Prácticas Resueltas Bloque 4. Hidrografía

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PRACTICAS RESUELTAS.

BLOQUE 4. LA HIDROGRAFÍA.

PRACTICA 1.
Analice el mapa que sigue y responda a las preguntas siguientes:

a) Enumere, de Norte a Sur, cinco ríos de la vertiente mediterránea española.


Ter, Llobregat, Ebro, Segura, Guadalhorce (habrá que saber situarlos en el mapa).

b) ¿Qué diferencia hay entre el concepto de cuenca hidrográfica y el de red


hidrográfica?
La cuenca hidrográfica es todo el territorio cuyas aguas vierten a un río principal
directamente o a través de afluentes. Por ejemplo, la cuenca del Duero está atravesada
por este río y todos sus afluentes y corrientes de agua que acaban en el mismo Duero.

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La red hidrográfica está integrada por un río principal y una serie de afluentes que
forman una estructura de circulación lineal y jerarquizada que asegura el drenaje de una
región.

El concepto de cuenca, por tanto, se refiere a todo el territorio y no solo a los ríos,
mientras que el de red se refiere a los ríos y su estructura jerárquica.

c) ¿Cuál es la dirección dominante de los principales ríos de la Península Ibérica?


Explique las causas.
La dirección principal de los ríos de la Península Ibérica es Este-Oeste.
Las causas de la disimetría entre las cuencas atlánticas y las mediterráneas se remontan
a la formación de relieves ocurrida en la orogenia alpina, que se desarrolla a lo largo de
la Era Terciaria. Hasta entonces el principal de los bloques surgidos en la orogenia
herciniana, el Macizo Hespérico, era una altiplanicie que presentaba una suave
pendiente hacia el este, pero las presiones de las cordilleras alpinas (Béticas y Pirineos)
hicieron bascular el macizo hasta cambiar su inclinación al Atlántico.

Finalmente la Meseta no pudo resistir las presiones orogénicas y se fracturó en bloques,


alzándose el reborde montañoso del norte de la Meseta (macizo Galaico-Leonés y sector
occidental de la Cordillera Cantábrica) y elevándose igualmente las sierras interiores
(Sistema Central y Montes de Toledo). Los bloques hundidos crearon las dos
submesetas y la depresión del Tajo, en tierras portuguesas.

La red hidrográfica tuvo que cambiar su orientación predominante y excavar nuevos


cursos hacia el Océano Atlántico, proceso que llevó varios millones de años.

La nueva divisoria de aguas se estableció en la Cordillera Cantábrica, el Sistema Ibérico


y las alineaciones de la Cordillera Penibética. Aunque esta cadena se encuentra a corta
distancia del Mar Mediterráneo, la mayor parte de las precipitaciones que caen sobre
ella se dirigen hacia la depresión del Guadalquivir a través de las hoyas o depresiones
del surco intrabético.

PRACTICA 2.
El mapa representa el balance hídrico de las principales cuencas hidrográficas de
la Península Ibérica, Baleares y Canarias. Analícelo y responda a las preguntas
siguientes:

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a) Exprese del 1 al 11 los nombres de los principales ríos que alimentan cada una
de esas cuencas.
1: Ríos gallegos: (Tambre, Ulla…)
2: Miño y ríos de la vertiente cantábrica: Bidasoa, Nervión, Pas, Nalón, …
3: Duero.
4: Tajo.
5: Guadiana.
6: Guadalquivir.
7: Ríos de la vertiente sur mediterránea: Guadalhorce, Andarax, …
8: Segura.
9: Ríos levantinos: Mijares, Turia, Júcar.
10: Ebro.
11: Ríos catalanes: Ter, Llobregat, …

b) ¿Qué Comunidades Autónomas tienen un balance hídrico negativo?


Cataluña, Baleares, Comunidad Valenciana, Murcia, parte oriental de Castilla-La
Mancha, Andalucía y Canarias.

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c) Explique los contrastes y variación de los valores del balance hídrico en las
cuencas de la vertiente atlántica peninsular.
Los factores que explican estas variaciones son el clima, el relieve, el suelo, la
vegetación y la intervención humana. De todos ellos el más importante es el clima, pues
determina las precipitaciones de un territorio.
Como se observa en el mapa, las vertientes cantábricas y atlánticas presentan balances
hídricos excedentarios, mientras que los de la vertiente mediterránea se caracterizan por
el déficit de agua.
Los ríos de la vertiente cantábrica se encuentran bajo la influencia del clima oceánico y
por ello las precipitaciones son abundantes y regulares. Estos rasgos también
caracterizan al Miño, aunque este río desemboque directamente en el Atlántico.
Con la ya citada excepción del Miño, los ríos de la vertiente atlántica recorren territorios
situados bajo la influencia del clima mediterráneo, caracterizado por precipitaciones
escasas e irregulares. Pero estos ríos se encuentran más expuestos a los frentes
occidentales -los más activos- que los de la mitad oriental de la Península. Además la
gran extensión de sus cuencas permite la acumulación de caudales importantes. Por otra
parte los ríos atlánticos de la mitad septentrional reciben el aporte de afluentes
enriquecidos con las nieves de la Cordillera Cantábrica (el Duero) o de las cumbres del
Sistema Central (el Duero y el Tajo).
Los ríos de la vertiente mediterránea recorren las áreas más áridas del territorio español
y se encuentran lejos de la influencia de los frentes atlánticos. Sus cuencas son de
reducida extensión y además atraviesan áreas de gran densidad poblacional y en las que
predomina una agricultura de regadío, circunstancias que multiplican la demanda del
agua. Por todo ello, y con la excepción del Ebro, todos ellos presentan un balance
hídrico negativo.

El Ebro presenta características propias derivadas de la gran extensión de su cuenca. Se


trata del segundo río más largo y más caudaloso de la Península, con gran número de
afluentes.

Otras preguntas que han caído en esta práctica:


a) Explique las diferencias, en cuanto a la extensión y a la configuración del relieve
de las cuencas, de las vertientes cantábrica, atlántica y mediterránea.
La proximidad de la Cordillera Cantábrica al mar explica el reducido tamaño de esta
cuenca y el gran desnivel que deben superar sus ríos entre su nacimiento en la vertiente
norte de esta cordillera y su desembocadura en el mar.
Los ríos de la vertiente atlántica se adaptan a las condiciones del relieve y a la
inclinación de la Meseta, por lo que son largos y de pendiente muy suave. El
Guadalquivir, que no atraviesa la Meseta, presenta igualmente un curso largo y un perfil
y un perfil poco pronunciado, al discurrir por toda la depresión que lleva su nombre. Por
su parte el Miño presenta un desnivel medio y un curso de mediana extensión y sirve de
transición entre la cuenca cantábrica y la atlántica.
Respecto a los ríos de la vertiente mediterránea, con la excepción del Ebro, presentan un
curso de escasa extensión y un desnivel notorio entre su nacimiento y la
desembocadura. De nuevo la cercanía al mar de las cadenas montañosas donde nacen (la
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Penibética y el Sistema Ibérico) explican estos rasgos. En cuanto al Ebro, presenta un
curso largo (el de mayor longitud de España), una cuenca extensa y una pendiente
suave.

b) Explique las causas de la variación de los balances hídricos entre las distintas
cuencas.
Los factores que explican estas variaciones son el clima, el relieve, el suelo, la
vegetación y la intervención humana. De todos ellos el más importante es el clima,
porque de él dependen las precipitaciones.
La cantidad de precipitaciones se distribuye de modo muy irregular a lo largo y ancho
del territorio.
-    Son más abundantes en las costas que en el interior (la configuración del relieve
actúa como barrera para los frentes lluviosos).
-    Son más abundantes en el oeste que en el este (los frentes formados en el Atlántico
son más activos y húmedos que los del Mediterráneo).
-   Son más abundantes en el norte que en sur (el frío favorece la condensación del vapor
de las nubes).
-    Son más abundantes en las montañas que en los valles (la altura obliga a las masas
de aire a elevarse y enfriarse, con la subsiguiente condensación del vapor de agua).
Por todo ello, el balance de agua en la Península arroja saldos positivos en las cuencas
al norte del Tajo, un excedente moderado en las cuencas del Guadiana y del
Guadalquivir, y déficits muy acusados en las del litoral mediterráneo, con la excepción
del Ebro.

c) Explique las razones de los contrastes de los valores del balance hídrico de las
cuencas de la vertiente atlántica peninsular con relación a la vertiente
mediterránea.
Los factores que explican estas variaciones son el clima, el relieve, el suelo, la
vegetación y la intervención humana. De todos ellos el más importante es el clima, pues
determina las precipitaciones de un territorio.
Como se observa en el mapa, las vertientes cantábricas y atlánticas presentan balances
hídricos excedentarios, mientras que los de la vertiente mediterránea se caracterizan por
el déficit de agua.
Los ríos de la vertiente cantábrica se encuentran bajo la influencia del clima oceánico y
por ello las precipitaciones son abundantes y regulares. Estos rasgos también
caracterizan al Miño, aunque este río desemboque directamente en el Atlántico.
Con la ya citada excepción del Miño, los ríos de la vertiente atlántica recorren territorios
situados bajo la influencia del clima mediterráneo, caracterizado por precipitaciones
escasas e irregulares. Pero estos ríos se encuentran más expuestos a los frentes
occidentales –los más activos– que los de la mitad oriental de la Península. Además la
gran extensión de sus cuencas permite la acumulación de caudales importantes. Por otra
parte los ríos atlánticos de la mitad septentrional reciben el aporte de afluentes
enriquecidos con las nieves de la Cordillera Cantábrica (el Duero) o de las cumbres del
Sistema Central (el Duero y el Tajo).

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Los ríos de la vertiente mediterránea recorren las áreas más áridas del territorio español
y se encuentran lejos de la influencia de los frentes atlánticos. Sus cuencas son de
reducida extensión y además atraviesan áreas de gran densidad poblacional y en las que
predomina una agricultura de regadío, circunstancias que multiplican la demanda del
agua. Por todo ello, y con la excepción del Ebro, todos ellos presentan un balance
hídrico negativo.
El Ebro presenta características propias derivadas de la gran extensión de su cuenca. Se
trata del segundo río más largo y más caudaloso de la Península, con gran número de
afluentes, que reciben importantes aportaciones de agua por ambas orillas procedentes
de sus respectivos deshielos.

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PRACTICA 3.
En el mapa adjunto se representan los principales ríos y las cuencas hidrográficas de
España. Analícelo y responda a las siguientes preguntas:

(Para esta práctica han caído las mismas preguntas, pero con dos mapas diferentes, os
los pongo a continuación)

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a)     Escriba el nombre de las cuencas enumeradas en el mapa.
1.     Norte.
2.     Ebro.
3.     Cuencas internas de Cataluña.
4.     Duero.
5.     Tajo.
6.     Júcar.
7.     Guadiana.
8.     Guadalquivir.
9.     Segura.
10.  Cuenca sur o mediterránea andaluza.

b)     Describa las características generales de la vertiente atlántica.


Este concepto admite dos definiciones. La primera, más amplia, incluye todos los
ríos que desembocan el océano del mismo nombre, y se divide entre la vertiente
cantábrica y la propiamente atlántica. En este caso, por tanto, hay que indicar las
características de la primera: está compuesta por cursos fluviales cortos, puesto que la
mayoría nacen en la cordillera Cantábrica, muy próximos por tanto a su desembocadura.
En su recorrido excavan profundos valles y cañones para salvar los desniveles (de hasta
2000 m) entre las montañas donde nacen y el mar, por lo que tienen una gran fuerza

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erosiva y un carácter torrencial que se aprovecha a lo largo de toda la cornisa
cantábrica para producir electricidad. Finalmente, el régimen es muy regular, de tipo
pluvial oceánico o pluvio-nival, con abundante caudal todo el año y fuerte escorrentía
superficial, que no sufre grandes variaciones
Pero el nombre suele utilizarse para referirse al conjunto de ríos que desembocan en
el océano Atlántico sin contar el mar Cantábrico, desde Galicia a Gibraltar. Los grandes
ríos atlánticos se caracterizan por su gran longitud y su pendiente muy suave, ya que
nacen en montañas alejadas de su desembocadura. Discurren por extensas llanuras, en
un ambiente climático mediterráneo con una marcada aridez estival, que se traduce en
un régimen irregular, dulcificado por el aporte de sus afluentes. Se distinguen cuatro
grandes cuencas, cada una con sus propias características: Duero, Tajo, Guadiana y
Guadalquivir.

c)  ¿Qué tipo de regímenes fluviales tienen los ríos de la vertiente mediterránea?


Razone la respuesta.
Les caracteriza el régimen pluvial mediterráneo, propio de un contexto climático de
precipitaciones irregulares, con una pronunciada sequía estival y lluvias escasas, pero
que a menudo presentan carácter torrencial, que se concentran en otoño y primavera.
Presentan un acusado estiaje durante el verano y una importante evaporación a lo largo
del año. Como consecuencia, ha sido necesario construir embalses para regularizar el
caudal y suministrar agua a los núcleos de población, a la agricultura y a la industria.
Dentro de él podemos diferenciar, a su vez, cinco cuencas: la catalana, la del Ebro, la
del Júcar, la del Seguro y la cuenca sur, cada una con características diferentes.

El Ebro presenta características propias derivadas de la gran extensión de su cuenca (el


segundo de la península). Los afluentes de la margen izquierda, como el Gállego o el
Segre, nacen en el Pirineo, por lo que en sus cursos altos presentan un régimen pluvio-
nival. Esta circunstancia explica las crecidas del Ebro en primavera, cuando llega la
época del deshielo.
Por otra parte, la escasez de las precipitaciones en esta vertiente y lo irregular de su
distribución explica la frecuencia de los torrentes, cursos intermitentes que solo llevan
agua cuando llueve. Gran parte del año sus cauces o ramblas permanecen secos.

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PRACTICA 4.

En el gráfico se representan los tipos de regímenes fluviales de España. Analícelo y


conteste a las preguntas siguientes:
a) Identifique las unidades de relieve que presentan un régimen fluvial de
montaña.
Pirineos, Sistema Ibérico, Sistema Central y Sistema Bético.

b) Explique las razones de la inexistencia de redes fluviales importantes en los dos


archipiélagos representados.
Los archipiélagos carecen de auténticos ríos. Las causas fundamentales son el clima y la
litología.
En Baleares son característicos los torrentes y arroyos irregulares asociados a periodos
de lluvia otoñal o primaveral, permaneciendo los cauces fluviales secos durante gran
parte del año. La litología caliza favorece la circulación subterránea, existiendo
numerosos acuíferos.
En Canarias la aridez del clima subtropical, junto al carácter permeable de las rocas
volcánicas origina que no haya cursos permanentes de agua. La escasa escorrentía
superficial se limita a una red de barrancos que encauzan las aguas de las escasas
precipitaciones.

c) Explique qué factores influyen en la distribución de los diferentes regímenes


fluviales en la España peninsular.

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Los factores que influyen en los regímenes fluviales son:
– El clima condiciona las precipitaciones, la evaporación, el deshielo, etc.
– El suelo condiciona el volumen de agua en escorrentía. El tipo de materiales por
el que discurre el río varía la densidad del drenaje: Así los suelos arcillosos son
impermeables y en los calizos desaparece el drenaje superficial.
– El relieve, es decir, la altitud y la proximidad o lejanía de las montañas del mar.
Asimismo, condiciona la gran disimetría entre vertientes y la capacidad erosiva de los
ríos.
– La vegetación, que puede retener más o menos agua de las precipitaciones.
– La intervención del hombre: embalses, regadíos, modificación de cauces, presas,
etc.

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PRÁCTICA 5.

A continuación, se presenta un mapa de las vertientes y cuencas hidrográficas de


España. Obsérvelo y responda a las siguientes cuestiones:

a) Identifique y nombre de norte a sur las cuencas de la Vertiente Mediterránea.


Cuenca catalana o del Pirineo oriental, Ebro, Júcar, Segura y cuenca sur.

b) Describa las principales características de la vertiente atlántica.


Este concepto admite dos definiciones. La primera, más amplia, incluye todos los
ríos que desembocan el océano del mismo nombre, y se divide entre la vertiente
cantábrica y la propiamente atlántica. En este caso, por tanto, hay que indicar las
características de la primera: está compuesta por cursos fluviales cortos, puesto que la
mayoría nacen en la cordillera Cantábrica, muy próximos por tanto a su desembocadura.
En su recorrido excavan profundos valles y cañones para salvar los desniveles (de hasta
2000 m) entre las montañas donde nacen y el mar, por lo que tienen una gran fuerza
erosiva y un carácter torrencial que se aprovecha a lo largo de toda la cornisa
cantábrica para producir electricidad. Finalmente, el régimen es muy regular, de tipo
pluvial oceánico o pluvio-nival, con abundante caudal todo el año y fuerte escorrentía
superficial, que no sufre grandes variaciones
Pero el nombre suele utilizarse para referirse al conjunto de ríos que desembocan en
el océano Atlántico sin contar el mar Cantábrico, desde Galicia a Gibraltar. Los grandes
ríos atlánticos se caracterizan por su gran longitud y su pendiente muy suave, ya que
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nacen en montañas alejadas de su desembocadura. Discurren por extensas llanuras, en
un ambiente climático mediterráneo con una marcada aridez estival, que se traduce en
un régimen irregular, dulcificado por el aporte de sus afluentes. Se distinguen cuatro
grandes cuencas, cada una con sus propias características: Duero, Tajo, Guadiana y
Guadalquivir.

c) Explique las causas de la disimetría de las vertientes y las consecuencias que


genera en las cuencas hidrográficas.
La disimetría entre las vertientes se debe al basculamiento de la Meseta hacia el Océano
Atlántico y a la formación de las Cordilleras Béticas y del Sistema Ibérico.  Todo esto
se produjo en la orogénesis alpina, en la primera mitad de la era terciaria. Este hecho
determinó que, a partir de este momento, buena parte de los ríos peninsulares orientasen
su recorrido hacia las costas atlánticas, proceso que llevó varios millones de años, pues
hubo que atravesar las penillanuras del antiguo Macizo Hespérico formadas por rocas de
gran dureza. De los grandes ríos peninsulares, la única excepción es el Ebro, cuyo curso
se dirige hacia el este y desemboca en el Mediterráneo.
La nueva divisoria de aguas se estableció en la Cordillera Cantábrica, el Sistema Ibérico
y las alineaciones de la Cordillera Penibética. Aunque esta cadena se encuentra a corta
distancia del Mar Mediterráneo, la mayor parte de las precipitaciones que caen sobre
ella se dirigen hacia la depresión del Guadalquivir a través de las hoyas o depresiones
del surco intrabético. La Depresión del Guadalquivir también desagua en el Atlántico,
pues está rodeada por alineaciones montañosas en todos sus flancos, menos el
occidental, que sirve de desembocadura a sus corrientes fluviales. Esta disposición
explica que el curso del Guadalquivir sea paralelo a los ríos mesetarios.
La notable excepción a esta regla es el Ebro, el segundo río de la Península por longitud,
extensión de la cuenca y caudal, cuyo curso discurre en dirección oeste – este y que
tributa sus aguas al Mediterráneo.
Las consecuencias se advierten tanto en los propios ríos como en su aprovechamiento:
– Los ríos de la vertiente atlántica, como queda dicho, presentan un perfil más regular
que el de los mediterráneos, mayor caudal, más lentitud en sus aguas, menor fuerza
erosiva y un régimen más regular. La excepción son los ríos de la cuenca norte, de corto
recorrido por la proximidad al mar de la Cordillera Cantábrica, notable caudal por el
régimen pluviométrico y gran fuerza erosiva.
–Los ríos de la vertiente mediterránea, en cambio, unen a su escasa longitud, un mayor
desnivel que confiere a sus aguas tanta velocidad como fuerza erosiva. Las cuencas
mediterráneas presentan una menor extensión que provoca, con la excepción del Ebro,
caudales poco abundantes respecto al de los ríos atlánticos.
En cuanto al aprovechamiento las cuencas mediterráneas presentan un balance hídrico
deficitario, porque además de las razones aportadas, esta parte de España presenta una
alta densidad de la población, el predominio de la agricultura de regadío, una densidad
industrial considerable y una intensa actividad turística.
Los trasvases que reparten excedentes de agua de las vertientes atlánticas a las
mediterráneas son el Tajo-Segura y el Negratín- Almanzora. Este último comunica la
cuenca del Guadalquivir con la cuenca Hidrográfica del Sur, concretamente la provincia
de Almería.

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PRACTICA 6.

En el mapa aparecen los tipos de régimen fluvial de los ríos de España. Obsérvelo
y conteste a las siguientes preguntas:

a) Enumere cinco ríos de la vertiente mediterránea española.


Ebro, Ter, Llobregat, Júcar y Segura.

b) ¿Qué diferencia hay entre el concepto de cuenca hidrográfica y el de red


hidrográfica?

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La cuenca hidrográfica es todo el territorio cuyas aguas vierten a un río principal
directamente o a través de afluentes. Por ejemplo, la cuenca del Duero está atravesada
por este río y todos sus afluentes y corrientes de agua que acaban en el mismo Duero.

La red hidrográfica está integrada por un río principal y una serie de afluentes que
forman una estructura de circulación lineal y jerarquizada que asegura el drenaje de una
región.

El concepto de cuenca, por tanto, se refiere a todo el territorio y no solo a los ríos,
mientras que el de red se refiere a los ríos y su estructura jerárquica.

c) ¿Cuál es la dirección dominante de los principales ríos de la península


Ibérica? Explique las causas.
La dirección principal es la Este-Oeste, rumbo que presentan el Miño, el Duero, el Tajo,
el Guadiana y el Guadalquivir.
La disimetría entre las vertientes se debe al basculamiento de la Meseta hacia el Océano
Atlántico y a la formación de las Cordilleras Béticas y del Sistema Ibérico.  Todo esto
se produjo en la orogénesis alpina, en la primera mitad de la era terciaria. Este hecho
determinó que, a partir de este momento, buena parte de los ríos peninsulares orientasen
su recorrido hacia las costas atlánticas, proceso que llevó varios millones de años, pues
hubo que atravesar las penillanuras del antiguo Macizo Hespérico formadas por rocas de
gran dureza. De los grandes ríos peninsulares, la única excepción es el Ebro, cuyo curso
se dirige hacia el este y desemboca en el Mediterráneo.
La nueva divisoria de aguas se estableció en la Cordillera Cantábrica, el Sistema Ibérico
y las alineaciones de la Cordillera Penibética. Aunque esta cadena se encuentra a corta
distancia del Mar Mediterráneo, la mayor parte de las precipitaciones que caen sobre
ella se dirigen hacia la depresión del Guadalquivir a través de las hoyas o depresiones
del surco intrabético. La Depresión del Guadalquivir también desagua en el Atlántico,
pues está rodeada por alineaciones montañosas en todos sus flancos, menos el
occidental, que sirve de desembocadura a sus corrientes fluviales. Esta disposición
explica que el curso del Guadalquivir sea paralelo a los ríos mesetarios.
La notable excepción a esta regla es el Ebro, el segundo río de la Península por longitud,
extensión de la cuenca y caudal, cuyo curso discurre en dirección oeste – este y que
tributa sus aguas al Mediterráneo.

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