DOLINKO Las Redes de VIgo
DOLINKO Las Redes de VIgo
DOLINKO Las Redes de VIgo
VIGO’S NETWORKS
RESUMEN ABSTRACT
El presente trabajo propone una lectura so- This work suggests a reading on the
bre la construcción de redes y de intercam- networks and exchanges established
bios sostenida por Edgardo Antonio Vigo by Edgardo Antonio Vigo through his
a través de su producción como artista, production as artist, consultant and editor.
gestor y editor. En las dinámicas búsquedas In his dynamic experimental search,
experimentales de Vigo, la noción de comu- the concept of communication, the
nicación, la participación y el intercambio participation and the exchange have always
siempre resultaron claves de lectura y de been key to reading and action. Working
acción. Así, su trabajo con la xilografía, con with xylography, the edition of magazines
la edición de revistas y con el proyecto del and the project of the Museum of
Museo de la Xilografía de La Plata resulta- Xylography of La Plata were vital instances
ron instancias fundamentales; a partir de since form these productions links with
estas producciones, se trazan vínculos con their contemporaries are created as well as
sus contemporáneos, como así también proyections with the current art scenario
se plantean algunas proyecciones con la are set out.
escena del arte actual.
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El 8 de agosto de 1967, Edgardo Antonio Vigo le pedía al artista chileno Guillermo Deisler:
[…] te encargo por favor que los trabajos que estuvieron expuestos en Santiago de Chile no me
los envíes a mí, por el mismo costo gíralos ya si quieres a Brasil, te doy la dirección, incluso agrega
tres trabajos tuyos porque irás con nosotros, también agrega tres míos de los que tú tienes, así
sale todo montado desde Santiago. Debes enviar el paquete a Geraldo Carvalho (Paraíba) (s. p.).1
Desde hacía un tiempo, Vigo mantenía relaciones artístico-epistolares con Deisler: so-
bres y cartas eran vías para el intercambio de ideas, imágenes, referencias y materiales
(Dolinko, 2017). De hecho, y tal como se desprende de este fragmento de su carta, la condi-
ción de fácil manipulación y difusión de la obra xilográfica impresa en papel también le per-
mitía la circulación fluida de producciones y la itinerancia de corpus gráficos a través de las
fronteras; entre Argentina, Chile y Brasil, sus estampas tramaban redes y complicidades
internacionales. Materialidad de la obra, comunicación a distancia y procesos colaborati-
vos fueron cuestiones puestas en juego en este y tantos otros intercambios que el artista
sostuvo a lo largo de su vida.
RELACIONES DE PAPEL
Ya en sus primeras revistas artesanales, WC (Vigo, 1958- 1960) y DRKW (Vigo, 1960), Vigo
incluyó diversos materiales, como obras gráficas, poesías visuales, intervenciones con
55 1 Agradezco a Ana María Gualtieri y a Julio Lamilla por su orientación sobre este material.
2 Retomo aquí algunos aspectos planteados por Dolinko (2016).
collage y textos sobre arte (Herrera, 2004; Davis, 2004). El artista explicitaba en un apunte
contemporáneo: «es idea de w.c. encerrar dentro de su bolsa de contención todo lo más
heterogéneo que se pueda solicitar a una revista» (Vigo, 1958, s.p.). Asimismo, ya planteaba
entonces su noción de un arte accesible y de proyección pública por fuera del consumo de
élite: en la nota editorial del segundo número de WC (1958) proponía
Vigo también puso en juego allí recursos como la presentación en sobres de papel, el con-
tenido de hojas sueltas, los calados, los sellados, las distintas tipografías y las imágenes
de diversas procedencias que retomó en publicaciones posteriores como Hexágono ’71
(1971-1975).
Mientras que Hexágono ’71 continuó con algunas estrategias formales, su contenido se
caracterizó por la inédita articulación entre arte y política: en clave provocativa, Vigo la
presentaba como «eso sí, la más peligrosa». Entre los materiales que incluyó se encuen-
tran numerosas referencias y denuncias sobre la creciente conflictividad del período, con
obras de Vigo y de Juan Bercetche, Luis Pazos, Juan Carlos Romero y Horacio Zabala, en-
tre otros artistas, que aludían a la masacre de Trelew, la censura, la violencia o el asesinato
del Che Guevara. Junto a los textos sobre arte contemporáneo —entre ellos, el artículo de
Vigo «La calle: escenario del arte actual» de 1971—, la revista incluyó sellados a mano, refe-
rencias al arte correo y a la poesía visual a través de colaboraciones de artistas argentinos
y extranjeros, muchos de los cuales mantendrían vínculos con el artista por muchos años
(Bugnone, 2017).
De entre las revistas editadas por Vigo, Diagonal Cero (1962-1968) fue la más extendida en el
tiempo y en la cantidad de ediciones. Allí explicitaba que la intención inicial de la publicación
era «difundir poemas y xilografías de distintos autores» (Vigo, 1962). La centralidad de Vigo
en la concepción, realización y difusión de este proyecto editorial iba, en cierto sentido, a
contrapelo de la lógica de producción de las revistas, basada en general en su elaboración
colectiva. «El material que pude recibir y mi propia determinación de encontrar en esas
propuestas una canalización a algunas experimentaciones que venía realizando hicieron la
concreción de ese sueño. Una realidad utópica, realizada» (Vigo, 1992) rememoraba años
después en clave vanguardista.
A lo largo de sus veintiocho números, la revista mantuvo su formato y el contenido de pági-
nas sueltas, mientras que otros aspectos fueron cambiando, en especial a partir de 1966;
la incorporación de páginas plegadas, troqueladas, perforadas o superpuestas fueron lle-
vando su diseño hacia una propuesta gráfica experimental. El propio Vigo diferenció dos
etapas dentro del proyecto: la primera, hasta el número 18, de junio de 1966, con un esque-
ma de revista más convencional, «se destacó por presentar panoramas de la vanguardia
argentina, así como la conexión de grupos creativos latinoamericanos que se iniciaban. La
. ÓRBITA VIGO
idea era apoyar la renovación en base a personas que no tenían reconocimiento hasta ese
momento» (Vigo, 1992). En esa instancia, la poesía fue un vehículo para el intercambio y la
integración entre autores: junto al lugar destacado otorgado a la nueva poesía platense,
también se incluyeron antologías de poetas de Paraguay, México, Uruguay y Chile, en con-
56 sonancia con la ampliación de fronteras a la que Vigo aspiraba desde la publicación. En
la segunda etapa del proyecto, a partir del número 19, se acrecentó la inclusión de poesía
visual y la presencia de autores extranjeros, poniendo en relación propuestas de artistas
experimentales latinoamericanos y europeos.
Las xilografías de Vigo ocuparon la mayoría de las tapas de Diagonal Cero y también estu-
vieron impresas en sus páginas internas ilustrando poesías, como imágenes autónomas o
publicaciones anexas. La revista incluyó, además, estampas de otros artistas, argentinos y
extranjeros, como el brasileño Livio Abramo, el uruguayo Raúl Cattelani y el chileno Deisler.
A la vez, como suplemento de la revista, Vigo imprimió entre 1964 y 1966 una serie de ocho
cuadernillos con obras de grabadores; estas publicaciones luego tomaron forma indepen-
diente con la serie «Xilógrafos de hoy» (1966-1969) con la que prolongó el proyecto de la
revista bajo el sello Ediciones Diagonal Cero.
[…] fundar un Museo en nuestros días es contradictorio. Cuando el arte en su eterna rebusca
clama la calle, la cotidianidad, la comunicación directa, es una acción gratuita hablar del «en-
cierro» característico que el «MUSEO-Muselina» nos da. [...] Pero la realidad que nos marca
una línea, los acontecimientos que nos ubican y las acciones que nos exigen, han hecho variar
el concepto de Museo. Si éste abarca la suficiente dinámica, creo que popularizar es abrir las
posibilidades de contacto (1968, s. p.).
Desarrollado por Vigo a lo largo de tres décadas, el Museo de la Xilografía fue, de todos sus
proyectos, aquel que tuvo mayor continuidad en el tiempo. Edición, circulación e intercam-
. ÓRBITA VIGO
bio fueron los ejes del programa de ese museo circulante albergado en cajas-valija con ecos
duchampianos, que permitía trasladar su colección a distintos ámbitos públicos o privados.
Su patrimonio fue constituyéndose a partir de donaciones o canje de estampas propias y de
otros artistas, argentinos y extranjeros, estrategia que Vigo prolongó hasta entrados los años
57 noventa, cuando aún solicitaba o proponía intercambios de obras para el museo y se excusa-
ba porque «mi pasión por el grabado en madera rebasa a veces lo aconsejable» (Vigo, 1986a).
Al analizar los intercambios mantenidos en el contexto de los dinámicos años sesenta,
cabe resaltar que algunas de las obras que formaban parte del primer acervo del Museo
de la Xilografía de La Plata corresponden a grabadores activos en el Club de la Estampa de
Buenos Aires, agrupación sostenida con el objetivo de difundir el grabado. Con tiradas de
entre 500 y 1000 ejemplares, estampas de grandes maestros y jóvenes artistas alternaron
en la secuencia de sus ediciones. A la vez, su programa de exposiciones en la sede de la
institución también conectó nombres consagrados y emergentes, con especial atención
a aquellos artistas sociales que dieran forma y contenido a los cánones de la tradición del
grabado argentino en las primeras décadas del siglo XX, como Guillermo Facio Hebequer,
Pompeyo Audivert y Víctor Rebuffo.
Junto con la conformación de esta colección, Vigo publicó hasta fines de los años ochenta
—como de Ediciones del Museo de la Xilografía La Plata— series de carpetas con grabados
impresos con tacos originales, firmados y numerados. La primera de ellas apareció entre
1973 y 1974: la colección «Xilógrafos de La Plata» (Museo de la Xilografía de La Plata, 1973-
1974), producida en paralelo a la edición de Hexágono ’71.
Sin espacio fijo ni formal, la condición de ubicuidad del museo posibilitaba que fuera ex-
hibido en espacios culturales, instalado en escuelas, clubes u otros ámbitos de sociabili-
dad comunitaria, como así también en casas particulares. De este modo, el museo-valija
transportaba estampas originales y múltiples que resultaban un buen ejemplo de lo que,
por esos tiempos, Vigo (1968-1969) proponía como un «arte tocable»:
Hacia un arte «TOCABLE» que quiebre en el artista la posibilidad del uso de materiales «puli-
dos» al extremo de que produzcan el alejamiento de la mano del observador –simple forma de
atrapar– que se quedará en esa posición sin participar «epidérmicamente» de la cosa.
Vía uso de materiales «innobles» y por un contexto cotidiano delimitador del contenido.
Un arte «TOCABLE» que se aleja de la posibilidad de abastecer a una «élite» que el artista ha
ido formando a su pesar, un arte «TOCABLE» que pueda ser ubicado en cualquier «hábitat» y
no encerrado en Museos y Galerías.
Un arte con «ERRORES» que produzca el alejamiento del «EXQUISITO». […]
Un arte de «SEÑALAMIENTO» para que lo cotidiano escape a la única posibilidad de lo
FUNCIONAL.
No más «CONTEMPLACIÓN» sino «ACTIVIDAD».
No más «EXPOSICIÓN» sino «PRESENTACIÓN». Donde la materia inerte, estable y fija tome el
movimiento y el cambio necesario para que constantemente se MODIFIQUE la imagen.
EN DEFINITIVA: UN ARTE CONTRADICTORIO (s. p.).
[…] hace años practico la correspondencia a distancia. No estoy de acuerdo con su trans-
formación a «artecorreo» pues veo que este último término se ha utilizado para encarar el
. ÓRBITA VIGO
circuito más oficialmente es decir los medios y estructuras tradicionales en el arte —Museos,
Galería, exposiciones, catálogos, etc. etc.— (s. p.).
Junto con la edición de sus obras para intervenir en ese circuito internacional, Vigo tam-
58 bién editó, entre 1979 y 1993, veinte libros con estampillas y matasellos de «una filatelia
marginal, creativa y paralela». Si bien eran ediciones colectivas, el proceso de selección,
diseño y publicación estaba a cargo de Vigo. Esa misma función de artista-editor meticu-
loso y apasionado se extendía a los proyectos de libros de autoría individual, como el que le
propuso a Julien Blaine:
[…] para entusiasmarte he preparado la madera con tu apellido para imprimirlo en el librito.
Precisaría para esta publicación 5 estampillas creadas por ti, 120 ejemplares por cada una
más unos cinco sellos de goma para cancelarlas. Podrías hacer uno para las cinco, en fin eso
queda a tu criterio. Yo armaría las hojas acá… La ayuda principal sería que tú pudieras impri-
mir la presentación del mismo, en todo caso yo haría su traducción al castellano y la agrega-
ríamos al texto original. En fin todo esto es mi propuesta, por favor dime qué te parece y si lo
hacemos (Vigo, 1985, s. p.).
La extensión y diversidad de su labor como editor excede los materiales gráficos mencio-
nados hasta aquí. Vigo también realizó, desde 1954, libros artesanales, mecanografiados y
de edición única, en los que seleccionó, tradujo —junto con su esposa Elena Comas—, orga-
nizó, diseñó y encuadernó reseñas críticas y textos de autores de vanguardia, como la tem-
prana traducción al castellano de los escritos de Marcel Duchamp en 1966 (Gustavino, 2015).
Vigo multiplicó por cincuenta cada una de las seis cajas Biopsia de poesía visual (1993-1997),
con obras suyas y de otros artistas argentinos: Horacio Zabala, Grupo Escombros, Juan
Carlos Romero, Hilda Paz y Jorge Pereira. Incluso llevó una bitácora de sus envíos de publi-
caciones para tener un control y registro de esos datos (Gualtieri, 2012).
CODA A LO CONTEMPORÁNEO
Es posible considerar las redes que Vigo alimentó y construyó desde entonces en su
impacto y proyección contemporánea. Así, por ejemplo, cuando Claudia del Río y Mario
Gemín iniciaban en 2002 el proyecto del Club del Dibujo, invocaban «la influencia de los
proyectos compartidos con Edgardo Antonio Vigo» (Del Río, s. f., s. p.) como una de las
referencias clave para ese emprendimiento.3 Como «espacio de pensamiento y acción»
(Del Río, s.f., s. p.) en torno a esta disciplina gráfica y también como núcleo de encuentro
de artistas, amateurs y público, la idea del dibujo como capital social y a la vez como vehí-
culo para sostener políticas de la amistad signó a este proyecto. En vínculo con algunas
estrategias de interacción comunitarias de aquellos años, esta propuesta nació pensa-
da como asociación informal y de intercambio —«caminaba mucho entre los clubes de
trueque en Rosario, originados a partir del diciembre negro de 2001», recordó hace un
tiempo Claudia del Río, una de sus fundadoras y directora del núcleo rosarino del Club (Del
Río, 2012, s. p.)—. Distante de la organización más bien regulada que tuviera el Club de la
Estampa porteña décadas atrás, el proyecto dialoga claramente con los postulados de una
circulación artística fluida promovidos por Vigo. Al potenciar diversos trazos personales
en una colección ambulante —integrada por más de 700 obras de unos 300 artistas— y con
la organización de jornadas de intercambios de dibujos, el Club postula que el dibujo es
una «herramienta de pensamiento, placer, comunicación, memoria y auto-conocimiento»
. ÓRBITA VIGO
3 «Nos reunimos en 2002, inspirados por nuestro gusto por dibujar, mirar dibujos. Por la influencia de los
proyectos compartidos con Edgardo-Antonio Vigo (La Plata, 1928-1987) y por el manifiesto Promoción
59 Internacional para el estudio y la práctica autodidacta del dibujo (Norberto Chávez-América Sánchez,
Barcelona, 1979)» (Del Río, s.f., s. p.).
(Del Río, s. f., s. p.), que vincula, de ese modo, una particular valoración del gesto gráfico
con su impronta en lo social.
Bajo la invocación de una práctica performática que articula lo lúdico, lo escenográfico y la
provocación de convenciones de realización y circulación del arte, S.A. oficina de estampas
es otro proyecto pasible de ser relacionado con los planteos de Vigo, a partir del uso de los
sellos como recurso material y simbólico privilegiado. Sofía Larroca y Ana Wahen, con la
colaboración de Martín Lanezán y Magdalena Arrupe, instalan una oficina móvil que des-
pliega una parafernalia que incluye, entre otros elementos característicos de esos ámbitos
laborales, libro de actas, ficheros, instructivos de trámites y de gestión. Y, muy especial-
mente, sellos de goma. Con sus acciones de expendio de estampas, los artistas/oficinistas
juegan con la formalidad de las instituciones —burocráticas, artísticas— sellando a mano y
difundiendo las obras que conforman su particular colección. Esta se encuentra integrada
por dibujos solicitados a numerosos artistas que, traspasados al sello de goma en cuestión,
son emitidos durante performances en calles, plazas o instituciones culturales.4 Aquí, la au-
toría resulta puesta en tensión, al explicitar la referencia al artista que realizó el dibujo y, al
mismo tiempo, en la apropiación, transposición y virtual deformación que implica el tras-
paso del dibujo al sello de goma. Asimismo, la propuesta de S.A. oficina de estampas juega
y reinventa una posible problematización de la antigua y tan cuestionada relación original/
copia, y exacerba, desde el uso del sello, la idea de multicirculación de la estampa y de su
posesión no regulada.
Tanto desde el uso del sello como vía para la revisión lúdica de la parafernalia administra-
tiva y burocrática, como desde la provocación de convenciones de circulación a partir de
estrategias de intervención performática, es posible encontrar en este proyecto derivas y
apropiaciones de los planteos de Vigo. Podemos hallar aquí algunos ecos de su propuesta
de un «arte tocable»:
[…] aprovechamiento al máximo de la estética del «asombro», vía «ocurrencia» —acto primi-
genio de la creación— para convertirse, ya por forma masiva —movimientos envolventes— o
por la individualidad —congruencia de intencionalidad— en «ACTITUD». Un arte de expansión,
de atrape por vía lúdica que facilite la participación-activa del espectador, vía absurdo (Vigo,
1968-1969, s. p.).
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. ÓRBITA VIGO
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4 Han realizado sellos con dibujos de Gabriel Baggio, Florencia Caterina, Beto De Volder, Clara Díaz, Lino
Divas, Diana Drake, Delfina Estrada, Mercedes Fidanza, Leandro Iniesta, Ana Belén López, Mónica Millán,
60 Ana Montecucco, Diego Ontivero, Cecilia Orti, Manuel Pastrana, Irina Svoboda y Florencia Zúñiga, entre
otros artistas. He abordado este proyecto en Dolinko (2013).
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