Humo (Traducció Castellà)

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Humo

Josep Maria Miró


(Traducción de Eva Vallines Menéndez)
A Geni Lozano.
Con cariño,
admiración,
incondicionalidad.

Hope there’s someone


who’ll take care of me
when I die, will I go.

Hope there’s someone


who’ll set my heart free
nice to hold when I’m tired.

There’s a ghost on the horizon


when I go to bed.
How can I fall asleep at night?
How will I rest my head?

Oh, I’m scared of the middle place


betwween light and nowhere.
I don’t want to be the one
left in there, letf in there.

Hope there’s someone, Antony and the Johnsons.

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PERSONAJES

LAURA
ÀLEX
EVA
JAUME

Hall de hotel

Habitación 301, habitación de JAUME y LAURA

Habitación 302, habitación de ÀLEX y EVA

/ Indica que la réplica siguiente interrumpe inmediatamente lo que se está diciendo.


(...) Indica una réplica o reacción no verbal. Quizá sólo un suspiro, una mirada, o un
pequeño gesto.

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{DÍA 1}

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1.

Hall del hotel.

ÀLEX está como ausente en una de las butacas.


Tiene un periódico en el regazo.
LAURA se acerca.

LAURA.- ¿Tienes fuego?


ÀLEX.- ¿Cómo?
LAURA.- Que si tienes fuego.
ÀLEX.- Lo siento. No fumo.
LAURA.- ¿Por qué te disculpas?

Pausa.

ÀLEX.- De hecho, no sé si aquí se puede/


LAURA.- Sí. De momento, sí. (Pausa.) Estos infelices se deben de pensar que
conseguirán algo que valga la pena... ¿Y qué? Quizá cambien algo, pero pronto se darán
cuenta de que también acabarán por no poder fumar en ningún sitio. ¿Te molesto?
ÀLEX.- Estaba... leyendo/
LAURA.- Hace rato que lo tienes sobre las piernas. Igual te han entrado ahora ganas de
leerlo. (LAURA saca un encendedor y un paquete de tabaco.) ¿Qué haces escondido en
este rincón?
ÀLEX.- ¿Por qué me ha pedido fuego si tenía/
LAURA.- No me trates de usted o harás que me sienta mayor de lo que soy.
ÀLEX.- Tienes un encendedor.
LAURA.- Supongo que tengo ganas de charlar con alguien que hable mi lengua.
ÀLEX.- ¿Y cómo sabías/
LAURA.- El periódico.
ÀLEX.- Ah... Claro.
LAURA.- Y ayer por la tarde, en recepción, cuando esa chica y tú acababais de llegar al
hotel, os escuché. Mi marido y yo estábamos justo a vuestro lado.
ÀLEX.- Ah... No... No lo recuerdo.
LAURA.- ¿Esperas a tu novia?
ÀLEX.- Sí. Ha salido.
LAURA.- ¿Del hotel?
ÀLEX.- Sí.
LAURA.- ¿La han dejado salir?
ÀLEX.- Sí.
LAURA.- ¿Sola?
ÀLEX.- Sí. Ya llevo un rato... No puedo localizarla... El teléfono... he intentado salir,
pero no me han dejado. Me han dicho que sólo puedo esperar.
LAURA.- Qué atrevida...
ÀLEX.- ¿Te parece?
LAURA.- Sí.
ÀLEX.- No sé si es atrevida o simplemente... No sé dónde está y... Estoy un poco/

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LAURA.- Creo que ya me gusta más que la mayoría de la gente que hay aquí.
ÀLEX.- ¿Qué quieres decir?
LAURA.- Tu novia. ¿No te has fijado? Todo está vacío. Parece que la mayoría prefiere
quedarse en la habitación hasta que... No sé hasta cuándo. Algunos incluso se hacen
subir la comida. Yo no podría.
ÀLEX.- Y... ¿lleváis muchos días aquí?
LAURA.- También llegamos ayer. Tenemos una casa a unos pocos kilómetros. Ya hace
años que venimos de vez en cuando, a veces incluso una temporada larga. Ahora ya
llevábamos un tiempo. Bastante tiempo. Mi marido trabajó para la embajada y desde
hace unos años, se centró en escribir. Libros y también algunos artículos. Le pareció que
aquí era un buen lugar y ha hecho buenos amigos, personas influyentes. Ayer, a media
mañana, le dijeron que sería mejor que cogiéramos una habitación en el primer hotel
que encontráramos y que intentásemos tomar un vuelo cuando vuelvan a abrir el
aeropuerto.
ÀLEX.- Entonces...
LAURA.- ¿Qué?
ÀLEX.- ¿Crees que es tan...?
LAURA.- Nos dijeron que no es seguro estar aquí y menos a las afueras, donde tenemos
la casa.
ÀLEX.- ¡Mierda! No debería haber salido.
LAURA.- ¿Tu novia?
ÀLEX.- No entiendo por qué/
LAURA.- No será para tanto.
ÀLEX.- Me acabas de decir/
LAURA.- Si fuese por mí, me habría quedado. No habría venido aquí.
ÀLEX.- ¿No estás asustada?
LAURA.- ¿De qué? (Pausa.) ¿De esto? No. Es evidente que tú sí.
ÀLEX.- (...)
LAURA.- Estás asustado.
ÀLEX.- (...)
LAURA.- Por suerte no eres de los que se han encerrado en la habitación. Este lugar...
(Pausa.) Al menos podríamos haber ido a un hotel mejor que éste, pero es el primero
que encontramos.
ÀLEX.- No está mal.
LAURA.- Depende de a qué estés acostumbrado.
ÀLEX.- (...)
LAURA.- Está lleno y, en cambio, parece que no hay nadie. Ayer era difícil encontrar
hotel. La mayoría debían de respirar aliviados al pisar la entrada.
ÀLEX.- En parte...
LAURA.- ¿Qué?
ÀLEX.- Es normal.
LAURA.- ¿Sí?
ÀLEX.- Sensato.

Pausa.

LAURA.- Supongo que sí. Sí. Seguramente sí. Debes de tener razón. Posiblemente lo
que no es sensato es hacer como tu novia y salir ahí fuera.

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Pausa larga.

ÀLEX.- Mire...
LAURA.- De tú.
ÀLEX.- Disculpa, pero...
LAURA.- ¿Te molesta que fume?
ÀLEX.- No.
LAURA.- ¿De verdad que no quieres?
ÀLEX.- No.
LAURA.- (Sonríe.) Ya que aún no lo han prohibido, aprovechémoslo... ¿Y en qué
planta estás?
ÀLEX.- ¿Cómo?
LAURA.- ¿En qué planta?

Pausa.

ÀLEX.- En la tercera.
LAURA.- ¿En qué habitación?

Pausa.

ÀLEX.- En la trescientos dos.

LAURA ríe.

ÀLEX.- ¿Qué te hace gracia?


LAURA.- Eres un chico... ¿Cómo decirlo? (Pausa.) Enérgico.
ÀLEX.- ¿Por qué lo dices?
LAURA.- Por tu ímpetu.
ÀLEX.- ¿Qué quieres decir?
LAURA.- Ya te lo he dicho, este hotel... cuatro estrellas, pero las paredes son delgadas
como el papel de fumar. Habitación trescientos uno: anoche, mi marido dio unos
cuantos golpes en la pared y os detuvo. Tu novia dijo algo. Quizás se molestó. No lo sé.
Tampoco debíais de tener demasiadas ganas. Cuatro golpes en la pared fueron
suficientes para que paraseis.

Pausa.

ÀLEX.- Perdón.

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LAURA.- No te vuelvas a disculpar y menos por follar de esa manera.

Pausa.

LAURA.- ¿Te ha molestado?


ÀLEX.- La verdad... No nos conocemos de nada y... Mire, ahora mismo no estoy/
LAURA.- De tú y no sufras... Mi marido y yo estábamos en la cama/
ÀLEX.- ...Es que/
LAURA.- /cada uno con su libro. Fue entonces cuando os oímos, con esa... furia.
Vuestros gemidos, cada vez eran más intensos. Los tuyos, pero sobre todo los de tu
novia. Mi marido se levantó, dejó el libro en la mesita y se fue al baño a lavarse la cara.
Al salir, cogió el libro y volvió a la cama. No se atrevió ni a mirarme. Yo ya no estaba
para libros. Ahora ya no os oía, os escuchaba. En ningún momento pensé que fuerais la
pareja que estaba a nuestro lado en recepción. No os ponía cara, pero sólo por cómo
gemíais, si hubiera podido, me habría levantado y sin vestirme ni nada, habría salido al
pasillo, habría llamado a la puerta de vuestra habitación y habría entrado. Desde la cama
os escuchaba y llegué a imaginaros: cómo erais, vuestra edad, incluso en qué posición
estabais. Detalles... (Le mira de arriba a abajo.) ...muy concretos.

Pausa.

ÀLEX.- Bueno... Yo...


LAURA.- No te sientas incómodo. La que tendría que estarlo soy yo.
ÀLEX.- ¿Sí?
LAURA.- Hombre... ¿Qué quieres que te diga? Leer un libro cuando podría estar...
Ojalá fuera sonámbula. Me hubiera podido levantar de la cama e ir a vuestra habitación
sin crear sospechas. Yo hubiera querido estar en vuestra habitación. No en la mía. Mi
marido dio unos cuantos golpes en la pared y os detuvisteis. Cerré el libro y apagué la
luz de mi mesita. Él también.
ÀLEX.- Mire, yo no/
LAURA.- De tú.
ÀLEX.- No sé por qué me está/
LAURA.- Me acosté con vuestros gemidos y me he despertado con los gritos de la
gente de la calle. Por un momento pareció que hubieran podido entrar en el hotel. ¿Los
has oído?
ÀLEX.- ¡Claro que los he oído!
LAURA.- He tenido un sueño y en mi sueño también había gritos, pero no sé de qué
eran. He soñado que el cielo era de color rojo. De un rojo difícil de describir. Yo
caminaba desnuda y... No debía de estar dormida del todo porque he notado cómo mi
marido se levantaba de la cama y volvía al baño. Incluso creo recordar que ha echado el
pestillo de la puerta. Y los gritos que no paraban, cada vez eran más fuertes y... El cielo
era como si se partiera en dos y, de repente, yo estuviera caminando por donde se iba
abriendo pero... boca abajo. Caminaba boca abajo y el rojo me quemaba la piel y
también me iba abriendo a mí. Y detrás de mí, allí por donde pasaba, sólo quedaba
ceniza. Y un rumor de gritos. Alguien me daba una manta... No sé qué era... De color
rojo... No sé si era un manta... Me daba algo para abrigarme. Después caminaba por el

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hotel y me sentaba en esa misma butaca. Quizás por eso he venido aquí, a este rincón.
No recuerdo nada más... (Pausa.) Son muy curiosos los sueños.
ÀLEX.- Mira...
LAURA.- ¿Qué?
ÀLEX.- Nada.
LAURA.- ¿Nada?
ÀLEX.- Sí, nada.
LAURA.- ¿Por qué no me invitas a subir a tu habitación?
ÀLEX.- ¿Cómo?
LAURA.- Me parece que he sido muy clara.
ÀLEX.- Esto es...
LAURA.- ¿Qué?
ÀLEX.- Nada.
LAURA.- ¿Nada? ¿Otra vez? ¿Y entonces?
ÀLEX.- ¿Qué?
LAURA.- ¿Qué me dices?

ÀLEX ríe nervioso.

ÀLEX.- No.
LAURA.- ¿No?
ÀLEX.- No.
LAURA.- ¿Por qué?
ÀLEX.- No...
LAURA.- ¿Te he molestado o te has excitado?

Pausa larga.

LAURA.- Tu novia/
ÀLEX.- No es mi novia. Es mi mujer.
LAURA.- ¿Dónde está?
ÀLEX.- Y es una inconsciente.
LAURA.- No te he preguntado cómo es. Te he preguntado dónde está. Si sabes dónde
está.
ÀLEX.- ¡No! ¡Ya te he dicho que no! Ha salido a... ¡No sé!
LAURA.- ¿Por qué no la has acompañado?
ÀLEX.- No sé cuándo se ha levantado, pero de repente ya estaba vestida y me ha dicho
que... Yo estaba adormilado y...
LAURA.- Quería irse sin ti.
ÀLEX.- No.
LAURA.- ¿No?
ÀLEX.- No...
LAURA.- ¿Seguro que no?
ÀLEX.- No he dicho eso. (Pausa.) No tendría que haberla/
LAURA.- Se ha ido por las buenas.
ÀLEX.- Debía de querer salir y ver/

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LAURA.- (Cogiendo otro cigarrillo y ofreciéndole el paquete.) ¿Seguro que no quieres
uno?
ÀLEX.- No. Ya no fumo.
LAURA.- Ya... Desde hace un rato no dejan entrar ni salir a nadie del hotel.
ÀLEX.- Sí, eso me/
LAURA.- Es temprano y todavía no habrá pasado el servicio de habitaciones.
ÀLEX.- (...)
LAURA.- Que no habrá pasado el servicio de habitaciones. La cama debe de estar por
hacer y tienen que cambiar las toallas. Tu mujer está fuera. Cuando vuelva, a la hora
que sea/
ÀLEX.- ¿Qué quieres decir con “a la hora que sea”?
LAURA.- Tal y como están las cosas ahí fuera, volver al hotel no será fácil. No sé cómo
lo ha hecho. Sin embargo, aunque salir quizá no le haya costado demasiado, volver a
entrar será más complicado.
ÀLEX.- Estoy preocupado.
LAURA.- Podemos subir. Cuando ella vuelva, la habitación ya estará arreglada. No
sufras.
ÀLEX.- Pero... Esto es...
LAURA.- ¿Qué?
ÀLEX.- ¿Es una broma?
LAURA.- ¿Te lo parece?
ÀLEX.- Te digo que estoy preocupado. No sé dónde está mi mujer. ¿Sabes qué está
pasando? Fuera hay un follón. Un follón de los gordos, no sé nada desde que se ha ido y
tú... No nos conocemos de nada. Te sientas a mi lado...
LAURA.- ¿Y qué?
ÀLEX.- Y me dices que mientras no sé nada de mi mujer ni de qué coño está pasando
en esta mierda de ciudad, en esta mierda de país, que subamos a la habitación a/
LAURA.- ¿A ti tampoco te gusta este país?
ÀLEX.- No he dicho eso.
LAURA.- Esta mierda de ciudad. Has dicho esta “mierda” de ciudad y de país.
ÀLEX.- ¡No sabíamos que pasaría nada de esto! Nos ha cogido por/
LAURA.- ¿Y yo?
ÀLEX.- ¿Qué?
LAURA.- ¿Tampoco te gusto?
ÀLEX.- (...)
LAURA.- ¿Qué?
ÀLEX.- No te entiendo... Eres...
LAURA.- Directa.
ÀLEX.- Supongo...
LAURA.- ¿De viaje de novios?
ÀLEX.- No...
LAURA.- No sé cómo lo habrá hecho. Yo, si me dejaran salir, también lo haría. Quizá
alguno de estos revolucionarios me destrozaría. No puedo salir y te lo pido a ti. Quizás
tu mujer...
ÀLEX.- ¿Qué?
LAURA.- Quizás también es lo que quiere y por eso ha salido esta mañana
aprovechando...
ÀLEX.- ¿Qué?
LAURA.- Que todavía dormías.
ÀLEX.- ¿Querer qué?

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LAURA.- Que alguien la destroce. Que no se detenga con cuatro golpes en la pared.
Que la destroce de verdad.

ÀLEX le da una bofetada.


LAURA la encaja serena, casi sin inmutarse.
Pausa larga.

ÀLEX.- Perdón. No sé...

LAURA ríe.

ÀLEX.- ¿Qué pasa? ¿Qué te hace gracia?


LAURA.- Que pidas perdón por todo.
ÀLEX.- Lo siento... No sé por qué lo he hecho.
LAURA.- No lo vuelvas a hacer. No tienes que disculparte, ni por follar de esa manera,
ni por darme una hostia.
ÀLEX.- Yo no...

ÀLEX hace ademán de irse.

LAURA.- ¿Adónde vas?


ÀLEX.- Lo siento. Estoy... Yo no... No quería. Le aseguro que lo siento mucho.

Pausa.

LAURA.- Me llamo Laura, ¿y tú?

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2.

Habitación 302.

ÀLEX está sentado en la cama.


Entra EVA.

ÀLEX.- ¿Has visto la hora que es?


EVA.- Por un momento/
ÀLEX.- ¿Qué?
EVA.- /pensé que no podría volver a entrar/
ÀLEX.- No puedo entender cómo/
EVA.- /y además, he perdido la cámara.
ÀLEX.- ¿Con qué me sales ahora?
EVA.- La he perdido o me la han robado...
ÀLEX.- Son casi las cinco de la tarde.
EVA.- Lo sé. Lo siento. Ya te lo he dicho. Es muy tarde, pero... no sabes cómo me ha
costado que me volviesen a dejar entrar en el hotel.
ÀLEX.- Las cinco de la tarde.
EVA.- Es increíble lo que está pasando ahí fuera.
ÀLEX.- Estaba preocupado.
EVA.- Lo que está pasando es histórico. Había hecho unas fotos... Eran muy buenas...
Estoy segura de que/
ÀLEX.- Te digo que estaba preocupado. Te has ido a no sé qué hora. Has aprovechado
que estaba durmiendo para vestirte e irte. Eres consciente de/
EVA.- ¿Qué?
ÀLEX.- Aquí y con lo que está pasando. Llevo un montón de horas sin saber nada de ti.
EVA.- Àlex... Tienes razón, tienes razón... No había cobertura en ningún sitio. El
teléfono... Había tanta gente en la calle... El teléfono estaba como bloqueado. No podía
llamar.
ÀLEX.- Podías haber ido/
EVA.- Àlex. Todo esto es/
ÀLEX.- ¿Qué?
EVA.- Está pasando esto y nosotros estamos aquí.
ÀLEX.- No. Yo estoy aquí. Yo estaba aquí. Tú estabas en otro sitio.
EVA.- Mira... Estoy cansada y... No te pongas/
ÀLEX.- ¿Cómo quieres que me ponga?
EVA.- Y encima la cámara... Me da una rabia... Todas las fotos. ¡Mierda!
ÀLEX.- ¿Las fotos? ¿Eso es lo único que te preocupa?
EVA.- Àlex...
ÀLEX.- ¿Cómo quieres que esté? No sabía dónde estabas. Si te había pasado algo. Si te
habían...
EVA.- ¿Qué? Si me habían, ¿qué?
ÀLEX.- Cualquier cosa. Si te habías perdido, si... Si te dejarían volver. ¡Es que no sé
dónde tienes la cabeza! Llevo más de ocho horas sin saber nada de ti. ¿Te extraña? ¿A ti
sólo te preocupa haber perdido la cámara y unas fotos? ¿En qué estabas pensando?
EVA.- En la calle... La gente... Toda esta gente ha salido porque a partir de ahora/
ÀLEX.- ¿Qué?
EVA.- /todo puede cambiar.

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ÀLEX.- ¿Y qué?

Pausa.

EVA.- Este país quizás recordará el día de hoy. Y un día nosotros le podremos contar/
ÀLEX.- Querrás decir tú, porque yo no cuento para nada. Si hubieras podido, te habrías
ido de puntillas sin decírmelo.
EVA.- Àlex...
ÀLEX.- ¿Qué? ¿Qué pensabas, que te darían un Pulitzer?
EVA.- Eres...
ÀLEX.- ¿Qué? Venga, di.
EVA.- Mejor que no.
ÀLEX.- Es que no sé qué querías demostrar haciendo esta tontería.
EVA.- Te parece/
ÀLEX.- - Sí. Durante un rato te habrás sentido como si finalmente hubieras hecho algo
importante en la vida.
EVA.- ¿Qué quieres decir?
ÀLEX.- Ya lo sabes.

Pausa.

EVA.- Te estás pasando.


ÀLEX.- Sólo te digo/
EVA.- Estoy cansada.
ÀLEX.- No hemos venido a vivir un momento histórico. Ni a hacer fotos. Ni tampoco
turismo.
EVA.- Ya lo sé.
ÀLEX.- Nadie lo diría.
EVA.- A veces/
ÀLEX.- Sufría por si/
EVA.- Estoy bien. Ya te he dicho que lo siento. No sé qué más quieres que te diga.
ÀLEX.- Te has ido y... Yo siempre he estado a tu lado. Siempre. No entiendo por qué lo
has hecho, por qué no podíamos estar juntos.
EVA.- Estaba tan...
ÀLEX.- ¿Qué?
EVA.- Excitada.
ÀLEX.- No te importa una puta mierda/
EVA.- Àlex.
ÀLEX.- Eres...
EVA.- ¿Qué?
ÀLEX.- Egoista.
EVA.- (...)
ÀLEX.- Y justamente ahora. Estamos juntos en esto.
EVA.- Lo sé.
ÀLEX.- Creía que lo estábamos. No era el momento de salir y pasarte medio día fuera.
EVA.- Tú no lo habrías hecho nunca.
ÀLEX.- ¿Qué?

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EVA.- (...)
ÀLEX.- ¿Hacía falta que te fueras de esa manera?
EVA.- ¿De qué manera?
ÀLEX.- No tenías ganas de que te acompañara.
EVA.- ¿Me habrías acompañado? No lo habrías hecho, ¿o sí?
ÀLEX.- ¿Eso crees?
EVA.- No habrías querido venir. Me lo habrías quitado de la cabeza y/
ÀLEX.- Claro que/
EVA.- /quizás te habría dicho que me dejaras ir y habrías acabado convenciéndome de
que no lo hiciera
ÀLEX.- Ah... Era eso.
EVA.- Quiero...
ÀLEX.- ¿Qué?
EVA.- Te lo he dicho: estoy cansada.
ÀLEX.- Igual no te interesa, pero ha llamado Marianne.

Pausa.

EVA.- ¿Marianne?
ÀLEX.- ¿Te importa?
EVA.- Claro que me importa.
ÀLEX.- Pues hace un rato nadie lo hubiera dicho.
EVA.- ¿Qué ha dicho?
ÀLEX.- Parecía que era más importante salir a la calle. La cámara y las fotografías.
EVA.- ¿Qué ha dicho?
ÀLEX.- Ha llamado hace más de cuatro horas.
EVA.- ¿Me lo quieres decir?
ÀLEX.- Mientras estabas haciendo fotos alegremente.
EVA.- Di, ¿qué ha dicho Marianne?
ÀLEX.- Te importa una mierda. ¡Una puta mierda!
EVA.- Eres un...
ÀLEX.- ¿Qué?
EVA.- ¡Di qué te dijo Marianne!
ÀLEX.- ¡Quizás te importa tan poco que no has pensado en ello en todo el día!
EVA.- Cómo puedes/
ÀLEX.- Porque yo estaba aquí. Solo. Tú no.
EVA.- ¿Qué ha dicho?
ÀLEX.- Hemos venido a buscar a la niña, no a vivir un momento histórico. Me parece
que lo has olvidado.
EVA.- No me hagas volver a repetirlo.

Pausa larga.

ÀLEX.- La cita de mañana... nada... Tal como están las cosas... De momento/
EVA.- ¿Qué?
ÀLEX.- Sólo podemos esperar y ver qué pasa. Quizás...

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EVA.- ¿Qué?
ÀLEX.- Que quizás...
EVA.- ¿Qué?
ÀLEX.- Que todo este tiempo no habrá servido para nada.
EVA.- (...)
ÀLEX.- ¿Todavía te sigue pareciendo un día histórico?
EVA.- Àlex...
ÀLEX.- Igual no nos la dan.
EVA.- Mierda.
ÀLEX.- Hace un rato parecía que no lo pensabas. Te debías de sentir muy importante,
muy valiente, haciendo cuatro fotos.
EVA.- No me hagas sentir/
ÀLEX.- ¿Cómo?
EVA.- Como una puta mierda.
ÀLEX.- ¿Has pensado en cómo me he sentido yo? Esto es algo de los dos.
EVA.- Sí.
ÀLEX.- No.
EVA.- Te he dicho que/
ÀLEX.- Casi cinco años esperando este momento... Ahora que... Quizás no habrá
servido de nada y mientras tanto tú...
EVA.- Lo siento.
ÀLEX.- ¿Sí?
EVA.- ¿De verdad existe la posibilidad...? ¿Piensas que podría/
ÀLEX.- Algunos países han cambiado la ley de un día para otro, modificando los
requisitos y... han llegado a prohibir las adopciones internacionales. Y sin un lío como
el que hay ahora mismo aquí.
EVA.- Pero Marianne te ha dicho...
ÀLEX.- No sé nada más. (Pausa.) Haciendo fotos... (Pausa.) Has dicho que estás muy
cansada, ¿no? Tranquila, de momento nos han cancelado las citas que teníamos y no
podemos salir del hotel vete a saber hasta cuándo. Podrás descansar de tu aventura.

Pausa larga.

EVA.- Te he dicho que lo siento.


ÀLEX.- Ya.
EVA.- No sé qué más quieres/
ÀLEX.- Ya está hecho. Ahora descansa.
EVA.- Basta. No sigas. Insistir es cruel.
ÀLEX.- ¿Te lo parece?
EVA.- Sí.
ÀLEX.- ¿Y no lo es dejarme solo sin saber nada de ti?

Pausa larga.

EVA.- Me han dado un golpe.


ÀLEX.- ¿Qué?

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EVA.- En la cabeza.
ÀLEX.- ¿Qué dices?
EVA.- He estado un rato... No sé si mucho o...
ÀLEX.- En la cabeza, ¿dónde?
EVA.- Déjame. No es nada. ¡Te digo que me dejes!

Pausa.

ÀLEX.- Pero... ¿Por qué no me has dicho nada?


EVA.- ¿Cuándo? (Pausa.) Estabas demasiado... Tampoco me has dejado hacerlo.
ÀLEX.- Pero... ¿Cómo ha sido? ¿Qué ha pasado?
EVA.- Un golpe en la cabeza. Por eso también he tardado tanto en llegar.
ÀLEX.- ¿Te han pegado?
EVA.- No lo sé.
ÀLEX.- ¿Cómo que no lo sabes?
EVA.- Había mucha gente y... Alguien me ha dado un golpe, por detrás. He estado un
rato inconsciente.
ÀLEX.- Pero qué... ¿Ves cómo no tenías/
EVA.- Lo último que necesito es que me vuelvas a reñir.
ÀLEX.- No lo hago.
EVA.- Está hecho. Ya está. Ha pasado. La he cagado, sí. Ya está.
ÀLEX.- ¿Y ahora estás bien?
EVA.- Sí. Estoy bien. Déjame. Quiero ducharme y punto.
ÀLEX.- Quizá te debería ver/
EVA.- Te digo que estoy bien. Estaba en medio de la gente, a punto de hacer una foto
y...Ya no recuerdo más.
ÀLEX.- Pero cómo/
EVA.- No recuerdo nada. Sólo un golpe fuerte y que... No sé cuánto tiempo habrá
pasado. No lo sé. Cuando he recuperado el conocimiento estaba rodeada de gente. No
les entendía y estaba muy desorientada. Cuando se me ha ido pasando, he vuelto hacia
el hotel y me he dado cuenta de que ya no tenía la cámara.

Pausa.

ÀLEX.- Lo siento. Siento lo que/


EVA.- Quiero ducharme y tumbarme. Sólo eso. Y a poder ser, no volver a hablar de
ello.

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3.

Habitación 302.

En la habitación, EVA y LAURA en una conversación ya iniciada.

LAURA.- ¿Sí?
EVA.- ¿Qué?
LAURA.- ¿Así que te gusta?
EVA.- Sí... Mucho.
LAURA.- ¿Mucho?
EVA.- Sí, creo que... Me gusta lo que/
LAURA.- Y entonces, ¿le reconociste en seguida?
EVA.- Sí. Bueno... Me da un poco de vergüenza decirlo, pero... Cuando llegamos al
hotel y os vi a nuestro lado, en la recepción, y cuando me di cuenta de que estaba aquí
me sorprendió. Àlex/
LAURA.- ¿Àlex?
EVA.- Sí, mi compañero, ni se fijó. Él no hace demasiado caso de estas cosas... No le
interesan, pero yo/
LAURA.- ¿Él no lo reconoció?
EVA.- No. Bueno... No es exactamente que no lo reconociera... Creo que... No se debió
de fijar. Eso: no se debió de fijar.
LAURA.- Ya.
EVA.- Pero... Sí. A mí me gusta mucho lo que escribe y/
LAURA.- ¿También te gusta como hombre?
EVA.- ¿Cómo?
LAURA.- Has dicho que te gusta mi marido. Que te gusta mucho. ¿También te gusta
como hombre?

Pausa larga.

LAURA.- ¿Eso es un sí? Tantos elogios... Quizá deberías irte con él a nuestra
habitación -está aquí al lado, ya te lo he dicho- y yo quedarme aquí y esperar a que
vuelva tu compañero. Àlex, ¿no?
EVA.- Sí.
LAURA.- Has dicho que ha ido al gimnasio, ¿no?
EVA.- Sí.
LAURA.- Eres joven, a mi marido quizá aún le gustarías, e incluso te podría echar una
mano. No sería la primera vez que lo hace con una chica, como tú. Tienes que aspirar a
algo más que a un periódico local. Has dicho que trabajas en una publicación local, ¿no?
La parte administrativa, ¿verdad? No creo que hayas hecho la carrera para terminar
siendo una administrativa. Falta de talento, ¿o de ambición?

Pausa larga.

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LAURA.- No pongas esa cara. Un poco de sentido del humor. Bromeaba. ¿No te habrás
pensado que lo decía en serio?
EVA.- No... Claro que no.
LAURA.- En serio, te has/
EVA.- Le admiro... Lo que quería decir es que le admiro y respeto su trabajo y que...
También me gusta lo que hago. Mi trabajo. Quizás no/
LAURA.- Era una broma. No hace falta que me cuentes/
EVA.- No... Es que... Me siento un poco... Quiero decir que... Ahora... Me siento un
poco ridícula. Sólo quería decir que me sorprendió verlo aquí y que... Quizás no me he
sabido... Que me gusta lo que hace. Que me gusta mucho. Sólo eso... Seguro que te lo
han dicho a ti ya él mil veces y debes de pensar... (La voz de EVA se ha ido rompiendo y
no puede seguir. Se contiene.) Perdón.
LAURA.- ¿Qué pasa?
EVA.- Nada.
LAURA.- ¿Estás bien?
EVA.- No es nada.
LAURA.- Es por/
EVA.- Ya está.
LAURA.- ¿Seguro?
EVA.- Me siento muy estúpida. Perdón.
LAURA.- No te tienes que disculpar.
EVA.- No sé...
LAURA.- Has sido muy amable.
EVA.- ¿Por qué?
LAURA.- Estaba harta de estar en la habitación, encerrada. He recordado que os oí en
recepción y he pensado... Mira, como nosotros... de Barcelona... Tenía ganas de
desahogarme, de charlar y... Tú has sido muy amable. Estabas descansando y me he
presentado así. Me has contado tantas cosas de ti. De vosotros. No es demasiado
habitual que alguien te deje entrar en su habitación sin conocerte de nada.
EVA.- Ya te lo he dicho. Pensé que eras Àlex que volvía del gimnasio y que quizá se
había dejado la tarjeta y...
LAURA.- Sí, pero has sido encantadora. Te has sincerado y te has puesto a charlar
como si nos conociéramos. Yo estaba... Te lo agradezco de verdad.
EVA.- A mí también...
LAURA.- Me has dejado entrar y ahora yo/
EVA.- Nada. Ya está.
LAURA.- Una broma desafortunada.
EVA.- No, no es por eso. Es sólo que... Estoy bien. De verdad que lo estoy.
LAURA.- Al menos tú has podido salir fuera esta mañana.
EVA.- Quizás no tendría que haberlo hecho.
LAURA.- ¿Por qué no?
EVA.- He salido. Tenía ganas de verlo... Àlex, cuando he vuelto...
LAURA.- ¿Se ha enfadado?
EVA.- Estaba preocupado. Es normal. Pero yo me he ido sin él, porque quería hacerlo
sin él. Hemos discutido y... Estoy un poco... Nada... Ahora... No es culpa tuya. Estoy un
poco/
LAURA.- Todos estamos nerviosos. Es normal. Yo misma... Estoy cansada de ir de la
habitación al hall, del hall al restaurante y del restaurante a la habitación. Yo, si hubiera
podido, también habría hecho como tú. Ojalá podamos salir pronto. Todo el día aquí
encerrada... Quizás es eso lo que me lleva a hacer estas cosas.

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EVA.- ¿Qué cosas?
LAURA.- Estar aquí, enjaulada, hace que me comporte... Lo reconozco, ha sido una
broma estúpida. No sé por qué lo he hecho. De verdad, eres encantadora y no lo tendría
que haber dicho.

Pausa.
LAURA coge un cigarrillo y lo enciende.

LAURA.- (Ofreciéndole a EVA.) ¿Quieres?


EVA.- No, lo dejé.
LAURA.- ¿Hace mucho?
EVA.- Un par de años.
LAURA.- Bien hecho. Buena chica.
EVA.- De hecho... Si Àlex nota el olor...
LAURA.- ¿Qué?
EVA.- Se pensará que... No sé por qué, pero se imagina que, de vez en cuando,
todavía... Y a veces, no te creas, tengo muchas ganas...
LAURA.- ¿Quieres uno?
EVA.- No.
LAURA.- ¿De verdad?

Pausa.

EVA.- Una calada.

LAURA se lo da.
EVA echa una calada y se lo devuelve.

LAURA.- ¿Ya estás?


EVA.- Sí.
LAURA.- Cuando acabemos, abrimos la ventana.
EVA.- Nos han dicho que mientras continúen los disturbios es mejor no hacerlo. Ni las
persianas. Nos lo han recomendado. ¿No os lo han dicho a vosotros?
LAURA.- Sí, claro que sí. (Ofreciéndole el cigarrillo.) ¿Otra?
EVA.- No. De hecho no tendría que haber... No.
LAURA.- La abriremos/
EVA.- Mejor que no.
LAURA.- /para notar que fuera hace un calor que no deja respirar.
EVA.- Se está bien. Yo estoy bien. ¿Estás bien? ¿Tienes frío?
LAURA.- Tengo ganas de abrir la ventana y sentir el bochorno otra vez. Aunque sea un
momento.
EVA.- La ventana... No paran de lanzar cosas contra el edificio y han dicho que... Mejor
que no.
LAURA.- Pues... Qué le vamos a hacer...

19
EVA.- Y el cigarro...
LAURA.- ¿Me estás pidiendo que lo apague?

Pausa.

EVA.- Por favor.


LAURA.- ¿Te reñirá tu compañero?
EVA.- No... No es eso...
LAURA.- Tiene mal carácter.
EVA.- ¡No! Es... Àlex es un buenazo.
LAURA.- ¿Sí?
EVA.- Sí. Qué te hace/
LAURA.- Este miedo a que note el olor a tabaco. Si quieres espero a que llegue y le
digo que me lo he fumado yo.
EVA.- No, no... No es eso... Debo parecer...
LAURA.- ¿Qué?
EVA.- Desde que hemos llegado... las cosas no están yendo como esperábamos/
LAURA.- Ya...
EVA.- Lo que te he contado.
LAURA.- Que habéis discutido.
EVA.- Y estamos... A la mínima/
LAURA.- Es normal. Ya te lo he dicho... Esta incertidumbre... La gente está muy
nerviosa: los incidentes en la calle, nadie nos explica nada; estamos encerrados...
EVA.- Sí. Debe de ser eso.
LAURA.- La gente acaba haciendo cosas que no haría. En este país... Siempre lo he
pensado.
EVA.- ¿Qué quieres decir?
LAURA.- En este país. Este calor, el agua... No sé. Algo lo debe provocar. Y ahora,
además, con esta situación.
EVA.- (...)
LAURA.- Mira, sin ir más lejos, esta mañana estaba en el hall y un hombre me ha dado
una bofetada.
EVA.- ¿Qué dices?
LAURA.- Sí, me ha pegado.
EVA.- Pero quién/
LAURA.- Nos acabábamos de conocer.
EVA.- Pero... Cómo...
LAURA.- No lo sé. Estábamos hablando, tranquilamente, y... me ha pegado.
EVA.- No me lo puedo creer.
LAURA.- Pues créetelo. Quizás he dicho algo que no le ha gustado.
EVA.- ¿Y qué? Nadie tiene derecho a/
LAURA.- Lo ha hecho. También debía de estar alterado.
EVA.- ¡Te ha pegado!
LAURA.- No es tan grave.
EVA.- ¿Cómo que no? ¿Cómo puedes estar tan tranquila y decir...? ¡Y tanto que lo es!
LAURA.- De todos modos, ha sido sólo una bofetada.
EVA.- Un desconocido te pega, ¿y dices que no es tan grave?
LAURA.- Sí.

20
EVA.- Y nadie ha/
LAURA.- No. Ha sido muy rápido. Tampoco sé si había alguien. Parece que todo el
mundo prefiere quedarse encerrado en la habitación y esperar. Y, de hecho, si alguien lo
hubiera visto, ya sabes cómo van las cosas en este país...
EVA.- Pero... ¿Qué quieres decir?
LAURA.- ¿Dónde te piensas que estás? En este país tampoco nadie hubiera puesto el
grito en el cielo.
EVA.- ¿Era de aquí?
LAURA.- No. No lo era.
EVA.- ¿Quién coño era ese tipo?

Pausa.

LAURA.- Tu marido.
EVA.- ¿Qué?
LAURA.- Eso. Àlex, tu marido. ¿No te ha contado que esta mañana mientras esperaba
que volvieras al hotel ha estado hablando con una mujer y le ha dado una bofetada?
EVA.- Pero... ¿Qué dices? Sería incapaz de hacerlo.
LAURA.- Sí. Y tanto que sí.
EVA.- Eso no lo haría nunca. Nunca. Vete.
LAURA.- ¿No quieres que te lo cuente?
EVA.- ¿Por qué lo haces?
LAURA.- ¿El qué?
EVA.- Inventarte que Àlex...
LAURA.- No. No me lo invento.
EVA.- ¿Es otra de tus bromas?
LAURA.- No.
EVA.- Eres...
LAURA.- ¿Qué? ¿Qué soy? (Pausa.) No sabes nada. Nada de nada. Ni de mí, ni de este
lugar. Acabas de llegar. Me acabas de conocer.
EVA.- No sé por qué lo haces, por qué te lo inventas, pero no tiene ninguna gracia.
LAURA.- ¿Crees que no sé lo que te pasó? Por eso es por lo que habéis venido aquí a
buscar una niña. (Pausa.) No es ninguna broma. Me ha dado una bofetada. He sonreído
y le he dicho mi nombre. Todavía no nos habíamos presentado. Me he levantado de la
butaca y he ido hacia las escaleras. Él ha venido detrás. Al llegar al tercer piso, me
detuve delante de la puerta de vuestra habitación. Al cabo de unos segundos, ha llegado
y sin decir nada ha sacado la tarjeta del bolsillo, ha abierto la puerta y hemos entrado
dentro. Me ha follado. Dos veces. Tu compañero folla con una energía y una rabia poco
habitual. De alguien que se siente solo. Enfadado. (Pausa.) La bofetada no ha sido nada
comparado con cómo me ha follado.

21
{DÍA 2}

22
1.

Habitación 302.

EVA está tumbada en la cama.


ÀLEX escribe en el ordenador portátil.
De vez en cuando se oye ruido que viene de la calle: gritos, algún impacto.

EVA.- (Reincorporándose.) ¿Algún correo de Marianne?


ÀLEX.- No.
EVA.- Podrían decirnos algo.
ÀLEX.- Ya, pero...
EVA.- Pero ¿qué?
ÀLEX.- No ha pasado ni un día.
EVA.- Ya.
ÀLEX.- Supongo que es normal.
EVA.- Con esta situación es difícil hablar de normalidad.
ÀLEX.- Precisamente, en estas circunstancias supongo que esto debe de ser normal. No
nos impacientemos. No conseguiremos nada. Ya te lo he dicho, no ha pasado ni un día.
EVA.- Ya, pero...
ÀLEX.- Sólo podemos tranquilizarnos y esperar.
EVA.- Estoy tranquila.
ÀLEX.- Ya...

EVA se vuelve a tumbar.


ÀLEX continúa concentrado en el ordenador.
EVA le observa de reojo.

EVA.- Esa mujer... (Pausa.) Àlex, ¿me escuchas?


ÀLEX.- (Sin apartar la vista del ordenador.) Sí. Has dicho “esa mujer”.
EVA.- Sí.
ÀLEX.- ¿Marianne?
EVA.- No.
ÀLEX.- ¿Qué mujer?
EVA.- Cuando desayunábamos. Cuando acabamos y salíamos del comedor.
ÀLEX.- Ah...
EVA.- Sabes que no soporto estar hablando y que estés haciendo otra cosa.
ÀLEX.- Estaba haciendo otra cosa y te has puesto a hablar. No es exactamente lo
mismo.
EVA.- ¿Qué te pasa?
ÀLEX.- ¿Qué me va a pasar?
EVA.- Sólo te he dicho/
ÀLEX.- Que no soportas hablarme y que haga otra cosa. (Dejando lo que estaba
haciendo.) Ya está. Ya estoy contigo.
EVA.- Estás...
ÀLEX.- ¿Qué mujer?
EVA.- Déjalo.

23
ÀLEX.- Eres tú la que estás a la que salta.
EVA.- Supongo que en estas circunstancias también se puede decir que es normal, ¿o
no?
ÀLEX.- Los dos... Tendríamos que intentar...
EVA.- Es que tengo la sensación de que cada vez que digo algo...
ÀLEX.- ¿Y yo? Cada vez que abro la boca... (Pausa.) Intentemos calmarnos, ¿de
acuerdo?
EVA.- ¡Este libro es una mierda! ¡Una puta mierda!

Pausa larga.

ÀLEX.- Venga... ¿Qué me querías decir?

Pausa.

EVA.- Cuando salíamos del comedor, una mujer te ha saludado, como si te conociese.
Tú también la has saludado.
ÀLEX.- Sí.
EVA.- Te he preguntado quién era/
ÀLEX.- Y te he dicho que hablamos un momento, ayer en el hall.
EVA.- Sí, que también es/
ÀLEX.- Sí, de Barcelona...
EVA.- ¿Hablasteis mucho rato?
ÀLEX.- No. Sólo un momento. ¿Por qué?
EVA.- Hay una cosa que no entiendo.
ÀLEX.- ¿Qué?
EVA.- Te ha saludado y, en cambio, a mí, no es que no me haya saludado, es que ni me
ha mirado.
ÀLEX.- No sé qué tiene de extraño. Hablamos un momento, me ha reconocido y me ha
saludado. Ya está.
EVA.- Se llama Laura.

Pausa.

ÀLEX.- ¿Sabes cómo se llama?


EVA.- Ayer vino aquí.
ÀLEX.- ¿Aquí?
EVA.- A la habitación.
ÀLEX.- ¿Cuándo?
EVA.- Por la tarde. Casi al anochecer. Yo me había tumbado un rato y tú te habías ido
al gimnasio. Ella y su marido están en la habitación de al lado.
ÀLEX.- No me dijiste nada.
EVA.- No. Tú tampoco me dijiste que habías estado hablando con una mujer.
ÀLEX.- Ya te lo he dicho. Fue sólo un momento. Un momento de nada. ¿Y qué quería?

24
EVA.- Estuvimos hablando.
ÀLEX.- ¿Mucho rato?
EVA.- Sí. Un buen rato.
ÀLEX.- Pero... Se presentó/
EVA.- Sí.
ÀLEX.- ¿Qué quería?
EVA.- Nada. Nada en concreto. Tenía ganas de charlar con alguien. Nos había visto en
la recepción y... Sabía que también somos de Barcelona... Se presentó porque quería
hablar.
ÀLEX.- Hablar.
EVA.- Sí. Hablar. Tan sencillo como eso.
ÀLEX.- ¿Y cómo sabía la habitación?
EVA.- No lo sé. ¿Cómo lo podría saber?
ÀLEX.- No lo sé.

Pausa.

EVA.- No sabías ni cómo se llamaba, ¿verdad?


ÀLEX.- Quizás me lo dijo. No lo recuerdo. Quizá sí. Has dicho Laura. Podría ser que
me lo hubiera dicho. No lo sé.
EVA.- Y en cambio te ha saludado, y a mí ha hecho como si no me conociera.
ÀLEX.- Sí. Es extraño.

Pausa.

EVA.- A mí también me ha extrañado.


ÀLEX.- Sí... Pero... ¿Sobre qué hablasteis?

Pausa.

EVA.- Nada. Sobre nosotros. De ellos. De ella. De su marido. Es el escritor/


ÀLEX.- Ah... aquel... me comentaste/
EVA.- Sí, nos cruzamos en la recepción, cuando llegamos.
ÀLEX.- Quizá por eso lo sabía.
EVA.- ¿El qué?
ÀLEX.- La habitación.
EVA.- Claro. Quizá.
ÀLEX.- Ni nos miraron en la recepción. Y después se presentó aquí. También es
extraño.
EVA.- Sí. Hablamos un poco. Tampoco nada en concreto.
ÀLEX.- Ya. Esta situación.../
EVA.- ¿Qué situación?
ÀLEX.- La gente está asustada, confusa... Es normal... No sabemos muy bien qué está
pasando y...

25
EVA.- Ahora no te entiendo.
ÀLEX.- La gente hace cosas extrañas/
EVA.- ¿Extrañas?
ÀLEX.- Sí... Se comporta/
EVA.- No sé qué quieres decir.
ÀLEX.- Esta pobre mujer/
EVA.- ¿Pobre?
ÀLEX.- Sí.
EVA.- ¿Por qué pobre?
ÀLEX.- Sí, quiero decir que/
EVA.- No te entiendo/
ÀLEX.- A saber dónde tenía la cabeza cuando nos la hemos encontrado.
EVA.- ¿Como para no recordar que ayer por la tarde estuvo aquí charlando conmigo
casi una hora? Quizás más de una hora.
ÀLEX.- Sólo intento...
EVA.- A ti, en cambio/

Se oye un impacto.
Sonidos de gritos en la calle.
El ruido de fondo irá en aumento.

ÀLEX.- Ya vuelven.
EVA.- Es que ha hecho como si no me conociera/
ÀLEX. - ¿No los oyes?
EVA.- Claro que lo oigo. Ya hace rato. Lo que intentaba decir... Lo que quería/
ÀLEX.- Si pudiesen hundirían el hotel y nos reventarían a golpes de/
EVA.- No te importa lo que te estoy contando.
ÀLEX.- ¡Es que yo qué sé por qué no te ha saludado!
EVA.- Y te pones así/
ÀLEX.- ¿Cómo quieres que me ponga? No sé qué pasa. ¿No lo oyes, o qué?
EVA.- Esta gente/
ÀLEX.- ¿Qué?
EVA.- Este país/
ÀLEX.- Estamos encerrados, sin poder salir. Vete a saber lo que lanzan. ¿Qué me dirás?
¿Que han sufrido mucho? ¿Que es normal? ¿Que esto es un momento histórico?
EVA.- Sí. Para ellos/
ÀLEX.- No sabemos ni qué reclaman, ni quiénes son, ni cómo se han organizado/
EVA.- ¿Y qué?
ÀLEX.- ¿Sabes? Te repites y eres tan...
EVA.- ¿Tan qué?
ÀLEX.- Me parece una manera tan simple... Sí, eso, simple... de intentar justificar que
un grupo de exaltados/
EVA.- ¿Por qué te pones así?
ÀLEX.- ¿Cómo?
EVA.- Ahora. De repente. De esta manera.
ÀLEX.- ¡Acabarán incluso agujereando las paredes!
EVA.- Como si esta gente te hubiesen/
ÀLEX.- ¿Es que no los oyes?

26
EVA.- ¡Claro que lo oigo! No han parado desde/
ÀLEX.- ¡No se cansan!
EVA.- De repente te pones así contra esa gente. También conmigo.
ÀLEX.- ¿Contigo?
EVA.- Parece que te ríes de lo que digo. "Simple". Has dicho "simple" y lo has dicho
con ese tono...
ÀLEX.- ¿Sabes qué te pasa?
EVA.- No. ¿Lo sabes tú? Di, ¿qué me pasa?
ÀLEX.- Saliste a la calle, respiraste un poco de su euforia y ya piensas que sabes algo
de esa gente.
EVA.- Al menos yo fui.
ÀLEX.- No hace falta que me lo recuerdes. Decidiste que no se hablaba más pero, a la
mínima que puedes, eres tú la que no puedes evitarlo.
EVA.- Y a ti, ¿sabes qué te pasa? Sabes perfectamente que aunque hubieses podido, no
lo habrías hecho.
ÀLEX.- Todo eso que dices es muy bonito. Queda muy bien. Pero recuerda dónde
estamos y qué hemos venido a hacer.
EVA.- Lo sé.
ÀLEX.- Hace un momento estabas impaciente porque no sabemos nada/
EVA.- ¿Y eso qué quiere decir?
ÀLEX.- Te llenas la boca de/
EVA.- ¿De qué?
ÀLEX.- Filosofía barata. Eres la primera que espera que esta situación acabe, porque si
no, sabes que estamos perdiendo el tiempo/
EVA.- No mezcles las cosas. Claro que lo quiero, pero recuerda que ha nacido en este
país/
ÀLEX.- ¡Y ya lo amas! ¡Y también a esta gente! Ah, claro... ¡es eso!
EVA.- Eres/
ÀLEX.- Hace cuatro días te la sudaba esta gente y este país.
EVA.- ¿Cómo puedes decir/
ÀLEX.- Lo digo porque es verdad y si dices lo contrario, mientes. ¿Qué coño sabes tú
lo que está pasando?
EVA.- Me gustaría/
ÀLEX.- ¿Qué?
EVA.- ¿Me quieres escuchar?
ÀLEX.- Lo que oigo es que nos lanzan todo lo que pueden. Esto también se lo podrás
contar un día a la niña, cuando sea mayor: que cuando vinimos a buscarla, su gente nos
odiaba de tal manera que si hubieran podido nos habrían matado.
EVA.- No me lo puedo creer...
ÀLEX.- A ti también. No seas ingenua. ¿O no te acuerdas de que ayer te dieron un
golpe en la cabeza y te robaron la cámara?
EVA.- ¿Y me llamas a mí simple? ¡Lo de la cámara no tiene nada que ver!
ÀLEX.- Sí, claro, ¡pero te la quitaron!
EVA.- Me la/
ÀLEX.- Quitaron. Sí, quitaron.
EVA.- En el fondo lo que te molesta es que perdiese la cámara/
ÀLEX.- No: tu actitud. Esta especie de/
EVA.- Sí: “Filosofía barata”.
ÀLEX.- Y el pensar que cualquier cosa que pase, un día, cuando sea mayor, será
importante y se la tendremos que contar.

27
EVA.- Es normal. Es su país. Me gustaría contarle.
ÀLEX.- ¿Sí?
EVA.- Claro.
ÀLEX.- ¿Y qué sabes, eh?
EVA.- Me interesa/
ÀLEX.- ¡Ah! ¡Claro! Te interesa/
EVA.- Sí.
ÀLEX.- Pues vete pensando también qué le contarás y qué no.
EVA.- Que yo me sentí cerca de esta gente y de lo que/
ÀLEX.- Y yo no.
EVA.- Has dicho que son un grupo de exaltados.
ÀLEX.- Pues sal ahora.
EVA.- Pues si pudiese/
ÀLEX.- ¿Qué harías? ¿Volverías a irte?

Pausa.

EVA.- Sí.
ÀLEX.- ¡Bah! ¿Qué te crees que somos para ellos?
EVA.- ¡Al menos ellos no me ven como una mujer a la que tuvieron que vaciar!

Pausa larga.

ÀLEX.- Eso no lo he dicho nunca.


EVA.- Peor: no eres capaz, pero lo piensas.
ÀLEX.- No. No...
EVA.- Claro que sí, hasta para reconocerlo eres un cobarde.

ÀLEX sale de la habitación.


Pausa larga.
Después de unos segundos, EVA se sienta en la cama. Lanza un grito.
Es un grito desgarrador, casi animal.

28
2.

Hall del hotel.

LAURA está sentada. Toma un dry martini.


ÀLEX se acerca.

ÀLEX.- ¿Se puede saber qué quieres?


LAURA.- ¿De qué hablas?
ÀLEX.- ¿Por qué fuiste a nuestra habitación?
LAURA.- ¿Y qué?
ÀLEX.- ¿Y qué?
LAURA.- Sí, ¿y qué?
ÀLEX.- ¿Qué le contaste a mi mujer?
LAURA.- ¿De qué?
ÀLEX.- Me parece que he sido muy claro: ¿por qué fuiste a nuestra habitación y qué le
contaste a mi mujer? ¿Qué...? ¿Qué se supone...? ¿Qué pretendes?
LAURA.- Nada.
ÀLEX.- ¿Te ríes de mí?
LAURA.- No.
ÀLEX.- ¿Te burlas de mí en mi propia cara?
LAURA.- No.
ÀLEX.- Mira...
LAURA.- ¿Qué?
ÀLEX.- No te vuelvas a acercar ni a ella, ni a mí.
LAURA.- ¿Por qué?
ÀLEX.- No me quiero volver a cruzar contigo, ni que te nos acerques. A ninguno de los
dos. ¿Me has entendido?
LAURA.- Eso que me pides es difícil. No sabemos si esta situación se alargará muchos
días y mientras no nos dejen salir... Sabes que eso que me pides es muy complicado. No
pretenderás que me quede encerrada en la habitación para no encontrarnos. Haz como el
resto de la gente y quédate con tu mujer. Pero a mí no me lo pidas.

Pausa.

ÀLEX.- ¿Por qué lo haces?


LAURA.- ¿El qué?
ÀLEX.- ¿Por qué te me acercaste y...?
LAURA.- ¿Qué?
ÀLEX.- ¿Qué querías?
LAURA.- Fuego.
ÀLEX.- No.
LAURA.- Quería fuego.
ÀLEX.- Eres...
LAURA.- ¿Qué?
ÀLEX.- ¿Qué quieres?

29
LAURA saca un paquete de tabaco.

LAURA.- Fuego. (Saca un cigarrillo del paquete.) ¿Tienes fuego?


ÀLEX.- No. No fumo. Ya te lo dije.
LAURA.- (Mientras saca un encendedor y enciende un cigarrillo.) Me lo dijiste, pero
en cambio/
ÀLEX.- Si te vuelves a acercar/
LAURA.- ¿Qué harás? ¿Me volverás a dar una bofetada, como ayer?
ÀLEX.- No.
LAURA.- ¿Por qué?
ÀLEX.- Te aseguro que ganas no me faltan.
LAURA.- Pues hazlo.
ÀLEX.- No.
LAURA.- No te cortes.
ÀLEX.- Estás...
LAURA.- Venga... adelante.
ÀLEX.- ¿Qué quieres?
LAURA.- Ya tengo fuego y ahora... Si no puedes darme nada más, vete.

Pausa.
ÀLEX no se mueve.

ÀLEX.- ¿No vas a contarme por qué fuiste a nuestra habitación?


LAURA.- Me sentía sola.
ÀLEX.- ¿Sola?
LAURA.- Sí. Sola.
ÀLEX.- Ya...
LAURA.- Tanto como te podías sentir tú cuando no sabías dónde estaba tu mujer.
Quizá, incluso, tan sola como ella.
ÀLEX.- ¿De dónde has sacado que/
LAURA.- No hace falta ser muy inteligente.
ÀLEX.- ¿Por qué lo dices? (Pausa.) ¿Te lo ha dicho ella?
LAURA.- No.
ÀLEX.- Pues no sé de dónde lo sacas.
LAURA.- ¿Crees que tendría que haberme contado que se siente sola para saberlo?
ÀLEX.- Entonces, ¿qué te dijo?
LAURA.- ¿Y a ti? ¿Qué te ha contado?
ÀLEX.- Que te presentaste en nuestra habitación. Que sabías de dónde éramos y que
tenías ganas de hablar y que estuviste allí charlando con ella un buen rato.
LAURA.- Fue exactamente así. ¿Y qué más?
ÀLEX.- ¿Qué quieres decir?
LAURA.- ¿Te ha dicho de qué hablamos?
ÀLEX.- Que os conocisteis y nada más.
LAURA.- Si te ha dicho eso, no sé qué te preocupa. (Pausa.) ¿Y tú? ¿Qué le has dicho
tú?
ÀLEX.- ¿De qué?

30
LAURA.- ¿Le has dicho que también me conocías?
ÀLEX.- No.
LAURA.- ¿No?
ÀLEX.- Sí.
LAURA.- ¿En qué quedamos?
ÀLEX.- Que ayer nos habíamos presentado.
LAURA.- ¿Sólo eso?
ÀLEX.- Sí.
LAURA.- ¿Qué es lo que te preocupa?
ÀLEX.- Que ayer fueras a nuestra habitación. Que esta mañana me hayas saludado a
mí, y a ella no.
LAURA.- Ah... Ahora lo entiendo...
ÀLEX.- ¿Qué?
LAURA.- Ha visto que te saludaba y, por eso te ha dicho que fui a vuestra habitación y
tú/
ÀLEX.- Me has saludado y a ella ni la has mirado. Lo has hecho adrede.
LAURA.- Posiblemente ahora le preocupa más lo que no le has contado tú, que lo que
le pudiera decir yo.
ÀLEX.- ¿Qué le dijiste?
LAURA.- Eva/
ÀLEX.- No hables como si la conocieses.
LAURA.- Tiene razón cuando dice que...
ÀLEX.- ¿Qué?
LAURA.- Que eres un buen chico. Un buen chico y punto. Un poco simple. Desde que
has llegado debes de haberme hecho la misma pregunta tres o cuatro veces.
ÀLEX.- Dudo que te dijese eso.
LAURA.- ¿Sí? (Pausa.) Empezasteis a salir muy jóvenes. No eras especialmente
brillante y te había costado acabar el instituto. Sólo querías quitártelo de encima y
ponerte a trabajar, y es lo que hiciste. Ella tenía alguna inquietud más y fue a la
Universidad. Cada tarde, cuando salías de trabajar, ibas a buscarla con tu coche. Os
casasteis enseguida. A ella le ofrecieron ir a trabajar un año fuera, en una editorial. Era
una buena oportunidad. Buenísima. Lo ha pensado tantas veces que era una oportunidad
única... pero dijo que no. ¿Qué haría un chico como tú, que con mucho esfuerzo sacó la
secundaria, en un lugar en el que no sabes ni hablar su lengua? Y ahí seguís: tú con tu
trabajo de cuando tenías dieciséis años y ella resignándose en una revistilla local.
¿Cuántos años tenéis ahora?
ÀLEX.- (...)
LAURA.- Sabiendo lo que me habías contado que le pasó a ella... Tuvo que pasarlo
muy mal, pobre chica. También un chico como tú.
ÀLEX.- ¿Qué quieres decir?
LAURA.- Que habíais pasado algún momento muy difícil, como no me podía ni
imaginar, y que tú estuviste siempre a su lado. Que le pasara aquello en un estado tan
avanzado/
ÀLEX.- ¡Calla! No te lo tendría que haber contado.
LAURA.- Está agradecida. De verdad que lo está. Está en deuda contigo, pero...
ÀLEX.- ¿Qué?
LAURA.- Quizás si hubiera sabido que las cosas iban a ir de esa manera, no habría
renunciado a aquella oportunidad, ni tampoco te habría necesitado ahora.
ÀLEX.- (...)
LAURA.- Al menos podréis decir que habéis estado aquí en un momento como éste.

31
ÀLEX.- (...)
LAURA.- ¿Qué pasa? ¿No dices nada?

Pausa.

ÀLEX.- Tengo treinta y ocho años.

Pausa.

ÀLEX.- ¿Qué te hace reír?


LAURA.- Que me hayas dicho tu edad.
ÀLEX.- Tengo treinta y ocho años. Me lo has preguntado y te he contestado. No le veo
la gracia.
LAURA.- Es de una ternura estremecedora.
ÀLEX.- (...)
LAURA.- También que tu mujer piense que conseguirá algo.
ÀLEX.- ¿De qué?

Pausa

LAURA.- Si ahora subes arriba, a vuestra habitación, no la encontrarás.

Pausa.

ÀLEX.- ¿Y dónde se supone que está?


LAURA.- Ha ido a mi habitación, a buscar a mi marido.
ÀLEX.- ¿Qué coño dices?
LAURA.- Vete. Compruébalo.
ÀLEX.- ¿Por qué lo haces?
LAURA.- (Encogiéndose de hombros.) No sé. Te aseguro que no lo sé. Y tampoco es
que me sienta demasiado... (Pausa.) No sé por qué lo hago. De verdad que no lo sé. Me
gustaría tener una respuesta, pero tampoco la tengo. (Coge otro cigarrillo.) ¿En serio
que no quieres?
ÀLEX.- No. ¿Qué te hace pensar/
LAURA.- Le dije que si le quería encontrar, por la mañana le dejaría solo en la
habitación. Que lo intentara.
ÀLEX.- ¿Intentar qué?
LAURA.- Nada más llegar al hotel y cruzárselo, lo reconoció. Te lo dijo. Me di cuenta.
ÀLEX.- (...)
LAURA.- Le admira. No me preguntes por qué, pero le admira.
ÀLEX.- ¡Bah!
LAURA.- ¿Qué?

32
ÀLEX.- Y le dijiste que fuera a la habitación de tu marido... ¿Cómo quieres que/
LAURA.- Conozco perfectamente a mi marido. Algunas veces, en Barcelona, salía e iba
a los sitios precisos, solamente porque aún alguien lo reconociera. Sé lo que necesita.
No me asusta una chica joven que le dirá que lo admira y que como mucho...
ÀLEX.- ¿Qué?
LAURA.- Ya lo sabes. Sé perfectamente lo que puede pasar. No sería la primera vez. Ni
la última. Se ha ido muchas veces de casa. También aquí, se ha ido y me ha dejado sola.
A veces varios días. Pero siempre acaba volviendo.
ÀLEX.- ¿Por qué tendría que ir? Ella...
LAURA.- Ella, ¿qué?
ÀLEX.- (...)
LAURA.- ¿Por qué no? Ella no te necesitaba para nada cuando salió del hotel.

Pausa.

ÀLEX.- (Refiriéndose al paquete de tabaco que LAURA tiene en la mano.) ¿Me darías
uno? (Pausa.) Por favor...

33
3.

Habitación 301.

EVA está sentada en la cama y JAUME en una de las butacas.


JAUME fuma mientras escucha a la chica.

EVA.- Estaba desconcertada. Aturdida. Todavía lo estoy.


JAUME.- Es comprensible. Debemos esperar. Sólo podemos esperar.

Pausa.

EVA.- Había estado toda la mañana fuera, en la calle. Acababa de llegar al hotel y/
JAUME.- ¿Pudiste salir?
EVA.- Necesitaba hacerlo. Quería estar allí. Verlo con mis propios ojos.
JAUME.- Pero no era muy recomendable/
EVA.- Al principio, en medio de la multitud, tuve la sensación de que todo el mundo
me miraba extrañado. Como si no entendiesen qué hacía allí en medio.
JAUME.- Era peligroso. Para alguien como/
EVA.- Sí. Supongo. (Pausa.) Oí disparos y la gente empezó a gritar y correr. Supongo
que eran disparos al aire para disolver los disturbios. No lo sé. Fue muy rápido y
confuso. No me podía mover. Juro que no sé qué me pasó, que no podía moverme. Me
encontré en medio de la multitud. Entre golpes y empujones. No se podía circular por
ninguna parte. Había tanta gente que era como si estuviéramos unos encima de otros.
Apilados. Como animales. Un nudo. Un nudo de personas que intentan soltarse. Quería
salir y no sabía por dónde, ni cómo. Me aplastarían, se me acabaría el aire y me
ahogaría. No entendía qué decían y aún me angustiaba más. Si duraba mucho, no podría
soportarlo y me entraría un ataque de pánico o... vete a saber qué. Y allí en medio, sin
poder moverme, mi frente rozaba la cara de uno de aquellos hombres. Amontonados,
era imposible hacer ni un movimiento. No le veía la cara. Sentía mi cabeza contra su
mejilla. También su cuerpo. Me estaban aplastando y era como si mi cabeza reposara
sobre su hombro y su cuerpo me protegiera. Quizás era yo la que le protegía. No sé
cuánto tiempo estuvimos así. No tengo ni idea. No sabría explicar qué me pasó. Aquel
hombre dijo algo en su lengua y... me tranquilizó. No entendía lo que me estaba
diciendo, pero me tranquilizó. Sentí una... (Pausa.) Admiración. Sí, admiración.
Admiración por aquel hombre que había salido a la calle y se había quedado pegado a
mí... ¿Me invitaría a un cigarro?
JAUME.- (Cogiendo el paquete de tabaco.) Sí, claro. Toma.
EVA.- Me sentí tan... (JAUME le da un cigarrillo.). Gracias. Como si nunca me hubiera
sentido tan unida a alguien. (Pausa larga.) No sé qué me pasó. (Pausa.) Como si
alguien hubiera hecho un simple movimiento y hubiera deshecho ese nudo, la gente
empezó a separarse. A dispersarse. Seguíamos pegados. No sabría decir por qué.
Tampoco cuánto tiempo duró. La multitud se abría. Todavía gritaban. Corrían y
gritaban. Nosotros, como si nos hubiésemos encontrado y quedado atrapados. Allí. De
aquella manera. No nos llegamos a mirar. Hubiera llorado. Finalmente se separó de mí.
(Cruzando los brazos y cogiendo con las manos la parte más alta de sus brazos.) Me
cogió aquí, fuerte, con las dos manos. Se fue. No sé por qué lo hizo. Tampoco por qué

34
no reaccioné. Yo inmóvil, en medio de la calle... La gente continuaba corriendo y
gritando. Oí sirenas. Deambulaba buscando a aquel hombre. Lo estuve buscando un
buen rato. No le había visto la cara, pero estaba segura de que lo reconocería. No lo
conseguí. No. (Pausa.) Me pasó por la cabeza. No volver. Perderme y no volver. Pero
me encontré caminando hacia el hotel. Ya era tarde. Cogí la cámara, le quité la tarjeta
de memoria y me la guardé en el bolsillo. Me deshice de la cámara. No de la tarjeta. La
tarjeta, no. (Pausa.) Llegué y subí a la habitación. Àlex me estaba esperando. Llevaba
todo el día esperando. Hubiera preferido encontrarle durmiendo, tal y como lo había
dejado cuando me fui. Volver, quitarme la ropa y tumbarme en la cama, como si todo
aquello hubiera sido un sueño. O una pesadilla. Pero no. Llegué y estaba en la
habitación, sentado, esperando. Asustado. También enfadado. Yo también lo estaba. No
sé por qué. (Pausa.) Me molestaba. (Pausa.) Hubiera preferido no encontrarlo. No tener
que hablar. Que no me tocase. Le habría insultado. Le conté esa historia. No sé por qué.
Que había perdido la cámara; que alguien me había dado un golpe; que había estado
inconsciente un buen rato. Se preocupó y... Ni siquiera quería que se preocupase, ni que
me preguntara nada. También me molestaba eso. Y le habría dicho...
JAUME.- ¿Qué?
EVA.- Nada. Es igual. Pero no. No lo hice. Sólo quería que las cosas se quedaran como
estaban antes de haber salido a la calle.
JAUME.- Una mentira sin importancia.
EVA.- ¿Sí?

Pausa.

JAUME.- No lo sé.
EVA.- Yo tampoco.
JAUME.- ¿Se lo contarás?
EVA.- No. No... Claro que no.
JAUME.- ¿Por qué has venido aquí?
EVA.- No lo sé. Estaba desconcertada. Ya se lo he dicho. Todavía lo estoy.

Pausa.

JAUME.- Es cuestión de esperar.


EVA.- ¿Esperar qué?
JAUME.- Es lógico. Todo ha ido muy rápido y... Os habéis encontrado aquí en medio,
en un país que no conocéis y... Estuviste ahí fuera y... Se movilizaron en cuestión de
horas y... Quizá todo se quede en nada. Hay que ver cómo evoluciona, qué reclaman, si
realmente están organizados, cómo responde el gobierno...
EVA.- No...
JAUME.- ¿No qué?

Pausa.

35
EVA.- Desconcertada... Desbordada por... como si todo esto de ahí fuera, me estuviera
pasando por dentro.

Pausa.

JAUME.- Ya.

Pausa larga.

JAUME.- Yo... No quisiera parecer... Debería escribir. Tengo que entregar un artículo.
Me han pedido/
EVA.- ¿Me dejaría quedar? Sólo un rato. Por favor.

36
4.

Habitación 302.

ÀLEX está sentado. Entra EVA.

EVA.- ¿Qué hace la ventana abierta?


ÀLEX.- ¿Dónde estabas?
EVA.- Ciérrala.
ÀLEX.- Te he buscado por todas partes. No te encontraba.
EVA.- ¿Has estado fumando?
ÀLEX.- No sabía dónde estabas.
EVA.- ¿Dónde tienes la cabeza? ¡Nos dijeron que no las abriésemos!
ÀLEX.- Por todas partes. No te encontraba.
EVA.- He dado una vuelta.
ÀLEX.- Estamos en el tercer piso. No puede entrar nada.
EVA.- He ido...
ÀLEX.- ¿A dónde?

Pausa.

EVA.- ...a dar una vuelta. Nos debimos de cruzar.


ÀLEX.- Es una precaución estúpida. Hasta aquí no llegan.
EVA.- Por suerte... (Al lado de la ventana, antes de cerrarla.) Todo está tranquilo.
Parece que no pasa nada.
ÀLEX.- He estado más de una hora en el hall, sin moverme.
EVA.- Todavía se oye ruido. Deben de estar en alguna otra parte.
ÀLEX.- Me he fumado un cigarro, sí. Me lo acabo de fumar.

Pausa larga.
Casi un silencio.

EVA.- Hace dos años que no fumamos.


ÀLEX.- Lo necesitaba.
EVA.- Quedamos en que no.
ÀLEX.- Es lo que hay.

Pausa.

EVA.- ¿De dónde lo sacaste?


ÀLEX.- He pedido uno, en el hall.
EVA.- ¿A quién?

37
Pausa.

ÀLEX.- A un hombre.
EVA.- ¿Quién?
ÀLEX.- No lo sé. Fumaba, y se lo pedí.
EVA.- A alguien que no conocías de nada.
ÀLEX.- Mejor eso que comprar un paquete.
EVA.- ¿No lo habrás hecho?
ÀLEX.- No. He pedido uno.
EVA.- ¿Sí?
ÀLEX.- No te engaño. Uno solo.
EVA.- Podías fumar en el hall. No hacía falta que vinieses aquí.
ÀLEX.- No quería que me encontrases fumando/
EVA.- ¿Dónde?
ÀLEX.- Si me hubieses encontrado en ell hall, me habrías/
EVA.- ¿Te preocupaba eso?
ÀLEX.- A nadie le importa.
EVA.- Ni siquiera el esfuerzo de ocultármelo.
ÀLEX.- ¿Habrías preferido que te mintiera?
EVA.- ...que no lo hubieses hecho.
ÀLEX.- Esta situación/
EVA.- ¿Qué te piensas? ¿Que eres el único?
ÀLEX.- Estoy/
EVA.- No estás. Estamos. Todos. Encerrados. También he tenido oportunidades. Pero
ni una calada. Ni una sola. Dijimos que no.
ÀLEX.- Me acuerdo.
EVA.- A medias y dijimos que el último. Y nunca más. Yo no. Ni uno solo. Pero tú...
ÀLEX.- Lo siento.
EVA.- Esta situación te sobrepasaba.
ÀLEX.- Lo necesitaba.
EVA.- Sí, lo has dicho. “Lo necesitabas”.
ÀLEX.- Sí.
EVA.- ¿Ha sido el primero?
ÀLEX.- En dos años.
EVA.- ¿Me lo tengo que creer?
ÀLEX.- Sí.
EVA.- Yo ni uno.
ÀLEX.- Lo siento.
EVA.- Cada vez que te hayas podido sentir/
ÀLEX.- Te lo juro.
EVA.- ¿Me lo juras?
ÀLEX.- Sí.
EVA.- ¡Mierda!

Pausa larga.
Se oye de nuevo un rumor en la calle, que se irá aproximando progresivamente.

38
ÀLEX.- No quería...
EVA.- ¿Qué?
ÀLEX.- No quería hacerlo.
EVA.- Yo también he tenido momentos que...
ÀLEX.- Lo sé.
EVA.- Momentos que/
ÀLEX.- Sí.
EVA.- Difíciles/
ÀLEX.- Siempre he estado a tu/
EVA.- Ha habido tantas veces, durante todo este tiempo/
ÀLEX.- Sé que yo... Quizá no he sido como esperabas/
EVA.- No. No... No... Déjalo.

Pausa.

ÀLEX.- Lo siento de verdad.


EVA.- Ya...
ÀLEX.- Te he buscado por todas partes.
EVA.- ¿Y qué?
ÀLEX.- Lo llevaba en el bolsillo... “Si la encuentras...”. Lo romperé. No me lo fumaré.
EVA.- ¿Te has fumado un cigarro porque no sabías dónde estaba?
ÀLEX.- Ya te lo he dicho. Te he buscado por todo el hotel.
EVA.- El otro día por la mañana...
ÀLEX.- ¿Qué?
EVA.- ¿También lo hiciste?
ÀLEX.- No. Sólo éste. Si te hubiese encontrado...
EVA.- ¡Qué coño! Todavía resultará/
ÀLEX.- Te juro que no quería... Siempre, siempre he querido hacerlo bien. Nada más
que eso. Sólo hacerlo bien y que te sintieses bien a mi lado. Sé que...
EVA.- ¿Qué?
ÀLEX.- Que has renunciado... a cosas/
EVA.- Sí.
ÀLEX.- /que querías/
EVA.- Déjalo.
ÀLEX.- No.
EVA.- Déjalo.
ÀLEX.- Renunciaste...
EVA.- ¡Te digo que lo dejes!
ÀLEX.- Sé que/
EVA.- ¿Y qué?
ÀLEX.- Me fumo este cigarro y es como si estuviese igual. Como si estuviese en el
mismo punto. Como si no hubiera conseguido nada. No quería hacerlo. Me siento mal
por haberlo hecho. ¡Como un inútil! De verdad que lo siento, que lo siento mucho... No
sé por qué me lo he fumado. No debería haberlo hecho, pero... En todo este tiempo/
EVA.- ¿Qué?
ÀLEX.- Sé que... Te arrepientes/

39
EVA le da una bofetada.
ÀLEX se cubre la cara con las manos.
Se hace un largo silencio.

EVA.- Àlex...
ÀLEX.- Lo siento. De verdad que lo siento.
EVA.- Àlex... No llores, por favor.
ÀLEX.- Quería que estuviésemos bien. Sólo eso.

El rumor de la calle es cada vez más fuerte.

EVA.- Mierda... Ya vuelven... Los gritos y los golpes... ¡Que paren de una vez! ¡Que
paren o nos acabaremos volviendo locos!

40
{NOCHE Y MADRUGADA DÍA 3}

41
1.

Hall del hotel.

El espacio tenuemente iluminado. Algunos reflejos del exterior que provienen de la


calle: luces azuladas de vehículos policiales y de algún fuego encendido.
ÀLEX duerme en una de las butacas. A su lado está JAUME con un vaso de whisky.

JAUME.- No se asuste, se ha quedado dormido.


ÀLEX.- ¿Qué hora es?
JAUME.- Las dos, quizá las dos y cuarto.
ÀLEX.- (Levantándose.) ¿Qué está pasando?
JAUME.- Afuera, en la calle, han quemado algo. Vete a saber... Hay soldados. Aquí la
luz se ha ido. Va y vuelve.
ÀLEX.- ¿Llevo mucho tiempo dormido?
JAUME.- No sé cuánto hace que está aquí. Cuando yo llegué ya dormía.
ÀLEX.- Serían la una pasadas. Quizás la una y media. No podía dormir. Me he vestido
y he bajado aquí. Todo estaba tranquilo.
JAUME.- Hace un rato le aseguro que esto no tenía nada de tranquilo.
ÀLEX.- ¿Qué ha pasado?
JAUME.- No sé cómo lo han hecho pero han llegado hasta aquí. Aquí mismo. Han
atravesado el cordón del ejército. Han comenzado a dar golpes contra el cristal. Por un
momento parecía que lo romperían. Y han quemado algo... ¿De verdad que no ha oído
nada?
ÀLEX.- No.
JAUME.- Era como ver una noticia de la CNN en una pantalla enorme. Aquí. Casi
como si en cualquier momento fuesen a romper la pantalla y lanzarse sobre nosotros.
ÀLEX.- Hostia...

El hombre ríe.
Coge el tabaco. Se lo ofrece a ÀLEX, que coge uno.
Los dos se ponen a fumar.

ÀLEX.- Yo dormía como si nada.


JAUME.- Sí.
ÀLEX.- ¿No se ha asustado?
JAUME.- Me da un poco de vergüenza admitirlo.
ÀLEX.- ¿El qué?
JAUME.- Algo así...
ÀLEX.- ¿Qué quiere decir?
JAUME.- Me ha parecido tan emocionante que he estado a punto de despertarlo.
ÀLEX.- Se lo agradezco.
JAUME.- ¿El qué?
ÀLEX.- Que no lo haya hecho.

42
JAUME.- He preferido quedármelo para mí solo. Un hombre ha empezado a dar
cabezazos contra el cristal. Aquí. No sé si quería atacarnos o, simplemente, que
viéramos cómo se reventaba la cabeza.
ÀLEX.- ¿Eso hacía?
JAUME.- Quizá sólo quería entrar aquí dentro.
ÀLEX.- ¿Cómo era ese hombre?
JAUME.- No lo sé. Me parecen todos iguales. Sería incapaz de recordar su cara.
(Pausa.) Es sorprendente. Estos cristales son tan duros que no dejan pasar ni un poco de
ruido. Gritaba, pero no se oía nada. Era como ver en vivo un documental de la CNN,
pero mudo. Es curioso, en las habitaciones es mucho más escandaloso, se oye el ruido
de los golpes. Aquí, en cambio, se ve como si estuvieras dentro, pero como una película
muda. No se oía nada. Se lo aseguro. Absolutamente nada. Y ni una grieta. ¿Esto será
cristal?
ÀLEX.- ¿De verdad que no se ha asustado?
JAUME.- También lo intentaron anoche. Aprovechan la oscuridad y el descanso,
pensando que será más fácil. Que alguien bajará la guardia y que entonces, sí. Pero no.
Son como hienas.
ÀLEX.- ¿Y en ningún momento ha pensado que/
JAUME.- No. El conserje me ha dicho que mejor subiera la habitación. También me lo
dijo ayer. Le he preguntado si había peligro/
ÀLEX.- ¿Qué le ha contestado?
JAUME.- Que es imposible que rompan estos cristales. Ni aunque fueran veinte
hombres.
ÀLEX.- ¿En serio?
JAUME.- "Si es imposible que rompan los cristales, prefiero quedarme aquí. Es cierto
que pone los pelos de punta, pero no puedo dejar de mirarlo". Le he dicho eso.
ÀLEX.- Ya...
JAUME.- ¿Le molesta ahora que no le haya despertado?
ÀLEX.- No.
JAUME.- ¿Se encuentra bien?
ÀLEX.- Supongo que sí.
JAUME.- Era real. Ahora no se piense que lo ha estado soñando.
ÀLEX.- ¿El qué?
JAUME.- Lo que ha ocurrido. También esta conversación. Usted y yo.
ÀLEX.- ¿Por qué iba a pensarlo?
JAUME.- Aún está adormecido.
ÀLEX.- No lo crea.
JAUME.- Las luces de la calle pueden dar una falsa sensación de irrealidad. Si ahora se
volviera a quedar dormido, cuando se despertarse, el hotel podría volver a tener luz y si
yo no estuviera aquí, a su lado, podría pensar que lo ha soñado. Pero no es un sueño. Un
hombre se ha abierto la cabeza aquí mismo. (Señalando delante de él.) Aquel hombre
ha puesto todas sus fuerzas, tal vez para que lo viésemos, y dentro de poco seguramente
no quedará ni rastro.
ÀLEX.- Este hombre... ¿Qué ha...?
JAUME.- ¿Qué ha pasado con este hombre?
ÀLEX.- Sí...
JAUME.- Dos soldados lo han cogido por los brazos. Seguía dando cabezazos contra el
cristal. Dios mío, le tendría que haber despertado. ¡Qué furia! Dos soldados y parecía
que no podrían despegarlo de aquí delante.
ÀLEX.- Ya...

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JAUME.- No han sido ellos los que han conseguido detenerlo. Han sido sus propios
golpes, que lo han ido debilitando. Los soldados se lo han llevado, medio arrastrándolo.
Todavía hacía algún movimiento.
ÀLEX.- Ya...
JAUME.- ¿Ya?
ÀLEX.- No sé. Por decir algo.
JAUME.- Le aseguro que no había visto nunca nada igual. Si no lo cree, fíjese en todo
este rastro que ha dejado sobre el cristal.

ÀLEX se adelanta a un primer término.


Se acerca al cristal para comprobarlo.

JAUME.- Esta marca es de aquel hombre. No creo que tarden mucho en limpiarlo.

Pausa.

ÀLEX.- ¿También bajó anoche?


JAUME.- Sí.
ÀLEX.- Y hoy también.
JAUME.- Sí.
ÀLEX.- ¿Por qué?
JAUME.- Laura, mi mujer, tiene el sueño ligero. Creo que no he conocido a nadie tan
frágil como ella. El otro día, en la habitación de al lado, se oía ruido. Una pareja que
hacía el amor. Comenzó a dar golpes en la pared, con aquella rabia.
ÀLEX.- ¿Su mujer?
JAUME.- Sí, ella. Pensé que si seguía, tendría que cogerla por los brazos para detenerla.
Pero no. Se fue calmando, se levantó y se encerró en el baño. Debió de lavarse la cara,
volvió a la cama y se puso a dormir. No nos dijimos nada, pero puedo notar su ansiedad
cuando duerme.
ÀLEX.- Todos estamos/
JAUME.- Sí, todo el mundo lo está. La misma ansiedad que... Fíjese, ayer una chica se
presentó en mi habitación.
ÀLEX.- ¿Una chica?
JAUME.- Sí.
ÀLEX.- ¿No la conocía?
JAUME.- No.
ÀLEX.- ¿Y qué quería?
JAUME.- No lo sé. Se puso a hablar de mí -soy escritor, ¿sabe? -. También de ella, de
lo que está pasando estos días aquí. No habían pasado ni unos segundos y ya había
dejado de escucharla. Era como cuando oigo el ruido de ahí fuera, al principio parece
fuerte, pero acaba convirtiéndose en un rumor y nada más. No sé qué querría. Supongo
que ella debía de pensar que hablaba sobre algo que me podía resultar mínimamente
interesante. No tengo ni idea. Yo tenía la cabeza en otra parte y de una forma educada
insinué que quería escribir un rato más -le he dicho que escribo, ¿verdad? - y me pidió
"por favor" que la dejara quedarse un rato, sólo un rato nada más.
ÀLEX.- ¿La dejó quedarse?

44
JAUME.- Sí.
ÀLEX.- ¿Por qué?
JAUME.- Me pareció que lo necesitaba.
ÀLEX.- ¿Y qué pasó?
JAUME.- Se puso a llorar.
ÀLEX.- ¿De repente?
JAUME.- Sí.
ÀLEX.- ¿Sin que pasara nada?
JAUME.- Sí.
ÀLEX.- ¿Por qué?
JAUME.- No lo sé. Tampoco me lo contó.
ÀLEX.- ¿Y qué hizo?
JAUME.- Le dije que si la podía ayudar en algo y me dijo que no, que "muchas
gracias"... y entonces sí, se fue.
ÀLEX.- Qué extraño.
JAUME.- Sí.

Pausa larga.

JAUME.- ¿Cómo es que ha venido aquí?


ÀLEX.- Con mi mujer, hemos venido a adoptar una niña.
JAUME.- Eso es una buena noticia.
ÀLEX.- Sí, supongo que sí.
JAUME.- ¿Supone?
ÀLEX.- Sí. Sí... Quería decir que sí.

Pausa.

ÀLEX.- Usted/
JAUME.- No. No tenemos. No hemos querido tener.
ÀLEX.- No me ha dado ni tiempo a acabar la pregunta.
JAUME.- ¿Me iba a preguntar eso, no?
ÀLEX.- Sí.
JAUME.- Pues ya se lo he dicho. No.

Pausa larga.

ÀLEX.- La chica que se presentó en su habitación creo que es mi mujer.


JAUME.- ¿Qué le hace pensar eso?
ÀLEX.- ¿A qué hora fue?
JAUME.- Hacia el mediodía.
ÀLEX.- Era mi mujer.
JAUME.- Me lo he imaginado...
ÀLEX.- ¿Por eso me lo ha contado?

45
JAUME.- Sí.
ÀLEX.- Ya...
JAUME.- ¿Tiene idea de qué querría?

Pausa.

ÀLEX.- No... No. No.


JAUME.- ¿Y de por qué se puso a llorar?
ÀLEX.- Tampoco.
JAUME.- Ya.
ÀLEX.- ¿Le dijo que hemos venido a adoptar una niña?

Pausa.

JAUME.- No. Al menos no lo recuerdo. Creo que no me dijo nada.


ÀLEX.- ¿No?

Pausa.

JAUME.- Sí. Me lo contó.

Pausa.

ÀLEX.- ¿Le puedo pedir algo?


JAUME.- ¿Qué?
ÀLEX.- Si la vuelve a ver, no le diga que me lo ha contado. Ni que hemos hablado. Se
lo pido por favor.
JAUME.- Esté tranquilo.
ÀLEX.- Se lo agradezco mucho.
JAUME.- Ni tampoco que yo le he contado que vino a mi habitación.
ÀLEX.- No. Tampoco.

Pausa larga.
Casi un silencio.
ÀLEX hace ademán de irse.

JAUME.- ¿Se da cuenta? Un hombre acaba de abrirse la cabeza ante nosotros. No


sabemos absolutamente nada de esta gente. Vosotros venís a buscar un hijo. Nosotros
hemos estado viviendo aquí una temporada. Yo he escrito artículos y artículos contando
que me gusta este lugar porque la gente es alegre y sabe vivir sin nada, porque todavía

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se puede fumar un cigarro en los restaurantes... Pero ahora que esta gente tiene una
mínima esperanza de cambio, entonces nos escapamos. Para vosotros también es un
problema. Hemos llegado a desear en tantas ocasiones una revolución..., pero en el
momento en que nos encontramos en medio, preferiríamos que no hubiera pasado.
Estamos aquí encerrados, en nuestras habitaciones, esperando, observando solamente,
mientras delante de nosotros, un hombre se da golpes en la cabeza, hasta el punto de
destrozársela contra el cristal.

47
2.

Hall del hotel.

El espacio está iluminado con una luz suave.


JAUME duerme en una de las butacas. A su lado está sentada EVA.
La chica hace ademán de levantarse y el hombre se despierta.

JAUME.- ¿A dónde vas?


EVA.- Perdone... No quería despertarlo.
JAUME.- ¿Qué hora es?
EVA.- Las cuatro, quizá cuatro y cuarto.
JAUME.- (Reincorporándose.) ¿Llevo mucho tiempo dormido?
EVA.- No sé cuánto tiempo hace que está aquí. Habré llegado hace media hora, quizás
un poco más... Se le veía tan tranquilo que no me he atrevido a despertarle.
JAUME.- ¿Todo este rato has estado a mi lado?
EVA.- Sí.
JAUME.- Han limpiado los cristales.
EVA.- Cuando he llegado, estaban haciéndolo. Deben de haber aprovechado que afuera
todo está tranquilo.
JAUME.- ¿Está tranquilo?
EVA.- Al menos lo parece.
JAUME.- ¿Seguro?
EVA.- Creo que sí. ¿Por qué lo dice?
JAUME.- A veces es difícil distingir si todo está tranquilo.
EVA.- No me lo ha parecido/
JAUME.- Mientras dormía no...
EVA.- ¿Qué?
JAUME.- ¿Ha pasado algo en la calle?
EVA.- Creo que no. No.

Pausa.

JAUME.- ¿Has bajado a ver la ciudad de madrugada?


EVA.- No.
JAUME.- ¿Si todavía continuaban los disturbios?
EVA.- Tampoco.
JAUME.- ¿Qué has bajado a ver, entonces?
EVA.- Nada. De hecho nada.
JAUME.- ¿No podías dormir?
EVA.- Mi marido se ha levantado. Quizás ha ido al lavabo, no sé... Cuando se ha vuelto
a meter en la cama, me ha desvelado. Se ha dormido y yo me he vestido y he bajado
aquí.
JAUME.- ¿Y el hombre?
EVA.- ¿Qué hombre?
JAUME.- Había... Nada.
EVA.- ¿Le puedo ayudar?

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JAUME.- No.
EVA.- ¿Seguro?
JAUME.- Sí. (Pausa.) Lo debo de haber soñado.
EVA.- ¿El qué?
JAUME.- Un hombre, afuera...
EVA.- ¿Dónde?
JAUME.- Fuera, detrás del cristal. Y otro aquí, a mi lado, que dormía. (Pausa.
Refiriéndose a un vaso que hay encima de la mesita.) ¿Es mío?
EVA.- Supongo. Estaba aquí cuando llegué.
JAUME.- Mejor que fuese un sueño.
EVA.- ¿Por qué?
JAUME.- Había un hombre dando cabezazos contra el cristal. Le he estado observando
un rato. A mi lado había un hombre durmiendo. Cuando se ha despertado se lo he
contado. Quizás lo he soñado.
EVA.- Ahora está despierto. No se equivoque.

Los dos sonríen.


EVA hace ademán de irse.

JAUME.- Puedes quedarte.


EVA.- Gracias.
JAUME.- ¿Por qué viniste a mi habitación?
EVA.- Después de hacerlo... Me dio vergüenza. Disculpe. No sé qué pensaría.
JAUME.- ¿Qué quieres que pensara?
EVA.- Me comporté/
JAUME.- No sé de qué me hablas.
EVA.- Ayer cuando fui/
JAUME.- También es como si lo hubiera olvidado. Como si también hubiera sido un
sueño.

Pausa.

EVA.- Llevamos tres días aquí y, a ratos, me parece que llevamos años.
JAUME.- Ya te lo dije. Sólo podemos esperar a que todo se solucione.
EVA.- ¿Esperar? Hace cinco años que empezamos con esto. Ha habido tantas
dificultades, tantos retrasos... que llega un punto en que este momento parece irreal. Te
preguntas, ¿por qué nosotros? Y mientras pasa el tiempo, ni Àlex, ni yo somos ya los
mismos. A veces tengo la sensación de que si este momento no llega, si esto fracasara,
también habríamos fracasado nosotros dos. Y el primero que se diera cuenta, le
arrancaría los ojos al otro. Es terrible pensarlo, pero es así. Quizás le parecerá egoísta,
pero si nuestra hija no llega, pienso que no habrán servido de nada todos los sacrificios,
todas las renuncias... Àlex es una buena persona. Lo es. Y si algo acaba estropeándolo,
quizás le culparía injustamente a él de muchas cosas.
JAUME.- Es normal/
EVA.- ¿Le parece? (Refiriéndose al tabaco.) Le cojo uno.
JAUME.- Por favor.

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EVA.- ¿De verdad le parece normal que me escapara de aquella manera? ¿Que le
mintiera con lo de la cámara? ¿Que le reproche que no entienda lo que está pasando ahí
fuera? ¿De verdad cree que yo lo entiendo? No. Yo tampoco. No sé si esto les llevará a
alguna parte. Si lo que llegará será mejor, o quizás mucho peor. No sé nada. Hago como
que sí, pero no sé nada. Y también deseo que se acabe, porque si esta revuelta triunfa,
quizás fracasemos nosotros dos. No sé en qué nos podemos convertir -en qué me he
convertido, me estoy convirtiendo- y me da miedo.

Pausa.

EVA.- Usted al menos...


JAUME.- ¿Al menos, qué?
EVA.- (...)
JAUME.- Tampoco soy demasiado distinto.
EVA.- (...)
JAUME.- El otro día, antes de venir al hotel... Créeme que no me siento orgulloso...
EVA.- ¿Qué pasó?
JAUME.- Tenemos una casa en las afueras. Tenemos un chico y una chica trabajando.
Gente de aquí. Mi mujer se empeñó en que no quería irse sin hablar con ellos. Con
alguno de los dos. Últimamente deben de haber estado más cerca de ella que yo. No sé
ni su nombre. Ella les aprecia. Créeme que intenté hacerle ver que era peligroso. Una
tontería. Que no podíamos estar allí esperando a que vinieran. Quizás con todo lo que
estaba pasando no vendrían y si lo hacían...Vete a saber. Todos decían que teníamos que
coger un avión o un hotel, un lugar seguro, cuanto antes mejor. Pero no... Se le había
metido en la cabeza. Perdí la paciencia. Créeme que la perdí. Entré en el coche y me fui.
La abandoné. Me iba y desde el retrovisor la veía allí, plantada, sin hacer nada. Como si
se hubiera quedado de piedra e intentara hacerse a la idea de que había sido capaz de
irme y dejarla allí. (Pausa.) Debí de hacer unos cuantos kilómetros y, al cabo de cinco o
diez minutos, di media vuelta. Al llegar, salí del coche y grité su nombre, dos o tres
veces. Finalmente salió, se había escondido detrás de unos matorrales. Me había ido con
las llaves y no sólo la había abandonado, sino que también la había dejado fuera de
casa. Cuando salió parecía un animal asustado. Créeme que lo sentí. Sin decir nada
entró en el coche. Le dije que condujera ella. Vinimos aquí al hotel. No fui capaz ni de
pedirle perdón. En estos días, no hemos hablado ni una sola vez. Nos hemos evitado.
Mira... Ahora lo hago con alguien a quien acabo de conocer y no he sido capaz de
hacerlo con ella. Créeme que tampoco sé por qué te lo cuento. Quizás es más fácil
contigo, que posiblemente no nos volveremos a ver nunca más. Créeme que no me
siento orgulloso. Aquí... Solos... A las afueras... y en cambio... Nos hemos llegado a
distanciar tanto y ahora nos dicen que lo mejor es irse. Si aquí... (Pausa.) Me da miedo
volver. Por ella y por mí. En qué nos hemos convertido. Cuando volvamos a Barcelona,
nosotros quizá también habremos fracasado.

50
3.

Habitación 301.

LAURA está sentada al borde de la cama, acaba de vestirse. Observa de reojo a su


marido.
JAUME está sentado en el escritorio delante del ordenador portátil. Tiene la pantalla
en blanco. No escribe nada, como si esperase a que LAURA abandonase la habitación.
La situación transcurre absolutamente silenciosa, cotidiana y sin síntomas de prisa.

Largo silencio.

LAURA.- ¿Bajarás a desayunar?


JAUME.- No.
LAURA.- Podrías/
JAUME.- Me ha vuelto a pasar.
LAURA.- ¿El qué?
JAUME.- La mano.
LAURA.- ¿Qué quieres decir?
JAUME.- Me falla.
LAURA.- ¿Cómo que/
JAUME.- Que no me responde...
LAURA.- ¿Otra vez?
JAUME.- Sí. Otra vez.
LAURA.- ¿Desde cuándo?
JAUME.- Me ha vuelto a abandonar...
LAURA.- ¿Por qué no intentas descansar un poco?
JAUME.- ¿Y qué conseguiré?
LAURA.- ¿Para cuándo has de entregar el artículo?
JAUME.- Lo quieren para el magazine del domingo.
LAURA.- ¿Y cómo lo llevas?

Pausa larga.

JAUME.- En el coche, ya noté este hormigueo. Exactamente lo mismo que la última/


LAURA.- ¿Por qué no me lo dijiste? (Pausa.) ¿Por qué? (Pausa.) Habría podido...
JAUME.- ¿Qué?
LAURA.- No... No sé.
JAUME.- ¿Qué habría conseguido?
LAURA.- Túmbate un rato.
JAUME.- Llevo días sin hacer nada.
LAURA.- Te has pasado la noche fuera, sin dormir.
JAUME.- (...)
LAURA.- Sólo intento ayudarte.

Pausa larga.

51
LAURA.- (Cogiendo una blusa de manga larga.) Me parece que me voy a poner esto.
Ponen el aire acondicionado tan fuerte que consiguen que te olvides de dónde estamos.
JAUME.- No bajaré.
LAURA.- Quizá te iría/
JAUME.- No. No bajaré.
LAURA.- Salir de aquí... Comer algo/
JAUME.- Mejor que me lo suban.
LAURA.- Llevas aquí desde que llegamos/
JAUME.- No saldré.
LAURA.- Las otras veces que te ha/
JAUME.- Llevo tres días así.
LAURA.- No me habías dicho nada.
JAUME.- Déjalo. No es la primera vez. Sé perfectamente lo que me ha ocurrido otras
veces. Se me pasará.
LAURA.- ¿Por eso volviste con el coche?

Pausa.

JAUME.- Por eso te pedí que condujeses tú. Sí.

JAUME entra al baño.


LAURA hace un gran esfuerzo por no desmoronarse.
Se quita la blusa que lleva puesta y se pone una de manga larga. Al acabar se sienta en
el escritorio, frente al ordenador. Se pone a fumar.
JAUME sale del baño. La observa durante unos segundos.

JAUME.- ¿Por qué te has sentado aquí?


LAURA.- ¿Sabes qué podríamos hacer? (Pausa.) Te podría... Me dictas lo que quieres
escribir. Me lo vas diciendo. Todo lo que se te ocurra y... yo lo escribiré. Todo. Aunque
sea desordenado o... Aunque después... Lo escribiré inmediatamente, tal como me lo
vayas diciendo. Después te sientas aquí a mi lado y te lo leo. Así lo puedes ver mientras
te lo voy leyendo. Vamos añadiendo y quitando lo que haga falta y lo vamos
corrigiendo. Así seguro que/
JAUME.- ¿Qué?
LAURA.- Me lo dictas y yo lo escribiré.
JAUME.- No.
LAURA.- La mano... Has dicho que no/
JAUME.- Aún no sé qué quiero escribir.
LAURA.- ¿No se te ha ocurrido nada?
JAUME.- No. En tres días sin salir de la habitación no he sido capaz de que se me
ocurriese nada.
LAURA.- Me gustaría...
JAUME.- ¿Qué?
LAURA.- Que me dejases ayudarte.

52
Pausa.

JAUME.- Por favor...

Se observan.
Laura entiende la mirada de JAUME, se levanta y se separa del escritorio.
JAUME se pone a fumar.

JAUME.- Será mejor que bajes a desayunar.

Suena el teléfono.
LAURA lo coge.

LAURA.- Allô? (...) Depuis quand? (...) Bien sûr... (...) Et vous savez si ce matin/ (...)
Bien... Non, non... Bien sûr. (...) Tant mieux... Je vais le faire. Merci. Merci beacuoup.

LAURA cuelga el teléfono.

LAURA.- Han vuelto a abrir el aeropuerto.

53
{LA ÚLTIMA INSTANTÁNEA}

54
La última instantánea

Hall del hotel.


ÀLEX y EVA están sentados en las butacas.

EVA.- Tienes cara de cansado.


ÀLEX.- Estoy nervioso.
EVA.- Yo también he dormido mal.
ÀLEX.- Mejor que nos vean con buena cara.
EVA.- Igual tendríamos que salir fuera.
ÀLEX.- Marianne dijo que la esperásemos en el hall.

EVA acerca la mano al hombro de ÀLEX.

ÀLEX.- (Apartándose.) ¿Qué haces?


EVA.- Tienes algo aquí.
ÀLEX.- (Buscándolo él y sacudiéndose.) ¿Todavía lo tengo?
EVA.- Sí.
ÀLEX.- ¿Qué es?
EVA.- No sé...
ÀLEX.- Mejor que esperemos aquí.
EVA.- Sí.

Entran JAUME y LAURA con un par de maletas de viaje.

LAURA.- (A ÀLEX.) Hora de irse...


EVA.- Laura...
LAURA.- Parece que todo vuelve a estar en su sitio.
EVA.- Mi marido.
LAURA.- Sí/
ÀLEX.- Ya nos presentamos.
LAURA.- Jaume, mi marido. Es Eva, la chica de la que te hablé/
EVA.- Encantada...
LAURA.- Y tú/
ÀLEX.- Àlex.
JAUME.- Mucho gusto.

Pausa larga.

LAURA.- Cómo tenéis el tema/


EVA.- Dentro de un poco nos vendrán a buscar. Hemos quedado aquí mismo. Deben de
estar a punto de llegar.
LAURA.- Entonces/

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EVA.- El asunto... Parece que hay buenas noticias... Bueno, eso dicen...
LAURA.- Seguro que sí. (A JAUME.) Han venido a adoptar una niña.
JAUME.- ¡Ah! Eso es una buena noticia.
ÀLEX.- Sí... Una buena noticia.
EVA.- Todo ha sido/
JAUME.- Me lo puedo imaginar.
EVA.- Sí...
ÀLEX.- Ahora por suerte...
JAUME.- Ha habido presiones del exterior/
EVA.- Sí, lo hemos oído en las noticias.
JAUME.- Y que podría haber algún tipo de intervención. Alguna colaboración para
ayudar/
EVA.- Y eso...
ÀLEX.- Debe de ser bueno.

Pausa.

LAURA.- Todo se va poniendo en su sitio, ¿no?


EVA.- Sí, eso es. Y vosotros/
JAUME.- Aprovecharemos que han vuelto a abrir el aeropuerto y cogemos un vuelo
dentro de tres horas. De momento nos han dicho que es lo mejor que podemos hacer.
LAURA.- Pero seguramente volveremos.
JAUME.- Todavía tenemos muchas cosas/
LAURA.- Vivimos aquí, tenemos una casa a las afueras.

LAURA saca un paquete de tabaco.

LAURA.- ¿Tenéis fuego?


EVA.- No.
ÀLEX.- Yo tampoco.
JAUME.- (Dándole su encendedor.) Ten.
LAURA.- (Ofreciéndoles el paquete.) ¿Queréis?
EVA.- No, gracias.
ÀLEX.- No.
LAURA.- (A JAUME.) Dales una tarjeta. Mi marido tiene buenos amigos aquí, nunca se
sabe si alguno os puede echar una mano.
EVA.- (Cogiendo la tarjeta que le da JAUME.) Gracias.
ÀLEX.- Muy amable.
JAUME.- No hay de qué. De verdad. Para eso estamos. Si necesitáis/
EVA.- Gracias. En serio.

EVA coge a JAUME por el brazo, en un gesto rápido pero cariñoso.


Pausa.

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LAURA.- Para cualquier cosa/
EVA.- Muy agradecida. Esperemos que/
LAURA.- Encontraros en estas circunstancias...
EVA.- Asusta un poco, sí.
JAUME.- Todo es tan inestable. Aquí parece que más.
EVA.- Sí.
LAURA.- Este país/
JAUME.- Todo funciona de otra manera. Todo está por hacer y/
LAURA.- Pero parece que todo se ha solucionado.
JAUME.- Insisto. Si necesitáis cualquier cosa/
EVA.- Gracias.
LAURA.- (Quitándole algo que se había quedado prendido en la camisa de ÀLEX.)
Tenías algo aquí.
ÀLEX.- Gracias.

Pausa larga.

LAURA.- ¿Y qué? ¿Ya tenéis claro cómo se llamará? Muchas parejas, a la hora de
elegir un nombre, no se acaban de poner nunca de acuerdo.
EVA.- Nosotros sí. Nos pusimos enseguida.
LAURA.- Qué bien...
ÀLEX.- Sí... Enseguida.
LAURA.- Al menos habéis tenido tres días aquí para pensarlo a fondo. (Pausa larga.)
¿No?
JAUME.- ¿Y cómo se llamará?
LAURA.- Una fotografía.
EVA.- ¿Qué?
LAURA.- Una cámara. Este momento se merece una foto.

Pausa.

LAURA.- Seguro que un día os hará ilusión recordar este momento.


EVA.- El móvil.
LAURA.- Ya os la hago.
ÀLEX.- Sí. Con el teléfono.

EVA saca el móvil del bolsillo.


Manipula algo.

EVA.- El botón es éste.


LAURA.- (Dándole el cigarrillo a JAUME.) Toma.

EVA y ÀLEX posan para la fotografía.

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LAURA toma un poco de distancia.
JAUME contempla la escena.

LAURA.- Sonreíd. Sonreíd un poco.

La pareja sonríe.
Oscuro.

Barcelona, noviembre de 2012

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