Ensayo Referente A Reflexiones Sobre La Importancia de La Contraloria General de La Republica Como Garante de La Etica Institucional

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República Bolivariana de Venezuela

Ministerio del Poder Popular de Economía, Finanzas y Comercio Exterior


Escuela Nacional de Administración y Hacienda Pública – IUT
Mención: Finanzas Publicas
Ética Profesional
10. Semestre/ Sección H

Reflexion
es sobre
la
importan
cia de la
Profesor: Jonathan Morales Key
Participante:
Carlos R. Madriz D.
C.I. N.º V-24.896.670

Caracas, septiembre 2022


La Contraloría General de la República es el órgano constitucionalmente autónomo,
integrante del Poder Ciudadano y rector del Sistema Nacional de Control Fiscal, al
servicio del Estado y del pueblo venezolano para velar por la buena gestión y el correcto
uso del patrimonio público.
La Contraloría General de la República es reconocida como la institución pública de más
alto desempeño ético y profesional, que goce de la confianza, credibilidad y apoyo del
pueblo venezolano, por la efectividad y transparencia de sus acciones en la salvaguarda
del patrimonio público y en el combate a la corrupción.
Los funcionarios que prestan sus servicios a la ciudadanía deben actuar conforme a los
principios de honestidad, equidad, decoro, lealtad, disciplina, eficacia, responsabilidad y
transparencia.
Asumir un cargo público implica tener vocación y compromiso con los asuntos colectivos,
así como responsabilidad para con la comunidad.
P ara que un gobierno sea considerado como justo debe estar conformado por individuos
probos e íntegros.
Sus funcionarios deben actuar bajo los principios de moralidad, rectitud, buen juicio,
apegados al marco constitucional y legal.
En este sentido, la ética pública juega un papel fundamental, entendida como la que se
aplica o pone en práctica en el servicio público .
El artículo 6 de la Ley Orgánica del Poder Ciudadano define este término como el
“sometimiento de la actividad que desarrollan los servidores públicos, a los principios de
honestidad, equidad, decoro, lealtad, vocación de servicio, disciplina, eficacia,
responsabilidad, transparencia y pulcritud (...)”.
Es a la Contraloría General de la República Bolivariana de Venezuela, junto con los
demás organismos que integran el Consejo Moral Republicano (la Fiscalía General de la
República y la Defensoría del Pueblo) a quien le corresponde prevenir, investigar y
sancionar los hechos que atenten contra esta ética, tal como lo dicta el artículo 274 de la
Carta Magna. La ética pública tiene como eje central la idea de servicio, y su importancia
reside en que resulta un mecanismo de control ante el uso arbitrario del poder público y
en la lucha contra la corrupción. Por tal motivo, quienes atenten contra ella, es decir,
quienes cometan hechos contrarios a los principios enunciados, serán sancionados tal
como lo establecen los artículos del 45 al 53 de la Ley Orgánica del Poder Ciudadano.
Hilda Naessens, doctora en Humanidades por la Universidad Autónoma del Estado de
México, asegura que asumir un cargo público implica tener vocación y compromiso con
los asuntos colectivos, así como responsabilidad para con la comunidad. Por ello, es
importante que el servidor público cuente con personalidad autónoma y principios sólidos
que le impidan realizar actos indebidos o ceder a propuestas reprobables. Transparencia
como herramienta esencial de la ética pública
La promoción de la ética en los funcionarios está estrechamente vinculada con la
transparencia, la cual actúa como elemento revelador del buen funcionamiento del
Estado. En este sentido, Naessens afirma que la ética pública adquiere dimensiones
relevantes al construir una cultura de servicio público, haciendo de este elemento una
herramienta esencial en dicho proceso. “La integridad del servicio público se hace posible
gracias a la aplicación del valor de la transparencia. En un gobierno es una exigencia
fundamental para su buen funcionamiento porque requiere un mejor comportamiento
ético, para
evitar así que se produzcan prácticas corruptas”, indicó.
La ética y las normas
El filósofo y profesor José Luis Da Silva, director del Centro de Investigación y Formación
Humanística de la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB), considera que la ética
pública está íntimamente relacionada con la implementación y cumplimiento de las
normas. “Empieza por la convivencia, por el conocimiento de los reglamentos dentro de
los cuales opera en el espacio donde te toca laborar.
La honestidad, la lealtad, la defensa de las leyes y el compromiso se reconocen cuando el
funcionario da cuentas de las reglas que tiene entre manos y si existen protocolos o
procedimientos transparentes”.
Da Silva afirma que más allá de ser una persona honorable, en la ética pública lo más
importante es que los funcionarios sepan hacer uso correcto de las reglamentaciones.
No se trata de tener una exposición virtuosa o santa hacia la vida, ni de esa bondad que
nos conmueve, se trata de que las personas que ocupan tales cargos conozcan bien su
tarea, apliquen las reglas y hagan que se conozcan de manera clara y precisa.
Bajo esa misma premisa, el profesor universitario enfatizó que al actuar de un modo
éticamente correcto los funcionarios serán más eficaces y eficientes, lo cual se verá
reflejado en la confianza de la ciudadanía a la que sirve para con el organismo donde
presta sus servicios.
Agregó que esa credibilidad no sólo se construye por los sujetos que laboran en cada una
de esas instituciones, sino también por la transparencia, visibilidad y efectividad de las
normas que la acompañen.
La ética y la moral son dos conceptos empleados casi a diario en el verbo de las
ciudadanas y ciudadanos.
La ética lleva consigo elementos que los ciudadanos comparten, sea cual sea su creencia
religiosa, su relación familiar, su profesión, su oficio; elementos comunes que ayudan a la
sociedad a vivir en armonía conforme con los principios de justicia, libertad, igualdad y
solidaridad a fin de hacer más satisfactoria la convivencia humana.
La coexistencia entre los seres humanos puede denominarse también ética pública, o
igualmente ética para la política y la administración pública. La ética pública “señala
principios y valores deseables para ser aplicados en la conducta del hombre que
desempeña una función pública”. Esta disciplina ofrece definitivamente al servidor público
un conocimiento que lo lleva a actuar de una determinada manera en cada situación,
ofreciendo auxilio con respecto a la elección de lo que es conveniente o no para la
colectividad, estableciendo los criterios con el fin de lograr un bien para la comunidad. En
definitiva, la ética pública puede comprenderse como un hacer colectivo.
La ética pública tiene como eje central la idea de servicio; es decir, las tareas y
actividades que realizan los servidores públicos están orientadas al bien común. La ética
pública apuesta por el buen comportamiento en el servicio a la ciudadanía, siendo
además un importante mecanismo de control de la arbitrariedad en el uso del poder
público. Por tanto, es un factor clave para elevar la calidad de la administración pública
mediante la conducta honesta, eficiente, objetiva e íntegra de los servidores en la gestión
de los asuntos públicos, para evitar cualquier tipo de corrupción, identificando la justicia o
injusticia de las acciones humanas, elevando así la cultura política de un pueblo o Estado.
En Venezuela la ética es un principio rector de la actuación del Estado venezolano,
consagrada así constitucionalmente. No en vano el Estado venezolano se inspira en la
doctrina del Libertador Simón Bolívar, cuyo pensamiento y postulados influyeron en el
constituyente de 1999 al concebir el Poder Ciudadano.
Por otra parte la moralidad necesita un apoyo social, que solo le puede proporcionar una
cierta concepción del poder y del Derecho, denominada moralidad pública, la cual puede
ser definida como el derecho que tiene la comunidad a que el patrimonio público sea
manejado de acuerdo con la legislación vigente, con la diligencia y cuidado propio de un
buen funcionario. En efecto, cuando se habla de moralidad administrativa, contextualizada
en el ejercicio de la función pública, ésta debe ir acompañada de uno de los principios
fundantes del Estado social de Derecho que le impone al servidor público o al particular
que ejerce función administrativa parámetros de conducta para cumplir con la
Constitución y las leyes.
Así las cosas, la moralidad administrativa entendida como derecho colectivo permite
censurar la actividad de la administración pública, o de los particulares en ejercicio de
función pública, puesto que el juicio en estos eventos se relacionará con el respeto por los
parámetros éticos que, desde la perspectiva de los principios, valores y reglas
constitucionales y legales, deben regir el cumplimiento de la función pública.
Desde la ética y la moralidad: labrando un buen carácter público.
Son principios rectores de los deberes y conductas de las servidoras y los servidores
públicos respecto a los valores éticos que han de regirlos:
1) La honestidad, que obliga a toda servidora o servidor público a actuar con probidad y
honradez, lo cual excluye cualquier comportamiento en desmedro del interés colectivo.
2) La equidad, la cual obliga a toda servidora o servidor público a actuar, res-pecto de las
personas que demanden o soliciten su servicio, sin ningún tipo de preferencias y sólo en
razón del mérito, legalidad, motivaciones objetivas con base al principio constitucional de
la no discriminación, y sin consideraciones ajenas al fondo del asunto y a la justicia.
3) El decoro, que impone a toda servidora o servidor público la obligación de
exteriorizarse en un lenguaje adecuado, y con respeto en la manera de conducirse
durante el ejercicio de las funciones y tareas asignadas.
4) La lealtad, que impone a toda servidora o servidor público la obligación de respetar el
ejercicio legítimo de las funciones encomendadas a otras instituciones; de ponderar, en el
ejercicio de las funciones propias, la totalidad de los intereses públicos implicados, y la
fidelidad, constancia y solidaridad para con el ente u organismo en el cual presta sus
servicios.
5) La vocación de servicio, la cual Implica que las servidoras o servidores públicos están
al servicio de las personas, y en su actuación darán preferencia los requerimientos de la
población y a la satisfacción de sus necesidades, con exclusión de conductas,
motivaciones e intereses distintos de los delante u organismo para el cual presta sus
servicios.
6) La disciplina, que comporta la observancia y estricto cumplimiento del or-den legal
establecido, por parte de las servidoras o servidores públicos.
7) La eficacia, la cual entraña el deber de toda servidora o servidor público de dar
cumplimiento óptimo y en el menor tiempo posible a los objetivos y metas fijados en las
normas, planes y compromiso de gestión, bajo la orientación de políticas y estrategias
establecidas por los órganos del Poder Público Nacional.
8) La responsabilidad, que significa disposición y diligencia en el ejercicio delas
competencias, funciones y tareas encomendadas, tomar la iniciativa de ofrecerse a
realizarlas, así como la permanente disposición a rendir cuentas y a asumir las
consecuencias de la conducta, sin excusas de ninguna naturaleza, cuando se requiera o
juzgue obligante.
9) La puntualidad, la cual exige de toda servidora o servidor público que los compromisos
contraídos y las tareas, encargos y trabajos asignados sean cumplidos eficazmente,
dentro de los lapsos establecidos en las normas o los que se haya convenido a tal efecto.
10) La transparencia, que exige de toda servidora o servidor público la ejecución diáfana
de los actos de servicio y el respeto del derecho de toda persona a conocer la verdad, sin
omitirla ni falsearla, en observancia de las garantías establecidas en el artículo 143 de la
Constitución de la República Bolivariana de Venezuela.
BIBLIOGRAFIA

1.
1.- http://www.cgr.gob.ve › pdf › cgrevista › cgr190

2.- http://www.cgr.gob.ve › pdf › cgrevista › cgr191

3.- http://www.cgr.gob.ve › site_news

4.- Código de ética de las servidoras y los servidores públicos

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