Estrago Materno 2019
Estrago Materno 2019
Estrago Materno 2019
En el libro Un dique contra la madre de María Soledad Miloz, la autora plantea que lo universal es el deseo
materno. El estrago implica algo de lo materno. Lo singular es cómo esto se juega en cada relación madre e
hija. Digamos que, hay diferentes estragos. Yo planteo en mi libro El niño y el deseo de la madre que algunas
mujeres pueden rechazar la maternidad por los efectos del estrago madre e hija. Es decir, la fijación a la
madre puede obstaculizar la ecuación simbólica niño=falo. Por supuesto que esto no es válido para todas las
mujeres, se tratará de una por una. Podríamos decir que el estrago es lo que deriva o podría derivar de la falta
de mediación paterna en la trama edípica.
Entonces en varias ocasiones el hombre como estrago puede derivar del estrago madre e hija. Es así que el
amor maternal puede eclipsar a esa pareja como hombre y mujer. Borrar al hombre y a la mujer para hacer
existir la relación madre e hija/o. En una pareja se juegan diversas invenciones. Una pareja puede ser el
intento‑fallido‑de inventar al Otro de la demanda, al Todo amor e inventar la creencia de lo idílico del amor
maternal.
Si bien el estrago materno es del orden de lo necesario, es decir es de estructura. Lo contingente será cómo se
juega esto en cada mujer y con que recursos una mujer cuenta para poder soltarse o no del estrago materno
en su relación de pareja.
El estrago materno
Algunas madres se centran en su rol de cuidadoras y se olvidan de sus intereses
Jorge Martija
Fue el psiquiatra y psicoanalista Jacques Lacan, quien acuñó este término del «estrago materno» para
referirse a la relación patológica que, en ocasiones, se produce entre una madre y su hija. Se caracteriza
por una omnipresencia y omnipotencia de la madre, frente a la frustración de la niña, quien queda
relegada a una posición de objeto. Según lo describen diferentes representantes del psicoanálisis, cuando
la mujer se convierte en madre, existe la posibilidad de que se concentre tanto en su nuevo rol de
cuidadora, que se olvide de sus propios intereses. Que deje de relacionarse con sus amigos, de dedicar
tiempo a sus hobbies, a su familia, a su marido; y desarrolle una sobreprotección. Si ahora el único sentido
de la vida de esta mujer es cuidar a su hija, el día en que la niña crezca y se emancipe, su vida carecerá
de objetivo. Una vez sea innecesaria su absoluta dedicación ¿a qué se dedicará? De modo que
inconscientemente trata de evitar que su hija alcance esa independencia.
En las consultas de terapia encontramos con cierta frecuencia a madres que muestran claros síntomas de
ansiedad y preocupación por sus hijas, que de forma casi obsesiva las llaman para asegurarse de que todo
está bien, que consultan a médicos especialistas ante el más insignificante síntoma que detectan en ellas.
Madres convencidas de que su hija está muy enferma, cuando realmente no es así. Como consecuencia,
estas hijas presentan serias dificultades para dedicarse a sus relaciones de pareja, para centrarse en sus
propios deseos y luchar por sus propios objetivos, para emanciparse económicamente, para llegar a ser
personas adultas. En su lugar, encontramos historias clínicas plagadas de enfermedades psicosomáticas
desde temprana edad, parejas poco duraderas.
El trabajo del psicólogo, una vez identificada esta
relación patológica, consiste en proponer a la
madre que amplíe sus áreas de interés, que
redescubra sus hobbies, que vuelva a quedar con
los amigos, que reactive su matrimonio, usualmente
adormecido. Con la hija, por su parte, se ensayan
estrategias para posicionarse ante la madre, limitar
el acceso que esta pueda tener a su vida privada,
así como el número de llamadas, reduciéndolas a
lo estrictamente necesario. Se trabaja de igual
modo la ansiedad, la asertividad, la toma personal
de decisiones? Así, puede llegarse a una madre
que vuelve a recobrar su vida personal y a
centrarse en sus propias dificultades, y una hija
adulta, autónoma e independiente, capaz de
establecer relaciones sanas con otras personas.
“Se potenció ahora la mala relación con
mamá”.
Aparece el exceso de amor.
“A veces se me va el tono, estoy peleada
con el mundo. Siempre me llevé mal con
mamá. Descargo cosas q no le digo bien,
me genera ira”.
El exceso y el estrago. Desbordes “La
amo es exitosa en la vida”.
La admira demasiado.
Autonomía de Justina. Salud o exceso.
“Aprendí a manejarme sola desde
pequeña”. Pero quedaba atrapada a la
madre.
La simbiosis vincular. Una es parte de la
otra
Jacques Lacan, del Seminario 7:
“El papel de la madre es el deseo de la madre. Esto es
capital. El deseo de la madre no es algo que pueda
soportarse tal cual, que pueda resultarles indiferente.
Siempre produce estragos. Es estar dentro de la boca de
un cocodrilo, eso es la madre. No se sabe qué mosca
puede llegar a picarle de repente y va y cierra la boca.
Eso es el deseo de la madre”.
A veces hay vínculos que
acotan el estrago. O lo pueden
reproducir. Es importante
siempre ir a lo
transgeneracional.
La abuela y la
alimentación