Criterios para Análisis y Selección de Textos de Literatura (Mara Ferreira)

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CUADERNOS LITERARIOS

Criterios
para análisis
y selección de
textos de
literatura 1

infantil
..
••
A
ctualmente, una gran cantidad de obras infantiles y juveniles es lanzada
en el mercado. Sumándolas a las historias clásicas ya conocidas y a las
recientes publicaciones de años anteriores, el profesor que realice un trabajo
con literatura tendrá para su escuela, una variedad considerable de obras, algunas muy
buenas, pero la mayoría de calidad dudosa.
U na rápida mirada a las secciones infantiles de las librerías o de las bibliotecas
permite evaluar las dificultades que se presentan en aquel que pretende seleccionar
..
un buen acervo de literatura para sus alumnos. Allí se encuentran libros de los más
diferentes formatos y materias, con ilustraciones coloridas y atrayentes, figuras que
muchas veces se mueven, algunos con recursos sonoros: se aprieta un botón y el libro
se llena de música, o se oye la voz de los personajes. En general, la narrativa en sí es
menos importante que la parafernalia audiovisual ofrecida al lector.
Siendo así, ¿qué criterios se debe utilizar para garantizar una buena selección
que lleve al niño a interesarse por la historia y a buscar, después, nuevas lecturas?
..
¿Cuáles son los libros realmente significativos y cuáles los descartables?

' }ARDIM, Mara F. «Critérios para análise e selec;:ao de textos de literatura infantil». En SARAIVA,J. A. Lite~atura e a!fabetizarao.
Porto Alegre: Artmed Editora, pp. 75-81. Traducción de Patricia Vilcapuma Vinces.
MARA FERREIRA JARDIM

En primer lugar, es necesario que el profesor esté proveído de conocimientos


teóricos sobre la importancia y la función de la literatura infantil en la formación
del niño. Es preciso también que él tenga establecido objetivos claros para el trabajo
que desarrollará. Una vez que posea esos requisitos, puede, entonces, partir para el
análisis de las obras que pretende seleccionar.
El punto de partida a ser considerado es el de los aspectos materiales, ya
que la primera interacción del niño con el libro se da a través de las impresiones
visuales y táctiles: la tapa, el tamaño, el formato, el peso, el espesor y la calidad del
papel, el número de páginas, el equilibrio entre ilustraciones y texto, el tamaño y el
tipo de letras usados, las técnicas de la ilustración y los colores. Tales características
pueden atraer o alejar al lector infantil, más susceptible a esos aspectos que el adulto.
El análisis de esos elementos extrínsecos debe tener en cuenta, sobre todo,
la franja de edad de los niños destinatarios del libro.
Niños muy pequeños requieren libros más resistentes, hojas gruesas, que
facilitan el manoseo, con abundancia de ilustraciones y letras graduadas. Cuanto
menor es el niño, mayor debe ser la cantidad y el tamaño de las ilustraciones. Para
lectores en fase de alfabetización, el texto debe ser corto, el vocabulario accesible y
la ilustración facilitadora de comprensión de la historia.
La ilustración desempeña un papel importante en el libro infantil y es uno
de sus rasgos caracterizadores (libros destinados a adultos rara vez recurren a esta).
Siendo así, es preciso que el profesor, en su análisis, se detenga en tal aspecto. La
ilustración estimula el raciocinio y la creatividad del lector; por eso los diseños deben
sugerir más de lo que ya está expreso en el enunciado verbal, evitando la mera
descripción gráfica del texto.
Regina Yolanda Werneck, conocida ilustradora de libros infantiles, enseña
que las ilustraciones con detalles que enriquecen la imaginación infantil pueden
contribuir para el desarrollo del lector y que <<la variedad de ilustraciones, desde
que sea de buena calidad, agudiza la percepción, desarrolla la observación y forma
en el joven lector una especie de protección contra el bombardeo de materiales
2
visuales estereotipados».

2
WERNECK, Regina. «Ü problema da ilustm;:ao no livro infantil». En KHEDÉ, Sonia Salomao (org.).'Llteratura infantojuveniL·
umgénero polémico. Porto Alegre: Mercado, 1986, p. 153.
CRITERIOS PARA ANÁLISIS Y SELECCIÓN DE TEXTOS DE LITERATURA INFANTIL

Paradigmáticos de la ilustración que viene a complementar la lectura son


3 4
los libros A roupa nova do rei (La ropa nueva del rey), Lúcia1a-vou-indo (Luda-ya-vqy-yendo)
5
y Gato quepulava em sapato (Elgato que saltaba con el zapato), por ampliar la comprensión
del texto y exigir una postura activa del lector. En Gato que pulava em sapato, la escuela
de los colores, por ejemplo, ayuda al lector a «descubrir» el estado del espíritu del
héroe; en casi todas las ilustraciones del libro apenas son mostradas las piernas y
las manos de la dueña del gato, cuyo rostro solamente aparece al final de la historia,
hecho que puede despertar diferentes interpretaciones y discusiones.
Por otro lado, las ilustraciones han servido de vehículo para el refuerzo de
estereotipos y prejuicios. Los personajes malos son invariablemente feos, en cuanto,
hadas y príncipes, princesas y héroes presentan siempre un óptimo aspecto. La abuela es
generalmente representada por una viejita de cabellos canos y coco, tejiendo en una
mecedora, y el abuelo, por un viejo gordo, de lentes en la punta de la nariz, chinelas
y con una apariencia bonachona. Igual que en libros que cuentan historias actuales,
la madre aparece de delantal y plumero en la mano; el padre, con un fólder o un
periódico. La empleada, el marginal y el obrero son casi siempre negros.
Es necesario que el profesor reconozca tales prejuicios y estereotipos,
rechazando los libros cuyas ilustraciones los resalte o preparándose para discutirlos
con sus alumnos.
Para quienes deseen profundizar sus conocimientos sobre el asunto, se
recomienda la lectura del texto IlustrafÍiO do livro irifantil, de Luís Camargo (199 5).
En este el autor habla sobre las funciones de la ilustración, los diferentes estilos y
las técnicas ilustrativas y dedica un capítulo entero a los libros imagéticos Oos que
no tienen texto verbal).
El segundo punto de análisis del libro se refiere al texto propiamente dicho.
¿Está bien escrito? ¿Cuenta una historia original?¿ Va a llamar la atención del lector?
¿Está de acuerdo con la franja de edad a la que se destina? ¿Es capaz de despertar el
imaginario? ¿Suscita problemas la historia y encuentra soluciones? ¿Qué tipo de ideología
atraviesa la historia contada?¿ Se trata de una obra meramente didáctica o moralista?

3
FRAN<;:A, M. y E. Franc,:a. A roupa nova do rei. Rio de Janeiro: Nova Fronteira, s. f.
4
PENTEADO, Maria Heloisa. Lúcia-já-vou-indo. Sao Paulo: Ática, 1987.
5
ALMEIDA, Fernanda Lopes de. Gato quepulava em sapato. Sao Paulo: Ática, 1986.
MARA FERREIRA JARDIM

El texto literario, sobre todo el infantil, debe, obviamente, presentar el registro


de un escrito convencional (excepto las incorrecciones deliberadas del autor en función
con un efecto pretendido). No es raro encontrar ediciones mal revisadas, llenas de
errores, algunos bastante groseros. Para un lector en fase de alfabetización, eso puede
acarrear problemas inmediatos, ya que todavía está procesando la adquisición del
código escrito. Libros que presentan ese tipo de problema deben, por tanto, ser
descartados.
Con relación a la originalidad del texto, lo importante es que el abordaje
dado al tema sea incitante. Una historia antigua como O Chapeuzinho Vérmelo (La
caperucita rqja) ha sido objeto, en el transcurrir del tiempo, de las más diversas versiones. O
chapeuzinho amarelo (La caperucita amarilla), de Chico Buarque de Holanda (1980), y
Pita verde no cabelo (Cinta verde en el cabello), de Guimáraes Rosa (s. f.), son buenos ejemplos
del aprovechamiento del conocido cuento de hadas, que gana nuevos sentidos en
la visión de esos autores.
La adecuación del libro a los intereses del niño al que se destina es un
asunto que ha merecido diversas investigaciones y artículos, dada su complejidad e
importancia. Las investigaciones sobre ese tema han comprobado que el interés
del niño por determinado asunto se relaciona a su edad. Shliebe-Lippert y A.
6
Beinlich, citados por Bamberger, apuntan cinco diferentes fases de lectura.
La primera, según ellos, va de los 2 a los 5 ó 6 años de edad. En esa fase, el
niño hace poca distinción entre el mundo exterior y el interior, viviendo un periodo
de gran egocentrismo. Es también la edad del pensamiento mágico. Los primeros
libros ofrecidos al bebé deben contener grabados que presenten objetos simples,
aislados, pertenecientes al medio en que el niño vive y que puedan ser identificados
por el Guguetes, animales, etc.). Luego pueden ser presentados libros que agrupan objetos,
relacionándolos con varias cosas que son familiares a los niños. Paralelamente, son
muy adecuadas a esa edad juegos que involucren parlendas, cuadrillas o canciones
de rondas, ya que el niño gusta de versos infantiles en virtud del ritmo, del juego de
palabras y de sonidos. También se observa, en esa fase, un especial interés por historias
que involucren animalitos, que promueven un proceso consciente de identificación.
La segunda fase va de los 5 a los 8 años. Beinlich la caracteriza como la
«edad de la lectura del realismo mágico». Se trata de un periodo en que el niño se
-------·-·----~---·-·------·-·-----·---··--··-·-·-··--·---·---------------·-·---.---·--·-·-·----···--

6
BAMBERGER, Richard. Como incentivar o hábito da leitura. Sao Paulo: Ática, 1987.
CRITERIOS PARA ANÁLISIS Y SELECCIÓN DE TEXTOS DE LITERATURA INFANTIL

deja llevar por la fantasía. Es la edad de los cuentos de hadas. Aún prevalece en el
texto poético el gusto por el ritmo y por las rimas.
La fase siguiente se entiende de los 9 a los 12 años. Beinlich la caracteriza como
un periodo en que el niño construye «una apariencia práctica, realista, ordenada
racionalmente, delante de un fondo mágico-aventuresco seudo-realísticamente
enmascarado». Continúa el interés por los cuentos de hadas y sagas, pero el lector
comienza a buscar historias de aventuras.
Sigue la fase del «realismo aventurescm> o «de la lectura no-psicológica
orientada para el sensacionalismo» (de 12 a 14 ó 15 años). En ese periodo, el
preadolescente, progresivamente, toma conciencia de la propia personalidad.
Predominan entre los jóvenes las demostraciones de agresividad, la rebeldía y la
formación de pandillas. Los intereses generales de lectura giran en torno de los
libros de aventuras, de los romances sensacionales, de los libros de viajes y de las
historias sentimentales.
La quinta y última fase corresponde a los años de madurez o de «desarrollo
de la GSfera estético-literaria de la lectura» (de 14 a 17 años). En ese periodo, el
lector ya es capaz de valorizar, más allá de la trama, la forma y el contenido de las historias. El
interés por el mundo exterior comienza a ser substituido por la participación en el
mundo interior y en el mundo de los valores. La lectura pasa a ser mucho más
diversificada y abarca historias de aventura del contenido más intelectual, libros de
viajes, romances históricos, biografías, historias de amor, actualidad, literatura
comprometida, etc.
Esa y otras clasificaciones propuestas sirven apenas como indicadores
para las lecturas de los niños, ya que en ellas el lector es tratado colectivamente, sin
considerarse las características y el desarrollo individual, que podrían acarrear
intereses diversificados. Conviene, además, resaltar que la mayoría de los trabajos
que buscan apuntar la relación entre franja de edad e interés de lectura datan de las
décadas de 70 y 80 y que, de aquellos años hasta la actualidad, los niños han sido
expuestos a nuevas situaciones de lectura (a través de la televisión, por ejemplo)
capaces de determinar alteraciones significativas. En los días de hoy, niños muy
pequeños están acostumbrados a ver dibujos animados con tramas bastante complejas;
muchos de ellas acompañan novelas televisivas o ven filmes dirigidos al público
adulto. Tales experiencias deben dejar marcas y acelerar la capacid,ad de lectura,
modificando el cuadro antes expuesto. Es natural que niños y niñas, acostumbrados a
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ver las intrincadas aventuras de «Ets» (extraterrestres), Tortugas Ni1gasy cosas por
el estilo, encuentren poco interesantes las tramas flojas de los libros infantiles,
normalmente considerados adecuados para su franja de edad.
En la determinación de los intereses de lectura, el sexo del lector también
es necesario que sea considerado, ya que los niños tienden a identificarse con
historias en que actúen héroes masculinos, ocurriendo lo inverso entre las niñas.
En la selección de un acervo de libros para ser trabajados en la sala de clase, el
profesor debe buscar el equilibrio presentando opciones para ambos sexos.
La función más importante del libro infantil es despertar el interés y el
imaginario del niño. No se puede olvidar que, en virtud de su origen y trayectoria
estrechamente ligada a la escuela, hasta hoy la literatura infantil no perdió sus
características pedagógicas. Muchos autores insisten en escribir historias de semillitas,
nubecitas, gotitas de agua, crisálidas transformadas en lindas mariposas, familias
de microbios y bacterias que en el fondo no pasan de clases de ciencias o lecciones
de higiene, disfrazadas de literatura infantil. Ahora, esos libritos podrían hasta tener
su utilidad cuando el profesor desea pasar informaciones específicas sobre germinación,
ciclo de las aguas, estaciones del año o cualquier otra cosa. Nunca cuando la
propuesta es llevar al niño a la verdadera literatura.
Más grave es el caso de textos que pretenden transmitir enseñanzas morales
o padrones de comportamiento, en general, conservadores. Son narrativas o poemas
fácilmente identificables, en los cuales hay siempre un niño o un bichito desobediente y
travieso que acaba por ser castigado por sus hechos y es llevado a arrepentirse de la
conducta <<indebida». El propio título ya revela el contenido del libro: O carneirinho
sujo (El carnerito sucio), O coelhinho desobediente (El conf!fito desobediente), O cachorrinho figao
(Elperritofugitivo).
Lo ideal es que el profesor evite la inclusión de ese tipo de obras en su
selección. Con todo, si eso no fuera posible, es importante que al lado de ellas aparezcan
otras, de tendencia más emancipadora, como Maria-vai-com-as-outras (María-se-va-
con-las-demás), de Silvia Orthof, Pedro e o lobo (Pedritoy el lobo), la bellísima fábula rusa,
musicalizada por Sergei Prokofiev, y Os músicos de Bremen (Los músicos de Bremen), de
los hermanos Grimm. En esas narraciones, niños y animales osan quebrar las reglas
impuestas y alcanzan el éxito.
En una buena selección de libros no pueden faltar los cu,cmtos de hadas
tradicionales. Por lidiar con lo mágico, lo maravilloso, esos cuentos son ideales
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para la edad en que el niño es esencialmente susceptible a la fantasía. Por su parte,


los cuentos de hadas también deben ser cuidadosamente analizados. Por ser
historias de dominio público, diferentes versiones son constantemente lanzadas
en el mercado, muchas de ellas de calidad dudosa. Se debe considerar, además, que
las historias de hadas, a lo largo de su trayectoria dentro de la literatura infantil, han
sufrido severas críticas. Sus.opositores alegan que ellas llevan al niño al escapismo
y consolidan comportamientos conservadores contra los cuales se viene luchando
(tales como la representación rígida de los papeles masculino y femenino, con la
«muchachita>> que tiene como destino final el matrimonio con el príncipe, entre otros),
dando énfasis y valores estereotipados de bien y mal, de bello y feo, inteligente y
estúpido. Por otro lado, sus adeptos afirman que los cuentos de hadas ayudan a los
niños en la elaboración de lo real, ofreciéndoles modelos de estructuras sociales y
comportamientos que facilitan el entendimiento y complejidad del mundo adulto.
Uno de los más ardorosos defensores de la necesidad de contar historias de hadas
a los niños, el psicoanalista Bruno Bettelheim (1979), destaca además su función
terapéutica. Según este, el niño, al identificarse con los problemas del héroe tiende
a solucionar sus propios conflictos interiores. De esa forma, el abandono de J 6ao
y Maria en la selva por los padres, que no consiguen mantenerlos, es familiar al
niño que se siente literalmente «abandonado» al ser, por ejemplo, abandonado en
la escuela. Eso sin hablar en la actualidad del tema, en una época en que millares de
Juanitos y Marianitas deambulan solos en las «selvas de piedras» de las ciudades. El
final feliz del cuento da al niño un nuevo aliento y la certeza de que sus problemas y
sus angustias serán superados en el debido tiempo.
El análisis de los libros de poemas debe recibir la misma atención que la de
los libros de narrativa. Ilustración, diagramación, calidad de los textos poéticos,
adecuación de los temas al universo infantil son aspectos a ser considerados. Al
escoger los poemas, el profesor debe evitar, como en el caso de la narrativa, aquellos
de cuño moralizador o contenido pedagógico, comúnmente encontrados en los
libros didácticos. Poemas que tratan de temas patrióticos, de fechas específicas,
como días de las madres, de los padres, del indio o del árbol que describan hábitos
de higiene, o hablan de cómo ser un buen niño, son, generalmente, de calidad dudosa
y deben ser dejados de lado. La buena poesía infantil parte de la experiencia lingüística
del niño para crear juegos sonoros y semánticos. Explora las repeticio?~s de sonidos
(asonancias y aliteraciones) y palabras, los juegos de palabras, el ilogismo que tanto
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divierte a los niños, sin caer en la infantilización del lenguaje poético y sin echar
mano del lirismo y de la reflexión sobre el mundo. En fin, una buena poesía intenta
recuperar la manera lúdica y espontánea de las primeras experiencias con parlendas,
canciones de ronda, bromas y juegos infantiles, sin necesariamente caer en la obviedad
de las rimas fáciles y de las frases hechas, abriendo entrelíneas incitantes a la creación
del lector.
Fanny Abramovich, en Literatura infantil.·gostosuras e bobices (1989), tiene un
capítulo sobre poesía, cuya lectura es recomendada a aquellas que se interesan por
el asunto. Para una mayor profundización teórica, el profesor puede consultar además el
libro Poesía Infantil (1986), de Maria da Glória Bordini.
Por último, es preciso recordar que la buena literatura es independiente de
rótulos: la buena literatura infantil es aquella capaz de encantar lectores de todas
las edades.
BIBLIOGRAFÍA

ABRAMOVICH, Fanny. Literatura infanti/.·gostosuras e bobices. Sao Paulo: Scipione, 1989.

ALMEIDA, Fernanda Lopes de. Gato quepulava em sapato. Sao Paulo: Ática, 1986.

BAMBERGER, Richard. Como incentivar ohábito da leitura. Sao Paulo: Ática, 1987.

BoRDINI, Maria da Glória. Poesia Infantil. Sao Paulo: Ática, 1986.

CAMARGO, Luís. Ilustra¡ao do livro infantil. Belo Horizonte: Le, 1995.

FRAN<;A, M. y E. Franc;a. A ro upa nova do rei. Ria de Janeiro: Nova Fronteira, s. f.

PENTEADO, Maria Heloisa. Lúciajá-vou-indo. Sao Paulo: Ática, 1987.

WERNECK, Regina. «Ü problema da ilustrac;ao no livro infantil>>. En KHEDÉ, Sonia Salomao


(org.). Literatura infantojuveni/.· um género polémico. Porto Alegre: Mercado, 1986.
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