Comentario LOPA
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C ec ilia S osa G .
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extinción, de toda una serie de relaciones jurídicas en las que dichos actos in
ciden, y a las que incluso constituyen con frecuencia, un presupuesto necesario
de la relación jurídico-administrativa que se realiza.
Decía entonces que uno de estos tipos de actos de los administrados, son
los que precisamente se denominan peticiones. La Ley Orgánica de Procedi
mientos Administrativos señala en el artículo 2° de que: "Toda persona intere
sada” por sí o por medio de su representante, podrá dirigir instancias o peti
ciones a cualquier organismo, autoridad o entidad administrativa, y éstos de
berán resolver las instancias o peticiones que se le dirijan, o bien, declarar
en su caso, los motivos que tuvieren para no hacerlo. Esta situación del artículo
2? nos dice: "instancias o peticiones”, con lo cual nosotros podríamos entender
que hay una diferenciación entre las instancias y las peticiones, o por el con
trario, que el legislador está pretendiendo que toda instancia es producto de
una petición del administrado y está entendiendo por petición, la que se con
sagra en sentido amplio en el artículo 67 de la Constitución Nacional. En con
secuencia, si procede la distinción entre instancias o peticiones, ello nos lle
varía a que la petición, como bien lo señala la ponencia del profesor Andueza,
no impone a la Administración la obligación de resolver, sino solamente la de
acusar recibo de la petición formulada.
Sin embargo, posteriormente, las menciones en otros artículos de la Ley
Orgánica de Procedimientos Administrativos, los cuales hacen referencia a pe
ticiones, solicitudes, instancias,.. . veremos que la palabra petición aparece den
tro del texto de la ley, en áreas de materias en las que sería improcedente con
el principio general de que las peticiones no imponen a la Administración la
obligación de resolver. Hay entonces un derecho genérico que la Ponencia se
ñala bien, que está reconocido en la Constitución Nacional, y hay una ini
ciativa que se le reconoce al particular o administrado en orden a provocar la
actuación de la Administración, donde estamos en verdadera presencia de lo
que se denomina solicitudes de derecho.
Ahora bien, creo es inconveniente generalizar tanto la concepción del
derecho de petición, en lo que a la Ley Orgánica de Procedimientos Adminis
trativos se refiere, porque existen realmente diferencias, y el mismo texto de la
ley así los señala, entre la petición, el recurso y el reclamo.
Los recursos, por su parte, son actos jurídicos de los administrados por
los que éste impugna otros anteriores de la Administración que estima contra
rios a derecho; en ellos, indudablemente, cabe resaltar la intervención del
particular en cuanto presupuesto del lícito ejercicio por la Administración de
unos poderes revocatorios sobre sus propios actos de los que no dispone en la
misma medida cuando actúa ex officio. Distinta por su objeto y por sus efectos
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de los recursos, aunque se asemejen a ellos en cuanto contienen una crítica a
la actuación de la Administración, son las reclamaciones. Las reclamaciones se
suelen emplear en diversos sentidos: primero, las simples peticiones o denun
cias en relación a las anomalías observadas en el funcionamiento de ciertos ser
vicios, lo cual se denomina queja; en segundo lugar, para aludir a los alegatos
formulados en el curso de un procedimiento, y en tercer lugar, para las quejas
que los interesados puedan presentar por los defectos de tramitación que se pro
duzca en un procedimiento determinado, que la doctrina llama recurso de queja.
Ahora bien, retomando al artículo 2? de la Ley Orgánica de Procedimientos
Administrativos, en él se habla de "toda persona interesada”, no habla de
toda persona en general; mientras el artículo 67 de la Constitución Nacional
habla de que "todos” tienen derecho a representar o dirigir peticiones. Aquí
cabe una distinción que aunque parezca sutil es muy válida entre lo que se
denomina administrado y lo que es un ciudadano. Administrado es toda aque
lla persona privada, sea física o jurídica que es susceptible de ser vinculada por
los actos, sean normativos o no, de la Administración. Suele afirmarse en ge
neral que el administrado es el sujeto pasivo de la relación jurídica; ayer, lo
revisamos cuando se presentó la ponencia sobre los poderes de la Administra
ción, afirmación que en realidad no es del todo correcta por cuanto el admi
nistrado actúa en ocasiones como sujeto activo de las relaciones jurídico-admi-
nistrativas. Ahora, el concepto de administrado no coincide con el de ciudadano
porque el de ciudadano, tiene un carácter jurídico-político y existen sujetos no
ciudadanos como los extranjeros que pueden ostentar la condición de admi
nistrados, por tanto, la categoría de administrado estaría identificada con la
disposición constitucional 67, que establece que todos tienen derecho.
Ahora bien, el artículo 29 se vincula con el artículo 22 de la Ley Orgánica
de Procedimientos Administrativos, el cual, a su vez reenvía en lo que entiende
por persona interesada, a las disposiciones de la Ley Orgánica de la Corte Su
prema de Justicia, en sus artículos 112 y 121, en los cuales, respectivamente,
se exige la legitimidad del recurrente en los juicios de nulidad de los actos
con efectos generales, en el cual expresa que toda persona natural o jurídica
plenamente capaz y afectada en sus derechos e intereses es interesado, en rela
ción a la nulidad de los actos administrativos de efectos particulares, aquella
que puede ser solicitada por quienes tengan interés personal, legítimo y directo.
Si somos estrictos en la aplicación del artículo 29 en su interrelación con la
disposición del artículo 22, pareciera que no es necesario adicionar al término
petición la palabra "administrativa”, porque el mismo artículo 22 está restrin
giendo al tipo y la capacidad necesaria para dirigir peticiones a la Administración.
De allí que pareciera que lo que se ha denominado en la Ponencia como pe
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ticiones políticas, las mismas no tienen cabida en la consideración del artículo
2? de la Ley Orgánica de Procedimientos Administrativos.
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recordamos las disposiciones de la Ley Orgánica de la Corte Suprema de Jus
ticia, antes señaladas, vemos que se traen a esta disposición algunos de los re
quisitos relativos a la capacidad de intentar una acción.
3) Para concluir, estaría de acuerdo en ser muy cuidadoso con las deno
minadas peticiones políticas. Me parece que es una categoría de peticiones que
en este país puede dar lugar a malos entendidos y no creo que sea una peti
ción política el hecho de que un ciudadano se dirija a la Administración pre
sentando realmente un reclamo sobre el mal funcionamiento de un servicio pú
blico o de un organismo de la administración activa. Considero que como de
recho individual consagrado por la Constitución Nacional no creo que merezca
el calificativo de "político” en términos de entenderse como algo que no exige
un procedimiento propiamente dicho. Considero mucho más procedente tener
muy claro que la Ley de Procedimientos Administrativos no está desarrollando
el tipo de peticiones genéricas a que se refiere el artículo 67, sino que se está
concretando al tipo de peticiones que están vinculadas a la actividad de la A d
ministración.
Estos son los comentarios que se originan en la Ponencia sobre el Derecho
de Petición, e insisto una vez más en lo delicado de esa terminología de dere
chos políticos de petición, por cuanto creo que, si bien es cierto que cualquier
ciudadano no solamente puede hacer la denuncia de las irregularidades que se
ocasionen en un servicio público y más directamente en la administración activa
o pasiva del Estado, está perfectamente en condiciones de dirigirse al Congreso
para proponer la modificación de una ley vigente, de acuerdo a ciertos reque
rimientos, por cuanto le está dañando sus intereses y ni aun en ese caso creo
que podría entenderse realmente como una petición de carácter político. Muchas
gracias.
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Alian R. Brewer-Carías
Muchas gracias a la doctora Cecilia Sosa por sus comentarios, que por otra
parte como organizador del Seminario debo decir que constituyen la medida que
yo había pensado para los comentarios. De manera que muchas gracias por el
fondo y la forma.
Realmente del comentario que hace la doctora Sosa, me surge una con
clusión interesante: el derecho de petición, en realidad, se regula claramente en
el artículo 29, no el artículo 5P, quees al que nos hemos venido refiriendo, y
en el artículo 2p, se señala como un derecho de todo interesado — definiéndose
en la Ley quiénes son los interesados. La Ley, además, establece en el artículo l p
un ámbito de aplicación a la Administración Pública, administración pública na
cional y descentralizada, con lo cual aparentemente estamos en presencia de
una reforma inútil de la ley; posiblemente no es necesario pero ya se ha hecho.
Cualquier aclaratoria en estos campos puede resultar interesante y útil en base
a lo que señalaba en los ejemplos la ponencia del doctor Andueza, pero en el
fondo realmente parecería que no es una reforma necesaria, ya que la Ley no ha
regulado en ninguna forma lo que se califica como peticiones políticas sino que
se limita a regular lo que ella sólo puede regular: las peticiones administrati
vas. Esta Ley no puede regular las peticiones políticas; el derecho de petición
que regula no es el de la petición política sino el de la petición administrativa, y
por tanto, el lapso que da para decidir, es sobre los asuntos relativos a lo que la
ley puede regular.
De manera que insisto que posiblemente estemos en presencia de una re
forma inútil. Voy a insistir mañana, cuando me toque exponer en este ámbito
de la ley, que es muy importante, sobre todo frente al contencioso-administra-
tivo. Particularmente hay un tema central que voy a tratar mañana, que es el
de la definición del acto administrativo. La Ley dice en el artículo 7p: "se
entiende por acto administrativo a los fines de esta Ley” , es decir, estamos dando
una definición trunca, chucuta, parcial del acto administrativo, porque un acto
administrativo no puede definirse a los efectos de una ley, y ¿es que acaso la
Constitución no usa la expresión acto administrativo? ¿Y es que acaso la Ley
Orgánica de la Corte Suprema de Justicia no usa la expresión, acto administrativo?
Entonces, está definición, ¿es solo los efectos de esta ley o también nos va a
condicionar qué es acto administrativo en el artículo 206 de la Constitución, o
qué es acto administrativo en el artículo 215 de la Constitución o en los artículos
de la Ley Orgánica de la Corte Suprema de Justicia?
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petición, es decir, sólo se puede regular el derecho de petición de carácter ad
ministrativo que requiere una legitimación activa, concreta, interesada, que para
ser interesado se trata de un derecho o de un interés que se va a reclamar,
se requiere personal legítimo y directo, y por tanto, no es un derecho político,
genérico, de cualquier persona de pedir cualquier cosa, sino sólo de quien tiene
legitimación concreta.