Valoración Geriátrica Integral
Valoración Geriátrica Integral
Valoración Geriátrica Integral
Grado de Fisioterapia
Asignatura Fisioterapia en Geriatría
Prof. M.ª Cristina Carmona Pérez
[email protected]
INTRODUCCIÓN:
La valoración geriátrica integral (VGI) surge, además, como respuesta a la alta prevalencia en el
anciano de necesidades y problemas no diagnosticados, de disfunciones y dependencias
reversibles no reconocidas, que se escapan a la valoración clínica tradicional (anamnesis y
exploración física).
Mejorar la exactitud diagnóstica en base a un diagnóstico cuádruple (clínico, funcional, mental y social).
Descubrir problemas tratables no diagnosticados previamente.
Establecer un tratamiento cuádruple adecuado y racional a las necesidades del anciano.
Mejorar el estado funcional y cognitivo.
Mejorar la calidad de vida.
Conocer los recursos del paciente y su entorno sociofamiliar.
Situar al paciente en el nivel médico y social más adecuado a sus necesidades, evitando siempre que
sea posible la dependencia, y con ello reducir el número de ingresos hospitalarios y de
institucionalizaciones.
Disminuir la mortalidad.
LA VGI…
ÁREAS DE EVALUACIÓN
VALORACIÓN CLINICA
VALORACIÓN FUNCIONAL
VALORACIÓN MENTAL
VALORACIÓN AFECTIVA
VALORACIÓN SOCIAL
VALORACIÓN CLINICA
ANAMNESIS
EXPLORACIÓN FÍSICA
EXPLORACION COMPLEMENTARIA
VALORACION FUNCIONAL
Índice de actividades de la vida diaria (KATZ).
Índice de Barthel.
Escala Plutchik.
La escala más utilizada para evaluar las AIVD es el índice de Lawton y Brody.
VALORACIÓN MENTAL-COGNITIVA
Cuestionario de Pfeiffer (Short Portable Mental
Status Questionnaire, SPMSQ).
Mini-Mental State Examination de Folstein (MMSE).
Mini-Examen Cognoscitivo de Lobo (MEC).
Test del reloj.
Set-tests.
Test de los siete minutos.
VALORACIÓN AFECTIVA
Escala de depresión geriátrica de Yesavage
(Geriatric Depressión Scale, GDS).
Inventario de depresión de Hamilton.
Inventario de depresión de Beck.
Escala de Zung.
Escala de Cornell de depresión en la demencia.
Escala de depresión y ansiedad de Goldberg.
VALORACIÓN SOCIAL
Escala OARS de recursos sociales.
Escala de valoración sociofamiliar de Gijón.
Escala de Filadelfia (Philadelphia Geriatric Center Morale Scale).
VALORACIÓN CLINICA
VALORACIÓN GERIÁTRICA INTEGRAL
VALORACIÓN CLÍNICA
Es la más complicada de cuantificar por la peculiar forma de enfermar del anciano con una
presentación atípica e inespecífica de la enfermedad (infección sin fiebre, infarto de miocardio
indoloro...).
Contiene:
Entrevista clínica clásica:
Interrogatorio directo sobre la presencia de alguno de los grandes síndromes geriátricos
(inmovilidad, caídas, malnutrición, deterioro cognitivo, depresión, disminución auditiva o de
agudeza visual, estreñimiento, incontinencia...).
Historia farmacológica.
Historia nutricional.
Exploración física.
Solicitud de exploraciones complementarias.
Elaboración de un listado de problemas.
VALORACIÓN CLÍNICA
*ANAMNESIS-ENTREVISTA CLÍNICA
En la entrevista clínica hay factores o limitaciones que interfieren como:
Dificultades en la comunicación secundarias a déficit sensoriales, deterioro cognitivo,
lentitud psicomotriz...,
Siendo recomendable realizar entrevistas cortas y frecuentes, acercarse al anciano y hablarle claro-
alto y despacio, dándole tiempo para responder, solicitando posteriormente información al cuidador
principal o a la familia para completar y contrastar los datos.
Descripción vaga de síntomas.
Realizar preguntas concretas y sencillas que nos encaminen a patologías no diagnosticadas y
tratables.
Múltiples quejas.
Por lo que deberemos escuchar todos los síntomas, preguntar varias veces, concederles igual
importancia y clasificar las patologías por orden de prioridad y/o gravedad.
*ANAMNESIS-ENTREVISTA CLÍNICA
*ANAMNESIS-ENTREVISTA CLÍNICA
*ANAMNESIS-ENTREVISTA CLÍNICA
4. Historia nutricional.
Interrogaremos acerca de la dieta habitual, número de comidas al día, número de alimentos por comida, dietas
prescritas.
No olvidaremos la importancia de evaluar los factores que afectan al estado nutricional de nuestros
mayores: problemas funcionales que afecten a la independencia para comer y a la capacidad para
adquisición y preparación de los alimentos, cambios orgánicos asociados al envejecimiento,
prevalencia de patologías, problemas psíquicos, problemas económicos y fármacos.
Una aportación de interés es la evaluación nutricional mediante el Mini Nutricional Assesment (MNA),
propuesto y desarrollado por Vellas y Guigoz (Facts Res Gerontol 1994; 12 suppl 2: 15-55).
Es una herramienta simple para evaluar el estado nutricional en la que se recogen índices
antropométricos, parámetros dietéticos, evaluación global y valoración subjetiva.
Se valora con un máximo de puntuación de 30 puntos : < 17 puntos indica mal estado nutricional, de 17
a 23.5 riesgo de malnutrición y una puntuación > de 24 hace referencia a un estado nutricional satisfactorio.
**EXPLORACIÓN FÍSICA
La exploración no difiere de la realizada en el adulto, pero lleva más tiempo debido al mayor
número de hallazgos exploratorios.
Inspección general: aspecto, cuidado, aseo, colaboración en la exploración.
Determinar las constantes vitales: temperatura, tensión arterial, frecuencia cardiaca y frecuencia
respiratoria.
Exploración física, siguiendo un orden topográfico ( a continuación).
***EXPLORACIONES COMPLEMENTARIAS
No debemos olvidar que algunas de las exploraciones complementarias, como el enema opaco,
gastroscopia, colonoscopia, broncoscopia, arteriografía, tomografía axial computerizada..., requieren
la FIRMA DEL CONSENTIMIENTO INFORMADO previa explicación al paciente de los
riesgos y beneficios de la prueba que se va a realizar.
VALORACIÓN FUNCIONAL
VALORACIÓN GERIÁTRICA INTEGRAL
VALORACIÓN FUNCIONAL
VALORACIÓN FUNCIONAL
Según la puntuación total, los pacientes quedan clasificados en siete grupos, donde A
corresponde a la máxima independencia y G a la máxima dependencia.
De una manera convencional se puede asumir la siguiente clasificación: ➢ Grados A-B o 0 -
1 puntos = ausencia de incapacidad o incapacidad leve. ➢ Grados C-D o 2 - 3 puntos =
incapacidad moderada. ➢ Grados E-G o 4 - 6 puntos = incapacidad severa.
Como desventaja de este índice destacar que no es sensible a cambios mínimos.
ÍNDICE DE BARTHEL
Publicado en 1965 por Mahoney y Barthel (Arch Phys Med Rehabil 1965; 14: 61-65).
Es el instrumento recomendado por la Sociedad Británica de Geriatría para evaluar las ABVD
en el anciano.
Es la escala más internacionalmente conocida para la valoración funcional de pacientes con
enfermedad cerebrovascular aguda.
Su aplicación es fundamental en: unidades de rehabilitación y en unidades de media estancia
(UME).
Para una mejor interpretación, sus resultados se han agrupado en cuatro categorías:
Dependencia total, puntuación menor de 20.
Dependencia grave, puntuación de 20 a 35.
Dependencia moderada, puntuación de 40 a 55.
Dependencia leve, puntuación igual o mayor de 60.
Presenta gran valor predictivo sobre: mortalidad, ingreso hospitalario, duración de estancia en unidades
de rehabilitación y ubicación al alta de pacientes con accidente cerebrovascular.
ESCALA DE PLUTCHIK
Diseñada por Plutchik y colaboradores del Hospital Bronx de Nueva York en 1970, para distinguir pacientes
poco dependientes de los independientes en un medio hospitalario para enfermos mentales (J Am
Geriatr Soc 1970; 18: 491-500).
Consta de siete ítems:
Alimentación.
Incontinencia.
Lavarse y vestirse.
Caerse de la cama o sillón sin protecciones.
Deambulación.
Visión.
Confusión.
Cada ítem puntúa de 0 a 2 puntos. La puntuación total posible varía entre 0 y 14 puntos.
El punto de corte para autonomía/dependencia se establece en 4/5.
ÍNDICE DE LAWTON Y BRODY
VALORACIÓN MENTAL
VALORACIÓN GERIÁTRICA INTEGRAL
VALORACIÓN MENTAL
En la valoración del estado mental es importante atender al estudio tanto de la esfera cognitiva,
como afectiva y tener en cuenta las variables implicadas en la fragilidad de ambas áreas.
La FRAGILIDAD COGNITIVA depende de:
1) Variables orgánicas.
2) Factores psicosociales.
3) Entidades clínicas: como HTA (hipertensión arterial), DM (diabetes mellitus), ACV
(enfermedad cerebro vascular), enfermedades tiroideas, insuficiencia renal, EPOC
(enfermedad pulmonar obstructiva crónica), polifarmacia y alteraciones en los órganos de
los sentidos.
En cuanto a la FRAGILIDAD AFECTIVA, hay que recordar que un 25% de los ancianos padecen
algún trastorno psíquico y que los trastornos por ansiedad y depresión son los más
frecuentes en este grupo de edad, por lo que la identificación de factores de riesgo asociados
a ellos podría ser una forma de identificar al anciano afectivamente frágil.
Dentro de los FACTORES DE RIESGO DE DEPRESIÓN se incluyen:
1) factores biológicos (antecedentes familiares, cambios en la neurotransmisión asociados a la edad, sexo y raza)
2) factores médicos (no se debe olvidar que la prevalencia de depresión en ancianos cuando existe patología
médica asociada alcanza el 54%), como enfermedades específicas (ACV, enfermedad de Parkinson, neoplasias...),
enfermedades crónicas especialmente asociadas a dolor o pérdida funcional, enfermedades terminales, polifarmacia,
deprivación sensorial
3) factores funcionales, que al interaccionar con la depresión conducen a un pronóstico negativo
4) factores psíquicos: episodios depresivos previos, alcoholismo, ansiedad, demencia
5) factores sociales, tales como viudedad, institucionalización, hospitalización, soledad, bajos recursos
socioeconómicos, escaso soporte social y pérdidas recientes
Para llevar a cabo la evaluación mental contamos con la realización de la historia clínica,
exploración física y neurológica, exploraciones complementarias, observación del
comportamiento del paciente y aplicación de cuestionarios.
VALORACIÓN MENTAL-COGNITIVA
No obstante, sigue siendo frecuente encontrar ancianos con deterioro cognitivo grave a quienes la
familia nunca ha detectado problemas de memoria, achacando todo a «cosas de la edad».
Por este motivo, independientemente de lo que diga tanto la familia como el paciente, resulta
conveniente hacer una pequeña exploración mental que, a modo de screening, permita
detectar cualquier problema a este nivel.
ENTREVISTA CLÍNICA…ESFERA COGNITIVA
La entrevista clínica comienza desde el momento en que el paciente entra por la puerta de
la consulta, su forma de caminar, inestabilidad al sentarse, pasando por su atuendo, aseo personal, el tono y
melodía de la voz, por quién viene acompañado, hasta la temperatura y fuerza de la mano cuando nos saluda.
Todo esto nos dará antes de comenzar la entrevista médica información muy valiosa sobre la
situación mental y afectiva del paciente.
Resulta conveniente, siempre que sea posible, completar la entrevista hablando por separado
con el paciente y con la familia para contrastar la información.
Los test aportan objetividad, facilitan la comunicación entre los diversos profesionales y,
además, permiten cuantificar los cambios en el tiempo y la respuesta al tratamiento.
Sin embargo, los tests han de valorarse en el contexto clínico del paciente, y considerar aquellos
factores que pueden afectar su puntuación (nivel cultural, déficit sensoriales).
No deberemos olvidar nunca que un test es un buen complemento de la historia clínica, pero
nunca diagnostica por sí solo una demencia.
Una vez detectado un posible deterioro cognitivo, la elección de uno u otro test dependerá tanto
del nivel asistencial donde nos encontremos, como del tiempo disponible, de los recursos de
que dispongamos, así como de la finalidad del mismo (cribaje, diagnóstico, control evolutivo).
Para la valoración de la esfera cognitiva contamos con MÚLTIPLES TEST, de los que destacamos,
por su amplia difusión en nuestro medio, comodidad y sencillez de aplicación, los siguientes:
Cuestionario de Pfeiffer (Short Portable Mental Status Questionnaire, SPMSQ)
Mini-Mental State Examination de Folstein (MMSE).
Mini-Examen Cognoscitivo de Lobo (MEC).
Test del reloj.
Set-tests.
Test de los siete minutos
SHORT PORTABLE MENTAL STATUS DE PFEIFFER (SPMSQ)
Se trata de un test sencillo, breve y de aplicación rápida que explora orientación temporo-espacial,
memoria reciente y remota, información sobre hechos recientes, capacidad de concentración y de
cálculo (J Am Geriatr. Soc. 1975; 23: 433-441).
Presenta una sensibilidad del 68%, especificidad del 96%, valor predictivo positivo del 92%, valor predictivo
negativo del 82%.
Se puntúan los errores. En función de la puntuación obtenemos:
De 0 a 2 errores: no deterioro.
De 3 a 4 errores: deterioro leve de la capacidad intelectual.
De 5 a 7 errores: moderado deterioro.
De 8 a 10 errores: grave deterioro.
Se acepta un error más en ancianos que no han recibido educación primaria y un error menos en aquellos que
han realizado estudios superiores. Su principal problema es que no detecta pequeños cambios en la
evolución.
El MMSE (J Psychiatr Res 1975; 12 (3): 189-198) requiere de 5 a 10 minutos para su aplicación y valora un
rango más amplio de funciones que el SPMSQ.
Es útil en el screening de deterioro cognitivo moderado.
Consta de una serie de preguntas agrupadas en diferentes categorías que representan aspectos relevantes
de la función intelectual:
Orientación témporo-espacial.
Memoria reciente y de fijación.
Atención.
Cálculo.
Capacidad de abstracción.
Lenguaje y praxis (denominación, repetición, lectura, orden, grafismo y copia).
Una puntuación por debajo de 24 puntos indica deterioro cognitivo, aunque no tenemos que olvidar
que el resultado final se debe ajustar por edad y años de escolaridad.
El MMSE tiene mucha carga de información verbal, y por ello hace efecto suelo cuando se utiliza
con personas con deterioro cognitivo grave.
Ha sido adaptado y validado por Antonio Lobo a la población anciana española (Actas Luso-
Españolas de Neurología, Psiquiatría y Ciencias Afines 1976; 7: 189-202), resultando el denominado Mini-
Examen Cognoscitivo (MEC), con una sensibilidad del 90,7% y una especificidad de 69%.
Es un test de cribaje para examinar el deterioro cognitivo, aunque también se utiliza para seguir la
evolución de los cuadros confusionales.
Varios son los autores que han desarrollado diferentes criterios de realización y de
puntuación, entre ellos, destacamos a Sunderland et al. (J Am Geriatr Soc 1989; 37 (8): 725-9), Wolf-Klein
et al. (J Am Geriatr Soc 1989; 37 (8): 730-4), Méndez et al. (J Am Geriatr Soc 1992; 40 (11): 1095-9), Shulman
(J Am Geriatr Soc 1993; 41 (11): 1245-40) y Watson (J Am Geriatr Soc 1979; 27 (10): 1115-20).
Se trata de un test sencillo que valora el funcionamiento cognitivo global, principalmente la apraxia
constructiva, la ejecución motora, la atención, la comprensión y el conocimiento numérico,
mediante la orden de dibujar un reloj (un círculo, las 12 horas del reloj) y marcar una hora
concreta (las 11:10).
SET-TEST
El Set-test fue introducido por Isaacs y Akhtar en 1972 (Age Aging, 1972; 1: 222-226) y propuesto como ayuda
en el diagnóstico de la demencia en el anciano por Isaacs y Kennie en 1973.
Explora la fluencia verbal, la denominación por categorías y la memoria semántica.
Es una prueba breve y generalmente bien aceptada por los pacientes, con gran utilidad en pacientes
analfabetos o con déficit sensoriales.
Se le pide al paciente que diga tantos nombres como pueda recordar de cada una de cuatro categorías
(set):
Colores, animales, frutas y ciudades.
Se obtiene 1 punto por cada ítem correcto, con un máximo de 10 ítems puntuables en cada set.
El tiempo máximo de que dispone el paciente por categoría es de un minuto.
Las repeticiones o los nombres que no correspondan a la categoría pedida no puntúan, aunque es interesante anotar
todas las respuestas para el seguimiento evolutivo.
La puntuación oscila entre 0 y 40 puntos, considerando el resultado normal para adultos de 29 o más aciertos, y de
27 o más si se trata de ancianos.
Este test tiene una sensibilidad del 79% y una especificidad del 82%.
El delírium y la depresión son los principales diagnósticos diferenciales que nos debemos
plantear en un paciente con deterioro cognitivo.
En contraste con el inicio repentino del delírium, el comienzo de la demencia suele ser
insidioso.
En ambos casos hay un trastorno cognoscitivo, pero en la demencia estos cambios son más
estables en el tiempo y no fluctúan a lo largo del día.
Uno de los criterios de definición del delírium es la oscilación del nivel de conciencia a lo
largo del día.
¿DE QUÉ TIPO DE DEMENCIA SE TRATA?
Por lo general, los datos de la historia médica, junto con baterías de exploración
neuropsicológica, la neuroimagen y la propia evolución del cuadro clínico nos ayudarán a lo
largo del seguimiento del paciente a hacer una aproximación diagnóstica.
No obstante, resulta útil la clasificación topográfica de las demencias, según el perfil clínico, en
demencia cortical o subcortical. (A continuación)
Se puede realizar de forma libre con entrevista clínica o dirigida mediante el empleo de escalas.
Una de las escalas utilizadas con este fin es la escala de Zarit de sobrecarga del cuidador, que
explicaremos en la valoración social.
VALORACIÓN AFECTIVA
VALORACIÓN GERIÁTRICA INTEGRAL
VALORACIÓN AFECTIVA
Los criterios DSM-IV se desarrollaron utilizando sujetos jóvenes y no siempre son aplicables a
personas mayores.
Al igual que los síndromes depresivos, la ansiedad es difícil de detectar en el anciano, dado que
se puede presentar mediante síntomas localizados en cualquier órgano o sistema, planteando
un amplio abanico de diagnósticos diferenciales, como la cardiopatía isquémica, la
insuficiencia cardiaca, el hipertiroidismo, etc.
A LA HORA DE EXPLORAR LA ESFERA AFECTIVA…
Historia personal de trastornos del estado de ánimo, con pluripatología, con síntomas físicos
inexplicables, dolor crónico o consultas reiteradas, acontecimientos vitales desencadenantes, como
el fallecimiento del cónyuge, problemas económicos o de relación con los familiares, la enfermedad
aguda, la hospitalización actual o reciente y, sobre todo, la institucionalización.
Fue diseñada por Brink y Yesavage en 1982 (J Psiquiatr Res 1982; 17: 37-49) específicamente para
el anciano.
Compuesta en principio de 30 ítems, de los que ninguno es de tipo somático, sus respuestas son
dicotómicas.
Puede aplicarse entre cinco y siete minutos.
Para puntuaciones de 5 o superiores, presenta una sensibilidad del 85,3% y una especificidad del
85%.
La versión reducida, que incluye 15 preguntas, es la escala recomendada por la British Geriatrics
Society para evaluar la depresión en los ancianos.
Evita los síntomas somáticos, focalizando la atención en la semiología depresiva y calidad de
vida.
Sus aplicaciones son:
Screening de depresión.
Evaluación de la severidad del cuadro depresivo.
Monitorización de la respuesta terapéutica.
Para la interpretación de esta escala, el punto de corte se sitúa en 5/6.
Puntuación de 0 a 5 puntos indica normalidad; entre 6 y 9 puntos indica depresión probable, y una
puntuación igual o superior a 10, depresión establecida.
OTRAS ESCALAS…
VALORACIÓN SOCIAL
Varón de 82 años, viudo, que vive en un tercer piso sin ascensor y que ingresa en una unidad de agudos por
un accidente cerebrovascular con hemiplejia izquierda secundaria.
Una vez estabilizado, el paciente inicia la recuperación funcional, siendo capaz a los diez días de caminar con
ayuda de andador, pero es dependiente para las actividades básicas de la vida diaria (aseo, vestido).
Este paciente no puede ser dado de alta a su domicilio dada la ausencia de un soporte familiar que asegure
el cuidado del paciente y que permita continuar su recuperación, por ejemplo, en un Hospital de Día
Geriátrico.
En ocasiones, una falta de previsión de este tipo de aspectos puede ser fuente de reingresos hospitalarios
(ingreso social).
La valoración social es complicada, en cuanto a que no existe acuerdo entre los componentes de
la salud social.
No debemos olvidar en su evaluación incluir un factor subjetivo, pero no por ello menos
importante: la calidad de vida.
Los instrumentos de medición más utilizados son:
Escala OARS de recursos sociales.
Escala de valoración sociofamiliar de Gijón.
Escala de Filadelfia (Philadelphia Geriatric Center Morale Scale).
Desarrollada en 1975 por Lawton (Gerontol 1975; 30: 85-89) es la escala recomendada por grupos de
expertos de la British Geriatrics Society y el American Nacional Institute of Aging para la medición o
cuantificación de la calidad de vida.
Evalúa: la actitud frente al envejecimiento, la insatisfacción con la soledad y la ansiedad con
un objetivo claro, el de medir el grado subjetivo de satisfacción del anciano.
Su aplicabilidad es excelente y sólo se ve limitada o interferida por la presencia de
trastornos del lenguaje (afasias) y deterioro cognitivo.
La escala de Zarit fue desarrollada con la finalidad de medir el grado en que el cuidador percibía
que su trabajo de asistencia al enfermo con demencia alteraba su propia salud física y
emocional, así como su situación económica (Gerontologist 1980; 20: 649- 654).
Explora el sufrimiento del cuidador principal en áreas de salud física, psíquica, actividad social y
recursos económicos.
ESCALA DE ZARIT