Unidad 1 - Dimensiones Del Ser Humano
Unidad 1 - Dimensiones Del Ser Humano
Unidad 1 - Dimensiones Del Ser Humano
Tema:
UNIDAD I: DIMENSIONES DEL SER HUMANO
Asignatura:
Teología y Formación Humana
Sustentante:
Jaime de Jesús Escalante Montero
Matricula
SD-2023-04866
Maestro:
Edixon J. Castro Herrera
La dimensión religiosa del ser humano
Fenomenología de la religión
La fenomenología de la religión ha sido uno de los instrumentos más
importantes para el estudio racional de las religiones, y constituye en la
actualidad una referencia ineludible en cualquier reflexión filosófica sobre ellas.
Podríamos decir que la fenomenología de la religión se inserta justamente allí
donde Durkheim nos había situado cuando entendió lo religioso a partir de la
distinción entre lo sagrado y lo profano. Ahora bien, esta distinción exige una
aclaración de qué sea lo sagrado. Durkheim responde a esta cuestión decisiva
con una teoría, destinada a explicar la religión: lo sagrado sería lo social. Sin
embargo, antes de hacer una teoría sobre lo sagrado, que nos lo explique a
partir de otra realidad (como la realidad social), la fenomenología de la religión
entiende que es necesario un paso previo, que es justamente la descripción
exacta y cuidadosa del fenómeno que se quiere explicar.
La verdadera visión o teoría integral del ser humano debería incluir el cuerpo, la
mente, el alma y el espíritu tal y como se nos presentan en su despliegue a
través del yo, la cultura y la naturaleza. Debería tratarse de una visión
comprehensiva, equilibrada e inclusiva, una visión que abrazase la ciencia, el
arte y la ética, una visión que englobase todas las disciplinas (desde la física
hasta la espiritualidad, la biología, la estética, la sociología y la oración
contemplativa) y se expresase a través de una política integral, una medicina
integral, una educación integral y una espiritualidad integral.
El término integral significa reunir, unir, relacionar,
abrazar, pero no en el sentido de uniformar o
eliminar las fecundas diferencias, matices y
tonalidades que colorean nuestra plural
humanidad, sino para llegar a reconocer la
unidad-en-la-diversidad y tener así en cuenta
tanto los factores comunes que compartimos
como las diferencias que nos enriquecen. Y lo di-
cho no sólo es aplicable exclusivamente a la
humanidad, sino al Cosmos en general, ya que debemos encontrar una visión
más comprehensiva en la que quepan tanto el arte como la ética, la ciencia y la
religión y no pretenda reducirlo todo a un fragmento favorito del gran pastel
cósmico.
Sin embargo, la propuesta de la psicología moderna es que para poder hacer
un adecuado diagnóstico y explicación del ser humano, es necesario
considerarlo como un ser compuesto por las misma estructuras mentales,
biológicas y conductuales, que son interdependientes y mutuamente influyentes
pero consideradas como parte de una unidad. Esto implica que todas las
enfermedades físicas y todas las desadaptaciones psíquicas son al mismo
tiempo psíquicas y somáticas.
Las consecuencias prácticas de esta concepción en su aplicación al ser
humano son múltiples. Si queremos realmente entender al ser humano para
poderlo desarrollar y estimular o para revertirle algunos problemas, éstas tienen
que estar basadas concepciones integrativas que consideren al mismo tiempo
los aspectos psíquicos y biológicos del ser humano.
El encuentro entre el cristianismo y la cultura helenista tuvo un doble efecto.
Por un lado. La visión unitaria bíblica fue siendo sustituida por una perspectiva
eminentemente dualista: el cuerpo y el alma son las dos substancias que
componen al hombre; por otro, se acentuará la superioridad del alma humana.
Pero los Padres rechazarán la concepción del alma como parte o emanación
de la divinidad y la de la unión alma-cuerpo como resultado de una especie de
castigo: para ellos, todo el hombre, alma y cuerpo, está destinado a vivir la
gloria futura.