiempo,
los primeros pasos hacia adelante en la clarificación del contenido jurisprudencial
de las reformas constitucionales y legales del amparo (2011-2013) por parte de la
suprema corte de justicia.
El objeto de protección del nuevo juicio de amparo, tal como resulta de la reforma
constitucional de 6 de junio de 2011 y de la nueva Ley de Amparo de fecha 02 de
abril de 2013, resulta distinto del que caracterizó su antecesor durante el régimen
jurídico anterior. Esto se debe a en esencia, al renovado estatus de los derechos
humanos de fuente internacional, pues dichas renovaciones o modificaciones
implican a efectos de sus posibilidades de defensa mediante este juicio.

Es decir, en el artículo 103 de la Constitución Política de los Estados Unidos


Mexicanos, hasta antes de la reforma mencionada en el párrafo anterior, este
establecía que, mediante el juicio de amparo se protegían las “garantías
individuales” por leyes o actos de autoridad que las violaran (fracción I).
Ahora bien, a lo largo del tiempo la comprensión histórica del objeto de protección
del juicio de amparo, en realidad, vivió un momento clave de su desarrollo en el
siglo XIX, cuando la Suprema Corte admitió su procedencia contra las sentencias
judiciales, motivada por la incorrecta aplicación de las leyes, con base en una
interpretación en esa dirección del artículo 14 de la Constitución de 1857.
Este criterio pervivió con el advenimiento de la Constitución de 1917, aunado a la
defensa del principio de legalidad consagrado en su artículo 16. Así, la esfera
protectora del amparo, como suele destacarse en la doctrina especializada,
abarcó desde los preceptos constitucionales hasta las modestas disposiciones
reglamentarias.
El artículo 103 de la Constitución de 1917, en la redacción que sirvió de
fundamento al juicio de amparo hasta su reforma en junio de 2011, estableció
desde su origen que las controversias de la competencia de los tribunales de la
Federación se suscitaban por leyes o actos de autoridad que violaran las
“garantías individuales” (fracción I). Esta disposición permaneció vigente, en su
redacción formal, durante 94 años.
El artículo 1 de la ley de amparo nos menciona lo siguiente: “El amparo protege a
las personas frente a normas generales, actos u omisiones por parte de los
poderes públicos o de particulares en los casos señalados en la presente Ley.”
Por todo lo anterior, el juicio de Amparo tiene como finalidad “la protección de las
garantías del gobernado y el régimen competencial existente entre las
autoridades federales y las de los Estados”, y este extiende su tutela a toda la
Constitución a través de la garantía de legalidad la cual se encuentra consagrada
en el artículo 16 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos.
Extinción de protección del juicio de amparo:

La suspensión fue concebida como un medio que permite la paralización de los


actos reclamados, bajo el argumento de mantener viva la materia del amparo,
situación que se ha mantenido vigente en parte, ya que esa concepción
evolucionó, pues no todos los efectos de una concesión de suspensión deben
obligar a la autoridad a paralizar un acto, hay otros en los cuales se obliga al
responsable a obrar, pues la suspensión no tiene como único objeto mantener viva
la materia de amparo, sino también se propone evitar al agraviado, durante la
tramitación del juicio, los perjuicios que la ejecución pudiera ocasionarle.

Bajo ese esquema se concibe a la suspensión, pues no solamente paraliza o


detiene, sino que puede ordenar a la autoridad responsable hacer o dar algo, todo
bajo un argumento, el de protección de derecho anticipado del quejoso.

Esta concepción costó trabajo acuñarla al existir un problema semántico, ya que la


palabra "suspensión" en estricto sentido no significa "hacer" o "dar" sino "paralizar
o detener", y ese problema traía consigo un problema de interpretación.

El problema se fue solucionando conforme se asimiló que la suspensión en


amparo tiene las características y elementos de una medida cautelar, capaz de
otorgar anticipadamente un buen derecho que proteger, ya sea al paralizar u
obligar a la autoridad a un hacer o dar.

La suspensión como medida cautelar tiene el objeto de anticipar provisionalmente


algunos de los efectos de la protección definitiva, basada en una apreciación
anticipada de la existencia de un derecho, para proteger al quejoso mientras dure
el juicio constitucional, que no es otra cosa que un examen preliminar de la
materia de la controversia para descubrir un principio de fundamentación que
permita al juez otorgar efectos restitutorios a la medida precautoria, sin prejuzgar
sobre el fondo.

Juicio de amparo medio de control de la constitución:

El Juicio de Amparo es un medio de control constitucional cuyo objeto plantea la


resolución de controversias entre normas generales y actos u omisiones de
autoridades que contravengan o vulneren los derechos humanos o restrinjan la
soberanía de los Estados o la Federación y sus esferas de competencias.2 El
amparo es un sistema de defensa de la Constitución y de los derechos humanos
de tipo jurisdiccional que se tramita en forma de juicio ante el Poder Judicial
Federal, cuya finalidad es declarar la nulidad del acto que se reclama y la
reposición del quejoso en el goce del derecho vulnerado.

El control jurisdiccional de la constitución surge en Yucatán, en 1841, a través del


denominado juicio de amparo.
Este proyecto fue elaborado por Manuel Crescencio Rejón considerado el padre
del juicio de amparo.

La tramitación del Juicio de Amparo se ejercita tomando en consideración la


naturaleza del acto que se pretende reclamar. La ley de la materia prevé́ dos vías:
Amparo Directo, el cual procede en contra de sentencias definitivas, laudos y
resoluciones que pongan fin al juicio y el Amparo Indirecto, que procede en contra
de normas generales, actos u omisiones cometidos dentro, fuera o después de
concluido un juicio, contra actos u omisiones de autoridades administrativas,
contra actos de autoridad que no tengan el carácter de sentencias definitivas, así́
como contra actos en el procedimiento que sean de imposible reparación, entre
otros.

En el caso del Amparo Indirecto en contra de normas generales, el Congreso


General es autoridad responsable en su carácter de órgano emisor de la norma,
como parte en el juicio adquiere los derechos y obligaciones previstos por la ley de
la materia, de ahí́ que corresponda a ambas Cámaras rendir el informe correlativo
en el que se justifica la razón de la constitucionalidad que se aduce. El plazo para
hacer valer este amparo es de 30 días, mismo que se contará por días hábiles y
comenzarán a correr a partir del día siguiente en que surta sus efectos la
notificación.

Juicio de amparo medio de control de la legalidad:

El juicio de amparo es el medio de control de constitucionalidad, convencionalidad


y legalidad de los actos u omisiones provenientes de autoridades o ciertos
particulares, previsto en favor de las personas (físicas y morales), cuyo objetivo es
proteger los derechos humanos reconocidos y las garantías otorgadas para su
protección por la Constitución y los tratados internacionales de los que México sea
parte.

A partir de las reformas constitucionales del 6 y 10 de junio de 2011, el juicio de


amparo dejó de proteger garantías individuales para, ahora, proteger derechos
humanos.

La primera sentencia de amparo fue dictada el 13 de agosto de 1849 por el juez


de Distrito Pedro Sámano en un amparo solicitado por Manuel Verastegui contra
una orden de destierro emitida por el gobernador de San Luis Potosí. En aquel
amparo el juez Sámano otorgó la protección de la justicia federal a Verastegui,
bajo la argumentación de que dicha orden no era consecuencia de ningún juicio y
el pronunciamiento lo había expedido el Poder Ejecutivo del estado, cuando
debería haber sido el Poder Judicial quien la emitiera, al tratarse de una pena.

Conjuntamente al control de la constitucionalidad del juicio de amparo, se a


previsto el control de legalidad de esta figura jurídica, esto permite que se estudien
los actos de autoridad, para obtener una conclusión que permita decidir si dichos
actos se emitieron acatando a lo establecido por la ley secundaria.

Atendiendo al artículo 16 constitucional, todos los actos de molestia deben estar


emitidos acorde con el texto legal. Por lo tanto, si un acto de autoridad no se
adecua a lo establecido por la ley secundaria, estaría indirectamente
trasgrediendo la Constitución política, dando pie a la posibilidad de promover la
acción de amparo en contra del acto de autoridad, lo cual podrá culminar en su
anulación o invalidación.

El juicio de amparo toma fuerza como medio de control de legalidad, gracias a su


condición intrínseca como medio de control de constitucionalidad. En caso de que
el órgano de control de legalidad declare la ilegalidad, los actos que estén
afectados por el vicio, quedaran insubsistentes, de esta forma se consigue que el
orden jurídico se desarrolle sanamente y permitiendo que exista un verdadero
estado de derecho, ya que la organización política de México tiene como base la
Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos y las leyes que se
encargan de regular las disposiciones que nacen de ella
CONCLUSIÓN:
Más que un proceso, el juicio de amparo debe considerarse como aquel juicio para
la protección de los derechos fundamentales que posee todo individuo por su
simple razón de ser ante actos u omisiones que este considere violatorios de su
esfera jurídica.
El problema se presenta cuando dentro del sistema normativo de cualquier estado
se aprecia un determinado atraso con respecto a la finalidad que persigue este y
las realidades de la sociedad por quien vela; así sucede en nuestro juicio de
garantías.
El amparo ha sido materia de estudio por distintos juristas en diversas épocas, los
cuales permitieron una evolución rápida y adecuada en su momento.
El juicio de amparo es el medio de defensa más importante que tiene el
gobernador para combatir los actos autoritarios del poder público; sin embargo, en
los últimos años se ha visto como un mecanismo en extremo formal y cerrado que
dificulta en ciertos casos hacer efectivos los derechos y, en otros, los abusos del
propio gobernado, distorsionando la esencia de este medio de defensa
constitucional.

Lo anterior se debe en gran medida a que, prácticamente en los últimos veinte


años la legislación no se ha modificado ni se ha ajustado a los cambios que la
misma dinámica social exige, de ahí que la reforma constitucional de diciembre de
2010 y su consecuente Nueva Ley de Amparo (en discusión en el Congreso de la
Unión) vienen a darle aire fresco y a hacerlo más accesible para el gobernador.
De las modificaciones realizadas podemos destacar tres de ellas, dada la
importancia que revisten: primero, el cambio de exigencia del interés jurídico
(concepto cerrado y estricto para la procedencia del amparo) por el del interés
legítimo (más flexible y que posibilita la defensa de derechos que hoy en día es
difícil tutelar, por lo menos en esta vía); segundo, trastocar un principio rector del
juicio de amparo que parecía inmutable: la relatividad de las sentencias de
amparo; ahora, bajo ciertas condiciones y requisitos, será posible que haya una
declaratoria general de inconstitucionalidad de una ley, si bien con la restricción de
no poder hacerlo en tratándose de leyes tributarias.
Finalmente, podemos destacar el hecho de que ahora se precise que, el juicio de
amparo es un mecanismo de defensa para hacer exigibles frente a la autoridad no
solamente los derechos fundamentales consagrados en el texto constitucional
(garantías individuales) sino, además, aquellos que están conferidos en un tratado
internacional, lo que hace y propicia que se le dé la relevancia que tienen los
tratados internacionales de derechos humanos, como complemento a los que
consagra y otorga el texto constitucional.

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