1871 William McDougall

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WILLIAM MCDOUGALL (1871) Reino Unido

En todas las ciencias humanas, vemos que la búsqueda de lo que es ha sido


inextricablemente confundida y obstaculizada por el esfuerzo de mostrar lo que debe ser.
Se cayó en cuenta de que cada hombre es un individuo solamente en un sentido
incompleto; que no es más que una unidad dentro de un vasto sistema de fuerzas vitales y
espirituales que, expresándose ellas mismas bajo la forma de sociedades humanas,
trabajan por unos fines que ningún hombre puede vislumbrar; una unidad cuya función
principal es transmitir indefectiblemente esas fuerzas, a las que solo puede cambiar o
agregar algo en grado infinitesimal, y donde, por tanto, tiene muy poca significancia y no
puede ser tenido en cuenta si se le considera como abstracción de ese sistema.
La naturaleza, pues, parece presentar a nuestra contemplación acontecimientos de dos
clases diferentes: los físicos y los psicofísicos. Los primeros son los del reino de lo
inorgánico, que las ciencias físicas explican con éxito siempre creciente en términos de
causalidad mecanicista (principio de causalidad que explica los hechos presentes en
función de la influencia causal de otros antecedentes, sin referencia de ninguna clase a
posibles sucesos futuros). Los acontecimientos psicofísicos, por otra parte, no pueden ser
completamente explicados de esta manera; en este caso es necesario tomar en cuenta la
previsión del posible curso futuro de los sucesos, y el esfuerzo orientado por tal previsión.
Estos sucesos, estos esfuerzos previstos, parecen ser instancias de un segundo tipo
fundamental de causalidad, ese tipo que llamamos intencionista o teleológica.
Los psicólogos deben dejar de aceptar la estéril y estrecha concepción de su disciplina
como ciencia de la conciencia, y hacer valer audazmente su pretensión de construir la
ciencia positiva de la conducta o comportamiento. La psicología no debe considerar que
toda su tarea consiste en la descripción introspectiva del flujo de conciencia, porque ésta
es sólo una parte preliminar de su trabajo. Tal «descripción introspectiva», tal «psicología
pura» nunca puede constituir una ciencia, o, por lo menos, no puede elevarse al nivel de
una ciencia explicativa; nunca podrá ser en sí misma de gran valor para las ciencias
sociales. La base que todas ellas requieren es una psicología fisiológica y comparativa
que repose en gran medida sobre métodos objetivos y en la observación de la conducta
de hombres y animales de todo tipo, en todas las condiciones posibles de salud y
enfermedad. Puesto que la psicología debe estudiar al organismo como un todo,
considerando las actividades conscientes como funciones del organismo total,
reconociendo que el organismo es asiento de muchos acontecimientos que, aunque no
introspectivamente observables, son sin embargo en muchos aspectos muy similares a los
que podemos observar; y siendo que la observación de la conducta es importante en
todas las ramas de la psicología, y en algunas (por ejemplo, en psicología animal) el único
método de que se dispone, puede decirse que toda la psicología es o debería ser
conductista. La psicología conductista (en este sentido) es aprobada por muchos
psicólogos y filósofos que no niegan el valor de la introspección ni creen en la validez de
las explicaciones puramente mecanicistas de la conducta humana y animal. La emoción
es una experiencia fugaz; el sentimiento es una disposición adquirida, construida
gradualmente a través de muchas experiencias y actividades emocionales. La teoría de
los sentimientos es la teoría de la organización progresiva de las propensiones en
sistemas que se transforman en las principales fuentes de todas nuestras actividades;
sistemas que dan consistencia, continuidad y orden a nuestra vida de esfuerzos y
emociones; sistemas que a su vez se organizan armónicamente en otros más amplios, y
constituyen de tal modo lo que con propiedad llamamos el carácter”.1 Etimológicamente,
el término emoción viene del latín emotĭo, -ōnis que significa el impulso que induce la
acción. En psicología se define como aquel sentimiento o percepción de los elementos y
relaciones de la realidad o la imaginación, que se expresa físicamente mediante alguna
función fisiológica como reacciones faciales o pulso cardíaco, e incluye reacciones de
conducta como la agresividad, el llanto. Las emociones son materia de estudio de la
psicología, las neurociencias, y más recientemente la inteligencia artificial.

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