Discurso 25 de Agosto

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Discurso 25 de agosto

Maestra Directora, compañeros docentes y no docentes, alumnos, padres, y vecinos amigos de


esta escuela.

Hoy estamos aquí reunidos para celebrar un año más de la Declaratoria de Nuestra
Independencia Nacional que tiene como fecha el 25 de agosto de 1825.

Esto fue la culminación de una serie de hechos que se fueron desarrollando desde el comienzo
de la gesta revolucionaria, en febrero de 1811 y que tuvo como protagonistas a Fructuoso
Rivera y Juan Antonio Lavalleja.

Rivera sublevando a la masa de habitantes en la campaña, Lavalleja organizando al ejército y


en comunicación con Trapani, organizando la expedición que el 19 de abril desembarcó en la
playa de la Agraciada iniciando la lucha contra los invasores.

Uno de los primeros objetivos de Lavalleja, apenas iniciada la campaña de la Independencia y


siguiendo indicaciones reiteradas de la Comisión Oriental de Buenos Aires, fue la formación de
un Gobierno provisorio que diese representación orgánica a la soberanía Nacional.

De esta forma se instaló un gobierno provisional en la Villa de la Florida; convocados los


pueblos orientales a la elección de diputados por régimen indirecto, para la formación de una
cámara de representantes, esta se reunió en sesión preparatoria el 20 de agosto en Villa la
Florida.

El jueves 25 de agosto de 1825 se declaró la Asamblea solemnemente instalada, dictando tres


resoluciones ese día:

La primera fue la Ley llamada “Ley de Independencia”, estableciendo la libertad de la provincia


frente al imperio de Brasil.

La segunda Ley conocida como “Ley de Unión” proclamó “Queda la Provincia Oriental del Rio
de la Plata unida a las demás de este nombre en el territorio de Sud América, por ser la libre y
espontanea voluntad de los Pueblos que la componen, manifestada con testimonios
irrefragables y esfuerzos heroicos desde el primer periodo de la regeneración política de dichas
Provincias”

Aquí se estableció un pacto de unión, de alianza, de identidad de intereses con las provincias
argentinas a las cuáles tantos vínculos de etnia, lengua, comunidad nos unían con el
conglomerado que constituyera el antiguo Virreinato.

Por ultimo la “Ley de Pabellón”, que ordenaba el uso del Pabellón compuesto de tres franjas
horizontales celestes, blanca y punzó.

Esto también confirma el espíritu de los diputados que proclamaron nuestra independencia.
En reiteradas ocasiones se le solicitó a Lavalleja el reconocimiento de la bandera de las
Provincias Unidas por parte del Ejército Nacional y sin embargo la Asamblea no aceptó
semejante proposición y estableció sin dudarlo, la enseña nacional ya mencionada.

Renovamos así, una vez más con renaciente fervor, estos votos de 1825: la Patria no es sólo el
lugar donde se nace, donde se vive o donde se muere. Está formada también por el conjunto
de tradiciones que entrelazan las generaciones creando un sentimiento de solidaridad
formando en la conciencia colectiva, el sentimiento nacional

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