Aprenda A Ser Un Cristiano Victorioso

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“APRENDA A SER UN CRISTIANO VICTORIOSO:

Siete lecciones básicas después de mi decisión de aceptar a Jesús en mi vida”

CONTENIDO

Introducción: Conozca la misión de Jesucristo


Lección 1: Un nuevo comienzo
Lección 2: Creciendo en la fe
Lección 3: Conociendo a Dios a través de la Biblia
Lección 4: Los hábitos espirituales
Lección 5: Madurez espiritual
Lección 6: Evite perder su salvación
Lección 7: Amigos de Dios

Escrito por Lucio Rojas Espinoza, para “La Iglesia de Dios de la Profecía A.R.”
y para la comunidad cristiana en general.

Usted puede usar y distribuir este material gratuitamente.


Puebla, México. Abril 2020

Todas las citas Bíblicas que aparecen son tomadas de las versiones: Reina Valera 1960,
Nueva Versión Internacional, y Traducción Lenguaje Actual.
Si estás interesado en contactarnos, búscanos en internet en la pagina:
https://www.idp-mexico.org/

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Introducción: Conozca la misión de Jesucristo
Quizá usted ha visto alguna película de “Jesús, el hijo de Dios”, generalmente estas películas
nos muestran parte de lo que fue la misión del Señor Jesús. Pero también es común que nos
quedemos únicamente con lo visto en la película. Sin embargo, conocer a Jesús va más allá
de eso, para ello es necesario revisar lo que dice la biblia acerca de la gran misión de Jesús,
te recomiendo tener una biblia de consulta, ya sea en versión de libro físico o en su versión
digital, para que consultes cada referencia mencionada.
La misión de Jesús el hijo de Dios básicamente esta descrita en la biblia, en el evangelio
según San Juan 3:16-17 dice:
“Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para
que todo aquel que en él cree, no se pierda, más tenga vida eterna. Porque no envió
Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo
por él”
En esta porción encontramos que el amor de Dios fue la razón por la que decidió enviar a
Jesús, porque la humanidad habiendo pasado por alto los propósitos de Dios, ha estado
atrapada en la maldad, la violencia, la injusticia, la desesperanza, el odio, la muerte, etc. y
separada de Dios por causa del pecado. Pero Jesús vino para darnos esperanza y salvación.
La biblia describe en los capítulos dos y tres del libro de Génesis, que Dios dio indicaciones
a Adán y Eva, permitiendo que ellos decidieran según su libre voluntad, les dijo que podían
comer del fruto de todo árbol del huerto del Edén, ahí se encontraba “el árbol de la vida”, y
“el árbol de la ciencia del bien”, de éste no deberían comer (Génesis 2:9).
El árbol de vida cuyo fruto proveería el sello de la vida inmortal, estaba en una posición
prominente “en medio del huerto”, con el propósito de ser observado continuamente, y para
hacerles recordar constantemente a Dios y el porvenir eterno.
El árbol de ciencia del bien y del mal tenía por objeto poner a prueba la obediencia, y
manifestar si eran obedientes a Dios o rebeldes a sus mandamientos.
Adán y Eva fueron seducidos por la serpiente (satanás) para desobedecer a Dios y comer del
fruto del árbol de la ciencia del bien y el mal, con esta acción cometieron pecado y sus ojos
se abrieron al mal; Dios evitó que comieran del fruto del árbol de la vida eterna para no
quedarse en esta condición de pecado para siempre, por eso también los quitó del huerto del
Edén y protegió este árbol para que nadie lo alcanzara (Génesis 3:24). Sin embargo, este
pecado de desobediencia fue heredado a toda la humanidad.
Razón por lo que encontramos en la Biblia que “Todos hemos pecado, y estamos lejos de
Dios... Pero por medio de Jesús, nos ha librado del castigo que merecían nuestros pecados.
Dios envió a Jesucristo para morir por nosotros. Si confiamos en que Jesús murió por
nosotros, Dios nos perdonará. Con esto Dios demuestra que es justo y que, gracias a su
paciencia, ahora nos perdona todo lo malo que antes hicimos. Él es justo, y acepta a los que
confían en Jesús” (Romanos 3:23-25 Versión TLA).
Jesús es el hijo de Dios que vino en forma de hombre para perdonarnos y limpiarnos de
nuestros pecados personales, y del pecado heredado de Adán y Eva, pues en ellos estaba
representada toda la humanidad. Pero también Jesús vino para darnos a conocer el amor de

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Dios el Padre celestial; aceptar a Jesús es como si eligiéramos en nuestro presente comer de
aquel fruto del ese árbol de la vida eterna. Por eso la Biblia dice:
“A Dios nadie le vio jamás; el unigénito Hijo, que está en el seno del Padre, él le ha
dado a conocer” Juan 1:18
“El siguiente día vio Juan a Jesús que venía a él, y dijo: He aquí el Cordero de Dios,
que quita el pecado del mundo” Juan 1:29
“Porque la paga del pecado es muerte, más la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo
Jesús Señor nuestro” Romanos 6:23.

Ciertamente, si usted y yo vivimos en pecado, que es toda desobediencia a Dios, la sentencia


es muerte eterna, pero la buena noticia es que Jesús el cordero de Dios, vino a este mundo y
tomó nuestra sentencia, murió en nuestro lugar siendo crucificado por nuestros pecados, y
los de todo el mundo; en efecto, su misión fue dar su vida al morir en la cruz para que por
medio de su muerte y resurrección, los que creemos en él y aceptamos su sacrificio, podamos
recibir perdón de nuestros pecados, y alcanzar la esperanza de la vida eterna.
Por eso la Biblia dice: “…hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres,
Jesucristo hombre” 1 Timoteo 2:5

Jesús es el único que nos reconcilia con Dios, perdonando nuestros pecados, no importando
lo grande o pequeños que hayan sido, lo poco o lo muchos que sean, nada está fuera del
alcance del perdón y el amor de Dios en Jesús, Su gracia y Su misericordia son para todo
aquel que lo recibe por medio de la fe.
La Biblia dice “que, si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón
que Dios le levantó de los muertos, serás salvo. Porque con el corazón se cree para justicia,
pero con la boca se confiesa para salvación. Pues la Escritura dice: Todo aquel que en él
creyere, no será avergonzado” (Romanos 10:9-11).
La invitación es a que aceptes a Jesús, para que venga a morar en tu vida, la expresión “si
confiesas que Jesús es el Señor” significa, reconocerle como el que nos salva de la muerte
eterna y perdona nuestros pecados, pero también reconocerlo como el Señor que dirija tu
vida; también Jesús te asegura que si crees en él no serás avergonzado. (Mateo 10:32).
La Biblia también dice que los que han aceptado a Jesús en su corazón, se constituyen en
“hijos de Dios” esto significa que no solo seremos creación de Dios, si no que somos elevados
a la condición de ser sus hijos, y con toda confianza podemos invocar a Dios como nuestro
buen Padre celestial. (Juan 1:12-13).
Después de conocer lo que la Biblia enseña sobre la misión de Jesús, te invito a confesar a
Jesús como tu Salvador personal, y como el Señor de tu vida, esto es haciendo una oración,
y esta oración tiene valor y significado si se hace sinceramente, poniendo tu confianza y fe
en que Jesús te escucha; te aseguro que después de esta oración, tu vida jamás será igual,
pues en Jesús todas las cosas son hechas nuevas.

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Oración de fe para obtener la salvación en Jesús
“Bendito Dios y Padre celestial, en este momento me he dado cuenta de la importante misión
que Jesús el hijo de Dios vino a cumplir en este mundo, de morir en la cruz del calvario, y
por medio de su muerte y resurrección perdonar mis pecados y mis faltas. Confieso con todo
mi corazón que me arrepiento de mis pecados, renuncio a todo pecado y te pido sinceramente
que me perdones y me limpies de ellos, que me ayudes comprender tu buena voluntad para
mi vida, y también a conocerte más a través de tu palabra que es la Biblia, renueva mi vida
y permite que tenga un nuevo comienzo y que sea diferente a mi vida pasada.
Bendito Jesús, hoy te recibo en mi corazón como mi Señor y como el Salvador de mi vida, y
recibo por fe el regalo del perdón y de la salvación. Gracias Señor Jesús, porque soy
perdonado, ya no hay más condenación para mi vida, por favor anota mi nombre en el libro
de la vida eterna.
Confieso que ahora tengo un nuevo comienzo en mi vida, con la bendición de Dios, la
salvación en Jesús, y la dirección del Espíritu Santo” Amén.

¡Te felicito por hacer esta oración!


Ahora te doy la bienvenida a la gran familia de la fe, de los que hemos aceptado a Jesús como
nuestro Señor y Salvador personal. Tú no ha cambiado de religión, has comenzado una nueva
relación con Dios por medio de Jesús, y también por medio del Espíritu Santo, el cual fue
enviado por Jesús para todos nosotros los que creemos en él. Te animo a continuar estudiando
las siguientes lecciones básicas para edificar tu fe, consolidar tu crecimiento espiritual, y
conocer más de las bendiciones y la voluntad de Dios para tu vida.

¡Que Dios te bendiga!

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Lección 1: Un nuevo comienzo
La Biblia describe que las personas que venían al encuentro con Jesús, y recibieron su
enseñanza, tenían un nuevo comienzo en su estilo de vida; por ejemplo, en San Juan 3:1-3
describe de un personaje llamado Nicodemo:

“Había un hombre de los fariseos que se llamaba Nicodemo, un principal entre los
judíos. Este vino a Jesús de noche, y le dijo: Rabí, sabemos que has venido de Dios
como maestro; porque nadie puede hacer estas señales que tú haces, si no está Dios
con él. Respondió Jesús y le dijo: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere
de nuevo, no puede ver el reino de Dios.”

En este pasaje bíblico se observa que Nicodemo temía, o se avergonzaba de ser visto con
Jesús, por tanto, acudió de noche y Jesús lo recibió. Esto nos enseña a valorar los buenos
comienzos, aunque parezcan pequeños, aceptar a Jesús en tu corazón quizá se note simple a
tus ojos, pero es un gran comienzo; en la Biblia en encontramos que después Nicodemo
reconoció públicamente a Jesús, e inclusive cuando murió, Nicodemo trajo para preparar Su
cuerpo para la sepultura «una mezcla de mirra y áloes que pesaba unas cien libras»
(San Juan 19:39)

En este contexto Jesús habla de la necesidad de un nuevo nacimiento, es decir un nuevo


comienzo en nuestro estilo de vida. El nacimiento biológico es el comienzo de la vida; por
lo tanto, nacer de nuevo es empezar a vivir de nuevo, pero evitando repetir los errores
pasados, y dándole un nuevo sentido a la vida teniendo a Jesús en nuestro corazón.

Tenemos ahora la oportunidad con la ayuda de Jesús, para tener nuevos principios, nuevos
afectos, nuevos enfoques y expectativas, un nuevo comienzo en el trato con uno mismo y los
que nos rodean.

Este nuevo nacimiento es a nivel interior de nuestro ser, es un nuevo nacimiento a nivel del
espíritu, un nuevo nacimiento por el poder de Jesús y su Espíritu Santo actuando en nuestra
vida, es un nuevo nacimiento que viene del cielo y nos conduce al cielo a la presencia de
Dios. Es la obra de Dios en nuestra vida que humanamente no podemos hacer, y que perdura
hasta la eternidad.

Cuando usted hizo su oración sincera para aceptar a Jesús en su corazón, usted ya ha sido
perdonado de todo pecado, usted ha sido justificado por la obra de Jesús en la cruz, la biblia
dice: “Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor
Jesucristo” (Romanos 5:1). De modo que ahora usted está en paz con Dios, tiene a Jesús
como su intercesor ante Dios Padre (1 Juan 2:1), y ha iniciado una nueva vida con Jesús llena
de paz, amor y esperanza en él. La Biblia nos dice:
“Por tanto, nosotros también, teniendo en derredor nuestra tan grande nube de
testigos, despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia, y corramos con
paciencia la carrera que tenemos por delante, puestos los ojos en Jesús, el autor y
consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz,
menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios”
(Hebreos 12:1-2).

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Un nuevo comienzo requiere un cambio intencional de pensamiento, de acciones y de
hábitos. Al momento de invitar a Jesús a morar en nuestro corazón, nos arrepentimos
profundamente de nuestros pecados que nos alejaban de Dios, renunciamos a ellos, y nos
enfocamos ahora en Dios apartándonos del pecado. La palabra “arrepentimiento” significa
cambiar de dirección yendo en un sentido opuesto. Dejando atrás la ira, la contienda, la
ansiedad, el rencor, el odio, la violencia, la maldad, la depresión, el temor, la desilusión, la
ociosidad, etc. y en este nuevo comienzo, empezar a experimentar las bondades y bendiciones
de Dios Padre, por medio de Jesús que mora en nuestra vida. Jesús provee a nuestro ser
verdadera paz, no como el mundo la da, sino una paz plena, también nos regala gozo, perfecto
amor que hecha fuera todo temor, provee esperanza en medio de la aflicción, nos da la fuerza
para amar y perdonar, para bendecir y ya no maldecir, y nos brinda su oportuno socorro.

Para este nuevo comienzo debes saber que no estás solo, hay muchos cristianos y cristianas
en todo el mundo que han decidido seguir a Jesús aceptando Su mensaje de salvación. Pero
mucho más importante que eso, quiero decirte que cuando Jesús resucito, se presentó
nuevamente con sus discípulos y les dijo que no salieran de la ciudad sin antes recibir la
promesa del Padre que había dicho que vendría (Hechos 1:4), esta promesa fue la venida del
Espíritu Santo de Dios sobre sus discípulos, del cual Jesús mismo antes de su muerte, les
había enseñado que cuando Jesús volviera a Dios Padre no los dejaría solos, sino que enviaría
al Espíritu Santo, también llamado el Espíritu de verdad, el cual fue enviado como nuestro
consuelo y ayuda a todos los que tenemos a Jesús en nuestro corazón.

“Más el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, él os


enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que yo os he dicho” (San Juan
14:26). “Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda la verdad;
porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oyere, y os
hará saber las cosas que habrán de venir” (Juan 16:13).

Esta promesa de la venida del Espíritu Santo sobre la vida de los discípulos ya tuvo su
cumplimiento en el primer siglo (Hechos 2:1-4), ha estado y seguirá estando con cada
generación de los que han entregado su vida a Jesús. Ahora puedes confiar que cuando hagas
una oración a Dios Padre en el nombre de Jesús, el poder y la presencia del Espíritu Santo
esta también sobre tu vida, y está para ayudarte, para fortalecerte y animarte, para aumentar
tu fe, y para guiarte en conocer la buena voluntad de Dios para tu vida.

Oremos:
“Padre celestial, en este momento te doy muchas gracias por la oportunidad de un nuevo
comienzo en mi vida, te suplico humildemente que renueves todo mi ser, y con la ayuda de
tu Espíritu Santo, me ayudes a seguir adelante conociendo más tus propósitos para mi vida;
y que en medio de los problemas y aflicciones que estoy viviendo, tu poder y gracia me
ayuden a salir victorioso, que la paz de tu presencia y el gozo de tu Espíritu Santo llenen mi
vida. Gracias bendito Dios, en el nombre de Jesús” Amen.

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Lección 2: Creciendo en la fe
La Biblia nos da a conocer que la fe es tener confianza en Dios, significa estar seguro de que
uno va a recibir una respuesta de parte de Dios, sin dudar que Él lo puede hacer, pues Dios
es todopoderoso para hacer provisión a nuestra vida. La Biblia también dice:
“porque nada hay imposible para Dios” (Lucas 1:37)

La definición bíblica de la fe está en el libro de Hebreos 11:1:


“Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve”

Esto quiere decir, que tener fe en la respuesta y provisión de Dios, es estar convencido de
que algo existe, aun cuando no se pueda ver.

La Biblia también dice, que la fe es un elemento tan importante para la vida cristiana, de tal
manera que “…sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca
a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan” (Hebreos 11:6).

La recompensa de tener fe en Dios es que somos galardonados, por creer y confiar en él.
Seguramente has visto programas en televisión donde se hace entrega de premios, pues si
esto sucede en el ámbito humano y terrenal, imagínate que Dios nuestro Padre celestial, el
todopoderoso, podrá galardonar y recompensar a todo aquel que confía en él.

La Biblia también nos dice, que Dios puede darnos mucho más de lo que le pedimos.
“Y a Aquel que es poderoso para hacer todas las cosas mucho más abundantemente
de lo que pedimos o entendemos, según el poder que actúa en nosotros, a él sea gloria
en la iglesia en Cristo Jesús por todas las edades, por los siglos de los siglos. Amén”
(Efesios 3:20)
Además, que “…el justo por la fe vivirá” (Romanos 1:17).

Cuando oraste para aceptar a Jesús como el Señor y Salvador de su vida, se empleó la fe, una
fe para alcanzar el perdón y la vida eterna con Dios. Es esta fe para salvación, es lo que te va
a impulsar a mantenerte firme sin retroceder. Y que te conduce a acercarte confiadamente en
oración a Dios para alcanzar oportuno socorro para tu vida. Y poder exclamar como dicen
los siguientes versos en el libro de los salmos:

“Dios es nuestro amparo y fortaleza, Nuestro pronto auxilio en las tribulaciones.”


(Salmos 46:1).

“Jehová es mi luz y mi salvación; ¿de quién temeré? Jehová es la fortaleza de mi


vida; ¿de quién he de atemorizarme?” (Salmos 27:1).

“Más tú, Jehová, eres escudo alrededor de mí; Mi gloria, y el que levanta mi cabeza.
Con mi voz clamé a Jehová, Y él me respondió desde su monte santo. Yo me acosté y
dormí, Y desperté, porque Jehová me sustentaba. No temeré a diez millares de gente,
Que pusieren sitio contra mí” (Salmos 3:3-6).

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Diré yo a Jehová: Esperanza mía, y castillo mío; Mi Dios, en quien confiaré.
Él te librará del lazo del cazador, De la peste destructora. Con sus plumas te cubrirá,
Y debajo de sus alas estarás seguro; Escudo y adarga es su verdad. No temerás el
terror nocturno, Ni saeta que vuele de día, Ni pestilencia que ande en oscuridad, Ni
mortandad que en medio del día destruya. (Salmos 91:2-6).

La fe es un aspecto que debe cultivarse para que crezca, cuando revisas los diferentes
personajes en la Biblia, encontramos que las distintas experiencias, y procesos en su vida les
condujo a levantar sus ojos a Dios y confiar en una respuesta para cada situación que ellos
atravesaron (Salmos 121). Podemos mencionar a Noé construyendo el arca para que su
familia se salve, a Abraham a quien Dios dio el privilegio de ser padre siendo un hombre de
edad avanzada, a Moisés libertando y guiando a su pueblo, hasta llegar a la tierra prometida
por Dios para ellos. Al profeta Elías orando para que lloviera, etc.

La fe suya va a ir creciendo conforme confías en que Dios puede hacer algo a tu favor. La fe
también va creciendo en la medida en que decidimos obedecer a Dios y Su palabra que es la
Biblia, pues la fe debe estar sustentada en la Biblia “Así que la fe es por el oír, y el oír, por
la palabra de Dios” (Romanos 10:17).

Jesús dijo que si tuviéremos fe como un grano de mostaza haríamos proezas (Mt. 17:20),
ahora podemos aprender que Dios te llama a ver las cosas que no son como si fuesen, a mirar
lo invisible, a creer lo increíble, pues Dios todo lo puede, y estando en Jesús, podemos decir
que todo lo podemos con Él; pero es importante reconocer también que la fe no niega el
testimonio de las circunstancias, si no que la fe ve más allá de lo que nuestros ojos naturales
ven, confiando en la respuesta de Dios.

Podemos resumir diciendo que la fe es la confianza activa, dinámica y firme en Dios, y que
no está sujeta a lo que humanamente podemos hacer, sino en lo que Dios puede hacer por
nosotros, y ciertamente nos daremos cuenta como dijo Jesús “al que cree todo le es posible”
(Marcos 9:23); por lo que grandes victorias podremos alcanzar con la ayuda de Dios y para
honra y exaltación de Su nombre.

Oremos:
“Amado Jesús, te doy las gracias porque conozco tu amor y tu perdón, y ahora soy
perdonado y limpio de mis pecados. Si en algo te he fallado, nuevamente te pido que me
perdones, gracias Jesús; confío en que eres más grande que los problemas que pueda tener,
por favor disipa toda duda en mi corazón, creo firmemente que la buena obra que has
comenzado en mí, puedes perfeccionarla, y te pido humildemente que me ayudes a crecer en
la fe y en tu palabra que es la Biblia. Bendito Jesús, tu eres mi amparo y fortaleza, mi
salvación y refugio. Hoy me dispongo a crecer en la fe, y sé que con tu ayuda lo voy a lograr.
Gracias Señor Jesús” Amen.

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Lección 3: Conociendo a Dios a través de la Biblia
La Biblia es la palabra de Dios escrita, es palabra inspirada y útil para continuar creciendo
en la fe y en el conocimiento de Dios. El apóstol Pablo al enseñarle al joven Timoteo, le dijo:
“Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para
corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto,
enteramente preparado para toda buena obra” (2 Timoteo 3:16,17).
Cuando leemos la Biblia somos enseñados por Dios, somos redargüidos en nuestra
conciencia provocando nuevas convicciones en nuestro pensamiento y conducta, de manera
que corregimos nuestros razonamientos, acciones y reacciones, para practicar la justicia y de
este modo, alcanzar mayor madurez en nuestra fe, madurez personal y espiritual. La Biblia
también declara:
“Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos
filos; y penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y
discierne los pensamientos y las intenciones del corazón” (Hebreos 4:12).

Esto significa que cuando leemos la Biblia se produce una dinámica de fe que enriquece
espiritualmente y da vida, pues cuando la leemos nos acercamos a la misma presencia y voz
de Dios, el autor de la Biblia. Es como cuando lees la carta de un ser querido, cuando lees su
contenido, reconoces que es la misma voz del emisor de la carta. Del mismo modo sucede
cuando lees la Biblia.
En la Biblia encontramos la naturaleza santa de Dios, su carácter y sus atributos divinos;
Jesús dijo “De cierto, de cierto os digo: El que oye mi palabra, y cree al que me envió, tiene
vida eterna; y no vendrá a condenación, mas ha pasado de muerte a vida” (Juan 5:24).
Jesús desea que sigamos oyendo su palabra cuando leemos la Biblia, pero leerla no es todo,
siendo importante conocer a Dios a través de la Biblia, es necesario:
a) Leer la Biblia completa y sistemáticamente: Si prefieres, puede iniciar con la lectura
de algún libro en específico, por ejemplo: Leer el evangelio según San Juan, dos o
tres capítulos por día. Después puedes leer los Salmos, los Proverbios de Salomón, o
quizá decidas leer desde el comienzo del Antiguo Testamento, o del nuevo
Testamento.

b) Estudiar la Biblia con detenimiento: Esto significa que, si te llama la atención algún
tema en específico, puedes subrayar la Biblia, hacer anotaciones en ella o en una
libreta, adquirir alguna Biblia de estudio (por ejemplo, la Biblia del Diario Vivir),
conseguir diccionarios Bíblicos, y comentarios Bíblicos; todo esto son recursos y
ayudas para profundizar en algún tema específico de tu interés.

c) Memorizar porciones de la Biblia significativas para mi vida: En la medida que


estudias, seguramente encontrarás porciones o textos que te van a enriquecer
directamente en alguna experiencia que estés atravesado, porciones que pueden ser
hasta un capitulo completo, por ejemplo, el salmo 23, el salmo 91, el salmo 121, etc.

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O sencillamente un solo verso (o también llamado versículo) por ejemplo San Juan
3:16, Filipenses 4:13, etc.

d) Aplicar la Biblia en mi vida: El objetivo central de estudiar la Biblia es proveer alimento


espiritual a nuestro ser, no tendría mucho impacto solo leer y alcanzar erudición o
conocimiento Bíblico si no conseguimos aplicarla en nuestra propia vida. La Biblia al
respecto dice "Pero sed hacedores de la palabra, y no tan solamente oidores,
engañándoos a vosotros mismos” (Santiago 1:22).

e) Compartir de la Biblia con otros: Cuando lees la Biblia, la estudias, la memorizas, y


la aplicas en tu vida, ya la tienes en tu mente y en tu corazón, lo cual
consecuentemente te va a llevar a compartir este mensaje de paz y bendición a los
que te rodean. Cuando esto pase, no tengas temor de hacerlo, pues Dios te dará la
sabiduría y fortaleza para compartir este mensaje de vida.
Generalmente cuando tomes la iniciativa de acercarte a la palabra de Dios que es la Biblia,
debes tener en cuenta que:
- Está dividida en Antiguo Testamento y Nuevo Testamento
- Son un total de 66 libros, con el índice en las primeras páginas.
- Para encontrar una referencia Bíblica, generalmente se cita primero el nombre del
libro, luego el número del capítulo y finalmente el número de versículo(s). Por
ejemplo: San Juan 3:16-17.
- También algunas veces se referencia una porción Bíblica abreviando el nombre del
libro, para ello fácilmente puedes consultar el índice y podrás darte cuenta a que libro
se refiere.
- Si logras memorizar los 66 libros de la Biblia, será más fácil encontrar una referencia
o cita Bíblica.
Quiero recordarte nuevamente, que tu fe será fuerte en la medida que te llenes de la Palabra
de Dios (Romanos 10:17). Jesús también dijo: “…Si vosotros permaneciereis en mi palabra,
seréis verdaderamente mis discípulos” (Juan 8:31). “…El que me ama, mi palabra guardará;
y mi Padre le amará, y vendremos a él, y haremos morada con él” (Juan 14:23).
La invitación es que adquieras una Biblia, que haga el esfuerzo y compromiso para aprender
más de esta bendita palabra de Dios, pero también compartir con sus amistades este
maravilloso mensaje de paz, esperanza y salvación.
Oración:
“Bendito Dios te doy gracias por permitirme tener tu palabra que es la Biblia, en este
momento quiero pedirte que envíes tu Espíritu Santo para que me de entendimiento y para
que ilumine mi vida, para poder aprender y comprender de esta bendita palabra, pero
también para poder aplicarla en mi vida y de este modo conocer más de ti y poder compartir
con otros esta maravillosa experiencia, en el nombre de Jesús te lo pido. Gracias Señor
Dios” Amen.

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Lección 4: Los hábitos espirituales
Los hábitos espirituales son recursos basados en principios bíblicos, que contribuyen al
crecimiento de la fe y la madurez cristiana; estos principalmente son: La Oración, la
adoración, el ayuno. El estudio de la biblia forma parte de estos hábitos, pero ya la hemos
mencionado en la lección anterior.
Se dice que los hábitos, se constituyen al practicarlos disciplinadamente durante 21 días, para
que se hagan parte de nuestro estilo de vida. De modo que te invito a tomar la iniciativa para
que comiences a practicar cada uno de estos recursos, los cuales proveerán un valioso fruto
de fe, esperanza y fortaleza; mientras más te dediques a practicarlos, mayor serán los
beneficios espirituales a tu vida.
LA ORACIÓN
Jesús el modelo de vida del cristiano, dedicó mucho tiempo a la oración, y principalmente
buscaba la quietud para orar a su Padre.
 Jesús nos dejó un ejemplo de oración
“En aquellos días él fue al monte a orar, y pasó la noche orando a Dios”
(Lucas 6:12).
 Jesús enseño a sus discípulos la necesidad de orar
“También les refirió Jesús una parábola sobre la necesidad de orar siempre,
y no desmayar” (Lucas 18:1).
 Jesús enseño a sus discípulos a orar
“Aconteció que estaba Jesús orando en un lugar, y cuando terminó, uno de
sus discípulos le dijo: Señor, enséñanos a orar, como también Juan enseñó a
sus discípulos” (Lucas 11:1).
 En general, la Biblia nos aconseja que oremos
“Perseverad en la oración, velando en ella con acción de gracias”
(Colosenses 4:2).

Entonces ahora quizá usted se pregunte ¿Cómo aprendo a orar?


La oración es hablar con Dios, en una actitud de reconocimiento y amor a Su nombre, pero
con la confianza de que, como nuestro Padre celestial, está abierto para escuchar lo que le
digamos. Se aprende a orar practicando; es algo semejante cuando una persona quiere
aprender a tocar un instrumento, o aprender algún deporte, aprende las directrices y mientras
más practica más habilidad tiene en ello. Sin embargo, en esta práctica de la oración a Dios,
tenemos al Espíritu Santo que nos ayuda a orar (Romanos 8:26), pues Jesús lo envió como
nuestro ayudador. Ten la seguridad que Dios va a escuchar tu oración pues, no solo escucha
tus palabras si no también el sentir y la devoción de tu corazón. Jesús dijo:
“Por tanto, os digo que todo lo que pidiereis orando, creed que lo recibiréis, y os
vendrá” (Marcos 11:24).
“Y todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, lo haré, para que el Padre sea
glorificado en el Hijo” (Juan 14:13).

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De tal manera que tu oración a Dios debe ser en el nombre de Jesús, y confiando que Dios
traerá una respuesta; La manera en que Dios responde es variada, quizá pueda ser inmediata,
o quizá demore un tiempo, pero ten la certeza que Dios hará provisión a tu oración; algunas
veces Dios también responderá diferente a nuestra expectativa, pero ciertamente será lo más
convenientemente a lo que hemos pedido. Algunas veces Dios te sorprenderá y te dará más
de lo que has pedido. Todo esto es conforme a la sabiduría y buena voluntad de Dios para tu
vida.

EL AYUNO
Ayunar es la práctica de dejar de consumir alimentos durante un tiempo definido, tu
determinas si lo haces por medio día, o por un día completo; algunos excepcionalmente
pueden hacerlo por más de un día, pero todo esto debe ser considerando nuestra salud física,
pues no todos tienen las mismas condiciones de salud. Generalmente, se hace durante medio
día.
Para empezar un ayuno, haces una oración durante la noche antes de dormir, o por la mañana
del nuevo día para dedicar a Dios su ayuno, a partir de ese momento, puedes hacer tus
actividades cotidianas, o si es posible puedes acompañarlo con lectura bíblica, oración y
canticos de adoración y alabanzas a Dios.
Cuando has determinado entregar tu ayuno a Dios, haces una oración incluyendo los motivos
por los que se hizo el ayuno y pidiendo la intervención de Dios en esta necesidad. Después
de esto, podrás tomar los alimentos correspondientes, quizá sea la comida, la cena o el
desayuno del día siguiente según lo hayas determinado.
El ayuno no debe ser visto como un sacrificio físico (Salmos 51:16-17), pues Dios no desea
más sacrificios, ya que Jesús hizo el perfecto sacrificio por nosotros; el ayuno es la
determinación de priorizar el alimento espiritual antes que el alimento físico. En el pasaje
bíblico siguiente, vemos que Jesús priorizo hacer la voluntad de Dios antes que comer.
“Entre tanto, los discípulos le rogaban, diciendo: Rabí, come. Él les dijo: Yo tengo
una comida que comer, que vosotros no sabéis. Entonces los discípulos decían unos
a otros: ¿Le habrá traído alguien de comer? Jesús les dijo: Mi comida es que haga
la voluntad del que me envió, y que acabe su obra” (Juan 4:31-34)
Cuando decides ayunar, vendrán a tu vida beneficios espirituales, serás más lleno de la
presencia y amor de Dios, alcanzarás mayor dominio sobre su temperamento y carácter, tú
fe será fortalecida, y sentirás mayor cercanía con Dios.
LA ADORACION
A través de toda la Biblia se encuentran actos de adoración a Dios, la primera expresión de
adoración se encuentra en la ofrenda de Caín y Abel (Génesis 4:3), y la última referencia es
el mandato del ángel: “¡Adora a Dios!” (Apocalipsis 22:9).

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“Adorar” significa inclinarse, hacer reverencia, besar la mano, en una actitud de
reconocimiento a la grandeza de Dios. Por ejemplo, en el libro de Éxodo 34:8 dice “entonces
Moisés, apresurándose, bajó la cabeza hacia el suelo y adoró”.
La adoración a Dios viene como respuesta de nuestro amor y gratitud que le tenemos, y se
hace comúnmente acompañada con música, aunque se puede hacer sin ella también. En las
épocas que la Biblia menciona, principalmente se adoraba con los Salmos, en los siglos
posteriores se escribieron Himnos, y más recientemente la adoración y alabanza
contemporánea es muy variada; tu puedes encontrar un gran repertorio de canticos en los
distintos canales de YouTube, en redes sociales o también en páginas web de las iglesias.
La adoración y alabanza se puede hacer individualmente, apartando un tiempo especialmente
para ello, o se puede hacer mientras haces algún tipo de trabajo, mientras conduces,
colectivamente con tus amigos, etc. Lo puedes hacer de pie, postrado, mientras descansas,
levantando las manos, aplaudiendo, o danzando. Pero lo más importante es que lo haga con
todo tu corazón y con entendimiento para Dios.

El Salmo 145 es un ejemplo de adoración y alabanza por la bondad y el poder de Dios.


Veamos los primeros versículos:
“Te exaltaré, mi Dios, mi Rey, Y bendeciré tu nombre eternamente y para siempre.
Cada día te bendeciré, Y alabaré tu nombre eternamente y para siempre. Grande es
Jehová, y digno de suprema alabanza; Y su grandeza es inescrutable”
(Salmos 145:1-3).

En conclusión, estos recursos espirituales que son la oración, el ayuno, la adoración y el


estudio bíblico, están a tu alcance para obtener un continuo crecimiento espiritual en tu vida.
La invitación es que incorpores cada uno de estos recursos a tu diario vivir hasta que se
conviertan en un hábito.
La meta es que cada día apartes unos minutos, quizá al empezar tus actividades o antes de
dormir, para tener un “tiempo devocional”; puedes iniciar con una oración donde expreses tu
amor, gratitud y necesidades ante Dios, posteriormente cantar una o dos canciones de
adoración y alabanza (te puedes ayudar con las que se encuentran en internet), luego de esto,
toma un tiempo de lectura de la Biblia, te aconsejo empezar a estudiar el evangelio según
San Juan, pues ahí conocerás más de la misión de Jesús.
Oremos:
“Amado Dios, te doy muchas gracias por estos valiosos recursos espirituales que pones a
mi alcance para poder conocerte más, para experimentar tu poder y tu presencia, y para
crecer en mi conocimiento y fe. Mi deseo es pasar un tiempo devocional cada día para
disfrutar estos beneficios y las bendiciones tuyas a mi vida, por favor, ayúdame a lograrlo.
En el nombre de Jesús”. Amen.

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Lección 5: Madurez espiritual
Cuando aceptaste a Jesús en tu corazón como tu Señor y Salvador personal, naciste de nuevo,
fue un nuevo comienzo, una nueva vida en Jesús. Podemos decir que ese día es tu fecha de
nacimiento espiritual, y jamás se podrá olvidar, así como tu fecha de nacimiento físico.
Así como se pasa por distintas experiencias, etapas y procesos para alcanzar la madurez
personal, de manera semejante es la vida espiritual. ¡Tú ya has nacido de nuevo! Y eres como
un recién nacido espiritual, que irá creciendo a través del tiempo y con cada experiencia de
fe.
Tu madurez espiritual requiere entrenamiento y disciplina, lo cual se puede obtener y
evidenciar en cuatro características:
1. Vivir en obediencia a Jesús
“Si me amáis, guardad mis mandamientos” (San Juan 14:15).

2. Amar a Dios y al prójimo


“Jesús le dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y
con toda tu mente. Este es el primero y grande mandamiento. Y el segundo es
semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. (Mateo 22:37-39).

3. Fructificar como discípulo de Jesús


“En esto es glorificado mi Padre, en que llevéis mucho fruto, y seáis así mis
discípulos” (Juan 15:8).
“En cambio, el fruto del Espíritu es amor, alegría, paz, paciencia, amabilidad,
bondad, fidelidad, humildad y dominio propio. No hay ley que condene estas cosas”
(Gálatas 5:22-23 NVI).

4. Perseverar en medio de los problemas


“y por haberse multiplicado la maldad, el amor de muchos se enfriará. Mas el que
persevere hasta el fin, éste será salvo” (Mateo 24:12-13).
“Nos vemos atribulados en todo, pero no abatidos; perplejos, pero no desesperados;
perseguidos, pero no abandonados; derribados, pero no destruidos” (2 Corintios
4:8-9 NVI).
“porque todo el que ha nacido de Dios vence al mundo. Ésta es la victoria que vence
al mundo: nuestra fe” (1 Juan 5:4).

La madurez no es un proceso instantáneo, si no uno que dura toda la vida, y cada una de las
características mencionadas requiere iniciativa y una firme decisión.

Oremos:
“Bendito Dios, te ruego que permitas crecer y madurar en mi vida cristiana, quiero ser
obediente, amarte y amar a mi prójimo, fructificar como un discípulo de Jesús, y perseverar
en medio de los problemas; por favor ayúdame a superar los problemas y las aflicciones, y
tener presente que tú no me dejas solo jamás, te lo pido y te doy gracias en el nombre de
Jesús” Amen.

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Lección 6: Evite perder su salvación
Quizá te preguntes si la obra de salvación se puede perder. La respuesta es sí. La salvación
se pierde cuando nuestra conducta y pensamientos son como si no tuviéramos a Jesús en
nuestro corazón, cuando se pasa por alto nuestro compromiso de obedecerlo, y cuando se
vive cometiendo pecado sin arrepentirse sinceramente de ello; en consecuencia, se pierde el
deseo de orar, adorar a Dios, y de leer la Biblia.
En cierta ocasión Jesús ilustro esto al decir que “Un campesino salió a sembrar trigo.
Mientras sembraba, unas semillas cayeron en el camino. La gente que pasaba por allí las
pisoteaba, y los pájaros se las comían. Otras semillas cayeron en un lugar donde había
muchas piedras. Las plantas nacieron, pero pronto se secaron porque no tenían agua. Otras
semillas cayeron entre espinos. Las plantas brotaron, pero los espinos las ahogaron y no las
dejaron crecer. El resto de las semillas cayó en buena tierra. Las plantas nacieron, crecieron
y produjeron espigas que tenían hasta cien semillas” (Lucas 8:5-8 TLA)

“El ejemplo significa lo siguiente: Las semillas representan el mensaje de Dios. Las que
cayeron en el camino representan a los que oyen el mensaje, pero cuando viene el diablo y
hace que se les olvide, para que ya no crean ni reciban la salvación que Dios les ofrece. Las
semillas que cayeron entre piedras representan a los que reciben el mensaje con alegría.
Pero, como no lo entienden bien, en cuanto tienen problemas dejan de confiar en Dios. Las
semillas que cayeron entre espinos representan a los que oyen el mensaje, pero no dejan que
el mensaje cambie sus vidas, pues viven preocupados por tener más dinero y por divertirse.
Las semillas que cayeron en buena tierra representan a los que oyen el mensaje de Dios y lo
aceptan con una actitud obediente y sincera. Estos últimos se mantienen firmes, y sus
acciones son buenas” (Lucas 8:11-15) TLA

Por eso encontramos el consejo Bíblico “…amados míos, como siempre habéis
obedecido…ocupaos en vuestra salvación con temor y temblor” (Filipenses 2:12).
¿Cómo nos ocupamos en mantener la salvación que Jesús nos da?
1. Si has cometido pecado ponte a cuentas con Dios.
Ten presente que el pecado (que es toda desobediencia), es lo que nos separa de Dios;
ciertamente todos somos pecadores, pero la obra de Jesús sobre nuestra vida es la que
nos justifica del pecado, y en Jesús somos limpios y perdonados; de esto se desprende
que debemos alejarnos de practicar el pecado, y si por alguna razón lo cometimos,
debemos de arrepentimos sinceramente, pedir perdón a Dios y evitar repetir el
pecado; posterior a esto, ten la seguridad que Jesús te perdona y te acepta con gran
amor.

2. Huye de la tentación
Cuando seas tentados a pecar, literalmente ¡huye! Y ten presente que “…Dios es fiel,
y no permitirá que ustedes sean tentados más allá de lo que puedan aguantar. Más
bien, cuando llegue la tentación, él les dará también una salida a fin de que puedan
resistir” (1 Corintios 10:13 NVI)

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3. Mantén un corazón limpio
La Biblia dice que cuando Jesús habita en tu corazón, lo limpia; es así que se debe
mantener en todo tiempo. Haciendo esto serás bendecido por Dios.
“Bienaventurados los de limpio corazón, porque ellos verán a Dios” (Mateo 5:8).

4. Busca amigos cristianos con los cuales puedas crecer juntos en la fe.
La Biblia dice que “Mejores son dos que uno; porque tienen mejor paga de su
trabajo. Porque si cayeren, el uno levantará a su compañero; pero ¡ay del solo! que
cuando cayere, no habrá segundo que lo levante” (Eclesiastés 4:9-10).

Seguramente hay en tu círculo de amistades uno o varios que son cristianos, acércate
a ellos, contáctalos en sus redes sociales y dales la buena noticia que ahora Jesús vive
en tu corazón. Y permite que te comparta experiencias y consejos de su vida cristiana.

5. Intégrate a un proceso de discipulado en alguna iglesia cristiana.


Un discípulo es un alumno, un seguidor, alguien en proceso de entrenamiento.
Cuando Jesús llamo a sus discípulos, fue con el propósito de instruirlos, de enseñarles,
de compartir el amor de Dios Padre. Este fue un proceso de tres años y medio, y
después los envió a enseñarles a otros.

Para que tu vida cristiana sea firme, el consejo es que preguntes con tus amigos
cristianos donde hay una iglesia cristiana que te pueda discipular; las iglesias
cristianas no cobran por discipular, es completamente gratuito.

Oremos:
“Padre celestial, te pido humildemente que me tomes en tus manos y no me sueltes jamás,
no quiero ser desobediente a tu palabra y perder mi salvación. Líbrame de la tentación,
concédeme un corazón limpio con aquella sangre derramada en la cruz del calvario, y dame
la bendición de encontrar amigos cristianos con los cuales crecer juntos en la fe; en el
nombre de Jesús sé que así será, y te doy muchas gracias por tu perdón y salvación”. Amen.

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Lección 7: Amigos de Dios
Después de conocer estas lecciones básicas para ser un cristiano victorioso, puedes darte
cuenta que, sin Jesús, nuestra vida está en pecado, este nos separa de Dios, pero también nos
hace enemigos de él; pero gracias sean dadas a Dios, que envió a Su hijo Jesús para erradicar
toda enemistad y reconciliarnos por medio de su sacrificio.

“De hecho, la ley exige que casi todo sea purificado con sangre, pues sin
derramamiento de sangre no hay perdón” (Hebreos 9:22 TLA).

Quizá te preguntes ¿por qué el perdón requiere el derramamiento de sangre?


Una limitada y posible respuesta es recordar que la sangre es símbolo de vida; como tú sabes,
cuando una persona está en un estado de salud decadente, los médicos recomiendan que se
suministre sangre nueva y con esto el paciente se mantiene vivo.

Jesús dijo:
“Nadie tiene mayor amor que este, que uno ponga su vida por sus amigos. Vosotros
sois mis amigos, si hacéis lo que yo os mando. Ya no os llamaré siervos, porque el
siervo no sabe lo que hace su Señor; pero os he llamado amigos, porque todas las
cosas que oí de mi Padre, os las he dado a conocer. No me elegisteis vosotros a mí,
sino que yo os elegí a vosotros, y os he puesto para que vayáis y llevéis fruto, y vuestro
fruto permanezca; para que todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, él os lo dé”
(Juan 15:13-15).

La idea central de esta porción bíblica consiste en reconocer que Jesús nos escogió para ser
sus amigos, por eso puso su vida en nuestro lugar. Eso constituye la esencia del amor:
“comprometerse por los demás". La entrega de la vida por los amigos es sin duda la forma
suprema de amor. Si Jesús se comprometió de este modo, es necesario corresponder a su
amor comprometiéndonos también con Él, llevando frutos espirituales, manteniéndonos
como sus amigos y obedeciendo Su palabra. Jesús es nuestro ejemplo a imitar; no debemos
desviarnos por el buen o mal comportamiento de otras personas, pon tus ojos en Jesús quien
puso Su vida por nosotros.

Jesús nos llama para que seamos Sus amigos y en consecuencia amigos de Dios Padre. ¡Que
tremendo ofrecimiento! Ahora, ya no tenemos que mirar a Dios desde lejos, o como si nos
sintiéramos indignos, ya no somos esclavos del pecado ni del temor. Jesús el Rey de reyes y
Señor de señores, nos ha introducido en esta preciosa relación de confianza e intimidad con
Dios Padre.

Después de aceptar a Jesús en tu corazón ¡Ya eres su amigo! Tienes plena libertad para estar
en comunión con Él, y recibir Sus bendiciones abundantes, jamás olvides que Jesús es tu
fortaleza en tiempos de angustia, es tu proveedor, tu sanador, tu libertador, tu esperanza, tu
refugio, tu paz, y tu buen pastor. ¡Jesús nuestro amigo, es nuestro todo!
¡Sigue adelante como un(a) cristiano(a) en victoria!
Anímate y continúa tu crecimiento espiritual y Bíblico, lo que sigue, es tomar tu discipulado,
ya sea digital o presencial en alguna iglesia. ¡Dios le bendiga!

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